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Antonio Vives
Los problemas vienen al definir los impactos y la sociedad. Para algunos los impactos son
muy amplios y se extienden a impactos que están fuera del control de la empresa. Y la
sociedad para algunos es sinónimo de planeta. Bajo estas interpretaciones no hay límites a lo
que es responsabilidad de la empresa, cayendo en terreno improductivo, impráctico. Pero
también ignoran lo más importante que son “los impactos que la empresa quiere tener”, vale
decir, el impacto positivo con el que quiere contribuir al desarrollo de la sociedad. No sólo
“el impacto que tiene”.
Sostenibilidad Empresarial
A diferencia de la RSE y del Desarrollo Sostenible (que comentamos más adelante) no existe
una definición de aceptación general sobre lo que constituye la Sostenibilidad Empresarial.
En un concepto muy (ab) usado. En general se extiende el ya clásico concepto de Desarrollo
Sostenible propuesto en el marco de la Cumbre de la Tierra de 1992 por la Comisión Brutland
sobre Medio Ambiente y Desarrollo: “El desarrollo que permite lograr las necesidades del
presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de logar su propias
necesidades”. Recientemente la Real Academia de la Lengua Española, RSE ha incorporado
la palabra “sostenible” al diccionario: “referido a un proceso, es aquel que puede mantenerse
por sí mismo, como lo hace, por ejemplo, un desarrollo económico sin ayuda exterior ni
merma de los recursos existentes”.
“Un proceso que puede mantenerse por sí mismo”, presumiblemente por un período
indefinido de tiempo o por lo menos en el largo plazo. Esta concepción tiene el origen y sesgo
del medio ambiente, aunque se ha extendido a los procesos de desarrollo de las empresas.
Pero es importante distinguir entre un sistema global como lo es el medio ambiente o el
planeta tierra y lo que es la “sostenibilidad” de una empresa, un microcosmo en ese planeta
tierra. Lo que es un concepto válido para el total del planeta tierra no aplica a cada una de las
ínfimas partes.
Para el caso de una empresa en particular, es imposible aplicar este concepto de sostenibilidad
que se refiere a acción colectiva, de agregado, de conjunto, del total.
En este sentido se puede decir que la sostenibilidad busca el balance entre la utilización de
recursos presentes y futuros, un balance inter-temporal, buscando equidad inter-generacional.
Aun dentro de la empresa se puede decir que la sostenibilidad busca el balance entre la
situación futura y la presente.
La responsabilidad social de la empresa busca el balance entre los intereses de los diferentes
stakeholders, (partes interesadas) aunque ello no obsta para que ese balance se deba buscar y
se busque tanto en el presente como en el futuro.
(El tamaño de las palabras en el gráfico es proporcional al número de veces que se usan en
este artículo)
Desarrollo Sostenible
Desarrollo Sostenible es un concepto relacionado pero de un ámbito más amplio que se suele
aplicar a países. Su fundamento es el mismo que el de “sostenibilidad” pero se refiere no al
fin, sino al proceso. La Declaración final de la Conferencia de las Naciones Unidas para el
Desarrollo Sostenible del 2012 (Rio más 20) extiende la definición de 1992:
El Pacto Mundial ha contribuido a elevar aún más las expectativas sobre la contribución de
las empresas al desarrollo sostenible. Sus diez principios o áreas de acción de actuación (ya
cubiertos por otras convenciones o acuerdos internacionales) están específicamente dirigidos
a las empresas en cuatro grandes áreas: respeto a los derechos humanos, estándares laborales,
medio ambiente y anticorrupción. Se espera que al suscribir los principios las empresas
actúen a favor del desarrollo sostenible.
Si, la empresa debe ser socio en el desarrollo, tiene un papel fundamental en la contribución
al crecimiento económico sostenible sobre todo a través de la creación de empleo digno, de
la producción responsable de bienes y servicios que la sociedad necesita y necesitará para su
desarrollo integral (algunos dirán que no importa si los necesita, se los haremos necesitar),
del pago de impuestos para que los gobiernos puedan llevar a cabo sus responsabilidades
(ojalá que también lo hagan responsablemente) en ese desarrollo y el uso racional de los
recursos naturales. Y en la medida de sus posibilidades, como mencionábamos en la
conceptualización de la RSE, debe contribuir a mejorar la calidad de vida.
Pero ello no quiere decir que todo sea su responsabilidad. La confusión que se crea
mezclando estos conceptos de responsabilidad, sostenibilidad empresarial y desarrollo
sostenible no es conducente a que las empresas ejerzan sus responsabilidades.
¿Tiene esta confusión algo de malo? Si y mucho porque lo que comienza como algo deseable,
se va convirtiendo en expectativa, lo que comienza como algo posible para una multinacional
se convierte en una exigencia para una PyME local.
Y cuando las expectativas no se cumplen se crea decepción y cae la reputación del colectivo
“empresa” y “sector privado” ante la sociedad.
En una reciente encuesta llevada a cabo para Accenture y el Pacto Mundial (The Consumer
Study: From Marketing to Mattering) el 85% de los encuestados creen que las empresas son
igualmente responsables que los gobiernos en el mejoramiento de la calidad de vida (en
América Latina el porcentaje es del 91%, la región con el más alto)
Una cosa es que la empresa pueda y deba hacer algo al respecto (dependiendo del contexto)
y otra es que sea su responsabilidad. Pero esto no se puede exigir sin considerar el contexto,
el tamaño y poder de la empresa.
Y los fanáticos de la “voluntariedad” no ven limites a lo que cabe dentro de los aspectos
que la empresa puede atacar, o dicho en su lenguaje, que la empresa debe asumir como su
responsabilidad. Muy diferente.