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Conciencia moral

La conciencia moral es esa voz interior que nos obliga a actuar de una forma y también nos dice si son correctas
o no nuestras acciones. Es la capacidad de juzgar no solo nuestras acciones, sino también las de los demás, como
buenas o malas.

Juez de nuestras acciones: Para juzgar y dirigir las acciones la conciencia se sirve de principios, es decir, de la
moral con la que cada persona rige su vida. Estos principios que forman la moral son los que trajo de su hogar, y
los que fueron adquiriendo e imponiéndose racional y libremente.

Conducta moral e inmoral: Sabemos que algunas personas tienen una conducta moral y que otras no; por lo
tanto, podemos decir que la misma persona es el sujeto de la conducta moral, porque la conciencia moral es la
que capacita al ser humano para captar y vivir los valores morales. Su desarrollo y perfección dependen de la
personalidad de cada uno, pero una vez que esto se logra, la conciencia moral sabe distinguir entre el bien y el
mal.

Los juicios y la conciencia moral: La conciencia juzga el hecho antes y después del acto moral. Los juicios
previos establecen los principios; por ejemplo, sabemos que hay que hacer el bien y evitar el mal; es decir se
juzga que, si un acto es bueno, debe ser realizado; si es malo, debe ser evitado. Después del acto, la conciencia
acepta el hecho si fue bueno, pero si fue malo, lo rechaza; juzga también si el acto fue digno de recompensa o de
castigo. Si fue malo sabe que tiene la obligación de reparar los males causados.

Acto de voluntad: El ser humano elige hacer el bien o el mal; es decir, su voluntad depende de su conciencia.
Por ejemplo, dos personas observan que un bombero entra a un edificio en llamas para salvar la vida de un niño.
Una de ellas valora el riesgo y la bondad del bombero, cuyo objetivo en este caso es arriesgar su propia vida por
el prójimo. La otra persona juzga que es una locura exponerse al gran peligro de perder la vida para salvar la de
otro. Cada uno juzgó de acuerdo con sus principios. Eso es conciencia moral.

Conciencia de la moralidad humana a través de la libertad


La razón por la cual la libertad es importante es que sirve un propósito moral, algo positivo y bueno.

Bajo un régimen de libertad la gente es libre de seguir sistemas morales diferentes. Los altruistas pueden dedicarse
al bienestar de los demás; los egoístas a lo suyo; los utilitarios a la mayor felicidad de la mayoría; los cristianos a
los Diez Mandamientos y demás reglas morales, lo mismo que los musulmanes, budistas y de otras religiones.
Pero todos deben hacerlo por convicción propia, por su libre iniciativa y albedrío, sin ser obligados.

La moralidad no admite estar siendo obligado a punta de pistola porque otros quieran que actuemos así. Eso deja,
entonces, de ser moral y se convierte en una pose. Por esa razón, todo sistema genuinamente moral prohíbe el
asesinato, el robo, la violación y las actitudes agresivas para tratar de limitar la libertad de los demás. En el fondo
se trata de actuar civilizadamente y no tratar de imponer nuestra manera de pensar y de actuar a los demás.

Si uno hace lo correcto, cuenta sólo si se hace por convicciones propias. Si usted ayuda a los pobres porque lo
obligan a hacerlo, no cuenta. Si su propiedad es confiscada para repartirla entre otros, no está siendo generoso.
Conciencia de la moralidad a través de la dignidad
La dignidad está relacionada con la excelencia, la gravedad y el decoro de las personas en su manera de
comportarse. Un sujeto que se comporta con dignidad es alguien de elevada moral, sentido ético y acciones
honrosas.

En su sentido más profundo, la dignidad es una cualidad humana que depende de la racionalidad y se refiere a la
teoría que asegura que el ser humano está capacitado para cambiar su vida a partir del libre albedrío y del ejercicio
de la libertad individual; en el mejor de los casos, este cambio se da para mejorar su situación. Según esta idea,
la dignidad está vinculada a la autonomía del hombre que se gobierna a sí mismo con rectitud y honradez.

La libertad es posible a través de la educación, que permite que las personas tomen decisiones en base al
conocimiento y haciendo uso de la plenitud de su inteligencia. Por supuesto, otras cuestiones hacen a la libertad
de un individuo y, por lo tanto, a su dignidad: una vivienda, trabajo, acceso al sistema sanitario, etc.

Si una persona es despojada de estos derechos básicos, se dice que su dignidad ha sido ultrajada; no por voluntad
de la persona, sino porque no puede ejercer su libertad. La dignidad implica el reconocimiento de la condición
humana y el respeto.

Conciencia de la moralidad a través de la convivencia

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