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LA NACION | OPINIÓN | PAPA FRANCISCO

Mi informe al Papa sobre Macri y el país


Carlos M. Reymundo Roberts SEGUIR

LA NACION

17 de marzo de 2018

H ace tres años estuve con el Papa , y entre otras cosas me dijo que ya no leía esta
columna: como es lógico, su agenda había cambiado dramáticamente. Aunque me
encantaría ser seguido por él, y que de tanto en tanto me tirara un like, al mismo tiempo
me permitiría sospechar de las prioridades de un papa que estuviera atento a "De no
creer". Me explicó que ahora era el mundo, y no la Argentina, el foco de sus desvelos. El
país era gobernado en esos momentos por Cristina y al frente de las encuestas estaba
Scioli, por lo cual, efectivamente, no había motivo alguno de preocupación.

Igual, yo sé que no nos olvida. Un periodista que lo fue a ver por aquellos tiempos se
sorprendió por el curso de la conversación: la política argentina fue casi el único tema.
Un curita que lleva el mensaje evangélico tanto a las barriadas más pobres del
conurbano como a círculos del poder no salió de su asombro cuando recibió de
Francisco una reprimenda por haber ido a un encuentro de empresarios.
"Impresionante, está en todo", sonrió el curita.

Insisto: el Papa no nos olvida. Creo incluso que vive pendiente de nosotros. En cambio,
no estoy seguro de que se informe de la manera más adecuada: solo un corazón
ilimitadamente amplio y misericordioso puede darles estatus de amigos, consultores o
no sé qué corno a personajes como Gustavo Vera y Juan Grabois.

Así, aproveché que esta semana cumplió cinco años de papa y le mandé, sin que me lo
haya pedido, un pormenorizado panorama del país. Le puse de título: "El lustro en que
todo cambió" (lustro es una palabra fea, pero creo que da lustre). Como el Papa ya no lee
la columna, no se va a enterar de que estoy compartiendo con mis lectores algunos
párrafos de ese informe.
"Santo Padre: en nuestra histórica cumbre de hace tres años me dijo que no tenía
tiempo de ocuparse del país. Por eso, me tomo el atrevimiento de ponerlo al día. No
exagero si digo que Macri está pasando el peor momento de su presidencia, que lo ha
sumido en una profunda depresión: no logra digerir el 2-0 de River a Boca por la
Supercopa. Más allá de cualquier consideración, Macri es un ganador, en la política, en
la vida y en el fútbol. Con Chiqui Tapia, Bingo Angelici y otros fanáticos de Boca
manejando la AFA, lo último que esperaba el Presidente era este desastre. Le cuento
algo, y discúlpeme por el uso de ciertos términos, pero tengo que ser fiel a la historia. En
mayo de 2015, Macri vino al diario y, en una charla informal en la Redacción, hizo una
encendida defensa del Estado de Derecho, el respeto a la ley y la independencia de la
Justicia. Cuando terminó su vibrante alegato de apego a las normas, Daniel Arcucci le
preguntó por la dura sanción que le acababan de poner a Boca por el uso de gas
pimienta contra los jugadores de River en la Bombonera. Macri le contestó: "Unos
turros, nos re cagaron".

"¿Me sigue? ¡El fútbol lo pierde! Usted me va a decir que el Presidente tiene hoy
preocupaciones más urgentes, como la inflación. Es cierto: ahí también viene perdiendo
el partido. Pero ojo, porque las expectativas están puestas -con perdón de la palabra- en
el segundo semestre. No sabemos de qué año. Para tener una idea de qué ha pasado en
este rubro desde que usted se nos fue a vivir a Roma, lo llamé a Néstor Scibona, el único
argentino, creo yo, que mes a mes releva personalmente en los supermercados la
evolución de los precios. Néstor consultó sus planillas de Excel, que abarcan los 30
productos de la canasta básica alimentaria, y me tiró esta cifra: entre febrero de 2013 y
febrero de este año, el ticket por la compra de esos 30 productos pasó de $827,88 a
$2706,12, un aumento acumulado de 226,8%. ¡Cómo zafó, Francisco!

"En cuanto a la situación política, de no mediar ninguna cosa rara, ningún golpe
promovido por gente a la que usted podría decirle 'cuídenme a Mauricio',
probablemente Macri supere la tragedia de la Supercopa y sea reelegido. Así lo indican
todos los pronósticos, Santo Padre, y no se la agarre conmigo, yo solo me hago eco de
algo que es vox populi. Y vox populi, vox Dei, ¿no?

"Si centro mi informe en Macri es porque fuera del Gobierno no pasa casi nada. Cristina
es una feliz senadora y el año próximo seguramente se postulará para ser la gran
sanadora de los males que dejen estos CEO, con muy pocas chances: pasará más tiempo
en los tribunales que en campaña. Scioli, procesado por desvíos de fondos en obras
públicas (dirá que no hubo desvíos, que siempre pensaron en quedarse con esa plata),
asumió la presidencia de la Comisión de Deportes de Diputados; finalmente pudo
cumplir el sueño de toda su vida: ser presidente. El que la está pasando mal es Hugo
Moyano, un perseguido político: no le perdonan su política de enriquecimiento. En
cuanto al aborto, hoy por hoy resulta virtualmente imposible que el proyecto sea
aprobado en el Senado. ¡Mauricio juega con fuego y no se quema!

"Querido padre Jorge, leí la carta que le hizo llegar una amplia gama de dirigentes
políticos. Es conmovedora. Usted ha logrado reconciliar, al menos por un rato, el agua y
el aceite, los dos lados de la grieta. Creo que es un buen momento para que nos visite. Es
una idea. Si no le parece, voy pensando otras".

Por: Carlos M. Reymundo Roberts

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