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La capacidad de identificarse con los sentimientos de los demás también se puede educar.
La empatía es la capacidad de identificarse con los otros y sus sentimientos, un componente esencial
de la inteligencia emocional que contribuye a tener mejores relaciones interpersonales. Esta habilidad
socioemocional se puede educar, asegura el blog Tiching, que nos comparte 10 recursos o ejercicios
para hacerlo.
Algunos de ellos son recursos digitales, como videos, y otros son ejercicios sencillos que puedes
llevar a cabo con tus alumnos.
“La mejor forma de trabajar esta capacidad es mediante el ejemplo, por lo que un paso esencial para
inculcar su relevancia a tus estudiantes es aplicando la empatía a tu día a día en el centro educativo”,
dice el blog educativo. Pero además de esto, se puede trabajar la empatía con ejercicios y
actividades concretas para diferentes etapas de desarrollo que se presentan a continuación:
Para todas las edades
Los zapatos de otro: En este ejercicio les pedirás a tus alumnos que traigan a clase los zapatos
de alguien conocido, ya sea un familiar, un amigo o vecino. La actividad se trata de caminar por el
aula usando este calzado y después explicar cómo se sienten en los zapatos de otro, intentando
imaginarse cómo es vivir la vida de esa persona.
El poder de la empatía: Brené Brown, doctora en Trabajo Social explica mediante un corto qué es
la empatía y de qué forma puede mejorar el entorno. Según Tiching, la experta explica el concepto
de manera fácil y didáctica.
Pasar lista de sentimientos: En este ejercicio, los estudiantes tendrán que hacer una lista en la
que cada número se corresponda con un sentimiento. Así, cuando cada mañana les llames por su
nombre para pasar lista, deberán contestar con el número que identifique los sentimientos que
tienen.
El huevo o la gallina: El protagonista de este cortometraje, un cerdo muy elegante, deberá tomar
una decisión vital. ¿Será capaz de actuar de forma empática y dejar de comer huevos por respeto
a su nueva pareja, la gallina? Se recomienda hacer un juego de roles y que los estudiantes
compartan por parejas cómo se sentirían si fuesen los diferentes personajes de la historia.
Para conocer el resto de los recursos y actividades que propone Tiching para trabajar la empatía, te
invitamos a visitar el artículo original en el enlace que encontrarás abajo.
Fuente: Tiching
Publicado el 22 de septiembre de 2017
portada_blog:
La neuroeducación como herramienta para
motivar a los alumnos
La desmotivación que vive hoy en día gran parte de la infancia y de los jóvenes es
una realidad, y es un aspecto que preocupa tanto a padres como a docentes.
Si tienes alumnos a los que parece que les da todo igual, te interesa conocer el punto de
vista de la neuroeducación para hacer frente a este problema. Sobre ello escribe Macarena
Soto en el blog Educación 3.0. Ella es neurosicoeducadora, entrenadora en Disciplina
Positiva y en la formación en Inteligencias Múltiples, Asperger, TDAH y AACC.
Soto habla en primer lugar sobre la curiosidad como elemento innato en el ser humano y
necesario para el aprendizaje, que siempre está ligado a la motivación y la emoción. La
motivación, señala, “constituye uno de los dispositivos básicos del aprendizaje, junto con la
sensopercepción, la atención, la memoria y la emoción”.
La experta explica que si bien la primera infancia es un período de una gran neuroplasticidad,
el aprendizaje debe ajustarse a la etapa madurativa de los aprendices. Para la
neuroeducación, es fundamental que en este período los niños forjen un concepto positivo
del aprendizaje escolar: “que asocien acudir a clase con un estímulo relacionado con la vía
placer y de gratificación en el ser humano, pero no con la vía dolor”.
En este sentido, es de vital importancia “el uso del juego, del movimiento, de la música, los
tiempos de trabajo libre, favorecer la imaginación, la creatividad, el contacto con el mundo
natural al que pertenecemos, tener siempre muy presente que somos seres sociales, y lo que
ello conlleva en el aula, y asociar el error como oportunidad de aprendizaje”, advierte Soto.
“Es que a este niño le da todo igual”, “Es que ya ni con premios ni con castigos”, “No se
interesan por nada”… son frases que sistemáticamente se repiten en las formaciones de boca
de docentes y familias. La desmotivación que vive hoy en día gran parte de la infancia y de los
jóvenes es una realidad, y es un aspecto que preocupa tanto a padres como a docentes.
¿Cómo llegamos a este punto de desidia y desinterés? ¿Qué elementos pueden estar influyendo?
La curiosidad es un elemento innato en el ser humano, cómo si no estaríamos hoy día donde
estamos; y junto a esta curiosidad viene ligada la motivación y la emoción. La motivación, y me
refiero con ésta a la motivación intrínseca,constituye uno de los dispositivos básicos del
aprendizaje, junto con la sensopercepción, la atención, la memoria y la emoción.
Y es partiendo de la premisa anterior de donde podemos extraer reflexiones de por qué se produce la
desmotivación de forma continuada y cada vez afecta a más niños y jóvenes.
La primera infancia es un período de gran neuroplasticidad pero no podemos obviar que ese
aprendizaje debe ajustarse a la etapa madurativa de los aprendices
Es mucha la información a la que tenemos alcance gracias a las tecnologías, información de todo
tipo, información que requiere del desarrollo de un buen pensamiento crítico y reflexivo por parte de
los lectores, ya que en su defecto, la aplicación de la misma puede ser realmente perjudicial.
Durante un tiempo han proliferado los artículos sobre la importancia de enseñar a los niños desde
que nacen, que son esponjas en sus primeros años de vida, o aquellos en los que se promulga el
uso de la motivación extrínseca como elementos de ayuda al proceso educativo (sistemas de
puntos, premios, caritas, sillas de pensar…).
El error como oportunidad de aprendizaje