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Andrea Chaves Rivas

Como sonreír en las mañanas al


observar nuestras atmosferas.
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Dedicado al amor, el amor que
se halla en el camino matutino
de las madrugadas, las tardes
soleadas y los vientos de las
noches, el amor de la familia los
amigos y las personas que hacen
de los días un aprendizaje.
No existe la vida sin encontrar en el otro el
pasado, el presente y el futuro, no existen
los caminos sin la mirada tierna de ella, la
espiritualidad de su energía le ha regalado 97
años de crecimiento sabiduría y de una paz que
lleva la neblina que recorre sus montañas y sus
descensos a los verdes que tejen los paisajes
Nariñenses. Al caminar y recorrer los bosques
las raíces de los arboles nos recuerdan como
se sobrelleva el aprendizaje de la fuerza de 97
raíces que soportan 7 troncos con sus 15 hojas
y sus seis frutos; esta raíz esta cimentada de
los valores y principios que renacen en cada
aventura que recorre cada uno de sus cabellos
cada una de sus palabras y del brillo que tienen
sus ojos al contemplar su existencia al recordar
cada nuevo amanecer y cada nueva esperanza.

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Prefacio
Baje mis maletas y deje las puertas abiertas…

El paisaje de Nariño como lenguaje nace desde el desbrozar


una palabra continua en mi mente y una palabra continua
en mi ser, podría narrar que la manera más sincera de
contar mis historias han sido de la mano de pinturas en este
caso contar los recorridos que han pasado sobre mi mente,
mis pies y mi razón, tener la oportunidad de madrugar y
encontrar el canto de sol de la ciudad de Pasto, esos soles
que se descubren bajo la oscuridad de las nubes blancas
que ya estaban teñidas de gris por las largas horas de la
noche anterior y que en un momento en la hora adecuada
desaparecen con un brochazo contundente y se dejan ver los
primeros rayos de luz para el día que comienza.

El recorrer los caminos de estas montañas han hecho en mi


reflexionar de lo pequeño y grandes que podemos ser y poseer
están hechos de los sueños que caminan hacia cada meta
que se traza diariamente con una pisada tras otra de lo que
se logra día día con una meta personal, la belleza de los
caminos de las montañas de los fríos resplandecientes de los
páramos me generan pensar en los espacios, esos espacios de
los cuales somos, parte y nos complementan sin saberlo.

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Al recorrer esos espacios he respirado montañas amarillas,
riachuelos blancos, caminos de niños, he alcanzo la brisa, he
aprendido a tejer los rojos de las pasiones más grandes al
continuar respirando los días y su silencio.

Hay nostalgia al caminar al mirar el reflejo de la realidad dentro de


nuestros paisajes el antes y el después, la sombra, la oscuridad y su
fuerza, somos caminos, páramos, calles recorridas.

Somos el ambiente que cargamos dentro, somos pasados


y presentes, somos gotas en la inmensidad de los bosques,
somos ruido, murmullos de tardes, somos historias contadas
por otros donde soñamos con esos lugares que nos hablan,
donde pensamos en esos colores, donde al mirar los ojos del
otro relator se puede reflejar las noches oscuras que carga los
días de los que resuenan sus preguntas y sus voces, donde su
mùsica su lenguaje se queda en la caminata de la distancia.

La realidad que se describe o retrata en fotografía y literatura


es una interpretación no sólo de los hechos, también de su
duración, del movimiento continuo de la historia y sus
accidentes. El tiempo, en ambas disciplinas, es referente,
estructura y metáfora. Es parte fundamental del esqueleto
mismo de ambos medios y, a su vez, es representado y
reconfigurado como imagen en la enunciación de los discursos
literario y fotográfico. No se explica ni se demuestra1: “El
artista que trabaja con la fotografía o el cuento no ofrece
soluciones sino que responde a las preguntas de todos con
otra pregunta, más depurada y de índole estética: una duda
que se responde con una metáfora.” 2
1
Sánchez Escuer,Monica.(04 marzo2017) ZoneZero:fotografiar y narrar tiempo.
http://zonezero.com/es/temporalidad/260-fotografiar-y-narrar-el-tiempo
2
López Aguilar, E. (octubre de 2002). Julio Cortázar y la fotografía. La jornada semanal (397)

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El camino
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Cada día construimos una meta más, una aventura,
un momento qué queda dentro de nuestra piel grabado;
cierta sensación aparece cuando la volvemos a relatar, la
compartimos es como si cerráramos los ojos y lográramos
volver a sentir una tele transportación a esos paisajes a
ese silencio y a esos cielos a esas sonrisas.

Mientras exista la aventura de recorrer paisajes y las


historias que lo componen en su cotidianidad, se hallara
una fuerza mayor en el universo, una luz que brilla todo
el tiempo esa luz está dentro de nuestro corazón, no existe
un día perdido cuando lo hacemos inigualable.

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Paseando en las tardes, las historias del páramo se
revelaron encontraron neblinas en los cielos ellos tienen
notas que se intercambian de lugares transitan de un
cielo al otro de una fuerza al otra se esconden y vuelven
a revelarse para convertirse en un poema si lo queremos
leer.

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Esta noche estrellada extrañamente los cielos elegirán
el tono que quiera un caminante donarle. Esta noche el
caminante elegirá que ruta que lo llevara a casa, o a su
lugar de encuentro, los tonos de esta noche estrellada se
convierten en escritos, en palabras, en reflejos de nuestro
propio silencio; En esta noche el caminante abrigara
su sonrisa al recuerdo que sea un motivo de luz, en la
oscuridad.

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Porque somos sonrisa, pedazos de paisajes y sonrisas de
otros, somos pasos marchantes en compañía del amanecer,
somos caminantes, danzantes y guerreros, compartiendo
este amanecer.

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Somos parte de tejidos, de madrugadas, de sonrisas de
personas y de sueños, somos parte del lugar que recorre
nuestras manos y nuestra piel, somos un poco más de
lo que empezamos en la mañana y somos un montón de
cielos los cuales guardan nuestras pasiones más grandes.

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Y si antes respiramos y dejamos que el aire entre a
llenarnos los pulmones y si antes cerramos los ojos y
sentimos el aire y el paisaje que nos abriga, y si antes
dejamos que se cuelen los sueños mientras volamos en un
día como hoy.

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Y si ahora cerramos los ojos y nos damos la posibilidad
de sentir, de elevar nuestras plegarias y dejarlas que
salgan y; se vayan volando donde tengan que ir y si ahora
sentimos el aire, el silencio, la luz y la dejamos entrar al
lugar donde estamos en el mismo momento en el ahora y
si ahora sonreímos y le damos gracias a ese día por la
grata compañía de estar vivos y decididos.

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Podemos volvernos pájaros, podemos volar mientras
en el silencio nos dejamos llevar, podemos volar cuando
miramos la inmensidad de los paisajes mientras cerramos
nuestros miedos y dejamos que el aire nos hable al dejarlo
entrar en nuestro interior; Podemos escuchar como se
mueve el agua, podemos sentir como el aire nos acaricia
y podemos mirar las verdes montañas que acompañan
nuestras pasiones. El recorrer pondrá lugares de luz.

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Los paisajes son líneas y lenguajes de amor, nos permiten
elevar nuestras alas y crecer un poco más que el día
anterior. La vida y sus oportunidades.

19
El primer rayo del día, es el que emerge de los caminos y
de pasos, de los que se atrevieron a avanzar, deja que la
luz del amanecer sea la línea de tu sonrisa. El paisaje de
Nariño como lenguaje.

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Existen varias escenas; hacen parte de los latidos, en mi
caso los paisajes de Nariño, hacen parte de los tejidos que
elaboramos en cada despertar, no existe la posibilidad de
perderse cuando encuentras la pasión por que vivir.

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Cargamos los sonidos de los días de lluvia, cargamos
los soles que se abren en la luz del camino, recorremos
pensamientos mientras elevamos la pureza de las
montañas en nuestros ojos, cargamos los pasos de los
encuentros con los otros y aprendemos a sonreír en cada
uno de los pedazos que aprendemos de los demás. Soltamos
cuando dejamos que la neblina nos invada y nos deje ser.

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La luz entra en el entreabierto de los momentos que
hacemos ùnicos, las puertas selladas y entreabiertas
están en el camino, los horizontes nos permiten subir y
escalar un momento inigualable como el anterior. Existe
la luz y existe el primer día de nuestras vidas; caminando
en el sur.

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Recorrer los caminos de Nariño encontrar sonrisas,
sabores y el calor humano no tiene precio, agarre la
maleta y salga a encontrar el sol; los días se abren en el
momento que disfrutamos de vivir.

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Las líneas oscuras y largas escriben día a día los reflejos
de los espejos que podríamos ser, la oscuridad siempre
existirá pero siempre estará la opción de abrir la puerta
y dejar que la luz sea el resplandor de tu ser y el espejo
el cual quieres ser.

25
Cuando miramos al horizonte; encontramos un camino ya
trazado, cuando nos atrevemos a dar un paso se acortan
el destino y nos encontramos frente a él. Cada día nos
muestra un regalo sólo es cuestión de mirarlo.

26
Los encuentros del sur, la pasión y el amor se dibuja con
los tonos de las montañas y las nubes.

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Existe la posibilidad de crear nuevos lugares, crear
sueños mientras caminas y se hacen realidad, no de la
manera como se esperan pero ellos se realizan, el tiempo
y el espacio es una posibilidad de encuentro.

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La maravilla de estar vivo es poder abrir el alma y
alimentarse del aire, lo maravilloso es sorprenderse de
los lugares que nos encuentran y que nos regalan algo
de lo cual pensábamos que estaba perdido. La vida se
encarga de darnos la fragilidad y la fuerza para seguir
caminando.

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Nos convertimos en los caminos que hayamos, nos
convertimos en trazos verdes que el horizonte muestra, son
los regalos de la naturaleza; fácilmente pueden cambiar
los caminos y los trazos verdes se pueden esfumar. Las
cosas se mantienen mientras respetes la luz principal que
eres y mientras vueles sin tener que arrancar las alas de
otro pájaro.

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La neblina acaricia el alma, para los que creemos que en las
montañas existe una magia, la cual se lleva las tormentas
que carga el ser y las convierte en posibilidades, correr
eleva los sueños que provienen del primer pensamiento de
la madrugada.

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Y cuando llegas a la cima miras atrás y vuelves a empezar,
te das cuenta que apenas inicia el caminar.

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