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Una escatología dualista: Una extensa

refutación del Preterismo Parcial

Tracy D. VanWynGaarden

29 de marzo, 2002

Anatema

Históricamente, el preterismo1 ha sido considerado como una opción teológica váli-


da en el estudio de las últimas cosas (escatología). La obra de J. S. Russell en el siglo XVII,
The Parousia: A Critical Inquiry Into the New Testament Doctrine of the Second Coming, fue
considerada por los estudiosos de su época como “no perjudicial para nadie”.2 La reciente
republicación de esta obra contiene comentarios positivos de algunos de los principales es-
critores preteristas de nuestro tiempo. Entre ellos están R. C. Sproul, Gary DeMar y Kenneth
L. Gentry. Pero desde esta ocasión, algo extraño ha ocurrido entre estos autores y sus pares.
La opinión de que el preterismo es una opción viable en la iglesia, siendo “no perjudicial
para nadie”, ha sido reemplazado por la visión de que los preteristas ¡son unos desgracia-
dos herejes! Como tal, su posición es que todos los que sostienen una visión preterista de la
escatología deben retractarse de su postura o ser excomulgados de la iglesia.

Esta condena es la visión actual propuesta por aquellos que se autodenominan post-
milenialistas teonómicos, y que a la misma vez son preteristas parciales. No todos los prete-
ristas parciales han adoptado este punto de vista públicamente. Por lo tanto, sería impropio
referirse a todos los preteristas parciales como si hayan adoptado esta visión del preterismo.
Sin embargo, dado que esta acusación de “herejía condenable” se originó a partir de aquellos
dentro de sus filas, me referiré a quienes han presentado esta acusación contra los preteristas
como preteristas parciales o postmilenialistas teonómicos.

¿Por qué los preteristas parciales cambiaron su posición y tomaron una visión tan
aguda contra el preterismo? ¿Por qué han roto con la aceptación histórica de la iglesia de la
visión preterista como una opción viable y no condenable en el estudio de la escatología?
¿Por qué buscan excomulgar a aquellos que históricamente, desde la Reforma, han sido con-
siderados como “hermanos”? Esencialmente, al hacer esto, buscan distinguirse a sí mismos y
su visión parcialmente preterista de la profecía de aquellos que tienen una visión preterista
1
La visión de que toda la profecía bíblica se cumplió en el año 70 DC (véase Lc. 21:22).
2
Esta era la opinión de hombres notables como C. H. Spurgeon. Ver más en este enlace.

1
completa.

Sus interpretaciones preteristas de la profecía, con la mayoría de las cuales estamos


completamente de acuerdo, han recibido una amplia lectura y una gran cantidad de exposi-
ción entre el público cristiano predominantemente de orientación futurista, mediante la pu-
blicación reciente de Four Views on the Book of Revelation y Three Views of the Millennium and
Beyond (ambos publicados por Zondervan). Además de esto, R. C. Sproul, reconocido autor
de libros no orientados a la profecía, ha publicado recientemente un libro sobre escatolo-
gía que establece tanto el punto de vista preterista parcial como el punto de vista preterista
completo (citando a Russell, y aprobándolo, en muchas ocasiones). Al distinguir la visión
preterista completa como herética y la visión preterista parcial como no herética (“preteris-
mo ortodoxo”), ellos creen que pueden evitar ser asociados con los preteristas completos en
la mente del público cristiano. Esto es beneficioso para ellos porque, además del preterismo,
también están promoviendo el postmilenialismo teonómico.

El postmilenialismo teonómico es esencialmente la creencia de que el mundo, su go-


bierno, su cultura y sociedad, eventualmente, a través de la predicación del evangelio y la
aplicación de la ley bíblica (incluidos los aspectos morales y judiciales del Antiguo Pacto), se
cristianizarán antes de que la Segunda Venida ocurra. Es en esta expectativa que su futurismo
se enfoca. Para que su futurismo teonómico postmilenial funcione, es decir, si una futura so-
ciedad utópica está contenida en la perspectiva escatológica de las Escrituras (tal como ellos
las interpretan), entonces necesariamente ellos deben ser “preteristas parciales”. Gentry ha
afirmado que “una característica del postmilenialismo teonómico (aunque no esencial a él)
es su enfoque preterista de varios de los pasajes del gran juicio en el Nuevo Testamento”.3
En mi opinión, esto es una gran subestimación. No solo el preterismo no es esencial para el
postmilenialismo teonómico, sino que es perjudicial para él. Por esta razón, los preteristas par-
ciales necesitan crear una clara distinción en las mentes de los cristianos llamando a la visión
preterista de “herética”.

Desafortunadamente, su “anatema” contra el preterismo está empezando a tener re-


percusiones que ellos no estaban esperando. Algunos futuristas han seguido su ejemplo de
anatematizar a hermanos, y acusan a todos los “preteristas”, ya sean parciales o completos, de ser
igualmente condenables. Su razón para esto se basa en el hecho de que los preteristas parciales
son inconsistentes hermenéuticamente. La aplicación lógica y consistente de los principios
hermenéuticos empleados por el preterismo parcial es, de hecho, un preterismo completo.
Desde esta perspectiva, tal vez, la única razón por la que los preteristas parciales han lanzado
un ataque tan frenético contra el preterismo es en un intento por ser los primeros en hacer
que la acusación contra el preterismo se sostenga. Al hacer esto, esperan poder distanciarse
del preterismo en la mente del público cristiano, evitando la acusación de herejía.

Por desgracia, esta táctica no va a salvarlos de la acusación de herejía que inevitable-


mente va a volver sobre sus propias cabezas, por el simple hecho de que tanto el preterismo
como el preterismo parcial se derivan de los mismos principios hermenéuticos. El preterismo
parcial es solo inconsistente en su aplicación de esos principios. Si esta tendencia de con-
denar a hermanos continúa, si los preteristas parciales no se retractan de sus declaraciones
3
Gentry, Three Views of the Millennium and Beyond, pág. 21.

2
condenatorias, me temo que tanto los preteristas completos como los preteristas parciales
sufrirán los efectos perjudiciales de la lucha y la división. Espero que los preteristas parciales
lleguen a ver que sería beneficioso para ambos campos preteristas detener los anatemas.

Los credos: la única línea de defensa

La base sobre la cual los preteristas parciales han acusado a los preteristas completos
de herejía han sido los credos ecuménicos. Puesto que los credos ecuménicos se refieren a
la Segunda Venida, la resurrección de los muertos y el juicio de los vivos y de los muertos
como futuros, y los preteristas completos afirman que estos tres eventos ya han tenido cum-
plimiento en el pasado, los preteristas completos se desvían de los credos ecuménicos. Se
dice que esta desviación es lo que “condena” a los preteristas completos. Sin embargo, debe
verse que los preteristas completos creen 100 % en los eventos mismos y la ocurrencia de
estos eventos. Es la naturaleza y el tiempo de estos eventos lo que levanta un problema.

Sproul ha observado que la posición preterista completa “es recibida por los preteristas
parciales con el cargo de herejía y heterodoxia. Los preteristas completos están de acuerdo en
que sus puntos de vista se apartan de la ortodoxia credal, pero insisten en que no se apartan
de la ortodoxia bíblica”. Sin embargo, creo que va demasiado lejos al decir: “Ambas partes
están de acuerdo en que, en el análisis final, la prueba de la ortodoxia debe ser la Biblia, no
los credos”.4

Evidentemente, la ortodoxia credal es lo único que interesa a la mayoría de los pre-


teristas parciales. Esto se ha hecho evidente en que, con muy pocas excepciones, los credos
han sido referidos como la única prueba de ortodoxia. De hecho, los preteristas parciales
se niegan a realizar exégesis de las Escrituras con los preteristas completos. ¡La razón de su
gran dependencia de los credos es que si tuvieran que refutar el preterismo solo con las Es-
crituras, perderían! Inevitablemente, o tendrían que aceptar el preterismo completo (ya que
este es el resultado natural de la aplicación sistemática de los principios interpretativos que
conducen a una visión preterista de la profecía) o negar su preterismo parcial. Por lo tan-
to, necesitan aferrarse a la comprensión histórica de la naturaleza y el tiempo de los eventos
escatológicos en discusión tal como están representados en los credos ecuménicos.

Inconsistencia hermenéutica

La acusación de herejía contra los preteristas se centra en el aspecto más fundamental,


tanto del preterismo completo como del preterismo parcial —el tiempo. Básica para cual-
quier interpretación preterista es la presencia de indicadores de tiempo, tales como “cerca”,
“pronto”, “en breve”, “esta generación”, y “algunos de los que están aquí no gustarán la muerte”.
4
Sproul, The Last Days According to Jesus, pág. 159.

3
Gentry ha declarado que “cuando un pasaje contextualmente definido se aplica a los even-
tos del 70 DC, los hiperpreteristas [preteristas completos] tomarán todos los pasajes con un
lenguaje similar y los aplicarán, también, al 70 DC. Pero esta similitud no implica identi-
dad... Sostengo que los pasajes que delimitan específicamente el marco temporal mediante
indicadores de tiempo (tales como “esta generación”, “en breve”, “pronto”, “cerca” y términos
similares) deben aplicarse al 70 DC, pero los pasajes que suenan de forma similar pueden o
no aplicarse de ese modo”.5

En la declaración anterior, Gentry está intentando inducir a error al lector para que
piense que la resurrección de los muertos y el juicio de los muertos no aparecen con indi-
cadores temporales adjuntos a ellos en las Escrituras. Esto no es verdad, como veremos en
un momento. Dado que los indicadores temporales aparecen en los pasajes de resurrección
y juicio definidos contextualmente, es evidente que él no sostiene que TODOS “los pasajes
que delimitan específicamente el marco temporal mediante indicadores de tiempo... deben
aplicarse al 70 DC”. Solo ALGUNOS pasajes con indicadores temporales se pueden aplicar,
o todos los pasajes excepto los de la resurrección de los justos e injustos y el juicio de los vivos
y los muertos.

Gentry afirma que la presencia de indicadores temporales tales como “cerca”, “pronto”
y “en breve”, “abre la cuestión del significado del evento esperado, no de la significancia tem-
poral” de los indicadores temporales mismos.6 El uso de Pablo del verbo temporal “mello”
en Hechos 24:15, de que “ha de haber [Lit.está a punto de haber (Gr. mello)] resurrección de
los muertos, así de justos como de injustos” y la declaración de Pedro de que Dios estaba
“preparado [i.e., ‘listo’] para juzgar a los vivos y a los muertos” (1 Ped. 4:5) deberían no ser tra-
tados de ninguna otra manera que el resto de las escrituras que Gentry cita con aprobación
como teniendo una aplicación preterista. De hecho, según el propio argumento de Gentry,
el uso de tales declaraciones temporales “abre el significado del evento esperado”.

Al negarse a permitir que los indicadores temporales —que “sorprendentemente” apa-


recen en los pasajes que tratan acerca de la resurrección de los muertos y el juicio de los vivos
y de los muertos— indiquen realmente el tiempo (abriendo la cuestión de la naturaleza de
la resurrección y el juicio), él ha socavado su propia posición preterista. Y al negarse a re-
conocer el cumplimiento de los eventos temporalmente esperados (la resurrección de los
muertos y el juicio de los vivos y de los muertos), así como la naturaleza no literal (no física)
de estos eventos, se ha alineado con la multitud de intérpretes que tradicionalmente han tra-
tado de mantener la inerrancia de la Biblia pero que tienen que explicar por qué, por alguna
razón, las expectativas escatológicas no tuvieron lugar cuando así se esperaban.
5
Gentry, “A Brief Theological Analysis of Hyper-Preterism”. Chalcedon Foundation.
6
Gentry, Four Views on the Book of Revelation, pág. 41.

4
“Nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la ve-
nida del Señor”

La declaración de Pablo de que “os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros
que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que
durmieron”, ha sido interpretado por los preteristas de la misma manera en que interpreta-
mos las palabras de Jesús en Mt. 16:27-28:

“Porque el Hijo del Hombre vendrá [mello] en la gloria de su Padre con sus án-
geles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que
hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto
al Hijo del Hombre viniendo en su reino”.

En ambos pasajes se dice que la “venida del Señor”, o la “venida del Hijo del Hombre”,
tendrá lugar antes de que todos hayan “gustado la muerte”, o que todos hayan “dormido”.
La similitud obvia es convincente, no solo para los preteristas completos, sino también para
otros que no tienen ninguna prerrogativa de probar el preterismo, incluso entre los liberales
que dudan de la autenticidad de los dichos de Jesús. E. P. Sanders hizo la observación de
que “el tema general de una figura celestial que viene con ángeles es muy temprano, y muy
posiblemente se remonta a Jesús. La evidencia más temprana es 1 Tes. 4:15-17”. Pablo escribe
que es [según la] “palabra del Señor” que...

“Nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no
precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando,
con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos
en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al
Señor en el aire...” (1 Tes. 4:15-17).

Sanders continúa diciendo: “Las similitudes entre este pasaje y las representaciones
sinópticas del Hijo del Hombre que viene con ángeles, acompañado por el sonido de una
trompeta, mientras que algunos todavía están vivos (Mt. 24:30s y par.; Mt. 16:27s y par.), son
tan cercanas que es difícil evitar la conclusión de que ambos reflejan una tradición que, antes
de Pablo, ya se le atribuía a Jesús. Las similitudes entre Pablo y Mateo son muy llamativas,
porque solo Mateo tiene una trompeta (24:31). Pero incluso sin esta frase, las relaciones son
cercanas”.7

Extrañamente, los preteristas parciales no reconocen ni que la referencia explícita a


la “palabra del Señor” ni que la declaración explícita de que “nosotros que vivimos, que ha-
bremos quedado hasta la venida del Señor” (ambos obviamente dirigen nuestra atención a
Mt. 16:27-28 y Mt. 24:30-34) indican que Pablo tiene en mente el evento del 70 DC. Gentry
preferiría calificar nuestra “conexión” de 1 Tesalonicenses 4 con Mateo 16 y Mateo 24 co-
mo meramente una “redacción similar” que “puede o no aplicarse de ese modo [al 70 DC]”.
Supongo que si se aplica o no al 70 DC depende lo que Gentry DIGA. Como dijo una vez un
7
E. P. Sanders, Jesus and Judaism, pág. 144.

5
escritor preterista, “Israel no tiene el monopolio de la ceguera”.

La cosecha estaba madura

Además de las referencias explícitas anteriores acerca de la cercanía de la resurrección


y el juicio de los muertos, el hecho de que Cristo es identificado en las Escrituras como “las
primicias” (1 Cor. 15:20) es significativo. Ladd observa que “los primeros frutos eran co-
munes en la agricultura palestina. Eran el primer grano de la cosecha, lo que indicaba que la
cosecha misma estaba madura y lista para ser recogida. Las primicias no eran la cosecha mis-
ma, sin embargo, eran más que una promesa de la cosecha. Ellas eran el verdadero comienzo
de la cosecha. El acto de cosechar ya había comenzado; el grano estaba siendo cortado”.8

Este hecho respalda la afirmación preterista de que la resurrección escatológica era


considerada inminente en el Nuevo Testamento. De hecho, “el acto de cosechar ya había
comenzado; el grano estaba siendo cortado”. Esto plantea un problema significativo para to-
dos los futuristas. Ladd lo aborda diciendo que “la relación temporal no es importante. No
importa cuán largo intervenga un intervalo de tiempo entre estas dos etapas de la resurrec-
ción. Esto no afecta la relación lógica o, sería mejor decir, la relación teológica”.9 ¿Cómo no
podría afectar la relación teológica? Si la cosecha esperada no se produjo luego del corte de
las primicias, se deduce que la cosecha ni siquiera estaba madura en el momento en que se
cortaron los primeros frutos. O incluso peor, si el campo ya estaba “maduro” y “el señor de la
cosecha” nunca envió sus cosechadores para cosechar el campo, ¡entonces o bien el primer
fruto no fue aceptado y el campo fue quemado, o el trigo se extinguió (las malezas lo ahoga-
ron)! Al contrario de las observaciones de Ladd, hay una implicación teológica significativa
involucrada con el tiempo de la resurrección cuando Jesús la relacionó con la agricultura
palestina.

¿Van a presentar los preteristas parciales estos mismos argumentos gastados, argu-
mentos que intentan explicar la no ocurrencia de la cosecha inminentemente esperada? Es-
cucha a Jesús sobre el asunto: “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue
la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para
la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna...” (Jn. 4:35-36). Indepen-
dientemente de la interpretación que Gentry y sus compañeros insistan en colocar sobre el
significado del “fin del siglo” en Mt. 13, la realidad es que la cosecha estaba madura en el
primer siglo y, por lo tanto, está temporalmente condicionada.
8
Ladd, A Theology of the New Testament, pág. 362.
9
Ibid., pág. 362.

6
Dualismo escatológico

Esencialmente, el preterismo parcial es un sistema de interpretación basado en el dua-


lismo escatológico. Lo que quiero decir con “dualismo” es que deben duplicar muchos, si no
todos, los eventos escatológicos que creen que ocurrieron en el año 70 DC. Como resultado,
la “consumación de los siglos” en 70 DC es despojada de su rica, consumativa y redentiva
significancia. La significancia redentiva del año 70 DC se puede ver en Lucas 21:28, donde
Jesús dijo que “cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabe-
za, porque vuestra redención está cerca”. Pedro también afirmó que aquellos en sus días eran
“guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada
[Lit. lista] para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 Ped. 1:5). El “fin de [su] fe” sería nada
menos que “la salvación de [sus] almas” “cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Ped. 1:7, 9,
13). Pedro indica que esta “salvación preparada para ser revelada” no era nada menos que lo
que los profetas del Antiguo Testamento buscaban como su expectativa escatológica (v. 10).

Cuando los preteristas parciales afirman que las Escrituras del Nuevo Testamento es-
peran dos venidas, dos desapariciones del cielo y la tierra, dos nuevas creaciones, dos juicios,
dos fines del siglo, etc., deben o bien minimizar la expectativa cercana de la redención con-
tenida en estos pasajes o minimizar la significancia consumativa de la expectativa cercana,
o a veces ambas cosas. En su mayor parte, minimizan la significancia consumativa de la re-
dención/salvación entregada a los santos en el año 70 DC, cuando el Hijo del Hombre vino
“sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria”, colocando la “consumación” en una futura
venida post 70 DC del Hijo del Hombre “en gloria” y “con las nubes”.

A pesar de que Gentry afirma que su “comprensión preterista del Apocalipsis... ex-
plica el enorme cambio redentivo-histórico de la economía del Antiguo Pacto al Nuevo”,10
las implicaciones redentivas del preterismo parcial postmilenialista y teonómico es, en últi-
ma instancia, futurista. Esto significa que no importa cuán “enorme” se describa el cambio
histórico-redentivo que tuvo lugar en el año 70 DC, no cumplió completamente con la ex-
pectativa del Antiguo y Nuevo Testamento de un cambio consumado de resurrección. El
pecado todavía tiene su lugar en el cuerpo de Cristo (que es Su iglesia). Aunque es proba-
ble que nieguen esto, para ellos la muerte todavía tiene su aguijón, que es el pecado (1 Cor.
15:54), mientras “esto mortal” no se haya “vestido de inmortalidad” (1 Cor. 15:54). La sepa-
ración de la redención en dos categorías (i.e., el alma ahora vs. el cuerpo más adelante) no los
libra de este problema: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo” (1 Cor.
6:14)?

Las implicaciones redentivas del dualismo escatológico

La significancia consumativa y redentiva del año 70 DC se puede ver en el hecho de


que se esperaba que Jesús “pagaría” a cada uno según sus obras (Mt. 16:27-28; Ap. 22:12).
Los preteristas parciales afirman acertadamente que estos pasajes se cumplieron en el año
10
Gentry, Four Views on The Book of Revelation, pág. 91.

7
70 DC porque Jesús dijo que vendría “pronto”, antes de que “algunos de los que están aquí...
[gustaran] la muerte” (Ap. 22:12; Mt. 16:28). Sin embargo, para ellos, el “pago” que Jesús le dio
a “cada uno” no cumple la recompensa de Mateo 25. La mayoría de los preteristas parciales
ven Mateo 25 como refiriéndose, no al año 70 DC, sino más bien a una futura venida corporal
de Cristo que terminará la historia. En Mateo 25 Jesús dijo que “cuando el Hijo del Hombre
venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él” (v. 31), entonces recompensaría a las
ovejas con su herencia (“Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del
mundo”, v. 34), que es también “la vida eterna” (v. 46).

Históricamente, los preteristas han argumentado que el lenguaje de Mateo 16:27-28


es prácticamente idéntico al de Mateo 25:31. Ambos pasajes relatan la venida del “Hijo del
Hombre” en “gloria” y “con los ángeles”. Ambos también relacionan el juicio universal de
“cada uno” (Mt. 16:27), o “todas las naciones”. Los preteristas parciales han intentado evitar
este lenguaje similar argumentando que la similitud en el habla no sugiere la identidad del
tema. Aunque están en lo correcto en principio, sin embargo, la similitud en el habla es muy
sugerente en cuanto a la identidad de la materia; especialmente donde no hay una declaración
clara de lo contrario. Tal vez esta es la razón por la cual incluso aquellos que pertenecen al
preterismo parcial han considerado a Mateo 25 como una referencia al 70 DC. Gary DeMar
una vez sostuvo una interpretación preterista de Mateo 25; si todavía sostiene este punto de
vista es incierto, especialmente a la luz de la reciente condena de Gary North a J. S. Russell
por sostener una interpretación preterista de Mateo 25.11

Inmortalidad y vida eterna

Sin embargo, otra línea de argumentación que demuestra la interpretación preterista


de la significancia consumativa del 70 DC, inherente a Mateo 16 y 25 y Apocalipsis 22:12, se
puede ver en Romanos 2. Pablo reconocía que aquellos en sus días, tanto judíos como gentiles
(vv. 9-12), estaban “[atesorando] para [sí mismos] ira para el día de la ira y de la revelación
del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que,
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que
son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y
angustia...” (Rom. 2:5-9). Parece suficientemente claro que Pablo tenía en mente las palabras
de Jesús cuando se refirió al “día de la ira” como un tiempo cuando Jesús “[pagaría] a cada
uno según sus obras” (Rom. 2:6; Mt. 16:27; Ap. 22:12).

Sin embargo, la recompensa que los santos en Cristo buscaban, y recibirían, era na-
da menos que “inmortalidad” y/o “vida eterna” (v. 5). La “inmortalidad” que ellos buscaban,
“perseverando en hacer bien”, era nada menos que la expectativa de la “transformación” con-
sumada en la que “esto mortal se haya vestido de inmortalidad” (1 Cor. 15:54). Y la “vida
eterna” asociada con “el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios” era nada
menos que lo que Jesús dijo que pertenecería a Sus ovejas cuando Él viniera (Mt. 25:31, 36).
11
North, “Full Preterism: Manichean or Perfectionist-Pelagian?”, en este enlace.

8
¿Puede haber alguna duda de que Pablo tenía en mente “la venida del Hijo del Hombre”
en el año 70 DC? ¿Qué preterista parcial enseña un futuro “día de la ira” (v. 5), “tribulación”,
“angustia” (v. 9) y “juicio” (vv. 2, 3, 5, 12, 16) para aquellos “bajo la ley”, o sea, los judíos (Rom.
2:12)? No sé de ninguno. De hecho, ellos afirman que todas las profecías acerca de la “ira
sobre este pueblo” (los judíos, Lc. 21:23) se cumplieron en el año 70 DC.

Un futuro día de juicio

Además, Pablo dice que este “día de la ira” es “EL día en que Dios juzgará por Jesucristo
los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio” (Rom. 2:16). Según el evangelio de
Pablo, solo hay UN día en que Dios “juzgaría los secretos de los hombres por medio de
Cristo Jesús”. ¡Los preteristas parciales deben tener al menos DOS días! En consecuencia,
este ÚNICO día en que “Dios juzgará por medio de Jesucristo los secretos de los hombres”
es también el ÚNICO día en que “todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,
para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno
o sea malo” (2 Cor. 5:10).

El ya, el todavía no y el mucho más tarde

La esperanza escatológica de los santos del Antiguo Testamento y los santos del Nuevo
Testamento está enraizada en dos puntos redentivos focales. En las Escrituras, los dos puntos
focales escatológicos, que abarcan el cumplimiento completo del plan redentor de Dios, son
la cruz/resurrección y la Segunda Venida. Estos dos puntos focales marcan la “consumación
de los siglos”. Como el autor de Hebreos notó, “pero ahora, en la consumación de los siglos,
se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el
pecado. [...] Ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda
vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Heb. 9:26, 28).

Como resultado directo de la cruz/resurrección, se había inaugurado el “Nuevo Pac-


to” y el “siglo venidero” (Heb. 9:15; 6:5), mientras que el “Antiguo Pacto” y “este siglo” aún no
habían llegado a su fin (Mt. 24:3; Heb. 8:13). Además, los creyentes en Jesús llegaron a tener
derecho a heredar las bendiciones de la salvación como “hijos de Dios”, ya que el Espíritu San-
to les había sido dado como “las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión
adquirida, para alabanza de su gloria” (Ef. 1:14). Debido al hecho de que la cruz/resurrección
es el centro coherente de la escatología y la soteriología, los santos del primer siglo a veces
proclaman una escatología cumplida. Esto se puede ver en numerosas ocasiones: “Somos
hijos de Dios”, “en quien tenemos redención”, “en él asimismo tuvimos herencia”, “ahora ha
sido manifestada [su gracia y propósito eterno] por la aparición de nuestro Salvador Jesu-
cristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (Rom.
8:16; Ef. 1:7, 11; 1 Tim. 1:10).

9
En otras ocasiones, se ve la expectativa de un día futuro, cuando se realizaría la espe-
ranza escatológica: “Ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creí-
mos”, “nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la
redención de nuestro cuerpo”, “preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus
enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte” (Rom.
13:11; 8:23; 1 Cor. 15:25-26). Sin ninguna duda, el punto focal orientado al futuro es la Se-
gunda Venida de Cristo (Heb. 9:28).

El problema evidente en el sistema preterista parcial es que las Escrituras nunca dupli-
can los eventos escatológicos. En las Escrituras, los dos puntos focales son la cruz/resurrec-
ción y la Segunda Venida. Pero estos dos eventos escatológicos NUNCA se duplican. Así
como “ahora, en la consumación de los siglos, se presentó UNA VEZ para siempre por el
sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado” y, “de la manera que está estable-
cido para los hombres que mueran UNA SOLA VEZ”... “así también Cristo... aparecerá por
segunda vez”, solo UNA VEZ, “para salvar a los que le esperan”.

Una esperanza

Para los preteristas parciales, la “salvación preparada para ser revelada en el último
tiempo” (1 Ped. 1:5) no puede equipararse con la que se recibió “ya” antes del año 70 DC
porque, para ellos, la salvación “presente” se contrasta con la “futura” resurrección corporal
(la redención del cuerpo). Para ellos, la salvación “presente” ya estaba completa antes del año
70 DC tanto como corresponde al “espíritu” o “alma” del hombre. Mientras que la expectativa
“futura” será igualmente completa en la medida en que se refiere al “cuerpo” del hombre que
va al “polvo de la tierra”.

En esta construcción, los preteristas parciales no tienen lugar para la significancia re-
dentiva de obtener “redención” (Lc. 21:28), “salvación” (1 Ped. 1:5) o “la herencia eterna” (Heb.
9:15) en 70 DC. En su opinión, lo que se equipare con el 70 DC no puede ser más que un
aspecto progresivo del reino y no el aspecto consumativo del reino. Por lo tanto, los santos
del primer siglo no podrían haber esperado la redención consumada en el año 70 DC.

Sin embargo, Pedro instruyó a la iglesia a “[esperar] por completo en la gracia que se
os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Ped. 1:13). ¿Por qué Pedro le diría a la iglesia
que estableciera su expectativa futura de “[esperar] COMPLETAMENTE en la gracia que se
os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” en el año 70 DC si el año 70 no cumpliría con
su expectativa de “esperanza” futura COMPLETAMENTE?

Debería ser obvio que “la venida del Hijo del Hombre” en 70 DC, o la “revelación
de Jesucristo”, cumplió COMPLETAMENTE, de hecho, la expectativa de futura redención
enraizada en las profecías escatológicas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento.
Debería ser obvio que TODA la esperanza futura estaba dirigida a la única “revelación de
Jesucristo” que ocurrió en el año 70 DC —no en alguna supuesta futura venida de Cristo
post 70 DC en un supuesto fin de la historia humana. El 70 DC era el tiempo para el cumpli-

10
miento de la consumación, no simplemente “un aspecto progresivo del reino” desprovisto
de significancia consumativa.

¿Qué escrituras se aplican a cuál fin?

¿Qué escrituras usan los preteristas parciales para respaldar su continuación de la era
pre-consumativa después del año 70? ¿Qué escrituras se refieren al fin de la historia humana?
¿Qué pasajes de las Escrituras tratan sobre la consumación de la redención? Si las Escrituras
CLARAMENTE se refieren a dos eventos, ambos llamados “la venida del Hijo del Hombre”,
uno que consuma la era del Antiguo Pacto, y el otro que consuma la historia de la tierra,
esperaríamos que aquellos que afirman tales nociones se pongan de acuerdo el uno con el
otro sobre qué escrituras se aplican a cuál “tiempo del fin”.

Sin embargo, esto simplemente no es el caso. De hecho, existe un alto grado de di-
vergencia entre los preteristas parciales en cuanto a qué pasajes se refieren al 70 DC y qué
pasajes se refieren al supuesto “fin de la historia de la tierra”. Para empezar, veremos cómo
los preteristas parciales han interpretado la historia redentora y el significado del término
“últimos días”.

La historia escatológica y los últimos días

Todos los preteristas parciales afirman que la historia de la tierra terminará en la su-
puesta futura Segunda Venida, que será acompañada de la resurrección de los justos y los
injustos y el juicio de los vivos y los muertos. Se afirma por parte de los preteristas parciales
que el “fin del siglo” que se produjo en el año 70 DC cuando “el Hijo del Hombre [vino] en
la gloria de su padre, con sus santos ángeles [para] pagar a cada uno según sus obras” (Mt.
16:27-28; 24:3), no fue acompañada de la resurrección y el juicio. Dado que, para ellos, el
70 DC no fue testigo del cumplimiento de la redención corporal (la resurrección), cualquier
“historia” que haya llegado a su fin en el año 70 DC debe distinguirse de la historia de la
tierra, porque la historia de la tierra, obviamente, continuó más allá del 70 DC.

Comenzando con el pacto entre Dios y Adán, Gentry traza lo que él llama el “flujo
histórico-redentivo del postmilenialismo” a través de la historia hasta que se logra la victoria
mesiánica en la historia. Refiriéndose a Génesis 3:15, Gentry afirma que...

“Este pasaje anticipa la lucha en la historia; las simientes de los participantes


representativos en la Caída se enfrentarán en un conflicto mortal. En última
instancia, esta es una lucha cósmica entre Cristo y Satanás, un enfrentamiento
llevado a cabo en la tierra y en el tiempo entre la ciudad de la humanidad (bajo
el dominio de Satanás) y la ciudad de Dios. Su naturaleza histórica es crucial de
entender: la caída ocurre en la historia; la lucha sigue en la historia; la simiente

11
focal de la mujer aparece en la historia (el Cristo histórico, que es la encarnación
del Creador trascendente, Jn. 1:1, 3-14). [...] Los postmilenialistas enfatizan el
aplastamiento pactal de Satanás en la historia en la primera venida de Cristo,
con sus resultados desarrollándose progresivamente en la historia, en el plano
de la rebelión original de Adán, la lucha consecuente de Satanás y la intrusión
de Cristo en la encarnación. El protoevangelio promete en forma de semilla
(sin juego de palabras) la victoria de Cristo en la historia, así como la Caída y
sus efectos están en la historia. La caída del primer Adán será superada por el
levantamiento del segundo Adán. Dios no abandona la historia”.12

Mucho de lo que Gentry ha dicho arriba lo afirman los preteristas completos. La única
diferencia entre los preteristas completos y los preteristas parciales es que los preteristas
parciales creen que la caída del primer Adán NO ha sido superada aún por el levantamiento
del segundo Adán, mientras que los preteristas completos creen que los cristianos, HOY, han
vencido la caída de Adán POR COMPLETO a través del histórico “levantamiento” de Cristo
y Su aparición “por segunda vez... para salvar” (Heb. 9:28).

Es cierto que los preteristas parciales creen que Cristo mismo ha vencido los efectos
de la caída de Adán “en la historia”, pero finalmente, según su interpretación futurista de la
resurrección de los muertos y la Segunda Venida, los cristianos de hoy aún no han superado
los efectos del pecado original de Adán. De hecho, según su interpretación del “fin” en 1 Cor.
15:24, los que están “en Cristo” nunca obtendrán la victoria de Cristo sobre el “pecado” de
Adán y sus efectos (la muerte) en la historia, porque, en su punto de vista, la resurrección
debe ocurrir al final de la historia de la tierra.

En consecuencia, contrariamente a la afirmación de Gentry de que su punto de vista


postmilenial de la victoria mesiánica proporciona evidencia de que “Dios no abandona la
historia”, parecería que esta es la conclusión lógica de su posición futurista. La historia nunca
presenciará el cumplimiento consumado de la victoria de Cristo sobre el pecado de Adán.

El factor distintivo entre el preterismo parcial y el completo con respecto a la “historia”


se puede ver en que la “historia” a la que está ligada la “victoria mesiánica” es identificada
por Gentry como “historia preconsumativa, antes de la renovación del universo presente y el
establecimiento de los eternos nuevos cielos y tierra”. Gentry ve evidencia de esto en el Salmo
72: “Te temerán mientras duren el sol y la luna, de generación en generación. Descenderá
como la lluvia sobre la hierba cortada; como el rocío que destila sobre la tierra. Florecerá en
sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar a mar,
y desde el río hasta los confines de la tierra” (Sal. 72:5-8). Gentry ha escrito que “nuestro
futuro escatológico hasta la Segunda Venida se desarrolla continuamente en la era presente
—el tiempo del ‘ahora’. No queda ninguna otra época redentor-histórica adicional”. Para
Gentry, el tiempo del “ahora” es también “los últimos días”... “la plenitud de los tiempos”.13

De nuevo, ni los preteristas parciales ni los completos están en desacuerdo de que el


reinado mesiánico de Cristo en VICTORIA tendrá consecuencias en la historia de la tierra.
12
Gentry, Three Views on the Millennium and Beyond, pág. 28.
13
Ibid., pág. 134.

12
Sin embargo, la victoria mesiánica, “cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y
potencia”, la derrota del “último enemigo” que es “la muerte” (1 Cor. 15:24, 26), o cuando la
muerte sea “sorbida en victoria” (v. 54), ocurre en “el fin” (v. 24). Si “el fin” significa el fin de
la historia de la tierra, que también es “historia preconsumativa”, ¿cómo puede vincularse la
victoria mesiánica a la historia preconsumativa? ¿Cómo puede el protoevangelio prometer
la victoria de Cristo “en la historia”? Simplemente no puede, por el simple hecho de que la
victoria mesiánica es consumativa.

Gentry usa el término “victoria mesiánica” en un sentido genérico. En su opinión, la


victoria es un aspecto progresivo y preconsumacional del reino, así como un aspecto con-
sumacional del reino. No hay nada intrínsecamente incorrecto en esto. Sin embargo, esto
es engañoso para el lector que no está informado del uso “genérico” del término “victoria
mesiánica”. Como estoy seguro de que Gentry estaría de acuerdo, la victoria mesiánica debe
distinguirse finalmente como el resultado final o el objetivo de su reinado preconsumacio-
nal. La victoria no es verdadera victoria hasta que “él haya suprimido todo dominio, toda
autoridad y potencia... y el último enemigo... [haya] sido vencido”. En el esquema postmile-
nial, este aspecto de la victoria debe desconectarse finalmente de la historia de la tierra. Al
decir que “el protoevangelio promete en forma de semilla (sin juego de palabras) la victoria
de Cristo en la historia”, está engañando al lector (en mi opinión) para que crea que su post-
milenialismo optimista ve la verdadera victoria de Cristo y su iglesia en la historia cuando,
de hecho, Gentry no cree eso.

Los preteristas completos sí pueden decir con razón que Cristo reina en victoria con
Su iglesia (Su cuerpo) en victoria —cuando que ha suprimido a todos los enemigos. Afirma-
mos que la victoria mesiánica tiene, y continuará teniendo, efectos positivos en la historia
humana porque la historia preconsumacional no se identifica con la historia humana en tér-
minos de historia escatológica. Lo que esto significa es que la historia preconsumacional
y redentiva puede y tiene una expresión propia que se encuentra paralelo a la historia del
tiempo y de la tierra. La evidencia de esto se puede ver en el hecho de que el 70 DC fue el
“fin” o “consumación” de un determinado segmento de la historia, o un “siglo”, que siguió su
curso de principio a fin independientemente, al lado (o dentro), de la historia ordinaria.

Como Gary DeMar correctamente ha observado: “Por lo tanto, la expresión ‘fin del
siglo’ se refiere al ‘fin de la era judía’”.14 Y en este sentido, “una era importante del pacto estaba
a punto de terminar, la era de ‘los padres y los profetas’”.15 DeMar continúa diciendo que “los
últimos días estuvieron en operación en el primer siglo cuando Dios se manifestó en carne
en la persona de Jesucristo... en el año 70 DC los últimos días terminaron con la disolución
del templo y el sistema de sacrificios”.16 Chilton también comentó que “la expresión bíblica
‘últimos días’ propiamente se refiere al período desde el advenimiento de Cristo hasta la
destrucción de Jerusalén en el año 70 DC, los ‘últimos días’ de Israel durante el período de
transición del Antiguo Pacto al Nuevo Pacto”.17 Reconocía que “el significado de la historia
14
DeMar, Last Days Madness: Obsession of the Modern Church, pág. 57.
15
Ibid., pág. 28.
16
Ibid., pág. 28.
17
Chilton, Days of Vengeance, pág. 16, nota al pie.

13
de Israel es traer al Hijo varón, Jesucristo”,18 y que aparte de este hecho, su historia “no tiene
importancia”.19

Se sigue, naturalmente, que si los “últimos días” de la historia de Israel transcurrieron


hasta el año 70 DC, y el significado de su historia particular es traer la simiente de Cristo,
entonces es a través de su historia particular que la simiente prometida (Cristo) efectuó la
redención. De hecho, Chilton va más allá al afirmar que “Israel estaba trabajando para dar
a luz al Cristo, a fin de traer la era mesiánica”.20 Chilton correctamente observó que “como
el Antiguo Pacto era la era de la (relativa) noche, el Nuevo Pacto es la era del día, porque
el mundo se mueve escatológicamente de la oscuridad a la Luz... El Nuevo Pacto es por lo
tanto “el siglo venidero” prometido.21

Estamos completamente de acuerdo con Chilton en estos puntos. Sin embargo, esta-
mos en total desacuerdo con él cuando se refiere a la “era mesiánica” o el “siglo venidero”
en términos temporales. ¿En qué parte de las enseñanzas de Jesús dijo Él que el “siglo veni-
dero” terminaría alguna vez? ¿Dónde enseña la Escritura el fin del Nuevo Pacto? Si Chilton
tiene razón en que el mundo se mueve escatológicamente de la era del Antiguo Pacto de las
tinieblas a la era del Nuevo Pacto de luz, y la era del Nuevo Pacto no contiene la esperanza
escatológica consumada de los santos del Antiguo y Nuevo Pacto, entonces, ¿qué era del pac-
to será testigo del cumplimiento consumado? En la visión de Chilton, la era del Nuevo Pacto
de la luz debe terminar. Para él, la era post 70 DC, la “era del reino” es también el Milenio.
Como tal, exhibe una “naturaleza provisional limitada como una era preconsumacional”.22

En otras palabras, la significancia redentiva de que Israel trajera la simiente de Cristo,


y la era mesiánica que lo siguió, todavía no puede proporcionar a la iglesia de la reden-
ción consumada. De hecho, la era que se estableció por medio de la cruz/resurrección, y
sus inherentes “poderes del siglo venidero”, debe terminar, y de hecho, ser completamente
reemplazada. Si el Antiguo Pacto y su era de historia preconsumacional no pueden cumplir
la redención prometida por Dios, y la edad producida por la consumación de la era del An-
tiguo Pacto (i.e., el Nuevo Pacto y su era) no puede cumplir la redención prometida de Dios
como una supuesta era preconsumacional de la historia, entonces, ¿qué lo hará? ¿Habrá otro
“pacto”? ¿Habrá otra “era” que tenga más “luz”? A estas preguntas los preteristas parciales
deben responder “sí” y “sí”. Esto es insostenible desde la perspectiva de toda la Biblia.

La única solución que puede aliviar a los preteristas parciales de su problemático pun-
to de vista de la temporalidad en la era del Nuevo Pacto de Cristo es reconocer que la historia
escatológica es la historia particular de Israel, y no la historia de la tierra. Escatológicamente,
la historia ha terminado. El “siglo venidero” del Nuevo Testamento ya vino. Es tan eterno co-
mo el Señor resucitado. Existe paralelamente a la historia ordinaria de la tierra de la misma
manera que la historia del Antiguo Pacto existió junto con la historia ordinaria de la tierra.
La diferencia es que la redención consumada se ha efectuado en Cristo y puede ser obtenida
libremente por todos los que vienen a Él, en la historia de la tierra, desde el año 70 DC en
18
Ibid., pág. 583.
19
Ibid., pág. 300.
20
Ibid., pág. 300.
21
Ibid., pág. 584.
22
Ibid., pág. 507.

14
adelante.

Esto no significa que la historia de la tierra necesariamente continuará para siempre.


Lo que significa es que la escatología bíblica no se ocupa del fin de la historia de la tierra como
tal. Como observó Chilton, la historia de Israel no tendría sentido aparte del hecho de que la
semilla de Cristo viniera a través de su historia. De hecho, en el relato histórico del Antiguo
Testamento, la historia de las naciones y pueblos fuera de la historia del pacto de Adán,
Abraham e Israel no tiene sentido. Entonces, ¿por qué deberíamos atribuir la escatología a
una historia que no tiene significancia redentiva? Por esta razón, la historia de Israel es la
historia escatológica. Esta “historia dentro de la historia” se consumó al traer Israel la semilla
prometida, que es Cristo, que libera a la humanidad de los efectos de la transgresión de Adán
—la muerte.

Los “poderes del siglo venidero” consisten en la cruz/resurrección y la parusía de Cris-


to. Son efectivos en el Nuevo Pacto a través del cual “el gran pastor de las ovejas” fue “resu-
citado de los muertos” (Heb. 13:20). La vida de resurrección es la vida del pacto. La vida de
resurrección del pacto obtenida por Cristo en Su resurrección está desprovista de pecado,
por lo tanto, “la muerte no se enseñoreará más de él” (Rom. 6:9). En consecuencia, Pablo
reconoció a los cristianos como “muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (v.
11). Esta vida que está “en Cristo Jesús” y se imparte a los creyentes, es tan eterna y completa
como la era a la que pertenece. Ya sea que la historia de la tierra termine o continúe por la
eternidad, eso no afecta la duración de la era del Nuevo Pacto. El “fin” de la era del Antiguo
Pacto no tiene nada que ver con el fin de la historia humana, entonces, ¿por qué debería ver-
se afectada la eterna era de la iglesia por la continuación o la descontinuación de la historia
humana?

Los últimos días según Gentry

Como ya lo señalamos, Gary DeMar y David Chilton han reconocido que los últimos
días se refieren exclusivamente al período de transición desde la cruz hasta el año 70 DC.
Sin embargo, no todos los preteristas parciales reconocen esto. Kenneth Gentry cree que los
últimos días se refieren al período de tiempo que se extiende desde la primera venida hasta
la Segunda Venida al final de la historia de la tierra.23

Tenga en cuenta que los preteristas parciales deben tener evidencia bíblica de que la
historia preconsumacional continuó más allá del 70 DC, si es que van a comenzar siquiera
a refutar efectivamente la visión preterista completa. Si no pueden proporcionar evidencia
exegética de que la historia de la redención continuó más allá del año 70 DC, no pueden
“demostrar” una segunda Segunda Venida. Gentry intenta encontrar evidencia para la con-
tinuación de la historia preconsumacional después del año 70 DC en los términos “últimos
días” y “plenitud [o ‘cumplimiento’] del tiempo”. Tal vez haya reconocido la debilidad en el
“dualismo” de DeMar y Chilton, ya que en ninguna parte se puede determinar a partir de las
23
Gentry, Three Views on the Millennium, pág. 134.

15
Escrituras que existan dos conjuntos de “últimos días”.

Sin embargo, la visión adoptada por Gentry, de que “Cristo es el punto central de
la historia, dividiéndolo en dos partes... la era AC y la era DC, entre el pasado (antes de la
encarnación de Cristo) y el presente (después de su encarnación)”,24 no está exento de graves
problemas. El más evidente se puede percibir en el significado de las palabras mismas. El
término escatológico “últimos días” nos viene del Antiguo Testamento. La palabra hebrea
’ajarith (último) denota “la parte más posterior”, o “la parte más alejada” de una cosa. Cuando
se combina con jayamim (días), denota la última parte de los días, o literalmente, el final o
la finalización de los días. El griego ésjatos también debe entenderse como “último” en el
sentido de que representa el punto más avanzado. No denota “último” en el sentido de ser
contrastado con el “primero”, o el “último” con relación al “anterior”.

La forma en que los hebreos entendían y usaban el término ’ajarith se puede ilustrar
con la analogía de un niño al que sus padres le dicen que vaya hasta el final (’ajarith/ésjatos)
de la línea. El niño no piensa en reubicarse en un lugar en algún lugar justo detrás de la
persona del medio. Él no piensa en ningún lugar entre el medio y el final. Él sabe que debe
ir a la parte más lejana, al final. Al forzar que los últimos días signifiquen casi dos mil años
(y aún contando), Gentry claramente ha pasado por alto el significado del término en sí.

Cuando los autores del Nuevo Testamento afirmaban que “los últimos días” estaban
presentes, afirmaban que “el fin” estaba sobre ellos. Desde esta perspectiva, la inminente ex-
pectativa escatológica de los autores del Nuevo Testamento resulta clara: “Hijitos, ya es el
último tiempo” (1 Jn. 2:18), “el mundo pasa” (1 Jn. 2:17), “el tiempo es corto... la apariencia
de este mundo se pasa” (1 Cor. 7:29, 31), “ellos darán cuenta a aquel que está preparado para
juzgar a los vivos y a los muertos... el fin de todas las cosas se acerca” (1 Ped. 4:5, 7), “he aquí,
el juez está delante de la puerta” (Stg. 5:9), “ha de haber [Lit. ‘está a punto de haber’] resu-
rrección de los muertos” (Hch. 24:15), “esperad por completo en la gracia que se os traerá
cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Ped. 1:13), “esperando [ansiosamente] la manifesta-
ción de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis
irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo” (1 Cor. 1:7-8).

El término “plenitud del tiempo” [Gal. 4:4] realmente debe interpretarse como medio
lleno en la opinión de Gentry. Si tuviéramos que pensar en el tiempo como un contenedor, y
se dice que el contenedor estaba “lleno”, ¿cómo puede Gentry seguir agregándole otros dos
mil años sin que esto reviente? Cuando Jesús les dijo a los fariseos que ellos “llenaban” la
medida de los pecados de sus antepasados (Mt. 23:32), una generación no pasó antes de que
“[viniera] sobre ellos la ira hasta el extremo” (1 Tes. 2:16). Sin embargo, curiosamente, cuando
se dice que el tiempo ya se había llenado en el primer siglo, Gentry continúa llenándolo con
veinte siglos más. De hecho, ¡el tiempo se está acabando! (un juego de palabras intencionado).
Creo que Gentry está haciendo un desastre que necesita limpiar.

El hecho de que el tiempo estaba lleno es una indicación de que el tiempo para el
cumplimiento consumacional estaba cerca. No hay ninguna manera lógica de evitar esto, y
ciertamente no hay ninguna forma escritural para hacerlo. Bíblicamente, el término “últi-
24
Ibid., pág. 134.

16
mos días”, “plenitud del tiempo” y “consumación de los siglos” se refieren a los últimos días
de la economía del Antiguo Pacto. Abarcan desde el primer advenimiento hasta el segundo
advenimiento en el año 70 DC. El preterismo parcial no recibe ningún apoyo de las Escritu-
ras en su intento de extender la historia preconsumacional más allá del año 70 DC en base
a los “últimos días” o la “plenitud de los tiempos”.

Sproul y la Era de los Gentiles

Sproul ha intentado encontrar evidencia para la historia preconsumacional posterior


al año 70 en el término “los tiempos de los gentiles”. Esta frase se encuentra en el relato
de Lucas del discurso de los Olivos: “Y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los
tiempos de los gentiles se cumplan” (Lc. 21:24). Sproul comenta que, “fundamental para el
preterismo es la afirmación de que la frase ‘el fin del siglo’ se refiere específicamente al fin de
la era judía y al comienzo de la era de los gentiles, o la Iglesia”.25 Además, “dado que el Nuevo
Testamento habla de la era de los gentiles, es razonable suponer que esta era contrasta con
la era de los judíos”.26

Sproul se equivoca al señalar que es “fundamental para el preterismo” que la frase “el
fin del siglo” se refiera al fin de la era judía “específicamente”. Esto es cierto para el preterismo
completo, pero no para el preterismo parcial. Fundamental para el preterismo parcial es
la afirmación de que el fin del siglo se refiere solo a veces al fin de la era judía (Mt. 24:3).
Otras veces (Mt. 13:46) lo reconoce fundamentalmente como el fin de la historia humana/de
la tierra. Además, DeMar, Gentry y Chilton, todos creen que “los tiempos de los gentiles” en
Lucas 21:24 se refiere al período de “cuarenta y dos meses” mencionado en Apocalipsis 11:2
(la guerra judía contra Roma) o al tiempo durante el cual Jerusalén estuvo bajo el poder de
naciones paganas, desde el tiempo del cautiverio babilónico hasta la caída de Jerusalén en el
año 70 DC.

Esto plantea la pregunta de si “el Nuevo Testamento habla de la era de los gentiles” o
no. Ciertamente hay un “siglo venidero (mello)” en la Escritura del Nuevo Testamento (Mr.
10:30). También es cierto que el siglo “presente” estaba a punto de terminar (1 Cor. 10:11).
Además, que el “el siglo presente” era característicamente “judía”, es decir, caracterizada por
el particularismo judío de la economía del Antiguo Pacto, se puede ver en 1 Corintios 2.
Pablo escribió que...

“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabi-
duría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos
sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes
de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo
conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de
gloria” (1 Cor. 2:6-8).
25
Sproul, The Last Days According to Jesus, pág. 71.
26
Ibid., pág. 84.

17
La “sabiduría” mencionada por Pablo es “la palabra de la cruz”, que es “poder de Dios”.
Pablo predicaba “a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los
gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabi-
duría de Dios” (1 Cor. 1:23-24). Para Pablo, sin embargo, esta “sabiduría” no es “de este siglo”
(1 Cor. 2:6). Porque la sabiduría y el poder de Dios a través de la cruz son “poderes del siglo
venidero”, que ya estaban “gustando” antes del fin del siglo entonces presente (Heb. 6:5).

Dado que los “poderes del siglo venidero” son evidentes en Cristo crucificado y el
“poder de Dios” que efectúa la salvación, entonces el “siglo venidero” es necesariamente la
era cristiana. Sin embargo, está desprovisto de particularismo, ya sea judío o gentil. No es
“la era de los gentiles”. Pertenece a “los llamados, así judíos como griegos” (1 Cor. 1:23).
Que Pablo se está refiriendo a “este siglo” como la era del Antiguo Pacto es clara en que los
“príncipes de este siglo” fueron los que habían “crucificadon al Señor de la gloria” (1 Cor. 2:8).
Esta es una referencia a los gobernantes judíos (los jefes de los sacerdotes) que exigieron su
crucifixión, no a los romanos (que no encontraron culpa en él). Por lo tanto, ellos estaban
“pasando” con su siglo (1 Cor. 11:15; 1 Cor. 7:31; 1 Jn. 2:17).

Habiendo señalado lo anterior, espero que la noción de particularismo en la era del


nuevo pacto, es decir, que la “era cristiana” es una “era de los gentiles”, puede ser dejada de
lado. Espero, además, que se puede ver que la supuesta evidencia para extender la histo-
ria preconsumacional más allá del fin del siglo que ocurrió en el año 70 DC se viene abajo
rápidamente. La Escritura no respira ni una palabra sobre una historia escatológica no con-
sumada más allá del “fin del siglo” (Mt. 24:3) que Jesús dijo que ocurriría antes de que “esta
generación” pasara (v. 34), ni del “fin de todas las cosas” que Pedro dijo que estaba “cerca” (1
Ped. 4:7), ni del tiempo cuando “se cumplan todas las cosas que están escritas”, también antes
de que “esta generación” pasara (Lc. 21:22, 32).

Además, espero que aquellos que han estado conmigo hasta ahora pueden ver el sin-
sentido de los preteristas parciales que afirman que las Escrituras CLARAMENTE enseñan
una distinción entre el fin de la era judía y el fin de la historia de la tierra. En su mayor parte,
los preteristas parciales ni siquiera están de acuerdo entre sí sobre qué pasajes relacionar
“claramente” a una supuesta continuación de la historia preconsumacional más allá del año
70 DC. Más tarde demostraremos que esto también es cierto con respecto a qué pasajes ense-
ñan la supuesta “destrucción” del universo físico. El hecho de que no todos estén de acuerdo
muestra que su dualismo escatológico no es tan claro como nos quieren hacer creer, y que
en última instancia, es completamente falso.

La historia preconsumacional en Romanos 9-11

Antes de continuar, es importante señalar que Gentry ve en Romanos 9-11 un futu-


ro de Israel que necesariamente se extiende más allá del año 70 DC. En su contribución al
libro Three Views on the Millennium and Beyond (Zondervan), Gentry desafía la opinión de
Robert Strimple (amilenialista), una visión que no ve una “futura conversión masiva de Is-
rael” antes de la Segunda Venida de Cristo, declarando que “el tiempo presente del ‘ahora’

18
presencia la desobediencia judía y la conversión gentil; la porción restante del tiempo del
‘ahora’ eventualmente será testigo del regreso de Israel a Dios”.27

Gentry declara que él cree que Romanos 9-11 enseña que “el estado de cosas en el pri-
mer siglo (e incluso hasta el presente) tiene a la mayoría tanto de los gentiles como de Israel
en oposición a Dios. Pero una vez que los gentiles se salven en número completo (en esta era
continua) [que Gentry cree que son también “los últimos días” y “la plenitud del tiempo”],
entonces los judíos regresarán a Dios en su totalidad, y al completar esta “acción de oleada”
el mundo como tal se salvará”.28 Gentry obviamente intenta ver un futuro día de conversión
masiva de Israel más allá del “fin del siglo” en el año 70 DC. Para él, la restauración de “todo
Israel” solo puede ocurrir cuando los gentiles vengan a la iglesia “en número completo”.

Dado que su comprensión de “plenitud” es cuantitativa (en términos de números) en


lugar de cualitativa (ya que pleroma denota “plenitud” en el sentido de que la iglesia alcanza-
ría la “plenitud [pleroma] de Cristo”, Ef. 4:13), los gentiles que entran a la iglesia “en número
completo” (pleroma) no podrían haber sido consumados en el año 70 DC ni en ningún otro
momento posterior en la historia. La interpretación futurista de Gentry de la restauración
(la salvación de “todo Israel”) presenta dos problemas insuperables. Uno afecta a su “postmi-
lenialismo” y el otro a su preterismo.

En primer lugar, al interpretar cuantitativamente la “plenitud de los gentiles”, ha soca-


vado su interpretación postmilenialista. Esto se puede ver en su respuesta a Strimple, quien
preguntó: “¿Cómo podría seguir una era después de la plenitud tanto de los gentiles como
de Israel?”. Gentry respondió que “la respuesta parece simple... una vez que los gentiles se
salvan en un número completo (en esta era continua), entonces los judíos regresarán a Dios
en su totalidad... Esto no implica sin embargo un universalismo de todos-y-cada-uno. En
consecuencia, queda una triple tarea: (a) Continuar proclamando el evangelio a los perdi-
dos, aunque ahora sean una minoría. (b) Mantener la influencia mayoritaria del cristianismo
en las generaciones venideras mediante el cuidado de la familia, la educación cristiana y la
proclamación del evangelio. (c) Desarrollar las implicaciones culturales de la cosmovisión
cristiana en toda la vida en una escala hasta ahora desconocida”.29

La insuficiencia de la respuesta de Gentry debería ser evidente. Si los gentiles y los


judíos son salvados en un número completo, entonces, ¿cómo es que más judíos y gentiles
continuarían siendo traídos a la iglesia para ser salvos? ¡Una vez más, Gentry intenta acomo-
dar cada vez más lo que ya está lleno! Él ha disminuido severamente su posición postmilenial.
Si “plenitud” se refiere a números, entonces Strimple tiene razón: la historia de la salvación
(como él la interpreta) se descontinúa. Si se salvan todos los que serán salvos, entonces, ¿qué
más necesidad hay de la tarea A, “continuar proclamando el evangelio a los perdidos, aunque
ahora sean una minoría”? O, si los perdidos siguen siendo salvos, ¿cómo podría la plenitud
(como Gentry interpreta la plenitud) de los judíos y gentiles haberse cumplido?

Gentry dice que, al llegar la plenitud de judíos y gentiles, “la historia no tiene por qué
27
Gentry, Three Views on the Millennium and Beyond, pág. 135.
28
Ibid., pág. 141.
29
Ibid., págs. 141-142.

19
terminar simplemente porque la raza se salve más de lo que tenemos que morir cuando
somos salvos”.30 Por el contrario, de acuerdo con la visión postmilenial, la historia tiene
que terminar. Si se salvan todos lo que serán salvos, entonces ya no hay más necesidad de
llevar a cabo la gran comisión. Si el número total de todos los llamados y elegidos de la
historia de la humanidad se salva en un número completo, y Cristo está con su iglesia en el
cumplimiento de esa tarea “hasta el fin del siglo”, entonces naturalmente se sigue que para el
postmilenialista el “fin del siglo” (el fin de la historia de la tierra) es el fin de la gran comisión.
Strimple dice acertadamente que en el esquema postmilenial no hay lugar para su “Milenio”
en su interpretación de Romanos 9-11.

No es mi intención aquí defender la visión preterista completa de Romanos 9-11. Re-


mito al lector al capítulo de Max King sobre el amilenialismo en su The Cross and the Parou-
sia of Christ: The Two Dimensions of One Age-Changing Eschaton. King demuestra de manera
convincente que la muerte del Israel carnal en 70 DC no estaba de ninguna manera despro-
vista de una restauración en una “comunidad celestial” que cumple las palabras de Pablo en
11:26 (“todo Israel será salvo”). ¿Quién podría negar que Jesús se refirió a la muerte carnal
de Israel como “dolores de parto”? (Mt. 24:8).

La infame teoría de la brecha

Segundo, en Daniel 9:24 se le reveló que “setenta semanas están determinadas sobre
tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y
expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al
Santo de los santos”. Los postmilenialistas preteristas parciales se burlan fuertemente de los
premilenialistas dispensacionales por poner brechas en esta profecía de “setenta semanas”.
Los premilenialistas dispensacionales creen que sesenta y nueve de estas semanas se cum-
plieron consecutivamente hasta la cruz. Luego desconectan la última semana (siete años) e
insertan la edad de la iglesia. Y creen que la profecía se reanudará en el futuro, siendo testigo
de la Gran Tribulación y la Segunda Venida (Mt. 24), que conduce a la era del Milenio.

Gary DeMar ha dicho: “No hay ninguna garantía bíblica para detener la profecía de
Daniel de las setenta semanas después de la semana sesenta y nueve. La idea de separar y co-
locar una brecha indefinida entre los dos conjuntos de semanas es una de las interpretaciones
más injustificadas y no literales de la Escritura hallada en cualquier sistema escatológico. Esta
interpretación es enseñada por aquellos que insisten en una hermenéutica literal”.31 Gentry
también ha señalado que “la conveniente y sorprendente imposición de enormes brechas de
tiempo en la profecía, como... en Daniel 9, donde la brecha se extiende desde el ministerio de
Cristo hasta la futura Gran Tribulación —a pesar de que Daniel proporciona una cuidadosa
y unificada medida de ‘setenta semanas’—, es un problema teológico para el premilenialismo
dispensacional.32
30
Ibid., pág. 141.
31
DeMar, Last Days Madness, pág. 77.
32
Gentry, Three Views on the Millennium, pág. 255.

20
A pesar de su opinión de que Daniel 9 no contiene brechas, su interpretación de la fu-
tura resurrección de todo Israel necesariamente lo requiere. De hecho, DeMar (sin saberlo)
reconoce que “esta interpretación es enseñada por aquellos que insisten en una hermenéu-
tica literal”. Los preteristas parciales insisten en una hermenéutica literal cuando se trata de
la Segunda Venida, la resurrección de los muertos y la desaparición del cielo y la tierra al
final de la historia humana. Aunque no enseñen una teoría de la brecha, su teología necesa-
riamente lo requiere en cuanto a que el pecado nunca puede ser completamente erradicado
hasta la resurrección corporal.

Pablo es claro en este asunto. El “último enemigo” es “la muerte”. Y solo “cuando esto
mortal se haya vestido de inmortalidad” la muerte puede ser “sorbida en victoria”. “Ya que
el aguijón de la muerte es el PECADO, y el poder del pecado, la ley”. Por lo tanto, para que
la determinación de “poner fin al pecado” se cumpla para “tu pueblo” (Israel) durante las
setenta semanas unificadas, la resurrección debe ser necesariamente un evento pasado. La
“resurrección” de “todo Israel” se puede ver en Daniel 12. No es coincidencia que esté ligada
al tiempo en que “sea quitado el continuo sacrificio” (v. 11). El sacrificio regular por el pecado
ya no era necesario debido al sacrificio de Cristo. El cumplimiento del Día de la Expiación en
la Segunda Venida de Cristo (el sacerdote regresa del interior del santuario después de hacer
expiación por el pueblo, Heb. 9ss) evidencia el “fin del pecado” determinado para “tu pueblo”
en la profecía de las setenta semanas de Daniel. Esta es la razón por la cual Pablo identificó el
momento en que “todo Israel será salvo” cuando “vendrá de Sion el Libertador, que apartará
de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados” (Rom.
11:26-27). El pecado de Israel es quitado (puesto a su fin) en la Segunda Venida.

Además, debe verse que Pablo trató con “su transgresión” como lo que efectúa la salva-
ción de los gentiles. Es cierto que él está pensando en términos de la cruz. Pero su “transgre-
sión” no termina aquí. Para Pablo, el “endurecimiento” de Israel está ligado a su transgresión.
Y hasta que ese endurecimiento se levante, los judíos serían transgresores.

“... Por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos.
Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los
gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? [...] Porque si su exclusión es la re-
conciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?”
(Rom. 11:11-12, 15)

La transgresión/rechazo de Israel se opone a su restauración/aceptación. Hasta que


se logre su “restauración/aceptación”, su “transgresión/rechazo” no está “terminada”. La de-
terminación hecha sobre “tu pueblo” para “terminar la transgresión” no se puede cumplir
durante el período de tiempo de las setenta semanas de Daniel a menos que se imponga una
brecha en la profecía. Esta es la conclusión lógica del postmilenialismo preterista parcial.
Al proyectar la resurrección de Israel y su “aceptación” más allá de la venida de Cristo en
el año 70 DC, requiere lo mismo que el postmilenialismo preterista parcial intenta refutar:
una brecha en la profecía de Daniel de las setenta semanas.

21
El Milenio

Los “mil años” en Apocalipsis 20:2 es probablemente el único pasaje que los preteristas
parciales concuerdan que se refiere a la era cristiana posterior al año 70 DC como una “era
de preconsumación”. Todos los preteristas parciales coinciden en que los “mil años”, que
incluyen la “atadura de Satanás” y el “volver a la vida/reinado” de los santos “con Cristo”,
abarcan el período de tiempo que va desde el primer advenimiento hasta algún tiempo en
nuestro futuro, poco antes del fin de la historia de la tierra.

Los preteristas completos concuerdan con su punto de vista de que el Milenio comen-
zó en el primer siglo cuando Jesús “ató al hombre fuerte” y “saqueó sus bienes” (expulsó a
los demonios). También estamos de acuerdo con ellos en que el reinado de los santos “con
Cristo” tiene lugar en la era final preconsumacional. Simplemente estamos en desacuerdo
con ellos en que esta era preconsumacional haya continuado más allá de la “venida del Hi-
jo del Hombre” en el año 70 DC (Mt. 16:27-28; 24:3, 34). En mi opinión (que es el punto
de vista preterista completo más común), los “mil” años comenzaron cuando Jesús “ató al
hombre fuerte” y se completaron cuando Satanás fue “liberado de su prisión” al comienzo
de la guerra judía (Ap. 9:1-11). El “corto tiempo” de la liberación de Satanás de su prisión es
la “gran tribulación” que Jesús dijo sería “acortado”. La influencia engañosa de Satanás sobre
las naciones para “reunirlas para la batalla” se atestigua en la batalla por Jerusalén con los
santos entrando en la nueva Jerusalén.33

Gentry tergiversa o malinterpreta la visión preterista del Milenio en su “A Brief Theo-


logical Analysis of Hyper-preterism” afirmando que “si el año 70 pone fin al reinado mesiáni-
co de Cristo... entonces la gloriosa era mesiánica profetizada en todo el Antiguo Testamento
se reduce a cuarenta años inter-regnum. Mientras que, según todos los datos, es una era larga
y gloriosa. Un problema con el premilenialismo es que reduce el reinado de Cristo a 1000
años literales; ¡el hiperpreterismo lo reduce a unos cuarenta años! Las expresiones proféti-
cas del reino tienden a hablar de un período de tiempo enorme, incluso empleando términos
que se usan con frecuencia para la eternidad. ¿Es el Reino de Cristo paralelo al de David solo
en que dura el mismo período de tiempo?”

Contrario a la tergiversación (o malentendido) de Gentry de la visión preterista del


Reino Mesiánico de Cristo, los preteristas creen que su reinado es ETERNO. Gentry admite
que el Antiguo Testamento emplea “términos que se usan con frecuencia para la eternidad”.
Esto es un eufemismo. El Antiguo Testamento frecuentemente nos dice que el reino Mesiá-
nico ES ETERNO.

“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás
destruido... permanecerá para siempre” (Dan. 2:44).

“... Su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será des-
truido” (Dan. 7:14).
33
Para obtener más información sobre mi punto de vista sobre el Milenio, consulte mi artículo titulado
“Some Problems with Premillennial Preterism”, en este enlace.

22
“... Cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Dan.
7:27).

“Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre
su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para
siempre...” (Is. 9:7).

Aunque Gentry no lo diga abiertamente, ¡él cree que esta era mesiánica llegará a su
fin! Recuerde que para los preteristas parciales, la era mesiánica, el orden del Nuevo Pacto
y el Milenio son todos uno y lo mismo, representando “los últimos días” o la “historia pre-
consumacional”. Como tal, DEBE terminar para que sea reemplazado por una era que pueda
proporcionar la redención consumada. Para mostrar que no me equivoco en esto, lea por
usted mismo:

“El postmilenialismo preterista ve en estos pasajes [Ap. 21-22] la llegada de los


nuevos cielos/tierra/Jerusalén en el establecimiento permanente del cristianis-
mo en el juicio de Dios sobre Israel cuando destruyó el antiguo orden judío en
el año 70 DC. Por consiguiente, el nuevo orden comenzó legal y espiritualmen-
te bajo Cristo y sus apóstoles... se confirmó públicamente y dramáticamente en
el año 70 DC mediante la eliminación del orden tipológico del Antiguo Pacto...
para que el Nuevo Pacto final pueda establecerse firmemente. [...] Los principios
de la semilla del nuevo orden están legalmente establecidos en la obra reden-
tora de Cristo (30 DC) y públicamente demostrados en el juicio de Cristo so-
bre Israel (70 DC). Los resultados del principio del Reino/Nuevo Pacto/nueva
creación/Milenio comienza a progresar de una manera ascendente y lineal me-
diante un desarrollo incremental a través de la historia. En última instancia, este
progreso ascendente será reemplazado por la perfección final en la Segunda Ve-
nida, que establecerá el nuevo orden de creación consumada y eterna”.34

Gentry ve correctamente el ESTABLECIMIENTO PERMANENTE del cristianismo


en el año 70 DC con la “llegada de los nuevos cielos/tierra/Jerusalén”. Él acertadamente ve
que el nuevo orden COMENZÓ bajo Cristo y Sus apóstoles. Él acertadamente ve que el
orden del Nuevo Pacto es FINAL. Él acertadamente ve que la creación PERMANENTE y
FINAL del Nuevo Pacto (y el Reino) que YA COMENZÓ en la cruz progresa “en la historia”.
¡Pero luego él contradice todo esto al decir que debe ser “reemplazado” por un completa-
mente diferente “nuevo orden de creación final”! Si el orden de creación del nuevo pacto
que COMENZÓ y fue ESTABLECIDO en el año 70 DC es FINAL y PERMANENTE, ¿có-
mo puede seguir otro orden después de él? Este es el “dualismo escatológico” en su forma
más ridícula.

Gentry tiene DOS ÓRDENES DE CREACIÓN NUEVAS y PERMANENTES. Uno


comienza en el año 70 DC al final de la era del Antiguo Pacto, cuando Cristo vino “en la
gloria de su Padre con sus ángeles” (Mt. 16:27-28). El otro comienza al final de la historia,
“cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él” (Mt. 25:31).
¡Gentry ha hecho regresar a Cristo al final de la historia para desbancar, o en sus palabras,
34
Gentry, Three Views on the Millennium and Beyond, págs. 234, 235, 236.

23
reemplazar, lo que Él murió para establecer! ¿Quién puede creer esta tontería? ¡Los preteristas
parciales!

Similitudes entre el postmilenialismo preterista parcial


y el dispensacionalismo

También debe verse que, además de los problemas que tiene para reconciliar sus pun-
tos de vista “futuristas” de la salvación de Israel con la profecía de las setenta semanas de
Daniel (como el dispensacionalismo), también tiene que alinearse con los dispensacionalis-
tas en otro asunto. Gentry critica la visión del dispensacionalismo de que “la era del Milenio
[es vista] como un reemplazo completo de las condiciones actuales en la tierra por un nue-
vo orden mundial a escala global y multinacional”.35 Aunque no es el “Milenio” con lo que
Gentry reemplaza la presente “creación del Nuevo Pacto”, existe una concordancia mani-
fiesta entre sus puntos de vista y los del dispensacionalismo.

Esto es debido a su hermenéutica literalista. Los dispensacionalistas interpretan las


profecías del Antiguo Testamento sobre la restauración nacional de Israel bajo un Rey Da-
vídico en la tierra de manera literal, e intentan colocar ese reino en un futuro Milenio. Sin
embargo, según la interpretación literal del paso del cielo y la tierra en Apocalipsis 20:11 y la
nueva creación que le sigue, el cumplimiento de su Israel literalmente restaurado bajo el Rey
Davídico/mesiánico debe llegar a su fin. Esto contradice la naturaleza eterna y permanente
del Reino que está ligada a esas mismas profecías del Antiguo Testamento. De manera simi-
lar, los preteristas parciales postmilenialistas interpretan esas mismas profecías del Antiguo
Testamento no literalmente, aplicándolas a la iglesia. Ellos creen que el reino anticipado en
la profecía del Antiguo Testamento comenzó en la primera venida (30 DC). Sin embargo, al
igual que los premilenialistas dispensacionales, su interpretación literalista del paso del cielo
y la tierra en Apocalipsis 21:11, y el subsiguiente establecimiento del nuevo orden de crea-
ción, reemplaza o sustituye todo lo que ha sucedido antes. Por lo tanto, el reino que Cristo
estableció —que es el cumplimiento de la expectativa profética del Antiguo Testamento— es
despojado de su significancia eterna.

Desde nuestro punto de vista, que es el punto de vista de las Escrituras, todo lo que
Cristo estableció en el primer advenimiento siempre responde a la expectativa escatológica
del Antiguo Testamento y es eterno.

Me parece interesante que Gentry critique al dispensacionalismo por su dualismo es-


catológico diciendo: “Al multiplicar las venidas, las resurrecciones y los juicios escatológicos,
el premilenialismo padece de lo que Jay Adams llama ‘diplopía’36 escatológica”.37 ¿Cómo es
esto diferente al dualismo escatológico de Gentry? Su sistema multiplica el único tiempo
del fin, la única Segunda Venida, el único paso del cielo y la tierra, la única nueva creación,
35
Ibid., pág. 255.
36
Trastorno de la visión que consiste en ver doble.
37
Gentry, Three Views on The Millennium and Beyond, pág. 243.

24
la única resurrección, el único juicio y la única esperanza. ¿No califica esto como “diplopía
escatológica”? Los puntos de vista de Gentry aparentemente tienen mucho en común con el
dispensacionalismo.

El paso del cielo y la tierra

La admisión de Gentry de que el “nuevo cielo y nueva tierra” en Apocalipsis 21:1 co-
menzó en el año 70 DC es equivalente a la escatología cumplida. Sus maniobras exegéticas
son un espectáculo digno de ver. Déjeme mostrarle lo que hace Gentry. En Apocalipsis 21
Juan dice que vio “un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera
tierra pasaron”. Gentry admite que el nuevo cielo y la nueva tierra se manifestaron plena-
mente en el año 70 DC. Pero Juan dice que en este momento el “primer cielo y la tierra”
habían pasado. ¡En lugar de retroceder solo CINCO VERSÍCULOS a Apocalipsis 20:11 para
encontrar el significado del “cielo y la tierra” que pasaron, Gentry debe irse a otra parte! ¿Por
qué es esto? Porque sus limitaciones teológicas, de hecho credales, no se lo permiten.

Apocalipsis 20:11 relata que Juan vio “un gran trono blanco y al que estaba sentado
en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos”.
Continúa diciendo que vio “a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios... y fueron
juzgados los muertos...” (v. 12). Luego, cuando Juan termina de relatar el juicio de la vieja
creación, dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera
tierra pasaron” (21:1). ¡El cielo y la tierra que pasaron en 21:1 son OBVIAMENTE el mismo
cielo y la misma tierra que pasaron en 20:11! Me gustaría ver, por escrito, la razón de Gentry
para maniobrar en torno al “paso del cielo y la tierra” en 20:11 para encontrar el significado
del “paso del cielo y la tierra” en 21:11, ¡ya que estoy seguro de que sería gracioso! En serio,
este es el tipo de trabajo exegético que Gentry aplica a la Palabra de Dios. No me refiero
a que demuestre voluntariamente una irreverencia por las Escrituras, pero estoy diciendo
que su interpretación refleja su opinión teológica en más casos que el significado mismo de las
Escrituras.

Además del hecho de que el significado del cielo y la tierra en 21:1 (que pasó) es ló-
gicamente el mismo que el significado del cielo y la tierra en 20:11, Juan parece comparar
explícitamente la “nueva creación” con la que desapareció en 20:11. La creación que pasó
en 20:11 tenía un “mar” del cual los muertos fueron llamados, mientras que Juan dice que la
nueva creación ya no tiene “mar” (cf. 20:13; 21:1). En el juicio de la vieja creación, la muer-
te “[entregó] los muertos que había en [ella]” y fue “[lanzada] al lago de fuego”. A modo de
comparación, en la nueva creación “ya no habrá muerte” (cf. 20:13-14; 21:4). Gentry ob-
serva acertadamente que “la venida de la nueva Jerusalén desde el cielo... lógicamente debe
seguir pronto después de la destrucción de la antigua Jerusalén de la tierra... en lugar de es-
perar miles de años”.38 ¿No debería este mismo razonamiento también aplicarse a la nueva
creación? De hecho, se debería. La nueva creación, donde “ya no habrá muerte”, lógicamente
debe seguir a la destrucción de la antigua creación donde “reinó la muerte” (Rom. 5).
38
Gentry, Four Views on the Book of Revelation, pág. 87.

25
La mayoría de los preteristas parciales ven un “paso del cielo y la tierra” en el año 70
DC, pero duplican este evento y aplican su “gemelo genético” al supuesto fin de la historia.
Chilton ve el paso del cielo y la tierra en 70 DC en el lenguaje de la de-creación en el discurso
de los Olivos (incluyendo las palabras del v. 35, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras
no pasarán”); 2 Ped. 3:10, “la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”; Heb. 12:27,
“Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas”;
Ap. 6:14, el lenguaje de la de-creación, “Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se
enrolla”; y en Ap. 21:1, “el primer cielo y la primera tierra pasaron”.

Gentry está de acuerdo (según entiendo) con todo esto, excepto en Mateo 24:35 y 2
Pedro 3:10. Sobre 2 Pedro 3:10, Gentry dice que “encontramos una revelación sobre la nueva
creación consumada en 2 Ped. 3”.39 Esta es una afirmación extraña por dos razones. Primero,
si él está en lo correcto, entonces este es el único lugar en toda la Biblia que enseña “literal-
mente” que el cielo y la tierra pasarán. En segundo lugar, Pedro declara explícitamente que
estaba “[despertando] con exhortación vuestro limpio entendimiento, para que tengáis me-
moria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento
del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles” (3:1-2). Esto parece indicar que les estaba
recordando sobre el paso de los cielos y la tierra que previamente se había revelado a los pro-
fetas. Él estaba exponiendo una verdad previamente revelada contenida en las declaraciones
proféticas del Antiguo Testamento.

Esto es significativo por dos razones. Primero, esta no puede ser una nueva revela-
ción sobre el paso y la llegada de una nueva creación. Como tal (según el punto de vista de
Gentry), no hay ninguna “nueva” revelación de una supuesta nueva creación “literal” (o una
desaparición de la vieja creación) que no sea la que no es literal, y por lo tanto cumplida
en 70 DC. En segundo lugar, es casi seguro que Pedro tiene en mente las palabras de Isaías
(65:17-18) —palabras que Gentry cree que son cumplidas en el orden de la nueva creación
que comenzó en el año 70 DC.

¿Por qué la escena del juicio en Apocalipsis 20 debe ser necesariamente futurista? Pa-
blo escribió que Dios estaba “[a punto de (mello) juzgar] a los vivos y a los muertos” en “su
manifestación” (2 Tim. 4:1). En su defensa ante Félix, Pablo afirmara que “[está a punto de
haber] resurrección de los muertos, así de justos como de injustos” (Hch. 24:15). Pedro es-
cribió que los malvados en su tiempo “[darían] cuenta al que está preparado [Lit. listo] para
juzgar a los vivos y a los muertos” (1 Ped. 4:5). Estos pasajes parecen indicar que el juicio
de los vivos y los muertos, los justos y los injustos, así como la resurrección de los muertos,
eran considerados por Pablo y Pedro como cercanos. Nos quedamos preguntándonos por
qué las profecías con indicadores de tiempo tan claros no reciben el mismo trato por parte
de Gentry, ya que Gentry trata multitud de otros pasajes de las Escrituras de esa manera.

Gentry, que reconoce que el libro de Apocalipsis utiliza con frecuencia recapitulacio-
nes, de alguna manera no ha reconocido que la escena del juicio en Apocalipsis 20:11 es
insinuada antes en Apocalipsis en contextos que él mismo reconoce que tienen aplicación
al año 70 DC. En Apocalipsis 20:11 es de delante (presencia, o parusía) de Cristo, quien se
sienta en el trono, que el cielo y la tierra huyeron. En Apocalipsis 6:14-16 es “del rostro (pre-
39
Gentry, Three Views on the Millennium and Beyond, pág. 131.

26
sencia, o parusía) de aquel que está sentado sobre el trono” que “el cielo se desvaneció como
un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar”. Estos dos
eventos son idénticos. Sin embargo, Gentry nos haría creer que esto es meramente “simili-
tud de lenguaje que no requiere identidad”. Aunque Gentry está en lo correcto en principio,
parece muy poco probable que Juan, que con frecuencia emplea recapitulaciones, o la reapa-
rición de imágenes de los mismos eventos (como Gentry acepta y enseña), esté revelando dos
eventos distintos separados por miles de años.

Además, en Apocalipsis 11:15-19, cuando suena la séptima trompeta, “los reinos del
mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los
siglos”. Este es el cumplimiento de la entrega del reino al Padre, “cuando [Cristo] haya su-
primido todo dominio, toda autoridad y potencia” (1 Cor. 15:24). Esto se logró a través del
reinado preconsumacional de Cristo, “has tomado tu gran poder, y has reinado” (Ap. 11:17).
Esto es importante de ver. Es debido al oficio real de Cristo (“has reinado”) que “los reinos
del mundo han venido a ser de nuestro Señor [el Padre] y de su Cristo”. Esta es una secuencia
de eventos que demuestra que 1 Corintios 15:24 se refiere a que Cristo entregaría el reino
al Padre en “el fin”, en relación con la resurrección de los muertos. Los reinos que antes eran
“del mundo” han sido conquistados por medio del reinado de Cristo. Como dijo Pablo, “pre-
ciso es que él [Cristo] reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies”
(1 Cor. 15:25). Habiendo logrado esto en Apocalipsis 11:15, “los reinos” que antes eran “del
mundo” ahora es “de nuestro Señor y de su Cristo”. Cristo es ahora “el soberano de los reyes
de la tierra” (Ap. 1:5), por lo tanto, “se airaron las naciones” (11:18). La tierra/mundo/reino
es entregado al Padre, de lo contrario no sería “de nuestro Señor y de su Cristo”. El preterista
parcial futuriza 1 Corintios 15 y preteriza Apocalipsis 11. Sin embargo, desde la perspectiva
de Apocalipsis 11, lo que 1 Corintios 15 dice que será entregado al Padre ahora es la posesión
del Padre. Ya se ha convertido en Su reino.

La conexión recapitulativa entre Apocalipsis 11:16-19 y Apocalipsis 21:11 se puede ver


en que Apocalipsis 20:11 presenta a Cristo juzgando a los vivos y a los muertos (de acuerdo
a sus obras, cf. Mt. 16:27-28; Rom. 2:6; 2 Cor 5:10; Ap. 22:12), después de lo cual la nueva
Jerusalén está abierta para que entren los santos. Esta es una recapitulación de Apocalip-
sis 11:16-19 en el sentido de que la consumación del Reino testifica “el tiempo de juzgar a
los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu
nombre, a los pequeños y a los grandes” (11:18). Inmediatamente después, “el templo de Dios
fue abierto en el cielo” (v. 19). La apertura del templo celestial es nada menos que la apertura
de la nueva Jerusalén. De hecho, los preteristas parciales creen que este “juicio de los muer-
tos” se cumplió en el año 70 DC. Entonces, ¿cómo evitan la conclusión de que Apocalipsis
20 es una recapitulación de los juicios del 70 DC? Hacen esto haciendo que “juzgados” sea
“vengados”. Gentry intenta alinear el juicio de los muertos en Apocalipsis 11 con el “volver a
la vida” inter-milenial de los santos en el año 70 DC en lugar del juicio post-milenial de los
muertos (justo e injustos) que, en su opinión, debe ocurrir al final de la historia. Él solo ve a
los justos muertos siendo vindicados de sus opresores en el año 70 DC.

Estamos de acuerdo con Gentry en que el año 70 DC fue un tiempo de vindicación


para los justos. Sin embargo, reconocemos que esta vindicación no era solo de los santos tan
duramente probados del primer siglo, sino también de aquellos que pertenecen a la historia

27
completa de la era del Antiguo Pacto. Como tal, ¿cómo podría el pueblo histórico de Israel
ser verdaderamente vindicado aparte del juicio (según sus obras) de los perseguidores del
Antiguo Testamento de los profetas del Antiguo Testamento? De hecho, hay mucho mérito
en la observación de Chilton de que “la palabra juicio, cuando se usa para el pueblo de Dios,
generalmente significa vindicación y venganza en su nombre”.40 Solo agregaría que también
puede significar la recepción de la recompensa de los justos. Sin embargo, en el contexto
de Apocalipsis 11:18 el juicio de los muertos sigue inmediatamente de una declaración de
ira divina: “Y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos”. Esta declaración debe
tomarse como una unidad. La ira es el juicio de los enemigos de los santos y profetas de Dios.
Del juicio de los muertos sigue el vindicativo, en realidad como lo presenta Juan, “de dar el
galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños
y a los grandes”.

Su recompensa es la nueva creación que se manifestó después de la desaparición de la


vieja creación que fue testigo del juicio de los muertos (Ap. 21:1; 20:11-15). Su recompensa
es entrar en la Nueva Jerusalén que se abrió para ellos después de que el Sumo Sacerdote
saliera del santuario en cumplimiento del Día de la Expiación (Heb. 9). Esta es la significan-
cia redentiva de la Segunda Venida. Como el autor de Hebreos indicó, la entrada al Lugar
Santísimo no sería “manifestada” hasta la destrucción del tabernáculo terrenal en el año 70
DC (Heb. 9:8, 12-14).

El juicio eterno

En la edición de mayo de 2001 del Chalcedon report, Gentry alegó que:

“Desafortunadamente, una distorsión del preterismo está ganando adherentes


en la actualidad, una visión designada de diversas maneras, como ‘hiperpre-
terismo’ [Gentry], ‘Himeneismo’ [Sandlin] o ‘pantelismo’ [ Jonathan Seriah]. Un
entusiasmo parecido al de un culto alimenta este movimiento poco ortodoxo,
que enseña que el complejo total de los eventos del fin del tiempo ocurrió en el
primer siglo: la Segunda Venida, la resurrección, el rapto de los santos y el gran
juicio. Es al preterismo lo que el hipercalvinismo es al calvinismo histórico: un
impulso teológico más allá de las restricciones bíblicas. Este punto de vista no
está respaldado por ningún credo o concilio de la iglesia en la historia”.

Además, afirmó que...

“Los orígenes de este movimiento moderno surgen y son alimentados por mu-
chos cristianos que están actualmente o estuvieron anteriormente dentro de la
secta de la Iglesia de Cristo (e.g., Max King, Tim King, Ed Stevens y otros). Al-
gunos hiperpreteristas incluso se han convertido en unicitarios; véase la propia
lamentación de Ed Stevens, ‘Wanda Shirk & PIE’, Kingdom Counsel (Abr. 1994–
40
Chilton, Days of Vengeance, pág. 291.

28
Sept. 1996, págs. 3-17). Otros han comenzado a aplicar las referencias bíblicas
sobre el infierno a los acontecimientos del 70 DC, negando así la doctrina del
castigo eterno. Ver: Samuel G. Dawson, ‘Jesus’ Teaching on Hell: A Place or an
Event?’ (Puyallup, WS: Gospel Themes, 1997). La estructura teológica del mo-
vimiento parece estar mutando continuamente”.

Más tarde, Gentry comenta que...

“El preterismo ortodoxo no es tanto un sistema escatológico como una herra-


mienta hermenéutica. Reconoce la importancia interpretativa de: (1) los indi-
cadores de marco temporal (por ejemplo, Mt. 24:34; Mr. 9:1; Ap. 1:1, 3); (2) la
relevancia de la audiencia (por ejemplo, las siete iglesias que sufrían la tribula-
ción, Ap. 1:4, 9); y (3) el posible carácter no literal de las imágenes apocalípticas
(‘estrellas cayendo’ pueden indicar ‘gobiernos colapsados’). Sin embargo, el pre-
terismo evangélico se niega a permitir que uno o dos textos vinculados con el
tiempo se conviertan en un agujero negro que se traga a todos los demás textos
que son meramente similares. Es decir, el preterismo no debe cometer el error
de afirmar que similitud conlleve identidad, que es la falacia lógica informal cono-
cida como accidente inverso (e.g., generalización apresurada). Es decir, el hecho
de que dos textos sean similares no significa que estén hablando de los mismos
eventos (considere las diversas profecías del ‘Día del Señor’ en el Antiguo Tes-
tamento)”.

Los comentarios anteriores de Gentry contienen una gran cantidad de material argu-
mentativo. Primero, note que él se refiere a los preteristas como “cristianos dentro de la secta
de la Iglesia de Cristo”, sin embargo, él también etiqueta a estos cristianos como “heterodo-
xos” en el sentido de que se desvían de los credos ecuménicos históricos de la iglesia. Por lo
tanto, como un movimiento “poco ortodoxo”, él está diciendo que ni siquiera son cristianos
en absoluto.

En segundo lugar, afirma que algunos “han comenzado a aplicar las referencias bí-
blicas sobre el infierno a los acontecimientos del 70 DC, negando así la doctrina del castigo
eterno”. La aplicación de referencias bíblicas sobre el infierno (fuego eterno, gehena, destruc-
ción eterna, etc.), junto con “la Segunda Venida, la resurrección, el rapto de los santos y el
gran juicio”, califica como “un impulso teológico más allá de las restricciones bíblicas”. Sin
embargo, como ya lo hemos demostrado, la resurrección de los muertos, de justos e injustos,
así como el juicio de los vivos y de los muertos, en palabras de Gentry, son “textos vincu-
lados con el tiempo”. Lo que Gentry quiera decir sobre el infierno y su aplicación al 70 DC
palidece en comparación con el hecho de que las Escrituras, incluso el mismo Jesús, indican
que el juicio eterno se produciría en el año 70 DC. Escuche a Jesús sobre este asunto:

“¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! ¡Serpientes, genera-


ción de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno [gehena]?” (Mt.
23:32-33).

Gentry correctamente ve que estos hombres de hecho llenaron la medida de la culpa-

29
bilidad de sus padres y fueron juzgados por su culpa en el año 70 DC. Pero Gentry debe creer
que el juicio del gehena, del que Jesús dijo que no escaparían, no sucedió en el año 70 DC.
Aunque no estoy seguro de por qué, puedo especular que argumentaría que Jesús no dijo que
el juicio ocurriría en el 70, solo que cuando sucediera (al final de los tiempos) no escaparían.
El problema con este punto de vista se puede ver en el versículo 36. Jesús dijo: “De cierto os
digo que todo esto vendrá sobre esta generación”. ¡“Estas cosas” incluye el juicio del gehena!
De hecho, Gentry afirma que el resto de lo que Jesús dijo que vendría sobre esta generación
efectivamente sucedió. Extrañamente, Gentry debe negar que su juicio en el año 70 DC fue
el juicio del fuego eterno (gehena).

Gentry no solo abandona su herramienta hermenéutica de indicadores de tiempo,


también abandona la relevancia de la audiencia. Esto se puede ver en Mateo 25. Las ove-
jas y las cabras son juzgadas positivamente (heredan el reino/vida eterna) o negativamente
(van al fuego eterno) cuando son separadas en la venida del Hijo del Hombre. Sin embargo,
son juzgadas según la forma en que trataron a “estos mis hermanos más pequeños” (v. 40).
¿Quién puede negar que la audiencia de Jesús hubiera pensado inmediatamente en aquellos
discípulos que estaban a Su lado? De hecho, habrían reconocido que ellos mismos serían
juzgados por la forma en que trataban a los discípulos de Jesús. Esto es exactamente a lo que
Mateo 23:34 se refiere:

“¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del


infierno? Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a
unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perse-
guiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa
que se ha derramado sobre la tierra... De cierto os digo que todo esto vendrá
sobre esta generación” (Mt. 23:33-36).

Tanto Mateo 23 como 25 enseñan exactamente lo mismo: juicio eterno por el trata-
miento negativo hacia Sus hermanos, de hecho, Sus hermanos del primer siglo. Mateo 24
explícitamente coloca ese juicio eterno (el juicio del fuego eterno, o gehena) dentro de un
período de tiempo delimitado: “esta generación”.

Además, Pablo declaró a los Tesalonicenses que...

“Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos
del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. Porque es justo delante de Dios
pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados,
daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo
con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que
no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los
cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y
de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus
santos y ser admirado en todos los que creyeron...” (2 Tes. 1:5-10).

¿Cuándo le dio el Señor alivio a los tesalonicenses y judíos cristianos (“con nosotros”)
de las aflicciones de sus perseguidores? Gentry debe saber que fue en el año 70 DC. Si no fue

30
en el año 70, ¿debemos creer que todavía están siendo afligidos por los perseguidores de la
iglesia del primer siglo? Pablo dice que su alivio vendría “cuando se manifieste el Señor Jesús
desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego”. Pablo dice que, en ese momento,
sus perseguidores “sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor”.
Gentry tiene razón en que vemos una “similitud” de lenguaje entre este pasaje y Mateo 25.
En ambos pasajes, el Hijo del Hombre viene con sus ángeles. En ambos pasajes castiga a las
personas por el trato negativo hacia Sus hermanos. En ambos pasajes, los malvados reciben
el castigo eterno “excluidos de la presencia del Señor” (“Apartaos de mí, malditos, al fuego
eterno”, Mt. 25:41). Sin embargo, de la misma manera en que Jesús ató el juicio eterno para
los judíos que perseguirían a Sus discípulos en Mateo 23 a “esta generación”, Pablo indica
que el juicio eterno está ligado al tiempo en que los tesalonicenses obtuvieran alivio de sus
aflicciones “cuando se manifieste el Señor”. ¡Esto es más que mera “similitud”, es identidad!
El castigo eterno se aplica bíblicamente a la vindicación de la iglesia de sus opresores, tanto
judíos como gentiles, en 70 DC.

En tercer lugar, él critica el movimiento preterista diciendo que “su estructura teológi-
ca... parece estar mutando constantemente”. Solo agregaría que esto es correcto. El preteris-
mo solo ha sido recientemente estudiado (desde J. S. Russell) por un número significativo de
eruditos y laicos por igual. Como es obvio que creemos que la iglesia, históricamente, ha en-
señado erróneamente una escatología futurista, solo se sigue que el paradigma del futurismo
es restrictivo para el espíritu humano. ¿Cuánto trabajo ha invertido Gentry en su campaña
anti-dispensacional (premilenialista)? El dispensacionalismo es solo una comprensión teoló-
gica reciente basada en los conceptos erróneos y futuristas de la historia de la iglesia. Gentry
sabe lo difícil que puede ser alejar a los dispensacionalistas de su paradigma teológico. Si no
fuera por sus esfuerzos (junto con otros) para cambiar ese paradigma, el dispensacionalismo
no estaría fluctuando en este momento. Mi punto es que sería erróneo para el movimien-
to preterista (completo) afirmar que la iglesia ha estado equivocada durante siglos sobre el
tiempo de la escatología bíblica, pero que ahora nosotros lo entendemos por completo o
que “tenemos TODAS las respuestas”. Debido a la magnitud del cambio de paradigma que
trae el preterismo y la naturaleza del espíritu humano (cabeza dura), probablemente tomará
muchos más siglos de intenso estudio teológico antes de que muchas de las verdades más
profundas de la escatología cumplida sean comprendidas completamente. El cambio de pa-
radigma del que estamos hablando comienza con la aplicación de la hermenéutica mencio-
nada anteriormente por Gentry. Así que la evidencia de que el hombre tiene una cabeza dura
es Gentry mismo. Y no me refiero a esto de manera peyorativa. Gentry tiene la llave, pero
él se niega a usarla. Preferiría permanecer dentro de las limitaciones teológicas y credales
antes que estar sujeto a un movimiento que, según él, presiona “más allá de las restricciones
bíblicas”.

En cuarto lugar, si Gentry aplicara sus herramientas hermenéuticas de una manera


consistente, vería que no estamos presionando las restricciones bíblicas, sino que estamos
presionando las limitaciones impuestas por los hombres de cabeza dura sobre los hombres
de cabeza dura. No estamos limitados por un paradigma futurista que cubra nuestros ojos
de las declaraciones claras de inminencia relacionadas con todo el complejo de eventos del
tiempo del fin.

31
Quinto, ¿notó su declaración sobre “uno o dos textos vinculados con el tiempo”? En
el curso de esta refutación, creo que hemos citado más de “uno o dos” textos. Gentry intenta
minimizar el hecho de que la resurrección de los muertos, el juicio de los vivos y los muertos
y el juicio eterno aparecen todos en las Escrituras con indicadores de tiempo que señalan a
un evento futuro cercano en el primer siglo.

Sexto, si Gentry insiste en su escatología dualista, al menos debería ser coherente y


decir que dado que los indicadores de tiempo están de hecho vinculados a la resurrección y
el juicio eterno de los vivos y los muertos, y dado que hay dos escatones en la Biblia, ¡hay dos
resurrecciones y juicios eternos de los vivos y los muertos! Sin embargo, si él dijera esto, no
veo a nadie creyéndole. Sin embargo, extrañamente, esta es la conclusión lógica del dualismo
escatológico preterista parcial en todos los ámbitos.

La parábola de la cizaña, el discurso de los Olivos y Daniel


12

Una última escritura que me gustaría ver es Mateo 13:40-42. Gary North escribió que
de acuerdo con la visión preterista completa de Mateo 13...

“La cizaña ocupará el campo de la historia eternamente, junto con el trigo. Ma-
teo 13 nunca sucederá como el fin de la historia: ‘De manera que como se arran-
ca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el
Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven
de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí
será el lloro y el crujir de dientes’ (vv. 40-42)”.

Cualquiera que equipare el cumplimiento de esta profecía con el 70 DC ha roto


con la fe histórica de la iglesia. Tal punto de vista se destaca más claramente por
su rechazo del cumplimiento post-resurrección del versículo 43: ‘Entonces los
justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos
para oír, oiga’. Los preteristas herejes se niegan a oír”.41

Razones exegéticas por las cuales Mateo 13 debe equipa-


rarse con 70 DC

El tiempo del cumplimiento es la “consumación del siglo”. Para North, esta debe ser
la “consumación de la historia”. Los preteristas parciales (de hecho, todos los preteristas)
interpretan el significado de esta misma frase en Mateo 24:3 como el fin de la era judía, o
la era del Antiguo Pacto de Israel. ¿Por qué los preteristas parciales le asignan diferentes
41
North, “Full Preterism: Manichean or Perfectionist-Pelagian?”, en este enlace.

32
significados a la misma frase? Los preteristas parciales nos harían creer que es tan obvio,
que refutarlos, y por lo tanto asignarle a ambos pasajes el mismo significado, ¡sería refutar
la ortodoxia! Sin dudas, dirán que Mateo 24:34 exige un “fin del siglo (judío)” en el primer
siglo de Mateo 24:3 mientras que Mateo 13:40 no contiene ninguna indicación temporal de
ese tipo.

Sin embargo, no tener un indicador de tiempo como “cerca” o “esta generación” no


hace automáticamente que este “fin del siglo” sea diferente en tiempo y evento de aquel de
Mateo 24. Tampoco este solo hecho proporciona motivos para excomulgar a los preteristas.
Entonces, para ellos, la razón “clara” por la cual esto no es 70 DC se encuentra en “el cum-
plimiento post-resurrección del versículo 43”. Nótese, sin embargo, que North afirma que
nuestra visión del cumplimiento pasado “se destaca más claramente por su rechazo del cum-
plimiento post-resurrección del versículo 43”. ¿Qué preterista “rechaza” un cumplimiento
posterior a la resurrección del versículo 43? Por el contrario, ¡esto es lo que afirmamos! Lo
que los preteristas rechazan es un cumplimiento post 70 DC del versículo 43.

Si la “resurrección” (que está claramente implícita en el v. 43) es necesariamente fu-


turista (según los credos históricos de la iglesia) y esta resurrección ocurre en el fin de la
historia (según el significado supuesto del v. 40 para la iglesia histórica), entonces el fin y la
resurrección no se pueden equiparar con el 70 DC. Y en su opinión, “cualquiera que equi-
pare el cumplimiento de esta profecía con el 70 DC ha roto con la fe histórica de la iglesia”
y, por lo tanto, es un preterista hereje. No está claro si quiere decir que los preteristas que
sostienen un cumplimiento pasado de la resurrección han roto con “la fe de la iglesia” en
general que conduce a la salvación, o si quiere decir que los preteristas han roto con la com-
prensión histórica tradicional de la iglesia (como es representada en los credos) en buscar
adelante en “fe” la resurrección. Creo que probablemente está implicando ambas cosas. Que
nuestra visión ha roto con la comprensión histórica de la iglesia histórica no puede ser ne-
gada. Sin embargo, que hemos roto con “la fe histórica de la iglesia” para estar fuera de la
salvación (condenados) debemos negarlo por completo. Para probar esto, primero debemos
reconocer la “fe histórica” del santo del Antiguo Testamento, Daniel, mientras esperaba con
“fe” los mismos eventos que se están discutiendo.

Se le reveló a Daniel que cuando “se [levante] Miguel, el gran príncipe que está de parte
de los hijos de tu pueblo”, sus contemporáneos serían testigos de un “tiempo de angustia, cual
nunca fue desde que hubo gente hasta entonces”. Y “en aquel tiempo será libertado tu pueblo,
todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la
tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la
justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad” (Dan. 12:1-3). Entonces se le
reveló a Daniel que estas cosas se cumplirían “cuando se acabe la dispersión del poder del
pueblo santo” (v. 7). Daniel no podía entender, y preguntó: “¿Cuál será el fin de estas cosas?”
(v. 8). Se le dijo que las palabras estaban “cerradas y selladas hasta el tiempo del fin” (v. 9).
Se le afirmó además que “desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la
abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere,
y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás
para recibir tu heredad al fin de los días” (vv. 11-13).

33
La pregunta punzante para los preteristas parciales como North, Gentry, De Mar, etc.,
es esta: ¿Cuál es el “fin de de los días” o el “tiempo del fin” que se revela a Daniel? Es común
entre los preteristas de ambos campos entender que el “tiempo de angustia”, “la dispersión
[desintegración] del poder del pueblo santo (Israel)”, la abolición del “continuo sacrificio”,
la “abominación desoladora” y el “fin del siglo”, son todos contemporáneos con la caída de
Jerusalén en el año 70 DC. Como Jesús CLARAMENTE enseñó a sus discípulos diciendo:
“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (Mt. 24:34).
Por lo tanto, parece que el “fin del siglo” del 70 DC es lo que está a la vista en el libro de
Daniel. ¡Pero espera un minuto! A Daniel se le reveló que “en aquel tiempo... muchos de los
que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para
vergüenza y confusión perpetua”. Si esto no fuera suficiente, la misma Escritura de la cual
Jesús estaba citando en Mateo 13:42 aparece allí: “Los entendidos resplandecerán como el
resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a
perpetua eternidad” (Dan. 12:3). E incluso: “Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás
para recibir tu heredad al fin de los días”. ¡Los preteristas parciales deben cruzar los ojos para
ver dos tiempos del fin aquí!

Ahora, levantemos nuestros ojos y veamos cuál grupo preterista se niega a escuchar.

En la parábola de la cizaña Jesús dijo que la glorificación post-resurrección de los “hijos


del reino” (que “resplandecerán como el sol en el reino de su Padre”, o “resplandecerán como
el resplandor del firmamento... como las estrellas a perpetua eternidad”) ocurriría en el “fin
del siglo”.

En el discurso de los Olivos, Jesús también dijo que la “abominación desoladora de que
habló el profeta Daniel” (Mt. 24:15) señalaría el comienzo de un tiempo de “gran tribulación”
(v. 21) que traería la “ira sobre este pueblo” (Lc. 21:23, i.e., “tu pueblo”, Dan. 12:1-2) que
resultaría en la caída del templo terrenal en el “fin del siglo”. Él colocó estos eventos poco
antes o en el 70 DC.

Daniel, quien fue explícitamente citado por Jesús en el discurso de los Olivos (Mt.
24:15), e implícitamente en la parábola de la cizaña (Mt.13:43), escribió que la glorificación
que seguiría a la resurrección de “los entendidos” ocurriría al mismo tiempo que la “abomi-
nación desoladora”, la “angustia cual nunca fue” y la abolición del “continuo sacrificio” (i.e.,
en el templo). Llamó a este tiempo como “el tiempo del fin” y “el fin de los días”.

Por lo tanto, la parábola de la cizaña y el discurso de los Olivos deben referirse a un


mismo “fin del siglo” que sea testigo del objetivo que Daniel, en fe, esperaba como el cumpli-
miento de su expectativa escatológica. Una expectativa que incluía la resurrección del Israel
histórico, “tu pueblo” (Dan. 12:1-2). Este “fin” debe ser “equiparado con la profecía del 70
DC” por el simple hecho de que la Escritura LO EXIGE.

La razón por la cual “Mateo 13 nunca sucederá como el fin de la historia” (como North
entiende la historia escatológica) es porque Jesús nunca tuvo la intención de que Sus palabras
fueran interpretadas para significar que la historia humana terminaría en el “fin del siglo”.
De hecho, Jesús solo habló de “este siglo” y el “siglo venidero”. La transición entre estos dos

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siglos está marcada por el “fin del siglo”. Los discípulos escucharon Su enseñanza sobre los
dos siglos y las parábolas en que se refirió al “fin del siglo”. Ellos no tenían ningún problema
en equiparar el “fin del siglo” que marca la transición entre “este siglo” y “el siglo venidero”
con la caída de Jerusalén, en lugar de un presunto fin de la historia humana.

¿Deberíamos suponer (como hacen los preteristas parciales) que cuando los discípulos
respondieron a la declaración de Jesús, de que la ciudad de Jerusalén y su templo iban a ser
destruidos, con la pregunta “¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y
del fin del siglo?” (Mt. 24:2-3), que estaban investigando acerca de un “fin” del que nuestro
Señor nunca antes les había hablado? ¿O deberíamos dirigirnos a las dos únicas parábolas
registradas donde Jesús enseñó explícitamente sobre este tema antes de su discurso sobre el
Monte de los Olivos (Mt. 13), parábolas que los discípulos explícitamente declararon haber
entendido (Mt. 13:51)?

En ninguna parte de la historia registrada de Jesús, Él alguna vez enseñó que haya dos
fines de dos siglos distintos. Ya que el “siglo venidero” se caracteriza por la “vida eterna”,
por lo tanto, el “siglo venidero” es necesariamente “eterno”. Y por lo tanto, el “fin” no puede
aplicarse al siglo venidero. ¿De dónde viene este supuesto “tercer siglo” al que se aplica el
supuesto segundo “fin”? Parecería que donde las Escrituras no dicen nada, algunos, que dicen
tener “oídos para oír”, en realidad solo pueden escuchar voces en sus propias cabezas.

Obtenido de: PreteristArchive.com.

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