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DERECO PENAL GENERAL II

Doctor Jairo Lora


“ALEGATOS DE CONCLUSIÓN Película TIEMPO DE MORIR”

Por: Miguel Rafael Escobar Melguizo1

CASO PLANTEADO

CARL LEE, un hombre afroamericano trabajador, responsable y conocido por la


comunidad con un buen hombre, y sin antecedentes penales, dispara a dos
sujetos blancos drogadictos, problemáticos, vagos, estereotipo de rechazo social
por cualquier comunidad, que de manera violenta degradaron, violaron, agredieron
a golpes e intentaron asesinarla con la horca a TONYA, una niña afro
descendiente hija menor de edad de 10 años del primero y dada por aquellos
como fallecida luego de haber caído desde el árbol donde fue suspendida, a un
precipicio y al fondo una corriente de agua.

La infante es llevada a cuidados intensivos, en muy mal estado luego de ese trato
inhumano y degradante, donde aún permanece.

Su padre ante tal circunstancia de dolor acude a un abogado a quien le manifiesta


su deseo de venganza, recibiendo un respaldo de su defensor legal, quien
asumiría su representación judicial en el proceso, lo que alienta al padre ofendido
y destrozado a esconderse en el tribunal donde los dos violadores serán puestos a
disposición de un juez, y una vez ahí les dispara y sale a su casa a esperar ser
arrestado.

Ya en el curso del proceso se practica una prueba pericial psiquiátrica, que


dictamina locura temporal, la cual fue objetada por la fiscalía.

ALEGATO DE DEFENSA

CARL LEE, procesado por el homicidio de dos hombres que de forma brutal
ultrajaron, violaron y dieron por muerta a su hija TONYA de 10 años, no deja de
ser un caso que toca las fibras más sensibles de la familia y de la sociedad,
máxime cuando por sus propias manos intenta apaciguar un dolor natural del
padre que siente que no ha podido proteger a su hija y que el Estado representado
en los policías tampoco pudieron protegerla.

1
Estudiante de Derecho cuarto semestre Universidad De Córdoba, Penal General II.
El padre ante tal acto brutal, intenta repararlo sin pensar en las consecuencias,
actuando como cualquier demente le haría, a los dos sujetos que por sus
antecedentes representaban un peligro, no solo para su hija, quien seguía con
vida al aferrarse a ella, sino el riesgo que representaban para otros menores de la
comunidad.

Ese estado de dolor lleva a que dos peritos evalúen psiquiátricamente al padre,
dejando evidencia por parte del perito de la fiscalía, normalidad psiquiátrica y por
parte del perito de la defensa, la existencia de locura temporal. Ambos
dictámenes son objetados aparentemente por considerar que sus peritos mienten,
pero es importante aquí precisar que la objeción presentada al perito de la fiscalía
si guarda relación con la experticia rendida, ya que ella tiene o guarda armonía
con situaciones anteriores en las que ha descartado a evaluados en procesos
similares, al considerarlos sanos e idóneos de ser imputables de la conducta, pero
luego esos mismos han sido recluidos en su clínica psiquiátrica para ser atendidos
de alteraciones en tales sentidos, ello si desvirtúa su dicho, por considerar que
guarda indirectamente relación sobre su buen o mal dictamen; sin embargo, el
perito de la defensa, es objetado por mentir sobre aspectos personales, sobre los
cuales ya purgó pena y se encuentra resocializado, hecho que se convierte en un
arma trapera de la fiscalía quien intenta desvirtuar un dictamen técnico con
aspectos que no guardan relación con la experticia misma y que no logran
desvirtuar la idoneidad del dictaminador en este caso.

Se observa que en el proceso no exista un tercer criterio que desvirtúe


científicamente lo dicho, que es la esencia del peritaje, es decir, la falta de
idoneidad científica y no lo que guarde relación con los aspectos personales o
axiológicos de los peritos.

Es importante resaltar en el caso de marras no deja de ser cuestionable la


objeción presentada al informe pericial de tipo psiquiátrico, ya que tiene más
sentido lógico y científico que haya existido “locura temporal”, ya que sería la
reacción de un padre al ver a su hija envuelta en una situación tan degradante, tan
salvaje y tan desmedida. Es pretender negar una condición netamente humana
ante la vivencia de un hecho tan aberrante con un ser querido.

Los aspectos del punto de vista científico solo pueden ser debatidos y refutados
por fuentes similares, es decir, quien dictamina una condición clínica, llámese
mental o física y que se pretenda hacer valer en un proceso, la primera fuente es
el instituto de medicina legal, de tal manera que solo organismos de la misma o
similar condición son las únicas que podrían debatir tal condición, por lo que no es
aceptable que el informe psiquiátrico sea descartado sin una fuerte oposición
científica, ya sea por la idoneidad del profesional que la practicó o que se
vislumbre que algún factor elemental por estudiar haya sido descartado.
Por otro lado, analicemos si en este caso concurre algún elemento de ausencia de
responsabilidad o eximentes de responsabilidad, claramente o taxativamente se
ha planteado el tema las alteraciones psicológicas y/o psiquiátricas, así mismo el
del Código penal, el “Artículo 32. Ausencia de responsabilidad. No habrá lugar a
responsabilidad penal cuando: ….”, no puede abarcar la totalidad de las acciones
humanas, de igual manera hay que precisar que exista una responsabilidad pero
no una culpabilidad, aclaro, son dos aspectos completamente diferentes, a mi
criterio si bien es cierto que la persona imputada podría asumir, en el peor de los
casos, una responsabilidad, no soy de la corriente que se le atribuya una
culpabilidad. Vuelve a jugar en este aspecto el estado mental de la persona al
momento de los hechos, más aun viniendo de los expertos en ese campo, como lo
fue el perito.

Todo lo antes planteado también se puede fundamentar o soportar mediante el


Código penal, que habla de la inimputabilidad que por la misma condición clínica
se puede aducir; “Artículo 33. Inimputabilidad. Es inimputable quien en el
momento de ejecutar la conducta típica y antijurídica no tuviere la capacidad de
comprender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa comprensión, por
inmadurez sicológica, trastorno mental, diversidad sociocultural o estados
similares.

Sin embargo, y teniendo en cuenta a pesar de las pruebas presentadas, la


existencia libre hermenéutica aplicable por usted señor juez, tener referencia en
cuanto al aspecto de la punibilidad, ateniéndose en lo reglado en el Código penal
en su articulado, asi, “Artículo 54. Mayor y menor punibilidad. Además de las
atenuantes y agravantes consagradas en otras disposiciones, regirán las
siguientes. Y del “Artículo 55. Circunstancias de menor punibilidad. Son
circunstancias de menor punibilidad, siempre que no hayan sido previstas de otra
manera:
1. La carencia de antecedentes penales.
3. El obrar en estado de emoción, pasión excusables, o de temor intenso.
4. La influencia de apremiantes circunstancias personales o familiares en la
ejecución de la conducta punible.
7. Presentarse voluntariamente a las autoridades después de haber cometido la
conducta punible o evitar la injusta sindicación de terceros.
9. Las condiciones de inferioridad psíquica determinadas por la edad o por
circunstancias orgánicas, en cuanto hayan influido en la ejecución de la conducta
punible.
10. Cualquier circunstancia de análoga significación a las anteriores.”

A los cuales podemos acogernos, en caso de declaratoria de responsabilidad


penal, invocar los numerales anteriores, en donde juegan todos los elementos del
caso y que fueron determinantes para que se dieran estos hechos, que tienen a mi
apoderado en esta circunstancia.
Sin embargo, señor juez, solicito acoja la tesis, donde a pesar de existir una
conducta, que es típica y que es antijurídica, es decir, es un actuar injusto de mi
apoderado, faltando el juicio de exigibilidad, para determinar su culpabilidad,
elemento aquí determinante para definir si tuvo o no responsabilidad penal,
pudimos demostrar que existe de su parte, incapacidad de comprensión y
determinación; la cual, cuando es causada por trastorno mental, se debe atender
en la inimputabilidad, por consiguiente, no se debe decretar una pena sino una
medida de seguridad en centro psiquiátrico, pero que sin embargo, haber sido
diagnosticado ese trastorno mental como “temporal”, se le debe enviar a la
libertad, ya que de nada le servirá la internación en centro psiquiátrico.

Atentamente,

Miguel Escobar

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