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Los 9 Frutos Del Espíritu Santo ¿Que Son Y Que

Significan?
Los frutos del Espíritu Santo son en realidad las 9 virtudes o manifestaciones perceptibles de que Dios
está obrando en la vida y corazón de una persona.

En primer lugar, es necesario aclarar que, lo que se conoce como los frutos del Espíritu Santo, en
realidad se refiere a uno solo, según la biblia versión Reina Valera 1960, en la carta a los Gálatas capítulo
5 versos 22 y 23 literalmente el texto dice en singular:

“Mas el fruto del Espíritu es (…)”


Lo cual implica que, aunque son varias manifestaciones son una sola consecuencia directa de la
presencia de Dios en la vida de todo cristiano, es decir de la presencia del Espíritu Santo, sin embargo,
por manifestarse de diferentes maneras comúnmente son llamados en plural “frutos” aunque son en
realidad según la escritura un fruto con resultados diversos.

Dicho esto, a continuación, se nombran y se describen lo que comúnmente se conoce como los “Frutos
del Espíritu Santo”. El texto de Gálatas citado continúa, con las siguientes 9 virtudes que un cristiano
debe manifestar como evidencia de fruto en su vida.
El Amor fruto del Espíritu Santo.
El primero es el “Amor”, la palabra amor en este texto es la traducción de la palabra griega Agape que
significa afecto o benevolencia; específicamente (plural) festín de amor: según el diccionario bíblico
Strong y se trata de una actitud sincera que busca el bienestar del prójimo por encima de los intereses
personales.

La palabra Agape a diferencia de otras que también son traducidas como amor en español es un
atributo comunicable de Dios por lo tanto es una característica que nos hace esencialmente
participantes de la naturaleza divina, es decir hijos de Dios, es de este amor divino que derivan todos
los demás frutos.

El Gozo.
Luego la Biblia habla del “Gozo”, que más que un sentimiento denota una actitud de confianza suprema
y alegría intrínseca basada en la fidelidad de Dios, en lo que Él es, y en su benevolencia, el meditar en
su persona ofrece al creyente la seguridad de que Dios siempre está en control.

Dios sigue allí en medio de cualquier adversidad, y de que sin importar las circunstancias siempre tiene
suficientes motivos para estar agradecido y mantenerse gozoso.

La paz.
La siguiente consecuencia de la presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente es la “Paz”, ahora
bien, esta es una cualidad que tampoco está sujeta a las circunstancias, es una paz diferente a la que
da el mundo, tal como lo señalase Jesús mientras anduvo entre nosotros.

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo” Juan 14:27.
Es una paz únicamente dada por Dios a través del Espíritu Santo, una paz que está basada en la fidelidad
de su amor y cuidado tal como lo expresase también el apóstol Pablo Filipenses 4:7, es una paz que
sobrepasa todo entendimiento capaz de guardar fielmente nuestros corazones y pensamientos en
Dios.

Una paz que es producto de una contemplación constante de nuestras circunstancias desde la
perspectiva de Dios y no de la perspectiva humana.

Dice una de tantas promesas que encontramos en la Biblia:

“… tu (Dios) guardaras en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en


ti ha confiado”. Isaías 26:3.

La Paciencia.
La siguiente virtud es la “Paciencia”, la cual implica la capacidad de sufrir circunstancias adversas
esperando con tranquilidad, de una manera voluntaria, y no por mera necesidad, sin murmurar ni
quejarse, sino con plena confianza de que Dios está obrando en medio de las circunstancias, y de que
él sabe lo que está haciendo y lo que es mejor para cada uno de sus hijos según su propósito.

Respecto a esto dice la sagrada escritura:


“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha
llamado de acuerdo con su propósito”. Juan 8:28
La paciencia que da el Espíritu Santo se basa precisamente en mantener la confianza de saber que todo
nos ayuda a bien.

La Benignidad.
La quinta virtud fruto del Espíritu es la “Benignidad”, y expresa la condescendencia del juez divino ante
una circunstancia que demanda juicio, en nosotros, viene a ser la capacidad de ser misericordioso, aun
con aquellos que han cometido algún agravio en nuestra contra.

Es lograr ser benigno y buscar el bien en especial de quienes al parecer no merecen tal benevolencia.

La biblia nos habla en colosenses 3:12 que debemos “vestirnos” de benignidad y de mansedumbre lo
cual es sumamente importante, recordemos que Dios es benigno por naturaleza, y es su benignidad la
que nos guía al arrepentimiento, cuando nos damos cuenta de que no nos ha pagado como merecen
nuestros actos, sino que nos da nuevas oportunidades de vida cada día.

La Bondad.
La sexta cualidad especial fruto del Espíritu Santo es la “Bondad”, el diccionario describe la bondad
como la cualidad de ser bueno la inclinación a hacer el bien y a un comportamiento virtuoso, está
estrechamente ligada a la benignidad puesto que es en términos sencillos su aplicación constante.

Efesios 5:9 nos dice además que el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad.
la bondad es pues una cualidad indispensable de los cristianos que caminan en el espíritu de Dios y son
guiados por él.

La Fe.
La séptima y muy importante cualidad fruto del Espíritu es la “Fe”, la biblia habla claramente que la fe
es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve según Hebreos 11:1 y también que
sin fe es imposible agradar a Dios. Textualmente dice:

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6
La palabra galardonador significa que Dios premia, bendice, ayuda y prospera a quienes le buscan
sinceramente y creen en él, no se puede lograr nada sin fe, sin tenerla y mantenerla, puesto que es la
capacidad de creer en que nuestras acciones producirán un resultado y que ese mismo resultado será
beneficioso y positivo.

La Mansedumbre.
La penúltima virtud mencionada en Gálatas es la “Mansedumbre”. la biblia habla de que la
mansedumbre hace cesar grandes ofensas en Eclesiastés 10:4, la mansedumbre, es pues la capacidad
especial que tiene una persona para modelar la ira y sus efectos desordenados en sí mismo y en el
entorno.

Dicho de otra manera, es una forma inteligente de evitar todo resentimiento o acción violenta por el
comportamiento de otros, o por cualquier circunstancia desagradable, dejando de lado la irritabilidad
y la venganza, para dar lugar a una actitud más asertiva, y acorde con el momento vivido, en el sermón
del monte Jesús habla de que los mansos son bienaventurados, porque ellos recibirán la tierra como
heredad (Mateo 5:5).

También en Mateo 11:29 el Señor Jesús nos amonesta a que imitemos su mansedumbre. Dice:

“Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas”.
En este contexto la palabra yugo implica una carga, y Jesús lo que nos está diciendo es que imitemos
su mansedumbre y recibamos de buena gana sus estatutos, órdenes y mandamientos de esa manera
literalmente “Él” dará descanso a nuestra alma.

La Templanza.
Ultima virtud y no por eso menos importante es la “Templanza”, que consiste en la moderación de los
apetitos y placeres para procurar un equilibrio, que permita el más óptimo aprovechamiento de los
bienes disponibles para la persona.

Las personas con templanza no seden ante las presiones externas en especial si estas van en contra de
sus valores y creencias, las personas con templanza mantienen la rectitud en sus actos y conducta a
pesar de lo que esto pueda significar para su reputación.

La templanza es vital para el cumplimiento de objetivos y metas ya que asegura el dominio de la


voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad, lo cual evita
distracciones innecesarias y mejora el desempeño en todos los sentidos.

Cada una de estas virtudes fruto del Espíritu Santo está relacionada entre sí de modo tal que quien vive
en comunión con el Espíritu Santo de Dios ha de manifestar estas cualidades notoria y constantemente
de una u otra manera. Recordemos que la escritura dice:

Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las
zarzas se vendimian uvas. Lucas 6:44.

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