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Presentación
Obediencia
Sobre la actuación del pueblo
Posturas durante la celebración eucarística
Actos de reverencia
Sobre el oficio de los animadores del canto
Aspectos generales
Aspectos particulares
Cualidades de este ministerio
Sobre el oficio del lector
Aspectos prácticos
Cualidades de este ministerio
Sobre el oficio del acólito
Antes de comenzar
Aspectos prácticos
Cualidades de este ministerio
Sobre el oficio del ministro extraordinario de la comunión
Aspectos generales
Aspectos prácticos
Cualidades de este ministerio
Sobre el oficio del ministro ordenado
Aspectos generales
Aspectos particulares
Sobre el oficio del sacristán
Aspectos prácticos
Cualidades del sacristán
Presentación
La delicadeza es un distintivo del amor verdadero. El alma que ama a Dios busca hacer
siempre Su voluntad; además, quiere mostrarle todo el amor que le profesa,
expresándoselo tanto en las cosas grandes como en las pequeñas.
Uno de los campos en donde se puede expresar ese amor es en la celebración de las
acciones litúrgicas, en la que «cada cual, ministro o simple fiel, al desempeñar su
oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde por la naturaleza de la acción y las
normas litúrgicas» (Sacrosanctum concilium [SC], 28), ya que cada acción litúrgica tiene
un fundamento teológico-sacramental y una justificación histórico-jurídica1: además, «la
sagrada liturgia está estrechamente ligada con los principios doctrinales»
(Redemptionis sacramentum[RS],10).
He aquí algunos avisos de importancia acerca del culto del ministerio eucarístico,
extraídos de la constitución Sacrosanctum conciliumsobre la sagrada liturgia, del Concilio
Vaticano II; del Missale Romanum; del Ritual De Sacra Communione et de culto mysterii
eucharistici extra Missam; de las instrucciones: Eucharisticum mysterium, Memoriale
Domini, Inmensæ caritatis y Liturgicæ instaurationis; tambiénInæstimabile
Donum y Redemptionis Sacramentum de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y
la Disciplina de los Sacramentos; de la Instrucción de la Sagrada Congregación de Ritos;
del boletín: Actualidad litúrgica, del Departamento de Liturgia de la Conferencia
Episcopal de Colombia y de otros documentos de la Iglesia.
1. Liturgia y espiritualidad, revista vinculada al Instituto Superior de Liturgia y al Instituto de Teología Espiritual
de Barcelona, año 32, n° 1, enero de 2001.
Obediencia
«Y así como la desobediencia de uno solo hizo pecadores a muchos, así también por la
obediencia de uno solo una multitud accede a la verdadera rectitud» (Rm 5, 19).
La virtud de la obediencia está, como se ve, muy arraigada en el espíritu cristiano. De
Jesús hay una frase que podríamos llamar su biografía: «les obedeció» (Lc 2,51).
Y, ¿cuál fue la misión de Jesucristo?. Él mismo nos lo dice: «Mi voluntad es cumplir la
voluntad del que me ha enviado» (Jn 4, 34).
De hecho, san Pablo pone la obediencia como la esencia de la Redención. Este es el texto
completo: «Tengan unos con otros las mismas disposiciones que estuvieron en Cristo
Jesús: Él, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se
redujo a nada, tomando la condición de servidor, y se hizo semejante a los hombres. Y
encontrándose en la condición humana, se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta
la muerte, y muerte en una cruz» (Flp 2, 5-8).
Además, en la obediencia está, nada más y nada menos que nuestra salvación: «Aunque
era Hijo, aprendió en su pasión lo que es obedecer. Y ahora, llegado a su perfección, es
fuente de salvación eterna para todos los que lo obedecen» (Hb 5, 8-10).
Y también es de Jesús la propuesta de que la obediencia se viva con una delicadeza
mayúscula, hasta en las cosas más pequeñas: «El que es fiel en lo poco, también es fiel
en lo mucho; y el que en lo poco es infiel también es infiel en lo mucho» (Lc 16, 10).
¿Cómo está nuestra disposición para llevar a la práctica esos detalles pequeños que se
recomiendan para las celebraciones de la Eucaristía?.
La Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino nos advierte acerca
de los errores más frecuentes «señalados desde las diversas partes del mundo católico:
confusión de las funciones, especialmente por lo que se refiere al ministerio sacerdotal
y a la función de los seglares, creciente pérdida del sentido de lo sagrado,
desconocimiento del carácter eclesial de la liturgia [...]. Ahora bien, todo esto no puede
dar buenos frutos. Las consecuencias son -y no pueden menos de serlo- la
resquebradura de la unidad de la fe y de culto en la Iglesia, la inseguridad doctrinal, el
escándalo y la perplejidad del pueblo de Dios» (Inaestimabile Donum [ID], 6).
LITURGIA EUCARÍSTICA:
Procesión con las ofrendas (si la hay, sentados).
Presentación del pan y del vino (sentados).
Lavabo (sentados).
Oración sobre las ofrendas (de pie)7,
Plegaria eucarística
Diálogo introductorio al prefacio (de pie).
Prefacio (de pie).
Santo (de pie).
Consagración del pan y del vino (de rodillas desde que el sacerdote coloca ambas manos
sobre las ofrendas hasta el final de la consagración; luego, de pie).
(Cuando la salud, la estrechez del lugar, la aglomeración de la concurrencia o cualquier
otra causa razonable impidan a los fieles arrodillarse, deben hacer una inclinación
profunda)8,
Conclusión (de pie).
RITO DE LA COMUNIÓN:
Oración del Señor o Padrenuestro (de pie).
Rito de la paz (de pie).
Fracción del Pan (de pie).
Comunión (de pie).
Silencio después de la comunión (sentados).
Oración después de la comunión (de pie).
RITO DE CONCLUSIÓN:
Bendición (de pie [inclinada la cabeza si hay oración sobre el pueblo]).
Despedida (de pie).
3. Ibíd., p. 133.
4. Ibíd., p. 82.
5. Ibíd., p. 154.
6. Ibíd., 144 e; 246 b: 247 b: Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, Instrucción Inæstimabile
Donum, 11.
7. Esta norma era distinta: se permanecía sentados hasta después de la respuesta al Orad hermanos... , con el fin
de diferenciar la preparación de la Eucaristía de la liturgia eucarística propiamente dicha. Cf. Institutio Generalis
Missalis Romani, 3a ed, p. 43, p.l46.
8. Ibíd., p. 43.
Actos de reverencia
Aspectos generales
• El canto de entrada tiene que estar acomodado a la acción sagrada o a la índole del día
o del tiempo litúrgico y debe ser un texto aprobado por la Conferencia Episcopal13.
• Se recomienda que se cante el salmo responsorial14.
«Recuérdese que durante la Plegaria Eucarística [desde que se hace el diálogo: El
Señor esté con ustedes -Y con tu espír!tu. Levantemos el corazón... hasta la doxología: Por
Cristo, con Él y en Él...] no se deben ejecutar cantos» (ID 6). Tampoco debe ejecutarse
música alguna15. Este otro documento enfatiza la norma: «Mientras el sacerdote
celebrante pronuncia la Plegaria Eucarística, no se realizarán otras oraciones o cantos, y
estarán en silencio el órgano y los otros instrumentos musicales» (RS 53).
• Antes de iniciar el canto: «Cordero de Dios...» debe esperarse un poco para que los fieles
se den la paz16,
A propósito: existen cantos para la paz, distintos del Cordero de Dios... los cuales -en
ningún caso- lo reemplazan.
• Se inicia el canto de la comunión después de que el sacerdote comulgue el Cuerpo de
Cristo.
Durante la comunión es bueno escoger no solamente cantos eucarísticos, sino aquellos
que expresen la participación en la mesa del Señor. Además, el canto de la comunión
debe ser de índole comunitaria17.
Después de la comunión, permítase un espacio de tiempo en silencio para la oración.
No es litúrgico incluir cantos de carácter popular (como los villancicos, por ejemplo)
dentro de la celebración de la Eucaristía. Éstos se pueden cantar después de la misa.
Tampoco conviene incluir en el repertorio letras totalmente profanas, sin contenido
doctrinal religioso.
No solamente es necesario que los cantores tengan las cualidades técnicas para
interpretar con gusto y armonía los cantos litúrgicos, sino que deben conocer cuáles
corresponden a las diferentes partes de la celebración eucarística: los cantos de entrada,
los del momento penitencial, gloria, cantos entre las lecturas, aclamación al Evangelio,
profesión de fe, procesión de ofrendas, santo, Padrenuestro, momento de la paz,
Cordero de Dios, cantos para la comunión, cantos de despedida.
• Los cantores deben conocer también los cantos que se emplean para los diferentes
tiempos del año litúrgico, los de los sacramentos, los que se hacen en honor de la Virgen
María, los que se emplean para misas de difuntos, entre otros.
• Debe recordarse que el oficio se llama Animación del canto, no se trata de un simple
«coro»18.
11. Ordo, Calendario Litúrgico para la celebración de la Eucaristía y de la Liturgia de las Horas. Conferencia Episcopal
de Colombia, Departamento de Liturgia.
15. Cf. Ordenación General del Misal Romano, 12; cf. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de
la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 34, p. 30.
16. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 35, p.
3l.
18. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 36, p.
l0.
Aspectos prácticos
• El lugar para proclamar las lecturas es el ambón; los fieles escogidos como lectores no
deben leer desde su puesto.
• Es importante que el lector «permita que quien preside la celebración y la asamblea se
acomoden en su puesto, se sienten y, cuando haya silencio, empiece a proclamar»19.
• No se lea lo que está escrito en color rojo. No se diga, por ejemplo, «Primera
lectura» ni «Salmo responsorial» o «Al salmo respondemos» o «Salmo de respuesta».
Tampoco deben añadirse palabras, como: «Esta es Palabra de Dios» o «Es Palabra de Dios»;
dígase: «Palabra de Dios». La razón es que «el lector se identifica tanto con aquello que
anuncia, que él mismo se hace Palabra de Dios»20. Téngase cuidado de no hacer
entonación de interrogación, como si se estuviera preguntando: «¿Palabra de Dios?»21.
El sacerdote, al finalizar la lectura del Evangelio, levanta el leccionario para decir:
«Palabra del Señor»; esto no lo hace quien proclama las otras lecturas: debe dejarse el
leccionario en el atril.
• El lector debe leer pausadamente, articulando con la debida distinción las vocales,
consonantes y sílabas de las palabras para hacer plenamente inteligible lo que se lee.
• El micrófono estará a una cuarta de distancia de la boca (la cuarta es la medida de la
mano abierta y extendida desde el extremo del pulgar al del meñique). Así se evitan
circunstancias que impiden una buena comprensión de lo que se lee: por ejemplo, que
la «p» suene como un golpe; la «s», como un silbido fuerte; o que se escuche la
respiración.
• «No es necesario estar pasando la cinta de una hoja a otra; lo mejor es dejarla en su
puesto para evitar posibles confusiones en otras celebraciones»22.
• «Al terminar la lectura, se debe hacer una pausa de tres segundos antes de decir:
"Palabra de Dios"23.
• Es conveniente hacer unos instantes de silencio entre la primera lectura y el salmo, para
facilitar la meditación24.
• «Si hay dos lectores para tres lecturas, el mismo que proclamó la primera hará la
segunda y el otro proclamará el salmo»25 y el versículo anterior al Evangelio. Así mismo,
cuando hay una sola lectura, uno proclamará la lectura y el otro el salmo. El cambio de
voz del lector al salmista y el espacio de tiempo entre la subida al ambón de estos dos
ministros favorece la contemplación de la Palabra; por eso se insiste en que quien
proclama el salmo no sea el mismo que proclamó la primera lecrura26, ya que es a todas
luces un texto muy diverso.
• El versículo anterior al Evangelio suele ir intercalado entre el canto del Aleluya (salvo
en cuaresma, que no se dice ni se canta el Aleluya). Como norma general, si se proclama
el versículo, el Aleluya debe cantarse; si no, se omite el versículo27.
• Se recomienda que el salmo se cante. «Si no es posible cantar el salmo, éste debe
recitarse del modo más apto en vistas a favorecer la meditación de la Palabra de Dios»28.
• La lectura del Evangelio está reservada al diácono o al sacerdote, lo mismo que la
homilía (ID 2-3). La homilía nunca la hará un laico. Se recuerda que debe tenerse por
abrogada, según lo prescrito en el canon 767 § 1, cualquier norma precedente que
admitiera a los fieles no ordenados para poder hacer la homilía en la celebración
eucarística. Se reprueba esta concesión, sin que se pueda admitir ninguna fuerza de la
costumbre»(RS 65).
• «Las lecturas [...] sean confiadas a un lector o a otros laicos preparados espiritualmente
y técnicamente» (ID 2).
• La preparación espiritual presupone, por lo menos, una doble instrucción: bíblica y
litúrgica. La instrucción bíblica debe apuntar a que los lectores estén capacitados para
percibir el sentido de las lecturas en su propio contexto y para entender a la luz de la fe
el núcleo central del mensaje revelado.
• La instrucción litúrgica debe facilitar a los lectores una cierta percepción del sentido y
de la estructura de la liturgia de la Palabra, y las razones de la conexión entre ésta y la
liturgia eucarística.
• «La preparación técnica debe consistir en que los lectores sean cada día más aptos en el
arte de proclamar delante del pueblo, ya sea de viva voz, ya sea con ayuda de los
instrumentos modernos de amplificación sonora»29.
• Se requiere de práctica y de talleres para proclamar la Palabra, en vez de leerla,
simplemente30. «La proclamación es un anuncio solemne, una declaración»31.
• Es necesario diferenciar las lecturas para hacer una entonación adecuada de ellas: no es
lo mismo recitar un cántico o un salmo que narrar una historia o leer una exhortación.
Conviene que sean nombrados lectores quienes ya distingan estos estilos literarios y el
modo adecuado de proclamarlos.
19. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 34, p.
21.
21. Ibídem.
23. Ibídem.
24. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 56; p. 128.
25. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 35, p.
23.
26. Liturgia y espiritualidad, revista vinculada al Instituto Superior de Liturgia y al Instituto de Teología Espiritual
de Barcelona, año 32, n° 1, enero de 2001, que cita alInstituto Generalis Missalis Romani, 3a ed, p. 56.
27. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 35, p.
23.
29. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 35,
pp. 19-20.
Antes de comenzar
• Es muy importante que el acólito llegue a la iglesia con anticipación para verificar que
todo lo necesario para la misa esté listo: el Misal, el leccionario abierto en la página que
corresponde a las lecturas del día, los micrófonos funcionando, el cáliz y las vinajeras
en la credencia (mesa o repisa que se pone inmediata al altar, a fin de tener a mano lo
necesario: vasos sagrados, vinajeras, patena de los fieles, etc.); en fin, revisar que el
trabajo del sacristán haya sido bien hecho. Además, conviene que se lave las manos.
Aspectos prácticos
Nota:
+ «Como es sabido, las funciones que la mujer puede ejercer en la asamblea litúrgica son
varias; entre ellas la lectura de la Palabra de Dios y la proclamación de las intenciones
en la oración de los fieles. No están permitidas a las mujeres las funciones de servicio al
altar» (ID 18)32. Sin embargo, la carta de 1994 de la Congregación para el culto Divino y
la Disciplina de los Sacramentos amplió la norma: con la autorización pública del obispo
del lugar podrán prestar ese servicio*.
32. Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino. Instrucción Liturgicæ instaurationes [LI], 7.
Aspectos generales
Aspectos prácticos
Aspectos generales
Aspectos particulares
• «Antes de ponerse el alba, si no cubre totalmente el vestido común alrededor del cuello,
empléese el amito» (RS 122). «El sacerdote que se reviste con la casulla, conforme a las
rúbricas, no deje de ponerse la estola» (RS 123).
• Es bueno que el ministro ordenado que va a celebrar la Eucaristía verifique que el
sacristán haya cumplido sus labores (ver indicaciones sobre el oficio del sacristán al final
de este documento).
• «Tanto el que preside como la asamblea deben distinguirse por la puntualidad para
comenzar a la hora exacta»43. Del mismo modo, recuérdese que el tiempo del que se
dispone entre semana es menor: una celebración de la Eucaristía mayor de media hora
es excesiva para muchos fieles, que deben trabajar.
• Cuando no se hace canto de entrada, el presidente puede adaptar la antífona de entrada
a manera de monición44.
• Solamente en la oración colecta se usa la conclusión larga: Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén. O Él, que vive y reina... o Tú que vives y... En la oración sobre las ofrendas y
en la oración después de la comunión se utiliza la terminación corta: Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén. O Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. O Tú que vives
y reinas...
• «La homilía tiene la finalidad de explicar a los fieles la Palabra de Dios proclamada en
las lecturas y actualizar su mensaje» (ID 3)45, Y corresponde al sacerdote o al diácono46.
• «La prohibición de admitir a los laicos para predicar, dentro de la celebración de la misa,
también es válida para los alumnos de seminarios, los estudiantes de teología, para los
que han recibido la tarea de «asistentes pastorales» y para cualquier otro tipo de grupo,
hermandad, comunidad o asociación, de laicos» (RS 66). «Se predicará la homilía en
todas las misas que se celebren los domingos y fiestas de precepto con asistencia del
pueblo [...]. Se recomienda la homilía, además, en los días laborables, principalmente en
ciertas ferias de Adviento y de Cuaresma»47. La predicación actualiza la Palabra y, para
eso, conviene prepararla adecuadamente para no caer en la frialdad, la falta de
convicción o el empleo del tiempo de la homilía para otras cosas totalmente distintas a
la aplicación de los textos bíblicos a la vida de los oyentes y del predicador mismo, lo
cual muestra cierta improvisación48. La homilía se hará desde la sede, preferencialmente.
Recuérdese que los sermones largos o muy teóricos (de poca aplicación para la vida
diaria) no son eficaces desde el punto de vista pastoral.
• El celebrante dirige la oración universal desde la sede49.
• Las fórmulas de presentación del pan y del vino se dicen habitualmente en voz baja;
sólo se dicen en voz alta si no hay canto ni suena el órgano50.
• La inclinación del celebrante al In spiritu humilitatis debe hacerse profunde inclinatus51.
• «Merece especial atención la Plegaria Eucarística, que es la parte central de la
celebración de la Eucaristía. Hay que orarla con voz alta y clara, sin precipitación,
haciendo pausas de interiorización»52. «Es un gravísimo abuso modificar las Plegarias
Eucarísticas aprobadas por la Iglesia o adoptar otras compuestas privadamente» (ID 5).
Se insiste en que el celebrante deje de dirigirse al pueblo y, como imagen de Cristo que
ora al Padre, no hable sino a Dios53. Recuérdese que sólo las plegarias eucarísticas I, II y
III admiten el uso de cualquier prefacio; las demás forman un todo con su prefacio y,
por lo tanto, deben recitarse exclusivamente con él. En la consagración del pan, el que
preside dice: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo... », No dice:
«Porque este es mi Cuerpo».
«En algunos lugares se ha difundido el abuso de que el sacerdote parte la hostia en el
momento de la consagración, durante la celebración de la santa misa. Este abuso se
realiza contra la tradición de la Iglesia. Sea reprobado y corregido con urgencia» (RS 55).
• Inmediatamente después de la consagración del pan, adórese unos segundos el Cuerpo
de Cristo con una genuflexión. Hágase lo mismo con la Sangre de Cristo.
• El pan eucarístico se muestra a los fieles sobre la patena o sobre el cáliz (se muestra una
parte de la hostia fraccionada)54.
• «La fracción del Pan se inicia después del gesto de la paz y debe realizarse con la debida
reverencia sin alargarla innecesariamente, a fin de que el gesto [de la paz] no adquiera
un excesivo realce»55.
• «El sacerdote puede dar la paz a los ministros, permaneciendo siempre dentro del
presbiterio, para no alterar la celebración. Hágase del mismo modo si, por una causa
razonable, desea dar la paz a algunos fieles» (RS 72).
• Los ministros extraordinarios de la comunión e incluso los diáconos y sacerdotes deben
recibir el recipiente de la Eucaristía de manos del celebrante, detalle éste
sacramentalmente importante porque manifiesta que la Eucaristía se recibe del Señor56.
• Como se dijo para los ministros extraordinarios de la comunión, el sacerdote «ha de
emplear una sola fórmula, de acuerdo con la última edición del Ordinario de la Misa
para los países de habla hispana. La fórmula es: "El Cuerpo de Cristo" dando espera a
la respuesta del comulgante. Ninguna otra fórmula cabe acá»; por tanto, no debe decir,
por ejemplo: «Cristo, Pan de vida».
• Las normas del Misal Romano admiten el principio de que, en los casos en que se
administra la sagrada Comunión bajo las dos especies, «la sangre del Señor se puede
tomar bebiendo directamente del cáliz, o por intinción» (RS 103). «No se permita al
comulgante mojar por sí mismo la hostia en el cáliz, ni recibir en la mano la hostia
mojada. Por lo que se refiere a la hostia que se debe mojar, ésta debe hacerse de materia
válida y estar consagrada; está absolutamente prohibido el uso de pan no consagrado»
(RS 104).
• Lo que queda de la Sangre del Señor se la toma el sacerdote, el diácono o un acólito
instituido que sirve de ministro del cáliz57.
• Como señal de respeto con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, la limpieza de las patenas
y los vasos sagrados debe hacerse sobre el corporal. Los purifica el sacerdote, uno de los
concelebrantes, el diácono o un acólito instituido58. «El ministro extraordinario de la
comunión está excluido notablemente de la lista de personas que pueden purificar los
utensilios sagrados»59.
Es preferible que la atención a los fieles que requieran al sacerdote se haga después
de retirarse los ornamentos, a la salida de la sacristía.
38. Actualidad litúrgica. Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia. n° 36, p.
10.
41. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción sobre la Constitución de la Sagrada Liturgia, 19.
43. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 33, p.
12.
45. Sagrada Congregación para el Culto Divino, Instrucción Liturgicæ instaurationes, 2,a.
46. Ibídem.
47. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción sobre la Constitución de la Sagrada Liturgia, p. 53.
48. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 36, p.
8.
52. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 36, p.
20.
60. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 32.
pp. 25-28.
*Si hay memoria(s) libre(s), preguntar al sacerdote si celebrará alguna o si prefiere la feria.
65. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 32, p.
6.