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CAPÍTULO 9
CONTENIDO
Adquirir los conocimientos básicos relacionados con la humedad del suelo y con
su estado energético
202
E n este capítulo se tratará lo relacionado con la fase líquida del suelo. Se entiende que al
hablar del agua del suelo, se hace referencia a una solución y no al agua pura, ya que
ésta no se presenta en él.
La cantidad de agua que posea el suelo es una de sus características más específicas y está
determinada, fundamentalmente, por su textura, su contenido de materia orgánica, la composición
de sus fracciones mineral y orgánica y el arreglo que presente el medio físico edáfico, por el
aporte que se le haga natural (lluvia) o artificialmente (riego) de ella, así como por el consumo
causado por la evapotranspiración.
Con respecto a la influencia que tiene el contenido de coloides (arcilla y humus) sobre el
contenido de humedad del suelo, en la Figura 9.1 se observa que la cantidad de agua en él
aumenta linealmente al aumentar su contenido de arcilla y/o de materia orgánica, conservándose
constantes las fuerzas de retención.
FIGURA 9.1. Relación teórica general entre el contenido de coloides y el contenido de humedad del suelo, a una
fuerza de retención constante.
Debido a que el agua del suelo se adhiere a las partículas sólidas del mismo, hay una estrecha
relación entre la cantidad de agua que son capaces de retener estas partículas y su composición;
Jury et al (1991) reportan que la capacidad de adsorción de agua de la montmorillonita es mayor
que la de la ilita y que la de ésta es mayor que la de la caolinita; así mismo, sostienen que se ha
observado que las arcillas saturadas con cationes divalentes, retienen más agua que cuando están
saturadas con monovalentes, excepto cuando este catión es el Li+.
FIGURA 9.2. Efecto del tipo de arcilla del suelo, sobre su capacidad de retención de humedad (Contenido
gravimétrico de humedad; A.A: Agua aprovechable; C.C.: Capacidad de campo; P.M.P.: Punto de
marchitez permanente). (Adaptada y complementada de varios autores, citados por Sánchez, 1981).
En el Vertisol, en cambio, la porosidad es muy fina y homogénea, producida por arcillas de tipo
2:1 expansivas, lo que hace que la humedad esté sometida a una tensión alta que va liberando la
humedad suavemente.
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En relación con el arreglo físico edáfico, la distribución de tamaños de poros y de agregados,
tiene un marcado efecto en el comportamiento hídrico del suelo; Sánchez (1981) reporta los
resultados de Sharma y Uehara, quienes encontraron que en Oxisoles, a tensiones menores de -0.1
atm, la cantidad de agua retenida a la misma tensión aumentaba, a medida que aumentaba el
tamaño de los agregados del suelo; también atribuye el autor citado, la mayor capacidad de
retención de humedad de los Andisoles a su mayor porosidad y al mayor tamaño de sus agregados
estables en agua.
Silva et al (1986) encontraron, en Latosoles arcillosos y de textura media del Brasil, incrementos
en la cantidad de agua retenida por el suelo, a bajas tensiones, al aumentar la compactación,
debido al incremento en el porcentaje de microporos.
El agua del suelo se presenta adherida a las partículas sólidas de éste en forma de películas y no
está libre en él, a no ser que se encuentre saturado; lo anterior implica que sobre el agua del
suelo actúan una serie de fuerzas, de magnitud y dirección variadas, que definen el estado
energético del agua del suelo en un determinado punto de él.
Jury et al (1991) indican que el agua del suelo está sometida a varias fuerzas, entre las que
destacan la atracción vertical, hacia abajo, que ejercen el campo gravitacional de la tierra, el
propio peso del agua y el peso de las partículas sólidas suspendidas en ella; el campo de fuerzas
que generan, en todas direcciones, las superficies de los sólidos del suelo; las fuerzas que ejercen
los iones disueltos en el agua, atrayéndola hacia ellos y las fuerzas de atracción entre moléculas
de agua y el desbalance entre éstas y la interfase agua – aire (ver Figura 9.3).
El estado energético del agua del suelo depende, como el de cualquier cuerpo, de los dos tipos de
energía: La energía cinética y la energía potencial. La energía cinética (Ec) depende del
movimiento del cuerpo considerado y es proporcional a su velocidad al cuadrado (Ec = ½ mv2:
m: masa; v: velocidad). En el suelo, el movimiento del agua es muy lento, por lo que su energía
cinética es despreciable (Hillel, 1998).
El estado de referencia o estado estándar para la energía potencial del agua del suelo, lo
definen Jury et al (1991) como “el estado del agua pura (sin solutos) y libre (sin otras fuerzas
diferentes a la gravedad actuando sobre ella), sometida a una presión de referencia Po (la
atmosférica), a una temperatura de referencia To y a una elevación de referencia Zo”. Al agua
que se encuentra en el estado anterior se le ha asignado, arbitrariamente, un valor de energía
potencial de cero.
205
La energía potencial del agua del suelo se define, entonces, como la “diferencia en energía por
cantidad unitaria de agua, comparada con el estado estándar” (Jury et al, 1991). Esta diferencia
en energía potencial entre dos puntos, más comúnmente llamada potencial total del agua del
suelo, en sistemas isotérmicos, determina:
La dirección del flujo del agua, y
La cantidad de trabajo disponible para causar flujo, o
La cantidad de trabajo que debe hacerse desde afuera, para generar flujo.
La Sociedad Internacional de la Ciencia del Suelo, citada por Hillel (1998), define el potencial
total del agua del suelo como “la cantidad de trabajo que se debe hacer por cantidad unitaria
de agua pura para transportar, de forma reversible e isotérmica, una cantidad infinitesimal de
agua, desde un depósito de agua pura hasta el agua del suelo a una elevación especificada, a
presión atmosférica”. Este potencial tiene varios componentes (ver Figura 9.3), los cuales
expresan Jury et al (1991) mediante la siguiente relación:
Ψt = Ψg + Ψo + Ψtp [9.1]
Ψp ó Ψa
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FIGURA 9.3. Representación esquemática de los potenciales componentes del potencial total del agua del suelo, en
un suelo no expansivo.
Ψtp (potencial de presión tensiométrica) abarca los efectos de los potenciales mátrico (Ψm), de
presión de aire (Ψa), de presión hidrostática (Ψp), de presión de sobrecarga (Ψb) y del potencial
de humedecimiento (Ψw).
Los componentes del potencial total del agua del suelo tienen diferente grado de importancia,
dependiendo del tipo de suelo tratado, así como de la condición de humedad en que aquel se
encuentre. Jury et al (1991) presentan diferentes posibilidades de estimar el potencial total del
agua del suelo, en variadas condiciones, de las cuales se destacan las siguientes:
Ψg)
2.1. POTENCIAL GRAVITACIONAL (Ψ
Todos los cuerpos son atraídos con una fuerza gravitacional proporcional a su masa. El potencial
gravitacional del agua del suelo en un punto está determinado por la elevación de éste con
relación a un nivel de referencia seleccionado arbitrariamente. En suelo no saturado su efecto no
es muy importante.
El potencial gravitacional puede ser positivo, negativo o igual a cero, si el punto en evaluación
está por encima, por debajo o en el nivel de referencia que se haya elegido para hacer la
evaluación. Su valor corresponde a la distancia vertical que haya entre el punto de interés y el
nivel de referencia seleccionado (Jury et al, 1991).
Ψo)
2.2. POTENCIAL OSMÓTICO (Ψ
La presencia de solutos en el agua del suelo disminuye la energía de ésta, así como su presión de
vapor. En el agua del suelo este potencial siempre es negativo.
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El potencial osmótico es importante en la interacción entre las raíces de las plantas y el suelo, si
se tiene en cuenta que el agua se mueve desde una solución diluida hacia una solución más
concentrada, cuando ambas soluciones están separadas por una membrana permeable al agua.
Este potencial también es importante en procesos que involucren difusión de vapor (Hillel, 1998).
Ψm)
2.3. POTENCIAL MÁTRICO (Ψ
Según Stephens (1996), este subcomponente tiene en cuenta el efecto que ejercen los sólidos del
suelo, sobre el agua, al atraerla hacia ellos mediante dos mecanismos diferentes:
Las fuerzas de capilaridad, que actúan cuando el suelo está húmedo, y
Las fuerzas de adsorción, que son más importantes en suelos secos.
El agua que retiene el suelo capilarmente, se encuentra en los poros mayores del mismo, mientras
que el agua adsorbida se presenta en forma de película, recubriendo las superficies cargadas de las
partículas sólidas del suelo, gracias al carácter dipolar que tiene el agua (Stephens, 1996).
El efecto de la capilaridad es un fenómeno que solamente se observa en el suelo cuando éste está
en condiciones de no saturación. Es la causa que obliga al agua a ascender cuando se coloca en
contacto con un suelo que se ha secado en parte.
Este potencial, en el suelo no saturado, es negativo, mientras que cuando el suelo está saturado, el
potencial mátrico es cero, pues los poros, al estar llenos de agua, no presentan el fenómeno de la
capilaridad.
El valor del potencial mátrico está relacionado con la altura que alcanza una columna de agua en
el suelo y ésta altura varía inversamente con el radio del poro: A menor tamaño de poro, mayor es
la altura de la columna de agua y mayor es la fuerza con la cual es retenida el agua por los poros
del suelo; el tamaño de los poros está definido, fundamentalmente, por la estructura y por la
textura del suelo; así, poros grandes se asocian a suelos bien estructurados y/o con texturas
gruesas, en tanto que los poros pequeños se relacionan con texturas finas, suelos compactados y/o
poco estructurados no arenosos.
El potencial mátrico, como se ha tratado hasta aquí, tiene validez en suelos que no presentan
expansibidad. En los suelos expansivos (con propiedades vérticas), los procesos de
humedecimiento y secamiento están cambiando permanentemente la geometría del suelo y alteran
la disposición y la unión entre las partículas del suelo. Por lo anterior, Jury et al (1991)
recomiendan partir el potencial mátrico, en los suelos expansivos, en dos componentes:
Ψb)
2.3.1. Potencial de sobrecarga (Ψ
Es el potencial que describe el efecto que tienen, sobre el agua del suelo, aquellos materiales
sólidos del mismo que no se encuentran soportados, al ejercer sobre ella una presión mecánica.
Ψw)
2.3.2. Potencial de humedecimiento (Ψ
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Este potencial describe el efecto de la geometría del suelo y es el valor del potencial mátrico
cuando el potencial de presión de sobrecarga y la presión externa del aire tienen un valor de cero.
2.4. POTENCIAL DE PRESIÓN DEL AIRE (Ψ Ψa)
Llamado potencial neumático por Hillel (1998) y por Stephens (1996), se refiere a la presión que
ejerce la fase gaseosa al actuar sobre la fase líquida del suelo. Generalmente, en condiciones de
campo, su valor es despreciable, aunque, bajo condiciones de laboratorio puede llegar a tener
valores altos.
Ψp)
2.5. POTENCIAL DE PRESIÓN HIDROSTÁTICA (Ψ
Cuando el suelo está saturado se crea una carga hidrostática sobre el agua que se encuentra en un
determinado punto del suelo, debida a la columna de agua que está sobre él. Este potencial es
positivo y proporcional a la altura que adquiere la lámina de agua sobre el punto en estudio. El
potencial de presión hidrostática es cero cuando el suelo no está saturado.
A continuación se representan, esquemáticamente, los signos que pueden tomar los potenciales
gravitacional, mátrico y de presión, según la posición analizada en el suelo, con respecto al nivel
de referencia seleccionado (S.S.: superficie del suelo; N.F.: nivel freático; N.R.: nivel de
referencia).
POSICIÓN Ψg Ψp Ψm
S.S. = N.R. 0 0 −
− 0 −
N.F. − 0 0
− + 0
S.S. + 0 −
+ 0 −
N.F. = N.R. 0 0 0
− + 0
S.S. + 0 −
+ 0 −
N.R. 0 0 −
− 0 −
N.F. − 0 0
− + 0
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Generalizando las relaciones resaltadas en el recuadro de la página 207 se puede establecer una
relación genérica de trabajo práctico, la cual cambia la Ecuación [9.1] a la forma de las
Ecuaciones [9.2], utilizadas por autores como Stephens (1996) y por Hanks y Ashcroft (1980):
El potencial del agua del suelo se puede expresar de varias maneras, siendo más utilizadas las
siguientes (Hillel, 1998; Stephens, 1996; Jury et al, 1991; Hanks y Ashcroft, 1980):
Como Energía/Volumen: Con dimensiones (ML-1T-2) y con unidades ergios cm-3, N m-2,
dinas cm-2, bar, atm o Pa.
Como Energía/Peso: También llamada Cabeza de Potencial o Cabeza Hidráulica; tiene
dimensiones longitudinales (L) y unidades cm o m.
La manera más fácil de expresar los potenciales es la que los presenta en dimensiones de longitud
y, si se asume que no hay efecto osmótico importante en la solución del suelo o, si se quiere mirar
sólo la dirección del flujo de agua, caso en el que el potencial osmótico no interviene, todos los
otros potenciales de las Ecuaciones [9.2] pueden ser expresados como una distancia con respecto
al nivel de referencia establecido.
0 .4 N
Ψt m2 0.4 N m 3 kg
H = = = = 0.047 m
ρw g 1 kg 9.81 N 9.81 N m 2 kg
x
m3 kg
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El potencial total del agua del suelo es negativo, ya que su valor es menor que el de la presión
atmosférica y puede expresarse, como ya se mencionó, en diferentes sistemas de unidades. Las
más comunes, con sus equivalencias, son las que se dan a continuación, tomadas de Thien y Oster
(1981):
El kilopascal (kPa) es la unidad recomendada por el Soil Survey Staff (SSS, 1998), como básica
para describir la retención de humedad en el suelo. Para efectos de transformación de unidades,
tener en cuenta que:
En la Tabla 9.1 se muestra el balance entre las cabezas de potencial estudiadas, teniendo en
cuenta que, por estar el agua del suelo en equilibrio, el valor de la cabeza hidráulica (H) es
constante e igual al valor que tenga a la altura del nivel freático, puesto que en este punto h y m
tienen un valor de cero y z equivale a la diferencia de altura entre el nivel de referencia y el nivel
freático. Además, recuérdese que H = z + h + m. En la Figura 9.4 se representa el
comportamiento de las cabezas de potencial establecidas en la Tabla 9.1.
TABLA 9.1. Balance de las cabezas de potencial en un suelo hipotético cuya agua está en equilibrio.
211
120 -70 40 0 -30
POTENCIAL (cm)
-90 -80 -70 -60 -50 -40 -30 -20 -10 0 10 20 30 40 50 60
0
10
PROFUNDIDAD (cm)
20
30
40
50
60
70
80
90
100
110
120
z h m H
FIGURA 9.4. Comportamiento de las cabezas de potencial en un suelo hipotético cuya agua está en equilibrio. (Con
base en los datos de la Tabla 9.1).
En la gráfica anterior es interesante notar que la presión del agua del suelo es un continuum como
lo indica la línea inclinada que va del extremo superior izquierdo a extremo inferior derecho. Sin
embargo, obsérvese que en ese continuum los potenciales que intervienen en la retención
cambian, dependiendo de que el suelo esté o no saturado: Al anularse el efecto del potencial
mátrico cuando el suelo se satura con agua, el potencial de presión comienza a actuar,
manteniendo el continuum mencionado. Hay que puntualizar que para desarrollar el ejemplo
anterior en condiciones en que el agua no esté en equilibrio, es necesario tener medidas o, por lo
menos, estimaciones del potencial mátrico.
La cantidad de agua retenida por el suelo depende de las fuerzas que se desarrollan en éste.
Dichas fuerzas dependen, a su vez, de los factores que se discutieron en el numeral anterior,
donde se analizó el contenido de humedad; para ilustrar este comportamiento se presenta la Tabla
9.2.
TABLA 9.2. Comportamiento de la humedad del suelo con respecto a su contenido de materiales coloidales.
(Resultados tomados de IGAC, 1977).
CONTENIDO GRAVIMÉTRICO
HORIZON- ESPESOR CONTENIDO ( % ) DE*
SUELO DE HUMEDAD ( % )**
TE ( cm )
Ar M.O. C.C. P.M.P. A.A.
Ap 0 - 20 14 10.58 63.3 34.6 28.7
Andisol
Bs 55 - 76 10 3.10 34.6 17.4 17.2
E 0 - 22 14 1.74 32.6 8.8 23.8
Alfisol
Bt 32 - 60 19 0.81 31.4 16.6 14.8
Ah 0 - 28 14 13.72 55.1 30.5 24.6
Inceptisol
Bs 37 - 58 14 3.36 43.9 27.4 16.5
* Ar: Arcilla. M.O.: Materia orgánica.
212
** C.C.: Capacidad de campo. P.M.P.: Punto de marchitez permanente. A.A.: Agua aprovechable.
En la Tabla 9.2 se observar cómo cambia el contenido de humedad del suelo a una misma fuerza
de retención, al presentarse cambios en sus contenidos de materia orgánica y de arcilla. Las
diferencias que se presentan entre los contenidos de humedad de horizontes que tienen contenidos
similares de materia orgánica y de arcilla, se explica por las diferencias que existen en la
composición de estos coloides en los diferentes suelos.
También en la Tabla 9.2 se aprecia que no hay diferencias importantes entre los contenidos de
agua aprovechable de los horizontes superficiales de los suelos analizados, así como entre los
horizontes subsuperficiales; lo que sí presenta diferencias apreciables entre los mismos horizontes
de los diferentes suelos, es el contenido de humedad que deben tener, a C.C. y en el P.M.P., para
llegar a suministrar la cantidad de A.A. que se ha obtenido; ésto puede implicar serias
limitaciones en el uso de los suelos más exigentes en humedad, si ellos se encuentran en una
región que presente climas relativamente secos y encarecería considerablemente los costos de
producción, si las deficiencias hídricas se van a suplir con riego.
Los componentes del potencial total del agua del suelo pueden ser medidos de diferentes
maneras. Hillel (1998), Jury et al (1991) y Koorevaar et al (1983), exponen algunos de los
métodos utilizados comúnmente para hacer dichas medidas y de sus discusiones se extrae la
información que se presenta a continuación. Se presentará el método de determinación que evalúa
el potencial en la forma más frecuente de expresarlo (como cabeza o como potencial en unidades
de energía por volumen).
El potencial de presión hidrostática se establece midiendo la altura que hay entre el punto de
interés en el suelo y el punto donde se encuentra el nivel del agua libre que está por encima de él.
Esta altura se determina mediante la instalación de piezómetros (tubos abiertos por ambos
extremos) en el suelo, hincados en él de modo que el extremo inferior del tubo quede en el nivel
de referencia.
Al instalar piezómetros debe tenerse en cuenta que éstos deben quedar en suelo saturado pues, de
lo contrario, el agua no puede entrar en el tubo (piezómetro 1 de la Figura 9.5). Cuando se instala
un piezómetro en un suelo no expansivo (piezómetro 2 de la Figura 9.5), el agua sube, dentro del
tubo, a una altura igual a la del nivel freático y esa altura es la cabeza de presión hidrostática
(h) del suelo.
213
nivel freático y el límite superior de la columna de agua dentro del piezómetro. En la Figura 9.5
se ilustran las situaciones mencionadas.
El potencial de presión del aire se establece midiendo la presión de aire que hay en el suelo, con
un barómetro, y restándola a la presión de aire de referencia. Recuérdese que el valor de este
potencial es muy bajo y que, para efectos prácticos, puede ser ignorado.
El potencial osmótico puede calcularse extrayendo solución del suelo y midiendo en ella la
concentración de solutos, para luego aplicar la siguiente relación:
Ψo = − RTCs [9.4]
Donde: R: Constante universal de los gases: 8.32 bar cm3 mol-1 ºK-1.
T: Temperatura absoluta: ºK.
Cs: Concentración de solutos: mol cm-3.
Porta et al (1994) presenta otra aproximación al cálculo del potencial osmótico, con base en la
medición de la conductividad eléctrica del extracto de la pasta de saturación del suelo, utilizando
la siguiente relación:
Ψo = − aCEs [9.5]
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FIGURA 9.5. Cabezas de potencial que se determinan con piezómetros.
Para determinar el potencial mátrico en un determinado punto del suelo se puede utilizar el
tensiómetro de mercurio (ver Figura 9.6). Según Jury et al (1991) la lectura del tensiómetro
corresponde a la suma del potencial mátrico (incluyendo el de sobrecarga si lo hay) más el
potencial de presión del aire y, además, dicha lectura es una función de la distancia entre la
cápsula porosa y el reservorio de mercurio: (H + L) en la Figura 9.6.
Según lo expuesto en el párrafo anterior, haciendo el potencial de presión del aire igual a cero y
expresando el potencial mátrico como cabeza de potencial, se tiene:
m = H + L − 12.6 X [9.6a]
( H + L)
X = [9.6b]
12.6
215
FIGURA 9.6. Representación esquemática de un tensiómetro de mercurio.
En suelos expansivos, la lectura del tensiómetro equivale a la suma de los potenciales de
sobrecarga y de humedecimiento; por lo tanto, si se conoce el potencial de sobrecarga (se vio en
párrafos anteriores), por diferencia puede estimarse el potencial de humedecimiento del suelo.
De acuerdo con las fuerzas de retención que están actuando sobre la humedad del suelo, se han
definido, más o menos arbitrariamente, ciertos estados y límites de humedad de uso corriente en
edafología. Los que se usan más frecuentemente son los siguientes:
Coeficiente higroscópico: contenido de humedad que retiene el suelo cuando se seca al
aire; esta humedad es retenida a una tensión de -30 atm, aproximadamente.
Punto de marchitez permanente: contenido de humedad del suelo al cual la planta se
marchita irreversiblemente; el agua del suelo en este punto, está retenida a -15 atm,
aproximadamente.
Capacidad de campo: es el contenido de humedad con que queda el suelo, luego de que
sus macroporos han drenado completamente; se llega a esta condición de humedad luego
de dejar drenar el suelo saturado, entre 48 y 72 horas; el agua en esta condición está
retenida a tensiones comprendidas entre -0.1 y -0.3 atm.
Agua disponible: Es la humedad que presenta el suelo retenida entre el punto de
marchitez permanente y la capacidad de campo.
Cabe recalcar, nuevamente, que las constantes de humedad definidas anteriormente son
arbitrarias y que no son aplicables, estrictamente, a todas las plantas ni a todos los suelos, puesto
que hay factores de tipo ambiental y genético que intervienen en la eficiencia de la planta para
utilizar el agua del suelo, cuyo efecto no está considerado en las definiciones dadas; para mayor
ilustración al respecto, pueden verse Kramer (1974) y Cassel (1981), entre otros muchos autores.
En la Figura 9.7 se representan las constantes mencionadas, además de otros estados de humedad
del suelo.
La humedad del suelo puede evaluarse midiendo el contenido de agua, midiendo la fuerza con
que ella está retenida o midiendo otras propiedades relacionadas con la humedad, como la
capacidad de transmitir calor o de transmitir una corriente eléctrica.
Se trata de establecer la cantidad de agua que contiene el suelo, expresada como porcentaje, con
base en el peso (contenido gravimétrico), o en el volumen (contenido volumétrico) de una
muestra representativa de aquel. La manera más común de medir la humedad del suelo es la
gravimétrica y se calcula con base en el suelo seco al horno, para tener un nivel de referencia
igual en todos los suelos y poderlos comparar, según la siguiente expresión:
216
Psh − Pss
W (%) = x 100 [9.7]
Pss
Donde: W: Porcentaje de humedad, con base seca.
Psh: Peso del suelo húmedo.
Pss: Peso del suelo seco al horno.
ESTADO DE
HUMEDAD
El método para hacer la determinación del contenido de humedad gravimétrica consta de los
siguientes pasos:
217
Pss = Pcss – Pc [9.9]
FIGURA 9.7. Formulario para el registro de los resultados que se obtengan en la determinación del contenido de
humedad del suelo, por el método gravimétrico.
Si se conoce la densidad aparente del suelo (Da, Capítulo 8), el valor de la humedad gravimétrica
puede ser expresado en términos de humedad volumétrica (θ), en porcentaje, mediante la
relación:
W (%) x Da
θ (%) = [9.10]
ρw
La humedad volumétrica [θ (%)] puede ser expresada como una lámina de agua (L), es decir,
como el espesor que tendría esa cantidad de agua si se extendiera formando una capa continua de
agua; la transformación se hace con la siguiente fórmula:
θ (%)
L= xh [9.11]
100
Donde h es el espesor del suelo, del horizonte o de la porción del suelo que se está
caracterizando.
En caso de que se quiera conocer la lámina de agua compuesta de varios horizontes del suelo, se
calcula la lámina para cada uno de ellos y luego se suman todas estas láminas parciales para
obtener la lámina total del suelo. Esta manera de expresar la humedad del suelo como lámina
tiene amplio uso en trabajos de diseño de riegos y de drenajes. Con el siguiente ejemplo se ilustra
el uso de las relaciones anteriores.
Ejemplo: Cuál es el valor de la lámina de agua que está acumulada en un suelo que dio los
siguientes resultados para la determinación de su humedad gravimétrica:
Espesor (cm) Da (Mg m-3) Pc (g) Pcsh (g) Pcss (g) Psh (g) Pss (g)
15 1.0 8.7 16.1 14.0 7.4 5.3
25 1.2 8.2 26.3 23.0 18.1 14.8
40 1.3 8.5 20.3 19.3 11.8 10.8
39.6 % x 1.0 Mg m −3
θ 1 (%) = = 39.6 % ; haciendo los mismos cálculos anteriores, para los otros dos
1.0 Mg m −3
horizontes, se tiene que θ2 = 26.8 % y θ3 = 12.1 %.
39.6 %
L1 = x 15 cm = 5.9 cm ; de igual manera, para los otros dos horizontes se tiene que L2 = 5.6
100
cm y L3 = 3.7 cm.
Por lo tanto, la lámina de agua que tiene acumulada este suelo, en 80 cm, es:
Hay varios métodos para realizar esta determinación. Además, puede llevarse a cabo en el campo
o en el laboratorio. En el campo, para fines de manejo agropecuario del suelo, lo más común es
trabajar el suelo en condiciones no saturadas (salvo pocas excepciones); aquí interesa conocer el
estado energético del agua con fines de control de la humedad en la zona radicular y su relación
con el riego, lo cual hace que el potencial tensiométrico (Ψtp) adquiera un gran valor, puesto que,
en las condiciones de humedad mencionadas, es el potencial que más controla la retención de la
humedad en los suelos. Para determinar ese potencial se utilizan, preferencialmente, los
tensiómetros.
En el laboratorio, lo más común es determinar el potencial total del agua del suelo, mediante el
uso de ollas y platos de presión; este método de laboratorio se analizará posteriormente, cuando
se trate el tema de la curva de retención de humedad.
Los tensiómetros constan, básicamente, de una copa de cerámica conectada a un tubo que
contiene agua y que tiene adaptado un sistema de medida de presión; los diseños de estos equipos
son muy variados y van desde los tensiómetros sencillos, de tubo de plástico trasparente
(Camargo et al, 1982), hasta los sofisticados equipos automáticos electrónicos (Bottcher y Miller,
1982).
El principio con que funcionan estos equipos consiste en establecer un equilibrio estático entre la
humedad que tiene el suelo y la humedad que alcanza la copa cerámica que, por ser porosa,
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intercambia agua con su entorno hasta alcanzar esa condición de equilibrio. La entrada o la salida
de agua del tensiómetro genera un cambio de presión en el equipo, con respecto a las condiciones
de calibración del mismo, que es registrado por el instrumento que para el efecto tenga aquel y,
generalmente, es expresado en unidades de energía/volumen. Estos equipos dan lecturas
confiables de potencial hasta valores de -0.8 atm (∼ -800 cm).
Para realizar las medidas con tensiómetros, el procedimiento a seguir depende del sistema de
medida de presión que posea, así:
También es conocida como curva característica de humedad del suelo. Es una gráfica que
representa la relación existente entre el potencial total del agua del suelo y el contenido de
humedad del mismo, en un amplio rango de tensiones. Esta relación tiene una dependencia muy
220
grande de la textura del suelo, como puede verse en las gráficas teóricas que se presentan en la
Figura 9.10. Es una herramienta indispensable en el manejo de riegos y sirve para establecer
controles en el campo, utilizando, generalmente, los tensiómetros.
Las tensiones se aplican a las muestras en ollas y platos de presión (ver Figura 9.12) y los
resultados se grafican en papel semilogarítmico, colocando, en la escala logarítmica, la tensión y,
en la aritmética, el % de humedad, como puede verse en la Figura 9.2.
FIGURA 9.11. Formulario para el registro de los resultados correspondientes a la determinación de la curva
característica de humedad del suelo.
Cuando el agua del suelo está en equilibrio, el potencial total en el sistema es constante y, por lo
tanto, no hay ningún movimiento de ella en el suelo. El movimiento de agua en el suelo se da
cuando las condiciones de equilibrio se rompen y se generan diferencias de potencial entre los
diferentes puntos del sistema.
222
y tiene una cabeza hidráulica de -0.55 m y otro punto B, a 120 cm de profundidad tiene una
cabeza hidráulica de -0.65 m, el agua en ese suelo se moverá desde el punto A hacia el punto B,
es decir, en el suelo habrá un flujo de agua descendente.
FIGURA 9.12. Ollas y plato de presión utilizados en el laboratorio para determinar la curva característica de
humedad del suelo.
Además, el agua líquida puede moverse en el suelo cuando éste presenta diferentes estados de
humedad, generándose flujo saturado o flujo no saturado. Los problemas específicos
relacionados con el flujo de agua en el suelo escapan al alcance de este texto y, por lo tanto, no se
tratarán aquí. Sin embargo, hay dos conceptos básicos relacionados con el movimiento del agua
en el suelo que, debido a la importancia que tienen en el manejo de la humedad edáfica y de
cultivos, se analizan a continuación. Ellos son: La infiltración y la conductividad hidráulica.
223
6.1. INFILTRACIÓN
Es la propiedad que evalúa la velocidad de entrada del agua al suelo. Es un parámetro crítico
cuando se están haciendo diseños de riego, pues ella define cuánto tiempo debe permanecer el
agua sobre la superficie del suelo para que haya un adecuado humedecimiento, si se trata de riego
superficial, o limita los caudales de aplicación en sistemas de aspersión.
La velocidad con la cual pasa el agua del exterior al interior del suelo depende de varios factores
como:
El contenido de humedad que presente el suelo al momento de hacer la evaluación: A
mayor contenido de humedad, menor será la velocidad de infiltración.
La permeabilidad del suelo: La calidad del arreglo físico del suelo facilita o dificulta el
movimiento de agua dentro de él, aumentando o disminuyendo, respectivamente, la
velocidad con la cual el suelo puede recibir nuevas cantidades de agua.
La cantidad y tipo de coloides: Si en el suelo hay contenidos considerables de coloides
expansibles, a medida que el suelo se va humedeciendo se va reduciendo el tamaño de los
poros, aumentando la fricción del agua en ellos y por tanto aumentando la dificultad para
su movimiento, lo cual reduce, a su vez, la infiltración.
El tipo de poros: Si en el suelo predominan los poros finos, la infiltración será baja; éste
tipo de poros puede estar relacionado con texturas finas y/o poco desarrollo estructural, así
como con problemas de compactación.
La homogeneidad del perfil del suelo: En suelos de perfil homogéneo se presenta una alta
continuidad en el espacio poroso, la cual facilita el movimiento del agua y su infiltración;
cuando hay contrastes texturales y estructurales en el interior del suelo, éstos pueden
generar interrupciones en los poros, o reducciones drásticas en el tamaño de ellos que
desaceleran el flujo del agua y la infiltración.
Las condiciones superficiales del suelo: La presencia de sellamiento y/o encostramiento
superficial del suelo reduce su infiltración.
La presencia de materiales hidrofóbicos en el suelo: La velocidad de infiltración se ve
menguada en la medida en que se presenten en el suelo materiales repelentes al agua,
como lo han confirmado varios investigadores, Ritsema et al (1996), por ejemplo, de
quienes se presenta la Figura 9.13 que ilustra dicho comportamiento.
El tiempo que dure el suministro de agua al suelo, sea por riego o por lluvia.
El método más utilizado para evaluar la infiltración en el suelo es el llamado de los anillos
infiltrómetros; consiste en colocar en el suelo, en forma concéntrica, dos anillos de lámina de
hierro con agua y medir la cantidad de agua que penetra en el suelo por unidad de tiempo, hasta
que esa rata de entrada se vuelva constante.
224
FIGURA 9.13. Cambio en el contenido de humedad en suelos arenosos y limosos, con una succión de –5 cm y con
diferente grado de hidrofobicidad. (Tomada de Ritsema et al, 1996).
Una vez seleccionado el sitio para la prueba en el campo, se introducen los cilindros
verticalmente en el suelo, de modo que penetren 15 cm en él, tratando de que queden puestos
en forma concéntrica.
Se coloca un plástico en el cilindro interior que pueda admitir una columna de agua de 12 cm
de altura y se coloca ésta cantidad de agua; seguidamente se instala la escala de medida en uno
de los bordes del cilindro, con graduación en cm.
Se coloca agua en el espacio entre el cilindro exterior y el interior y se deja que penetre
durante 3 minutos.
225
Al cabo del tiempo estipulado en el punto anterior, se retira el plástico del cilindro interior y
se empieza a contabilizar el tiempo para la prueba.
Con la información obtenida se calculan las ecuaciones que caracterizan la infiltración del suelo:
La infiltración instantánea y la infiltración acumulada y se determina la infiltración básica;
las ecuaciones pueden obtenerse de dos maneras:
Ajustando los resultados de tiempo acumulado y de infiltración instantánea y acumulada a
modelos teóricos de tipo y = axb, por procedimientos estadísticos de regresión, o
Graficando los mismos resultados en un papel doble logarítmico y ajustándolos
visualmente a una recta; cortando el eje de las ordenadas, se obtiene el valor del
intercepto, el cual define la constante a del modelo teórico y calculando la pendiente de la
recta se obtiene el valor de la constante b del mismo modelo.
La infiltración básica la define Mercado (1989) como aquel valor que adquiere la infiltración
instantánea cuando presenta la tendencia a ser constante; según la definición anterior y lo que se
ha discutido acerca de la infiltración instantánea, si se grafican en escala aritmética el tiempo
acumulado vs la infiltración instantánea, se obtiene una curva de forma hiperbólica, la cual,
después de un cierto tiempo, empieza a ser asintótica al eje de las abscisas; si se proyecta esta
línea asintótica hasta cortar el eje de las ordenadas, se obtiene un valor estimado de la infiltración
básica, la cual refleja el movimiento de agua en el suelo saturado, por lo que puede hacerse igual
a la conductividad hidráulica del mismo.
En la Tabla 9.3, como ejemplo se presentan los resultados obtenidos en una prueba de infiltración
llevada a cabo en un Typic Hapludand del oriente antioqueño (Colombia); la caracterización de la
infiltración de este suelo se realiza por el método de regresión y además, de la Figura 9.14 se
obtiene el valor de la infiltración básica del suelo estudiado (Ib = 7 cm h-1).
Con los resultados de Infiltración, Tiempo Acumulado e Infiltración Acumulada de la Tabla 9.3
se construye la Figura 9.14, en la cual se aprecia la forma hiperbólica de las curvas que se
generan; además, se puede ver cómo se determina la infiltración básica, utilizando la curva de
infiltración vs tiempo acumulado. Con base en los procedimientos de regresión, se obtuvieron las
siguientes ecuaciones:
226
I = 497.556 t -0.815531 (r = -0.94241) y D = 6.46869 t 0.547998 (r = 0.975452)
TABLA 9.3. Resultados de una prueba de infiltración de un Typic Hapludand medial isomésico del oriente
antioqueño (Colombia). (Resultados de Jaramillo, D. F., 1988, sin publicar).
227
60
Infiltración instantánea
Infiltración acumulada
300 50
40
(cm h-1)
200
(cm)
30
20
100
10
0 0
0 7 19 33 57
Tiempo (min)
FIGURA 9.14. Curvas de infiltración instantánea e infiltración acumulada de un Typic Hapludand medial isomésico
del oriente antioqueño (Colombia). (Con base en los datos de la Tabla 9.3).
Otra manera de evaluar la infiltración de un suelo, aunque de una forma más cualitativa que
cuantitativa, consiste en medir el tiempo que gasta un determinado volumen de agua en entrar
completamente en un volumen de suelo empacado en una columna de vidrio con una densidad
aparente específica; a través del tiempo que dure la prueba, se puede ir midiendo el avance del
frente de humedecimiento y al final se puede graficar este resultado, como se muestra en la Figura
9.15; este método es útil para comparar suelos con respecto a su infiltración.
Esta cualidad es la que define las posibilidades que tiene el agua de moverse dentro del suelo; la
propiedad que se mide para evaluar dicha posibilidad se conoce como conductividad hidráulica
del suelo y se representa como Ks o simplemente K; por su definición, es una cualidad que se
relaciona estrechamente con el drenaje del suelo.
FIGURA 9.15. Avance del frente de humedecimiento en dos columnas de suelos de diferente grado de
humectabilidad (Adaptada de DeBano, 1971).
La conductividad hidráulica del suelo se determina, en laboratorio, midiendo el tiempo que gasta
en pasar un volumen determinado de agua a través de una columna de él, saturado con agua; para
hacer esta prueba se utilizan los permeámetros, los cuales pueden ser de cabeza constante (el
más común; ver representación en la Figura 9.16) y de cabeza variable (especial para suelos de
baja permeabilidad).
229
FIGURA 9.16. Representación esquemática de un permeámetro de cabeza constante.
Para llevar a cabo la determinación, lo más recomendable es tomar muestras, sin disturbar, en
sentido vertical y replicadas por lo menos 4 veces; pueden fabricarse los cilindros con tubería de
PVC o de metal, según la dureza del suelo, de 20 a 30 cm de altura y de 10 ó 12 cm de diámetro;
se les debe biselar uno de los bordes para facilitar su penetración en el suelo; a unos 4 ó 5 cm del
borde no biselado hacer dos perforaciones enfrentadas, pegando en ellas un tubito al cual se
puedan adherir sendas mangueras, una para entrada y la otra para salida de agua para poder
mantener el nivel del agua constante; luego, los procedimientos a seguir son:
Tomar las muestras en campo con cilindros que no las disturben, hasta la altura deseada.
En la parte inferior del cilindro se coloca una malla fina y se pone a saturar la muestra.
Se coloca el cilindro con el suelo saturado en un soporte; debajo del cilindro se coloca un
recipiente graduado para recoger el agua que pase a través del suelo; se conecta la manguera
que abastecerá el agua y se empieza a adicionar ésta hasta que se alcance el nivel constante;
observar el caudal que se está aplicando para no sobrepasar el nivel que proveen los orificios
en el cilindro.
Cuando se alcance el nivel constante, se empieza a contabilizar el tiempo; a ciertos intervalos
de tiempo, se anota el volumen de agua que se ha recogido; éstas observaciones se hacen hasta
que la velocidad de paso del agua a través de la columna de suelo sea más o menos constante.
Al finalizar las observaciones anteriores, se calcula la conductividad hidráulica mediante la
Fórmula [9.12].
V L
K sat = x [9.12]
tA H
Aparte del método descrito anteriormente hay otros, tanto de laboratorio como de campo, los
cuales pueden consultarse en Motta et al (1990) o en textos de Física de Suelos o de Drenajes.
Para fines de interpretación de los valores de Ksat que se obtengan, el Soil Suevey Division Staff
(SSDS, 1993) recomienda el uso de los límites críticos que se presentan en la Tabla 9.4. Cabe
recordar que como la infiltración básica del suelo se asimila a la Ksat, la información de la tabla
mencionada también puede utilizarse para interpretar dicha infiltración.
TABLA 9.4. Clases de conductividad hidráulica del suelo saturado. (Tomadas de SSDS, 1993).
RECORDAR
231
La curva de humedad del suelo relaciona el potencial total del agua del suelo con su
contenido de humedad.
El agua en el suelo se mueve obedeciendo a diferencia de potencial y va desde donde hay
un potencial menos negativo hacia donde el potencial es más negativo.
La infiltración y la conductividad hidráulica son dos propiedades del suelo relacionadas
con el movimiento del agua.
La infiltración básica puede tomarse igual a la conductividad hidráulica saturada del
suelo.
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AUTOEVALUACIÓN
TENSIÓN DE HUMEDAD EN
atm Mbar cm de agua kPa
1/10
1/3
5
10
15
233
14. ¿Cuál es la diferencia entre infiltración y permeabilidad?.
15. Diga 5 factores que afectan la infiltración.
16. ¿Qué es infiltración básica?. ¿Cómo se determina?.
17. ¿Para qué condiciones de permeabilidad de suelos es recomendable usar el permeámetro de cabeza
variable?. Diga el nombre de un orden taxonómico de suelo donde se tenga una alta probabilidad de
tener que utilizar este permeámetro.
EVALUACIÓN
235
LA FASE LÍQUIDA DEL SUELO..............................................................................................201
CAPÍTULO 9 ..............................................................................................................................................201
CONTENIDO.....................................................................................................................................201
1. CONTENIDO DE HUMEDAD DEL SUELO............................................................................................203
2. RETENCIÓN DE LA HUMEDAD DEL SUELO......................................................................................205
2.1. POTENCIAL GRAVITACIONAL (Ψg) ................................................................................................207
2.2. POTENCIAL OSMÓTICO (Ψo) ............................................................................................................207
2.3. POTENCIAL MÁTRICO (Ψm)..............................................................................................................208
2.3.1. Potencial de sobrecarga (Ψ Ψb) ........................................................................................................208
2.3.2. Potencial de humedecimiento (Ψ Ψw)...............................................................................................208
2.4. POTENCIAL DE PRESIÓN DEL AIRE (Ψa)........................................................................................209
2.5. POTENCIAL DE PRESIÓN HIDROSTÁTICA (Ψp) ............................................................................209
2.6. MEDIDA DE LOS POTENCIALES DEL SUELO ................................................................................213
3. CONSTANTES DE HUMEDAD DEL SUELO .........................................................................................216
4. DETERMINACIÓN DE LA HUMEDAD DEL SUELO ..........................................................................216
4.1. DETERMINACIÓN DEL CONTENIDO DE AGUA ............................................................................216
4.2. DETERMINACIÓN DE LA RETENCIÓN DE HUMEDAD ................................................................219
4.2.1. Tensiómetros de mercurio..............................................................................................................220
4.2.2. Tensiómetros con vacuómetro .......................................................................................................220
5. LA CURVA DE RETENCIÓN DE HUMEDAD DEL SUELO................................................................220
6. MOVIMIENTO DEL AGUA EN EL SUELO ...........................................................................................222
6.1. INFILTRACIÓN .....................................................................................................................................224
6.1.1. Factores que afectan la infiltración...............................................................................................224
6.1.2. Determinación de la infiltración del suelo ....................................................................................224
6.2. LA CONDUCTIVIDAD HIDRÁULICA DEL SUELO..........................................................................228
6.2.1. Determinación de la conductividad hidráulica saturada ............................................................229
6.2.2. Interpretación de la conductividad hidráulica saturada.............................................................231
RANGO DE VALORES DE Ksat ..........................................................................................................231
BIBLIOGRAFÍA ..............................................................................................................................................232
AUTOEVALUACIÓN .....................................................................................................................................233
EVALUACIÓN.................................................................................................................................................234