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Todos los sentidos interpretan las señales que le llegan de la realidad externa (acidez y
basicidad, vibraciones del aire, movimientos de moléculas, ondas electromagnéticas, etc.) como
sensaciones subjetivas (olores, sonidos, calor, color respectivamente) gracias a procesos
perceptivos similares que recorren las mismas etapas.
Es difícil de creer, pero lo que sentimos al ver algo es un producto cerebral, filtrado,
simplificado y reelaborado, un flujo de información que recorre varios caminos entre las
estructuras neuronales de nuestra materia gris.
De todo el proceso perceptivo visual, el ojo es el único órgano que podemos observar. Nuestros
ojos son nuestras cámaras de video personales. Cámaras de precisión que nunca se cansan y que
generan un impresionante caudal de información hacia el cerebro. Este flujo inmenso de
información es, probablemente, el de mayor capacidad del reino animal, y el gran diámetro del
nervio óptico es reflejo de ello.
Siempre se ha comparado la estructura del globo ocular con la de una cámara fotográfica, pero
tiene más parecido aún con las cámaras de video. A pesar de la importancia capital de nuestro
ojo, puede que conozcamos mejor las partes que componen una cámara de video. ¿Sabrías decir
dónde están la córnea o la esclerótica?.
Experimentar directamente con nuestra visión es muy divertido e instructivo, pues nos damos
cuenta de desconocidas peculiaridades de nuestro ojo con las que convivimos a diario: el "punto
ciego" que es una zona de nuestro campo visual en la que no percibimos nada,la visión
periférica o zona con detalle reducido en ese mismo campo de visión, las curiosaspost-
imágenes, que son colores o imágenes fantasmas producidas por el desgaste de los pigmentos
fotorreceptores, la pérdida de percepción de los contrastes tonales, provocada también por el
cansancio de la retina, etc.
La retina es la superficie cóncava interior del globo ocular; en ella se encuentran las células
fotorreceptoras que individualmente son estimuladas por la luz. Poseemos dos tipos de células
fotorreceptoras: los conos y los bastones (o bastoncillos).Los conos se encargan de la visión de
los colores, tal como haría un CCD (dispositivo acoplado de carga) de una videocámara,
mientras que los bastones se encargan de la visión monocromática en bajas condiciones de luz.
Hay una pequeña zona de la retina con una altísima concentración de células fotorreceptoras, en
concreto de conos, es la llamada "Fovea Centralis" y gracias a ella podemos ver en detalle la
parte central de la imagen que estamos contemplando. En ese escaso 2% de arco retiniano hay
más conos que en el resto del ojo. Es lógico, pues, que siempre que algo nos interesa y
queremos observarlo en detalle, movamos el ojo para que su imagen quede centrada en la fóvea:
es lo que se conoce como"Dinámica de centrado en la fóvea". Este movimiento de búsqueda y
de centrado es uno de los cinco que realizan los músculos oculares. Los más curiosos de estos
movimientos son los rápidos "Movimientos sacádicos".
Permíteme que haga otras comparaciones entre el ojo y las cámaras de video. En los dos casos
la captación de imágenes no es continua, sino a intervalos, en las videocámaras con sistema PAL
se captan 25 fotogramas por segundo, cifra bastante similar a la del ojo, que no sobrepasa las 30
imágenes por segundo. Otra similitud es la adaptación automática a la luminosidad ambiental;
cuando aumenta el brillo de la escena la cámara cierra su diafragma... y el ojo cierra su pupila.
No hay duda de que los ingenieros han tenido como referente al ojo para desarrollar sus
aparatos de video. El último parecido que reseñamos es la adaptación a las condiciones
cromáticas de la escena, gracias a la cual el ojo y la cámara de video (sólo las cámaras con
balance de blanco) logran reducir la tendencia o matiz de una escena para no verla tan
coloreada.
Cuando las ondas electromagnéticas que componen la luz visible llegan a un objeto pueden ser
reflejadas parcial o totalmente o pueden ser absorbidas por él. La luz que rebota en las cosas es
la que acaba llegando a nuestros ojos, y tras ser captadas por las células fotorreceptoras se
convierte en energía nerviosa. El proceso no se para aquí, esa información nerviosa es
procesada, como ya dijimos, por el cerebro. Los procesos mentales cerebrales que manejan la
información visual son múltiples, entre ellos destacan cinco: el reconocimiento y memorización,
la interpretación perceptual del color, del movimiento, de la forma y de la tercera dimensión.
Trataremos más adelante cada uno de estos logros perceptivos.
Existen otros procesos que no implican sensaciones visuales pero que son necesarios para que
todo el proceso visual no gaste excesivos recursos psicológicos y sea útil para nuestra
supervivencia:la atención selectiva, la valoración contextual de tono, color y tamaño de las
figuras en relación con su fondo y la constancia de la forma y del color.
Puedes consultar en esta Web ejemplos de mecanismos o esquemas perceptivos con los que
trabaja nuestra mente.
Todos los métodos de trabajo cerebrales han ido desarrollándose a lo largo de miles de años de
evolución filogenética y es difícil escapar a ellos; en algunos casos son métodos tan rígidos que
permiten ser engañados por ciertas imágenes, por las llamadas ilusiones ópticas. Este es el caso
de la visión de post-imágenes en puntos contrastados que generan una especie de bordes, de las
figuras imposibles con apariencia correcta, de la confusión entre el color real y el aparente de
los objetos, del cálculo erróneo del tono y del color por influencia del entorno, de la valoración
equivocada de tamaño y dirección de los objetos también por causa del fondo, la percepción de
movimiento ficticio causado por la reacción ante la constancia perceptual de un movimiento
homogéneo que hemos visto durante mucho tiempo y la valoración errónea de la velocidad de
desplazamiento o velocidad de giro porque el fondo también nos confunde.
Hemos dejado para el final el logro más envolvente y llamativo de nuestra percepción: la
creación de la sensación espacial o tridimensional.
Existen múltiples datos en nuestro entorno que nos dan pistas sobre las distancias y los espacios
que separan los cuerpos u objetos que vemos. Esos "caminos" para percibir en tres dimensiones
se completan con tres datos procedentes de nuestra actividad ocular: la disparidad retiniana o
binocularidad, el enfoque y la convergencia ocular. Nos bastan unos pocos de estos datos para
recrear la ilusión de espacio y profundidad; es, por eso, tan fácil que nos sumerjamos en el
"espacio" de una secuencia de cine o que percibamos profundidad en una fotografía, volumen
en un cuadro al óleo o espacio en un dibujo, cuando no son más que colores en superficies
planas.
En esta Web encontrarás interactividades que te proponen ejemplos de dos de esos datos: el
claroscuro, que nos hace percibir el volumen de los objetos y su lejanía en función de las
sombras que arrojan y el movimiento relativo de los objetos que también nos ayuda a conocer
su distancia, en este caso por la diferencia de posición relativa cuando nos movemos delante de
ellos. No dejes de visitar la actividad en la que percibimos un volumen inexistente por el
movimiento conjunto y sincronizado de unos puntos aislados.
La subjetividad de nuestra visión espacial está fundada en el punto de vista peculiar y personal
que tenemos para mirar. Punto de vista que genera una perspectiva cónica personal. Existen
muchas otras posibilidades de interpretar visualmente una escena que no son cónicas. Ejemplo
de varias de ellas aparecen en la actividad "Perspectivas".