RELATORÍA N°: VIII Los trabajos sobre la moral por parte de los psicólogos ingleses hacia 1887,
carecen de sentido histórico (§2), puesto que se basaban en la idea de que la
Texto: Tratado primero: “bueno y malo”, “bueno y malvado”, en la obra
“Genealogía de la moral” de Friedrich Nietzsche
Nombre: Diana Benavides Gracia
Fecha: 12 de marzo, 2018
“BUENO Y MALO” (P1), “BUENO Y MALVADO” (P2)
Introducción
Nietzsche anuncia una nueva filosofía, la cual, tiene por objeto la libertad en
su máxima expresión; de ahí, que la interpretación que él realiza hacia las
anteriores concepciones filosóficas adquiera un sentido radicalmente
novedoso. La propuesta de Nietzsche no se remite a analizar críticamente la
verdad o falsedad de ciertas nociones, sino en “desenmascarar ilusiones y
autoengaños”, es decir “sospechar de aquello que se ha ofrecido como
verdadero”1.
En esta obra, la preocupación del autor era la “transvaloración de los valores”.
La concepción errada que tenían los psicólogos ingleses acerca de la moral,
impulso a Nietzsche a escudriñar profundamente sobre este tema; para ello
utiliza como “método de sospecha” la genealogía, la cual se define como: el
análisis de la raíz (en este caso, de los valores), pero a su vez marca
diferencias y distanciamiento de sus orígenes.
Haciendo uso de su método genealógico, el autor en este tratado, pretende:
en primera instancia develar los conceptos “bueno” y “malo”, los cuales han
sido olvidados y malinterpretados respecto a su origen. En segundo lugar se
expone el porqué de la transvaloración de los valores, hecho que trajo consigo
el nacimiento del cristianismo. Así, bajo esta perspectiva se pretende
desarrollar los anteriores puntos.
Hacia el origen de “bueno” y “malo”
“El gran pecado de la filosofía a lo largo de la historia fue trabajar conceptos
como si fueran esencias inmaculadas”, es decir, como si fuesen estáticos en
el tiempo, de ahí, la crítica del autor a la filosofía, bajo la perspectiva de que
le ha arrebatado el sentido histórico a los conceptos. Nietzsche pretende
mediante la genealogía recuperar ese sentido histórico que se ha olvidado y
para ello considera necesario remitirse a los orígenes, teniendo en cuenta el
contexto histórico social de una época determinada.
moral tiene un sentido altruista, específicamente la palabra “bueno” parece
referirse a acciones filantrópicas, porque resultaban útiles para quienes se
beneficiaban de ellas, así, por el hábito, estas acciones se alabaron como
buenas y tomaron esa connotación. Poco a poco se olvidó el origen de la
palabra y se pasó a pensar que las acciones altruistas eran buenas en sí
mismas, en lugar de serlo por sus efectos (§2).
A contraposición, Nietzsche, mediante la genealogía devela que el concepto
de “bueno” se asocia a sentimientos y sensaciones de superioridad propias de
la sociedad noble, quienes se afirmaban a sí mismos como buenos por el
hecho de realizar acciones virtuosos “los buenos, mismos, es decir, los nobles,
los poderosos, los hombres de posición superior y elevados sentimientos
quienes se sintieron y se valoraron a sí mismos y a su obrar como buenos, o
sea como algo de primer rango”. Por el contrario, lo malo se relaciona con “lo
bajo, abyecto, vulgar y plebeyo”, como algo correspondiente a los hombres
simples o clases sociales inferiores (§2). “Las valoraciones brotaban, por
tanto, de una forma de ser, de una forma de hallarse en la vida y en la
sociedad”2.
Moral de amos y moral de esclavos
Nietzsche sostuvo que había dos tipos fundamentales de moral: la moral de
amos y la moral de esclavos. La primera se basa en la afirmación de sí misma,
apreciando como bueno, el orgullo y la fortaleza, todo lo superior y altivo, fuerte
y dominador. Bueno, “significa la actividad, la afirmación, la creación, el goce,
como una afirmación de la propia forma de ser y de vivir”, una moralidad
activa. Nietzsche ha denominado moral pasiva a la moral de los esclavos,
por su inactividad, debilidad e impotencia, “el malo es el que no actúa, el que
no afirma, el que no goza”, es una síntesis negativa de lo vital. Esta escisión
del binomio bueno/malo es espontaneo, desde sí misma (P1).
Posteriormente, esta moral pasiva que se conservó en las civilizaciones
antiguas, se reforma para convertirse en una moral reactiva. Esta moral
reactiva tiene como base el resentimiento: los débiles al no tener la fuerza
suficiente para imponerse sobre los fuertes, realizaron una inversión
inteligente, arrebataron la noción de bueno propia de los nobles para
denominarse a sí mismos como buenos, incluyendo sus características
presentes “el bueno, precisamente el noble, el poderoso, el dominador, sólo
que cambiado de color, interpretado y visto del revés por el ojo venenoso del
resentimiento”. Así, la moral de los siervos nace de los oprimidos y débiles,
“inventando una moral que haga más llevadera su condición de esclavos” (P2).
Inversión de valores y nacimiento del cristianismo
Nietzsche sostuvo que la distinción entre bien y mal fue originalmente
descriptiva, o sea, una referencia amoral. El contraste bueno/malvado surge
cuando los esclavos a causa de su resentimiento emprenden una
venganza “convirtiendo los atributos de la supremacía en vicios”3; “la rebelión
de los esclavos en la moral comienza cuando el resentimiento mismo se
vuelve creador y engendra valores: el resentimiento de aquellos seres a
quienes les está vedada la auténtica reacción, la reacción de la acción, y que
se desquitan únicamente con una venganza imaginaria” (§10). Pero, ¿Cuál
fue la causa de ese despertar por parte de los esclavos?, el texto menciona
que en su inicio, la clase de los señores estaba compuesta de dos castas: la
guerrera o aristócrata y la sacerdotal, la segunda deriva de la primera y se
convierte en su antítesis (§7), puesto que parten de presupuestos distintos: la
casta de los guerreros practica las virtudes del cuerpo; mientras que la casta
sacerdotal se define por “la impotencia e inventa el espíritu”. De esa rivalidad
se da el salto de una moral de señores, a una moral de esclavos, ya que son
los sacerdotes quienes movilizan a los esclavos contra los guerreros “el
resentimiento como deseo de venganza sacerdotal`, es la envidia del débil
buscando esclavizar al fuerte con él”4 Esa movilización es posible invirtiendo
los valores aristocráticos, creando una moral de esclavos heredada y asumida
por el cristianismo. Solo así “el sacerdote triunfa sobre los nobles”.
Esta moral reactiva de los esclavos comienza por condenar los valores y las
cualidades de los poderosos. Una vez denigrado el poderío de los señores, el
esclavo procede a decretar como buenas, las cualidades de los débiles: la
compasión, el servicio, la paciencia, la humildad, la mansedumbre, la
misericordia… criticando los valores de los nobles como malos o desde la
perspectiva del cristianismo como sinónimo de pecado. “¡los miserables son
los buenos; los pobres, los impotentes, los bajos son los únicos buenos; los
que sufren, los indigentes, los enfermos, los deformes son también los únicos
piadosos, los únicos benditos de Dios, únicamente para ellos existe
bienaventuranza, en cambio vosotros, vosotros los nobles y violentos,
vosotros sois, por toda la eternidad, los malvados, los crueles, los lascivos, los
insaciables, los ateos, y vosotros seréis también eternamente los
desventurados, los malditos y condenados!…” (§7).
Nietzsche atribuye esta radical revalorización a los judíos y a la tradición
cristiana “han sido los judíos los que, con una consecuencia lógica aterradora,
se han atrevido a invertir la identificación aristocrática de los valores (bueno =
noble = poderoso = bello = feliz = amado de Dios) y han mantenido con los
dientes del odio más abismal (el odio de la impotencia)” El ataque que
arremete hacia ellos es bastante rígido, en el sentido de que atenta
cínicamente contra la vida, la moral judeocristiana se asienta sobre el miedo
a esta vida, motivo por cual ha inventado "otra vida", un alma liberada de todo
lo que se supone ligado al cuerpo y a lo terrenal. La moral judeocristiana, como
autentica negación de la vida, es la que ha imperado en occidente durante
veinte siglos y ha penetrado toda la cultura.
A modo de conclusión
El intento de Nietzsche no fue el de fundamentar una nueva moral, sino
desenmascarar la moral, que se ha impuesto como única y verdadera. No se
trata de volver a la concepción de moral inicial, ni conservar la tradición
cristiana respecto a la misma. Quizá, lo que Nietzsche procuraba era dar un
enfoque que favorezca la vida, frente a morales (como la judeocristiana) que
alienan la vitalidad
Desde la perspectiva de Nietzsche, la anterior dinámica debe ser conocida por
espíritus libres para conducir a la humanidad a su superación…y así romper
las viejas tablas de la alienación. El superhombre es capaz de destruir y
construir su propia moral, edificar sus propios valores, con perspectivas
alineados hacia la naturaleza y la vida; mientras que en este momento la
humanidad solo parece tener una especulación al respecto “hoy no vemos
nada que aspire a ser más grande, barruntamos que descendemos cada vez
más abajo, más abajo, hacia algo más débil, más manso, más prudente, más
plácido, más mediocre, más indiferente, más chino, más cristiano, el hombre,
no hay duda, se vuelve cada vez mejor`… Justo en esto reside la fatalidad…
al perder el miedo al hombre hemos perdido también el amor a él, el respeto
a él, la esperanza en él, más aún, la voluntad de él. Actualmente la visión del
hombre cansa… Estamos cansados del hombre…” (12)
Notas:
1. Introducción a la genealogía de la moral, por Andrés Sánchez Pascal
2. Ibíd.
3. https://es.wikipedia.org/wiki/La_genealog%C3%ADa_de_la_moral
4. https://es.wikipedia.org/wiki/Moral_de_amos_y_esclavos
5. https://es.wikipedia.org/wiki/La_genealog%C3%ADa_de_la_moral#Pr
imer_tratado