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Construcciones temporales
ARCO/LIBROS, S.A.
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CUADERNOS DE
Lengua Española
Dirección: L. Gómez Torrego
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A Emma y Ángela
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1.ÍNDICE
PRESENTACIÓN
EJERCICIOS
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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PRESENTACIÓN
Con este trabajo se pretende cubrir uno de los aspectos de la morfosintaxis del español
que merece una descripción más detallada de la que normalmente pueden ofrecer las
gramáticas. Se trata de explicar de forma resumida y clara todas y cada una de las
construcciones en que se configura la noción de «tiempo»: los adverbios o expresiones
adverbiales, los grupos constituidos de sintagmas nominales y su relación interna, además,
claro está, de las oraciones subordinadas y las unidades que facilitan la subordinación de
éstas al verbo que funciona como núcleo del enunciado oracional (u oración principal) en
que se integran.
La finalidad de la obra es esencialmente divulgativa (puesto que va dirigida
fundamentalmente a profesores y alumnos de enseñanza media, extanjeros, e incluso a los
estudiantes de los primeros cursos de la universidad), por eso se ha prescindido de cualquier
disquisición teórica que pudiera entorpecer la exposición e incluso confundir al lector.
Somos más partidarios de aprovechar en la medida de lo posible las descripciones
tradicionales y ordenarlas de acuerdo con los principios teóricos propios de funcionalismo
que practicamos habitualmente. Prescindiremos, pues, de hacer referencia expresa a citas
bibliográficas y sólo al final del libro ofreceremos estrictamente la bibliografía utilizada para
la elaboración del trabajo.
El libro consta de varios capítulos: en el primero se expone de forma resumida cómo se
manifiesta la noción de «tiempo» en el verbo y qué valores morfológicos alcanza. En el
segundo se describe en qué medida los adverbios temporales, desde la función de
complemento circunstancial que los caracteriza, logran especificar el «tiempo» y el
«aspecto» manifestados morfológicamente en el verbo al que se subordinan, así como sus
posibilidades funcionales para formar grupo con otros sintagmas e incrementarse con
determinadas preposiciones. Cierra el capítulo un apartado dedicado a los adverbios
temporales contemplados desde su faceta de sustitutos, es decir, como unidades que en el
contexto y la situación adecuadas recogen o reiteran de forma abstracta la significación
temporal que de forma más concreta expresan otras unidades en función de complemento
circunstancial.
Siguiendo un orden lógico, en el capítulo III se tratan los sustantivos y su capacidad para
integrarse en la oración como complementos circunstanciales: teniendo en cuenta que ésta es
función propia de los adverbios, cualquier otra categoría de sintagmas requerirá una
transposición o capacitación previa, cometido que normalmente realizan las preposiciones,
las cuales, además, comunican a su término un determinado semantismo. Por eso
intentaremos explicar qué preposiciones y en qué contextos el complemento circunstancial
consigue expresar la significación temporal. Es en este capítulo donde se explica asimismo
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por qué determinados sustantivos son capaces de desempeñar esta función adverbial sin
necesidad de preposición alguna, y cuáles y en qué condiciones pueden ejercerla. También se
describen en este punto las denominadas locuciones y expresiones adverbiales, como
unidades intermedias entre los adverbios propiamente dichos y las unidades adaptadas a la
función adverbial.
En el capítulo IV se aborda el estudio de los segmentos oracionales atendiendo a los
diversos matices de temporalidad («simultaneidad», «duración», «anterioridad», etc.) que
expresan en relación con el tiempo en que se produce lo denotado por la oración principal; y
al mismo tiempo, se señalan las diferencias de construcción a que dan lugar según el grado
de autonomía que tienen las unidades que las introducen.
El capítulo V se ha reservado a las estructuras de infinitivo, gerundio y participio que,
como incidentales, pueden constituir una “predicación secundaria” de significación temporal.
Toda la ejemplificación se realiza sobre la base de textos del español estándar peninsular,
aunque sin olvidar algunas construcciones bastante extendidas en el español de América,
para lo cual hemos utilizado fundamentalmente la Sintaxis hispanoamericana de Ch. Kany.
Por último, deseo mostrar aquí mi agradecimiento a Leonardo Gómez Torrego, director
de la Colección, por haber pensado en mí para la elaboración de esta monografía. Espero no
defraudarlo ni a él ni a los lectores.
Oviedo, junio de 1995
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CAPÍTULO I
LA «TEMPORALIDAD» EN EL VERBO
El «tiempo» preside todos nuestros actos, por eso no es de extrañar que la lengua haya
elegido como forma esencial de expresarlo a la parte más importante de la oración, esto es,
el verbo en sus formas flexivas. Su valor consiste en significar la relación entre lo referido
por la parte léxica y el momento en que se produce la comunicación (caso de los «tiempos
absolutos»: presente, pretérito y futuro), o bien entre lo referido y un momento especificado
en el contexto (como sucede en los «tiempos relativos»: imperfecto, pluscuamperfecto y
condicional).
La noción de tiempo tiene valor de morfema y se manifiesta desinencialmente
entremezclada con otros contenidos morfemáticos como la persona, el número, el aspecto,
la anterioridad y el modo, que varían en la conjugación.
Los morfemas de primera, segunda y tercera persona (vengo / vienes / viene) y los de
número, singular y plural (vienes / venís), constituyen el sujeto gramatical de la oración y
únicamente carecen de ellos el infinitivo, el gerundio y el participio, que por ello no pueden
constituir oración independiente.
El aspecto diferencia dos contenidos según que el hablante considere el proceso verbal
como terminado (viniste) o en continuidad (venías).
El morfema de anterioridad caracteriza a todas las formas compuestas -aspectualmente
perfectivas por la presencia del participio- frente a las simples correspondientes, que son
imperfectivas (has venido, hubo venido, habías venido; habrás venido, habrías venido;
hayas venido, hubieras [o hubieses] venido; haber venido, habiendo venido). Su valor no
consiste en situar el proceso verbal como anterior al momento en que se produce el mensaje,
sino sólo respecto del señalado por las formas simples: la anterioridad puede expresarse
respecto de un pasado, un presente o un futuro.
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Los morfemas de modo se distinguen por la manera de considerar la acción verbal por
parte del hablante: con el indicativo se alude a procesos considerados como reales, o cuya
realización no se plantea por ser indiferente (vienes, has venido, viniste, hubiste venido,
venías, habías venido). Con el subjuntivo, en cambio, se evocan hechos no reales y, por lo
tanto, ficticios (vengas, hayas venido, vinieras [o vinieses], hubieras [o hubieses] venido;,
y con el condicional se denotan acciones realizables en el pasado (ya irrealizables) (vendrás,
habrás venido, vendrías, habrías venido).
En cuanto al imperativo (ven, venid), se trata de un modo que muy poco tiene que ver
con los mencionados, puesto que con él el hablante se muestra absolutamente indiferente
ante la realidad o irrealidad de los hechos que comunica y sólo pretende influir en su
interlocutor para que los cree, los modifique o los mantenga. Su función no es, como en los
otros modos, la representativa sino la apelativa. Desde el punto de vista sintáctico, las
formas del imperativo no se subordinan jamás a otro verbo, mientras que el subjuntivo es el
modo de las oraciones subordinadas. Frente a ellos, el indicativo y el condicional son
compatibles tanto con las oraciones independientes como con las subordinadas.
Todas las formas verbales (salvo el infinitivo, el gerundio y el participio) están
caracterizadas además por el morfema de tiempo, que suele agruparse en función de tres
momentos: el presente, que sería el periodo más menos amplio en que se sitúa el acto
elocutivo; el pretérito denomina al momento anterior a la comunicación, y el futuro, que
abarcaría el periodo todavía no experimentado ni vivido.
Estos tres momentos representan al tiempo cronológico u objetivo. Pero en el tiempo
lingüístico intervienen también factores de tipo subjetivo: el hablante puede participar
psicológicamente en los hechos que comunica acercándose temporalmente a ellos, en cuyo
caso utiliza el presente: vienes, has venido; vendrás, habrás venido; vengas, hayas venido.
O puede sentirlos como algo ajeno a sus vivencias y se aleja consciente o inconscientemente
de ellos y entonces utiliza el pasado: viniste, hubiste venido; venías, habías venido;
vendrías, habrías venido; viniera, hubieras [o hubieses] venido. Todo ello al margen de
que lo expresado se sitúe cronológicamente en el presente, en el pretérito o en el futuro; y
también al margen de que el modo sea el indicativo, el subjuntivo o el condicional. Lo que
interesa muchas veces es la intención participativa o inhibidora del que produce el mensaje.
Pero esta doble perspectiva temporal no se manifiesta siempre y únicamente en el verbo
sino que tiene un alcance sintáctico, pues en la oración compleja existe correlación temporal
entre el verbo de la oración principal y el de ciertas subordinadas (la denominada
«consecutio temporum»): los presentes reclaman presentes (vienes, vendrás, vengas) y los
pasados reclaman pasados (viniste, venías, vendrías, vinieras [vinieses]) en ambas oraciones
(cap. IV).
Todos los matices temporales referentes al tiempo cronológico u objetivo
(«simultaneidad», «anterioridad», «posterioridad», «delimitación», «duración»,
«aproximación», etc.), es decir, todo lo relativo al desenvolvimiento de la acción verbal,
corresponde expresarlo a los adverbios o unidades adverbializadas, a menudo con la ayuda
de ciertas preposiciones.
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CAPÍTULO II
Es evidente que el tiempo cronológico del adverbio (presente, pasado, futuro) se impone
al morfológico (presente / pasado). Se impone, pero no lo anula, puesto que no en vano ayer
y mañana sitúan los hechos narrados como alejados de la perspectiva temporal del hablante,
en tanto que hoy los representa como cercanos (cuando no coincidentes) al presente en que
se produce la comunicación.
Otro tanto puede decirse de ahora y entonces, que se reparten los papeles del siguiente
modo: ahora alude al mismo momento en que se efectúa la comunicación (reforzado a veces
con el identificador mismo), y ello aunque se expresen hechos pasados o por venir pero
inmediatamente cercanos, de ahí que pueda coexistir con presentes, pasados y futuros:
Como variantes del peninsular ahora [mismo] (para expresar inmediatez), existen en el
español de América ahora no más y, en contextos temporales, ahí mismo, ya mismo y ahí
no más:
Ahora no más tengo que dejarte
Y ahí mismo ya se largó a caminar
Ya mismo te me vas de aquí
Al oír esto, ahí no más agachó la cabeza
2.1.2.1. Los tres primeros, más que temporales propiamente dichos, son adverbios
aspectuales, puesto que ya se diferencia de todavía y aún porque el primero viene a señalar
la conclusión del proceso verbal, mientras que todavía y aún apuntan a su continuidad o no-
conclusión. Todo lo cual se manifiesta en su vinculación con los morfemas verbales del
siguiente modo: teniendo en cuenta que de todas las formas verbales sólo el pretérito simple
y las formas compuestas -debido al participio- muestran aspecto perfectivo y que el pretérito
imperfecto y el resto de las formas verbales son imperfectivas, lo esperable es que los
citados adverbios tuvieran una combinatoria correspondiente. Así ocurre en los siguientes
ejemplos en que todavía (y aún) es incompatible con las formas perfectivas, que requieren
ya:
Sin embargo, ya también es compatible con las formas imperfectivas, dado que su valor
aspectual terminativo se impone al no-terminativo del verbo, de manera que hay contextos
en que podemos encontrarlo alternando con todavía:
¿Aún no han llegado los estudiantes? (*¿Ya no han llegado los estudiantes?)
Los padres todavía no han asumido la situación (*Los padres ya no han asumido la
situación)
¿Todavía no habían devuelto los libros? (*¿Ya no habían devuelto los libros?)
La noticia aún no habría sido publicada (*La noticia ya no habría sido publicada)
2.1.2.2. Por lo que se refiere a siempre, nunca, jamás, constituyen también una oposición
basada en lo siguiente: siempre implica afirmación temporal, en tanto que nunca y jamás
comportan la negación de cualquier periodo de tiempo, y por eso mismo no manifiestan ni
restricción ni incompatibilidad -salvo la señalada- con las diversas formas verbales:
2.1.2.3. Tampoco tienen limitación alguna para combinarse con los diversos tiempos
verbales los adverbios: temprano, pronto, presto, rápido y enseguida, que se oponen a
tarde por su mayor o menor cercanía al momento presente en que se produce el mensaje:
Pero, como se trata de una temporalidad relativa, que depende de la consideración del
hablante y del contexto, son adverbios fronterizos entre lo temporal y lo modal, de ahí que
muchas veces obedezcan tanto a la pregunta de cuándo como a la de cómo, y que en las
ecuacionales sea éste el relativo que las focaliza:
En realidad es lo que ocurre con muchos de los adverbios procedentes de adjetivos, que
alcanzan su plena adverbialización con sólo neutralizarse morfológicamente o a través del
sufijo -mente: rápido o rápidamente, recientemente, simultáneamente, etc.
2.1.3. Adverbios temporales son asimismo los relativos cuando, cuándo, mientras y las
expresiones una vez y nada más, así como los comparativos antes, después, primero y
luego. Como se irá viendo, no todos tienen capacidad para subsistir en la oración como
sintagmas temporales; algunos son signos autónomos cuando expresan otras significaciones
pero dejan de serlo precisamente en construcción temporal. En cualquier caso, todos ellos
recogen la significación de otras unidades léxicamente más concretas que aparecen a ellos
pospuestas para especificarlas temporalmente y, en el caso de los comparativos, también
para manifestar la base de una comparación. Su relación con las distintas formas verbales
dependerá, por tanto, del tiempo del verbo subordinado (cap. IV).
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2.3.2. Ayer, hoy, ahora, mañana, entonces, siempre y nunca pueden recibir la
incrementación de una oración relativa o en aposición:
Ya que están bien torneadas las velas, Fulgencio les graba su sello de garantía
[“Una vez que están bien torneadas...”]
Ya que pasó el peligro, salió a la calle
[“En cuanto pasó el peligro...”]
Podría pensarse que con aún ha ocurrido algo parecido; pero no es así. El actual aun
concesivo que a veces introduce oraciones adverbializadas temporales o condicionales:
no se deriva del aún temporal, sino que desde los orígenes del idioma ambos han funcionado
como unidades distintas: éste como adverbio tónico equivalente a todavía; aquél como
elemento átono ligado a la cuantificación intensiva y a la concesividad.
2.3.4. Los relativos, por su parte, merecen una consideración especial, pues cuándo sólo
encabeza oraciones interrogativas (directas o indirectas), y sólo lleva como elementos
subordinados oraciones e infinitivos:
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Tampoco forman grupo nominal una vez, nada más, según y conforme, pues, en tanto
que unidades temporales, carecen de la autonomía necesaria para ser elementos nucleares.
Sólo mientras podría ser determinado por una oración relativa, aunque en el español actual
se siente como arcaico y lo más habitual es utilizarlo sin el que:
2.3.5. Por lo que se refiere a los comparativos (con la excepción de primero) admiten
como elementos subordinados no sólo oraciones relativas introducidas por que, sino también
en función de complemento determinativo, es decir, sustantivadas por la conjunción que y a
la vez adjetivadas por la preposición de:
Como se puede observar todos ellos tienen la doble posibilidad de construirse con o sin
de; sólo antes rechaza esta preposición cuando su significación temporal se torna en la
nocional de “preferencia” que tiene en construcciones como antes que la devoción es la
obligación; antes son mis dientes que no mis parientes.
Otra característica de estos adverbios es la de poder llevar como subordinados infinitivos
en lugar de oraciones, en cuyo caso en lugar de que se utiliza como elemento subordinador
único la preposición de. El verbo principal y el infinitivo pueden tener el mismo sujeto o
cada uno el suyo propio:
En fin, en mayor o menor medida, todos ellos pueden recibir como adyacentes
sustantivos o pronombres personales a través del comparativo que o de la preposición de.
No obstante, primero y luego han caído prácticamente en desuso sustituidos por antes y
después:
2.3.5.1. Estos adverbios pueden constituir grupo adverbial con sustantivos léxicamente
temporales, que, bien solos o bien con algún adjetivo cuantificador, siempre se anteponen al
comparativo como sintagmas subordinados. A ellos hay que añadir temprano y tarde
cuantificados por más:
Tenga la composición que tenga, el adverbio admite llevar preposición, pero ésta no es
necesaria para relacionarse con el verbo y sólo contribuye a tipificarlo semánticamente:
Pero esta estructura no sólo incluye como elemento nuclear a los adverbios
temporales.También resulta semánticamente temporal -y comparativa- cuando intervienen
algunos de los habituales locativos: concretamente los direccionales atrás y adelante:
Del mismo modo que algunos adverbios admiten llevar términos subordinados y otros no,
también difieren en su posibilidad o imposibilidad de llevar preposiciones, o de llevar unas u
otras, en función del grado de congruencia léxica entre éstas, la significación adverbial y el
propio verbo de la oración.
2.4.1. Entre los que no admiten preposición se cuentan los aspectuales todavía, aún y ya;
aunque este último tiende a usarse con desde coloquialmente, a veces reforzado con mismo:
El relativo mientras y el comparativo luego suelen limitarse a llevar para, sobre todo con
ciertos verbos con proceso orientado a una posterioridad; ello en nada impide la realización
de una oración a ellos subordinada:
2.4.2. Los restantes adverbios son incompatibles con las siguientes preposiciones: ante,
bajo, con, contra, en, según, sin, tras y durante. Ayer y mañana rechazan, además, la
presencia de por, pero en cambio admiten a y hasta:
Cuando se trata de expresar un lapso temporal, éste puede ser delimitado con cualquiera
de los adverbios mediante la correlación preposicional de ... a ...:
Aunque, en realidad, tales preposiciones no son otra cosa que variantes de la fórmula
desde ... hasta:
con la sola diferencia de que éstas pueden aparecer indicando el «origen» o el «límite final»
por separado, en cuyo caso son extensibles a otros adverbios como antes y después:
2.4.3. Por lo demás, ninguno de los adverbios señalados presenta incompatibilidad alguna
con para:
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pero únicamente hoy, ahora, y los relativos cuándo y cuando, admiten combinarse con por:
En cuanto a las preposiciones hacia y sobre, aunque infrecuentes, sólo parecen aptas
para incrementar a ayer, hoy, mañana y al interrogativo cuándo, aportándoles el significado
de «aproximación», o mejor dicho, añadiendo al significado de «indeterminación» el
«determinado» que tiene de por sí el adverbio; nótese que no son posibles *hacia ahora o
*sobre entonces.
CAPÍTULO III
3.1.1. Son los sustantivos (y las unidades sustantivadas) los que con más fuerza reclaman
preposición para funcionar como complementos circunstanciales, en cuyo caso, además de
funcionar como elementos adverbializadores, las preposiciones cumplen el papel de
semantizar a su término, aportandole matices varios; si bien no todas son adecuadas para
expresar tiempo: ante, bajo, con, contra y sin. son rechazadas tanto por los adverbios como
por cualquier otro sintagma nominal. El resto comparece con el complemento circunstancial
en los contextos que siguen.
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Los sustantivos referidos a un determinado periodo del día suelen acompañarse de a, por
y de:
Otro tanto puede decirse del significado temporal expresado por en con sustantivos en
singular o en plural, con artículo o sin él; aunque en no pocos casos se requiere que éstos
estén cuantificados o que formen grupo, lo cual favorece que la expresión a veces tenga
valor durativo:
Vendrá en junio
En invierno hace frío
En ocasiones es mejor no hablar
En años [días, meses, semanas, etc.] no supimos nada de él
En cinco minutos escribió la carta
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Para, por su parte, suele tener sentido prospectivo respecto del tiempo expresado por el
verbo principal, pues siempre orienta el cumplimiento de la acción hacia una posterioridad:
El origen temporal o punto de partida en que tiene lugar el proceso verbal es expresado
habitualmente por la preposición desde, mientras que para señalar el límite final se utiliza
hasta:
se puede apreciar cómo hasta marca “el final de la inexistencia de elecciones”, pero al
mismo tiempo “el periodo temporal en que comenzará el proceso electoral”.
En los usos americanos hasta interviene, con el mismo significado, en oraciones de
modalidad afirmativa; es decir, implica negación:
Por otra parte, la preposición tras sirve para ubicar la acción verbal con posteroridad a
lo expresado por el sustantivo que constituye su término:
posibilidad que comparte con donde y como: vive donde [vive] Carlos; hablan como
[hablan] los niños, etc.
3.2.1. Ya se ha visto cómo los sustantivos (y también otras unidades sustantivadas, según
se verá) precisan de preposición para funcionar como complemento circunstancial. No
obstante, existe un grupo de ellos que, aunque no la rechaza, lo cierto es que no la exige. Se
trata en general de aquellos que, por denotar «tiempo cronológico», expresan una
temporalidad en cierto modo cuantificada, sea precisa o imprecisamente. Entre los que
manifiestan cuantificación precisa se encuentran: segundo, minuto, hora, día, noche,
mañana, tarde, semana, mes, mediodía, medianoche, atardecer, etc. En los de
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Como se puede ver, estos sustantivos no tienen plena autonomía, ya que no son posibles
secuencias como:*Juan llegó lunes, *nos visitó martes, *se presenta miércoles, etc.
Presente el artículo, sí admiten -como otros adverbios- incrementarse con ciertas
preposiciones que los caracterizan léxicamente con significados varios:
El resto de los sustantivos temporales debe llevar preposición, y sólo puede prescindir de
ella a condición de formar grupo con otros sintagmas, que pueden ser adjetivos, calificativos
o determinativos (excepto los posesivos), pero también sustantivos o adverbios relacionados
con ellos a través de la preposición de:
pero el hecho de que el encabezador del grupo sea el cuantificador hace que la significación
predominante no sea la temporal sino la cuantitativa; más concretamente, la duración o
cantidad temporal (no tanto, o raramente, la ubicación en el tiempo).
Repárese en que las unidades que acompañan al sustantivo temporal son variables pero
imprescindibles para que el grupo siga funcionando como complemento circunstancial; lo
cual indica que la relación que mantienen entre ellos no es la subordinación sino la
solidaridad. Podría decirse que este tipo de relación es un mecanismo más de capacitación
para la función adverbial, semejante al de las preposiciones.
La locución puede estar formada por un grupo trabado por solidaridad, de tal manera que
el segundo sustantivo, semánticamente temporal, es variable pero imprescindible:
Algunas de estas frases adverbiales admiten gradación, así que de nuevo estamos ante
expresiones mitad temporales mitad cuantitativas:
CAPÍTULO IV
Del mismo modo que los adverbios y otros sintagmas nominales, también las oraciones
tienen la posibilidad de integrarse en el enunciado oracional como segmentos en función de
complemento circunstancial, con el objeto de indicar el momento o el periodo temporal en
que se realiza lo expresado por el verbo nuclear de la oración (o verbo principal).
Los hechos referidos por esta clase de subordinadas pueden ocurrir en un tiempo
simultáneo, anterior o posterior al de la oración principal. También pueden expresar
simultaneidad reiterada o un determinado trecho temporal contemplado en sus límites, esto
es, en su origen, en su finalización o en ambos a la vez.
Una de las unidades más identificadas con la significación temporal es cuando, que
normalmente ubica lo referido por su oración como vagamente paralelo a lo expresado por
la principal.
Se trata de un relativo que, como cualquier otro, puede referirse a un antecedente al que
especifica o explica del siguiente modo:
4.2.1. Las oraciones adverbializadas por según [que], conforme [que] y a medida que
(entre otras) caracterizan semánticamente a la oración que introducen con el sentido de
duración en coincidencia con la situación o acontecimiento designados por la principal; por
ello suele haber correspondencia entre el tiempo del verbo principal y el de la subordinada:
Estas unidades introductorias son signos dependientes, dado que son incapaces de
subsistir por sí solas, es decir, al margen de la oración que introducen; en efecto, las
secuencias anteriormente señaladas no soportan la supresión de la oración temporal al
margen de su transpositor: *los apresaban según; *la situación mejorará conforme;
*recordó su infancia a medida; etc.
No se trata, por tanto, de unidades adverbiales sino que su función se reduce a capacitar
la oración para que pueda ejercer la función propia de los adverbios.
En fin, el mismo significado durativo comunican expresiones tan frecuentes en el habla
coloquial como de la que, y la variante hispanoamericana en lo que:
4.2.2. También existe concordancia temporal entre los verbos de la oración principal y la
subordinada cuando ésta viene encabezada por al tiempo que, a la vez que, al par que y
mientras [tanto (que)], en tanto [que] -que también expresan simultaneidad durativa-, sólo
que estas unidades, al contrario que las anteriores, tienen autonomía para subsistir solas
como adverbios:
El modo verbal es decisivo para interpretar estas últimas oraciones como temporales,
pues con subjuntivo resultarían condicionales (no podréis leer en tanto veáis la televisión;
María les resolvería el problema en tanto que ellos hicieran la cena).Por lo que se refiere a
mientras que, se usa también como adversativo, para indicar divergencia, contraste de
acciones o cualidades: tu hermano trabaja sin parar, mientras que tú no haces nada.
La oración subordinada no lo es respecto del verbo principal sino del adverbio temporal
(con orientación anafórica); la oración simplemente lo complementa subordinándosele como
adyacente suyo.
Como puede observarse en los ejemplos, la correlación verbal que se establece entre
oración principal y subordinada es la esperable: las formas de la perspectiva de presente
(presente de indicativo - futuro - presente de subjuntivo) se reclaman entre sí; y lo propio
sucede con las del pasado (pretérito imperfecto y pretérito perfecto de indicativo - potencial
- imperfecto de subjuntivo).
4.2.3. Esta misma correlación temporal se observa en las introducidas por el afirmativo
siempre, sus correspondientes negativos nunca, jamás, y la expresión adverbial cada vez
[que], que expresan continuidad o reiteración de hechos puntuales. También en este caso se
trata de unidades autónomas (es decir, adverbios) a los que la subordinada complementa
como adyacente suyo (salvo jamás, que en esta construcción ha dado paso a nunca):
Hay que advertir que el distributivo cada, continuando una tendencia abortada del
español antiguo, se utiliza desligado del sustantivo vez en la mayor parte de las regiones
hispanoamericanas:
y en tal situación recupera la posibilidad de llevar complemento directo: ¿más de dos años
hace ya que la tratas? —los hace ya; pero no admite preposición, pues no es posible algo
así como *desde hace más de dos años que la trato.
Parece ser que la oración de hacer es oración a costa de que la otra, gracias a la acción
transpositora del que conjunción, se convierta en segmento nominal capaz de expresar
«cantidad de tiempo transcurrido»; de manera que, otra vez, la significación temporal se
encuentra solapada bajo la cuantitativa: de hecho, la construcción es interrogada por cuánto
(y no por cuándo): ¿cuánto hace que no la tratas? —más de dos años.
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Hacía varios días que no la veía —> De eso hacía varios días
Hace tres años que no sabemos nada de él —> Desde entonces no sabemos nada de él
e) Ahora tiempo quiso hacer un molino [= hace tiempo (que) quiso hacer un molino]
Ahora poco la robaron [= hace poco (que) la robaron]
f) Te veo de mucho tiempo [= te veo después de mucho tiempo ~˙no te veo desde hace
mucho tiempo ~ hace mucho tiempo que no te veo]
A los tiempos que no te veo [= después de cuánto tiempo que no te veo ~ cuánto tiempo
hace que no te veo].
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De estas tres preposiciones, entre marca el trecho temporal en que tiene lugar el proceso
indicado por los verbos subordinados, mientras que desde sólo alude al inicio u origen.
Hasta, por su parte, señala el límite final para que comience a cumplirse lo señalado por la
oración principal, por eso interviene en oraciones negadas; la negación puede, incluso,
extenderse a la subordinada:
Ese lapso de tiempo, como ya se ha visto, puede reducirse a señalar sólo el comienzo o
sólo el final del proceso verbal del siguiente modo:
lo cual pone de manifiesto que cada una de las oraciones adverbializadas actúa por
separado. Incluso puede (aunque raramente) intercambiarse el orden sin más consecuencias
que el establecimiento de una pausa que marque adecuadamente los dos extremos del
periodo temporal:
Lo ayudarán antes
Debe arreglar la situación primero
Se acuesta después
Luego habló por teléfono con él
4.5.3. Unos y otros pueden dar lugar a una estructura no idéntica, pero sí análoga, a la
comparativa, especialmente cuando la subordinada participa del mismo verbo que la
principal y se establece contraste entre ciertas unidades; pero en tal caso ya no admiten la
preposición de si finalmente no aparece el verbo subordinado:
Las anteriores construcciones con antes y primero expresan simple anterioridad, sin
matices sobre la mayor o menor cercanía al momento en que se producen los hechos
narrados por la oración principal. Pero el español dispone de elementos especializados para
expresar, con una oración, anterioridad inmediata. En este caso, la subordinada adverbial
entra en tres tipos de construcción, dependiendo del grado de autonomía de las unidades que
la introduzcan y de la libertad que tenga para permutarse respecto de la oración principal.
algunos de los cuales establecen una correlación continuativa con cuando:: no bien ...
cuando; apenas ... cuando, etc.
A éstos hay que añadir las expresiones americanas en cuanto y...; a lo que, lo que; no
más [que]; al no más:
4.6.2. Distinta de las anteriores es la construcción a que dan lugar las unidades al poco e
inmediatamente, puesto que tienen la posibilidad funcional de subsistir como temporales:
Lo peculiar de esta construcción es que la oración subordinada expresa el hilo del relato,
mientras que la principal señala la circunstancia inmediatamente anterior a aquel
acontecimiento. Dicho de otro modo: en la “continuativa” el foco temático está en la
subordinada, limitándose la principal a indicar lo circunstancial; de ahí que no pueda
alterarse el orden entre ellas, frente a lo que ocurre en la “no-continuativa”, que es
libremente permutable:
Cuando se presentaron sus padres, ya había bajado por la escalera / Ya había bajado por
la escalera, cuando se presentaron sus padres
CAPÍTULO V
Hasta el momento se han descrito las unidades de significación temporal que, bien sea
como adverbios (signos autónomos) o bien capacitadas por ciertos elementos transpositores
(signos dependientes), se integran en la oración como elementos directamente subordinados
al verbo principal, con el fin de determinar el «tiempo» (en sus diversos matices) en que
tienen lugar las acciones por él señaladas.
Pero esta significación también puede ser expresada desde fuera del alcance de los
morfemas del verbo principal, es decir, bajo la forma de función incidental.
Las unidades en tal situación suelen presentarse entre pausas, iniciando, concluyendo o
insertándose en la oración, y no guardan relación directa con el núcleo verbal de la oración.
No son, sin embargo, autónomas sino subordinadas, puesto que no subsisten al margen del
grupo oracional en que se incluyen como incisos. Su misión consiste en expresar
lingüísticamente alguna de las «circunstancias» que pueda resultar relevante para que la
oración en su conjunto (y no sólo el verbo) adquiera pleno sentido en su relación con la
realidad extralingüística, es decir, con la situación, el contexto, el emisor, etc.
Esas significaciones circunstanciales -que surgen del contraste relacional entre el
segmento incidental y la oración principal- son diversas: causa, condición, concesión, modo,
etc. y todas ellas constituyen una predicación que, por expresarse en unidades que quedan
fuera del alcance de los morfemas verbales, se denomina “predicación secundaria” para
diferenciarla de la predicación primaria o principal que se realiza en el verbo de la oración.
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La predicación incidental que aquí interesa en concreto es, lógicamente, la que consiste
en situar temporalmente los hechos narrados, sólo que tomando como punto de referencia
no el momento del acto de comunicación sino la predicación de la oración principal.
Existe predicación secundaria en las denominadas «construcciones absolutas» de
participio, y también en las de infinitivo y gerundio, cuando comparecen en la oración como
incisos. Pero, en realidad, cualquier sintagma, de cualquier categoría, es capaz de expresar
una predicación secundaria, siempre que se presente en función incidental.
Por limitarnos a las que, desde su contraste con la oración principal, manifiestan más
claramente el significado temporal (por encima de otros), se pueden aducir algunos adjetivos
adverbializados por las preposiciones de, desde y hasta:
así como otros que, encabezando el segmento incidental, llevan subordinado un sustantivo
que constituye su tema:
Infinitivo, gerundio y participio son formas que participan tanto de las características del
verbo como de las que tienen los sintagmas nominales: como nombres, deben subordinarse a
un verbo en forma personal a la manera de los sustantivos, adverbios y adjetivos,
respectivamente, dado que carecen de los morfemas verbales de modo y de perspectiva
temporal, necesarios para constituir oración independiente. Tampoco comportan los
morfemas subjetivos de persona y número, por lo que no pueden establecer la relación
formal de sujeto. Como verbos, en cambio, pueden recibir complementos, salvo el participio,
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que, dotado de los morfemas nominales de número y género, está impedido para llevar los
signos morfológicos de complemento directo, complemento indirecto y atributo (lo, los, la,
las, etc.). Si bien nada impide que su significado léxico -común al de las formas personales-
sea especificado por un sustantivo que represente a su sujeto lógico o argumental (o en el
caso del participio, a su objeto). Así que -al menos el infinitivo y el gerundio-, aunque no
forman oración, sí mantienen su condición originaria de verbos de forma semejante a los de
las oraciones subordinadas, ya que tienen capacidad para recibir adyacentes sin necesidad de
transpositor alguno.
Ya se ha señalado cómo estas formas carecen de morfemas temporales y, por tanto, son
incapaces de ubicar temporalmente lo referido por su propio lexema. Sin embargo sí pueden
expresar el tiempo en que se produce lo denotado por la oración en que se integran, debido
en parte a que encierran en sí mismas una cierta temporalidad potencial: el infinitivo
representaría al proceso temporal visto en su propio transcurso, y de ahí su valor progresivo
u orientado hacia su realización. Con el gerundio se alude a un punto del proceso en que una
parte del tiempo se ha consumido y otra se mantiene en potencia, y por eso tiene valor
durativo. El participio representaría la culminación del proceso en que el tiempo se ha
consumido completamente; su valor es, pues, el perfectivo. De todos modos, la
temporalidad de estas formas no deja de ser puramente léxica y tiene más que ver con el
aspecto (perfectivo o imperfectivo) que con la perspectiva temporal expresada
morfológicamente en las formas personales.
Es en construcción absoluta cuando los infinitivos, gerundios y participios consiguen
verdaderamente temporalizar lo predicado en la oración principal del siguiente modo.
5.2.1. EL PARTICIPIO
Cabe señalar, por último, que la construcción de participio no siempre es incidental sino
que también puede integrarse en la oración, pero a costa de que participio y sustantivo sean
solidarios; obsérvese el contraste en las siguientes parejas de ejemplos:
5.2.2. EL GERUNDIO
Las construcciones descritas no son exclusivas del participio, pues el gerundio -y, como
se verá, también el infinitivo- puede asimismo ser núcleo de una cláusula absoluta o semi-
absoluta, ya que tiene la posibilidad de expresar su propio sujeto en un sustantivo o
pronombre subordinado directamente a él, o integrado de algún modo en la oración principal
(bien sea expresado léxicamente o simplemente en la desinencia verbal):
Como se puede ver en estos ejemplos, la semántica del gerundio (dado su valor durativo)
favorece que la temporalidad se concrete en simultaneidad o en duración respecto de lo
nombrado por el verbo (“en el momento en que salía de casa encontré a Juan”, “mientras
tuvimos problemas no vivíamos bien”). Pero no siempre es así, pues, dependiendo de las
significaciones implicadas, en ocasiones lo que predomina es la noción de anterioridad
inmediata, como sucede en la mayoría de los casos en que el gerundio admite ser
incrementado con la preposición en o cuando el verbo de la principal orienta su proceso
hacia el futuro:
5.2.3. EL INFINITIVO
Pero, como se puede observar, a la vez que contrastan temporalmente con el verbo
principal, admiten (aunque no imponen) un sujeto propio y exclusivo: o sea, forman una
construcción similar a las del participio y gerundio, pues también el infinitivo es capaz de
actuar como núcleo verbal respecto de un sustantivo o pronombre que, sin capacitador
alguno, se le subordina para especificar a su sujeto real.
No obstante, el grupo resulta más claramente incidental cuando el infinitivo viene
precedido de la forma contracta de a + artículo (al), en cuya situación el contraste de la
cláusula con la predicación oracional hace emerger la significación de anterioridad
inmediata:
Por lo demás, existen las mismas posibilidades que para el participio y el gerundio de
formar cláusula absoluta o semi-absoluta, según que ésta acoja unidades completamente
aisladas de la oración principal o que se encuentren en ésta representadas de algún modo:
5.3. Aunque en este capítulo nos hemos limitado a consignar las construcciones absolutas
en que la significación predominante es la temporal, conviene destacar el hecho de que
infinitivo, gerundio y participio contribuyen también, en idénticas condiciones contextuales,
a la expresión de otros matices circunstanciales. Así ocurre en los ejemplos siguientes, en
que las nociones que sobresalen en la construcción de participio o de gerundio son la causal,
la condicional y la concesiva, respectivamente:
Una situación ligeramente distinta presentan las cláusulas de infinitivo, pues si bien son
capaces de expresar las mismas significaciones que el participio y el gerundio, necesitan
relacionarse con la oración mediante una preposición específica: a + artículo para la
temporal y causal, por para la causal, de, con y a (en expresiones exclamativas) para la
condicional y sin para la modal. Algunos ejemplos:
EJERCICIOS
II. Complete adecuadamente las oraciones con los adverbios siempre o nunca:
IV. Complete los siguientes adverbios con oraciones relativas especificativas allí
donde sea posible:
IX. Complete las oraciones siguientes con alguna locución o frase temporal:
XI. Sustituya los infinitivos, gerundios y participios por oraciones temporales que
indiquen «anterioridad», «duración» o posterioridad»:
XIV. Intente reducir las subordinadas temporales a la unidad que las introduce:
I 1. Ayer [hoy] vimos una película de terror. 2. Hoy no hemos tenido tiempo para
atenderla debidamente. 3. Mañana [hoy] ordenarán las fichas. 4. El concierto anunciado no
se celebrará hasta mañana. 5 Ayer no conocíamos la noticia.
II. 1.Siempre [nunca] tienen problemas allí donde van. 2. Por estas fechas siempre hemos
recibido algún regalo. 3. Nunca le cuentan nada. 4. Cuando está ocupado no nos escucha
nunca. 5. Siempre [nunca] se ha prestado a ayudarme.
III. 1. Ya nos devolvieron los libros. 2. Cuando llegaron al hospital, él ya había fallecido.
3. No quiere acostarse, pues su hijo aún [todavía] no ha llegado. 4. Todavía [aún] no ha
vuelto a casa. 5. Ya podemos salir nosotros, puesto que ella no quiere hacerlo. 6. Suponía
que aún [todavía] no lo habrían trasladado.7. Finalmente, ya he podido verla. 8. Así
vestido, lo veíamos aún [todavía] más interesante. 9. Limpias, las paredes ya parecían otra
cosa. 10. Con ese peinado ya [aún, todavía] estás mejor.
IV. 1. Todavía [*] no he podido visitarla. 2. Ahora que estamos aquí hablemos de este
asunto. 3. Ellos salieron del trabajo temprano [*]. 4. Mañana cuando se reúnan
aprovecharán para verse. 5. Haremos públicas las calificaciones pronto [*]. 6. Ayer cuando
intervino tuvo oportunidad de decirlo. 7. Hicieron el libro rápidamente [*]. 8. Luego que
los escucharan deberían devolverme los discos. 9. Ya [*] tendréis ocasión de discutirlo. 10.
Aún [*] no sabríamos qué hacer.
VI. 1. Ahora me iba a la estación. 2. No me gusta dejar esto para entonces. 3. Espero que
llegues pronto. 4. No me esperes: llegaré tarde. 5. Nunca está pendiente de nosotros. 6.
entonces ya habrás superado todo. 7. Su madre no ha ido al cine jamás [nunca]. 8. Espera
un momento; enseguida [ahora] te atiendo. 9. María trabaja continuamente [siempre]. 10.
Desde entonces no suelen salir solos.
VIII. 1. Varios [algunos...] meses después tuvimos noticias suyas. 2. Llegaron a casa
algo [mucho...] más temprano que tú. 3. Dos [unos...] días antes de incorporarse al trabajo
tenía todo preparado. 4. Lo admitieron como administrativo poco [bastante...] más tarde. 5.
Los habíamos visto unas [varias...] horas antes.
IX. 1. Una vez que [en cuanto...] la ropa esté planchada, colóquela en los armarios. 2.
Sólo alguna vez [alguna que otra vez...] vienen y me traen un ramo de rosas. 3. ¡A ver si
acabamos de una vez con ese maldito asunto!. 4. Cada vez que salían, les daban un disgusto.
5. Este niño se está volviendo cada día más impertinente. 6. Juan a menudo [a ratos...]
pregunta por ti. 7. Por el [un] momento [una vez...] nos encontramos tranquilos. 8. El
abuelo está lúcido por momentos [de vez en cuando...]. 9. Están al caer de un momento a
otro [en cualquier momento...]. 10. Si quieres llegar con [a] tiempo, tienes que salir ya. 11.
No te ayudo más: en adelante [en lo sucesivo...] te defenderás sola. 12. El enfermo está
mejorando de día en día [de hora en hora...]. 13. Está diciéndome a todas horas [a cada
momento...] lo listo que es. 14. No hacen nada a lo largo [en el transcurso...] del día. 15.
En el transcurso [a lo largo] de la semana tendremos que realizar el trabajo.
X. 1. Tras salir de la cárcel, abandonó el país. 2. Pase a la sala después de que ellos
facturen el equipaje. 3. Está enfermo desde que nació. 4 Vivió con dificultades hasta
conseguir [que consiguió] su último trabajo. 5. No sale nunca antes de preparar la comida.
6. Entre pensarlo [que lo piense] y hacerlo [que lo haga] pasarán tres horas. 7. A medida
que crecen, los niños se forman como personas. 8. Los estudiantes podrán colocarse en
cuanto se licencien.
XI. 1. Cuando llega [en cuanto llega, nada más llegar] siempre me llama por teléfono.
2. Mientras limpiaba [cuando limpiaba] el techo, se cayó de bruces. 3. Entregaron las
invitaciones, e inmediatamente se marcharon. 4. Una vez que [en cuanto, nada más que]
elijan a las representantes, dará comienzo el debate. 5.. En cuanto pasara [cuando pasara,
nada más pasar…] su cumpleaños, le regalarían la bicicleta. 6. Mientras venía [conforme
venía, cuando venía, al paso que venía...] me asaltaron unos ladrones. 7. Después que
lleguen [luego que lleguen, nada más llegar...] los reyes, comenzará la ceremonia. 8.
Conforme lo veía [mientras lo veía...] recordaba su infancia. 9. De paso que iba al cine,
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podría adquirir el vídeo. 10. Entre tanto que [mientras...] preparo la merienda,
normalmente escucho música.
XIII. 1. Se acostó hace dos horas. 2. [*]. 3. [*] 4. Había estado con él no hacía ni dos
días. 5. Estuvo en Cuba ahora hace dos años.
XIV. 1. Nos contó lo sucedido mientras. 2. [*]. 3. Siempre se presta a ayudarnos. 4. [*].
5. [*]. 6. Trabaja a la vez. 7. Al poco encontró trabajo. 8. [*]. 9. Procuraron ponerlo en
antecedentes antes. 10. [*].
XV. 1. Nos harían el traje a medida que [dispusieran de la tela] 2. Apenas llegue a
casa, se sentará a descansar. 3. Sólo que la encontraba, se ruborizaba. 4. Se puso a trabajar
tan pronto [como] pudo. 5. Así que resolvió su situación, se acabaron sus problemas. 6.
Estudiaba a la vez que comía. 7. Recogen las invitaciones conforme se las van dando. 8.
De paso que leía subrayaba el libro. 9. No podrás leer en tanto que ves la televisión. 10.
Nunca que le ha preguntado, le ha contestado.
XVI. 1. Tendremos todo preparado para el domingo [este domingo, próximo domingo,
el domingo que viene...]. 2. Tenían previsto verse por la noche [esa noche, aquella noche,
la noche siguiente...]. 3. Esta semana [la semana que viene...] iremos de vacaciones. 4. No
han hecho nada durante el año [este año...]. 5. Otra vez [para otra vez, alguna vez...]
tendrían que avisarnos a tiempo. 6. Lo supimos el día anterior [que ocurrió...]. 7. Esa tarde
[la tarde en que hablé con él...] no había ocurrido nada. 8. Lo contratarán la temporada
próxima [esta temporada, la temporada que viene...]. 9. Llegaron aquí el mes previsto [de
noviembre...]. 10. Permaneció con nosotros un momento.
XVII. 1. Se encontrarían a lo largo del verano [del mes, del día...] 2. Celebrarán la
reunión en torno al mes de diciembre [a las tres, el día quince...] 3. De aquí a entonces [a
las cuatro, a mediodía...] pasarán seis horas. 4. A partir de las doce [ahora, la
madrugada...] el viaje a Madrid se hace más corto. 5. Días atrás [meses atrás...] el coche
funcionaba mejor. 6. Les permitirán actuar dentro de un rato [dos meses, un momento...] 7.
Hemos vivido mal cerca de una década [seis años...]. 8. Permanecerán acampados más
allá de tres horas [dos semanas...]. 9. Unos años [días...] más adelante encontraréis
trabajo.
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