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Actividad # 1 – Definición de la Ética Y

Moral, Ética de la Familia, Moral de las


Religiones
Desarrollado por: Joshua Antonio Palma Vásquez Cedula: 8-877-735
Materia: Ética y Moral Fecha: 26/10/2016
Profesor: Juan Arcia Grupo: N06

SER TRASCENDENTE

El ser humano a diferencia del animal no está preocupado primordialmente por sus
condiciones internas, sino por algo o alguien, una causa a qué servir, un compañero a
quien amar. Esta realidad se puede expresar con estos dos principios básicos:

1. El ser humano sólo puede auto-realizarse por su entrega, su don de sí.


2. Sólo puede darse si tiene una identidad propia.

el hombre cuanto más se olvida de sí mismo se hace más humano, y más persona. Su
individualidad, si permanece encerrada en sí misma, se experimenta como una prisión de
la que tiene que escapar si quiere mantenerse psicológicamente sano. Se ve impulsado
a buscar una relación y a unirse a alguien o a lago. Tal unión se puede realizar de
diferentes maneras:

1. Por sumisión haciéndose parte de alguien.


2. Por dominación, haciendo a los otros parte de uno mismo.
3. Por amor, uniéndose al mundo y a los otros sin perder la propia
integridad e individualidad.

Si se da una relación por medio de la sumisión o la dominación del otro se destruye la


individualidad e integración de la persona. Veamos las características de estas formas
de relación.

 El amor

Sólo en el amor la individualidad de ambas personas permanece innatas y sus


capacidades se desarrollan en el mismo proceso relacional. Amor es la “unión con
alguien o algo fuera de uno mismo, reteniendo la unidad e integridad de uno
responsable por el otro en el sentido de que estar dispuesto a responder a sus
necesidades, respetando y aceptando al mismo tiempo al otro tal como es.

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 Jesús y el amor

la caridad ha constituido la exigencia moral máxima, en ella se resume todo.

La Universalidad del amor

1. La unión interna e indisoluble de los dos preceptos: el amor a Dios y el amor al


prójimo constituyen “una misma y única exigencia”.
2. La reducción, perfectamente consciente de toda la ley a éste doble precepto
fundamental: todas las exigencias pueden “colgarse “ (como de un clavo) de este
de doble precepto.
3. La interpretación universalista del amor al prójimo. Aunque ya existían atisbos de
esa universalización tanto en el Antiguo Testamento como era en el judaísmo
(sobre todo, helenista), para la mentalidad de los oyentes de Jesús, el precepto
de amar al prójimo sin limitación alguna, y de ayudar a todo el que padece
necesidad, aunque sea un enemigo de Israel (parábola del samaritano), era
ciertamente una exigencia que no se oía frecuentemente.

ETICA SOCIAL LA JUSTICIA

1. Partiendo de la injusticia real

Toda la ética social gira en torno al concepto de la justicia.

ejemplo extremo de la esclavitud, analizando sus elementos claves.

a) Primero, el esclavo vive en gran (hasta total) dependencia del amo


sin que éste dependa de aquél (por lo menos de aquel esclavo en
particular). Esto significa que el amo tiene poder sobre su esclavo,
es decir, puede tomar decisiones por él y, en general, limitar su
libertad
b) Segundo, en esta situación el esclavo no puede pedir cuentas al
amo. Estos dos elementos implican que al esclavo se le ha negado
la participación efectiva en una relación que tanto le afecta. En fin,
el amo ha reducido al esclavo a un objeto, aplastando su carácter
real de sujeto, es decir, de persona que toma iniciativa, que actúa
con libertad. Debido a esta situación de injusticia, el amo llega
cometer injusticias puntuales, obligando al esclavo a servir a fines
contrarios a sus propios intereses.

Así definimos la injusticia como una relación social la cual una persona o un grupo:
a. Mantiene a otros en una situación de dependencia unilateral (no
necesaria), es decir, ejerce poder sobre ellos;

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b. Les niega la capacidad de pedir cuentas.

la injusticia, es una relación social que ilumina el mundo real. Desde ahí es fácil
extender la definición de justicia hacia los abusos puntuales que reducen la persona a un
objeto. se puede proceder fácilmente en la otra dirección, hacia la comprensión de la
injusticia encarnada en las instituciones, estructuras y sistemas sociales que sostienen
y sirven de base a las relaciones sociales.

tres puntos más sobre la injusticia así definida.

Primero, la dependencia, incluso la dependencia unilateral, no es injusta en sí,


con tal de que sea la necesaria (como en el caso de los niños pequeños que
dependen de sus padres o de las personas muy incapacitadas que dependen de
otros o de un criminal cuya libertad se tiene que restringir para proteger a los
demás). La injusticia, entonces, consiste en mantener a personas en una
dependencia unilateral e innecesaria, y negarle la posibilidad de pedir cuentas.

Segundo de ninguna manera se quiere negar la necesidad de la autoridad en la


organización humana o el legítimo ejercicio del poder, en general. Pero, sí, se
trata de diagnosticar el abuso de la autoridad, es decir, el autoritarismo, y el abuso
del poder, en general.

Tercero, hay que notar que las personas vivimos constantemente en estas
situaciones injustas sin cargar en todo caso con la responsabilidad principal.

la injusticia, fácilmente comprendemos su contrario, la justicia. Si la injusticia consiste


en la dependencia innecesaria sin recurso, entonces hacer justicia sería rectificar la
situación, y la justicia consistirá en relaciones sociales donde prevalece la
interdependencia, en el sentido (mínimo) de la capacidad mutua de pedir cuentas
efectivamente, de una u otra manera.

2. La justicia en la Biblia: sedeq, mishpat, sedaqah.

El concepto de justicia es omnipresente en el Antiguo Testamento. No se trata, sin


embargo, de una justicia imparcial en el sentido occidental- justicia conforme a una
norma abstracta (“dar a cada uno lo suyo”). En la Biblia, la justicia siempre se refiere,
en primer lugar, a un contexto concreto de relaciones sociales. Específicamente, la
justicia significa rescatar a la víctima, liberar al oprimido; significa reivindicación.

(a) Sedeq (“justicia”) es expresión suprema y global de lo que es valioso, justo y


correcto en la comunidad. Es el bien. Sedeq es el concepto central que gobierna
todas las relaciones sociales. Significa vivir conforme a lo que la situación social
exige.

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Sedaqah, mishpat, heded – y – emeth (amor constante) y yeshuah (liberación,
salvación) son todos aspectos o matizaciones de sedeq, justicia. Aquí sólo
definimos los primeros dos, los cuales, después de sedeq, son los valores más
importantes del Antiguo Testamento. Estos – sedaqah y mishpat – también tienen
que ver con el cumplimiento de responsabilidades en las relaciones sociales
particulares.

(b) Sedaqah significa un acto de bondad o compasión. En este sentido sedaqah


libera al oprimido, reivindicado al huérfano, a la viuda, al inmigrante, al pobre de
sus opresores. En este sentido también el antiguo cántico de Débora habla de
las sidqoth (plural de seaqah) de Yahvé (Dios) , es decir, “las acciones liberadoras
de Dios”.

(c) Mishpat, con frecuencia se traduce mishpat por “derecho” o “justicia”. Tiene
matices jurídicos (regla, juicio, ley, proceso jurídico), pero éstas son extensiones
de su sentido primario: justicia liberadora, salvífica. aquella justicia (mishpat) que
forma el corazón de la torah (ley) de Israel consiste simple y sencillamente en
hacer justicia, especialmente donde reine lo contrario. Mishpat significa liberar al
oprimido. “Busquen mishpat; den sus derechos al oprimido.

(d) Se ve que mishpat tiene relación intrínseca con heded (amor), rahamin
(compasión), y sedaqah (acto de bondad). La Biblia no conoce ninguna justicia
sin amor, sin misericordia, es decir, para con la víctima. Contrario a la tradición
occidental, en la Biblia no hay tensión entre justicia y la misericordia.

Sedeq, mishpat y sedaqah significan “justicia”. Expresan los valores más


importantes de la comunidad de Israel. Aparecen juntos constantemente en la
Biblia. Comparten un núcleo común de significado con distintos matices de
significación: la liberación de los oprimidos, el socorro para los necesitados.

(e) En el Nuevo Testamento Jesús proclama el reino de Dios que representa la


realización de la justicia (sedeq y mishpat) de Dios. De hecho, en vez de “reino
de Dios”, San Pablo habla más de “la justicia de Dios” que tiene un sentido no
sólo social, sino personal y global: integridad.

De hecho, Jesús que se preocupa por los pobres y marginados, realiza la justicia
de Dios en su propia persona. Jesús demuestra lo que quedaba implícito en el
Antiguo Testamento: el amor al prójimo, especialmente al sufrido, es la norma
suprema del sedeq de Dios y el resumen de todas las demás normas. El amor,
tratar al prójimo como uno quiere ser tratado, como otro “yo”, constituye la base,
el alma, de toda justicia.
Las normas y criterios de justicia tienen que expresar las exigencias del amor.

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CONCLUSIÓN

La Biblia aporta elementos claves para un concepto correcto de la justicia.

Primero, la Biblia ubica la pregunta sobre la justicia en un contexto realista de conflicto


histórico. “¿Qué es la justicia?” significa “¿cómo arreglar esta situación real de injusticia?”.
O, al menos, “¿cómo responder a la necesidad del prójimo?”.

Segundo, lo anterior significa que la justicia consiste en arreglar las relaciones sociales.
No se considera a las personas como individuos aislados que exigen “lo suyo” (como
puede ocurrir en la tradición occidental). Ve a las personas como inmersas en redes de
interrelaciones sociales y plantea la justicia como una tarea para arreglar las relaciones
dentro de la comunidad.

Tercero, al plantear la justicia como defensa y liberación de las víctimas, la Biblia


presenta la justicia como expresión del amor social. Es necesario agregar este
elemento clave a nuestra definición “minimalista” en la primera sección.

3. La justicia en el pensamiento occidental


En términos generales, para el pensamiento occidental, la justicia significa dar a cada
uno lo suyo. Los griegos impulsaron la reflexión sobre la justicia, los romanos agregaron
su aporte y el pensamiento moderno y contemporáneo ha criticado y matizado la
tradición.

a. La justicia en la filosofía griega: Platón y Aristóteles


Platón y su comprensión funcionalista de la justicia.
Para Platón la justicia significa hacer cada uno lo suyo:
Aquello que desde el principio, cuando fundábamos la ciudad, afirmábamos
que había que observar en toda circunstancia, eso mismo o una forma de
eso es, a mi parecer, la justicia. Y lo que establecimos y repetimos muchas
veces, si bien te recuerdas, es que cada uno debe atender a una sola de las
cosa de la ciudad: a aquello para que su naturaleza esté mejor dotada.

Platón desarrolla y maneja una comprensión funcionalista de la justicia: Una


sociedad se llama justa cuando cada parte de la sociedad (filósofos,
militares, comerciantes, trabajadores, mujeres, etc.) cumple con su función.
Una persona es justa cuando cada parte del alma (razonable, irascible,
concupiscente) cumple con su propia función.

Platón distinguió cuatro virtudes “cardinales”:


1. la prudencia (virtud de filósofos y de la parte razonable del alma),
2. la fortaleza (la virtud de los militares y de la parte irascible),
3. la templanza (la virtud de los trabajadores y de la parte
concupiscente).

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4. La justicia es ordenadora del todo; consigue que cada parte de la
sociedad y de la persona “haga lo suyo”.

Aristóteles y la justicia como virtud

Aristóteles enfatiza que la justicia es una virtud, es decir, un hábito o una actitud firme.
Además de justicia en el sentido general de integridad en las relaciones con los demás,
Aristóteles distingue dos formas específicas de la justicia:
a) Justicia distributiva: lo que la comunidad debe a cada individuo o grupo. Sin
embargo, hay que fijar criterios.
Todos están de acuerdo en que la distribución justa debe determinarse en base a
lo que cada cual merece. Pero no todos tendrán el mismo criterio de mérito: los
demócratas dicen que es nacer libres, los oligarcas dicen que es la riqueza o nacer
de una familia noble, y los aristócratas dicen que es la excelencia o ser mejor.
b) Justicia conmutativa: justicia “horizontal” o lo que una persona (o grupo) debe
a otra persona (o grupo), por ejemplo, cumplir los contratos, pagar las deudas,
etc.

b. Los romanos y el carácter legal de la justicia


Los romanos al desarrollar un amplio sistema jurídico dieron un carácter marcadamente
legal al concepto de justicia. La siguiente definición del jurista romano Ulpiano llegó a
prevalecer sobre el concepto de Platón en el pensamiento medieval: Lustitia est constans
et perpetua voluntas suum cuique tribuendi, la voluntad firme de dar a cada uno lo suyo.

c. La filosofía moderna y contemporánea: igualdad, derechos humanos y pluralismo.

La filosofía tradicional toleraba extremos de desigualdad poco aceptables para la


conciencia moderna. Los antepasados creyeron que unos nacen para mandar y otros
para obedecer. No se cuestionaron los papeles tradicionales de las mujeres, los peones,
etc. el pensamiento tradicional ha enfatizado en la práctica la dimensión “romana”
(legal), contribuyendo a la tendencia de pensar la justicia en términos de respeto al orden
(o desorden) establecido.

Reaccionando contra estas limitantes, el pensamiento moderno y contemporáneo resalta


la igualdad y los derechos humanos. el pensamiento moderno ha vivido una “crisis”
permanente:

a) El positivismo y el historicismo. Para esta tradición del pensamiento, la


justicia es lo que cada comunidad decide. Lo moral es igual a lo legal. Sin
embargo, esta corriente no supera el legalismo. Faltan criterios objetivos para
criticar las estructuras y leyes vigentes.

b) El kantismo. La tradición originada por Immanuel Kant exige un trato según


reglas razonables, es decir, un trato igual y universal. Se eliminan los privilegios;

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hay que dar una justificación para el trato especial. No se trata a las personas
como puros medios.

c) El utilitarismo se fija en las consecuencias reales. La justicia significa realizar


el mayor bien para el mayor número. Sin embargo, este concepto suele desvirtuar
valores poco cuantificables y corre el riesgo de sacrificar, en nombre de la mayoría,
derechos de individuos o de grupos minoritarios.

d) El contractualismo: la justicia es lo que los miembros de la sociedad


establecen, explicita o implícitamente, por contrato. La diferencia respeto al
positivismo es que se define un procedimiento “justo” para este contrato.

e) El marxismo nunca usa la palabra justicia, pero está implícita en su


pensamiento. Justicia es la “apropiación” de lo humano. Se supone que bajo
condiciones prosocialistas los seres humanos se han “alineado” (o separado) de lo
suyo: del trabajo y su producto, de sus semejantes, de la naturaleza, etc. Marx
también establece el criterio: “de cada uno según su necesidad”.

Conclusión
A pesar de sus riquezas, las naciones tradicionales aceptan desigualdades intolerables.
Coincidimos con el pensamiento moderno cuando afirma que la justicia cuestiónale orden
establecido a la luz de la igualdad humana y la libertad y, en general, de los derechos.

la ética moderna carece de fundamento sólido y suele caer en el individualismo. Insiste


mucho en los derechos personales y poco en las obligaciones hacia la comunidad. A
veces no presta atención a las condiciones sociales necesarias para una vida que aspire
a ser realmente humana.

2. La tradición católica

La Biblia no ofrece todos los criterios necesarios para determinar lo que es justo aquí y
ahora. El pensamiento occidental de justicia – como suum cuique (dar lo suyo a cada
uno) – y los aportes modernos pueden contribuir mucho a esta tarea. La tradición
cristiana se basa en la Biblia y pide prestado a portes de la tradición occidental para
desarrollar criterios de justicia para situaciones que la Biblia desconoce.

En esta tradición cristiana, la justicia tiene tres dimensiones: justicia distributiva, justicia
conmutativa (ambos se remontan a Aristóteles) y justicia “social”. La justicia distributiva
exige que todos tengan acceso a los medios que satisfacen las necesidades básicas (por
ejemplo, el trabajo, la educación, la propiedad, la medicina), que nadie sea excluido de
los productos básicos de la sociedad.

La justicia conmutativa, por otra parte, “exige que todos los convenios e intercambios
entre los individuos o los grupos sociales privados se hagan equitativamente y

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honradamente”. La justicia conmutativa exige fidelidad a los contratos, acuerdos e
intercambios y que sean partes libres y fundamentalmente iguales la s que entran en
estos acuerdos.

La justicia social es un término técnico con significación distinta al uso corriente de la


expresión. La justicia social en este sentido exige que cada ciudadano contribuya al bien
común, es decir, a la construcción y mantenimiento de una comunidad, cuyos miembros
llevan una vida realmente humana. Exige también que el gobierno garantice un orden
social que permita a todos participar en la creación y en mantenimiento de un auténtico
bien común. “Según la justicia social, las personas deben participar activa y
productivamente en la vida de la sociedad en tanto que la sociedad tienen el deber de
crear las condiciones para que esa participación sea posible”.

3. Ética de la liberación
La justicia significa la liberación de una situación de dependencia unilateral y sin
capacidad para pedir cuentas, y la liberación para una situación de interdependencia con
la capacidad de pedir cuentas por el uso del poder. Por en el Nuevo Testamento, la
justicia sólo puede vivir y mantenerse cuando se entiende y se practica como obra de
amor.

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ACTOS HUMANOS
a. Actos del hombre: son todos aquellos actos que tienen como sujeto de la acción un
hombre. El dormir, el asimilar los alimentos, los impulsos, las reacciones instintivas, así
como el amar y el pensar.

b. Actos humanos: son sólo aquellas acciones que son propias del ser humano en
cuanto humano. son aquellos actos que el hombre realiza con conocimiento y voluntad
libre. En el acto humano el individuo sabe lo que está haciendo, tiene libertad para
realizarlo o no realizarlo, y da su consentimiento, es decir, quiere hacerlo. Lo hace “a
ciencia y conciencia” y por eso es dueño de su acto. Y, por consiguiente, es culpable
moralmente y debe responder de las consecuencias de su acción: es responsable.

Responsabilidad – culpabilidad
Culpable quiere decir que el acto ha sido realizado con plena conciencia y voluntad
libre. En ocasiones se habla de responsabilidad moral refiriéndose a la culpabilidad
de la persona. Pero debe responder por la consecuencia de sus actos, ya que es el
sujeto de la acción, sea culpable o no: puede causar un daño sin intención de hacerlo,
pero puesto que la acción que lo ha ocasionado proviene de tal persona esta debe
reparar el daño que ha causado. al faltar uno de los elementos del acto humano –
conocimiento, voluntad. Libertad-, el acto no sería humano y, por tanto, el individuo
no sería culpable.

Modificadores del Acto Humano


De la explicación anterior se deduce que hay varios factores que pueden modificar la
moralidad o la culpabilidad de un acto al eliminar o disminuir el conocimiento, la voluntad
o la libertad. Pero, para poder comprender la moralidad del acto humano, conviene que
veamos con algún detalle su proceso. En el acto humano intervienen dos facultades: la
razón o el conocimiento, y la voluntad o el querer. Se desarrolla a través de los siguientes
pasos sucesivos:

Conocimientos Voluntad
1. Percepción del objeto. En este paso inicial se puede dar un error de
percepción: se puede dar una distorsión de la realidad, y considerar que es bueno
lo que en realidad no lo es. En ese caso la moralidad del acto quedaría modificada
al faltar el conocimiento.
2. Deseo o intención. Es una reacción espontánea del organismo, sobre el que
la persona no puede tener control. Los sentimientos o deseos en sí mismos caen
fuera del control de la voluntad.
3. Deliberación. Es el razonar y ver las alternativas, las ventajas y desventajas
de ejecutar la acción o no realizarla. Si no se da deliberación el acto será
irracional. La misma deliberación puede basarse, también, en un conocimiento
errado.

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4. Consentimiento. Es el elemento fundamental en el acto humano: al dar el
consentimiento la persona se hace dueña de su acto. Y es, en definitiva, lo que
determina la culpabilidad o no culpabilidad de la persona.
5. Ejecución. Ahora bien, tanto en el consentimiento como en la ejecución del
acto puede faltar la libertad. En ese caso, no habría tampoco responsabilidad
moral.

a) Ignorancia: No se puede querer lo que no se conoce. Si no se conoce lo que se va


a hacer el acto no puede ser un acto querido, voluntario. Como norma general, en un
acto realizado en estas condiciones no se da culpabilidad alguna.

Pero hay que considerar también la culpabilidad de la ignorancia misma. Podemos


considerar tres situaciones:

Ignorancia con obligación de conocer. Por ejemplo, un médico tiene la obligación


de conocer lo relacionado con su profesión o especialización. Si el médico actuase sin
conocer bien lo que tienen que hacer debido a su descuido durante sus estudios, estaría
actuando con ignorancia culpable.

Ignorancia vencible. Si se es consciente de la ignorancia, si sabe que no sabe, y se


puede salir de la ignorancia pero no se hace ningún esfuerzo para hacerlo, la persona
sería moralmente culpable.

Ignorancia invencible o sin obligación de conocer. Como es evidente, en ambos


casos no hay culpabilidad.

Pasión. Por pasión entendemos cualquier emoción o sentimiento fuerte que influye en
la acción: odio, amor, vergüenza etc.
La pasión incrementa la voluntad, el querer la acción, pero queda disminuido el
conocimiento, ya que la emoción fuerte tiende a ofuscar el pensamiento y la capacidad
de razonar. Por otra parte, la fuerza del impulso emocional disminuye el control sobre el
acto mismo. Por eso, como norma general los actos ejecutados bajo el efecto de una
pasión, disminuyen la culpabilidad en proporción a la falta de libertad o de conocimiento.

Pero la emoción se puede fomentar deliberadamente para poder tener más fuerza y
energía al ejecutar una acción. En este caso, la persona sería culpable de los actos
ejecutados bajo tal pasión que deliberadamente ha sido fomentada.

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Miedo. Por miedo entendemos la aprensión de un mal inminente. Podemos considerar
dos tipos de miedo:

Miedo emocional, que es reflejo, surge espontáneamente ante el peligro y lleva a


actuar impulsivamente para evitar el mal. Este miedo entra dentro de la categoría de las
pasiones.

Miedo intelectual, donde se da una comprensión del mal y se planean los pasos que
se van a dar para evitar el mal. En este tipo de miedo se da conocimiento, deliberación,
y se quiere efectivamente lo que se va a hacer para evitar el mal. Se actúa con miedo. El
miedo no elimina la culpabilidad, porque se quiere el acto; pero afecta la voluntad: en
realidad no se quisiera actuar si no fuera para evitar el mal previsto. Por otra parte, la
libertad queda disminuida según la mayor o menor intensidad del miedo.

Hábito: Entendemos por hábito una forma constante de actuar que se ha adquirido
por la repetición del mismo acto. Dentro del concepto de hábito se puede considerar la
drogadicción como una clase especial, en cuanto que implica la dependencia psíquica o
física.

Lo que se hace por hábito, se realiza con poca conciencia de lo que se hace y con poco
control del acto: se realiza casi mecánicamente. Por consiguiente, la libertad se
ve afectada según sea la fuerza del hábito.

Pero hay que preguntarse también como se adquirió el hábito para determinar la
moralidad del mismo. La iniciación del hábito se realizó conscientemente y con
voluntad libre? En tal caso se daría culpabilidad en la medida en que se previeron
los efectos del hábito que se trate.

Un hábito puede ser adquirido inconscientemente. En ese caso, no habría pues


culpabilidad de la adquisición del hábito en sí. Pero si se está consciente de los
daños que tal hábito causa a la misma persona o a otros, deben darse los pasos
necesarios para romperlo, si no se quiere ser culpable de los efectos del mismo.

Conclusión

El hombre realiza muchas actividades de formas muy diversas., pero en cuanto se


refiere a la moral sólo interesan algunas de estas actividades, sólo nos interesan
aquellos actos de los que el hombre es responsable.

Los actos humanos son los que proceden de la voluntad deliberada del hombre. Es
aquél que el hombre realiza consciente y libremente y del cual él es responsable. Lo

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realiza con conocimiento y libre voluntad. Primero interviene el entendimiento, no se
puede desear o querer algo que no se conoce. Es decir, con la razón el hombre conoce
el objeto y delibera si puede o debe tender hacia él, o si no puede o no debe. Es un
acto que el hombre conoce y quiere hacer. Una vez que lo conoce, la voluntad se
inclina hacia él o lo rechaza por no ser conveniente. El hombre es dueño de sus actos
solamente cuando intervienen el conocimiento y la voluntad, lo que lo hace responsable
de ellos. En este caso es que es posible una valoración moral. No todos los actos del
hombre son “humanos”, también pueden ser: Meramente naturales, son aquellos en
que el hombre no tiene control voluntario. Ej. La digestión, la respiración, la percepción
visual o de los otros sentidos, la circulación, etc. Actos del hombre, cuando falta el
conocimiento (niños pequeños, distracción total, locura) o la voluntad (amenaza física)
o ambas (el que duerme).

Nuestra sociedad está conformada por seres humanos y por ende los actos de
individuos tienen peso a la comunidad en su totalidad. Vale que la sociedad panameña
tal cual cualquiera otra comunidad de personas no son perfectas, es ciertos que
nosotros actuamos según nuestras creencias, religiones o costumbre reaccionando
como nuestra mente mejor raciocina. Pese a esto todo aquello que sea hábitos,
emociones, etc., pueden mejorar no importa los obstáculos en contra a ello, esto no
depende de la comunidad sino del individuo como tal.

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