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INSTITUTO SUPERIOR DE EDUCACIÓN PÚBLICA ESPECIALIDAD –TÉCNICA EN FARMACIA

“OCTAVIO MATTA CONTRERAS” 2018-I


CUTERVO

USO DE LOS PRODUCTOS NATURALES COMO MEDICAMENTOS


A TRAVÉS DE LA HISTORIA
La enfermedad es tan antigua como la humanidad, y los pueblos prehistóricos no escaparon
en absoluto de ella, al dolor y a la muerte. Por ello desde hace milenios el hombre ha utilizado
productos naturales en el tratamiento y cura de las enfermedades. “La mayoría de las veces, las
propiedades medicinales de aquellos se descubrieron casualmente y pasaron luego a formar parte
de la tradición médica de los pueblos.
Los pueblos prehistóricos tuvieron un conocimiento considerable de las plantas medicinales
y desarrollaron sistemas terapéuticos que combinaban elementos empíricos, racionales, religiosos
y mágicos. De igual forma hace unos catorce mil años pintaron las paredes de la cueva de Les Trois
Fréres, al sudoeste de Francia, donde se incluyó entre sus dibujos la imagen de un curandero.
El enfoque de estos pueblos frente a la enfermedad y su tratamiento reflejaba la concepción que
tenían del mundo, basada en el animismo. Creían que todos los seres poseían un espíritu, que las
fuerzas espirituales explicaban todos los fenómenos y que cada suceso era una manifestación de
dichos poderes. Puesto que tanto la enfermedad como su tratamiento involucraban este mundo de
espíritus, era imprescindible que los especialistas los comprendieran y pudieran controlarlos. Esta
necesidad condujo a las sociedades primitivas a exaltar la condición del sacerdote, el brujo y el
curandero.
Las primeras civilizaciones antiguas se desarrollaron en los valles de los principales ríos de
Africa y Asia: hacia el 3250 a.C. Los pueblos se volvieron más organizados y, en gran medida, más
racionales. Sin embargo, las nociones animistas, religiosas y mágicas sobre la enfermedad y su
tratamiento no desaparecieron con la invención de la escritura, ni con el progreso del conocimiento
y la seguridad.
En la Mesopotamia antigua las artes de la curación eran practicadas por el sacerdote
profeta, el exorcista y el sacerdote curandero. Todos eran sacerdotes y todos curanderos, pues
para esta civilización la enfermedad era una consecuencia del pecado o la transgresión. Por lo
tanto, la curación implicaba una catarsis y una purificación religioso - espiritual. En esta
civilización se encontraron miles de tablillas de arcilla entre las cuales figura el primer texto
médico conocido, cuya acuñación se remonta al año 2100 a.C. Este texto enumera treinta
elementos distintos de origen animal, mineral y vegetal, muchos de ellos no identificables, y hace
referencia a numerosas fórmulas y procesos, como extractos acuosos y oleosos, infusiones de
vino, pulverizaciones, ebulliciones, filtraciones y unciones.
El conocimiento de la medicina egipcia deriva en gran parte de once papiros encontrados
sobre la materia. El más relevante es el papiro de Ebers, una colección de recetas escrita hacia el
1500 a.C. que contiene ochocientas once prescripciones y menciona unos setecientos fármacos.
Dichos remedios comprendían ingredientes de los reinos vegetal, animal y mineral.
INSTITUTO SUPERIOR DE EDUCACIÓN PÚBLICA ESPECIALIDAD –TÉCNICA EN FARMACIA
“OCTAVIO MATTA CONTRERAS” 2018-I
CUTERVO

Los primeros textos chinos conocidos sobre remedios datan de los últimos cinco siglos a.C.,
como el Sehn Nong Ben Zing (El Libro de las hierbas de Sehn Nong), con más de 2000 años de
antigüedad.
Los Chinos creían que debía existir un remedio para cada enfermedad y que prácticamente
todo podía tener un uso médico. El remedio adecuado daría lugar a la recuperación del paciente,
como consecuencia de su capacidad para neutralizar las influencias malignas del entorno. En el
trasfondo de estas nociones se encontraba la preocupación filosófica china por las fuerzas vitales
y sus equilibrios y desequilibrios.
Solo hasta el año 1.500 a. C., en la cultura Hindú se conocieron los escritos de Characa en
donde se mencionan más de dos mil productos distintos de origen vegetal, entre ellos el sándalo, la
canela, el jengibre, la pimienta, el acónito y el regaliz, fármacos y especias que habrían de
convertirse en la base del comercio con los romanos y que posteriormente desempeñarían un papel
importante en la historia.
La Edad Media en Europa Occidental supuso la continuidad de la materia médica clásica,
retocada y ampliada por los árabes. A ella se superpusieron los mitos, la magia y la fe. La
preparación de aceites, jarabes y ungüentos a base de plantas medicinales constituyó durante
toda la Edad Media la piedra angular de la farmacopea universal.
En 1498 d.C. se imprime la primera farmacopéa, y la Botánica que hasta aquel momento
había sido patrimonio exclusivo de médicos, boticarios y yerbateros, empieza a estudiarse de
forma racional, con la ayuda de los grabados en madera que se realizan de las plantas. Por otro
lado, el descubrimiento de América permite que a Europa llegue gran número de plantas y semillas
oriundas del Nuevo Mundo. Las expediciones botánicas europeas se incrementan en busca de la
flora increíble de la que dan cuenta los escritos de los estudiosos Diego Alvarez de Chanca y
Rodrigo Fernández, profesores de ciencias que acompañaron a Colón en su segundo viaje.
Después de muchas confrontaciones entre ambas teorías terapéuticas, hacia el año 1618 d.C., se
realizó en Inglaterra una compilación que aceptaba los remedios más recientes como “servidores
de la medicina dogmática”, pero basándose en sólo algunos remedios de origen natural. Con el
tiempo la industria farmacéutica se ha separado y unido alternativamente con la medicina natural,
desarrollándose cada una de ellas, a menudo, como reacción de la una contra la otra. En el siglo
XIX surgió el Thomsonianismo, una práctica botánica de la medicina, dirigida por Samuel Thomson,
norteamericano, que creó un “sistema con reminiscencias de la patología humoral de Galeno”.
Ofrecía remedios vegetales que pretendían ser más suaves y seguros que los poderosos y rudos
procedimientos que propugnaban los practicantes de la medicina tradicional.
A finales del siglo XIX, con el nacimiento de la química moderna y de la farmacognosia, se
realizaron los primeros estudios fitoquímicos principalmente de las plantas traídas del Viejo
Mundo. De la misma época se conocen los trabajos adelantados por naturalistas ingleses sobre la
flora de la Amazonía, importantes para la taxonomía y la farmacognosia.

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