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Universidad de

Pamplona
Centro de Educación Virtual y a Distancia

Programas de Educación a Distancia

Hacia un Nuevo
Contrato con la
Naturaleza
Nidia Yolive Vera
José Efraín Cuy Esteban

43 Años Formando Colombianos de Bien


Álvaro González Joves
Rector

María Eugenia Velasco Espitia


Decana Facultad de Estudios Avanzados, Virtuales, a Distancia y Semiescolarizados

Luis Armando Portilla Granados


Director Centro de Educación Virtual y a Distancia
Tabla de Contenido
Presentación
Introducción
Horizontes

UNIDAD 1: Medio Ambiente, Globalización y Neoliberalismo


Descripción Temática
Horizontes
Núcleos Temáticos y Problemáticos
Proceso de Información
1.1 GLOBALIZACIÓN Y CRISIS MEDIOAMBIENTAL GLOBAL
1.2 LATINOAMÉRICA FRENTE A LA CRISIS AMBIENTAL
1.3 POLÍTICA ECOLÓGICA: ¿UN ASUNTO NACIONAL O GLOBAL?
1.4 EL AMBIENTALISMO NEOLIBERAL
1.5 LA PROBLEMATICIDAD DEL DESARROLLO SOSTENIBLE
1.5.1 El Desarrollo Sostenible
1.5.2 Ética Aplicada y Desarrollo Sostenible
1.6 LECTURA COMPLEMENTARIA: LA PROFECÍA DEL JEFE SEATHL
Proceso de Comprensión y Análisis
Solución de Problemas
Síntesis Creativa y Argumentativa
Autoevaluación
Repaso Significativo
Bibliografía Sugerida

UNIDAD 2: Educación Ambiental, Estrategia Necesaria para Enfrentar la Crisis


Descripción Temática
Horizontes
Núcleos Temáticos y Problemáticos
Proceso de Información
2.1 MEDIO AMBIENTE Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
2.2 EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO
2.3 CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL
2.4 EL ROL DE LOS EDUCADORES AMBIENTALES
2.5 PROYECTOS AMBIENTALES ESCOLARES
2.5.1 Criterios Fundamentales para Construir un Proyecto Ambiental
Educativo
2.5.2 Diagnóstico Ambiental
2.6 EL CARÁCTER INTERDISCIPLINARIO DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL
2.6.1 Ciencias Naturales y la Educación Ambiental
2.6.2 Ciencias Sociales y la Educación Ambiental
Proceso de Comprensión y Análisis
Solución de Problemas
Síntesis Creativa y Argumentativa
Autoevaluación
Repaso Significativo
Bibliografía Sugerida

UNIDAD 3: Ética Ambiental


Descripción Temática
Horizontes
Núcleos Temáticos y Problemáticos
Proceso de Información
3.1 RELACIÓN HOMBRE Y MEDIO AMBIENTE
3.2 DERECHOS AMBIENTALES DEL CIUDADANO
3.2.1 Los Derechos Ambientales
3.2.2 Ética y Derecho Positivo
3.3 LA CARTA DE LA TIERRA: EL DOCUMENTO CENTRAL DE LA ÉTICA
AMBIENTAL
3.3.1 Los Compromisos del Hombre con su Medio.
3.3.2 Lectura Complementaria: “la Carta de la Tierra”, Fragmento.
Proceso de Comprensión y Análisis
Solución de Problemas
Síntesis Creativa y Argumentativa
Autoevaluación
Repaso Significativo
Bibliografía Sugerida

BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 1

Presentación
La educación superior se ha convertido hoy día en prioridad para el gobierno
Nacional y para las universidades públicas, brindando oportunidades de superación
y desarrollo personal y social, sin que la población tenga que abandonar su región
para merecer de este servicio educativo; prueba de ello es el espíritu de las
actuales políticas educativas que se refleja en el proyecto de decreto Estándares
de Calidad en Programas Académicos de Educación Superior a Distancia de la
Presidencia de la República, el cual define: “Que la Educación Superior a Distancia
es aquella que se caracteriza por diseñar ambientes de aprendizaje en los cuales
se hace uso de mediaciones pedagógicas que permiten crear una ruptura espacio
temporal en las relaciones inmediatas entre la institución de Educación Superior y
el estudiante, el profesor y el estudiante, y los estudiantes entre sí”.

La Educación Superior a Distancia ofrece esta cobertura y oportunidad educativa


ya que su modelo está pensado para satisfacer las necesidades de toda nuestra
población, en especial de los sectores menos favorecidos y para quienes las
oportunidades se ven disminuidas por su situación económica y social, con
actividades flexibles acordes a las posibilidades de los estudiantes.

La Universidad de Pamplona gestora de la educación y promotora de llevar


servicios con calidad a las diferentes regiones y el Centro de Educación Virtual y a
Distancia de la Universidad de Pamplona, presentan los siguientes materiales de
apoyo con los contenidos esperados para cada programa y les saluda como parte
integral de nuestra comunidad universitaria e invita a su participación activa para
trabajar en equipo en pro del aseguramiento de la calidad de la educación superior
y el fortalecimiento permanente de nuestra Universidad, para contribuir
colectivamente a la construcción del país que queremos; apuntando siempre hacia
el cumplimiento de nuestra visión y misión como reza en el nuevo Estatuto
Orgánico:

Misión: Formar profesionales integrales que sean agentes generadores de


cambios, promotores de la paz, la dignidad humana y el desarrollo nacional.

Visión: La Universidad de Pamplona al finalizar la primera década del siglo XXI,


deberá ser el primer centro de Educación Superior del Oriente Colombiano.

Luis Armando Portilla Granados. Director CEVDUP

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 2

Introducción
Mucho se ha discutido con respecto a la naturaleza del hombre, su clasificación
como especie y sus características como ser. Para algunos, es la criatura que
gobierna el mundo. Para otros, un ser privilegiado por su capacidad de pensar,
intervenir y transformar su medio. Otros lo conceptualizan como mucho más que
un animal y un poco menos que un Dios y no faltará quien piense que el hombre
es un poco menos que un animal. Sin embargo y sin tomar partido en esta
discusión, todos están de acuerdo en que el hombre es un ser natural a la vez que
social y cultural, y así como necesita de los demás para vivir también necesita de la
naturaleza para garantizar su existencia en este mundo.

En los primeros tiempos del hombre sobre la tierra, éste se podría entender como
un ser limitado por su medio natural, dadas sus condiciones físicas, no tenía otra
opción sino someterse a las leyes naturales. Pero en la medida en que con su
capacidad de raciocinio fue entendiendo estas leyes, también se fue haciendo,
cada vez, menos condicionado por éstas a tal punto de convertirse en un elemento
transformador de la naturaleza de acuerdo a sus intereses.

La revolución de la ciencia y la tecnología brindó al hombre dos opciones: el


dominio del mundo para su comodidad y la capacidad de autodestrucción humana.

La historia ha sido testigo y basta con mirar alrededor, para comprender que el
hombre optó por las dos y esto es igualmente preocupante e inconcebible para el
único ser dotado de una inteligencia superior.

Pensar en un nuevo contrato natural, es evaluar, criticar y replantear el rol del


hombre como ente natural transformador de lo natural; es reflexionar sobre la
necesidad de formar un hombre que tal vez nunca ha existido: un poco más
humilde cuando se piense como una parte y no como el dueño del mundo; y un
poco más sabio cuando sea respetuoso de su medio y de la vida.

Este contrato con la naturaleza debe girar no en torno al beneficio que la


naturaleza le traiga al hombre “aunque tal vez sea su vida misma”, sino de lo que
éste le adeuda a aquella, su equilibrio y existencia. Por tal motivo, el presente
material está diseñado de una manera que permita al lector comprender la
necesidad de este cambio de visión del hombre, enmarcarse en ella y dar un paso

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 3

hacia adelante en la búsqueda de un futuro mejor para el planeta. Por esto, se


parte de una contextualización general de la crisis medioambiental, para
comprender la importancia de mecanismos y estrategias que brindan la educación
y la ética en sus componentes ambientales.

En este orden de ideas, el presente módulo está estructurado en tres grandes


unidades: en la primera, se establecen las características principales de la crisis
medioambiental global, así como la posición de Latinoamérica en la misma, al
contextualizarla en el proceso de globalización neoliberal, en ésta se presentan
tensiones entre ecología y economía a la vez interesantes y fundamentales para
comprender la naturaleza misma de la crisis ambiental. La segunda aborda la
temática concerniente a la educación ambiental como una estrategia esencial para
evitar al menos, la agudización de la crisis; en ésta se realiza un estudio
sistemático del concepto y la multidisciplinariedad de la educación ambiental, así
como un acercamiento a los proyectos ambientales educativos como herramienta
eficaz en la solución de la problemática ambiental local. Se concluye este
documento con una tercera unidad que estudia tanto los conceptos, como los
fundamentos generales de la ética ambiental, donde se establece un marco
referencial para el actuar del hombre en el medio.

Es evidente, que el hombre no se somete a ningún tipo de limitaciones, pero


también lo es que si por sí mismo no establece unas condiciones mínimas para su
interrelación con la naturaleza, la vida en toda la extensión de la palabra se ve
cada vez más amenazada. El nuevo contrato con la naturaleza, parte de la
concepción de la educación ambiental y sólo encuentra aplicabilidad en la
construcción de una ética que permita un buen actuar del hombre en su medio.

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Horizontes
• Establecer los principales elementos del contrato natural a partir de un estudio
analítico sobre la educación y la ética ambiental.

• Relacionar el contrato natural con el fenómeno de la globalización mundial,


para entender sus oportunidades y limitaciones en cuanto a su aplicación.

• Analizar las implicaciones de la crisis medioambiental mundial en el cambio del


actuar del hombre frente a su medio.

• Comprender el nuevo contrato natural como el proceso por el cual se forma un


nuevo tipo de hombre, más respetuoso de lo ambiental.

• Concientizar al estudiante de la importancia de su rol profesional en el proceso


de formación de un ser humano para el ambiente a partir de un nuevo contrato
natural.

• Invitar a un replanteamiento de la actitud del lector de este módulo con


respecto a su rol con el medio ambiente.

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UNIDAD 1: Medio Ambiente,


Globalización y Neoliberalismo
Descripción Temática

“Se destruyen los fundamentos naturales de la vida civil cuando se separa la


utilidad de la honestidad”. (Cicerón, De Officiis, liber 3, n. 101).

La problemática ambiental es consecuencia directa del actuar del hombre en su


medio a lo largo de la historia, se relaciona con los distintos modos de producción
que han surgido y desarrollado: para comprenderla es necesario e inevitable hacer
referencia a las condiciones y características propias de los sistemas económicos y
políticos del mundo actual. Contextualizarla en el fenómeno de la globalización
neoliberal, permitirá obtener una visión general de la crisis medioambiental y de
las dimensiones económicas y políticas que esta puede llegar a ocasionar.

Las tensiones existentes entre economía y ecología constituyen el problema central


de la presente unidad junto con la situación económica y ambiental de América
latina. La discusión con respecto a temas como el desarrollo sostenible, la pobreza
en Latinoamérica y las políticas a tomar para solucionar la crisis, también son
abordados en la misma.

Horizontes
• Comprender la crisis medioambiental global como un producto de los distintos
modos de producción, que a lo largo de la historia se han venido
desarrollando; y a la globalización neoliberal como un agente acelerador de la
misma.
• Determinar las principales características del desarrollo sostenible, así como los
obstáculos y oportunidades para que este concepto se lleve a la práctica a nivel
mundial.
• Analizar la situación de América Latina a partir de su crisis medioambiental.

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Núcleos Temáticos y Problemáticos


• Globalización y Crisis Medioambiental Global.
• Latinoamérica Frente a la Crisis Ambiental.
• Política Ecológica: ¿Un Asunto Nacional o Global?.
• El Ambientalismo Neoliberal.
• La Problematicidad del Desarrollo Sostenible.
• Lectura Complementaria: La Profecía del Jefe Seathl.

Proceso de Información
1.1 GLOBALIZACIÓN Y CRISIS MEDIOAMBIENTAL GLOBAL

En los últimos 30 años ha cobrado particular fuerza un proceso globalizador, que


es resultado de las tendencias objetivas de funcionamiento del modo de
producción capitalista y que constituye un nuevo estadio de la economía, la
sociedad y las políticas mundiales.

En estas condiciones se ha dado un reforzamiento del neoliberalismo. Se aprecia


además, un alto grado de concentración del poder económico, comercial,
financiero y tecnológico en un reducido número de países (los altamente
industrializados), los organismos internacionales y las grandes ETN.

La globalización debe entenderse como un proceso multidimensional, que


desborda las fronteras de la economía y es por eso que puede hablarse de varias
dimensiones de la misma: tecnoeconómica, comercial, financiera, social, cultural y
medioambiental. Enfatizando en este último aspecto, bien se podría hacer notar
que desde la década de los años 80 se han hecho más evidentes algunos de los
problemas ambientales, de alcance internacional, que más preocupan a la
humanidad, tales como el agotamiento de la capa de ozono; el efecto invernadero;
la pérdida de la diversidad biológica; la contaminación urbana; el tráfico
transfronterizo de desechos peligrosos; la contaminación de los mares, océanos y
zonas costeras y el deterioro ambiental asociado a las condiciones de subdesarrollo
y pobreza en que viven las tres cuartas partes de la población mundial. Se calcula
que 60% de los pobres del Tercer Mundo viven en áreas ecológicamente
vulnerables.

Considerando el carácter global de muchos de los fenómenos ambientales que más


preocupan a la humanidad, la interrelación que existe entre ellos y la creciente
brecha socioeconómica que caracteriza a las relaciones Norte - Sur; una solución
duradera a los problemas ambientales globales pasa necesariamente por una

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profunda reestructuración de las relaciones económicas y políticas internacionales,


sobre bases de equidad y justicia social.

Una de las ideas que desataron la rebelión ecologista de Seattle, que la


globalización es dañina para el medio ambiente, acaba de ser reconocida por más
de cien países en el Foro Ministerial que la Organización de Naciones Unidas
organizó en Malmoe (Suecia). Es la primera vez que se da respaldo oficial a una
idea que causó muchas de las protestas de la sociedad civil y las ONG`S durante la
Cumbre de la Organización Mundial del Comercio celebrada en Seattle (EEUU).

Hay factores como la deuda externa, los hábitos consumistas, la pobreza, el


descenso de las ayudas al desarrollo y la distribución desigual de las inversiones,
que se identifican como contribuyentes al deterioro continuo y agresivo del medio
ambiente. Sin embargo, la globalización económica no figura entre los retos que el
Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) se plantea para el
siglo XXI.

Ya se daba la voz de alarma en Río de Janeiro. Allí se vieron los numerosos


obstáculos a la sostenibilidad y la necesidad de integrar los objetivos ambientales y
económicos. Los líderes mundiales ratificaron un plan de acción global conocido
como Programa 21, una planificación detallada y valiosa del desarrollo sostenible.

Desde 1992 la comunidad internacional ha incumplido muchos de aquellos


compromisos y apenas se ha avanzado en frenar la tendencia destructiva hacia
nuestro medio ambiente. La población mundial tiende a incrementar el consumo
de agua pero se va agravando la escasez por la pérdida de los ecosistemas, ya sea
por la desertización o por la deforestación, que dificulta las posibilidades de
retención de agua en el planeta. Por otro lado, se abusa de los fertilizantes, lo
cual expone a muchas regiones a productos químicos peligrosos, que enfrentan a
las poblaciones campesinas a riesgos de contraer enfermedades y
envenenamientos. Sólo en los Estados Unidos, se calcula que podría llegar a 50
millones el número personas que reciben agua potable contaminada con
plaguicidas.

Se producen cerca de tres millones de muertes anuales relacionadas con la


contaminación del aire, de las cuales, más del 70% se dan en países en vías de
desarrollo. Además, la contaminación del aire hace bajar el rendimiento de las
cosechas y por ese motivo se producen muchas pérdidas de producción agrícola.

Esto sucede también en los países más desarrollados del Norte, como Alemania,
Italia o Polonia. En paraísos de la naturaleza como Suecia o Canadá se han
acidificado buena parte de los lagos, entre otros factores por la contaminación del

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aire. En Asia, los ríos contienen 20 veces más plomo y vertidos nocivos que en los
ríos de los países industriales; por ejemplo, la bahía de Yakarta, tiene una alta
acumulación de metales pesados porque las 30.000 industrias cercanas vierten
desechos sin tratar. Y si bien es cierto que se ha limitado el ritmo de productos
químicos que destruyen la capa de ozono, se ha progresado poco en la lucha
contra el calentamiento del planeta.

La realidad, una vez más nos muestra la necesidad de una visión integral que sepa
mantener en armonía el crecimiento y la sostenibilidad. Para muchos de los líderes
mundiales en la producción de fármacos, fertilizantes y otras industrias, la
globalización económica o nueva economía significa crear valor y crecimiento, sin
embargo, esto contrasta con una mirada más amplia, de futuro.

Mientras el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo dedica un 25% de sus


recursos al componente ambiental, los responsables de economía no parecen
demasiado sensibles al deterioro ecológico que genera este sistema veraz. La
internacionalización del debate sobre medio ambiente y desarrollo ha coincidido en
el tiempo con el auge del discurso y las prácticas neoliberales a nivel mundial. En
estas condiciones, la idea acerca del “mercado verde”, o sea la aplicación de
fórmulas neoliberales para resolver los problemas ambientales, también ha
cobrado especial auge en los últimos años. En este sentido, pudiera destacarse el
impacto ambiental altamente nocivo de los programas de ajuste macroeconómico,
recomendados por el FMI a los países deudores.

Un balance de lo acontecido a escala mundial en el tiempo transcurrido desde la


Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo revela que,
sobre todo en los últimos años, el acelerado deterioro ambiental ha coincido con la
erosión aún mayor de la siempre escasa voluntad política de los países
desarrollados para contribuir a la solución de los problemas ambientales, como
quedó demostrado con el fracaso de la Sexta Conferencia de las Partes de la
Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en La Haya,
noviembre de 2000; y la posición del gobierno de los EE. UU de desentenderse del
Protocolo de Kioto, siendo el país que emite alrededor de la cuarta parte del CO2.

Un análisis integral de la relación entre medio ambiente y desarrollo en el actual


contexto internacional debe tomar en consideración la deuda ecológica del mundo
desarrollado y la persistencia de un entorno de subdesarrollo, pobreza y deterioro
ambiental, que afecta a las tres cuartas partes de la humanidad.

A la hora de pensar en posibles soluciones a los dilemas económicos, sociales y


ambientales que enfrenta la humanidad a inicios del nuevo milenio, resulta
necesario, ante todo, romper con la fórmula convencional de relacionar las

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variables crecimiento económico, equidad y calidad ambiental. Según esta fórmula


convencional, impregnada en las versiones más extremas del pensamiento
neoliberal, si bien no existe incompatibilidad entre las tres variables antes
mencionadas, primero es necesario crecer para luego progresar, de manera
“automática”, en términos de equidad y calidad ambiental.

Como fórmula alternativa, se requeriría el diseño de estrategias de desarrollo


sostenible que reconozcan la necesaria integración entre los problemas
económicos, sociales y ambientales, como dimensiones que se complementan y se
refuerzan entre sí. Desde una perspectiva de largo plazo y con un enfoque
integral, el crecimiento económico resulta incompatible con los rezagos en
términos de equidad y calidad ambiental.

1.2 LATINOAMÉRICA FRENTE A LA CRISIS AMBIENTAL

A lo largo de las últimas décadas, el empobrecimiento de las sociedades


latinoamericanas ha venido a combinarse con el de su medio natural de un modo
que ya alcanza proporciones dramáticas. En lo social, por ejemplo, la región
enfrenta “un importante aumento en la incidencia de la pobreza, como sucedió en
el periodo 1980 - 1990”, con lo cual “casi 200 millones de personas sólo pueden
acceder a los mínimos necesarios, mientras 94 millones sólo cuentan con recursos
económicos para comer lo mínimo indispensable” (Rosenthal, 1993).

Uno de los ejemplos más dramáticos del empobrecimiento de nuestra naturaleza lo


ofrecen los procesos de deforestación que, tras devastar unos 2 millones de
kilómetros cuadrados “equivalentes a la totalidad del territorio mexicano” en los
últimos 30 años, continúan a una tasa cercana a los 50 mil kilómetros cuadrados
por año. Combinada con técnicas inadecuadas de utilización y conservación de
suelos, a su vez, esa deforestación ha contribuido a que a principios de la década
de 1980 unos 2.08 millones de kilómetros cuadrados de territorio “equivalentes a
10 por ciento de la superficie total de la región” se encontraran “en proceso
moderado o grave de desertificación”. (PNUMA / MOPU: 20,21).

En ese marco, mientras por un lado siguen siendo incorporadas nuevas áreas
antes inexplotadas a un cultivo precario o a actividades de ganadería extensiva,
para 1982 las áreas naturales oficialmente protegidas “abarcaban tan sólo 446.
400 kilómetros cuadrados apenas 2.2 por ciento de la superficie regional”,
poniendo en grave riesgo el potencial aún mal conocido de la biodiversidad que
alberga América Latina, sobre todo en sus selvas tropicales. Este deterioro rural, a
su vez, corresponde con el de la calidad de vida en áreas urbanas afectadas por la
contaminación industrial y sobrepobladas en buena medida debido a la inmigración

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campesina, conformando un panorama en el que Fernando Tudela puede afirmar


que la pobreza y el deterioro ambiental son “efectos paralelos e interactuantes de
un mismo proceso global de desarrollo deformante” (Tudela, 1991: 14).

En sus versiones oligárquica, primero, populista, después, y neoliberal en nuestros


días, en efecto, el nuevo régimen económico fue organizado de manera
predominante en función de un comercio exterior especializado en el intercambio
de bienes primarios y productos semielaborados por bienes de consumo, medios
de producción y capitales provenientes de las sociedades noratlánticas de
capitalismo desarrollado. En ese marco general, las desventajosas desigualdades
de esa modalidad de intercambio y el acceso a medios de producción, transporte y
comunicaciones modernos se han expresado, a su vez, en una tendencia a la
destrucción y el despilfarro constantes de recursos naturales, en la que cabe
encontrar una de las más importantes claves de la crisis ambiental contemporánea.

En un sentido general, existe amplio consenso en cuanto a que el impacto de la


crisis contemporánea se hace sentir con especial energía en los campos del
comercio, la seguridad y el medio ambiente globales. Sin embargo, la dimensión
ambiental de la crisis manifiesta singulares diferencias en su naturaleza, su alcance
y sus implicaciones, respecto a las otras dos. En primer término, los problemas
asociados a la seguridad y el comercio internacionales ya han estado presentes en
otras grandes transiciones del sistema mundial en lo que va de mediados del siglo
pasado a nuestros días. El deterioro global de la biosfera, sin embargo, constituye
un problema de nuevo tipo, que excede los viejos procesos de definición de cuotas
de poder a escala planetaria y plantea a la humanidad los riesgos de un severo
retroceso en la calidad de vida de la especie entera, cuando no los de su eventual
extinción.

Quizá lo más sorprendente de la crisis que hoy nos aqueja sea el modo en que
implica no un retorno a las formas y problemas normales en el funcionamiento de
un sistema mundial que comenzó a formarse hace (apenas) unos 500 años. En
efecto, el desarrollo de ese sistema se ha caracterizado “salvo el breve interregno
de la Guerra Fría” por conflictos asociados al reparto de esferas de influencia
entre grandes potencias; a la disputa por el control de los flujos financieros y
comerciales; a la lucha por la soberanía y la autodeterminación de las naciones
emergentes “incluyendo sus expresiones etnoculturales y religiosas” y a los que
se originan en el impacto multifacético de los flujos migratorios, por mencionar
algunos de tradicional importancia en las relaciones internacionales.

Los problemas que esto ocasiona se complican, además, porque el sistema


internacional contemporáneo no fue diseñado para enfrentar el tipo de conflictos
que plantea la dimensión ambiental de la crisis. Ésta, en efecto, no es “explosiva”

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sino gradual en su desarrollo y permite, por lo mismo, plazos en apariencia muy


amplios para la adaptación de las sociedades humanas a sus consecuencias, y para
la negociación de soluciones a sus causas. Al respecto, por ejemplo, basta
observar cómo hemos venido habituándonos en América Latina a convivir con la
endemia del cólera, cuyo retorno a la vida de nuestras sociedades dejó de ser
motivo de escándalo público en cuanto la enfermedad generalizó su presencia en
todos los países de nuestra región.

Por otra parte, resulta especialmente llamativa la relativa irrelevancia del poderío
económico y militar ante los problemas que plantea la dimensión ambiental de la
crisis. Sin duda, el hecho de que un Estado o un grupo de Estados disponga de
esas formas de poderío les otorga aquí, como en los otros terrenos de la agenda
internacional, una posición ventajosa para la promoción de sus propios puntos de
vista en el debate o para el bloqueo de propuestas de solución que afecten sus
intereses. Aún así, esas ventajas pueden resultar políticamente contraproducentes
para quienes las ejercen, pues el tipo de economía que las sustenta constituye
precisamente el mayor factor de presión y despilfarro sobre los recursos naturales
en nuestro tiempo, con lo que esos factores de poder se convierten en un motivo
más para situar a quienes los poseen en una incómoda posición defensiva ante el
resto de la comunidad internacional.

La dimensión ambiental de la crisis crea circunstancias en las que Estados carentes


de aquellas ventajas pueden oponerse a decisiones de interés para los más
poderosos, en la medida en que controlan el acceso a recursos naturales o
segmentos de procesos productivos que les confieren un virtual poder de veto ante
problemas específicos. El caso de las oligarquías ganaderas y agroindustriales
latinoamericanas, estrechamente asociadas a las elites de poder de nuestros
países, no puede ser más ilustrativo, por ejemplo, en su capacidad para bloquear
iniciativas encaminadas a la protección de las selvas tropicales.

Por último, el rasgo diferencial de mayor trascendencia que presenta la dimensión


ambiental de la crisis es, probablemente, el que se deriva de los espacios que ella
ha abierto a la participación de organizaciones no gubernamentales en el
planteamiento y desarrollo del debate en torno a los conflictos asociados al
deterioro de la biosfera. En este sentido, y quizá como nunca antes, las
sociedades de los países involucrados en esta crisis han empezado a abrirse paso
en terrenos que los Estados nacionales y las organizaciones internacionales
usualmente se han reservado en virtual exclusividad para sí. En esta perspectiva,
y en medio de todos sus males, la crisis ambiental podría llegar a tener un efecto
profundamente democratizador en las relaciones internacionales, originando una
posibilidad insospechada para la creación de un orden mundial que resulte nuevo

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por ser mucho más participativo que aquellos que tuvieron por eje a la Sociedad
de las Naciones o la Organización de las Naciones Unidas.

En efecto, sociedades que han moldeado una parte tan sustancial de su cultura en
este siglo en la búsqueda de sus especificidades y en la construcción de su
identidad, se ven ahora enfrentadas a una crisis de escala planetaria que les exige
otra vez pensarse en el seno de una civilización que en tantos sentidos les ha sido
ajena y hostil. Esto viene a ocurrir, además, cuando la caracterización de esa crisis
se torna elusiva, a medida que los datos que va aportando su devenir abarcan
ámbitos cada vez más amplios de la vida humana y, al propio tiempo, cancelan sin
cesar la viabilidad de las alternativas intentadas o pensadas en cada fase del
proceso.

Es inevitable, en esta circunstancia, que entren en cuestión todos los términos en


que hasta hace poco era pensada América Latina, empezando por el concepto
mismo de “desarrollo”. Así, por ejemplo, el texto Nuestra propia agenda sobre
medio ambiente y desarrollo, tras caracterizar al deterioro ecológico como un
proceso que afecta “con diversas intensidades y consecuencias” a todos “los
países en desarrollo”, deriva de ello la “premisa fundamental” de cuyas
implicaciones dice, “depende el destino de la humanidad”, de que “el deterioro
ambiental no es una consecuencia inescapable del progreso humano, sino una
característica de ciertos modelos de crecimiento económico que son
intrínsecamente insostenibles en términos ecológicos, así como desiguales e
injustos en términos sociales”. Así, ya resulta no sólo “indispensable”, sino
además “posible”, la búsqueda de “otras formas de desarrollo” que permitan
“un nuevo crecimiento económico” sostenible, tanto en términos ambientales
como sociales y económicos.

Todo indica, así, que nuestra crisis regional expresa las consecuencias de una
modalidad de participación en un proceso global del que no escapa ninguno de los
sistemas económicos contemporáneos. En ese marco, la dimensión socioambiental
de la crisis en América Latina resulta tanto de las limitaciones que su inserción en
el mercado mundial le impone para dar respuesta a sus problemas sociales, como
del ritmo y la escala que esa inserción ha llegado a imponer a la explotación de sus
recursos naturales. Con ello, podría decirse que el análisis de nuestra crisis
ambiental podría equivaler al recuento de las consecuencias que ha tenido para el
medio ambiente regional nuestra modalidad de inserción en el mercado mundial.

Por otra parte, la posibilidad de que nuestras sociedades puedan enfrentar con
éxito los retos y oportunidades de nuevo tipo que les ofrece la dimensión
ambiental de la crisis plantea dificultades derivadas del modo en que la
preocupación por este tema se ha hecho presente en la región. En contraste con

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las sociedades noratlánticas donde se ha venido desplegando “desde dentro” y


“desde abajo” a lo largo de casi 200 años, esa preocupación por lo ambiental,
además de ser relativamente reciente entre nosotros, ha venido siendo planteada
en lo esencial “desde fuera” y “desde arriba”. De allí que, mientras el
ambientalismo noratlántico pudo constituirse en un importante factor de
participación ciudadana que obligó al Estado a construir un discurso formal y a
desarrollar una política ambiental explícita, en América Latina pasó a ser el Estado
quien estableciera los términos en que el discurso ambiental podía ser considerado
como tal.

Aún así, el reconocimiento de estas especificidades latinoamericanas implica, en


primer término, el de las dificultades que ellas plantean para el diseño de las
estrategias de movilización social y cambio cultural que garanticen la eficacia de la
acción política y las transformaciones económicas imprescindibles para enfrentar la
crisis ambiental en nuestra región. Sometidos a un estilo de desarrollo que hoy
crea sin cesar más problemas de los que resuelve en todos los órdenes de nuestra
vida, nos corresponde, ahora como nunca, enfrentar el desafío mayor de la
persistencia de los factores que estimulan aquella disociación de nuestras
sociedades y nuestra cultura de la que resulta la principal dificultad para constituir
el tipo de movimiento social que exige la solución a los problemas ambientales que
nos aquejan.

1.3 POLÍTICA ECOLÓGICA: ¿UN ASUNTO NACIONAL O GLOBAL?

La contaminación del Medio Ambiente es un problema que, como tal debe ser
enfrentado por los Estados a efectos de encontrarles una solución aceptable,
definitiva y razonable. Ahora bien, ¿cómo se están comportando los mismos al
respecto? las políticas implementadas a la fecha, dejan bastante que desear, pues
no han tomado nota que la polución, cual una peste, degrada ríos, cordilleras,
selvas, mares, que son todo uno, sin respetar ningún tipo de frontera. No
obstante, aún se escuchan voces de importantes dirigentes, algunos con
funciones ejecutivas, excusándose “¿escudándose?” en el criterio de la
“soberanía nacional”, como si el cambio climático no hubiese jaqueado ese criterio,
exigiéndonos para ya la elaboración de tácticas, estrategias y acciones comunes.

Ningún Estado Nacional se encuentra en condiciones, “per se”, de combatir con


éxito los fenómenos como la deforestación o desertificación, etc, que hoy día se
producen como efecto directo del calentamiento global del planeta. Si bien las
relaciones internacionales se encuentran estructuradas en la teoría del poder por la
que las fronteras nacionales son inviolables y la soberanía es absoluta, no se
puede decir lo mismo de las consecuencias de políticas públicas incorrectamente

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ejecutadas, como las referidas al medio ambiente, cuyas consecuencias exceden el


ámbito nacional y regional, hasta presentar implicaciones globales.

A título de ejemplo, y examinando las funciones que competen a los países


miembros en la protección del medio ambiente, la Comunidad Económica Europea
reconoce su responsabilidad particular en lo que hace al medio ambiente, tanto
ante sus ciudadanos, como ante el mundo en forma más amplia.

Como sustento de lo hasta ahora expuesto, deberemos recurrir a los principios del
Derecho Ambiental, esto es:

• El máximo aprovechamiento de los recursos naturales del sistema, se deberá


encarar sin perder de vista la protección de las generaciones futuras, en un
contexto de desarrollo sustentable.

Lo recomendable sería fijar, cual criterio rector, la ubicación del justo medio
entre un piso que sería la conveniencia económica y como frontera, el límite al
uso abusivo de los recursos.

• Los recursos se deberán aprovechar en forma interdependiente, múltiple y


coordinada. Esto último implica insertar el medio ambiente en el sistema
económico y social como otro parámetro a ser considerado en las diversas
etapas del proceso productivo y distributivo.

• Se privilegiará la supremacía del interés público de la sociedad por sobre el


interés público del estado y del interés individual.

• Se deberá respetar la inalterabilidad del recurso a raíz de su aprovechamiento.

• La protección de los recursos naturales deberá estar garantizada por la vía del
amparo ambiental.

• Se establecerá el principio de intangibilidad del medio ambiente.

• Sólo el respeto irrestricto de estos principios hará del planeta un hábitat


adecuado para la vida, el crecimiento y el desarrollo de todos los hijos de la
Tierra.

Ahora bien, como ejemplo de la falta de observancia de lo más arriba expuesto


tomemos el caso de la República Oriental del Uruguay. Posee una superficie de
177.000 kilómetros cuadrados, una geografía suavemente ondulada y cuenta con
más de 400 kilómetros de costa marina, por lo que se beneficia con los vientos que

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 15

purifican permanentemente la atmósfera. Por último, este país no tuvo un gran


desarrollo industrial ni sufrió los efectos de una explosión demográfica. Ahora
bien, sus fronteras limitan con la República Argentina y la República Federativa del
Brasil, países estos que si tienen diversos problemas ecológicos. No obstante este
cúmulo de circunstancias relatadas, en cierto sentido, favorables, en los últimos 10
años se viene produciendo un fenómeno de erosión de los suelos y de
contaminación de las aguas, afectando la mayor parte del sistema fluvial y las
playas, especialmente aquellas ubicadas en su capital, la ciudad de Montevideo y
zonas adyacentes. Es en esta bella ciudad, donde se registran niveles
preocupantes de contaminación del aire y el lugar donde se registran tres áreas de
problemas relacionados con el medio ambiente: la basura, las emisiones
industriales y la contaminación de las aguas.

La falta de planificación en el uso de los recursos naturales, la carencia de un


criterio rector para el mejor y más racional aprovechamiento de los mismos, unidos
a una ambición sin límites para ejercer el dominio sobre los ecosistemas han
originado una degradación del medio ambiente que no conoce tiempos, fronteras
ni posición social ni tiene antecedentes en la historia de la humanidad. Tal como
expresara José Carlos BARBOSA MOREIRA, “Pasajeros del mismo barco, los
habitantes de este inquieto planeta, van progresivamente tomando conciencia
clara de la alternativa esencial que deben afrontar: salvarse juntos o juntos
naufragar”.

Desde el hogar, la escuela, las ONG, los medios de comunicación, las


organizaciones religiosas y, fundamentalmente, desde la estructura de los Estados,
se deberá inducir un cambio de conciencia en la humanidad, para afrontar las
agresiones ambientales que la perjudican. En el caso concreto de la disminución
de la capa de ozono, como producto del recalentamiento global, amén del continuo
monitoreo satelital de la misma, se deberá evaluar si la naturaleza no resulta
autosuficiente para reparar el daño producido o si resulta más grave de lo previsto.

Asimismo, resultará conveniente identificar las herramientas utilizadas por la


naturaleza y las actividades humanas que coadyuven a reparar el daño causado a
la atmósfera, a efectos de promoverlas. En tanto se deberá redefinir el concepto
de sistema climático como “la totalidad de la atmósfera, hidrosfera, biosfera y
geosfera y sus interacciones” y no limitarla, como hizo la Convención de Río a
“las emisiones de gases que producen el efecto invernadero”.

Ahora bien, el deterioro de los términos de intercambio, tal como lo previera el


economista argentino Dr. Raúl Prebisch en las postrimerías de la década del 50 y
el honrar los severos compromisos financieros internacionales, hicieron que los
países en desarrollo activaran su producción a expensas de la calidad de su

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 16

ambiente. En tal sentido, ya en 1987 la entonces Primer Ministra de Noruega Gro


Harlem BRUNDTLAND, en su informe “Nuestro Futuro Común”, recomendaba que
los intercambios internacionales debían asegurar la preservación de los
ecosistemas. De allí que, organizaciones de defensa de derecho ambiental, en la
actualidad, presionen ante el Banco Mundial y el FMI. para que su accionar no
agrave una delicada situación ambiental en pos de recetas económicas y
financieras que son impuestas a los países en desarrollo.

De la misma manera que fue globalizada la economía, y sin que los pueblos hayan
sido consultados al respecto, en la mayoría de los casos, o, tal como se pretende
universalizar la defensa de los derechos humanos, llegó la hora de ponernos a la
altura de las circunstancias y proceder a impulsar la creación de un Tribunal de
Medio Ambiente Internacional. Esto no implica ideologizar el tema, uniformando
nuestra manera de pensar, sino que basta con abrir los ojos a los diversos temas
importantes de los problemas que están condicionando el desarrollo social y
económico del planeta. Pero no debemos repetir la principal falencia de la
Conferencia de Río, que cedió la iniciativa independiente y unilateral de gobiernos
individuales.

Ya no es más aceptado que los Estados firmen convenciones y decidan por sí


mismos aceptarlas o no. Es el modelo institucional de la protección del medio
ambiente el que es deficiente y aún la acción de gobiernos individuales carece de
una referencia uniforme creíble. Tal concepto, no colisiona con cuerpo
constitucional o legal alguno, contribuyendo a una más eficaz administración de
justicia y en tal sentido se debería presionar a los distintos poderes y demás
autoridades de los estados para que encaren una iniciativa en tal sentido en los
lugares de su competencia y en los foros internacionales.

Obviamente que el Tribunal de Medio Ambiente Internacional, debería estar


conformado por personalidades de reconocida trayectoria en la defensa del medio
ambiente, de sólida formación académica, en tanto que su representación deberá
ser igualitaria, de modo que los países ricos y aquellos en vías de desarrollo se
encuentren en un plano de igualdad ante situaciones que los afectan en forma
simétrica, o dicho en lenguaje más sencillo, se podría constituir en el primer y gran
acto de justicia frente a la crónica desigualdad entre el Norte y el Sur.

1.4 EL AMBIENTALISMO NEOLIBERAL

Por sus mismos planteamientos éticos y económicos, el neoliberalismo considera


que el mercado puede solucionar por sí mismo los problemas ambientales. Los
defensores del “ambientalismo del libre mercado” sostienen que hay

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 17

“argumentos fuertes que sugieren una superioridad del mercado en relación con
los gobiernos, sea ella medida en términos de calidad ambiental, equidad o eficacia
económica” (Baden y Stroup, 1992).

Paralelamente, las políticas ambientales pasan a basarse en asignación de


derechos de propiedad a los recursos naturales, desembocando en la privatización
de bienes comunes. Así como se habla del capital humano, en este terreno
también se propone un “capital natural”, de donde la conservación es una forma
de “inversión”. La CEPAL (1991) indica que “es imprescindible reconocer que
los recursos naturales y ambientales son formas de capital y que, como tales, son
objeto de inversión”. O sea que cuando se conserva un área natural, en realidad
no se están protegiendo ni las especies ni los procesos ecológicos, sino que se está
invirtiendo. La conservación se convierte en un negocio. Las políticas ambientales
pasan a depender más y más de mecanismos de mercado, como el pago de tasas
o impuestos a la contaminación, donde aquellos que tengan el dinero suficiente
podrán pagar para seguir contaminando.

El ambientalismo neoliberal puede alcanzar posiciones ridículas. En su búsqueda


obsesiva de optimizar los mercados, se ha llegado al extremo de plantear que el
principio de contaminador - pagador se aplicaría a aquellos afectados por la
contaminación, quienes deberían pagar esos impuestos (y no el contaminador), de
manera de inhibir a las personas de escoger lugares de residencia próximos a
industrias contaminantes (Baumol y Oates, 1988).

En el caso de la gestión ambiental, lo que se busca es la privatización de los


recursos naturales, en particular otorgando derechos de propiedad y patentes
sobre variedades de plantas y animales, y transfiriendo la gestión ambiental a
organismos por fuera del Estado y del control social. El caso más extremo es la
constitución del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio) de Costa Rica, bajo
personería jurídica de asociación civil sin fines de lucro, pero a la que se le han
cedido las potestades de la nación para la conservación y manejo de los recursos
biológicos.

1.5 LA PROBLEMATICIDAD DEL DESARROLLO SOSTENIBLE

El problema medioambiental, que antes sólo merecía consideración desde la


ciencia ecológica, ha traspasado la barrera de las facultades de ciencias biológicas
para asentarse cómodamente en la mayor parte de las disciplinas académicas y
convertirse en una de las más solicitadas por el alumnado. Y la nueva disciplina no
está de más en ninguna facultad porque la crisis ecológica no es solamente de
recursos y de capacidad biológica del ecosistema global, sino que, insertada dentro

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de la crisis de la civilización occidental, nos refleja también el malestar del


medioambiente humano en su dimensión socio - cultural.

Después de unos años dedicados a luchar contra los síntomas de la degradación


ambiental, hoy se ha tomado conciencia de que es más urgente atacar las causas
de esta crisis. Sobre éstas se han escrito muchas páginas y es opinión
generalizada que hay que buscarlas en la concepción del ser humano y en la falta
de comprensión del medio ambiente como un todo. Así, por un lado, se parte de
una concepción económica del ser humano entendido como ser individualista y
consumidor que sólo piensa en maximizar sus propios intereses (definidos siempre
en términos económicos) y por otro lado, de una concepción de la naturaleza
reducida al status de cosa dominada que puede ser infinitamente dominada. El
resultado es que la humanidad queda reducida a un conjunto de recursos
humanos, y la naturaleza a una suma de recursos naturales. Otro problema
añadido surge cuando sobre estos conceptos tan estrechos de ser humano y de
naturaleza se fundamenta tanto el sistema económico como la concepción de
ciencia y técnica heredada de la modernidad.

Estos fundamentos comunes evidencian una vez más que la crisis ecológica
ambiental no es un fenómeno aislado, sino un componente destacado de la crisis
global de nuestra civilización industrial y que en ningún caso puede estudiarse
separadamente del contexto general. Por eso urge lograr una mejor gestión
política, ampliar la legislación en materia medioambiental, potenciar una educación
de respeto al medioambiente y a las generaciones futuras y desde el terreno de la
filosofía práctica, diseñar una ética capaz de enfrentarse a estos nuevos retos.

1.5.1 El Desarrollo Sostenible

El modelo económico dominante es, en gran parte, responsable de que en nuestra


sociedad post-industrial la producción, la distribución y el consumo de bienes estén
unidos inevitablemente a la generación de males. La causa más evidente es que
en el tema de la naturaleza siempre prima el criterio económico sobre cualquier
otro. Y la solución a corto plazo parece imposible porque la economía y la ecología
tienen dos racionalidades diferentes y, en principio, aparentemente contradictorias.

Hoy, sin embargo, la ciencia económica asiste a una reformulación de sus


planteamientos. Así nace una economía alternativa que, desde un enfoque
sistémico, piensa la naturaleza como biosfera. Las diferencias son muchas entre
estas dos concepciones. Por un lado, la economía ortodoxa entiende el concepto
de naturaleza como elemento externo al sistema económico y parte de la idea de
mercado “del valor mercantil” para orientar la gestión del medio ambiente físico.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 19

Por contra, la economía alternativa se basa en una idea de naturaleza vista como
conjunto ordenado de ecosistemas cuyo funcionamiento hay que conocer bien
para orientar la gestión y el mercado, y parte del conocimiento físico de la biosfera
para informar la valoración monetaria y la toma de decisiones de los agentes
económicos.

Otra de las propuestas para compatibilizar ecología y economía surge con el


concepto de desarrollo sostenible. Tiene su origen en 1972 cuando la comisión
Brundtland “establecida por la ONU para estudiar la interrelación entre desarrollo
económico y la protección al medioambiente” llamó nuestra atención sobre la
necesidad de una justicia intergeneracional, advirtiendo que las decisiones de la
generación actual deberían tener en cuenta su impacto sobre las generaciones
futuras. En el informe de la señora Brundtland se plantea la necesidad de
mantener frente al crecimiento económico sostenido un desarrollo sostenible.

Mientras el primero se refiere a un crecimiento constante y regular en el tiempo, el


segundo implica necesariamente un freno al crecimiento de nuestras sociedades
sobre desarrolladas. Se buscaba con la nueva propuesta un crecimiento
económico que fuera socialmente justo (con el Tercer Mundo y las generaciones
futuras) y ecológicamente viable (de respeto a la naturaleza).

El resultado discursivo de esa apropiación puede verse, por ejemplo, en la


definición de desarrollo sustentable que ofrece el documento Ecosistemas:
conceptos fundamentales, producido por la Unidad Conjunta CEPAL / PNUMA de
Desarrollo y Medio Ambiente: “en términos ecológicos, la sustentabilidad de un
ecosistema es su capacidad de mantenerse estable en el tiempo, lo que se logra si
los parámetros de volumen, tasas de cambio y tasas de circulación se mantienen
constantes o fluctúan en torno a valores promedio” (1990: 1134).

El término se difundió rápidamente en los medios de comunicación y en poco


tiempo ha encontrado eco no sólo en la aplicación política de la economía , sino en
los propios ecologistas y en el resto de la sociedad civil. Su mayor atractivo
consiste en que parece solucionar los dos grandes problemas causados por nuestro
sistema económico “la desigualdad social y la crisis ecológica” sin renunciar al
desarrollo económico. Sin embargo, habrá que analizar más detenidamente esta
propuesta, pues es posible que caigamos nuevamente en la trampa del progreso
económico “entendido como crecimiento económico” alejándonos, una vez más,
de la senda del progreso moral.

A continuación veremos más detenidamente estos dos enfoques económicos y el


análisis que respectivamente hacen del concepto de “desarrollo sostenible”.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 20

La economía ortodoxa crea, a raíz de la crisis medioambiental, una rama


denominada economía ambiental que está dedicada al estudio de los problemas
suscitados por la gestión del medio ambiente. El punto de partida es entender la
economía como un sistema cerrado, no abierto al entorno, con el que únicamente
se intercambio materia, energía e información. Por eso el problema al incorporar
la variable de la naturaleza es que el mercado no es capaz por sí mismo de
resolver el problema energético - ambiental, pues como se ha visto ya, responde a
intereses netamente económicos, más a éticos o sociales.

La economía ambiental cree resolver definitivamente su problema cuando


incorpora dentro de su universo conceptual la idea del desarrollo sostenible que
está fundamentada en la premisa de que el medioambiente se puede monetarizar
en un mercado abierto y competitivo. Incorpora con ello dos aspectos nuevos no
tenidos en consideración antes: una preocupación por la calidad “no sólo por la
cantidad” del crecimiento y un interés en asegurar un medioambiente sano para
las generaciones futuras. Sin embargo, bajo este concepto se esconde
peligrosamente la creencia de que el sistema económico funciona bastante bien,
por eso no se pretende renunciar al crecimiento económico.

La economía ecológica, propuesta por la economía alternativa, no acepta los


postulados anteriores. Critica la concepción de la economía entendida como
sistema cerrado porque no es capaz de satisfacer las necesidades vitales de la
mayoría de la población “pues sólo parte del mundo occidental se beneficia del
progreso económico”, porque deteriora de forma irreversible la biosfera y destruye
los recursos naturales. Y nos advierte de los peligros que puede esconder el éxito
del desarrollo sostenible con el que la economía ortodoxa parecía haber solventado
el problema de la crisis ecológica.

Desde este enfoque se critica la idea de la sustentabilidad, porque al internalizar


los valores ambientales en un sistema cerrado lo único que se está consiguiendo
es disminuir los síntomas, pero no enfrentarse a las causas estructurales. La
economía ecológica propone, por contra, el diseño y puesta en práctica de un
sistema económico eco integrador que modifique los objetivos de la producción, el
modelo de consumo, la orientación del cambio tecnológico y de las relaciones
entre naciones subdesarrolladas e industrializadas. Las críticas principales de la
economía alternativa a la ortodoxa consisten en:

• Crítica al sistema económico, porque se fundamenta en la universalidad del


valor monetario o de cambio como unidad de medida aplicable a la totalidad del
mundo físico y sociocultural.

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• Crítica al mecanismo del mercado en la gestión ambiental, porque permite y


alienta comportamientos egoístas.
• Crítica a la concepción de “bienes”, pues se consideran sólo aquellos que son
mercantiles, es decir, los que pueden ser monetarizados.
• Y por último, una crítica al mecanismo de interiorizar las externalidades, puesto
que sólo fomenta las desigualdades sociales e intergeneracionales. Y es que
internalizar los costos externos significa elevar los precios de los recursos para
reducir su consumo, pero mediante este proceso sólo las personas y clases
sociales más prósperas pueden disfrutar de un mejor y mayor acceso a los
recursos naturales. Es decir, la degradación en el medio natural conlleva una
degradación en el medio social.

La economía ecológica no rechaza totalmente el concepto de desarrollo sostenible


sino que propone otros nuevos instrumentos económicos que deben aplicarse
junto a él. Dos de estas herramientas son:

• Un nuevo sistema de Contabilidad General donde se incorpore los costes


ecológicos, sociales y ambientales ligados a los procesos económicos. Una
propuesta interesante es aportada por la economista Marilyn Waring al
denunciar que el trabajo femenino (el doméstico y la reproducción) y el medio
ambiente se excluyen de todas las contabilidades nacionales.

• Y un nuevo indicador del bienestar que sustituya al Producto Interior Bruto


(PIB) y que incluya tanto los gastos de defensa del medioambiente como la
depreciación del capital medioambiental a largo plazo. La aportación más
aplaudida es la del economista Hennan Daly que propone recurrir al Producto
Nacional Neto Social Sostenible.

Junto a estas nuevas herramientas la economía ecológica exige políticas


ambientales que se apoyen en el principio de que los recursos naturales son
patrimonio colectivo y, por tanto, que se asuma como prioridad el garantizar un
acceso equitativo de los mismos. Este enfoque se fundamenta en la convicción de
que la primacía de la economía sobre la política y la ética ha generado en gran
medida la crisis civilizatoria que hoy padecemos, por eso propone que las
intervenciones en materia medioambiental busquen apoyo y legitimación en una
profundización de los mecanismos democráticos y participativos, aplicados a los
niveles territoriales y sociales afectados por cada problema o cada actuación.

1.5.2 Ética Aplicada y Desarrollo Sostenible

Desde el enfoque de la economía ecológica la tesis de que el bienestar económico


implica el malestar ecológico se toma aún más clara y evidente, parece que queda

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 22

mucho camino en la tarea de unir estos dos ámbitos de racionalidades tan


aparentemente contradictorios. Pero esta labor no sólo concierne a los
economistas sino que ha de exigirse desde todos los ámbitos de la vida social,
porque frente a lo que se quiere hacer ver, los mercados no existen de manera
natural ni actúan de manera invisible, sino que son organizados y construidos
tanto social como políticamente.

Además de una reforma en el sistema legal “más preocupada en solucionar los


males ecológicos que en prevenirlos” y de una ampliación en la ciencia ecológica
“que incluya en el concepto medioambiente no sólo el mundo de objetos artificiales
y naturales sino también el mundo de valores”, son necesarias una responsabilidad
cívica transformada en discusión pública de cuestiones que nos afectan “en este
caso, el medioambiente” y una transformación de nuestras democracias hacia una
democracia participativa, es decir, de una política entendida como construcción del
quehacer común y de una ciudadanía capacitada para cambiar el rumbo de las
relaciones entre economía y medio ambiente, si considera que la producción de
“bienes” va en contra de la propia humanidad.

Esto muestra una vez más que el tratamiento de la problemática ambiental es


integral e interdisciplinario. De ahí el gran reto de la ética aplicada. Si
entendemos la ecología como el vínculo entre las ciencias naturales y las sociales,
se puede afirmar con Sosa que la ética ecológica es la bisagra necesaria para unir
estos dos ámbitos tan alejados en sus medios y propósitos. Pero las bisagras de
nada sirven si no van conectadas a aquello que se desea unir. Para ello la ética
económica puede servir de “tornillos” que conecten la bisagra con la realidad. La
idea es, dicho de otro modo, insistir en la necesidad de no olvidarse de la
economía cuando se hace ética ecológica a pesar de la resistencia que en filosofía
sentimos ante los números y los tecnicismos que plagan esta ciencia social.

Desde una ética ecológica, así entendida, se exige ecologizar la economía, lo cual
no significa sustituir la racionalidad económica por otra ecológica. Implica más
bien, por un lado, denunciar que la economía ortodoxa, responsable de la crisis
ecológica al situarse por encima de presupuestos éticos y, por otro, insistir que los
enfoques económicos y ecológicos deben apoyarse en un referente moral, porque
la historia nos ha enseñado que no se puede erigir la eficiencia económica como
único criterio válido. Se trata, pues, de recuperar en el tema medioambiental la
primacía de lo político y ético frente a lo económico con ello tampoco se pretende
volver al pensamiento fisiocrático anterior a Adam Smith sino recordar que la
economía es una ciencia social y por tanto no debe, en aras del mero cálculo
económico, eliminar los valores morales y medioambientales.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 23

Para todo ello se necesita, en primer lugar, replantearse la concepción del humano
como homo economicus, porque una teoría económica fundada en el
individualismo de este modelo no deja lugar para la justicia, la solidaridad, ni para
ninguna preocupación moral. En segundo lugar, deshacer el enredo entre medios
y fines en la economía, con lo que se aclararía que ésta es sólo una parte del total
de la actividad humana, que no es en su totalidad matematizable. Y en tercer
lugar, dejar de concebir la actividad económica como crematística preocupada tan
sólo por el corto plazo. En el problema medioambiental y social han de valer las
miradas a largo plazo, ya que una buena inversión productiva no es aquella que
resulta económicamente rentable, sino la que además no arruina el sustrato
ambiental sobre el que se cimienta la economía.

1.6 LECTURA COMPLEMENTARIA1: LA PROFECÍA DEL JEFE SEATHL

El gran jefe de Washington manda palabras, quiere comprar nuestra tierra. El


gran jefe también manda palabras de amistad y bienaventuranza. Esto es amable
de parte suya puesto que nosotros sabemos que él tiene muy poca necesidad de
nuestra amistad. Pero tendremos en cuenta su oferta, porque estamos seguros
que si no obramos así, el hombre blanco vendrá con sus pistolas y tomará nuestra
tierra. El gran Jefe de Washington puede contar con la palabra del gran jefe
Seathl, como pueden nuestros hermanos blancos contar con el retorno de las
estaciones. Mis palabras son como las estrellas: nada ocultan.

¿Cómo se puede comprar o vender el Cielo y el calor de la Tierra?. Esta idea es


extraña para nosotros. Si hasta ahora no somos dueños de la frescura del aire o
del resplandor del agua, ¿cómo nos lo pueden ustedes comprar?. Nosotros
decidiremos en nuestro tiempo. Cada parte de esta tierra es sagrada para mi
gente. Cada espina de pino brillante, cada orilla arenosa, cada rincón del oscuro
bosque, cada claro y zumbador insecto, es sagrado en la memoria y experiencia de
mi gente.

Nosotros sabemos que el hombre blanco no entiende nuestras costumbres. Para


él, una porción de tierra es lo mismo que otra; porque él es un extraño que viene
en la noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino
su enemigo y cuando él la ha conquistado sigue adelante. El deja las tumbas de
sus padres atrás y no le importa. El empeña la tierra de sus hijos y no le importa.

1
Carta dirigida por el Jefe Seathl de la tribu Duwanish al Presidente de los Estados Unidos, en
respuesta a una propuesta de compra de sus tierras, en 1855.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 24

Así las tumbas de sus padres y los derechos de nacimiento de sus hijos, son
olvidados. Su apetito devorará la tierra y dejará atrás un desierto.

La vista de sus dudados duele en los ojos del hombre piel roja. Pero tal vez es
porque el hombre piel roja es un salvaje y no entiende. No hay ningún lugar
tranquilo en las ciudades de los hombres blancos. Ningún lugar para escuchar las
hojas en la primavera o el zumbido de las alas de los insectos. Pero tal vez es
porque yo soy un salvaje y no entiendo, que el ruido parece insultarme los oídos.
Yo me pregunto: ¿qué queda de la vida si el hombre no puede escuchar el
hermoso grito del pájaro nocturno, o los argumentos de las ranas alrededor de un
lago en la tarde?. El indio prefiere el suave sonido del viento cabalgando sobre la
superficie de un lago y el olor del viento mismo lavado por la lluvia del medio día o
con la fragancia de los pinos. El aire es valioso para el hombre piel roja. Porque
todas las cosas comparten la misma respiración, las bestias, los árboles y el
hombre. El hombre blanco parece que no notara el aire que respira. Como un
hombre muriendo por muchos días, él es indiferente ante la hediondez.

Si yo decido aceptar, yo pondré una condición: el hombre blanco deberá tratar a


las bestias de esta tierra como hermanos. Yo soy salvaje y no entiendo ningún
otro camino. He visto miles de búfalos pudriéndose en las praderas, abandonados
por el hombre blanco que pasaba en el tren y los mataba. Yo soy un salvaje y no
entiendo cómo el caballo de hierro que fuma puede ser más importante que los
búfalos que nosotros matamos solo para sobrevivir. ¿Qué será el hombre sin las
bestias?. Si todas las bestias desaparecieran, el hombre moriría de una gran
soledad en el espíritu, porque cualquier cosa que les pase a las bestias, también le
pasa al hombre. Todas las cosas están relacionadas. Todo lo que hiera a la
Tierra, también herirá a los hijos de la Tierra. Nuestros hijos han visto a sus
padres humillados en la derrota. Nuestros guerreros han sentido la vergüenza. y
después de la derrota convierten sus días en tristezas, y ensucian sus cuerpos con
comidas y bebidas fuertes.

Importa muy poco el lugar donde pasemos el resto de nuestros días “no quedan
muchos”. Unas pocas horas más, unos pocos inviernos más y ninguno de los hijos
de las grandes tribus, que una vez existieron sobre esta tierra, o que anduvieron
en pequeñas bandas en los bosques, quedarán para lamentarse ante las tumbas
de una gente que una vez fue poderosa y tan llena de esperanza. Una cosa
nosotros sabemos y que el hombre blanco puede algún día descubrir. Nuestro
Dios es el mismo Dios. Usted puede pensar ahora, que usted es dueño de él, así
como usted desea hacerse dueño de nuestra tierra. Pero usted no puede. Él es el
Dios del Hombre y su compasión es igual para el hombre blanco y el hombre piel
roja. Esta tierra es preciosa para él y hacerle daño a la Tierra es amontonar
desprecio a su Creador.

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Los blancos también pasarán “tal vez más rápido que otras tribus”. Continúen
ensuciando su cama y alguna noche terminarán asfixiándose en su propio
desperdicio. Cuando los búfalos sean todos sacrificados, los caballos salvajes
todos amansados y los rincones secretos de los bosques se llenen con el aroma de
muchos hombres y la vista de las montañas se replete de esposas habladoras,
¿dónde estará el matorral?, desaparecido. ¿Dónde estará el águila?, desaparecida.

Es decir, adiós a lo que crece, adiós a lo veloz, adiós a la caza. Será el fin de la
vida y el comienzo de la subsistencia. Nosotros tal vez entenderíamos si
supiéramos qué es lo que el hombre blanco sueña; qué esperanzas le describe a
sus niños en las noches largas del invierno; qué visiones le queman sus mentes,
para que ellos puedan desear el mañana. Pero nosotros somos salva. Los sueños
del hombre blanco están ocultos para nosotros y porque están escondidos,
nosotros iremos por nuestro propio camino. Si nosotros aceptamos, será para
asegurar la reservación que nos han prometido. Allí tal vez podremos vivir los
pocos días que nos quedan como es nuestro deseo.

Cuando el último piel roja haya desaparecido de la Tierra y su memoria sea


solamente la sombra de una nube cruzando la pradera, estas costas y estas
praderas aún contendrán los espíritus de mi gente, porque ellos aman esta tierra,
como el recién nacido ama el latido del corazón de su madre. Si nosotros
vendernos a ustedes nuestra tierra, ámenla como nosotros la hemos amado,
cuídenla, como nosotros la hemos cuidado. Retengan en sus mentes la memoria
de la tierra, tal como estaba cuando se la entregamos. Y con todas sus fuerzas,
con todas sus ganas consérvenla para sus hijos y ámenla, así como Dios nos ama
a todos. Una cosa nosotros sabemos nuestro Dios es el mismo Dios vuestro, esta
tierra es preciosa para él. Y el hombre blanco no puede quedar excluido de un
destino común.

Proceso de Comprensión y Análisis


Desarrollar los siguientes interrogantes:

• ¿Qué diferencia se puede encontrar entre los conceptos sostenibilidad y


sustentabilidad ambiental?
• Realizar una caracterización general de la crisis medioambiental mundial.
• ¿Cuál es la relación que se puede encontrar entre pobreza y deterioro
medioambiental.
• ¿Cuáles son las implicaciones económicas del desarrollo sostenible?

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• ¿Es posible que halla un desarrollo sostenible en el marco de la globalización?

Solución de Problemas
• Explicar la tensión: pobreza económica y riqueza natural en América.
• Seleccionar una opción y argumentar su elección.
• Para solucionar la crisis medioambiental global es necesario:
- Voluntad política de las potencias.
- La formación del “mercado verde”.
- El cambio del sistema económico.

Síntesis Creativa y Argumentativa


Si fuera docente del área de educación ambiental del grado octavo y debiera
desarrollar en una clase de dos horas una caracterización general de crisis
medioambiental mundial, ¿cómo lo haría?. Para responder este interrogante,
diseñar la planeación general de la clase, teniendo en cuenta los lineamientos
básicos de la misma: logros, indicadores de logros, problemas a abordar, temática
a trabajar, metodología, recursos y proceso de evaluación.

Autoevaluación
• ¿Considerar que en medio de la crisis medioambiental que atraviesa
Latinoamérica, los planes de fumigación para la erradicación de cultivos ilícitos
son una buena opción para Colombia?

• Con base en la lectura complementaria, establecer un paralelo entre la posición


del hombre occidental y el indígena con respecto al medio ambiente, y
relacionarlo con los planteamientos de los contenidos establecidos.

Repaso Significativo
Elaborar una síntesis de los contenidos estudiados. Para esto, el estudiante
deberá:

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• Seleccionar dos párrafos de cada subtema planteado, que considere sean los
más importantes.
• Interrelacionar de una manera congruente estos párrafos extraídos.
• Diseñar un texto armónico y ordenado.
• Establecer un título para el texto diseñado.
• Terminar la síntesis con una conclusión.

Bibliografía Sugerida

BALLESTEROS, Jesús y PÉREZ ADÁN, José. Sociedad y medio ambiente. Madrid:


editorial Trotta, 1997.
JACOBS, Michael. Economía verde: medio ambiente y desarrollo sostenible.
Bogotá: TM editores, 1995.
R. OLIVER, Santiago. Ecología y subdesarrollo en América Latina. México: siglo
XXI, 1981.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 28

UNIDAD 2: Educación Ambiental,


Estrategia Necesaria para Enfrentar la
Crisis
Descripción Temática

Vivimos en una época de promesas sin precedentes. Las oportunidades de


mejorar las normas de vida y la relación con la naturaleza son más abundantes
que en cualquier otra era de toda la evolución del hombre. La suprema paradoja
de nuestra época es que, a inicios del siglo veintiuno, poseemos al mismo tiempo
poderes que contrastan diametralmente. Por un lado, tenemos el poder de
destruirnos de un solo golpe; por el otro, contamos con el poder igualmente
grande de reconstruir y enmendar la senda de la civilización, a un nivel de
humanidad y equilibrio ecológico con el medio ambiente sin antecedente. En esta
época de crisis ecológica, debemos recordar que el proceso educativo, visto como
un mecanismo universal, es invariablemente un modo de estabilizar, trasmitir y
garantizar la continuidad de la cultura y por otra parte, es un proceso de
corrección, mejoramiento y alteración de las características adquiridas de
generaciones pasadas.

La educación ha sido el artefacto destinado desde los más remotos períodos de la


historia de la humanidad, para buscar una vida mejor y siempre ha estado
asociada en la procuración del desarrollo de las comunidades humanas. Por esta
razón, la educación ambiental se ha constituido en una ciencia contemporánea,
que se basa en la existencia y evolución de la vida; y es el único medio para que el
hombre conozca su función frente a la naturaleza, ya sea en una forma aislada, o
como integrante de un ecosistema.

La presente unidad está diseñada de tal manera que el estudiante pueda llegar a
conceptualizar en términos generales, las características, implicaciones,
trascendencia e importancia de la educación ambiental, para que así pueda llegar a
reflexionar sobre su rol como docente en la protección del medio ambiente y en la
estructuración de un nuevo contrato natural. Por esta razón, se empieza con la
relación existente entre crisis medioambiental y la educación, para abordar una
conceptualización general de la educación ambiental y del rol docente para concluir

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con los principales planteamientos de los PRAE como propuesta de acción de la


comunidad educativa frente a sus problemas ambientales.

Horizontes
• Concienciar al futuro docente de la trascendencia que su desempeño
profesional puede llegar a tener en la preservación del medio ambiente.
• Brindar las herramientas fundamentales para que el estudiante pueda llagar a
diseñar proyectos ambientales que propendan por la solucionar problemas de
su comunidad.
• Comprender la importancia de la educación ambiental en la construcción de los
PEI y en la formación de los seres humanos del siglo XXI.

Núcleos Temáticos y Problemáticos


• Medio Ambiente y Educación Ambiental
• Evolución Histórica del Concepto
• Características de la Educación Ambiental
• El Rol de los Educadores Ambientales
• Proyectos Ambientales Escolares
• El Carácter Interdisciplinario de la Educación Ambiental

Proceso de Información
2.1 MEDIO AMBIENTE Y EDUCACIÓN AMBIENTAL

La Conferencia Intergubernamental sobre la Educación Ambiental, realizada en


Tbilisi, Georgia, en 1977, auspiciada por Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y con la colaboración del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), actualizó la
evolución lógica e histórica del concepto medio ambiente al expresar en el informe
final que: “se ha convenido ahora en que el concepto de medio ambiente debe
abarcar el medio social y cultural y no solo el físico, por lo que los análisis que
efectúan deben tomar en consideración las interacciones entre el medio natural,
sus componentes biológicos y sociales, y también los factores culturales”. Se
puede inferir que la precisión y expresión de este término constituye un aporte en

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la filosofía ambiental, natural, cultural e histórica por reconocer la dimensión social


y humana sobre el medio ambiente, así como todo lo creado por el hombre.

En relación con este término se define: “medio ambiente es un sistema de


elementos abióticos, bióticos y sociales con los que interactúa el hombre, a la vez
se adapta al mismo, lo transforma y lo utiliza para satisfacer sus necesidades.

Debe concebirse en su totalidad, formando parte de él; lo construido, lo personal y


lo colectivo; lo económico, lo social, lo cultural, lo tecnológico, lo ecológico, lo
estético, etc, lo que demuestra la integralidad y lo que representa este término.

Por tanto, al pasar del término “medio” al de “Medio Ambiente” se produce una
evolución semántica muy significativa pues la Naturaleza es no sólo un medio para
ser usado, explotado e irrespetado, sino que se considera el ambiente del hombre,
donde vive y se desarrolla; de lo que se desprende la necesidad de un cambio de
actitud del hombre hacia su medio, donde la responsabilidad adquirida lo lleva a
planificar su conducta, lo que significa sobrepasar la simple intención de un estudio
sobre el medio para educar e instruir a “favor” del medio y también “a través”
de él.

Del anterior postulado se desprende una idea básica: la humanidad es un agente


de cambio en la naturaleza y puede contribuir activamente a su conservación y
mantenimiento o a su deterioro y destrucción; entonces, el buen estado de la
naturaleza depende, en gran medida, de la actitud que el hombre asuma frete a su
medio. Teniendo en cuenta la crisis medioambiental que afronta el mundo y la
anterior conclusión es apenas evidente que una didáctica para la Educación del
hombre con respecto a lo ambiental, más que un asunto de moda, es una
necesidad.

2.2 EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO

Desde siempre la temática y la problemática del “ambiente” ha tenido una


presencia en los programas educativos, por ser una fuente rica de conocimientos y
ejemplos. Pero la educación ambiental ha demostrado importantes evoluciones
según distintos énfasis que se le han otorgado a través del tiempo. Entre los
antecedentes de la actual educación ambiental se pueden considerar:

• El estudio sobre la naturaleza, que en Estados Unidos se introdujo a fines del


siglo XIX enfatizando que los alumnos “estudiaban la naturaleza, no libros” y
que fue precursor de la enseñanza de las ciencias en los colegios.

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• La educación conservacionista, presente ya desde los años 30 alertando sobre


los problemas ambientales y la importancia de conservar varios recursos
naturales; o la educación al aire libre que, más que un área de contenidos, es
un enfoque hacia la educación que abre posibilidades de enseñanza fuera de la
sala de clases para todas las materias curriculares.

• La educación ecológica, centrada en aspectos eco sistémicos y factores bio -


físicos, que se consolidó en Europa y Norteamérica con el surgimiento de
movimientos ambientalistas en los años 60 y 70.

• La Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental realizada por


UNESCO en Tbilisi (Georgia, URSS) en 1977 que marcó un nuevo hito,
sentando objetivos y principios para la educación ambiental que han regido
hasta hoy y que la definen de la siguiente forma: “la educación ambiental es
un proceso orientado a desarrollar una población mundial consciente e
interesada en el ambiente en su totalidad y en sus problemas respectivos, y
que tenga conocimiento, actitudes, motivación, compromiso y habilidades para
trabajar individual y colectivamente hacia la solución de los problemas actuales
y la prevención de problemas futuros”.

En esta definición está la particularidad de promover que los ciudadanos se


involucren en resolver problemas ambientales. En el camino, el énfasis en
aprender sobre el ambiente fue pasando a aprender en el ambiente y hoy se
enfatiza el aprender para el ambiente, que aborda también los dos anteriores
pero enfatiza una actitud proactiva hacia el entorno.

• En los últimos años, la tendencia es a hablar ya no de educación ambiental sino


de educación para el desarrollo sustentable, donde nuevos temas están
ganando importancia: la vinculación entre la naturaleza y la sociedad,
problemas del futuro e interrogantes en cuanto al estilo personal de vida. Con
ello adquiere también relevancia el análisis de los modelos económicos. Si bien
los problemas aislados o locales siguen siendo el punto de partida, son
analizados en contextos y horizontes cada vez más amplios de cultura y
relaciones internacionales.

En conclusión, la educación ambiental debe ser considerada como el proceso que


le permite al individuo comprender las relaciones de interdependencia con su
entorno, a partir del conocimiento reflexivo y crítico de su realidad biofísica, social,
política, económica y cultural, para que, a partir de la apropiación de la realidad
concreta, se puedan generar en él y en su comunidad actitudes de valoración y
respeto, compromiso y acción por su ambiente. Estas actitudes, por supuesto,

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deben estar enmarcadas en criterios para el mejoramiento de la calidad de la vida


y desde una concepción de desarrollo sostenible2.

Para la ampliación y comprensión del concepto de desarrollo sostenible, tal vez sea
interesante, como lo afirma Julio Carrizosa, recurrir a un documento de la UICN
(Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) que en un esfuerzo
de definición conceptual, desarrolla el anterior planteamiento, precisando que este
debe fundamentarse en principios ecológicos, sociales, culturales y económicos,
introduciendo el concepto de valores al mismo nivel que el de necesidades, lo cual
enmarca la diversidad de las actividades humanas, posibilitando una clarificación
en cuanto a los marcos referenciales de dicho concepto para la educación
ambiental.

En este contexto, el problema ambiental, se concibe como un problema social que


deja ver el tipo de organización particular de la sociedad y la interacción
permanente de esta organización con su entorno natural. Así, las crisis
ambientales no se pueden ver como otro problema más que los modelos actuales
de desarrollo deben superar, ni como una variable más que hay que agregar a
estos. Se debe más bien reflexionar a propósito de las concepciones y
orientaciones de dichos modelos, ya que ellos han contribuido a la degradación y
el deterioro de la base natural y social del ambiente.

2.3 CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

Con base en el planteamiento señalado, se debe trabajar la educación ambiental


desde una perspectiva que permita contribuir a repensar la sociedad en su
conjunto. No se trata, simplemente, de conservar y proteger la naturaleza en el
marco de los actuales modelos de desarrollo, sino de construir nuevas realidades
y nuevos estilos de desarrollo que permitan la manifestación de lo diverso en lo
cultural y en lo natural, y el desarrollo de potencialidades individuales y colectivas.

Dentro de este marco, la educación ambiental debe hacer parte del proyecto de
transformación del sistema educativo, de la reformulación del quehacer
pedagógico y didáctico, de la elaboración de modelos para la construcción del
conocimiento y de la formación en actitudes y valores, de acuerdo con las
necesidades de los individuos y los colectivos.

2
Tomado de La dimensión ambiental: un reto para la educación de la nueva sociedad. Ministerio
de Educación Nacional. (muchas de las apreciaciones que a continuación hacen parte de esta
unidad han sido extraídas literalmente de este documento)

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La educación ambiental, vista así, obliga a fortalecer una visión integradora para la
comprensión de la problemática ambiental; ya que, ella no es sólo el resultado de
la dinámica del sistema natural, sino el resultado de las interacciones entre las
dinámicas de los sistemas natural y social. Es por ello que para educar con
respecto a un problema ambiental se requiere del diálogo permanente entre todas
las especialidades, todas las perspectivas, todos los puntos de vista y todos los
saberes. Y es en este dialogo en el que se dinamizan diversas aproximaciones que
llevan a comprender la problemática ambiental como global y sistémica:

Contempla el componente humano en el análisis de los problemas ambientales y


sus soluciones. Las soluciones ambientales no son solamente científicas; ellas
incluyen perspectivas históricas, políticas económicas, culturales y muchas otras.
También implica que el ambiente incluye no solamente flora y fauna, sino también
edificios, carreteras y buques petroleros, etc. De esta manera se apoya en un
fundamento de conocimiento de los sistemas sociales y ecológicos. El
conocimiento tiende las bases para el análisis de los problemas ambientales,
resolución de conflictos y prevención del surgimiento de nuevos problemas.
Incluye, así, el dominio afectivo: las actitudes, valores y compromisos necesarios
para formar una sociedad sustentable. El papel de los educadores para tratar el
dominio afectivo no siempre es fácil, pero debería incluir el clarificar que existen
diferentes valores personales, que estos valores están presentes en el análisis de
los hechos y que las controversias surgen a menudo motivadas por los diferentes
sistemas de valores brindando la oportunidad para el desarrollo de habilidades que
capacitan para la resolución de problemas. Entre ellas están: la comunicación
(escuchar, hablar públicamente, escritura persuasiva, diseño gráfico), la
investigación (diseño de encuestas, investigación en bibliotecas, entrevistas,
análisis de datos) y procesos de grupo (liderazgo, toma de decisión,
cooperación).

2.4 EL ROL DE LOS EDUCADORES AMBIENTALES

La educación ambiental, con su fuerte orientación a la acción, busca cambios en el


comportamiento de las personas que se expresen en una conducta
ambientalmente responsable. Tradicionalmente, se creía que se podía lograr estos
cambios a través de la entrega de conocimientos sobre el medio ambiente, lo que
generaría un cambio de actitudes y se traduciría en un nuevo accionar. Pero hoy
hay consenso en que esto no ocurre así. Al conocimiento y sensibilización se
requiere agregar habilidades en estrategias de acción que permitan a la persona
interiorizarse en el "yo puedo hacerlo". Con esto, el marco de trabajo para los
educadores se compone de cuatro niveles:

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Nivel I. Conceptos ecológicos. Incluye un amplio espectro de conceptos ecológicos


y de ciencias ambientales, tales como la dinámica de poblaciones, los ciclos
biogeoquímicos y las influencias abióticas. Otros educadores pueden agregar otros
objetivos de apoyo en conceptos sobre política, economía, sicología y ciencias
sociales.

Nivel II. Conciencia conceptual. Ayuda a comprender cómo el comportamiento


individual y colectivo influye en la relación entre calidad de vida y calidad
ambiental, así como en la resolución de los problemas.

Nivel III. Investigación y evaluación de temas. Desarrollo del conocimiento y las


habilidades necesarias para investigar problemas ambientales y evaluar soluciones
alternativas para remediarlos.

Nivel IV. Habilidades para la intervención ambiental. Desarrollo del conocimiento


y las habilidades necesarias para actuar positivamente en la resolución de
problemas ambientales.

Los estudios indican que los cambios de conducta generalmente no ocurren si los
alumnos están expuestos sólo a los objetivos de los dos primeros niveles. La tarea
para los educadores, por lo tanto, es larga y compleja.

2.5 PROYECTOS AMBIENTALES ESCOLARES3

Son proyectos que desde el aula de clase y desde la institución escolar se vinculan
a la solución de la problemática ambiental particular de una localidad o región,
permitiendo la generación de espacios comunes de reflexión, desarrollando
criterios de solidaridad, tolerancia, búsqueda del consenso, autonomía y, en
últimas, preparando para la autogestión en la búsqueda de un mejoramiento de la
calidad de la vida, que es el propósito último de la educación ambienta!.

Es factible plantear dichos proyectos desde la cotidianidad de los alumnos, desde


un tema ambiental relacionado con su propia vida o desde un problema
concerniente a su realidad ambiental; lo fundamental, entonces, es que se
organicen en torno a la resolución de problemas, que sean interdisciplinarios y
busquen la integración con el ánimo de que su proyección tenga incidencia directa
en la formación integral del individuo y lo prepare para actuar, consciente y
responsablemente, en el manejo de su entorno.

3
Ibíd.

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2.5.1 Criterios Fundamentales para Construir un Proyecto Ambiental


Educativo

En el contexto de la educación ambiental es importante ubicar los diferentes


criterios que deben hacer parte de una nueva idea de trabajo escolar al respecto.

• Regionalización: la problemática ambiental tiene espacio y temporalidad


concretos. Es esto lo que sustenta la necesidad de empezar a mirar la región,
de empezar a reconocer las condiciones sociales, económicas y políticas en que
está inmersa la escuela. En nuestro país cada región presenta una dinámica
natural, social y cultural propia, lo que da lugar a diferentes formas de relación
con el ambiente; esto incide en la definición de los problemas y las diversas
aproximaciones para resolverlos.

Los PRAE deben partir de un diagnóstico de la problemática ambiental regional.


Esto permite priorizar los problemas, para seleccionar en el trabajo,
preferiblemente, aquellos que afectan a la escuela y a la comunidad en la cual
ella se desenvuelve (sin perder de vista los referentes nacionales y
universales), buscando que los conocimientos de la escuela se hagan
significativos en la cotidianidad de los alumnos y generando una formación en
actitudes y valores.

• Concertación: la concertación hace referencia a una forma de relación en la


que intervienen diferentes grupos, asociaciones e individuos para el logro de
nietas comunes. En la concertación es importante que cada una de las panes
que participan lo haga desde su competencia y responsabilidad, buscando
puntos de integración, en la mira de hacer posible la solución de los problemas
planteados.

Interinstitucional: en los PRAE la concertación es importante para garantizar


su éxito. Es necesario recurrir en cada una de las regiones y localidades a
técnicos, investigadores, instituciones gubernamentales y no gubernamentales
(ministerios, SENA, INDERENA, Corporaciones Autónomas, universidades,
fundaciones, etc.), y organizaciones comunitarias que trabajan en torno a la
problemática ambiental, ya que cada una de ellas puede aportar elementos de
diferente índole en lo relativo a la situación que se pretende transformar.

La concertación debe llevar a la conformación de equipos de trabajo locales y


regionales que diseñen, ejecuten y evalúen los proyectos y que garanticen los
recursos humanos y financieros necesarios para su buen funcionamiento.
Estos equipos deben encargarse de dinamizar los procesos y de vincularlos
efectivamente a la comunidad. Para las escuelas que participen en los PRAE,

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la concertación no sólo significa la apertura de la escuela a la comunidad, sino


el enriquecimiento de su proceso de transformación y la recontextualización de
su trabajo. Es aquí donde cobra importancia la claridad que sobre su papel en
materia de educación ambiental tenga tanto el maestro como todos aquellos
que forman parte del sistema escolar.

• Intraescolar: la concertación al interior de la escuela debe incluir las diversas


instancias académicas v administrativas para posibilitar el desarrollo del
proyecto, en los términos negociados con las entidades que participen en el
diseña, ejecución y evaluación del mismo. Para ello la institución escolar
cuenta en la actualidad con instrumentos de la política educativa de
renovación, como son la flexibilización y adecuación curricular.

• Cogestión: la cogestión implica la concertación para el desarrollo de un


proyecto común. Significa compartir responsabilidades, reconociendo los
límites y alcances de cada uno de los que participan en el proceso. Esto
presupone un cierto nivel de autogestión, entendida esta como la autonomía
en la toma de decisiones y en la realización de acciones que fortalezcan el
proyecto.

En un PRAE la autogestión debe entenderse como la capacidad que tiene la


escuela de asumirse como protagonista de su propia vida, de entrar a
reconocerse, a reformularse y, desde aquí, garantizar la calidad de, su
participación en los proyectos comunitarios a través de la formación en
actitudes y valores para un manejo adecuado del entorno.

• Participación: la participación está ligada a los procesos de apropiación de la


realidad por parte no sólo de los individuos sino de los colectivos. Es una
construcción que parte de la comprensión de los diversos fenómenos con los
cuales entra en contacto, cotidianamente, un individuo. La comprensión de los
fenómenos da lugar a que los individuos o los grupos asuman
responsabilidades frente a los problemas y se comprometan en su solución. En
los PRAE la participación tiene que ver no sólo con la ejecución sino con el
diseño y evaluación, pues esto garantiza un compromiso real de quienes están
involucrados en ellos. Buscar apoyos en la región, generar comités de trabajo,
fortalecer redes, identificar socios y amigos para los proyectos, puede ser un
buen comienzo en la construcción de la participación.

• lnterculturalidad: el respeto por la diversidad cultura! debe ser uno de los


componentes fundamentales de la educación ambiental. No todos los grupos
humanos que habitan una región determinada tienen la misma concepción con
respecto a los diferentes recursos. Por ejemplo, muchos pueblos indígenas,

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como lo afirma un estudio preliminar del Banco Mundial, "consideran ¡a


tierra...como un elemento dotado de significados sagrados, íntimamente
insertados en las relaciones sociales y fundamentales para la comprensión de
la existencia y la identidad del grupo”. Esto incide, por supuesto, en la calidad
de las actitudes de dicho grupo con respecto al medio. Ellas no serán iguales a
las de los oíros individuos de la misma región para los cuales la tierra tiene un
valor diferente.

Así, el respeto por lo autóctono, lo propio de cada uno de los grupos culturales que
se desarrollan en las regiones, debe ser una constante en los PRAE. Esto garantiza
un verdadero reconocimiento de la diversidad cultural y permite identificar los
aportes que desde propias cosmovisiones y desarrollos puedan posibilitar una
dinámica regional acorde con las necesidades particulares y con referentes
nacionales y universales como horizontes en la construcción de identidad.

2.5.2 Diagnóstico Ambiental

Como punto de partida para el diseño de los PRAE: partir de un diagnóstico de la


problemática ambiental local y/o regional, es importante para el diseño, ejecución
y evaluación de los Proyectos Ambientales Escolares, ya que como se dijo
anteriormente, ello permite darle significación al trabajo de la escuela, pues si los
proyectos escolares parten de proyectos que la comunidad viene desarrollando
para buscar alternativas de solución a determinada problemática, la escuela puede
contribuir, desde allí, a formar individuos conscientes e incidir en un cambio de
actitudes con referentes valorativos frente al entorno.

Estos diagnósticos le permiten a los PRAE centrar el problema y adecuar recursos


pedagógicos y didácticos al quehacer de la escuela en materia de educación
ambiental. El hecho de que en los PRAE se plantee trabajar, preferiblemente, en
torno a problemas propios de la comunidad en donde se desarrolla la escuela y de
la cual, de una manera u otra, hacen parte los alumnos, no significa caer en el
inmediatismo y perder de vista los referentes nacionales y universales que son
importantes para la contextualización del problema.

Todo PRAE debe tener claro que la problemática ambiental del país está
caracterizada, por un lado, por su condición de región neotropical en el planeta,
dada la altísima variedad de sus ecosistemas, y por otro, por los procesos
históricos de ocupación humana y de transformación de los mismos; este debe ser
su marco general de referencia.

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El acelerado proceso de industrialización y urbanización en los últimos 40 años


conlleva un conjunto de problemas ambientales que se manifiestan a nivel local,
pero cuyo impacto tiene consecuencias a nivel regional y nacional.

El impacto de los problemas ambientales en los niveles local, regional y nacional,


se explica en la interdinámica relación que existe entre los diversos ecosistemas.
El problema de la emisión de gases y el problema de la disposición de basuras en
un centro urbano como Bogotá, puede afectar ecosistemas costeros debido a la
interconexión entre los sistemas de alcantarillado con el sistema hídrico y,
finalmente, con el sistema marino.

El panorama del diagnóstico general debe hacer parte de la reflexión permanente


de todos aquellos equipos educativos comprometidos en el desarrollo de un PRAE,
es fundamental que se analice cuál de estas problemáticas hacen parte del
contexto en el que se mueve al escuela, para así priorizar y seleccionar el
problema a trabajar con los alumnos y las comunidades, construyendo las vías
pedagógicas y didácticas necesarias para su comprensión y para la
correspondiente formación en actitudes y valores que incidan a corto, mediano y
largo plazo en su transformación.

2.6 EL CARÁCTER INTERDISCIPLINARIO DE LA EDUCACIÓN


AMBIENTAL

Como se planteado anteriormente, no es factible trabajar la problemática


ambiental desde una sola disciplina o desde una área específica del conocimiento;
ella requiere de la participación de todas las áreas y de todas las disciplinas, dado
su carácter global.

La comprensión de problemas como la contaminación del río Bogotá, no se puede


lograr desde la perspectiva de una sola disciplina como la biología, la química o la
geografía, por ejemplo, ya que son múltiples los factores implícitos en el
fenómeno. Conocer las causas y efectos de la contaminación del río significa,
entre otros, el análisis de las condiciones químicas v físicas, la degradación
biológica, el impacto del comportamiento de las poblaciones que están en su área
de influencia, la incidencia de fenómenos de industrialización, etc., lo cual implica a
su vez la necesidad de generar proyectos interdisciplinarios, en donde las diversas
perspectivas de conocimiento confluyan en la construcción de explicaciones del
fenómeno, y a partir de ellas plantear alternativas y fijar responsabilidades.

La compartimentación disciplinaria en la escuela actual, la mayoría de las veces,


obstaculiza más que aportar a la resolución de los problemas, pues generalmente

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los diversos conceptos se trabajan como dogmas y como hechos cumplidos al


interior de las diversas disciplinas o de las diferentes áreas, haciéndolos poco
flexibles, sin referente externo y sin contexto. En la escuela la realidad de las
disciplinas o la arcas suplanta la realidad del individuo.

La enseñanza en la escuela se preocupa por transmitir un sinnúmero de


contenidos, por hacer conocer unos resultados y, en el mejor de los casos, por
reseñar generalmente una metodología “propia” de cada disciplina, fortaleciendo
cada vez más las fronteras entre ellas, lo cual dificulta la búsqueda de caminos
para la integración del conocimiento. Estas fronteras son solo visibles y
acentuadas por los maestros en la actividad escolar (situación derivada de la
tradición disciplinaria del sistema educativo), pues la realidad y su problemática
son globales y por tanto invitan a la confluencia de diferentes miradas y
aproximaciones para su comprensión.

Para la comprensión de esta dificultad valdría la pena afirmar que los problemas
sociales, los problemas naturales y los problemas culturales a los cuales se ven
abocados cotidianamente los alumnos, como afirma A. Giordan, no se sitúan jamás
al interior de una disciplina, por el contrario, cada disciplina dispone de elementos
factibles de integrar en una comunicación interfronteriza, que es la que posibilita la
dinámica y la significación de los saberes.

La búsqueda de alternativas de solución a un problema, cualquiera que El sea,


pasa siempre por la articulación de saberes de diverso origen. La problemática
ambiental no sólo no es ajena a este proceso, sino que, como se viene planteando,
favorece una lectura transversal de conceptualizaciones, métodos y contenidos, ya
que el entorno es el escenario cotidiano de construcción de vida y es allí donde el
alumno interactúa, como individuo y como colectivo, y es en esa relación donde
puede reconocerse y reconocer su mundo.

Recobrar el entorno como escenario de. conocimiento, implica hacer los saberes
significativos para el “saber”, para el "saber hacer” y para el “saber ser”, y es
por ello que obliga a preguntarse acerca de "todo", a relacionarse de manera
diferente, a mirar comprensivamente el medio y, en últimas, a la reelaboración de
la realidad.

Dentro del análisis anterior, la escuela debe posibilitar la búsqueda de un territorio


interdisciplinario a través de los Proyectos Ambientales Escolares, que hagan
significativo el papel de cada una de las áreas del conocimiento que hasta hoy
hacen parte del currículo escolar. La interdisciplina puede entenderse como la
integración de las diversas disciplinas en tomo a un propósito común que es la
solución de un problema concreto. La integración en la ínter disciplina implica un

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trabajo, no solamente de contenidos, sino también de conceptualizaciones, de


métodos y actitudes.

Para la resolución del problema, las disciplinas confluyen en un territorio común,


propiciado por el problema mismo. En la dinámica propia de ese territorio, se
construyen explicaciones, se elaboran alternativas, se responden unas preguntas y
se dejan abiertas otras, se hacen lecturas para interpretación y argumentación y se
realiza escritura para la síntesis.

En el territorio interdisciplinario se codifica y decodifica la realidad del problema


permanentemente, y es así como no solamente este trabajo ayuda a una
aproximación de la comprensión de la realidad, sino que relativiza las verdades que
se habían hecho absolutas al interior de las disciplinas, dando lugar a nuevas
posibilidades de reflexión en el territorio interdisciplinario y al mismo tiempo al
interior de cada disciplina.

En la interdisciplina ocupa un lugar fundamental el por qué, es decir, el


preguntarse acerca de todo. Este trabajo es enriquecedor, no sólo en tanto
permite encontrar respuestas válidas sino, en tanto fortalece la formación de un
espíritu abierto a la diversidad de ideas, de opiniones, de teorías, etc. La
interdisciplina es, por tanto, como lo señala J, Michot, “la expresión de otra visión
de la realidad. Aquella que aborda la síntesis de las perspectivas, la que desea
tomar en cuenta la diversidad de las posiciones y que se expresa dentro de una
confrontación crítica”.

¿Y qué puede requerir más de un trabajo interdisciplinario que la problemática


ambiental?, ¿y qué dimensión podría contribuir más a la concepción de una nueva
escuela que la dimensión ambiental?. La idea de interdisciplina en educación
ambiental, lleva a plantear algunos elementos que pueden ser útiles en la
adecuación de las diversas áreas del conocimiento que hoy hacen parte del
currículo para el trabajo de los PRAE.

2.6.1 Ciencias Naturales y la Educación Ambiental

El papel de las ciencias naturales en los proyectos de educación ambiental debe


estar referido, fundamentalmente, a la comprensión de las interacciones propias
de los componentes del sistema natural ubicando los fenómenos naturales
históricamente (espacio - tiempo), y dando cuenta de la evolución y posibilidades
de transformación de los mismos.

Las ciencias naturales deben contribuir a la comprensión del mundo físico-químico


y biológico que se encierra en los ecosistemas, ubicando al hombre no sólo como

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un ente natural sino también como un ente social, para poder comprender la
incidencia que tienen los diferentes grupos humanos y sociales en la dinámica de
los ecosistemas.

Conocer los ecosistemas, desde la perspectiva de las ciencias naturales, significa


entender los comportamientos decáela una de las especies que lo conforman,
estudiarlas relaciones entre las diversas especies y de estas con el medio, y
precisar los factores internos y externos que han influido en dichos
comportamientos, en últimas, se traía de mirar al ecosistema como un lodo y como
un sistema abierto en donde nada está acabado, entenderlo como un sistema en
construcción.

Conociendo las relaciones entre los diversos componentes de un sistema, se llega


a comprender la dinámica del mismo y a interpretar las causas de sus alteraciones,
un aspecto importante pura la búsqueda de alternativas y la toma de decisiones.
Aquí es imperante recurrir a la concepción de construcción del conocimiento desde
el trabajo de “conceptos integradores”, tales como materia y energía, vistos a
través de sus permanentes interacciones (cambios y transformaciones), para
aproximarse a la comprensión de la dinámica de la biodiversidad y, por ende, a la
dinámica de los ecosistemas.

Ha sido el espíritu crítico el que ha movido el desarrollo de las ciencias naturales a


través de la historia, generando procesos creativos en la construcción de la
realidad. En los PRAE la confrontación, el debate, la argumentación y el
enriquecimiento de las explicaciones de los problemas ambientales, deben jugar un
papel importante en la formación de un espíritu crítico que fundamente la
confianza de los alumnos en su propio razonamiento y la seguridad en sus
acciones.

En este contexto, un aporte importante de las ciencias naturales es el debate sobre


la técnica, la tecnología y los impactos de esta última en los ecosistemas. Las
ciencias naturales en la escuela deben perder el miedo de abordar, desde sus
conceptualizaciones, formas de razonar, métodos y estrategias, los problemas del
desarrollo y su impacto en los sistemas naturales

2.6.2 Las Ciencias Sociales y la Educación Ambiental

en los Proyectos Ambientales Escolares (PRAE) las ciencias sociales deben estar
orientadas a explicar las interacciones entre los diversos grupos humanos. Estas
interacciones deben tener un referente de espacio y tiempo, lo cual permite el
reconocimiento del entorno y la dinámica evolutiva del mismo.

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Los ecosistemas no deben su transformación solamente a su dinámica interna, sino


también a los impactos del desarrollo social y cultural; es por esto que las ciencias
sociales deben ayudar a comprender cómo las sociedades han evolucionado y,
hasta qué punto la cultura y sus prácticas han modificado a dichos sistemas.

En las ciencias sociales se encuentran argumentos para comprender el concepto


de espacio que a través del tiempo ha construido el hombre, permitiendo entender
el manejo que las sociedades han hecho de dicho espacio, aquí el espacio se
entiende no solo como un sitio geográfico sino como el potenciador de recursos, el
facilitador de las interacciones sociales y el sitio en donde coinciden un cúmulo de
condiciones para la construcción de mundo.

Las ciencias sociales, además, deben ayudar a conocer el manejo que,


históricamente, el hombre ha hecho de los recursos y por lo tanto de los
ecosistemas con los cuales se encuentra relacionado, con el fin de comprender el
impacto que la evolución de la dinámica social ha causado en los sistemas
naturales y viceversa. Las ciencias sociales pueden ayudar a entender los modelos
de desarrollo motores de la sociedad y sus practicas tecnológicas a través del
tiempo.

Sin embargo, indudablemente, uno de los aportes fundamentales que las ciencias
sociales pueden hacer a los PRAE, es la posibilidad de comprender las formas de
relacionamiento, tamo individual como colectivo, que se desarrollan al interior de
un grupo social, propiciando, de esta manera, espacios de reflexión para el
desarrollo de actitudes de valoración y respeto, no sólo por e! ambiente natural,
sino también por el ambiente social y cultural.

Proceso de Comprensión y Análisis


• ¿A la educación ambiental se le puede catalogar como ciencia o como
estrategia humana?
• ¿Cuál debe ser su quehacer pedagógico en cuanto a la educación ambiental?
• ¿Cuál es la relación que se puede establecer entre el PRAE y el PEI?
• ¿Qué relación se puede establecer entre educación y ética ambiental?
• ¿Cómo puede conseguirse un nuevo contrato con la naturaleza a través de la
educación ambiental?

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 43

Solución de Problemas
• Solucionar la siguiente tensión: ¿educación ambiental o formación para el
medio ambiente?
• Para la educación ambiental ¿cuál debe ser el “saber”; cuál el “saber hacer” y
cuál el “saber ser”?

Síntesis Creativa y Argumentativa


Teniendo en cuenta los contenidos y apreciaciones que abordan la temática de los
Proyectos Ambientales Educativos, diseñar el diagnóstico de las principales
necesidades y problemas ambientales que pueda llegar a tener su comunidad y
proponer alternativas de solución que se constituyan en la base para futuros
proyectos.

Autoevaluación
• Además de los PRAE ¿qué otras estrategias utiliza la educación ambiental para
conseguir sus objetivos?
• ¿Por qué es importante hablar de educación ambiental en un mundo cada vez
más globalizado?
• ¿Por qué es necesario el carácter interdisciplinario de la educación ambiental?
• ¿Hasta qué punto la educación ambiental hace parte de las ciencias naturales y
hasta cuál hace parte de las ciencias sociales?
• ¿Cómo educar ambientalmente en Colombia?

Repaso Significativo
Con su grupo de trabajo, socializar el diagnóstico hecho en su comunidad, así
como las principales propuestas de solución diseñadas.

Bibliografía Sugerida
GARCÍA GÓMEZ, Javier y NANDO ROSALES, Julio. Estrategias didácticas en
educación ambiental. Málaga: ediciones ALJIBE, 2000.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 44

SUREDA, Jaume Y J. COLOM, Antoni. Pedagogía ambiental. Barcelona: ediciones


CEAC, 1989.
TORRES CARRASCO, Maritza. La dimensión ambiental: un reto para la educación
de la nueva sociedad. Ministerio de Educación Nacional. Bogotá, 1996.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 45

UNIDAD 3: Ética Ambiental


Descripción Temática

“El llamado poder del hombre sobre la naturaleza, resulta ser, en realidad, el poder
ejercido por algunos hombres sobre otros hombres, utilizando la naturaleza como
instrumento. (C. S. Lewis, La abolición del hombre).”

La relación del hombre con su medio desde una perspectiva de sostenibilidad


necesaria para la superación de la crisis, solo puede lograrse con la voluntad real
y aplicada de las potencias y multinacionales; con la educación a escala planetaria
y aplicación de proyectos ambientales que solucionen la problemática ambiental
local. Pero el nuevo contrato con la naturaleza quedaría incompleto si no se
establece un cambio de actitud del hombre con respecto a su medio, este solo se
consigue con la creación y divulgación de un código ético mínimo que condicione y
regule la acción e intervención del hombre en el mundo natural.

Esta unidad, aborda de una manera general la temática de la ética ambiental y su


indiscutible papel protagónico a la hora de emprender un camino hacia la
preservación del medio natural. Derechos, principios y compromisos ambientales
son ,entre otros, los principales temas abordados en la misma y se estructuran
alrededor de problemas como la titularidad de los derechos; la responsabilidad
individual o la responsabilidad social con respecto a la problemática ambiental; los
derechos humanos y los derechos ambientales; y el hombre ético: una necesidad
del ambiente o del hombre.

Horizontes
• Establecer la importancia de la ética ambiental para la vida en el planeta y sus
aportes invaluables para diseñar un nuevo contrato con la naturaleza.

• Caracterizar el derecho a la existencia natural en el mundo como algo ajeno a


la voluntad humana y digno de ser valorado por el hombre en cualquier lugar y
tiempo.

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• Establecer la directrices mínimas de un comportamiento ético ambiental que


sirvan de marco referencial para evaluar y repensar la actitudes y acciones de
cada uno de los lectores de este modulo, para de esta forma contribuir en algo
a la recuperación del medio ambiente.

Núcleos Temáticos y Problemáticos


• Relación Hombre y Medio Ambiente
• Derechos Ambientales del Ciudadano
• La Carta de la Tierra: el Documento Central de la Ética Ambiental

Proceso de Información
3.1 RELACIÓN HOMBRE Y MEDIO AMBIENTE

La interacción del medio ambiente y la sociedad tiene un carácter económico-social


complejo y contradictorio. La Revolución Científico-Técnica planteó a la
humanidad un conjunto de tareas cualitativamente nuevas para la organización del
aprovechamiento racional del medio ambiente y agudizó muchos problemas de su
protección, tales son: el aumento de la demanda de recursos naturales, la
contaminación del medio ambiente por desechos de la producción y el consumo, la
creación de nuevas sustancias y surgimiento de nuevas ramas de la producción, la
intensificación de la producción agrícola y la urbanización, entre otros.

Los problemas del medio ambiente son transfronterizos y afectan objetivamente


destinos e intereses de todos los países, es relevante reconocer que de su solución
depende el desarrollo subsiguiente de la humanidad. Estos se pueden llegar a
estudiar más acertadamente, teniendo en cuenta su naturaleza “la más aceptada
clasificación de estos problemas nos permite hablar de su manifestación en tres
niveles: a nivel de diferentes fuerzas e intereses sociales, el nivel vinculado a la
relación naturaleza - sociedad y los problemas correspondientes al nivel hombre -
sociedad”, por lo que se establecen nexos dialécticos entre los mismos.

El hombre forma parte de un organismo social e histórico concreto. Su conducta


hacia el medio ambiente está determinada por los nexos sociales y las relaciones,
así como el modo de producción, en los que se desarrolle. Es por esto que se
expresa y se precisa que lo que se pone de manifiesto es la interacción de la
sociedad con el medio ambiente y no del hombre con el medio ambiente, lo que se
fundamenta en la condicionalidad social de la influencia humana sobre el medio

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 47

ambiente, evidenciándose que dichas relaciones, cambian de carácter al variar las


relaciones sociales, principalmente, las de producción.

En consecuencia con el análisis anterior, la relación del hombre y la naturaleza se


considera una lucha continua por el predominio. En el pasado, la naturaleza se
percibía como una fuerza más poderosa, impresionante e impredecible a la cual el
hombre tenía que someterse para sobrevivir. Sin embargo, las capacidades de
razonamiento del hombre, le permitieron a este acopiar experiencias, descubrir los
secretos de ella, desarrollar habilidades particulares, crear su cultura. De esta
forma descubrió que la singularidad de su conciencia y su mente constituía una
posibilidad para comprender las obras de la naturaleza y una herramienta para
manejarla y controlarla sabiendo que ella constituye el apoyo nutricional de su
propia existencia.

Las implicaciones negativas de la actividad del hombre sobre el medio ambiente


evidencian el aumento creciente de la influencia social sobre éste, sin su
protección. Al respecto, se podría afirmar que la sociedad, en sentido general, no
conoce qué es medio ambiente, cómo lograr el desarrollo sostenible y cuál es la
importancia de la educación ambiental.

Cuando se compara el medio ambiente, en general, y el que ha sido objeto de la


actividad humana, se revela la condicionalidad social de la influencia del hombre
sobre el mismo, lo que permite enfocar la correlación de la sociedad humana con
el medio ambiente como una unidad sistemática, sistémica y dialéctica, compleja e
indisoluble.

El medio ambiente, tuvo su incipiente afectación en la utilización espontánea de


que fue objeto en la comunidad primitiva. Los problemas, afectaciones, su
dilapidación, continuaron, se desarrollaron y se ampliaron gradualmente en los
regímenes esclavista y feudal. Se manifestaron con mayor agudización durante la
evolución hacia el capitalismo y, se han agravado en el imperialismo.

La Revolución Científico - Técnica provocó la aparición de sustancias radioactivas


artificiales y agudizó la dependencia que tiene la salud del hombre del fondo
radioactivo del medio ambiente. La actividad del hombre dio lugar a la aparición
de nuevos procesos y fenómenos naturales negativos, que no habían ocurrido
antes en la naturaleza, y por eso eran desconocidos.

De esta manera, la Revolución Científico - Técnica provoca la disminución de


algunas formas de dependencia que tiene el hombre con respecto a su medio
ambiente; pero en lugar de ellas, se presentan formas más complejas y agudas de
interacción que obligan a tomar medidas especiales para la transformación y

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 48

protección del mundo natural, creando una tecnología productiva que garantice la
satisfacción de las necesidades para la existencia del humana.

Dentro de estas, bien se pueden enmarcar las distintas cumbres que los
organismos gubernamentales y los no gubernamentales, a nivel nacional e
internacional han desarrollado en las últimas décadas; los distintos acuerdos,
tratados y planteamientos que a raíz de ellas se han producido: la política y el
derecho ambiental, los principios y valores ambientales; y todos los componentes
propios de lo que se entiende como ética ambiental. Por este motivo, cuando se
pretende realizar un estudio en lo referente a esta última, es necesario relacionar
las distintas cumbres a escala mundial que se han realizado, para responder a la
preocupación que la crisis ambiental produce.

3.2 DERECHOS AMBIENTALES DEL CIUDADANO

La construcción de una nueva ética del desarrollo, opuesta al paradigma


neoliberal, que se fundamente en una epistemología humanista y solidaria,
opuesta al utilitarismo y mercantilismo, es un imperativo actual de primer orden.

El hombre, entonces debe posicionarse frente a ese doble proceso, complejo y


aparentemente contradictorio, consistente en la globalización de los fenómenos
sociales y económicos, y en la privatización del mundo material.

Por un lado, la globalización implica una mayor interacción entre países, regiones y
continentes, lo cual dará nueva vitalidad a la antigua sabiduría de que todo en la
naturaleza está interconectado, y que toda acción del hombre a escala global,
produce reacciones de escala planetaria. Hay un solo sistema climático en el que
influimos y que nos afecta a todos, hay océanos compartidos que contaminamos o
agotamos entre todos, hay una diversidad biológica que brinda servicios
ambientales que benefician a la humanidad entera, y que al mismo tiempo posee
la capacidad de desarrollar patologías ambientales que pueden afectar a todos.

Esto indica que la única aproximación válida a la ecología debe ser la holística, que
toda intervención en los sistemas naturales debe ser integral e integrada,
respetando balances, equilibrios y procesos sutiles, y que el hombre debe ser cada
vez más responsable de sus actos, en la medida en que la magnitud y alcance de
sus acciones se extiende más en el espacio y el tiempo.

Por otro lado está la privatización, el progresivo imperio de la propiedad privada


sobre todos los elementos del mundo material, que al final es el pilar fundamental
que soporta el sistema de producción capitalista. Se entiende que la propiedad, en

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 49

cuanto atributo de la individualidad, es un factor fundamental de identidad, de


estabilidad social, de seguridad productiva y de estímulo creativo. Pero como toda
institución humana, debe tener límites. Y en el caso del medio ambiente, estos
límites deben estar fundamentados en el principio, no por antiguo menos válido,
de que la naturaleza es un bien común, y que la vida es un don que se otorga y no
se compra. Espiritualmente, para todas las religiones la creación es también un
don que puede ser usado pero que debe ser respetado. Por ello, un principio ético
que debe convertirse en fundamental para todo ser humano, es el de que la vida
no puede ser privatizada hasta un punto que infrinja la individualidad personal y el
libre desenvolvimiento de las fuerzas evolutivas naturales, que el ser humano y sus
partes no pueden ser sometidos a un régimen de propiedad ajeno y monopólico, y
que no deben permitirse derechos exclusivos de usufructo y explotación de un
elemento del medio natural que sea por definición y tradición, un recurso de
utilidad pública y de beneficio común.

Se entra entonces en el terreno de los derechos humanos fundamentales, que son


también ecológicos y económicos. Es en la defensa de los derechos ambientales
de los ciudadanos, en su sentido mas amplio e integral, donde se encuentra el eje
fundamental de la ética ambiental. La defensa de la vida en todas sus
manifestaciones, el respeto a los balances y equilibrios a nivel planetario y local, la
equidad en la distribución de costos y beneficios del progreso, son todos
elementos necesarios de un desarrollo humano armonioso.

Es valido terminar este análisis preliminar, resaltando finalmente la misión


permanente del estudiante de ciencias sociales como investigador activista-
educador. Investigador en cuanto a buscador de verdades y conocimientos que
permitan desarrollar soluciones prácticas a los problemas complejos del desarrollo
y la conservación. Activista en cuanto a ente político, posicionándose frente a los
procesos y paradigmas que cuestionan los ideales humanos de justicia, equidad y
respeto a la naturaleza. Educador, en cuanto a formador de nuevos profesionales
que no sean observadores neutrales y pasivos, sino mas bien elementos de
transformación y cambio. Y educador también, en cuanto divulgador científico y
filósofo verdadero, que ayude al nuevo ciudadano global a comprender, defender y
desarrollar su identidad, sus derechos y sus aspiraciones.

3.2.1 Los Derechos Ambientales

Los seres humanos somos habitantes de la tierra, miembros de la biosfera y


beneficiarios del fideicomiso planetario. Por ello nos reconocemos como titulares
de obligaciones y derechos ambientales que configuran el marco jurídico de
nuestras relaciones e interrelaciones con el ambiente y los otros seres vivientes,
humanos y no humanos. A través de acuerdos, convenios y declaraciones

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 50

internacionales, al igual que de leyes nacionales, se ha consolidado un


reconocimiento jusfilosófico y doctrinario de los principios rectores de la relación
ser humano-ambiente. La experiencia normativa sobre la materia, tanto de los
Estados como de la comunidad internacional, ha evolucionado en torno a la
consagración de los siguientes principios y derechos básicos:

• El principio de justicia entre generaciones o equidad intergeneracional en el


uso de la oferta ambiental planetaria; el principio de santidad y unicidad de las
formas vivientes; el derecho humano básico a vivir en un ambiente
globalmente sano; el derecho fundamental de pueblos e individuos a un estilo
de vida (subsistencia) sostenible; el derecho humano básico a vivir en un
ambiente globalmente sano; éste último debe ser considerado como un
derecho humano básico, pre-requisito y fundamento para el ejercicio de los
restantes derechos humanos, económicos y políticos. Menester es reconocer
que un ambiente sano es condición sine qua non de la propia vida y que
ningún derecho podría ser realizado en un ambiente no vivible o
profundamente alterado. Un razonable nivel de calidad ambiental es un valor
esencial para asegurar la supervivencia no solamente humana sino de toda la
biosfera.

• Los derechos del derecho a un ambiente sano: la protección de este derecho


comprende aquellos valores que han sido tradicionalmente objeto de tutela
jurídica por otros principios o cuerpos normativos: la vida humana como un
bien sagrado, la integridad física de la persona y la defensa de la vida y la
salud.

La Comisión de Reforma Legal de Canadá considera que cuatro expresiones de


este derecho son susceptibles de protección jurídica, cuya perturbación y
violación la ley debería castigar. Aunque correspondientes a una misma
categoría jurídica, constituyen manifestaciones diferentes:

• El derecho humano básico a que la vida y la salud personales no sean


lesionadas o puestas en peligro como consecuencia de la contaminación o
deterioro ambiental. La protección de este derecho debe entenderse como una
extensión de la previamente brindada para proteger la integridad física y la
seguridad personales.

• El derecho a un razonable nivel de calidad ambiental. Este derecho deberá


protegerse aún en aquellos casos en que un agente polutante o fuente
contaminadora no puedan ser identificados con certeza como la causa de un
daño o riesgo específico contra la salud, en razón de que tarde o temprano una
grave contaminación del ambiente puede amenazar tanto la vida como la salud

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 51

humanas. En muchos casos las actividades contaminadoras potencialmente


más peligrosas resultan ser aquellas en las cuales no se identifica
inmediatamente su efecto negativo sobre el ambiente o la salud humana.
Tales efectos están relacionados con la latencia y acumulación.

• El derecho a disfrutar del patrimonio ambiental. Esta expresión difiere de la


anterior por cuanto el objeto de su protección no es la vida ni la salud
humanas directamente, sino el derecho a disfrutar de un amplio rango de usos
del patrimonio ambiental que podría ser limitado o interferido por agentes
contaminantes o impactos ambientales. Como consecuencia directa del
reconocimiento de este derecho resultarán ilícitas las acciones que, exentas de
efectos peligrosos para la salud o vida humanas, eventualmente priven a los
ciudadanos del uso y goce del patrimonio ambiental.

• El derecho a proteger la propiedad privada de eventuales daños causados por


contaminación o perturbaciones ambientales provocados por terceros. Las
implicaciones de daños causados a la propiedad privada por contaminación o
perturbaciones ambientales pueden, en ocasiones, ser muy graves. Sin
embargo, cuando las consecuencias no signifiquen peligros contra la vida o la
salud humanas, o contra el ambiente en sí mismo, más que al derecho público
ambiental correspondería al derecho civil la defensa de los derechos
patrimoniales afectados.

• El derecho a un ambiente sano en los instrumentos del Derecho Internacional:


el derecho a un ambiente sano, estimado por algunos intérpretes como un
“derecho solidario de tercera generación” y por otros como “derecho
universal”, ha sido reconocido en varios instrumentos del derecho
internacional, entre ellos los que a continuación se enumeran:

− Declaración de Estocolmo emitida en el marco de la Conferencia de las


Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en 1972. En el parágrafo
2o. de su Preámbulo la Declaración proclama:

“La protección y mejoramiento del ambiente humano es el mayor problema


que afecta el bienestar de los pueblos y el desarrollo económico en todo el
mundo; es también la urgente aspiración de todos los pueblos del mundo”.

En su Principio I la Declaración consagra expresamente el derecho a un


ambiente sano:

“El hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, a la igualdad y a


condiciones de vida adecuadas, en un ambiente cuya calidad le permita una

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 52

vida en dignidad y bienestar, y tiene la solemne responsabilidad de protegerlo


y mejorarlo para las presentes y futuras generaciones”.

Este Principio de la Declaración es paradigmático en el sentido y alcance del


derecho a un ambiente sano, ubicado por su texto en la categoría de aquellos
fundamentales consagrados por la Declaración Universal de Derechos Humanos, a
saber, el derecho a la libertad, a la igualdad frente a la ley y a la vida. Aunque la
declaración constituye una pieza ejemplar en la historia del Derecho Internacional,
no siendo un tratado formal entre Estados, carece de fuerza coactiva para imponer
obligaciones legales a los Estados. Sin embargo, el consenso de la comunidad
internacional que de ella se deriva sobre asuntos ambientales, les confiere a sus
principios el carácter de Derecho Consuetudinario Internacional." Joseph J. Starke
(1989) ha señalado que la Declaración constituye “un manifiesto, expresado en la
forma de un código ético, orientado a gobernar e influir programas y acciones
futuros, en los niveles nacional e internacional”.

Declaración de La Haya sobre el Medio Ambiente, suscrita por 24 países en marzo


de 1989. Advirtiendo sobre las amenazas a la vida provocadas por el
calentamiento de la atmósfera y el deterioro del ozono estratosférico, y
reconociendo que la crisis ambiental se extiende a todo el planeta, insta a la
búsqueda de soluciones que comprendan no sólo la preservación de los sistemas
ecológicos, sino la protección del derecho a vivir con dignidad en un “vivible
ambiente global”. En su parágrafo 5o., el texto manifiesta:

“Por cuanto el problema es planetario en alcance, las soluciones sólo pueden ser
formuladas a nivel global. Debido a la naturaleza de los peligros involucrados, las
soluciones a buscar comprometen no sólo la obligación fundamental de preservar
el ecosistema, sino también el derecho a vivir con dignidad en un vivible ambiente
global, y la consecuente obligación de la comunidad de naciones vis – a - vis
presentes y futuras generaciones de hacer todo aquello que pueda ser hecho para
preservar la calidad de la atmósfera”.

La Declaración es el primer documento internacional que expresa una


interpretación holística del ambiente en cuanto a su alcance jurídico, en el contexto
del derecho a tener y disfrutar un ambiente sano. El ambiente, en sentido
planetario, es global. Sería iluso y equívoco consagrar en la Declaración de la
Haya, este derecho fundamental que logra una expresión precisa tanto de su
objeto como de su jurisdicción: desde una perspectiva planetaria, ecológica y
jurídicamente, el derecho a un ambiente sano es uno de ejercicio universal.

La Recomendación a la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo sobre la


formulación de una Carta Europea y una Convención Europea sobre Protección

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 53

Ambiental, adoptada por la Asamblea del Consejo Europeo en septiembre de l990,


en la cual se consigna un particular concepto del derecho a un ambiente sano:

“Cada persona tiene el derecho fundamental a un ambiente y a unas condiciones


de vida conducentes a garantizarle buena salud, bienestar y pleno desarrollo de la
personalidad humana”.

El borrador de la Carta de la Comunidad Europea sobre Derechos y Obligaciones


Ambientales. El borrador dispone en su artículo 1, el derecho individual a un
“ambiente adecuado” en relación directa con la salud y bienestar de la persona:
“cada persona tiene el derecho a un ambiente que sea adecuado para su salud
general y su bienestar”.

3.2.2 Ética y Derecho Positivo

Al desplazar la reflexión desde la ética al Derecho positivo, el asunto a considerar


es si la naturaleza, los elementos naturales y los seres vivientes no - humanos
pueden devenir en titulares del derecho a ser protegidos por sí mismos, es decir, si
pueden ser sujetos de Derecho. El interrogante no podría ser absuelto en las
fronteras del Derecho positivo cuya tradición no registra antecedentes de
protección jurídica a entidades no - humanas o sin vínculos patrimoniales con los
seres humanos. Excepcionalmente, en la historia del Derecho positivo se
encuentran expresiones jurídicas orientadas a reconocer los derechos de la
naturaleza por sí misma. Un significativo ejemplo de estas expresiones se
encuentra en el texto “del salvamento de voto” suscrito por el Magistrado William
0. Douglas en el famoso caso Sierra Club vs. Morton:

“Los objetos inanimados son algunas veces las partes en un litigio. Un barco tiene
personalidad legal, una ficción que se encuentra útil para propósitos marinos. La
corporación exclusiva “una criatura del derecho eclesiástico” es un adversario
aceptable y grandes fortunas se ventilan en estos casos. La corporación ordinaria
es una persona para los propósitos de los procesos adjudicatorios, bien en
representación del propietario o de causas espirituales, estéticas o de caridad. Así
debería ser con respecto a los valles, praderas alpinas, ríos, lagos, estuarios,
playas, riscos, arboledas o árboles, pantanos, o inclusive con el aire que siente las
destructivas tensiones de la vida y tecnología modernas. El río, por ejemplo, es el
símbolo viviente de toda la vida que él sostiene o nutre: peces, insectos acuáticos,
nutria, pescador, venado, alce, oso, y todos los otros animales, incluyendo el
hombre, quienes son dependientes de él o quienes lo disfrutan por su paisaje, su
sonido o su vida. El río como demandante habla por la unidad ecológica de la vida
de la cual él es parte”.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 54

3.3 LA CARTA DE LA TIERRA: EL DOCUMENTO CENTRAL DE LA ÉTICA


AMBIENTAL

La Carta Mundial de la Naturaleza adoptada por las Naciones Unidas en 1982 es el


instrumento más relevante en el orden internacional con referencia a los Principios
fundamentales para vivir éticamente con la naturaleza. En el Preámbulo de la
carta se reafirma la certidumbre de que la humanidad es parte de la naturaleza y
que las culturas y civilizaciones humanas están arraigadas en ella, la cual las ha
modelado influyendo en todas sus expresiones científicas y artísticas. En un tono
inspirado la carta reconoce que el ser humano logra las mejores oportunidades
para el desarrollo de su creatividad viviendo en armonía con la naturaleza. El
mismo Preámbulo en su parágrafo 3, expresa el convencimiento de que:

“Cada forma de vida es única, a la cual se debe garantizar respeto sin


consideración a su valor para la humanidad y para conceder a otros organismos tal
reconocimiento, la humanidad debe ser guiada por un código moral de acción”.

De este texto paradigmático se desprenden dos declaraciones de principio. La


primera, referida a la unicidad de las formas vivientes y la segunda, a los principios
éticos que deben conducir las intervenciones humanas en la biosfera para hacer
posible el respeto por la unicidad de las formas vivientes. Esta ética bioesférica
(Goldsmith, 1989) ha sido sugerida en los textos de algunos autores: Aldo
Leopold, por ejemplo, la expresa en los siguientes términos:

“Una cosa es correcta cuando ella tiende a preservar la integridad, estabilidad y


belleza de la comunidad biótica. Es incorrecta cuando tienda a lo contrario”.

La ética bioesférica, a la cual podría llamarse también holística, estaría


comprometida en la protección global de la biocenosis, en un ideario conducido a
estimar como moralmente negativas aquellas acciones que, sin provocar lesión
directa o riesgo indirecto alguno contra la salud y vida humanas, eventualmente
pudiesen afectar gravemente procesos de la homeóstasis planetaria. Se trataría
de una ética que persigue “el equilibrio de la naturaleza y el mantenimiento de la
unidad, estabilidad, diversidad y armonía de los ecosistemas” (Merchant, 1990).

La Carta de la Naturaleza reconoce esta ética a la cual incorpora en sus principios


generales. Dos de ellos adquieren especial significación:

• “La naturaleza debe ser respetada y sus procesos esenciales no deben ser
alterados”.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 55

“Los ecosistemas y organismos, así como los recursos marinos atmosféricos y


terrestres utilizados por la humanidad, deben ser manejados para alcanzar y
mantener una productividad óptima sostenible, pero no de manera tal que se
ponga en peligro la integridad de aquellos otros ecosistemas o especies con los
cuales ellos coexisten”.

Este planteamiento, se ve además respaldado por un conjunto de razones


científicas, económicas y éticas que argumentan la necesidad de proteger y
conservar la biodiversidad planetaria:

• Científicas: el conocimiento científico de la mayoría de las especies vivientes y


de sus interrelaciones es aún embrionario. La investigación de especies y
ecosistemas tiene un enorme potencial para el desarrollo de la información
científica. El exterminio de una especie única, de un organismo aún no
estudiado o de un ecosistema representa una pérdida irreparable para la
ciencia. El conocimiento básico sobre sistemas vivientes y relaciones
ecológicas, no es sólo un asunto académico, por el contrario, de él depende
nuestro entendimiento de cómo opera la biosfera y cuál es nuestro lugar en
ese proceso viviente.

Más allá de una particular pérdida económica o científica causada por la


extinción de una especie, existe una amenaza mayor: la desorganización de
los ecosistemas de los cuales depende el bienestar humano “no importa cuán
sofisticada la tecnología moderna pueda parecer, la vida humana depende, en
última instancia, de los procesos biológicos, tejidos en la red de intrincadas
relaciones ecológicas, cuya desestabilización induce consecuencias
impredecibles”. Porque las especies son altamente valiosas en la dinámica de
los ecosistemas por las funciones que cumplen como polinizadores, dispersores
de semillas, descomponedores y depredadores, etc, al disminuir la
biodiversidad se debilita la estabilidad de todo el sistema ecológico. “La
naturaleza es la cicatrizante de todas las heridas. Ella tiene este poder
especialmente porque es diversa. Cada especie viviente, no importa cuán
peculiar sea, es un recurso potencial de infinito poder”.

• Económicas: las especies deben ser preservadas por su invaluable papel en la


producción de alimentos, fibras, medicinas, productos industriales o
combustibles. Muchas drogas son sintetizadas sobre la base de moléculas
encontradas en plantas silvestres. Otras especies tienen utilidad industrial.
Por ejemplo el látex de muchas variedades de euforbiáceas contiene
hidrocarburos similares al petróleo (De Klemm, C. 1988)

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• Éticas: la extinción de especies, animales y vegetales, en tanto sea provocada


por la intervención humana en la biosfera, constituye un ecocidio, una masacre
biológica. La pérdida de la biodiversidad en el planeta podría significar una
profunda e irreversible alteración de la biosfera, antes de que pudiésemos
comprender el complejo mecanismo de su funcionamiento. Aunque la
evolución biológica no se detuviera, la pérdida de especies alteraría
notoriamente su curso.

El principio a considerar es si los seres humanos estamos o no éticamente


justificados para alterar radicalmente la evolución u homeostasis del planeta, o
modificar la biocenosis de un sistema ecológico al extremo de destruir, por
ejemplo, zonas de bosques tropicales tan vastas como el tamaño de un país
europeo, sin consideración alguna de las miles de especies vivientes que podrían
desaparecer para siempre.

Ekhenfed (1976), en la búsqueda de un cambio cultural en las actitudes hacia la


diversidad biológica, considera que “la simple existencia es el único criterio de
valor” y argumenta en favor de una teoría del Derecho Natural para proteger las
especies vivientes.

Goldsmith (1989) formula una ética que estaría fundada en el reconocimiento


humano del orden cósmico. Conductas moralmente positivas serían aquellas que,
acordes con el orden del Cosmos contribuyeran a su mantenimiento, propiciando
de esta manera el bienestar humano. Conductas inmorales, aquellas que al
contrariar ese orden, amenazaren el bienestar humano.

El principio de santidad y unicidad de las formas vivientes comprende también los


de preservación de la diversidad biológica del planeta y de límite óptimo sostenible
en el uso de los recursos vivientes. Estos principios gobiernan las intervenciones
humanas en la biosfera, manteniéndolas en los límites del equilibrio de los
sistemas ecológicos. La protección de la diversidad ha sido reconocida como una
de las prioridades de la comunidad internacional adoptándose para ello un
Convenio Internacional signado con ocasión de la Cumbre de la Tierra celebrada
en Río de Janeiro en junio de 1992.

3.3.1 Los Compromisos del Hombre con su Medio

Respeto y Cuidado de la Comunidad de la Vida

• Respetar la Tierra y la vida en toda su diversidad

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 57

- Reconocer que todos los seres son interdependientes y que toda forma de vida
independientemente de su utilidad, tiene valor para los seres humanos.
- Afirmar la fe en la dignidad inherente a todos los seres humanos y en el
potencial intelectual, artístico, ético y espiritual de la humanidad.

• Cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor

- Aceptar que el derecho a poseer, administrar y utilizar los recursos naturales


conduce hacia el deber de prevenir daños ambientales y proteger los derechos
de las personas.
- Afirmar, que a mayor libertad, conocimiento y poder, se presenta una
correspondiente responsabilidad por promover el bien común.

• Construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y


pacíficas

- Reconocer que la libertad de acción de cada generación se encuentra


condicionada por las necesidades de las generaciones futuras.
- Promover la justicia social y económica, posibilitando que todos alcancen un
modo de vida seguro y digno, pero ecológicamente responsable.

• Asegurar que los frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las


generaciones presentes y futuras.

- Reconocer que la libertad de acción de cada generación se encuentra


condicionada por las necesidades de las generaciones futuras.
- Transmitir a las futuras generaciones valores, tradiciones e instituciones, que
apoyen la prosperidad a largo plazo, de las comunidades humanas y ecológicas
de la Tierra.

Para poder realizar estos cuatro compromisos generales, es necesario:

Integridad Ecológica

• Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con


especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que
sustentan la vida.

- Adoptar, a todo nivel, planes de desarrollo sostenible y regulaciones que


permitan incluir la conservación y la rehabilitación ambientales, como parte
integral de todas las iniciativas de desarrollo.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 58

- Establecer y salvaguardar reservas viables para la naturaleza y la biosfera,


incluyendo tierras silvestres y áreas marinas, de modo que tiendan a proteger
los sistemas de soporte a la vida de la Tierra, para mantener la biodiversidad y
preservar nuestra herencia natural.
- Promover la recuperación de especies y ecosistemas en peligro.
- Controlar y erradicar los organismos exógenos o genéticamente modificados,
que sean dañinos para las especies autóctonas y el medio ambiente; y además,
prevenir la introducción de tales organismos dañinos.
- Manejar el uso de recursos renovables como el agua, la tierra, los productos
forestales y la vida marina, de manera que no se excedan las posibilidades de
regeneración y se proteja la salud de los ecosistemas.
- Manejar la extracción y el uso de los recursos no renovables, tales como
minerales y combustibles fósiles, de forma que se minimice su agotamiento y
no se causen serios daños ambientales.

• Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y cuando el


conocimiento sea limitado proceder con precaución.

- Tomar medidas para evitar la posibilidad de daños ambientales graves o


irreversibles, aun cuando el conocimiento científico sea incompleto o
inconcluso.
- Imponer las pruebas respectivas y hacer que las partes responsables asuman
las consecuencias de reparar el daño ambiental, principalmente para quienes
argumenten que una actividad propuesta no causará ningún daño significativo.
- Asegurar que la toma de decisiones contemple las consecuencias acumulativas,
a largo término, indirectas, de larga distancia y globales de las actividades
humanas.
- Prevenir la contaminación de cualquier parte del medio ambiente y no permitir
la acumulación de sustancias radioactivas, tóxicas u otras sustancias peligrosas.
- Evitar actividades militares que dañen el medio ambiente.

• Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las


capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar
comunitario.

- Reducir, reutilizar y reciclar los materiales usados en los sistemas de producción


y consumo y asegurar que los desechos residuales puedan ser asimilados por
los sistemas ecológicos.

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- Actuar con moderación y eficiencia al utilizar energía y tratar de depender cada


vez más de los recursos de energía renovables, tales como la solar y eólica.
- Promover el desarrollo, la adopción y la transferencia equitativa de tecnologías
ambientalmente sanas.
- Internalizar los costos ambientales y sociales totales de bienes y servicios en su
precio de venta y posibilitar que los consumidores puedan identificar productos
que cumplan con las más altas normas sociales y ambientales.
- Asegurar el acceso universal al cuidado de la salud que fomente la salud
reproductiva y la reproducción responsable.
- Adoptar formas de vida que pongan énfasis en la calidad de vida y en la
suficiencia material en un mundo finito.

• Impulsar el estudio de la sostenibilidad ecológica y promover el intercambio


abierto y la extensa aplicación del conocimiento adquirido.

- Apoyar la cooperación internacional científica y técnica sobre sostenibilidad, con


especial atención a las necesidades de las naciones en desarrollo.
- Reconocer y preservar el conocimiento tradicional y la sabiduría espiritual en
todas las culturas que contribuyen a la protección ambiental y al bienestar
humano.
- Asegurar que la información de vital importancia para la salud humana y la
protección ambiental, incluyendo la información genética, esté disponible en el
dominio público.

Justicia Social y Económica

• Erradicar la pobreza como un imperativo ético, social y ambiental.

- Garantizar el derecho al agua potable, al aire limpio, a la seguridad alimenticia,


a la tierra no contaminada, a una vivienda y a un saneamiento seguro,
asignando los recursos nacionales e internacionales requeridos.
- Habilitar a todos los seres humanos con la educación y con los recursos
requeridos para que alcancen un modo de vida sostenible y proveer la
seguridad social y las redes de apoyo requeridos para quienes no puedan
mantenerse por sí mismos.
- Reconocer a los ignorados, proteger a los vulnerables, servir a aquellos que
sufren y posibilitar el desarrollo de sus capacidades y perseguir sus
aspiraciones.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 60

• Asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel,


promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible.

- Promover la distribución equitativa de la riqueza dentro de las naciones y entre


ellas.
- Intensificar los recursos intelectuales, financieros, técnicos y sociales de las
naciones en desarrollo y liberarlas de onerosas deudas internacionales.
- Asegurar que todo comercio apoye el uso sostenible de los recursos, la
protección ambiental y las normas laborales progresivas.
- Involucrar e informar a las corporaciones multinacionales y a los organismos
financieros internacionales para que actúen transparentemente por el bien
público y exigirles responsabilidad por las consecuencias de sus actividades.

• Afirmar la igualdad y equidad de género como prerrequisitos para el desarrollo


sostenible y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de la salud
y la oportunidad económica.

- Asegurar los derechos humanos de las mujeres y las niñas y terminar con toda
la violencia contra ellas.
- Promover la participación activa de las mujeres en todos los aspectos de la vida
económica, política, cívica, social y cultural, como socias plenas e iguales en la
toma de decisiones, como líderes y como beneficiarias.
- Fortalecer las familias y garantizar la seguridad y la crianza amorosa de todos
sus miembros.

• Defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social


que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con
especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías.

- Eliminar la discriminación en todas sus formas, tales como aquellas basadas en


la raza, el color, el género, la orientación sexual, la religión, el idioma y el
origen nacional, étnico o social.
- Afirmar el derecho de los pueblos indígenas a su espiritualidad, conocimientos,
tierras y recursos y a sus prácticas vinculadas a un modo de vida sostenible.
- Honrar y apoyar a los jóvenes de nuestras comunidades, habilitándolos para
que ejerzan su papel esencial en la creación de sociedades sostenibles.
- Proteger y restaurar lugares de importancia que tengan un significado cultural y
espiritual

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 61

Democracia, no Violencia y Paz

• Fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar


transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación
inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia.

- Sostener el derecho de todos a recibir información clara y oportuna sobre


asuntos ambientales, al igual que sobre todos los planes y actividades de
desarrollo que los pueda afectar o en los que tengan interés.
- Apoyar la sociedad civil local, regional y global y promover la participación
significativa de todos los individuos y organizaciones interesados en la toma de
decisiones.
- Proteger los derechos a la libertad de opinión, expresión, reunión pacífica,
asociación y disensión.
- Instituir el acceso efectivo y eficiente de procedimientos administrativos y
judiciales independientes, incluyendo las soluciones y compensaciones por
daños ambientales y por la amenaza de tales daños.
- Eliminar la corrupción en todas las instituciones públicas y privadas.
- Fortalecer las comunidades locales, habilitándolas para que puedan cuidar sus
propios ambientes y asignar la responsabilidad ambiental en aquellos niveles de
gobierno en donde puedan llevarse a cabo de manera más efectiva.

• Integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las


habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida
sostenible.

- Brindar a todos, especialmente a los niños y los jóvenes, oportunidades


educativas que les capaciten para contribuir activamente al desarrollo
sostenible.
- Promover la contribución de las artes y de las humanidades, al igual que de las
ciencias, para la educación sobre la sostenibilidad.
- Intensificar el papel de los medios masivos de comunicación en la toma de
conciencia sobre los retos ecológicos y sociales.
- Reconocer la importancia de la educación moral y espiritual para una vida
sostenible

• Tratar a todos los seres vivientes con respeto y consideración.

- Prevenir la crueldad contra los animales que se mantengan en las sociedades


humanas y protegerlos del sufrimiento.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 62

- Proteger a los animales salvajes de métodos de caza, trampa y pesca, que les
causen un sufrimiento extremo, prolongado o evitable.
- Evitar o eliminar, hasta donde sea posible, la toma o destrucción de especies
por simple diversión, negligencia o desconocimiento.

• Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.

- Alentar y apoyar la comprensión mutua, la solidaridad y la cooperación entre


todos los pueblos tanto dentro como entre las naciones.
- Implementar estrategias amplias y comprensivas para prevenir los conflictos
violentos y utilizar la colaboración en la resolución de problemas para gestionar
y resolver conflictos ambientales y otras disputas.
- Desmilitarizar los sistemas nacionales de seguridad al nivel de una postura de
defensa no provocativa y emplear los recursos militares para fines pacíficos,
incluyendo la restauración ecológica.
- Eliminar las armas nucleares, biológicas y tóxicas y otras armas de destrucción
masiva.
- Asegurar que el uso del espacio orbital y exterior apoye y se comprometa con
la protección ambiental y la paz.
- Reconocer que la paz es la integridad creada por relaciones correctas con uno
mismo, otras personas, otras culturas, otras formas de vida, la Tierra y con el
todo más grande, del cual somos parte.

3.3.2 Lectura Complementaria: “La Carta de la Tierra”, Fragmento

Preámbulo

Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad


debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más
interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes
promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica
diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola
comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una
sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos
humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este
fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra
responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las
generaciones futuras.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 63

La Tierra, Nuestro Hogar

La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro hogar,


está viva con una comunidad singular de vida. Las fuerzas de la naturaleza
promueven a que la existencia sea una aventura exigente e incierta, pero la Tierra
ha brindado las condiciones esenciales para la evolución de la vida. La capacidad
de recuperación de la comunidad de vida y el bienestar de la humanidad dependen
de la preservación de una biosfera saludable, con todos sus sistemas ecológicos,
una rica variedad de planta s y animales, tierras fértiles, aguas puras y aire limpio.

El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común
para todos los pueblos. La protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de
la Tierra es un deber sagrado.

La Situación Global

Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación


ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies. Las
comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del desarrollo no se
comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando
la injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se manifiestan por
doquier y son la causa de grandes sufrimientos. Un aumento sin precedentes de la
población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y sociales. Los
fundamentos de la seguridad global están siendo amenazados. Estas tendencias
son peligrosas, pero no inevitables.

Los Retos Venideros

La elección es nuestra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y


cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la destrucción de nosotros mismos y de la
diversidad de la vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores,
instituciones y formas de vida. Debemos darnos cuenta de que, una vez
satisfechas las necesidades básicas, el desarrollo humano se refiere
primordialmente a ser más, no a tener más. Poseemos el conocimiento y la
tecnología necesarios para proveer a todos y para reducir nuestros impactos sobre
el medio ambiente. El surgimiento de una sociedad civil global, está creando
nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humanitario.
Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están
interrelacionados y juntos podemos proponer y concretar soluciones comprensivas.

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Responsabilidad Universal

Para llevar a cabo estas aspiraciones, debemos tomar la decisión de vivir de


acuerdo con un sentido de responsabilidad universal, identificándonos con toda la
comunidad terrestre, al igual que con nuestras comunidades locales. Somos
ciudadanos de diferentes naciones y de un solo mundo al mismo tiempo, en donde
los ámbitos local y global, se encuentran estrechamente vinculados. Todos
compartimos una responsabilidad hacia el bienestar presente y futuro de la familia
humana y del mundo viviente en su amplitud. El espíritu de solidaridad humana y
de afinidad con toda la vida se fortalece cuando vivimos con reverencia te el
misterio del ser, con gratitud por el regalo de la vida y con humildad con respecto
al lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza.

Necesitamos urgentemente una visión compartida sobre los valores básicos que
brinden un fundamento ético para la comunidad mundial emergente. Por lo tanto,
juntos y con una gran esperanza, afirmamos los siguientes principios
interdependientes, para una forma de vida sostenible, como un fundamento
común mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta de las personas,
organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales.

El Camino Hacia Delante

Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar
un nuevo comienzo. Tal renovación es la promesa de estos principios de la Carta
de la Tierra. Para cumplir esta promesa, debemos comprometernos a adoptar y
promover los valores y objetivos en ella expuestos. El proceso requerirá un
cambio de mentalidad y de corazón; requiere también de un nuevo sentido de
interdependencia global y responsabilidad universal. Debemos desarrollar y aplicar
imaginativamente la visión de un modo de vida sostenible a nivel local, nacional,
regional y global. Nuestra diversidad cultural es una herencia preciosa y las
diferentes culturas encontrarán sus propias formas para concretar lo establecido.

Debemos profundizar y ampliar el diálogo global que generó la Carta de la Tierra,


puesto que tenemos mucho que aprender en la búsqueda colaboradora de la
verdad y la sabiduría.

La vida a menudo conduce a tensiones entre valores importantes. Ello puede


implicar decisiones difíciles; sin embargo, se debe buscar la manera de armonizar
la diversidad con la unidad; el ejercicio de la libertad con el bien común; los
objetivos de corto plazo con las metas a largo plazo. Todo individuo, familia,
organización y comunidad, tiene un papel vital que cumplir. Las artes, las ciencias,
las religiones, las instituciones educativas, los medios de comunicación, las

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empresas, las organizaciones no gubernamentales y los gobiernos, están llamados


a ofrecer un liderazgo creativo. La alianza entre gobiernos, sociedad civil y
empresas, es esencial para la gobernabilidad efectiva.

Con el objeto de construir una comunidad global sostenible, las naciones del
mundo deben renovar su compromiso con las Naciones Unidas, cumplir con sus
obligaciones bajo los acuerdos internacionales existentes y apoyar la
implementación de los principios de la Carta de la Tierra, por medio de un
instrumento internacional legalmente vinculante sobre medio ambiente y
desarrollo.

Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva
reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el
aceleramiento en la lucha por la justicia por la paz y por la alegre celebración de la
vida.

Proceso de Comprensión y Análisis


• ¿Qué diferencia existe entre derecho ambiental y principio ambiental?
• ¿Es lo mismo derecho natural que derecho de la naturaleza?
• ¿Hasta qué punto el hombre tiene derecho a establecer los derechos de los
demás seres vivos?
• ¿Cuáles son las características del derecho ambiental?
• ¿Qué se entiende por ética ambiental?

Solución de Problemas
• Teniendo en cuenta los contenidos planteados y estudiados en la unidad,
seleccionar una opción, de cada uno de los siguientes ejes reflexivos y
explicarla:

- Ética ambiental o ética humana.


- El ambiente del hombre o el ambiente para el hombre.
- Un hombre para el ambiente o el hombre en un ambiente.
- Un nuevo contrato natural o crear un contrato natural.
- Economía ambiental o ética ambiental.

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Síntesis Creativa y Argumentativa


A manera de folleto o cartilla educativa promover los principales valores en los que
se fundamenta la ética ambiental, en su comunidad o en una escuela cercana.

Autoevaluación
• ¿Cuáles elementos actitudinales y comportamentales con respecto a su medio
han cambiando o replanteado con la lectura de este módulo?

• Como ser humano y futuro profesional, ¿cuál ha sido el aporte de este módulo
en su quehacer cotidiano y laboral?

• Teniendo en cuenta los principios ambientales ¿cuáles son los valores


fundamentales de una ética ambiental?

• ¿Qué se entiende por derecho positivo y por derecho natural?

• ¿Qué es un derecho?

• ¿La ética ambiental debe estar fundamentada en los derecho o en los deberes
ambientales?

Repaso Significativo
• Con los contenidos propios de la unidad, redactar su contrato con la naturaleza.

• A nivel grupal discutir las implicaciones económicas y políticas de la ética


ambiental.

Bibliografía Sugerida
BALLESTEROS, Jesús y PÉREZ ADÁN, José. Sociedad y medio ambiente. Madrid:
editorial Trotta, 1997.
G. VELÁSQUEZ, Manuel. Ética en los negocios conceptos y casos. México:
Prentice may, 2000.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 67

PEREA VELÁSQUEZ, Francisco Antonio. Derecho y medio ambiente. Medellín:


Biblioteca jurídica DIKE, 1998.
VIDART, Daniel. Filosofía ambiental: epistemología, praxiología, didáctica.
Bogotá: editorial Nueva América, 1986.

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Hacia un Nuevo Contrato con la Naturaleza 68

BIBLIOGRAFÍA GENERAL
BALLESTEROS, Jesús y PÉREZ ADÁN, José. Sociedad y medio ambiente. Madrid:
editorial Trotta, 1997.
Comercio y medio ambiente, el debate internacional SELA / UNCTAD; nueva
sociedad. Caracas.
Desarrollo a escala humana, una opción para el futuro, CEPAUR Fundación Dag
Hammarskjöld. Medellín: proyecto 20 editores, 1997.
Enciclopedia Tratado universal del medio ambiente. México: REZZA editores,
1993.
G. VELÁSQUEZ, Manuel. Ética en los negocios conceptos y casos. México:
Prentice may, 2000.
GARCÍA GÓMEZ, Javier y NANDO ROSALES, Julio. Estrategias didácticas en
educación ambiental. Málaga: ediciones ALJIBE, 2000.
GÓMEZ BUENDÍA, Hernando. Educación: la agenda del siglo XXI, hacia un
desarrollo humano. Colombia: TM editores, 1998.
GUDYNAS, Eduardo y EVIA, Graciela. Ecología social, manual de metodologías
para educadores ambientales. Editorial magisterio, 1995.
JACOBS, Michael. Economía verde: medio ambiente y desarrollo sostenible.
Bogotá: TM editores, 1995.
PEREA VELÁSQUEZ, Francisco Antonio. Derecho y medio ambiente. Medellín:
Biblioteca jurídica DIKE, 1998.
R. OLIVER, Santiago. Ecología y subdesarrollo en América Latina. México: siglo
XXI, 1981.
SEOÁNES CALVO, Mariano. El gran diccionario del medio ambiente y de la
comunicación. México: Coediciones Mundi - prensa, 1996.
SUREDA, Jaume Y J. COLOM, Antoni. Pedagogía ambiental. Barcelona: ediciones
CEAC, 1989.
TORRES CARRASCO, Maritza. La dimensión ambiental: un reto para la educación
de la nueva sociedad. Ministerio de Educación Nacional. Bogotá, 1996.
VIDART, Daniel. Filosofía ambiental: epistemología, praxiología, didáctica.
Bogotá: editorial Nueva América, 1986.

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