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Colegio San Andrés de Colina

Departamento de Lenguaje
Profesora Jacqueline Mellado A.

Guía de Género dramático

Nombre: Curso: 1° Fecha: Nota:


Puntaje total: 24 puntos. Puntaje obtenido:
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
OA 2 Reflexionar sobre las diferentes dimensiones de la experiencia humana, propia y ajena, a partir de la
lectura de obras literarias y otros textos que forman parte de nuestras herencias culturales, abordando los
temas estipulados para el curso y las obras sugeridas para cada uno.
OA 5 Analizar los textos dramáticos leídos o vistos, para enriquecer su comprensión.
OA 6 Comprender la visión de mundo que se expresa a través de las tragedias leídas, considerando sus
características y el contexto en el que se enmarcan.

Instrucciones: Lee los textos que se presentan a continuación y sigue la instrucción de la pregunta.
Marca en cada texto los elementos del género dramático que puedas reconocer, indicando qué es lo marcado
(diálogo, monólogo, aparte, mímica, mutis, acotaciones)
Texto 1:
VALERIO: Señor, creo que quedarás satisfecho, ya que hemos traído al más grande de los médicos del
mundo.
LUCAS: ¡Oh, pardiez! Hay que tirar la casa por la ventana, y todos los demás no sirven ni para
descalzarle.
VALERIO: Es un hombre que ha realizado curaciones asombrosas. […]
JACQUELINE: A fe mía, señor, éste hará lo que han hecho los otros. Creo que será lo mismo; y la mejor
medicina que podrían dar a vuestra hija sería, a mi entender, un guapo y buen marido por el
que sienta amor.
GERONTE: ¡Por Dios, amiga! Te metes en todo.
LUCAS: Calla, Jacqueline; no tienes que meter la nariz en esto.
JACQUELINE: Le digo y le repito, que todos estos médicos no darán más que agua clara; que vuestra hija
necesita otra cosa que el ruibarbo y el sen, y que un marido es el remedio que cura todos los
males de las muchachas.
GERONTE: ¿Se halla ahora en estado de que quiera alguien cargar con ella, dada la dolencia que sufre? Y
cuando he querido casarla, ¿no se ha opuesto a mi voluntad?
JACQUELINE: ¡Ya lo creo! Quieres darla a un hombre al que no ama. ¿Por qué no escoges al señor Leandro,
que conmueve su corazón? Entonces le hubiera obedecido sin rechistar, y apuesto cualquier
cosa a que él la tomaría, tal como es, si quisieras dársela.
GERONTE: El tal Leandro no es el que le conviene: no tiene fortuna como el otro.
JACQUELINE: Tiene un tío muy rico, del que es heredero.
GERONTE: Todos esos bienes futuros me parecen otras tantas tonterías. No hay nada, como lo que se
posee; y corre uno el riesgo de engañarse cuando se cuenta con el caudal que otro le reserva.
La muerte no siempre tiene los oídos abiertos a los deseos y a las peticiones de los señores
herederos; y se le ponen a uno largos los dientes cuando se espera, para vivir, el fallecimiento
de alguien.
JACQUELINE: En fin, he oído siempre decir que, en el matrimonio, como en otras cosas, la dicha prescinde de
la riqueza. Los padres y las madres tienen la condenada costumbre de preguntar siempre:
«¿Cuánto tiene él? ¿Cuánto tiene ella?» Y mi compadre Pedro ha casado a su hija Simonilla con
el gordo Tomás porque tenía una fanega de viña más que el joven Robin, al que consagraba ella
su querer; y vean a la pobre criatura que se ha quedado amarilla como un membrillo y no ha
sido feliz desde ese día. Es un buen ejemplo para usted, señor. Solo importa el gusto de una en
este mundo; y yo preferiría dar a mi hija a un buen marido que le fuese agradable, a todas las
riquezas de la comarca.
GERONTE: ¡Por Dios, mi señora la nodriza, cómo habla! Cállese, se lo ruego; se preocupa usted demasiado.
Moliere, El médico a palos. (fragmento)
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Profesora Jacqueline Mellado A.

1. Completa el siguiente cuadro extrayendo la información del fragmento (2 puntos).


En que se diferencian
Jacqueline Geronte
Respecto a la visión del
matrimonio

Respecto al dinero

Texto 2:
Marca en cada texto los elementos del género dramático que puedas reconocer, indicando qué es lo marcado
(diálogo, monólogo, aparte, mímica, mutis, acotaciones)

II Acto
En los años 1625 y 26 Madre Coraje atraviesa Polonia, junto al bagaje de los ejércitos suecos. Frente a la
fortaleza de Wallhof se encuentra de nuevo con su hijo. Exitosa venta de un capón y días de gloria para el hijo
temerario. La acción en la tienda del Mariscal. A un costado la cocina. Retumban los cañones. El COCINERO está
discutiendo con MADRE CORAJE, que quiere venderle un capón.

Cocinero : ¿Sesenta dineros por esta ave mísera?


Madre Coraje : ¿Ave mísera esta bestia rechoncha? ¿Me quiere contar que no vale ni sesenta dinerillos para
un Mariscal como el suyo, más comilón que una vaca? ¡Pobre de usted si hoy no hay nada para
el almuerzo!
Cocinero : Por diez dineros le consigo una docena de éstos en cualquier rincón.
Madre Coraje : ¿Qué? ¿Un capón como éste quiere conseguirlo en cualquier rincón? ¿Cuándo estamos de sitio
y hay un hambre como para agujerear las tripas? Una rata puede que consiga; digo puede,
porque la mayoría de ellas ya han sido devoradas, y andan de a cinco hombres corriendo medio
día detrás de una rata. ¡Cincuenta dineros por un capón habiendo sitio!
Cocinero : ¡Pero si nosotros no somos los sitiados!... Ellos son los sitiados. Nosotros, los sitiadores. ¿No le
entra eso en la mollera?
Madre Coraje : Con todo, no tenemos nada para hincarle el diente. Tenemos menos que los de la ciudad. Se lo
han llevado todo adentro. Están viviendo la gran vida, me han dicho. ¡Pero nosotros! Estuve con
los labriegos y no tienen nada.
Cocinero : Tienen. Lo que pasa es que lo ocultan.
Madre Coraje : (Triunfante). No tienen. Están arruinados, eso es lo que pasa. Se están tragando sus propias
entrañas. He visto a algunos que revuelven la tierra, buscando raíces, y se chupan los dedos por
unas riendas de cuero hervidas. Así están las cosas. Y yo tengo aquí un capón y lo quiero vender
por cuarenta dineros.
Cocinero : Treinta, cuarenta no. He dicho treinta.
Madre Coraje : Oiga, éste no es un capón vulgar. Era una bestia talentosa; me han dicho que sólo dormía con
música, y que hasta tenía su marcha favorita. Hacía cuentas, de puro inteligente. ¿Y le parece
entonces que cuarenta dineros es demasiado? El Mariscal le arrancará las orejas si no le sirve
un buen almuerzo.
Cocinero : Mire lo que hago. (Toma un trozo de carne de vaca y hace ademán de cortarlo). Aquí tengo un
trozo de carne de vaca y lo freiré. Le doy un último plazo para pensarlo.
Madre Coraje : Fríalo no más. Es del año pasado.
Cocinero : De anoche es. Anoche la vaca todavía estaba corriendo. Yo mismo la he visto.
Madre Coraje : Entonces ya habrá apestado en vida.
Cocinero : Si fuese menester la cocino cinco horas, a ver si sigue dura. (Corta).
Madre Coraje : Échele mucha pimienta, así el señor Mariscal no sentirá la hediondez. (Entran en la tienda el
Mariscal, el Capellán y Eilif).
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Mariscal : (Palmeando el hombro a Eilif). Adelante, hijo mío, adelante, y siéntate a la derecha de tu
Mariscal. Pues has realizado una hazaña, como piadoso soldado, y has hecho por Dios lo que
has hecho, en esta guerra de religión, y por ello mereces alto concepto y recibirás tu brazalete
de oro apenas la ciudad sea mía. Hemos venido aquí para salvarles las almas, ¿y qué hacen ellos,
como desvergonzados y asquerosos campesinos de mierda que son? ¡Nos arrean el ganado!
Pero a sus curas se lo entregan por donde pueden. Bueno, al menos les enseñaste a vivir. Toma,
échate una jarra del tinto, lo tomaremos los dos, de un solo trago. (Lo hacen). ¿Y qué quieres
para el almuerzo, querido?
Eilif : ¿Una lonja de carne, si pudiese ser?
Mariscal : ¡Carne, cocinero!
Cocinero : Encima se trae visitas, sabiendo que no hay nada. (Madre Coraje lo hace callar, porque quiere
escuchar).
Eilif : Desollar campesinos abre el apetito.
Madre Coraje : Jesús, es mi Eilif.
Cocinero : ¿Quién?
Madre Coraje : Mi hijo mayor. Hace dos años que le he perdido de vista; me lo robaron en plena carretera, y
ahora debe de estar muy bien considerado si el mismo Mariscal le invita para el almuerzo. Y tú,
¿qué tienes para el almuerzo ahora? ¡Nada! ¿Oíste lo que quiere comer, como huésped que es?
¡Carne! Para tu bien, te aconsejo: toma el capón, que te cuesta un florín.
Mariscal : (Se ha sentado, junto a Eilif y el Capellán, y grita). ¡Algo para comer, Lamb, bestia cocinera, o
te mato!
Cocinero : ¡Dámelo, en nombre del demonio, estafadora!
Madre Coraje : ¿No decías que es un ave mísera?
Cocinero : Mísera es, pero dámela; es un pecado pagarlo, pero van cincuenta dineros.
Madre Coraje : Un florín he dicho. Para mi hijo mayor, que es el huésped querido del señor Mariscal, no hay
nada que sea demasiado caro.
Cocinero : Al menos desplúmala, mientras yo enciendo el fuego.
Madre Coraje : (Se sienta para desplumar el capón). La cara que pondrá cuando me vea. Es mi hijo sagaz y
temerario. Tengo otro que es medio tonto, pero probo. Y la hija no es nada. Por lo menos no
habla, y eso ya es mucho.
Mariscal : Toma otro más, hijo mío; es mi Falerno favorito; aún queda un tonel o dos, si mucho, pero te
lo doy de buen grado al ver que en mis tropas persiste todavía la verdadera fe. Y al pastor de
almas, lo dejamos no más que se contente con mirar, puesto que él sólo sabe predicar cómo hay
que hacer las cosas, y él mismo no sabe hacerlas. Y ahora, Eilif, hijo mío, cuéntanos, con pelos y
señales, cómo te las arreglaste para jorobar con tanta gracia a los labriegos y quitarles las veinte
reses. Esperemos que lleguen pronto.
Eilif : En uno o dos días, a más tardar.
Madre Coraje : ¡Cuánta consideración tiene mi Eilif al no haber traído hoy los bueyes! Si los traía ni habríais
saludado a mi capón.
Eilif : Pues bien: el asunto fue así. Averigüé que los campesinos habían llevado, bajo cuerda y, sobre
todo, de noche, sus bueyes, que estaban escondidos en los bosques, a un montecillo que me fue
indicado. Y allí los irían a retirar los de la ciudad. Les dejé arrear tranquilamente el ganado,
diciéndome que ellos no lo habrían de encontrar más pronto que yo. Y a mi gente le abrí el gusto
por la carne, le estreché la pobre ración durante dos días, hasta que ya se les hacía agua la boca
apenas oían algo que empezase con car..., aunque no fuese más que carbón.
Mariscal : Has sido muy inteligente.
Eilif : Puede que sí. Lo demás fue una bagatela. Sólo que los campesinos tenían sus garrotes encima
y eran tres veces más que los nuestros, y nos lanzaron un asalto criminal. Cuatro me
arrinconaron en un arbusto, me hicieron saltar el acero de las manos y me gritaban: ¡Ríndete!
¿Qué hacer?, pensaba yo; ¡éstos me hacen picadillos!
Mariscal : ¿Y qué hiciste?
Eilif : Me reí.
Mariscal : ¿Qué?
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Eilif : Me reí. Y se entabló una conversación. En seguida empecé a regatear, y les dije que veinte
florines eran demasiado para los bueyes, y que sólo les ofrecía quince, como si estuviese
dispuesto a pagarlos. Se quedaron aturdidos y se rascaban las cabezas. Yo aprovecho, me
agacho, y recojo mi acero, y los saco corriendo. En la miseria no hay mandamientos, ¿no es así?
Bertold Brecht. Madre Coraje y sus hijos. Fragmento.

2. Nombra tres características que se le puedan atribuir a Madre Coraje en sus intervenciones. Fundamenta
cada característica. (3 puntos)
1.

2.

3.

3. En las siguientes afirmaciones contesta con una V si el enunciado es Verdadero y F si el enunciado es Falso.
Justifica las falsas (4 puntos).

1 ________ Madre coraje había perdido a su hijo hace largos tres años.
___________________________________________________________________________________________

2 ________ El cocinero quería comprar el capón, puesto que encontraba que el precio era razonable
___________________________________________________________________________________________

3_________ El Mariscal invito a Eilif por haber logrado robar los bueyes
__________________________________________________________________________________________

4 _________ Eilif le dice al mariscal que quiere comer capón, puesto que sabe que su madre lo intenta vender.
___________________________________________________________________________________________

TEXTO 3
Marca en cada texto los elementos del género dramático que puedas reconocer, indicando qué es lo marcado
(diálogo, monólogo, aparte, mímica, mutis, acotaciones)
Escena I
Al levantarse el telón, suena un campanillazo en el recibidor. ELENA, que se encuentra sola, poniendo en orden
los muebles se apresura a abrir la puerta derecha, por donde entra NORA, en traje de calle y con varios
paquetes, seguida de un Mozo con un árbol de Navidad y una cesta. NORA tararea mientras coloca los paquetes
sobre la mesa de la derecha. El Mozo entrega a ELENA el árbol de Navidad y la cesta.

NORA : Esconde bien el árbol de Navidad, Elena. Los niños no deben verlo hasta la noche, cuando esté
arreglado. (Al mozo, sacando el portamonedas). ¿Cuánto le debo?
EL MOZO : Cincuenta céntimos.
NORA : Tome una corona. Lo que sobra, para usted. (El mozo saluda y se va. Nora cierra la puerta.
Continúa sonriendo alegremente mientras se despoja del sombrero y del abrigo. Después saca
del bolsillo un cucurucho de almendras y come dos o tres, se acerca de puntillas a la puerta
izquierda del fondo y escucha). ¡Ah! Está en el despacho. (Vuelve a tatarear, y se dirige a la mesa
de la derecha).
HELMER : (Dentro) ¿Es mi alondra la que gorjea?
NORA :(Abriendo paquetes) Sí.
HELMER : ¿Es mi ardilla la que alborota?
NORA : ¡Sí!
HELMER : ¿Hace mucho tiempo que ha venido la ardilla?
NORA : Acabo de llegar. (Guarda el cucurucho de confites en el bolsillo y se limpia la boca). Ven aquí,
Torvaldo; mira las compras que he hecho.
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HELMER : No me interrumpas. (Poco después abre la puerta, y aparece con la pluma en la mano, mirando
en distintas direcciones). ¿Comprado dices? ¿Todo eso? ¿Otra vez ha encontrado la niñita modo
de gastar dinero?
NORA : ¡Pero, Torvaldo! Este a o podemos hacer algunos gastos más. Es la primera Navidad en que no
nos vemos obligados a andar con escaseces.
HELMER : Sí..., pero tampoco podemos derrochar...
NORA : Un poco, Torvaldo, un poquitín, ¿no? Ahora que vas a cobrar un sueldo crecido, y que ganarás
mucho, mucho dinero...
HELMER : Sí, a partir de Año Nuevo; pero pasará un trimestre antes de percibir nada...
NORA : ¿Y eso qué importa? Mientras tanto se pide prestado.
HELMER : ¡Nora! (Se acerca a Nora, a quien en broma toma de una oreja. ¡Siempre esa ligereza! Supón
que pido prestadas hoy mil coronas, que tú las gastas durante las fiestas de Navidad, que la
víspera de año me cae una teja en la cabeza, y que...
NORA :(Poniéndole la mano en la boca) Cállate, y no digas esas cosas.
HELMER : Pero figúrate que ocurriese. ¿Y entonces?
NORA : Si sucediera tal cosa..., me daría lo mismo tener deudas que no tenerlas.
HELMER : ¿Y las personas que me hubieran prestado el dinero?
NORA : ¿Quién piensa en ellas? Son personas extrañas.
HELMER : Nora, Nora, eres una verdadera mujer. En serio, mujer, ya sabes mis ideas respecto de este
punto. Nada de deudas; nada de préstamos. En la casa que depende de deudas y préstamos se
introduce una especie de esclavitud, cierta cosa de mal cariz que previene. Hasta ahora nos
hemos hecho firmes, y seguiremos
haciendo otro tanto durante el tiempo de prueba que nos queda.
NORA :(Acercándose a la chimenea) Bien, como tú quieras, Torvaldo.
HELMER :(Siguiéndola) Vamos, vamos, la alondra no debe andar alicaída. ¿Qué? ¿Ahora salimos con que
la ardilla tuerce el gesto? (Abre su portamonedas). Nora, adivina qué tengo aquí.
NORA :(Volviéndose con rapidez) Dinero.
HELMER : Mira. (Entregándole algunos billetes). ¡Dios mío! Hay muchos gastos en una casa cuando se
acerca Navidad.
NORA :(Contando) Diez, veinte, treinta, cuarenta; ¡gracias, Torvaldo! Con esto ya tengo para ir tirando.
HELMER : No habrá más remedio.
Henrik Ibsen. Casa de muñecas. Fragmento.

4. Completa el siguiente cuadro (2 puntos):

1. Conflicto dramático

2. Visión del dinero según Helmer

3. Visión del dinero según Nora

4. Relación entre Helmer y Nora


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Instrucciones: Lee atentamente el texto y Y cuando te vi de lejos


responde cuidando ortografía y redacción (3 me eché en los ojos arena.
puntos c/u). Pero montaba a caballo
Texto 4 y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
LEONARDO : ¡Calla! mi sangre se puso negra,
NOVIA : Desde aquí yo me iré sola. y el sueño me fue llenando
¡Vete! ¡Quiero que te las carnes de mala hierba.
vuelvas! Que yo no tengo la culpa,
LEONARDO : ¡Calla, digo! que la culpa es de la tierra
NOVIA : Con los dientes, y de ese olor que te sale
con las manos, como de los pechos y las trenzas.
puedas. NOVIA : ¡Ay que sinrazón! No
quita de mi cuello honrado quiero
el metal de esta cadena, contigo cama ni cena,
dejándome arrinconada y no hay minuto del día
allá en mi casa de tierra. que estar contigo no quiera,
Y si no quieres matarme porque me arrastras y voy,
como a víbora pequeña, y me dices que me vuelva
pon en mis manos de novia y te sigo por el aire
el cañón de la escopeta. como una brizna de hierba.
¡Ay, qué lamento, qué fuego He dejado a un hombre duro
me sube por la cabeza! y a toda su descendencia
¡Qué vidrios se me clavan en en la mitad de la boda
la lengua! y con la corona puesta.
LEONARDO : Ya dimos el paso; ¡calla! Para ti será el castigo
porque nos persiguen cerca y no quiero que lo sea.
y te he de llevar conmigo. ¡Déjame sola! ¡Huye tú!
NOVIA : ¡Pero ha de ser a la fuerza! No hay nadie que te
LEONARDO : ¿A la fuerza? ¿Quién bajó defienda.
primero las escaleras? LEONARDO : Pájaros de la mañana
NOVIA : Yo las bajé. por los árboles se quiebran.
LEONARDO : ¿Quién le puso La noche se está muriendo
al caballo bridas nuevas? en el filo de la piedra.
NOVIA : Yo misma. Verdad. Vamos al rincón oscuro,
LEONARDO : ¿Y qué manos donde yo siempre te quiera,
me calzaron las espuelas? que no me importa la gente,
NOVIA : Estas manos que son tuyas, ni el veneno que nos echa.
pero que al verte quisieran (La abraza fuertemente.)
quebrar las ramas azules NOVIA : Y yo dormiré a tus pies
y el murmullo de tus venas. para guardar lo que sueñas.
¡Te quiero! ¡Te quiero! Desnuda, mirando al campo,
¡Aparta! como si fuera una
Que si matarte pudiera, perra, (Dramática.)
te pondría una mortaja ¡porque eso soy! Que te
con los filos de violetas. miro
¡Ay, qué lamento, qué fuego y tu hermosura me quema.
me sube por la cabeza! LEONARDO : Se abrasa lumbre con
LEONARDO : ¡Qué vidrios se me clavan lumbre.
en la lengua! La misma llama pequeña
Porque yo quise olvidar mata dos espigas juntas.
y puse un muro de piedra ¡Vamos!
entre tu casa y la mía. (La arrastra.)
Es verdad. ¿No lo recuerdas? NOVIA : ¿Adónde me llevas?
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LEONARDO : A donde no puedan ir


estos hombres que nos
cercan.
¡Donde yo pueda mirarte!
NOVIA : (Sarcástica) Llévame de
feria en feria,
dolor de mujer honrada,
a que las gentes me vean
con las sábanas de boda
al aire como banderas.
LEONARDO : También yo quiero dejarte
si pienso como se piensa.
Pero voy donde tú vas.
Tú también. Da un paso.
Prueba.
Clavos de luna nos funden
mi cintura y tus caderas.
(Toda esta escena es
violenta, llena de gran sensualidad.)
NOVIA : ¿Oyes?
LEONARDO : Viene gente.
NOVIA : ¡Huye!
Es justo que yo aquí muera
con los pies dentro del agua,
espinas en la cabeza.
Y que me lloren las hojas.
mujer perdida y doncella.
LEONARDO : Cállate. Ya suben.
NOVIA : ¡Vete!
LEONARDO : Silencio. Que no nos
sientan.
Tú delante. ¡Vamos, digo!
(Vacila la novia)
NOVIA : ¡Los dos juntos!
LEONARDO : (Abrazándola) ¡Como
quieras!
Si nos separan, será
porque esté muerto.
NOVIA : Y yo muerta.

Federico García Lorca. Bodas de Sangre


(fragmento)
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5. ¿Cómo explicarías los sentimientos expresados por parte de la novia en el fragmento? ¿Qué
sentimientos manifiesta Leonardo? ¿Crees qué situaciones similares se vivan en la actualidad?
Fundamenta con citas textuales. (3 pts)

6. ¿Por qué Leonardo se lleva a la novia? ¿Cómo se siente ante esta situación la novia? ¿Cómo la
ha logrado convencer Leonardo? ¿Crees que han tomado la mejor decisión? Reflexiona, Explica y
Fundamenta (3pts)

7.- Elige uno de los textos anteriores y transfórmalo a otro subgénero. Por
ejemplo, si el primer texto es comedia, reescriba el diálogo y transfórmelo en
tragedia o drama. Utilizando los mismos personajes y espacio cambiando la
dirección del tema. (6 pts)

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