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Para reflexionar!

Jose Antonio Lopez Palacios


6h·

A bote pronto, mis puntos de vista sobre la iniciativa que reforma la ley Orgánica de INAH
presentada por Virgilio Caballero.

Felipe I. Echenique March.

En primer lugar debo decir que no tenía conocimiento de que se estuviera tramando esta
iniciativa, por lo tanto, se puede expresar que no se ha consultado y discutido dicha
iniciativa, por lo menos con los profesores de Investigación científica y docencia del INAH,
a los que terminará afectando, en mucho más que su estricta relación laboral, enmarcada
hasta ahora en el apartado “B” ya que se nos reubicará en el apartado “A”; sino también y a
final de cuentas en las relaciones profesionales que hasta ahora hemos mantenido con
nuestras materias de trabajo.

Efectivamente, hace ya muchos años que desde nuestras instancias sindicales hemos tratado
de hacer valer los criterios generales que rigen para la administración descentralizada de la
federación; bajo el entendido de que la personalidad jurídica propia y el patrimonio propio
con que se le dotó al INAH desde su creación 1939, lo tipifican justamente como un
organismo descentralizado y que ahora justamente recoge la iniciativa de reforma de la Ley
Orgánica del INAH de Virgilio Caballero, para según él, corregir una anomalía o
contravención “al orden jurídico administrativo, ya que se mantiene un Instituto con
personalidad jurídica y patrimonio propio pero en calidad de órgano desconcentrado”.

Han sido criterios leguleyos esgrimidos por la SEP y los directores del INAH, seguramente
siguiendo las directrices presidenciales, de no dejar que el INAH se pudiera comportar
como un organismo descentralizado de la SEP, porque eso hubiera implicado un mayor
grado de autonomía y la construcción de un ente de estado: Sui géneris, dado no sólo la
formalidad de su creación con la características ya mencionadas, sino por la propia
naturaleza de los Bienes Nacionales que tiene bajo su responsabilidad tanto para investigar,
conservar, difundir y custodiar como lo son los monumentos y zonas de monumentos
arqueológicos, artísticos, históricos y paleontológicos.

Los funcionarios el INAH, CNCA luego CONACULTA y hoy Secretaria de Cultura de


1986 hasta la actualidad, se han negaron sistemáticamente a reconocer al INAH como una
organismo descentralizado. Bajo esa negativa actuaron en contra de nuestras demandas, no
sólo en el ámbito de las relaciones laborales, sino, y lo más importante, en el
establecimiento de una normatividad acorde a los objetivos de la institución en relación a la
investigación científica sobre antropología e historia, relacionada principalmente con la
población del país y con la investigación, conservación, restauración y difusión de los
bienes nacionales denominados monumentos y zonas de monumentos arqueológicos,
artísticos, históricos y paleontológicos.

Esa negativa a reconocer, lo sui géneris del INAH, ha sido la responsable de una serie de
atentados contra esos bienes nacionales que tiene bajo su custodia y responsabilidad según
la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos, Históricos y
Paleontológicos el INAH, y que justamente la iniciativa del antropólogo, ahora diputado
por la bancada de MORENA Virgilio Dante Caballero Pedraza, vuelve a ocultar y silenciar.

Es increíble lo sesgado y maniqueo de la exposición de motivos que presenta el diputado,


pues solamente se ciñó a mencionar puros criterios administrativistas, que si bien intenta
ponderar los elementos de personalidad jurídica propia y patrimonio propio, para destacar
la necesidad de compaginarlo con las estructuras administrativas vigentes en otras
instituciones, mancha su exposición al seguir el camino y ruta de las paraestatales
descentralizadas, cuyos objetivos y lineamientos obedecen en casi todos los casos a la
administración de bienes nacionales pero afectos al comercio o a la concesión para su
aprovechamiento o su explotación comercial.

Siendo ese su punto de partida y no haciendo caso alguno a la peculiaridad de los bienes
nacionales arqueológicos muebles o inmuebles: imprescriptibles, inalienables,
inembargables e intransferibles, afectados los usos común y dominio público y por lo tanto
totalmente fuera de los circuitos comerciales, dirige sus baterías a iniciar la explotación
comercial y aprovechamiento de lo que se comenzaran a llamar recursos arqueológicos que
muy seguramente podrán ser ya objeto de concesión y hasta de privatización.

Esta iniciativa, que aparentemente levantará las banderas que hemos enarbolado como
organización sindical para defender nuestros derechos laborales en donde se encuentran
también la defensa de nuestra materia de trabajo –las manifestaciones materiales e
intelectuales del pasado en la que se sustenta las disciplinas antropológicas e históricas -y
sus orientaciones sociales de uso común y dominio público, terminar traicionándonos pues
acabaran poniendo bajo la férula de la rentabilidad y productividad a los bines
arqueológicos, artísticos e históricos propiedad de la nación. Ello implica, entre otras tantas
cosas, poner a lo arqueológico e histórico, como otras más de las mercancías que deben
ponerse a circular en el mercado para maximizar renta y ganancias.

El próximo paso después de promulgar la iniciativa de reforma a la ley orgánica del INAH,
será cambiarle el nombre por Empresa Productiva del Espectáculo Arqueológicos e
Histórico de la Nación, para estar acorde con los principios neoliberales.

No cabe duda que para que la cuña apriete debe de ser del mismo palo.

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