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Introducción a la Filosofía
Profesor Gustavo Chirolla
Pontificia Universidad Javeriana
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Agamben arranca su texto haciendo énfasis en la importancia de las cuestiones
terminológicas en la filosofía. Cita a un filósofo, a quién dice “admira mucho”, diciendo que
la terminología es el momento poético del pensamiento (pienso entonces, en el momento de
creación, es decir, la terminología como creación propia del autor, que le daría el sustento
poético). Sin embargo, no siempre es necesario que los filósofos definan toda su
terminología. Da el ejemplo de Platón, que nunca define el término Idea, y ocupa, bien es
sabido, el lugar más importante en su obra, cuando a términos se refiere.
Cita entonces, una entrevista de Foucault de 1977. En ella, hay apenas un esbozo de
definición, que, sin embargo, puede contar como válida y fundamentada. Define
“dispositivo” entonces, primero, como un conjunto absolutamente heterogéneo que incluye,
cito: “discursos, instituciones, estructuras arquitectónicas, decisiones regulativas, leyes,
medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales y
filantrópicas, en definitiva: tanto lo dicho como lo no dicho, he ahí los elementos del
dispositivo”. Definición bastante general y heterogénea, bien lo advirtió. Luego, el mismo
Foucault en la entrevista añade: “con el término dispositivo entiendo una especie -por así
decir- de formación que en un determinado momento histórico tuvo como función esencial
responder a una urgencia. El dispositivo tiene por tanto una función esencialmente
estratégica…” Al tratarse de algo de naturaleza esencialmente estratégica implica que
requiere una “cierta manipulación de relaciones de fuerza, de una intervención racional y
convenida en las relaciones de fuerza, sea para desarrollarlas en una determinada dirección,
sea para bloquearlas o para estabilizarlas y utilizarlas”. Es decir, implica una intervención de
las relaciones de poder, una manipulación de estas, para condicionar el surgimiento de x o y
dispositivo. Entonces, el dispositivo estaría siempre inscrito en un “juego de poder” y ligado
a los límites del saber que derivan de él. Concluye entonces: “El dispositivo es esto: un
conjunto de estrategias de relaciones de fuerza que condicionan ciertos tipos de saber y son
condicionados por él” (Agamben, 11 / Foucault Dits et écrits¸ vol. III, pp. 299-300).
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Agamben traza luego una “genealogía” del concepto de dispositivo en la obra
foucaultiana. Arranca en los años sesenta, finales, cuando escribe La arqueología del saber.
Allí Foucault no utiliza el término dispositivo, sino “positivité”, es decir, positividad. Para
encontrar el acercamiento de Foucault con este término, Agamben se remite a Jean Hyppolite,
maestro de Foucault en el liceo Henri IV y en la École normal. En el tercer capítulo de su
texto Introduction à la philosophie de l’historie de Hegel, Hyppolite reliza un análisis de dos
obras de Hegel (del periodo Berna y Frankfurt (1795-1796): 1. “El espíritu del cristianismo
y su destino” y “La positividad de la religión cristiana”.
Centra la importancia en el segundo texto, del que proviene el término “positividad”.
Surge, entonces, en Hegel, de la oposición entre “religión natural” y “religión positiva”. La
primera tiene referencia con la relación inmediata y general de la razón humana con lo
divino, la religión positiva, por su parte, histórica, comprende el conjunto de creencias, de
las reglas y de los ritos que en una sociedad determinada y en cierto momento histórico se
imponen a los individuos desde fuera.
Nos cita a Hegel: “Una religión positiva implica sentimientos que se imprimen en el
alma a través de una constricción y comportamientos que son el resultado de una relación de
mando y de obediencia y que se cumplen sin un interés directo” (citado por Hyppolite, 1948,
citado por Agamben, 2015, p.13). Siguiendo la línea de Hegel y de Hyppolite, la oposición
entre naturaleza y positividad entra en relación, se corresponde, con la dialéctica entre
libertad y coerción (¿siendo sinónimos?). También se nos presenta la positividad, en Hegel,
como un obstáculo para la libertad humana (p.14).
En otras palabras, hallar lo “positivo” tanto en una religión como en un estado social,
implica descubrir todo aquello que se nos es impuesto a través de la coerción y opaca la
pureza de la razón. En el contexto estricto de Hyppolite, que es de donde Foucault recupera
el concepto, Hegel le da a “positividad” la definición del elemento histórico, con toda la carga
de reglas, ritos e instituciones que el poder externo impone a los individuos, pero que no se
asume como tal, pues los individuos internalizan (asumen, interiorizan, naturalizan) en un
sistema de creencias y sentimientos.
De este concepto de positividad, Foucault toma las ideas de lo que sería luego su
concepto de dispositivo. Con este concepto se posiciona frente a un problema: la relaciones
de los individuos y el elemento histórico (conjunto de instituciones, de procesos de
subjetivación y reglas en las que se concretan las relaciones de poder).