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t/fMANUEL KANT

Respuesta ci la pregunta:

Introducción, traducción y notas de


Jorge E. Dotti
1) Introducción edictos de censura y una comisión de conirol taxa­
tivamente anti-iUiminisla. Hasta su cierre en 1796*
La Berlinische Mónatsschrift, revista mensual ber­ la Berlinische Mónatsschrift difunde especialmente
linesa fundada en 1783 por J. E / Biester (1749-1816, las ideas del grupo de intelectuales conocido como
reformador y organizador de', sistema educativo la ‘ Sociedad de los Miércoles”, en algunas de cuyas
prusiano) y F. Cedike (1754-1803, Bibliotecario Real sesiones privadas se discutieron el significado del
en Berlín), es uno de los órganos* publicitarios más “ilümmismd' y los artículos de Kant y de Alen-
destacados de ese complejo espectro de posiciones dclssohn sobre el particular.
teóricas y prácticas que es el ¿lU frm ^^T 'iard ío en Pese a las divergencias internas, a menudo nota­
los países de habla alemana. La amplia y "ÍTcíarogé- bles, la intelectualidad iluniinista, que hace de la
nca lista de colaboradores (además de Biester y publicación berlinesa un canal de participación ac­
Kant, se cuentan Mendchsahn, Gdrve, Eberhard,, tiva en la vida política y cultural prusiana, com­
'Nicola'u Svarez, Tíerz, Maimón, W. von Hzirn- parte un horizonte ideológico que la identifica a
boidt, Moser, Moritz, Selle, Mirabeati, Th. leffer- partir de la defensa de un racionalismo semántica-
son, B. Franldin, entra otros) v los epítetos nitida- vi ente ¡alo y de una forma combativa del humanis­
i vente reaccionarios que recibe' de sus adversarios mo moderno. El arco de estas posiciones cubre así
(“pandilla ihim whia”, “sinagogt ihiminista de Ber­ desde la aspiración a proseguir la escuela leíbniziáno-
lín '. . .) Testimonian el significado cultural de pri­ iüolffiami hasta itrui defensa de la libertadí radical
mer orden de esta publicación progresista. del hombre. Vara, todas ellas, solo el -pleno uso de
La revista cuenta con el respaldo del -ministro de las capacidades intelectuales y morales convalida las
cultura de Federico 11, ..von Zeolito (a quien Kant instituciones, a la luz de lo que la razón enseña que
dedica la Crítica de la razón ptr:a), pero ello se es la dignidad humana.
acabará con la ascensión al tro io de Federico G ui­ La idlosincracia editorial de la Berlinische Monats-
llerm o 11, cuyo nuevo ministre, Wollner, impondrá schrifí, favorecedora. del enfrentamiento de ideas, la
transforma en un punto de convergencia. de las di­ que toda ley es auténticamente "religiom”, la sacrali­
versas tendencias que surcan el campo iluminista. Y dad sólo ¡externa del matrimonio provoca una confusión
este pluralismo explica las circunstancias que dan ori­ indeseable. En cuanto a su sacralidad íntima, está
gen al debate, eri el que participa Kant con su bien conservada en las costumbres populares.
afam ado artículo, publicado en Diciembre de 1.784 L a primera respuesta, polémica>, es la de ]. F. Zóltner
(IV, pp. 481-494).
(1753-1804), teólogo amigo de Gedike, más conser­
Con la firma “E. v. (con certeza Biester), en vador pero igualmente iluminista, adversario incluso
el número de Septiembre de 1783 (II, pp. 265-276) de Wóllner y difusor, al menos según opinión perso­
aparece una “Propuesta par í no incomodar a los clé­ nal, del Criticismo kantiano. Su artículo: “¿No es aca­
rigos con el acto de matrimonio”, donde la defensa so aconsejable conceder lina sanción ulterior al ma­
de la exclusividad de la ceremonia civil es presenta* trimonie mediante la religión?” (77., Diciembre de
da dentro de un planteo más general\, reivindicatorío 1783, pp. 508, 517), reivindica el carácter íntimo, nc
de una. religiosidad! estatal y popidar de corte rousseau- testimonia-ble ante la autoridad estatal, i j de difíci
niano. E l carácter contractual del matrimonio y las expresión para lo s mismos interesados, que tiene U
formalidades cívicas que impone el Estado vuelven esencial del vínculo m atrim o n ialE n este sentido e
innecesaria la ingerencia eclesiástica. En todo caso> que la religión puede aportar aquello que al Estadt
una sanción “religiosa’’ de rodos los contratos restau­ le está vedado: penetrar en la privacidad. A esta con
raría la virtud patriótica, pero la Iglesia apta para sideración, Zollner le suma la denuncia de la deca
ello debería tener otras características, ausentes en dencia de las costumbres y del patriotismo a caus
las corporaciones romana y protestantes. En las con del “ Libertina ge” francés y de “los errores que i
diciones presentes, la intervención clerical promueve Aufkldrung introduce en la cabeza y los corazones d
la desconfianza del ciudadano no iluminado hacia los los hombres’* (p. 516). Para preguntarse, en una noi
restantes contratos, pues le hace creer que Dios se­ conclusiva: “¿Qué es el iluminismo? Esta pregunti
ría más tolerante con la violación de éstos. Mientras casi tan importante como la de ¿Qué es la verdad

n
debería, sin embargo, ser contestada antes de comen­ liza el intento de conciliación entre judaismo y mo­
zar a actuar como un iluminista. ¡Y no he encontrado dernidad iluminista en aquella Alemania; ... •
aún respuesta a ella por ninguna parte!” (ibidem). Un último aspecto-'del .artículo de Méndelssoohn
De esta observación polémica nace un debate de au- es el de una suerte de memento mori, que previene
toesclarecimiento, valga la metáfora, cuyas condicio­ en este caso sobre los daños que sobrevienen cúando
nes generales estaban ciertamente preparadas por el se alcanza el punto máximo de cumplimiento del
anhelo de identidad módérha de los ilum inistas\
proceso fonhativo y educativo, pues luego no le que­
Sus temas fundamentales son el papel de lo religioso» da sino degenerarse. Así, al máximo de cultura le
como sentimiento y como institución clerical, en un sigue, por una especie de filosofía de la historia inexo­
mundo que aspira á ser regido por la razón y la vir­
rable, el lujo ,pervertido, la superstición o la escla­
tud; y, quizás m ás importante aun hasta qué punto
vitud; el iluminismo^ por su parte, desemboca en la
la libertad, constrüctura y meta a la vez, no debe
irregularidad, el egoísmo y la anarquía.
recibir alguna limitación para poder edificar ese mun­
do. En caso afirmativo^ ¿quién y cómo la imponeP Todas estas cuestiones aparecen en el escrito kan­
tiano, obviamente enfocadas desde una perspectiva
M ás atención le concede a este segundo cuerpo de
personal y no asimilable, sin fricciones, á las otras
problemas Moisés Mendelssohn, en su escrito: “Sobre
con las que traba un comercio d e ideas. , . ,
la pregunta: ¿qué es iluminar?” (IV, Septiembre de
1783, pp. 193-200)- Su idea rectora es la predestina­
ción del hombre a la libertad, con rasgos particula­

CATALOGOS
res para cada individuo, perb como realización de su
esencia para el género humano en su conjunto. Este
proceso formativo y educativo, la Bildung, se añicula
en las esferas de la cultura y del iluminismo. L a pri­
mera concierne a los aspectos prácticos, ligados al SRLj
perfeccionamiento y embellecimiento de las costum­
Distribuidora de libros — Importación/Exportación
bres, artes y trabajos. L a segunda tiene un carcicter
más bien teórico: le es propio el acceso racional ti­ CATALOGOS ED ITO RA
las- cosas y ¡a utilización de las mismas en función
vital. Lo social está ligado a la primera y cada si­ Novedades de nuestro sello
tuación impone grados distintos de desarrollo cultu­ Colección Armas de la Crítica, dirigida por
ral; lo humano se vincula directamente al iluminis­ David Viñas.
mo: ni siquiera en tin aislamiento total podría el Oscar Terán, En busca de la ideología argentina.
hombre prescindir del Aufklarung, pues entra aquí
Juan José Sebreli, Martínez Estrada, u n a rebelión
en juego lo que lo define como hombre> prioritario
inútil.
respecto de su condición (culturalj de miembro de
la sociedad civil o política.
D e la misma colección
Esta distinción le permite a Mendelssohn afrontar
el tema de los posibles conflictos enUe los rasgos esen­ Beatriz Sarlo, El imperio de los sentimientos.
ciales y los inesenciales del hombre y del ciudadano,
a los que la búsqueda de la-libertad debe dar res­ Próximos títulos
puesta, pues en el caso más agudo (la contraposición
de lo esencial de uno y otro) el Estado va a su ruina. Diana Guerrero, Arlt, el habitante solitario.
Cuando el conflicto envuelve, en cambio, determi­ Rosemary Jackson, Fantasy: literatura y subversión.
naciones inesenciales, es racional que intervengan re­
glas resolutivas; o bien, cuando se contraponen lo
esencial y lo inesencial del hombre mismo, es racio­ Pídalo en su librería o en:
nalmente prudente tolerar lo inesencial sin eliminar­
lo, para salvaguardar la cuota de verdad entremezcla­ Avda. Independencia 1800 Tel. 38-5708
da en é l Como acontece con los prejuicios religiosos ( 225) Buenos Aires, Argentina
'y/fr políticos. Una temática, ésta, cara a quien simbo­

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El ilúminismo es el anandono toda vez que, simplemente, se lo
que el hombre hace de su minoría IMMANUEL KANT deja en libertad. Pues siempre, in­
de edad, en la cual se encontraba cluso entre los ungidos cómo tuto­
por .m propia culpa. L a minoría res de la gran mftsa, se encontra­
de edad consiste en la incapacidad rán algunos hombres que piensen
de servirse del propio entendimien­ por sí mismos y que, una vez que
to sin ser guiado por otro.3 Esta RESPUESTA A LA se liberan solos del yugo de la
minoría de edad es autoctdpa- minoridad, expandirán én torno a
PREGUNTA: ¿QUE ES
ble, cuando su causa no reside en sí el espíritu de una evaluación
una insuficiencia del entendimien­ EL ILUM INISM O? 1 racional del propio valor y de la
to, sino en la falta de decisión y vocación distintiva del hombre:
coraje para utilizarlo sin ser guia­ pensar por sí mismo. Con una pe­
do por otro. ¡Sapere audel ¡Ten culiaridad: el público que prime­
(v. Diciembre 1783, p. 516) 2
el coraje de servirte de tu propio ro había sido puerto bajo el yugo
entendimiento! Éste es, pues, el de estos tutores, termina obligán­
lema del iluminismo.4 el peligro que las amenaza si pre­ dolos a permanecer subyugados
tenden caminar por sí solas- Aho­ también ellos. Como acontece
L a pereza y la cobardía son las
ra bien, no es un peligro tan gran­ cuando ailgunos de estos tutores,
causas, por las cuales un número
de, como para que no aprendan incapaces de todo iluminismo, in­
tan elevado de hombres permane­
finalmente a caminar, luege de al­ citan al público a la sedición. Esto
ce con agrado en la minoridad du­
gunas caídas. Sólo que los ejem­ demuestra cuán nocivo es inculcar
rante toda su vida, pese a qué la
plos de tales accidentes infunden preuicios: quien así lo hace, o sus
naturaleza los ha liberado desde ha­
temor y suelen provocar un re­ descendientes ,acaban sufriendo la
ce tiempo de toda guía ajena (na-
traimiento frente a todo intento venganza de sus sometidos. La con­
turaliler maiorennes); causas que
ulterior. clusión de todo es que el camino
explican también por qué a otros
les resulta fácil convertirse en tu­ En consecuencia, todo individuo del público hacia el iluminismo es
encuentra difícil liberarse de una muy lento. Una revolución logra,
tores de aquéllos. ¡Es tan cómodo
minoría de edad, que se le ha vuel­ tal vez, abatir un despotismo per­
ser menor de edad! Si tengo un
to algo casi natural .Incluso sien­ sonal y una opresión rapaz y au­
libro que piensa por mí, ui conse­
te afecto por ella y, por el momen­ toritaria, pero no producirá jamás
jero espiritual en lugar de mi con­
to, es incapaz de servirse del pro­ una verdadera reforma en la ma­
ciencia moral, un médico «pie me
pio entendimiento, porque nuncá nera de pensar; más bien, nuevos
prescribe mi dieta, y así en más,
se le permite intentarlo. Preceptos prejuicios servirán —al igual que
yo mismo no tengo que eíforzar-
y fórmulas, instrumentos mecáni­ los anteriores— como riendas para
ine por nada. Me basta pócler pa­
cos de un uso o, mejor, de un mal domeñar a la gran masa que no
gar, para no tener que pensar;
uso racional de sus dotes natura­ piensa.
otros se ocuparán de esa tarea fas­
tidiosa, en lugar mió. Que la m a­ les, son los cepos que le impiden El iluminismo no exige más qué""1
yor parte de los seres humanos (y zafarse de una ininterrumpida mi­ libertad y, en verdad, la menos
entre ellos la totalidad del bello noría de edad. Incluso quien se nociva de todas: la de hacer uso
sexo) considere el paso a la mayo­ librara de ellos, saltaría con mu­ público de la propia razón en to­
ría de edad, en sí mismo -penoso, cha inseguridad la zanja más es­ dos los ámbitos. Pero por todas
como muy peligroso, es la ocupa­ trecha, por no estar 1 abituádo a partes oigo exclamar: ¡no razonéis!
ción de aquellos tutores, que han semejante libertad de n evimientos. El oficial dice: ¡no razonéis, adies­
asumido —con amabilidad súma­ Son, pues, muy poco.^ quienes, a tróos! El inspector fiscal: ¡no ra­
la tarea de supervisar a los demás. través de un trabajo personal del zonéis, pagad! El clérigo: ¡no ra­
Luego de haber atontado a su grey propio espíritu, lograr abandonar zonéis, creed! (H ay un solo señor
y de haberse precavido escrupu­ la minoría de edad a ia vez, en el mundo que dice: ¡razonad
losamente de que estas mansas caminar con paso sei o o. cuánto queráis y sobre lo que
criaturas no osarían dar i.n solo En cambio, es bien ¡r isible que queráis, pero obedeced!). Aparece
paso sin el andador en que las pu­ un público se ilum in; a sí mis­ por todos lados una limitación de
sieron, estos tutores les muestran m o 5; más aun, es ca i inevitable la libertad. Pero, ¿qué limitación
es un impedimento para el ilumi­ servaciones sobre los errores del algo verdadero o que, en todo ca­
nismo y cuál, por el contrario, lo t servicio militar y las px*esente al so, al menos no encierren rad a
favorece? Respondo: todos deben público* para que las juzgue. El que contradiga ]a religión inte­
gozar libremente del uso público contribuyente no puede negarse a rior- Ya que, si creyera encontrar
de la propia razón, ya que es lo cumplir con las exigencias fiscales; algo contradictorio en tales pre­
único que promueve el iluminis­ una crítica impertinente a tales ceptos, no podría ejercer su fun­
mo entre los hombres. E l uso pri­ gravámenes, cuando debe pagarlos, ción con buena conciencia y de­
vado de la razón, en cambio, de­ , puede incluso ser castigada como bería renunciar. En consecuencia,
be ser a menudo limitado estre­ | un escándalo (ya que induciría a el uso que de su razón hace al­
chamente, sin que ello signifique resistencias generalizadas). Pero guien encargado de enseñar ante
trabar el progreso del iluminismo tampoco implica falta alguna de su comunidad, es meramente un
en especial. Por usó público de la , respeto hacia sus deberes como uso privado, pues su comunidad
propia razón entiendo aquél que ciudadano si, en cuanto docto, ex­ es una reunión de tipo familiar,
cada uno hace, erl cuando docto, presa públicamente sus ideas so­ por grande que fuera. Respecto de
delante de todo el público del mun­ bre la inconveniencia o la injus­ tal uso, en cuanto sacerdote, no es
do de lectores. Llam o uso privado ticia de tales impuestos. Lo mis­ libre ni lo debe ser,, porque su$
el que debe hacer de su propia mo ocurre con un clérigo, cuya tareas le son impuestas. Por el
razón aquél, a quien se le confía obligación es predicar a sus cate­ contrario, como docto que con sus
el ejercicio de una cierta función cúmenos y a su comunidad en escritos le habla al público propia­
o cargo civil. Ahora bien, para conformidad al símbolo de la igle- mente tal, esto es, al mundo, por
muchas cuestiones que conciernen cia en la que oficia, pues se ló ha ende, cuando el clérigo hace uso
al interés comunitario es necesa­ aceptadó fcn ella bajo esta condi­ público de su razón, goza de una
rio un cierto mecanismo,, por el ción. Pero como docto, tiene total libertad ilimitada para servirse de
cual algunos miembros de la éo- libertad, e incluso la misión, de su propia razón y para hablar en
munidad deben comportarse de comunicar al público tanto sus primera persona. L a situación con­
un modo meramente pasivo, para pensamientos —cuidadosamente traria, a saber: cjue los tutores del
que, a través de una unanimidad examinados y bien intencionados- pueblo (en cuestiones religiosas)
artificial, el gobierno los encamine sobre los defectos de ese símbolo, deban ser a su vez menores de
hacia fines públicos o, al menos, como también las propuestas para edad, es un sinsen’tido que perpe­
les impida destruir esos fines. Por una mejora institucional de la re­ túa los sinsentidos.
cierto, en estos casos no está per­ ligión y de la estructura eclesiás­
Pero una sociedad de clérigos,
mitido razonar: se debe obedecer. tica. Nada de esto puede ser una
cómo podría ser un sínodo ecle­
:o en la medida en que esta carga moral para su conciencia.
siástico o una ‘ clase” venerable
parte de la máquina estatal sé con­ Pues lo que él enseña en confor­
(como la llaman los holandeses) ¿no
sidera a sí misma miembro de to­ midad a su tarea (como funcio­
estaría, acaso, justificada a obli­
da una comunidad, más aún: de nario de la iglesia), no lo está
garse recíprocamente, por un ju­
la sociedad cosmopolita, por ende, proponiendo como algo que pue­
ramento sobre un cierto símbolo
como un docto que con sus escri­ de enseñar según su opinión per­
invariable, a ejercer una tutoría
tos se dirige al público —entendido sonal, sino como ún encargo se­
superior sobre cada uno de sus
en su significado propio—, puede gún instrucciones ajenas y en el
miembros y, a través de ellos, so­
en verdad razonar, sin que ello nombre de otro. Dirá: nuestra
bre el pueblo y, de este modo,
perjudique las diversas funciones iglesia ensaña ésto o aquello y he eternizar tal tutoría? Digo que
que le caben, como parte, en cuan­ aquí los argumentos a los que re­
ello es absolutamente imposible.
to miembro pasivo. De este modo, curre. Deducirá para su comuni­ Un contrato semejante, estipula­
sería pernicioso que un oficial, a dad de fieles todas las ventajas do para excluir todo ulterior ilu­
quien sus superiores le ordenan prácticas, a partir de pieceptos minismo del género humano, es
algo, expusiera en voz alta sus re­ que él no subscribiría con convic­ totalmente nulo e inexistente, por
zones acerca de la oportunidad o ción plena, pero a cuya enseñanza más que lo hubieran ratificado el
la utilidad de ,1a orden. Debo puede sin embargo comprometer­ poder soberano, la dieta imperial
obedecer. Pero sería injusto prohi­ se, pues no es absolutaimente im­ y los tratados de paz más solem­
birle que, como docto, haga ob­ posible que en ellos se esconda nes. Ninguna época puede compro­

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meterse por juramento a poner a ción religiosa inmutable y que na­ al punto de favorecer el despotis­
su sticesora en condiciones tales, die puede poner en duda públi­ mo espiritual del algunos tiranos
que le sea imposible ampliar sus camente, aunque dicha unión no dentro de su Estado, en contra de
conocimientos (ante todo los más durara más que la vida de un los restantes súbditos.
urgentes), purificarse de errores y, hombre. Está prohibido porque Si se pregunta, entorices, si vi­
en general, progresar en el i umi- ello aniquila y vuelve infructuosa vimos ahora en una época ya ilu­
nismo. Elío constituiría un crimen toda una época del camino de la minada, la respuesta es negativa.
contra la naturaleza humana, cu­ humanidad hacia su perfecciona­ Pero vivimos, sí, en tina época de
yo destino originario consiste pre­ miento, perjudicando así a toda iluminismo. Falta, sin embargo,
cisamente en ese progreso. Y la la posteridad- Es cierto que un mucho para que los hombres, tal
posteridad está plenamente justifi­ hombre (en lo concerniente a su como están las cosas y tomadas en
cada si rechaza esas decisiones, sola persona y exclusivamente por su conjunto, sean capaces o pu­
por haber sido tomadas de una algún tiempo) puede diferir el dieran sér puestos en la condición
manera incompetente y criminal. iluminismo sobre lo qiie debe de servirse del propio entendi­
L a piedra de toque para evaluar saber; pero renunciar al mismo, miento en las cuestiones religiosas,
todo lo que puede decidirse como ya sea —y peor aun— con re­ con firmeza, rectitud y libres de
ley para un pueblo, reside en de­ lación a su posteridad, equi­ todá guía ajena. Sólo que ahora
terminar si ese pueblo se daría a vale a violar y pisotear los sagra­ se les ha abierto el camino para
sí mismo tal ley. Ello podría ocu­ dos derechos de la humanidad. que trabajen libremente por tal es­
rrir si ese pueblo estuviera, por Mas lo que un pueblo nunca pue­ tado. Tenemos signos \ claros de
así decir, a la espera de promul­ de llegar a decidir sobre sí mismo, que los obstáculos a la generaliza­
gar una ley mejor —a la mayor menos aun puede decidirlo el mo­ ción del iluminismo o al abando­
brevedad posible— para obtener narca sobre su pueblo, pues su no de la minoría de edad auto-
un cierto ordenamiento. Al imsmo prestigio legislativo se funda en el culpable van perdiendo su fuerza.
tiempo, se debería dar libertad a hecho de que su voluntad concen­ D esde esta perspectivá, nuestra
cada uno de los miembros de la tra la voluntad de todo el pueblo. época ¿s la época del iluminismo
sociedad, en especial a los cléri­ Un monarca atento a que todo o el siglo de FedericoJ
gos, para que —en calidad de doc­ perfeccionamiento, verdadero ó Un príncipe que no encuentra
tos— hagan públicas, mediante es­ presunto, se concilie cóii el orden indigno de ú decir que para él es
critos, sus observaciones acerca civil, puede permitir a sus súbdi­ un deber no prescribir nada a los
de los defectos dé la institución tos que hagan lo que por si solos hombres en las cuestiones religio­
actual.. Sin embargo, el orden ins­ consideren necesario para la sal­ sas, sino más bien dejarles la m á­
tituido permanecerá vigente has­ vación de sus almas. Esto no le xima libertad, y que, por ende,
ta que la nueva comprensión de concierne. Sí le cabe, en cambio, rechaza la tolerancia, por ser una
estas cuestiones no se haya hecho prevenir que nadie impida vio­ fórmula arrogante, es él mismo un
pública y no haya sido hasta tal lentamente a nadie trabajar con príncipe iluminado y merece ser
punto corroborada, que, mediante toda su capacidad para determi­ apreciado por el mundo y la pos­
un acuerdo de las opiniones (aun­ nar y promover lo que considera teridad como el primero que libe­
que no las de todos), pudiera ele­ adecuado a tal fin. El monarca ró al género humano de la mino­
varse al trono una propuesta de estaría perjudicando su propia ma­ ría de edad, al menos en lo que
protección para aquellas comuni­ jestad si se mezclara en estas hace a la acción de gobierno, y
dades que se hubieran unido pa­ cuestiones, sometiendo a inspec­ dejó a todos la libertad de servir­
ra mejorar las instituciones reli­ ción gubernativa los escritos con se de la propia razón en todo lo
giosas, siguiendo —digamos— sus los que sus súbditos buscan es­ concerniente a la conciencia moral.
propias nociones de la cuestión, clarecer sus opiniones. Aun cuan­ Bajo su égida, clérigos dignísimos,
más cofnprensivas. Sin que ello do lo hiciera guiado por su alta sin menoscabo de sus deberes pro­
signifique poner trabas a qui enes comprensión personal de lá cosa* fesionales, exponen —en calidad
se encuentran satisfechos con las pues estaría igualmente exponién­ de doctos— sus juicios y opiniones
instituciones antiguas. Lo que no dose al reproche: Caesar non est —divergentes aquí y allá de las
está en absoluto permitido es unir­ supra grammaticos.6 Más grave es tradiciones— al examen libre y pú­
se en conformidad a una constitu­ cuando rebaja su poder superior blico del mundo.8 Mayor validez

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tiene esto para quién no está de­ ráis, pero obedeced! El curso ist Aufklárung? Aufsatze zur Geschichte
der t'nilosopnie, Gottingen 19752, pp.
limitado por ningún deber oficial. de los asuntos humanos toma aquí £>5-01; y E. BAHK (H rsg ), Was ist
Este espíritu de libertad se expan­ un cariz extraño e inesperado; Aufklárung? Tkesen und Definitionen,
Stuttgart 1974, pp. 9-17, Asimismo, las
de hacia el exterior, allí donde apenas lo contemplamos en su con­ ediciones a cargo de H. R E ISS, Kant’s
debe luchar con obstáculos exter­ junto, vemos cuán paradójico es Folitipal Writings, Cambridge 1970; N.
M ERKER, Kant. Stato di Uiritto e So-
nos, provocados por un gobierno todo en él. Un grado mayor de cietá Civiie, Ron^a 1982; H. W ISMANN,
que no tiene en claro sus funcio­ libertad civil parece ser ventajo­ en la edición dirigida por F. Alquié:
I. Kant, Ouevres Fhüosophiques, II,
nes- Pues éste tiene ante sus ojos so para la libertad del espíritu
Paris 1^85; E. EST1U , I. Kant, Filoso­
un ejemplo nítido de cómo la li­ del pueblo y, sin embargo, le po­ fía de ía historia, Buenos Aires A9642.
bertad no acarrea ningún proble­ ne límites infranqueables; un gra­ 2 Kaht remite a la pregunta que J.
ma a la tranquilidad pública y a do menor de aquella libertad, en F. Zóllner (1753-1804) formula ea una
cambio, permite generar el espacio nota de su artículo: “¿No es, acaso,
la solidaridad comunitaria. Los aconsejable una sanción ulterior al m a­
hombres van abandonando la bar­ que el espíritu popular necesita trimonio mediante la religión?",' publi­
barie con su propio esfuerzo, con para expandirse según toda su ca­ cado en el vol. II de la Berlinische Mo-
natsschtift (diciembre 1783, pp. 508-
tal que no se los mantenga en pacidad. Si ésta es la dura cáscara 517). Allí leemos: "¿Q ué es el ihimi-
ella artificiosamente. bajo la cual la naturaleza protege nismo? Esta pregunta, casi tan impor­
tante como la de ¿Qué es la verdad?,
He puesto el acento principal la semilla por la que siente más debería^ sin embargo, ser contestada
cariño, a saber: la inclinación y antes de comenzar a actuar como un
del iluminismo, entendido como iluminista. Y no he encontrado aún res­
abandono que el hombre hacé de la vocación por el libre pensa­ puesta a ella por ninguna parte” . L a
su minoridad autoculpable, pre­ miento, esto tiene un gradual efec­ respuesta de Kant aparece en la revis­
ta berlinesa el 12 de diciembre de 1784
ferentemente sobre las cuestiones to retroactivo sobre el modo de (IV, pjp. 481-494).
religiosas, pues, en lo que hace a sentir dél pueblo ( gracias a lo
3 Esta figura de la minoría de edad
las artes y las ciencias, quienes en cual éste se vuelve cada vez más y de sif abandono como equivalente al
ellas dominan no se interesan por apto para actuar libremente) y fi­ uso de razón proviene de los ámbitos
jurídico y teológico: cf. Hinske, op.
ejercer una tutoría sobre sus súb­ nalmente influye incluso sobre los cit., pp. 544 ss.f 567. De hecho, la com­
ditos; además, la minoría de edad principios del gobierno, que ter­ paración entre el desarrollo de los pue­
mina por encontrar provechoso blos y la evolución del niño hacia su
en religión no sólo es la más da­ madurez es un locus difundido en el
ñina, sino también la más humi­ tratar al hombre, que es más que ideario iluminista. Basta pensar en
una m áquina ,9 conforme a su dig­ Rousseau.
llante de todas. Pero el modo de
pensar de un jefe de Estado que nidad.* 4 Proviene de Horacio, Epistulae, I,
2 (Ad Lollium), verso 40. En 1736, el
favorece el iluminismo no se de­ conde fe. C. von Manteuffel funda en
tiene allí y comprende que, in­ Berlín una Sociedad de amigos de la
verdad y hace acuñar una moneda, en
cluso respecto de su legislación, Konigsbérg, Prusia, setiembre 30 de 1784 una de cuyas caras se ve un busto de
no hay peligro en permitir a sus Minerva flanqueado por las cabezas
* ,En el Semanario de Büsching, del de Leibniz y de Wolff, con la inscrip­
súbditos hacer uso público de la ción Sapere aude; y en la otra cara, la
13 de setiembre, leo hoy -nlía 30 dél
propia razón y exponer pública­ friismo mes— el aviso de la respuesta leyenda: Societas Alethophüorum ah E.
que diera el señor Mendelssohn a la Christophoroy S. R. I. Com. de Manteuf­
mente al mundo sus pensamientos fel ínstituta Berol, M DCCXXXVI. Ha-
misma pregunta, publicada en la Re­
sobre una legislación mejor, cri­ vista mensual de Berlín. No dispongo zard indica que la frase horaciana apa­
ticando con franqueza la actual. aún de la misma, pues en caso con­ rece como epígrafe del Free Thinhers,
trarío, hubiera demorado la presente, London 1722; cf. P. HAZARD, L a pen-
Tenemos un brillante ejemplo de sée européenne au XV III éme. siécle.
que ahora puede valer como testimonio
ello en el monarca que honramos, del acuerdo que el azar impone a las Notes ét Referenees, Paris 1946, p. 36.
ideas.10 Venturi ha seguido la evolución semán­
segundo de ningún otro. tica del “ lOsa saber]’ particularmente
en el munao moderno y en su peculiar
Pero quien, fuerte en su ilumi­ significado iluminista: cf. F. V EN TU RI,
nismo, no teme a las sombras y, “ Con tribu ti ad un dizionario storico.
NOTAS: Was ist Aufklárung? Sapere aude", en
al mismo tiempo, dispone de un Rivteta storica italiana, 1959, I, pp.
ejército numeroso y bien discipli­ 1 Para el texto hemos utilizado la 11^-130; asimismo, véase L. FIRPO,
reproducción del original en: N. HINS- “Contributi ad un dizionario storico.
nado para garantizar la tranqui­ K E (H rsg), W as ik Aufklárung. Bei- Ancora a proposito di ¡Sapere aude!’",
lidad pública; sólo él puede decir tráge aus de~ BerlWschen Mónatsschrift, en idem, 1960, I, pp. 114-117. Sobre
Darmstadt 1981, pp. 452-465. Hemos la difusión del motto en Alemania, cf.
lo que no se osaría decií en una tenido en cuenta las versiones cuidadas Hinske, op. cit., pp. 515 y 567-568.
pequeña república: ¡razonad cuán- por H. Maier en la edición de la Aca­
demia Real Prusiana (vol. VIII, pp. 5 En el siglo 18, el sustantivo “ pú­
to~"qúéráis y sobre lo que que­ 35-42), J. Z EH BE (H rsg), I. Kant, W as blico” indica, en alemán, las personas

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que habitan un detérfninado ámbito
geográfico-político, y también el con­
junto de lectores (cf. Bahr, op. cit., p.
58). L a idea fundamental kantiana alu­
de a los actores de ese espacio público
en evolución, la Oeffentlichkéit, entre
la estatalidad y la privacidad. Kant Jo
especifica poco después.

6 Se trata de la respuesta del gra­


mático Marco Pomponio Maree o al
emperador Tiberio (cf. Merker, op. cit.,
p. 118, nota 8 ).

7 Federico II de Prusia, “ el Grande”


(1740-1786). Kant le había dedicado,
en 1755, su Historia universal de la na­
turaleza y teoría dél cúlo.

8 En 1776 y 1783, el ministro de


cultura de Federico, K. A. von Zedlitz*
había rehabilitado a dos clérigos, per­
seguidos por sus consistorios a causa de
sus escritos. L a argumentación con que
von Zedlitz justifica su decisión com­
parte la directriz ideológica dd la dis­
tinción kantiana entre los dos usos de
la razón. Cf. G. BEYER H A U S, “ Kants
Programm der Aufklárung aus dem jahre
1784” , Kantstudien 26, 1921, pp. 7.-16;
y N. H IN SK E , op. cit., pp. X L V I ss. y
530 ss. Recordemos que Kant dedica
a von Zedlitz su primera Crítica.

9 L a alusión es a Julien Offray de


Lamettrie (1709-1751) y a su libro
Vhom me machine (17 4 8 ). Lamettrie,
expulsado de Francia, había encontrado
asilo en la corte berlinesa de Federico.
Allí murió, en materialiste: de indiges­
tión con comida en mal estado.

10 Antón F . Büsching (1724-1753),


profesor en Gottingen y luego en un
Gymnasium de Berlín, teólogo y geó­
grafo, publicaba los WÓfhentliche N ach-
richten von neuen Landkarten, geogra-
phischen, statistischen und liistorischen
Büchern und Schriften (Berlín, 1773-
1786). Kant se refiere al volumen X II
de 1784 (Berlín, 1785), p. 291 ss. Allí
se anuncia el artículo de Mendelssohn,
“ Sobre la pregunta: ¿qué es iluminar?” ,
aparecido en la Berlinische Monatsscl rift
el 9 de septiembre de 1784 (IV , pp.
193-200), pero la información que pro­
porciona es demasiado escueta, como
para legitimar la afirmación kantiana
de la coincidencia entre ambos pensa­
dores. D e hecho, Kant piensa más bien
en el Jerusalem, oder über religioso
Macht und Judentum (1 7 8 3 ), donde
Mendelssohn defiende la libertad de
conciencia y rechaza la idea de un com­
promiso absoluto de los clérigos respec­
to de dogmas inmutables y credos des­
póticos. En lo qué háce a su opinión de un funcionario. O sea, el deber de (H rsg ), Ákten d. 4. Int. Kant-Kongres-
sobre el artículo de Kant, Mendelssohn mantener ,1a opinión de aquellos que ses (Mainz 1974), Berlín/New York
había encontrado que la distinción 3n- está representando, pues ella ha pasado 1974, Bd. I I / l , pp. 60-80. Fuertemen­
tre los dos usos de la razón tenía “a go él examen de la discusión público. Cf. te crítico de Kant es, en cambio, J. G.
de extraño en su expresión” , pero la M. Mendelssohn s Gesammelte Schriften, Hamann (1730-1788), a causa —entre
■había defendido en la Sociedad de los Bd. 4, Abt. 1, Leizig 1844, p. 146 ss.; otros motivos— del tono excesivamente
Miércoles, alegando que la restricción A. ALTM ANN. M o°?s Mendelssohn. A “ oficioso” que tendría el planteo kan­
'en el “uso privado” era el lógico some­ Biographical Study, Alabama 1973, p. tiano. Cf. su carta a C. J. Kraus, del 18
timiento a la opinión de la mayoría de 660 ss.; y E. G. SCH U LZ, “ Kant und de diciembre de 1784, en BAHR, op.
la sociedad, que es el principal deber die Berlinér Aufklárung” , en G. Funke cit., pp. 18-21.

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