Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Narrador: el niño, obedeciendo se fue a su pieza. Una vez allí ojeo una revista. Después se
entretuvo con un juego que le habían regalado para su cumpleaños. Finalmente se puso a
revisar su álbum de colección de estampillas. Cuando sintió sueño fue al baño, a lavarse las
manos y la cara. También se lavo los dientes, moviendo el cepillo arriba hacia abajo, tal como
le habían enseñado.
Abecés cuando Lalo estaba solo le gustaba hablar en voz alta con el pequeño osito de peluche
que por supuesto jamás le respondía. Al deslizarse entre las sabanas Lalo recordó que no había
hecho la tarea de matemáticas.
Lalo: ¿no te parece que seria maravilloso Mack? ¡no más matemáticas! ¡no mas números! ¡no
más sumas y restas!
Narrador: estiro el brazo que apago la luz de la lampara. Ya estaba durmiendo cuando escucho
una voz profunda que le decía: “tu deseo será concebido”
Narrador: Lalo se acomodó de nuevo entre las sabanas y durmió toda la noche cuando a la
mañana siguiente se despertó hizo lo mismo que cada día: se sentó en la cama y miro su reloj
despertador ¡horror! Algo había cambiado: la esfera del reloj estaba en blanco.
Lalo: ¡no puede ser el reloj no tiene numero y tampoco el calendario! ¡oh las paginas del libro
estas numeradas! ¿Qué está pasando aquí?
Lalo: ¡no puede ser! Mack tu eres solo un oso de peluche ¿Cómo puedes estar hablando?
Narrador: “es que estas soñando Lalo y en un sueño todo puede pasar “
Lalo: ¡mi deseo se hizo realidad! No hay números en ninguna parte. ¡eso quiere decir que no
hay más matemáticas!
Mama: “buenos días hijo”, ¿Quieres que te haga algo especial para el desayuno?
LALO: ¡sí. ¡Me gustaría comer ese queque que te queda tan rico!
Mama: ¡perfecto! Pero tienes que ayudarme sólo tenemos que seguir las indicaciones de la
receta. “Necesitamos harina, azúcar, polvos, huevos, leche y mantequilla”
Mamá: No lo sé. No hay números que indiquen las cantidades, esto es muy raro, creo que no
podremos hacer el queque hijo.
Lalo: ¡Ya no hay tiempo mamá, pronto llegará el autobús que me lleva al colegio! ¿Cómo sabré
a qué hora llegará el autobús, si el reloj no tiene números? ¡ Oh no, mi autobús se ha ido,
tendré que caminar.
En la escuela
Narrador: Lalo tenía la esperanza de no llegar atrasado a la clase de ciencias. Todo el curso
había sembrado brotes de porotos en pequeños maceteros y cada mañana los medían.
Profesora: Buenos días Lalo. Bueno, en nuestra clase de ciencias mediremos nuestros brotes
de porotos. Lalo, por favor ¿puedes traer las reglas?
Lalo: Sí profesora. ¡No puede ser, la regla no tiene números, no podremos medir los brotes!
Profesora: No te preocupes Lalo. Ahora repasaremos matemáticas, por favor María y Lalo
traigan los textos de Matemáticas.
Lalo: Sí profesora. ¡No puede ser!, los textos no tienen números, está todo en blanco.
Profesora: ¡Qué! ¿Pero qué está pasando? Las reglas no tienen números, los textos tampoco. A
ver niños, ya es hora de salir, mañana será otro día, espero que esto se solucione.
Narrador (osito): Quizás se deba a que hoy ha sido un día sin matemáticas.
Lalo: ¡Eso es absurdo! Las matemáticas no pueden ser tan importantes. ¿Qué diferencia puede
haber?
Narrador (osito): ¿Quieres descubrir la verdad? Hagamos que este día se repita ¡Pero que esta
vez sea con matemáticas!
Narrador: Esta idea le pareció a Lalo una soberana tontería, pero pensó que no perdía nada
con probarlo. Recostado sobre la cama cerró sus ojos, deseó que las matemáticas volvieran y
se durmió. Cuando despertó, despuntaba la luz del nuevo día, otra vez comenzaba la mañana.
Lalo miró al reloj, al calendario y abrió las páginas del libro.
Narrador: Lalo saltó de la cama, tomó como siempre a su peluche y se dirigió a la cocina.
Lalo: Veamos, medio kilo de harina, dos cucharadas y medias de polvos de hornear, cuatro
huevos “Hornear a 125 grados durante 25 minutos”
Narrador (osito): Asegúrate de que tienes suficiente tiempo antes de que pase el bus.
Lalo: Son las 7. Eso significa que el queque estará listo a las 7:25. El bus pasa a las 7:45. Tendré
15 minutos para tomar desayuno y 5 minutos para lavarme los dientes.
Narrador: Mientras el queque se horneaba Lalo aprovechó para ir al baño, lavarse y peinarse.
Preparó sus útiles y se puso el uniforme de la escuela. Madre e hijo tomaron un delicioso
desayuno. Lalo corrió a lavarse los dientes, tomó la mochila y se fue al colegio. Una vez en la
escuela, Lalo midió con su regla la altura de los brotes de poroto.
Profesora: ¡Muy bien Lalo! Eso quiere decir que ya los podremos plantar en el jardín.
Profesora: Muy bien niños, ahora debemos repasar matemáticas. Lalo, por favor trae los textos
de matemáticas.
Lalo: Sí profesora. ¡OH! Ahora podremos ver nuestros textos, ¡Ahora tienen los números!
Pablo: Sí es verdad, ¡Que entretenido! Ayer nos aburrimos mucho, porque no pudimos sumar
ni restar, ni sacar cuentas.
Claudia: Sí, y cuando salimos tampoco pudimos tomarnos nuestros ricos helados.
Narrador: Al terminar y salir del colegio: Susana, Claudia, Pablo y Lalo pasaron por la heladería.
Lalo: Tengo 5 monedas de 100, una de 50 y dos de 10, lo que suma 570 pesos en total.
Lalo: ¡Miren! El super helado está hoy de oferta a solo 1250 pesos
Lalo: ¡Lo tenemos! Si juntamos todo nuestro dinero suma 1370 pesos, y eso es más que
suficiente
Narrador: Ese super helado de 5 sabores, fue el más rico y delicioso que habían comido jamás.
Con las 4 monedas sobrantes compraron 4 galletas grandes y crujientes. Luego de tomar este
delicioso helado, los niños se fueron cada uno a su casa. Lalo se recostó sobre la cama y
cerrado los ojos comentó:
Narrador: Cuando Lalo volvió a abrir los ojos otra vez, ya era de mañana y comenzaba un
nuevo día.
Lalo: El día de ayer fue muy bueno para ser verdadero, seguro que fue un sueño como el
anterior.
Lalo: Tengo 45 minutos antes que pase el autobús, 5 para lavarme, 5 minutos para vestirme,
10 para tomar desayuno, y 5 minutos para cepillarme los dientes. Me sobran 20 minutos que
puedo utilizar para quedarme en la cama o para hacer mi tarea de matemáticas. Fue un
extraño sueño Mac. ¿Quién hubiera imaginado que un día sin matemáticas pudiera ser tan
terrible?
Narrador: Pero como ahora Lalo no estaba soñando, si no que estaba en la vida real, Mac no le
contestó. Y recuerden “En los libros perdura la imagen del ingenio y del conocimiento de los
hombres”.