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MUTIS, EL ORACULO DE ESTE REINO

1983 1) " Mutis , el oráculo de este reino". En Pinto, Polidoro y Díaz , Santiago,
compliadores: José Celestino Mutis l732- l982. Bogotá, Imprenta de la
Universidad Nacional. l983. Biblioteca José Jerónimo Triana, número l. P. 173 a
196.
2

A MODO DE EPÍGRAFE

Trazar la semblanza de Mutis es el objetivo de la conferencia, que


deliberadamente optar por el desusado género de la biografía. Pues ¿quién
lee a Carlyle? ¿Quién lo elogia? Sospechoso se ha tomado el culto a lo
heroico en la historia, tanto más en la nuestra de la que se dice que es
historia sin drama, sin individuos, lisa y llana.
Ironía hay sin embargo en la vida de Mutis, comedia y tragedia,
conciliación y dialéctica entre individuo y medio.
El título de la conferencia se ha tomado en préstamo a Mutis. En el
febril año de 1789, ya más allá de la mitad del camino de su vida, Mutis
escribía a su antiguo compañero de estudios, Francisco Martínez Sobral,
realizando la contabilidad de su destino, comparando la suerte de su doble
en España con la suya propia, transcurrida en las "densísimas tinieblas" de
este Reino.
Un pasaje de la carta sirve de epígrafe:
"Mi principal ocupación ha sido en treinta años el ejercicio de la
medicina con las alternativas de gustos y amarguras que produce la
Facultad de corazones tiernos y sensibles hacia el bien de prójimo. He
disipado francamente, sin pretensión mía, el caudal que iba adquiriendo,
para hallarme imposibilitado de volver a Europa, y pegado mi corazón a mi
excelente biblioteca y gabinete; formando entre tanto una multitud de
aficionados a las ciencias útiles en un Reino envuelto en las densísimas
tinieblas de la ignorancia, a pesar de una juventud lucidísima, ocupaciones
que me constituyen el oráculo de este reino, con satisfacciones de mis
interesantes tareas" . 1

1.Hernández de Alba, Guillermo (Compilador) Archivo general del Sabio naturalista don
José Celestino Mutis. En Cuatro tomos. I y II: Bogotá, editorial Kelly, 1975. Se citará en
adelante como: Archivo Epistolar. T. I. p. 503.
3

Años de aprendizaje (1732-1759)

Infancia y adolescencia transcurrieron en Cádiz, entonces la única


puerta de tráfico entre el Viejo y el nuevo Mundo hispánicos, y el punto de
tangencia más animado entre la península y Europa noratlántica.
Escindida en su historia por alternativos dominios de centro o de
periferia, la España del siglo XVIII debió su ritmo e impulso a las regiones
distantes de Castilla: Jovellanos era de Asturias, Antonio de Ulloa de Sevilla,
Canavilles de Valencia, los hermanos D' Elhuyar de los países vascos. La
dinámica demográfica y económica de las regiones litorales, y no
únicamente el borbonismo, vencieron la xenofobia de un imperio que,
abierto al mundo por sus conquistas, se había colocado cinturón de castidad
para resistir las tentaciones del moderno mundo emergente.
Hijo de comerciantes, Mutis pertenecía a esa especie rara en España:
la burguesía, y pudo formarse así en un sentido íntimo de independencia,
ganada mediante el ejercicio inteligente de una profesión, antes que por
bienes de fortuna.
Al natural escenario cosmopolita ha de añadirse la influencia de la
compañía de Jesús. Familiares próximos, un hermano entre ellos, fueron
miembros de la Orden. Mutis aprendió Latín en sus escuelas y colegios.
Formar la gente en el dominio de tiempo y de espacio, de historia y
geografía era el fin pedagógico de los jesuitas; templar el carácter de sus
avanzados en las lecciones de la historia antigua, particularmente de la
romana: de allí los horacios y los sénecas, de ahí el estoicismo que siempre
acompañarán a Mutis. Los jesuitas, que extendían sus exploraciones a
levante y poniente, a China y al Paraguay, formaban a sus alumnos en la
geografía con un sentido de misión que no fue ajeno a los ideales de Mutis.
En Sevilla realizó estudios de Medicina. Asiento de la casa de
Contratación, es decir, auténtico cerebro de la política colonial, Sevilla había
sido por otra parte el foco más importante de renovación científica
4

española: en 1700 los novatores sevillanos se habían alzado contra el


galenismo, fundando la "Regia Sociedad de Medicina y otras Ciencias",
primer centro moderno dedicado en España a las ciencias químicas,
médicas y biológicas . 2

Entre 1753 y 1757 practicó Mutis la medicina en el Hospital de Marina


de Cádiz, y asistía, nos dicen, a los "actos literarios que se celebraban en
él" .3

Puede preguntarse lo que hasta el momento no se ha sospechado:


¿conoció Mutis allí a Jorge Juan? Si la respuesta es, como parece ser,
positiva, ello arrojaría mucha claridad sobre la formación astronómica de
Mutis y sobre su vocación por América.
Hacía pocos años, en 1748, habían publicado Antonio de Ulloa y Jorge
Juan su Extraordinaria relación histórica del viaje a la América
Meridional hecho de orden de Su Majestad para medir algunos
grados del meridiano terrestre y venir por ellos en conocimiento de
la verdadera figura y magnitud de la tierra, con otras varias
observaciones astronómicas y phisicas . 4

América, indicaban allí, había sido descubierta, pero no redescubierta;


era conocida, pero no reconocida. En el prólogo de la obra explicaban los
fines del viaje:
"La vasta extensión de aquél continente; la muchedumbre y dilatación
de sus provincias; la variedad de sus climas, producciones y
particularidades, y en fin las distancias, y difícil comunicación de unas
partes con otras de él, y mucho más con las de Europa, han sido bastantes
causas para que, aunque descubierto y habitado de europeos en mayor
parte, no nos sea del todo conocido, se ignoren de él muchas cosas, que
contribuirían no poco a la más cabal idea de una tan gran parte del orbe.

2. González Blasco, Pedro, et. al. Historia y Sociología de la Ciencia en España Madrid,
Alianza, 1979.

3.Gredilla, A. Federico. Biografía de José Celestino Mutis con la relación de su viaje y


estudios practicados en el Nuevo Reino de Granada. Junta para Ampliación de Estudios e
Investigaciones Científicas. Madrid, Est. Tip. Fontanet, 1911.

4. Madrid, Antonio Martín, 1748.


5

Pero como el descubrimiento, é invento peculiar de estas noticias pudiera


haber sido dignos asuntos de los desvelos del Monarca, y de la aplicacón de
los más hábiles y diestros vassallos; y como no menos principal encargo lo
fue de nuestro Viaje; otro más culto y más alto designio fue el que como fin
primario y digno de más atención, influyó en la sabia resolución del Príncipe,
que nos lo mandó executar" . 5

¿Cuál era aquel "más culto y más alto designio"? En la disputa sobre la
forma de la tierra, achatada hacia los polos, según la predicción teórica de
Newton, estrecha en el Ecuador según los Cassini, cosmógrafos de Francia,
se ventilaba algo más que el orgullo nacional. De la precisa determinación
de nuestro habitáculo dependían las mediciones astronómicas, la exactitud
de los mapas y la potencia de las armadas. La razón de estado precisaba de
los sabios, que supieran mirar a las estrellas. Y algo más: la Corona se
proponía que los tenientes españoles evaluaran a esa luz la capacidad de
defensa militar de las colonias hispanoamericanas y el grado de lealtad de
los "vasallos" criollos a la metrópoli. Debajo de la mesa se pasaba pues un
informe geopolítico, diríamos hoy, que fue sin embargo incautado por la
contrainteligencia británica y publicado más tarde, en 1826, bajo el nombre
de Noticias Secretas por las prensas londinenses y en español como arma de
propaganda contra España. Ironías de la historia . 6

Preñado de consecuencias fue el viaje. Por lo que toca a nuestro


relato, en 1748 se estableció el Colegio de Cirujía para Marina en Cádiz; en
1751 fue nombrado Jorge Juan como Capitán de la Compañía de Guardas
Marinos de Cádiz; allí fundó el Observatorio de Astronomía (1753) y animó la
5. Ib., p. 5

6. Noticias Secretas de América sobre el estado Naval, militar y político de los Reynos del
Perú y Provincias de Quito, Costas de Nueva Granada y Chile: gobierno y régimen
paticular de los pueblos de indios: cruel opresión y extorciones de sus corregidores y
curas: abusos escandalosos, introducidos entre estoa habitantes por los misioneros:
causa de su orígen y motivos de su continuación por el espacio de tres siglos. Escritas
fielmente según las instrucciones del Ex. Sr. Marqués de la Ensenada, primwr secretario
de Estado y presentados en informe secreto a S. m el señor don Fernando VI y por don
jorge y don Antonio de Ulloas, teneintes generales de la Real Armada, miembros de la
Real Sociedad de Londres, y de las Reales Academias de Paris, Berlín y Estocolmo.
Sacadas a luz para el verdadero conocimiento de los españoles en la América
meridional, por David Barry, Londres, Taylor, 1826.
6

vida de la Academia Naval uniendo las armas y las letras al fomentar una
"Asamblea amistosa literaria" . 7

Mutis, como médico del Hospital de la Marina, debió vincularse a las


sesiones, donde los aficionados a las ciencias útiles, lejos de la inquisición,
sostendrían las teorías de Copérnico y de Newton, recorrerían
imaginariamente la América Meridional y pasarían revista al atraso científico
y político de la España detenida.
Pasado un tiempo, en 1774, Jorge Juan tendría el arrojo, dada la
sombra de la Inquisición en España, de manifestar en su libro: Estado de la
Astronomía, su adhesión a las teorías que habían puesto al sol en su sitio.
En todo caso, su probable discípulo, Mutis, se le adelantaría haciéndolo
desde la retaguardia del Imperio en 1764.
Permaneció Mutis en Madrid de junio de 1757 a julio de 1760, a
tiempo que concluía el reinado de Fernando VI (1746-1759) y se iniciaba el
de Carlos III (1759-1788)
Si bien se mira, en ésta última década de la primera mitad del siglo se
sentaron las bases de la política económica y científica que Carlos III
extendería por su virtud como estadista. El destino había colocado a Mutis,
pues, en el escenario más estratégico y en el momento más oportuno de
una fase crítica de la historia de España.
Mutis presentó sus títulos de medicina al Tribunal del Real Proto-
Medicato en 1757; uno de los jurados fue Andrés Piquer, (1711-1772), quien
se desempeñaba desde 1751 como médico de la corte. Piquer, reformador
de la medicina en España, había publicado en 1757 una Lógica Moderna o
Arte de hallar la verdad y perfección de la Razón, dedicada a exponer y
encomiar el método experimental; y en 1757 difundía en Madrid un libro que
influiría con probabilidad en el ánimo del joven Mutis: Discurso sobre la
aplicación de la philosophia a los asuntos de Religión, para la juventud
española , donde demostraba que no eran incompatibles las creencias
8

7.Majó Framis, Ricardo. La Condamine en la América Austral. Madrid, Aguilar, 1948.


Capítulo Segundo.

8.Sarrailh, Jean. La Españaa ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII. México, Fondo
de Cultura Económica, 1957. Ver especialmente el capítulo I de la tercera parte, p. 440 y
7

religiosas con la fe en el saber: no sería, ciertamente, una síntesis kantiana,


pero representaría en el espíritu de tiempo una aproximación al equilibrio
entre razón práctica y razón teórica.
Mutis pasó a ocupar como suplente la cátedra de Anatomía en el
Hospital General, mas ni ahora ni luego sería la medicina vocación, aunque
si su oficio, y por lo demás el ambiente proporcionaba tanto o más que en
Cádiz oportunidad para dedicarse a la ciencia natural.
Una agitación intelectual era manifiesta en los umbrales de la corte,
inspirada por los informes de Ulloa y de Jorge Juan.
Un irlandés, católico por supuesto, Bernardo Ward, había sido
contratado por la Corona para realizar un viaje al exterior (1750-1754) a fin
de compendiar los adelantos económicos y científicos de la sabia Europa.
Cedía en España la xenofobia, inaugurada en 1558 por Felipe II cuando
prohibiera a los españoles enseñar o estudiar en el extranjero. En sus
conclusiones, Ward proponía que se imitara el espíritu de asociación, de
industria y de ciencia que reinaba en otras partes. Debía comenzarse por
describir el país, encargando la tarea a "misioneros" de la patria y de la
ciencia. Su proyecto económico, escrito ya en 1763 y publicado en 1779
sería pieza maestra en el fomento de las Sociedades Económicas de Amigos
del País. 9

Antonio de Ulloa había establecido amistad en Paris con el naturalista


irlandés Guillermo Bowles. Comisionado por la Corte, el irlandés debía
levantar el inventario de los recursos naturales de España y fundar en
Madrid un gabinete de historia natural y un laboratorio químico. Bowles
recorrió las provincias a partir de 1752 y en 1755 presentó su informe:
Introducción a la Historia Natural de España, publicado apenas en 1779.
Pier Loefling (1729-1756), uno de los tantos discípulos de Linneo, fue
llamado en 1751 para promover el desarrollo de la botánica y extender los
cultivos de avena. En 1754, a poco de llegar Mutis, había partido para

siguientes.

9. Ibid., especialmente los capítulos IV y V de la primera parte,


8

América en misión oficial a fin de evaluar sus recursos. Murió


prematuramente en el Orinoco sin cumplir la promesa de descubrir
científicamente el interior del continente americano.
La presencia de Loefling estimuló los incipientes estudios botánicos.
En 1755 se constituyó el jardín botánico de Soto de Migas Calientes. Sin
embargo, la primera generación se aferraba aún a esquemas prelineanos.
Mutis asistía al jardín Botánico con más fervor que al Hospital, y se afiló sin
reservas a la postura de Linneo, bajo la guía de Barnades; éste, que fuera su
maestro de Botánica, será nombrado Director del Jardín Botánico en 1761,
cuando Mutis, ya en el Nuevo Reino, iniciaba correspondencia con el sabio
de Uppsala . 10

Así pues, Mutis se hallaba como discípulo aventajado en el epicentro


cultural y político de España al iniciarse el reinado de Carlos III. No por azar
una indicación de Wall, Ministro de Guerra y de Estado, le mostrará el
camino a una misión científica (y por tanto política): arrancar los secretos de
la ciencia en las academias y museos de Londres, como estudiante.
Mutis empero deseaba el destino más incierto de las colonias, que
acaso entreviera en Cádiz.

Encrucijada y nuevo rumbo (1760)

Como en toda Europa, el siglo de las luces iniciaba en España el


despertar de la conciencia histórica. En 1738 se había fundado la Real
Academia de Historia.
"Dirigiéndose la erección de esta Academia principalmente al cultivo
de la historia, para purificar y limpiar la de nuestra España de las fábulas
que la deslucen, e ilustrarla de las noticias que parezcan más provechosas;
será su primera empresa la formación de unos completos anales, de cuyo
ajustado y copioso Indice se forme un Diccionario Histórico - Crítico
Universal de España, y sucesivamente quantas historias se crean útiles para

10.Sobre la Botánica de España, ver: Colmeiro, Miguel. Jardín Botánico de Madrid. Anales
de la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo IV. Madrid, 1875.
9

el adelantamiento, tanto de las ciencias como de las Artes y literatos, que


historiadas se hacen sin duda más radicalmente comprensibles" . 11

Entonces comenzó a hurgarse en tumbas, archivos, templos, pinturas,


ruinas y hombres huidos un renacimiento que había languidecido. Se
descubría que no faltaba talento, pero sí dirección. Y la gloria pretérita
podría revestir con dignidad de ancestro el empeño presente.
Allí aparecía, por ejemplo, Francisco Hernández (1518-1587), que
había explorado la Flora de Nueva España: parte de su obra habían
publicado primero extranjeros que españoles; otra se había consumido en el
incendio de El Escorial y la restante se había sepultado en la memoria de
quienes habían dado espalda al Renacimiento español. Sutil retorno de la
rueda de la historia: Mutis se propuso rescatar su memoria, pero sufrirá
como Hernández el olvido de venideros tiempos, y tan póstuma y
fragmentaria será su obra como la de aquel adelantado.
Mutis, como Ulloa y Jorge Juan, comprendía que no sería posible
afianzar un imperio sin el imperio de la ciencia, y que la suerte de España se
había sellado a sus colonias. Desde la derrota de la Armada Invencible
(1588) habían hallado las potencias de la esquina noroccidental de Europa
un paso para penetrar el continente americano.
Piratas y filibusteros no solamente habían saqueado las naves
españolas; no solamente habían introducido el contrabando: preparaban en
las academias europeas y en los enclaves antillanos la base logística del
contrabando cultural; y cuando no ellos mismos, naturalistas a su amparo
exploraban la flora del Caribe. Europa endulzaba sus comidas con azúcar
antillano, y los jardines botánicos de Londres, Paris, Leyden, Berlín, Uppsala
y Viena formaban sus colecciones con los materiales remitidos por Dampier,
filibustero y naturalista, por Feuillé, Frazier, Sloan, Plumier, Catesby, Jacquin
. Algo más que ornamento había en las plantas: riqueza y salud fincaban
12

11. Novísima Recopilación. Libro VIII, título XX, p. 635.

12.Ver: Charliat, Pierre- Jacques. El Tiempo de los grandes veleros. Tomo tercero de la
Historia Universal de las Exploraciones, publicada bajo la dirección de L. H. Parias.
Madrid, Espasa Calpe, 1968.
10

Holanda, Inglaterra y Francia en las especias y hierbas de las Indias, pues el


XVIII era, como ningún siglo anterior, el siglo del confort.
Las exploraciones extranjeras, cierto era, habían sido intensas y se
habían limitado en buena medida al litoral. El continente podía permanecer
aún como reserva hispana para demostrar el talento español y de hecho
había sido explorado por los jesuitas. Estos habían navegado de cabo a cabo
el Amazonas y el Orinoco, dibujando sus cursos; habían arrancado a los
indígenas el secreto febrífugo de la quina, uno de los más modernos y más
ciertos remedios en un arte aún tan incierto como el de la curación.
Mutis debía sentir que el tiempo conspiraba, pues su espíritu indicaba
el impostergable redescubrimiento de América: Loefling había sido su primer
sacrificado, pero ya la Condamine había publicado en sus memorias, con la
gracia francesa, noticias sobre la quina, sobre el curioso cáuchuc, sobre el
cacao, productos originarios de esta parte del orbe.
Si los españoles - pensaba Mutis- se dieran a la tarea de descubrir su
posesión, no sólo la sostendrían como tal, sino que se beneficiarían, y a la
Humanidad por ellos, con sus raros y útiles productos. Y aún más: podrían
rivalizar en una operación de inteligencia con las potencias europeas,
esparciendo en la misma latitud de las Indias Occidentales las semillas de
aquellas antiguas especias orientales. Supremo rubor de la historia: antes
de que prendieran los canelos sembrados por Mutis en Mariquita, secos por
incuria y guerras civiles, serían llevadas las semillas de caucho, de cacao, de
tabaco y de quina a las Indias Orientales, para bien de las potencias
noratlánticas y crisis del comercio exterior de la Nueva Granada.
Si comedia pudiera llamarse la formación de Mutis, porque la rueda
de Fortuna elavaba con gracia al individuo que configuraba su misión,
tragedia sería el resto, por el desacuerdo entre fin y medios, por la
contienda entre meta y oportunidad histórica.
Mutis vino a parar al nuevo Reino porque era una parte de América
Hispana, no por una elección deliberada de regiones ecológicas o culturales
que se prestaran a sus designios: se cruzó en escena el azar en forma de
11

Virrey: Messia de la Cerda lo llamaba como médico personal, no como


naturalista.
Es legítimo ser irreverente con la historia, preguntarse por qué los
eventos no sucedieron de otra forma que hubiera sido posible. Sería pues
ilustrativo el inquirir: ¿qué hubiera ocurrido a Mutis de haber seguido el
camino de la Academia de Londres? ¿Qué hubiera sucedido sin una decisión
más prudente lo hubiera colocado como naturalista en los reinos de
Zacatecas o del Potosí y no en el tenebrísimo de esta medianía del
universo? Y finalmente: ¿qué hubiera ocurrido en el Nuevo Reino de no
haber venido Mutis? Al formular estas preguntas podremos ponderar hasta
qué punto depende el individuo de la sociedad, pero también cómo ésta
sería masa informe sin el héroe; y ante todo: cómo se cruzan en la historia
necesidad y libertad, ley y azar.
Mutis no resistió la tentación, y es propio del genio arriesgar. Pero
desde Maquiavelo se sabe que el hombre puede determinar por su virtú
buen trecho del camino, que en el resto obra azar. No se ha hecho luego
otra cosa que ampliar el dominio de razón y libertad, sin ganar empero la
partida a fortuna. Una comparación del viaje de Mutis a América con el que
realizará Alejandro Humboldt (1769-1859) treinta años después, mostraría
diferentes proporciones de cálculo y de azar.
También era Humboldt osado: "El hombre ha de tender al bien, el resto
es el destino", decía a sus amigos en cartas enviadas desde América 13
. Y
ciertamente el destino lo elogió para que anunciara en El Cosmos este otro
Nuevo Mundo.
Sus ámbitos vitales diferían y concordaban en ciertos puntos. Mutis
viajaba a la sombra de un Virrey, es decir, a la sombra de la nobleza; y a la
sombra de Mutis médico se ocultaba la sombra de Mutis botánico: típica
mascarada o comedia barroca de enredos. Mutis, en verdad, era español
auténtico, pero no se hallaba en ese presente de la España detenida:
España, por su pasado o su futuro, no por esa cárcel que ahora revelaba el

13.Minguet, Charles (compilador) Cartas americanas de Alejandro Humboldt. Traducción


de Marta Traba. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1980. p. 10.
12

desacuerdo entre alcurnia e inteligencia: era un burgués, al fin y al cabo,


ciudadano del universo, pero debía sufrir, como Jovellanos, como Azara, con
excesiva prudencia, con desgarramiento interior e impotencia práctica, con
estoicismo, una autoridad no universal, no legítima a los ojos severos de
razón.
Humboldt, por su parte, vivía en el ámbito de una excelente cultura
nacional; era amigo de Goethe y de Schiller, y en su alma convivía la obra
de Kant. Pero aquella nación, a diferencia de España, carecía de Estado,
salvo el islote de Prusia, y de proyección atlántica. Allí también le era
forzoso al intelectual medrar en corte de provincia- y Goethe revela en ese
punto su humana flaqueza -, ser instructor de hijos de la nobleza, como
Hegel o Hölderlin, o salvarse, como Niehbur, como Foster, de la rusticidad
de la aldea, "escapando al infinito". En la mitad de Europa, los alemanes
podían escoger el exilio de los cuatro puntos cardinales. Fuera de la patria,
nada callaría su lengua . 14

Si bien apenas treinta y siete años los separaban, los años de


aprendizaje de uno y otro diferían notablemente: se cumplía la sentencia de
la Enciclopedia: que un hombre no puede reunir la totalidad del saber, y que
una obra que hoy es, mañana no será debido al progreso científico. Empero,
Humboldt poseía tal sed de saber, que sería con Goethe y con Hegel uno de
los últimos hombres universales. Finalmente, más graciosa fue la fortuna
con Humboldt que con Mutis, porque aquel pudo emplear su herencia para
ganar en independencia y libertad.
En todo caso, salta a la vista en la comparación el mayor cálculo de
Humboldt; su más profunda reserva; un método más sólido; paciencia y
perseverancia en la mira de redescubrir a América. Una formación más
universal y completa le permitiría ahorrar tiempo de viaje; matendría bien
protegida la retaguardia en Paris para reelaborar luego de la expedición la
síntesis de los trabajos emprendidos. Había aprendido de los franceses

14.
Sobre humboldt puede verse especialmente el libro de Beck, Hanno: Alexander von
Humboldt. Trad. de Carlos Gerhart. México, Fondo de Cultura Económica, 1971.
13

aquello que tan bien habían enseñado: publicidad, como se entendía


entonces es decir: comunicar al público la creación cultural.
El conocimiento de la naturaleza y de la sociedad presuponen la
libertad.
Humboldt buscaba aquellos ámbitos donde pudiera manifestar más
abiertamente su libertad: no por azar fue entre los alemanes uno de los
pocos en declarar sin reservas su admiración por la Revolución Francesa.
Mutis amaba la libertad, pero quizás fuera más adicto al orden, que la
naturaleza le revelaba, y además el medio social constreñía por todas partes
al individuo.
La comparación, pues, no quita nada a la grandeza de Mutis, sólo a su
circunstancia.

Años errantes (1760-1782)

Que Mutis fuera consciente de su misión lo prueban las


representaciones que dirigiera al Virrey en 1760, y por escrito a la Corona en
1764 para constituir en el suelo del Nuevo Reino una expedición botánica 15
.
En vano. La razón de estado se ocupaba entonces del fin de la guerra y de
transformaciones domésticas; era aún incipiente la botánica en España; y la
propuesta provenía de una región si no postrera, al menos no tan
estratégica como Perú o Nueva España.
Años corridos, en 1776, ya urgía a la Corona el buen arreglo de sus
dominios. La independencia de las trece colonias inglesas había dado toque
de alarma; en el intervalo de paz (1763 a 1782), exploradores como Cook y
Bougainville habían sucedido en la mar a militares, demostrando que la
ciencia era factor geopolítico de primer orden. Así, en el plan de arbitrar a
un imperio en el ocaso nuevos recursos, la Corona proyectaría en Perú
(1777) el modelo de tres grandes expediciones botánicas encaminadas a

15. Mutis, Archivo Epistolar. T. I. p. 31 a 43 , carta fechada el 23 de Junio.


14

territorios americanos. Luego le seguirían la del Nuevo Reino (1783), la de


Nueva España (1786) y la trágica circunnavegación por Malasia (1789).
Pero en 1783 Mutis ya no sería Mutis: veintitrés años del ciclo más
fecundo de la vida creativa del científico habrían transcurrido errantes. Y
con 51 años el sabio ingresaría a lo que denomina "el último tercio" . 16

La expedición del Nuevo Reino publicó mucho menos que las otras,
pese a duración y costos mayores . Empero, de haberse aprobado en 1764,
17

según la propuesta de Mutis, quizás no hubiera variado el resultado, pues


aquí no decidía tanto un hombre, por heroico que fuese, como el medio,
que limitaba su libertad.
En efecto: a diferencia de los virreinatos del Perú y de Nueva España,
ricos en plata y en ancestro y población indígena, el recién venido Nuevo
Reino (1737), se caracterizaba por la opaca medianía de sus instituciones
culturales.
Las luces de la imprenta le amanecieron tarde (1737), y hasta las
primeras hojas periódicas publicadas en 1785 no salieron de prensas más
que devocionarios. Así como había carecido de Universidad Regia o Pública,
así faltaba una Academia Oficial de Bellas Artes como la mexicana. Suplían
la ausencia de las primeras universidades caseras y conventuales 18
, de la
segunda: pobres talleres familiares . 19

En lugar del fastuo barroco: el tenebrismo, o bien la contemplación


parda y pasiva de un Arce y Ceballos, o en fin: retratos sin gracia. Ni

16. Ib., T. II, p. 44, carta fechada el 25 de agosto de 1790.

17.Ver: Jaramillo Arango, Jaime. "Don José Celestino Mutis y las Expediciones Botánicas
del siglo XVIII al Nuevo mundo", en Revista de la Academia de Ciencias Exacxtas, físicas
y naturales (Bogotá). 9: 14-31 (1953)
Péres Arbeláez, Enrique. José Celestino Mutis y la Expedición Botánica del Nuevo Reino
de Granada. Bogotá, Antares- Tercer Mundo, 1967.

18. Así las llama Rodríguez Agueda, María, en: Historia de lad Universidades
latinoamericanas. Bogotá, Caro y Cuervo, 1973, dos volúmenes.

19.Barney Cabrera, Eugenio (dirctor científico). Historia del Arte Colombiano. Barcelona-
Bogotá, Salvat, 1977, en siete tomos. Ver particularmente los tomos IV y V, y para este
punto, ensayo de Gil Tovar, Francisco: Los primeros pintores criollos" y Gregorio Vásquez
y su obra"T. Iv, p. 817 a 856.
15

medicina ni ciencias naturales se habían desarrollado, y aún predominaba el


derecho canónico sobre el civil. Valía para el Nuevo Reino lo que dijeran de
Quito en 1748 Jorge Juan y Antonio de Ulloa:
"Que la juventud distinguida de aquel país dedica sus primeros años
al estudio de Philosophia, theología, y algunos passarán a las Leyes, aunque
no hayan de hacer profesiones de ellas; assi son todos capaces de estas
facultades, pero muy cortos en las Noticias Políticas; en las históricas; y en
las otras ciencias naturales, que contribuyen al mayor cultivo de los
entendimientos…a que no pueden llegar cuando carecen de tales luces: lo
que nace de la poca comunicación que tienen con las personas que pudieran
instruirlos en ellas" . 20

Si había ingenio retórico y literario, propio de un país mestizo y más


uniforme en lengua y religión , faltaron en el Nuevo Reino figuras como el
21

peruano Barnuevo o el mexicano Sigüenza, quienes a final del siglo XVII


fueran afines al nuevo espíritu científico . Y algo iba de una Juana a una
22

Josefa: la escritora mexicana estaba poseída del demonio del saber,


mientras que la recatada granadina quería ahorrarse las escalas de la tierra
para unirse al amor.
Comercio de ideas traía Mutis, quien debió sacrificar su amado tiempo
para modificar la base cultural. Y comenzó por el principio: una cátedra de
matemáticas que asumió en el Colegio del Rosario en 1762 y que ocupó con
largas pausas hasta 1777. Un lenguaje preciso y nunca oído se oponía a la
jerga escolástica.
Pero ¿acaso la dedicación a la matemática y a la ciencia natural ha de
secar el entusiasmo, ahogar la fantasía, robar la intuición? Como Alexander
Pope , Mutis establecía un puente entre la cultura literaria y la cultura
20. Relación Histórica…, T. I. p. 371.

21.Sobre este particular ha de destacarse el excelente ensayo de Jaime Jaramillo Uribe:


"Algunos aspectos de la personalidad histórica de Colombia" en la personalidad
histórica de Colombia y otros ensayos . Bogotá, Instituto Colombiano de cultura, 1977. P.
131 a 153. (Biblioteca básica, Tercera Serie, número 28).

22.Henríquez Ureña, Pedro. Las corrientes literarias en América Hispana. México, Fondo
de Cultura Económica, 1978 (1949), P. 90.
16

científica: "La flora me hizo poeta", es el verso final de una oda de corte
horaciano que Mutis dedicó a las matemáticas . 23

Como intrioto a la ciencia natural era inexcusable defender


abiertamente el sistema heliocéntrico. No nos detengamos en la conocida
inpugnación dominicana ante la Inquisición, infructuosa por apoyo a Mutis
del Virrey. Lo decisivo fue que el sabio, no muy amante del claroscuro de las
Aulas, como que sus años universitarios se cuentan a dos manos, abrió un
proceso contra la Universidad y la educación colonial, que figuraría como
crucial núcleo ideológico en el memorial de agravios de la primera
generación nacional.
No se han precisado muy bien las relaciones de Mutis con Moreno y
Escandón, pero las reformas propuestas por el fiscal criollo que conociera en
España el empeño de transformación de sistema educativo debieron hallar
inspiración y apoyo en Mutis. Conocida es la relativa frustración de los
intentos de cambio de las obsoletas universidades del Nuevo Reino . Tras la 24

expulsión de los Jesuitas, intereses creados hicieron imposible el proyecto de


Universidad Regia, propuesto primero por el fiscal en 1768 y remozado por
el Arzobispo Virrey en 1787. Una otra y otra vez aparecieron resistencias,
reacciones, dilaciones.
Todo ello llevó a Mutis a adoptar una estrategia oblicua: antes que
someterse a la pesantez de los claustros, prefirió prefirió formar en casa un
talento escogido y probado, o adoptar la acción refleja que sobre los
colegios mayores pudieran ejercer docentes formados por él (tal sucedió,
por ejemplo, a través de Félix de Restrepo, de Venezuela, de Zea, de Isla y
de muchos otros).

23."Fecit me Flora poetam¨. Ver: Hernández de Alba, Guillermo:, José Celestino


Mutis:poeta latino", en Boletín del Instituto Caro y Cuervo (Bogotá), Tomo V, números 1,
2 y 3.

24.La documentación es muy abundante, pero pueden consultarse con provecho las
siguientes fuentes: primarias, Hernández de Alba, Guillermo (compilador). Documentos
para la historia de la Educación en Colombia. Tomo IV (1767-1776). Bogotá, Kelly, 1980.
Secundarias: Joung, John Lane. Secundarias: University Reform in New Granada, 1820-
1850. Tesis doctoral presentada a Columbia University, 1970, microfilmada.Pacheco,
José Manuel. Ilustración en el Nuevo Reino. Universidad Católica Andrés Bello. (sin fecha)
17

Más dramática fue su relación con la medicina, oficio aparente que


escondía su auténtica vocación de naturalista. Mutis se hallaba preso de su
rol. El ejercicio de la medicina le garantizaba independencia, pero no
libertad. Independencia, porque como anotaba en su diario, no se debía a
dones de una corte que despreciaba . 25

Lejos de él la adulación, lejos el servilismo. Ausencia de libertad,


porque visitas y pacientes roban tiempo a su vocación. Hoy no concebimos
que un pintor sea atado al grillete - como lo fuera Roales con asentimiento
de Mutis - para que acabara la obra; y también nos repudiaría que un
individuo fuera forzado a ejercer un oficio, como se pretendía con Mutis. En
efecto, por Real Orden del 8 de julio de 1770, precedida de recomendación
del Virrey Messías, se determinaba.
"Que el catedrático de Medicina Dn. Juan Baptista Vargas no es a
propósito para regentar el empleo de Protho-Médico, y que convendrá
removerle de su cátedra, y conferírsela a don Joseph Celestino Mutis,
médico aprobado por el Real Protho Medicato de esta corte que pasó con
este destino a esa ciudad en la familia del actual Virrey, y ha calificado su
inteligencia con aciertos, precisándole a servirla sin permitirle dejarla, ni
restituirse a España mientras no tenga discípulos perfectos en theoría y
práctica y formado un plan de los Estatutos que conduzcan al
aprovechamiento" . 26

La situación era tanto más dramática para Mutis por cuanto su


sentido humanitario y su responsabilidad social se exacerbaban al
contemplar cuan precarias eran la medicina, la "pulicía" y la salud pública en
el Nuevo Reino. Periódicas epidemias virulentas visitaban al Reino,
diezmando la población. Mutis debía despertar de sus sueños científicos

25. Mutis, José Celestino. Diario de Observaciones de José Celestino Mutis (1760-1790).
Transcripción y prólogo de Guillermo Hernández de Alba. Bogotá, Minerva, 1757
(Instituto Colombiano de Cultura Hispánica), dos tomos. Ver especialmente el tomo
primero.

26.Ots Capdequi, José María. Instituciones del Gobierno del Nuevo Reino de Granada
durante el siglo XVIII. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, sección de Extensión
Cultural, 1950. Páginas 253 y 254, donde trnascribe lo citado.
18

para asomar al apocalíptico espectro que le arrancaba lamentos proféticos y


severas críticas a la Corona. Ni podía ni quería excusarse de intervenir en
tales ocasiones, trazando aquí y allá instrucciones de prevención y de
sanidad: que no se entierre a los muertos en las iglesias; que no se corte el
paso de las calles, pues antes de prevenir enfermedades destruye el
ambiente y las favorece; que se introduzca la inoculación que hubiera
descubierto Jenner años antes como el mejor remedio contra la propagación
de viruela, etc.
El padre Pérez Arbeláez sugiere que Mutis adoptó la investidura
religiosa en 1772 para escapar a la toga de catedrático de Medicina . Por
27

sucesión de eventos, por conexión de sentido ello es probable, más aún


cuando lo sospecha un sacerdote. Entonces el clero secular comenzaba a
elevarse sobre el regular, y acaso ofreciera fuero para preservar la libertad
de vocación. Mutis, en efecto, podría luego evadir dignidades eclesiássticas
ofrecidas, contentándose - como decía - con ser cura de "misa y confesión" . 28

No se dude, empero, de su convicción religiosa. Salvo el trabajo, el


tabaco era el único vicio de un temperamento severo, aunque no exento del
humor inteligente. Y dadas sus tensiones personales, dada su cosmovisión,
hallaría en el simple rito religioso satisfacción estética y anímica. Mutis aún
confiaba ciegamente en el argumento cosmológico de demostración de la
existencia de Dios. En todo caso, ha de llamarse la atención sobre la
simbiosis simbólica de religiosidad y naturalismo que ha sido característica
de la tradición cultural de Colombia y acaso del ideario conservador del
siglo XIX.
Superstición y charlatanería dominaban aún entonces el insípido
medio aldeano de Santa Fe, no menos en la corte que en el pueblo:
"Por cierto - consignaba Mutis en su Diario a poco de su llegada- que
en tales ocasiones valdría más bien morar entre gente inculta de algunos

27. Pérez Arbeláez, Enrique, Op. Cit., Cap.VII.

28.
Mutis, Archivo Epistolar, Tomo Segundo, p. 79, carta al Arzobispo Martínez
Compañón, fechada el 6 de noviembre de 1792.
19

infelices pueblos y estancias que en las ciudades, donde hay apenas


algunos que se hallen instruidos…" . 29

Entre tales "algunos" debemos cortar principalmente a Miguel de


Santisteban, Superintendente de la Casa de Moneda, reorganizada por él en
1753, Santiesteban era además comisionado del ramo de la quina, hasta su
muerte (1775). Había viajado a Loja para reconocer la quina ecuatoriana y
poseía la memoria entera del producto.
Favorecido por esta relación, Mutis realizó en 1772 el hallazgo de la
quina en Tena: se iniciaba así una querella que tendría tanto de científico
como de político, y que por este carácter se prestaría a múltiples equívocos.
Sería preciso identificar botánicamente la quina, probar contra las dudas
reinantes en Europa que algunas especies eran febrífugas, y demostrar que
las halladas en el Nuevo Reino serían tanto o más eficientes que la de Loja.
Allí había para el botánico, para el agrónomo, para el médico y (¿por qué
no?) para el economista y político radicado en Nueva Granada una riqueza
mayor que la quimera del oro, por renovable.
Santiesteban le indicó el reino vegetal, pero también le reveló el
camino del reino mineral. La Casa de la Moneda en era el Nuevo como en el
Viejo Reino una de las instituciones más racionales y burocráticas:
incorporaba en el ensaye instrumentos de medida, donde se probaba la ley
de los minerales con cierto sentido experimental.
Por ella se colaba la riqueza de un país, pobre ciertamente en plata,
pero importante productor de oro. Gracias a los secretos de Santiesteban
Mutis hallaría la derrota de aquellas "moradas" retiradas de la Corte: las
minas de la Montuosa, en Pamplona, donde permaneció cuatro años (1776 a
1770) y las minas del Sapo, cerca de Ibagué, donde se exilió entre 1777 y
1781.
No ha de sorprender pues, que la variedad de circunstancias, de
oficios, de tensiones impidieran el sosiego y la concentración necesaria para
producir una obra de estatura universal. Mutis, situado a "dos mil leguas del

29. Diario de Observaciones, Primer tomo.


20

mundo racional", como expresaba en sus cartas, fue modelando su conducta


en términos de uno de los múltiples roles del sabio: ni sistematizador, ni
explorador de problemas, Mutis fue esencialmente en ésta y en la siguiente
etapa de su vida explorador de hechos, como corresponsal de Linneo, quien
formulara desde Upssala las preguntas esenciales y distribuyera como
árbitro supremo las recompensas del orbe botánico. Más adelante, en el
ocaso aparecería con mayor luz la figura de Mutis en el papel de difusor,
ideólogo y Mecenas de la ciencia.
La tragedia de Mutis, su caída en las más disparatadas situaciones y
oficios del oscuro Reino serían a la vez motivos de redención para la
inteligencia americana: pues conociendo a fondo sus costumbres y lenguas,
sus pintores, sus socavones, las capillas del Reino, los charlatanes, su
agricultura, los cosecheros y mulatos, las Aulas, los cortesanos , frailes y
frailejones, oro y escoria, conociendo en esencia toda aquella flora y fauna
humana y natural, estaba en posición estratégica para dirigir una
transferencia de conocimiento, y antetodo de ethos científico y más aún: de
moral. Ni el itinerante y altivo Humboldt, ni los nueve virreyes que pasaron
por el Reino en los 48 años de permanencia de Mutis, ni los comerciantes
que iban y venían en bailes de "Comandante y Directora" o amasando
patacones para España, ni los libros, escasos, podrían sustituior la influencia
viva y duradera del sabio que simbólicamente eligió como lugar de muerte
un punto excéntrico del ocaso de España.

Los febriles años (1783-1789)

Examinar los domésticos problemas de la Expedición Botánica en


Mariquita sin referirlos a escenario mundial sería infructuoso. Lo
determinante en la agonía del Antiguo Régimen consistía en las
proyecciones primerizas de la revolución industrial en el precario orden
social y en el crítico concierto mundial. Por lo demás: ¿qué suceso de la
época pudiera describirse sin tal tendencia? Ni Blake, ni Novalis, ni Burke
21

serían explicables sin aquel desorden bajo los cielos que significaba el
umbral de la Revolución Francesa.
La guerra comenzaba a definirse en laboratorios, academias navales,
agricultura experimental y fábricas de cañones. Y aquello era ridículo sin
química, sin astronomía, sin botánica, sin metalurgia, sin economía. Burke
comprendería como ninguno el giro del tiempo: “pasada la era de la
caballería, correspondía ahora el turno a economistas, sofistas y
calculadores” . Al impulso de la guerra se realizaba la predicción anticipada
30

por Diderot en la Enciclopedia: llegaría el tiempo en que el hijo no se


reconocería en el padre por la diabólica velocidad del cambio.
Demandas de índole urgente enfrentaba la Corona: diseñar técnicas
mineras que evitaran desperdicio de azogue, materia que por hacerse rara
en las minas de Huancavélica y por necesidad de importarse de Europa
sujetaba al arbitrio de quienes controlaran la mar, con evidentes riesgos en
descenso de la productividad minera ; hallar recursos agrícolas en las
31

despensas coloniales que engrosaran las sedientas arcas reales.


De allí el ritmo de desarrollo de las instituciones botánicas, químicas y
metalúrgicas de la Península; de allí las misiones de estudio de los hermanos
D'Elhuyar a los centros mineros sajones; de allí el hallazgo del nuevo
método de amalgamación del Barón de Born (1785); de allí las misiones
mineras dirigidas a Nueva España (Fausto D' Elhuyar), a Perú (Barón von
Nordenflicht) y al Nuevo Reino (José D' Elhuyar); de allí las expediciones
botánicas a los tres reinos y la circunnavegación de Malaspina. Los tres
reinos de los tres Reinos del Nuevo Mundo se sometían ahora a una nueva
forma de inquisición: la científica.
Tal cúmulo de urgencias del tiempo se concentraron en el Nuevo Reino
de Granada en cabeza de un individuo, en tanto que en México se dividían

30.Burke, Edmund. Reflections on the Revolution in France. London, Penguin Books,


1978 (1790), p.170.

31.Sobre este punto ver el excelente artículo de Whitaker, Arhur P. "The Elhuyar mission
and castellana publicada en Boletín de Historia y Antiguedades (Bogotá) 40 (1953): 312-
342.
22

en diversas instituciones: El Colegio de Minería, las cátedras de Botánica, la


Academia de Pintura.
Mariquita fue como sede fija por hallarse entre dos cordilleras, en la
vía que enlazaba a Honda con el centro político y a éste con la mar a tarvés
del Río Grande de La Magdalena, y por hallarse en cercanías de uno de los
centros mineros más importantes donde podrían ensayarse las diversas
técnicas de minería.
¡Demasiada responsabilidad sobre un hombre, aunque fuera Hércules,
a quien la muerte de Linneo (1778) había desamparado! Mutis debía
componer en varios tomos la Flora de Bogotá; resolver el arcano de la quina
para beneficio de la humanidad; organizar por un tiempo su Factoría y
Estanco; aclimatar canelos para disputar a las indias orientales el comercio
de las especias; promover su infructuoso Te de Bogotá; resolver consultas
sobre el aceite de brea; organizar diversas expediciones; buscar como
Dorados ocultas fuentes de azogue; trazar instrucciones en materia de
prevención sanitaria; ensayar técnicas de fundición o de amalgamación y
componer el Plan de Minería para el Reino; mantener la autoridad de la casa
- taller según el espíritu de Campomanes , es decir: vigilando la conducta
32

total de sus miembros; orientar a los pintores en la composición de las


láminas; resolver sus dudas cada vez más crecientes en materia de
clasificación botánica adquiriendo, con las molestia causada por
suspensiones de envíos y lentos despachos, una de las bibliotecas más
completas de su tiempo en materia botánica.
Complicaban su situación la rapidez de los botánicos del Perú; que uno
de ellos fuera sobrino de Ortega, director del Jardín Botánico de Madrid, y
que Salvador López, un criollo a quien trataba en metáfora propia de
botánico como parásito por haberle robado sin mérito la prioridad en el
hallazgo de la Quina en el Nuevo Reino, se uniera al partido de Ortega,
poniendo todos ellos en duda a virtud febrífuga - y por tanto la
potencialidad económica- de la Quina en el Nuevo Reino.

32.Campomanes. Pedro R. de. Discurso sobre la educación popular de los artesanos.


Edición preparada por F. Aguilar Piñal. Madrid, editora nacional, 1978.
23

Cierto que Mutis contaba con alguna ayuda: Valenzuela en un


comienzo para la parte botánica; Rizo en la organización de la pintura y en
el mantenimiento de orden en las casa; D'Elhuyar en los asuntos mineros; el
herbolario Roque hasta 1785 en la organización de las cuadrillas; Fray Diego
García en las expediciones lejanas; Antonio de la Torre en la exploración de
los montes de Fusagasugá.
Pero no era suficiente la compañía, ni tan idónea, ni tan duradera
como para resolver las tensiones que representaba para Mutis la creciente
presión ejercida en la corte por sus enemigos para que mostrara resultados
útiles y espectaculares. No sabemos si sonreír o amargarnos con los
evidentes fracasos que experimentaba Mutis: en Minería había tomado el
partido equivocado de la fundición; su Estanco de Quina fue una pompa de
jabón; por algún tiempo se entregó en elogios a la quina roja, de escasa
virtud febrífuga; amargo era el Te de Bogotá; un sueño las fuentes de
azogue del Quindío; imposible la empresa de los canelos.
Pero ¿no nos enseña la dramaturgia que el héroe se equivoca?
Publica o perece es exigencia implacable de la cultura, que raras
veces acuerda fama al póstumo o a la promesa prematuramente muerta sin
obras. Y Mutis había anunciado con pompa y circunstancia una serie de
publicaciones que se enredaban en sus Diarios. Canavilles desde Madrid le
sugería con su ejemplo que sólo podría acallar la boca de los gritones
abriendo la suya, es decir: publicando . 33

La disparidad entre la imagen formada por los otros y el propio espejo


de su conciencia produjo en Mutis entre 1787 y 1790 una crisis que más
precisaba de psicólogo que de médico. Debía ser controlado. Se le obligó a
tomar reposo y aislamiento primero, y luego se ordenó el traslado de la
botánica a Santa Fe, para mayor pesadumbre de sabio que había empeñado
su alma en el jardín de los canelos.

33. Archivo Espistolar. Tomo IV. Cartas de Cavanilles a Mutis, p. 200 a 215.
24

Debía suplir la brisa del río y el olor de las guayabas con el paisaje de
frailes y frailejones: de nuevo el espectáculo de baja corte, besamanos,
corridas de toros, venales venias.
Su correspondencia se tornó sombría, perdió el brillo acostumbrado de
la ironía, la prosa es acerba, abundan quejas, descargos, repaso y
contabilidad por partida doble del destino, acusaciones, denuncia de
apuestas enfermedades, achaques, delirios de persecución que nos evocan-
por afinidad del espíritu del tiempo -a Rousseau (botánico y averso a la
corte, por añadidura).
Pareciera como si Mutis cargara sobre sí la crisis del universo.

El Oráculo de este reino (1791-1801)

Ha cambiado el decorado de la aldea, que ahora se asemeja a una


ciudad: se ha presentado El Delincuente Honrado de Jovellanos; se
inauguraría el Coliseo; se publican una guía y un plano de la urbe; se ha
traducido y dado a luz una obra de Sévérien sobre las ciencias; acaba de
aparecer el Papel Periódico de Santa Fe de Bogotá; continúa abierta al
público la Biblioteca; hay indicios de "pulicía" y de arreglo en la
administración de justicia; se ha limitado las despensas de chicha; en
salones se leen versos; damas hablan de bellas letras, pues han acogido el
consejo de Hebéfilo:
"El bello sexo, fecunda fuente de nuestros bienes, y de nuestros
males ¿por qué no ha de concurrir con sus desdenes y cariños a la causa de
la Patria, y emplear alguna vez últimamente sus poderosas armas? El
ergotismo es un enemigo formidable, que los Mutis y los Morenos a la
cabeza de sus alumnos no pudieron derrotar. Quizá estará reservada a ellas
esa gloria" .
34

34.Papel Periódico de la Ciudad de Santa Fe de Bogotá. Edición del Banco de la


República, Litografía Arco, Bogotá: "Avisos de Hebéfilo a los jóvenes de los colegios
sobre la inutilidad de sus estudios presentes, necesidad de reformarlos, elección y buen
gusto en los que deben abrazar" p. 58 a 72, correspondiente al primer tomo y a los
números 8 y 9. La curiosa invitación está en la página 64.
25

Y como no puede faltar en toda ciudad que se respete: se conspira.


Se trata en suma de resultado a nivel urbano del despotismo ilustrado
que pondrá en duda con el progreso que desencadena los fundamentos de
su legitimidad.
También el informe país se bosqueja como nación: caminos, puentes,
comercio, naves fletadas por criollos determinan una mayor movilidad de
núcleo intelectual: Félix de Restrepo, procedente de Envigado, se desplaza a
Santa Fe; discípulo de Mutis, se instalará luego en Popayán como abogado y
como profesor. Zea, sobrino y paisano, será en Popayán discípulo de tío
antes de tomar camino a la capital. Como Caldas, que comerciará entre
Ibagué y Popayán y luego correrá los países en diversas direcciones como
botánico y como perplejo ingeniero militar; o como Lino de Pombo, que se
instalará en Cartagena como acaudalado comerciante; Valenzuela se había
radicado en Girón.
De una intelectualidad dispersa y móvil, de un colegio invisible, Mutis
será el centro de gravedad, el oráculo.
Trasladado a Santa Fe de Bogotá, Mutis se reconciliará consigo mismo
al publicar su única obra en vida: El arcano de la quina revelado a beneficio
de la humanidad que apareció por entregas como cualquier novelón en el
Papel Periódico entre el viernes 10 de mayo de 1793 y el 7 de febrero de
1794. En el número correspondiente al 14 de febrero el editor advertía al
público:
"Sin embargo de la grande estimación con que se ha recibido en todas
partes el precioso Tratado de la Quina a que dimos principio en el Nº 89;
haciéndonos cargo de que ya se ha publicado lo más esencial e interesante
para el buen uso de esta corteza , y que un buen patriota intenta a beneficio
de la Humanidad imprimir por separado lo restante de dicho Escrito: con
este motivo empezamos desde el número presente a dar a luz otros asuntos
mas populares, más propios del Plan de este papel, y que por su variedad y
naturaleza divertirán la curiosidad del Público, ministrandole especies
26

relativas a los objetos que forman e general asunto de las conversaciones


del día" . 35

Raro había sido que la noticia sobre la especie de la quina no hubiera


quebrado la paciencia de un público que demandaba al editor noticias de
otras especies: cuando en Europa se habían agotado las lágrimas por la
muerte de María Antonieta, aquí la teníamos por recién muerta:
anacronismo y excentricidad de nuestra cultura.
Mutis se adaptaba a edad y circunstancias, enfrentándose a la muerte,
soportando con paciencia el desfile de los que por una u otra razón se le
iban. "Es necesario sufrir, o pistoletazo", decía .36

Pensaba en la sucesión. En definitiva, éste es el único problema del


hombre: saber cómo sobrevive a la muerte en la memoria de los vivos.
Decide ser póstumo, o mejor: no ser recordado por ninguna prioridad, que
es el ángel del Jacob científico, sino por otra calidad humana (pues muchas
vías conducen a la posteridad): como pedagogo y mecenas (¿recuerdos de
su inseparable Horacio?).
Expandió la Botánica, particularmente en lo tocante al dibujo, que
para él representaba con certeza matemática lo que una turbación
producida por la riqueza de lecturas no dejaba expresar por escrito. El dibujo
significaba igualmente el vencimiento de la escolástica, el dominio del ojo y
del alma sobre la naturaleza exhuberante, pero reglada, y la muestra de un
talento americano redento por una sabia dirección.
Nada sosegaba, empero. Los efectos de la Revolución Francesa
pusieron de manifiesto su ambigüedad frente a la Ilustración. Mucho
separaba ya la sangre de la sangre, al tío del sobrino: José Celestino había
nacido en España, su sobrino por quien debía velar debido a la muerte de
su padre, era criollo: y en él, por unir genealogía familiar y moral, había
sembrado su esperanza de continuidad de la obra.

35. Ib. Tomo III, p. 605.

36. Archivo Epistolar. T. I. P.387.


27

Patria, si. pero en estos tiempos rebeldes: ¿cuál era la patria? ¿Qué
era Patria? Patria es el lugar común donde viven los muertos, pero un
océano separaba las fosas.
El tío cela al sobrino por su participación en lo que estima aventuras
de muchacho: los ires y venires en la propagación de las ideas
revolucionarias. Indica José Celestino, como lo harán Mariano Ospina
Rodríguez y los neoborbónicos del siglo XIX, que las súbitas calenturas de
los jóvenes se fincan en el estudio del Derecho sin la suficiente disciplina en
las ciencias naturales: pues orden revele natura . 37

Temía él, que todo lo adivinaba, que la fiebre de sus protegidos fuera
cauterizada por indoctos barberos con las acostumbradas sangrías.
Tolerante como era, su actitud no revelaba condena absoluta: protege
y aísla a Zea, su adjunto; minimiza el conflicto a favor de los criollos; y
tajantemente confesaba a Cavanilles:
"Más debemos temer en las actuales circunstancias de todo el mundo
revuelto, de los imprudentísimos procedimeintos de estos deslumbrados
ministros, por su notoria pasión contra los patricios, que de la sospechada
Infidencia Americana" . 38

Allí estaba Mutis de este lado del océano. Mutis, como ninguno, era el
primer responsable del ardor de los muchachos. ¿Por qué su entusiasmo por
sus discípulos? ¿Por qué su adhesión, aunque prudente, a los patricios y su
aversión a los "deslumbrados ministros?
Tendremos que acudir a Platón por la respuesta. Diotima había
enseñado a Sócrates que el hombre se prolonga por la carne, pero también
por el espíritu . 39

37. Ib. T. II, P. 90, carta fechada el 6 de octubre de 1793. "Su designio es continuar de
haragán y paseante en Santafé a la sombra de estudiante. El es incapaz de aprovechar,
mucho más llevando el proyecto de estudiar derecho, sin antes haber estudiando la
filosofía". Por filosofía se entendía la física, o la reflexión sobre ciencia natural y su
método.

38. Ib. T. II., carta fechada el 19 de enero de 1795, p. 112-3.

39. Platón. El Banquete. En: Obras Completas. Madrid, Aguilar, 1969, p. 562-567.
28

Podría hablarse, pues, de una genealogía moral o intelectual, análoga


a la familiar.
Pero ¿cómo se realiza la sucesión? De nuevo Platón: el sabio es como
partera estéril, pero experimentada: mediante el arte mayéutica, por
indicaciones y preguntas, induce el alumbramiento intelectual, pues el
iniciado ya posee en sí, por extraño aluvión de la memoria, el germen de
una nueva vida, que despiertan como en Miranda, Próspero el sabio y el
amor . 40

En los "Avisos de Hebéfilo a los jóvenes de los colegios sobre la


inutilidad de sus estudios presentes, necesidad de reformarlos, elección y
buen gusto en los que deben abrazar", escritos por Zea, es Mutis quien
habla en el oráculo . Hebéfilo es etimológicamente "el amante de la
41

juventud". Se ha producido el "alumbramiento intelectual", se han


dispersado las luces cuando Zea habla de "esos estudios abstractos y
científicas boberas", de las "melancólicas aulas", de los "ridículos pedantes",
cuando invita a la juventud a "fixiar la atención sobre una Patria, en que
somos forasteros", cuando dice "veréis vuestra adorada Eneyda en las
manos de mis jóvenes, que ya saben prederir el oro acrisolado de Horacio al
inútil oropel del silogismo".
Así pues, los jóvenes unen su energía la savia del sabio, y el anciano,
como Próspero arrancado del poder, vuelve a vida engendrando en otros
vida. Para toda edad un propio contentamiento.
En 1791, antes de los famosos pasquines, ya se había declarado la
revuelta: los estudiantes de filosofía del Colegio de San Bartolomé se habían
rebelado contra el plan de estudios vigente, pidiendo que se concediera
autorizar el pago de un profesor.
"Que nos instruya en los elementos de física y de matemáticas, que
nos dé alguna idea de Botánica y de Historia Natural, en una palabra, un
profesor que nos haga conocer el suelo que habitamos y las riquezas que
nos rodean" . 42

40. Platón. El Teteto. Op. Cit., p. 890-941 Shakespeare. La Tempestad.


41. Papel Periódico, Artículo citado.
42. Citado por Pacheco, José Manuel, en la obra citada.
29

Mutis estaba pintado.

Pocos criollos pasaban el océano o salían de su patria, no sólo por


que se requiriera de licencia, sino por los caudales que demandaba la
aventura: y marqueses y marquesas escaseaban en el pobre reino. En la
última década de siglo se inició, empero, un proceso de difusión del que con
eufemismo pudiéramos decir que extendió en buena medida la comunidad
cultural de occidente: el exilio, el destierro, la deportación. Discípulos de
Mutis siguieron el camino que muchos han trillado desde entonces: primero
Fermín de Vargas, que había sido su Factor en la empresa de la Quina, se
había fugado en romántica aventura. Luego siguieron presos con destino a
España Zea, Cabal, Umaña, Sinforoso Mutis y Nariño.
Mutis, desde Santa Fe, los imaginaría con cierta nostalgia: aguardarían
escoltados en el "Tejar de los Expatriados"- que había conocido en Honda-
los champanes que los llevaría a un destino incierto.

El Mecenas (1801- 1808)

La ciencia es bastarda hija de la cultura. Esta se rejuvenece con el


tiempo, aquella está condenada a superarse. ¿Si podemos hablar de
progreso cultural? ¿ De progreso en la literatura? ¿De progreso moral? Cada
género, cada cuadro, cada escultura conservan su gracia en su singularidad.
En cambio "una ciencia que titubea en olvidar a sus fundadores está
perdida" . La ciencia es encarnación moderna del ave Fénix, que renace de
43

propias cenizas, se alimenta de propios errores.


Por tal razón, Mutis muere como científico, pero conserva y acrece su
valor como encarnación genial de espíritu del tiempo.
No hay ciencia sin parricidio intelectual, ni cultura sin veneración del
pasado.

43.
Expresión de Whitehead, citada por Merton, Robert K. Teoría y Estructura Sociales.
México, Fondo de Cultura Económica, 1965, p. 13.
30

Muerto como científico, superado por los discípulos que lograban una
síntesis intuitivamente próxima a la de Humboldt, distantes de las ideas
fijistas; negado como economista por los neogranadinos que repudiaban la
idea del estanco de la quina, Mutis sacó la máxima ventaja de su nueva
edad y reapareció como mecenas revestido de la gracia que lo acompañara
en sus años de aprendizaje.
Ya no estaba sólo en la defensa de Copérnico. A inicios de siglo, los
agustinos, que como él habían introducido nuevos instrumentos, se habían
declarado partidarios sin reservas del heliocentrismo. Esta vez era Mutis, y
no el Santo Oficio, quien obraba como árbitro: a poco, pues, nos
aproximábamos a la máxima de Kant:
"que sólo los sabios pueden juzgar a los sabios" . 44

Ya se establecía sobre buen pie la Facultad de Medicina, según su plan,


y en Isla había sucesor, por él formado con la paciencia de los años. La
Corona había organizado finalmente una expedición para difundir la vacuna
contra la viruela, y Mutis contaba con otro Mutis para introducirla en el
Reino.
Símbolos de prestigio y de reconocimiento hacia él se advertían. A los
retratos orales de sus inquietos alumnos había seguido ahora el dibujo que
encomendara el Colegio del Rosario. Con sutil ironía posa ante el pintor el
maestro de los pintores americanos.
Se cosechaba el talento: Jorge Tadeo Lozano, quien fundara en 1801 el
Correo Curioso periódico más dúctil a la ciencia, sería incorporado a la
Expedición como zoólogo. Con él y con otros patricios establecería Mutis la
Sociedad Patriótica, a semejanza de las españolas.
Caldas en el sur, Lino de Pompo en el Norte se dirigían a él. Para
Caldas reservaba el Nuevo Observatorio, en magnífica compensación al
talento desairado por el Barón, muy exigente en sus "afinidades electivas".
La visita de Humboldt había significado un saludo y reconocimiento
universal. Al mismo tiempo, triunfaba en Madrid su amigo Cavanilles, que

44.Kant, Inmanuel. El Conflicto de las Facultades. Trad. de Elsa Tabernig, Buenos Aires,
Losada, 1963, p. 19
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sustituía en el Jardín Botánico al partido de Ortega y sus ortigas. Cavanilles,


por recomendación expresa de Mutis, protegía a los que de indultados
pasaron a ser hombres de ciencia y de estado: Zea, Cabal, Umaña. A la
muerte de Cavanilles, Zea le sucederá en la dirección del Jardín Botánico de
Madrid: qué mejor reconocimiento a su labor, pues sus discípulos de lo que
había sido Reino envuelto en las densísimas tinieblas de la ignorancia se
habían tomado como por asalto los cuarteles de la ciencia en España.
Unos en Madrid, otros en Paris, amigos en el consulado de Cartagena
que proponían allí, como en Popayán, fundación de observatorios y de
escuelas, aquellos en el norte o en el sur, todo presagiaba proyectos
asombrosos, que debían acrisolarse en un centro; resurgían con más vigor y
factibilidad antiguas ideas: construir el Jardín Botánico, organizar la
frustrada Escuela de Minería a semejanza de Colegio de minería de México,
inaugurar las cátedras de química, traer por intermedio de Zea un
laboratorio químico, establecer un Museo de Historia Natural, y en fin,
agrupar todo aquello en la pieza maestra de la bóveda: una universidad
pública y regia.
Sueños, sueños contra los que conspiraban duras realidades:
Napoleón, Trafalgar.
Eso bastaba.
Poco antes de la muerte de Mutis, su discípulo Caldas editaba, bien
contra la indiferencia general, el Seminario del Nuevo Reino de Granada,
primera publicación de índole científica y temprana expresión de la
nacionalidad emergente. Se había emancipado la inteligencia, aunque no el
pueblo ¡Sutil matiz!
Debe decirse que Mutis fue en muerte, como en vida, afortunado y
desafortunado: afortunado, porque se ahorró la emancipación política que
se avecinaba y que hubiera puesto al desnudo su ambigüedad frente a
América. En la separación de las patrias ¿dónde colocar sus restos?
Desafortunado, porque murió en un día equívoco: el 11 de septiembre
de 1808 se celebraba la jura de Fernando VII. Entonces "el vulgo, más
tornadizo que la onda", celebraba su lealtad a una Corona que se caía de la
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cabeza. Y lo hacía como estaba acostumbrado a hacerlo: con corridas de


toros, chicha, y sobretodo con voladores, los malditos voladores.
Debía removerse el gran sabio en su estrecho ataúd, él que había
escrito en 1787, en sus febriles años:
"…He temido algunas veces quedar desnudo en la calle con la
irreparable pérdida de biblioteca, lámina, manuscritos y colecciones por la
imprudencia de este vecindario y poca vigilancia de algunos jueces en
prohibirles como lo tengo suplicado los valores de fuego en sus
frecuentísimas fiestas y festejos…" . 45

Desnudo yace aquí, y sin más compañía que la compañía de sabios,


despreciaba del vulgo y aislada de él.

45.Mutis, Archivo. Epistolar. P. 390, Carta a Fermín de Vargas, escrita en Mariquita hacia
1787.

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