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DISPOSICIONES GENERALES DE LA CONSTITUCIÓN


Incompatibilidad del ejercicio simultáneo de cargo de elección popular.
Las prohibiciones generales son las llamadas incompatibilidades, que implican duplicidad
de cargo o actividad.

Artículo 62. Los diputados y senadores propietarios durante el período de su encargo, no


podrán desempeñar ninguna otra comisión o empleo de la Federación o de los Estados por
los cuales se disfrute sueldo, sin licencia previa de la Cámara respectiva; pero entonces
cesarán en sus funciones representativas, mientras dure la nueva ocupación. La misma
regla se observará con los diputados y senadores suplentes, cuando estuviesen en ejercicio.
La infracción de esta disposición será castigada con la pérdida del carácter de diputado o
senador.
Según el art. 62 de la Constitución las incompatibilidades consisten en las prohibiciones a
diputados y senadores para que durante el periodo de su encargo no desempeñen ninguna
otra comisión o empleo de la Federación o de los Estados por los cuales se disfrute sueldo,
sin licencia previa de la Cámara respectiva. Es decir, a pesar de la pobreza regulativa de esa
norma, las incompatibilidades siempre entrañan la prohibición para que los legisladores
realicen funciones –empleos, comisiones, vínculos, etc.- distintas a su cargo y que puedan
afectar su desempeño como representantes de la nación.
Por su parte, el artículo 125 de la Constitución indica que: “Ningún individuo podrá
desempeñar a la vez dos cargos federales de elección popular, ni uno de la Federación y
otro de un Estado que sean también de elección; pero el nombrado puede elegir entre
ambos el que quiera desempeñar”.

Las incompatibilidades excluyen el desempeño simultáneo de un determinado cargo


electivo y de otros cargos electivos o de nombramientos. Las incompatibilidades no
impiden una candidatura electoral, sin embargo, en caso de que el candidato sea elegido, se
exige de él que deje el cargo/puesto que los inhabilita para ocupar su mandato, o que
prescinda de adquirirlo, o que tome una decisión por uno de los mandatos incompatibles
entre sí.

Prohibición de pagos no presupuestados

El articulo 126 y 127 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos tratan
aspectos relacionados al Presupuesto anual, haciendo hincapié que es facultad de la
Cámara de Diputados la aprobación de dicho Presupuesto así como la prohibición de
realizar pagos que no estén comprendidos en un Presupuesto vigente.

Artículo 126. No podrá hacerse pago alguno que no esté comprendido en el Presupuesto o
determinado por la ley posterior.

En México existen tres órdenes políticos: el federal, el estatal y el municipal, a los que
corresponden tres órdenes fiscales, respectivamente.
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Este principio rige para los tres sistemas y, desde luego, es obligatorio para el Poder
Ejecutivo Federal prever los gastos originados por el mantenimiento de todos los servicios
que están a cargo de un Estado moderno como es el nuestro. Por lo tanto, es necesaria la
cuidadosa programación del presupuesto federal de ingresos, para planear las inversiones
de nuevas obras y servicios, mantener los ya establecidos y calcular el gasto regular de la
administración pública.
En virtud de que el manejo de los dineros públicos no puede estar sujeto a la libre voluntad
de los funcionarios, se establece el requisito de que cualquier pago que haga la Federación
debe estar previsto en el presupuesto de gastos (egresos), o fijado por una ley posterior.

Remuneración económica de los servidores públicos

Artículo 127. Los servidores públicos de la Federación, de los Estados, del Distrito
Federal y de los Municipios, de sus entidades y dependencias, así como de sus
administraciones paraestatales y paramunicipales, fideicomisos públicos, instituciones y
organismos autónomos, y cualquier otro ente público, recibirán una remuneración
adecuada e irrenunciable por el desempeño de su función, empleo, cargo o comisión, que
deberá ser proporcional a sus responsabilidades.
Dicha remuneración será determinada anual y equitativamente en los presupuestos de
egresos correspondientes, bajo las siguientes bases:
I. Se considera remuneración o retribución toda percepción en efectivo o en especie,
incluyendo dietas, aguinaldos, gratificaciones, premios, recompensas, bonos, estímulos,
comisiones, compensaciones y cualquier otra, con excepción de los apoyos y los gastos
sujetos a comprobación que sean propios del desarrollo del trabajo y los gastos de viaje en
actividades oficiales.
II. Ningún servidor público podrá recibir remuneración, en términos de la fracción
anterior, por el desempeño de su función, empleo, cargo o comisión, mayor a la
establecida para el Presidente de la República en el presupuesto correspondiente.
III. Ningún servidor público podrá tener una remuneración igual o mayor que su superior
jerárquico; salvo que el excedente sea consecuencia del desempeño de varios empleos
públicos, que su remuneración sea producto de las condiciones generales de trabajo,
derivado de un trabajo técnico calificado o por especialización en su función, la suma de
dichas retribuciones no deberá exceder la mitad de la remuneración establecida para el
Presidente de la República en el presupuesto correspondiente.
IV. No se concederán ni cubrirán jubilaciones, pensiones o haberes de retiro, ni
liquidaciones por servicios prestados, como tampoco préstamos o créditos, sin que éstas se
encuentren asignadas por la ley, decreto legislativo, contrato colectivo o condiciones
generales de trabajo. Estos conceptos no formarán parte de la remuneración. Quedan
excluidos los servicios de seguridad que requieran los servidores públicos por razón del
cargo desempeñado.
V. Las remuneraciones y sus tabuladores serán públicos, y deberán especificar y
diferenciar la totalidad de sus elementos fijos y variables tanto en efectivo como en
especie.
VI. El Congreso de la Unión, las Legislaturas de los Estados y la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal, en el ámbito de sus competencias, expedirán las leyes para hacer efectivo
el contenido del presente artículo y las disposiciones constitucionales relativas, y para
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sancionar penal y administrativamente las conductas que impliquen el incumplimiento o la


elusión por simulación de lo establecido en este artículo.

El art. 127 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos regula lo


referente a los aspectos de los salarios de los Servidores Públicos y la relación de éstos con
el Presupuesto Anual así como las bases para fijar dichos salarios, establece que ningún
servidor público podrá tener un salario mayor al Del Presidente de la Republica.

El art. 127 constitucional comprende a todos los servidores públicos, de cualquier rango o
jerarquía, es decir, los que laboran en cualquiera de las tres ramas de la Federación. Su
remuneración será adecuada e irrenunciable, esto es, deberá ser justa y proporcionada al
trabajo recibido y nunca podrán prestarse servicios a la Federación de manera gratuita.

Obligación de rendir protesta al asumir los cargos

Artículo 87. El Presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la


Unión o ante la Comisión Permanente, en los recesos de aquél, la siguiente protesta:
"Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de
Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y
prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande."

México es un Estado de derecho, lo que significa, entre otras cosas, que los encargados del
poder público deben actuar con estricto apego al orden jurídico y, dentro de éste, a su base
o ley fundamental: la Constitución. De aquí que el primer mandatario haga, al tomar
posesión de su cargo, pública y solemne protesta de que cumplirá y hará cumplir las
disposiciones constitucionales y todas las leyes en vigor. Es de tal importancia esta
declaración que en el texto del artículo aparece la fórmula exacta con que se debe hacer.

Artículo 128. Todo funcionario público, sin excepción alguna, antes de tomar posesión de
su encargo, prestará la protesta de guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen.

El funcionario público sólo puede actuar apoyándose en una disposición legal, ya que tiene
limitada su acción por las reglas jurídicas, a las que debe singular obediencia. De ahí, que al
tomar posesión de sus cargos todos los funcionarios del Estado tienen el deber de protestar
guardar la constitución y las demás disposiciones que de ella emanen. Este acto, del más
alto contenido cívico, sustituyó a la ceremonia del juramento, la cual tenía como base
fórmulas de tipo religioso que aún fueron utilizadas en México en la jura de la Constitución
de 1857.

Funciones y comandancias militares en tiempos de paz

Artículo 129. En tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones
que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar. Solamente habrá
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Comandancias Militares fijas y permanentes en los castillos, fortalezas y almacenes que


dependan inmediatamente del Gobierno de la Unión; o en los campamentos, cuarteles o
depósitos que, fuera de las poblaciones, estableciere para la estación de las tropas.

Debe relacionarse el texto de este artículo, que señala límites al ejercicio de la autoridad
militar, con la garantía individual consignada en el art. 16 último párrafo, que señala:

“En tiempo de paz ningún miembro del Ejército podrá alojarse en casa particular contra
la voluntad del dueño, ni imponer prestación alguna. En tiempo de guerra los militares
podrán exigir alojamiento, bagajes, alimentos y otras prestaciones, en los términos que
establezca la ley marcial correspondiente”.

Ambos preceptos, tienden a evitar que los miembros de los diversos cuerpos armados, con
fuerza material a su disposición, la usen más allá de las facultades especialmente
establecidas en las leyes, las cuales señalan los fines propios a la naturaleza misma de la
institución militar: guardar el orden y la paz en el interior de la República y defenderla de
cualquier agresión extranjera.
Es pertinente recordar que, en México, el poder militar está sometido al civil, pues su jefe
supremo es el Presidente de la República y compete reglamentar su funcionamiento al
Congreso de la Unión.

Jurisdicción sobre los inmuebles destinados a servidores públicos federales

Artículo 132. Los fuertes, los cuarteles, almacenes de depósito y demás bienes inmuebles
destinados por el Gobierno de la Unión al servicio público o al uso común, estarán sujetos
a la jurisdicción de los Poderes Federales en los términos que establezca la ley que
expedirá el Congreso de la Unión; mas para que lo estén igualmente los que en lo sucesivo
adquiera dentro del territorio de algún Estado, será necesario el consentimiento de la
legislatura respectiva.

La Constitución, respetuosa de la soberanía de los estados, obliga al Gobierno Federal a


solicitar permiso a las legislaturas estatales para adquirir –dentro de sus respectivos
territorios- , bienes inmuebles con el propósito de dedicarlos al servicio público o al uso
común, en virtud de que, por el hecho de la adquisición, se convierten en bienes del
dominio público y quedan sometidos exclusivamente a la jurisdicción de los poderes
federales.
Son bienes de uso común, aquellos de los que pueden disfrutar todos los habitantes de la
República, sin más limitaciones que las establecidas por leyes o reglamentos
administrativos; como por ejemplo, el espacio aéreo, el mar territorial, las playas marítimas,
puestos, bahías, ensenadas, plazas y parques públicos, edificios, ruinas arqueológicas o
históricas, etc.
Los bienes destinados a un servicio público son, entre otros, los palacios destinados a los
Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial y los inmuebles para uso de las Secretarías de
Estado y otras dependencias, se equiparan a éstos las iglesias o templos abiertos al público.

Facultades del Ejecutivo para regular el comercio exterior


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Art. 131, 2° párrafo Constitucional. “…El Ejecutivo podrá ser facultado por el Congreso
de la Unión para aumentar, disminuir o suprimir las cuotas de las tarifas de exportación e
importación, expedidas por el propio Congreso, y para crear otras; así como para
restringir y para prohibir las importaciones, las exportaciones y el tránsito de productos,
artículos y efectos, cuando lo estime urgente, a fin de regular el comercio exterior, la
economía del país, la estabilidad de la producción nacional, o de realizar cualquiera otro
propósito, en beneficio del país. El propio Ejecutivo al enviar al Congreso el Presupuesto
Fiscal de cada año, someterá a su aprobación el uso que hubiese hecho de la facultad
concedida.

El segundo párrafo otorga al Ejecutivo la facultad para legislar en materia de impuestos,


referida al comercio exterior, con el propósito de regular la economía nacional, siempre que
el Congreso haga la debida delegación (Delegación es el acto por medio del cual el
Congreso concede al Ejecutivo facultades extraordinarias para legislar). Estas facultades se
otorgaron al Poder Ejecutivo a fin de dotarlo de un instrumento necesario para decretar el
aumento o disminución de impuestos a los productos de importación o exportación, según
lo impongan las necesidades económicas del momento.
Estos mandatos tienden a salvaguardar la estabilidad y el progreso de la economía nacional
en beneficio del pueblo en México.

Principios constitucionales para el manejo y adquisición de recursos económicos del


Estado.

Artículo 134. Los recursos económicos de que dispongan la Federación, los estados, los
municipios, el Distrito Federal y los órganos político-administrativos de sus
demarcaciones territoriales, se administrarán con eficiencia, eficacia, economía,
transparencia y honradez para satisfacer los objetivos a los que estén destinados.

Los resultados del ejercicio de dichos recursos serán evaluados por las instancias técnicas
que establezcan, respectivamente, la Federación, los estados y el Distrito Federal, con el
objeto de propiciar que los recursos económicos se asignen en los respectivos presupuestos
en los términos del párrafo anterior.

Las adquisiciones, arrendamientos y enajenaciones de todo tipo de bienes, prestación de


servicios de cualquier naturaleza y la contratación de obra que realicen, se adjudicarán o
llevarán a cabo a través de licitaciones públicas mediante convocatoria pública para que
libremente se presenten proposiciones solventes en sobre cerrado, que será abierto
públicamente, a fin de asegurar al Estado las mejores condiciones disponibles en cuanto a
precio, calidad, financiamiento, oportunidad y demás circunstancias pertinentes.

Cuando las licitaciones a que hace referencia el párrafo anterior no sean idóneas para
asegurar dichas condiciones, las leyes establecerán las bases, procedimientos, reglas,
requisitos y demás elementos para acreditar la economía, eficacia, eficiencia,
imparcialidad y honradez que aseguren las mejores condiciones para el Estado.
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El manejo de recursos económicos federales por parte de los estados, los municipios, el
Distrito Federal y los órganos político-administrativos de sus demarcaciones territoriales,
se sujetará a las bases de este artículo y a las leyes reglamentarias. La evaluación sobre el
ejercicio de dichos recursos se realizará por las instancias técnicas de las entidades
federativas a que se refiere el párrafo segundo de este artículo.

Los servidores públicos serán responsables del cumplimiento de estas bases en los
términos del Título Cuarto de la Constitución. (De las responsabilidades de los servidores
públicos).

Los servidores públicos de la Federación, los Estados y los municipios, así como del
Distrito Federal y sus delegaciones, tienen en todo tiempo la obligación de aplicar con
imparcialidad los recursos públicos que están bajo su responsabilidad, sin influir en la
equidad de la competencia entre los partidos políticos.

El Gobierno Federal, el del Distrito Federal y las entidades paraestatales disponen de vastos
recursos económicos y realizan permanentemente enormes erogaciones en obras,
adquisiciones, arrendamientos y prestación de servicios públicos. Este caudal, que proviene
de ingresos recaudados a todo el pueblo, debe ser manejado con probidad, eficiencia y a la
luz pública. Por ello se acude a las licitaciones públicas, o sea, el ofrecimiento de precios
por el bien o el servicio que se va a prestar u obtener en una subasta o almoneda ante todos.

Este artículo establece una doble protección: el interés público, sobre todo, y el de los que
pretenden la obtención de un contrato de obra o de servicio, o la adquisición de un bien
federal, para que concursen en limpia y abierta competencia.

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