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Facultad de Ingeniería

LyL
2016-I

LA TILDE DIACRÍTICA

La función de la tilde no es la de indicar cuál es la sílaba tónica (función prosódica), sino la


de señalar que la palabra que la lleva es tónica y no debe confundirse con otra formalmente
idéntica, pero de pronunciación átona (función diacrítica). La función diacrítica del acento
no se verifica en todos aquellos casos en que existen pares de palabras de igual forma, pero
distinto significado, que se oponen por su tonicidad o atonicidad.
La tilde diacrítica tiene, por tanto, dentro del sistema acentual del español un carácter
excepcional. La nómina de palabras escritas con tilde diacrítica es limitada y ha sido fijada
a lo largo del tiempo por la tradición ortográfica. Todas las voces que integran esta nómina
tienen en común ser palabras de empleo frecuente.
«La tilde diacrítica en español no se emplea para distinguir pares de palabras de igual forma
y distinto significado que siempre son tónicas, como di del verbo decir y di del
verbo dar; ve del verbo ir y ve del verbo ver; fue del verbo ir, y fue y fui del verbo
ser; sal del verbo salir y el sustantivo sal; vino del verbo venir y el sustantivo vino, etc.
Todas estas palabras, de acuerdo con las reglas generales de acentuación, se escriben
siempre sin tilde, sea cual sea su significado.» (Real Academia Española: Ortografía de la
lengua española. Madrid: Espasa Libros, 2010, § 3.4.3)

TILDE DIACRÍTICA EN PALABRAS MONOSÍLABAS

Las palabras monosílabas se escriben sin tilde. Excepción a esta regla son un grupo de
palabras monosílabas tónicas de uso frecuente que se oponen a otras formalmente idénticas,
pero de pronunciación átona: pronombres personales tú, él, mí, sí, las formas
verbales dé y sé, el sustantivo té y la palabra más, perteneciente a varias categorías
gramaticales.

Monosílabos
con tilde diacrítica sin tilde diacrítica
tú pronombre personal: tu posesivo:
Tú no digas nada. ¿Dónde está tu casa?
él pronombre personal: el artículo:
Él lo ha visto todo. El cartero ya ha venido
mí pronombre personal: mi posesivo:
Hazlo por mí. Olvidé mi sombrero.
Solo dependo de mí mismo. sustantivo (‘nota musical’):
empieza por mi natural
sí pronombre personal: si conjunción, con distintos valores:
se lo ha reservado para sí. Si no lo encuentras, dímelo.
Estaba orgullosa de sí misma. Pregúntale si quiere ir.
adverbio de afirmación: Haz como si no lo supieras.
Sí, lo haré. ¿Cómo podría habértelo dicho?
sustantivo (‘aprobación no ¡Si yo no lo sabía!
asentimiento’): Si será bobo...
En el referéndum triunfó el sí. sustantivo (‘nota musical’):
La obra está en si bemol.
té sustantivo (‘plante’ e ‘infusión’): te pronombre, con distintos valores:
Posee una plantación de té. Ayer no te vi en la reunión.
Desayuno té con leche. ¿De qué te arrepientes?
Advertencia: El plural tés mantiene sustantivo (‘letra’):
la tilde diacrítica del singular. Escribió una te mayúscula.
dé forma del verbo dar: de preposición:
Dé gracias a que estoy de buen Vienen de lejanos países.
humor. sustantivo (‘letra’):
Borra esa de.
sé forma del verbo ser: se pronombre, con distintos valores:
Sé más discreto, por favor. ¿Se lo has traído?
forma del verbo saber: Luis se preparó la comida.
Ya sé qué ha pasado. Solo se han visto una vez.
indicador de impersonalidad:
Aquí se trabaja mucho.
indicador de pasiva refleja:
Se hacen trajes a medida.
más cuantificador (adverbio, adjetivo o mas conjunción adversativa
pronombre): equivalente a pero:
Ana vive más lejos que tú. Me creyeron, mas solo después de
Cada vez tiene más canas. verle.
No puedes pedir más.
en diversas construcciones o
locuciones:
Es de lo más refinado.
Canta más bien mal.
Estate quieto, tonto, más que tonto.
conjunción con valor de suma o
adición:
Seis más cuatro, diez.
Son diez más los invitados.
sustantivo (‘signo matemático’):
Coloca el más entre las cifras.
en la locución conjuntiva más
que (‘sino’):
No escucha más que a sus amigos.

Es incorrecto escribir el pronombre personal ti con tilde por analogía con mí y sí, pues no
existe ningún monosílabo átono de igual forma del que deba distinguirse.

ELIMINACIÓN DE LA TILDE DIACRÍTICA en el adverbio solo y los pronombres


demostrativos

La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de
monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los
demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres
(Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no
deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras
llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en
consonante distinta de n o s.
La última norma académica (2010) permite prescindir de la tilde en los demostrativos
incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca ni el
adverbio solo ni los demostrativos:
«Puesto que ese empleo tradicional de la tilde diacrítica no opone en estos casos formas
tónicas a otras átonas formalmente idénticas (requisito prosódico que justifica el empleo
de la tilde diacrítica), ya que tanto el adjetivo solo como los determinantes
demostrativos son palabras tónicas, lo mismo que el adverbio solo y los pronombres
demostrativos, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en
casos de doble interpretación. Las posibles ambigüedades son resueltas casi siempre por
el propio contexto comunicativo.» (Real Academia Española: Ortografía de la lengua
española. Madrid: Espasa Libros, 2010, § 3.4.3.3)
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto
comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible
una de las dos opciones interpretativas.
Las formas neutras de los demostrativos, es decir, las palabras esto, eso y aquello, que solo
pueden funcionar como pronombres, se han escrito siempre sin tilde: Eso no es cierto; No
entiendo esto.

SUPRESIÓN DE LA TILDE DIACRÍTICA en la conjunción disyuntiva o: 4 o 5 y no


4ó5

Las viejas ortografías se preparaban pensando en que todo el mundo escribía a mano. La
nueva no ha perdido de vista la moderna escritura mecánica: de la ya vetusta máquina de
escribir al ordenador. Hasta ahora, la conjunción o se escribía con tilde cuando aparecía
entre cifras (4 ó 5 millones) para no confundirla con el 0. Era una excepción de las reglas
de acentuación del español: "era la única palabra átona que podía llevar tilde". Sin
embargo, los teclados de ordenador han eliminado "el peligro de confundir la letra o con la
cifra cero, de tamaño mayor".
El uso de la tilde diacrítica en la conjunción disyuntiva o no está justificado desde el punto
de vista prosódico, puesto que la conjunción o es átona (se pronuncia sin acento) y tampoco
se justifica desde el punto de vista gráfico, ya que tanto en la escritura mecánica como en la
manual los espacios en blanco a ambos lados de la conjunción y su diferente forma y menor
altura que el cero evitan suficientemente que ambos signos puedan confundirse (1 o
2, frente a 102). Por lo tanto, a partir de este momento, la conjunción o se escribirá siempre
sin tilde, como corresponde a su condición de palabra monosílaba átona, con independencia
de que aparezca entre palabras, cifras o signos: ¿Quieres té o café?; Terminaré dentro de 3
o 4 días; Escriba los signos + o – en la casilla correspondiente.

Porqué / porque / por qué / por que

a) porqué
Es un sustantivo masculino que equivale a causa, motivo, razón, y se escribe con tilde por
ser palabra aguda terminada en vocal. Puesto que se trata de un sustantivo, se usa
normalmente precedido de artículo u otro determinante:
No comprendo el porqué de tu actitud [= la razón de tu actitud].
Todo tiene su porqué [= su causa o su motivo].
Como otros sustantivos, tiene plural:
Hay que averiguar los porqués de este cambio de actitud.
b) por qué
Se trata de la secuencia formada por la preposición por y el interrogativo o
exclamativo qué (palabra tónica que se escribe con tilde diacrítica para distinguirla del
relativo y de la conjunción que). Introduce oraciones interrogativas y exclamativas directas
e indirectas:
¿Por qué no viniste ayer a la fiesta?
No comprendo por qué te pones así.
¡Por qué calles más bonitas pasamos!
Obsérvese que, a diferencia del sustantivo porqué, la secuencia por qué no puede sustituirse
por términos como razón, causa o motivo.
c) porque
Se trata de una conjunción átona, razón por la que se escribe sin tilde. Puede usarse con dos
valores:
Como conjunción causal, para introducir oraciones subordinadas que expresan causa, caso
en que puede sustituirse por locuciones de valor asimismo causal como puesto que o ya
que:
No fui a la fiesta porque no tenía ganas [= ya que no tenía ganas].
La ocupación no es total, porque quedan todavía plazas libres [= puesto que quedan
todavía plazas libres].
También se emplea como encabezamiento de las respuestas a las preguntas introducidas por
la secuencia por qué:
–¿Por qué no viniste? –Porque no tenía ganas.
Cuando tiene sentido causal, es incorrecta su escritura en dos palabras.
Como conjunción final, seguida de un verbo en subjuntivo, con sentido equivalente a para
que:
Hice cuanto pude porque no terminara así [= para que no terminara así].
En este caso, se admite también la grafía en dos palabras (pero se prefiere la escritura en
una sola):
Hice cuanto pude por que no terminara así.
d) por que
Puede tratarse de una de las siguientes secuencias:
La preposición por + el pronombre relativo que. En este caso es más corriente usar el
relativo con artículo antepuesto (el que, la que, etc.):
Este es el motivo por (el) que te llamé.
Los premios por (los) que competían no resultaban muy atractivos.
No sabemos la verdadera razón por (la) que dijo eso.
La preposición por + la conjunción subordinante que. Esta secuencia aparece en el caso de
verbos, sustantivos o adjetivos que rigen un complemento introducido por la
preposición por y llevan además una oración subordinada introducida por la
conjunción que:
Al final optaron por que no se presentase.
Están ansiosos por que empecemos a trabajar en el proyecto.
Nos confesó su preocupación por que los niños pudieran enfermar.

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