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FERNANDO MONTESINOS ANALES DEL PERU PUBLICADOS POR VieTOR M. MAURTUA dol Instituto Hilatévieo del Pert. TOMO 1 MADRID omm—IMP. DE GABRIEL L. ¥ DEL HORNO Sen Bernardo, 02 Teléfono 1032, F BAA M78 vil Dir Conran 3h PResreme 1-245 $2904 av. La publicacin de esta interesante crénica se debe al Gobierno del Perdé. Desde hace varios afios, nuestro eminente tradicionalista, don Ricardo Pal- ma, director de la Biblioteca de Lima—secundando In indicacién hecha por don Marcos Jiménez de la Espada en las Musionuas Axriavas, Histories ¥ Pouitrcas—manifesté al Gobierno la utilidad de los Anales de Montesinos y la conveniencia de obtener una copia del manuscrito oldgrafo que existe en la Biblioteca de Madrid. El Gobierno mandé hacer la copia, en efecto, la misma que vino 4 mis manos entre los muchos documentos legislativos, adminis- trativos 6 histéricos que se me entregaron para es- tudiar la cuestién de Iimites peruano-boliviana so- metida al arbitraje del Gobierno Argentino. Encontré en los Anales de Montesinos ciertos datos de importancia para el objeto de que se trata- ba, pero vi también que la narracién sobria y nitida del Licenciado, extraida de las mejores fuentes de 1 ~a- informacién, estaba Hamada & prestar notables ser- vicios en el acervo de noticias histéricas americanas. Naturalmente, y dada la amplia autorizacién que habia recibido, decidi publicar Jos Ansles en dos ediciones: destinada una de ellas al Gobierno de la Repiblica Argentina, en el cardeter de documento bastante & comprobar afirmaciones discutidas; y de- dicada la otra, sin las referencias circunstanciales de aquel litigio, & acrecer el caudal de elementos nece- sarios para llegar & construir la verdadera historia colonial del Perd. En este orden de ideas, los historidgrafos y cri- ticos derivarin de los Anales muy apreciables ven- tajas. No tiene Montesinos, sin duda, ni el profan- do espiritu de Cieza, ni el talento generalizador de Herrera, ni la poesia de Garcilaso, pero su narra- cién no es menos valiosa, porque esta redactada con método y buen criterio. No tomé en cuenta todos los acontecimientos que conociera, sino en general los mis salientes y transcendentales, y, como correspon- dia & eu tarea de expositor, se abstuvo de aprecia- ciones personales y de comentarios, en los que, se- gin observaba Jiménez de la Espada, «no siempre discernia con la cordura y acierto de un historiador imparcial y despreocupado>. Esta breve y dura critica del malogrado bibliéfi- Jo y la frase lapidaria que don Clemente R. Markham consagra & Montesinos, revelan que él Licenciado no goza de muy buena opinién entre los americanis- tas, Pero es seguro que los Anales producirin una resccién favorable, porque ellos constituyen en su especie el relato mis claro y sereno que puede ha- cerse de todos los sucesos culminantes pasados en el Perti entre los afios 1498-1642. La presente publicacién, por lo demas, no ado- lece de las mejoras que el buen Padre Josef perpetré en las Mesontas Awniavas Histortates. La impre- sién ha sido hecha con la mencionada copia del ma- nuscrito oldgrafo de la Biblioteca de Madrid y las pruebas han sido corregidas en vista del manuscrito raismo. Apenas, por supuesto, se notarin las modi- ficaciones ortogritficas y prosSdicas ineludibles, por- que el santo respeto & los viejos papeles no debe Ilo- gar hasta las comas, Madrid—1906. V.M. Mavarva. Diese [a introducion o. x ecijin hipirsnefiie eee wins sv ames pn e- nes mélagnasas ys untvaries. refesense Las “pee Jones v Mlute mnntsad ibe, ) yletras. ets Leruaio es eminentey tnminerales zante Ypidras pitinias. fundaciones delay Giudedes, conuentor, yospitebgen tiadey abs Sadar de | wasnt scfon DON FRAY PEDRO DE OVIEDO, ARCOBISPO-OBISPO DE QUITO, DEL CONSEJO DE 8U MAGESTAD, DON FERNANDO DE MONTESINOS. 8. P.O. Brebe copia de dilatados sugesos, trutos de la solicitud, on los Annales que escribo del Pird. Al paso que me difi- cultaron su colmo, aspereca de caminos, rigor de temples, copiosos gastos, ningunos socorros, limitados papeles, mez quindad de Archivos, y poco aliflo en todo, les busqué pro- tector grande (que costar mucho y asegurarlo menos, més fuera arresgar el trabaxo que solicitar el logro), apretado entender, si al desahogar el discurso no se me ofreciera la eminente persona de V. S. Ilustrisima, Augustino en cien- cia, Chriséstomo en predicacién, Chrisdlogo en profundidad, en sufrimiento Ignacio, Paulino en piedad, Juan en limos- nas, y Borromeo en suavidad y nobleza; virtudes que le hi- cieron segundo Eliseo oriental, y primero deste Occidente. iQuién supo como V. 8. Illustrisima ajustarse en este nuevo ‘Emisterio, nifio en su nacimiento, si anciano en los achaques para dar salud, sino V. 8. Iustrisimat —8- Efectos son desta mayor prudencia la paz y quietud que an gocado el Argobispado de Santo Domingo y Obispado de Quito, que merecicron tal Pastor: veinte y tres afios de Pre- lado, sin quexas de rebolucién, asaz acredita mi decir y desbanege los de la imbidia, que cambia efectos de noblega y piedad en maliciosas sospechas, 6 para tormento de sus ‘autores, 6 mayor lucimfento de V. S. Illustrisima. Goberndlos, pues, con ciencia, predicélos con utilidad, vengidloi con sufrimiento, exemplificélos con piedad, soco- rriélos con limosnas, sobresaliendo en tan heroieas obras, esmaltes de su amable condi¢ién y sangre ilustre. Ajustése V. 8. Illustrisima 4 los mandatos del Rey, como hechura del zelo del Excelentisimo Conde Duque, que parece 0 eredé del de Elias como occidental Eliseo: uno fué que hi- iese V. §. IHustrisima el Congilio Provingial, siendo Prima- do de Indias, en que mostré su divino zelo, més que umana ciengia, disponiendo determinaciones graves, de suerte que hiciesen consonancia gloria de Dios y servicio del Rey, sin quo le embaracase 4 V. 8. Ilustrisima la inflnita distancia de tan delicadas materias; agierto que estimé la Magestad Cathélica y quedé & gratificarlo por carta de su Real mano. Proporcionése 4 las disposi¢iones de las Audiengias Rea- les, sin faltar 4 la entereza de su estado; acomodése con 1a pequefiez de los indios, sin desdecir de su authoridad; estro- chése 4 la. negesidad del desbalido, sin perder lo grave de su semblante; comunicése al menesteroso, sin que descae- ‘giese su retiro; con que, respirando alicntos de salud, apesar de la mortifera invidia, esté V.S. Illustrisima dando vida 4 todos, con tan admirables, exemplos que forman dechado vivo de Prelados. ¥ si después de haber dado nuebo sér Eli- seo al benturoso infante, le acredité su sombra & mayores asuntos, bien elegi yo por amparo de mi libro 4 tan cabal y perfecto Pringipe, que no sélo le comunica y da opinién, Pero le serviré de escudo, para que él defendido de emula- cidn invidiosa, su autor se aliente 4 otros trabajos que de- beran 4 V. S. Illustrisima su apoyo. Bibro primero de los Rnnales del Pird. LIBRO PRIMERO DE LOS ANNALES DEL PIRU Ate do 1498. Esto Afio de 1498 hizo el Almirante Don Christéval Co- 16n tercer biaje & las Indias y descubrié 4 Paria, por el rio Orinoco, donde se vido & pique de perderse, y por esto lamé 4 aquel golfo que haze la isla de la Trinidad con el rio di- cho, Boca del Drago. Descubrié en este viaje la Margarita y toda la costa de Tierrafirme hasta la provincia de Paria, y fué el primero que vido tierra firme del Piri de todos los castellanos, y la vido & primero de Agosto, aviendo salido de Cucava, 30 de Mayo. Ato de 1499. Alonso de Ojeda, Capitan de grande Animo, salié con li- geneia 4 descubrir, y Hegé 4 ber la Margarita y rrio Orino- que. Llevé por Piloto 4 Juan de 1a Cosa, viscaino. Fué con 41 Americo Bespusio; hombre entendido en cossas de Cosmo- grafia, hizo cartas y escribié desta tierra, y atribuyése la gloria del descubrimiento de la Tierrafirme; para ello callé el nombre de Boca de Drago, que le dié el Almirante, y le puso Orinoque, y dixo que avia treze mezes que andava por aquella costa; lo qual fué en el segundo viaje que hizo con Ojeda, porque en el primero no estubo sino cinco, como le probé el Fiscal de S. M. Llegé 4 Paria; passé al cabo de la ‘Vela, & quien dié este nombre Ojeda, porque parecta la tie~ rra 4 puntas como velas. Rescaté en toda esta coata oro y erlas en cantidad. —2- Este afio, con esta nueva del oro, ealié 4 descubrir Chris t6val Guerra, con licencia que del Rey aloangé Pedro Alon- so Nifio. Llegaron 4 la costa de Tierrafirme, saltaron en Coro y Coriana, y rescataron mucho oro y perlas. Y esta tué la primera vez que las descubrieron en Coriana. Ane de 1500. Vicente Yanez Pingén, compafiero del primer viaje del Almirante Colén, con quatro navios, 4 su costa, navegé 4 la punta del Brazil, y aviendo perdido el Norte, passé la linea. Y fué el primer sibdito de la corona de Castilla que la pasé. A.26 de Honero descubrié el cavo de San Agustin, que lamé de Consolacién, y los portugueses la tierra de Santa Cruz, y agora del Bracil; descubrieron el rio de San Fran- cisco, y biendo agua turbia, la sondaron, y se hallaron en 16 brasas, y tomaron posegién de la tierra por la corona de Castilla. ‘Tuvo Pinzén vatalla con los yndios, los quales en sefial de desefio le arroxaron una bara dorada; mataron ovho cas- tellanos, y vencidos los indios, huyeron. Enbarcéronse los nuestros, dieron la buelta al Norte, y acercados 4 tierra, vieron muchas yslas en agua duze, que hacia el selebrado rrfo Marafién, y las juntas de ellas (sic) gran rruido; leban- tavan los naos, al modo de quando entré Colén por la voca de Ia Sierpe y salié por la del Drago. Corrié la costa hasta la provincia de Paria, y dende alli fué 4 la Espafiola y pasé 4 Espafia. Esto mesmo afio llegé al Marafién Diego de Lepe, natu- ral de Palos, con gente de la mesma tierra. Costed por el parage que Pinzén, y como avia poco que pasé por alll y dexé la gente alborotada, en qualquiera parte que desem- bared siempre andubo de guerra con los yndios; cautivé al- gunos, y con algunas presas de ymportangia, confirmé la notigia de la tierra que avia dado Pinzén. ee Por este tiempo, el Rey de Portugal ynbié 4 Pedro Alva- res Cabral 4 la Yndia Oriental. Cargése al Sur, descubrié esta costa del Bracil, salté en tierra, tomé pozegién de ella por la corona de Portugal, y en sefial de esto puso una cruz de piedra; & cuia caussa ee lamé Tierra de Santa Cruz, y después, del Bracil, por el palo deste nombre. Dexé doshom- bres degradados, de veynte y quatro que sacé de Lisboa; uno de ellos aprendié la lengua do los naturales, y fué de mucha importangia para su conbercién. Esto pasé el afio de 1800, y el descubrimiento de los caatellanos desta tierra fué el afio de 1499. Aae de 1501. Llegé 4 Espafia Visente Yaflez Pinsén y asenté con S.M. Capitulagiones sobre la conquista de Tierrafirme y los derechos que avia de pagar de los frutos de ella; didle titulo de Governador de la Tierrafirme y islas que avia descu- bierto. Por este tiempo se hallé en la ysla Espafiola un gra- no de oro como una hogaza de Alcalé, que caussé admira- cién on Espafia. Llegé Rodrigo Bastida al puerto que es oy Cartagena, Mamado Caramari, y aviendo tenido con los indios alguna gucabaras, le dejé para mejor ocasién, y le puso nombre de Cartagena. Concede el Pontifice & los Reyes Catélicos los diezmos de todas las Indias, por su Bulla, dada en Roma 4 17 de ‘Marco, con que dote 4 las iglessias que estén fundadas y 4 las que se erigiesen, eufigiente dote de sus bienes (1). Ane de 1502. Descubrié Colén & Porto Velo y mucha parte de aquella costa. Salté en tierra, acari¢ié los yndios; traxéronle diver- 80s animales y aves, diéronle muestras que avia mucho oro, (1) (Tashado) Dosoubrlé ol ro de In Plata Juan Dias de Bolis. —Me trujéronle alguno, que rrescataron los castellanos por cas- caveles. Descubrié al Porto & dos de Nobiembre, y por ser tan famoso le Hamé Porto Velo. Hallé 4 Nombre de Dios después de mucha hambre, y llaméle Puerto de Vastimen- tos, por las muchas estancias de maysales que por alli avia. El primero que salt6 de 1a varca en tierra, sin aguardar ‘4 llegar 4 ella se arroxé al agua para ir 4 un maisal, y al saltar dixo: «en el nombre de Dios, soldados»; de donde se le quedé este nombre al puerto. ‘Tubo antes de llegar 4 61 una rrecia tempestad Christé- val Colén, y & lo hultimo de ella, vino un torvellino 6 manga de agua; pisolos en peligro de perderse; dixo un sacerdote eon toda devosién en voz alta el Evangelio de San Juan, y repentinamente se cort6 1a manga, y todos creyeron que por virtud divina avian escapado. Ato de 1503, Christoval Colén descubrié el puerto de Belem, que llamé asi por averlo hallado el dia de los Reyes, 4 seis de Henero. Descubrié también 4 Beragua, y hallé las minas de oro de Urira. Fundé en el rrio de Belem el pueblo llamado de los Reyes; fué el primero de Tierrafirme, si bien duré poco, por- que los yndios ynquietavan mucho 4 los castellanos y por- que el rrio se secava, y la mar con la mucha rresaca asolvé el puerto, de modo que no podian Hegar las naos 4 él. Confirma el Pontifice todo lo que avia dado 4 los Reyes Catélicos en Yndias, por su Bulla dada en Roma 42 de No- viembre. Ano de 1504, Fernando Cortés, natural de Medellin, hijo de Martin Cortés de Monroy y de Dofia Cathalina Pisarro, siendo moso de diez y nueve afios, ee hallava en Salamanca enter- mizo y con poca salud para los estudios, aunque con muchos ~ 6 alientos para la guerra. Subsediéle una pesadumbre con unos estudiantes; fué pesada; y porque él avia dibulgado se queria yr 4 Italia, por encubrirse més, dié 1a buelta 4 la Andaluzia y se embarcé para las Yndias. Llegé 4 la ysla de Santo Domingo, siendo de hedad de veynte afios. Uno junta sobre las crueldades de los Caribes, y se de- ereté que, por ellas y el peccado nefando, fuesen dados por esclabs Ade de 1505. El Almirante Christéval Colén, después de aver descu- vierto la costa de Veragua, fué 4 la Corte, en donde traté diversas cossas en el Consejo. Cometié el Rey sus negosios 4 Don Diego Deza, Arzobispo de Sevilla. Mostrésele al prin- cipio algo seco; rrefiriéle el Almirante sus grandes servicios y maiores travajos que avia pasado en el descubrimiento de Tierrafirme. Oyéle grato el Arsobispo las grandesas que do ella rreferia. Tratavan de dilatarle su despacho, y ofre- stanle ocacién de partido y que le deseava el Rey; diéronle 4 entender le rreconpensarian con Carrién de los Condes; pero nada ee efectud. Por este tiempo se sacavan cada afioen la ysla Espa- flola quatro mill y seiscientos pesos de oro, porque avia mu- chos indios. Ane de 1506. Los Reyes de Espafia, viendo la grandeza de la ysla Es- Pafiola, consultaron con el Pontifice el poner en ella yglecia catedral, y consedié Bulla para erigir un Arsobispado y los Obispados que paresiese conbenir, en la ysla Espafiola. En Jas Bullas que despaché el Papa no se traté del Patronazgo Real, y el Rey mandé al Comendador Don Francisco de Ro- xas, Envajador hordinario de Roma, que pidiese 4 S. S. con- sediese para las Yndias la Bulla de Patronato, al modo y 16 — 5 como se consedié para el Reyno de Granada, y que la erec- aién de las yglecias se cometiese al Arsobispo de Sevilla y no 4 los Obispos de Yndias. Lo primero se consedié, y lo se- gundo no se guarda, porque los Obispos las erijen. Esto afio murié el Almirante Christéval Colén en Valla- dolid, dia de la Asengién, 4 veynte de Mayo; levaron sus ges0s al conbento de las Quebas de Sevilla, y de alli los pasaron é la ciudad de Santo Domingo; estan en la catre- dal; y dexé por su heredero unibersal 4 Don Diego Colén, su hijo (1). ‘Dié Hordenanzas el Rey para el buen gobierno de las Yn- dias: que no tubiesen los eclesidsticos diferencias con los Governadores seglares, y para ello se les mandé les presta- sen eus auxilios 4 los eclecidsticos, pidiéndolos por petigién 'y no por requisitoria; que no se les acudiese 4 los Obispos con los diezmos, no rresidiendo en sus Obispados; que no los dexasen benir 4 Castilla sin lisencia del Rey; que visitasen Jos Perlados 4 lo menos una bes 4 los yndios; que no se en- tremetiesen en cossas de legos ni usasen de sensuras en cos- sas libianas; que no condenasen 4 los indios en penas pe- cuniarias; que aserca del poner Fiscales guardasen las Pre- maticas del Reyno; que hissiesen Aranzel de los derechos eclesidsticos; que no se cargasen sisas 4 los clérigos; que se fabricasen yglecias, y mientras no avia Perlados, el Teso- rero del Key pagase de los diezmos lo nessesario para las fAbricas; que se dexase pasar 4 India toda la plata labrada del servicio del culto divino; que favoresciesen 4 los frailes os Officiales de la contratacién, y les diesen y pagasen pa- saje y matalotaxe, y pagasen los flete jue los casados que pasagen 4 Indias con sus mugeres, fuesen preferidos en todo 4 los demés vesinos; que los Prelados fuesen Ynquisidores en sus distritos; que no pasase ningiin esclavo negro levantisco, nj criado con morisco, y que los que ubiesen pasado se echa sen del Reyno; que no se consintiese executar Bulla alguna (1) Al margon ve lee: Aqué ou vida. -n- ni Breve Apostélico sin que primero fuesen vistos en el Con- sejo de SS, AA.; que el Maestreescuela de Santo Domingo leyese gramatica 4 los hijos de vesinos 6 pusiese & su costa quién la leyese; que no se consintiesen bender, libros profa- nos ni de vanidades ni de materias escandalosas, porque los ‘yndios no ee diesen 4 leer en ellos. Ane de 1507. Los Reyes le dieron 4 Hamérico Vespucio titulo de Pi- loto Maior de la carrera de Yndias, en la ciudad de Burgos, 422 de Marco, con sinquenta mill maravedis de salario al afio; luego se le acresentaron veynte y sinco mill més, con poder para examinar los Pilotos y de que pudiese hacer las mareas de Yndias. ¥ de aqui tomé motivo y avilantez Ha- mérico Vezpucio para lamar 4 esta quarta parte del mun- do Hamérica, si bien lo que él, con arrogansia y en perjui- io del Almirante Christéval Colén, primer descubridor de ella, se atribuyé 4 si, no carecié de nombre misterioso el Hamérica, como diximos en el Libro Primero de la Primera Parte, Capitul Ato de 1508. Don Diego Colén, segundo Almirante de las Yndias, sen- tido de que Hamérico Vespucio se ubiese atribuido 4 st el descubrimiento de la Tierrafirme le puso pleyto, y prové con mucho mimero de testigos como su padro D. Christéval Colén tué el primer descubridor de ella; con que quedé més conosida la cautela de Hamérico Vespucio. Este afio se le dié licencia al Capitén Alonso de Ojeda y 4 Diego de Niqueza para que poblaran: 4 éste, del golfo de Uraba, y & aquél, la mitad del golfo, hasta el cavo de 1a Vela, & que amaron Nueba Andaluzia; a la Governacién 2 = 1%- de Diego de Niqueza, que ere dende Ja mitad del golfo has- ta el cavo de Gracias & Dios, mandé el Rey que se llamase Castilla del Oro, por el mucho que prometia aquella tierra. Diéseles 4 ainbos Governadores 1a isla de Jamayca, para que dende allf se proveyesen de los vastimentos nesesarios. Capitulése que cada Governador en su distrito tabricasc dos fortalezas, con la tenencia de ellas; que por diez afios gosasen las minas que descubriesen, pagando 4 la Hacien- da Real el primer affo la désima parte, el segundo 1a nove- na, el tercero Ia otava, el quarto Ia sétima, el quinto la sesta, y en los sinco afios rrestantes el quinto; que los di- chos Governadores ni ninguno de los que se Jes juntasen pagasen alcavala por quatro aflos, con que de todo lo que ganasen el primer aflo pagasen 4 8. M. el quinto, y los tres afios siguientes, el quarto; que pudiesen llevar de 1a Espafio- Ja quarenta yndios maestros de sacar oro. Mandé S. M. que fuese por Teniente de Alonso de Ojeda el Capitén Juan de Ja Cossa, y se Ie hiso merced del officio de Alguacil Maior de toda esta Governacién. ¥ estos fucron los primeros Go- vernadores de Tierrafirme. El Pontifico concede & los Reyes Catélicos el Patronato do los indios; que no se puedan eregir ni fundar iglessias metropolitanas ni catedrales sin expreso consentimiento de los Reyes, y que confirmaba el poder presentar Arcobis- pos, Obispos, Dignidades, y Canongias y Benoficios 4 los Prelados de las iglesias, y que si dentro de diez diaz no dieren Ja institugién, 1a puede dar otro qualquiera Obizpo: Bulla dada en Roma 4 28 de Jullio de este afio. Ano de 1509. Juan Dias de Soliz, natural de Lebrija, y Vicente Yéflez Pinzén, con dos carabelas armadas 4 costa del Rey, partie- ron de Sevilla 4 descubrir. Llegaron al cavo de San Agus- tin, Fueron costeando todo el Bragil hasta quarenta grados, = y pusieron en las partes donde saltavan, cruses, tomando posecién de aquella tierra por los Reyes de Espatia. No hi- sieron otra cossa de consideragién porque ubo entre estos Capitanes gran discordia. Bolviéronse & Sevilla, en donde Jos Officiales de la Contratacién averiguaron la culpa; y hallada contra Juan Diaz de Soliz, le enbiaron preso 4 1a cérzel Real de Corte, y & Pinsén hiso merced el Rey en la isla de San Juan. Ato de 1510. Llegé el Governador Alonso de Ojeda 4 Cartajena, lla- mada de los yndios Caramari. Venian con é1 algunos clé- rigos y rrelijiosos y Francisco Pisarro. Salté en tierra el Governador; rrequirié 4 los yndios cémo venta de parte del Rey de Espatfia, domador de las jentes barvaras, 4 enseflar- les la ley de Dios, con lo dems que contiene el requerimien- to hordinario que se hase 4 los jentiles. ¥ fué el printero que Jo higo & éstos. ‘Los indios, como valientes, no dando oydo al rrequeri- miento, trataron de defenderse. Alonso de Ojeda era hom- bre animoso y valentigimo, aunque pequefio de cuerpo; peleé balientemente, hasta que los yndios mataron 4 sus compatieros y 4 el Capitin Cossa; y él, con gran denuedo, salié por entre los yndios, como un paxaro, y se escondié entre unos manglares. Halldle alli la gente que avia salido de las naos 4 saver el suseso, con su espada y rrodela, algo descacsido porque 1a pelea avia sido grande y peligrosa, pues sélo en la rrodela contaron trescientas y més seflales de flechasos; hisole candela la gente, diéronle de comer y enbaredronle, con que tomé algin aliuio, En esta sazén, Hegé Diego de Niqueza al puerto, y como hombre noble, no rreparando en algunas diferencias, desa- fios y pesadumbres que avia tenido con Alonso de Ojeda, le visit6, Condolidse de su subseso, y no sélo mostré sentimien- to de lo pasado, pero le dixo que governase como quisiese, -»- que é1 le seguiria hasta vengar la muerte de Juan de la Cossa y desu gente. En esto, ambos salieron 4 tierra 4 cava. Ho con quatrocientos hombres, con horden de que no toma- sen indio 4 vida. Cojieron 4 los yndios del pueblo de Yurba- co descufdados, hacieron gran matanea en ellos. Hallaron el cuerpo de Cossa como un erizo, todo hinchado dela yerva de las saetas, de que los castellanoa rresivieron rregelo y 66 fueron & las naos aquella noche. Contederados con esto los Capitanes, Ojeda se despidié de Niqueza; buscé el rio del Darién, y no lo halld. Sobre unos certos fundé un pueblo Hamado San Sebastian, que fué el segundo de Tierrafirme, por las saetas, como abogado de ellas. Andando 4 buscar sitio para fundarlo, salié del rio un cocodrilo y agié por una pierna 4 una yegua y se entré con ella en el agua. Ojeda, viendo que 1a gente era poca y los indios mui belicosos, envié 4 1a Espafiola con mucho oro que avia adquirido, 4 pedir jente, armas y cavallos, prome- tiéndose la felicidad que la riqueza de la tierra ofrecia. Diego de Niqueza partié 4 Uraba; enbarcése en una ca- rabela pequefia por arrimarse 4 la costa, y did horden 4 su Tentente Lope de Olano que le siguiese. Una noche se divir- tié Olano del rrumbo, con que no se vido la caravela de Ni- queza, Llegé Olano al rrio de los Lagartos (oy se lama Chagre) con su armada; finjié se avia perdido Niqueza, con ‘nimo de alsarse, cossa que aprendié de su conpatfiero Fran- cisco Roldén, en Ia Espafiola. Entré Olano en una barca bien Mena de jente por el rio de Veragua; perdidse 1a barca y catorze hombres. Salié 4 tierra Olano con los demés; piér- dense su naos; comienza una carabela, de las tablas, en el rio de Belem, y mueren muchos castellanos de hambre. Lo mesmo le susedié & Niqueza; hendié 1a carabela, y 4 pie, con la gente que escapé del nautraxio, fuése buscando & Veragua. Padesen ynfinitos travajos de hambre y dsperos caminos. Avia enbiado 4 quatro marineros 4 rreconoser una ysla en la varea; éstos, paregiendo que las naos quedavan més al Poniente, tomaron este rumbo; encontraron con Lope —a— de Olano, diéronle quenta del suseso de Niqueza y cémo venian por tierra; enbia Olano & buscarlo, temiendo la yra de Niqueza. Llegé el bergantin & topar con ellos, enbarcd~ ronse y tomaron refresco con todo gusto, dando gracias 4 Dios de tal suseso. Llega donde esté Olano, hagele cargos Niqueza, quiérele quitar 1a vida, rruegan todos por él, y perdénalo. Hisose 4 la vela Niqueza, dando horden que fue- sen adbirtiendo un buen puerto. Andadas como quatro le- guas, dixo un marinero que quando vino con el Almirante, segin se acordava, vido por alli un buen puerto, y que avia adbertido, por sefias que en la arena avia, una ancla que se ‘quedé perdida, y que devaxo de un 4rbol avia una mui linda fuente. Buscaron por aquel paraje y & poco tiempo halla- ron Ja fuente y el ancla, y rreconosieron el puerto, que era tamoso, y 4 quien avia llamado el Almirante, Porto Velo. Alavaron todos el buen conosimiento deste marinero que se Mamava Gregorio de Xénoba. Salieron 4 tierra algunos & buscar de comer; rresistieron los yndios, de modo que se vie- ron obligados 4 enbarcarse; pasaron adelante la costa, como diez y ocho leguas, hallaron otro pucrto llamado de los Chuchorreyes, donde determiné poblar Niqueza, disiendo: «haremos aqui el Nombre de Dios», y dende entonses le que- dé el nombre al puerto y ciudad de Nombre de Dios, como disen algunos autores. Esto fué al que lamé don Christéval Colén, Puerto de Vastimentos. Fundé alli un fortesuelo, y enbié 4 prender algunos yndios con el Capitan Gonsalo de Vadaxés, y no le fué posible coxer alguno, porque todos se avian buido; con que los castellanos padesieron grandes tra- ‘Vajor A este tiempo, Alonso de Ojeda, en el golfo de Uraba, en ‘San Sebastidn, padecia las mesmas calamidades. Tubo noti- ¢ia que la tierra adentro avia un Casique llamado Tirufi, que tenia mucho oro; fué alld, y al camino le salié mucha gente 4 herir con saetas emponsonadas, con que le fué fuersa bol- verse al fuerte; acavaronseles totalmente los vastimentos, estando en la mayor aflicsién. Llegé un navio al puerto:

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