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Texto 1

La honda de David
Augusto Monterroso

Había una vez un niño llamado David N., cuya puntería y habilidad en el manejo
de la resortera despertaba tanta envidia y admiración en sus amigos de la vecindad y de
la escuela, que veían en él, y así lo comentaban entre ellos cuando sus padres no podían
escucharlos, un nuevo David.
Pasó el tiempo.
Cansado del tedioso tiro al blanco que practicaba, disparando sus guijarros contra
latas vacías o pedazos de botella, David descubrió que era mucho más divertido ejercer
contra los pájaros la habilidad con que Dios lo había dotado, de modo que de ahí en
adelante la emprendió con todos los que se ponían a su alcance, en especial contra
pardillos, alondras, ruiseñores y jilgueros, cuyos cuerpecitos sangrantes caían
suavemente sobre la hierba, con el corazón agitado aún por el susto y la violencia de la
pedrada.
David corría jubiloso hacia ellos y los enterraba cristianamente.
Cuando los padres de David se enteraron de esta costumbre de su buen hijo se
alarmaron mucho, le dijeron que qué era aquello, y afearon su conducta en términos tan
ásperos y convincentes que, con lágrimas en los ojos, él reconoció su culpa, se arrepintió
sincero y durante mucho tiempo se aplicó a disparar exclusivamente sobre los otros niños.
Dedicado años después a la milicia, en la Segunda Guerra Mundial David fue
ascendido a general y condecorado con las cruces más altas por matar él solo a treinta y
seis hombres, y más tarde degradado y fusilado por dejar escapar con vida una paloma
mensajera del enemigo.
Texto2

El papel más difícil

Un marido y su mujer solían disputar porque el marido se empeñaba en


decir que su trabajo era más difícil de realizar que el de su mujer. Un día de verano
cambiaron de ocupaciones: la mujer se fue al campo y el marido quedó en casa.
-¡Fíjate bien! -le dijo la mujer antes de salir- que salgan a su hora las vacas
y los corderos, da de comer a los pollos cuidando de que no se extravíen, prepara
la comida, trabaja la estopa y bate la manteca, y sobre todo no te olvides de
amontonar el mijo.
La mujer se marchó. Antes de que el mujik hubiera pensado en soltar el
ganado, los demás animales estaban muy distantes y pudo alcanzarles con
trabajo. Volvió a casa, y para que las aves de rapiña no pudieran llevarse los
pollos, los ató uno a otro y fijó el extremo de la cuerda a una pata de la madre. Se
había dado cuenta que su mujer, mientras amontonaba el mijo hacía la pasta, y
quiso hacer como ella. Y para poder batir la manteca al mismo tiempo, se sujetó a
la cintura el bote de crema.
- Cuando el maíz esté dispuesto, la manteca también estará lista -pensaba.
Y apenas había comenzado aquella triple faena cuando se oyó el "co-co-co" de la gallina
y el agudo piar de los pollos. Quiso correr para ver qué ocurría en el patio, pero tropezó,
cayó y el bote de la crema se hizo pedazos. Cuando salió del corral pudo ver cómo un
enorme milano se llevaba en el pico los pollos y la gallina.
Texto 3

Manuel Belgrano, autobiografía

Nada importa saber o no la vida de cierta clase de hombres que todos sus trabajos
y afanes los han contraído a sí mismos, y ni un solo instante han concedido a los demás;
pero la de los hombres públicos, sea cual fuere, debe siempre presentarse, o para que
sirva de ejemplo que se imite, o de una lección que retraiga de incidir en sus defectos.
Se ha dicho, y dicho muy bien, "que el estudio de lo pasado enseña cómo debe
manejarse el hombre en lo presente y porvenir"; porque desengañémonos, la base de
nuestras operaciones siempre es la misma, aunque las circunstancias alguna vez la
desfiguren.

Yo emprendo escribir mi vida pública -puede ser que mi amor propio acaso me alucine-
con el objeto que sea útil a mis paisanos, y también con el de ponerme a cubierto de la
maledicencia; porque el único premio a que aspiro por todos mis trabajos, después de lo
que espero de la misericordia del Todopoderoso, es conservar el buen nombre que desde
mis tiernos años logré en Europa con las gentes con quienes tuve el honor de tratar
cuando contaba con una libertad indefinida, estaba entregado a mí mismo, a distancia de
dos mil leguas de mis padres, y tenía cuanto necesitaba para satisfacer mis caprichos.

El lugar de mi nacimiento es Buenos Aires; mis padres, don Domingo Belgrano y


Peri conocido por Pérez, natural de Onella, y mi madre, doña María Josefa González
Casero, natural también de Buenos Aires. La ocupación de mi padre fue la de
comerciante, y como le tocó el tiempo del monopolio, adquirió riquezas para vivir
cómodamente y dar a sus hijos la educación mejor de aquella época.
Me proporcionó la enseñanza de las primeras letras, la gramática latina, filosofía y
algo de teología en el mismo Buenos Aires. Sucesivamente me mandó a España a seguir
la carrera de las leyes, y allí estudié en Salamanca; me gradué en Valladolid, continué en
Madrid y me recibí de abogado en la cancillería de Valladolid. Confieso que mi aplicación
no la contraje tanto a la carrera que había ido a emprender, como el estudio de los
idiomas vivos, de la economía política y al derecho público, y que en los primeros
momentos en que tuve la suerte de encontrar hombres amantes al bien público que me
manifestaron sus útiles ideas, se apoderó de mí el deseo de propender cuanto pudiese al
provecho general, y adquirir renombre con mis trabajos hacia tan importante objeto,
dirigiéndolos particularmente a favor de la patria.
Tomado de http://www.elhistoriador.com.ar/biografias/b/belgrano_autobio.php
Vocabulario
afanes: anhelo, deseo.
concedido: dado, entregado.
retraiga: convenza.
incidir: cause un efecto o repercusión.
emprendo: comienzo, inicio.
paisanos: personas del mismo lugar, provincia o país.
maledicencia: acción de maldecir, murmurar.

Texto 4
Estrellas fijas en un cielo blanco
Óscar Hahn

Estrellas fijas en un cielo blanco,


son los bellos sonetos, pues no giran
en torno de orbe alguno
ni han rotado sus densas masas de catorce cifras.

No reflejan la luz del sol tampoco,


pero irradian su propia luz de adentro.
Y en el albor parecen en reposo
o muertos cuyas tumbas son sus cuerpos.

Y sin embargo las estrellas fijas


a veces bienhechoras o malignas
Vocabulario siempre de harta energía están cargadas.
orbe: mundo, planeta, esfera.
albor: inicio, principio, comienzo. Y aunque hace miles de años extinguidas
su fulgor todavía nos alcanza
sea por vista o por astrología.

Texto 5
Alimentación

Todos los animales obtienen nutrientes necesarios de las plantas, los animales u
otros organismos como bacterias y hongos.
Algunos alimentos son fáciles de encontrar, pero difíciles de digerir, como las
hojas o la hierba; otros, como los animales vivos, pueden ser difíciles de encontrar o
capturar, pero fáciles de digerir y con alto valor nutritivo. Los animales se han adaptado
para obtener y digerir alimentos. Esta adaptación, en muchos casos, determina el modo
de vida del animal.

1. Tiburón peregrino. Este enorme tiburón tiene dientes diminutos. Se alimenta nadando,
con su enorme boca abierta, entre nubes de organismos diminutos a la deriva, que atrapa
con sus agallas como si se tratase de un tamiz. Muchas ballenas y algunas aves, como
los flamencos, filtran la comida del mismo modo.
2. Jirafa. Su cuello largo le permite comer las hojas que otros animales no pueden
alcanzar. Como muchos herbívoros y folívoros, las jirafas tienen bacterias en su aparato
digestivo que descomponen la dura fibra vegetal y liberan nutrientes vitales.
3. Sanguijuela. Es un parásito que se adhiere a un animal vivo, rasga su piel y chupa su
sangre. Algunas pueden absorber hasta cinco veces su peso, pero solo necesitan
alimentarse una o dos veces al año.
4. Loro. Las aves necesitan que la comida esté muy concentrada para no pesar mucho.
La mayoría come insectos, carne, frutos o semillas. Muchos loros comen frutos secos
rompiendo la cáscara con su pico curvo, y otros tienen la lengua rugosa para absorber el
néctar de las flores.

Sanguijuela: la ventosa rodea la


boca y los afilados dientes.

E-nciclopedi@. Madrid: Ediciones SM, 2004 (fragmento y adaptación).


Tiburón peregrino: las agallas en los largos orificios al
Vocabulario fondo de la boca atrapan la comida.
digerir: convertir los alimentos en sustancias asimilables por el organismo.
agallas: órgano respiratorio de los peces, situado a ambos lados de la base de la cabeza.
tamiz: colador.
folívoro: animal que se alimenta fundamentalmente de hojas.
parásito: organismo que vive a costa de otro.

Texto 6
Vivir para contarla

Desde mis comienzos en el colegio gané fama de poeta, primero por la


facilidad con que me aprendía de memoria, y recitaba a voz en cuello, los
poemas de clásicos y románticos españoles de los libros de texto, y
después por las burlas en versos rimados que dedicaba a mis Vocabulario
compañeros de clase en la revista del colegio. No los habría escrito o les somníferas: sedantes,
habría prestado un poco más de atención si hubiera imaginado que iban a calmantes.
prefecto: Inspector,
merecer la gloria de la letra impresa. Pues en realidad eran sátiras encargado de una
amables que circulaban en papelitos ocultos en las aulas somníferas de disciplina.
las dos de la tarde. El padre Luis Posada -prefecto de la segunda ceño: entrecejo, arruga.
división- capturó uno, lo leyó con ceño brusco y me soltó la reprimenda de decomisadas:
rigor, pero se lo guardó en el bolsillo. El padre Arturo Mejía me citó confiscadas, retiradas,
entonces en su oficina para proponerme que las sátiras decomisadas se recogidas.
publicaran en la revista Juventud, órgano oficial de los alumnos del
colegio. Mi reacción inmediata fue un retorcijón de sorpresa, vergüenza y
felicidad, que resolví con un rechazo nada convincente:
-Son bobadas mías.
El padre Mejía tomó nota de la respuesta, y publicó los versos con ese
título y con la firma de Gabito, en el número siguiente de la revista y con la
autorización de las víctimas. En dos números sucesivos tuve que publicar
otra serie a petición de mis compañeros de clase. De modo que esos
versos infantiles -quiéralo o no- son en rigor mi primera obra.
El vicio de leer lo que me cayera en las manos ocupaba mi tiempo libre y casi todo el de
las clases. Podía recitar poemas completos del repertorio popular que entonces eran de
uso corriente en Colombia, y los más

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