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Historia de la química

[ocultar]Época del descubrimiento de los elementos químicos


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F R A T P N P A C B C E F M N L RDS B H MD R C N F ML TO
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r a c h a p u m m k f s m d o r f b g h s t s g n h l c v s g

Clave de colores: Antes del 1500 (13 elementos): Antigüedad y Edad Media. 1500-1800 (+21
elementos): casi todos en el Siglo de las Luces. 1800-1849 (+24 elementos): revolución científica y revolución
industrial. 1850-1899 (+26 elementos): gracias a la espectroscopia. 1900-1949 (+13 elementos): gracias a la
teoría cuántica antigua y la mecánica cuántica. 1950-2000 (+17 elementos): elementos "postnucleares" (del nº at.
98 en adelante) por técnicas de bombardeo. 2001-presente (+4 elementos): por fusión nuclear.
Tabla periódica con los elementos coloreados según su época de descubrimiento. La tabla
periódica es uno de los iconos más conocidos de la ciencia, y representa el núcleo de la
química, al incorporar y relacionar sus principios fundamentales.

Ilustración de un laboratorio químico del siglo XVIII.


El alquimista descubriendo el fósforo (1771) de Joseph Wright.

La historia de la química abarca un periodo de tiempo muy amplio, que va desde la


prehistoria hasta el presente, y está ligada al desarrollo cultural del hombre y su
conocimiento de la naturaleza. Las civilizaciones antiguas ya usaban tecnologías que
demostraban su conocimiento de las transformaciones de la materia, y algunas servirían de
base a los primeros estudios de la química. Entre ellas se cuentan la extracción de los
metales de sus menas, la elaboración de aleaciones como el bronce, la fabricación de
cerámica, esmaltes y vidrio, las fermentaciones de la cerveza y del vino, la extracción de
sustancias de las plantas para usarlas como medicinas o perfumes y la transformación de las
grasas en jabón.

Ni la filosofía ni la alquimia, la protociencia química, fueron capaces de explicar


verazmente la naturaleza de la materia y sus transformaciones. Sin embargo, a base de
realizar experimentos y registrar sus resultados los alquimistas establecieron los cimientos
para la química moderna. El punto de inflexión hacia la química moderna se produjo en
1661 con la obra de Robert Boyle, The Sceptical Chymist: or Chymico-Physical Doubts &
Paradoxes (El químico escéptico: o las dudas y paradojas quimio-físicas), donde se separa
claramente la química de la alquimia, abogando por la introducción del método científico
en los experimentos químicos. Se considera que la química alcanzó el rango de ciencia de
pleno derecho con las investigaciones de Antoine Lavoisier, en las que basó su ley de
conservación de la materia, entre otros descubrimientos que asentaron los pilares
fundamentales de la química. A partir del siglo XVIII la química adquiere definitivamente
las características de una ciencia experimental moderna. Se desarrollaron métodos de
medición más precisos que permitieron un mejor conocimiento de los fenómenos y se
desterraron creencias no demostradas.
La historia de la química se entrelaza con la historia de la física, como en la teoría atómica
y en particular con la termodinámica, desde sus inicios con el propio Lavoisier, y
especialmente a través de la obra de Willard Gibbs.1

Índice
 1 Antecedentes
o 1.1 Metalurgia
 1.1.1 Metalurgia del bronce
 1.1.2 Metalurgia del hierro
o 1.2 La cerámica y el vidrio
o 1.3 Transformaciones orgánicas de la Antigüedad
 2 Teorías filosóficas de la Antigüedad Clásica
o 2.1 Primeros atomistas
 3 Alquimia
o 3.1 La piedra filosofal y el esoterismo
o 3.2 Elementos y metales de la alquimia
o 3.3 Alquimia en el mundo islámico
o 3.4 Problemas de la alquimia
 4 Siglos XVII y XVIII: inicios de la química
o 4.1 Robert Boyle
o 4.2 Teoría del flogisto
o 4.3 Descubrimientos del siglo XVIII
o 4.4 Antoine Lavoisier
o 4.5 Volta y su pila
 5 Siglo XIX: resurgimiento de la teoría atómica
o 5.1 John Dalton
o 5.2 Jöns Jacob Berzelius
o 5.3 Davy y la electrólisis
o 5.4 Gay-Lussac y las leyes de los gases
o 5.5 Amedeo Avogadro
o 5.6 Inicios de la síntesis orgánica y su industria
o 5.7 Congreso de Karlsruhe y sus antecedentes
o 5.8 Espectroscopía y tubos de descarga
o 5.9 Kekulé y la estructura orgánica
o 5.10 Mendeléyev y la tabla periódica
o 5.11 Josiah Willard Gibbs
o 5.12 Van't Hoff y Arrhenius
o 5.13 Descubrimientos de finales del siglo XIX
o 5.14 Marie y Pierre Curie
 6 Siglo XX: se revela la estructura del átomo
o 6.1 Ernest Rutherford y su modelo atómico
o 6.2 Modelo atómico de Bohr
o 6.3 Isótopos, protones, neutrones y modelo de Sommerfeld
o 6.4 Gilbert N. Lewis
o 6.5 Mecánica cuántica
o 6.6 Química cuántica
o 6.7 Bioquímica y biología molecular
o 6.8 Finales del siglo XX
 7 Véase también
o 7.1 Historias y cronologías
o 7.2 Químicos eminentes
 8 Notas
 9 Referencias
 10 Enlaces externos

Antecedentes

El fuego fue la primera reacción química controlada por los humanos, aunque su naturaleza
permaneció siendo un enigma durante milenios.

La primera reacción química de importancia que controlaron los humanos fue el fuego. Hay
restos datados hace alrededor de 500 000 años que atestiguan el dominio del fuego,2 al
menos desde los tiempos del Homo erectus. Este logro se considera una de las tecnologías
más importantes de la historia. No solo proporcionaba calor y luz para alumbrarse, servía
de protección contra los animales salvajes y después para despejar los bosques para cazar o
cultivar, y además sería la base para el control de otras reacciones químicas, como las
derivadas de la cocción de los alimentos (que facilitaron su digestión y disminuían la
cantidad de microorganismos patógenos en ellos) y más tarde de tecnologías más complejas
como la cerámica, la fabricación de ladrillos, la metalurgia, el vidrio o la destilación de
perfumes, medicinas y otras sustancias contenidas en las plantas. Aunque el fuego fuera la
primera reacción química usada de manera controlada, las culturas antiguas desconocían su
etiología. Durante milenios se consideró una fuerza misteriosa y mística capaz de
transformar unas sustancias en otras produciendo luz y calor. Al igual que se desconocían
las causas del resto de transformaciones químicas, como las relacionadas con la metalurgia,
aunque se dominaran sus técnicas.
Metalurgia

Artículo principal: Metalurgia

El primer metal empleado por los humanos fue el oro, que puede encontrarse en forma
nativa, por lo que no necesitaba transformaciones químicas para su uso. Se han encontrado
pequeñas cantidades de oro en algunas cuevas de España usadas en el Paleolítico superior
aproximadamente hace 40 000 años.3 La plata y el cobre también se pueden encontrar en
forma nativa en pequeñas cantidades (además del estaño y el hierro meteórico que aparecen
en cantidades exiguas) permitiendo un uso limitado de objetos metalísticos en las culturas
antiguas.4 Las técnicas de esta metalurgia inicial se limitaban a fundir los metales con la
ayuda del fuego para purificarlos y dar forma a los adornos o herramientas mediante
moldes o cincelado. Pero los metales nativos son escasos, y hasta que se aprendió a extraer
los metales a partir de sus minerales no se pudo generalizar el uso de los objetos metálicos,
lo que sí implicó el control de reacciones químicas.

Metalurgia del bronce

Artículos principales: Fundición y Edad del Bronce.

Mapa de la difusión de la metalúrgica del Bronce Antiguo. Cuanto más oscuro el marrón
más antigua es la producción de bronce en la región.

Algunos metales pueden obtenerse de sus menas simplemente calentando los minerales en
una pira, principalmente el estaño y el plomo, y a mayores temperaturas, en un horno, el
cobre; en un proceso de reducción conocido como fundición. Las primeras pruebas de
extracción metalúrgica proceden del yacimiento de Çatalhöyük en Anatolia (Turquía),
alrededor 6400 a. C.,5 y los yacimientos arqueológicos de Majdanpek, Yarmovac y Plocnik,
los tres en Serbia, datados en los milenios V y VI a. C. También son notables las
fundiciones de cobre encontradas en el yacimiento de Belovode,6 con objetos como un
hacha de cobre del 5500 a. C. perteneciente a la cultura de Vinča.7 Se han encontrado más
vestigios de los primeros usos de los metales, datados en el III milenio a. C., en otros
lugares como Palmela (Portugal), Los Millares (España) y Stonehenge (Reino Unido).
La capacidad de fabricar objetos de metal y la extensión de su uso revolucionó las
sociedades antiguas.

Al principio los metales se usaban por separado o mezclados tal como se encontraban. Al
mezclarse el cobre con estaño o arsénico intencionadamente se consiguieron metales de
mejores cualidades, las aleaciones denominadas bronces. Con este avance tecnológico
surgió la Edad del Bronce. La tecnología relacionada con el bronce fue desarrollada en el
Oriente Próximo a finales del IV milenio a. C.,8 fechándose en Asia Menor antes del
3000 a. C.; en la antigua Grecia se comenzó a utilizar a mediados del III milenio a. C.; en
Asia Central el bronce se conocía alrededor del 2000 a. C. (en Afganistán, Turkmenistán e
Irán), y poco después llegaría a China, desarrollándose durante la dinastía Shang. La Edad
del Bronce no solo fue el periodo de mayor desarrollo de la metalurgia (en términos de
expansión y diversidad) sino que influyó en muchos otros campos al extender el uso de
objetos metálicos. La disponibilidad de herramientas y armas fabricadas con un metal más
duro y resistente permitió el desarrollo de la agricultura y los grandes ejércitos, y se
fomentaron las rutas comerciales para el intercambio tanto de los minerales escasos como
de productos terminados. A partir de la Edad del Bronce los pueblos que consiguieron
armas de aleaciones y metales más duros se impusieron a sus vecinos.

Metalurgia del hierro

Artículo principal: Edad del Hierro e Historia de la siderurgia

La extracción del hierro de sus menas es mucho más difícil que la del cobre y el estaño, ya
que requiere un proceso de fundición más complejo, que necesita carbón (una fuente de
CO) como agente reductor y mayores temperaturas, pero a cambio se consigue un metal
más duro y tenaz que el bronce, y mucho más abundante. A diferencia de la producción del
bronce que se extendió por el Viejo Mundo a partir de un foco ubicado en el Oriente
Próximo las técnicas de fundición del hierro podrían haberse desarrollaron multipolarmente
en distintas partes del mundo. Existen restos arqueológicos con herramientas fabricadas con
hierro sin níquel (prueba de que no es de origen meteórico)910 en Anatolia alrededor del
1800 a. C.,1112 pero también se han encontrado herramientas del periodo comprendido entre
el 1800 a. C. y 1200 a. C. en el valle del Ganges en la India,13 y en yacimientos en África
datados alrededor de 1200 a. C.141516 Las tecnologías siderúrgicas se extendieron desde el
Mediterráneo hacia el norte a partir del 1200 a. C., llegando al norte de Europa alrededor
del 600 a. C., más o menos en las mismas fechas en las que llegaron a China.17

La mayoría de los métodos de extracción y purificación de metales usados en la Antigüedad


se describen en la obra de Plinio el Viejo, Naturalis Historia. Además de describir las
técnicas intenta explicar los métodos y hace observaciones muy precisas sobre muchos
minerales.

Además de sus usos cotidianos, los objetos de cerámica y vidrio formaron parte del
material de laboratorio desde la antigüedad. Alambique de destilación del siglo XIII.

La cerámica y el vidrio

Artículos principales: Cerámica y Vidrio.

Además de la metalurgia el uso del fuego proporcionó a los humanos otras dos importantes
tecnologías derivadas de transformaciones físico-químicas, la cerámica y el vidrio, cuyo
desarrollo ha acompañado al hombre desde la prehistoria hasta el laboratorio moderno. Los
orígenes de la cerámica datan del Neolítico cuando el hombre descubrió que los recipientes
hechos de arcilla, cambiaban sus características mecánicas e incrementaban su resistencia
frente al agua si eran calentados en el fuego. Para controlar mejor el proceso se
desarrollaron diferentes tipos de hornos, y cada cultura desarrolló sus propias técnicas y
formas.

En Egipto se descubrió que recubriendo la superficie con mezclas de determinados


minerales (sobre todo mezclas basadas en el feldespato y la galena) la cerámica se cubría
con una capa muy dura, menos porosa y brillante, el esmalte, cuyo color se podía cambiar
añadiendo pequeñas cantidades de otros minerales o variando las condiciones de aireación
del horno. Estas tecnologías se difundieron rápidamente. En China se perfeccionaron las
tecnologías de fabricación de las cerámicas hasta dar con la porcelana en el siglo VII.
Durante siglos China mantuvo el monopolio en la fabricación de la porcelana, y en Europa
se desconocía como fabricarla hasta el siglo XVIII gracias a Johann Friedrich Böttger.

Relacionado con el desarrollo de la cerámica, aparece el desarrollo del vidrio a partir del
cuarzo y carbonato de sodio o carbonato de potasio. Su desarrollo igualmente empezó en el
Antiguo Egipto y fue perfeccionado por los romanos. Su producción masiva a finales del
siglo XVIII instó al gobierno francés a premiar mediante concurso un nuevo método para la
obtención del carbonato sódico ya que la fuente habitual (las cenizas de madera) no
proporcionaba cantidades suficientes como para cubrir la creciente demanda. El ganador
fue Nicolas Leblanc aunque su proceso cayó en desuso en favor del proceso de Solvay,
desarrollado medio siglo más tarde, que impulsó enormemente el desarrollo de la industria
química.

Transformaciones orgánicas de la Antigüedad

Las sociedades antiguas usaban un reducido número de transformaciones químicas


naturales como las fermentaciones del vino, la cerveza o la leche. También conocían la
transformación del alcohol en vinagre, que usaban como conservante y condimento. Las
pieles se curtían y blanqueaban sumergiéndolas en orina añeja (cuya urea se transforma en
amoniaco cuando se almacena largo tiempo) o soluciones de palomina (que contiene ácido
úrico); y también se usaba su capacidad blanqueante con las manchas persistentes de los
tejidos.18 Además tenían conocimiento del proceso de saponificación; los primeros registros
de fabricación de jabones datan de Babilonia alrededor del 2800 a. C.19

Teorías filosóficas de la Antigüedad Clásica

Esquema con los cuatro elementos griegos clásicos:


fuego • tierra • aire • agua
en relación con sus propiedades y los demás elementos.

Los filósofos intentaron racionalizar por qué las diferentes sustancias tenían diferentes
propiedades (color, dureza, olor...), estaban en diferentes estados (fluidos o sólidos) y
reaccionaban de diferente manera ante los cambios del medio, por ejemplo frente al agua, el
fuego o al ponerse en contacto con otras sustancias. Estas observaciones les impulsaron a
postular las primeras teorías sobre la química y la naturaleza de la materia. Estas teorías
filosóficas relativas a la química pueden encontrarse en todas las civilizaciones antiguas.
Un aspecto común de todas ellas era el intento de encontrar un número reducido de
elementos primarios que se combinarían entre sí para formar todas las demás sustancias de
la naturaleza. Solían tratarse de sustancias conocidas como el agua, la tierra, la madera o el
aire/viento, y formas de energía como el fuego o la luz, además de conceptos abstractos
como el éter o el cielo. Varias civilizaciones diferentes coincidieron en muchos de estos
conceptos, incluso entre culturas sin contacto, por ejemplo los filósofos griegos, indios,
chinos y mayas consideraban que el agua, la tierra y el fuego eran elementos primarios,
aunque cada una de estas culturas incluía uno o dos elementos diferentes más en su propio
listado.

En la Grecia Clásica alrededor del 420 a. C. Empédocles afirmó que toda la materia estaba
formada por cuatro sustancias elementales: tierra, fuego, aire y agua. En sintonía con esta
creencia la escuela hipocrática sostenía que el cuerpo humano estaba formado por cuatro
humores. Posteriormente Aristóteles añadió a los cuatro elementos clásicos el éter, la
quintaesencia, razonando que el fuego, la tierra, el aire y el agua eran sustancias terrenales
y corruptibles, y que como no se percibían cambios en las regiones celestiales, las estrellas
y planetas no debían estar formados por ellos sino por una sustancia celestial e inmutable.20
En sus obras Física y Metafísica Aristóteles desarrolla sus conceptos duales de «sustancia y
accidente», «esencia y forma», «acto y potencia» para explicar los cambios de la
naturaleza, incluidas las transformaciones de la materia. Sus ideas sobre la composición y
transformaciones de la materia, y el resto del funcionamiento de la naturaleza, se
convirtieron el las predominantes tanto en Occidente como en Oriente Medio, influyendo
en sus culturas durante dos milenios.

Demócrito fue el filósofo atomista griego más renombrado.


Primeros atomistas

Las teorías iniciales sobre el atomismo se remontan a la Antigua Grecia y la Antigua


India.21 El atomismo griego se inició con los filósofos Leucipo de Mileto y su discípulo
Demócrito alrededor del 380 a. C., que propusieron que la materia estaba compuesta por
diminutas partículas indivisibles e indestructibles, denominadas por ello átomos (del griego
ἄτομος «sin partes», «que no se dividen»). Afirmaciones similares fueron realizadas por el
filósofo indio Kanada en sus textos de la escuela Vaisesika en un periodo cercano.21
También los jainistas de la época tenían creencias atomistas.21

Alrededor del 300 a. C. Epicuro postuló un universo formado por átomos indestructibles en
el cual el hombre debía alcanzar el equilibrio. El filósofo Lucrecio trató de explicar la
filosofía epicúrea al público romano en su obra del 50 a. C.,22De rerum natura (Sobre la
naturaleza de las cosas).23 En esta obra Lucrecio presenta los principios del atomismo, las
teorías sobre la naturaleza de la mente y el alma, y explicaciones para los sentidos y el
pensamiento, el desarrollo del mundo y los fenómenos naturales.

Tanto los atomistas griegos y romanos como los de la India carecían de datos empíricos que
respaldaran sus creencias. Sin estas pruebas, a sus adversarios les resultó fácil negar sus
tesis. En Occidente el atomismo nunca consiguió formar parte de la opinión mayoritaria de
la época. Aristóteles se opuso a la existencia de los átomos en el 330 a. C. y su autoridad en
el pensamiento occidental hizo que las ideas atomistas quedaran postergadas durante siglos,
hasta bien entrada la Edad Moderna.

Alquimia
Artículo principal: Alquimia

Emblema alquímico con los cuatro elementos clásicos además de los tria prima de
Paracelso y los astros conocidos.

La alquimia (del árabe ‫[ الخيمياء‬al-khīmiyā]) es una antigua práctica protocientífica y una


disciplina filosófica que combinaba elementos de la química, la metalurgia, la física y la
medicina con la astrología, la semiología, el misticismo y el espiritualismo. La alquimia fue
practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la Antigua Grecia, el imperio
romano, los califatos islámicos medievales y en la India, China y Europa hasta el siglo
XVIII, por una compleja diversidad de escuelas y sistemas filosóficos que abarcaron al
menos 2500 años.

La piedra filosofal y el esoterismo

La alquimia se define como la búsqueda hermética de la piedra filosofal (una sustancia


legendaria capaz de transmutar los metales en oro o de otorgar la inmortalidad y la
omnisciencia), cuyo estudio estaba impregnado de misticismo simbólico y era muy
diferente de la ciencia moderna. Los alquimistas trabajaban para hacer transformaciones a
nivel esotérico (espiritual) y exotérico (práctico).24 Estos aspectos exotéricos
protocientíficos de la alquimia fueron los que contribuyeron a la evolución de la química en
el Egipto greco-romano, la Edad de Oro del islam y después en Europa. La alquimia y la
química comparten su interés por la composición y las propiedades de la materia, y con
anterioridad al siglo XVIII no había distinción entre ambas disciplinas.25

Una de las principales aportaciones de la alquímica fue el desarrollo del instrumental de


laboratorio. Imagen de la obra De distillatione (1608).

La alquimia aportó a la química la invención y desarrollo de gran parte del instrumental de


laboratorio. Los primeros alquimistas occidentales, que vivieron en los primeros siglos de
nuestra era, ya inventaron algunos equipamientos y procesos usados posteriormente por la
química. El baño maría, o baño de agua para calentar controladamente, lleva el nombre de
María la Judía considerada una de las fundadoras de la alquimia. En sus obras también
aparecen las primeras descripciones del tribikos (un tipo de alambique de tres brazos) y del
kerotakis (un dispositivo para recoger vapores).26 Cleopatra la Alquimista describió los
métodos de fundición y destilación de la época, algunos le atribuyen la invención del
primer alambique.27 Cuando la disciplina se desarrolló en el mundo islámico, la
infraestructura experimental que estableció Jabir ibn Hayyan influiría en los procedimientos
de los demás alquimistas islámicos, y posteriormente en Europa cuando se tradujeron al
latín sus textos.

En su búsqueda de la piedra filosofal los alquimistas descubrieron y aprendieron a purificar


muchas sustancias químicas como el alcohol, el amoníaco, la sosa cáustica, el vitriolo, el
ácido muriático (clorhídrico), el ácido nítrico, el ácido cítrico, el ácido acético, el ácido
fórmico, el arsénico, el antimonio, el bismuto y el fósforo, entre otras.

Elementos y metales de la alquimia

El sistema de elementos que usó la alquimia medieval fue desarrollado principalmente por
el alquimista persa Jābir ibn Hayyān y se enraizaba en la tradición de los elementos griegos
de la antigüedad clásica.28 Su sistema constaba de los cuatro elementos de Empédocles y
Aristóteles: aire, tierra, fuego y agua a los que se añadían dos elementos filosóficos: el
azufre, caracterizado por el principio de combustibilidad, «la piedra que arde»; y el
mercurio que representaba las propiedades metálicas. Estos últimos eran considerados por
los primeros alquimistas como expresiones idealizadas de los componentes irreductibles del
universo,29 y fueron la principal contribución de la alquimia filosófica.

En la Edad Media en Occidente existía tradicionalmente una relación entre la alquimia y la


astrología de estilo greco-babilónico. En esa época se conocían siete metales (que salvo el
mercurio no se consideraban elementos) y también se conocían siete astros en torno a la
Tierra (puesto que imperaba el geocentrismo), por lo que se relacionaba cada metal y sus
propiedades con un astro.aLa identificación entre ambos llegaba hasta el punto de que el
símbolo del planeta también se usaba para representar al metal. Las asociaciones eran las
siguientes:

 Sol —  Venus  Júpiter


oro; — — estaño;
 Luna — cobre;  Saturno
plata;  Marte —
 Mercurio — plomo.b
— mercurio; hierro;

En los últimos siglos de la edad media, en torno a 1250, Alberto Magno consiguió aislar el
arsénico, aunque sus compuestos eran ya conocidos desde la antigüedad. Posteriormente el
alquimista suizo Paracelso influido por la alquimia musulmana amplió también a siete los
elementos en su lista alternativa, añadiendo a los cuatro tradicionales tres elementos
alquímicos adicionales, denominados tría prima, tres principios metálicos para representar
las propiedades de la materia: el azufre para la combustibilidad, el mercurio para la
volatilidad y la estabilidad, y la sal para la solidez. Razonaba que los cuatro elementos de la
teoría elemental aristotélica se manifestaban en los cuerpos como tres principios. Paracelso
los consideraba principios fundamentales y los explicaba recurriendo al ejemplo de la
madera ardiendo en el fuego. El mercurio que era el principio de la cohesión debía irse para
que la madera se descompusiera, y como era volátil se desvanecía con el humo. El calor
que se desprendía con las llamas provenía del azufre (la combustibilidad) y las cenizas que
quedaban era la sal que implicaba la solidez.30

Jābir ibn Hayyān (Geber), alquimista persa que puso los cimientos de la química con sus
experimentos.

Alquimia en el mundo islámico

En el mundo islámico se continuó la tradición clásica al traducirse al árabe las obras de los
antiguos griegos y egipcios y fueron la cultura más próspera en todos los ámbitos
científicos de la época.31 El desarrollo del método científico moderno fue lento y
progresivo, y el principio del método científico en química comenzó entre los alquimistas
musulmanes medievales, iniciado por el persa del siglo IX, Jābir ibn Hayyān (conocido
como "Geber" en Europa), que se considera uno de los padres de la química.32333435 Él
introdujo un enfoque sistemático y experimental a la investigación científica en el
laboratorio, a diferencia de los antiguos griegos y egipcios cuyas obras se basaban en
elucubraciones principalmente alegóricas y a veces ininteligibles.36c También inventó el
alambique tal como lo conocemos y de él procede su nombre actual (al-anbiq), descubrió y
analizó muchas sustancias químicas, estableció la distinción entre ácidos y álcalis, y fabricó
cientos de medicinas.37 Además redefinió la teoría de los elementos clásicos, identificando
también como elementos al mercurio y al azufre.38

Otros renombrados eruditos musulmanes de la época como Abū al-Rayhān al-Bīrūnī,39


Avicena40 y al-Kindi criticaron y rechazaron las teorías de la alquimia, particularmente la
transmutación de los metales; y al-Tusi enunció una versión de la conservación de la masa,
al afirmar que un cuerpo material podía cambiar pero no desaparecer.41 Al-Razi fue el
primero en rechazar a la teoría aristotélica de los cuatro elementos clásicos y marcó el
camino de la química usando el laboratorio en el sentido moderno, además de diseñar y
describir más de veinte instrumentos, algunos de los cuales siguen usándose actualmente
como el crisol o la retorta de destilación.
La alquimia del mundo islámico influyó posteriormente en Europa al ser traducidos al latín
sus textos, sobre todo a partir del siglo XII, junto a los clásicos grecolatinos que habían
desaparecido de Occidente. Por ejemplo Paracelso (1493-1541), reformó la teoría de los
cuatro elementos siguiendo sus enseñanzas, y con solo un vago conocimiento de la química
y la medicina oriental fundó un híbrido entre alquimia y ciencia al que denominó
iatroquímica.

El laboratorio del alquimista, de Giovanni Stradano (1570).

Problemas de la alquimia

Desde el punto de vista moderno la alquimia presentaba varios problemas. En primer lugar
su objetivo no era la ampliación del conocimiento de un modo racionalista como
actualmente entendemos una ciencia, sino que su fin era encontrar materias míticas como la
piedra filosofal, y los descubrimientos experimentales se producían de forma colateral.
Además carecía de un sistema para nombrar los nuevos compuestos que se descubrían, y su
lenguaje era esotérico y vago hasta el punto que sus términos significaban cosas diferentes
para distintas personas. De hecho según The Fontana History of Chemistry (Brock, 1992):
El experimento del alquimista se incendia de Hendrick Heerschop (1626-1627).

El lenguaje de la alquimia pronto desarrolló un vocabulario técnico arcano y reservado


diseñado para ocultar información a los no iniciados. En gran medida este lenguaje es
incomprensible para nosotros hoy, aunque aparentemente los lectores del cuento del criado
del canónigo de Geoffrey Chaucer y la audiencia de El alquimista de Ben Jonson eran
capaces de interpretar lo suficiente como para reírse de ello.42

El cuento «El criado del canónigo» de los Cuentos de Canterbury (de finales del siglo XIV)
expone el lado más fraudulento de la alquimia, la pretensión de fabricar oro a partir de
materias más baratas. También Dante Alighieri, un siglo antes, muestra su rechazo a este
fraude al meter a todos los alquimistas en el infierno de su Divina Comedia.

La alquimia tampoco disponía de un método científico lógico y consensuado para hacer los
experimentos reproducibles. De hecho muchos alquimistas incluían entre las anotaciones de
sus métodos información irrelevante como los niveles de la marea o las fases de la Luna. La
naturaleza esotérica y el vocabulario codificado de la alquimia al parecer servían sobre todo
para ocultar que en realidad no tenían demasiadas certezas. Ya en el siglo XIV se
evidenciaban las grietas en la fachada de la alquimia, y mucha gente se mostraba escéptica.
Para haber avanzado habría necesitado un método normalizado que permitiera a otros
reproducir los experimentos, y haberlos registrado de un modo claro que permitiera
exponer lo que se sabía y lo que se desconocía.

En 1317, el papa Juan XXII de Aviñón ordenó la expulsión de todos los alquimistas de
Francia por falsificar moneda. En 1403 se aprobó una ley en Inglaterra donde se penaba con
la muerte la «multiplicación de metales». A pesar de todo la alquimia no desapareció, ya
que parte de las clases privilegiadas y la realeza seguía creyendo que se podía descubrir la
piedra filosofal y el elixir de la vida en su provecho.43 Durante el Renacimiento la alquimia
exotérica siguió siendo popular en la forma de la iatroquímica de Paracelso, mientras que la
alquimia espiritual también florecía fiel a sus raíces platónicas, herméticas y gnósticas. Así
que la búsqueda de la piedra filosofal no fue abandonada a pesar de los escasos avances de
la alquimia, y siguió siendo practicada por eruditos y médicos respetados hasta principios
del siglo XVIII. Algunos practicantes de la alquimia de inicios de la era moderna
actualmente son reconocidos por sus grandes contribuciones a la ciencia como Jan Baptist
van Helmont, Robert Boyle e Isaac Newton.

Siglos XVII y XVIII: inicios de la química

Georgius Agricola, autor de De re metallica

Laboratorio, De re metallica (1556).

Los intentos prácticos de mejorar el refinado de las menas minerales y la extracción de los
metales a partir de ellas fue una importante fuente de información para los químicos del
siglo XVI. Entre ellos destaca Georgius Agricola (1494-1555), que publicó la gran obra De
re metallica (Sobre los metales) en 1556. En su obra se describen los procesos de la época
en minería, extracción de los metales y metalurgia, ya muy complejos y desarrollados. Por
ejemplo la obra describe la diversidad de tipos de altos hornos usados para la fundición de
las menas minerales. Aborda el tema eliminando el misticismo que tenía asociado
anteriormente, creando una base práctica que otros pudieran desarrollar, y estimuló el
interés por los minerales y su composición. No es casual que mencione y use como
referencia en numerosas ocasiones al autor de la antigüedad Plinio el Viejo y su obra
Naturalis Historia. Se ha calificado a Agricola como el padre de la metalurgia.44

En 1605, Francis Bacon publicó The Proficience and Advancement of Learning (La
capacidad y progreso del aprendizaje), una obra científico-filosófica que contiene una
descripción de cómo debería ser la práctica experimental que posteriormente se conocería
como el método científico.45 En 1605 Michal Sedziwój publicó el tratado alquímico Novum
Lumen Chymicum (La nueva luz de la química), que propone por primera vez la existencia
en el aire de un «alimento para la vida», que posteriormente se reconocerá como el oxígeno
(al principio aire desflogistizado). En 1615 Jean Beguin publicó Tyrocinium Chymicum (La
práctica de la química), el primer libro de texto de química, donde aparece la primera
ecuación química.46 En 1637 René Descartes publicó Discours de la méthode (El discurso
del método), un ensayo que basa la investigación científica en los cálculos matemáticos y la
desconfianza en los hechos no probados.

La obra del químico holandés Jan Baptist van Helmont, Ortus medicinae (El origen de la
medicina) publicada póstumamente en 1648, se considera la principal obra de transición
entre la alquimia y la química, e influyó notablemente en Robert Boyle. El libro contiene el
resultado de numerosos experimentos y enuncia una versión inicial de la ley de
conservación de la masa. Baptist van Helmont, que trabajó en el periodo inmediatamente
posterior a Paracelso y su iatroquímica, indicó que existían otras materias «insustanciales»
además del aire, y acuñó para ellas el nombre de «gas» (del griego cáos). Además de por la
introducción de la palabra gas en el vocabulario científico y ser el fundador de la química
neumática, experimentando con reacciones entre gases, Jan Baptist van Helmont también es
recordado actualmente por sus ideas sobre la generación espontánea.

En 1669 el alquimista alemán Hennig Brandt descubrió el fósforo a partir de la orina.47 Para
lograrlo destiló una mezcla de orina y arena (50 cubos). Al evaporar la urea obtuvo un
material blanco que brillaba en la oscuridad y ardía con una llama brillante.
Robert Boyle, uno de los cofundadores de la química moderna por mejorar los métodos
experimentales que separarían la química de la alquimia.

Robert Boyle

Portada de El químico escéptico, 1661, Chemical Heritage Foundation.

Se considera que el químico inglés Robert Boyle (1627-1691) apartó definitivamente a la


química de la alquimia al mejorar su método experimental.48 Aunque su investigación tiene
sus raíces claramente en la tradición alquímica, actualmente se reconoce a Boyle como el
primer químico moderno, y por ello uno de los fundadores de la química moderna, y uno de
los pioneros del método científico experimental moderno. Se le conoce principalmente por
la ley de Boyle que presentó en 1662,49 aunque Boyle no fue su descubridor original. La ley
describe la relación inversamente proporcional que existe entre la presión y el volumen de
un gas, si se mantiene constante la temperatura en un sistema cerrado.5051
Se reconoce como un hito científico la publicación de la obra de Boyle The Sceptical
Chymist: or Chymico-Physical Doubts & Paradoxes (El químico escéptico: o las dudas y
paradojas quimio-físicas) en 1661, que se considera un pilar fundamental del campo de la
química. En la obra Boyle presenta su hipótesis de que todos los fenómenos son el
resultado de la colisión de las partículas en movimiento. Boyle apela a los químicos para
que experimenten y afirma que los experimentos contradicen que los elementos químicos se
limiten a los cuatro elementos clásicos. También declaró que la química debería dejar de
estar subordinada a la medicina o la alquimia, y debería alzarse al estatus de ciencia por sí
misma. Destaca su defensa de la experimentación científica rigurosa. Boyle creía que todas
las teorías deberían probarse experimentalmente antes de ser consideradas ciertas. Su obra
además contiene algunas de las primeras ideas modernas sobre átomos, moléculas y
reacciones químicas, por lo que marcó el inicio de la historia de la química moderna.

Boyle también trató de purificar las sustancias químicas para obtener reacciones
reproducibles. Fue un defensor de la filosofía mecánica propuesta por René Descartes para
explicar y cuantificar las propiedades e interacciones de las sustancias químicas. Boyle era
un atomista, pero prefería la palabra corpúsculo a átomo. Puntualizó que la división más
pequeña de la materia a la que se mantenían las propiedades era a nivel de los corpúsculos.
Además realizó numerosas investigaciones con una bomba de aire. Observó que al sacar el
aire las llamas se extinguían y se morían los animales situados dentro, y también hacía
descender los niveles del barómetro. Boyle repitió los tres experimentos de van Helmont, y
fue el primero en usar indicadores que cambiaran de color con la acidez. Por todo ello
Boyle ayudó a asentar los pilares de la revolución química con su filosofía corpuscular
mecánica.52

Teoría del flogisto

Joseph Priestley, codescubridor del oxígeno, al que denominó «aire desflogistizado».

A finales del siglo XVII y principios de XVIII se propuso la teoría del flogisto para intentar
explicar los procesos de combustión y oxido-reducción mediante la pérdida o transferencia,
respectivamente, de un supuesto fluido denominado flogisto.53 La teoría fue propuesta
inicialmente por Johann Becher y desarrollada por Georg Stahl, ambos químicos alemanes.
Becher postuló otra reforma de la teoría de los cuatro elementos en la que solo la tierra y el
agua serían componentes de las materias, en distintas proporciones, y el fuego y el aire
serían meramente agentes de las transformaciones. A su vez existirían tres tipos distintos de
tierras, cada una de ellas portadora de una propiedad: el aspecto vítreo, la fluidez o
volatilidad, y el carácter inflamable. Para esta última Georg Stahl acuño el término flogisto
en 1702. Toda sustancia susceptible de sufrir combustión contendría cierta cantidad de
flogisto, y el proceso de combustión consistiría básicamente en la pérdida de dicha
sustancia.

Se conocía desde la antigüedad que algunas sales metálicas podían ser transformadas de
nuevo en los metales de partida. Stahl explicó este proceso suponiendo que los metales
estaban formados por una cal y un principio inflamable carente de masa, el flogisto, por lo
que la calcinación, es decir, la formación de la cal, se podía explicar, al igual que la
combustión, como un desprendimiento de flogisto, el cual se liberaba del metal y dejaba la
cal al descubierto en las cenizas. El proceso inverso, la reducción de la cal al metal, podía
ser igualmente explicada como una adición de flogisto. Si una sustancia rica en flogisto,
como el carbón, era puesta en contacto con una cal metálica, podía transferirle su flogisto y
dar lugar a la formación del metal.

Joseph Priestley usó la teoría del flogisto en sus experimentos de química pneumática para
explicar las transformaciones de los gases. Priestley denominó al residuo de aire que
quedaba tras un proceso de combustión «aire flogistizado» (en realidad, una mezcla de
nitrógeno y dióxido de carbono), pues pensaba que durante la combustión dicho aire había
absorbido todo el flogisto que tenía capacidad de albergar, y por eso cesaba la combustión.
Siguiendo esta línea de razonamiento, cuando Priestley calentó la cal roja de mercurio y
recogió un tipo de aire que podía mantener más tiempo la combustión lo denominó «aire
desflogistizado». Posteriormente Lavoisier lo llamaría oxígeno.

La teoría del flogisto fue popular durante el siglo XVIII hasta que Antoine Lavoisier la
refutó en su obra Réflexions sur le phlogistique, pour servir de suite à la théorie de la
combustion et de la calcination (Reflexiones sobre el flogisto, para formar parte de la teoría
de la combustión y la calcinación) publicada en 1777. Según Stahl cualquier sólido liberaba
flogisto bajo la acción del fuego, luego tras la combustión perdería masa o la mantendría
(según el flogisto tuviera masa o no). Sin embargo, Lavoisier hizo experimentos calcinando
metales y después de la calcinación en algunos el peso del residuo (los óxidos) era mayor
que el cuerpo inicial. En estos casos el flogisto tendría un peso negativo, lo que resultaba
absurdo, y demostraba la inconsistencia de la teoría del flogisto.

Descubrimientos del siglo XVIII


Tabla de afinidades, de E. F. Geoffroy (1718). En la cabecera de cada columna una
sustancia seguida de todas con las que se puede combinar.54

En el siglo XVIII se multiplicaron los descubrimientos de nuevos elementos, gracias al


cambio en los métodos de investigación. Un hecho sin precedentes desde la antigüedad, ya
que en los dos milenios anteriores se habían descubierto solo cinco (arsénico, antimonio,
zinc,55 bismuto y fósforo). Alrededor de 1735 el químico sueco Georg Brandt analizó un
pigmento azul oscuro encontrado en la mena del cobre descubriendo lo que posteriormente
conoceríamos como cobalto. En 1748 el español Antonio de Ulloa publicó la descripción de
un nuevo metal, el platino.56 En 1751 un discípulo de Stahl, Axel Fredrik Cronstedt,
identificó en una impureza del mineral del cobre otro nuevo metal, el níquel. A Cronstedt
se le considera uno de los fundadores de la mineralogía moderna.57 En 1766 el químico
inglés Henry Cavendish aisló el hidrógeno, al que llamó «aire inflamable». En 1773 el
sueco Carl Wilhelm Scheele descubrió el oxígeno, al que llamó «aire de fuego»,58 aunque
al no publicar inmediatamente su hallazgo dio tiempo a Joseph Priestley a publicarlo 1774,
tras haber descubierto el mismo gas independientemente al cual llamó «aire
deflogistizado».59 En 1783 los hermanos españoles Juan José y Fausto Elhuyar
consiguieron aislar el wolframio a partir del mineral wolframita.6061

En el siglo también se descubrieron destacados compuestos. En 1754 el escocés Joseph


Black aisló el dióxido de carbono, al que llamó «aire invariable».62 En 1757 el francés
Louis Claude Cadet de Gassicourt, mientras investigaba los compuestos del arsénico creó el
líquido fumante de Cadet, que posteriormente se sabría que contenía óxido de cacodilo, y
por ello es considerado el primer compuesto organometálico que se logró sintetizar.63 Y
además en 1758 Joseph Black formuló el concepto de calor latente para explicar los cambio
de estado.64

Antoine Lavoisier

Artículo principal: Antoine Lavoisier


El primer calorímetro usado por Antoine Lavoisier y Pierre-Simon Laplace, para
determinar el calor relativo a los cambios químicos, cálculos en los que se basó Joseph
Black para descubrir el calor latente. Estos experimentos marcaron el inicio de la
termoquímica.

Aunque la investigación química se puede remontar a la antigua Babilonia, Egipto, y


especialmente a Persia y Arabia de la Edad de Oro del islam, la química floreció a partir de
la época de Antoine Lavoisier, un químico francés reconocido como el «padre de la
química moderna». En 1789 Lavoisier estableció formalmente la ley de conservación de la
materia, que en su honor también se conoce como «Ley Lomonósov-Lavoisier».65 Para
demostrarla realizó múltiples experimentos. Demostró con medidas meticulosas que las
transmutaciones no eran posibles, por ejemplo, no se transformaba el agua en tierra, sino
que el sedimento que se observa al hervir agua procedía del contenedor; o que al quemar al
aire fósforo y azufre, probó que aunque los productos pesaban más, el peso ganado
procedía del aire.

Antoine Lavoisier (1743-1794).


Repitiendo los experimentos de Priestley demostró que el aire estaba compuesto de dos
partes (no era un elemento), y una de ellas se combinaba con los metales para formar las
cales. En Considérations Générales sur la Nature des Acides (1778) demostró que la parte
del aire responsable de la combustión también era la fuente de la acidez en disoluciones. Al
año siguiente nombró a esta parte oxígeno (del griego formador de ácidos), y a la otra azote
(sin vida). Por ello se considera a Lavoisier el descubridor del oxígeno junto a Preistley y
Scheele. También observó que el «aire inflamable» descubierto por Cavendish al
combinarlo con oxígeno producía una condensación, como informó Priestley, que parecía
ser agua (luego tampoco el agua era un elemento), por ello denominó a este gas hidrógeno
(del griego «formador de agua»).

Como se indicó en el apartado anterior, en Reflexions sur le Phlogistique (1783) Lavoisier


refutó la teoría del flogisto para la combustión. En Rusia Mikhail Lomonosov
independientemente llegó a conclusiones similares sobre la conservación de la materia y el
flogisto. Además Lomonosov anticipó la teoría cinética de los gases, al considerar que el
calor provenía de una forma de movimiento.

Lavoisier trabajó con Claude Louis Berthollet y otros para idear un sistema de
nomenclatura química que fue la base del sistema moderno de nombrar compuestos
químicos. En su Methods of Chemical Nomenclature (1787), Lavoisier inventó la forma de
nombrar y clasificar compuestos que se usa principalmente en la actualidad, que incluye
nombres como ácido sulfúrico, sulfatos y sulfitos. En 1785 Berthollet determinó la
composición elemental del amoniaco. Ese mismo año Berthollet fue el primero en usar el
gas cloro como blanqueante comercial, y en 1789 fue el primero en fabricar lejía al
burbujear gas a través de una solución de carbonato de sodio, consiguiendo una solución de
hipoclorito sódico. También estudió y fue el primero en producir otro fuerte oxidante y
blanqueante de cloro, el clorato de potasio (KClO3), conocido como sal de Berthollet.
Berthollet también es conocido por sus contribuciones a la teoría del equilibrio químico a
través del mecanismo de reacción reversible.

La obra de Lavoisier Traité Élémentaire de Chimie (Tratado elemental de química, 1789)


fue el primer libro de texto de la química moderna, y presentaba un punto de vista unificado
de las nuevas teorías químicas, contenía una declaración clara de la ley de conservación de
la masa, y negaba la existencia del flogisto. Además presentaba una lista de elementos, o
sustancias que no podían descomponerse, que incluía al oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno,
el fósforo, el mercurio, el zinc y el azufre. Sin embargo, en su lista también se incluía la luz
y el calórico, que él creía que eran sustancias materiales. En la obra Lavoisier remarcó que
la observación era la base de su química, afirmando que:

He intentado (...) llegar a la verdad reuniendo hechos, para suprimir en lo posible el


razonamiento, que a menudo es el responsable de engañarnos, para seguir en lo posible la
luz de la observación y del experimento.
Instrumental del laboratorio de Lavoisier.

Lavoisier demostró que los organismos vivos descomponían y recomponían el aire


atmosférico de la misma forma que lo hacía una llama. Junto a Pierre-Simon Laplace,
Lavoisier usó un calorímetro para estimar el calor por unidad de dióxido de carbono
producido en una combustión. Y descubrió unas medias similares para las llamas y los
animales, lo que indicaba que los animales producían energía por medio de un tipo de
combustión. Además descubrió que el diamante era una forma cristalina del carbón.

Sin embargo como es lógico, en su obra no todo fueron aciertos. Lavoisier no creía en el
atomismo y pensaba que la existencia real de los átomos era filosóficamente imposible.
Lavoisier creía en la teoría de los radicales y pensaba que los radicales funcionaban como
un solo grupo que se combinaría con el oxígeno en las reacciones. Creía que todos los
ácidos contenían oxígeno. A pesar de ello, la labor de Lavoisier fue fundamental para la
ciencia química. Al impulso que se produjo en la investigación basado en su ley de
conservación de la masa, su teoría sobre la combustión mediante el oxígeno, además de la
teoría corpuscular mecánica, se conoce como revolución química. Tras su obra la química
adquirió una naturaleza estrictamente cuantitativa, lo que permitiría hacer predicciones
fiables. Su contribución a la revolución química fue el resultado principalmente de su
esfuerzo consciente de encajar todos sus experimentos en el marco de una sola teoría.
Estableció de forma consistente el uso del equilibrio químico, usó el descubrimiento del
oxígeno para refutar la teoría del flojisto y desarrolló un nuevo sistema de nomenclatura
química. Lamentablemente su brillantez y autoridad científica no evitaron que Lavoisier
fuera decapitado durante la Revolución francesa.
Pila voltaica en el museo Tempio Voltiano (Templo de Volta) de Como.

Volta y su pila

Artículos principales: Historia de la pila y Alessandro Volta.

El físico italiano Alessandro Volta fue uno de los pioneros en los estudios sobre la
electricidad. En 1775 Volta perfeccionó y popularizó el electróforo, un dispositivo con dos
discos metálicos separados por un conductor húmedo, pero unidos con un circuito exterior,
capaz de producir electricidad estática. En 1794 Volta revisó los estudios sobre la
«electricidad animal». En 1780 Luigi Galvani había observado que al poner en contacto dos
metales diferentes con el músculo de una rana se originaba la aparición de corriente
eléctrica. A Volta le interesó la idea y comenzó a experimentar con metales únicamente, y
llegó a la conclusión de que el tejido muscular animal no era necesario para producir la
corriente eléctrica. Este hallazgo suscitó una fuerte controversia entre los partidarios de la
electricidad animal y los defensores de la electricidad metálica, pero la demostración,
realizada en 1800, del funcionamiento de la primera pila eléctrica certificó la victoria del
bando favorable a las tesis de Volta.66

Su pila voltaica de 1800 consistía en un apilamiento de varios pares de discos de cobre y


zinc alternados (electrodos) separados por una capa de tela o cartón empapada en salmuera
(electrolito) para incrementar la conductividad.67 Cuando se conectaba la parte superior y la
inferior con un cable separados, y perdía poca carga con el tiempo cuando no se la utiliza,
con lo que Volta consiguió la primera batería eléctrica para producir electricidad. Por ello
se considera a Volta el fundador de la electroquímica.68 A partir de entonces se usarán las
pilas voltaicas (o galvánicas) en el estudio las reacciones redox y sus productos. Además
Alessandro Volta entre 1776 y 1778 se dedicó al estudio de la química de los gases y fue el
descubridor del metano.

Siglo XIX: resurgimiento de la teoría atómica


Artículos principales: Teoría atómica y Leyes estequiométricas.

Tras haber estado aparcado el atomismo desde la antigüedad y únicamente esbozado en los
modelos mecánicos corpusculares, la teoría atómica es retomada por John Dalton, quien
postuló que los átomos eran partículas indivisibles que permanecen inalteradas en los
compuestos, a partir de lo cual se pudieron establecer las leyes estequiométricas, base de la
actual estequiometría.

A lo largo del siglo XIX la química estuvo dividida entre los seguidores y detractores de la
teoría atómica de Dalton, como Wilhelm Ostwald y Ernst Mach. Los impulsores más
decididos de la teoría atómica inicial fueron Amedeo Avogadro, Ludwig Boltzmann, entre
otros, que consiguieron grandes avances en la comprensión del comportamiento de los
gases. La disputa sobre la existencia de los átomos se zanjaría definitivamente con la
explicación del efecto browniano por Albert Einstein en 1905 y los respectivos
experimentos de Jean Perrin. Muchos fueron los investigadores que trabajaron bajo la
hipótesis atómica. Svante Arrhenius intuyó en parte la estructura interna de los átomos
proponiendo su teoría de la ionización en las disoluciones. Aunque su verdadera estructura
no se vislumbraría hasta principios del siglo XX, a partir de los trabajos de Ernest
Rutherford, seguidos por el modelo atómico de Bohr.

John Dalton

Artículos principales: John Dalton y Teoría atómica de Dalton.

Ilustración con elementos y compuestos según A New System of Chemical Philosophy de


John Dalton (1808).
En 1803 el científico inglés John Dalton propuso la ley de Dalton, que relaciona las
presiones parciales de los componentes de una mezcla de gases con la presión total de la
mezcla.69 El concepto fue descubierto en 1801, y también se conoce como ley de las
presiones parciales.

John Dalton es reconocido tanto por sus obras sobre el atomismo, las presiones parciales de
los gases, y la percepción del color (daltonismo).

Pero la principal contribución de Dalton a la química fue una nueva teoría atómica en 1803,
donde afirmaba que toda la materia está formada por pequeñas partículas indivisibles
denominadas átomos. En 1808 Dalton publicó por primera vez A New System of Chemical
Philosophy (Un nuevo sistema de filosofía química, 1808-1827), en la que desarrollaba la
primera descripción moderna de una teoría atómica. En esta obra identificaba los elementos
químicos como un tipo de partículas, y rechaza la teoría de afinidades químicas defendida
por Étienne François Geoffroy e Isaac Newton, entre otros. Dalton explicó su teoría
formulando una serie de enunciados simples:70

 La materia está formada por partículas muy pequeñas llamadas átomos, que son
indivisibles y no se pueden destruir.
 Los átomos de un mismo elemento son iguales entre sí, tienen la misma masa y
propiedades. Los átomos de diferentes elementos tienen masas diferentes.
 Los átomos permanecen sin división, aun cuando se combinen en las reacciones
químicas.
 Los compuestos químicos se forman al unirse átomos de dos o más elementos
distintos.
 Los átomos, al combinarse para formar compuestos guardan relaciones simples.
 Los átomos de elementos diferentes se pueden combinar en proporciones distintas y
formar más de un compuesto.

A pesar de su utilidad y gran aceptación durante todo el siglo XIX, la teoría atómica de
Dalton tenía imprecisiones (los dos primeros enunciados no son del todo ciertos) y
presentaba muchas lagunas: no aclaraba nada sobre la estructura del átomo, ni explicaba las
propiedades de los elementos, ni cuáles eran las causas de que se unieran para formar
compuestos.

Además de definir átomos, elementos y compuestos, Dalton infirió las proporciones de


algunos elementos en sus compuestos, partiendo de los pesos de sus reactivos, por medio
del peso atómico relativo usando al hidrógeno como unidad de masa en la comparación con
los demás elementos. Siguiendo las tesis de Jeremias Benjamin Richter (conocido por
acuñar el término estequiometría), propuso que cuando los elementos químicos se
combinaban para dar más de un compuesto se unen en distintas proporciones fijas y
enteras. Esto se conoce como la Ley de las proporciones múltiples y fue incluida en su obra
New System of Chemical Philosophy. La ley de las proporciones múltiples es una de las
leyes básicas de la estequiometría y uno de los pilares de su teoría atómica. Curiosamente a
pesar de la importancia de incluir la idea de átomos como entidades físicas reales en A New
System of Chemical Philosophy, y la creación de un sistema de símbolos químicos para
ellos, esta obra dedica casi todo su texto a la teoría calórica en lugar de al atomismo.

Por otro lado fue el químico francés Joseph Proust quien propuso la Ley de proporciones
definidas, que afirma que los elementos siempre se combinan para formar un determinado
compuesto lo hacen en proporciones de números enteros y sencillos, basándose en varios
experimentos realizados entre 1797 y 1804.71 La ley de proporciones múltiples y la de
proporciones definidas son la base de la estequiometría. Estas dos leyes por sí mismas no
prueban la existencia de los átomos, pero son difíciles de explicar sin asumir que los
compuestos se forman por la combinación de átomos en proporciones constantes.

Jöns Jacob Berzelius

Jöns Jacob Berzelius, el químico que desarrolló el método moderno de notación de


fórmulas químicas.
Artículo principal: Jöns Jacob Berzelius

Un químico sueco discípulo de Dalton, Jöns Jacob Berzelius, se embarcó en un programa


sistemático de mediciones cuantitativas precisas de las sustancias químicas, asegurándose
de su pureza. A partir de las cuales en 1828 recopiló una tabla de pesos atómicos relativos,
donde al oxígeno se le asignaba el 100, y que incluía todos los elementos conocidos en la
época. Este trabajo proporcionó pruebas a favor de la teoría atómica de Dalton: que los
compuestos químicos inorgánicos estaban formados por átomos combinados en
proporciones de números enteros. Determinó la composición elemental exacta de gran
número de sustancias. Sus resultados confirmaron la ley de proporciones definidas de
Proust. En sus pesos usó como patrón al oxígeno, asignándole el valor exacto de 100, y a
partir de él midió el peso de 43 elementos. Al descubrir que los pesos atómicos no eran
múltiplos exactos del peso del hidrógeno Berzelius descartó la hipótesis de Prout, que
suponía que los elementos estaban formados por átomos de hidrógeno.

Para simplificar los experimentos en su extensa determinación de pesos atómicos introdujo


el sistema de símbolos químicos y notación, que publicó en su obra de 1808 Lärbok i
Kemien (Manual de química), en la que los nombres de los elementos fueron abreviados
con una o dos letras de las iniciales de sus nombres en latín. Este sistema de notación, en el
que los elementos se expresan mediante símbolos simples y sus proporciones se indican
con números, básicamente es el mismo que se usa actualmente. La única diferencia es que
en lugar de poner los números en el subíndice como actualmente (ej: H2O), Berzelius usaba
superíndices (H2O).

Se acredita a Berzelius el descubrimiento de los elementos silicio, selenio, torio y cerio.


Además los discípulos que trabajaban en el laboratorio de Berzelius identificaron el litio y
redescubrieron el vanadio (descubierto originalmente por Andrés Manuel del Río en 1801 y
luego descartado al creerlo cromo). Berzelius desarrolló la teoría de los radicales para la
combinación química, que mantenía que las reacciones se producen mediante grupos
estables de átomos denominados radicales que se intercambian entre las moléculas. Creía
que las sales son compuestos de un ácido y una base, y descubrió que los aniones de los
ácidos eran atraídos por los electrodos positivos (el ánodo), mientras que los cationes de
una base eran atraídos por el electrodo negativo (el cátodo). Berzelius no creía en la teoría
del vitalismo, en su lugar pensaba que había una fuerza reguladora que producía la
organización de los tejidos de los organismos. Además se atribuye a Berzelius la creación
de los términos químicos "catálisis", "polímero", "isómero" y "alótropo", aunque sus
definiciones originales difieren considerablemente de las actuales. Por ejemplo el término
"polímero" que acuñó en 1833 describía compuestos orgánicos que compartían la misma
fórmula empírica pero tenían distinto peso molecular, el mayor era polímero del más
pequeño, como la glucosa (C6H12O6, de la que se desconocía su estructura) y el
formaldehído (CH2O). Por todo ello Berzelius es reconocido como uno de los padres de la
química moderna, junto a Lavoisier, Boyle y Dalton.

Davy y la electrólisis
Humphry Davy, descubridor de varios alcalinos, alcalinoterreos y las propiedades de varios
halógenos mediante la electrólis.
Artículo principal: Humphry Davy

El químico inglés Humphry Davy fue un pionero en el campo de la electrólisis (que


consiste en usar la electricidad en una célula electrolítica donde se producen reacciones de
oxido-reducción para separar los compuestos allí contenidos) para aislar varios elementos
nuevos. Davy descompuso por electrolisis varias sales fundidas y consiguió descubrir el
sodio y el potasio. El potasio fue el primer metal aislado mediante electrólisis, a partir la
potasa cáustica (KOH). Antes del siglo XIX se desconocían las diferencias entre las sales
de sodio y potasio. El sodio fue aislado el mismo año a partir de la sosa cáustica fundida
(NaOH). Cuando Davy se enteró que Berzelius y Pontin preparaban una amalgama
(amalgama de calcio) mediante la electrólisis de la cal en mercurio, lo intentó él. Davy
consiguió descubrir el calcio en 1808 con la electrólis de la cal en óxido de mercurio.7273
Siguió trabajando con la electrólisis durante toda su vida, en 1808, aisló el magnesio, el
estroncio y el bario.7475

Davy también experimentó inhalando gases. Este procedimiento experimental casi resulta
fatal en varias ocasiones, pero condujo a descubrir los inusuales efectos del óxido nitroso,
que llevarían a conocerlo como gas de la risa. En 1774 el químico sueco Carl Wilhelm
Scheele descubrió el cloro y lo denominó «ácido desflogistizado marino» pensando
erróneamente que contenía oxígeno. Scheele observó varias propiedades del gas de cloro,
como su efecto blanqueante sobre el tornasol, y su efecto mortal sobre los insectos, su color
verde amarillento y su olor similar al del agua regia. Sin embargo, Scheele no pudo
publicar sus hallazgos a tiempo. En 1810 Humphry Davy le dio al cloro su nombre actual
(derivado de la palabra griega χλωρός (khloros) «verde amarillento») insistiendo en que se
trataba de un elemento.76 Además demostró que no se podía obtener oxígeno a partir de la
sustancia conocida como ácido oximuriático (una solución de HCl). Este descubrimiento
rebatió la definición de ácido de Lavoisier que los consideraba compuestos de oxígeno.
El yodo fue descubierto por el químico francés Bernard Courtois en 1811.7778 Courtois dio
muestras a sus amigos, Charles Bernard Desormes (1777-1862) y Nicolas Clément (1779-
1841), para que continuaran la investigación. También le dio algo de sustancia a Joseph
Louis Gay-Lussac y al físico André-Marie Ampère. El 6 de diciembre de 1813, Gay-Lussac
anunció que se trataba o bien de un nuevo elemento, o bien de un compuesto de oxígeno.79
8081
Además fue Gay-Lussac quien sugirió el nombre del yodo, a partir de la palabra griega
ιώδες (iodes) para el violeta (por el color del vapor de yodo).7779 A su vez Ampère dio parte
de su muestra a Humphry Davy. Davy hizo algunos experimentos con la sustancia y se dio
cuenta de sus similitudes con el cloro.82 Davy mandó una carta el 10 de diciembre a la
Royal Society of London donde afirmaba que había identificado un nuevo elemento.83 Lo
que desató las discusiones entre Davy y Gay-Lussac sobre quién había identificado primero
al yodo como elemento, aunque ambos reconocían a Courtois como el primero en aislarlo.

Gay-Lussac y las leyes de los gases

Joseph Louis Gay-Lussac afirmó que la relación entre los volúmenes de los gases reactivos
los de los productos puede expresarse por números sencillos y enteros.
Artículos principales: Joseph Louis Gay-Lussac y Ley de Gay-Lussac.

El químico francés Joseph Louis Gay-Lussac compartía con Lavoisier el interés por el
estudio cuantitativo de las propiedades de los gases. Desde su primer periodo de
investigación 1801-1802, manifestó que todos los gases se expandían proporcionalmente al
aumentar la temperatura. A esta conclusión generalmente se la denomina ley de Charles, ya
que Gay-Lussac le concedió el crédito del descubrimiento a Jacques Charles, por haber
llegado casi a sus mismas conclusiones en la década de 1780 aunque no las había
publicado.84 Esta ley también fue descubierta independientemente por John Dalton
alrededor de 1801, aunque la descripción de Dalton es menos meticulosa que la de Gay-
Lussac.8586 En 1804 Gay-Lussac hizo varios arriesgados ascensos en globo aerostático de
hidrógeno hasta alturas por encima 7000 metros sobre el nivel del mar que le permitieron
investigar otros aspectos de los gases, una proeza que nadie más realizó en los 50 años
siguientes. Tomó medidas de la presión, la temperatura, la humedad y muestras de aire, que
más tarde analizó químicamente, además de realizar mediciones magnéticas a varias
altitudes.
En 1808 Gay-Lussac anunció lo que probablemente fue su mayor logro: a partir de
experimentos propios y de otros dedujo que los gases a volumen fijo mantienen constante la
relación entre su presión y la temperatura. Y que los volúmenes de los posibles productos
de una reacción entre gases además están en proporción sencilla con los volúmenes de los
reactivos. En otras palabras que los gases bajo las mismas condiciones de presión y
temperatura reaccionan con otros en proporciones de volumen de números enteros y
pequeños. Estas conclusiones se plasmarían en la ley de Gay-Lussac y la Ley de los
volúmenes de combinación.

Gay-Lussac también participó junto a su colega profesor en la École Polytechnique, Louis


Jacques Thénard, en las primeras investigaciones electroquímicas, y analizó los elementos
descubiertos por este medio. Entre sus logros en este campo destaca el descubrimiento del
boro, por la descomposición del ácido bórico usando potasio fundido. Ambos
investigadores formaron parte de los debates de la época para modificar la definición de los
ácidos e impulsar el análisis de los compuestos orgánicos para descubrir su contenido en
oxígeno e hidrógeno.

Amedeo Avogadro

Amedeo Avogadro postuló que en las mismas condiciones de presión y temperatura,


volúmenes iguales de dos gases tenían el mismo número de moléculas.
Artículos principales: Amedeo Avogadro y Ley de Avogadro.

Tras la publicación de la teoría atómica de Dalton en 1808, algunas de sus ideas centrales
fueron rápidamente adoptadas por la mayoría de los químicos. Sin embargo durante medio
siglo permaneció la incertidumbre de cómo se configuraría la teoría atómica y se aplicaría a
las situaciones concretas. Por ejemplo con los datos empíricos disponibles hasta el
momento varios químicos de distintos países desarrollaron diversos sistemas de pesos
atómicos incompatibles. El físico italiano Amedeo Avogadro (1776-1856) publicó en 1811
una obra que mostraba una salida a esta difícil situación. Presentó la hipótesis de que los
volúmenes iguales de cualquier gas, a la misma temperatura y presión, contenían el mismo
número de moléculas; por lo cual la relación entre los pesos moleculares de dos gases era la
misma proporción que la que había entre sus densidades, en las mismas condiciones de
presión y temperatura. Además Avogadro razonó que los gases corrientes no estaban
formados por átomos solitarios sino por moléculas que contenían dos o más átomos (que
era el origen de los distintos pesos atómicos registrados). Así Avogadro fue capaz de
resolver el problema con el que se habían topado Dalton y otros cuando Gay-Lussac reportó
que por encima del los 100 °C el volumen del vapor de agua era dos veces el volumen del
oxígeno usado para formarla. Según Avogadro la molécula de oxígeno se dividía en dos
átomos para formar el agua.

La hipótesis de Avogadro fue ignorada durante medio siglo tras haber sido publicada por
primera vez. Se han citado muchas razones para este desinterés, incluidos algunos
problemas teóricos como el dualismo propuesto por Jöns Jacob Berzelius que consideraba
que los compuestos se mantenían juntos por la atracción de las cargas positivas y negativas,
lo que haría incompatible la existencia de moléculas formadas por dos átomos
eléctricamente similares, como el caso del oxígeno. Además existía la barrera de que
muchos químicos eran reacios a adoptar métodos físicos (como las determinaciones de
densidad del vapor) para resolver sus problemas. Sin embargo, a mediados de siglo las
figuras más prominentes empezaron a considerar intolerable la diversidad caótica de
sistemas de pesos atómicos y fórmulas de compuestos en competencia, que proliferaron a
causa de la incertidumbre. Además empezaron a acumularse pruebas puramente químicas
que indicaban que lo afirmado por Avogadro podría ser cierto después de todo. A mediados
de siglo, químicos más jóvenes como Alexander Williamson en Inglaterra, Charles
Gerhardt y Charles-Adolphe Wurtz en Francia y August Kekulé en Alemania, empezaron a
proponer la reforma de la química teórica para que se ajustara a la teoría de Avogadro.

Inicios de la síntesis orgánica y su industria

Artículos principales: Vitalismo, Friedrich Wöhler y Síntesis orgánica.

Después de que se comprendieran los principios de la combustión, se apoderó de la química


otro debate de gran importancia: el vitalismo, la distinción esencial entre la materia
orgánica y la inorgánica. Esta teoría asumía que la materia orgánica solo podría ser
producida por los seres vivos, atribuyendo este hecho a una vis vitalis (fuerza vital)
inherente a la propia vida. En 1827 William Prout clasificó las biomoléculas en tres grupos:
carbohidratos, proteínas y lípidos. Pero el debate del vitalismo se zanjó cuando Friedrich
Wöhler descubrió accidentalmente en 1828 cómo se podía sintetizar la urea a partir de
cianato de amonio, demostrando que la materia orgánica podía crearse de manera química a
partir de reactivos inorgánicos. A pesar de ello se mantiene vigente la clasificación en
química orgánica e inorgánica, ocupándose la primera esencialmente de los compuestos del
carbono y la segunda de los compuestos de los demás elementos.
La urea fue la primera molécula orgánica que se logró sintetizar a partir de precusores
inorgánicos.
Clave de colores:
carbono • oxígeno
nitrógeno • hidrógeno

Anteriormente Friedrich Wöhler y Justus von Liebig realizaron en 1825 el primer


descubrimiento confirmado y explicado de isómeros, aunque el término fuera acuñado
antes por Berzelius. Trabajando con ácido ciánico y ácido fulmínico, dedujeron
correctamente que la isomería era la consecuencia de la diferente colocación de los mismos
átomos en la estructura molecular. Además en 1832 Friedrich Wöhler y Justus von Liebig
descubrieron y explicaron los grupos funcionales y los radicales en la química orgánica,
además de sintetizar por primera vez el benzaldehído.

Por su parte Justus von Liebig realizó investigaciones que contribuyeron de forma crucial
en la agricultura y la bioquímica y trabajó en la organización de la química orgánica. Liebig
es considerado el padre de la industria de los fertilizantes por su descubrimiento de que el
nitrógeno es un nutriente esencial para las plantas, y la formulación de la ley del mínimo
que indica la influencia individual de cada nutriente en las cosechas.

Alfred Nobel que se enriqueció con el descubrimiento de la dinamita a su muerte donó la


mayor parte de su fortuna para los Premios Nobel.
Los últimos defensores del vitalismo negaban la cualidad de sustancia orgánica a un
producto de desecho como la urea. Pero en 1847 Hermann Kolbe consiguió sintetizar otra
sustancia orgánica, el ácido acético, a partir de fuentes totalmente inorgánicas, quedando
refutado sin lugar a dudas el vitalismo. La síntesis de la urea abrió el camino para las
síntesis orgánica de cientos de productos. Ya en 1838 Alexandre Wosrerenski obtuvo la
quinona a partir de la quinina. El desarrollo de la química orgánica en la segunda mitad del
siglo XIX estuvo impulsado inicialmente por la búsqueda de nuevos colorantes o tintes
sintéticos. Hasta la época solo se podía teñir mediante productos naturales como la
cochinilla que resultaban muy caros. El descubrimiento de la anilina por Runge y la
primera síntesis de un colorante artificial realizada por Perkin abrió grandes posibilidades
comerciales. En 1856, William Henry Perkin, con 18 años, desafiado por su profesor
August Wilhelm von Hofmann intentaba sintetizar, usando como precursor alquitrán de
hulla, la quinina, el medicamento contra la malaria, que hasta entonces era escasa por ser un
producto natural. En uno de los intentos Perkin oxidó anilina usando dicromato potásico,
las impurezas de toluidina reaccionaron con la anilina produciendo un precipitado negro, lo
que parecía indicar una síntesis fallida. Al limpiar el matraz con alcohol, Perkin notó que la
solución se volvía morada, a causa de un subproducto que resultaría ser el primer colorante
sintético, la malveína o malva de Perkin. Este descubrimiento originaría la industria de los
tintes sintéticos, una de las primeras industrias químicas de éxito. En 1865 Adolf von
Baeyer empezó a fabricar el añil, el tinte de los pantalones vaqueros, hasta entonces
obtenido del índigo, un hito en la industria de la química orgánica que revolucionó la
industria de los tintes.

Otra importante industria de compuestos orgánicos en la época fue la de los explosivos. En


1847, el químico italiano Ascanio Sobrero descubrió la nitroglicerina, que revolucionaría la
minería, pero que resultaba extremadamente peligrosa. El químico sueco Alfred Nobel
descubrió que cuando la nitroglicerina era absorbida por una sustancia inerte como la tierra
de diatomeas, resultaba más segura y manejable; y patentó esta mezcla en 1867 con el
nombre de dinamita. Nobel posteriormente combinó la nitroglicerina con varios
compuestos de nitrocelulosa, similares al colodión, que en combinación de otro explosivo
de nitrato resultó una receta más eficiente. El compuesto obtenido, una sustancia gelatinosa
transparente con un poder explosivo mayor que la dinamita, se denominó gelignita y fue
patentada en 1876. Este descubrimiento fue seguido por una multitud de combinaciones
similares, que se modificaban por la adición de nitrato potásico y otras sustancias.

En 1855, Benjamin Silliman Jr. inició los métodos de craqueo del petróleo, que son la base
de la industria petroquímica actual.87 La importancia de los derivados del petróleo hicieron
que la industria derivada de la química orgánica adquiriera la dimensión que tiene
actualmente, con productos como los plásticos, los carburantes, los adhesivos, etc. La
industria de los plásticos se inició en 1862 cuando Alexander Parkes mostró en la
exposición universal de Londres la parkesina, uno de los primeros polímeros sintéticos.
Aunque el primer plástico comercializado a gran escala (la baquelita) no empezaría a su
distribución hasta el inicio del siglo XX.

La fabricación industrial de fármacos sintéticos se inició con la aspirina en 1897, cuando


Felix Hoffmann descubrió en los laboratorios Bayer un proceso para obtener ácido acetil
salicílico a gran escala y con gran pureza.
Véanse también: Cronología de la Química orgánica y Síntesis de Wöhler.

Congreso de Karlsruhe y sus antecedentes

Artículos principales: Stanislao Cannizzaro y Congreso de Karlsruhe.

Listado realizado por August Kekulé con la multiplicidad de fórmulas que se barajaban en
1860 para ácido acético antes de admitirse la hipótesis de Avogadro.

En 1840 Germain Hess propuso la ley de Hess, uno de los primeros pasos hacia la ley de
conservación de la energía, que establece que la energía absorbida o desprendida en una
reacción depende solo de los reactivos iniciales y productos finales, es independiente del
tipo o número de pasos intermedios. En 1848 William Thomson (barón de Kelvin)
estableció el concepto de cero absoluto, la temperatura a la que todas las moléculas
detienen su movimiento por completo. En 1849 Louis Pasteur descubrió que la mezcla
racémica de ácido tartárico se trata de una mezcla de isómeros levógiros y dextrógiros,
clarificando la naturaleza de la rotación óptica iniciando el campo de la estereoquímica.88

En 1852, August Beer estableció la ley de Beer, que relaciona la intensidad de luz
absorbida por la disolución de una sustancia con su concentración y las propiedades de
dicha sustancia. Se basa parcialmente en una obra anterior de Pierre Bouguer y Johann
Heinrich Lambert. Esta fórmula será la base de la técnica analítica conocida como
espectrofotometría,89 el análisis de sustancias químicas mediante la comparación del tipo y
cantidad de luz que absorben.
Stanislao Cannizzaro consiguió la reforma que impuso la hipótesis de Avogadro, en la que
se basa el actual sistema de pesos atómicos y formulación.

La hipótesis de Avogadro empezó a conseguir aceptación entre los químicos solo después
de que su compatriota Stanislao Cannizzaro demostrara su valor en 1858, dos años después
de la muerte de Avogadro. La investigación de Cannizzaro originalmente se centraba en el
análisis de productos naturales y las reacciones de los compuestos aromáticos. En 1853,
descubrió que cuando se trataba el benzaldehído con una base se obtenía una mezcla de
ácido benzóico y alcohol bencílico, un fenómeno conocido actualmente como reacción de
Cannizzaro. Cannizzaro explicó en un folleto escrito en 1858 que con la aplicación de las
ideas de Avogadro se podía construir una teoría estructural química robusta y consistente, y
que coincidía con casi todas las pruebas empíricas disponibles en la época. Por ejemplo,
señaló que algunos gases elementales eran monoatómicos, aunque la mayoría eran
diatómicos, y unos pocos eran incluso más complejos. Otro punto de discusión que trataba
fue las fórmulas de los compuestos de metales alcalinos (como el sodio) y los
alcalinotérreos (como el calcio). En vista de sus llamativas similitudes químicas la mayoría
de los químicos les habían asignado el mismo tipo de fórmula. Cannizzaro discrepaba y
situó a estos metales en dos grupos diferentes lo que eliminaba ciertas anomalías que se
daban al intentar deducir sus propiedades a partir de sus pesos atómicos. Lamentablemente
el folleto de Cannizzaro inicialmente solo se publicó en Italia y tuvo muy poca difusión.

El verdadero impacto del pasquín de Cannizzaro tuvo lugar en el congreso de Karlsruhe, el


primer congreso internacional de química que se reunió en la ciudad alemana de Karlsruhe
en septiembre de 1860, con el objetivo principal de unificar criterios. Estaba organizado por
August Kekulé, Charles Adolphe Wurtz y Karl Weltzien,90 y congregó a los químicos
europeos más importantes de la época. Cannizzaro fue muy elocuente, lógico y didáctico en
su exposición, causando una gran impresión en la asamblea. Además su amigo Angelo
Pavesi distribuyó su folleto entre todos los asistentes al final de la reunión, cuya lectura
convenció definitivamente a la mayoría.91 Así Cannizzaro desempeñó un papel
fundamental en la reforma que impuso la tesis de Avogadro. El sistema de formulación y
pesos atómicos resultante fue adoptado por la mayoría de los químicos, y es en esencia el
que se usa actualmente.

Espectroscopía y tubos de descarga

Tubo de Crookes a la luz y en oscuridad. Los electrones se desplazan en línea recta desde el
cátodo (izquierda), como prueba la aparición de la sombra en forma de cruz en el fondo
derecho. El ánodo está en el borne inferior.

A mediados del siglo XIX se crearon dos técnicas que resultarían fundamentales para el
estudio de la estructura del átomo: la espectroscopía y los tubos de descarga. Entre 1859 y
1860 Robert Bunsen y Gustav Kirchhoff crearon el análisis de espectros. Los espectros
atómicos son series de líneas que registran la energía emitida o absorbida por los átomos.
En un espectrómetro se excitaba una muestra gaseosa, generalmente calentándola, y se
hacía pasar la luz resultante por un prisma que separaba la energía de distintas frecuencias,
que se imprimían haciéndolas pasar por una placa fotográfica. Si el espectro era de
absorción lo que se descomponía era la luz que se hacía pasar a través de la muestra de gas,
y se registraban las frecuencias que absorbía. El resultado era una tira de papel con series
de líneas en distintas posiciones según los distintos elementos, que representaban las
frecuencias de emisión o absorción características de cada elemento. Bunsen y Kirchoff
usaron la espectroscopía para el análisis químico, al poder identificar con esta técnica la
presencia de sustancias nuevas en las muestras, y así consiguieron descubrir el cesio y el
rubidio. Enseguida los científicos se dieron cuenta que las líneas de los espectros se
disponían de forma periódica en series matemáticamente formulables, y posteriormente se
asociarían con la estructura de los átomos.

Esquema del espectro de emisión del hidrógeno, con colores para diferenciar las distintas
series identificadas.
Los tubos de descarga consistían en tubos de vidrio en los que se hacía parcialmente el
vacío, por lo que en su interior quedaba un gas en concentración muy pequeña
(denominado gas enrarecido). Dentro se alojaban además dos bornes separados (ánodo y
cátodo) de un circuito eléctrico, y se estudiaba lo que ocurría en el interior cuando se hacía
pasar una corriente eléctrica a través del tubo. El químico y físico inglés William Crookes
fue el pionero en el campo de los tubos de descarga, al inventar el tubo de Crookes, un tubo
de descarga experimental en el que pudo estudiar el comportamiento de los rayos catódicos
que lo atravesaban. Crookes destacó por estos estudios de los rayos catódicos al resultar
fundamentales para el desarrollo de la física atómica, puesto que ayudaron a desvelar la
estructura del átomo. Sus investigaciones consistieron en observar los efectos de las
descargas eléctricas en el espacio oscuro alrededor del cátodo, situado en el interior de los
tubos que tenían una atmósfera muy tenue de gas, actualmente es denominado espacio
oscuro de Crookes en su honor. Demostró que los rayos catódicos se desplazaban en líneas
rectas y producían fosforescencia al chocar con determinadas sustancias (luego estaban
formados por partículas materiales cargadas negativamente). Además Crookes aplicó las
técnicas espectroscópicas para estudiar los compuestos de selenio. En 1861 Crookes usó el
mismo proceso para descubrir el talio en algunos depósitos seleníferos. Continuó
trabajando con el nuevo elemento, lo aisló y estudió sus propiedades, y en 1873 determinó
su peso atómico.

Kekulé y la estructura orgánica

August Kekulé.

Estructura propuesta por Kekulé para el benceno.


La contribución más importante del químico alemán Friedrich August Kekulé von
Stradonitz fue su teoría estructural para los compuestos orgánicos, resumida en dos
artículos publicados en 1857 y 1858 y desarrollada en gran detalle en su popular obra
Lehrbuch der organischen Chemie (Manual de química orgánica), cuyo primer tomo
apareció en 1859 y terminó teniendo cuatro volúmenes. Kekulé explicó que los átomos de
carbono tetravalentes (que pueden formar cuatro enlaces químicos) se unen unos a otros
para formar cadenas, que denominó cadena de carbonos o carboesqueleto, y con el resto de
valencias se pueden unir a otros tipos de átomos (como hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y
cloro). Estaba convencido de que era posible encontrar esta estructura en todas las
moléculas orgánicas, al menos en todas las conocidas en la época. Kekule no era el único
químico de la época en creerlo. El químico escocés Archibald Scott Couper publicó una
teoría similar casi al mismo tiempo, y el ruso Aleksandr Butlerov hizo mucho por clarificar
y expandir la teoría. Sin embargo Kekulé fue el principal difusor de la teoría y sus ideas
prevalecieron en la comunidad científica.

En 1864, Cato Maximilian Guldberg y Peter Waage, a partir de las ideas de Claude Louis
Berthollet propusieron la ley de acción de masas. En 1865, Johann Josef Loschmidt
determinó el número exacto de moléculas que contiene un mol de sustancia, posteriormente
denominado constante de Avogadro.

En 1865, August Kekulé se basó parcialmente en el trabajo de Loschmidt, entre otros, para
establecer la estructura del benceno, explicándola como un anillo de seis átomos de carbono
con enlaces simples y dobles alternados. La novedosa propuesta de Kekulé de estructura
cíclica del benceno fue muy polémica pero nadie en la época aportó una mejor.
Actualmente se sabe que gran parte de los compuestos orgánicos contienen estructuras
cíclicas como el benceno, denominadas aromáticas.

Mendeléyev y la tabla periódica

Artículos principales: Dmitri Mendeléyev, Tabla periódica de los elementos y Descubrimiento


de los elementos químicos.

En 1869, los científicos ya habían descubierto 66 elementos diferentes y habían


determinado su masa atómica. Comprobaron que algunos elementos tenían propiedades
químicas similares y hubo varios intentos de clasificarlos según algunas de ellas con más o
menos acierto. En 1829 el químico J. W. Döbereiner organizó un sistema de clasificación
de elementos en el que estos se congregaban en grupos de tres denominados tríadas. Las
propiedades químicas de los elementos de una tríada eran similares y sus propiedades
físicas variaban de manera ordenada con su masa atómica. En 1862 Alexandre-Emile
Béguyer de Chancourtois publicó su hélice telúrica, una clasificación tridimensional de los
elementos. En 1864 John Newlands propuso la ley de las octavas y el mismo año Lothar
Meyer desarrolló otra clasificación con 28 elementos organizados según su valencia.
Dmitri Mendeléyev creador de la Tabla periódica.

Tabla periódica de 1871 realizada por Dmitri Mendeléyev.

Pero quien terminó dando sentido a una lista ordenada de los elementos conocidos (que nos
ayudaría a entender la estructura interna de los átomos) fue Dmitri Ivanovich Mendeléyev
al desarrollar la primera tabla periódica de los elementos moderna. El químico ruso
Mendeléyev intuyó que había algún tipo de orden entre los elementos y pasó más de treinta
años recolectando datos y dando forma al concepto, inicialmente con la intención de aclarar
el desorden para sus alumnos. Mendeléyev acomodó los 66 elementos conocidos en ese
momento en su tabla periódica por orden creciente de peso atómico, pero también
atendiendo a sus propiedades, y acertó al dejar huecos en la tabla para elementos todavía no
descubiertos. Mendeléyev descubrió que cuando se ordenaban los elementos químicos en
fila según aumentaba el peso atómico, hasta llegar a uno que tuviera propiedades similares
al inicial, que se situaría en una nueva fila debajo, en la tabla resultante se encontraban
patrones recurrentes, o periodicidad, en las propiedades de los elementos tanto en las filas
(periodos) como en las columnas (grupos). Publicó su descubrimiento en 1869 en su obra
Principios de química. Además su sistema le permitió predecir con bastante exactitud las
propiedades de elementos no descubiertos hasta el momento. En su versión de la tabla de
1871, predijo las propiedades que tendrían probablemente tres elementos todavía no
descubiertos a los que denominó ekaboro (Eb), ekaaluminio (Ea) y ekasilicio (Es), que
coincidieron con las del escandio, galio y germanio, al ser descubiertos, lo que consiguió la
aceptación generalizada de este sistema de ordenación.

Sin embargo, la tabla de Mendeléyev no era del todo perfecta. Posteriormente tras el
descubrimiento de varios elementos nuevos y de perfeccionarse los métodos de
determinación de las masas atómicas, se descubrió que algunos elementos no estaban en el
orden correcto. La causa de este problema la determinaría más adelante el químico inglés
Henry Moseley, cuando se conociera mejor la naturaleza del átomo, quién descubrió que lo
que determinaba un claro patrón periódico de las propiedades de los átomos, es el número
de protones que contiene cada elemento en su núcleo, o número atómico, y no la masa
atómica. Además no aparecía ninguna columna para los gases nobles, pero en esas fechas
no se conocía todavía ninguno.

Josiah Willard Gibbs

J. Willard Gibbs formuló el concepto de equilibrio termodinámico en términos de energía y


entropía, y los relacionó con el movimiento de las partículas.
Artículos principales: Josiah Willard Gibbs y Física estadística.

La obra del físico estadounidense J. Willard Gibbs sobre las aplicaciones de la


termodinámica fue fundamental para transformar la química física en una ciencia deductiva
rigurosa. Durante el periodo de 1876 a 1878, Gibbs trabajó en los principios de la
termodinámica, aplicándolos a los complejos procesos implicados en las reacciones
químicas. Definió el concepto de potencial químico, o la tendencia de que una reacción
química se produzca. En 1876, publicó su obra más famosa, On the Equilibrium of
Heterogeneous Substances (Sobre el equilibrio de las substancias heterogéneas), una
recopilación de sus trabajos de termodinámica y química física en la que desarrolla el
concepto de energía libre para explicar la base física del equilibrio químico.92 Con las
ecuaciones de la energía libre, Gibbs relaciona matemáticamente todas las variables
involucradas en una reacción química (temperatura, presión, volumen, energía y entropía).
En este ensayo donde inicia sus teorías sobre las fases de la materia, considera a cada
estado de la materia es una fase y cada sustancia un componente y las relacionó en una
ecuación, conocida como regla de las fases de Gibbs, que sirve para determinar los grados
de libertad de un sistema en equilibrio. En esta obra quizás su contribución más destacada
es la introducción del concepto de energía libre, por lo que una de sus formas se denomina
actualmente energía libre de Gibbs en su honor. La energía libre de Gibbs relaciona la
tendencia de un sistema físico o químico a disminuir su energía y aumentar su desorden
(entropía) simultáneamente en los procesos naturales espontáneos. Las conclusiones de
Gibbs permiten a los investigadores calcular los cambios en la energía libre de un proceso,
como una reacción química, y determinar la velocidad a la que ocurrirá. Como virtualmente
todos los procesos químicos y muchos físicos implican cambios de este tipo, su obra tiene
un impacto significativo tanto en los aspectos teóricos como experimentales de esta ciencia.

En 1877, Ludwig Boltzmann estableció las causas estadísticas de muchos de los conceptos
químicos y físicos, incluida la entropía, y la relación con las distribuciones de las
velocidades moleculares en un gas.93 Junto a Boltzmann y James Clerk Maxwell, Gibbs
creó una nueva rama de la física teórica denominada mecánica estadística (término que él
acuño), que explica que las leyes de la termodinámica son la consecuencia de las
propiedades estadísticas de grandes conjuntos de partículas en interacción. Las relaciones
causa-efecto que estableció Gibbs entre las propiedades estadísticas de los sistemas con
muchas partículas y las leyes fenomenológicas de la termodinámica (T, p, V, S y U) se
presentaron en su influyente libro de texto Elementary Principles in Statistical Mechanics
(Principios elementales de mecánica estadística), publicado en 1902, un año antes de su
muerte. En esta obra Gibbs revisa en profundidad la relación entre las leyes de la
termodinámica y la teoría estadística del movimiento molecular.

Van't Hoff y Arrhenius

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