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ÁNGEL O AMIGO

¿Ángeles o amigos? Todos tenemos un poquito de cada cosa...


Un ángel no nos elige, Dios nos lo asigna.
Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.
Un ángel tiene la obligación de cuidarnos.
Un amigo nos cuida por amor.
Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas.
Un amigo te ayuda a resolverlos.
Un ángel te ve sufrir sin poderte abrazar.
Un amigo te abraza porque no quiere verte sufrir.
Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías.
Un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.
Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche.
Un amigo te escucha, sin decirte que lo necesitas.
Un ángel en realidad es parte de tus sueños.
Un amigo comparte y lucha porque tus sueños sean una realidad.
Un ángel siempre está contigo ahí, no sabe extrañarte.
Un amigo, cuando no está contigo, no sólo te extraña, también piensa en
ti.
Un ángel vela tu sueño.
Un amigo sueña contigo.
Un ángel aplaude tus triunfos.
Un amigo te ayuda para que triunfes.
Un ángel se preocupa cuando estás mal.
Un amigo se desvive porque estés bien.
Un ángel recibe una oración tuya.
Un amigo hace una oración por ti.
Un ángel te ayuda a sobrevivir.
Un amigo vive por ti.
Para un ángel eres una misión que cumplir.
Para un amigo eres un tesoro que defender.
Un ángel es algo celestial
Un amigo es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la
vida, "el amor y la amistad".
Un ángel quisiera ser tu amigo.
Un amigo, sin proponérselo, se convierte en tu ángel.

EL PAPEL
Un niño pequeño se dirigió a su madre que estaba en la cocina preparando
la cena y le entregó un pedazo de papel que había escrito. El papel leía de
la siguiente manera:

a. Por cortar la grama $5.00


b. Por limpiar mi cuarto ésta semana $1.00
c. Por hacer mandados $ .50
d. Por cuidar a mi hermano pequeño $ .25
e. Sacar la basura $1.00
f. Por sacar buenas notas $5.00
g. Por limpiar y recoger las hojas $2.00
h. Total Adeudado $14.75
Su madre lo miró y en aquel momento el niño pudo ver todos los
recuerdos que pasaban por su mente. Ella tomó una pluma, y en el otro
lado del papel escribió:
Por los nueve meses que te cargué mientras tú crecías dentro de mí, ES
GRATIS.
Por todas las noches que me senté a tu lado, te cuidé y recé por ti, ES
GRATIS.
Por todos los momentos difíciles, y todas las lágrimas que me has causado
a través de los años, ES GRATIS.
Cuando lo sumas todo el precio de mi amor, ES GRATIS.
Por todas las noches que estuvieron llenas de temor y por las
preocupaciones que sé que vendrán, ES GRATIS.
Por los juguetes, la comida, la ropa, y hasta por limpiarte la nariz, ES
GRATIS, hijo.
Y cuando lo sumes todo, el precio de mi amor, ES GRATIS.

Cuando el niño terminó de leer esto tenía las lágrimas en sus ojos. Miró a
su madre a los ojos y le dijo:
"Mamá, qué mucho te quiero".
Luego escribió en el papel:
"PAGADO EN SU TOTALIDAD".

UN VASO DE LECHE
Un día, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta
para pagar su escuela, encontró que sólo le quedaba una simple moneda
de diez centavos, y tenía hambre. Decidió que pediría comida en la
próxima casa.
Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer
joven le abrió la puerta. En lugar de comida pidió un vaso de agua.
Ella pensó que el joven parecía hambriento así que le trajo un gran vaso
de leche. El lo bebió despacio, y entonces le preguntó, ¿Cuánto le debo?
"No me debes nada," contestó ella. "Mi madre siempre nos ha enseñado a
nunca aceptar pago por una caridad". Él dijo "Entonces, te lo agradezco de
todo corazón."
Cuando Howard Kelly se fue de la casa, no sólo se sintió físicamente más
fuerte, sino que también su fe en Dios y en los hombres era más fuerte.
El había estado listo a rendirse y dejar todo. Años después esa joven
mujer enfermó gravemente. Los doctores locales estaban confundidos.
Finalmente la enviaron a la gran ciudad, donde llamaron a especialistas
para estudiar su rara enfermedad.
Se llamó al Dr. Howard Kelly para consultarle. Cuando oyó el nombre del
pueblo de donde ella vino, una extraña luz llenó sus ojos. Inmediatamente
subió del vestíbulo del hospital a su cuarto. Vestido con su bata de doctor
entró a verla. La reconoció enseguida. Regresó al cuarto de observación
determinado a hacer lo mejor para salvar su vida.
Desde ese día prestó atención especial al caso.
Después de una larga lucha, ganó la batalla. El Dr. Kelly pidió a la oficina
de administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos
para aprobarla. Él la revisó y entonces escribió algo en el borde y le envió
la factura al cuarto de la paciente. Ella temía abrirla, porque sabía que le
tomaría el resto de su vida para pagar todos los gastos. Finalmente la
abrió, y algo llamo su atención:
En el borde de la factura leyó estas palabras..... "Pagado por completo
hace muchos años con un vaso de leche - (firmado) Dr. Howard Kelly".
Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así:
"Gracias, Dios porque tu amor se ha manifestado en las manos y los
corazones humanos."

EL PADRE Y EL AUTO
Una vez un joven muchacho, que estaba a punto de graduarse,
contemplaba todos los días el hermoso auto deportivo en una
tienda de autos.
Sabiendo que su padre podía comprárselo, le dijo que ese auto
era todo lo que quería. Como se acercaba el día de graduación
su padre lo llamó para que fuera a su privado.
Le dijo lo orgulloso que se sentía de tener un hijo tan bueno
y lo mucho que lo amaba.
El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo.
Curioso y algo decepcionado, el joven abrió la caja
y encontró una hermosa Biblia, con cubierta de piel
y con su nombre finamente escrito en letras de oro.
Enojado le gritó a su padre diciendo:
"¿Con todo el dinero que tienes y lo que me das es esta Biblia?."
Salió de su casa y no regresó más.
Pasaron muchos años y el joven se convirtió en un exitoso
hombre de negocios.
Tenía una gran casa y una bonita familia, pero cuando supo que
su padre, que ya era anciano, estaba muy enfermo, pensó visitarlo.
No lo había vuelto a ver desde el día de su graduación.
Antes de que pudiera partir a verlo, recibió un telegrama
donde decía que su padre había muerto y le había heredado
todas sus posesiones.
Su corazón se llenó pronto de tristeza y arrepentimiento.
Empezó a ver todos los documentos importantes que su padre
tenía y encontró la Biblia que en aquella ocasión su padre le
quiso obsequiar.
Con lágrimas en los ojos, la abrió y empezó a hojear sus páginas.

Su padre cuidadosamente había subrayado un verso en


Mateo 7:11 que decía textualmente:
"Y si vosotros siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos,
cuanto más nuestro Padre Celestial dará a sus hijos aquello
que le pidan".
Mientras leía esas palabras, unas llaves de auto cayeron de la Biblia.
Tenía una tarjeta de la agencia de autos donde había visto ese auto
deportivo que había deseado tanto. En la tarjeta estaba la fecha de
su graduación y las palabras: "TOTALMENTE PAGADO".
Cuantas veces hemos rechazado o hemos sido ciegos
ante las bendiciones que Dios nos manda, ya sea por engreimiento,
nuestro apego a lo perecedero o a nuestros propios planes de vida.
Sin embargo, Dios nos ofrece no sólo colmarnos de los bienes materiales,
que sólo Él nos puede dar para lograr nuestra verdadera felicidad.
“Busca primero del reino de Dios y su justicia,
y las demás cosas os serán añadidas."
Mateo 6:33
LA SEÑORA PERKINS
Hace setenta años yo era una pequeña niñita, tenía un hermano y una
hermana mayor. Mi padre estaba muy enfermo y permanecía en cama,
mientras mi mamá cosía todo el día, para mantenernos, en su vieja
máquina de coser. No la escuché nunca quejarse de nuestra suerte,
aunque el fuego que nos calentara bajase o la comida escaseara.

Las cosas funcionaban especialmente mal ese verano y para colmo se


agregó la carta que nos llegó de la casa de préstamos donde decía que a
menos que le pagáramos la cuota que le debíamos, nos quitarían la
máquina que finalmente era nuestra única posesión.

Me quedé congelada cuando ella leyó la carta y una gran diversidad de


desastres aparecieron en mi mente de niña. No noté a mi madre
horrorizada, al contrario la veía calma. Yo lloraba pensando que sería de
nuestra familia, mientras mi madre decía que ella tenía confianza, que
algo pasaría y no perderíamos la bendita máquina.

Llegó el día en que vendrían por ella y escuché golpear en la puerta de la


cocina. Yo estaba asustada, sabía que esos hombres se la llevarían. Sin
embargo, el que vino, era un señor muy bien trajeado que portaba un
bebé en brazos. Le preguntó a mi madre si ella era la Sra. Perkins y le
contó que el tenía un problema.

El farmacéutico le recomendó visitarla pensando que ella podría ayudarlo.


Mi esposa tuvo un accidente ayer y está internada, dijo. Nosotros vivimos
aquí hace muy poco tiempo y no tenemos relaciones ni amigos. Yo
necesito abrir mi consultorio en el día de hoy. ¿Podría cuidar de nuestro
bebé por unos días? Le pagaré por adelantado, le dijo mostrándole un
billete de 50 dólares.

Mi madre tomó el dinero y el bebé, y le dijo: Vaya tranquilo, nosotros nos


ocuparemos del bebé mientras lo necesite. Cuando el hombre se fue mi
mamá nos miró y con lágrimas corriendo por sus mejillas nos dijo:
Yo sabía que Dios no nos iba a fallar.

DOS AMIGAS DIFERENTES


Dos amigas se encontraban tomando un café y una le comenta en tono de
queja a la otra:
"Mi mamá me llama mucho por teléfono para pedirme que vaya a platicar
con ella. Yo voy poco y en ocasiones siento que me molesta su forma de
ser.
Ya sabes como son los viejos: cuentan las mismas cosas una y otra vez.
Además, nunca me faltan compromisos: que el trabajo, que mi novio, que
los amigos..."
"Yo en cambio..." - le dijo su compañera - "...platico mucho con mi mamá.

Cada vez que estoy triste, voy con ella; cuando me siento sola, cuando
tengo un problema y necesito fortaleza, acudo a ella y me siento mejor."
"Caramba ..." se apenó la otra "... Eres mejor que yo."
"No lo creas, soy igual que tú" -respondió la amiga con tristeza, "visito a
mi mamá en el cementerio.
Murió hace tiempo, pero mientras estuvo conmigo, tampoco yo iba a
platicar con ella y pensaba lo mismo que tú.
No sabes cuanta falta me hace su presencia, cuánto la hecho de menos y
cuanto la busco ahora que ha partido. Si de algo te sirve mi experiencia,
platica con tu mamá hoy que todavía la tienes, valora su presencia
resaltando sus virtudes que seguro las tiene y trata de hacer a un lado sus
errores que de una forma u otra ya forman parte de su ser. No esperes a
que esté en un panteón, porque ahí la reflexión duele hasta el fondo del
alma, porque entiendes que ya nunca podrás hacer lo que dejaste
pendiente, será un hueco que nunca podrás llenar, no permitas que te
pase lo que me pasó a mí."
En el automóvil, iba pensando la muchacha en las palabras de su amiga.
Cuando llegó a la oficina, dijo a su secretaria: "¡Comuníqueme por favor
con mi mamá, no me pase más llamadas y también modifique mi agenda
porque es muy probable que este día, se lo dedique a ella."
Desafortunadamente no siempre estamos valorando el cariño o la amistad
que otras personas nos ofrecen y en ocasiones lo perdemos
miserablemente porque no sabíamos qué tan importante era hasta que ya
no nos pertenece. Haz una retrospectiva de tu vida y dale la dimensión
correcta a las personas que ahora te rodean, probablemente sea tu última
oportunidad.

UNA PEQUEÑA ROSA ROJA


Caminaba un día por la calle, cuando observé como unas nubes oscuras se
juntaban en el cielo, y vi luego como la lluvia empezó a caer, rápidamente
busqué refugio, al mismo tiempo que la suave lluvia se convertía poco a
poco en tormenta.

Encontré refugio bajo una cornisa, a la entrada de una casa, en el


momento en que la tormenta caía con más fuerza y estruendo.

Vi entonces una pequeña rosa roja, golpeada y encorvada por las grandes
gotas de agua que constantemente le azotaban; y a pesar de esto no se
rompía, sino que soportaba con increíble resistencia el gran embate de la
lluvia y cada uno de sus golpes; manifestado en grandes y pesadas gotas
de agua.

Me sorprendí al ver como a pesar del viento y lluvia, la pequeña rosa roja
soportaba el gran castigo, sin ceder ni un ápice. En muchos momentos,
pensé verla caer, derrotada por la furia del agua, mas sin embargo, volvía
a enderezar su ya doblado tallo por la lluvia.

Al pasar la lluvia, y ver como el sol salía de entre las oscuras nubes, noté
con asombro como la pequeña y frágil rosa roja, estaba aún en su lugar,
con su tallo erguido hacia el cielo, mostrando con orgullo sus bellos pétalos
rojos, en señal de su victoria ante las fuerzas de la misma naturaleza, a la
cuál pertenece.

Esto me hizo reflexionar acerca de mi vida; pues al recordar como la


indefensa rosa luchaba por seguir en pié ante la tempestad, y después de
observar cuán dura había sido su lucha, me recordó las dificultades que
había tenido en mi vida, y de como muchas veces, había sentido que ya no
podía más, pero al ver la rosa roja, en pié y victoriosa, recordé aquel
pasaje de la Biblia, donde Jesús nos dice que nosotros valemos más que
las flores del campo y los pajarillos del cielo, y pensé: "Si Jesús dio fuerza
a esa pequeña rosa roja para pasar la tempestad; ¿por qué he yo de
temer a las adversidades?, Pues si Jesús no dejó que esa rosa que no
ama, no camina y no tiene razón soportara la tormenta, ¿cuánto más
cuidará de mí, hijo de Dios y heredero de la vida eterna?".

Desde entonces no dejo que nada me asuste, atemorice o desanime, y


cada vez que siento desfallecer; recuerdo aquella pequeña rosa roja, la
cuál me mostró cuánto valgo y lo duro que he de pasar en este mundo,
pero también recuerdo el amor que me tiene aquel que dio fuerza a la
rosa, para que pudiera resistir.

EL BOSQUE
Durante un tiempo fui vecino de un médico cuyo pasatiempo era plantar
árboles en el enorme patio de su casa. Desde mi ventana veía cómo día a
día los plantaba. Lo que más me llamaba la atención era que no regaba los
arbolitos. Tanta era mi curiosidad que fui a preguntarle.

Me dijo que si regaba sus arbolitos, las raíces se acomodarían en la


superficie y quedarían siempre esperando el agua que él diariamente les
daba. Al no regarlos, éstos tardarían más en crecer, pero sus raíces se
verían obligadas a profundizar en la tierra en busca del agua y de los
nutrientes que se encuentran en las capas más profundas del suelo.

Así, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes.


Al cabo de un tiempo fui a vivir a otro país, cuando después de varios años
regresé a mi antigua casa, noté que mi vecino había cumplido su sueño,
tenía un hermoso bosque.

De pronto llegó el rigor del invierno y en un día muy ventoso, cuando


todos los árboles de la calle estaban arqueados por el viento, pude notar la
solidez de los árboles de mi vecino, que casi ni se movían.

Las adversidades por las cuales aquellos árboles habían pasado, al ser
privados de agua, les había beneficiado mucho más, que el confort o un
trato mucho más delicado.

Todas las noches antes de ir a acostarme doy siempre una mirada a mis
hijos. Les observo y veo cómo ellos van creciendo.
La mayoría de las veces, le pido a Dios que sus vidas sean fáciles, para
que no sufran las dificultades y agresiones de este mundo, pero, ver el
bosque tan firme, me ha llevado a reflexionar.

De ahora en adelante pediré a Dios que mis hijos crezcan con raíces
profundas; para que se fortalezcan y puedan enfrentarse a las
circunstancias y los sinsabores de la vida.

“Siempre pedimos que las cosas sean fáciles, pero en verdad lo que
necesitamos es pedir que en nuestro interior se formen raíces fuertes y
profundas; de tal modo, que cuando las tempestades lleguen, sin previo
aviso y los vientos helados soplen, seamos capaces de resistir en lugar de
ser derrotados y destruidos como lo son los árboles sin raíces profundas”
Salmos 1:3

HUELLAS
Soñé que caminaba por una playa larga con el Señor y que en el cielo se
iban reflejando escenas de mi vida pasada.

En cada una de ellas veía siempre huellas de dos personas sobre la arena,
unas eran las mías y las otras las del Señor.

Cuando se reflejó la última escena de mi vida, miré hacia atrás. Noté que
en muchas ocasiones a través del sendero de mi vida, había sólo un par de
huellas y también noté que eso sucedía durante las épocas y momentos
más tristes y dolorosos de mi vida.

Le pregunté al Señor el por qué de aquello: "Señor, tú me dijiste que una


vez que yo hubiera decidido seguirte, siempre estarías a mi lado en el
camino. Pero he notado que cuando yo más sufría, sólo había un par de
huellas y no entiendo por qué me abandonaste cuando más te necesitaba".

El Señor me respondió: "Hijo amado, yo nunca te abandonaría en tus


tiempos de prueba y sufrimiento; cuando tú has visto sólo un par de
huellas, era que yo te cargaba en mis brazos".

LA PISCINA
Un joven creció en una familia atea.
Era un joven atlético y muy pronto se destacó y se especializó en saltos de
trampolín.
Durante su etapa en la universidad, uno de sus amigos le habló
frecuentemente de Jesucristo y de Dios, pero él no hizo demasiado caso.
Estaba centrado en su carrera deportiva y sus entrenamientos, para poder
representar a su país en la próxima Olimpiada.
Una noche, no podía dormir y fue a la piscina de la universidad en la que
estudiaba, para relajarse un rato. Las luces estaban apagadas, pero como
la luna brillaba, había suficiente luz para practicar, el joven se subió al
trampolín más alto y se preparó para saltar.
De pronto, cuando se puso de espaldas a la piscina en el filo de la tabla y
extendió sus brazos, la luz de la luna, reflejó su propia sombra en la
pared.
Para su sorpresa, la sombra reflejaba la forma de una cruz, por alguna
razón que él no entendió, esa visión de su propia sombra, le impactó
profundamente. Tanto, que en pocos segundos recordó todo lo que su
amigo le había hablado sobre Dios y en lugar de saltar, se arrodilló y
entregó su vida a Jesucristo.
Mientras el joven permanecía de rodillas en el trampolín, entró al lugar el
personal de limpieza y encendieron las luces. El joven sorprendido, se dio
la vuelta y al hacerlo vio que la piscina estaba totalmente vacía.

LAS FLORES
Un hombre trabajaba en una fábrica distante cincuenta minutos de
ómnibus de su casa. En la siguiente parada subía una señora anciana que
siempre se sentaba junto a la ventana. Ella abría la bolsa, sacaba un
paquetito y se pasaba todo el viaje arrojando alguna cosa para afuera. La
escena siempre se repetía y un día, curioso, le preguntó qué arrojaba por
la ventana. - Tiro semillas, respondió ella. - ¿Semillas?, ¿De qué? - De
flores. Es que veo para afuera y la calle está tan vacía... me gustaría poder
viajar viendo flores coloridas por todo el camino. ¡Imagine cuán bello
sería! - Pero las semillas caen sobre el asfalto, son aplastadas por las
ruedas de los autos, devoradas por los pájaros... ¿Cree usted señora que
las semillas germinarán a la vera de la calle? - Así es hijo mío. Aunque
muchas se pierdan, algunas acaban cayendo en la tierra y con el tiempo
van a brotar. - Aún así... demorarán en crecer... necesitan agua... - ¡Ah!
Yo hago mi parte. Siempre hay días de lluvia. Y si alguien arroja semillas,
las flores nacerán... Diciendo esto, se dio vuelta hacia la ventana. El
hombre quedó pensando que la señora estaba senil. Un tiempo después,
en el mismo ómnibus, el hombre al mirar para afuera vió flores en la
vereda del camino... muchas flores. El paisaje colorido, perfumado y lindo.
Se acordó entonces de la señora. La buscó en vano. Le preguntó al chofer
que conocía a todos los pasajeros del viaje. - ¿La viejita de las semillas?
Pues murió hace cerca de un mes. El hombre se volvió a su asiento y
continuó mirando el paisaje florido por la ventana. - Quién diría... ¡las
flores han brotado! Pero ¿de qué le valió su trabajo? ¡Murió y no pudo ver
toda su belleza! En ese instante oyó risas de criaturas. En el asiento de
enfrente, una niña señalaba por la ventana entusiasmada. - ¡¡¡Mira qué
lindo!!! ¡Cuántas flores por la calle! ¿Cómo se llaman aquellas? Entonces
entendió lo que aquella señora había hecho: Aunque no estaba ahí para
ver, hizo su parte... dejó su marca, la belleza por la contemplación y
felicidad de las personas. Al día siguiente, el hombre subió al ómnibus, se
sentó junto a la ventana, sacó un paquetito de semillas del bolso... y así
dio continuidad de la vida, sembrando con entusiasmo y alegría sus
semillas. El futuro depende de nuestras acciones presentes. Si sembramos
buenas semillas, los frutos serán igualmente buenos. ¡Vayamos a sembrar
nuestras semillas ahora!

ROMPECABEZAS
Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba
resuelto a encontrar los medios para aminorarlos.
Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo de 6 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a
trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que
fuese a jugar a otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera
entretenerlo. De repente se encontró con una revista, en donde había un
mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el
mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su
hijo diciendo:
'Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para
que lo repares sin ayuda de nadie'.
Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa,
pero no fue así.
Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba
calmadamente.
'Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo'. Al principio el padre no
creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad haya
conseguido componer un mapa que jamás había visto antes.
Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza
de que vería el trabajo digno de un niño.
Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido
colocados en sus debidos lugares.
¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?
- Hijito, tu no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?
- Papá, yo no sabía como era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la
revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre.
Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí
sabía como era.
'Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y ví que había
arreglado al mundo'

JAZMÍN Y MARCOS
Jazmín nació en una familia de siete hermanos. Su madre tuvo un parto
difícil, pero gracias a la ayuda médica nació sin ningún problema.
Marcos también tiene siete hermanos. Durante el embarazo, su madre
tuvo problemas y él nació con un pulmón oprimido que ahora le impide
respirar con facilidad.
Jazmín disfruta de una alimentación sana y equilibrada. Come verduras,
carne, pescado, hierro, fósforo, hidratos de carbono...
A Marcos se le cayeron los dientes debido a la desnutrición.
La comida preferida de Jazmín es el pollo, y el jamón serrano.
Marcos no lo ha probado nunca, pero seguro que le gustaría.
Jazmín tiene un abrigo de cuadros para los días de frío.
Marcos tiene más suerte, porque en su país casi nunca hace frío y no
necesita mucha ropa de abrigo. Es una suerte doble, porque si la
necesitara, no la tendría.
Jazmín sale de su casa para ir a jugar al parque y dar un paseo.
Marcos siempre está fuera de casa, trabajando duramente.
Jazmín no conoce a su padre y no sabe dónde está.
Marcos tampoco lo conoce, pero sabe que murió en la guerra, aunque no
sabe contra quién luchaba.
La esperanza de vida de Jazmín, con todos los cuidados que tiene, es de
unos 20 años.
La de Marcos debería ser mayor, pero quizá no llegue a cumplir los 20,
porque no tiene acceso a cuidados indispensables.

Sabes que...?
Jazmín es un perro setter irlandés.
Marcos, un niño africano.

GENERACIÓN OLVIDADA
Si viviste de niño a finales de los 60's, durante los 70's o principio de los
80's e inclusive de antes... ¿Cómo hiciste para sobrevivir?

De niños andábamos en autos que no tenían cinturones de seguridad ni


bolsas de aire... Ir en la parte de atrás de una camioneta era un paseo
diferente con efectos especiales.

Nuestras cunas estaban pintadas con brillantes colores de pintura a base


de plomo, no teníamos tapas con seguro contra niños en las botellas de
medicina, gabinetes, puertas.

Cuando andábamos en bicicleta no usábamos casco, tomábamos agua de


la manguera del jardín y no de una botella de agua mineral.

Gastábamos horas y horas construyendo unos carritos "avalancha" y los


que tenían la fortuna de tener calles inclinadas los echaban a andar hacia
abajo y en la mitad se acordaban que no tenían frenos.

Después de varios choques con los matorrales aprendimos a resolver el


problema. Sí, nosotros chocábamos con matorrales, ¡no con autos!
Salíamos a jugar con la única condición de regresar antes del anochecer.
La escuela duraba hasta el mediodía, llegábamos a la casa a comer. No
teníamos celular... así que nadie podía ubicarnos. Impensable.
Nos cortábamos, nos rompíamos un hueso, perdíamos un diente, pero
nunca hubo una demanda por estos accidentes. Nadie tenia la culpa, así
aprendimos lo que es la responsabilidad. Comíamos bizcochitos, pan y
mantequilla, tomábamos bebidas con azúcar y nunca teníamos exceso de
peso porque siempre estábamos afuera jugando...

Compartíamos una bebida entre cuatro... tomando en la misma botella y


nadie se moría por esto ni se contagiaba de nada.

No teníamos Playstations, Nintendo 64, X Boxes, Juegos de vídeo, 99


canales de televisión en cable, videograbadoras, sonido surround,
celulares personales, computadoras, chatrooms en Internet... Sino que la
diversión eran los paseos.

Salíamos, nos subíamos en la bicicleta o caminábamos hasta la casa del


amigo, tocábamos el timbre... o sencillamente entrábamos sin tocar y,
diciendo Buuuueenas. Allí estaban y salíamos a jugar. ¡Ahí, afuera! En el
mundo cruel, ¡Sin un guardián! ¿Cómo hacíamos? Hacíamos juegos con
palitos y pelotas de esponja, en algún equipo que se formaba para jugar
un partido; no todos llegaban a ser elegidos y no pasaba ningún
desencanto llevado a trauma.

Algunos estudiantes no eran tan brillantes como otros y cuando perdían un


año lo repetían, nadie iba al psicólogo, al psicopedagogo, nadie tenía
dislexia, simplemente repetía y tenía una segunda oportunidad.

Teníamos libertad, fracasos, éxitos, responsabilidades... y aprendimos a


manejarlos. ¿Eres tú uno de esa generación?

Vivimos la época de la "Generación Olvidada"


EL HONRADO LEÑADOR
Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una
jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el rió, se le cayó el
hacha al agua. Entonces empezó a lamentarse tristemente: ¿Como me
ganaré el sustento ahora que no tengo hacha?
Al instante ¡oh, maravilla! Una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo
al leñador:
Espera, buen hombre: traeré tu hacha.
Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro
entre las manos. El leñador dijo que aquella no era la suya. Por segunda
vez se sumergió la ninfa, para reaparecer después con otra hacha de
plata.
Tampoco es la mía dijo el afligido leñador.
Por tercera vez la ninfa buscó bajo el agua. Al reaparecer llevaba un hacha
de hierro.
¡Oh gracias, gracias! ¡Esa es la mía!
Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has preferido la pobreza
que a la mentira y te mereces un premio.
LA ROSA Y EL SAPO
Había una rosa roja muy bella, la cual siempre se sentía de maravilla al saber que
era la más linda del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía
de lejos.
Un día observó que al lado suyo estaba un sapo grande y oscuro. Esa era la razón
por la que nadie se acercaba a verla de cerca.
Indignada ante lo descubierto le ordenó al animal que se fuera de inmediato. El
sapo, muy obediente, dijo: “Está bien, si así lo quieres”.
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al
verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: “Vaya que te
ves mal. ¿Qué te pasó?”.
Esta le contestó: “Desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día y
nunca pude volver a ser igual”.
El escuerzo concluyó: “Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía esas
hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín”.
Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más
hermosos o simplemente porque pensamos que no nos sirven para nada.
Recuerda: Dios no hace a nadie para que sobre en este mundo. Todos tenemos
que aprender algo de los demás o algo que enseñar. Las cosas en la vida se
complementan como la rosa y el sapo: ella es lo bello y él, lo noble.
CONVERSACIÓN ENTRE AMIGOS
Un grupo de amigos estaba reunido haciendo vida social. La
conversación se deslizó hacia el tema de la amistad.
Un atleta dijo: - En mi opinión, un amigo es la vara de equilibrio que nos
permite caminar por la cuerda floja sin caer.
Un médico dijo: - Creo que un amigo puede ser comparado con una
venda y un ungüento para los cortes y golpes de la vida.
Un botánico dijo: - Un amigo es una vid que se pega a nosotros y
encubre los desengaños y asperezas de la vida.
Un amigo es un eslabón de oro en la cadena de la vida, dijo un joyero.
Un amigo es el que se aparece cuando todo el mundo parece haber
desaparecido dijo una mujer que estaba de luto.
El mejor de todos los amigos dijo un hombre de cabeza blanca y ochenta
años de edad es: JESUS que dijo: nadie tiene amor que este, que uno
ponga su vida por los hermanos.
Amigo es aquella persona que te conoce bien y te ama a pesar de
conocerte.
No se puede comprar un amigo. Es un don de Dios y su amistad dura
por toda la eternidad.
EL PILOTO
Cuentan de un individuo que abordó un avión para viajar a Nueva York.
Un niño entró buscando su asiento y se sentó justo al lado suyo. El niño
era muy educado. Y pasó el tiempo coloreando en su libro de pintar.

No presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión.

El vuelo no fue muy bueno, hubo tormenta y mucha turbulencia. De


momento una sacudida fuerte, y todos estaban muy nerviosos, pero el
niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento.
¿Cómo lo hacía?, ¿Por qué su calma? Hasta que una mujer frenética le
preguntó:

Niño: ¿no tienes miedo?

No señora-, contestó el niño y mirando su libro de pintar le dice: "Mi


padre es el piloto".

¿Sorprendido?

Hay tiempos en nuestra vida que los sucesos nos sacuden un poco y nos
encontramos en turbulencia. No vemos terreno sólido y nuestros pies no
pisan lugar seguro. No tenemos de donde agarrarnos, y no nos sentimos
seguros.

Pero recuerden que nuestro amantísimo Padre Celestial es nuestro


piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el
creador del cielo y la tierra. Y la próxima vez que llegue una tormenta a
tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al
cielo, siéntete confiado y di para ti mismo:
¡Mi Padre es el piloto!

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