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Diez Razones para Iglesias en Casa

El evangelista anglicano David Watson observó que “durante los primeros dos siglos la
iglesia se reunió en grupos pequeños en las casas de sus miembros, además de
reuniones especiales en lugares de enseñanza pública o plazas de mercado, dónde la
gente podía reunirse en números más grandes. Significativamente estos dos primeros
siglos marcaron el más poderoso y vigoroso avance de la iglesia, que posiblemente nunca
se ha visto igualado. La falta de edificaciones eclesiales no fue impedimento para la
rápida expansión de la iglesia; en cambio, en comparación a la situación después de 200
DC, parece haber sido una ayuda positiva”[1]

Es obvio del Nuevo Testamento que las primeras iglesias generalmente se reunían en
casas (He 2:46, Ro 16:3, 5, 1 Co 16:19, Col. 4:15, Flm 12). Hubo una expansión masiva
de la iglesia universal cuando se reunían regular y localmente como pequeñas
comunidades. El mover del Espíritu Santo fue espectacular en y a través de estas
pequeñas comunidades de la iglesia primitiva. Estas pequeñas comunidades fueron como
dinamita en sus localidades. Cada miembro parecía estar activo en el Cuerpo de Cristo en
la medida en que se reunían juntos en las casas privadas, y el Reino de Dios se había
expandido poderosamente a través de todo el pueblo de Dios.

¿Debemos nosotros reunirnos en casas, simplemente porque la iglesia primitiva se reunía


así? ¿Está mal reunirse en una edificación? ¡Ciertamente no! La iglesia primitiva no
contaba con vehículos para viajar rápido, seminarios con sistemas audiovisuales,
guitarras, teléfonos, computadoras, etc., ¿pero significa eso que no debemos usarlas?
Nosotros no nos reunimos en casas, teniendo un enfoque cerrado, solamente porque la
iglesia primitiva se reunía así. Hay muchas buenas razones para entender porque
reunirse en casas es una buena decisión, ayudándonos especialmente a funcionar
bíblicamente. Las siguientes son las diez razones por las cuales reunirse en casas es una
estrategia efectiva para una iglesia sana.

1. Ministerio Unos a Otros

Hace un tiempo atrás recibí un artículo sobre crecimiento eclesial titulado “Convirtiendo a
los Visitantes en Asistentes.” ¡Me pregunto dónde en la Santa Biblia dice algo sobre asistir
a la iglesia! De acuerdo a las Santas Escrituras la iglesia se entiende como creyentes
funcionando que participan activamente en la edificación del Cuerpo de Cristo. Pensando
bíblicamente, hay una gran necesidad de mensajes que tengan que ver con “Convirtiendo
Asistentes en Participantes.” La iglesia no tiene que ver con asistir a servicios formales
con pasividad; no es un programa, sino personas. No es ir al servicio, sino servirse unos a
otros. Tiene que ver con una relación íntima unos con otros. Tiene que ver con animarse
activamente unos a otros. Se trata de funcionar de manera interdependiente para la
edificación de todos. Desafortunadamente, en la estructura y el orden de la iglesia hoy,
frecuentemente pasamos por alto el verdadero propósito de la iglesia reunida — el
compañerismo y ánimo de los unos a los otros (Heb 10:25).
Robert Banks escribió, “El propósito de la iglesia es el crecimiento y la edificación de sus
miembros hacia Cristo y hacia una vida en común a través de su ministerio de los unos a
los otros dado por Dios (1 Cor. 14:12, 19, 26).”[2]Desafortunadamente en nuestros días,
en fuerte contraste a las reuniones de la iglesia neotestamentaria, el significado de cada
miembro funcionando en el Cuerpo de Cristo se ha perdido prácticamente. La teología del
sacerdocio de todos los santos parece solo existir en teoría. La iglesia ha regresado al
antiguo montaje judaico y católico romano, que alimenta la prevalente pasividad. Es triste
que las edificaciones actuales de iglesia funcionalmente asemejan templos, los pastores
mandan como sacerdotes y el patrón de la iglesia neotestamentaria ha sido descartado a
favor del sistema de templo de Antiguo Testamento. David Watson observe
correctamente, “Siempre desde que los símbolos del Antiguo Testamento se cumplieron
en Cristo y en Su iglesia, la iglesia se ha enfrentado a constantes tentaciones de volver a
traer las instituciones que Cristo cumplió y removió; y ella, en gran manera, ha caído en
esas tentaciones.”[3]

Hay una gran necesidad de reformación en nuestra iglesia hoy, que restaure el significado
y el funcionamiento sacerdotal de cada miembro en el Cuerpo de Cristo. Se dijo que la
iglesia primitiva era de comunión “unos con otros”, no un servicio de “un hombre sirve a
los demás”. Por causa de la falta del ministerio de cada miembro, la iglesia no solamente
está en un estado pasivo, sino que también muchos líderes están sufriendo de estrés y
quemados. Se supone que la iglesia sea un equipo, en el cual todos trabajan juntos por su
crecimiento, y no una audiencia. Los líderes son llamados, no a modelar “ministerios de
súper estrellas”, sino a motivar “el ministerio de cada miembro” (Ef 4:11-12).
¿Encontramos en la iglesia primitiva a un hombre teniendo la función dominante? ¿Existe
un balance entre enseñar y la participación de cada miembro en la reunión típica de
iglesia de hoy en día?

¿Cómo están motivando los líderes de la iglesia a cada miembro para funcionar
activamente en el Cuerpo de Cristo y efectivamente ser testigos para el mundo? ¿Existe
el privilegio y la motivación a cada miembro para participar durante la reunión de la
iglesia? William Barclay escribe sobre las reuniones de la iglesia primitiva, “La cosa
realmente notable sobre un servicio de la iglesia primitiva debió haber sino que
prácticamente todos venían sintiendo que tenían tanto el privilegio como la obligación de
contribuir con algo a ella.”[4] Parece que hemos perdido el reconocimiento sagrado de
que cada miembro en el Cuerpo de Cristo es un instrumento precioso, potencial y
poderoso del Espíritu Santo. En la iglesia primitiva el ministrar le pertenecía a todo el
pueblo de Dios.

En su retador libro Rich Christians in an Age of Hunger (Cristianos Ricos en una Era de
Hambre), Ronald J. Sider dio en el punto. El dijo, “la iglesia primitiva fue capar de desafiar
los decadentes valores de la civilización romana precisamente porque experimentaba la
realidad de la comunión cristiana de una manera poderosa . . . la comunión cristiana
significaba una disponibilidad incondicional hacia y una responsabilidad ilimitada por los
otros hermanos y hermanas – emocional, financiera y espiritualmente. Cuando uno de los
miembros sufría, todos ellos sufrían. Cuando uno se regocijaba, todos ellos se
regocijaban (1 Cor. 12:26). Cuando una persona o iglesia pasaban por problemas
económicos, los demás compartían sin reservas. Y cuando un hermano o hermana caía
en pecado, los demás gentilmente restauraban a la persona extraviada (Mat. 18:15-17; 1
Cor. 5; 2 Cor. 2:5-11; Gal. 6:1-3). Los hermanos y hermanas estaban disponibles los unos
para los otros, siendo responsables unos con otros y rindiendo cuentas unos a otros. La
iglesia primitiva, lógicamente, no siempre vivió completamente la visión neotestamentaria
del Cuerpo de Cristo. Hubo lapsos trágicos. Pero la red de pequeñas iglesias en casas
que se disgregó por todo el Imperio Romano experimentó su unidad en Cristo tan
vividamente que fueron capaces de desafiar y eventualmente conquistar una civilización
pagana poderosa. La abrumadora mayoría de iglesias hoy, sin embargo, no provee el
contexto en el que hermanos y hermanas se puedan motivar, amonestar y discipular unos
a otros. Desesperadamente necesitamos nuevos contextos y estructuras para cuidar los
unos de los otros en amor.”[5]

Necesitamos entender que las estructuras y los sistemas existen con un propósito; no son
el fin en sí mismos. Existe una gran necesidad en nosotros de tener estructuras y
sistemas en una forma en que beneficie el funcionamiento efectivo de la iglesia. Reunirse
en casas facilita mucho la participación, interacción, discusión y el ministrarse unos a
otros. También, es en tal contexto que enseñar puede ser hecho más como un diálogo
que a manera de monologo; es mucho más penetrante y totalmente efectivo.

Para funcionar tan efectivamente como la iglesia primitiva funcionó, la estructura, el


tamaño y el sistema importan mucho. La estructura debe ser informal, el tamaño de la
comunidad debe ser pequeño y el sistema u orden debe ser flexible. Ya que la
participación y el ministerio de cada miembro era valorado y motivado altamente en la
iglesia primitiva, una casa es un buen contexto en el cual cada persona puede
confortablemente contribuir y funcionar para la edificación de todo el Cuerpo de Cristo.

2. Intimidad y Rendimiento de Cuentas

La Palabra de Dios revela que una iglesia es una familia de Dios y que somos miembros
de la familia de Dios (Ef 2:19, 1 Tim 3:15, Gál 6:10). Como la iglesia es una familia, todos
tienen la responsabilidad hacia el cuidado de todos los miembros. Pablo escribió, “Si uno
de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe
honor, los demás se alegran con él” (1 Co 12:26). ¿Cómo se supone que esto suceda en
una iglesia si no estamos entrelazados juntos como una familia? ¿Cuántos creyentes
están muriéndose espiritualmente de hambre debido a la falta de un buen compañerismo?
Aunque nos reunimos juntos físicamente, ¿no hay un sentido de falta de intimidad y
rendimiento de cuentas entre unos y otros? ¿Realmente estamos andando en amor con
relaciones íntimas? Los primeros creyentes estaban tan cercanamente entrelazas juntos
como familia, que fueron falsamente acusados de ser inmorales e incestuosos (porque se
llamaban unos a otros hermanos y hermanas, tenían fiestas de amor y se saludaban unos
a otros con un beso santo).

Existe una necesidad de cultivar una atmósfera de familia en la reunión de iglesia, más
que un ambiente sobrio y formal. La iglesia no es un servicio religioso, sino una unidad
familiar. ¿Ven los creyentes la iglesia como una familia, teniendo un sentir de que
pertenecen a esa familia? ¿Hay una atmósfera familiar cuando nos reunimos juntos como
iglesia? ¿No nos damos cuenta de la necesidad de enfatizar las relaciones y el
compañerismo entre los unos y los otros? Pareciera que solo tenemos buenos servicios
sin un genuino compañerismo. ¿Cómo podemos de manera práctica generar tal
compañerismo íntimo cuando la iglesia se reúne? En un capítulo titulado ‘Small Is
Beautiful’ (Pequeño es Bonito), el prolífico autor Robert Banks escribió, “El tener iglesia en
casa nos permite llegar a conocer, amar y servirle a un grupo manejable de personas,
quienes llegarán a conocernos, amarnos y servirnos también. En un grupo tal
gradualmente podemos ir quitándonos las máscaras que cargamos en público y empezar
a compartir nuestras debilidades, dudas y temores al igual que nuestras fortalezas,
seguridades y habilidades. De esa manera empezamos a superar la irónica situación de
ser menos abiertos y menos honestos en la iglesia que en otro sitio. En los grupos
pequeños en casas aprendemos a dar y recibir, a ensenar y comprender, a llevar las
cargas de los otros y recibir ayuda de los nuestros, a amar y ser amados. En tal grupo
podemos convertirnos más como Cristo y apoyar a otros para volverse también más como
Cristo. Al hacerlo así desarrollamos una actitud, un carácter y una manera de operar
común parecida a Cristo. Nos integramos en Cristo más cercana y más firmemente.”[6]

En una comunidad pequeña, la intimidad y el rendimiento de cuentas se vuelve


relativamente factible y viable. El nivel de la espiritualidad de cada uno se vuelve obvio en
las pequeñas comunidades, permitiendo así más espacio para animarse unos a otros de
manera que ninguno sea endurecido por el engaño del pecado (Heb 3:13). Podemos
relacionarnos unos a otros íntimamente, conocernos unos a otros, compartir unos con
otros, exhortarnos unos a otros y estimularnos unos a otros al amor y las buenas obras
(Heb 10:24, 25). Gerald Oliver instaba a la iglesia, “Es tiempo de que todos se involucren
en grupos pequeños que están unidos juntos por amor, que oran, estudian la Biblia, tienen
compañerismo y en donde cada miembro rinde cuentas por las 168 horas de cada
semana.”[7] El privilegio de excitar a la intimidad y al rendimiento de cuentas unos con
otros puede practicarse muy bien en este tipo de comunidades pequeñas. Creemos que
un lugar informal como una casa es un lugar efectivo para practicar todos los puntos
mencionados anteriormente.

3. La Cena del Señor

Michael Green apuntó que “comunión (esto es, la Cena del Señor) en aquellos días era
mucho más una comida que lo que es hoy en día, y una oportunidad para mucha
adoración y compañerismo informal. El tiempo de la comida era llamado un agape, una
fiesta de amor, y en tiempos posteriores cayó en desuso por causa del mucho
abuso.”[8]Sin embargo, Pablo no le puso fin a la comida por causa del abuso en la iglesia
de Corintio. En cambio, él les enseñó sobre la correcta participación en la Cena del
Señor.[9] La Cena del Senor es una práctica significativa para la iglesia reunida porque
dirige nuestro enfoque tanto hacia la relación vertical (recordatorio de la muerte del Señor
y Su venida) como hacia la relación horizontal (compañerismo con los creyentes como
familia).

Ya antes en este libro se destacó que la iglesia primitiva se reunía como una familia,
celebrando la Cena del Señor en el contexto de una comida comunal de compañerismo,
recordando la muerte del Señor, recordándole al Señor Su venida y regocijándose por
unirles como un cuerpo y una familia. Con respecto a la Cena del Señor, J.I. Packer y
Merrill C. Tenney escribieron en Illustrated Manners and Customs of the Bible (Maneras y
Costumbres Ilustradas de la Biblia) que “los primeros cristianos tomaban la comida
simbólica de la Cena del Señor para conmemorar la Última Cena, en la cual Jesús y Sus
discípulos guardaron la fiesta tradicional de la Pascua Judía. Los temas de los dos
eventos eran el mismo. En la Pascua, los judíos se regocijan, de que Dios les haya
liberado de sus enemigos y miran con expectativa hacia su futuro como hijos de Dios. En
la Cena del Señor, los cristianos celebran cómo Jesús les liberó del pecado y expresan su
esperanza por el día cuando Cristo regrese (1 Co. 11:26). Al principio, La Cena del Señor
era una comida completa que los cristianos compartían en sus casas. Cada huésped traía
un plato de comida para la mesa común. La comida comenzaba con oración común el
comer de pequeños bocados de un solo molde de pan que representaba el cuerpo partido
de Cristo. La comida terminaba con otra oración y el compartir de una copa de vino, que
representaba la sangre derramada por Cristo.”[10] Es difícil tener la Cena del Señor como
una comida familiar en una reunión grande e impersonal y en una estructura formal. Una
casa es el lugar ideal para celebrar la Cena del Señor de manera significativa.

4. Iglesia Simple

Reunirse como iglesia en una casa es tan simple como lo sea. No se requiere de mucho
dinero para desarrollar este tipo de plantación de iglesias. Como con la iglesia primitiva,
una simple casa es suficiente para el compartir de la iglesia. El dinero se ha convertido en
el factor principal en muchos ministerios hoy en día. Se ha convertido en un asunto
mayor, en tema de conversación y fuente de conflictos. Sin mucho dinero parece haberse
vuelto prácticamente imposible de hacer la obra del Señor. Sin embargo, cuando
examinamos la iglesia primitiva, el dinero no era para nada un asunto primario. Los
primeros discípulos plantaban Iglesias en casas, tenían reuniones simples en hogares y
se multiplicaban en otras casas en la medida en que su compañerismo crecía.

En naciones como India (dónde yo vivo), comprar un pedazo de tierra y levantar una
edificación no es algo fácil. La mayoría de edificaciones eclesiales acá son construidas
con la ayuda de fondos del extranjero. Una acusación a la cual se enfrentan
frecuentemente los trabajadores cristianos, por parte de los no creyentes, es que el
ministerio y la conversión cristiana se hacen a través y por el dinero que viene del exterior.
Esos ministerios realmente están en riesgo de depender de fondos extranjeros. Las
primeras iglesias generalmente eran comunidades autóctonas, pero cuando había una
necesidad ellas estaban la una con la otra y se ayudaban unas con otras. Bendecida es la
nación en la cual la mayoría de sus iglesias y ministerios han crecido sobre el concepto
del auto-sostenimiento, la auto-propagación y el auto-gobierno.

Al hacer un ministerio de plantación de iglesias, si seguimos el actual modelo costoso, en


el cual se requiere mucho dinero para la edificación (que se usa solo de vez en cuando),
su mantenimiento y los salarios, es altamente difícil plantar numerosas iglesias. Muchos
suponen que no hay iglesia sin una edificación sagrada. Es triste ver cómo el punto de
vista del Nuevo Testamento de la iglesia y el templo están distorsionados por la idolatría a
una edificación como el lugar sagrado de Dios y el volver a coser la cortina del templo del
Antiguo Testamento que fue rasgada por la obra completa de Cristo en la cruz (Mat
27:51). Arthur Wallis dijo, “En el Antiguo Testamento, Dios tenía un santuario para Su
pueblo; en el Nuevo, Dios tiene a su pueblo como un santuario.”[11] A través de Cristo
Jesús, nosotros mismossomos el templo de Dios y la iglesia de Dios (1 Co 3:16, He
20:28). Pongámosle cuidado a las penetrantes palabras de John Havlik: “La iglesia nunca
es un lugar, sino siempre personas; nunca un aprisco sino siempre un rebaño; nunca una
edificación sagrada pero siempre una asamblea creyente. La iglesia eres tú que oras, no
en dónde oras. Una estructura de ladrillos o mármol no puede ser más iglesia que los que
unos vestidos de sayal o satín pueden ser tú. En este mundo no hay nada sagrado sino el
hombre, ningún santuario del hombre sino el alma.”[12]

Por ende, aunque no hay nada de malo en tener una edificación especial, no es un
requerimiento para la reunión de la iglesia ya que podemos reunirnos simplemente en
casas como lo hacía la iglesia primitiva. He visto como los trabajadores cristianos corren
de un lado para otro pidiendo por dinero para la construcción de una edificación eclesial.
Algunos incluso le piden a no creyentes para tal tarea. Se ha traído mucha desgracia al
nombre del Señor por causa del énfasis de los predicadores en dinero para ser dado a
sus ministerios. De esta forma, no vamos a lograr mucho para el Señor.

Donald McGavran, quién es considerado un experto en crecimiento eclesial, destacó que


“obtener un lugar para reunirse no debería colocar una carga financiera a la pequeña
congregación. La iglesia en casa cumple efectivamente con todos esos requerimientos.
Las iglesias en casa siempre deben ser consideradas, tanto para la plantación inicial
como para la extensión posterior.”[13] Para hacer plantación de iglesias como saturación,
en dónde las ciudades y pueblos son llenas de iglesias, necesitamos una estrategia
simple. Reunirse como iglesia en casas es un método simple y efectivo.

5. Líderes Bi-Vocacionales

Del patrón de la iglesia primitiva aprendemos que los pastores o supervisores de la iglesia
surgían de la misma comunidad de la iglesia (He 14:23, 2 Tim 2:2, Tito 1:5). Eran de
cosecha propia, teniendo y operando bajo una pluralidad de liderazgo en cada
iglesia.[14] El liderazgo de la iglesia primitiva era de dos tipos — local e itinerante.[15] Hoy
en día el ministerio está confinado a trabajadores de tiempo completo sin labor secular.
Sin embargo, cuando exploramos la iglesia del Nuevo Testamento, los líderes locales
eran generalmente trabajadores bi-vocacionales y los líderes itinerantes eran sostenidos
financieramente.

Siendo líderes locales, los pastores eran generalmente trabajadores bi-vocacionales.


Pablo, a pesar de ser trabajador itinerante, se puso a sí mismo como ejemplo para otros
al trabajar con sus propias manos (He 20:17, 33-35; 1 Tes 4:11-12, 2 Tes 3:6-12). Claro
que hay excepciones en las cuales algunos son dignos de recibir hospitalidad y ofrendas
voluntarias por causa de su labor en predicar y enseñar (1 Tim 5:17). Mirando la situación
de hoy en día, ¿es dar un sermón por una hora (o más) una vez a la semana el domingo y
en otras ocasiones especiales lo que llamamos laborar en predicar y enseñar? Robert
Baker, en A Summary of Christian History (Un Resumen de la Historia Cristiana), anotó,
“estos líderes usualmente trabajaban para ganarse la vida y no eran apoyados
financieramente por la iglesia. No se había hecho una distinción artificial entre clero y
laico.”[16] La International Standard Bible Encyclopedia (Enciclopedia Bíblica Estándar
Internacional)afirma que “el ministerio de la iglesia primitiva no recibía pagos. El ministerio
eran titulares de un cargo, a quienes se les debía obediencia eclesial en virtud de su
llamado y elección, y el haber sido puestos aparte por oración, y de pronto por imposición
de manos, para el oficio sagrado; pero al mismo tiempo eran negociantes, artesanos o
estaban involucrados en otros llamados seculares, y se sostenían a sí mismos . . . Si
quienes ocupaban el cargo recibían una parte, era solamente por causa de su pobreza y
porque estaban pendientes de las viudas, huérfanos y los más pobres. La introducción de
los pagos ministeriales y la implicación de que de un ministro pago se esperaba que diera
todo su tiempo al servicio de la iglesia hizo la distinción entre clero y laico más enfática.
Cuando investigamos el asunto, es evidente que el hecho de que el clero sea pago
complica todo; ya que los primeros en la lista son evidentemente aquellos que deben
poder tomar de los fondos de la iglesia, y las viudas y huérfanos figuran como miembros
de los ordenados o del clero.”[17]

Por ende, no es un requerimiento que los líderes locales renuncien a sus trabajos
seculares y se entreguen a sí mismos exclusivamente a los asuntos de la iglesia. Sin
embargo, están libres de dedicarse a sí mismos exclusivamente al ministerio de la iglesia
si tienen una guiánza genuina personal de Dios para un ministerio extensivo más allá de
la iglesia local. Es muy triste ver a muchos trabajadores cristianos sufriendo
innecesariamente por finanzas debido a la perspectiva no bíblica del ministerio eclesial.
Un “llamado al ministerio” es por lógica entendido automáticamente como abstinencia del
trabajo secular. ¿Tenemos alguna base bíblica para esta arraigada creencia? Alex Rattray
Hay observó que Pablo “definitivamente aconsejó a los ancianos de Efeso a que se
sostuvieran por sí mismos (He 20:32-35), y eso, eventualmente, fue la práctica
general.”[18] Ciertamente algunos ancianos eran apoyados totalmente por la iglesia, pero
esto era la excepción, no la regla.

Además, la plantación de iglesias y la multiplicación de la iglesia se vuelven difíciles si


todos los pastores locales esperan depender completamente de la iglesia para su
supervivencia. Más bien, deberían trabajar generalmente en el campo secular y dirigir una
pequeña comunidad de creyentes. Las finanzas no son un problema mayor en una
comunidad simple y pequeña en una casa, ya que los pastores pueden financiarse a sí
mismos fácilmente y simultáneamente dirigir la iglesia. Sería una oportunidad maravillosa
para ambos, pastores y creyentes, el apoyar a los misioneros y evangelistas itinerantes en
el campo, incluyendo a los pobres y necesitados. Por ello, creemos que la iglesia en casa
es un acercamiento sabio en el cual los pastores pueden ser trabajadores bi-
vocacionales, liderando pequeñas comunidades de manera efectiva.

6. Facilidad de Acceso para los No-Creyentes

Una vez me preguntaron, “las personas ven la mezquita como un lugar santo para los
Musulmanes y al templo como un lugar sagrado para los Hindúes. ¿No cree usted que es
importante tener una edificación especial para los Cristianos que sea considerada
sagrada?” El cristianismo es único porque la iglesia misma, toda la gente de Cristo, es el
templo de Dios y cada miembro un sacerdote de Dios (1 Co 3:16, 1 Pe 2:5, 9). En nuestro
intento de identificarnos con otras religiones paganas tenemos que ser cuidadosos de no
perder lo que nos hace únicos. Al contextualizar el mensaje no debemos hacer
concesiones hacia perspectivas no bíblicas. Frank Senn destacó muy bien que “los
cristianos de los primeros siglos no tuvieron la publicidad de los cultos paganos. Ellos no
tenían santuarios, templos, estatuas o sacrificios. No organizaron festivales públicos,
danzas, actividades musicales o peregrinajes . . . De hecho, los cristianos de los primeros
tres siglos usualmente se reunían en residencias privadas que habían sido convertidas en
espacios apropiados de reunión por la comunidad cristiana . . . Esto indica la simplicidad
del ritual de adoración de los primeros cristianos no debe tomarse como una señal de que
sea primitivo, sino más bien como una forma de enfatizar el carácter espiritual de la
adoración cristiana.”[19]

Cada estructura religiosa es vista como un lugar sagrado de un grupo religioso respectivo,
y los no creyentes que pertenecen a un grupo religioso diferente se sienten muy
incómodos en un lugar así. Un pastor amigo mío compartió una vez, “He formado
amistades con muchos no creyentes y ellos se sienten muy cómodos al venir a mi casa.
Pero si les pido que vengan a una edificación especial, de la cual la gente supone que es
un santuario, les parece extremadamente incómodo venir. La casa es un buen lugar para
ellos para ser invitados a venir y tener compañerismo.” Una casa es un lugar tan informal
que incluso los no creyentes se sienten cómodos de venir, darse cuenta de cómo vivimos
en comunidad y nos amamos unos a otros. ¿No es este amor el que identifica a los
discípulos de Cristo ante el mundo, incluso dándonos una oportunidad de ser testimonio a
ellos (Jn 13:35)?

Donald McGavran dijo una vez, “la congregación debería reunirse en los ambientes más
naturales, a dónde los no cristianos pueden llegar con la mayor facilidad y dónde los
convertidos por sí mismos llevan el servicio.”[20] No podemos esperar que los no
creyentes vengan a una edificación religiosa, aunque algunas veces puedan venir
ocasionalmente. La iglesia primitiva se reunía en casas y había ocasiones en las cuales
también asistían los no creyentes (1 Co 14:23-24). Las casas se usaban para hospitalidad
y también para las reuniones de iglesia. Michael Green mencionó, “uno de los más
importantes métodos de compartir el evangelio . . . era al usar las casas.”[21] La iglesia en
casa provee una atmósfera informal y amistosa para que los no creyentes permanezcan
fácilmente en la reunión de la iglesia y experimenten el amor y el compañerismo de Cristo
Jesús a través de Sus hijos.

7. Persecución

Un día leía en el periódico que una iglesia había sido quemada. No me conmovió porque
la iglesia, el pueblo de Dios, no había sido lastimada. Fue la edificación en la cual la
iglesia usualmente se reunía, la que fue quemada. Muchos cristianos y no creyentes por
igual piensan que la edificación es la iglesia, cuando en realidad es el pueblo redimido de
Cristo quienes son la iglesia y el santuario de Dios. Durante los tiempos de persecución,
son las edificaciones eclesiales, que son relacionadas como un lugar religioso para los
cristianos, las que frecuentemente se convierten en los blancos principales de asalto. No
es seguro para el pueblo de Dios reunirse en un lugar así cuando las situaciones son
hostiles.
La reunión de iglesia en una casa es mucho mejor en tiempos de persecución. Esto no
garantiza que la persecución no va a suceder. La iglesia primitiva se enfrentó a la
persecución a pesar de reunirse en casas, y sin embargo reunirse en casas es mucho
más seguro durante los tiempos de persecución que reunirse en una supuesta edificación
religiosa. En muchos lugares del mundo, especialmente en países del tercer mundo, los
creyentes se reúnen para compartir en una red de iglesias en casa subterráneas —
pequeñas comunidades que secretamente se reúnen en las salas de los creyentes.[22]

Más allá, es interesante anotar que durante la persecución, tanto en la iglesia primitiva
como hoy en día, las iglesias en casas se expanden rápidamente. Dios frecuentemente
usa la persecución para doblar nuestras rodillas y poner en acción nuestros pies. La
iglesia frecuentemente se vuelve activa, tanto en oración como en redes, cuando los
tiempos son difíciles. Las iglesias en casa usualmente juegan un rol vital cuando las
condiciones son hostiles. Las iglesias en China, así como en algunas partes de la India,
están creciendo aceleradamente por medio de la red de iglesias en casa. Un reportero
escribió, sobre el movimiento de iglesias en casa en China, que “es difícil estimar
exactamente cuántos cristianos adoran y sirven en estas iglesias en casa. En el 2000, un
reporte no confirmado afirmó que hay aproximadamente 80 millones de creyentes en el
movimiento de iglesias en casa. Claramente el movimiento de Iglesias en casa ha sido la
corriente principal del Cristianismo Protestante en la China.[23]

Parece que la persecución se está expandiendo rápidamente en muchos países. Los


oponentes están buscando parar la obra de Cristo donde sea que esté funcionando
activamente. Hay una gran necesidad de hacer la obra del Señor sabiamente en tales
situaciones. Se requiere de mucha oración, mucho ánimo y mucha diligencia. El compartir
de la iglesia es muy necesario para animarse unos a otros a permanecer fuertes en el
Señor. Por eso creemos que reunirse como iglesia en casas es un modelo efectivo incluso
durante tiempos de persecución.

8. Alimentación y Multiplicación de Iglesias

Estaba hablando con un hombre que es miembro de una antigua iglesia que se reúne allí
desde hace más de cien años. Le pregunté cortésmente, “¿Cuántas iglesias han plantado
ustedes?” El dijo, creo que unas dos. Esto es porque se requiere un presupuesto
financiero mayor para plantar y construir iglesias. Así el Reino de Dios no se puede
extender rápidamente. La iglesia debe penetrar en la sociedad. La iglesia debería estar
“centrada en ir”, no “centrada en venir.” Para que la iglesia se extienda a todo lugar de la
tierra, la alimentación y multiplicación cuidadosa es esencial.

Se les dijo al primer hombre y la primera mujer, “Dad fruto y multiplicaos” (Gén 1:28), de la
misma manera le es ordenado a la iglesia que se multiplique al ir y hacer discípulos de
todos las naciones (Mat 28:19-20). ¿Cuál es la mejor y más eficiente manera que tiene un
mayor alcance para la multiplicación de la iglesia? ¿Cuántos miembros de la iglesia están
viviendo vidas infructíferas debido a una alimentación y motivación no apropiada?
Reunirse en casas tiene un gran potencial para el cuidado espiritual y la multiplicación. En
la medida en que el compañerismo crece fuertemente, más del tamaño requerido en una
casa, la iglesia inevitablemente se multiplicará y dispersará a diferentes lugares. De esta
manera, las iglesias pueden fácil y rápidamente multiplicarse por toda la ciudad o el
pueblo.

Howard A. Synder observó la efectividad de iglesias multiplicadoras y describió, “No es el


solo crecimiento numérico sino la multiplicación de iglesias locales la prueba de una
iglesia saludable y creciente. El ideal bíblico no es ni producir una hueste de nuevos
cristianos que llevan vidas independientes y separadas, ni expandir las iglesias locales
existentes hasta que su membresía llegue a los miles. El patrón bíblico es formar a los
nuevos convertidos en congregaciones locales y multiplicar el número de congregaciones
en la medida en que se adhieren nuevos convertidos. El ministerio de Pablo y otros
evangelistas del Nuevo Testamento era un ministerio de multiplicación de iglesias. Los
convertidos en muchas ciudades rápidamente llegan a los miles; y sin embargo por casi
doscientos años no se erigieron edificaciones eclesiales. Tal crecimiento bajo tales
condiciones puede solo ser explicado como la multiplicación de pequeñas
congregaciones.”[24]

Plantación de iglesias de saturación puede ser hecho de manera efectiva en un modelo


como este, si trabajamos con diligencia y con la sabiduría y el poder del Espíritu Santo. La
iglesia que crece solo en un lugar puede ser buena para presumir sobre los números,
pero usualmente le falta un compañerismo cualitativo, cuidado espiritual y la motivación
para expandirse. Conozco muchos miembros que pertenecen a una gran iglesia de
“reunión de números”, pero que no tienen ninguna relación motivante con los supervisores
y unos a otros. ¿El asistir los domingos a un servicio de dos horas convierte a alguien en
parte del Cuerpo de Cristo? ¿Somos miembros de la iglesia solo de nombre? ¿Es ese el
tipo de iglesia por el cual murió Jesús? ¿Qué significa el ser parte del Cuerpo de Cristo?
¿Estamos apasionados por expander el Reino de Dios o por ver Su Reino crecer en un
lugar?

Las iglesias que son bien alimentadas y se dispersan son aquellas que prosperan
fácilmente, tanto numérica como espiritualmente. Una de las principales razones de que la
iglesia primitiva prosperara grandemente es por causa de los creyentes alimentados
espiritualmente que se dispersaron (He 8:1, 4, 11:19ss). La multiplicación de iglesia es
más efectiva que la plantación de iglesia. Hay una gran necesidad de enfatizar más en la
multiplicación de iglesias en vez de la plantación de iglesias. La multiplicación de iglesia
es contagiosa. Es como un fuego en el bosque. ¿Pero cómo puede suceder esto?
Wolfgang Simpson sabiamente escribió, “en las iglesias en casa, las personas son los
recursos, Jesús es el programa, el compañerismo es la razón, la multiplicación es el
resultado, y discipular a la vecindad la meta.”[25] Él escribió en otro lugar que “la iglesia
está cambiando de regreso de ser una estructura de ‘venir’ a convertirse otra vez en una
estructura de ‘ir’. Como resultado, la Iglesia necesita dejar de tratar de traer gente ‘a la
iglesia,’ e iniciar con llevar la Iglesia a las personas. La misión de la Iglesia nunca se
cumplirá con solo adicionar a la estructura existente; le tomará nada más que un
crecimiento acelerado de la iglesia a través de la multiplicación espontánea de sí misma a
áreas de la población del mundo, en dónde Cristo todavía no es conocido.”[26] Es por eso
que creemos que reunirse en una casa como una pequeña comunidad crea más espacio
para que la iglesia tenga un cuidado espiritual de calidad y la iglesia sea movida a
multiplicarse.

9. Discipulado y Multiplicación de Líderes

Hay una gran necesidad por la multiplicación de líderes bíblicos en las iglesias hoy en día.
La multiplicación de líderes lleva a un crecimiento explosivo de Reino de Dios a través de
la iglesia. Esto sucede cuando la iglesia es discipulada apropiadamente. Jesús no dijo,
“vayan y tengan buenos servicios y reuniones.” Él dijo, “vayan y hagan discípulos” (Mat
28:19-20). Es discipulado es una manera íntima de equipar. La reunión de la iglesia es
una oportunidad para el discipulado. Una de las maneras efectivas de vivenciar la
multiplicación de líderes es al hacer discípulos.

El crecimiento de los creyentes y la multiplicación de líderes, a través del proceso del


discipulado, son signos saludables de una iglesia bíblica. En la medida en que los líderes
discipulen a la iglesia, la iglesia se discipulara unos a otros y penetrará el mundo con una
visión para el discipulado. Tristemente, en nuestro sistema moderno actual, el discipulado
no es una tarea significativa y necesaria para la iglesia. Se supone que sea el trabajo de
los centros de entrenamiento y discipulado o de las escuelas bíblicas. Dietrich Bonhoeffer
acertadamente afirmó, “un cristianismo sin discipulado es siempre un cristianismo sin
Cristo.”[27]

Dónde no hay discipulado, el potencial de la iglesia es sepultado y los posibles líderes


permanecen sin identificar, desmotivados y por ende ignorados. ¿No sería una noticia
chocante si se hiciera una encuesta sobre cómo las iglesias están discipulando, y la
manera en que las iglesias están levantando y enviando líderes en un año o por lo menos
en cinco años? ¿No nos dijo nuestro Señor Jesús, “La cosecha es abundante, pero son
pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su
campo” (Mat 9:37-38)? ¿Estamos orando, equipando, movilizando y enviando líderes al
campo? ¿Cómo están las iglesias estableciendo metas y estrategias para la multiplicación
de líderes?

El crecimiento de las pequeñas comunidades a través del discipulado frecuentemente


resulta en el crecimiento de más líderes. Los líderes nacen y se desarrollan no por las
predicaciones públicas sino debido al discipulado personal. Un mentoreo y una
supervisión de calidad se manifiestan más en tales reuniones pequeñas, identificando y
motivando así más líderes potenciales. Grace Wiebe correctamente destacó, “las iglesias
en casa pueden ser una parte vital en levantar, entrenar y multiplicar a muchos líderes
sirvientes (resultando en menos líderes quemados).”[28] En este tipo de contexto informal,
hay una gran posibilidad para la multiplicación de discípulos, guiando como consecuencia
a la multiplicación de líderes e iglesias. Por eso creemos que reunirse en casas es una
manera efectiva para que la iglesia sea discipulada y para levantar, equipar y enviar
muchos líderes.

10. Los Pobres, Los Necesitados y Las Misiones


Una lectura cuidadosa de las Santas Escrituras revela que el dinero en la iglesia primitiva
era usado en gran parte para ayudar a los pobres y necesitados.[29] Cada iglesia era
autónoma y una organización social independiente. Incluso durante la mitad del segundo
siglo, las colectas se tomaban principalmente para ayudar a las personas pobres y
necesitadas. De acuerdo a la información encontrada en First Apology (Primera
Apología) de Justino Martyr y en la Didache, el historiador de iglesia Earle E. Cairns
menciona que al final del tiempo de compartir de la iglesia, “ellos finalmente tomaron una
colecta para ayudar a las viudas y huérfanos, los enfermos, los prisioneros y los
extranjeros. La reunión fue entonces despedida y cada persona se fue a sus casas.”[30]

La iglesia primitiva también dio para las misiones. Sin embargo, muchas de las
exhortaciones dadas a las iglesias sobre el dar, están enfocadas a ayudar a las personas
en necesidad. Esto se ha descuidado prácticamente hoy en día. ¿Por qué hay allí un gran
énfasis en ayudar a los pobres y necesitados, así como a las misiones? Pensemos –
¿Qué tanto valor tiene el predicar el evangelio a las personas mientras descuidamos el
mostrar el amor y la compasión de Cristo con las obras? Juan escribió, “Si alguien que
posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene
compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos,
no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad” (1 Jn 3:17-
18).

Mahatma Gandhi dijo una vez, “Hay gente tan hambrienta en el mundo que Dios no puede
revelarse a ellos excepto en la forma de un pan.”[31] El evangelio de Cristo cubre ambas
necesidades, las espirituales y las físicas. En Su parábola de “El Buen Samaritano,” Jesús
enseñó que ‘amar a nuestro vecino’ significa ‘ayudar al necesitado’ (Luc 10:25-37).
Incluso los pastores fueron exhortados por Pablo a que ayudaran a las personas en
necesidad. De hecho es a ellos a quienes Pablo les dice, “Con mi ejemplo les he
mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las
palabras del Señor Jesús: ‘Hay más dicha en dar que en recibir.’” (He 20:17, 28, 34-35).

Cuando los creyentes trajeron el dinero de las ventas de las propiedades y lo pusieron a
los pies de los apóstoles, ellos lo distribuyeron entre las personas necesitadas (He 4:32-
35). Es interesante anotar que la iglesia primitiva incluso vendió sus propiedades para
ayudar a aquellos que estaban en gran necesidad. Las famosas palabras, “Dios ama al
dador alegre” fueron escritas a la iglesia de Corintio en el contexto de ayudar a los santos
de la iglesia que estaban en necesidad (2 Co 9:1, 7).

John MacArthur destacó muy bien, “el propósito principal del dar, de acuerdo a lo
enseñado en el Nuevo Testamento, es para el apoyo de los santos, la iglesia. La primera
obligación de un cristiano es apoyar a sus compañeros creyentes, individual y
colectivamente. La primera responsabilidad financiera de la iglesia es el invertir en su
propia vida y en su propia gente (véase 2 Cor. 8:1-5; 9:12-15; Fil. 4:14-16). Obviamente
esta no es la única obligación económica que tenemos. La parábola del Buen Samaritano
deja claro que debemos ministrar personal y financieramente a cualquiera en necesidad,
independiente de su religión, cultura o circunstancia (Lucas 10:25-37). Pablo también
enseña que nosotros deberíamos ‘hacer el bien a todos los hombres’ (Gál. 6:10). Pero en
el mismo versículo él continúa diciendo, ‘y especialmente a aquellos que hacen parte de
la familia de la fe’ (véase 1 Juan 3:17). En 2 Corintios 9:13 los apóstoles apelan por una
generosa solidaridad ‘con todos.’ El apoyo a los pobres y necesitados en el mundo en el
nombre del Señor es una actividad cristiana de alta prioridad de acuerdo a los estándares
Escriturales.”[32] ¿Qué porcentaje del dinero levantado actualmente por la iglesia está
yendo para las personas pobres y necesitadas? Incluso en el Antiguo Testamento, un
diezmo especial era levantado una vez cada tres años para ayudar a los huérfanos, las
viudas y otras personas pobres (Dt 14:28-29). ¿Cómo se usan los diezmos de las iglesias
hoy en día?

Se dice que la mayoría del dinero hoy en día es generalmente usado para el
mantenimiento y la administración, con menos dinero yendo hacia las misiones. En
muchas iglesias, no existe ninguna consideración especial para ayudar a los pobres y
necesitados. ¿Son ambos, los pobres y las misiones, una prioridad en el presupuesto
financiero de las iglesias tradicionales? ¿Qué porcentaje del dinero recogido por la iglesia
tradicional va para ayudar a los necesitados y las misiones? Los autores del Life
Application Bible Commentary (Comentario Bíblico de Aplicación de Vida) en el Evangelio
de Marcos, advirtieron, “si nuestras iglesias gastan grandes sumas en sus edificaciones
físicas e ignoran las misiones, el evangelismo y el cuidado de los pobres, ellas también
caerán bajo el juicio de Dios.”[33] Ya que reunirse en una casa es un modelo simple (lo
que significa, que no se requiere dinero para edificaciones y su mantenimiento), el dinero
puede ser usado para ayudar a los pobres y necesitados, incluyendo el apoyo a las
misiones.

Palabras Finales

Para justificar sus prácticas, muchos de forma ignorante y poco razonable se oponen a
esta enseñanza (como yo alguna vez lo hice) sin un estudio y un examen cuidadoso de
cómo funcionaba la iglesia primitiva. No hay muchas cosas buenas que decir sobre la
iglesia moderna hoy. Se requiere una reforma para ayudar al pueblo de Dios a funcionar
más efectiva y bíblicamente. El reunirse en casas no es una solución perfecta en la cual
nunca tendremos ningún tipo de problemas. Solamente es un acercamiento mejor y más
efectivo. Al decir esto, me refiero a que tiene más ventajas y menos desventajas. Claro
que los problemas que suceden, basados en diferentes situaciones, lugares y culturas,
deben ser tratados en oración y sabiamente, de acuerdo a la sabiduría del Espíritu Santo
y con el consejo de personas de Dios experimentadas.

Así mismo, que el lector no yerre en pensar que la iglesia está confinada a reunirse en
una casa. Puede reunirse también en una oficina, un pasillo, un salón de clases, una
cabaña, una carpa, etc. siempre y cuando el tamaño de la comunidad sea lo
suficientemente pequeño para que la participación de cada miembro sea posible y
movilizada. La estructura no es tan importante como lo es el funcionar de la iglesia. Este
capítulo de hecho se podría titular, “Diez Razones para las Comunidades Pequeñas.” Ya
que la casa es un lugar informal en el cual la gente generalmente se puede reunir en
comunidades pequeñas, lo he usado frecuentemente en este capítulo. El pueblo de Cristo
es libre de reunirse donde quiera que lo sientan conveniente y sin embargo funcionen de
acuerdo al patrón de la iglesia del Nuevo Testamento.
Finalmente, que nunca olvidemos que cualquier paradigma eclesial es débil y le falta vida
sin el empoderamiento del Espíritu Santo. Es Espíritu de Dios es la vida de la iglesia; sin
Él cualquier iglesia está muerta. Busquemos ser revestidos con el poder de lo alto
mientras constantemente buscamos establecer Su Reino en la tierra. ¡Que el Señor sea
derramando abundantemente de Su Espíritu sobre Su Cuerpo, la iglesia!

Cierro este capítulo con un comentario digno de ser contemplado por el comentarista
Anglicano David Prior. Él escribió, “es mejor estar preocupado por la calidad que por la
cantidad: un diamante miniatura es por mucho más valioso que toda una carga de
piedras. Es por esta razón que vamos a trabajar con grupos y pequeñas comunidades en
vez de hacerlo con grandes multitudes . . . solo nos preocupan las comunidades
pequeñas compuestas de personas que saben que ellos son la Iglesia. Es con ellos que
vamos a establecer la obra de la extensión del Evangelio, de proclamar en palabra y
hechos que Cristo vino para liberarnos de la miseria y la opresión, bien sea espiritual o
material. Trabajar en grupos pequeños vale por mucho más la pena. Una cucharadita de
azúcar disuelta en una pequeña taza endulza el café, y eso es lo mismo con el Evangelio
en una comunidad pequeña. Pero ponga la misma cucharadita de azúcar dentro de una
gran jarra de café, y su sabor sencillamente se pierde.”[34]

— Stephen David

Preguntas de Discusión

1. ¿Qué evidencia hay de que la falta de edificaciones eclesiales no es un impedimento


para la rápida expansión de la iglesia?

2. ¿Cómo impacta la estructura, el tamaño y el sistema de una iglesia el aspecto


ministerial de ‘los unos a otros’?

3. ¿Cómo influye el tamaño de una congregación en que sus miembros vean la iglesia
como una corporación o como una familia? ¿Cómo afectará esto la intimidad y el
rendimiento de cuentas?

4. ¿Cuál era el propósito principal de las reuniones de la iglesia primitiva? ¿Y en qué se


diferencia de la manera en que son las reuniones hoy?

5. ¿Qué significa el que seamos parte del Cuerpo de Cristo? ¿Cuál es su función en su
iglesia?

6. ¿Por qué es difícil tener la Cena del Señor como una comida familiar en una reunión
grande e impersonal y en una estructura formal?

7. ¿En qué contexto tenía la iglesia primitiva la Cena del Señor y con qué propósito?
¿Qué diferencia habría si lo practicáramos igual hoy en día?

8. ¿Cómo hace la reunión de iglesia en casas más simple la plantación de iglesias?


9. ¿Cuáles son las ventajas de que las iglesias en casas tengan pastores bi-
vocacionales?

10. ¿Por qué cree usted que los líderes locales eran generalmente bi-vocacionales
mientras que los líderes itinerantes generalmente eran apoyados por la iglesia?

11. ¿Cuáles con las ventajas de que una iglesia en casa tenga algunos ancianos de
tiempo completo?

12. ¿De qué manera le da la iglesia un descanso a los no-creyentes al reunirse en casas?

13. Enumere cinco puntos de las ventajas de las Iglesias en casa durante tiempos de
persecución.

14. ¿Cómo es que la alimentación y la multiplicación de la iglesia puede ocurrir más


fácilmente en una comunidad pequeña en vez de una grande?

15. ¿Cree usted que el discipulado debe ser la responsabilidad principal de la iglesia? Si
sí, ¿en qué tipo de contexto, y de qué maneras de puede discipular más efectivamente?

16. ¿Por qué las micro-iglesias son el mejor ambiente para la multiplicación y el
entrenamiento de nuevos líderes?

17. Compare los objetivos del dar del Nuevo Testamento con los gastos modernos de la
iglesia. ¿Qué cambios supone usted que deberíamos hacer para que usemos nuestras
finanzas bíblicamente?

18. ¿Por qué es mejor preocuparse por la calidad en vez de la cantidad?

Nota: La NTRF también ofrece recursos para maestros, para ayudar a dirigir una
discusión sobre la vida de la iglesia neo-testamentaria. PidaThe Practice of The Early
Church: A Theological Workbook (Leader’s Guide) en www.NTRF.org.

[1] David Watson, I Believe in the Church (Great Britain: Hodder & Stoughton, 1978), 121.

[2] Robert Banks, Paul’s Idea of Community (Massachusetts: Hendrickson Publishers), 90.

[3] Watson, 117.

[4] William Barclay, The Letters to the Corinthians, Revised Edition (Westminster Press,
1977), 135.

[5] Ronald Sider, Rich Christians in an Age of Hunger (Illinois: Inter-Varsity Press, 1977),
190-191.

[6] Robert & Julia Banks, The Church Comes Home (Massachusetts: Hendrickson
Publishers, Inc., 1998), 84.

[7] Tomado de un artículo no publicado, “Services Versus Service.”


[8] Michael Green, Evangelism Now & Then (Illinois: InterVarsity Press, 1979), 103-104.

[9] Pablo menciona el problema en 1 Co 11:20-21 y finalmente da la solución en los


versículos 33-34.

[10] J. I. Packer and Merrill C. Tenney, Illustrated Manners and Customs of the
Bible (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1980), 540-541.

[11] Frank Viola, Pagan Christianity (Present Testimony Ministry, 2002), 99.

[12] John Havlik, People Centered Evangelism (Nashville: Broadman Press, 1971), 47.

[13] Robert Fitts, The Church in the House (Salem, OR: Preparing the Way Publishers,
2001), 18.

[14] He 11:30; 15:2, 4, 6, 22, 23; 14:23; 20:17-28; Fil 1:1; 1 Tes 5:12-13; 1 Tim 4:14; 5:17;
Tito 1:5; Stg 5:14; 1 Pe 5:1-3; Heb 13:7, 17, 24.

[15] Gordon Fee, Gospel and Spirit (Massachusetts: Hendrickson Publishers, Inc., 1991),
139.

[16] Robert Baker, A Summary of Christian History (Nashville, Tennessee: Broadman &
Holman Publishers, 1994), 11.

[17] Power Bible CD [CD-Rom] V4.5. Bronson: Online Publishing, 1999-2005.

[18] Alex Rattray Hay, The New Testament Order for Church and Missionary (1947), 299.

[19] Christian Liturgy, 53.

[20] Fitts, 18.

[21] Michael Green, Evangelism in the Early Church (1970), 207.

[22] www.bibleleague.org/church/planting/china.php

[23] Eternal Perspective Ministries, www.epm.org/articles/Chinesetorture.htm

[24] Howard Synder, The Community of the King (Illinois: Inter-Varsity Press, 1978), 122.

[25] Wolfgang Simpson, Houses that Change the World (Chennai, India: Mission
Educational Books, 1998), 142.

[26] Ibid, 21-22.

[27] www.choosethelife.com/041100_article.html

[28] The Network for Strategic Missions,


www.strategicnetwork.org/index.php?loc=kb&view=v&id=8614&fto=1269&
[29] He 2:45; 4:32-37; 6:1-4; 9:36; 20:34-35; Ro 12:13; 1 Co 16:1-3, 15; 2 Co 8:1-5; 9:1-2,
7; Gál 2:6-10; 6:9-10; Fil 7; Tito 3:8; Heb 6:10-11, 13:2-3, 15-16; Stg 1:27; 2:15-17; 1 Pe
4:9; 1 Jn 3:16-18.

[30] Earle E. Cairns, Christianity Through The Centuries (Grand Rapids: Zondervan
Publishing House, 1996), 84.

[31] Wheel Words, www.texaschapbookpress.com/wheelwords.htm.

[32] John MacArthur, The MacArthur New Testament Commentary 1 Corinthians (Printed
in India: 1984 by The Moody Bible Institute of Chicago), 451.

[33] Bruce B. Baton, et al., Life Application Bible Commentary on Mark (Illinois: Tyndale
House Publishers, Inc., 1994), 319.

[34] David Prior, The Church in the Home (Great Britain: Marshall Morgan and Scott
Marshall Pickering, 1983), 163-164.

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