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Dos son las principales reacciones químicas no enzimáticas que alteran a los alimentos, el
pardeamiento no enzimático, conocido también como reacción de Maillard y el enranciamiento
de las grasas.
Por otra parte, es igualmente frecuente la alteración de los alimentos mediada por enzimas
presentes en el propio alimento, como puede ser la oxidación de los lípidos por la actuación de
lipasas, la descomposición de las proteínas por el efecto de las proteasas, o el pardeamiento
enzimático originado, por ejemplo, por las polifenoloxidasas. Todas estas alteraciones conducen,
por lo general, a cambios en el sabor y en el aspecto de los alimentos.
Las bacterias son microorganismos unicelulares procariotas, esto es, formados por una
única célula, cuyo material genético no se encuentra rodeado por ninguna membrana nuclear, sino
situado disperso en su citoplasma. Son microorganismos, por lo general, de crecimiento muy
rápido, pudiendo alcanzar grandes poblaciones si las condiciones para su desarrollo son
adecuadas.
Los microbiólogos dividen a las bacterias en dos grandes grupos, las bacterias Gram
positivas y las Gram negativas, que se diferencian por su distinto comportamiento cuando son
sometidas a la tinción Gram, debido a diferencias en la estructura de su pared celular.
Por otra parte, Listeria, Staphylococcus, Clostridium y Bacillus son géneros bacterianos
Gram positivos que contienen muchas especies patógenas, mientras que los enterococos, los
micrococos, los lactobacilos y el género Leuconostoc comprenden un gran número de especies
alterantes de alimentos.
Es importante destacar que muchas bacterias Gram positivas son capaces de producir
formas de resistencia a las que llamamos esporas, que suelen ser bastante termorresistentes, lo
que puede ocasionar problemas en productos tratados térmicamente.
Figura 2. Las esporas bacterianas (en verde) pueden visualizarse mediante tinciones específicas.
Las levaduras son organismos unicelulares eucariotas, o sea, con su material genético
situado en el núcleo de la célula. Aunque tradicionalmente se han usado las levaduras por su
efecto beneficioso en la producción de alimentos fermentados como el pan, el vino o la cerveza,
existen especies cuyo crecimiento incontrolado en los alimentos ocasiona la alteración de los
mismos, como Candida, Debaryomyces, Rhodotorula, Pichia o Saccharomyces, entre otras.
Figura 3. Las levaduras son hongos unicelulares de gran importancia en tecnología alimentaria.
También eucariotas son los mohos, que crecen de forma pluricelular formando un
entramado de filamentos al que llamamos micelio, y que muy habitualmente es visible a simple
vista.
A pesar de que hay casos, como el del moho que nos ayuda a producir el queso de
Cabrales o el Roquefort, en los que los mohos pueden ser beneficiosos, por lo general su
desarrollo en los alimentos es perjudicial, pudiendo incluso llegar a producir toxinas, a las que
Figura 4. Vista microscópica de los filamentos y estructuras reproductivas del moho Aspergillus flavus.
Por último, virus y priones son las partículas infecciosas acelulares de estructura más
simple que existen. Los virus están formados por una molécula de ácido nucleido recubierto por
una cápsula proteica, y los alimentos pueden transmitir virus tan importantes como el norovirus y
el rotavirus, causantes de gastroenteritis, o los virus de la hepatitis.
Los priones son solo proteínas de pequeño tamaño con capacidad autoreplicativa e
infecciosa, cuya presencia en los alimentos puede ocasionar enfermedades tan graves como la
conocida como “Enfermedad de las vacas locas”, o más correctamente llamada enfermedad de
Creutzfeldt-Jakob.
Así pues, la industria alimentaria tiene la tarea de eliminar todos estos tipos de
microorganismos, o, en caso de no poder hacerlo, rebajar su número o crear las condiciones
adecuadas para que los microorganismos que sobrevivan a los tratamientos tecnológicos no se
puedan desarrollar.
Así, por ejemplo, al pensar en la alteración microbiana de una rebanada de pan de molde
nos viene a la cabeza la aparición de moho en su superficie, mientras que si pensamos en la
alteración de un filete de pescado, seguramente pensaremos en la aparición de una viscosidad
superficial y un mal olor típico de una descomposición por bacterias.
Es por ello que se ha definido como asociación microbiana alterante a aquel conjunto de
microorganismos, de los inicialmente presentes en un alimento, que acaba por alterar de forma
típica ese alimento.
Eso sí, a igualdad de oportunidad en un alimento, es más probable que la asociación típica
alterante esté formada por bacterias antes que por levaduras, y por levaduras antes que por
mohos. Ello es debido, entre otros factores, a la mayor velocidad de crecimiento de las bacterias.
- Factores intrínsecos: son propios del alimento y entre ellos se incluirían su composición
y estructura física, su pH, su actividad de agua, y su potencial de oxidación-reducción,
- Factores extrínsecos: tienen que ver con el medio ambiente que, de forma natural, rodea
al alimento. Estaríamos hablando, principalmente de la temperatura y de la humedad ambiente.
- Factores implícitos: tienen que ver con las relaciones ecológicas entre los diferentes
tipos de microorganismos existentes en un alimento. Así, las relaciones pueden ser de sinergismo,
cuando la actividad de un microorganismo favorece el simultáneo o posterior desarrollo de otro
tipo de microorganismo, o de antagonismo, cuando ocurre todo lo contrario.
Hay que destacar que la actividad metabólica de una primera asociación microbiana
alterante, llevará consigo la modificación de las características del alimento, por ejemplo,
modificando su composición nutricional o incluso su propia temperatura, lo que puede
Por una parte, algunos de ellos pueden prevenir o retardar la descomposición por
microorganismos, lo que se puede conseguir, por ejemplo, mediante:
Por otra parte, existe todo otro conjunto de obstáculos que lo que buscan es la destrucción
y muerte de los microorganismos, como puede ser la aplicación del calor o de radiaciones
ionizantes.
Por último, no hay que olvidar que la estabilidad de los alimentos no solo depende del
control de los microorganismos, sino que también habrá que aplicar medidas para la prevención o
retardo de la autodescomposición de los alimentos por la actividad enzimática o química, y la
prevención de las lesiones debidas a insectos, otros animales, o a causas mecánicas.
Aunque de forma típica una determinada materia prima alimentaria suele siempre
ver iniciada su alteración por el mismo tipo de microorganismo/s, los tratamientos
tecnológicos influyen muchísimo en qué tipo de alteración es la más frecuente. Así,
por ejemplo, si en una naranja entera lo más habitual es que la alteración la inicie
un moho, si se hace zumo con esa naranja lo más frecuente es que la alteración se
deba al desarrollo de levaduras. Esto tiene que ver con el cambio en los factores
intrínsecos del propio alimento, como puede ser, en este caso, la eliminación de la
cubierta externa del fruto y la elevación de su potencial de oxidación-reducción
(debido a la oxigenación del zumo).
http://www.epralima.com/infoodquality/materiais_espanhol/Manuais/3.Microorganism
os_y_alimentos.pdf
https://www.youtube.com/watch?v=BlKP35bct2o
https://www.youtube.com/watch?v=gK0lD9s3-Jk