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Ivo A.

Rijo Cedeño
10/10/2014
¿De dónde vino la madera de acacia y como la obtuvieron los israelitas
estando en el desierto, si esta solo crecía en Egipto?
El Tabernáculo de Moisés era una estructura “desarmable” y “portátil” que
usaron los israelitas al viajar por el desierto y continuó siendo usado hasta los
tiempos del rey David, cuando se construyó el Tabernáculo de David.
Éxodo 25:8-9
8 Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. 9 Conforme a
todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus
utensilios, así lo haréis.

Éxodo 27:8
Lo harás hueco, de tablas; de la manera que te fue mostrado en el monte, así
lo harás.
Aparentemente Moisés tuvo una visión en el Monte Sinaí acerca del aspecto
exacto que debía tener el tabernáculo. Tal vez le fue mostrado el templo celestial
no hecho de manos humanas, sino por Dios mismo (Hebreos 9:11) para que le
sirviese como guía.
Los materiales usados para la construcción del Tabernáculo fueron
principalmente tomados de los despojos de Egipto. Lo podemos confirmar al ver
que Dios le dijo a Abraham 400 de años antes de salir de Egipto lo siguiente:
Génesis 15:13-14
13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará
en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.
14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto
saldrán con gran riqueza.

También se lo confirmo a Moisés:

Éxodo 3:21-22
21 Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando
salgáis, no vayáis con las manos vacías; 22 sino que pedirá cada mujer a su
vecina y a su huésped alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales
pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.

Éxodo 12:35
35 E hicieron los hijos de Israel conforme al mandamiento de Moisés, pidiendo
de los egipcios alhajas de plata, y de oro, y vestidos. 36 Y Jehová dio gracia al
pueblo delante de los egipcios, y les dieron cuanto pedían; así despojaron a
los egipcios.

¿Cómo sabemos en qué consistían las riquezas que los israelitas habían
obtenido de los egipcios?

Hay un principio bíblico que reza: Dios no nos pedirá algo que Él no nos haya
dado primero; por tanto, “de lo recibido de Tu mano Te damos” (1Cronicas
29:14; Santiago 1:17). En ese sentido, el pueblo de Israel, una vez salido libre y
poseyendo los regalos recibidos de los egipcios; entonces Dios les requirió
ofrenda voluntaria para la construcción del Tabernáculo, consistente en metales,
piedras preciosas, madera, aceite, pieles, etc.

Éxodo 35:4-9
4 Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto
es lo que Jehová ha mandado: 5 Tomad de entre vosotros ofrenda para
Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová; oro, plata, bronce, 6 azul,
púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, 7 pieles de carneros teñidas de rojo,
pieles de tejones, madera de acacia, 8 aceite para el alumbrado, especias para
el aceite de la unción y para el incienso aromático, 9 y piedras de ónice y piedras
de engaste para el efod y para el pectoral.

Vemos entonces, que estando ellos en el desierto la madera de acacia fue


tomada de “entre vosotros” (Éxodo 35:5), es decir, de entre los Hebreos, la
cual fue ofrendada para construir el Tabernáculo.

CONCLUSIÓN
La madera de Acacia es liviana, dura, incorruptible y por tanto, de larga
duración. (http://ec.aciprensa.com/wiki/Acacia). Al entender que esta madera
tiene dentro de sus características el ser muy liviana nos permite entender como
la tribu de Gerson podía desarmar el Tabernáculo y transportar las tablas del
mismo, (Números 4:28-32). Lo podían hacer porque la madera era liviana. De la
misma forma, los Judíos al salir libres de Egipto y habiendo recibido regalos
dentro de los cuales había madera de Acacia, muy bien pudieron trasportarla al
desierto en donde Dios les pidió que la ofrendaran para la construcción del
Tabernáculo. De la misma manera tu y yo al aceptar a Cristo salimos libres de
Egipto (el mundo) y hemos transportado nuestra madera de acacia (naturaleza
humana) la cual Dios pide que se la ofrendemos voluntariamente (Romanos
12:1) para hacer de nuestro cuerpo un Tabernáculo del Espíritu Santo y hacernos
partícipes de Su naturaleza divina, (2Pedro 1:4).

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