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Ranking: 10 deportes de aventura en el Perú

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BY REDACCION_EP ON 27 ABRIL, 2016EP516

Ya sea en tierra, mar o aire, estamos rodeados de una envidiable cantidad de escenarios
naturales para deportes de aventura. Semana Santa es la fecha indicada para aventarse a
probarlos.
ANDINISMO. Reto a la cordillera.
Alpinistas de todo el planeta llegan anualmente a este rincón de Sudamérica para conquistar las cumbres
de las montañas más altas de la Cordillera de los Andes. El Huascarán, con sus 6768 metros sobre el
nivel del mar, es la montaña tropical más elevada del mundo y está ubicada en la cordillera Blanca junto a
decenas de nevados de más de 5.000 metros de altitud y de alta, mediana y baja dificultad técnica. Esa
concentración única de montañas —que evita aglomeraciones de escaladores— ha convertido al Perú en
un imán para los amantes del andinismo. A ello hay que añadir que el clima es calmado durante gran
parte del año y el acceso a ambientes aislados del trajín urbano es relativamente fácil.

CANOTAJE. Rápidos y furiosos.


El Perú tiene más de una docena de ríos que bañan sus diversas regiones en costa, sierra y selva. Los
cinco ríos más extensos recorren casi 7 000 km dentro del país. La fuerza del agua de algunos de estos
permite la práctica del canotaje, o rafting, un deporte que es sinónimo de pura adrenalina. La convención
internacional establece que los rápidos son clasificados en una escala del I al VI según su dificultad, y
algunos de los ríos más conocidos en el país son el Cañete,el Colca, el Apurímac, Urubamba, el
Cotahuasi y el Tambopata.
ESCALADA EN ROCA. Prohibido soltarse.
Un desafío a las alturas es lo que los escaladores emprenden cuando inician sus ascensos valiéndose solo
de sus manos y pies. Aprovechar los escollos y grietas que regalan las superficies es vital para cumplir su
misión, pues esas hendiduras les sirven de sostén para mantener la elevación y llegar a la cumbre. Un
buen lugar en Lima para practicar escalada en roca se encuentra en Canchacalla, a la altura del kilómetro
46 de la carretera central. Otros dos bastiones de los escaladores son Hatun Machay, un extenso bosque
de piedras ubicado en la cordillera Negra, a 75 kilómetros al sur de Huaraz, y el Santuario de Huayllay,
en Cerro de Pasco, famoso por sus formaciones pétreas.
WINDSURF Y KITESURF. Los placeres del mar.
Los mejores vientos para la práctica de estos dos deportes intensos están en la bahía de Paracas y en
Máncora. Ambos son dos importantes destinos turísticos que cuentan con adecuada infraestructura
hotelera y servicios, además de alquiler de equipos e instructores para las recomendaciones pertinentes.
Según PromPerú, de abril a noviembre las playas de Máncora regalan vientos de hasta 30 nudos o más y
ello las convierte en verdaderas pistas de vértigo. Tres Cruces o Lobitos cuentan con viento parejo y
fuerte, y El Golf tiene olas tipo beach break. La Laguna, a dos kilómetros al norte del point de surf de
Máncora, casi pegada al mar, es ideal para practicar saltos. El paisaje es alucinante y el atardecer
inolvidable. En la bahía de Paracas, los vientos son confiables (hasta 10 nudos), el mar es poco profundo
y el clima agradable, pues hay sol todo el año.

PARAPENTE Y ALA DELTA. Cita con las alturas.


Desde arriba todo se ve mejor. Quienes se aventuran a lanzarse en parapente pueden dar fe de ello, pues
lo que obtienen a cambio de ello es un conjunto de vistas imposibles de registrar de otra manera que no
sea mediante el sobrevuelo. La Costa Verde de Miraflores es el escenario clásico desde el cual despega
la gran mayoría de atrevidos —hay un buen número de empresas especializadas que ofrecen este
producto—, y otras zonas del país en las que también se permite este tipo turismo son elvalle de Cañete,
el Callejón de Huaylas y el valle del Urubamba.
TREKKING. Aventura obligatoria.
Viajero que se respeta debe realizar el Camino Inca que conduce a Machu Picchu al menos una vez en su
vida. Esa es una de las actividades que todo buen aventurero debe experimentar obligatoriamente, según
consideró hace unos años la National Geographic. No es para menos: los diferentes ecosistemas que se
atraviesan en el trayecto, los restos arqueológicos que se encuentran esparcidos y los parajes ricos en flora
y fauna que se aprecian han convertido a esta ancestral ruta en una de las predilectas de los aventureros de
todo el planeta. Pero en el Perú hay más escenarios para el trekking. Algunos son más comerciales que
otros, pero todos son igual de fascinantes. Aquí van tres: la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas
(Huancaya), la Quebrada Santa Cruz Llanganuco (Huaraz) y el camino a Choquequirao
(Apurímac).
PESCA DEPORTIVA. Aguas benditas.
Los mares, ríos y lagos del Perú son ecosistemas cuyas riquezas favorecen a la pesca deportiva. Esas
aguas pletóricas ofrecen a sus excursionistas atunes, robalos, lenguados, corvinas, chitas, meros y hasta el
merlín negro más grande del mundo pescado alguna vez, en Cabo Blanco. Precisamente, ilustres
personajes solían visitar este exclusivo balneario talareño en décadas pasadas. Bob Hope, Marilyn
Monroe, John Wayne, el príncipe Felipe de Edimburgo o Nelson Rockefeller llegaban ahí con el objetivo
de experimentar algo de la emoción de la pesca de altura. Incluso el gran Ernest Hemingway fue un
asiduo visitante del mar peruano. Sus grandes peces lo inspiraron a escribir su famosa novela El viejo y el
mar. En la sierra de Lima, las lagunas de Huancaya son una buena opción para ir de pesca, y en la selva,
el río Tambopata también lo es.
SANDBOARD. Dunas calientes.
No cualquiera se anima a coger una tabla y deslizarse cuesta abajo sobre las grandes dunas de la
región Ica. Hay que tener agallas, dicen los guías. No es que implique peligro alguno para la integridad
física del aventurero, pero la adrenalina que surge a medida que el trayecto toma velocidad, puede
inquietar al más incauto. La duna más grande del mundo está en Nasca (2078 metros de altura) y esa está
reservada solo para los expertos, aunque otras mucho más pequeñas pueden ser surcadas por inexpertos o
simples entusiastas. Otras zonas desérticas de la costa peruana también se aprovechan para practicar el
sandboarding: Sarapampa (Lima), Camaná y Acarí (Arequipa).
CICLISMO DE MONTAÑA. Adrenalina en dos ruedas.
Conocer antiguos senderos incas y preincas, sitios arqueológicos, pintorescos pueblos y el paso por
diferentes pisos ecológicos en pocas horas, son ventajas de recorrer el Perú en bicicleta. Según PromPerú,
hay lugares como Olleros (al sur de Lima) donde se inicia un descenso de 3.600 metros en solamente 70
kilómetros de recorrido. Así como este, otros puntos del mapa predilectos de los ciclistas de montaña son
el valle del Utcubamba (Amazonas), el Callejón de Huaylas, Lurín, Mala y Lunahuaná, y tres
distritos de Lima Metropolitana: San Isidro, Miraflores y Barranco. Los entendidos en la materia
aseguran que este es el deporte de aventura de mayor crecimiento en el país.

CANOPY. Nada como deslizarse.


Conocido como tirolesa en otras latitudes, esta actividad consiste en deslizarse a través de sistemas de
cables galvanizados a alturas que varían entre los 200 y 400 metros de altura. Por lo general, estos cables
unen cerros o montañas y el aventurero efectúa el recorrido sujeto al cable a velocidades que fluctúan
entre los 50 o 60 kilómetros por hora y su trayecto le permite observar paisajes, ríos, bosques valles, entre
otros entornos naturales. Algunos de los lugares más conocidos para la práctica del canopy están
en Ollantaytambo y Santa Teresa, en el Cusco, aunque en Lunahuaná, al sur de Lima, también hay uno
que se jacta de tener el trayecto más largo de Sudamérica: 2.500 metros

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