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Índice

Presentación

Obediencia
Sobre la actuación del pueblo
Posturas durante la celebración eucarística
Actos de reverencia
Sobre el oficio de los animadores del canto
Aspectos generales
Aspectos particulares
Cualidades de este ministerio
Sobre el oficio del lector
Aspectos prácticos
Cualidades de este ministerio
Sobre el oficio del acólito
Antes de comenzar
Aspectos prácticos
Cualidades de este ministerio
Sobre el oficio del ministro extraordinario de la comunión
Aspectos generales
Aspectos prácticos
Cualidades de este ministerio
Sobre el oficio del ministro ordenado
Aspectos generales
Aspectos particulares
Sobre el oficio del sacristán
Aspectos prácticos
Cualidades del sacristán

Presentación

La delicadeza es un distintivo del amor verdadero. El alma que ama a Dios busca hacer
siempre Su voluntad; además, quiere mostrarle todo el amor que le profesa,
expresándoselo tanto en las cosas grandes como en las pequeñas.
Uno de los campos en donde se puede expresar ese amor es en la celebración de las
acciones litúrgicas, en la que «cada cual, ministro o simple fiel, al desempeñar su
oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde por la naturaleza de la acción y las
normas litúrgicas» (Sacrosanctum concilium [SC], 28), ya que cada acción litúrgica tiene
un fundamento teológico-sacramental y una justificación histórico-jurídica1: además, «la
sagrada liturgia está estrechamente ligada con los principios doctrinales»
(Redemptionis sacramentum[RS],10).

He aquí algunos avisos de importancia acerca del culto del ministerio eucarístico,
extraídos de la constitución Sacrosanctum conciliumsobre la sagrada liturgia, del Concilio
Vaticano II; del Missale Romanum; del Ritual De Sacra Communione et de culto mysterii
eucharistici extra Missam; de las instrucciones: Eucharisticum mysterium, Memoriale
Domini, Inmensæ caritatis y Liturgicæ instaurationis; tambiénInæstimabile
Donum y Redemptionis Sacramentum de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y
la Disciplina de los Sacramentos; de la Instrucción de la Sagrada Congregación de Ritos;
del boletín: Actualidad litúrgica, del Departamento de Liturgia de la Conferencia
Episcopal de Colombia y de otros documentos de la Iglesia.

1. Liturgia y espiritualidad, revista vinculada al Instituto Superior de Liturgia y al Instituto de Teología Espiritual
de Barcelona, año 32, n° 1, enero de 2001.

Obediencia

«Y así como la desobediencia de uno solo hizo pecadores a muchos, así también por la
obediencia de uno solo una multitud accede a la verdadera rectitud» (Rm 5, 19).
La virtud de la obediencia está, como se ve, muy arraigada en el espíritu cristiano. De
Jesús hay una frase que podríamos llamar su biografía: «les obedeció» (Lc 2,51).
Y, ¿cuál fue la misión de Jesucristo?. Él mismo nos lo dice: «Mi voluntad es cumplir la
voluntad del que me ha enviado» (Jn 4, 34).
De hecho, san Pablo pone la obediencia como la esencia de la Redención. Este es el texto
completo: «Tengan unos con otros las mismas disposiciones que estuvieron en Cristo
Jesús: Él, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se
redujo a nada, tomando la condición de servidor, y se hizo semejante a los hombres. Y
encontrándose en la condición humana, se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta
la muerte, y muerte en una cruz» (Flp 2, 5-8).
Además, en la obediencia está, nada más y nada menos que nuestra salvación: «Aunque
era Hijo, aprendió en su pasión lo que es obedecer. Y ahora, llegado a su perfección, es
fuente de salvación eterna para todos los que lo obedecen» (Hb 5, 8-10).
Y también es de Jesús la propuesta de que la obediencia se viva con una delicadeza
mayúscula, hasta en las cosas más pequeñas: «El que es fiel en lo poco, también es fiel
en lo mucho; y el que en lo poco es infiel también es infiel en lo mucho» (Lc 16, 10).

¿Cómo está nuestra disposición para llevar a la práctica esos detalles pequeños que se
recomiendan para las celebraciones de la Eucaristía?.
La Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino nos advierte acerca
de los errores más frecuentes «señalados desde las diversas partes del mundo católico:
confusión de las funciones, especialmente por lo que se refiere al ministerio sacerdotal
y a la función de los seglares, creciente pérdida del sentido de lo sagrado,
desconocimiento del carácter eclesial de la liturgia [...]. Ahora bien, todo esto no puede
dar buenos frutos. Las consecuencias son -y no pueden menos de serlo- la
resquebradura de la unidad de la fe y de culto en la Iglesia, la inseguridad doctrinal, el
escándalo y la perplejidad del pueblo de Dios» (Inaestimabile Donum [ID], 6).

Sobre la actuación del pueblo

• El pueblo está de pie a la entrada del sacerdote-


presidente, como señal de respeto y acogida.
• Al anunciar la proclamación del Evangelio, el sacerdote dice: «Lectura del santo
Evangelio según…». En ese momento todos se signan con el dedo pulgar, se hacen tres
cruces: la primera en la frente, para conocer mejor la palabra; la segunda en los labios,
para anunciada con ardor; y la tercera en el pecho, para vivirla en la práctica diaria. No
se santiguan (hacerse la señal de la cruz desde la frente al ombligo y desde el hombro
izquierdo al derecho, invocando a la Santísima Trinidad), porque ya se hizo al comienzo
de la celebración y, en liturgia, se evitan los duplicados2.
• Durante la lectura del Evangelio, los presentes se vuelven hacia el ambón para
manifestar su especial reverencia a esta lectura culminante3.
• Al finalizar la lectura del Evangelio, el sacerdote dice: «Palabra del Señor» y el pueblo
responde: «Gloria a ti, Señor Jesús» (antes se respondía: «Te alabamos Señor»), para
adherimos mejor a las mismísimas palabras de Cristo.
• A la homilía no se conteste: «Amén» ni «Así sea».
• «El dinero, así como otras ofrendas para los pobres, se pondrán en un lugar oportuno,
pero fuera de la mesa eucarística» (RS 70).
• Inmediatamente después de la consagración del pan y del vino, los fieles quedan en
silencio respetuoso (antes se decía: «Señor mío y Dios mío...», oración que pueden recitar
mentalmente los fieles que lo deseen), porque la aclamación vendrá enseguida.
• La doxología de la Plegaria Eucarística: Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre
omnipotente, en la unidad de! Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los
siglos la dice el presidente sólo (ID 4).
Es que la Plegaria Eucarística [desde que se hace el diálogo: El Señor esté con ustedes -y
con tu espíritu- Levantemos e! corazón ... hasta la doxología: Por Cristo, con Él y en Él...] debe
ser pronunciada en su totalidad, y solamente, por el sacerdote (RS 52).
El pueblo responde: «Amén». Este Amén en particular debería resaltarse con el canto,
dado que es el más importante de toda la misa (RS 52).
• Durante el rezo del Padrenuestro, solamente el presidente levanta las manos. No es
litúrgico que los fieles lo hagan, ni que se cojan de las manos (este es más signo de
hermandad que de nuestra condición de hijos).
• La oración de la paz (Señor Jesucristo, que dijiste a los apóstoles...) es presidencial, es decir,
la dice el sacerdote sólo en nombre de toda la asamblea. El sacerdote termina esa oración
diciendo: ...mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo, el
pueblo concluye: «Tuyo es el Reino...» (antes se decía: «Porque tuyo es el Reino»].
• «Conviene que cada uno de los fieles dé la paz de una manera sobria, únicamente a los
que están cerca4", sin moverse de su puesto (RS 72).
El que da la paz puede decir: «La paz del Señor esté siempre contigo»; y el que la recibe,
«Amén»5".
• Mientras el sacerdote comulga, los fieles deben permanecer de pie (aunque, como signo
externo de adoración, pueden estar de rodillas), y pasarán a comulgar después de que
consuma ambas especies.
• «Cuando los fieles comulgan de rodillas no se les exige ningún otro signo de reverencia
al Santísimo Sacramento, ya que la misma genuflexión es expresión de adoración. En
cambio, cuando comulgan de pie, acercándose al altar procesionalmente, hagan un acto
de reverencia antes de recibir el Sacramento, en el lugar y de manera adecuados, con tal
de no desordenar el turno de los fieles» (Sagrada Congregación de Ritos,
Instrucción Eucharisticum mysterium, 34)6 (por ejemplo, una pequeña inclinación de la
cabeza).
• «La bandeja para la comunión de los fieles se debe mantener, para evitar el peligro de
que caiga la hostia sagrada o algún fragmento» (RS 93).
• Autorizados por la Conferencia Episcopal, los fieles pueden recibir la comunión en la
boca o en la mano, según lo deseen; pero se recomienda que, si lo hacen de este último
modo, lo hagan cuando las manos están perfectamente limpias (para evitar que las
partículas sagradas -en las que sigue presente el Señor- caigan al piso, se ha considerado
siempre un signo de delicadeza que un acólito ponga la patena, y que los fieles reciban
el Pan consagrado en la boca).
• No está permitido que los fieles tomen la Hostia consagrada ni el cáliz sagrado por sí
mismos, ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano. En esta materia,
además, debe suprimirse el abuso de que los esposos, en la misa nupcial, se administren
de modo recíproco la sagrada Comunión. «No se admite que los fieles tomen por sí
mismos el Pan consagrado» (ID 9), ni siquiera cuando el que comulga es monja, monje
o seminarista. Razón: en liturgia no se contempla el autoservicio. Tampoco deben tomar
el cáliz sagrado (cf. Ídem).
• Durante la comunión de los fieles se pueden entonar cantos apropiados. «Se
recomienda a los fieles no descuidar, después de la comunión, una justa y debida acción
de gracias, quedando posiblemente en oración por un conveniente espacio de tiempo»
(ID 17). No es litúrgico recitar oraciones, como sucede cuando, al acabar, algunos fieles
pronuncian la conocida oración: Alma de Cristo, santifícame... ; este acto se sale de las
rúbricas de la Santa Misa (por otra parte, durante la celebración, las oraciones deben ser
dirigidas por el presidente, es decir, el sacerdote, y son de carácter comunitario y no
privado).
• La bendición se recibe de pie, salvo que se haga oración sobre el pueblo, que inclina la
cabeza (no se arrodilla), en señal de humildad.
• Por su significado, espérese de pie a que el sacerdote salga.
• No inicien los fieles oraciones en voz alta inmediatamente después de terminada la
celebración; espérese un poco para que, quienes lo deseen, continúen su acción de
gracias.

Posturas durante la celebración eucarística

De pie: significa prestar atención, alegría y prontitud Le. a la acción.


Sentados: significa escucha atenta, contemplación.
De rodillas: significa oración, actitud de penitencia, adoración y súplica.

RITOS INICIALES (De pie):


Signación: En el nombre del Padre, y...
Saludo
Acto penitenciale
Gloria (si lo hay)
Oración colecta: ...y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA:
Primera lectura (sentados).
Se contesta al final: «Te alabamos, Señor».
Salmo (sentados).
Segunda lectura (si la hay, sentados).
Se contesta al final: «Te alabamos, Señor».
Aleluya (si lo hay, de pie).
Evangelio (de pie).
Se contesta al final: «Gloria a ti, Señor Jesús».
Homilía (si la hay, sentados).
Credo (si lo hay, de pie).
En donde dice: y por obra del Espíritu Santo ... y se hizo hombre, se hace una inclinación
de la cabeza (en la Anunciación del Señor [marzo 25] Y en la Natividad del Señor
[diciembre 25] se ponen de rodillas).
Oración de los fieles (si la hay, de pie).

LITURGIA EUCARÍSTICA:
Procesión con las ofrendas (si la hay, sentados).
Presentación del pan y del vino (sentados).
Lavabo (sentados).
Oración sobre las ofrendas (de pie)7,
Plegaria eucarística
Diálogo introductorio al prefacio (de pie).
Prefacio (de pie).
Santo (de pie).
Consagración del pan y del vino (de rodillas desde que el sacerdote coloca ambas manos
sobre las ofrendas hasta el final de la consagración; luego, de pie).
(Cuando la salud, la estrechez del lugar, la aglomeración de la concurrencia o cualquier
otra causa razonable impidan a los fieles arrodillarse, deben hacer una inclinación
profunda)8,
Conclusión (de pie).

RITO DE LA COMUNIÓN:
Oración del Señor o Padrenuestro (de pie).
Rito de la paz (de pie).
Fracción del Pan (de pie).
Comunión (de pie).
Silencio después de la comunión (sentados).
Oración después de la comunión (de pie).

RITO DE CONCLUSIÓN:
Bendición (de pie [inclinada la cabeza si hay oración sobre el pueblo]).
Despedida (de pie).

2. Institutio Generalis Missalis Romani. 3' ed., p. 134.

3. Ibíd., p. 133.

4. Ibíd., p. 82.

5. Ibíd., p. 154.

6. Ibíd., 144 e; 246 b: 247 b: Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, Instrucción Inæstimabile
Donum, 11.

7. Esta norma era distinta: se permanecía sentados hasta después de la respuesta al Orad hermanos... , con el fin
de diferenciar la preparación de la Eucaristía de la liturgia eucarística propiamente dicha. Cf. Institutio Generalis
Missalis Romani, 3a ed, p. 43, p.l46.

8. Ibíd., p. 43.

Actos de reverencia

Genuflexión. Consiste en doblar la rodilla, bajándola hasta el suelo. Se hace al pasar


frente al sagrario (lugar donde se guarda a Cristo sacramentado), o frente del Santísimo
Sacramento cuando esté expuesto en la custodia (pieza de oro, plata u otro metal en que
se expone el Santísimo Sacramento a la pública veneración) sobre el altar. No es
necesario santiguarse ni inclinarse. No es obligatorio hacer la genuflexión para pasar a
comulgar. Si en el altar no está Jesús sacramentado y se pasa entre el altar y el sagrario,
se hace la genuflexión dirigiéndose hacia el sagrario.
Inclinación de la cabeza. Se hace al pasar frente a las imágenes -especialmente ante los
crucifijos- y ante el sacerdote que preside la celebración, si hay que pasar frente a él.
Inclinación del cuerpo. No está previsto que el pueblo ejecute este acto en la celebración
de la Eucaristía.
Sobre el oficio de los animadores del canto

Aspectos generales

• El día domingo y las solemnidades son los apropiados


para la interpretación de cantos más festivos y más conocidos por la asamblea.
• Los demás días se podría omitir el canto del Aleluya, reservándolo para el domingo, por
su significado; a cambio, se puede cantar un verso interleccional.
Igualmente, podría suprimirse el canto del Señor ten piedad y el del Cordero de Dios;
también se puede suprimir el canto durante la presentación de ofrendas, dando así más
importancia al silencio en ese momento.
• Cuando está establecido un coro o un cantante idóneo, será éste quien entone los cantos
apropiados para cada momento de la celebración.
• La nueva Ordenación General del Misal Romano no permite la sustitución de cantos o
himnos por otros que no digan lo mismo; se refiere al Cordero de Dios y a las demás
partes de la misa9.
• Recuérdese que el canto gregoriano es el más propio de la liturgia romana10,
• «En tiempo de Cuaresma [...] se permiten los instrumentos musicales sólo para sostener
el canto, como corresponde al carácter penitencial de este tiempo»11>, salvo el cuarto
domingo de Cuaresma, Lætare.
Asimismo, en el tiempo de Adviento «deben usarse con moderación los instrumentos
musicales»12, salvo el tercer domingo.
• Durante el tiempo de Cuaresma no se debe cantar el Aleluya, a no ser en las
solemnidades.
Aspectos particulares

• El canto de entrada tiene que estar acomodado a la acción sagrada o a la índole del día
o del tiempo litúrgico y debe ser un texto aprobado por la Conferencia Episcopal13.
• Se recomienda que se cante el salmo responsorial14.
«Recuérdese que durante la Plegaria Eucarística [desde que se hace el diálogo: El
Señor esté con ustedes -Y con tu espír!tu. Levantemos el corazón... hasta la doxología: Por
Cristo, con Él y en Él...] no se deben ejecutar cantos» (ID 6). Tampoco debe ejecutarse
música alguna15. Este otro documento enfatiza la norma: «Mientras el sacerdote
celebrante pronuncia la Plegaria Eucarística, no se realizarán otras oraciones o cantos, y
estarán en silencio el órgano y los otros instrumentos musicales» (RS 53).
• Antes de iniciar el canto: «Cordero de Dios...» debe esperarse un poco para que los fieles
se den la paz16,
A propósito: existen cantos para la paz, distintos del Cordero de Dios... los cuales -en
ningún caso- lo reemplazan.
• Se inicia el canto de la comunión después de que el sacerdote comulgue el Cuerpo de
Cristo.
Durante la comunión es bueno escoger no solamente cantos eucarísticos, sino aquellos
que expresen la participación en la mesa del Señor. Además, el canto de la comunión
debe ser de índole comunitaria17.
Después de la comunión, permítase un espacio de tiempo en silencio para la oración.
No es litúrgico incluir cantos de carácter popular (como los villancicos, por ejemplo)
dentro de la celebración de la Eucaristía. Éstos se pueden cantar después de la misa.
Tampoco conviene incluir en el repertorio letras totalmente profanas, sin contenido
doctrinal religioso.

Cualidades de este ministerio

No solamente es necesario que los cantores tengan las cualidades técnicas para
interpretar con gusto y armonía los cantos litúrgicos, sino que deben conocer cuáles
corresponden a las diferentes partes de la celebración eucarística: los cantos de entrada,
los del momento penitencial, gloria, cantos entre las lecturas, aclamación al Evangelio,
profesión de fe, procesión de ofrendas, santo, Padrenuestro, momento de la paz,
Cordero de Dios, cantos para la comunión, cantos de despedida.
• Los cantores deben conocer también los cantos que se emplean para los diferentes
tiempos del año litúrgico, los de los sacramentos, los que se hacen en honor de la Virgen
María, los que se emplean para misas de difuntos, entre otros.
• Debe recordarse que el oficio se llama Animación del canto, no se trata de un simple
«coro»18.

9. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 366.

10. Ibíd., p. 41.

11. Ordo, Calendario Litúrgico para la celebración de la Eucaristía y de la Liturgia de las Horas. Conferencia Episcopal
de Colombia, Departamento de Liturgia.

12. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 313.

13. Ibíd., p. 48.

14. Ibíd., p. 6l.

15. Cf. Ordenación General del Misal Romano, 12; cf. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de
la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 34, p. 30.

16. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 35, p.
3l.

17. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 86.

18. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 36, p.
l0.

Sobre el oficio del lector

Aspectos prácticos
• El lugar para proclamar las lecturas es el ambón; los fieles escogidos como lectores no
deben leer desde su puesto.
• Es importante que el lector «permita que quien preside la celebración y la asamblea se
acomoden en su puesto, se sienten y, cuando haya silencio, empiece a proclamar»19.
• No se lea lo que está escrito en color rojo. No se diga, por ejemplo, «Primera
lectura» ni «Salmo responsorial» o «Al salmo respondemos» o «Salmo de respuesta».
Tampoco deben añadirse palabras, como: «Esta es Palabra de Dios» o «Es Palabra de Dios»;
dígase: «Palabra de Dios». La razón es que «el lector se identifica tanto con aquello que
anuncia, que él mismo se hace Palabra de Dios»20. Téngase cuidado de no hacer
entonación de interrogación, como si se estuviera preguntando: «¿Palabra de Dios?»21.
El sacerdote, al finalizar la lectura del Evangelio, levanta el leccionario para decir:
«Palabra del Señor»; esto no lo hace quien proclama las otras lecturas: debe dejarse el
leccionario en el atril.
• El lector debe leer pausadamente, articulando con la debida distinción las vocales,
consonantes y sílabas de las palabras para hacer plenamente inteligible lo que se lee.
• El micrófono estará a una cuarta de distancia de la boca (la cuarta es la medida de la
mano abierta y extendida desde el extremo del pulgar al del meñique). Así se evitan
circunstancias que impiden una buena comprensión de lo que se lee: por ejemplo, que
la «p» suene como un golpe; la «s», como un silbido fuerte; o que se escuche la
respiración.
• «No es necesario estar pasando la cinta de una hoja a otra; lo mejor es dejarla en su
puesto para evitar posibles confusiones en otras celebraciones»22.
• «Al terminar la lectura, se debe hacer una pausa de tres segundos antes de decir:
"Palabra de Dios"23.
• Es conveniente hacer unos instantes de silencio entre la primera lectura y el salmo, para
facilitar la meditación24.
• «Si hay dos lectores para tres lecturas, el mismo que proclamó la primera hará la
segunda y el otro proclamará el salmo»25 y el versículo anterior al Evangelio. Así mismo,
cuando hay una sola lectura, uno proclamará la lectura y el otro el salmo. El cambio de
voz del lector al salmista y el espacio de tiempo entre la subida al ambón de estos dos
ministros favorece la contemplación de la Palabra; por eso se insiste en que quien
proclama el salmo no sea el mismo que proclamó la primera lecrura26, ya que es a todas
luces un texto muy diverso.
• El versículo anterior al Evangelio suele ir intercalado entre el canto del Aleluya (salvo
en cuaresma, que no se dice ni se canta el Aleluya). Como norma general, si se proclama
el versículo, el Aleluya debe cantarse; si no, se omite el versículo27.
• Se recomienda que el salmo se cante. «Si no es posible cantar el salmo, éste debe
recitarse del modo más apto en vistas a favorecer la meditación de la Palabra de Dios»28.
• La lectura del Evangelio está reservada al diácono o al sacerdote, lo mismo que la
homilía (ID 2-3). La homilía nunca la hará un laico. Se recuerda que debe tenerse por
abrogada, según lo prescrito en el canon 767 § 1, cualquier norma precedente que
admitiera a los fieles no ordenados para poder hacer la homilía en la celebración
eucarística. Se reprueba esta concesión, sin que se pueda admitir ninguna fuerza de la
costumbre»(RS 65).

Cualidades de este ministerio

• «Las lecturas [...] sean confiadas a un lector o a otros laicos preparados espiritualmente
y técnicamente» (ID 2).
• La preparación espiritual presupone, por lo menos, una doble instrucción: bíblica y
litúrgica. La instrucción bíblica debe apuntar a que los lectores estén capacitados para
percibir el sentido de las lecturas en su propio contexto y para entender a la luz de la fe
el núcleo central del mensaje revelado.
• La instrucción litúrgica debe facilitar a los lectores una cierta percepción del sentido y
de la estructura de la liturgia de la Palabra, y las razones de la conexión entre ésta y la
liturgia eucarística.
• «La preparación técnica debe consistir en que los lectores sean cada día más aptos en el
arte de proclamar delante del pueblo, ya sea de viva voz, ya sea con ayuda de los
instrumentos modernos de amplificación sonora»29.
• Se requiere de práctica y de talleres para proclamar la Palabra, en vez de leerla,
simplemente30. «La proclamación es un anuncio solemne, una declaración»31.
• Es necesario diferenciar las lecturas para hacer una entonación adecuada de ellas: no es
lo mismo recitar un cántico o un salmo que narrar una historia o leer una exhortación.
Conviene que sean nombrados lectores quienes ya distingan estos estilos literarios y el
modo adecuado de proclamarlos.

19. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 34, p.
21.

20. Ibíd., n°35, p. 22.

21. Ibídem.

22. Ibíd., n°35, p. 21.

23. Ibídem.
24. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 56; p. 128.
25. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 35, p.
23.

26. Liturgia y espiritualidad, revista vinculada al Instituto Superior de Liturgia y al Instituto de Teología Espiritual
de Barcelona, año 32, n° 1, enero de 2001, que cita alInstituto Generalis Missalis Romani, 3a ed, p. 56.

27. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 35, p.
23.

28. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 61.

29. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 35,
pp. 19-20.

30. Ibíd., n° 36, p. 10.

31. Ibid., n° 35, p. 18.

Sobre el oficio del acólito

Antes de comenzar

• Es muy importante que el acólito llegue a la iglesia con anticipación para verificar que
todo lo necesario para la misa esté listo: el Misal, el leccionario abierto en la página que
corresponde a las lecturas del día, los micrófonos funcionando, el cáliz y las vinajeras
en la credencia (mesa o repisa que se pone inmediata al altar, a fin de tener a mano lo
necesario: vasos sagrados, vinajeras, patena de los fieles, etc.); en fin, revisar que el
trabajo del sacristán haya sido bien hecho. Además, conviene que se lave las manos.
Aspectos prácticos

• Después de entrar con el sacerdote, ha de ubicarse en un lugar discreto con la vista


puesta en el celebrante (no en el pueblo), conservar la mayor compostura posible y
evitar todo movimiento que distraiga la participación de los fieles (no moverse de un
lado a otro del altar, ni siquiera para tocar la campana).
• El acólito no debe sentarse en la sede, al lado del presidente; este lugar está reservado
para los diáconos o para otros ministros ordenados en las concelebraciones. Destínese
para ello una pequeña silla cerca de la credencia.
• Sobre el altar no se debe colocar el cáliz ni el copón hasta que no haya terminado la
liturgia de la Palabra.
• Recuérdese que en la presentación de ofrendas se entregan al sacerdote las vinajeras
sobre su bandeja para que él mismo se surta de vino y agua. Es ideal mantener la bandeja
en la mano (a veces, por comodidad, se refiere colocarlas en el extremo del altar).
• El lavabo no debe omitirse. Hágase por fuera del altar (es importante no incomodar al
sacerdote colocando muy alta la vasija donde se recibe el agua).
• La campana debe tocarse con moderación: un solo toque cuando el sacerdote pone las
manos sobre las ofrendas, tres toques durante la elevación de la Hostia consagrada y
tres toques durante la elevación del Vino consagrado (no se toca durante la adoración,
cuando el sacerdote hace la genuflexión).
• El acólito no debe transportar el copón con las hostias consagradas del sagrario al altar
ni viceversa.
• Solamente el sacerdote o el diácono pueden hacerlo.
• Al usar la patena de los fieles para recoger las migajas que caen durante la comunión
del pueblo, es bueno retirarla cuando alguien desee recibirla en las manos.

Cualidades de este ministerio

• La finalidad de este ministerio está descrita en el boletín del Departamento de Liturgia


de la Conferencia Episcopal española, Actualidad litúrgica, n° 25:
1. Prestan un servicio desinteresado.
2. Han de formarse en la responsabilidad que han adquirido.
3. Deben dar testimonio de vida cristiana.

Nota:
+ «Como es sabido, las funciones que la mujer puede ejercer en la asamblea litúrgica son
varias; entre ellas la lectura de la Palabra de Dios y la proclamación de las intenciones
en la oración de los fieles. No están permitidas a las mujeres las funciones de servicio al
altar» (ID 18)32. Sin embargo, la carta de 1994 de la Congregación para el culto Divino y
la Disciplina de los Sacramentos amplió la norma: con la autorización pública del obispo
del lugar podrán prestar ese servicio*.
32. Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino. Instrucción Liturgicæ instaurationes [LI], 7.

Sobre el oficio del ministro extraordinario


de la Comunión

Aspectos generales

• «Solamente por verdadera necesidad se recurra al auxilio de ministros extraordinarios,


en la celebración de la Liturgia. [...] esto no está previsto con el fin de asegurar una plena
participación a los laicos, sino que, por su naturaleza, es suplementario y provisional»
(RS 151).
• «El fiel, religioso o seglar, autorizado como ministro extraordinario de la comunión,
podrá distribuir la comunión, solamente cuando falten el sacerdote, el diácono o el
acólito, cuando el sacerdote esté impedido por enfermedad o por su edad avanzada, o
cuando el número de fieles que se acercan a la comunión sea tan grande que haría
prolongar excesivamente la celebración de la misa» (ID 10)33; «cuando es tan grande el
número de los fieles que se acercan a la Comunión, que la celebración de la Misa se
prolongaría demasiado» (RS 158). «Pero esto debe entenderse de forma que una breve
prolongación sería una causa absolutamente insuficiente» (Ídem). «Sólo donde la
necesidad lo requiera, los ministros extraordinarios pueden ayudar al sacerdote
celebrante, según las normas del derecho» (RS 88).
• «Llamar [a alguien] ministro extraordinario significa que sólo puede ejercitar el cargo
recibido en ausencia de los ministros ordinarios. Si hay diáconos o sacerdotes, son éstos
los que deben distribuir la Eucaristía, empezando por el presidente de la celebración,
que es el que con mayor coherencia, en nombre de Cristo, reparte a sus hermanos el
Cuerpo y la Sangre del Señor. Todos los documentos desautorizan expresamente el que
un sacerdote se siente y deje que sean los laicos solos los que repartan la comunión»34.
• «Si lo aconsejan razones de verdadera necesidad, conforme a las normas del derecho,
el obispo diocesano puede delegar también otro fiel laico como ministro extraordinario,
ya sea para ese momento, ya sea para un tiempo determinado, recibida en la manera
debida la bendición» (RS 155). El Obispo nombrará con el rito correspondiente al
ministro extraordinario de la comunión que haya sido escogido y preparado por el
párroco bajo los cánones establecidos; para ello se utiliza el Ritual del Culto (pp. 139-
142).
• «Sólo en casos especiales e imprevistos, el sacerdote que preside la celebración
eucarística puede dar un permiso ad actum» (Ídem). En esos casos esporádicos, en los
misales se encuentra el Rito para designar un ministro ocasional para la distribución de la
sagrada comunión.
• «Si habitualmente hay número suficiente de ministros sagrados, también para la
distribución de la sagrada Comunión, no se pueden designar ministros extraordinarios
de la sagrada Comunión. En tales circunstancias, los que han sido designados para este
ministerio, no lo ejerzan. Repruébese la costumbre de aquellos sacerdotes que, a pesar
de estar presentes en la celebración, se abstienen de distribuir la comunión,
encomendando esta tarea a laicos» (RS 157).

Aspectos prácticos

• El ministro extraordinario de la comunión debe subir al presbiterio después que el


celebrante haya comulgado35.
• El ministro extraordinario de la comunión «ha de emplear una sola fórmula, de acuerdo
con la última edición del Ordinario de la Misa para los países de habla hispana. La
fórmula es: "El Cuerpo de Cristo" [...]. Ninguna otra fórmula cabe acá»36; por lo tanto no
debe decir, por ejemplo: «Cristo, Pan de vida».
• También se le debe dar tiempo suficiente al comulgante para que pueda contestar:
«Amén», antes de colocar la Hostia consagrada en su boca.
• Los fieles no pueden tomar por sí solos la Eucaristía, ya que el Cuerpo y la Sangre del
Señor no se toma, sino que se recibe, ni siquiera en el caso de monjas, monjes o
seminaristas (los concelebrantes, en cambio, sí lo toman porque ellos mismos lo han
consagrado y, como consagrantes, son también figura de Cristo)37.
• El ministro extraordinario de la comunión estará bien presentado (sin trajes deportivos,
como sudaderas o pantalonetas) y muy limpio.
• El ministro extraordinario de la comunión se lavará las manos antes y después de
repartir la comunión.

Cualidades de este ministerio

• Según el Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal, Actualidad


litúrgica, n° 28, p. 8-9, es necesario que el ministro extraordinario de la comunión cumpla
los siguientes requisitos:
1. Conocer, estudiar y aplicar los documentos oficiales de la Iglesia relacionados con la
liturgia eucarística.
2. Saber los nombres de lugares, vestiduras, libros, vasos sagrados y utensilios litúrgicos
en general.
3. Participar de viva voz -sabiendo bien las respuestas actuales- de la celebración
eucarística.
4. Estar entrenado en el servicio al altar para cuando no se dispone de la presencia o
ayuda de monaguillos.
5. Conocer el Misal, distinguir las diversas partes que lo conforman y aprender a
registrado.
6. Entrenarse en el manejo y buen uso del incensario mediante prácticas que ayuden a
utilizado con destreza y naturalidad.

33. Institutio Generali, Missalis Romani. 3a ed, p.162.


34. Actualidad litúrgica. Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de
Colombia. n° 28, p. 21.
35. Institutio Generalis Missalis Romani. 3a ed., p. 162 (antes se establecía que subieran al altar
durante la fracción del Pan).
36. Actualidad litúrgica. Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de
Colombia. n° 28, p. 12.
37. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 160.
Sobre el oficio del ministro ordenado

Aspectos generales

• Ceñirse a las recomendaciones de los misales y leccionarios no solamente es un gesto


de comunión eclesial, sino que muestra la humildad del ministro ordenado y da ejemplo
de obediencia al Magisterio de la Iglesia.
«El Misterio de la Eucaristía es demasiado grande para que alguien pueda permitirse
tratarlo a su arbitrio personal, lo que no respetaría ni su carácter sagrado ni su
dimensión universal. Quien actúa contra esto, cediendo a sus propias inspiraciones,
aunque sea sacerdote, atenta contra la unidad substancial del rito romano, que se debe
cuidar con decisión» (RS 11).
• «Cese la práctica reprobable de sacerdotes, o diáconos, o bien fieles laicos, de cambiar
y variar a su propio arbitrio, aquí o allí, los textos de la sagrada liturgia que ellos
pronuncian. Cuando hacen esto, convierten en inestable la celebración de la sagrada
liturgia y no raramente adulteran el sentido auténtico de la liturgia» (RS 59).
Además, la uniformidad facilita a los fieles su participación activa, sin confundirlos: «La
unidad de criterios entre uno y otro presidente de asambleas litúrgicas está
cuestionando seriamente la participación de los fieles: "¿A qué nos atenemos?". Y:"¿A
quién le creemos?"»38.
• Conviene mucho tener presentes los actos presidenciales, en los que actúa dirigiéndose
a Dios en nombre de todo el pueblo o al pueblo en nombre de Dios y de Cristo, los cuales
debe decir sólo el sacerdote. Este es el caso de la doxología de la Plegaria Eucarística y
de la Oración de la Paz.
• Es también muy importante que el ministro ordenado tenga en cuenta las oraciones que
son secretas (que no deben decirse en voz alta), como la que se hace durante el lavabo o
las que se hacen en la fracción del Pan.
• «Que nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa
propia» (SC 22 § 3).
• No conviene distorsionar las oraciones que trae el Misal Romano agregando intenciones
particulares que el presidente quisiera incluir en las mismas (ejemplo: en la memoria de
un santo, mencionar a un difunto en la oración colecta o en la oración sobre las ofrendas
o en la oración después de la comunión).
Tampoco es bueno incluir, dentro de la celebración de la santa misa, oraciones no
litúrgicas (por ejemplo: Alma de Cristo, santifícame... después de la comunión, una
oración a la Santísima Virgen, etc.). Éstas se pueden recitar después, si se desea.
• Cuando hay canto, no hay necesidad de decir la antífona (ejemplo: si se canta durante
la comunión no será necesario leer la antífona de la comunión; lo mismo se aplica al
canto de entrada).
• El presidente de la asamblea debe favorecer el silencio y dar espacio para la oración 39.
Hay varios momentos especiales de silencio: en el acto penitencial, después del Oremos
de la oración colecta, entre la primera lectura y el salmo, después de la homilía40 y
después de la comunión.
• «Los pastores de almas deben fomentar con diligencia y paciencia la educación litúrgica
y la participación activa de los fieles [...], cumpliendo así una de las funciones
principales del fiel dispensador de los misterios de Dios» (SC 19)41.
• «El Misal Romano debe quedar como un instrumento para testimoniar y conformar la
mutua unidad del rito romano en la diversidad de lenguas y culturas, como su signo
preeminente»42.
• «Exceptuadas las celebraciones de la misa que, según las horas y los momentos, la
autoridad eclesiástica establece que se hagan en la lengua del pueblo, siempre y en
cualquier lugar es lícito a los sacerdotes celebrar el santo sacrificio en latín» (RS 112).
• Los presbíteros presentes en la celebración eucarística, si no están excusados por una
justa causa, ejerzan la función propia de su Orden, como habitualmente, y participen
por lo tanto como concelebrantes, revestidos con las vestiduras sagradas. De otro modo,
lleven el hábito coral propio o la sobrepelliz sobre la vestidura talar. No es apropiado,
salvo los casos en que exista una causa razonable, que participen en la misa, en cuanto
al aspecto externo, como si fueran fieles laicos» (RS 128).
• «Nunca es lícito a los laicos asumir las funciones o las vestiduras del diácono o del
sacerdote, u otras vestiduras similares» (RS 153).

Aspectos particulares

• «Antes de ponerse el alba, si no cubre totalmente el vestido común alrededor del cuello,
empléese el amito» (RS 122). «El sacerdote que se reviste con la casulla, conforme a las
rúbricas, no deje de ponerse la estola» (RS 123).
• Es bueno que el ministro ordenado que va a celebrar la Eucaristía verifique que el
sacristán haya cumplido sus labores (ver indicaciones sobre el oficio del sacristán al final
de este documento).
• «Tanto el que preside como la asamblea deben distinguirse por la puntualidad para
comenzar a la hora exacta»43. Del mismo modo, recuérdese que el tiempo del que se
dispone entre semana es menor: una celebración de la Eucaristía mayor de media hora
es excesiva para muchos fieles, que deben trabajar.
• Cuando no se hace canto de entrada, el presidente puede adaptar la antífona de entrada
a manera de monición44.
• Solamente en la oración colecta se usa la conclusión larga: Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén. O Él, que vive y reina... o Tú que vives y... En la oración sobre las ofrendas y
en la oración después de la comunión se utiliza la terminación corta: Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén. O Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. O Tú que vives
y reinas...
• «La homilía tiene la finalidad de explicar a los fieles la Palabra de Dios proclamada en
las lecturas y actualizar su mensaje» (ID 3)45, Y corresponde al sacerdote o al diácono46.
• «La prohibición de admitir a los laicos para predicar, dentro de la celebración de la misa,
también es válida para los alumnos de seminarios, los estudiantes de teología, para los
que han recibido la tarea de «asistentes pastorales» y para cualquier otro tipo de grupo,
hermandad, comunidad o asociación, de laicos» (RS 66). «Se predicará la homilía en
todas las misas que se celebren los domingos y fiestas de precepto con asistencia del
pueblo [...]. Se recomienda la homilía, además, en los días laborables, principalmente en
ciertas ferias de Adviento y de Cuaresma»47. La predicación actualiza la Palabra y, para
eso, conviene prepararla adecuadamente para no caer en la frialdad, la falta de
convicción o el empleo del tiempo de la homilía para otras cosas totalmente distintas a
la aplicación de los textos bíblicos a la vida de los oyentes y del predicador mismo, lo
cual muestra cierta improvisación48. La homilía se hará desde la sede, preferencialmente.
Recuérdese que los sermones largos o muy teóricos (de poca aplicación para la vida
diaria) no son eficaces desde el punto de vista pastoral.
• El celebrante dirige la oración universal desde la sede49.
• Las fórmulas de presentación del pan y del vino se dicen habitualmente en voz baja;
sólo se dicen en voz alta si no hay canto ni suena el órgano50.
• La inclinación del celebrante al In spiritu humilitatis debe hacerse profunde inclinatus51.
• «Merece especial atención la Plegaria Eucarística, que es la parte central de la
celebración de la Eucaristía. Hay que orarla con voz alta y clara, sin precipitación,
haciendo pausas de interiorización»52. «Es un gravísimo abuso modificar las Plegarias
Eucarísticas aprobadas por la Iglesia o adoptar otras compuestas privadamente» (ID 5).
Se insiste en que el celebrante deje de dirigirse al pueblo y, como imagen de Cristo que
ora al Padre, no hable sino a Dios53. Recuérdese que sólo las plegarias eucarísticas I, II y
III admiten el uso de cualquier prefacio; las demás forman un todo con su prefacio y,
por lo tanto, deben recitarse exclusivamente con él. En la consagración del pan, el que
preside dice: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo... », No dice:
«Porque este es mi Cuerpo».
«En algunos lugares se ha difundido el abuso de que el sacerdote parte la hostia en el
momento de la consagración, durante la celebración de la santa misa. Este abuso se
realiza contra la tradición de la Iglesia. Sea reprobado y corregido con urgencia» (RS 55).
• Inmediatamente después de la consagración del pan, adórese unos segundos el Cuerpo
de Cristo con una genuflexión. Hágase lo mismo con la Sangre de Cristo.
• El pan eucarístico se muestra a los fieles sobre la patena o sobre el cáliz (se muestra una
parte de la hostia fraccionada)54.
• «La fracción del Pan se inicia después del gesto de la paz y debe realizarse con la debida
reverencia sin alargarla innecesariamente, a fin de que el gesto [de la paz] no adquiera
un excesivo realce»55.
• «El sacerdote puede dar la paz a los ministros, permaneciendo siempre dentro del
presbiterio, para no alterar la celebración. Hágase del mismo modo si, por una causa
razonable, desea dar la paz a algunos fieles» (RS 72).
• Los ministros extraordinarios de la comunión e incluso los diáconos y sacerdotes deben
recibir el recipiente de la Eucaristía de manos del celebrante, detalle éste
sacramentalmente importante porque manifiesta que la Eucaristía se recibe del Señor56.
• Como se dijo para los ministros extraordinarios de la comunión, el sacerdote «ha de
emplear una sola fórmula, de acuerdo con la última edición del Ordinario de la Misa
para los países de habla hispana. La fórmula es: "El Cuerpo de Cristo" dando espera a
la respuesta del comulgante. Ninguna otra fórmula cabe acá»; por tanto, no debe decir,
por ejemplo: «Cristo, Pan de vida».
• Las normas del Misal Romano admiten el principio de que, en los casos en que se
administra la sagrada Comunión bajo las dos especies, «la sangre del Señor se puede
tomar bebiendo directamente del cáliz, o por intinción» (RS 103). «No se permita al
comulgante mojar por sí mismo la hostia en el cáliz, ni recibir en la mano la hostia
mojada. Por lo que se refiere a la hostia que se debe mojar, ésta debe hacerse de materia
válida y estar consagrada; está absolutamente prohibido el uso de pan no consagrado»
(RS 104).
• Lo que queda de la Sangre del Señor se la toma el sacerdote, el diácono o un acólito
instituido que sirve de ministro del cáliz57.
• Como señal de respeto con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, la limpieza de las patenas
y los vasos sagrados debe hacerse sobre el corporal. Los purifica el sacerdote, uno de los
concelebrantes, el diácono o un acólito instituido58. «El ministro extraordinario de la
comunión está excluido notablemente de la lista de personas que pueden purificar los
utensilios sagrados»59.
Es preferible que la atención a los fieles que requieran al sacerdote se haga después
de retirarse los ornamentos, a la salida de la sacristía.
38. Actualidad litúrgica. Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia. n° 36, p.
10.

39. Ibíd., n° 36, p. 11.

40. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 56.

41. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción sobre la Constitución de la Sagrada Liturgia, 19.

42. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., final.

43. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 33, p.
12.

44. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 48.

45. Sagrada Congregación para el Culto Divino, Instrucción Liturgicæ instaurationes, 2,a.

46. Ibídem.

47. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción sobre la Constitución de la Sagrada Liturgia, p. 53.

48. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 36, p.
8.

49. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 71.

50. Ibíd., p, 142; cf. Ordinario de la Misa, 1975, pp. 20-21.

51. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 143.

52. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 36, p.
20.

53. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 31.

54. Ibíd., p. 84.

55. Ibíd., p. 83.

56. Ibíd., p. 162.

57. Ibíd., 284b; p. 279.

58. Ibíd., p. 163; p. 279.


59. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 37, p.
30.
Sobre el oficio del sacristán
Aspectos prácticos 60

 Barrer bien la alfombra y tapetes del presbiterio.


• Cambiar el conopeo del sagrario de acuerdo con el color que indique el Ordo*.
• Sobre el altar no se debe disponer absolutamente nada, fuera del mantel siempre
blanco61 (verificar que esté completamente limpio).
• En el lugar de la proclamación de la Palabra, el paño que lo cubre debe estar limpio.
Colocar el Leccionario correspondiente según el Ordo y e! micrófono bien instalado,
verificando que tenga buen sonido.
• En la sede presidencial, colocar el libro de la sede o Misal Romano, la lista con las
intenciones de la semana y e! micrófono bien instalado, verificando que tenga buen
sonido.
• En la credencia, colocar el cáliz, la patena, el copón, pan suficiente para la comunión de
los fieles (si se requiere) y pan para el sacerdote-presidente, las vinajeras con agua y vino
suficientes, el corporal, el purificador, el platillo y la jarra para el lavabo con agua
suficiente, el manutergio limpio, la patena para la comunión de los fieles, la caja con la
llave del Sagrario y el libro de la oración universal (o de los fieles). A un lado de la
credencia, colocar la campanilla.
• En la sacristía, disponer bien la casulla y estola de acuerdo con el color litúrgico del día
(según el Ordo), el cíngulo y el alba. No puede olvidarse de limpiar el polvo de la mesa
antes de colocar estas vestiduras litúrgicas. Igual cuidado debe tener con los muebles de
la sacristía y del presbiterio.
• Conviene observar silencio en la sacristía antes de iniciar la celebración62.
• Verificar que las flores estén siempre en buen estado y que nunca se coloquen sobre el
altar63.
Recuérdese que «en tiempo de Cuaresma queda prohibido adornar con flores el altar» -
salvo el 4° domingo, Lætare- y que «deben usarse con moderación» en el tiempo de
Adviento.
• Antes de dar comienzo a la celebración, abrirá las puertas de la iglesia, tocará las
campanas (media hora antes, al cuarto de hora y a la hora exacta), encenderá las luces y
los cirios, prenderá el equipo de sonido y se cerciorará de su buen funcionamiento.
• Al final de la celebración, deberá: recoger la colecta en una sola canastilla y entregársela
al párroco, dejar todo en su puesto, apagar el equipo de sonido, las luces y los cirios,
cerrar las puertas de la sacristía y de la iglesia.

Cualidades del sacristán

• «Silentium et modestiam in sacristia et secretario observare curet: que cuide el silencio y la


modestia, tanto en la sacristía como en el "secretario" (la sala donde en días solemnes se
revisten los ministros sagrados e inician la procesión de entrada)»64.
• Su compostura se notará especialmente en los actos de reverencia al pasar delante del
altar o de las imágenes sagradas (genuflexiones al pasar ante el sagrario o ante el
Santísimo expuesto en la Custodia, inclinación de la cabeza ante los crucifijos e
imágenes...).
• Del sacristán depende que la iglesia, con todos sus locales, aparezca ante los fieles como
un espacio limpio, agradable, acogedor, preparado en las mejores condiciones, tanto en
cuanto a iluminación, como a temperatura (ventanas abiertas o cerradas) y sonorida65.

60. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 32.
pp. 25-28.

*Si hay memoria(s) libre(s), preguntar al sacerdote si celebrará alguna o si prefiere la feria.

61. Institutio Generalis Missalis Romani, 3a ed., p. 117; p. 306.

62. Ibíd., p. 45.

63. Ibíd., p. 305.

64. Ceremonial de Obispos, 37.

65. Actualidad litúrgica, Boletín del Departamento de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Colombia, n° 32, p.
6.

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