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dimensión
número especial dedicado a
ROBERIA. HEINLEIN
ARTHUR C. CLARKE
PHIUP K. DICK
EDMOND HAMILTON
ALFRED COPPEL
A . R. LONG
-V
dimensión
T h e Year o f the Jackpot by R obert A. H einlein. C opyright,
1952, by W orld Editions, Inc. for Galaxy Science Fiction.
■nmensian
L o st N ight o f Sum m er by Alfred Coppel. Copyright, 1954,
by H anro Corp. fo r Orbit.
Im p ostor by Philip K. D ick. Copyright, 1953, by Street &
REVISTA DE CIENCIA FICCIÓN Smith Publications, Inc., in the U .S.A , and G reat Britain;
reprinted from A stounding Science-Fiction,
Y FANTASIA
A cargo de: Rescue Party by A rthur C. Clarke. Copyright, 1946, by
Street & Smith Publications, Inc., in the U .S.A , and
Sebastián M artínez G reat B ritain; reprinted from A stounding Science-Fiction.
D om ingo Santos
Luis Vigil O m ega by Amelia Reynolds Long. Copyright, 1932, by
Teck Publishing C orporation.
Director Periodisia: In the W orld's D u sk by Edm ond H am ilton. Copyright, 1936,
José M. Armengou by the P opular Fiction Publishing Co.
Colaboradores: © 1956, by A. A. W yn, Inc.
Joaquín Alberich
D r. A lfonso Álvarez Villar © Ediciones D ronte, 1971. Published by arrangem ent with
Luis*Eduardo Aute D onald A. WoUheim.
Carlos Buiza
Alfonso Figueras
C ario F rabctti
José Luís Garci
Luis G asea
Teresa Inglés
A ntonio M artín
José Luis M. M ontalbán
B erit Sandberg
Director Artístico:
Enrique Torres
Ilustradores:
M iguel Albiol
José M.» Beá
C arlos Giménez
Esteban M aroto
Jordi París
Enric Sió
A dolfo U sero Abellán
Corresponsales:
A rgentina: A ndrés Baila y H éctor R . Pessina
A ustralia: John Bangsund
A ustria: K urt Luif PORTADA DE
Estados U nidos: Forrest J. Ackerm an Enrique Torres
G ran Bretaña: Jean G . M uggoch
Japón: Takum i Shibano
R um ania: Ion H obana ILUSTRACIONES DE
Carlos Giménez
Edita:
EDICIONES DRONTE
Redacción y administración:
Merced, 4, enU.» 2.* - Barcelona, 2 (España)
Im prim e: Distribuidor exclusivo para todos los países de
T. G I. A. S. A,
Provenza, 86 hiabla castellana:
D epósito Legal: B. 6.900 - 1968 EDITORIAL POMAIRE, S. A.
Marzo 1971 / Núm ero 20 Avda. Infanta Carlota, 100
© 1971, Ediciones Dronte Barcelona-15
ESPAÑA
_ jiu B \ # a _
dimensión
hoy manana
EDITORIAL CUENTOS
El fin del mundo El año final
por Robert A. Heinlein 25
SE PIENSA
La última noche del verano
Entrevista con Donald A. Wolihelm 10 por Alfred Coppel . . . 57
Impostor
por Philip K. Dick . 67
Grupo de rescate
por Arthur C. Clarke 81
Omega
por Amelia Reynolds Long 105
4 / editorial
En el hombre —como en todo organismo viviente— las célu
las concurren para realizar otro ser, sacrificando su individua
lidad.
En el organismo social, los hombres concurren para reali
zarse a sí mismos en y con los demás, para potenciar su indi
vidualidad. La medida en que esto se cumple indica el grado
de validez de una determinada estructura social. La dialéctica
hombre-sociedad es en cierto modo inversa a la dialéctica célula-
hombre.
Los impulsos vitales, las necesidades y funciones de la célula
elemental (nutrición, reproducción, percepción, locomoción, etc.)
persisten en el ser que integran.
Del mismo modo (m ejor dicho, de modo muy distinto), todo
impulso o inquietud del hombre tiene su homólogo colectivo,
que es algo más que la mera suma de impulsos o inquietudes
individuales, puesto que las relaciones interhumanas no son de
simple yuxtaposición.
Así, junto al instinto de conservación y la consiguiente in
quietud ante la idea de la muerte, está más o menos arraigada
en cada individuo la preocupación por la supervivencia de la
raza humana y la consiguiente inquietud ante la idea de su extin
ción definitiva.
Las cábulas y profecías sobre el fin del mundo son algo tan
antiguo como la especulación.
La SF, literatura especulativa por excelencia, tenía forzosa
mente que ocuparse del tema. Si a los relatos que tratan del fin
del mundo en el pleno sentido de la expresión añadimos los que
especulan sobre posibles fines de nuestro mundo concreto —es
decir, de nuestra civilización— (preferentemente a raíz de una
hecatombre nuclear), nos encontraremos con uno de los filones
más ricos y sugestivos de la SF.
Los seis relatos aquí reunidos, si bien son muy pocos para
pretender constituir una antología de un asunto tantas veces
tratado y tratable desde tantos ángulos, permiten apreciar la
evolución del enfoque del tema en Estados Unidos, desde los
años treinta a los cincuenta.
En «Omega» (1932) e «In the World Dusk» (1936) el mundo
muere de vejez (la espada de Damocles nuclear todavía no ha
sido suspendida sobre nuestras cabezas), y en su extinción hay
algo de rito inexorable que el hombre no debe atreverse a pro
fanar. El cuento de Hamilton, especialmente, está impregnado
de una patente religiosidad cósmica orientalizante.
En «Rescue Party» (1946), ni siquiera la conversión del sol
en nova puede detener el irresistible avance del arrogante pue
editoriai / 5
blo terrestre, que, ante los atónitos ojos de los observadores
galácticos, emprende el más gigantesco e increíble éxodo inter
planetario en busca de nuevos mundos. Los Aliados acaban de
ganar la II Guerra, y cuando Clarke describe el asombro de
las antiquísimas civilizaciones galácticas ante el rápido y es
pectacular progreso tecnológico de los humanos, está entonando
un himno alegórico a la joven y triunfal América, que en sus
escasos siglos de existencia ha dejado atrás (?) a las milenarias
Europa y Asia, y que acaba de dejar al mundo boquiabierto con
sus «hazañas» de Hiroshima y Nagasaki. Si existiera un término
equivalente a patriotero a nivel planetario, habría que aplicár
selo a buena parte de la obra de Clarke, como lo demuestra
este interesante relato.
Heinlein se reafirma en «The Year of the Jackpot» como el
más fascistoide de los autores de SF en esa época. El relato es
de 1952, y, naturalmente, no podía faltar el perverso ruso dis
puesto a asestar la puñalada trapera atómica en cualquier mo
mento. Es muy interesante en este cuento ver cómo bajo la
apariencia de un erudito cientifismo puede ocultarse un meca
nicismo fatalista totalmente irracional. Es éste un vicio en el
que la SF de derechas cae con mucha frecuencia, cosa, por otra
parte, perfectamente comprensible.
El factor xenofobia persiste en «Imposter» (1953), de Philip K.
Dick, proyectado esta vez sobre un enemigo extraterrestre. Este
relato también es muy representativo de su autor, cuyas bri
llantes ideas no suelen cuajar en tramas coherentes.
Por último, «Last Night of Summer», de Alfred Coppel, el
relato más lúcido de los seis, muestra con una estremecedora
crudeza, poco común en la literatura de SF, las taras de una
sociedad competitiva y deshumanizada, a través de las reaccio
nes de los individuos ante la inminencia de una catástrofe de
dimensiones apocalípticas.
Seis relatos, varias épocas y diversas actitudes ante una preo
cupación común, ante un tema que merecería un estudio mucho
más profundo y una antología mucho más amplia.
Pues el enfrentarse, hoy por hoy, con actitud crítica a la
cuestión del fin del mundo lleva, necesariamente, a determina
das consideraciones sobre la situación socio-político-económica
actual, en la que se incuba el germen (un germen de muchísi
mos megatones) de una catástrofe definitiva, o poco menos,
bastante prematura desde todos los puntos de vista cosmoló
gicos.
A medida que la sociedad adquiere más características de
«organismo» (un sistema nervioso eficaz que transmite impul
6 / editorial
sos centralizados: una adaptación cada vez más total de las «cé
lulas» a su función específica en el organismo: división del tra
bajo, especialización profesional, etc.; una progresiva desindi
vidualización de las «células»: masificación del hombre, anomia,
incomunicación...), más abocada parece a su autodestrucción,
como si los hombres estuviéramos engendrando un mítico ma-
crolemingo, ansioso de ahogarse en un océano de fuego y odio.
O se lucha por transformar las estructuras hasta ponerlas
al servicio de la realización del hombre, o la inercia agresiva de
las estructuras seguirá forzando la cosificación del hombre, para
que se adapte cada vez más dócil y plenamente a su mecánica
suicida.
Hemos llegado a un punto en el que el eterno dilema «ser
o no ser» se nos plantea en su más pleno y literal significado.
editorial / 7
BILL.
cnLncTicD
Bill era simplemente un vulgar Operador Técnico en Fertilizantes en su granja, hasta que un
robot lo alistó en contra de su voluntad en las Fuerzas Espaciales del Imperio. Destinado a la
nave espacial Fanny Hill, en la guerra contra los lagartos Chinger, Bill no se destacó como
soldado, pero un acto accidental de heroísmo le hizo merecedor a la condecoración del Dardo
Púrpura y a un viaje a Helior, el planeta central del Imperio. Y allí fue donde realmente empe
zaron las aventuras del Bill...
se piensa / 11
mayor parte de las novelas de los nom publicados en las revistas. S l a n de Van
bres famosos eran demasiado largas para Vogt apareció primeramente en la Ark
que cupiesen en la mitad de un double. ham House, y luego lo vendió a otra edi
Por consiguiente, había muchos libros tora importante, y más tarde a una de
que no podíamos aceptar. Por ejemplo, paperbacks. C i t y (Ciudad), el gran clá
he publicado primero a A. E. van Vogt sico de Simak, fue editado en primer lu
en double que en single. gar por la Gnome Press, que luego nos
D: ¿Se publicaban muchos hardcovers lo cedió a nosotros.
en aquella época? D: ¿Cuántos ejemplares vendieron?
W: No. Las casas importantes sólo pu W; Yo diría que unos 600.000, quizá
blicaban algunos, de vez en cuando. Lo más. Pero, volviendo a lo de antes, le diré
que ocurrió fue que, al volver de la que casi nadie era editado en hardcover.
guerra, algunos jóvenes que habían com Luego, Doubleday comenzó a publicar, de
batido en las Fuerzas Armadas obtuvie vez en cuando, s f . Pero nadie tenía ni
ron préstamos del Gobierno para poder idea en esa empresa. Publicaban a escri
reanudar sus negocios. Y trataron de pro tores desconocidos, escritores malos, y
ducir hardcovers para los fans, pues ellos sólo a veces, por casualidad, se encon
creían en la SF. August Derleth creó la traban con im buen escritor, aunque ellos
Arkham House para publicar las obras no lo supieran. En este caso, nunca le
de Lovecraft y de su grupo, y por consi publicaban un segundo libro. No fue sino
guiente comenzó a editar hardcovers, que, pasados algimos años cuando empezaron
al principio, vendía por correspondencia, a tener un programa consistente de bue
gracias a anuncios publicados en las re na SF, pero aún desde entonces, han con
vistas. También estaba la Fantasy Press, tinuado publicando algunas cosas muy
dirigida por Eschbach, que también era malas.
escritor. Pero, excepto Derleth, los de D: ¿Siguen aún así?
más fracasaron. No podían sobrevivir a W: Sí. Publican a un gran escritor
los costos inherentes a este tipo de edi como Zelazny, y rehúsan editarle su si
ción. Aunque sacaban una gran parte de guiente novela en provecho de algún ilus
sus beneficios de la venta de derechos tre desconocido. Malgastan su dinero en
para ediciones de paperbacks. Pero, Gno- cosas espantosas, porque sus editors no
me Press, por ejemplo, tuvo varios juicios saben lo que se hacen. Habitualmente, es
porque no pagaba la parte correspondien cogen para ello a una jovencita recién
te a los autores. Por su parte, la Arkham salida de la Universidad, y le dan el em
House no quería venderlos; quería tener pleo. Piensan que lo que seleccionará será
la exclusiva. Publicaba ediciones de tiraje bueno. Por suerte, a veces se encuentran
limitado y no permitía reediciones. No con alguien como Larry Ashmeat que sabe
obstante, en aquella época, la mayor par lo que se hace, y que lleva a cabo un es
te de los grandes clásicos estaban dispo fuerzo. Por otra parte, está el Club del
nibles, a simple demanda, y sin casi tener Libro, que es una filial de Doubleday. Ac
que pagar nada por adelantado. Un autor tualmente está dirigido por una jovencita,
se mostraba muy satisfecho porque se le Helen Giger, que fue mi secretaria, y que
hubiera escogido para hacer un hardco- por consiguiente comenzó a enterarse de
ver tomando uno de sus viejos relatos lo que era la SF. Luego, pasó a la Berkley
12 / se piensa
donde continuó documentándose y, final sido pagado por una novela de SF, una
mente, ha llegado a dirigir el Club del reedición, fue 10.000 dólares. No le diré
Libro de SF. Tiene muy buen gusto y saca de qué libro se trataba. En mi opinión,
buenos libros, dos hardcovers por mes, perdieron dinero en el trato. El editor
de los que algunos son la primera edición era nuevo en el campo y no sabía lo que
en hardcover de libros primitivamente se hacía. Por un autor como Arthur C.
publicados en paperback. Ha logrado con Clarke o Robert A. Heinlein, que sea co
vencer a la Doubleday para que hicieran nocido fuera del círculo de los habitua
esto, con lo que hemos llegado a una si dos a la SF, se puede pagar un precio
tuación divertida: al inicio, los paper- elevado. Nosotros hemos pagado un pre
backs eran reediciones de hardcovers, y cio muy elevado por una novela de Hein
ahora se da la inversa, a menudo porque lein. Tampoco le diré cuál. Pero se tra
las editoras de paperbacks se han con taba de muchísimo más de lo que paga
vertido en la principal fuente de ingre mos por varios de los otros libros juntos.
sos de los autores, por lo que escriben Pero sabíamos que sería rentable; de otra
directamente para ellas. Es por esto por manera, no lo hubiéramos hecho.
lo que en Ace hemos podido descubrir a D: Volvamos a los años 50. ¿Cuáles
Delany o a Zelazny, y publicar sus prime eran entonces sus problemas como editor?
ros libros, que luego fueron reeditados W: Personalmente, mi problema era el
en hardcover. de los doubles. Ace publica doubles, es
D: Pero, ¿cuáles son actualmente sus decir dos novelas editadas conjuntamen
relaciones con las empresas editoras de te en un mismo volumen, contrapuestas
hardcovers'? y con su propia portada cada una de ellas,
W: En gran número de casos, hemos y al precio de una sola. A muchos auto
resultado ser para ellas un importante res no les gusta esto. Los autores no es
apoyo financiero. Un hardcover no da be criben sólo para ganar dinero, también
neficios mas que si se vende a los paper lo hacen por vanidad. Y no les gusta
backs. Resulta casi inútil decir que estas mucho ser publicados conjuntamente con
editoriales se interesan mucho en las de algún otro. Prefieren tener su libro propio.
paperbacks. En la mayor parte de los D: Pero, ¿a menudo ustedes publican
casos se llevan a cabo verdaderas pujas. dos obras del mismo autor?
Sucede que, por un best-seller se pagan W: Sí, si el autor está de acuerdo, es
precios fantásticos; un cuarto de millón cribe los dos lados del libro, y a mí me
de dólares por un libro, por adelantado, gusta mucho esta solución: una novela
o hasta medio millón de dólares. Es muy por un lado, y una antología de cuentos
difícil recuperar este dinero; es preciso por el otro. A los autores también les
hacer al menos im tiraje de un millón de gusta. Es muy provechoso para ellos.
ejemplares. Esto significa que es necesario D: Habitualmente ustedes vuelven a
que el libro sea muy importante, que se publicar en single las novelas que han
haya vendido muy, muy bien en hard tenido más éxito en double...
cover. Se puede perder mucho dinero de W: Es más rentable reeditar por se
esta forma, si se hace un mal pronóstico. parado los doubles publicados hace al
Por suerte, en la SF, la competencia no gunos años. Esto es consecuencia del alza
es tan dura. Lo máximo que jamás haya constante de los gastos de impresión y
se piensa / 13
del costo del papel. Cuando sabemos que bles ha podido descubrir a una nueva
podemos hacer un single, que tiene éxito autora de calidad. Su novela siguiente ya
y que los lectores aprecian a su autor, era algo más larga. También la publica
ya no corremos tanto riesgo. Por otra mos en doüble. Se trataba de P l a n e t o f
parte, los doubles tienen la ventaja de E x i l e (Planeta de Exilio). Luego, hemos
tener una clientela fiel, y pueden ser un publicado su tercer libro en single: C i t y
buen banco de ensayo de nuevos auto OF I l l u s i o n s (Ciudad de Ilusiones). Por
res. Cuando un autor novel ha tenido último, el cuarto fue T h e L e f t H a n d o f
éxito, podemos tomar su medio doüble D a r k n e s s (La mano izquierda de la oscu
y reeditarlo por sí solo, con una nueva ridad) que mostraba una madurez total,
presentación, una mejor promoción, y manteniendo el talento que se apercibía
todo el mundo está contento. en sus primeras obras
D: ¿Cuál es el criterio que sigue usted D: Tomando el ejemplo del libro de
para «aparear» un autor con otro? Disch: M a n k i n d U n d e r t h e L a s h (La
W: Habitualmente se reduce sólo a humanidad bajo el látigo), se trata de una
una cuestión de extensión. Tengo que jun versión modificada de un cuento que ha
tar una novela larga con otra algo más bía escrito antes. ¿Cuál es su política a
corta. O, cuando escojo algo de un autor este respecto?
novel, me gusta publicarlo con otro expe W: No tenemos ninguna objeción. A
rimentado, para que no se desorienten los autores les gusta hacer eso porque les
los lectores, y encuentren a alguien que representa la posibilidad de vender dos
conozcan. Edwin C. Tubb escribe una se veces el mismo relato. Lo que tratan de
rie cuyo personaje principal trata de re hacer es ver si pueden hallar una forma
gresar a la Tierra, pero no puede, puesto en que darle mayores dimensiones, de
que nadie sabe dónde se encuentra la sarrollar algo más el ambiente o la in
Tierra. Ha hecho siete libros sobre ese triga. Es lo que hizo Mike Moorcock con
tema. También Kenneth Bulmer escribe B e hO L D t h e M a n (He aquí al hombre).
una serie para los doubles que trata de Al principio se trataba de una novela corta
otra dimensión, de una Tierra paralela. que alargó hasta convertirla en una no
Esto da casi a los doubles una continui vela que vendió a Doubleday.
dad de revista. D: ¿Sucede en ocasiones que le guste
D; Pero también sucede que publican a usted una novela corta y le pida enton
juntos a un par de noveles. Por ejemplo, ces al autor que la convierta en novela?
pienso en Disch y Ursula K. LeGuin. W: Podría suceder, pero es muy raro.
W: Es cierto. Pero se debe a que la Algunos autores me entregan una novela
primera novela de Ursula K. LeGuin era corta y me sugieren que podría servir de
muy corta, de unas 35.000 palabras. Era primer capítulo para una novela. Quizá
demasiado corta para publicarla sola, me muestre de acuerdo en ese punto, peró
sobre todo tratándose de una autora des realmente, no me preocupo en buscarlas
conocida, como sucedía entonces. Es en yo mismo porque, principalmente, no ten
este sentido en el que los doubles dan go tiempo. Actualmente sacamos de 18
su mayor servicio: era posible hacer con a 20 libros por mes, y aunque no soy res
esa novela la mitad de un double. Así, la ponsable personalmente de todos ellos,
clientela fiel que tenemos para los dou debo supervisarlos en mi calidad de edi
14 / se piensa
tor jefe. Además, soy responsable directo moción del que hablábamos hace un rato,
de 10 ó 12 de los mismos. Comprenderá o tampoco tiene tiempo?
que no tengo tiempo, en absoluto, de con W: ¡Claro que tiene tiempo!, mucho
tinuar haciendo el trabajo de promoción más que yo, y tan sólo trabaja en eso;
que debería efectuar. Cuando uno se ocu pero tiene un gusto muy estricto. No le
pa sólo de un par de libros por mes, pue gusta todo lo que lee y, por consiguiente,
de consagrar mucho tiempo a eso; cuando trabaja mucho con los autores. Esa es
se trata de 10 ó 12 , le resulta material una cosa que yo no puedo hacer, por falta
mente imposible. de tiempo.
D: ¿Es ésta una de las razones de su D: ¿Cómo realizan la selección de li
colaboración con Terry Carr? bros? ¿Tienen un comité de lectura?
W: Se trata de una colaboración muy W: Tenemos asesores que se dedican
interesante. Terry trabaja de una manera a la lectura. Ellos rechazan todo lo que,
muy independiente. Lee por su propia evidentemente, es malo, y nos dan resú
cuenta, para los volúmenes especiales. Si menes de los libros. No obstante, mucho
encuentra alguna cosa que no considera de lo que publicamos son reediciones de
apta para los mismos, pero que piensa hardcovers. Por consiguiente, estos libros
que me podría interesar, me la pasa. Por han sido ya leídos por otras personas, y
mi parte, yo hago lo mismo si hay un li tenemos críticas de los mismos. En lo
bro que considero excepcional. que se refiere a las obras que nos son
D: Esencialmente, ¿se ocupa sólo de sometidas, de SF, las leo yo mismo. Fran
los especiales? camente, no autorizo a nadie a juzgarlas
W: S í , es el responsable de los espe Recibimos una gran cantidad de manus
ciales; pero se ocupa también de las se crítos de novelas de autores desconocidos
ries, por ejemplo la de Jack Vanee: Pla- Es muy difícil decir cuantas. Hoy en día
NET OF A d v e n t u r e (Planeta de la aventura), los autores comienzan por escribir ya una
o de la serie S t a r w o l f (Lobo estelar) de novela, en lugar de pasar primero por los
Edmond Hamilton. De los doce especiales cuentos. Estos manuscritos no son de
que se publicaron el año pasado, creo calidad inferior, ni tampoco malos, son
que dos o tres han pasado inicialmente legibles. Recibimos muchas imitaciones de
por mi oficina. Por ejemplo, M e c h a s m Burroughs y de Howard. Parece que las
de John Sladek: he sido yo quien lo ha obras de estos autores hayan influenciado
encontrado y recomendado. También un a un cierto número de escritores en po
libro de una novel, que aparecerá en mar tencia, que tratan de escribir sus propias
zo. Una autora de un talento asombroso, aventuras de Conan o de «Espadas y Bru
Suzette Haden Elgin, de la que creo que jería» y, habitualmente, lo que escriben
se hará tan famosa y será tan apreciada no es malo, pero tampoco es bueno, y no
como Delany o Zelazny. Hemos publica nos interesamos mucho en ello. Pero, oca
do en un double su primera novela T h e sionalmente, se puede descubrir un buen
C o m m u n i p a t h : ( L o s comunipatas), que autor novel. Ocurre cuando vemos que
era muy corta. La segunda aparecerá en su obra hay algo que verdaderamente
como especial. Y me ha prometido su ha sido sentido, que sobrepasa la simple
tercera y cuarta novelas. imitación.
D: Pero, ¿hace Terry el trabajo de pro D: ¿De qué estilo reciben más obras,
se piensa / 15
de «Fantasía Heroica» o «Space Operas»? W: Aventuras, «Space Operas». No creo
W: Una mezcla de ambas. En la actua que exista hoy en día una SF «científica».
lidad, recibimos una gran cantidad de En mi opinión, jamás la ha habido. No
«Espadas y Brujería», relatos de mundos creo que actualmente muchos de los auto
paralelos en los que existe la magia. Fran res sean ingenieros o que siquiera conoz
camente, las rechazo porque no me gus can bien los problemas científicos. La s f
tan. No creo que tengan un mercado tan trata, en principio, de adivinar a qué se
importante como la verdadera SF, los parecerá el futuro, de predecir lo que va
«Space Operas», las exploraciones de otros a hacer, o cómo va a vivir, la Humanidad.
planetas. Estas cosas son las que yo bus Pero la s f tecnológica, construida sobre
co principalmente. En realidad, se nece una base científica sólida, es muy rara.
sitaría que una obra de «Espadas y Bru Hay muy pocos científicos que sean ca
jería» fuera verdaderamente excepcional paces de escribir, y aún menos que lo
para que me decidiese a comprarla. hagan.
D: En lo referente a la antigua y nueva D: ¿Nota algún tipo de evolución en
ola, ¿qué proporción de las obras que el género de relatos que le son someti
reciben pertenecen a la «Nueva Cosa»? dos? ¿Son muy diferentes a los que le
W: Casi no recibimos nada pertene eran sometidos hace una decena de años?
ciente a la «Nueva Cosa». Esta se distin W: Al menos, la invasión de las obras
gue sobre todo por dos cosas: por una de «Espadas y Brujería» ha dado el re
forma de pensar y por un estilo literario. sultado de suscitar un esfuerzo hacia una
El estilo es un esfuerzo vanguardista, con mejor construcción de la intriga y la in
técnicas diferentes, surrealistas, etc... Yo troducción de personajes hxmianos en lu
no tengo, esencialmente, objeciones con gar de los caracteres estereotipados que
tra ello, si es que sirve a una finalidad, eran norma en la SF de otro tiempo.
si tiene un significado. La idea acostum D; ¿Cree alcanzar ahora a nuevas ca
bra a ser pesimista, deprimente; presu tegorías de lectores?
pone que la Humanidad no tiene muchas W: No, pienso que el lector-tipo de SF
posibilidades de porvenir. Diría que lleva sigue siendo el mismo. Pero su gusto se
consigo una gran parte de dadaísmo in ha refinado; ya no aceptaría las obras
consciente: nada tiene sentido, y, ¿para estereotipadas que aparecían hace 25 ó
qué sirve todo esto? Como ya le decía, 30 años. No obstante, hay una cosa extra
de todas maneras no recibimos apenas. ña: reimprimimos a Edgar Rice Bur-
Creo que esos relatos son a menudo es roughs, cuyas obras datan de 1912, 1916,
critos por autores experimentados que 1920, y tienen un gran éxito. A los lecto
tratan de escapar de las fórmulas que les res les gusta Burroughs, les encanta leer
han dado el éxito, o por otras personas, le. Y eso que, aunque dejásemos a un lado
habitualmente influenciadas por N e w los personajes, que son de cartón piedra,
W o r l d s , que tratan de escribir de esa hasta vemos que la intriga de sus obras
manera. No creo que los noveles, se in ha envejecido. Sin embargo, esos libros
teresen por ese tipo de obras. tienen éxito, porque al público le gusta
D: Por cierto, ¿qué es lo que escriben las buenas historias de acción y aventu
los noveles? ¿Obras de un contenido cien ras. Son una buena lectura evasiva.
tífico alto o novelas de aventuras? D: ¿Tiene la impresión de que haya
16 / se piensa
a u m e n t a d o e l n ú m e r o d e l e c t o r e s d e SF? muebles, en las técnicas publicitarias,
W; Sí, en efecto. Si bien no han aumen en el estilo de las canciones. Su termino
tado los tirajes medios de las obras de SF, logía, su forma de pensar, se han incul
es preciso tener en cuenta que existen cado en los primeros años de la infancia
muchos más libros en el mercado, com de las nuevas generaciones. Los niños han
prendidos los de nuestros competidores. crecido con la idea de que el mañana será
Por consiguiente, tenemos una masa de diferente del hoy, que irán a la Luna, a
lectores más grande. Y, por tanto, yo creo Marte, a Venus, a los otros sistemas so
que nos encontramos en una época de SF, lares, que poblarán el Universo entero.
en la que la gente piensa en términos Científicamente, es todavía difícil decir
de SF. Todo el mundo ha aceptado el viaje cómo se realizará esto, pero todo el
a la Luna. Leyendo los diarios, nos hemos mundo tiene la sensación de que se lle
acostumbrado a aceptar diariamente nue vará a cabo. Al menos, si la Humanidad
vos milagros. logra sobrevivir los próximos treinta años,
D: ¿Cree, pues, que la aventura lunar con los problemas de la polución, de la
haya dado un nuevo empuje a la SF? superpoblación y de la guerra atómica,
W: No lo creo. Era algo que ya llevá que nos llevan hacia. una crisis. Todos
bamos esperando muchos años, y que, ellos serán solucionados o no. Si no lo
cuando se ha realizado, aún ha causado son, ya no habrá más Humanidad. Pero
una impresión al público: esto le ha he yo creo que serán resueltos, porque la
cho darse cuenta de que la SF es una pre Humanidad ha sobrevivido ya un millón
dicción del porvenir. Es en este sentido de años, y siempre se las ha ingeniado
en el que la s f ha tenido una influencia para escapar en el último momento.
en el mundo en que vivimos. Por otra Después de todo, no somos un animal
parte, ese es el tema de mi libro, que estúpido. Hemos sobrevivido a todos los
aparecerá en febrero, que está dedica desastres conocidos desde el alba de los
do a estudiar la s f , y que se titulará tiempos. Todo individuo que viva hoy
T h e U n i v e r s e M a k e r (El hacedor de en día desciende de los supervivientes de
Universos). Presenta la filosofía de un esas catástrofes. Esto nos permite creer
lector de s f , la mía en concreto, que en nuestra capacidad de supervivencia.
constata que el mundo es tal como lo D: ¿Cree usted que la SF pueda con
ha hecho la s f . El pensamiento de la s f tribuir a ello?
de los años treinta ha madurado hasta W: Como ya le he dicho, la SF ha dado
convertirse en el mundo de hoy en día, las directrices para el futuro. Ha presen
para bien o para mal. Yo no afirmo que tado la idea de la conquista de las estre
esto sea necesariamente ni bueno ni malo. llas en términos de ficción, para susci
La bomba atómica fue predicha en los tarla. Sus previsiones sobre la energía
años treinta. El aterrizaje en la Luna, los atómica estaban cercanas a la realidad.
viajes por el espacio, la conquista del El avión fue predicho a finales del si
Cosmos son todo ideas de aquella época, glo XIX, y se escribieron todo tipo de re
cuyos lectores han crecido y se han con latos acerca de máquinas voladoras mu
vertido en los hombres que las han pro- cho antes de que lograsen construirse és
mocionado y llevado a cabo. Se encuentra tas. Por consiguiente, todo el mundo
a la SF en el diseño de los coches, de los acabó por creer que algún día habría
se piensa / 17
aviación comercial, y la tuvimos en los gar a ser ingeniero. El mundo está com
años veinte. He atravesado el Atlántico puesto de muchas gentes: de cocineros,
en uno de los nuevos 747, un avión gigan representantes, aviadores, conductores de
tesco que puede transportar a 500 perso autobús y todas estas personas pueden
nas; es exactamente como si se volase en proyectar lo que ven sobre otras perso
un teatro, y recuerdo haber leído en las nas. No es necesario ser ingeniero para te
revistas de 1929 la descripción de un ner una idea. Un gerente, un vendedor, no
avión exactamente igual. Lo que fue pre importa quien, puede exclamar: «¡Vaya,
dicho en 1929 es la realidad de 1970. ahí hay más de lo que parece!». Cual
Y esto es lo que quiero señalar: las pre quiera que lee un diario puede decir:
dicciones de hoy día son las realidades «Esto es una idea de SF». Existe un hecho
del mañana. Tendremos estaciones espa que demuestra que la gente piensa en
ciales, colonizaremos las estrellas, y en términos de SF. ¿Recuerda el momento
aquel momento, la Humanidad será in en que se descubrió la existencia de los
mortal. pulsar? Pues bien, cuando se anunció eso
D: ¿Y los viajes por el tiempo? en los diarios, el N e w Y o r k T i m e s , el más
W: Es algo en lo que no creo. Para importante de los periódicos norteame
mí, el viaje por el tiempo es únicamente ricanos, citó simplemente la declaración
una técnica que permite a los autores de un sabio que decía que los pulsar
proyectar una visión del futuro. Perso podían ser estaciones espaciales destina
nalmente, no creo que sean posibles, no das a guiar a las astronaves. El hecho
veo que haya nada en el campo de las que quiero señalar es que esto pueda ser
Ciencias que nos de una indicación de impreso en los diarios y que todo el mun
como podrían realizarse. Pero debo reco do comentase esta hipótesis; la idea ha
nocer que es un tema sobre el que se sido admitida. Seguro, luego se ha aban
escribe mucho. Y, si se escribe mucho donado: hemos descubierto una serie de
sobre ello, también se reflexionará mu cosas que nos deja suponer que no deben
cho. Los sabios, los ingenieros, van a tratarse de estaciones espaciales. No obs
tante, la primera idea que han tenido era
comenzar a preocuparse. Por consiguien que los pulsar podían ser una especie de
te, si se desvelase la mínima posibilidad faros, y ello resultaba aceptable. Esto sig
en ese sentido, alguien que haya sido in nifica que el lector medio de diarios ha
teresado por el tema en su infancia reco aprendido a pensar como un aficionado
nocerá esa posibilidad, y se pondrá a tra a la SF, aunque no sea consciente de ello.
bajar en ella. Si uno es un científico y D: Pero, la pregunta que yo quería
se fija en algo, gracias a la SF puede tener hacerle es: ¿cree que la mayor parte de
lo que aquello puede significar. Esto for sus lectores son jóvenes?
ma parte de la manera en la que la SF W: Sí, la mayor parte de nuestros lec
forma el espíritu, y que yo considero tores son jóvenes. Casi todos están com
como su papel actual. Y me parece que prendidos entre los 16 y los 25 años. Un
lo logra representar. cierto número de ellos sigue leyendo SF
D: Habla usted de jóvenes lectores que luego, pero creo que lo que ocurre es
llegan a ser ingenieros, y que... que es descubierta por una masa de jóve
W: No, no digo que sea necesario lle nes que la leen ávidamente, casi en forma
18 / se piensa
exclusiva, durante un corto periodo. Lue equivocan. Me parece que, por cada fan
go, comienzan a calmarse, pero su espí que da una opinión, hay un millar de lec
ritu conserva esa forma de proyectar las tores silenciosos que tienen la misma opi
cosas del porvenir. Cuando se inventó la nión. Un fan puede decir que un relato es
bomba atómica, teníamos desde hacía bueno, y otro que es malo; hay un millar
tiempo relatos sobre la energía atómica de lectores que no han dicho nada y que
y sobre las consecuencias que podía tener, piensan que es bueno, y otro millar que
y, por consiguiente, un gran número de lo creen malo. Considero que cada fan
personas capaces de pensar en lo que esto se expresa en nombre de un millar de
significaba se han sentido concernidas por lectores silenciosos. De esta manera, pue
ello. Si no hemos logrado resolver el pro do equilibrar mi producción.
blema, se debe sobre todo a que sucede D: ¿Y qué contactos tiene con los
que los políticos no acostumbran a ser autores?
lectores de s f , por desgracia. Pero el resto W: Se puede tener relación directa
del mundo comprende el problema, y lo con ellos, o pasar a través de un agente.
grará por fin franquear el obstáculo que En calidad de editor se guía al autor, se
constituyen los profesionales de la po le dice de lo que uno tiene necesidad, lo
lítica. que uno está buscando. Se puede respon
D: ¿Qué clase de contactos tiene con der a sus preguntas, se le puede decir lo
los lectores? ¿Le escriben cartas? que debería hacer y lo que no debería
W: Parece ser que los redactores jefe hacer. Se pueden aceptar sus obras o
de las revistas reciben numerosas cartas. rechazarlas.
No sucede igual con los editors de libros. D: ¿Qué clase de correcciones le pue
Es muy curioso, pero apenas si recibimos de hacer usted a un libro?
correo de los lectores. Es por esto por W: Si un autor escribe una obra con
lo que yo, personalmente, busco contactos una cierta consistencia, sucede a veces
asistiendo a las convenciones, teniendo que tiene al comienzo del mismo una idea
reuniones con fans, y leyendo fanzines; de la que se olvida cuando lo termina.
porque creo que es importante mantener Forma parte del trabajo del editor el dar
un contacto, de esta manera. Si uno pasa se cuenta de que hay un hilo que cuelga
todo el año en su oficina, sin salir de ella, y que es preciso, o atarlo, o cortarlo. Por
no sabe lo que piensa el público. La única el contrario, el trabajo del escritor es
forma de saberlo serían las cifras de ven interesarse en sus relatos y personajes,
ta, que no son significativas mas que año y por consiguiente se deja en ocasiones
y medio después de la publicación. Pero, llevar de tal manera por la acción, que
desplazándose, reuniéndose con los fans se olvida de cosas que ha puesto en los
y autores en las Convenciones y otras capítulos precedentes. Se deja llevar por
ocasiones, uno se mantiene verdadera su imaginación. El editor debe cuidar de
mente en contacto con la parte más ac que esto sea corregido.
tiva del público lector. D: ¿Es esta una tarea que usted tenga
D: ¿Cree que esa parte sea muy re que realizar muy a menudo?
presentativa? W: No demasiado a menudo. La ma
W; Sí, lo creo firmemente. Algunos de yor parte de nuestro trabajo se lleva a
mis colegas no lo creen asi; creo que se término con autores profesionales, que
se piensa / 19
ya han aprendido a releer y corregir sus res a los que uno les compra sus libros
propias obras. Además, si tienen un agente durante años, que se convierten en amigos
literario, también suele ocuparse de ello, de uno, y que por tanto están en buenas
lee el relato y le dice al autor lo que relaciones contigo. Pero algunos agentes
debería reescribir antes de entregarlo. En les dicen que los editors son sus enemigos,
este campo, los agentes nos sirven de y que es preciso venderse a quien sea,
ayuda. con tal de conseguir más dinero. Esta es
D: Por cierto, ¿cuáles son sus relacio una situación muy desagradable para un
nes con estos agentes? ¿No crean proble editor.
mas suplementarios? D: Pero hay un contrato-tipo...
W: Ante todo, un agente es algo que W: Siempre se usan esos contratos.
no son los autores, al menos la mayoría El trabajo que han de realizar el agente
de los mismos. Un agente literario es un y el editor consiste en debatir los puntos
hombre de negocios, un comerciante, y del detalle de los mismos. El agente tra
no un soñador. Se supone que tiene que tará de conseguir un porcentaje más ele
ocuparse de la obra de uno y venderla vado, si cree que el autor lo merece. O in
por la suma más alta posible. Por consi tentará conservar una influencia ulterior
guiente, trata de sacarle el máximo al sobre las adaptaciones o los derechos para
editor, y este, en calidad de tal, debe in el cine. En ciertos casos, sabe que puede
tentar dar el mínimo posible, ya que tra hacerlo. Si el autor es de renombre, el
baja para una editorial que desea pagar agente puede tratar de retener todos los
lo menos que sea necesario, con vistas derechos, excepto el de publicación. Pero
a reducir gastos. Pero el mercado perte esto es sólo posible con los nombres muy
nece a los autores más solicitados. El ven famosos.
dedor puede entonces poner su precio, D: ¿Se realizan arreglos con los agen
y uno debe discutírselo. La cosa se con tes sobre unos libros en conjunto?
vierte entonces en un trato comercial: el W: Efectivamente, se realizan arreglos
cual Henry Morrison deben tener una de ese tipo. Nosotros hemos llegado a
vez uno ha decidido que lo quiere, tiene acuerdos con ciertos autores para que
que discutir el precio. escriban directamente para nosotros, y
D: Supongo que las grandes agencias nuestros contratos les aseguran un ade
como Scott Meredith o los agentes tales lanto más importante tras un cierto nú
cual Henry Morrison deben tener una mero de ventas. Así, en este momento,
gran influencia sobre lo que se escribe la Ace Books tiene acuerdos con Bertram
en el campo de la SF, ¿no? Chandler, Philip Farmer y A. E. Van Vogt,
W: No demasiada. Realmente, no pue que nos escriben regularmente una cierta
den imponer muchas cosas a los autores. cantidad de libros.
Lo único que de hecho pueden hacer por D: ¿Tienen ustedes problemas de pu
ellos, es tratar de obtener una cantidad blicidad?
realmente alta, cuando el mercado está W; Ese es un campo muy difícil. En
en buenas condiciones. Como ya le he los Estados Unidos nos enfrentamos con
dicho, se conducen como representantes. una competencia feroz. Aparecen más de
Evidentemente, cada uno de los agentes 300 ó 350 volúmenes por mes. Es muy
tiene una idiosincrasia distinta. Hay auto difícil hacer propaganda de cada uno de
20 / se piensa
ellos. A veces, un autor aparece en las
pantallas de la televisión local, y resulta
que no se puede encontrar su libro, que
no hay ni uno en las librerías de aquella
ciudad. Así que la publicidad no sirve. AVISO
Nos enfrentamos con una difusión en gran
escala y, en un país tan extenso como son A LOS LECTORES
los Estados Unidos, uno no puede estar
jamás seguro de la fecha en la que lle
gará un libro a un lugar que está a 3000
kilómetros de distancia de Nueva York, Tras un estudio de nuestras últimas publi
que es donde se ha editado. Puede suce caciones, en el que hemos tenido muy en
der muy bien que no sea el día para el cuenta las opiniones y sugerencias de nues
que uno ha previsto su esfuerzo publici tros distribuidores y lectores, NUEVA DI
tario. Lo que hacemos es dar curso a las MENSION se ha replanteado su política
peticiones de material, por ejemplo, los editorial, introduciendo las siguientes modi
carteles, a través de los distribuidores. ficaciones:
Si un libro es importante o tenemos ya Se suprime la división entre revista y nú
varios otros del mismo autor, lo que ha mero «Extra», pero, puesto que tanto nos
cemos es fabricar unos presentadores de otros como, al parecer, nuestros lectores
cartón que persuadan a los libreros a deseamos mantener el actual ritmo de
colocarlos en sitio visible, con el fin de edición, la periodicidad de la revista será,
mejorar las ventas. en lo sucesivo, mensual, con la particula
D: ¿Están especializados en algunas ridad de que los números impares conser
zonas, como por ejemplo la región de varán la estructura mantenida hasta ahora
Nueva York, o la región de Los Angeles, por la revista, mientras que los números
o por el contrario cubren todo el país? pares tendrán un planteamiento intermedio
W: Cubrimos el país por entero. La entre la antología y la revista actuales; es
Ace Books tiene su propio distribuidor: decir, girarán alrededor de un tema unitario
la Ace News Company. Formamos parte ftema, autor, país, época, etc.), pero inten
de la misma empresa, y, por consiguiente, taremos conferirles la agilidad y el carácter
trabajamos en relación directa con la informativo propios de una revista, mediante
distribuidora. estudios, artículos, noticias, etc., relaciona
D: ¿Qué problemas ocasiona la distri dos con el tema axial del número.
bución?
Con esta fórmula alternativa pero homogé
W: Son problemas que se derivan siem
pre del número de libros. Si se tiene una nea, intentaremos ofrecer a nuestros lecto
distribución masiva y una distribuidora res una visión a la vez variada y metódica
como Ace News o Cable News u otra de de la SF mundial.
las grandes empresas, es preciso llegar a
acuerdos con los distribuidores regiona
les, que controlan su sector prácticamen
te sin competencia. Uno le da una serie
de directrices al distribuidor regional que
se piensa / 21
controla, por ejemplo, un estado o parte a menos de 60; o sea el doble. Y hay li
de él, y es este distribuidor quien coloca bros que salen a 75 ó 95 centavos, casi
los libros en las librerías o almacenes el triple del precio de hace 15 años. Este
locales. Por consiguiente, uno siempre es un problema serio. Claro que afecta
trabaja mediante intermediarios y no tie a todas las industrias, es la inflación. Te
ne contacto directo con los puntos de nemos que enfrentamos con ello, constan
venta. Para paliar esto, nosotros tenemos temente. Querríamos mantener los pre
un buen número de representantes que cios, no deseamos aumentarlos, pero nos
viajan constantemente de ciudad en ciu vemos en la necesidad absoluta de ha
dad para darse cuenta de las ventas y de cerlo, a causa de los gastos de impresión
la distribución. Todo ello es, en los Esta y el costo del papel.
dos Unidos, im problema muy compli
cado. El proceso resulta costoso y es, en
cierta manera, destructivo. Si tenemos un
cierto número de ejemplares de un libro
en la costa oeste, que no se venden, les
arrancamos las portadas y los destrui
mos, porque los gastos de reenvío son
más elevados que el beneficio que podría
mos extraer.
D: Para concluir, ¿cuáles son ahora
sus proyectos para Ace Books?
W: Continuar como hasta este momen
to. Publicamos aproximadamente unos 18
títulos por mes, de los que hay más SF
que cualquier otra cosa, y tenemos la
intención de seguir así. Nuestras ventas
están en alza. Continuaremos sacando un
double por mes y cuatro o cinco singles
de los que uno puede ser una reedición
de un título que se nos pida, además de
los especiales, las series, etc... Así que no
preveo ningún cambio en particular. No
vamos a lanzamos a la producción de
«Espadas y Brujería», como han hecho
algunos de nuestros competidores, ni si
quiera a la Fantasía propiamente dicha.
Estoy convencido que todo esto no se
vende tan bien como la SF propiamente
dicha. Naturalmente, nuestro problema es
el alza constante de los gastos de fabrica
ción. En 1952, comenzamos con libros a
35 centavos de dolar, y hasta a 25 los
singles. Ahora, no los podemos vender
22 / se piensa
BIBLIOGRAFIA DE
DONALD A. WOLLHEIM
dim ensión
N U M ER O E S P E C IA L D ED IC A D O A H A R R Y H A R R IS O N
EL AÑO FINAL
R O B E R T A. HEINLEIN
¿Mantendrá la Tierra aún su lugar
entre los planetas: viajará con regula
ridad alrededor del Sol... solitaria? ¿Que
darán inmóviles las montañas, y segui
rán los arroyos su curso hacia los vas
tos abismos cuando el hombre, dueño,
poseedor, receptor y testigo de todas
estas cosas haya desaparecido, cual si
nunca hubiera existido? ¡Oh, que gran
burla es esta!
de El último hombre,
de Mary Wollstonecraft Shelley
Al principio, Potiphar Breen no se fijó mana Nacional del Queso Campestre anun
en la chica que se estaba desnudando. ciaba que pensaba casarse y tener doce
Ella estaba en una parada del auto hijos con el hombre que pudiese probar
bús a sólo tres metros de distancia. El que había sido vegetariano durante toda
se encontraba en el interior de un edi su vida, un informe circunstancial y bas
ficio, pero esto no le hubiera impedido tante improbable sobre un platillo volan
observarla: estaba sentado en la sala de te, y una petición de plegarias invocando
un bar adyacente a la parada del auto la lluvia en el Sur de California.
bús; entre Potiphar y la joven no había Potiphar acababa de escribir los nom
mas que una lámina de cristal y algún bres y direcciones de tres residentes de
peatón ocasional. Watts, California, que habían sido mila
No obstante, no alzó la vista cuando grosamente sanados en una reunión de
comenzó a quitarse ropa. Frente a él es la Congregación de Dios es la Verdad Pri
taba abierto un ejemplar de Los Angeles mera por el Reverendo Dickie Bottom-
Times; junto a él, aún cerrados, se halla ley, el evangelista de ocho años de edad,
ban el Herald-Express y el Daily News. y se estaba preparando a enfrascarse en
Estaba estudiando cuidadosamente el pe el Herald-Express, cuando miró por enci
riódico, pero las noticias de primera pla ma de sus gafas de lectura y vio a la nu
na sólo le merecían una ojeada rápida. dista amateur en la esquina de la calle.
Se fijó en las temperaturas máxima Se puso en pie, guardó sus gafas en
y mínima de Brownsville, Texas, y las el estuche, dobló los periódicos y los co
anotó en una agenda negra. Hizo lo mis locó cuidadosamente en el bolsillo dere
mo con los precios de cotización de tres cho de su chaqueta, contó la cantidad
acciones en alza y dos en baja en la Bolsa exacta de su nota y le añadió el quince
de Nueva York, así como el número total por ciento, recogió su impermeable del
de transacciones. perchero y se lo echó al brazo, y salió
Luego comenzó una rápida lectura de fuera.
las noticias de menor importancia, anotan Para entonces, la muchacha e s t a b a
do, de vez en cuando, resúmenes de las prácticamente como vino al mundo. Y a
mismas en su agenda. Potiphar Breen le pareció que el mundo
Los datos que compilaba parecían sin había salido ganando con ello, y sin em
relación alguna: entre ellos, un anuncio bargo, no había llamado mucho la aten
publicitario en el que la Miss de la Se ción. El vendedor de periódicos de la es
el año final / 27
quina había dejado de vocear los desas thal uniformado sigue molestándola, me
tres del día y estaba sonriéndole, y una encantará ocuparme de él.
pareja mixta de travestidos que aparente —¡Grace, por favor! —exclamó el hom
mente esperaban el autobús la observa bre del faldellín.
ban. Ninguno de los paseantes se detenía. Ella le hizo callar con un ademán.
La contemplaban, y luego, con la indife —Silencio, Norman. Esto es cosa nues
rencia afectada hacia lo inusitado del ver tra —Se dirigió hacia el policía—. ¿Bien?
dadero californiano del sur, seguían su Llame al coche celular. Mientras tanto,
camino. mi cliente no responderá a pregunta al
Los travestidos la contemplaban fija guna.
mente. El miembro masculino de la pa El agente parecía lo bastante disgus
reja llevaba una blusa de encajes feme tado como para echarse a llorar, y su ros
nina, pero su falda era un conservador tro estaba adquiriendo un peligroso color
faldellín escocés. Su compañera vestía un rojo. Breen se adelantó silenciosamente
traje formal y un sombrero hongo; mi y colocó su impermeable sobre los hom
raba con visibles muestras de verdadero bros de la muchacha.
interés. Esta pareció asombrada, y habló por
Mientras Breen se acercaba, la mucha primera vez:
cha colgó un trozo de nylon en el banco —Eh... Gracias —Se arropó con el im
de la parada del autobús, y entonces se permeable, como si fuera una caja.
agachó para quitarse los zapatos. Un agen La abogado miró a Breen y de nuevo
te de policía, que parecía sofocado y mo al policía.
lesto, cruzó con la luz verde y llegó hasta —¿Y bien, agente? ¿Está ya dispuesto
ella. a arrestamos?
—De acuerdo —dijo con voz cansada—, Acercó su rostro al de ella.
ya está bien, señora. Póngase otra vez esas —¡No le voy a dar esa satisfacción!
cosas y lárguese de aquí. —suspiró y añadió—: G r a c i a s , señor
La travestida se sacó un veguero de Breen. ¿Conoce a esta señora?
la boca: —Me ocuparé de ella. Puede olvidar
—¿Qué demonios le importa lo que el asunto, Kawonski.
haga, agente? —preguntó. —Me gustaría mucho. Si se va con us
El policía se volvió hacia ella. ted, lo haré. Pero llévesela de aquí, señor
—¡No se meta en esto! —Paseó la vis Breen... ¡Por favor!
ta por su indumentaria, y la de su com La abogado intervino:
pañero—. Debería llevármelos a ustedes —Un momentito. Está presionando a
también. mi cliente.
La travestida alzó las cejas. —¡Cállese! Ya ha oído al señor Breen:
—Arrestamos por ir vestidos y a ella va con él. ¿No es cierto, señor Breen?
por no estarlo. No creo que me guste de —Bueno... Sí. Soy amigo suyo. Me ocu
masiado. —Se volvió hacia la muchacha, paré de ella.
que estaba quieta y sin decir nada, como La travestida dijo con voz suspicaz:
asombrada por lo que sucedía—. Soy abo —No he oído que ella dijese eso.
gado, querida —Se sacó una tarjeta de —¡Grace! Aquí viene nuestro autobús
un bolsillo del chaleco—. Si este neander —dijo su compañero.
28 / robert a. Heinlein
—Ni tampoco le oí decir que fuera su en lugar de a ella, y éste se la metió en
cliente —replicó el policía—. Parece ser los bolsillos de la chaqueta.
usted una... —Sus palabras fueron ahoga- Ella dejó que Breen la llevase a donde
,das por el ruido de los frenos del auto- tenía aparcado su coche, entró en él y se
cliente —replicó el policía—. Parece ser arropó con el impermeable de forma que
autobús y sale de mi demarcación le... le... iba más cubierta de lo que va normal
—¿Qué? mente una muchacha. Le miró.
—¡Grace! Perderemos el autobús. Vio a un hombre de estatura y rasgos
—Sólo un momento, Norman. Querida, medios que había superado ya los treinta
¿es este hombre verdaderamente amigo y cinco, y parecía más viejo. Sus ojos te
suyo? ¿Se va a ir con él? nían ese brillo apagado y vacuo de los
La muchacha miró incierta a Breen, que habitualmente llevan gafas, en el mo
y luego dijo con voz débil: mento en que se las quitan. Su cabello
—Esto, sí. Lo es. Me iré con él. era canoso en las sienes y escaso en la
—Bueno... —El compañero de la abo frente. Su traje conservador, zapatos ne
gado tiró de su brazo. Ella colocó su tar gros, camisa blanca y cuidada corbata
jeta en la mano de Breen y subió al auto- parecían más del Este que de California.
tús. Este partió. El vio un rostro qué clasificó más como
Breen se metió la tarjeta en el bolsillo. a g r a d a b l e y simpático que hermoso y
qy arrebatador. Lo coronaba una abundante
mata de cabello marrón claro. Calculó su
Kawonski se secó el sudor que perlaba edad en veinticinco, año y medio más o
su frente. menos. Le sonrió confortadoramente, su
—¿Por qué lo hizo, señora? —dijo mal bió al coche sin decir nada y lo puso en
humorado. marcha.
—No... no lo sé —La muchacha parecía Giró subiendo por Doheny Drive y ha
asombrada. cia el este por Sunset. Cerca de La Cié
—¿Oye eso, señor Breen? Es lo que naga, disminuyó la velocidad.
todos dicen. Y si nos los llevamos, apa —¿Se siente mejor?
recen seis más al día siguiente. El Jefe —Esto, creo que sí, señor... ¿Breen?
dijo... —suspiró—. El Jefe dijo... Bueno, —Llámeme Potiphar. ¿Cuál es su nom
si la hubiera arrestado como esa arpía bre? No me lo diga si no lo desea.
quería que hiciese, mañana estaría en los —¿Yo? Soy... soy Meade Barstow.
arrabales, y pensando en mi retiro. Así —Gracias, Meade. ¿Dónde quiere ir?
que llévesela de aquí, ¿me hará el favor? ¿A casa?
—Pero... —dijo la chica. —Supongo que sí. Qh, no. No puedo
—Nada de «peros», jovencita. Y alé ir a casa así —Se arrebujó más con el im
grese de que un verdadero caballero como permeable.
el señor Breen esté dispuesto a ayudarla —¿Padres?
—Recogió las ropas y se las entregó. —No, mi casera. Le daría un susto de
Cuando ella tendió la mano para tomar muerte.
las, volvió a exponer una desacostumbra —Entonces, ¿a dónde?
da cantidad de piel. Kawonski le entregó Ella lo pensó.
apresuradamente la ropa al señor Breen —Quizá pudiéramos detenernos en una
el año final / 29
estación de servicio y me podría meter cía pensar en el agua de los pozos y los
en el lavabo de señoras. desayunos campestres.
—Tal vez. Escuche, Meade: mi casa Tomó el impermeable que le alargaba,
está a seis manzanas de aquí y tiene una lo colgó, y dijo:
entrada por el garaje. Podríamos entrar —Siéntese, Meade.
sin que la vieran. —Sería mejor que me fuese —dijo
Ella lo miró. ella, indecisa.
—¡No parece ser un Don Juan! —Si lo prefiere, pero esperaba poder
—¡Pues lo soy! Y de los peores. —En hablar con usted.
tornó los ojos lánguidamente—. ¿Lo ve? —Bueno... —Se sentó en el borde del
Pero el miércoles es mi día libre. —Lo sofá y miró alrededor. La habitación era
volvió a mirar y en sus mejillas se for pequeña, pero tan cuidada como su cor
maron unos hoyuelos. bata y tan limpia como el cuello de su
—¡Ah, bien! De todas maneras, pre camisa. El hogar de la chimenea estaba
fiero tener que pelear con usted que con limpio; el suelo encerado. En cada lugar
la señora Megeath. Vamos allá. disponible había estanterías repletas de
libros. Un rincón lo ocupaba un anticua
do escritorio; los papeles situados sobre
Giró hacia las colinas. Su casa de sol él estaban cuidadosamente amontonados.
tero estaba en uno de los pequeños edi Cerca de él, sobre su propia mesilla, se
ficios que crecían como hongos en las encontraba una pequeña calculadora eléc
laderas marrones de las montañas de San trica. Hacia el lado derecho, unas venta
ta Mónica. El garaje hagía sido excavado nas de tipo francés se abrían a un pe
en aquella colina; la casa, edificada en queño porche sobre el garaje. Más allá
cima de ella. podía ver la extensión de la ciudad, en
Entró, detuvo el motor y la guió por la que algunos anuncios luminosos ya es
una balanceante escalera interior hacia taban parpadeando.
la sala de estar. Se recostó un poco más.
—Ahí dentro .—señaló. —Es una bella habitación... Potiphar.
Sacó las ropas de sus bolsillos y se las Se nota su personalidad en ella.
entregó. —Me imagino que es un cumplido.
Ella enrojeció y las tomó, desapare Gracias —Ella no respondió, por lo que
ciendo en el dormitorio. Oyó como ce prosiguió— : ¿Le gustaría tomar algo?
rraba con llave. Se sentó en su sillón, sacó —¡Muchísimo! —Se estremeció—. Aún
la agenda y comenzó con el Herald-Ex- estoy temblando. ■
press. —No es extraño —Se puso en pie—.
Estaba terminando con el Daily News ¿Qué prefiere?
y había añadido varias notas a su colec Escogió escocés con agua, sin hielo;
ción, cuando ella salió. Se había vuelto él prefería el bourbon con ginger ale. Se
a peinar; arreglado el rostro; había lo bebió la mitad de su high ball en silen
grado eliminar la mayor parte de las arru cio, luego lo dejó sobre la mesita, echó
gas de su falda. Su sueter no era ni de los hombros hacia adelante y dijo:
masiado justo ni tenía un gran escote, —¿Potiphar?
pero lo rellenaba placenteramente. Le ha —¿Sí, Meade?
30 / robert a. Heinlein
—Escuche, si me ha traído aquí con —No está loca... al menos no más que
segundas intenciones, desearía que aca los demás —rectificó—. Dígame, ¿dónde
básemos de una vez. No le va a servir de vio a alguien hacer eso?
nada intentarlo, pero me pone nerviosa —¿Cómo? Nunca lo había visto hacer.
el esperar. —Entonces, ¿dónde leyó sobre ello?
El no dijo nada, ni cambió de expre —Pero, si no he leído... Un momento,
sión. Ella prosiguió: esa gente en el Canadá. Los dook... lo
—No es que le recrimine el que lo in que sea.
tente... vistas las circunstancias. Y le estoy —Doukhobors. ¿Eso es todo? ¿Nada
agradecida. Pero... Bueno, es tan sólo que de reuniones nudistas? ¿Nada de espec
no... táculos de cabaret?
Se acercó a ella y tomó sus manos. —No —contestó negando con la ca
—No tengo la menor intención de se beza—. Quizá no pueda creerlo, pero yo
ducirla. Ni tiene por qué estarme agrade fui siempre el tipo de niña que se des
cido. Intervine porque estaba interesado nudaba con el camisón puesto —Se rubo
en su caso. rizó y añadió—: Y aún lo hago... a me
—¿Mi caso? ¿Es usted médico? ¿Psi nos que me diga a mí misma previamente
quiatra? que es una estupidez.
Negó con la cabeza. —La creo. ¿No había leído ninguna
—Soy matemático. Experto en estadís noticia?
tica, para ser exacto. —No. ¡Sí, ahora recuerdo! Creo que
—¿Cómo? No comprendo. fue hace dos semanas; una chica en un
—No se preocupe. No obstante, me teatro; me refiero a una espectadora. Pero
gustaría hacerla algunas preguntas. ¿Me me imaginé que era tan sólo un truco
lo permite? publicitario. Ya sabe las cosas que llegan
—¡Desde luego! ¡Desde luego! Es lo a hacer.
menos que puedo hacer por usted... Y no Breen negó con la cabeza.
será bastante para pagarle. —No fue publicidad. El tres de febre
—Ya le digo que no me debe nada. ro en el Gran Teatro, la señora Albin Co-
¿Quiere otro trago? pley. Se retiraron las acusaciones contra
Bebió el resto y le entregó el vaso, ella.
luego lo siguió hasta la cocina, donde mi —¿Cómo lo sabe?
dió cuidadosamente la bebida, entregán —Excúseme —Se dirigió hacia su es
dosela luego. critorio, y marcó el número de la Oficina
—Ahora, dígame porque se quitó la de Noticias de la ciudad—. ¿Alf? Soy Pot
ropa —preguntó. Breen. ¿Están aún tras la pista de esas
noticias? Sí, el dossier del strip-tease.
¿Ha habido algo nuevo hoy?
Ella enarcó las cejas. Esperó. A Meade le pareció que podía
—No lo sé. Realmente no lo sé. Su escuchar maldiciones.
pongo que me dio un ataque de locura —Tómatelo con calma, Alf; este bo
—añadió, con los ojos muy abiertos—; chorno no puede durar siempre. Nueve,
pero no me parece estar loca. ¿Podría per ¿eh? Bueno, añade otra: en la Avenida
der la razón, sin darme cuenta? Santa Mónica, a última hora de esta tar
el año final / 31
de. No hubo arresto —añadió—: No, na científico. Es por esto por lo que quisiera
die tomó su nombre. Una mujer de me saber lo que sentía. Hábleme de ello.
diana edad, con un defecto en un ojo. Por —Pero... de acuerdo, lo intentaré. Ya
casualidad lo vi... ¿Quién, yo? ¿Por qué le dije que no sabía por qué lo hice; sigo
iba a querer mezclarme en ello? Pero está sin saberlo. Yo...
empezando a resultar ser un asunto muy, —¿Recuerda cómo fué?
muy interesante. —¡Oh, sí! Recuerdo que me alcé del
Colgo el teléfono. banco y me quité el suéter. Recuerdo que
—¡Vaya, un defecto en un ojo! —co me bajé la cremallera de la falda. Recuer
mentó Meade. do que pensé que tendría que apresurar
—¿Prefiere que vuelva a llamar y les me puesto que ya veía a mi autobús pa
de su nombre? rado a dos manzanas de allí. Recuerdo lo
—¡Oh, no! bien que me sentí cuando finalmente...
—Muy bien. Ahora, Meade, parecemos —Se detuvo y pareció asombrada—. Pero
haber localizado el punto de contagio en sigo sin saber el por qué.
su caso: la señora Copley. Lo que me gus —¿En qué estaba pensando en el mo
taría saber ahora es como se sentía, en mento en que se puso en pie?
lo que estaba pensando cuando lo hizo. —No lo recuerdo.
—Espere un momento, Potiphar —Te —Visualice la calle. ¿Qué es lo que la
nía el ceño fruncido—. ¿Tengo que enten estaba atravesando? ¿Dónde tenía las ma
der que otras nueve muchachas han he nos? ¿Tenía las piernas cruzadas o no?
cho lo que yo? ¿Había alguien cerca de usted? ¿En qué
—Oh, no. Nueve hoy. Usted es... —Hi estaba pensando?
zo una breve pausa—, él trescientos déci- —No había nadie en el banco conmigo.
monono caso en el Condado de Los An Tenía mis manos sobre el regazo. Aque
geles desde principios de este año. No llos tipos con las ropas cambiadas se ha
tengo datos sobre el resto del país, pero llaban cerca, pero yo no me fijaba en ellos.
el servicio de noticias del Este sugirió que No pensaba en mucho más que en que
no se comentaran estos casos cuando ya me dolían los pies y que deseaba llegar
los periódicos de aquí habían dado cuenta a casa, y en lo insoportablemente caluro
de los primeros. Eso prueba de que el so y sofocante que era el tiempo. Enton
problema es general. ces... —Sus ojos miraron a la lejanía—.
—¿Quiere decir que mujeres de todo De pronto supe lo que tenía que hacer,
el país se están quitando la ropa en pú y que era urgente que lo hiciese. Así que
blico? ¡Vaya, esto es un escándalo! me puse en pie y... y... —Su voz se hizo
aguda.
—¡Tómeselo con calma! —Le dijo auto
No le contestó. Se ruborizó de nuevo ritariamente—. No lo haga de nuevo.
e insistió; —¿Eh? ¡Vaya, señor Breen! Nunca ha
—Bueno, es escandaloso, aunque esta ría una cosa como esa.
vez fuera yo. —Claro que no. ¿Qué pasó después de
—No, Meade. Un caso sería escanda que se desnudase?
loso; más de trescientos lo convierten en —Bueno, pues usted me colocó su im
algo interesante desde el punto de vista permeable alrededor, y ya sabe el resto
32 / robert a. Heinlein
—Le miró a la cara—. Dígame, Potiphar, una migración hacia la muerte, hasta que
¿qué es lo que hacía con un impermeable? millones, centenares de millones de ellos
No ha llovido durante semanas. Es la se ahogan en el mar. Pregúntele a un le-
temporada de las lluvias más seca y calu mingo por qué lo hace. Si pudiera dete
rosa en muchos años. nerlo en su carrera hacia la muerte, se
—En sesenta y ocho años, para ser guro que racionalizaría su respuesta tan
exactos. bien como cualquier graduado universi
—Sesenta... tario. Pero lo cierto es que lo hace por
—De todas maneras, yo llevo un im que tiene que hacerlo, al igual que no
permeable. Es una idea mía, pero pienso sotros.
que cuando llueva, lo hará con fuerza. —Esa es una idea horrible, Potiphar.
—Luego añadió—: Quizá cuarenta días —Quizá. Venga aquí, Meade. Le ense
y cuarenta noches. ñaré datos que a mí también me confun
Ella decidió que estaba bromeando y den. —Se dirigió hacia su escritorio y sacó
se rió. un paquete de ñchas—. Aquí hay uno.
—¿Puede recordar cómo le vino la idea Hace dos semanas un hombre puso una
de desnudarse? —prosiguió. querella contra toda la legislatura de un
Hizo girar su vaso, mientras pensaba. estado por la alienación del afecto de su
—Simplemente, no lo sé. esposa... y el juez aceptó que se llevase
—Eso es lo que me esperaba —asin a cabo el proceso. O este otro: una peti
tió él. ción de patente para un aparato con que
—No lo comprendo... a menos que poner al globo terrestre de lado y calentar
piense que estoy loca. ¿Lo piensa? así las regiones árticas. La patente fue
—No. Creo que tenía que hacerlo, que negada, pero el inventor recibió más de
no pudo hacer nada para evitarlo, y que trescientos mil dólares en pagos iniciales
ni sabe ni puede saber por qué. sobre terrenos en el Polo Norte antes de
—Pero usted lo sabe —^le dijo ella acu que las autoridades postales intervinie
sadoramente. ran. Ahora se le está juzgando y parece
—Tal vez. Al menos tengo algunos da que hasta quizá se le absuelva. Y otro:
tos. ¿Se ha interesado alguna vez por las un prominente obispo anglicano propone
estadísticas, Meade? cursos prácticos de los llamados hechos
Negó con la cabeza. de la vida en la enseñanza superior.
—Los números me aturden. No me Dejó a un lado la ñcha con rapidez.
hable de estadísticas... ¡Deseo saber por —^Aquí hay otra preciosa: un proyecto
qué hice lo que hice! de ley presentado a la cámara baja de
La miró muy seriamente. Alabama para que sean repelidas las le
—Creo que somos lemingos, Meade. yes de la energía atómica. No los estatu
tos que regulan su aplicación en la indus
tria, sino las leyes naturales de la física
Ella pareció asombrada, y luego horro nuclear; eso al menos es lo que dice la
rizada. propuesta —Se alzó de hombros—. ¿Has
—¿Se reñere a esos animalillos pelu ta dónde puede llegar la estupidez?
dos, similares a ratones? ¿Esos que...? —Están locos.
—Sí. Esos que periódicamente hacen —No, Meade. Uno podría estar loco;
el año final / 33
una multitud de ellos se convierte en una —No, no lo hará —le dijo él en un tono
marcha de lemingos hacia la muerte. No, que no admitía réplica—. Nunca afecta
no me interrumpa: he trabajado en el a la misma persona dos veces.
trazado de una curva. La última vez que —¿Está seguro? De todas maneras, no
se produjo algo así fue en la llamada Era tengo ganas de estar entre gente —Miró
de la Maravillosa Estupidez. Sólo que esta hacia la puerta de la cocina—. ¿Tiene algo
vez es mucho peor. —Rebuscó en uno de de comida? Podría cocinar.
los cajones inferiores, y sacó un gráfico—. —Hum, cosas para el desayuno. Y hay
La amplitud es más de dos veces supe medio kilo de carne en el congelador y
rior, y aún no hemos llegado al punto alguna cosa más. A veces me hago ham-
máximo. Cual será este, es algo que no burgesas cuando no tengo ganas de salir.
me atrevo a imaginar: hay tres progresio Se dirigió hacia la cocina.
nes diferentes, que se refuerzan. —Borracha o sobria, totalmente ves
Ella contempló las curvas. tida o... desnuda, puedo cocinar. Ya lo
—¿Quiere decir que el tipo de la venta verá.
de terrenos en el Polo está en algún punto
de esta línea?
—Está añadido a ella. Y aquí, en la Lo vió. Canapés con la carne cortada
última cresta están los tipos que se sien justamente al tamaño del pan tostado y
tan en mástiles de banderas y los que se el sabor aumentado y no suprimido por
tragan peces de colores y el engaño de cebolla picada y eneldo, una ensalada he
Ponzi y los bailarines de pruebas de re cha con las cosas que había ido encon
sistencia y el hombre que llevó un ca trando por el refrigerador y unas patatas
cahuete hasta el Pico Pikes empujándolo doradas pero no vulcanizadas. Comieron
con la nariz. Usted está en esta nueva en la pequeña terraza, al tiempo que be
cresta, o lo estará cuando la añada a ella. bían cerveza fría.
—No me gusta nada —dijo ella hacien Suspiró y se limpió la boca:
do una mueca. —Sí, Meade, sabes cocinar.
—Ni a mí. Pero está todo tan claro —Algún día vendré con los materiales
como un estado de cuentas bancario. Este adecuados y saldaré mi deuda. Entonces
año la raza humana se está soltando el sí que quedará probado.
pelo, sacudiéndose los labios con un dedo —Ya lo has hecho. No obstante, acep
y diciendo buba, buba, buba... to. Pero ya te he dicho tres veces que no
Ella se estremeció. me debes nada.
—¿Podría darme otra copa.? Luego me —¿No? Si no hubieras hecho tu acción
iré. buena de boy-scout, estaría en la cárcel.
—Tengo una idea mejor. Le debo una Breen negó con la cabeza.
cena por haber respondido a mis pregun —La policía tiene órdenes de guardar
tas. Escoja el sitio y nos tomaremos un silencio a toda costa, de impedir que la
cocktail antes. cosa crezca. Ya lo viste. Y, querida, en
—No me debe nada —dijo ella mordis aquel momento no eras para mí una per
queándose un labio—. Y no tengo ganas sona. Ni siquiera me fijé en tu rostro.
de enfrentarme con la gente de un restau —¡Tenías otras muchas cosas que mi
rante. Podría... podría... rar!
34 / robert a. Heinlein
meridiano
la revista española de bolsillo
En 1971 ••••
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1 año(12núms^ número. ¡Esta es su mefor in
versión p ara los pró-
36 / robert a. Heinlein
me equivoco. Nunca me equivoco. Es im después de un punto máximo en los casa
posible. mientos.
—Espera un momento. Me parece que —Pero eso tiene sentido.
una gran compañía tendría que estar siem —¿Lo tiene? ¿Cuántos recién casados
pre asegurada. conoces que puedan permitirse construir
—En absoluto. Una compañía realmen una casa? Se podría seguir relacionán
te grande comienza a parecerse a un uni dolo con las hectáreas de trigo. No sabe
verso estadístico. mos el por qué; simplemente es así.
—¿Cómo? —¿Será a causa de las manchas sola
—Déjalo correr. También me interesé res?
en otras cosas: en los ciclos. Los ciclos —Se pueden relacionar las manchas
lo son todo, Meade. Y están en todas par solares con los precios de la Bolsa o con
tes. Los ciclos. Las estaciones. Guerras. los salmones del río Columbia, o las fal
Amor. Todo el mundo sabe que en la pri das femeninas. Y uno tiene la misma jus
mavera los impulsos de los jóvenes se tificación para echarle las culpas de las
vuelven hacia aquello en lo que las jóve minifaldas o del salmón a las manchas
nes nunca han dejado de pensar, pero solares. No lo sabemos. Pero de todas ma
¿sabías que además eso sigue un ciclo de neras, las curvas continúan cumpliéndose.
dieciocho años? ¿Y que una chica nacida —Pero tiene que haber alguna razón
en el lado descendente de la curva no detrás de todo.
tiene las mismas posibilidades que su her —¿Tiene que haber? Eso es una sim
mana mayor o menor? ple suposición. Un hecho no tiene un «por
—¿Es por esto por lo que sigo siendo qué». Existe, y se demuestra a sí mismo.
una solterona? ¿Por qué te quitaste la ropa hoy?
—¿Tienes veinticinco años? —Pensó un —Ese es un golpe bajo —dijo ella,
momento—. Quizá, pero vuelves a tener enarcando las cejas.
buenas posiblidades; la curva está otra —Quizá sí, pero quiero mostrarte por
vez en alza. De todas maneras, recuerda qué estoy tan preocupado.
que eres tan sólo un dato estadístico; la
curva se aplica a todo el grupo. Cada año
se casan algunas chicas. Fue a su alcoba y salió con un ancho
—No me llames dato estadístico —dijo rollo de papel milimetrado.
ella con firmeza. —Lo extenderemos en el suelo. Aquí
—Perdón. Y los casamientos se rela están todos. El ciclo de los 54 años: ¿Ves
cionan con las hectáreas de trigo planta aquí la Guerra Civil? ¿Te fijas cómo coin
das, con el crecimiento de la curva del tri cide? El ciclo de los dieciocho años y un
go. Uno casi podría decir que es la siem tercio, el ciclo de los nueve y algo, el corto
bra del trigo lo que hace que la gente se de los cuarenta y un meses, los tres rit
case. mos de las manchas solares... todo, com
—Suena raro. binado en un único gráfico. Las inunda
—Es raro. El mismo concepto de la ciones del río Mississippi, la producción
causa y efecto es posiblemente una supers de pieles del Canadá, los precios de las
tición. Pero el mismo ciclo muestra un acciones, las bodas, las epidemias, las car
punto máximo en la edificación de casas gas de los vagones de ferrocarril, los sal
el año final / 37
dos bancarios, las plagas agrícolas, los línea de puntos vertical? Es justamente
divorcios, el crecimiento de los árboles, ahora, y las cosas están bastante mal. Pero
las guerras, las lluvias, el magnetismo te dale una mirada a esta vertical de trazo
rrestre, las construcciones de edificios, las continuo. Esto será dentro de seis meses,
solicitudes de patentes, los asesinatos... cuando todo se vaya al cuerno. Fíjate en
cualquier cosa que te imagines, la tengo los ciclos: los largos, los cortos, todos.
aquí. Cada uno de ellos alcanza o un punto má
Ella contempló al alucinante amasijo ximo o de inflexión justo en esa línea o
de líneas onduladas. muy cerca de ella.
—Pero, Potty, ¿qué es lo que esto sig —¿Es eso malo?
nifica? —¿Tú qué crees? Tres de los mayores se
—Significa que esas cosas suceden, to juntaron en 1929 y la depresión casi nos
das ellas, según un ritmo regular, nos gus arruinó... aimque el ciclo largo de los 54
ten o no. Significa que cuando tienen que años estaba manteniendo las cosas. Ahora
subir las faldas, ni todos los modistos de tenemos ese grande en el punto crítico
París pueden hacer que bajen. Significa y las pocas crestas que no van a juntarse
que cuando los precios están bajando, ni no son cosas que nos vayan a ayudar. Lo
todas las ayudas ni controles ni la plani que quiero decir, es que los cienpiés y la
ficación del gobierno pueden hacerlos su gripe no nos sirven para nada. Meade, si
bir. —Señaló una curva—. Fíjate en los las estadísticas sirven para algo, todo esto
anuncios de hortalizas. Luego mira en las se resume en que este viejo y cansado
páginas financieras y verás como los Gran planeta no ha visto un momento como
des Cerebros tratan de salir de ello con éste desde que Eva hizo la broma de la
palabrería. Significa también que cuando manzana. Estoy asustado.
tiene que llegar una epidemia, llega, a pe —Potty, ¿no te estás simplemente rien
sar de todos los esfuerzos de la sanidad do de mí? —le contempló atentamente el
pública. Significa que somos lemingos. rostro—. Sabes que no puedo comprobar
Ella se tiró del labio. lo que dices.
—No me gusta., «Soy el dueño de mi —Ojalá fuera así. No, Meade, no sé
destino» y todo eso. Tengo libre albedrío, bromear con números; nunca lo haría.
Potty. Sé que lo tengo... Puedo notarlo. Así están las cosas. 1962: el Año Impor
—Me imagino que cada neutroncillo tante.
de una bomba atómica piensa lo mismo.
Puede hacer ¡blam! o puede quedarse
quieto, tal como desee. Pero de todas ma Meade estaba muy callada mientras
neras la mecánica estadística funciona, la llevaba en coche a casa. Cuando se acer
y la bomba estalla... que es a lo que voy. caban al oeste de Los Angeles, dijo;
¿Ves algo raro aquí, Meade? —¿Potty?
Estudió el gráfico, tratando de no de —¿Qué, Meade?
jar que las líneas zigzagueantes la con —¿Qué podemos hacer?
fundiesen. —¿Qué puede hacer uno contra un hu
—Parecen apelotonarse al lado de racán? Te tapas las orejas. ¿Qué puede
recho. hacer uno contra una bomba atómica?
—¡Ya lo creo que lo hacen! ¿Ves esta Tratar de evitarla, no estar en el punto
38 / robert a. Heinlein
donde estalla. ¿Qué otra cosa se puede viera fueron casados hoy por el obispo
hacer? Dalton en una ceremonia televisada con
—Oh —^permaneció en silencio durante la ayuda de la novísima cámara de la Ma
unos momentos, luego añadió— : Potty, rina de Guerra...
¿me dirás hacia donde saltar? Mientras el Año Importante proseguía.
—¿Cómo? ¡Oh, seguro! Si es que pue Breen se tomó el melancólico placer de
do averiguarlo. añadir los datos que probaban que la cur
La llevó hasta la puerta, y se volvió va estaba siguiendo el curso previsto. La
para irse. Guerra Mundial no declarada continuaba
—¡Potty! —dijo ella. su sangriento y tortuoso camino en media
—¿Sí, Meade? —dijo volviéndose ha docena de pimtos alrededor del martiri
cia ella. zado globo. Breen no seguía su desarro
Tomó su cabeza entre sus manos, la llo; los titulares de los periódicos resul
sacudió, y luego le besó apasionadamente taban evidentes de por sí. Se concentró
en la boca. en los hechos extraños de las últimas pá
—Ya está, ¿es esto un dato estadís ginas de los periódicos, en los hechos que,
tico? tomados en sí mismos, no significaban
—Pues no. nada, pero que juntos mostraban una tra
—^Así está mejor —dijo ella amenaza yectoria desastrosa.
doramente—. Potty, creo que voy a cam Hacía listas de los precios de la Bolsa,
biar tu curva. de las mediciones pluviométricas, de las
previsiones de trigo, pero los datos que
realmente le fascinaban eran los de la
II «temporada de las tonterías». Claro que
siempre había habido humanos que esta
Los RUSOS RECHAZAN LA NOTA DE LA ONU ban constantemente haciendo tonterías,
Los DAÑOS DE LA INUNDACIÓN DEL M ISSO U RI pero ¿en qué momento se había conver
EXCEDEN EL RÉCORD DE 1961 tido en común esa tontería? ¿Cuándo, por
E l M e s ía s d e l M is s is s ip p i d e s a fía a lo s ejemplo, habían sido aceptadas las mode
TRIBUNALES los profesionales, con aspecto de zombies,
C o n v e n c ió n n u d is t a in v a d e l a p l a y a d e como ejemplos de la feminidad norteame
BAILEY ricana? ¿Cuáles eran los pasos que lleva
L a s c o n v e r s a c i o n e s c h i n o b r i t á n i c a s s i ban de la Semana Nacional contra el Cán
g u e n e n p u n to m u e rto cer a la Semana Nacional contra los Sa
S e a n u n c i a u n a r m a m á s r á p i d a q u e l a l u z bañones? ¿En qué día había abandonado
El t if ó n r e g r e s a a M a n ila finalmente el pueblo norteamericano el
Se c e l e b r a u n a b o d a e n e l fo n d o sentido común?
d e l H udson Fijémonos en el travestismo. Las ves
timentas masculinas y femeninas eran ar
Nueva York, 13 de julio: En un traje bitrarias, pero habían parecido profunda
de buceo para dos, especialmente cons mente arraigadas en la cultura. ¿Cuándo
truido, Merydith Smithe, bien conocida había comenzado la ruptura? ¿Con los tra
joven de la alta sociedad y el príncipe jes masculinos de Marlene Dietrich? Ha
Augie Schleswieg de Nueva York y la Ri- cia finales de los años 40, no había nin
el año final / 39
gún artículo de la vestimenta “masculi gunos cultos paranoides en Los Angeles,
na" que las mujeres no pudieran usar en que se hacía tal cosa, pensó Breen. El
público... pero, ¿cuándo habían comen pastor decía que la ceremonia era idén
zado los hombres a atravesar la línea? tica a «la danza de la alta sacerdotisa»
¿Debía contar a los enfermos psicológi del antiguo templo de Kamak.
cos que habían hecho famosos algunos lu Quizá fuera así, pero Breen tenía su
gares de Greenwich Village y Hollywood propia i n f o r m a c i ó n acerca de que la
mucho antes de esta eclosión? ¿O no per «sacerdotisa» había estado trabajando en
tenecían aquellos «adelantados»a la cur night-clubs y variedades antes de su ac
va? ¿Comenzó todo con algún desconocido tual empleo. En cualquier caso, lo cierto
hombre normal que al ir a un baile de era que aquel buen hombre estaba te
disfraces descubrió que en realidad las niendo un éxito loco, y aún no había sido
faldas eran mucho más confortables y detenido.
prácticas que los pantalones? ¿O había Dos semanas más tarde, ciento nueve
comenzado con el resurgimento del na congregaciones de treinta y tres estados
cionalismo escocés reflejado por el uso o f r e c í a n atracciones similares. Breen
del faldellín nacional por muchos norte anotó estos datos en sus curvas.
americanos de ascendencia escocesa? Esta extraña locura no parecía tener
¡Pregúntenle a un lemingo sus moti relación con el asombroso incremento de
vos! El resultado estaba frente a él, un cultos evangélicos disidentes que se exten
artículo de periódico. El travestismo en dían por el país. Estas sectas eran since
tre los prófugos del servicio militar ha ras, dedicadas y pobres; pero en incre
bía, por fin, terminado con un arresto mento desde la guerra. Ahora estaban cre
masivo en Chicago que culminó en un gi ciendo como la levadura.
gantesco juicio conjunto... en el que el Parecía de una certeza estadística el
ñscal se presentó con un delantal de vo hecho de que los Estados Unidos estaban
lantes y desafió al juez a someterse a un cayendo en una época de búsqueda reli
examen médico que determinase su ver giosa. Correlacionó esto con el Trascen-
dadero sexo. El juez sufrió un ataque al dentalismo y con la tendencia de los San
corazón y se desplomó muerto, y el juicio tos del Ultimo Día. Hum, sí, coincidía.
fue pospuesto... pospuesto por siempre, Y la curva estaba subiendo hasta un má
en opinión de Breen; dudaba que alguien ximo.
volviera de nuevo a intentar resucitar el
asunto.
O hacer cumplir las leyes en contra de Se acercaba la fecha de pago de miles
la indecencia en lugares públicos. La ten de millones de bonos de guerra; los casa
tativa de limitar los strip-tease públicos, mientos de tiempo de guerra venían re
ignorándolos, había acabado con toda fuer flejados en el alto punto máximo de la
za que pudiera tener tal ley. Ahora llegaba población escolar de Los Angeles. El Río
un informe de que la Secta Comunal de Colorado sufría una sequía record y las
Todas las Almas de Springfield en la que torres del Lago Mead se alzaban muy por
el pastor había reinstituído el nudismo encima del nivel del agua. Pero los habi
ceremonial. Probablemente era la primera tantes de Los Angeles cometían un suici
vez en un millar de años, descontando al dio comunal al regar sus jardines como
40 / robert a. heinlein
habitualmente. Los funcionarios de la Co rada que se extendía a todo lo largo de
misión Metropolitana de Aguas trataron la costa oeste.
de impedirlo. El Pelée y el Etna entraron en erup
Se encontraron con la oposición de las ción. El Mauna Loa seguía aún tranquilo,
fuerzas de policía de cincuenta ciudades por el momento.
«soberanas». Los grifos siguieron abiertos, Parecía que diariamente aterrizaban
goteando el fluido vital del paraíso del platillos volantes en cada uno de los es
desierto. tados. Nadie había mostrado aún uno de
Las cuatro convenciones de los parti ellos en tierra... ¿O acaso el Departamento
dos regulares; Sudistas, R e p u b l i c a n o s de Defensa había censurado la noticia?
Normalísimos y Demócratas, atrajeron Breen no estaba muy satisfecho con los
poca atención, porque los Ignorantes no informes extraoficiales que había logrado
se habían reunido aún. El hecho de que obtener. El contenido alcohólico de mu
la «Congregación Americana», como pre chos de ellos había sido muy alto. Pero
ferían ser llamados los Ignorantes, cla la serpiente marina de la Playa Ventura
mase no ser un partido sino una sociedad era real; él la había visto. En cambio, no
educativa, no restaba nada de su potencia. estaba en posición de verificar lo del tro
Pero, ¿cuál era su potencia? Sus inicios glodita de Tennessee.
habían sido tan oscuros que Breen tuvo Treinta y un accidente aéreos en las
que ir a rebuscar entre los datos de di rutas nacionales en la última semana de
ciembre para hallarlos, y sin embargo ya julio... ¿Era sabotaje, o era una curva cre
le habían sugerido en dos ocasiones que ciente en un gráfico? ¿Y esa epidemia de
se uniese a ellos, justamente en su misma neopolio que se extendía desde Seattle
oficina; una vez por el jefe, y otra por el hasta Nueva York? ¿Había llegado el tiem
botones. po de una nueva plaga? Los gráficos de
No había sido capaz de trazar la curva Breen así lo afirmaban. Pero, ¿y si fuera
de los Ignorantes. Le producían escalo guerra bacteriológica? ¿Podía un gráfico
fríos. Fue tomando nota de los centíme indicar cuando un bioquímico eslavo ha
tros de columna de prensa que se les de bría perfeccionado un virus y vector de
dicaban; halló que la información sobre transporte eficiente con que trasladarlo
los mismos decrecía mientras, obviamen al corazón de América?
te, su número se incrementaba vertiginosa ¡Tonterías!
mente. Pero las curvas, si significaban algo, era
El Krakatoa estalló el 18 de julio. Dio porque incluían el «libre albedrío»; daban
tema para la primera emisión importante la media de todos los «albedríos» indivi
de televisión a través del Pacífico. Su efec duales de un universo estadístico; y el
to sobre las puestas de sol, sobre la cons resultado era una función exacta. Cada
tante solar, sobre la temperatura media mañana, tres millones de «libres albe
y sobre la caída de lluvia no se notaría dríos» se dirigían hacia el centro de la
hasta finales del año. megápolis de Nueva York; cada tarde, sa
La falla de San Andrés, con sus ten lían de nuevo de ella... Todo gracias a su
siones no mitigadas desde el desastre de «libre albedrío», y siguiendo una exacta
Long Beach en 1933, continuó incremen y predecible curva.
tando su inestabilidad: una herida no cu ¡Pregúntaselo a un lemingo! Pregún-
el año final / 41
táselo a todos los lemingos, vivos o muer ción. Es un puro dato estadístico, y yo
tos. ¡Que lo pongan a votación! soy im dato salvaje.
—^Ah, bueno, de todas maneras ya tengo
doscientos cuarenta y siete dólares para
Dejó a un lado su agenda y telefoneó comenzar ese millón. Hasta luego.
a Meade: Lo que le quería mostrar Meade era la
—¿Hablo con mi dato estadístico fa habitual propaganda Rosacruz, cuidado
vorito? samente impresa, incluyendo una fotogra
—¡Potty! Estaba pensando en tí. fía (retocada, de eso estaba seguro) de
—Naturalmente. Es la noche en que la tan disputada línea en la pared del co
salimos juntos. rredor que se decía que profetizaba, con
—Sí, pero también por otra razón. Po- sus diversas discontinuidades, todo el fu
tiphar, ¿has visto alguna vez la Gran Pi turo. Esta tenía una escala de tiempos
rámide? poco habitual, pero en ella venían seña
—Ni siquiera he estado en las Catara lados los principales acontecimientos: la
tas del Niágara. Estoy buscándome una caída de Roma, la invasión normanda, el
mujer rica, para así poder viajar. descubrimiento de América, Napoleón, las
—Ya te avisaré cuando tenga mi pri guerras mundiales.
mer millón, pero... Lo que le daba interés era que, repen
—Es la primera vez que te me declaras tinamente, se detenía: en 1962.
esta semana. —¿Qué te parece, Potty?
—Cállate. ¿Has estudiado alguna vez —Me imagino que el que labraba esas
las profecías que encontraron en el inte piedras se cansó. O lo despidieron. O que
rior de la pirámide? contrataron a un nuevo sumo sacerdote
—Escucha, Meade, todo eso está en la con distintas ideas. —^Metió el folleto en
misma categoría que la astrología: justo su escritorio—. Gracias. Ya pensaré como
para los crédulos. Despierta ya. incluirlo en mis datos.
—Sí, naturalmente. Pero, Potty, pensé Pero lo sacó de nuevo, y tomó una re
que te interesaba todo lo extraño. Y esto gla y una lupa.
es extraño. —^Aquí dice —^anunció—, que el fin lle
—Ah, perdón. Si es un «bulo de ve gará a últimos de agosto, a menos que
rano», Veámoslo. esto sea una cagada de mosca.
—De acuerdo. ¿Tengo que cocinar esta —¿Por la mañana o por la tarde? Me
noche? gustaría saber como tengo que vestirme.
—¿Acaso no es miércoles? —Se llevarán zapatos. Todos los hijos
—¿Cuándo pasarás por aquí? de Dios tienen zapatos —Dejó de nuevo
Miró a su reloj. el folleto.
—Te recogeré en once minutos —Se Ella permaneció en silencio durante
palpó las mejillas—. No, en doce y medio. un momento, y luego dijo:
—Estaré preparada. La señora Megeath —Potty, ¿no es ya hora de saltar a un
dice que el que salgamos con regularidad lado?
significa que te vas a casar conmigo un —¿Cómo? Muchacha, no dejes que esa
día de estos. cosa te afecte. Son puros «bulos de ve
—No le prestes ni la más mínima aten rano».
42 / robert a. Heinlein
—Sí. Pero mira tu gráfico. lares para compensar a Thomas Jefferson
No obstante, pidió que le dejaran libre Meeks por las pérdidas sufridas mientras
la siguiente tarde, y la pasó en la biblio era cartero de emergencia en la época de
teca central, en la sala de referencias, con agobio de Navidades del 1936, aprobó el
lo que confirmó su opinón de los agore nombramiento de cinco tenientes genera
ros. Nostradamus era pretenciosamente les y un embajador y finalizó sus sesiones
estúpido. La Madre Shippey era aún peor. en menos de ocho minutos.
En cualquiera de los casos uno podía en Los extintores de incendios de un or
contrar lo que quisiera. felinato del oeste medio resultaron estar
Halló un dato en Nostradamus que le llenos tan solo de aire. El entrenador de
gustó: «El Oriental vendrá desde su sede... uno de los equipos de fútbol americano
Atravesará el cielo, las aguas y la nieve, más importantes inició una recolecta para
y golpeará a cada uno con su arma». enviar mensajes de paz y vitaminas al
Esto sonaba como lo que el Departa Politburó.
mento de Defensa pensaba que los comu El mercado de valores cayó en dieci
nistas tratarían de hacer a los Aliados Oc nueve puntos y los teletipos llevaban un
cidentales. retraso de dos horas.
Pero también era una descripción de Wichita, en Kansas, seguía inundada
toda invasión que había salido del “cora mientras Phoenix, en Arizona, imponía res
zón del planeta", a lo largo de la historia. tricciones en el agua potable a las áreas
¡Bobadas! situadas fuera de los límites de la ciudad.
Cuando regresó a casa, se encontró to Y Potiphar Breen se dio cuenta de que
mando la Biblia de su padre y buscando se había dejado el impermeable en la pen
las Revelaciones. No pudo hallar nada sión de Meade Barstow.
que comprendiese, pero quedó fascinado Telefoneó a la dueña de la misma, pero
por el continuo uso de números exactos. la señora Megeath pasó la llamada a
Luego, hojeó el libro. Meade.
Su mirada se detuvo en: «No alardees —¿Qué estás haciendo en casa en vier
de lo que harás en el futuro; porque no nes? —le preguntó.
sabes lo que te traerá un nuevo día». —El encargado me ha despedido. Aho
Dejó la Biblia a un lado, sinténdose ra, tendrás que casarte conmigo.
pequeño, y nada animado. —Eso es imposible. Meade... en serio,
¿qué ha sucedido?
—Estaba dispuesta a abandonar aquel
Las lluvias comenzaron a la mañana sitio, de todas maneras. Durante las últi
siguiente. mas seis semanas lo único que ha produ
Los fontaneros eligeron a la señorita cido dinero ha sido la máquina de vender
Star Morning «Miss Lavabos y Excusados palomitas de maíz. Hoy estuve viendo dos
de 1962» el mismo día en que los emplea veces La historia de Lana Turner. No ha
dos de pompas fúnebres la elegían «El bía trabajo.
Cuerpo Que Más Nos Gustaría Embalsa —Voy para ahí.
mar», con lo que su opción a contrato —¿Once minutos?
fue rescindida por Fragantes Films. —Está lloviendo. Veinte... con suerte.
El Congreso votó la suma de 1,37 dó Fueron casi sesenta. La Avenida Santa
el año final / 43
La revolución necesita gotas de su
dor, gotas de sangre y gotas de tinta.
-Y a s s e r A r a f a t
GASBOfi i=EY
iF E D i»flN !
la lucha de un pueblo en busca de una patria
48 / robert a. heinlein
—En lo que fue Los Angeles. ¡Métete Breen, sacó su pequeña pistola de señora,
en el coche! apuntándola al rostro del hombre y apre
Condujo en silencio durante varios mi tó el gatillo. Breen pudo ver el fogonazo
nutos. Meade parecía estar en un estado frente a su mismo rostro, pero ni se en
de shock, incapaz de hablar. Cuando les teró del ruido del disparo. El hombre
llegó el sonido, miró de nuevo su reloj. pareció asombrado, con un redondo y aún
—Seis minutos y diecinueve segundos. no ensangrentado orificio en su labio su
Exactamente. perior; luego, lentamente, se desplomó
—Potty, debíamos habernos traído a hacia atrás.
la señora Megeath. — ¡ Ac e l e r a ! —dijo Meade con voz
—¿Cómo íbamos a saber que ocurri aguda.
ría esto? —le contestó él irritado—. De Breen inspiró profundamente.
todas maneras, uno no puede trasplantar —Pero...
un árbol viejo. Si estaba allí, ni ha debido —¡Ponlo en marcha! ¡Acelera!
enterarse. Siguieron la carretera estatal que atra
—¡Oh, así lo espero! vesaba el Bosque Nacional Los Padres,
—Ya será bastante difícil que podamos deteniéndose en una ocasión para llenar
ocuparnos de nosotros mismos. Toma la el depósito con los bidones. Giraron hacia
linterna y estudia el mapa. Deseo girar un camino de tierra. Meade seguía pro
hacia el norte en Taft, para ir hacia la bando con la radio, y logró captar en una
costa. ocasión la emisión de San Francisco, pero
—Sí, Potiphar. con demasiada estática para poder escu
charla. Luego, logró encontrar Salt Lake
City, débil pero nítida:
Se calló e hizo lo que le decía. La ra —... dado que no hay informes de que
dio permanecía muda, incluso la estación nada lograse atravesar nuestra cadena de
de Riverside. Toda la banda estaba llena radares, se debe suponer que la bomba
de una curiosa estática, parecida al soni de la ciudad de Kansas debió haber sido
do de la lluvia en ima ventana. colocada en vez de lanzada. Esta es tan
Disminuyó la velocidad al acercarse solo una teoría, pero...
a Taft, para que ella encontrase la des Entraron en un profundo desfiladero
viación hacia el norte de la carretera es y perdieron el resto. Cuando la radio vol
tatal, y doblaron por ella. Casi inmediata vió a funcionar, se oía una nueva voz,
mente, saltó una figura a la carretera, autoritaria:
frente a ellos, agitando violentamente los —Mando de la Defensa Aérea, retrans
brazos. Breen pisó a fondo el freno. mitiendo a través de todas las emisoras.
El hombre corrió al lado izquierdo El rumor de que Los Angeles ha sido al
del coche, golpeando con los nudillos el canzado por una bomba atómica carece
cristal. Breen lo bajó. Entonces, se quedó totalmente de fundamento. Es cierto que
mirando anonadado la pistola en la mano la metrópolis del oeste ha sufrido un se
del hombre. vero terremoto, pero eso es todo. La ayu
—Fuera del coche —dijo con sequedad da del gobierno y la Cruz Roja ya se en
el extraño—. Lo necesito. cuentra allí para cuidar de las víctimas,
Meade se inclinó sobre las rodillas de pero, repito, no ha habido ningún ataque
el año final / 49
atómico. Así que relájense, y quédense era casi impracticable. Pero finalmente
en sus casas. Tales rumores criminales lograron subir a un promontorio desde
pueden hacerle tanto daño a los Estados el que casi se divisaba el Pacífico, y por
Unidos como las bombas enemigas. Apár fin descendieron a una hondonada en la
tense de las carreteras y permanezcan a que se encontraba la casa.
la escucha para... —Todos fuera, m u c h a c h a . Final de
Breen cerró la radio. trayecto.
—^Alguien —dijo amargamente—, ha Meade suspiró.
decidido una vez más que «Papá sabe lo —Es divino.
que hay que hacer». No nos dirán las ma —¿Crees que podrás preparar algo de
las noticias. desayuno, mientras descargo las cosas?
—Potiphar —dijo Meade, angustiada—, Probablemente habrán troncos en el co
eso fue una bomba atómica, ¿no? bertizo. ¿Sabes encender un hogar?
—Lo fue. Y ahora no sabemos si sólo —Ya lo verás.
ha sido en Los Angeles, y en la ciudad Dos horas más tarde. Breen estaba en
de Kansas, o en toda gran ciudad del país. lo alto del promontorio fumando un ciga
Lo único que sabemos, es que nos están rrillo y mirando hacia el oeste. Se pre
engañando. guntaba si aquello que veía en dirección
Se concentró en conducir el coche. El a San Francisco sería un hongo atómico.
camino era muy malo. Probablemente sería su imaginación, dada
la distancia. Lo que era seguro, es que
no se veía nada hacia el sur.
Cuando comenzaba a amanecer, ella Meade salió de la casa:
le dijo: —¡Potty!
—Potty, ¿sabes a dónde vamos? ¿O es —^Aquí estoy.
que tan sólo estamos alejándonos de las Fue junto a él, le tomó la mano y son
ciudades? rió, luego le quitó el cigarrillo y dio una
—Creo que sé a donde vamos. No estoy larga chupada. Exhaló el humo, y dijo:
perdido —^Miró a su alrededor—. En efec —Sé que es pecaminoso decirlo, pero
to, aquí es. ¿Ves aquella colina, allá de me siento más en paz de lo que he estado
lante, con los tres gendarmes siluetados? en meses.
—¿Gendarmes ? —Lo sé.
—Los grandes pilares de roca. Son una —¿Viste las latas de comida que hay
señal inconfundible. Ahora, hemos de en en la despensa? Podremos soportar un
contrar un camino privado. Lleva a un invierno duro aquí dentro.
pabellón de caza que pertenece a dos ami —Quizá tengamos que hacerlo.
gos míos; en realidad, se trata de un viejo —Supongo que sí. Desearía que tuvié
rancho, que no rendía económicamente. semos una vaca.
—¿No les importará que lo utilicemos? —¿Qué harías con una vaca?
Se alzó de hombros. —^Acostumbraba a ordeñarlas antes de
—Si aparecen, ya se lo preguntaremos. coger el autobús escolar, cada mañana.
Si aparecen. Vivían en Los Angeles. También sé cómo matar un cerdo.
El camino privado había sido, en otro —Trataré de encontrarte un cerdo.
tiempo, un mal sendero de muías; ahora. —Si lo consigues, yo lo ahumaré —^bos
50 / robert a. Heinlein
tezó—. De pronto, me siento horrible —¿Cómo? Por todos los infiernos, mu
mente cansada. jer, quizá nos olvidásemos hasta de decir
—Yo también. Y no es extraño. lo. Ahora, repite tras de mí: Yo, Poti
—Vamos a la cama. phar, te tomo a tí, Meade...
—Uh, sí. ¿Meade?
—¿Sí, Potty?
—Quizá tengamos que estar aquí bas III
tante tiempo. Lo comprendes, ¿no?
—Sí, Potty. O f i c i a l : A l a s e s t a c io n e s d e n t r o d e l
—De hecho, no sería nada estúpido el RADIO DE ESCUCHA, PARA EMITIRLOS DOS VE
quedamos escondidos hasta que esos grá CES. B o l e t ín e j e c u t i v o n ú m e r o n u e v e : L a s
ficos comiencen a subir de nuevo. Ten LEYES DE c a r r e t e r a s PREVIAMENTE H E C H A S
drán que hacerlo, ¿sabes? PÚBLICAS H A N SIDO IGNORADAS BN M U CHOS
—Sí. Ya me había imaginado eso. CASOS. S e o r d e n a a l a s p a t r u l l a s q u e DIS
Breen dudó, y luego prosiguió: PAREN SIN PREVIO AVISO, Y A LOS AGENTES
—Meade, ¿quieres casarte conmigo? DE LA LEY QUE CONDENEN A PENA DE MUERTE
—Sí —Se le acercó. A TODO AQUEL QUE POSEA GASOLINA SIN AUTO
Al cabo de un rato, él la apartó sua RIZACIÓN. L a s NORMAS d e g u e r r a b io l ó
vemente, y dijo: g ic a Y CUARENTENA DE RADIACIÓN ANTERIOR
—Cariño, cariño mío... Esto... Podría MENTE DICTAMINADAS DEBEN SER SEGUIDAS
mos tomar el coche e ir a buscar a un RÍGIDAMENTE. ¡VlVAN LOS ESTADOS U n IDOS!
sacerdote en algún pueblecillo. H a r l e y J . N ea l, T e n ie n t e G e n e r a l , J e f e
Ella lo miró fijamente. P r o v i s i o n a l d e l G o b i e r n o . T od a s l a s e m i
—¿No crees que eso no sería muy inte s o r a s , REPÍTANLO d o s VECES.
ligente? Quiero decir que nadie sabe que
estamos aquí, y eso es lo que deseamos.
Además, tal vez tu coche no pudiera vol E st a e s la c a d e n a d e e m i s o r a s d e R a
ver a repetir ese camino. d io A m e r i c a L i b r e . ¡D i f u n d i d e s t o , m u
—No, no sería muy inteligente. Pero c h a c h o s ! E l G obern ad o r B ra n d ley ju r ó
me gustaría hacer las cosas como Dios h o y e l ca rgo de P r e s id e n t e a n t e e l S e
manda. c r e t a r io d e J u s t ic ia P r o v is io n a l R o b e r t s ,
—No importa, Potty. No importa. s e g ú n la l e y d e S u c e s i ó n . E l P r e s i d e n t e
—Bueno, entonces... Arrodíllate aquí n o m b r ó S e c r e t a r i o d e E s ta d o a T h o m a s
conmigo. Diremos las palabras juntos. D e w e y y a P a u l D o u g la s c o m o S e c r e t a r io
—Sí, Potiphar —Se arrodilló y tomó DE D e f e n s a . S u s e g u n d o a c t o o f i c i a l f u e
su mano. Breen cerró los ojos y rezó men e x p u l s a r del E jé r c it o a l ren eg a d o N ea l,
talmente. y o r d e n a r s u a r r e s t o p o r c u a l q u ie r p e r
Cuando los abrió, dijo: son a , c iv il o m i l i t a r . S e g u ir á n n u e v a s
—¿Qué sucede? n o t ic ia s m á s t a r d e . D if u n d id e s t o .
—Las piedras me hacen daño en las
rodillas.
—Entonces, lo diremos de pie. H o l a . H o l a . CQ, CQ, CQ. A q u í W 5 K M R ,
—No. Mira, Potty, ¿por qué no vamos F r e e p o r t . ¡QRR, QRR! ¿ M e e s c u c h a a l
a la casa, y lo decimos dentro? g u ie n ? ¿ A l g u ie n ? E s t a m o s m u r ie n d o co m o
el año final / 51
MOSCAS POR AQUÍ. ¿QuÉ H A PASADO? CO Las curvas estadísticas estaban subien
MIENZA CON FIEBRE Y UNA SED ENLOQUECE do de nuevo. Ya no le quedaba a Breen
DORA, PERO UNO NO PUEDE TRAGAR. N ECESI ninguna duda al respecto. Quizá ni si
TAMOS AYUDA. ¿M e ESCUCHA ALGUIEN? HOLA, quiera fuera n e c e s a r i o quedarse en la
CQ 75, CQ 75. A q u í W5 K a E m e E r r e Sierra Madre durante el invierno, aunque
EMITIENDO QRR Y CQ 75. P a so a la e s c u pensaba que lo mejor sería hacerlo. Sería
c h a ... ¡D e q u i e n s e a .' estúpido el ser alcanzados por las últi
mas oleadas de una epidemia que desapa
recería, o muertos por un vigilante ner
E sta es la hora d el S e ñ o r , p a t r o c i vioso, cuando algunos meses de espera
nada POR el E l ix ir del C i s n e , e l t ó n ic o eliminarían todo peligro.
QUE c o n v ie r t e EN DICHOSA LA ESPERA POR Se dirigía hacia el promontorio para
EL R e i n o d e D i o s . V a n a o í r u s t e d e s u n contemplar la puesta del sol y leer un
MENSAJE DE ÁNIMO DEL JU E Z BROOMFIELD, rato. Miró su coche mientras pasaba jun
VICARIO UNGIDO DEL REINO EN LA TIERRA . to a él, pensando que le gustaría escu
P e r o p r im e r o , u n b o le tín : e n v íe n s u s do char la radio. Suprimió el deseo: ya ha
n a tiv o s A M e s s ia h , C l i n t , T e x a s . No t r a bían gastado dos tercios de la reserva de
t e n d e e n v ia r lo s p o r c o r r e o ; m á n d e n lo s gasolina simplemente en mantener la ba
POR UN m e n s a j e r o DEL R eIN O O POR ALGÚN tería cargada para oír la radio; y aún esta
p e r e g r i n o q u e v i a j e h a c i a AQUÍ. Y AHORA, ban en diciembre. Realmente, tendría que
e s c u c h e n a l C o ro d e l T a b e rn á c u lo , se reducirlo a dos veces por semana. Pero
g u i d o POR LA v o z d e l V i c a r i o e n l a significaba mucho para él el escuchar el
T ie r r a ... boletín de noticias del mediodía de Amé
rica Libre y luego mover el botón durante
unos minutos, para ver que otras cosas
podía escuchar.
...EL PR IM E R s í n t o m a SON UNOS PEQUE
Pero, durante los últimos tres días,
ÑOS p u n t i t o s r o j o s e n l o s s o b a c o s . P i c a n .
América Libre no había emitido: quizá
C o lo q u e n in m e d ia ta m e n te a l o s p a c ie n te s
fuera a causa de las interferencias sola
EN u n l e c h o y m a n t é n g a n l o s TAPADOS Y
res, o tal vez un fallo en el suministro
c a lie n te s . L uego, v a y a n a e n ja b o n a rs e co n
eléctrico. Pero, aquel rumor de que ha
u n c e p illo y u se n u n a m ásca ra. No sab e
bían asesinado al Presidente Brandely...
m o s AÚN c o m o s e c o n t a g i a . PASEN LA IN
no lo había oído por la emisora de Amé
FORMACIÓN, E d.
rica Libre, pero tampoco había sido dene
gado por ésta, lo cual era bastante signi
ficativo.
...NO SE H A INFORMADO SOBRE NUEVOS N o obstante, le preocupaba.
ATERRIZAJES EN NINGÚN PUNTO DEL CONTI Y aquella otra historia de que la mí
NENTE. Los POCOS PARACAIDISTAS QUE LOGRA tica Atlántida había emergido durante el
RON ESCAPAR A LA MATANZA INICIAL, SE SU período de los terremotos, y que las Azo
PONEN ESCONDIDOS EN LOS POCONOS. D ISPA res eran ahora parte de un pequeño con
REN AL VERLOS, PERO TENGAN CUIDADO; PO tinente... Casi con certeza se trataba de
DRÍA SER LA TÍA T eS S IE . CORTO Y CIERRO. un recuerdo de las antiguas «serpientes
H a s t a m a ñ a n a a l m e d io d ía ... de mar» de los periódicos en verano, pero
52 / robert a. Heinlein
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ARGENTINA PERÚ
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MÉXICO 20, D. F. MADRID-18 (ESPAÑA)
le hubiera gustado oír algo más de aquel tado aquel lugar, tenía mucho que ver con
asunto. el fin de la guerra, suponía.
Con una cierta sensación de culpa, dejó Era asombroso que siquiera alguno de
que sus pasos lo llevaran al coche. No era los transportes de paracaidistas soviéti
honesto escuchar cuando Meade no es cos hubiera logrado llegar.
taba allí. Encendió la radio, giró lenta
mente el botón, primero en un sentido,
y luego en el otro, para recorrer total Breen suspiró y se sacó del bolsillo
mente la banda. A todo volumen, no se el ejemplar de noviembre de 1961 del
oía ni una voz, tan sólo un terrible rugido Astrónomo del oeste. ¿Dónde estaba? Oh,
de estática. sí. Algunas notas sobre la estabilidad de
Se lo tenía merecido. las estrellas tipo G con especial referen
Subió al promontorio, se sentó en el cia al Sol, escrito por Dymkowski, del Ins
banco que había llevado hasta allí: su tituto Lenin y traducido por Heinrich
«banco del recuerdo», consagrado a la Ley, F.R.A.S.
memoria del día en que Meade se había Buen chico, ese ruso: un excelente ma
hecho daño en las rodillas con el suelo. temático. Aplicaba muy astutamente la
Se sentó y suspiró. Tenía el estómago lle teoría de las series armónicas, razonando
no de venado y maíz frito; sólo le faltaba sin fallo alguno.
tabaco para sentirse totalmente feliz. Breen comenzó a buscar la página en
El color de las nubes del atardecer era que estaba, cuando se dio cuenta de un
espectacularmente bello, y el tiempo ma pie de página que antes no había leído.
ravilloso para diciembre; ambas cosas, Se refería al autor del artículo: «Este tra
pensó, causadas por el polvo volcánico, bajo fue denunciado por Pravda como
tal vez con una cierta ayuda de las bom “reaccionarismo romántico”, poco des
bas atómicas. pués de ser publicado. Desde entonces,
¡Era sorprendente ver como todo se no se ha sabido nada más del Profesor
derrumbaba, en cuanto se abría una grie Dymkowski, y se puede suponer que ha
ta! Y también lo era como todo se estaba sido liquidado.»
recuperando, según parecían mostrar las ¡Pobre hombre! Bueno, de todas ma
señales. Una curva llega a su punto mí neras hubiera sido atomizado luego, jun
nimo, y entonces comienza a subir. to con los asesinos que lo mataron. Se
La Tercera Guerra Mundial había sido preguntó si realmente el ejército habría
la más corta de todas las grandes guerras: acabado con todos los paracaidistas ru
cuarenta ciudades desaparecidas, contan sos. El había matado su propia cuota: si
do Moscú y las otras ciudades enemigas, no hubiera logrado cazar aquel venado
así como las americanas... Y luego, ¡plaff!, a menos de medio kilómetro de la casa,
ninguno de ambos bandos había estado y no hubiera regresado inmediatamente,
en disposición de continuar la lucha. Meade lo habría pasado mal. Los había
Naturalmente, el hecho de que ambos matado por la espalda y enterrado detrás
contendientes hubieran lanzado su ataque de la leñera.
principal sobre el Polo Norte durante uno Se sentó para disfrutar de un poco
de los peores momentos del clima ártico de placer sólido. Dymkowski era una de
conocidos desde que Peary había inven licia. Naturalmente, ya se sabía de anti
54 / robert a. heinlein
guo que una estrella de tipo G, tal como ciarios y cuaternarios, que daban exac
el Sol, era potencialmente inestable; una tamente el momento de mayor posibi
estrella G-0 podía explotar, apartarse del lidad.
diagrama de Russell, y terminar siendo ¡Maravilloso! Dymkowski hasta asig
una enana blanca. Pero nadie, antes de naba fechas para los límites extremos de
Dymkowski, había definido las condicio su yugo primario, como tenía que hacer
nes exactas para una tal catástrofe, ni cualquier estadístico que se preciara.
había logrado construir la fórmula ma Pero, mientras Breen r e p a s a b a los
temática con que diagnosticar esa inesta cálculos, su sensación pasó de intelectual
bilidad y describir su progreso. a personal. Djmikowski no estaba hablan
Alzó la vista, para descansar de la lec do de cualquier estrella G-0. En la parte
tura, y vio que el sol estaba oscurecido segunda hablaba del mismo Sol, del Sol
por una delgada nube baja: una de esas personal de Breen: el tiparrón ese de allá
condiciones poco usuales en las que el arriba con la gran peca en la cara.
efecto de filtro es el exacto para permitir ¡Y era una peca tremendamente enor
ver el sol con el ojo desnudo. Probable me! Un agujero en el que uno podía tirar
mente era polvo volcánico en el aire, se a Júpiter sin producir oleadas. Ahora, lo
dijo, que actuaba cual si fuera un cristal podía ver todo miiy claro.
ahumado. Siempre se habla acerca de «cuando
Lo miró de nuevo. O lo veía mal, o las estrellas se enfríen y también el Sol»,
aquello era una tremenda mancha solar. pero este es un concepto impersonal,
Había oído hablar de que a veces se po como el de la muerte de uno mismo.
dían ver a simple vista, pero nunca lo Breen comenzó a pensar en ello muy
había logrado. personalmente. ¿Cuánto tiempo tardaría,
Deseó tener un telescopio. desde el momento en que se iniciase el
Parpadeó. Sí, señor. Estaba allí, al lado desequilibrio, hasta que la oleada en ex
derecho del sol. Una mancha enorme: no pansión llegase a la Tierra? No podría
era extraño que la radio del coche sonase saberlo sin realizar un cálculo, mediante
como un discurso de Hitler. las ecuaciones situadas frente a él. A pri
Regresó al artículo, y continuó hasta mera vista, le parecía que sería una me
acabarlo, sintiéndose ansioso por hacerlo dia hora el tiempo transcurrido desde el
antes de que faltase la luz. inicio hasta que la Tierra hiciera ¡fluff!
Al principio, su sensación era de puro Contempló la idea con suave melanco
placer intelectual ante el lógico razona lía. ¿Nunca más? ¿Jamás? Colorado en
miento matemático del escritor. Un dese una mañana fría... la carretera de Boston
quilibrio del tres por ciento en la cons con el humo de las hojas de otoño flo
tante solar: sí, aquello era algo standard; tando en el aire... el Condado de Bucks
el Sol se convertiría en nova con un tal estallando en colorido en la primavera.
cambio. Pero Dymkowski seguía más allá. Los aromas húmedos del mercado de pes
Mediante una nueva operación matemá cado de Ful ton: no, aquello ya había de
tica a la que había denominado «yugo», saparecido. Café en el Morning Cali. Ya
delimitaba el período de la historia de nunca más moras silvestres en una colina
una estrella en que esto podía suceder, de Jersey, cálidas y dulces como labios.
rematándolo con yugos secundarios, ter Amanecer en el Pacífico Sur con el suave
el año final / 55
aire cual fresco terciopelo bajo la camisa Era mayor. La mancha estaba cre
y ningún otro sonido que el cloqueo del ciendo.
agua contra los costados de la vieja lan ¿Y qué es la raza humana? Monos,
cha herrumbrosa... ¿ Cu á l era su nom pensó, monos con un toque de poesía,
bre? Hacía ya mucho tiempo: la Mary apiñándose y estropeando un planeta de
Brewster. segunda clase de una estrella de tercera.
Ya no más Luna si la Tierra desapa Pero, a veces, acababan las cosas con gran
recía. Estrellas, pero nadie para contem estilo.
plarlas. Se acurrucó contra él:
Volvió a mirar las fechas que limita —Tengo frío.
ban el yugo de p r o b a b i l i d a d de Dym- —Pronto hará más calor... Quiero de
kowski. cir, que se te pasará el frío.
«Tus ciudades de alabastro brillan, —Potty, cariño —Miró hacia arriba—.
no veladas por...» Potty, algo raro le está pasando a esta
Repentinamente, sintió necesidad de puesta de sol.
Meada y se puso en pie. —No, querida: al Sol.
Contempló la revista, aún abierta fren
te a él. 1739 y 2185. No necesitaba sumar
Ella venía a su encuentro. las dos fechas y dividir por dos para lo
—¡Hola, Potty! Ya puedes venir, sin grar una respuesta. En lugar de hacerlo,
correr peligro: he terminado de fregar le apretó con fuerza la mano, dándose
los platos. cuenta, con una inesperada y arrolladora
—Debería haberte ayudado. sensación de pena que 1962 era el...
—Tú haces el trabajo de hombre; yo
el de mujer. Es lo correcto —Con una Fin.
mano hizo visera sobre sus ojos—. ¡Qué
puesta de sol! Deberían estar saltando
volcanes por los aires durante todo el
año.
—Siéntate, y la contemplaremos.
Se sentó junto a él.
—¿Te fijas en la mancha solar? Pue
des verla a simple vista.
Ella la miró.
—¿Es eso una mancha solar? Parece
como si alguien le hubiese dado un mor
disco.
Volvió a mirarla, entonando los ojos.
¡Parecía aún mucho mayor!
Meade se estremeció.
—Tengo frío. Pásame el brazo por los
hombros.
Lo hizo con el brazo libre, mientras
seguía teniéndole la mano con el otro.
56 / robert a. Heinlein
LA ULTIMA NOCHE DEL VERANO
ALFRED C O P P E L
El cuarto derramó su copa sobre ei
Sol, y fuéle dado abrasar a los hombres
con el fuego. Eran abrasados los hom
bres con grandes ardores, y blasfema
ban el nombre de Dios, que tiene poder
sobre estas plagas; pero no se arrepin
tieron para darle gloria.
del Apocalipsis,
de San Juan
Ardían fuegos en la ciudad. Con su y utilizaron todos los términos astrofísi
casa a oscuras —la central eléctrica es cos que ni siquiera un hombre de cada
taba abandonada por aquel entonces— dos millones se había preocupado jamás
Tom Henderson podía ver claramente los en comprender. Y lo que le decían al
fuegos. Se reflejaban como fogatas contra mundo era que, en la última noche del
la masa de humo. verano, moriría.
Se sentó en la oscuridad, fumando y Al principio, el incremento sería gra
escuchando la aguda voz del locutor que dual. Las temperaturas habían sido altas
le llegaba por la radio portátil: durante todo el verano. Luego, el 22 de
—...las temperaturas medias están su septiembre, se produciría un repentino
biendo hasta máximas anormales en todo incremento en el calor producido por la
el mundo. París nos informa de una máxi familiar bola roja del cielo. La tempera
ma registrada ayer de 42°... Nápoles tuvo tura superficial de la Tierra alcanzaría los
45°... Los astrónomos predicen... El go 200° durante diecisiete horas. Luego, todo
bierno aconseja que la población civil per volvería a la normalidad.
manezca en calma. Ha sido declarada la Henderson hizo una mueca al vacío.
ley marcial en Los Angeles... Volvería a la normalidad. Los mares, que
La voz sonaba débil. Las pilas estaban habrían desaparecido en una gigantesca
ya muy gastadas. Y no es que importase. ebullición, se condensarían y caerían en
A pesar de toda nuestra palabrería, pensó forma de lluvia durante un mes o así,
Henderson, este es el fin. Y no tenemos inundando las tierras, arrastrando toda
valor para enfrentarnos con ello. Real traza de la civilización humana... que no
mente, era bien simple. Ni guerra de los hubieran ardido antes. Y, en un par de
mundos, ni colisión con otro planeta. Un meses, la temperatura descendería otra
ligero incremento en la temperatura. Eso vez hasta un nivel en el que un hombre
era todo. Los astrónomos habían sido los pudiera caminar por la superficie sin
primeros en descubrirlo; y habían hecho necesidad de ropa protectora contra el
declaraciones tranquilizadoras a la pren calor.
sa. El aumento de la temperatura sería Sólo que no quedarían muchos hom
pequeño. De un diez por ciento, con un bres con vida. Tan sólo los afortunados
error en más o en menos de unos pocos que poseían talismanes de supervivencia,
millones de grados. Hablaron de tensio los discos metálicos que daban acceso a
nes superficiales, de presiones internas las Madrigueras. De una población de cua
de R.U.R.,
de Karel Capek
—Un día de estos voy a tomarme unas zón. Las pequeñas naves oscuras salidas
vacaciones —dijo Spence Olham en la de Alfa Centauro habían dejado atrás a
primera comida. Miró a su esposa—. Creo los cruceros terrestres con facilidad, como
que me he ganado un descanso. Diez años si fueran inofensivas tortugas. Habían su
es mucho tiempo. frido golpes sin poder contestarlos du
—¿Y el Proyecto? rante todo el camino de regreso a la
—La guerra puede ser ganada sin mí. Tierra.
Este grano de arena nuestro no está real Hasta que al fin la burbuja protectora
mente en peligro —Olham se sentó frente fue inventada por los laboratorios West-
a la mesa y encendió un cigarrillo—. Las inghouse. La habían colocado sobre las
máquinas de noticias alteran los comu principales ciudades terrestres, y final
nicados para hacer ver que los alieníge mente alrededor de todo el planeta; la
nas están ganándonos. ¿Sabes lo que me burbuja fue la primera defensa real, la
gustaría hacer en mis vacaciones? Me gus primera respuesta adecuada a los aliení
taría ir a hacer camping a aquellas mon genas... que era como los habían llamado
tañas, fuera de la ciudad, donde fuimos las máquinas de noticias.
la otra vez. ¿Recuerdas? Yo me caí en Pero ganar la guerra era otra cosa.
unas ortigas y tvi casi pisas una culebra. Cada laboratorio, cada proyecto, estaba
—¿El bosque de Sutton? —Mary co trabajando noche y día, sin detenerse,
menzó a recoger los platos—. Ardió hace para hallar algo más: un arma de ataque
algunas semanas. Creí que ya lo sabías. efectiva. Su propio proyecto, por ejemplo.
Fue un fuego repentino. Durante todo el día, año tras año.
Olham se balanceó. Olham se puso en pie, apagando su
—¿Y ni siquiera se preocuparon por cigarrillo.
hallar la causa? —^hizo una mueca—. Ya —Es como la espada de Damocles.
nada le importa a nadie. En lo único que Siempre colgando sobre nosotros. Ya es
piensan es en la guerra —apretó las man toy cansado, lo único que deseo es tomar
díbulas, mientras en su mente se formaba me un largo descanso. Pero me imagino
el cuadro completo: los alienígenas, la que todo el mundo se siente así.
guerra, las naves aguja. Sacó su chaqueta del armario y se di
—¿Como podríamos pensar en otra rigió al porche de entrada. En cualquier
cosa? momento llegaría el vehículo que lo lle
Olham asintió. Naturalmente, tenía ra varía hasta el Proyecto.
impostor / 69
—Espero que Nelson no se retrase ham se dio cuenta de ello y frunció el
—miró su reloj—. Son casi las siete. entrecejo. El vehículo estaba ganando ve
—Ahí llega el vehículo —dijo Mary, locidad, centelleando a lo largo del te
mirando por entre las hileras de casas. rreno árido y yermo hacia el lejano con
El sol brillaba tras los tejados, reflejánjunto de los edificios del Proyecto.
dose sobre las gruesas planchas de plo —¿Y cuál es su trabajo? —dijo Ol
mo. El pueblo estaba tranquilo, sólo se ham—. ¿O no se le permite hablar de él?
movían algunas personas—. Te veré lue —Trabajo para el Gobierno —dijo Pe
ters—. Con la Agencia de Seguridad.
go. Trata de no hacer h o r a s e x t r a s ,
Spence. —¿Eh? —Olham alzó una ceja—. ¿Hay
alguna infiltración enemiga en esta re
gión?
Olham abrió la puerta y se metió den —De hecho, he venido aquí para verle
tro, recostándose en el asiento con un a usted, señor Olham.
s u s p i r o . Había un hombre mayor con Olham se sentía asombrado. Consideró
Nelson. las palabras de Peters, pero no pudo ob
—¿Bien? —dijo Olham, mientras el tener ningún significado de ellas.
vehículo salía disparado hacia adelante—. —¿Para verme? ¿Por qué?
¿Has oido alguna noticia interesante? —He venido a arrestarle por espía alie
—Las habituales —dijo Nelson—. Al nígena. Por esto he venido tan temprano.
gunas naves alienígenas alcanzadas, otro Agárrelo, Nelson...
asteroide abandonado por razones estra La pistola se clavó en las costillas de
tégicas. Olham. Las manos de Nelson estaban tem
—Me alegraré cuando el Proyecto lle blando, agitadas por la emoción desata
gue a su fase final. Quizá sea la propa da. Su rostro se veía pálido. Inspiró pro
ganda de las máquinas de noticias, pero fundamente y soltó poco a poco el aire.
en el último mes me he hartado de todo —¿Lo matamos ahora? —susurró a
esto. Todo parece triste y serio, sin que Peters—. Creo que deberíamos matarlo
la vida tenga color. ahora. No podemos esperar.
—¿Cree que esta guerra es en vano? Olham miró al rostro de su amigo.
—dijo repentinamente el viejo—. Usted Abrió la boca para hablar, pero no sur
mismo es parte integrante en ella. gieron palabras. Los dos hombres lo mi
—Te presento al Mayor Peters —dijo raban fijamente, rígidos y hoscos por el
Nelson. Olham y Peters se estrecharon miedo. Olham se sintió mareado. Su ca
las manos. Olham se quedó estudiando beza giraba y le dolía.
al viejo. —No comprendo —murmuró.
—¿Cómo va usted tan t e m p r a n o ? En aquel momento, el vehículo aban
—dijo—. No recuerdo haberlo visto an donó el suelo y subió, dirigiéndose al es
tes por el Proyecto. pacio. Bajo ellos, el Proyecto quedó atrás,
—No, no trabajo en el Proyecto —dijo empequeñeciéndose, desapareciendo. Ol
Peters—. Pero sé algo de lo que ustedes ham cerró la boca.
están haciendo. Mi trabajo es bastante —Podemos esperar un poco —dijo Pe
distinto. ters—. Quiero hacerle primero algunas
Nelson y él cruzaron una mirada. Ol preguntas.
70 / philip k. dick
Haré bajar la nave fuera de ella. No quie
ro ponerla en peligro.
Olham se quedó mirando a un punto —Como quiera —los ojos del Jefe chis
indeterminado mientras el vehículo atra porrotearon cuando miró de nuevo a Ol
vesaba el espacio. ham. Luego su imagen se desvaneció. La
—Llevamos a cabo el arresto sin com pantalla se apagó.
plicaciones —dijo Peters ante la pantalla Olham miró a través de la ventanilla.
del video, en el que se veía las facciones El vehículo ya había atravesado la bur
del Jefe de Seguridad—. Esto nos quita buja de protección, acelerando cada vez
una carga de encima. más. Peters tenía prisa. Bajo ellos, ru
—¿No hubo problemas? giendo a través del suelo, los cohetes esta
—Ninguno. Entró en el vehículo sin ban a máximo régimen. Tenían miedo, se
sospechar nada. No pareció pensar que apresuraban al máximo a causa de él.
mi presencia fuera algo desacostumbrado. Sentado junto a él, Nelson se agitó
—¿Dónde están ustedes ahora? nervioso.
—Camino del exterior, justo en el bor —Creo que tendríamos que hacerlo
de de la burbuja de protección. Estamos ahora —dijo—. Daría cualquier cosa por
volando a la máxima velocidad. Puede terminar de una vez.
considerar que el período crítico ya ha —Tómeselo con calma —dijo Peters—.
sido superado. Me alegra que los cohetes Quiero que c o n d u z c a la nave un rato
de despegue de este vehículo funcionasen mientras hablo con él.
perfectamente. Si hubiera habido algún Se colocó junto a Olham, mirándole
fallo en ese momento... a la cara. Luego alzó la mano y le palpó
—Déjeme verlo —dijo el Jefe de Segu cuidadosamente, primero el brazo y luego
ridad. Miró a Olham, que estaba sentado la mejilla.
con las manos en el regazo, con la vista Olham no dijo nada. Si pudiera avisar
perdida—. Así que éste es nuestro hom a Mary, pensó. Si lograse encontrar la for
bre —lo estudió largo rato. Olham no dijo ma en que decírselo. Miró a su alrededor.
nada. Al fin, el Jefe hizo una seña a Pe ¿Cómo? ¿La pantalla visora? Nelson es
ters—. De acuerdo, ya basta —una ligera taba sentado junto a los controles, con
mueca de disgusto alteró sus facciones—. la pistola. No había nada que pudiera
Ya he visto todo lo que quería ver. Uste hacer. Estaba cogido, atrapado.
des dos han hecho algo que será recor Pero, ¿por qué?
dado por largo tiempo. Están preparando
una citación para ambos.
—No es necesario —dijo Peters. —Escuche —dijo Peters—, deseo ha
—¿Cuál es el peligro en este momento? cerle algunas preguntas. Ya sabe dónde
¿Hay todavía posibilidades de que...? vamos. Nos dirigimos a la Luna; dentro
—Hay alguna posibilidad, pero no mu de una hora aterrizaremos en el lado
chas. Según lo que sabemos, necesita una oculto, el deshabitado. Cuando aterrice
frase clave verbal. En cualquier caso, ten mos, lo pondremos inmediatamente en
dremos que arriesgamos. manos de un grupo de hombres que es
—Notificaré a la base lunar su llegada. peran allí. Destruirán su cuerpo inmedia
—No —Peters negó con la cabeza—. tamente. ¿Comprende? —miró su reloj—.
impostor / 71
Dentro de dos horas desparramaremos ¿No me reconoces? Somos amigos desde
sus piezas por los cuatro puntos cardi hace veinte años. ¿No recuerdas que fui
nales. No quedará nada de usted. mos jxmtos a la universidad? —se puso
Olham combatió su letargia. en pie—. Tú y yo fuimos compañeros de
—¿No podrían decirme...? habitación en la residencia. —Caminó
—Seguro, se lo diré —Peters asintió—. hacia Nelson.
Hace dos días recibimos un informe de —¡No se acerque a mí! —resopló Nel
que una nave alienígena había penetrado son.
en la burbuja protectora. La nave desem —Escucha, ¿recuerdas el segundo cur
barcó a un espía bajo la forma de un so? ¿Recuerdas aquella chica? ¿Cuál era
robot humanoide. El robot debía destruir su nombre...? —se frotó la frente—. La
a un ser humano en particular y tomar de pelo oscuro. La que encontramos en
su lugar. casa de Ted.
Peters miró con calma a Olham. —¡Basta! —Nelson agitó frenéticamen
—Dentro del robot había una Bom te la pistola—. No quiero oírlo más. ¡Us
ba U. Nuestro agente no sabía como iba ted lo mató! Usted... máquina.
a ser detonada la bomba, pero imaginó Olham miró a Nelson.
que lo sería por una frase hablada espe —Te equivocas. No sé lo que sucedió,
cífica, un cierto grupo de palabras. El ro pero el robot no acabó conmigo. Algo de
bot asumiría la vida de la persona a la bió salirle mal. Quizá la nave se estre
que matase, entrando en sus actividades llase —se volvió hacia Peters—. Soy Ol
usuales, en su trabajo, en su vida social. ham, lo sé. No hubo sustitución. Soy el
Había sido construido para asemejarse a mismo que he sido siempre.
aquella persona. Nadie notaría la dife Se palpó, pasándose las m a n o s por
rencia. todo el cuerpo.
El rostro de Olham se tornó yesoso. —Debe haber alguna forma en que
—La persona a quien el robot tenía probarlo. Devuélvanme a la Tierra. Un
que suplantar era Spence Olham, un dis examen con rayos X, un estudio neuro
tinguido investigador de los proyectos de lógico, cualquier cosa que les p a r e z c a
experimentación. Dado que este proyecto bien. O quizá sea mejor buscar la nave
en especial se acercaba al estadio crítico, estrellada.
la presencia de una bomba animada, mo Ni Peters ni Nelson hablaron.
viéndose por el centro del mismo... —Soy Olham —dijo de nuevo—. Lo sé.
Olham se miró las manos. Pero no puedo probarlo.
—¡Pero yo soy Olham! —El robot —dijo Peters— no tendría
—Una vez el robot hubiera localizado por qué saber que no era el verdadero
y matado a Olham, era muy simple sus Spence Olham. Se convertiría en Spence
tituirle. Probablemente desembarcaron al Olham, en cuerpo y alma. Se le habrá pro
robot de la nave hace ocho días. Proba visto de una memoria artificial, de un fal
blemente se efectuó la sustitución el pa so sistema de recuerdos. Se le parecería,
sado fin de semana, cuando Olham salió tendría sus recuerdos, sus pensamientos e
a dar un corto paseo por las colinas. intereses, llevaría a cabo su trabajo. Pero
—Pero yo soy Olham —se voM ó hacia habría una diferencia: dentro del robot
Nelson, sentado frente a los controles—. hay una Bomba U, dispuesta a estallar
72 / philip k. dick
al oir la frase clave —se apartó un poco—. —Nos habremos ido antes de que em
Esta es la verdadera diferencia. Es por piecen a trabajar —dijo Peters—. Saldre
eso por lo que lo estamos llevando a la mos de aquí dentro de un momento —se
Luna. Allí lo desmontarán y sacarán la puso su traje de presión y, cuando hubo
bomba. Tal vez estalle, pero no impor terminado, tomó la pistola de Nelson—.
tará. Allí no. Lo vigilaré un momento.
Olham se sentó lentamente. Nelson se puso su traje de presión,
—Pronto estaremos allí —dijo Nelson. apresurándose desmañadamente.
Se recostó, pensando frenéticamente, —¿Qué hacemos con él? —indicó a Ol
mientras la nave caía lentamente. Bajo ham—. ¿Necesita traje?
ellos se encontraba la picada superficie —No —Peters negó con la cabeza—.
de la Luna, aquella extensión de ruinas Los robots no necesitan oxígeno.
sin límites. ¿Qué podía hacer? ¿Qué cosa El grupo de hombres estaban ya casi
lo salvaría? junto a la nave. Se detuvieron, esperando.
—Prepárense —dijo Peters. Peters les hizo una señal.
Dentro de algunos minutos e s t a r í a — ¡ V e n g a n ! —hizo un gesto con la
muerto. Allá abajo podía ver un puntito, mano, y los hombres se aproximaron cau
un edificio de algún tipo. En él, había un tamente, figuras grotescas y rígidas en sus
grupo de hombres, el equipo de demoli hinchados trajes.
ciones, esperándolo para hacerlo pedazos. —Si abren la puerta —dijo Olham—,
Lo descuartizarían, le arrancarían los bra será mi muerte. Me habrán asesinado.
zos y las piernas, lo harían migas. Cuan —Abra la puerta —dijo Nelson. Exten
do no encontrasen ninguna bomba se sor dió la mano hacia la manecilla.
prenderían; entonces sabrían a qué ate Olham lo contempló. Vio como la mano
nerse, pero sería demasiado tarde. del hombre aferraba la barra metálica.
Olham estudió la pequeña carlinga. Dentro de un momento, la puerta se abri
Nelson estaba aún apuntándole con el ría, y el aire de la nave saldría afuera.
arma. No había posibilidad alguna por Moriría, y entonces se darían cuenta de
ese lado. Si pudiera ver a un doctor, hacer su error. Quizá en otro tiempo, si no hu
que lo examinasen... ése era el único ca biera guerra, los hombres actuarían de
mino. Mary podía ayudarle. Pensó frené otra manera, no llevando a una persona
ticamente, con la mente a toda velocidad. a la muerte porque tenían miedo. Todo
Tan sólo le quedaban unos minutos. Si el mundo tenía miedo, todo el mundo es
pudiera entrar en contacto con ella, ha taba dispuesto a sacrificar al individuo
cérselo saber de alguna manera. al miedo colectivo.
—Tranquilo —le dijo Peters. La nave Lo iban a matar porque no podían es
descendió lentamente, rebotando sobre el perar a asegurarse de su culpa. No había
irregular terreno. Todo quedó en silencio bastante tiempo.
—Escuchen —dijo Olham con voz pas Miró a Nelson. Nelson había sido su
tosa—, puedo probar que soy Spence 01 amigo durante años. Habían ido juntos
ham. Llamen a un doctor. Tráiganlo aquí a la universidad. Había sido el padrino
—Ahí está el equipo —dijo Nelson— de su boda. Y ahora le iba a matar. Pero
Ya vienen —miró nervioso a Olham—. Es Nelson no era un malvado; no era culpa
pero que no suceda nada. suya. Eran los tiempos. Quizá hubiera sido
impostor / 73
así durante las plagas. Cuando a un hom hombres se habían unido al grupo. Este
bre le hubiera aparecido una mancha, po se dispersó, corriendo en todas direccio
siblemente también lo hubieran matado, nes. Uno a uno, se tiraron al suelo, aplas
sin una duda, sin pruebas, basándose úni tándose contra el polvo. Olham se sentó
camente en sospechas. En momentos de frente a los controles. Movió las palan
peligro no hay otro camino. cas. Mientras la nave se alzaba, los hom
No les echaba la culpa, pero tenía que bres de abajo se pusieron en pie y mira
vivir. Su vida era demasiado p r e c i o s a ron hacia arriba, con las bocas abiertas
como para ser sacrificada. Olham pensó de asombro.
rápidamente. ¿Qué podía hacer? ¿Había —Lo siento —murmuró Olham—. Pero
algo a hacer? Miró a su alrededor. tengo que regresar a la Tierra.
—Vamos ya —dijo Nelson. Llevó la nave por el camino por el que
—Tienes razón —dijo Olham. El so había venido. Era de noche. Alrededor de
nido de su propia voz le sorprendió. Tenía la nave chirriaban los grillos, alterando
la fuerza de la desesperación—. No tengo el silencio de la fría oscuridad. Olham se
necesidad de aire. Abre la puerta. inclinó sobre la pantalla visora. Gradual
Hicieron una pausa, contemplándole mente, la imagen se formó: había logrado
con curiosidad y alarma. la conexión sin problemas. Suspiró tran
—Adelante. Abrela. No importa —la quilizado.
mano de Olham desapareció en el inte —Mary —dijo. La mujer se le quedó
rior de su chaqueta—. Me pregunto lo mirando. Abrió la boca.
lejos que podrán correr. —¡Spence! ¿Dónde estás? ¿Qué ha su
—-¿Correr? cedido?
—Tienen quince segundos de vida —en —No puedo explicártelo. Escucha, ten
el interior de su chaqueta, sus dedos se go que hablar rápidamente. Quizá corten
contorsionaron, y su brazo quedó repen la llamada en cualquier momento. Vete
tinamente rígido. Se relajó, sonriendo dé al Proyecto y busca al doctor Chamber
bilmente—. Estaban equivocados acerca lain. Si no está allí, busca a cualquier
de la frase clave. En eso estaban equivo doctor. Llévalo a casa y haz que se quede
cados. Les quedan a h o r a c a t o r c e se allí. Que lleve equipo: rayos X, fluoros
gundos. copio, todo.
Dos rostros anonadados lo contempla —Pero...
ron desde el interior de los trajes de pre —Haz lo que te digo. Rápido. Que esté
sión. Luego estuvieron corriendo, peleán dispuesto dentro de una hora. —Olham
dose, abriendo la puerta de un empellón. se inclinó hacia la pantalla—. ¿Todo va
El aire silbó, escapándose al vacío. Peter bien? ¿Estás sola?
y Nelson saltaron fuera de la nave. Olham —¿Sola?
fue tras ellos, aferró la puerta y la cerró. —¿Hay alguien contigo? ¿Ha... ha en
El sistema automático de presión bom trado en contacto contigo Nelson o al
beó furiosamente, restaurando el aire. Ol guien?
ham dejó de aguntar la respiración con —No. Spence, no te entiendo.
un estremecimiento. —De acuerdo. Te veré en casa dentro
Un segundo más... de una hora. Y no le digas nada a nadie.
A través de la ventana, vio como los dos Haz que Chamberlain vaya allí con cual-
74 / philip k. dick
¿HA VISTO USTED NUESTRA TARIFA DE
SUSCRIPCION
en la página 127?
quier pretexto. Dile que estás muy en lo aclararía todo. Pero no tenían tiempo
ferma. ni para la prueba más simple. Sólo po
Cortó la conexión y miró su reloj. Un dían pensar en el peligro. En el peligro,
momento más tarde abandonó la nave, y nada más.
introduciéndose en la oscuridad. Tenía Se puso en pie, y caminó hacia la casa.
que recorrer un kilómetro. Llegó al porche. Al llegar a la puerta hizo
Comenzó a caminar. una pausa, escuchando. Seguía sin oirse
nada. La casa estaba totalmente en si
lencio.
Se veía una luz en la ventana, la del Demasiado en silencio.
estudio. La contempló, arrodillado junto Olham se quedó en el porche, inmó
a la verja. No se veía ningún movimiento vil. Estaban tratando de no hacer ruido en
ni se oía nada. Alzó su reloj y lo leyó a el interior. ¿Por qué? Aquella era una casa
la luz de las estrellas. Había pasado casi pequeña, Mary y el doctor Chamberlain
una hora. debían hallarse a sólo unos metros de dis
Un vehículo pasó disparado por la ca tancia detrás de la puerta. Y, sin embargo,
lle. No se detuvo. no podía oír nada, ni sonido de voces ni
Olham miró hacia la casa. El doctor nada. Miró la puerta. Era una puerta que
debía haber llegado ya. Debía estar en el había abierto y cerrado un millar de ve
interior, esperando con Mary. Se le ocu ces, cada mañana y cada noche.
rrió una idea: ¿habría podido salir de Puso la mano en la manija. Entonces,
casa? Quizá la hubieran interceptado. Qui de repente, cambió de idea y pulsó el bo
zá se fuera a meter en una trampa. tón. Sonó el timbre, en algún lugar de la
Pero ¿qué otra cosa podía hacer? parte trasera de la casa. Olham sonrió.
Con el informe de un médico, con foto Podía oír movimiento.
grafías y análisis, había una posibilidad, Mary abrió la puerta. Lo supo en cuan
una posibilidad de probar lo que decía. to le vio la cara.
Si pudiera ser examinado, si pudiera per Corrió, zambulléndose entre los ma
manecer con vida el tiempo bastante como torrales. Un agente de Seguridad apartó
para que lo estudiase... a Mary de un empujón, disparando tras
Lo podría probar de esa manera. Se él. Los arbustos saltaron hechos trizas.
guramente era la única manera. Su sola Olham corrió rodeando la esquina de la
esperanza estaba en el interior de la casa. casa. Saltó y corrió, escapando frenética
El doctor Chamberlain era un hombre mente en la oscuridad. Se encendió un
respetable. Era el director médico del Pro reflector, y un haz de luz lo buscó.
yecto. El sabría qué hacer. Su palabra en Atravesó el camino y saltó una valla.
aquel asunto tendría valor. Podría frenar Corrió a través de un patio trasero. Tras
su histeria, su locura, con hechos. él llegaban hombres. Agentes de Seguri
Locura; eso es lo que era. Si tan sólo dad, gritándose los unos a los otros mien
pudieran esperar, actuar lentamente, em tras corrían. Olham jadeó, con su pecho
plear el tiempo necesario. Pero no podían agitándose a sacudidas.
esperar. Tenía que morir. Morir de inme Su rostro... lo había sabido de inme
diato, sin pruebas, sin ningún tipo de jui diato. Los labios apretados, los ojos ate
cio o examen. Y la prueba más simple rrorizados y desorbitados. ¡Si hubiese se
76 / philip k. dick
guido adelante, abierto la puerta y entra yecto, la mujer, todos nosotros morire
do! Debían haber interceptado la llamada mos. ¿Comprende?
y acudido en cuanto la había cortado. Olham no dijo nada, estaba escuchan-^
Probablemente ella creía lo que le habían do. Había hombres que se movían hacia
dicho. No tenía duda de que ella también él, deslizándose por entre la espesura de
le creía un robot. los árboles.
—Si no sale, le iremos a buscar. Sólo
es cuestión de tiempo. Ya no pensamos
Corrió y corrió. Estaba dejando atrás llevarlo a la Luna. Lo destruiremos en
a los agentes, perdiéndolos. Aparente cuanto lo veamos, y tendremos que correr
mente no eran buenos corredores. Subió el riesgo de que la bomba detone. He
a una colina y descendió por la otra la hecho venir a todo agente de Seguridad
dera. En un momento regresaría a la nave. disponible a esta área. Toda la zona está
Pero, ¿adónde ir esta vez? Frenó su ca siendo batida palmo a palmo. No hay lu
rrera, deteniéndose. Ya podía ver la nave, gar en que pueda esconderse. Alrededor
recortada contra el cielo, allá donde la de este bosque hay un cordón de hombres
había dejado. El pueblo estaba tras él; armados. Tiene una seis horas antes de
se hallaba en los bordes del terreno sil que investiguemos el último metro.
vestre situado entre los lugares habita Olham se apartó. Peters siguió hablan
dos, allá donde comenzaban los bosques do; no sabía dónde estaba. La noche era
y la desolación. Cruzó un campo yermo y demasiado oscura para poder ver a al
entró en la espesura. guien. Pero Peters tenía razón. No había
Mientras llegaba hacia ella, se abrió sitio donde esconderse. Estaba más allá
la puerta de la nave. del pueblo, en los bordes del bosque.
Peters salió, enmarcado en la luz. En Podía esconderse por algún tiempo, pero
sus brazos llevaba un pesado rifle boris. finalmente lo atraparían.
Olham se detuvo, rígido. Peters miró a Sólo era cuestión de tiempo.
su alrededor, en la oscuridad de la no Olham se deslizó silenciosamente a
che. través del bosque. Kilómetro a kilómetro,
—Sé que está ahí, en algún sitio estaba siendo medida, desnudada, inves
—dijo—. Venga acá, Olham. Hay agentes tigada, estudiada y examinada cada parte
de seguridad rodeándole. de la zona. El cordón se iba cerrando por
Olham no se movió. momentos, encerrándolo en un espacio
—Escúcheme. Lo atraparemos en se que se reducía poco a poco.
guida. Aparentemente, sigue sin creer que ¿Quedaba alguna solución Había per
es el robot. Su llamada a la mujer indica dido la nave, su única esperanza de fuga.
que aún está bajo los efectos de la ilusión Estaban en su casa; y su mujer estaba
creada por sus recuerdos artificiales. Pero con ellos, creyendo, sin duda, que el ver
usted es el robot. Es el robot, y en su dadero Olham había sido asesinado. Apre
interior está la bomba. En cualquier mo tó los puños. En algún sitio debía haber
mento la frase clave puede ser dicha por una nave aguja alienígena, y en su interior
usted, por otro, por cualquiera. Cuando los restos del robot. La nave tenía que
esto suceda, la bomba destruirá todo en haberse estrellado por allí cerca, estre
un radio de muchos kilómetros. El Pro llado y destrozado.
impostor / 77
Y el robot estaba en su interior, tam Una nave en descenso, no familiari
bién destrozado. zada con el bosque, tenía pocas oportuni
Una débil esperanza comenzó a son- dades de evitarlo. Y ahora se hallaba aga
reirle. ¿Y si pudiera hallar los restos? ¿Y zapado allí, mirando a la nave o a lo que
si pudiera mostrarles el lugar del acci quedaba de ella.
dente, los restos de la nave, el robot...? Se puso en pie. Los podía oir tan solo
Pero ¿dónde? ¿Dónde lo iba a hallar? a corta distancia, acercándose, hablando
Caminó, perdido en sus pensamientos. en voz baja. Se puso en tensión. Todo de
En algún lugar, probablemente no muy pendía de quien fuera el primero en divi
lejano. La nave debía haber aterrizado sarle. Si era Nelson, no tenía posibili
cerca del Proyecto; el robot debía haber dad alguna. Nelson dispararía de inme
esperado hacer el resto del trayecto a pie. diato. Estaría muerto antes de que vie
Subió por la ladera de una colina y miró ran la nave. Pero si tenía tiempo para avi
a su alrededor. Estrellado e incendiado. sarles, para entretenerlos un momento...
¿Había alguna clave, alguna pista? ¿Había Eso era todo lo que necesitaba. Una vez
leido algo, escuchado algo? Algún sitio vieran la nave, estaría a salvo.
cercano, a la distancia de un paseo. Algún Pero, si disparaban primero...
sitio agreste, un lugar remoto en el que Crujió una rama quemada, apareció
no hubiera gente. una figura, adelantándose con aire incier
Repentinamente, Olham sonrió. Estre to. Olham inspiró profundamente. Tan
llado e incendiado... sólo quedaban algunos segundos, quizá
El bosque Sutton. los últimos de su vida. Alzó los brazos,
Caminó más deprisa. mirando fijamente.
Era Peters.
—¡Peters! —Olham agitó los brazos.
Era de mañana. La luz del sol se fil Peter levantó el arma, apuntando—. ¡No
traba por entre los árboles desgajados, dispare! —su voz temblaba—. Espere un
hasta el hombre agazapado al borde del momento. Mire más allá, detrás del claro.
claro. Olham miraba hacia arriba de vez —¡Lo he encontrado! —gritó Peters.
en cuando, escuchando. No estaba muy De los árboles quemados de su alrededor
lejos, tan sólo a algunos minutos de dis surgieron agentes de Seguridad.
tancia. Sonrió. —¡No disparen! ¡Miren más allá! ¡La
Bajó él, desparramados por el claro, nave, la nave aguja! ¡La nave alienígena!
y entre los quemados muñones de lo que ¡Miren!
había sido el bosque Sutton, se encon Peters dudó. Su arma se movió, in
traba una retorcida masa de restos. Bri quieta.
llaban oscuros a la luz del sol. No había —Está ahí abajo —dijo rápidamente
tenido muchos problemas para hallarlos. Olham—. Sabía que la encontraría aquí.
El bosque Sutton era un lugar que cono Por el bosque que se había quemado.
cía bien; lo había recorrido muchas ve Ahora tendrán que creerme. Encontrarán
ces en su vida, cuando era más joven. los restos del robot en la nave. ¿Me harán
Había sabido donde iba a encontrar los el favor de mirar?
restos, pues un pico surgía repentina —Hay algo ahí abajo —dijo nerviosa
mente, inesperadamente. mente uno de los hombres.
78 / philip k. dick
—¡Disparen contra él! —dijo una voz. Olham bajó con ellos. Se quedaron en
Era Nelson. círculo, contemplándolo.
—Esperen —Peters se giró rápidamen En el suelo, doblado y retorcido de
te—. Yo estoy al mando. Que nadie dis una extraña manera, se veía una forma
pare. Quizá esté diciendo la verdad. grotesca. Parecía humano, quizá. Solo que
—Disparen contra él —dijo Nelson—. estaba doblado de forma rara, con los bra
Mató a Olham. Puede matamos a todos. zos y piernas extendidos en todas direc
Si la bomba estalla... ciones. La boca estaba abierta, los ojos
—Cállese —Peters avanzó hacia la la miraban vidriosos.
dera. Miró hacia abajo—. Miren eso —^hizo —Como una máquina a la que se le
una seña a dos hombres para que se acer ha acabado la cuerda —murmuró Peters.
caran—. Bajen para ver qué es. Olham sonrió débilmente.
Los hombres corrieron ladera abajo, —¿Y bien? —preguntó.
atravesando el claro. Se inclinaron, bus Peters lo miró.
cando por entre los restos de la nave. —No puedo creerlo. Estaba diciéndo
—¡Y bien? —gritó Peters. nos la verdad todo el tiempo.
Olham contuvo la respiración. Sonreía —El robot nunca llegó hasta mí —dijo
débilmente. Debía estar allí; no había te Olham. Sacó un cigarrillo y lo encendió—.
nido tiempo de mirar por sí mismo, pero Fue destruido cuando la nave se estrelló,
debía estar allí. De pronto, una duda lo y ustedes estaban demasiado preocupados
asaltó. ¿Y si el robot hubiera vivido lo con la guerra como para pensar en por
bastante como para alejarse? ¿Y si su qué había ardido un bosque repentina
cuerpo hubiera sido totalmente destruido, mente. Ahora ya lo saben.
convertido en cenizas por el fuego? Se quedó fumando, contemplando a
Se mojó los labios. Tenía la frente los hombres. Estaban arrastrando los gro
llena de sudor. Nelson lo estaba miran tescos restos fuera de la nave. El cuerpo
do, con el rostro aiin lívido. Su pecho estaba rígido, los brazos y piernas como
se alzaba y bajaba desmesuradamente. postes.
—Mátenlo —dijo Nelson— antes de —^Ahora encontrarán la bomba —dijo
que nos mate a todos. Olham. Los hombres dejaron el cuerpo
Los dos hombres se pusieron en pie. en el suelo. Peters se inclinó sobre él.
—¿Qué es lo que han encontrado? —Creo que veo un extremo de ella
—preguntó Peters. Tenía el arma prepa —extendió el brazo, tocando el cuerpo.
rada—. ¿Hay algo ahí? El pecho del cadáver estaba abierto.
—Parece que sí. Desde luego, es una En el interior del orificio brillaba algo,
nave aguja. Y hay algo en el suelo junto algo metálico. Los hombres miraron el
a ella. metal sin decir palabra.
—Iré a ver —Peters pasó junto a Ol —Esto nos habría destruido a todos,
ham, que lo contempló descender la co si hubiera seguido con vida —dijo Pe
lina y llegar hasta los hombres. Los otros ters—. Esa cosa metálica de ahí adentro.
estaban tras él, empinándose para ver Hubo un silencio.
mejor. —Creo que le debemos una disculpa
—Es un cadáver de algún tipo —dijo —dijo Peters a Olham—. Esto debe de
Peters—. Mírenlo. haber sido una verdadera pesadilla para
impostor / 79
usted. Si no se hubiera escapado, lo hu raba la mente, todo daba vueltas—. ¿Es
biéramos... —no terminó la frase. taba equivocado?
Olham apagó su cigarrillo. Abrió la boca.
—Yo sabía, naturalmente, que el ro —Pero si ése es Olham, entonces yo
bot no había llegado hasta mí, pero no debo ser...
tenía forma de probarlo. A veces, no es No completó la oración, solo la pri
posible probar una cosa inmediatamente. mera frase. La explosión fue visible desde
Este era el problema. No había forma en Alfa Centauro.
que pudiese demostrar palpablemente que
yo era yo.
—¿Qué le parecerían unas vacaciones?
—preguntó Peters—. Creo que podremos
conseguirle un mes. Se podría tomar las
con calma, relajarse.
—En este momento creo que lo que
deseo es volver a casa —dijo Olham.
—De acuerdo —le contestó Peters—.
Lo que usted quiera.
Nelson se había puesto de cuclillas
junto al cadáver. Extendió la mano hacia
el brillo metálico visible en el interior
del pecho.
—No lo toques —le dijo Olham—. Aún
podría estallar. Será mejor que dejemos
que el equipo de demoliciones se haga
cargo de ello.
Nelson no dijo nada. Repentinamente,
asió el metal, metiendo la mano dentro
del pecho. Tiró de él.
—¿Qué es lo que estás haciendo? —gri
tó Olham.
Nelson se puso en pie. Estaba soste
niendo el objeto metálico. Tenía el rostro
contorsionado por el terror. Era un cu
chillo metálico, un cuchillo-aguja aliení
gena, cubierto de sangre.
—Esto fue lo que lo mató —susurró
Nelson—. Mi amigo fue asesinado con
esto —^miró a Olham—. Lo mató con esto,
y lo dejó junto a la nave.
Olham estaba temblando. Sus dientes
castañeaban. Miró el cuchillo y luego el
cadáver.
—No puede ser Olham —dijo. Le gi
80 I philip k. dick
GRUPO DE RESCATE
ARTHUR C. CLARKE
El pequeño mundo del hombre ter
minará. La mente humana ya puede ima
ginar ese fin. Si la humanidad puede im
poner la fuerza de su voluntad tal como
ha incrementado el alcance de su inte
lecto, escapará a este fin. Si no, el jui
cio habrá resultado en una condena del
hombre, y éste, y todas sus obras, pe
recerán para siempre. O bien la raza
humana probará que su destino es la
eternidad y el infinito, y que el valor del
individuo es desdeñable en comparación
con este destino, o el fin llegará.
de El juicio final,
de J. B. S. Haldane
¿A quién había que echarle las culpas? Una vez más, Alveron leyó el mensaje
Desde hacía tres días, los pensamientos de la Base; luego, con un movimiento de
de Alveron habían girado alrededor de un tentáculo que ningún ojo humano hu
esa pregunta, sin hallar respuesta. Una biera sido capaz de seguir, apretó el botón
criatura de una raza menos civilizada o de «llamada general». A lo largo del cilin
sensitiva nunca hubiera dejado que eso dro de dos kilómetros de longitud que era
torturase su mente, y se habría satisfecho la nave exploradora galáctica S9000, se
con la convicción de que nadie podía ser res de muchas razas abandonaron su tra
considerado responsable de los manejos bajo para escuchar las palabras de su
del destino. Pero Alveron y su especie capitán.
habían sido los señores del Universo des —Sé que todos vosotros os habéis es
de los inicios de la historia, desde aquella tado preguntando —comenzó a decir Al
era lejana en que la Barrera del Tiempo veron— por qué se nos ordenó abando
había sido colocada alrededor del cosmos nar nuestra exploración y acudir tan ace
por los poderes desconocidos que exis leradamente a esta región del espacio.
tían antes del Comienzo. A ellos les había Algunos de vosotros quizá podáis daros
sido entregado todo conocimiento; y con cuenta de lo que significa la aceleración
el conocimiento infinito venía la respon a que hemos venido. Nuestra nave está
sabilidad infinita. Si se producían errores haciendo su último viaje: los generado
y fallos en la administración de la Gala res han estado funcionando durante se
xia, la falta era directamente imputable senta horas a la Carga Extrema. Tendre
a Alveron y su gente. Y no cabía duda: mos mucha suerte si podemos regresar
aquella era una de las mayores tragedias a la Base por nuestros propios medios.
de la historia. «Estamos aproximándonos a un sol
La tripulación seguía sin saber nada. que está a punto de convertirse en nova.
Aun el mismo Rugon, su mejor amigo y La explosión ocurrirá dentro de siete ho
primer oficial de la nave, tan sólo cono ras, más o menos una hora, dejándonos
cía parte de la verdad. Pero ahora, los un máximo de cuatro horas para explora
mundos condenados se hallaban a menos ción. Existen diez planetas en este siste
de mil millones de kilómetros de distan ma que va a ser destruido; y hay una civi
cia. En unas horas, estarían aterrizando lización en el tercero. Este hecho fue des
en el tercer planeta de aquel sistema cubierto hace tan sólo unos días. Nuestra
solar. trágica misión es entrar en contacto con
grupo de rescate / 83
esta raza condenada y, de ser posible, venían del sistema que tenemos delante.
salvar algunos de sus miembros. Sé que »Kulath está a doscientos años luz de
hay poco que hacer en tan corto tiempo aquí, así que esas ondas de radio habían
con ima sola nave. Pero ninguna otra po estado viajando durante dos siglos. For
día llegar al sistema antes de que se pro consiguiente, en uno de estos mundos ha
dujera la explosión. existido, al menos durante ese período,
Hubo una larga pausa, durante la cual una civilización capaz de generar ondas
no se produjo sonido ni movimiento al electromagnéticas, con todo lo que ello
guno en la totalidad de la enorme nave, implica.
mientras corría veloz hacia los mundos »Se llevó a cabo un inmediato examen
situados frente a ella. Alveron sabía lo telescópico del sistema, y se halló que el
que sus compañeros estaban pensando, sol estaba en un estadio prenova. La explo
y trató de contestar a su pregunta no sión podía haber ocurrido en cualquier
formulada. momento, hasta mientras las señales de
—Os preguntaréis por qué un tal de radio estaban camino de Kulath.
sastre, el mayor del que tengamos me »Se produjo un pequeño retraso mien
moria, ha podido suceder. Una cosa puedo tras los visores superveloces de Kulath II
aseguraros: el fallo no reside en Explo eran enfocados a este sistema. Mostraron
ración. que no se había producido aún la explo
»Como sabéis, con nuestra actual flota sión, pero que sólo faltaban unas horas.
de menos de doce mil naves, es tan sólo Si Kulath se hubiera hallado a una frac
posible reexaminar cada uno de los ocho ción de año luz más lejos, nunca hubié
mil millones de sistemas solares de la ramos conocido la existencia de esa civi
galaxia con intervalos de un millón de lización hasta después de su desaparición.
años. La mayor parte de los mundos cam »E1 Administrador de Kulath entró in
bian bien poco en un tiempo tan corto. mediatamente en contacto con la Base
»Hace menos de cuatrocientos mil del Sector, y se le ordenó acudir rápida
años, la nave de exploración S5060 exa mente al punto. Nuestro objetivo es sal
minó los planetas del sistema al que nos var a todos los miembros que podamos
aproximamos. No encontró inteligencia en de la raza condenada, si es que queda al
ninguno de ellos, aunque el tercero es guno. Pero hemos supuesto que una civili
taba repleto de vida animal y dos mundos zación que posee la radio puede haberse
más habían estado habitados en otro protegido contra cualquier incremento de
tiempo. Se realizó el informe habitual, y la temperatura que pueda haberse pro
el sistema quedó para su próximo exa ducido ya.
men dentro de seiscientos mil años. »Esta nave y las dos falúas explorarán
»Parece ser que en el período increí un sector del planeta cada una. El Co
blemente corto transcurrido desde la últi mandante Torkalee utilizará la Número
ma exploración apareció vida inteligente Uno. El Comandante Orostron la Núme
en el sistema. Se tuvo la primera noticia ro Dos. Tendrán sólo cuatro horas para
de ello cuando se detectaron señales de explorar ese mundo. Al acabar ese perío
radio desconocidas en el planeta Kidath do, deberán haber regresado a la nave.
del sistema X29.35, Y34.76, Z27.93. Se to Yo partiré entonces, con o sin ellos. Daré
maron marcaciones goniométricas; pro a ambos comandantes instrucciones mu
84 / arthur c. Clarke
cho más detalladas en la sala de control. tando de detectar alguna radiación pro
»Eso es todo. Entraremos en la atmós cedente de la Tierra, pero en vano.
fera dentro de dos horas. —Llegamos muy tarde —anunció hos
camente—. He comprobado todo el espec
tro y no he captado nada más que nues
En el mundo conocido otrora como tras propias estaciones y algunos progra
Tierra, se estaban apagando los fuegos: mas de hace doscientos años procedentes
no quedaba nada que pudiera arder. Los de Kulath. No hay nada en este sistema
grandes bosques que se habían extendido que esté emitiendo todavía.
por el planeta como una oleada tras la Se dirigió hacia la gigantesca pantalla
desaparición de las ciudades, ya no eran visora con un grácil movimiento fluctuan-
sino tizones encendidos y el humo de sus te que ningún bípedo podría imitar. Al
piras funerarias aún ensuciaba el cielo. veron no dijo nada; había estado espe
Pero todavía estaban por llegar las últi rando aquella noticia.
mas horas, ya que las rocas superficiales Toda la pared de la sala de control es
no habían comenzado aún a derretirse. taba ocupada por la pantalla, un gran rec
Los continentes podían verse dificultosa tángulo negro que daba una impresión de
mente a través del humo, pero sus silue profundidad casi infinita. Tres de los del
tas no significaban nada para los vigías gados tentáculos de control de Rugon,
de la nave que se aproximaba. Los mapas inútiles para trabajos pesados, pero in
de que disponía tenían un desfase de una creíblemente rápidos en la manipulación,
docena de glaciaciones y de más de un movieron los diales de selección y la pan
diluvio. talla se encendió con un millar de puntos
El S9000 había pasado junto a Júpiter de luz. El campo estelar fue moviéndose
y visto en el acto que no podía existir rápidamente mientras Rugon ajustaba los
vida alguna en aquellos océanos semiga- controles, centrando la imagen en el mis
seosos de hidrocarburos comprimidos, mo Sol.
que ahora entraban en furiosa erupción Ningún hombre de la Tierra hubiera
bajo el anormal calor solar. No pasaron reconocido la monstruosa forma que llenó
cerca de Marte y los planetas exteriores, la pantalla. La luz del sol ya no era blan
y Alveron se dio cuenta de que los pla ca: grandes nubes violeta azulado cu
netas más cercanos al Sol que la Tierra brían la mitad de su superficie, y de ellas
debían ya estar fundiéndose. Era muy pro brotaban tremendos chorros de llamas
bable, pensó tristemente, que ya hubiera hacia el espacio. En un punto, una enor
finalizado la tragedia de aquella raza des me prominencia había surgido de la fotos
conocida. En lo profundo de su corazón fera, llegando hasta los mismos parpa
pensó que quizá fuera mejor así. La nave deantes velos de la corona. Era como si
tan sólo podía haber salvado a unos pocos un árbol de fuego hubiera echado raíces
centenares de supervivientes, y el proble en la superficie del sol; un árbol de ocho
ma de seleccionarlos había estado ator cientos mil kilómetros de alto y cuyas
mentando su mente. ramas eran ríos de fuego fluyendo a tra
Rugon, jefe de comunicaciones y pri vés del espacio a centenares de kilóme
mer oficial, entró en la sala de control. tros por segundo.
Durante la última hora había estado tra —Supongo —dijo Rugon al fin— que
grupo de rescate / 85
estará satisfecho con los cálculos de los El asolado terreno de abajo estaba
astrónomos. Después de todo... bañado por una lúgubre y parpadeante
—Oh, estamos completamente a salvo luz, ya que una tremenda aurora boreal
—dijo Alveron confiado—. He hablado con se extendía sobre la mitad del mundo.
el observatorio de Kulath y han llevado Pero la imagen de la pantalla visora era
a cabo algunas comprobaciones adiciona independiente de la luz externa, y mos
les a través de nuestros propios instru traba claramente una extensión de roca
mentos. Esa tolerancia de una hora in desnuda que nunca parecía haber sopor
cluye un margen de seguridad que no tado ninguna forma de vida. Probable
quieren comunicarme por si me sintiese mente aquel desierto terminaría en al
tentado de permanecer más tiempo. gún sitio. Orostron incrementó su velo
Miró el panel de instrumentos. cidad hasta el máximo que se atrevía en
—El piloto debe de habernos llevado una atmósfera tan densa.
ya hasta la atmósfera. Por favor, mués La nave voló por entre la tormenta,
trenos el planeta en la pantalla. ¡Ah, ahí y entonces el desierto de rocas comenzó
van! a subir hacia el cielo. Una gran cordillera
Se produjo un repentino temblor bajo se alzaba al frente, con sus picos perdi
sus pies y un ronco clamor de alarmas, dos entre las nubes de humo. Orostron
instantáneamente detenido. En la panta dirigió los visores hacia el horizonte, y
lla visora vieron como dos estilizados pro en la pantalla se vio cercana y amenaza
yectiles caían hacia la creciente masa de dora la cordillera. Comenzó a subir rápi
la Tierra. Viajaron juntos unos pocos ki damente. Era difícil imaginar un terreno
lómetros y luego se separaron, desapare menos prometedor en el que encontrar
ciendo abruptamente uno de ellos al in signos de civilización, y se preguntó si no
troducirse en la sombra del planeta. sería mejor cambiar de ruta. Decidió no
Lentamente, la gran nave madre, con hacerlo. Cinco minutos más tarde tuvo
su masa un millar de veces superior, des su premio.
cendió tras ellos entre las tremendas tem Kilómetros por debajo se hallaba una
pestades que ya estaban derrumbando las montaña decapitada, con la totalidad de
abandonadas ciudades del Hombre. su cima cortada por una tremenda proeza
de ingeniería. Alzándose en la roca y lle
nando la meseta artificial se hallaba una
Era de noche en el hemisferio sobre intrincada estructura de andamiajes, so
el que Orostron dirigió su pequeña nave. portando masas de maquinaria. Orostron
Como Torkalee, su misión era fotografiar hizo detener su nave y bajó en espiral
y grabar, e informar sobre los progresos hacia la montaña.
a la nave madre. La navecilla auxiliar no La pequeña distorsión del efecto Dop-
tenía cabida para especímenes o pasaje pler se había desvanecido, y la imagen
ros. Si se establecía contacto con los habi de la pantalla era clara y nítida. Los an
tantes de aquel mundo, la S9000 llegaría damiajes sostenían algunas docenas de
al punto. No habría tiempo para tratos: grandes pantallas metálicas, que apunta
si surgían problemas, el rescate se efec ban al cielo en un ángulo de cuarenta y
tuaría a la fuerza, y las explicaciones ven cinco grados con la horizontal. Eran lige
drían después. ramente cóncavas, y cada una de ellas te
86 / arthur c. Clarke
nía algún complicado mecanismo en su —¡Aquí está! ¡Escuchad!
foco. Parecía haber algo impresionante Bajó una palanca, y el pequeño recinto
y con un propósito definido en la gran se llenó con un estrepitoso sonido zum
instalación; cada pantalla estaba apun bante, que cambiaba continuamente de
tada, precisamente, al mismo punto del tono pero que no obstante retenía algu
cielo... o más allá. nas características difíciles de definir.
Orostron se volvió hacia sus colegas. Los cuatro exploradores escucharon
—A mí me parece una especie de obser atentamente por un minuto; luego, Oros
vatorio —dijo—. ¿Han visto algo así al tron dijo:
guna vez? —¡Desde luego, esto no puede ser nin
Kalrten, im ser trípodo y multitentacu- gún tipo de lenguaje! ¡Ningún ser puede
lar de un cúmulo globular situado al ex producir sonidos tan rápidamente!
tremo de la Vía Láctea, tenía otra teoría: Hansur I había llegado a la misma con
—Es un equipo de comunicaciones. clusión;
Esos reflectores se utilizan para enfocar —Es un programa de televisión. ¿No
haces electromagnéticos. He visto el mis crees lo mismo, Klarten?
mo tipo de instalación en un centenar de
mundos. Puede que hasta sea la estación El otro estuvo de acuerdo.
emisora que captó Kulath, aunque es poco —Sí, y cada una de esas antenas pa
probable, porque la banda de emisión debe rece estar emitiendo un programa distin
ser muy estrecha para unas antenas de to. Me pregunto adónde estarán dirigidas.
ese tamaño. Si no me equivoco, uno de los otros pla
—Eso podría explicar el por qué Rugen netas de este sistema debe hallarse en la
no pudo detectar ninguna radiación antes trayectoria de esas ondas. Pronto lo com
de que aterrizásemos —añadió Hansur II, probaremos.
uno de los seres gemelos del planeta Orostron llamó al S9000 y anunció el
Thargon. descubrimiento. Tanto Rugon como Alve-
Orostron no estaba de acuerdo. ron se sintieron muy emocionados, y com
—Si eso es una emisora de radio, tie probaron rápidamente los informes astro
ne que haber sido construida para realizar nómicos.
comunicaciones interplanetarias. Fijaos en El resultado fue sorprendente y desa
la forma en que están apuntadas las an lentador. Ninguno de los otros nueve pla
tenas. No creo que una raza que sólo ha netas se hallaba siquiera cerca de la línea
tenido la radio desde hace doscientos años de transmisión. Parecía que las grandes
haya cruzado ya el espacio. Le llevó a mi antenas estaban apuntando ciegamente al
gente seis mil años el lograrlo. espacio.
—Nosotros lo conseguimos en tres mil Sólo parecía poderse extraer una res
—dijo nuevamente Hansur II, hablando puesta, y Klarten fue el primero en for
unos segundos antes que su mellizo. mularla;
Antes de que pudiera iniciarse la ine —Tenían comunicaciones interplaneta
vitable discusión, Klarten comenzó a agi rias —dijo—, pero la estación debe estar
tar excitadamente sus tentáculos. Mien abandonada ya, y los transmisores sin
tras los otros habían estado hablando, él control. Ni siquiera los han apagado, y
ponía en marcha el monitor automático. están apuntando hacia donde quedaron.
grupo de rescate / 87
—Bueno, pronto lo sabremos —dijo con él con la tremenda estática de la in
Orostron—. Voy a aterrizar. terferencia solar.
Llevó su navecilla lentamente hasta el No les llevó mucho tiempo a Klarten
nivel de las grandes antenas metálicas, y y a los Hansur descubrir que sus teorías
por entre ellas hasta descansar sobre la eran básicamente correctas. El edificio
roca de la montaña. A un centenar de era una estación de radio, y estaba total
metros de distancia, se agazapaba un edi mente desierto. Consistía en una enorme
ficio de piedra blanca entre el laberinto habitación con unas cuantas pequeñas ofi
de andamies. No tenía ventanas, pero en cinas adosadas a la misma. En la sala
la pared situada frente a ellos se abrían principal, se extendían hasta lo lejos hi
varias puertas. lera tras hilera de equipos eléctricos; en
Orostron contempló a sus compañeros centenares de paneles de control parpa
enfundándose en sus trajes protectores, deaban lucecillas, y una luz mortecina lo
y deseó poder acompañarles. Pero alguien iluminaba todo.
tenía que quedarse a bordo para perma Pero Klarten no se sentía impresio
necer en contacto con la nave madre. Esas nado. El primer aparato de radio que su
eran las instrucciones de Alveron, y eran raza había construido se hallaba ahora
muy oportunas. Uno nunca sabía lo que fosilizado en un estrato de un millar de
podía suceder en un mundo que se estaba millones de años de antigüedad. El hom
explorando, especialmente en las condicio bre, que sólo poseía maquinaria eléctrica
nes de aquél. desde hacía pocos siglos, no podía com
Muy cautamente, los tres exploradores petir con aquellos que la conocían desde
salieron por la compuerta y ajustaron el un período equivalente a la mitad de la
campo antigravitatorio de sus trajes. En edad de la Tierra.
tonces, utilizando cada uno el sistema de No obstante, el grupo mantuvo en fun
locomoción propio de su raza, se dirigie cionamiento sus grabadoras mientras ex
ron hacia el edificio, los gemelos Hansur ploraban el edificio. Quedaba un problema
delante y Klarten muy cerca, tras ellos. por resolver. La estación desierta estaba
Aparentemente, su control de gravedad emitiendo programas, pero ¿de dónde pro
parecía estar causándole problemas, ya venían?
que repentinamente cayó al suelo, con El control central había sido localizado
gran regocijo de sus colegas. Orostron les enseguida. Estaba diseñado para manejar
vio detenerse un momento frente a la simultáneamente docenas de programas,
puerta más cercana, y luego abrirla len pero la fuente de los mismos se perdía
tamente y desaparecer de su vista. en una maraña de cables que desapare
Así que Orostron esperó, con la mejor cían en las profundidades del suelo. Allá
paciencia que pudo, mientras la tormenta en la S9000 Rugon estaba tratando de ana
se alzaba a su alrededor y la luz de la lizar las emisiones y quizá sus investiga
aurora se hacía aún más brillante en el ciones revelasen el origen. Era imposible
cielo. Con los intervalos acordados, fue seguir cables que tal vez atravesasen con
llamando a la nave madre y Rugon le con tinentes.
firmó la recepción. Se preguntó que tal El grupo perdió poco tiempo en la es
le irían las cosas a Torkalee, en las antí tación abandonada. Poco era lo que po
podas, pero no podía entrar en contacto dían aprender de ella, y buscaban vida y
88 / arthur c. Clarke
no información científica. Unos minutos manas, sino más de im siglo. Pues el sis
más tarde, la pequeña nave se alzó rápi- tema de vida urbano que se había man
mente desde la meseta y se dirigió hacia tenido durante tantas civilizaciones había
las llanuras que debían encontrarse tras llegado a su fin cuando el transporte aéreo
las montañas. Les quedaban menos de se había convertido en el sistema de co
tres horas. municación universal. En unas pocas ge
Mientras el cúmulo de enigmáticas pan neraciones, las grandes masas de la hu
tallas desaparecía de su vista, Orostron manidad, sabiendo que podían llegar a
fue invadido por una repentina idea: ¿era cualquier parte del globo en cuestión de
su imaginación, o se habían movido to horas, habían regresado a los campos y
das ellas un pequeño ángulo mientras es bosques en los que siempre habían an
taban allí, como si estuvieran compen helado vivir. La nueva civilización tenía
sando aún la rotación de la Tierra? No máquinas y recursos nunca soñados por
podía estar seguro, y olvidó el detalle por las anteriores épocas, pero era esencial
poco importante. Sólo querría decir que mente rural y ya no estaba atada a las
el mecanismo que las dirigía funcionaba celdas de acero y cemento que habían do
de alguna forma. minado los siglos anteriores. Las ciuda
Quince minutos más tarde descubrie des que aún quedaban eran centros espe
ron la ciudad. Era una grande y extensa cializados en investigación, administra
metrópoli edificada alrededor de un río ción o entrenamiento; se había permitido
que ahora había desaparecido, dejando que las otras fuesen quedando en ruinas,
una fea cicatriz que serpenteaba entre los pues era demasiado problema el destruir
grandes edificios y bajo puentes que ahora las. La docena de ciudades más importan
se veían incongruentes. tes y las antiguas ciudades universitarias,
Ya desde el aire, la ciudad parecía de apenas habían cambiado y hubieran du
sierta. Pero tan sólo quedaban dos horas rado muchas generaciones aún; pero las
y media; no había tiempo para más explo ciudades fundadas sobre la base del vapor,
raciones. Orostrom tomó su decisión: el acero y el transporte superficial habían
aterrizó cerca de la edificación más grande muerto con las industrias que las habían
que se divisaba. Parecía razonable imagi creado.
nar que algunos seres hubieran buscado Así, mientras Orostron esperaba en la
refugio en los edificios más resistentes, navecilla, sus colegas corrían por intermi
en donde estarían a salvo hasta el último nables pasillos vacíos y salas desiertas,
momento. tomando innumerables fotografías pero
Las cavernas más profundas, en el co sin aprender nada de los seres que habían
razón mismo del planeta, tampoco sumi utilizado aquellos edificios. Había libre
nistrarían protección cuando llegase el ca rías, salas de reunión, lugares públicos,
taclismo final. Aún en el caso de que aque miles de oficinas; todo vacío y cubierto
lla raza hubiera alcanzado los planetas de polvo. Si no hubieran visto la esta
exteriores, su fin sólo se retrasaría las ción de radio sobre su plataforma mon
pocas horas que tardasen las devoradoras tañosa, los exploradores hubieran podido
ondas en cruzar el sistema solar. creer que aquel mundo no conocía la vida
Orostron no podía saber que la ciudad desde hacía siglos.
llevaba desierta no unos pocos días y se Durante los largos minutos de la es-
grupo de rescate / 89
pera, Orostron trató de imaginar donde
podía haberse desvanecido aquella raza.
REVISTA Quizá se hubieran suicidado al saber que
era imposible escapar; quizá hubieran
H O R IZ O N T E construido grandes refugios en las entra
ñas del planeta, y aún ahora estuviesen
La Revista del realismo fantástico escondidos a millones bajo sus plantas,
esperando el fin. Comenzó a temer que
nunca lo sabría.
Fue casi un descanso cuando tuvo al
fin que dar la orden de regreso. Pronto
sabría si el equipo de Torkalee había te
nido más fortuna. Y estaba ansioso por
regresar a la nave madre, pues mientras
los minutos pasaban el suspense se había
hecho más y más insoportable. Siempre
había tenido una idea en la mente: ¿y
si los astrónomos de Kulath se hubieran
equivocado? Comenzaría a sentirse mejor
cuando tuviese a su alrededor el casco
del S9000. Y aún más cuando se hallasen
en el espacio y aquel sol ominoso se es
Director: ANTONIO RIBERA tuviese desvaneciendo a popa.
Tan pronto como sus colegas hubie
Comité de dirección de ran penetrado en la compuerta, Orostron
los artículos extranjeros: lanzó la navecilla hacia el cielo y dispuso
LOUIS PAUWELS los controles para que se dirigiese hacia
JACQUES BERGIER el S9000. Luego, se volvió hacia sus amigos.
FRANQOiS RiCHAUDEAU —Bien, ¿qué habéis hallado? —pre
guntó.
Klarten sacó un ancho rollo de tela y
lo extendió en el suelo.
Aparece cada dos m eses —^Así eran —dijo en voz baja—. Bípe
Precio del ejemplar: 100 ptas. dos, con sólo dos brazos. Y a pesar de
eso, parece que no les fueron mal las co
Adquiérala en su librería
habitual, o suscríbase a ella sas. Además, sólo tenían dos ojos, a me
dirigiéndose a: nos que tuvieran otros en la espalda. Tu
vimos suerte de hallar esto. Es casi la
•PLAZA & JANES, S. A.
EDITORES
única cosa que dejaron.
La antigua pintura al óleo devolvía in
Virgen de Guadalupe, 21-33 mutable las miradas de los seres que la
ESPLUGAS DE LLOBREGAT contemplaban tan atentamente. Por una
(Barcelona) ironía del destino, su completa falta de
valor artístico la había salvado de la des-
90 / arthur c. Clarke
trucción. Cuando la ciudad había sido
evacuada, nadie se había preocupado en
BDESAHO
llevarse al Teniente de Alcalde John Ri
chards, 1909-1974. Durante un siglo y me
dio había estado recogiendo polvo mien
tras lejos de las viejas ciudades la nueva
civilización alcanzaba cimas desconocidas
para las anteriores culturas.
—Eso fue casi lo único que hallamos
—dijo Klarten—. La ciudad debe haber
estado abandonada muchos años. Me temo
que nuestra expedición haya sido un fra
caso. Si hay algún ser vivo en este pla
neta, se ha escondido demasiado bien para
que podamos hallarlo.
Su comandante tuvo que darle la ra
SACHA SilON
zón.
—Era una tarea casi imposible —dijo—.
Si hubiéramos tenido semanas en lugar
de horas, quizá hubiéramos tenido éxito.
Ni siquiera sabemos si habrán construido
refugios bajo el mar. Nadie parece haber
pensado en ello.
Contempló rápidamente los indicado
res y corrigió el rumbo.
—Estaremos allí en cinco minutos. Pa
rece que Alveron se está moviendo con
rapidez. Me pregunto si Torkalee habrá
hallado algo.
El S9000 estaba flotando a muy pocos
kilómetros sobre la costa de un continen
te en llamas cuando Orostron llegó hasta
él. Faltaban sólo treinta minutos para lle
gar a la línea de peligro, y no había tiem
po que perder. Manejó hábilmente la na
vecilla hasta colocarla en su tubo de lan
zamiento, y la tripulación salió por la ANTES DE HABLAR SOBRE LA
compuerta. U. R.S.S., LEA ESTE LIBRO
Había una pequeña multitud esperan
do. Era algo previsible, pero Orostron se Pídalo en su librería habitual o diríjase a
dio cuenta en seguida de que algo más
EDICIONES DRONTE
que la curiosidad había llevado allí a sus
amigos. Antes de que se hablase una sola Merced, 4 - Barcelona-2 - ESPAÑA
palabra, supo que algo iba mal.
grupo de rescate / 91
—Torkalee no ha regresado. Ha per Aunque él y sus compañeros llevaban mu
dido a su grupo y vamos a rescatarlo. Ve cho tiempo desparramados por toda la
nid inmediatamente a la sala de mandos. galaxia en la exploración de innumerables
mundos, algún ligamen desconocido se
guía manteniéndolos unidos tan inexora
Desde el principio, Torkalee había sido blemente como lo están las células vivas
más afortunado que Orostron. Había se de un cueipo humano.
guido la zona de penumbra, mantenién Cuando hablaba uno de los seres de
dose alejado del intolerable resplandor Palador, el pronombre que siempre usaba
del sol, hasta llegar a las orillas de un era nosotros. Ni había, ni podría haber
mar interior. Era un mar muy reciente, nunca, una primera persona del singular
una de las últimas obras del Hombre, en el lenguaje de Palador.
pues la superficie que había cubierto era Las grandes puertas de un espléndido
desierto un siglo antes. Dentro de unas edificio asombraron a los exploradores,
pocas horas volvería a ser desierto de aunque cualquier niño humano habría re
nuevo, pues el agua estaba hirviendo y suelto su secreto. T’sinadree no perdió
se alzaban hasta los cielos nubes de vapor. tiempo en ellas, sino que llamó a Torka
Pero no podían ocultar la belleza de la lee por el transmisor. Luego, los tres se
gran ciudad blanca que dominaba el mar apresuraron a apartarse mientras su co
sin mareas. mandante maniobraba el vehículo hasta
En la plaza en la que aterrizó Torka la mejor posición. Hubo una breve des
lee aún se veían, cuidadosamente aparca carga de intolerables llamas; el resistente
das, máquinas voladoras. Eran primiti acero brilló en el extremo del espectro
vas, aunque bellamente construidas. En visible y desapareció. Las piedras aún re
ninguna parte se veían signos de vida, lucían cuando el ansioso grupo se apre
pero el lugar daba la impresión de que suró a entrar en el edificio, iluminando
sus habitantes no se hallaban muy lejos. con los haces de sus proyectores el ca
Aún brillaban luces en algunas de sus mino.
ventanas. No necesitaban las linternas. Ante ellos
Los tres compañeros de Torkalee se se abría una enorme sala iluminada por
apresuraron en abandonar la nave. Diri la luz de hileras de tubos colocados en el
giendo al grupo, por antigüedad en el es techo. A cada lado, la sala daba a dos
calafón, y raza, iba T’sinadree, que como largos corredores, mientras que frente a
Alveron mismo había nacido en uno de ellos una gigantesca escalinata subía ma-
los antiguos planetas de los Soles Centra yestáticamente hacia los pisos superiores.
les. Luego iba Alarkane, miembro de una T’sinadree dudó un momento, luego,
de las razas más jóvenes del Universo, y como cualquier camino era tan bueno
que sentía un perverso orgullo por ello. como los demás, llevó a sus compañeros
Cerraba el grupo uno de los extraños seres por el primer corredor.
del sistema de Palador. No tenía nombre, La sensación de que los nativos esta
como todos los de su especie, pues no ban cerca se hizo muy fuerte. Parecía que
poseía identidad propia, siendo tan sólo en cualquier momento podían hallarse
una célula móvil, pero sin embargo de frente a las criaturas de aquel mundo.
pendiente, de la conciencia de su raza. Si mostraban hostilidad, y no se les po
92 / arthur c. Clarke
dría recriminar el hacerlo, los paraliza a un centenar de metros. Estaba medio
dores serían utilizados en el acto. vacía, al contrario de las demás. A su al
La tensión era muy alta mientras el rededor yacían libros en un montón des
grupo entraba en la primera habitación, ordenado por el suelo, como si los hubiera
y sólo se relajó tras ver que no contenía dejado caer alguien que tuviese una prisa
nada más que máquinas: hilera tras, hi frenética. Los signos eran innegables. No
lera de máquinas, ahora inmóviles y silen hacía mucho, otros seres habían pasado
ciosas. Tapizando la enorme habitación, por allí. En el suelo eran visibles débiles
había millares de archivadores, forman huellas de ruedas para los agudos senti
do ima pared continua hasta tan lejos dos de Alarkane, aunque los demás no
como podía abarcar la vista. Y eso era pudieran ver nada. Hasta podía ver pisa
todo; no había muebles, nada más que los das, pero no sabiendo nada de los seres
archivadores y las misteriosas máquinas. que las habían dejado no podía decir que
Alarkane, el más rápido de los tres, dirección seguían.
ya estaba examinando los archivadores. La sensación de proximidad era aún
Cada uno de ellos contem'a muchos milla más fuerte ahora, pero de proximidad en
res de láminas de delgado pero resisten el tiempo y no en el espacio. Alarkane
te material, perforado con innumerables plasmó los pensamientos del grupo:
agujeros. El paladoriano se apropió de —Esos libros debían ser valiosos, y
una de las tarjetas y Alarkane filmó la alguien vino a rescatarlos, pero a última
escena y tomó algunos primeros planos hora. Eso significa que debe haber un
de las máquinas. Luego salieron. La gran lugar de refugio, posiblemente no muy
sala, que había sido una de las maravillas lejano. Quizá podamos hallar otras pis
del mundo, no significaba nada para ellos. tas que nos lleven a él.
Nadie más volvería a ver aquella mara T’sinadree estuvo de acuerdo; el pala
villosa batería de ordenadores, ni los cin doriano no se mostró entusiasta.
co mil millones de fichas perforadas que —Quizá sea así —dijo—. Pero el refu
contenían todos los datos de cada hom gio puede hallarse en cualquier lugar de
bre, mujer y niño del planeta. este planeta, y sólo nos quedan dos horas.
Resultaba claro que aquel edificio ha No perdamos más tiempo si es que quere
bía sido usado muy recientemente. Con mos rescatar a esa gente.
creciente excitación, los exploradores se El grupo se apresuró de nuevo, dete
apresuraron a la siguiente estancia, que niéndose tan sólo a recoger algunos li
contenía una enorme biblioteca, en la que bros que podían ser útiles a los científi
se encontraban millones de libros en kiló cos de la Base, aunque era dudoso que
metros y kilómetros de estanterías. Allí, pudieran ser traducidos. Pronto se die
aunque los exploradores no pudieran sa ron cuenta de que el gran edificio estaba
berlo, estaban todas las leyes que el Hom compuesto principalmente de pequeñas
bre jamás hubiera promulgado, y todas habitaciones, todas las cuales mostraban
las palabras pronunciadas en sus salas de signos de reciente ocupación. La mayoría
consejo. de ellas estaban limpias y ordenadas,
T'sinadree estaba decidiendo su plan pero una o dos eran todo lo contrario.
de acción, cuando Alarkane llamó su aten Los exploradores se sintieron especial
ción hacia una de las estanterías situada mente asombrados por una de ellas: cla
grupo de rescate / 93
ramente una oficina de algún tipo, que bitantes de aquel mundo. El problema
parecía haber sido destruida salvajemen quedaba sin resolver, y parecía que nun
te. El suelo estaba cubierto de papeles, ca lo sería.
los muebles habían sido destrozados, y Tan sólo quedaban cuarenta minutos
entraba humo de los fuegos exteriores antes de que la S9000 partiese.
por las rotas ventanas. Estaban a medio camino de regreso
T’sinadree se alarmó bastante. a la falúa cuando vieron el pasadizo semi
—¡Espero que ningún animal peligroso circular que descendía a las profvmdida-
pueda haber entrado en un sitio así! —ex des del edificio. Su estilo arquitectónico
clamó, moviendo nerviosamente su para era bastante distinto al utilizado en otras
lizador. partes, y el suelo, en suave descenso cons
Alarkane no contestó. Comenzó a pro tituía una irresistible atracción para los
ducir aquel molesto sonido que su raza seres cuyas muchas piernas se habían
denominaba «risa». Pasaron varios mi cansado de las escalinatas de mármol que
nutos antes de que pudiera explicar lo sólo unos bípedos podían haber construi
que le había divertido. do en tal profusión. T’sinadree había sido
—No creo que ningún animal lo haya el más perjudicado, pues normalmente
hecho —dijo—. En efecto, la explicación empleaba doce piernas, y podía utilizar
es muy simple. Suponte que hubieras es veinte cuando tenía prisa, aunque nadie
tado trabajando toda tu vida en esta habi le hubiera visto realizar tal hazaña.
tación, procesando innumerables docu El grupo se quedó quieto contemplan
mentos, año tras año. Y, de repente, te do el pasadizo con un solo pensamiento:
dicen que nunca más la verás, que se ha ¡Un túnel que llevaba a las profundida
acabado tu trabajo, y que tienes que de des de la tierra! En su otro extremo quizá
jarla para siempre. Más aún: que nadie hallasen a la gente de aquel planeta y
seguirá tu tarea. Todo se acabó. ¿Qué pudieran rescatar a algunos de ellos de
clase de despedida harías, T’sinadree? su destino. Pues aún quedaba tiempo para
El otro pensó por un momento. llamar a la nave madre si surgía la nece
—Bueno, supongo que ordenaría las sidad. T’sinadree señaló a su comandante
cosas y me iría. Esto es lo que parece y Torkalee situó encima de ellos la pe
haber ocurrido en las otras habitaciones. queña navecilla. Quizá no hubiera tiempo
Alarkane rió de nuevo. para que el grupo volviese sobre sus pa
—Estoy seguro de que lo harías. Pero sos a través del laberinto de corredores,
algunos individuos tienen una psicología tan meticulosamente grabados en la men
diferente. Creo que me hubiera gustado te paladoriana que resultaba imposible
conocer al ser que habitaba aquí. perderse. Si la velocidad fuera necesaria,
No se explicó más, y sus dos colegas Torkalee podría abrirse camino a caño
se quedaron pensando en sus palabras nazos a través de los doce pisos situados
durante un rato, antes de dejarlo correr. sobre ellos. En cualquier caso, no les lle
Sintieron como un shock cuando Tor- varía mucho tiempo hallar lo que se en
kalee dio la orden de regreso. Habían reu contraba al extremo del pasadizo.
nido una buena cantidad de información, Les llevó tan solo treinta segundos.
pero no habían hallado clave alguna que El túnel terminaba de una forma abrupta
les pudiera llevar a los desaparecidos ha en una muy curiosa habitación cilindrica
94 / arthur c. Clarke
con asientos tapizados, situados a lo largo Estaba equivocado. Los ingenieros que
de las paredes. No había ninguna salida, habían diseñado el subterráneo automá
excepto por donde ellos habían entrado, tico habían pensado que cualquiera que
y pasaron varios segundos antes de que entrase en él desearía, naturalmente, ir
la mente de Alarkane pudiera resolver el a alguna parte. Si no seleccionaban una
enigma del uso de aquella sala. Era una estación intermedia, tan solo podían que
pena, pensó que no tuvieran tiempo para rer ir al íinal de la línea.
utilizarla. El pensamiento fue interrum Hubo otra pausa mientras los relés y
pido por un grito de T’sinadree. Alarkane circuitos esperaban sus órdenes. En aque
giró sobre sí mismo y vio que la entrada llos treinta segundos, si hubieran sabido
se había cerrado silenciosamente tras que hacer, el grupo hubiera podido abrir
ellos. las puertas y salir del ferrocarril subte
Aún en aquel primer momento de pá rráneo. Pero no lo sabían, y las máquinas,
nico, Alarkane pensó con admiración: dispuestas para la psicología humana, ac
¡Fueran quienes fuesen, sabían como cons tuaron por ellos.
truir maquinarias automáticas! La sensación de aceleración no era
El paladoriano fue el primero en ha< muy grande; la mullida tapicería era un
blar. Señaló con xmo de sus tentáculos lujo, no una necesidad. Tan sólo una vi
las sillas. bración casi imperceptible les indicaba
—Creo que sería mejor que nos sen la velocidad con la que estaban viajando
tásemos —dijo. La mente múltiple de Ta a través de las entrañas de la tierra, en
lador había analizado ya la situación, y un viaje cuya duración no podían imagi
sabía lo que seguiría. nar. Y, dentro de treinta minutos, la
No tuvieron que esperar mucho antes S9000 abandonaría el sistema solar.
de que de ima rejilla, situada por encima Hubo un largo silencio en la máquina
de sus cabezas, surgiese un zumbido agu que viajaba a toda velocidad. T'sinadree
do y por última vez en la historia ima voz y Alarkane estaban pensando frenética
humana fue escuchada en la Tierra. Las mente. También el paladoriano, aunque
palabras no tenían significado, aunque los en forma diferente. El concepto de muer
exploradores atrapados podían imaginar te personal no tenía significado para él,
se claramente lo que decían: pues la destrucción de una sola unidad
—Por favor, acomódense. no significaba nada para la mente-grupo.
Simultáneamente, un panel en la pa Pero, aunque con gran dificultad, podía
red de uno de los extremos de la estan llegar a apreciar el problema con que se
cia brilló iluminándose. En él se veía un enfrentaban las inteligencias individuales
sucinto mapa, consistente en una serie tales como Alarkane y T’sinadree, y sentía
de una docena de círculos conectados con ansiedad por ayudarles, si ello era posible.
una línea. Cada uno de los círculos tenía Alarkane había logrado comunicarse
algo escrito a su lado, y además de lo con Torkalee con su transmisor personal,
escrito, dos botones de diferentes colores. aunque la señal era muy débil y parecía
Alarkane miró interrogativo a su líder. estar desapareciendo rápidamente. A toda
—No los toquemos —dijo T'sinadree—. prisa, le explicó la situación, y casi en se
Si no lo hacemos, quizá se abran de nuevo guida las señales se hicieron más fuertes.
las puertas. Torkalee estaba siguiendo el camino de
grupo de rescate / 95
la máqmna, volando sobre el terreno bajo Su análisis era totalmente exacto. La
el que corrían hacia su destino descono máquina podía ser detenida en cualquier
cido. Esta fue la primera indicación que estación intermedia. Sólo llevaban diez
tuvieron del hecho de que estaban via minutos de viaje, y si hubieran podido
jando a cerca de mil quinientos kilóme salir ahora, nada malo hubiera ocurrido.
tros por hora, y muy poco después Tor- Fue pura mala suerte el que el primer
kalee pudo darles otra noticia aún más botón que apretó T’sinadree fue el equi
perturbadora: que se estaban acercando vocado.
rápidamente al mar. Mientras estuvieran La lucecita en el mapa se deslizó len
bajo tierra, había una esperanza, aunque tamente pasando por el círculo iluminado
fuera pequeña, de detener la máquina y sin perder velocidad. Y, al mismo tiempo,
escapar. Pero, bajo el océano... ni todos Torkalee les llamó desde la nave situada
los recursos y ciencia de la gran nave ma encima de ellos.
dre podrían salvarlos. Parecía imposible —^Acabáis de pasar por debajo de una
imaginar una trampa mejor. ciudad y os dirigís hacia el mar. No puede
T’sinadree había estado examinando haber otra parada durante al menos un
el mapa de la pared con gran atención. millar y medio de kilómetros.
Su significado resultaba obvio, y se veía
un pequeño punto luminoso deslizándose
a lo largo de la línea que enlazaba los Alveron había perdido ya toda espe
círculos. Ya estaba casi a la mitad de dis ranza de encontrar vida en aquel mundo.
tancia de la primera estación señalada. La S9000 había errado sobre la mitad del
—Voy a apretar uno de esos botones planeta, no quedándose nunca mucho
—dijo por fin T’sinadree—. No nos hará tiempo en un mismo sitio, descendiendo
ningún daño, y quizá consigamos algo. aquí y allá en un esfuerzo de atraer aten
—Estoy de acuerdo. ¿Cuál vas a pro ción. No había habido respuesta; la Tierra
bar primero? parecía totalmente muerta. Si alguno de
—Sólo hay de dos clases, y no impor sus habitantes estaba aún con vida, pensó
tará si apretamos primero el equivocado. Alveron, debía de haberse escondido en
Supongo que uno es para poner en mar las profundidades en las que ninguna ayu
cha la maquinaria y el otro para dete da podía alcanzarles, a pesar de que con
nerla. ello no iban a lograr escapar de la muerte.
Alarkane no tenía grandes esperanzas. Rugon le informó del desastre. La gran
—Se puso en marcha sin que apretá nave cesó en su inútil búsqueda y voló
semos ningún botón —dijo—. Creo que por entre la tormenta hacia el océano so
es totalmente automático, y que no po bre el que la pequeña falúa de Torkalee
dremos controlarlo desde aquí. seguía aún el camino de la máquina sub
T'sinadree no estaba de acuerdo. terránea.
—Esos botones están claramente aso La escena era realmente aterradora.
ciados con la estaciones, y no tiene sig En ningún momento, desde que la Tierra
nificado el ponerlos a menos de que uno había nacido, se habían visto mares como
pueda usarlos para controlar el destino. aquellos. La tormenta arrastraba consigo
La única pregunta es: ¿cuál es el co montañas de agua empujadas por vientos
rrecto? que habían alcanzado ahora velocidades
96 / arthur c. Clarke
de muchos centenares de kilómetros por asegurarse de que las cosas se realizasen
hora. Aún a aquella distancia de la tierra en forma justa. Alveron necesitaría todas
firme, el aire estaba lleno de restos lle sus dotes superhumanas durante las pró
vados por el viento: árboles, fragmentos ximas horas.
de casas, planchas metálicas, cualquier Mientras tanto, a kilómetro y medio
cosa que no hubiera estado bien aferrada bajo el fondo del océano, Alarkane y T'si-
al suelo. Ningvma máquina aérea podría nadree estaban muy ocupados con sus
haber sobrevivido ni un instante en tal comunicaciones privadas. Quince minu
huracán. Y una y otra vez el rugido del tos no es mucho tiempo en que disponerse
viento era apagado por el estampido de a concluir una vida. Ciertamente, apenas
las montañas de agua chocando unas con si hay tiempo bastante para dictar unos
otras en colisiones que parecían resque pocos de los mensajes de despedida que
brajar los cielos. en tales momentos son mucho más impor
Afortunadamente, aún no se había pro tantes que cualquier otra cosa.
ducido ningún terremoto serio. Muy por Mientras tanto, el paladoriano había
debajo del océano, la maravillosa pieza permanecido silencioso e inmóvil, sin de
de ingeniería que había sido el ferroca cir palabra. Los otros dos, resignados a
rril subterráneo privado del Presidente su destino e inmersos en sus asuntos pri
Mundial seguía funcionando aún perfec vados, no pensaban en él. Se sobresalta
tamente, sin ser afectado por el tumulto ron cuando repentinamente comenzó a
y destrucción de arriba. Continuaría así dirigirse a ellos en su peculiar voz átona.
hasta el último minuto de la existencia —Nos damos cuenta de que estáis to
de la Tierra, para lo cual, si los astróno mando algunas decisiones conforme a
mos no habían errado, tan sólo faltaba vuestra prevista muerte. Probablemente,
un cuarto de hora; con un cierto margen no sean necesarias. El Capitán Alveron
de error que a Alveron le hubiera gustado espera rescatarnos si podemos detener
mucho conocer con exactitud. Pasaría cer esta máquina cuando llegue de nuevo a
ca de una hora antes de que el grupo atra tierra.
pado pudiera alcanzar tierra firme y tener Tanto T'sinadree como Alarkane se sin
así una cierta esperanza de rescate. tieron demasiado asombrados como para
Las instrucciones de Alveron habían poder contestar de inmediato. Por fin, este
sido muy precisas y, aunque no las hu último logró articular:
biera dado, nunca habría pensado en co —¿Cómo lo sabes?
rrer ningún riesgo con la gran máquina Era una pregunta estúpida, ya que en
que había sido puesta a su cuidado. Si seguida recordó que habían varios pala-
hubiera sido humano, la decisión de aban dorianos, si es que se podían considerar
donar a los miembros de su tripulación como entidades diversas, a bordo de la
atrapados hubiera sido una que le hubiera S9000, y que consecuentemente, su com
costado tomar pero, era miembro de una pañero sabía todo lo que estaba sucedien
raza mucho más sensitiva que el hombre, do en la nave madre. Por esto no esperó
una raza que amaba tanto los asuntos del una respuesta sino que continuó:
espíritu que hacía mucho, y con gran re —¡Alveron no puede hacer eso! No se
luctancia, había tomado el control de uni atreverá a correr tal riesgo!
verso dado que era la única forma de —No habrá riesgos —dijo el palado-
grupo de rescate / 97
riano—. Ya le hemos dicho lo que debe
hacer. Es realmente muy simple.
Alarkane y T'sinadree contemplaron
a su compañero con algo que se aproxi
maba a la veneración, dándose cuenta ya
de lo que debía de haber sucedido. En
momentos de crisis, las diversas unidades
que conformaban la mente paladoriana
podían unirse en una organización no me
nos conjuntada que la de las células de
un cerebro. En tales momentos formaban
un intelecto más poderoso que cualquier
otro del universo. Todos los problemas
ordinarios podían ser resuletos por unos
pocos centenares o millares de unidades.
Raras veces se necesitaban millones de
ellas, y en tan solo dos ocasiones históri
cas se había unido toda la consciencia de
Palador para enfrentarse con emergen
cias que amenazaban a la raza. La mente
paladoriana era uno de los recursos inte
¡BANG! lectuales más grandes del universo; po
cas veces se necesitaba toda su potencia,
Revista de los tebeos españoles. pero el conocimiento de su disponibilidad
era especialmente confortador para las
otras razas. Alarkane se preguntó cuantas
células se habrían coordinado para tratar
Publicación especializada en el estudio y la con aquella emergencia en particular.
difusión de la historieta. En sus páginas hallará
análisis estéticos, estudios sociológicos, la his También se preguntó cómo un incidente
toria de los comics, documentación y bibliogra tan trivial había llamado su atención.
fía, ediciones cuidadas de los mejores comics Nunca iba a conocer la respuesta a
españoles e internacionales y, en general, todo
lo que se refiere a las formas de expresión
aquella pregunta, aunque podría habérse
gráficas y afines. la imaginado de haber sabido que la tre
mendamente remota mente paladoriana
poseía un rasgo casi humano de vanidad.
Hacía mucho, Alarkane había escrito un
Para información y solicitudes de condiciones libro tratando de probar que, eventual
de suscripción, escribir a: mente, todas las razas inteligentes sacri
ficarían sus consciencias individuales y
que, un día, tan sólo quedarían en el uni
IBANGI verso mentes-grupo. Palador, había dicho,
Apartado Correos 9331 era el primero de esos intelectos finales,
Barcelona — ESPAÑA y la vasta y dispersa mente se había sen
tido complacida por ello.
98 / arthur c. Clarke
No tuvieron tiempo de hacer más pre
guntas antes de que el mismo Alveron
comenzase a hablar por los comunica
dores.
—¡Alveron al habla! Permaneceremos
en este planeta hasta que los efectos de AVISO A LOS
la explosión lo alcancen, de forma que
podamos rescatarles. Se dirigen hacia una LECTORES
ciudad en la costa a la que llegarán den
tro de cuarenta minutos a su velocidad
actual. Si no pueden detenerse entonces,
El anuncio de NUEVA D IM EN
destruiremos el túnel por delante y de
trás de ustedes para cortarles la energía. SIÓN EN AMÉRICA que figura en
Entonces, perforaremos un túnel para la pág. 53, no se inserta para lle
sacarles: el ingeniero jefe dice que puede
nar una página más o para hacer
hacerlo en cinco minutos con los proyec
tores principales. Así que estarán a salvo bonito, sino en función de su
dentro de una hora, a menos de que el utilidad a los lectores que se hayan
sol estalle antes. quedado sin algún número ante
—¡Y si eso sucede, también será des
truida la nave! ¡No deben correr ese rior de la revista, ya que en dicho
riesgo! anuncio figuran las señas de los
—No se preocupen por eso; estamos distribuidores a los cuales pueden
totalmente a salvo. Cuando estalle el sol,
tardará varios minutos en llegar a un má dirigirse para solicitar los números
ximo su efecto destructivo. Además, esta que al lector le falten en su co
mos en el lado nocturno del planeta, tras lección. (¿Acaso hay algún lector
una coraza de doce mil kilómetros de
roca. Cuando lleguen los primeros sínto que no coleccione la revista?)
mas de la explosión, aceleraremos fuera
del Sistema Solar, permaneciendo ocultos ¡Ah! Y que conste que los anun
por el planeta. A nuestra aceleración má
xima, llegaremos a la velocidad de la luz cios de suscripción tampoco son
antes de abandonar el cono de sombra, para hacer bonito, sino para tratar
y entonces la explosión ya no podrá ha de conseguir algún resultado fruc
cemos ningún daño.
T’sinadree aún no quería hacerse espe tífero (¿O es que los lectores creen
ranzas. Inmediatamente, se le ocurrió otra que la revista está financiada por
objeción. el Gran Imperio Galáctico?)
—Sí, pero ¿cómo se enterarán de los
primeros síntomas, estando en el lado
nocturno del planeta?
—Muy fácilmente —le replicó Alve
ron—: este planeta tiene una luna que es
grupo de rescate / 99
ahora visible desde este hemisferio. Te en que terminaba tenía más de trescientos
nemos apuntados telescopios hacia ella. metros de diámetro y descendía hacia las
Si muestra algún incremento repentino profundidades a tanta distancia como po
en su brillantez, nuestros motores prin dían llegar sus linternas. Por encima, las
cipales se pondrán automáticamente en nubes de tormenta huían ante una luna
marcha y seremos lanzados fuera del sis que ningún hombre hubiera reconocido,
tema. por la brillantez de su disco. Y, la más
El razonamiento lógico no tenía nin bella de todas las visiones, la S9000 flo
gún fallo. Alveron, cauto como siempre, taba muy por arriba, con los grandes
no corría ningún riesgo. Pasarían muchos proyectores que habían perforado aquel
minutos antes de lo que los doce mil kiló enorme pozo brillado aún con color rojo
metros de roca fueran destruidos por el cereza.
fuego del sol al estallar. En aquel tiempo, Una forma oscura se destacó de la nave
la S9000 podría haber alcanzado el refugio madre y descendió rápidamente hacia el
de la velocidad de la luz. suelo. Torkalee regresaba a recoger a sus
Alarkane apretó el segundo botón cuan amigos. Un poco más tarde, Alveron los
do aún estaban a varios kilómetros de la saludaba en la sala de control. Señaló
costa. No esperaba que sucediese nada hacia la gran pantalla visora y dijo, en
entonces, asumiendo que la máquina no voz baja:
podía detenerse entre estaciones. Les pa —Miren, apenas si lo logramos a
reció demasiado bello para ser cierto tiempo.
cuando, algunos minutos después, la li El continente, bajo ellos, estaba hun
gera vibración cesó, y se detuvieron. diéndose lentamente ante el embate de las
Las puertas se abrieron silenciosamen olas de un par de kilómetros de alto que
te. Antes de que lo hubieran hecho del estaban atacando sus costas. Lo último
todo, los tres ya habían abandonado el que se pudo contemplar de la Tierra fue
compartimento. No iban a correr más una gran llanura, bañada por la luz pla
riesgos. Ante ellos, se extendía un largo teada de la anormalmente brillante luna.
túnel en la distancia, subiendo lentamente Sobre ella, corrían las aguas en deslum
hasta perderse de vista. Comenzaban a co brante inundación hacia una distante cor
rrer por él cuando, repentinamente, la voz dillera montañosa. El mar había ganado
de Alveron gritó por sus comunicadores: su victoria final, pero su triunfo sería de
—¡Quédense donde están! ¡Vamos a corta duración, pues pronto no existirían
abrirnos paso! ni tierra ni mar. Mientras el silencioso
El suelo se estremeció, y muy por de grupo de la sala de control contemplaba
lante se oyó el ruido de un derrumbe de la destrucción de allá abajo, la catástrofe,
rocas. El suelo se estremeció de nuevo; infinitamente más grande, de la que aque
y a un centenar de metros por delante de llo era tan sólo un preludio, cayó sobre
ellos se desvaneció repentinamente el pa ellos.
sadizo. Un tremendo pozo vertical había Era como si repentinamente hubiera
sido perforado a través de él. amanecido sobre aquel paisaje nocturno.
El grupo se apresuró hacia adelante, Pero no era el amanecer: era la luna, bri
hasta que llegaron al final del corredor llando con el fulgor de un segundo sol.
y se quedaron esperando al borde. El pozo Durante quizá treinta segundos, aquella
Milton
Yo, el Doctor Michael Claybridge, que con el segmento del círculo correspon
vivo en el año 1926, he escuchado la des diente a Waterloo. El que hubieran tenido
cripción del fin del mundo de labios de contacto físico anteriormente, es algo sin
un hombre que lo contempló; el último importancia.
miembro de la raza humana. El que esto Naturalmente, no comprendí nada de
sea posible, o el que yo no esté loco, es esto; pero antes de que pudiera solicitar
algo que no puedo solicitarles que crean: una explicación, se volvió hacia el joven.
tan sólo puedo presentarles los hechos. —^Atila, el Huno, está cayendo sobre
Durante largo tiempo, mi amigo, el Roma con sus hordas —le dijo—. Usted
Profesor Mortimer, había estado experi está entre ellas. Dígame lo que ve.
mentando con lo que denominaba su teo Durante un instante, no sucedió nada;
ría del tiempo mental; pero yo no había luego, ante nuestros mismos ojos, las fac
sabido nada de ella hasta que im día, en ciones del joven parecieron sufrir un cam
respuesta a sus deseos, visité su labora bio. Su nariz se hizo aguileña, mientras
torio. Lo hallé inclinado sobre un joven su frente se inclinaba hacia atrás. Su pá
estudiante de medicina, al que había pues lido rostro se tornó rojizo y sus ojos cam
to en un estado de trance hipnótico. biaron de marrones a verdigrises. De
—Es un experimento sobre mi teoría, pronto, alzó los brazos violentamente; y
Claybridge —susurró excitado cuando en de sus labios surgió un torrente de soni
tré—. Hace un momento le sugerí a Ben dos de los que ni Mortimer ni yo pudi
net que hoy era el día de la batalla de mos extraer significado alguno, excepto
Waterloo. Y, consecuentemente, lo fue que se asemejaban extraordinariamente
para él; ¡pues me ha descrito, y en fran a las lenguas germánicas.
cés, una parte de la batalla en la que Mortimer dejó que esto continuase du
estuvo presente! rante un rato antes de despertar al mu
—¡Presente! —exclamé—. ¿Quieres de chacho de su trance. Para mi sorpresa,
cir que es una reencarnación de... el joven Bennet presentaba, al despertar
—No, no —me interrumpió impacien se, su aspecto usual, sin ninguna traza
te—. Te olvidas... O mejor dicho, no sa de características húnicas. No obstante,
bes, que el tiempo es un círculo, y que hablaba con un deje de cansancio.
todas sus partes son coexistentes. Median —Y ahora —dije cuando Mortimer y
te una sugestión hipnótica, moví su línea yo nos quedamos solos—, ¿te importaría
de materialidad hasta hacerla tangente contarme qué es todo esto?
omega / 107
Sonrió. enteramente satisfactorio; y no obstante
—El tiempo —comenzó—, es de dos —repentinamente se le vio deprimido—,
clases; mental y físico. De los dos, el men en lo que se refiere al mundo científico,
tal es el real y el físico el irreal; o, po no prueba nada.
dríamos decir, el instrumento utilizado —¿Por qué no? —le pregunté—. ¿No
para medir el real. Y esta medida viene podrían otros ser testigos de una demos
dada por la intensidad no por la exten tración tal cual la que me has hecho?
sión. —Y la etiquetarían como una excelen
—¿Lo que quiere decir...? —le pre te prueba de la reencarnación —Se alzó
gunté, no muy seguro de haberle com de hombros—. No, Claybridge, eso no sir
prendido correctamente. ve. Tan sólo hay una prueba válida; la
—Que el tiempo real se mide por la transferencia de la consciencia de un hom
intensidad con que lo vivimos —me con bre al futuro.
testó—. Así, un minuto de tiempo mental —¿Y no puede realizarse eso? —in
puede ser, según los estándares inventa quirí.
dos por el hombre, equivalente a tres ho —Sí —dijo—, pero lleva consigo un
ras, porque lo hayamos vivido intensa elemento de peligro. El estado mental tie
mente; mientras que un eon de tiempo ne una fuerte influencia sobre el ser físico,
mental puede durar sólo medio día físico como demostró la reversión de Bennet
por las razones inversas. al tipo húnico. Si le hubiera mantenido
—Un millar de años de vuestra visión en estado hipnótico durante un período
es tan sólo como ayer, cuando ha pasado, demasiado largo, no hubieran desapare
y como un velar en la noche —murmuré. cido sus facciones germánicas al desper
—Exactamente —dijo—, excepto que tarse. No puedo imaginarme que cambios
en el tiempo mental no hay ni pasado ni pueda traer la proyección al futuro; y por
futuro, sino sólo un presente continuo. esta razón, se muestra, naturalmente, pre
El tiempo mental, como ya dije hace un cavido ante una posible experimentación
momento, es un círculo infinito y la ma en ese sentido.
terialidad una línea tangente al mismo. Caminó de un lado a otro del labora
El punto de tangencia lo materializa a torio mientras hablaba. Su cabeza se in
través de los sentidos físicos, y así crea clinaba hacia delante, como si pesase tre
lo que llamamos tiempo físico. Dado que mendamente por la profundidad de sus
una línea sólo puede ser tangente a un pensamientos.
círculo en un punto, nuestra existencia —Entonces, ¿es imposible obtener una
física es única. Si fuera posible, y tal vez prueba satisfactoria? —le pregunté—. ¿No
lo sea alguna vez, hacer que la línea sea cabe esperanza de que puedas convencer
bisectriz al círculo, entonces viviríamos satisfactoriamente al mundo?
simultáneamente dos existencias. Se detuvo con tal brusquedad que me
»He probado, tal como acabas de ver sobresaltó, y su cabeza se alzó con una
en el caso de Bennet, que el punto de tan sacudida.
gencia entre el círculo del tiempo y la —¡No! —gritó—. ¡Aún no he abando
línea de la materialidad puede ser cam nado! Tengo que hallar una cobaya para
biado mediante una sugestión hipnótica. mis experimentos, y no descansaré hasta
Debes admitir que ha sido un experimento encontrarla.
108 / amelia reynolds long
En aquel momento, no me impresionó cían demasiado grandes para su rostro.
particularmente su determinada afirma —Señor Williams, este es mi amigo el
ción, ni, he de reconocerlo, tampoco su Doctor Claybridge —Nos presentó Morti
teoría sobre el tiempo. Pero, ambas cosas mer—. El Doctor va a ser testigo de esos
me fueron recordadas una semana más documentos que tenemos que firmar.
tarde cuando, en respuesta a su llamada, Williams me saludó con una voz que
visité de nuevo a Mortimer en su labora parecía infinitamente cansada.
torio, y me entregó un periódico, seña —Aquí están los papeles —dijo Mor
lando un anuncio en la sección de deman timer, empujando algunos documentos
das de empleo. sobre la mesa, en dirección al hombre.
—Se necesita —leí— una persona para Williams apenas si los miró, y tomó
experimentos hipnóticos. Se pagarán 5.000 una pluma.
dólares a quien sea elegido. Razón Pro —Espere un momento —^Mortimer lla
fesor Alex Mortimer, Laboratorios Morti mó a Gable. El asistente y yo fuimos tes
mer, Ciudad. tigos de la firma, y firmamos también.
—No esperarás —exclamé— recibir una —Si lo desea, estoy dispuesto a comen
respuesta a este anuncio. zar inmediatamente —dijo Williams cuan
—No una —sonrió— sino doce son las do Gable se hubo ido.
que ya he recibido. Entre ellas, he reco Mortimer lo contempló reflexivamente,
gido la que corresponde a la cobaya más durante un momento.
idónea. Estará aquí dentro de unos mi
—Primero —dijo—, hay una pregunta
nutos para firmar los documentos que me que me gustaría hacerle, señor Williams.
dejan libre de cualquier responsabilidad
No tiene porque contestarla si no lo de
en caso de accidente. Es por eso por lo
sea. ¿Por qué tiene tantos deseos de some
que te he mandado llamar.
terse a un experimento cuyo resultado no
Me quedé mirándolo sin saber qué
puede siquiera imaginar?
decir.
—Naturalmente —prosiguió—, le he —Si respondo, ¿se considerará estric
explicado que el asunto llevará consigo tamente confidencial lo que diga? —pre
un cierto grado de riesgo personal, pero guntó Williams, mirándome de reojo.
pareció no importarle. Por el contrario, —Por supuesto —^replicó Mortimer—.
casi diría que le alegró. Es... Se lo prometo tanto por mí como por el
Una llamada en la puerta interrumpió Doctor Claybridge.
sus palabras. Uno de sus ayudantes fue Confirmé sus palabras con un gesto.
a abrir. —Entonces —dijo Williams—, se lo
—El señor Williams está aquí. Pro explicaré. Acepto este experimento por
fesor. que, tal como me dijo usted ayer, existe
—Hágale entrar, Gable —Cuando el la posibilidad de que en él se produzca
asistente desapareció, Mortimer volvió a mi muerte. No, no lo dijo usted tan clara
hablarme—; Mi cobaya en potencia —ex mente, Profesor Mortimer, pero ese es el
plicó—. Es puntual. temor que trata usted de ocultar. Y, ¿por
Un hombre delgado y bastante bajo qué tendría yo que desear morir? Porque,
entró en la habitación. Al punto, mi aten caballeros, he cometido im asesinato.
ción fue atraído por sus ojos, que pare —¿Qué? —aullamos al mismo tiempo.
omega / 109
Williams sonrió débilmente ante nues bre diablo, pero ciertamente ha escogido
tro asombro. un momento muy poco oportuno para
—Esa es una afirmación poco usual, tener su ataque.
¿no? —^nos pregimtó con voz cansada—. —Te telefonearé para explicarte como
No importa a quién asesiné. La policía ha ido el experimento —me prometió Mor
nunca lo averiguará, pues realicé el hecho timer mientras recogía mi sombrero—.
muy astutamente de forma que mi her Quizá puedas estar presente durante el
mana, a la que usted deberá pagar los próximo.
5.000 dólares. Profesor, nunca deba sufrir Cumpliendo con su promesa, me tele
la humillación de verme arrestado. Pero, foneó aquella tarde.
aunque puedo escapar de las autoridades, —¡He tenido un éxito maravilloso!
no puedo escapar a mi propia conciencia. —gritó exultante—. Hasta ahora sólo he
El conocimiento de que he matado deli experimentado en forma muy limitada,
beradamente a un hombre, aunque mere pero ya con esto ha quedado probada, sin
ciese la muerte, está convirtiéndose en lugar a dudas, mi teoría. Y hay una cosa
una carga demasiado pesada para mí; y muy interesante, Claybridge. Williams me
dado que mi religión prohíbe el suicidio, ha explicado cuál será la naturaleza del
me dirijo a usted como un posible escape. experimento que llevaré a cabo mañana
Eso es todo. por la tarde.
Lo contemplamos en silencio. Lo que —¿Y cuál será? —le pregunté.
Mortimer pensaba, no lo sé. Probable —Voy a hacer que su conciencia ma
mente estaba reflexionando sobre la ex terial sea tangente con el fin del mimdo
traña psicología de la conducta humana. —fue la asombrosa respuesta.
En cuanto a mí, no podía dejar de pre —¡Santo cielo! —grité a pesar mío—.
guntarme en que terrible tragedia se ha ¿Crees que debes hacerlo?
bía visto envuelto aquel ser humano. —No tengo elección posible —me re
Mortimer fue el primero en hablar. plicó.
Cuando lo hizo, no se refirió en absoluto —¡Mortimer, no seas fatalista! Tú...
a lo que acababa de oír. —No, no —protestó—. No es fatalismo.
—Dado que está dispuesto, señor Wi ¿No puedes comprender que...?
lliams, procederemos inmediatamente con Pero le interrumpí;
nuestro experimento inicial —dijo—. He —¿Puedo estar presente? —pregunté.
dispuesto una sala especial para el mis —Sí —me contestó—. Estarás allí. Wi
mo, en la que no habrán otras ondas men lliams te vio.
tales ni sugestiones que lo perturben. Tuve grandes deseos de no asistir, de
Se alzó, y aparentemente iba a llevar liberadamente, sólo por perturbar su pre
nos a aquella sala,- cuando sonó el telé ciosa teoría; pero mi curiosidad era de
fono. masiado grande, y a la hora indicada,
—Diga. ¿El Doctor Claybridge? Está estaba allí.
aquí, un momento —Me pasó el auricular. —Ya he puesto a Williams en trance
Me llamaban del hospital. Tras oír el —dijo Mortimer cuando entré—. Está en
mensaje, colgué disgustado. la sala especialmente preparada. Ven con
—Un caso de apendicitis aguda —anun migo.
cié—. Naturalmente, lo siento por el po Me guió a lo largo de un pasillo hasta
t í o / amelia reynolds long
la puerta de lo que anteriormente había —Hablaré con Williams a través del
sido un cuarto trastero. Metiendo la llave micrófono —me explicó Mortimer—, y
en la cerradura, la abrió y empujó la me oirá mediante los auriculares. Cuando
puerta. responda por su micrófono, lo oiremos a
En la habitación podía ver a Williams través del altavoz.
sentado en una silla giratoria. Sus ojos Se sentó frente al aparato y habló:
estaban cerrados y su cuerpo relajado, —^Williams, ¿me oye?
como si durmiese. No obstante, no fue —Le oigo —la respuesta llegó rápida,
eso lo que atrajo mi atención, sino la ha pero con la pesadez propia de un hombre
bitación en sí misma. No tenía ventanas, dormido.
con un solo tragaluz en el techo para —Escúcheme. Está viviendo los últi
admitir luz y aire. Aparte de la silla en mos seis días del mundo. Por «días» no
la que se sentaba Williams, no.había más me reñero a períodos de veinticuatro ho
mobiliario que un instrumento parecido ras, sino los espacios de tiempo de que
a un inmenso micrófono que un brazo se habla en el primer capítulo del Gé
telescópico mantenía a unos cinco centí nesis. Ahora está en el primero de los seis.
metros de la boca del hombre hipnoti Dígame lo que ve.
zado, y un par de auriculares, similares Tras un corto intervalo, llegó la res
a los de las telefonistas, puestos sobre sus puesta en un extraño y agudo tono. Aun
orejas. Pero lo más extraño de todo era que las palabras eran en inglés, las pro
que paredes, suelo y techo de la habita nunciaba con im curioso acento que al
ción estaban forrados con un metal blan principio resultaba difícil de comprender.
quecino. —Estamos en el año 46.812 —dijo la
—Plomo blanco —dijo Mortimer, al voz—. O, según el calendario moderno,
ver mi mirada—. Es la sustancia menos el 43.930 D.C.I., esto es. Después de la
conductora para las ondas mentales. De Comunicación Interplanetaria. Las cosas
seo que el sujeto esté tan libre como sea no ván bien en la Tierra. El casquete polar
posible de cualquier interferencia mental ártico llega hasta Terranova. El verano
exterior, de forma que, cuando me hable dura sólo unas pocas semanas, y durante
a través de ese micrófono, que está co ellas el calor es tórrido. Lo que en otro
nectado con mi laboratorio, no haya peli tiempo se conoció como la llanura de la
gro de que me cuente otras cosas mas Costa Atlántica hace tiempo que fue su
que sus propias experiencias. mergida por las aguas. Son necesarios al
—Pero el tragaluz —señalé—, está se- tos diques para impedir que el agua cubra
miabierto. la isla de Manhattan, donde está locali
—Cierto —admitió—, pero las ondas zado el gobierno mundial. Acaba de ter
mentales viajan hacia arriba y hacia los minar una gran guerra. Hay muchos muer
lados, y casi nunca hacia abajo. Así que, tos por enterrar.
ya ves que hay poco peligro por ese lado. —Habla usted de comunicaciones in
Cerró la puerta con llave y regresamos terplanetarias —dijo Mortimer—. ¿Acaso
al laboratorio. En un rincón había lo que este mundo se halla en comunicación con
parecía un altavoz, mientras que cerca los planetas?
de él se veía un micrófono similar al de —En el año 2952 —llegó la respuesta—,
la habitación en que estaba Williams. la Tierra logró ponerse en comunicación
omega / 111
con Marte. Se transmitieron, en ambos de atmósfera. Repentinamente, hace unos
sentidos, imágenes por radio entre los dos cincuenta años, cesaron todos los men
mundos hasta que lograron comprender sajes procedentes de ese planeta; y las
los respectivos idiomas. Entonces, se es señales que les son enviadas no reciben
tableció comunicación sonora. Los mar respuesta.
cianos habían estado tratando de comu Mortimer cubrió el micrófono con su
nicarse con la Tierra desde los principios mano.
del siglo veinte, pero no habían logrado —Eso —^me dijo— solo puede signifi
establecer un sistema adecuado dado el car que la vida inteligente en Marte se
retraso científico de los terrestres. ha extinguido. Por consiguiente, la Tierra
«Un millar de años más tarde, se re sólo sobrevivirá unos cuantos miles de
cibió un mensaje de Venus, que había años más.
por aquel entonces alcanzado el grado de Durante casi una hora consultó a Wi
civilización correspondiente al de la Tie lliams sobre las condiciones en el año
rra cuando esta se comunicó con Marte. 46.812. Todas sus respuestas indicaban
Durante cerca de quinientos años habían que, aunque el conocimiento científico ha
estado recibiendo mensajes tanto de Mar
bía alcanzado un estadio casi increíble
te como de la Tierra, pero les había re
sultado imposible responder. de desarrollo, la raza humana se hallaba
en su ocaso. Las guerras habían matado
«Algo más de cinco mil años después
a millares de personas, mientras que nue
comenzaron a recibirse una serie de soni
vas y extrañas enfermedades causaban
dos que parecían venir de algún sitio más
allá de Venus. Venus y Marte también multitud de muertes diarias a una raza
los escucharon; pero, como nosotros, no cuyos miembros ya no tenían una natura
pudieron comprender su significado. Los leza física adecuada para resistirlas. Lo
tres mundos retransmitieron sus imáge peor de todo era que la tasa de natalidad
nes por radio en la longitud de onda co estaba disminuyendo rápidamente.
rrespondiente a la de los sonidos misterio —Escúcheme —Mortimer alzó la voz
sos, pero no recibieron respuesta. Por fin. como si desease impresionar a su invisi
Venus formuló la teoría de que los sonidos ble cobaya con lo que estaba a punto de
llegaban de Mercurio, cuyos habitantes, decir—. Está usted viviendo ahora en el
obligados a vivir en el hemisferio de su segundo día. Dígame lo que ve.
mundo opuesto al sol, o bien carecerían Hubo un momento de silencio, luego
totalmente de visión, o tendrían unos ojos la voz, en un tono aiin más agudo que
insuficientemente desarrollados para ver antes, habló de nuevo:
nuestras imágenes. —^Veo a la h u m a n i d a d en agonía
«Recientemente, algo espantoso ha ocu —dijo—. Sólo quedan unas cuantas tribus
rrido en Marte. Los últimos mensajes re desperdigadas por los continentes desier
cibidos de allí hablan de terribles guerras tos. Los animales han empezado a enfer
y pestes, tales como las que estamos su mar y morir; y es peligroso utilizarlos
friendo en la Tierra. Igualmente, sus re como alimento. Hace cuatro mil años, co
servas de agua están comenzando a ago menzamos a fabricar aire artificial, tal
tarse, debido a que tuvieron que usar gran como hicieron los marcianos antes que
cantidad de la misma en la fabricación nosotros. Pero casi no vale la pena, pues
de Omega,
de Camille Flammarion
La ciudad de Zor alzaba sus sombrías ra, en el cielo del crepúsculo florecían las
torres y minaretes de mármol negro ha estrellas, y atisbaban a través del pórtico
cia el rojizo ocaso, una gran masa de es como burlones ojos blancos. Y le parecía
piras erguidas circunvaladas por una gran escuchar sus débiles y plateadas voces es
muralla negra. Doce puertas de grueso telares gritando en tono de mofa: «El fin
bronce se abrían en aquella muralla, y llegará pronto para la raza de Galos
tras ella se extendía el blanco desierto Gann.»
de sal que ahora cubría la totalidad de la Pues Galos Gann era el último de los
Tierra. Una cruel y ardiente llanura que hombres. Sentado, solo, en su oscura sala
se extendía, haciendo daño a la vista, has de lo alto de la sombría Zor, sabía que
ta el horizonte, sin que su monotonía en ninguna otra parte del desértico globo
fuera rota por colina, valle o mar alguno. se movía otra forma humana, ni sonaba
Hacía mucho que los últimos mares se otra voz de hombre. Era aquel en quien
habían secado y desaparecido, y también durante anteriores épocas se había fijado
mucho desde que las continuas eras de una atemorizada pero irremediable fas
erosión geológica habían limado monta cinación: el último superviviente. Sabo
ñas, colinas y valles hasta convertirlos reaba una soledad que ningún otro hom
en una llanura sin accidentes. bre había conocido jamás pues su tarea
Mientras el sol se ocultaba, lanzó un era recordar todos los millones de hom
dardo de luz rojiza que atravesó la ciudad bres que habían existido antes que él, y
de Zor hasta llegar a la gran sala de la que ya no estaban con vida. Podía regre
espira más alta. Los rayos carmesí atrave sar a billones de años antes, cuando en
saron la sombría penumbra de la poco la tumultuosa juventud de la Tierra los
iluminada sala y bañaron la sentada fi cálidos mares habían dado luz a la pri
gura de Galos Gann. mera vida protoplasmática que, bajo las
Pensativo bajo la rojiza luz. Galos Gann potentes influencias de la radiación cós
miró a través del desierto hacia el sol en mica, había evolucionado a formas más
ocaso, y dijo: y más complejas hasta culminar en la del
—Pasó otro día. El fin llegará pronto. hombre. Podía rememorar cómo el hom
Con el mentón apoyado en la mano, bre se había alzado desde el salvajismo
pensaba, y el sol se ocultaba, y las som primitivo hasta la civilización mundial
bras del gran salón se hacían más pro que le había dado por fin tremendos po
fundas y negras, a su alrededor. Allá afue deres y que había alargado su expecta