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TEMA 1: EL DERECHO PROCESAL.

1.0. Concepto.
 (Rengel Romberg): Rama de la ciencia jurídica que tiene por objeto el estudio de las conductas que intervienen en el proceso civil para la emanación
de una sentencia.
En esta definición se destacan los siguientes aspectos:
a) El Derecho Procesal Civil, como rama de la ciencia jurídica, es una ciencia cultural, que tiene un objeto cultural.
b) El objeto propio del Derecho Procesal Civil son las conductas que intervienen en el proceso civil: la del juez, las partes y demás auxiliares de la
jurisdicción, y no mediante normas, las cuales sirven al procesalista para conocer el sentido de la conducta, su valor o significación.
c) Las conductas que son objeto de la ciencia procesal civil son sólo aquéllas que intervienen en el proceso civil.
d) Las conductas que intervienen en el proceso civil persiguen la emanación de una sentencia por el juez.

1.1. Contenido del derecho procesal. Se agrupa en siete partes:


1) De carácter institucional: comprende los preceptos constitucionales y funcionamiento del órgano judicial, así como su jurisdicción y
competencia.
2) De matiz personalista: comprende lo relativo a las partes.
3) De aspecto real: acciones, excepciones, medios de prueba, cuestiones perjudiciales, actos y hechos procesales.
4) De realización práctica: procedimientos, trámites y diligencias.
5) De carácter para-judicial: transacción judicial, conciliación, arbitraje y actos de jurisdicción voluntaria.
6) De significación económica y de eficiencia impugnatoria: integrado por 3 categorías fundamentales: los presupuestos, el contenido y los
efectos de la institución.

1.2. Las ramas del derecho procesal. Las ramas fundamentales son el Derecho Procesal Civil y el Derecho Procesal Penal, pero también existen
ramas administrativa, social, militar, canónica, etc.
1) Procesal civil: organismo de actuación de la ley mediante el ejercicio de la acción. Es el medio jurídicamente establecido con carácter general
para que, a través del mismo, las partes resuelvan sus diferencias de carácter privado; atendiendo al resultado de una decisión de la autoridad judicial
competente.
2) Procesal penal: medio a través del cual el Estado desarrolla su actividad punitiva buscando el restablecimiento del orden jurídico violado y la
restauración de la correspondiente paz jurídica.

1.3 y 1.4. Naturaleza y Caracteres:


a) El Derecho Procesal Civil pertenece al ámbito del derecho público; regula las relaciones entre los ciudadanos y el Estado con motivo del ejercicio
de la jurisdicción (función pública estatal). Dicha regulación se realiza en un plano de supraordenación y subordinación, en la cual el Estado aparece
en un plano superior al de los demás sujetos del proceso y les impone su decisión, imposibilitando así la posibilidad de un proceso convencional, pues
es materia íntimamente ligada al orden público. Sin embargo, la naturaleza pública del Derecho Procesal Civil no significa que todas sus normas son
imperativas, existen también normas dispositivas y normas supletorias o de interés privado.
b) El Derecho Procesal Civil es caracterizado como un derecho secundario, instrumental o de contenido técnico-jurídico, en el sentido de que sirve de
medio, de instrumento para lograr la observancia del derecho subjetivo; no resuelve.
c) También es caracterizado como un derecho formal, en cuanto establece la forma de las actividades que se deben cumplir para obtener del Estado la
garantía del goce de los bienes de la vida.
d) Constituye una rama autónoma de la ciencia del Derecho dado que tiene un objeto propio; sus propios principios científicos y dogmáticos; y su
propia y específica elaboración doctrinal y científica, cuyos resultados tan ciertos y universales son propios de la ciencia.

TEMA 2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA.


2.0. Los orígenes de la ciencia procesal. Los estudios procesales estuvieron en decadencia durante un largo período histórico que se prolongó hasta
mediados del siglo XIX. Durante todos estos siglos la preocupación se centró en el simple aspecto exterior y la descripción del fenómeno procesal; el
simple manejo de los plazos, de las formas y sus aplicaciones prácticas. No existió la preocupación científica de penetrar los nexos ocultos del proceso,
y toda la teoría del procedimiento se elaboró con los esquemas conceptuales del Derecho Civil; la simple exégesis de las normas y reglas de
procedimiento constituyó el método de estudio y de enseñanza de de esta materia, y se llamó “Escuela exegética” a la que hizo suya la exposición
descriptiva de las reglas de procedimiento; cuyos representantes en Venezuela fueron Sanojo, Feo, Borjas, Marcano Rodríguez, Pineda León y Brice.

2.1. Las diversas escuelas.


a) La Escuela científica alemana: en la segunda mitad del siglo XIX comenzó a producirse en Alemania un cambio de dirección en los estudios
procesales; en el año 1.857 se abrieron nuevos horizontes en el estudio del Derecho Procesal científico, se revisaron los conceptos recibidos de la Edad
Media y se crearon nuevas categorías dogmáticas para esta ciencia. Nació una nueva escuela procesal, la escuela sistemática alemana, que elevó a
rango científico los estudios procesales, inaugurando el nuevo método histórico-sistemático, y dejando de lado la simple consideración del
procedimiento, para construir el nuevo Derecho Procesal Civil, emancipado del Derecho Privado, del cual había vivido de prestado hasta entonces. Se
trata ahora de la acción como un derecho autónomo, distinto del derecho subjetivo material; se abandona el concepto civilista o privatista que
caracterizaba al proceso como un contrato o cuasicontrato y se lo define como una relación jurídica procesal, pública y autónoma, distinta de la relación
sustancial que se hace valer en el proceso. Transformada la acción en un derecho autónomo, no sólo se consagra su separación, sino la autonomía de
toda esta rama del derecho, llamada Derecho Procesal.
b) La Escuela sistemática italiana: el movimiento científico alemán se extendió rápidamente en el continente europeo, y fue recibido en Italia a
comienzos del siglo XX por el fundador de la nueva escuela procesal italiana, el maestro Giuseppe Chiovenda; la escuela italiana se desarrolló y avanzó
con sorprendente profundidad y rapidez al punto las obras fundamentales del mencionados autor: Principios de Derecho Procesal Civil (1923), e
Instituciones de Derecho Procesal Civil (1.934), superaron la ciencia alemana que les sirvió de inspiración. Se realizó así, en Italia, el tránsito del
período de los comentaristas exegéticos, al período verdaderamente científico de la teoría general del proceso de conocimiento. Los temas de la
autonomía de la acción, el valor de la cosa juzgada, la naturaleza de la sentencia, la concepción del proceso como relación jurídica, el fin público del
proceso y de la jurisdicción, son nuevos puntos de partida desde los cuales el fenómeno procesal es considerado por la nueva escuela. La escuela italiana
de Derecho Procesal continuó su desarrollo; Carnelutti llevó la ciencia procesal italiana más allá de los límites en que la había colocado Chiovenda;
exploró zonas del proceso, como la relativa a la ejecución forzada, antes sólo bosquejada por aquél. Así pues, la doctrina italiana llega a la teoría general
del proceso, ampliando así cada vez más la base de esta ciencia.

2.2. Evolución de la legislación procesal venezolana. En Venezuela, la interpretación era exegética (artículo por artículo); con Luis Loreto comenzó
la interpretación científica. En todas sus monografías, Loreto aplicó siempre el método histórico-sistemático de la nueva escuela procesal; estudió a
fondo las tres categorías fundamentales de sentencias y concluyó afirmando la existencia en nuestro ordenamiento jurídico positivo de sentencias que
tienen un contenido típicamente constitutivo, en cuanto crean, modifican o extinguen las relaciones jurídicas preexistentes. En los trabajos de Loreto
se observa un dominio completo de antecedentes y bibliografías revelando una amplia comprensión y asimilación de las doctrinas procesales modernas,
aplicadas con método científico a la realidad procesal positiva venezolana. La prolongada enseñanza de Loreto, representante máximo del procesalismo
científico en Venezuela, comenzó a dar sus frutos y a inspirar los estudios procesales, la enseñanza de la materia en las Universidades y a influir en la
jurisprudencia nacional, que venía enfocando los fenómenos procesales a la luz de las antiguas concepciones de los prácticos, a espaldas de todo el
movimiento renovador de la escuela científica.

TEMA 3. LAS FUENTES DEL DERECHO PROCESAL CIVIL.

3.0. Concepto. La doctrina clásica tradicional entiende por fuentes del derecho, todo lo que motiva, o de donde se origina el derecho. Para Savigny,
las fuentes del derecho son las bases del derecho general, de donde traen su origen tanto las instituciones jurídicas como las reglas singulares derivadas
de ellas por abstracción, y coloca como hecho generador del derecho, el espíritu popular, viviente y operante en todos los individuos.
, las fuentes del Derecho Procesal Civil se pueden definir como las reglas o cánones de que puede valerse el juez en el proceso para
valorar la significación jurídica de las conductas procesales que debe juzgar y fundar la fuerza de convicción que ha de tener la resolución que
dicte.
En nuestro ordenamiento jurídico, la fuente principal es la ley formal, que tiene que cumplir con los requisitos establecidos en la Constitución para que
pueda considerarse aprobada; en materia procesal, de acuerdo a la reserva legal, la regulación de los procedimientos es de competencia exclusiva del
Poder Público Nacional, a través de la Asamblea Nacional.

3.1. Clases. Las fuentes del Derecho Procesal Civil se pueden distinguir en primarias o vinculantes, y secundarias o no vinculantes.
3.1.0. Primarias o vinculantes: La Constitución, los Tratados celebrados por Venezuela válidamente, la Ley Orgánica del Poder Judicial, La Ley
Orgánica del Consejo de la Judicatura, la Ley de Carrera Judicial, Los Decretos, el Código de Procedimiento Civil, la Ley de Arancel Judicial, la
Ley de Abogados, las demás normas procesales contenidas en el Código Civil y en el Código de Comercio, así como en otras leyes administrativas
especiales, que contienen disposiciones procesales.
3.1.1. Secundarias o no vinculantes: la jurisprudencia y La doctrina
3.2. La Constitución. Primera estructura fundamental del ordenamiento procesal; en ella se encuentran los principios procesales fundamentales
(garantías constitucionales del proceso civil) y también ciertas normas atinentes a la organización judicial. Entre dichas garantías constitucionales del
proceso civil se pueden mencionar: organización del poder judicial, debido proceso, igualdad procesal, derecho a la defensa, irretroactividad de la ley,
el juez natural, la cosa juzgada, derecho de petición, etc. Toda ley procesal que desconozca estos derechos, y todo proceso en que no estén aseguradas
estas garantías, son nulos por ser inconstitucionales, y el juez debe dar preferente aplicación a la norma constitucional, la cual sólo surte efecto en el
caso concreto y no alcanza sino a las partes interesadas en el conflicto.
3.3. Los Tratados Públicos. Estos tienen prelación, después de la Constitución, en los casos de aplicación del Derecho Internacional Privado, sobre el
Código de Procedimiento Civil y demás leyes de la República.

Artículo 8° del Código de Procedimiento Civil. En los casos de aplicación del Derecho Internacional Privado, los Jueces atenderán
primero a los tratados públicos de Venezuela con el Estado respectivo, en cuanto al punto en cuestión; en defecto de tales tratados, aplicarán
lo que sobre la materia dispongan las leyes de la República o lo que se desprende de la mente de la legislación patria; y en último lugar se
regirán por los principios de dicho Derecho aceptados generalmente.

3.4. Las Leyes Procesales.


a) Código de Procedimiento Civil: ley reglamentaria de las garantías de justicia contenidas en la Constitución; en él está plasmado todo el
régimen del proceso tomando como líneas directrices generales aquéllas consagradas en la Constitución.
b) La Ley Orgánica del Poder Judicial: es el Estatuto fundamental que desenvuelve los principios de la Constitución referente a la organización
de la justicia. En ella tenemos la clasificación de los tribunales en ordinarios, especiales, civiles, mercantiles, de Primera Instancia, de Segunda
Instancia, etc.; divide el territorio nacional en 17 circunscripciones y contiene las normas sobre recusación e inhibición.
c) La Ley de Arancel Judicial: fija los emolumentos a pagarse a los diversos auxiliares de la justicia, como depositarios, peritos, partidores, etc.
d) La Ley de Abogados: además de regular todo lo relativo al ejercicio de la profesión de abogado, establece el procedimiento de retasa de sus
honorarios, que debe seguirse en los procesos en que surjan estas cuestiones.
e) El Código Civil: no todas las normas procesales están en el Código de Procedimiento Civil, también en el Código Civil existen leyes procesales,
tales como las que regulan las oposiciones al matrimonio, la separación de cuerpos, el divorcio, la interdicción y la inhabilitación.
f) El Código de Comercio: contiene normas procesales relativas a la jurisdicción comercial, a la quiebra y diligencias subsiguientes.
g) Otras leyes especiales: Ley Orgánica del Trabajo, Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, entre otras.

3.5. La costumbre. Ésta No es fuente del derecho procesal. Los usos y prácticas procedimentales no son fuente de derecho, sin embargo, en el derecho
procesal sólo pueden ser admisibles cuando sirven para complementar las reglas procesales; sólo se admiten para la realización de actuaciones de mero
trámite, no reguladas en su forma por la ley procesal (redacción de actas, oficios, despachos y autos de simple trámite). Lo que existe es una praxis o
una manera, un uso judicial de redacción de actas, documentos, etc.

3.6. La jurisprudencia. Es el conjunto de decisiones de los tribunales sobre una materia determinada, de las cuales se puede extraer la interpretación
dada por los jueces a una cierta situación concreta; es la manera en que constantemente los tribunales interpretan las leyes. No es fuente del Derecho
Procesal Civil, salvo las sentencias de carácter normativo emanadas de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia y, por supuesto, las
sentencias que declaran la inconstitucionalidad de algunas leyes. La interpretación judicial no tiene en nuestro ordenamiento jurídico positivo la fuerza
suficiente para elevarse a la categoría de fuente formal de derecho objetivo; la jurisprudencia sólo puede llegar a imponerse en la convicción del juez
o del jurista, por el valor persuasivo de sus razones y la autoridad del órgano del que emana, por lo que puede considerarse como fuente de elaboración
y de conocimiento del derecho positivo, no de producción. Según el autor Rengel Romberg, la jurisprudencia es fuente del derecho procesal, con
validez para que el juez pueda fundar en ella la fuerza de convicción que debe tener su sentencia.

3.7. La doctrina. Opinión científica de los tratadistas de Derecho Procesal Civil y comentaristas del ordenamiento procesal. Tiene sólo un valor moral
de interpretación del derecho vigente y como tal, su autoridad le viene del valor persuasivo de sus razones y de los méritos científicos del autor. La
doctrina no es fuente del derecho procesal.

TEMA 4. LA LEY PROCESAL


Se trata aquí de la Ley Procesal, en el sentido de código procesal o conjunto de disposiciones de procedimiento ordenadas sistemáticamente
en un cuerpo de ley, y también en el sentido de norma jurídica procesal o disposición de esta especie, emanada del Poder Nacional conforme a las
previsiones de la Constitución. Conjunto de disposiciones, cuerpo de ley, emanada de la Asamblea Nacional. Se refiere a todo lo que es el Código de
Procedimiento Civil.

4.0. Naturaleza procesal de la ley. El autor Couture dice que la naturaleza procesal de una ley no depende del cuerpo de disposiciones en que se
halle inserta, sino de su contenido propio, el cual consiste en la regulación de fenómenos estrictamente procesales. Cualquiera que sea el cuerpo de
ley en que encontremos una norma o un grupo de normas de esta especie, estaremos en presencia de una norma o ley procesal. Así, las normas que
regulan las oposiciones al matrimonio, son procesales, aunque estén consignadas en el Código Civil. Las disposiciones que regulan la quiebra y las
diligencias subsiguientes a su declaración, consignadas en el Código de Comercio, son procesales. Se puede afirmar que una norma o ley es de
naturaleza procesal cuando regula la relación procesal. Las normas relativas a la tutela jurisdiccional de los derechos, a la cosa juzgada, a las
ejecuciones y a las pruebas, consignadas en el Código Civil, son procesales.

4.1. Naturaleza de la Ley Procesal. La ley procesal pertenece, sin discusión, al derecho público porque regula una actividad de naturaleza pública: la
función jurisdiccional asumida por el Estado. Siendo la jurisdicción una de las funciones esenciales del Estado, se podría pensar que las normas que
regulan esta actividad son siempre normas de orden público, absolutas o imperativas. Sin embargo, no es así, porque en el proceso civil, no sólo existe
el interés público del Estado en la solución de las controversias y el mantenimiento de la paz entre los ciudadanos, sino también el interés privado de
los particulares en la satisfacción de las pretensiones que hacen valer en el proceso. Por ello, en innumerables casos, las normas procesales toman en
cuenta la voluntad de las partes y adquieren así la calidad de normas dispositivas, no absolutas o de interés privado.

4.2. Eficacia de la ley procesal en el tiempo. El estudio de la eficacia de la ley procesal en el tiempo consiste en determinar cuál ley procesal, entre
dos o más vigentes sucesivamente, es aplicable a la relación procesal existente. El principio general aplicable es tempus regit actum (el tiempo rige el
acto), según el cual los actos y relaciones se regulan por la ley vigente al tiempo de su realización. Este principio se aplica en el derecho venezolano a
la ley procesal en virtud del precepto constitucional, conforme al cual ninguna disposición legislativa tendrá efecto retroactivo, excepto cuando imponga
menor pena, y las leyes de procedimiento se aplican desde el momento mismo de entrar en vigencia, aun en los procesos que se hallaren en curso.
Para considerar las aplicaciones de estos principios a las diversas situaciones procesales, veremos cuál es la eficacia de la ley procesal en los
siguientes supuestos:
4.2.0. Frente a los procesos terminados bajo la vigencia de la ley anterior: la ley procesal nueva no tiene ninguna eficacia. Todos los actos
quedan firmes y sus efectos inmodificables: la acción, los actos de procedimiento, las pruebas, las decisiones dictadas y los efectos de la cosa
juzgada; todo queda definitivamente firme bajo la vigencia de la ley anterior.
4.2.1. Frente a los procesos por iniciarse al momento de la entrada en vigencia de una nueva ley procesal: ellos quedan completamente
regidos por la nueva ley. Este principio se aplica tanto en el supuesto de que la nueva ley suprima un medio de tutela jurídica, como en el caso de
que admita uno nuevo no reconocido bajo la vigencia de la ley anterior. También quedan bajo la nueva ley procesal los presupuestos procesales,
la capacidad de las partes, las excepciones procesales, los derechos y deberes de las partes, la forma y los efectos de los actos de procedimiento.
Finalmente, quedan regidas por la nueva ley procesal, las pruebas que se han de emplear en el proceso, no sólo en cuanto a su forma de evacuación,
sino también en cuanto a su admisibilidad.
4.2.2. Frente a los procesos pendientes al momento de entrar en vigencia una nueva ley procesal: ésta tiene plena eficacia, conforme al principio
de su aplicación inmediata a los procesos que se hallaren en curso, debiendo respetar los actos y hechos ya cumplidos bajo la vigencia de la ley
anterior y, además, los efectos de tales actos, que se proyectan en el tiempo y se prolongan también bajo el imperio de la ley nueva, porque de lo
contrario, su aplicación resultaría retroactiva. Si la acción ya ha sido propuesta bajo la vigencia de la ley anterior que la reconocía, no puede sufrir, en
absoluto, la influencia de la nueva ley, porque desde el instante en que la acción se ejercita, el actor adquiere el derecho a que se le reconozca el
beneficio que deriva de su acción ejercitada. Si la acción no ha sido ejercida todavía, será aplicable la ley nueva y no podrá ejercitarse la acción no
reconocida en ella. Si la nueva ley modifica la competencia del juez que conoce del proceso pendiente, se aplica inmediatamente e impide que el juez
continúe conociendo de la causa, entrando el nuevo juez competente a conocer del asunto.

4.3. Eficacia de la ley procesal en el espacio. Al estudiar la eficacia de la ley procesal en el espacio, se trata de determinar cuál ley, entre dos o más
coexistentes en diversos territorios, es aplicable al proceso pendiente en uno de ellos. Si bien cada Estado soberano ha asumido como propia la
función jurisdiccional y dicta las normas de procedimiento para la realización del derecho en su territorio, puede ocurrir, y ocurre frecuentemente que
la relación procesal pendiente en un Estado tenga elementos de conexión con el ordenamiento jurídico de otro Estado soberano, bien porque en ella
intervengan sujetos nacionales de ese Estado, o domiciliados en él, o bien porque los bienes que son objeto de la controversia estén situados en el
exterior. En tales casos, surge la cuestión de resolver cuál de las leyes coexistentes en los diversos Estados con los cuales tiene conexión la relación
procesal pendiente en uno de ellos es aplicable a dicha relación.
En Venezuela, rige la siguiente disposición del Código de Procedimiento Civil:
Artículo 8. En los casos de aplicación del Derecho Internacional Privado, los Jueces atenderán primero a los tratados públicos de Venezuela
con el Estado respectivo, en cuanto al punto en cuestión; en defecto de tales tratados, aplicarán lo que sobre la materia dispongan las leyes
de la República o lo que se desprende de la mente de la legislación patria; y en último lugar se regirán por los principios de dicho Derecho
aceptados generalmente.

A falta de tratado público que regule la cuestión y de disposiciones positivas internas que sean aplicables, rige el principio general de Derecho
Internacional Privado, de que el proceso se regula por las normas dictadas por el Estado mediante los procedimientos ordinarios de producción
jurídica. En el Código de Derecho Internacional Privado (Código Bustamante), suscrito por Venezuela, se excluye la referencia a ordenamientos
extranjeros para regular el proceso y se consagra el principio tradicional de que el proceso se regula por la ley del Estado en que se tramita el
proceso.
Artículo 314 del Código Bustamante. La ley de cada Estado contratante determina la competencia de los Tribunales, así como su
organización, las formas de enjuiciamiento y de ejecución de las sentencias y los recursos contra sus decisiones.

En virtud de la territorialidad absoluta de la ley procesal, es posible que en un proceso pendiente entre nosotros se apliquen dos clases de leyes
diferentes: (1) la ley procesal venezolana a la tramitación del proceso y (2) la ley sustancial extranjera a la solución de la controversia, en los
casos de aplicación del Derecho Internacional Privado, lo que pone de relieve más claramente la autonomía de ambas relaciones: la procesal y
la material. Los tribunales civiles venezolanos deben administrar justicia tanto a los nacionales como a los extranjeros, de modo que un extranjero
puede ser parte en un proceso en Venezuela; pero el desarrollo de la ley procesal se regirá siempre por la ley venezolana y no por la ley extranjera.
Esto será aplicable sólo a la relación material, por ejemplo, en los casos de leyes relativas al estado y capacidad de las personas en los casos
autorizados por el Derecho Internacional Privado.

Artículo 1. La Jurisdicción civil, salvo disposiciones especiales de la Ley, se ejerce por los Jueces ordinarios de conformidad con las
disposiciones de este Código. Los Jueces tienen la obligación de administrar justicia tanto a los venezolanos como a los extranjeros, en la
medida en que las leyes determinen su competencia para conocer del respectivo asunto.
4.3.0. En relación a la capacidad procesal: este aspecto está regulado en el Código de Procedimiento Civil.

Artículo 136. Son capaces para obrar en juicio, las personas que tengan el libre ejercicio de sus derechos, las cuales pueden gestionar por
sí mismas o por medio de apoderados, salvo las limitaciones establecidas en la ley.
Artículo 137. Las personas que no tengan el libre ejercicio de sus derechos, deberán ser representadas o asistidas en juicio, según las leyes
que regulen su estado o capacidad.

De estos artículos, se deduce que la capacidad procesal de los extranjeros en Venezuela, se determina por su ley nacional. Así, por ejemplo, un
extranjero que según su ley nacional adquiera el libre ejercicio de sus derechos a los 17 años de edad, tiene capacidad procesal para obrar o
contradecir en juicio en Venezuela, aunque según la ley venezolana, la mayoría de edad se adquiere a los 18 años cumplidos; y viceversa.

4.3.1. En relación a las pruebas: el principio generalmente admitido en el Derecho Internacional Privado es el de que la admisibilidad de los
medios de prueba se rige por la ley del lugar en que se ha realizado el acto o hecho que se trata de probar, y la forma de practicarse la prueba se
rige por la ley del lugar en que se lleva a cabo.
Artículo 399 del Código Bustamante. Para decidir los medios de prueba que pueden utilizarse en cada caso, es competente la ley del
lugar en que se ha realizado el acto o hecho que se trate de probar, exceptuándose los no autorizados por la ley del lugar en que se sigue el
juicio.
Artículo 400 del Código Bustamante. La forma en que ha de practicarse toda prueba se regula por la ley vigente en el lugar en que se
lleve a cabo.

La disposición del Artículo 399 exceptúa los medios de prueba no autorizados por la ley del lugar en que se sigue el juicio, los cuales, por tanto,
quedan regulados en su admisibilidad, por la ley del lugar en que se tramita el proceso. Además, si la ley venezolana exige documento público o
privado para la existencia o prueba de un determinado acto o negocio, un medio diferente será inadmisible.

Artículo 11 del Código Civil. La forma y solemnidades de los actos jurídicos que se otorguen en el extranjero, aun las esenciales a su
existencia, para que éstos surtan efectos en Venezuela, se rigen por las leyes del lugar donde se hacen. Si la Ley venezolana exige
instrumento público o privado para su prueba, tal requisito deberá cumplirse.
Cuando el acto se otorga ante el funcionario competente de la República, deberá someterse a las leyes venezolanas.

Por otro lado, puede ocurrir que algunos actos del proceso deban realizarse no en la sede de la autoridad judicial en que se desarrolla el proceso,
sino en otro territorio extranjero; en estos casos, se consideran dos hipótesis:
a) La ejecución en el extranjero de actos relativos al proceso interno.
b) La ejecución en el propio Estado, de actos relativos al proceso extranjero.

4.3.2. Ejecución en el extranjero de actos relativos al proceso pendiente en Venezuela: en este caso, se considera cuál es la ley procesal
aplicable para la ejecución en el extranjero de actos relativos al proceso pendiente en Venezuela. En este país, se ha acogido el sistema que confía
a los funcionarios judiciales del Estado extranjero la realización de los actos en su territorio y la cooperación se actúa mediante cartas rogatorias
dirigidas por la vía diplomática o consular.

Artículo 188. Los actos del Tribunal se realizarán también por escrito, bajo el dictado o las instrucciones del Juez, en términos claros,
precisos y lacónicos. Las observaciones, reclamaciones, salvedades o recursos de quienes intervinieren en el acto, se manifestarán al Juez,
quien redactará sustancialmente el acta, sin alterar la verdad de lo que haya pasado, ni omitir nada de lo expuesto. Si leídos, el interesado
observare algo de más o de menos de lo que quisiere hacer constar, se escribirá lo observado en términos precisos y breves.
Las ejecutorias y las rogatorias que se dirijan a los tribunales o funcionarios extranjeros y las suplicatorias, exhortos o despachos que se
envíen a otras autoridades venezolanas, se encabezarán "En nombre de la República de Venezuela". Las rogatorias para el extranjero se
dirigirán por la vía diplomática o consular, y las demás, por la vía ordinaria, sin necesidad de legalización. Estos documentos deberán llevar
el sello del Tribunal, sin lo cual no tendrán autenticidad.

Artículo 388 del Código Bustamante. Toda diligencia judicial que un Estado contratante necesite practicar en otro, se efectuará mediante
exhorto o comisión rogatoria cursados por la vía diplomática. Sin embargo, los Estados contratantes podrán pactar o aceptar entre sí, en
materia civil o criminal, cualquier otra forma de transmisión.

En el derecho interno venezolano, la disposición del Artículo 11 del Código Civil consagra el principio de que el lugar rige el acto, según el cual
la forma y solemnidades de los actos jurídicos que se realicen en el extranjero, se rigen por las leyes del lugar donde se hacen, con la única salvedad
de que si la ley venezolana exige instrumento público o privado para su prueba, tal requerimiento deberá cumplirse para que el acto tenga efectos
en Venezuela.
4.3.3. Ejecución en Venezuela de actos relativos al proceso extranjero: en este caso, se considera cuál es la ley procesal aplicable a la realización
en Venezuela de actos relativos a un proceso pendiente en el extranjero. El Código de Procedimiento Civil venezolano contiene una disposición
que permite la ejecución en Venezuela de actos relativos a un proceso extranjero, tales como citaciones, notificaciones, examen de testigos,
experticias, juramentos, interrogatorios y demás actos de simple instrucción. La ejecución de dichos actos se lleva a efecto por las autoridades
judiciales competentes del lugar donde haya de realizarse el acto, mediante simple decreto del juez de Primera Instancia del lugar y siempre que
las providencias o resoluciones del juez extranjero que las acuerda, vengan con rogatoria de dicha autoridad y legalizadas por un funcionario
diplomático o consular de la República o por la vía diplomática.

Artículo 857. Las providencias de Tribunales extranjeros concernientes al examen de testigos, experticias, juramentos, interrogatorios y
demás actos de mera instrucción que hayan de practicarse en la República, se ejecutarán con el simple decreto del Juez de Primera Instancia
que tenga competencia en el lugar donde hayan de verificarse tales actos siempre que dichas providencias vengan con rogatoria de la
autoridad que las haya librado y legalizadas por un funcionario diplomático o consular de la República o por vía diplomática.
Estas mismas disposiciones son aplicables a las citaciones que se hagan a personas residentes de la República, para comparecer ante
autoridades extranjeras, y a las notificaciones de actos procedentes de país extranjero.

Estos actos de ejecución van a producir sus efectos en el exterior, en conexión con el proceso en el cual y para el cual se acuerda su realización;
por el contrario, los casos de ejecutoria de sentencias extranjeras, éstas se equiparan a una sentencia nacional en cuanto el Estado venezolano las
admite a producir en su territorio todos sus efectos, incluyendo la cosa juzgada y la ejecución forzada, en tal forma que el acto vincula al Estado
venezolano, que lo hace suyo y no puede desconocer sus efectos. El procedimiento de la ejecutoria en Venezuela de sentencias extranjeras se
conoce como exequátur (paso de sentencia extranjera a nuestro país). Los principios aplicables a la ejecución en Venezuela de actos de mera
instrucción relativos a un proceso civil pendiente en el extranjero son los siguientes: la ley procesal del lugar en que se emite la rogatoria es
aplicable para regular la legalidad, admisibilidad u oportunidad del acto o prueba objeto de la rogatoria, y la ley procesal del lugar en que se realiza
el acto es la aplicable para regular la forma de su realización. En Venezuela rige nacionalidad y domicilio.

4.4. Interpretación de la ley procesal. Se entiende por interpretación de la ley, el proceso lógico a través del cual se desentraña el contenido de una
disposición legislativa. Couture dice que el intérprete es un intermediario entre el texto y la realidad y, por ello, la interpretación consiste en extraer el
sentido, desentrañar el contenido que el texto tiene con relación a la realidad. La interpretación es un momento esencial de la aplicación de la ley; es
necesario que el intérprete (el juez) ante un hecho real de la vida, examine el contenido de la norma, desentrañe su sentido, para descender por vía de
deducción lógica a la aplicación del principio general al caso concreto. Las normas procesales no escapan a esta necesidad de interpretación a que están
sujetas todas las normas; sin embargo, en este campo se presenta la interrogante de si debe considerar aplicable a este tipo de normas la doctrina general
de la interpretación de la ley o no. La doctrina tiende a considerar las normas de interpretación como normas generales, comunes a todo el campo del
derecho, excluyendo por tanto la existencia de una teoría particular sobre la interpretación de las leyes procesales. A esta tendencia se enfrenta el autor
Rocco, afirmando que junto a la teoría general de la interpretación existen otras teorías especiales de interpretación para cada una de las grandes ramas
del derecho: civil, mercantil, penal, administrativo, constitucional y, naturalmente, para el derecho procesal. Tomando en cuenta las características
comunes a todas las normas procesales, Rocco deduce la existencia de dos principios generales de interpretación específicos de las leyes procesales: a)
la limitación de la interpretación progresiva; b) la necesidad de la investigación de los fines, aun remotos, de la ley.
a) La limitación de la interpretación progresiva: las normas procesales son normas secundarias o normas-medio, porque sirven para garantizar los
mismos intereses concretos que el derecho material y no tienen un contenido sustancial propio. Carnelutii, por su parte, dice que el Derecho Procesal
Civil tiene un contenido técnico jurídico derivado de la naturaleza instrumental de sus normas, las cuales tienen un fin técnico jurídico. Dado el carácter
de las normas procesales, la interpretación progresiva tiene una limitada intervención, porque el contenido de estas normas está dado por el interés
enteramente secundario y mediato de que se realicen los intereses primarios garantizados por el derecho material y, por tanto, este interés sigue siendo
el mismo por más que cambien y evolucionen los intereses sustanciales a que se refiere.
b) La necesidad de la investigación de los fines, aun remotos, de la ley: las normas materiales se dirigen a regular la conducta de los particulares;
las normas procesales se dirigen a regular la conducta del juez en el proceso. Cuando el juez examina la norma procesal que a él se dirige, para adaptar
a ella su conducta, no basta que se cerciore de que la norma le ha conferido determinada facultad, sino que es necesario, además, que indague el fin
para el cual aquella facultad le ha sido conferida y que encamine a ese fin su conducta, porque no basta que el juez se mantenga dentro de los límites
de las facultades que la norma le confiere, sino que es necesario, además, que haga uso de estas facultades, de manera que se realicen los fines para los
cuales la ley se las ha conferido.

TEMA 5. LA JURISDICCIÓN.

5.0. Las nociones sistemáticas fundamentales. La noción de jurisdicción, junto a la de acción y la del proceso, forman, como lo expresa Calamandrei,
el Trinomio sistemático fundamental del derecho procesal, o como dice Podetti, la Trilogía estructural de la ciencia del proceso civil. Son sistemáticas
porque obedecen a un orden con cierta metodología. La acción tiene que ver con el derecho público subjetivo de acudir al órgano jurisdiccional a
plantear una determinada pretensión; se relaciona con los sujetos procesales, con el tema de la pretensión, la cual, de alguna manera, sustituye en la
metodología del proceso el término de acción. El proceso es el término que adjetiva la ciencia procesal; es la existencia de una litis o conflicto
intersubjetivo de intereses, el cual se exterioriza a través de actos de procedimiento; se relaciona con el procedimiento, con los sujetos procesales, con
acto procesal, con nulidad procesal, etc. La jurisdicción se conecta con el poder judicial, con el sistema judicial, con la organización de los tribunales,
con los órganos jurisdiccionales y con la competencia, que puede ser considerada como una medida interna de distribución de la jurisdicción debido a
que todo juez tiene jurisdicción en un momento dado, pero no todo juez tiene competencia para conocer todos los asuntos. Se conecta con presupuestos
procesales, por ejemplo: todo juez para decidir debe tener jurisdicción, tiene que ser competente. Estas tres nociones fundamentales no sólo están
relacionadas entre sí, sino también tienen conceptos en el proceso derivados de ellas; son conceptos que no se pueden enfocar en forma separada. Desde
el punto de vista técnico-jurídico, la jurisdicción es una función del Estado junto con la administración y la legislación; es una función pública. Es un
poder ejercido a través de un proceso.

5.1. Distintas acepciones del vocablo. Jurisdicción (iuris dictio) es “decir el derecho” en el caso concreto a fin de resolver un conflicto de intereses.
Es la actividad de los órganos jurisdiccionales, que a través del proceso deciden una controversia mediante una sentencia que produce siempre el efecto
de cosa juzgada y es susceptible de ejecución. Otra acepción es como “poder” del cual están investidos los órganos públicos; la jurisdicción es una
función pública y como tal tiene potestades y deberes. Los órganos públicos encargados de ejercer la jurisdicción tienen el poder jurídico de decidir las
controversias y tienen también el deber de administrar justicia. En algunos casos, la jurisdicción es encomendada no sólo a los órganos del poder
judicial; también hay jurisdicción cuando actúan los árbitros, los sistemas alternativos para la resolución de conflictos: igualmente hay jurisdicción
disciplinaria, la cual es ejercida en los colegios profesionales (Colegio de Abogados, Federación Médica, etc.).

5.2. Origen de la jurisdicción. En la época primitiva, la solución de los conflictos se realizaba mediante la autodefensa, donde cada quien perseguía
su cosa o su derecho con sus propios medios. Pero, con el nacimiento del Estado en la civilización humana, comenzó a imponerse la restricción gradual
de la autodefensa, hasta sacar completamente la justicia del ámbito privado para atribuirla a la autoridad pública, encargada exclusivamente de
administrarla. Por ello, formando la base de los conceptos de jurisdicción y de acción, se encuentra en el Estado moderno la prohibición de la
autodefensa, en cuya virtud, el derecho individual se encuentra protegido y asegurado por la fuerza del Estado que ha asumido y tiene efectivamente
el monopolio de la justicia, es decir, de la jurisdicción. Por su parte, los particulares tienen el derecho, la facultad o poder de exigirle al Estado la
protección de sus derechos violados o amenazados, es decir, tienen el derecho de acción. La jurisdicción nace cuando se priva al particular de la
autodefensa y el Estado crea órganos jurisdiccionales; es decir, el origen de la jurisdicción viene con el nacimiento del Estado moderno. En un principio,
el Estado se limitó a favorecer y a disciplinar el uso del arbitraje; quizás en los orígenes de todas las civilizaciones, la primera forma de justicia fue la
arbitral. Del arbitraje facultativo, al cual las partes recurren sólo si están de acuerdo con preferir la solución arbitral y en el que la decisión del árbitro
es obligatoria sólo si es aceptada por las partes, se pasa al arbitraje obligatorio en el que los contendientes están obligados a recurrir a él, y que la
obligatoriedad de la decisión se impone también con la fuerza del Estado. De aquí se pasa a la institución de los jueces públicos, el Estado asume
directamente la función de resolver las controversias mediante órganos propios investidos de autoridad pública, a los cuales los particulares están
obligados a recurrir, la jurisdicción. En Venezuela, según la Constitución, es competencia del Poder Público Nacional la administración de justicia y
el Código Penal tipifica como delito contra la administración de justicia, el hacerse justicia por sí mismo y establece una sanción

Artículo 156 de la C.R.B.V. Es de la competencia del Poder Público Nacional:


31. La organización y administración nacional de la justicia, del Ministerio Público y de la Defensoría del Pueblo.

Artículo 270 del Código Penal. El que, con el objeto solo de ejercer un pretendido derecho, se haga justicia por si mismo, haciendo uso
de violencia sobre las cosas, cuando podía haber ocurrido a la autoridad, será castigado con multa de doscientas cincuenta unidades
tributarias (250 U.T.) a dos mil unidades tributarias (2.000 U.T.).
Si el culpable se valiere de amenaza o violencia contra las personas, aunque no haya empleado violencia sobre las cosas será castigado
con prisión de uno a seis meses o confinamiento de tres meses a un año.
Si la violencia se ha cometido con armas, será castigado con el duplo de la pena establecida.
Y si resultare cometida lesión corporal o algún otro delito, será castigado con la pena correspondiente a estos hechos punibles.
Si el hecho no fuere acompañado de otro delito enjuiciable de oficio, no se procederá sino a instancia de parte.

Artículo 271 del Código Penal. Cuando el culpable del delito previsto en el artículo precedente, compruebe la existencia del derecho con
que procede, se disminuirá la pena de un tercio a la mitad.

5.3. Posición de la jurisdicción dentro del orden jurídico. Para determinar su posición en el orden jurídico, es necesario establecer si la jurisdicción
pertenece al campo del Derecho Constitucional o al campo del Derecho Procesal. La Constitución atribuye la administración de justicia al Poder Público
Nacional (Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral); el Poder Judicial se ejerce por el Tribunal Supremo de Justicia y por los demás
tribunales que determina la ley, de modo que la jurisdicción es considerada como una parte del Poder del Estado, esto es, la soberanía en referencia a
la función de justicia.

Artículo 253 de la C.R.B.V. La potestad de administrar justicia emana de los ciudadanos y ciudadanas y se imparte en nombre de la
República por autoridad de la ley.
Corresponde a los órganos del Poder Judicial conocer de las causas y asuntos de su competencia mediante los procedimientos que
determinen las leyes, y ejecutar o hacer ejecutar sus sentencias.
El sistema de justicia está constituido por el Tribunal Supremo de Justicia, los demás tribunales que determine la ley, el Ministerio Público,
la Defensoría Pública, los órganos de investigación penal, los o las auxiliares y funcionarios o funcionarias de justicia, el sistema
penitenciario, los medios alternativos de justicia, los ciudadanos o ciudadanas que participan en la administración de justicia conforme a
la ley y los abogados autorizados o abogadas autorizadas para el ejercicio.

La duda planteada acerca de si la jurisdicción pertenece al campo del Derecho Constitucional, o si pertenece al campo del Derecho Procesal, se
acentúa al observar que antes que los procesalistas se ocuparan de esta noción, las principales investigaciones relativas a la jurisdicción se hacían
desde el ámbito del Derecho Constitucional. La Constitución establece los principios jurídicos que designan los órganos supremos del Estado,
los modos de su creación, sus relaciones, el círculo de su acción y la situación de cada uno de ellos respecto del Poder del Estado; y, por tanto,
el examen de los órganos que ejercen los cinco poderes en que se divide el Poder Público, de sus atribuciones y relaciones, definiendo en general
sus funciones, corresponde al campo del Derecho Constitucional. Sin embargo, sería un error considerar comprendido en el objeto propio del
Derecho Constitucional, el estudio de los diversos aspectos de la jurisdicción. La jurisdicción pertenece al ámbito de la Constitución sólo en
cuanto es una función pública. Por el contrario, actuar jurisdiccionalmente es realizar actos proyectivos procesales. La función requiere la
competencia del órgano, mientras la proyectividad lo hace por la trascendencia del acto en el proceso; en su aspecto de actos proyectivos, la
jurisdicción es claramente procesal.

5.4. Elementos del acto jurisdiccional.


5.4.0. Forma de la jurisdicción: la jurisdicción se manifiesta de la siguiente manera:
a) El elemento orgánico, que son los órganos jurisdiccionales.
b) Las partes o sujetos de la jurisdicción.
c) El procedimiento.
d) La sentencia que es la que resuelve el conflicto.
5.4.1.Contenido de la jurisdicción. Por cuanto se considera que la jurisdicción es la actuación de la ley, se acostumbraba a dividir su
contenido en dos partes: conocimiento y sentencia; pero, Chiovenda sostuvo e impuso la doctrina de que al conocimiento y la sentencia debe
agregarse la ejecución. Este autor sostuvo que la jurisdicción alcanza hasta el límite de la soberanía del Estado en materia judicial y logró hacer
triunfar la doctrina de que los actos de ejecución son actos de jurisdicción.

5.5. Concepto de jurisdicción. Entre la jurisdicción y la sentencia existe una estrecha relación, por ser estrecha la relación existente
entre una función y el acto propio de la misma. Sin la función jurisdiccional no puede darse la sentencia; y ésta no podría existir como acto de
tutela jurídica sin el desenvolvimiento de los actos propios de la función jurisdiccional, de los cuales ella es el acto final. Sin embargo, el
concepto de la jurisdicción no puede reducirse al de su acto que es la sentencia.
5.5.0. Definición de la jurisdicción: función estatal destinada a la creación por el juez de una norma jurídica individual y concreta necesaria
para determinar la significación jurídica de la conducta de los particulares, cada vez que entre ellos surjan conflictos de intereses y de
asegurar por la fuerza, si fuere necesario, la práctica ejecución de la norma creada.
5.5.1. Alcance de la definición:
a) La jurisdicción es, ante todo, una función: no es sólo un poder, sino más bien un conjunto de facultades y deberes del órgano que
la ejerce. Frente al poder del órgano está su propio deber de ejercerlo y frente a este deber está a su vez el derecho del particular
interesado en su ejercicio. La omisión al deber por parte del órgano está sancionada como denegación de justicia.

Artículo 19. El Juez que se abstuviera de decidir so pretexto de silencio, contradicción o deficiencia de la ley, de oscuridad o de
ambigüedad en sus términos, y asimismo, el que retardare ilegalmente dictar alguna providencia, será penado como culpable de
denegación de justicia.

b) La jurisdicción es una función estatal: función pública o del Estado; manifestación de la soberanía en referencia a la justicia, la
cual se administra en nombre de la República y por autoridad de la Ley, y sustitutiva de la justicia privada o autodefensa.

Artículo 242. La sentencia se pronuncia en nombre de la República de Venezuela, y por autoridad de la ley.

c) La jurisdicción crea una norma jurídica individual y concreta: el acto de creación ha sido concebido en forma piramidal, de modo que
partiendo de la Constitución se va descendiendo en la actividad creativa hacia planos inferiores cada vez más concretos. La legislación contiene
disposiciones generales y abstractas, necesarias para la comprensión de la conducta de los ciudadanos, quienes en la mayoría de los casos adaptan
su conducta a los condicionamientos contenidos en dichas normas generales y abstractas creadas por el legislador (conductas lícitas). Pero, en
muchos casos, la conducta observada por un sujeto no se adapta a las disposiciones contenidas en las normas, no se corresponde con ellas y esta
falta de correspondencia de la conducta con los presupuestos que le dan significación jurídica, constituye lo ilícito jurídico. El legislador crea las
normas generales y abstractas con el fin de asegurar la paz y el orden en las relaciones humanas, tutelando ciertos intereses y solucionando
conflictos que afectan el orden y la paz social. Pero para realizar la tutela del interés y la defensa de la paz social, es necesario acudir al juez,
porque la autodefensa está prohibida y el Estado ha asumido la función de juzgar y, al juzgar, el juez no hace más que crear una norma jurídica
individual y concreta que le da significación jurídica a la conducta de los sujetos que intervienen en el proceso, colocándose así el juez en el
último plano de la creación normativa. El juez crea el Derecho.
d) La creación de normas por el juez no es discrecional: el sistema de legalidad exige que la conducta del juez, así como también la de todos
los órganos estatales, se adapte a las normas legales previamente creadas por el legislador y que son las que le dan a las conductas su significación
jurídica. El principio de legalidad garantiza la seguridad jurídica; por ello el juez no puede valorar discrecionalmente la conducta de los sujetos,
sino que debe basarse en los condicionamientos superiores, generales y abstractos, contenidos en las normas previamente dictadas por el
legislador (Código Civil, Código Penal, Código de Comercio, etc.). En resumen, para dictar su fallo, el juez debe basarse estrictamente en las
leyes.
e) La creación de normas individuales y concretas la realiza el juez cada vez que surgen conflictos de intereses entre los particulares:
cuando los hombres se ven en la necesidad de acudir al juez para que éste dicte en concreto la regla que resuelva los conflictos de intereses,
imponiéndola a los sujetos involucrados, la jurisdicción entra en operación y su destino normal es la norma individual en que consiste la sentencia.
f) La jurisdicción asegura con la fuerza, si es necesario, la ejecución de la norma creada: la jurisdicción dispone de los medios prácticos
para hacer efectiva la norma creada; la etapa de la ejecución forzada, que sigue a la condena, hace posible que el mandato concreto contenido en
el fallo, pueda ser ejecutado aun contra la voluntad del condenado. El alcance de la definición de jurisdicción tiene que ver con la cosa juzgada,
que es la autoridad y fuerza que la ley atribuye a la sentencia ejecutoriada; es decir, que lo fallado se considera como irrevocable e inmutable,
debe cumplirse lo que en la sentencia se ordena.

Artículo 523. La ejecución de la sentencia o de cualquier otro acto que tenga fuerza de tal, corresponderá al Tribunal que haya conocido
de la causa en primera instancia. Si fuere un Tribunal de arbitramento el que haya conocido en primera instancia, la ejecución corresponderá
al Tribunal natural que hubiere conocido del asunto de no haberse efectuado el arbitramento.
Artículo 528. Si en la sentencia se hubiere mandado a entregar alguna cosa mueble o inmueble, se llevará a efecto la entrega, haciéndose
uso de la fuerza pública, si fuere necesario.
Si no pudiere ser habida la cosa mueble, podrá estimarse su valor a petición del solicitante, procediéndose entonces como si se tratara del
pago de cantidad de dinero.

5.6. Tipos de garantías jurisdiccionales. La doctrina moderna las denomina “tutela judicial efectiva”. Estas garantías son los procesos que el
Estado organiza para resguardar o preservar los derechos violados; ellas, de alguna manera, condicionan la sentencia desde el punto de vista de su
contenido. Hay cuatro tipos de garantías:
1. Garantía de condena: es igual a sentencia de condena o a pretensión de condena cuando ha sido violado de manera brutal un precepto.
De manera esquemática sería así:
Violación grave del precepto ----- pretensión o acción de condena ----- garantía de condena ----- sentencia de condena.
2. Garantía mero declarativa: su cometido no es sancionar la violación del precepto, porque éste no ha sido aún violado; lo que hace es
cesar un estado de incertidumbre en las relaciones jurídicas que podría ocasionar en un futuro la infracción del precepto. No acarrea ejecución,
culmina con la sentencia que hace cesar el estado de incertidumbre.
3. Garantías constitutivas de estado: casos en los cuales la sentencia es necesaria para crear, modificar o extinguir un estado jurídico
anterior.
4. Garantías con finalidades cautelares: medidas preventivas, precautelativas, que no son autónomas, sino que vienen incorporadas dentro
de un proceso.

5.7. Extensiones del concepto de jurisdicción.


5.7.0. Jurisdicción contenciosa: ésta es la verdadera y propia jurisdicción, en la cual está presente un conflicto de intereses, el concepto de
partes con posiciones contradictorias y el concepto de una decisión con efecto de cosa juzgada.
5.7.1. Jurisdicción voluntaria: actos que los jueces realizan en presencia de una sola persona, sin contradictor, o por acuerdo de muchas.
En ella no existen partes sino participantes, no hay juicio. Tiende siempre a un fin constitutivo, es decir, constituir estados jurídicos nuevos y a
cooperar al desarrollo de relaciones existentes.

Artículo 895. El Juez, actuando en sede de jurisdicción voluntaria, interviene en la formación y desarrollo de situaciones
jurídicas de conformidad con las disposiciones de la ley y del presente Código.

En este artículo del Código de Procedimiento Civil se destacan dos de los rasgos más característicos de la jurisdicción voluntaria:
su finalidad constitutiva y la naturaleza propiamente jurídica de la actividad que realiza el juez. En ella no está presente un conflicto de intereses
entre partes con pretensiones contrapuestas; por el contrario, el juez examina una situación de hecho concreta y toma ciertas resoluciones en
interés de aquella persona respecto de la cual va a surtir efectos su providencia, siempre de acuerdo con las disposiciones de la ley. Son ejemplos de
jurisdicción voluntaria los títulos supletorios, las cartas de soltería, consentimiento para el matrimonio de menores de edad, resoluciones de tutela,
de curatela, autorizaciones, justificativos para perpetua memoria, entregas de bienes, autenticación de instrumentos, procedimientos
relativos a la herencia yacente, inventario, testamento, etc.

Artículo 905. El Juez de Menores para dar o negar la licencia, podrá tomar los informes privados que crea convenientes en interés
moral y material del menor.
Artículo 906. El Juez de Menores del lugar donde esté constituida la tutela formará el Consejo de Tutela y ordenará su reunión en
todos los casos determinados en el Código Civil y en este Código con notificación del protutor.
Artículo 908. La falta de mayoría entre los miembros del Consejo no será obstáculo para que el Juez libre la resolución que
deba dar según la ley.

Artículo 910. Cuando los padres necesitaren autorización judicial para algún acto respecto del cual la exija el Código Civil,
ocurrirán al Tribunal de Menores de su domicilio, presentarán el proyecto de lo que pretendan hacer, o sus bases sustanciales y
comprobarán la necesidad o utilidad evidente del menor.
Cuando se trate de un acto de disposición, el Juez oirá previamente al menor si éste ha cumplido ya la edad de quince años y
se encontrare en el país.
El Juez, con conocimiento de causa, proveerá lo que sea de justicia, debiendo observar lo dispuesto en el artículo 267 del Código
Civil.

Artículo 267 del Código Civil. El padre y la madre que ejerzan la patria potestad representan en los actos civiles a sus hijos
menores y aun simplemente concebidos, y administran sus bienes.
Para realizar actos que exceden de la simple administración, tales como hipotecar, gravar, enajenar muebles o inmuebles,
renunciar a herencias, aceptar donaciones o legados sujetos a cargas o condiciones, concertar divisiones, particiones, contratar
préstamos, celebrar arrendamientos o contratos de anticresis por más de tres (3) años, recibir la renta anticipada por más de un (1) año,
deberán obtener la autorización judicial del Juez de Menores.
Igualmente se requerirá tal autorización para transigir, someter los asuntos en que tengan interés los menores a compromisos
arbitrales, desistir del procedimiento, de la acción o de los recursos en la representación judicial de los menores.
Tampoco podrán reconocer obligaciones ni celebrar transacciones, convenimientos o desistimientos en Juicio en que aquellas se
cobren, cuando resulten afectados intereses de menores, sin la autorización Judicial.
La autorización judicial sólo será concedida en caso de evidente necesidad o utilidad para el menor, oída la opinión del Ministerio
Público, y será especial para cada caso.
El Juez podrá, asimismo, acordar la administración de todos o parte de los bienes y la representación de todos o parte de los
intereses de los hijos a uno solo de los padres, a solicitud de éste, oída la opinión del otro progenitor y siempre que así convenga
a los intereses del menor.
La jurisdicción voluntaria puede definirse como aquella función del juez por la cual crea condicionamientos que le dan
significación jurídica a la conducta de los solicitantes y que están destinados a mantenerse con validez en tanto no cambien las
circunstancias que los originaron y no sean revocados expresamente por el juez. En este tipo de jurisdicción no existe controversia entre las
partes ya que no requiere la dualidad de las mismas. Se trata simplemente de actuaciones ante los jueces para la solemnidad de ciertos actos o
pronunciamiento de determinadas resoluciones que los tribunales deben dictar. Lo característico de la jurisdicción voluntaria es que no hay partes
en posición contradictoria, lo que hay es un solicitante; no se produce una sentencia, sino que se deja constancia por parte del juez de una
determinada situación de hecho.

Artículo 898. Las determinaciones del Juez en materia de jurisdicción voluntaria no causan cosa juzgada, pero establecen una
presunción desvirtuable.
Se presumen de buena fe, hasta prueba en contrario, los terceros adquirientes de derechos que hayan sido objeto de la
declaración judicial.

5.7.2. Jurisdicción disciplinaria: realizadas conforme a la ley por los colegios profesionales para sancionar infracciones internas de sus
miembros; por ejemplo, el Colegio de Abogados, Clubs sociales y deportivos, tribunales disciplinarios, etc.

Cuatro Comparativo entre la Jurisdicción Contenciosa y la Jurisdicción Voluntaria


Semejanzas Diferencias
1. Se inician a petición de interesados. 1. La jurisdicción contenciosa resuelve o compone un litigio.
2. Son realizadas por el juez y, por tanto, orgánicamente son En la jurisdicción voluntaria no hay litigio.
jurisdiccionales. 2. En la jurisdicción contenciosa hay partes contrapuestas.
3. La competencia del órgano está atribuida legalmente. En la jurisdicción voluntaria no hay partes, sino interesados o
4. Requieren de un procedimiento legal para su realización. participantes.
5. Hay un juicio del juez acerca de una situación de hecho. 3. En la jurisdicción contenciosa, la resolución del juez produce
6. Se toma una resolución de tipo jurídico. efectos de cosa juzgada, material y formal.
7. La resolución del juez está referida a un interés privado. En la jurisdicción voluntaria, la resolución tiene el efecto de
8. El juez resuelve imparcialmente. una presunción iuris tantum de la situación jurídica declarada
9. La resolución produce efectos en la esfera jurídica y patrimonial o constituida, y también es formalmente inmutable por
del interesado. constituir un estado preclusivo, que mantiene la autoridad de
la resolución en tanto no cambien los supuestos que la dieron
origen.

5.8. La jurisdicción de derecho y la jurisdicción de equidad. La jurisdicción de derecho rige en el sistema de legalidad imperante en la
actualidad. Cuando se presenta un conflicto intersubjetivo ante el juez, éste aplica el precepto legislativo, aplica la norma general y abstracta. Hay
dos fases en la solución del conflicto: en la primera, el legislador prevé, en forma general y abstracta, las conductas que den seguir los
particulares y en la segunda fase, el juez aplica el derecho al caso concreto.
La jurisdicción de equidad consiste en que el juez para dictar una sentencia no tiene que basarse en las leyes, sino que debe
basarse en su conciencia, es decir, en su sentimiento de equidad, lo cual no significa que actúe a su arbitrio o capricho. El juez se va a regir
por normas de ética, morales, racionales, lógicas y hasta históricas, en un determinado momento, para tratar de resolver el conflicto.
El Código de Procedimiento Civil prevé que el juez debe atenerse en sus decisiones a las normas de derecho (jurisdicción de derecho)
a menos que la ley lo faculte para decidir con arreglo a la equidad (jurisdicción de equidad), cuando las personas de común acuerdo así lo
soliciten, y la controversia se refiera a derechos disponibles. Así a la regla general de la jurisdicción de derecho, que es una manifestación
fundamental del principio de legalidad en el proceso civil, se introduce la excepción de la jurisdicción de equidad, cuando la ley lo autorice o
cuando las partes lo soliciten, sin significar esto que la equidad está siendo elevada a la categoría de fuente de derecho.

Artículo 12. Los jueces tendrán por parte de sus actos la verdad, que procurarán conocer en los límites de su oficio. En sus
decisiones el Juez debe atenerse a las normas del derecho a menos que la Ley lo faculte para decidir con arreglo a la equidad. Debe
atenerse a lo alegado y probado en autos, sin poder sacar elementos de convicción fuera de éstos ni suplir excepciones o argumentos
de hecho no alegados ni probados, El Juez puede fundar su decisión en los conocimientos de hecho que se encuentren comprendidos en
la experiencia común o máximas de experiencia.
En la interpretación de contratos o actos que presenten oscuridad, ambigüedad o deficiencia, los jueces se atendrán al propósito y a
la intención de las partes o de los otorgantes, teniendo en mira las exigencias de la ley, de la verdad y de la buena fe.

Artículo 13. El Juez decidirá el fondo de la causa con arreglo a la equidad, cuando las partes de común acuerdo así lo soliciten y la
controversia se refiera a derechos disponibles.

La equidad existe en la conciencia y en la experiencia común del pueblo, por lo tanto, el juez que juzga según equidad, debe
basarse en los criterios generales de la misma, vigentes en la conciencia del pueblo en el momento en que dicte su fallo, en tal forma que su
decisión no aparezca como el producto del arbitrio o del capricho. En la jurisdicción de equidad, el acto de creación del juez comprende también la
etapa superior de creación de los condicionamientos generales y abstractos que han de ser individualizados en su fallo. Este acto de creación
significa buscar y reconocer inmediatamente las reglas de la equidad natural, que ordinariamente sólo el legislador puede utilizar para preparar el
contenido de las leyes, y que ahora deben ser utilizadas directamente por el juez en la decisión del caso. El juez de equidad está vinculado
por las disposiciones procesales que le dan normas de conducta en el ejercicio de su función; por lo tanto, las disposiciones
procesales relativas al desarrollo del proceso, aquellas referentes a la constatación de los hechos, las pruebas, las que le ordenan tener por norte
de sus actos la verdad y buscarla dentro de los límites de su oficio, y las relativas a la sentencia y al deber de motivarlas y fundarlas debidamente,
son normas que deben ser observadas por el juez en el juicio de equidad.
Dentro del sistema de legalidad pueden darse excepcionalmente jurisdicciones de equidad para determinados conflictos o
relaciones. En el ordenamiento jurídico venezolano no existen propiamente jurisdicciones de equidad, pero en algunos casos la ley concede al
juez cierto margen de discrecionalidad para precisar en la cantidad o en la calidad la consecuencia jurídica del supuesto de hecho de la
norma, o bien deja al arbitrio del juez suspender o limitar la producción de la consecuencia o de escoger entre dos efectos diversos o adoptar las
providencias más convenientes a las circunstancias del caso. En tales hipótesis no se encuentra una propia jurisdicción de equidad, sino un poder
discrecional limitado, que da origen a las sentencias determinativas o dispositivas. Ejemplos de estos casos son la facultad del juez para fijar los
alimentos y para la cesación, reducción o aumento de los mismos; para conciliar el interés de la agricultura y el de la industria con el
debido respeto a la propiedad; para integrar la equidad a las reglas expresadas en los contratos para hacer obligatorio el cumplimiento de las
consecuencias no previstas pero que se deriven según la equidad, el uso o la ley; para apreciar equitativamente la indemnización a acordarse en
los casos de daños causados por una persona privada de discernimiento o por otra en estado de necesidad, etc.

Artículo 289 del Código Civil. Cuando concurran varias personas con derecho a alimentos, éstos se repartirán entre ellos en la
proporción que establezca el Juez, atendiendo al número y condición económica de los mismos; pero si el obligado es casado y tiene
hijos o descendientes, éstos y el cónyuge tienen siempre derecho preferente.
Artículo 290 del Código Civil. El hijo menor que por causa justificada, no habite en el hogar del padre o de la madre, tiene
derecho a recibir alimentos en calidad y cantidad igual a los que reciben, en el hogar del uno o de la otra, sus demás hijos o
descendientes.
Artículo 655 del Código Civil. Los Tribunales deben conciliar el interés de la agricultura y el de la industria con el respeto debido
a la propiedad, en las controversias que se susciten sobre el uso de las aguas; y se observarán los reglamentos y ordenanzas locales,
en cuanto no se opongan a este Código.
Artículo 1.160 del Código Civil. Los contratos deben ejecutarse de buena fe y obligan no solamente a cumplir lo expresado en
ellos, sino a todas las consecuencias que se derivan de los mismos contratos, según la equidad, el uso o la Ley.
Artículo 1.187 del Código Civil. En caso de daño causado por una persona privada de discernimiento, si la víctima no ha podido
obtener reparación de quien la tiene l bajo su cuidado, los jueces pueden, en consideración a la situación de las partes, condenar al
autor del daño a una indemnización equitativa.
Artículo 1.188 del Código Civil. No es responsable el que causa un daño a otro en su legítima defensa o en defensa de un tercero.
El que causa un daño a otro para preservarse a si mismo o para proteger a un tercero de un daño inminente y mucho más
grave, no está obligado a reparación sino en la medida en que el Juez lo estime equitativo.

El poder del juez de decidir según la equidad, tiene dos manifestaciones principales:
1) Una manifestación limitada, cuando el legislador no expresa con precisión en el precepto jurídico el supuesto de hecho o la
consecuencia jurídica, sino que remite al juez al concepto indeterminado de la equidad, para completar o integrar la norma basándose en lo que
según su conocimiento de las circunstancias de la vida y del sentimiento común de la equidad, responde mejor a la resolución del caso concreto.
2) Otra manifestación más amplia, cuando la ley o la voluntad de las partes, autorizan al juez a decidir según la equidad, aplicando
una norma que no está escrita en ningún código, pero que es sentida por el hombre en un determinado momento histórico. En este caso, el juez
prosigue la obra del legislador, realizando en el caso concreto la tutela jurídica con la valoración más libre, pero no arbitraria, de aquellos
elementos que en general el legislador tiene en consideración al dictar la norma jurídica.

5.9. Los dos momentos de la jurisdicción.


5.9.0. La cognición: inicia la jurisdicción con el planteamiento de una demanda, donde está contenida una pretensión, a través de la cual se
ejerce el derecho de acción. La cognición tiene varias fases: (1ª) introducción de la causa; (2ª) instrucción de la causa; (3ª) decisión de la causa;
(4ª) fase recursiva en Segunda Instancia; (5ª) casación (si procede) y (6ª) sentencia.
5.9.1. La ejecución forzada: el órgano jurisdiccional ejecuta la sentencia, la cual también es sustitutiva porque sólo procede cuando
existe el incumplimiento voluntario de la obligación por parte del demandado; es decir, hay satisfacción de la pretensión.

Artículo 524. Cuando la sentencia haya quedado definitivamente firme, el Tribunal, a petición de la parte interesada, pondrá un
decreto ordenando su ejecución. En dicho decreto el Tribunal fijará un lapso que no será menor de tres días ni mayor de diez, para que
el deudor efectúe el cumplimiento voluntario, y no podrá comenzarse la ejecución forzada hasta que haya transcurrido íntegramente
dicho lapso sin que se hubiese cumplido voluntariamente la sentencia.

5.10. La jurisdicción y las otras funciones del Estado. Todas las sentencias dictadas por los órganos del sistema judicial, tales como
Tribunal Supremo de Justicia, Corte Primera en lo Contencioso, Juzgados Superiores en lo Civil, en lo Penal, Contencioso Administrativo,
etc.; Juzgados de Primera Instancia Civiles, Mercantiles, Tránsito, Penales, Laborales; todo lo que está dentro de ese sistema es jurisdicción.

LA INDEROGABILIDAD CONVENCIONAL DE LA JURISDICCIÓN


El Código de Procedimiento Civil consagra el principio de que la jurisdicción venezolana no puede derogarse convencionalmente a
favor de una jurisdicción extranjera ni de árbitros que resuelvan en el exterior.

Artículo 2. La jurisdicción venezolana no puede derogarse convencionalmente en favor de una jurisdicción extranjera ni de
árbitros que resuelvan en el exterior cuando se trate de controversias sobre bienes inmuebles situados en el territorio de la
República o sobre otras materias que interesen al orden público o a las buenas costumbres. En todos los demás casos, se aplicarán los
Tratados y Convenciones Internacionales suscritos por Venezuela.

En este artículo se determina la jurisdicción del Estado venezolano y la inderogabilidad de la misma frente a los demás Estados
extranjeros, cuando se trata de controversias sobre bienes inmuebles situados en el territorio de la República, o sobre otras materias que
interesan al orden público o a las buenas costumbres. El principio fundamental recogido en este artículo corresponde al sistema de normas que
constituyen el Derecho Procesal Civil Internacional.
Artículo 53 (Competencia procesal internacional). Además de la competencia general que asignan las Secciones anteriores a los
Tribunales venezolanos en los juicios intentados contra personas domiciliadas en el territorio nacional, los Tribunales de la
República tendrán competencia para conocer de las demandas intentadas contra personas no domiciliadas en la República, aunque se
encuentren en su territorio:
1º. Si se tratare de demandas sobre bienes situados en el territorio de la República.
Artículo 851 (Exequatur). Para que a la sentencia extranjera pueda darse fuerza ejecutoria en Venezuela, se requiere que
reúna los siguientes requisitos:
1º Que no se haya arrebatado a Venezuela la jurisdicción que le correspondiere para conocer el negocio, según los principios
generales de la competencia procesal internacional previstos en el este Código.
2º Que tenga fuerza de cosa juzgada de acuerdo con la ley del Estado en el cual ha sido pronunciada.
3° Que haya sido dictada en materia civil o mercantil o, en general, en materia de relaciones jurídicas privadas.
4º Que el demandado haya sido debidamente citado conforme a las disposiciones legales del Estado donde se haya seguido el
juicio y de aquel donde se haya efectuado la citación, con tiempo bastante para comparecer y que se le hayan otorgado las
garantías procesales que aseguren una razonable posibilidad de defensa.
5° Que no choque contra sentencia firme dictada por los Tribunales venezolanos.
6º Que la sentencia no contenga declaraciones ni disposiciones contrarias al orden público o al derecho público interior de la
República.

Artículo 6 del Código Civil. No pueden renunciarse ni relajarse por convenios particulares las leyes en cuya observancia
están interesados el orden público o las buenas costumbres.

En esta materia no existen más límites que los impuestos por las leyes, en cuya observancia están interesados el orden público o
las buenas costumbres. Se entiende por orden público el conjunto de valoraciones de carácter político, social, económico o moral, propias de
una comunidad determinada, en un momento histórico determinado, que fundamentan su derecho positivo y que éste tiende a tutelar. La
jurisprudencia determina cuáles son las leyes o reglas en que están interesados el orden público o las buenas costumbres; pero, en algunos casos, el
legislador o el constituyente expresa una norma positiva que los jueces no pueden desconocer. Así ocurre con el artículo 89 de la C.R.B.V.
que se refiere al derecho social del trabajo y su protección, al establecer que son irrenunciables por el trabajador las disposiciones que la ley
establezca para favorecerlo o protegerlo.

Artículo 89 de la C.R.B.V. El trabajo es un hecho social y gozará de la protección del Estado. La ley dispondrá lo necesario para
mejorar las condiciones materiales, morales e intelectuales de los trabajadores y trabajadoras. Para el cumplimiento de esta obligación
del Estado se establecen los siguientes principios:
1. Ninguna ley podrá establecer disposiciones que alteren la intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios
laborales. En las relaciones laborales prevalece la realidad sobre las formas o apariencias.
2. Los derechos laborales son irrenunciables. Es nula toda acción, acuerdo o convenio que implique renuncia o menoscabo de
estos derechos. Sólo es posible la transacción y convenimiento al término de la relación laboral, de conformidad con los requisitos que
establezca la ley.
3. Cuando hubiere dudas acerca de la aplicación o concurrencia de varias normas, o en la interpretación de una determinada
norma, se aplicará la más favorable al trabajador o trabajadora. La norma adoptada se aplicará en su integridad.
4. Toda medida o acto del patrono o patrona contrario a esta Constitución es nulo y no genera efecto alguno.
5. Se prohíbe todo tipo de discriminación por razones de política, edad, raza, sexo o credo o por cualquier otra condición.
6. Se prohíbe el trabajo de adolescentes en labores que puedan afectar su desarrollo integral. El Estado los o las protegerá
contra cualquier explotación económica y social.

También ocurre lo mismo con la institución del matrimonio, la nulidad de éste y el divorcio, la interdicción e inhabilitación, y, en
general, en materias atinentes al estado y capacidad de las personas en las cuales se hace intervenir al Ministerio Público para resguardar
derechos e intereses que la organización social y jurídica de la nación considera vinculados al orden público.
En otros campos de la vida jurídica como ocurre con las obligaciones y contratos, en los cuales se garantiza la autonomía de la
voluntad, mediante reglas que permiten a dos o más personas constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas un vínculo jurídico,
la norma deja a las partes interesadas en libertad de someterse a la jurisdicción de los Estados extranjeros, que es un principio universalmente
aceptado y acogido por Venezuela, sin reserva, al ratificar el Tratado o Convención sobre Derecho Internacional Privado (Código Bustamante),
(La Habana, 20 de Febrero de 1928.)

Artículo 318 del Código Bustamante. Será en primer término juez competente para conocer de los pleitos a que dé origen el
ejercicio de las acciones civiles y mercantiles de toda clase, aquél a quien los litigantes se sometan expresa o tácitamente, siempre
que uno de ellos por lo menos sea nacional del Estado contratante a que el juez pertenezca o tenga en su domicilio y salvo el derecho
local contrario.
La sumisión no será posible para las acciones reales o mixtas sobre bienes inmuebles, si la prohíbe la ley de su situación.

En este campo entran la sumisión expresa o tácita de las partes al juez de un Estado extranjero o a árbitros que resuelvan en el
exterior, para la resolución de las controversias civiles, mercantiles o laborales; y las sentencias y laudos que se dicten, tendrán eficacia
extraterritorial en los Estados partes, siempre que no contraríen los principios y las leyes de orden público del Estado en que se pida el
reconocimiento o la ejecución. En concordancia con el Artículo 2 se encuentra el Artículo 4 del Código de Procedimiento Civil:
Artículo 4. La jurisdicción venezolana no queda excluida por la pendencia ante un Juez extranjero de la misma causa o de otra
conexa con ella, salvo en los casos previstos en el artículo 2.

Desde el punto de vista de la competencia interna, la relación de litispendencia entre dos o más causas tiene como efecto que la causa
idéntica, en la cual no ha sido citado el demandado, o lo ha sido con posterioridad, se extingue. Desde el punto de vista externo, de la competencia
procesal internacional, la pendencia de la misma litis ante un juez extranjero, excluye la jurisdicción venezolana porque las reglas de la competencia
interna no son aplicables por analogía a la competencia procesal internacional, pues suponen la existencia de dos jueces sometidos a un único
ordenamiento procesal y no existe justificación para extender la regla de competencia interna a la internacional, porque siendo la cuestión de
la litispendencia la aplicación del principio non bis in idem, el ordenamiento venezolano no tiene en cuenta el dispendio de energía
jurisdiccional provocado en el exterior por el procedimiento, a menos que lo contemple expresamente. Por ello la exclusión de la jurisdicción
venezolana, según el artículo 4, tiene carácter excepcional, en los casos previstos en el artículo 2.
Los puntos tratados no deben confundirse con la llamada Inmunidad de Jurisdicción, la cual se refiere a los Estados, a sus jefes y a los
funcionarios diplomáticos acreditados en ellos. Los Estados americanos, desde la adopción del Código Bustamante, establecieron limitaciones a
la inmunidad absoluta. En efecto, si bien se establece que la incompetencia es la regla general cuando las partes son Estados contratantes o sus jefes,
se deja a salvo el caso de sumisión expresa o de demandas reconvencionales (Art. 333). En el mismo caso y con la propia excepción, se excluye la
posibilidad de sumisión, cuando se trata de acciones reales o mixtas sobre bienes inmuebles, si lo prohíbe la ley de situación (Art. 334). También
si el Estado o su Jefe han actuado como particulares, los jueces o tribunales son competentes para conocer de los asuntos en que se
ejerciten acciones reales o mixtas, si la competencia les corresponde respecto a individuos extranjeros (Art. 335). Si se trata de juicios universales, se
aplica el Art. 335, independientemente del carácter con que actúe en el juicio el Estado extranjero contratante o su Jefe.

Artículo 333. Los jueces y tribunales de cada Estado contratante serán incompetentes para conocer de los asuntos civiles o
mercantiles en que sean parte demandada los demás Estados contratantes o sus Jefes, si se ejercita una acción personal, salvo el
caso de sumisión expresa o de demandas reconvencionales.

Artículo 334. En el mismo caso y con la propia excepción, serán incompetentes cuando se ejerciten acciones reales, si el Estado
contratante o su Jefe han actuado en el asunto como tales y en su carácter, público, debiendo aplicarse lo dispuesto en el último
párrafo del artículo 318.

Artículo 335. Si el Estado extranjero contratante o su Jefe han actuado como particulares o personas privadas, serán
competentes los jueces o tribunales para conocer de los asuntos en que se ejerciten acciones reales o mixtas, si esta competencia les
corresponde respecto a individuos extranjeros, conforme a este Código.

Artículo 336. La regla del artículo anterior será aplicable a los juicios universales sea cual fuere el carácter con que en elles actúen
el Estado extranjero contratante o su Jefe.

Las disposiciones mencionadas se aplican a los funcionarios diplomáticos extranjeros y a los comandantes de buques o aeronaves
de guerra, pero los Cónsules extranjeros no están exentos de la competencia de los jueces y tribunales del país en que actúan, sino para sus
actos oficiales (Arts. 337 y 338).
Artículo 337. Las disposiciones establecidas en los artículos anteriores, se aplicarán a los funcionarios diplomáticos extranjeros a
los comandantes de buques o aeronaves de guerra.
Artículo 338. Los Cónsules extranjeros no estarán exentos de competencia de los jueces y tribunales civiles del país en que actúen,
sino para sus actos oficiales.

Caso especial lo constituye en Venezuela lo relativo a la inmunidad de jurisdicción del Estado venezolano en los contratos de interés
público.

Artículo 150 de la C.R.B.V. La celebración de los contratos de interés público nacional requerirá la aprobación de la
Asamblea Nacional en los casos que determine la ley.
No podrá celebrarse contrato alguno de interés público municipal, estadal o nacional con Estados o entidades oficiales
extranjeras o con sociedades no domiciliadas en Venezuela, ni traspasarse a ellos sin la aprobación de la Asamblea Nacional.
La ley podrá exigir en los contratos de interés público determinadas condiciones de nacionalidad, domicilio o de otro orden, o
requerir especiales garantías.
Artículo 151 de la C.R.B.V. En los contratos de interés público, si no fuere improcedente de acuerdo con la naturaleza de
los mismos, se considerará incorporada, aun cuando no estuviere expresa, una cláusula según la cual las dudas y controversias que
puedan suscitarse sobre dichos contratos y que no llegaren a ser resueltas amigablemente por las partes contratantes, serán
decididas por los tribunales competentes de la República, de conformidad con sus leyes, sin que por ningún motivo ni causa puedan dar
origen a reclamaciones extranjeras.

CARACTERÍSTICAS DE LA JURISDICCIÓN
1ª) Es única: la jurisdicción, sin distinguir entre civil, penal, etc., sino en forma general, es única y se ejerce a través de los jueces
ordinarios o especiales

Artículo 1. La Jurisdicción civil, salvo disposiciones especiales de la Ley, se ejerce por los Jueces ordinarios de conformidad
con las disposiciones de este Código. Los Jueces tienen la obligación de administrar justicia tanto a los venezolanos como a los
extranjeros, en la medida en que las leyes determinen su competencia para conocer del respectivo asunto.

2ª) Es inderogable: la jurisdicción venezolana no puede derogarse; este principio está establecido en el Código de Procedimiento Civil.

Artículo 2. La jurisdicción venezolana no puede derogarse convencionalmente en favor de una jurisdicción extranjera ni de
árbitros que resuelvan en el exterior cuando se trate de controversias sobre bienes inmuebles situados en el territorio de la
República o sobre otras materias que interesen al orden público o a las buenas costumbres. En todos los demás casos, se aplicarán los
Tratados y Convenciones Internacionales suscritos por Venezuela.

3ª) Es perpetuatum iurisdictione: la situación de hecho existente en el momento de la presentación de la demanda, es la que
conforma la competencia y la jurisdicción; es decir, si es competente el juez o tiene jurisdicción con la situación de hecho al momento de la
presentación de la demanda. Cualquier variación posterior no influye en la determinación de la competencia y la jurisdicción.
Artículo 3. La jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la situación de hecho existente para el momento de la
presentación de la demanda y no tienen efecto respecto de ellas los cambios posteriores de dicha situación, salvo que la ley disponga
otra cosa.

4ª) La no exclusión: La jurisdicción venezolana no queda excluida por la pendencia ante un juez extranjero, salvo en los casos
previstos en el artículo 2.

Artículo 4. La jurisdicción venezolana no queda excluida por la pendencia ante un Juez extranjero de la misma causa o de otra
conexa con ella, salvo en los casos previstos en el artículo 2º.

TEMA 6. LA ACCIÓN.

6.0. El concepto de acción. Según Rengel Romberg, la acción puede definirse como el poder jurídico concedido a todo ciudadano,
para solicitar del juez, la composición de la litis, mediante la actuación de la pretensión que hace valer el demandante contra el demandado.
a) La acción es un poder jurídico perteneciente a la categoría de los derechos subjetivos. Frente al poder que tiene el particular de ejercer el
derecho de acción, está el deber del juez de proveer sobre la demanda en la cual la acción se ejercita; de no hacerlo incurre en denegación de
justicia.
b) Este derecho subjetivo pertenece a todo ciudadano, por lo que es público o colectivo; tiene su origen en el interés colectivo y público en
la solución jurisdiccional de los conflictos.
c) Con la acción se pide también al juez que actúe la pretensión, porque la no satisfacción de ésta o su resistencia por parte del demandado,
origina el conflicto cuya solución es un interés de la colectividad, y su satisfacción un interés privado del demandante.
d) El derecho de acción se ejercita en la demanda y ésta contiene también el ejercicio de la pretensión que hace valer el demandante
contra el demandado, cuyo examen hace el juez al proveer sobre la demanda.
e) Al lado del interés colectivo y público que mueve a la acción, existe en todo proceso, el interés individual y privado en que se funda
la pretensión.

6.1. Relatividad del concepto de acción. En vista de las dificultades existentes entre los procesalistas para establecer el concepto de
acción, Calamandrei propugnó una tesis conciliadora con la cual se minimizó la polémica. De acuerdo con esta tesis, no puede concebirse la acción
como la preeminencia del Estado en la administración de justicia, bajo cuya tutela se permite a un particular ejercer el derecho de acción como un
servicio de interés público; tampoco debe ubicarse exclusivamente como la potestad individual con abstracción del Estado y del poder público.
Por consiguiente, debe imperar una relación de equilibrio entre el juez y las partes con sujeción de ambos al momento histórico en que se
presente la relación jurídica a ser considerada, de modo tal que sea posible conjugar el interés de la iniciativa privada con la
intervención del Estado para dirimir los conflictos presentados. De acuerdo con esta tesis, el concepto de acción es relativo, pues dependerá
estrechamente del momento histórico, es decir, de la situación socio-política y jurídica existente al tiempo y en el espacio en que la formulación del
concepto se hace.

6.2. La concepción tradicional. Hemos visto la proliferación de conceptos que giran en torno a la acción. En tal sentido, se considera
que la postura más ponderada al respecto es la del procesalista uruguayo Eduardo Couture, para quien la polémica es más que todo de palabras, y
reconociendo la importancia de lograr un acuerdo, estima que en el campo procesal, el significado de la acción, como acepción, dependerá de su
ubicación en el tiempo y en el espacio.
6.3. La acción como pretensión de la tutela jurídica. Siguiendo la dirección señalada por Muther, la doctrina alemana llegó a
distinguir la acción del derecho subjetivo y, desde entonces, el Derecho Procesal Civil comenzó a afirmar su autonomía científica. Se puso de
manifiesto que hay numerosas situaciones en que el derecho del ciudadano de invocar la protección jurisdiccional del Estado no tiene como
presupuesto la violación de un derecho, como ocurre en la acción mero declarativa. Esta posición fue desarrollada por Adolfo Wach con su teoría
que concibe la acción como “derecho del ciudadano a obtener del Estado la tutela jurídica”. En esta concepción, la acción aparece dentro del
campo del derecho público, como una relación que se da entre el ciudadano y el Estado, para lograr la tutela jurídica. La acción es así un medio al
servicio del derecho material, pero no el derecho material mismo. A esta doctrina de Wach se le han hecho varias críticas: Calamandrei observa que
el esquema utilizado por Wach de un titular del derecho (ciudadano) y un obligado a la tutela jurídica (Estado), no encuadra la situación en que
realmente se encuentra el ciudadano que pide justicia frente al Estado que la administra. La posición de subordinación y de sacrificio del propio
interés al interés ajeno, no se compagina con la figura del Estado que ejerce la jurisdicción; en realidad, cuando el Estado hace justicia, se mueve
sólo para cumplir uno de sus fines propios esenciales, mantener la observancia del derecho objetivo. La acción con que el ciudadano
se dirige al Estado para pedirle la tutela de su interés amenazado o violado, ofrece al Estado la ocasión para confirmar su autoridad, amenazada por la
inobservancia de la ley; de este modo, el particular, al buscar la satisfacción de su interés particular, colabora en la actuación del derecho
objetivo, mientras el Estado, al ocuparse de restaurar la ley, defiende, al mismo tiempo, el derecho subjetivo del particular. Otros autores han
negado la existencia de un derecho subjetivo del individuo a la tutela jurídica frente al Estado: Kohler ha sostenido que el Estado, al tutelar el
derecho, no hace más que cumplir su función natural, por ejemplo, cuando castiga; por su parte, Bunsen afirma que la tutela del derecho
pertenece a la esencia del Estado; que el derecho a la tutela jurídica es un derecho de todo ciudadano similar, por ejemplo, al derecho que el
funcionario concurra a hacerle contraer matrimonio y que no se debe confundir tal derecho con el derecho de acción.

6.4. La acción como derecho potestativo. Esta teoría es esbozada por Chiovenda, quien sostiene que el contenido del llamado
derecho de acción es un puro poder jurídico y no un deber ajeno. El poder potestativo es el derecho de producir, mediante una manifestación de
voluntad, un efecto jurídico en el cual tiene interés, o la cesación de un estado jurídico desventajoso; y esto frente a una persona, o varias, que no
están obligadas a ninguna prestación respecto de él, sino que están solamente sujetas, de manera que no pueden sustraerse al efecto jurídico
producido. La acción es el derecho potestativo por excelencia, porque basta la manifestación de voluntad del particular al ejercitar la acción para
que entre en operación la actividad jurisdiccional del Estado y quede así el adversario sujeto a sufrir los efectos de la misma en su
esfera jurídica y patrimonial.

6.5. La acción como derecho abstracto de obrar. Esta concepción surgió también en Alemania, según la cual este derecho no depende
necesariamente de la pertenencia efectiva de un derecho subjetivo material, sino que corresponda a cualquiera que se dirija al juez para
obtener de él una decisión sobre su pretensión, aun cuando sea infundada. Fue inicialmente expuesta por Degenkolb, quien definió la acción
como un derecho subjetivo público correspondiente a cualquiera que de buena fe crea tener razón para ser oído en juicio y constreñir al adversario
a entrar en él.

6.6. La acción como forma típica del derecho de petición. Teoría expuesta por Couture, quien afirma que un derecho de acudir al
Tribunal pidiendo algo contra un demandado, es un derecho de petición en el sentido que se le da a este derecho en la Constitución. Se llega así a
la idea fundamental de que el derecho de acción o acción en justicia, es una especie dentro del género del derecho de petición; un derecho de
petición particularmente configurado.

6.7. Acción y derecho subjetivo. Siguiendo la definición romana de acción (derecho de perseguir en jui8cio lo que se nos debe), la
escuela francesa de derecho civil sostenía que no hay diferencia entre la acción y el derecho subjetivo. Una variante de esta posición civilista se debe
a Savigny, quien considera la acción como el aspecto particular que asume todo derecho como consecuencia de una lesión. La pretensión de
reparación de una lesión contra una persona determinada y a un acto determinado tiene la misma naturaleza que la obligación. La nueva
relación que nace de la lesión del derecho puede permanecer en los límites de una simple posibilidad de obrar o pasar a una efectiva actividad
del ofendido contra el ofensor y transformarse en el hecho mismo de obrar. Sólo puede hablarse de acción en el primer sentido de derecho de
obrar; porque en el segundo sentido, o sea, el acto por el cual se hace valer el derecho, corresponde a la teoría del procedimiento y se
llama demanda.

6.8 y 6.9. Acción, pretensión y demanda. Las nociones de acción, pretensión y demanda están íntimamente relacionadas y
dependientes una de las demás, de modo que resulta importante deslindarlas y, a la vez, enlazarlas en cuanto corresponde:

LA ACCIÓN es el derecho subjetivo procesal de las partes que tiene por contenido la prevalencia del interés en la composición de la litis
y por sujeto pasivo al juez o, en general, al órgano a quien corresponde proveer sobre la demanda. El interés que constituye el contenido del
derecho de acción es un interés colectivo, común a las dos partes y a todos los demás ciudadanos: el interés en la composición de la litis. La acción de
las partes es un derecho subjetivo público, en el sentido de que su tutela se obtiene mediante la voluntad de los ciudadanos. La acción es un derecho
subjetivo de naturaleza procesal; es, además, un derecho autónomo y público de rango constitucional. El sujeto activo de la acción es el
demandante o actor; el sujeto pasivo será el demandado, quien también puede ser sujeto activo de su derecho de contradicción. El fin genérico
de la acción es la de proteger el interés público, mientras que su objeto es iniciar el proceso para obtener una sentencia, que puede ser favorable
o no. La acción es el derecho subjetivo de solicitar la intervención del órgano jurisdiccional para la resolución de una controversia jurídica.

LA PRETENSIÓN no es un derecho, sino un acto y más propiamente una declaración de voluntad. Es un acto y no un poder,
como sí lo es la acción. Es la afirmación que hace una persona que se siente merecedora de la tutela jurídica, pero no es la acción misma.
Carnelutti la define como la subordinación de un interés de otro a un interés propio. Con esta exigencia, el agente no sólo actúa el fin práctico que
se propone (el predominio de su interés), sino que declara querer obtenerlo. La pretensión no presupone que efectivamente se disponga del derecho,
es decir, puede ser propuesta por cualquiera; puede ser planteada por quien tiene un derecho subjetivo material vulnerado, pero también por quien
no lo tiene. Por lo tanto, puede ser fundada (las afirmaciones de hecho y de derecho aducidas son verdaderas y justifican la
pretensión), o infundada (las afirmaciones no son verdaderas y no justifican la exigencia de subordinar el interés del otro al interés
propio). Quiere decir, entonces, que la pretensión es un acto de declaración de voluntad; es una afirmación de titularidad del derecho
material, cuya existencia es necesaria para que la pretensión sea válida o eficaz, mas no para que exista. En otras palabras, una pretensión existe
por la sola circunstancia de que alguien se arrogue un derecho, pero para que prospere, será necesario que la pretensión tenga su base real en el
contenido del derecho material, pues de lo contrario, no prosperará y la sentencia del caso será desfavorable. La pretensión es la afirmación
que hace el demandante en su libelo de demanda de ser titular de un derecho subjetivo insatisfecho por el demandado.

La demanda no es un derecho, sino el acto procesal por excelencia del actor (demandante) en el proceso civil, el cual comienza
por demanda escrita. Es el acto procesal mediante el cual se inicia un juicio; normalmente, se formaliza mediante la presentación de un escrito
(Principio de Escritura). La demanda es el acto procesal de la parte actora mediante el cual se ejercita la acción dirigida al juez, para que proteja el
interés colectivo en la composición de la litis y se hace valer la pretensión dirigida a la contraparte pidiendo la satisfacción de la misma,
mediante el libelo de demanda.

Artículo 339. El procedimiento ordinario comenzará por demanda, que se propondrá por escrito en cualquier día y hora ante el
Secretario del Tribunal o ante el Juez.

En este sentido, la demanda es el acto procesal introductivo de la instancia; es el primer acto procesal de la parte actora, sin que se
requiera que sea admitida o que se haya notificado de la misma a la parte demandada. La demanda, a su vez, contiene la acción y la
pretensión; en ella se hace valer la acción dirigida al juez para la tutela del interés colectivo en la composición de la litis y se ejercita y hace valer la
pretensión, dirigida a la contraparte. La demanda tiene así un doble contenido, en ella se acumulan el ejercicio del derecho de acción y la interposición
de la pretensión. Viene siendo el medio del que dispone el individuo (parte o sujeto procesal) para plasmar tanto el ejercicio del poder o
potestad que se ejerce mediante la acción, como el contenido de la pretensión que se aspira hacer valer.

Cuadro Comparativo

Acción Pretensión Demanda


Es un derecho subjetivo, autónomo y público. Es un acto procesal. Es un instrumento que contiene derecho
reclamado.
Sujetos: actor y juez en representación del Sujetos: demandante y demandado. Sujetos: demandante y demandado
Estado.
Objeto: sentencia (favorable o no). Objeto; sentencia favorable (conforme a Objeto: sentencia favorable,
petitum).
Causa: interés en la sentencia. Causa petendi: petitum demanda. Causa petendi: hechos confirmativos de la
relación jurídica pretendida.

6.10. Clasificación de las acciones. La doctrina las clasifica de la siguiente manera:


1) Según el derecho que se hace valer en el juicio: personales, reales y mixtas.
2) Según el objeto: mobiliarias e inmobiliarias; principales y accesorias; de estado, posesorias, petitorias; etc.
Estas clasificaciones vienen del derecho romano, que distinguía las acciones en reales y personales según que con ellas se pretendiera
el señorío jurídico sobre un objeto o el cumplimiento de una prestación a que está obligado un sujeto.
3) Según la naturaleza del fallo: mero declarativas, constitutivas, de condena y determinativas, o acciones declarativas y ejecutivas
según se solicite la mera declaración de un derecho, o la constitución, supresión o modificación de un estado, o la condena a una prestación, o la
ejecución, etc. Sin embargo, esta clasificación tradicional carece de sentido y de utilidad en relación a la acción pues ésta no cambia porque
la sentencia reconozca o niegue una determinada clase de derecho; esta clasificación es más apropiada para las pretensiones. Lo mismo podría decirse
de la clasificación dada por Chiovenda y sus seguidores, la cual representa más bien una clasificación de las sentencias.
La clasificación tradicional de los derechos y bienes en reales y personales, muebles e inmuebles, es la tenida en cuenta en el
Código de Procedimiento Civil para la determinación de la competencia territorial del juez.

Artículo 40. Las demandas relativas a derechos personales y las relativas a derechos reales sobre bienes muebles se propondrán
ante la autoridad judicial del lugar donde el demandado tenga su domicilio, o en defecto de éste su residencia. Si el demandado no
tuviere ni domicilio ni residencia conocidos, la demanda se propondrá en cualquier lugar donde él se encuentre.

TEMA 7: LA EXCEPCIÓN.

7.1. El concepto de excepción. Con la excepción, también se desarrolla un derecho de acción, porque es el derecho mismo que tiene el
demandado de acudir al órgano jurisdiccional para lograr que se desestime la pretensión. Se va a manifestar también como un derecho de
petición, al igual que la acción, con la diferencia de que no fija el ámbito de la controversia ya que ésta es planteada en la pretensión. El
concepto de excepción materializa, en el proceso, el derecho a la defensa, el cual se manifiesta, desde el punto de vista constitucional, en cualquier
estado y grado del proceso; el demandado tiene el derecho a defenderse o excepcionarse, con o sin razón. Es decir, tanto el demandado que
sabe que tiene la razón a su favor como aquél que actúa de mala fe sabiendo que la razón no está de su parte.

7.2. Evolución doctrinal. El Estado moderno eliminó la autotutela practicada en el pasado y da el derecho de acción, de acudir al órgano
jurisdiccional y organiza la jurisdicción. Así, la acción es el sustituto civilizado de la venganza y la excepción es el sustitutivo civilizado de la
defensa. Las doctrinas abstractas sobre la acción son aplicables para el concepto de excepción, la cual materializa la defensa en juicio, como
consecuencia del principio de la bilateralidad de la audiencia. El proceso conlleva a dos partes en posiciones dialécticamente opuestas, esto es
lo que se llama bilateralidad de la audiencia, pero con la excepción sucede algo muy particular: se dan oportunidades para que la parte se defienda.
En el procedimiento ordinario se produce el emplazamiento para que, dentro del mismo, el demandado o los demandados ejerzan
sus correspondientes defensas o excepciones, propongan cuestiones previas, contesten el fono; pero no hay un deber de contestar la demanda,
lo que existe es una carga. Si al demandado se le dan las debidas oportunidades para que ejerza su derecho a la defensa y no lo ejerce, él va a sufrir
las consecuencias de una situación jurídica adversa en la sentencia, porque puede ser declarado confeso; entonces, la defensa es una carga, mas no
un deber.

7.3. Vínculo de la excepción con la acción y la jurisdicción.


a) Con la acción: la excepción es el reverso de la acción; no fija ninguna pretensión, sólo aspira a una sentencia declarativa negativa.
La acción persigue plantear una pretensión para que sea declarada con lugar; la excepción persigue que el demandado sea liberado de cumplir
con la obligación que fundamenta la pretensión. Si vinculamos la excepción con la acción, vemos que se trata de las dos caras de una misma moneda.
b) Con la jurisdicción: la excepción es un derecho a la tutela jurisdiccional. La Constitución consagra tanto a la acción como a la
excepción, como derechos a dirigirse ante los órganos jurisdiccionales.

Artículo 26 de la C.R.B.V. Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus
derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente.
El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable,
equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.

7.4. La excepción como derecho de defensa en juicio. Excepción es todo medio de defensa contra la acción, fundada en hechos
impeditivos o extintivos considerados por el juez cuando el demandado los invoca.

7.5. Clasificación de las excepciones.


a) De tipo procesal: tienden a asegurar que no se cumplieron los presupuestos de validez del proceso, tales como: el juez es
incompetente, no tiene jurisdicción, no hay una demanda válida, se producen en el proceso nulidades que invalidad la relación procesal,
falta de arraigo, libelo oscuro, etc. Estas excepciones no tocan el fondo, no desestiman la pretensión, sino son dilatorias; todas estas
excepciones se conocen modernamente como cuestiones previas.
b) De tipo sustancial o de fondo: frente a una acción reivindicatoria existe una excepción de usucapión o de prescripción adquisitiva;
frente a una acción de cobro existe una excepción de pago; frente a la acción de reconocimiento de un hijo existe una excepción de plurium
concubinium. Es decir, siempre en el problema de fondo se va a tocar el contenido de la defensa. Cuando se habla de excepciones
sustanciales, se refiere a aquéllas que tienden a desestimar la pretensión, bien porque ésta no nació, bien porque los hechos constitutivos no sucedieron
de la manera como dice el actor, bien porque se produce el pago, etc. Éstas tienen su reflejo en la contestación de la demanda.
7.5.1. Excepciones y presupuestos procesales. Los presupuestos procesales son ciertas condiciones de validez de la
relación procesal. Si el juez estima que no se dan los presupuestos procesales no puede dictar una sentencia de fondo que desestime o estime
favorablemente la pretensión; por ejemplo, si se encuentra con que el juez es incompetente, éste tiene que declarar su incompetencia sin
resolver el fondo; si se encuentra que una las partes es incapaz lo que se impone es declarar la nulidad de la actuación procesal.
Algunas de las excepciones dilatorias son el enunciado, en forma negativa, de los presupuestos procesales.
7.5.2. Concepto de presupuestos procesales. Son los presupuestos de validez del proceso, son requisitos que
deben darse en la constitución y desarrollo de la relación procesal o del proceso para que el juez pueda dictar una
sentencia de fondo válida. Son los requisitos necesarios para que pueda constituirse un proceso válido, o una relación procesal válida.
Ellos son:
a) Que el órgano jurisdiccional llamado a resolver la controversia tenga la capacidad para ello, que tenga la
competencia por territorio, materia y cuantía.
b) Quien ejerce el derecho de acción y aquél contra el cual se hace valer la pretensión deben tener la
legitimación y capacidad procesal necesarias.
c) El derecho de acción, cuyo ejercicio es el que provoca la intervención del órgano jurisdiccional debe ejercerse
mediante el acto procesal denominado “libelo de demanda”.
7.5.3. Presupuestos procesales de la acción. Si entendemos la acción como un poder jurídico, como un derecho
subjetivo de carácter público que tiene cualquier ciudadano de acudir al órgano jurisdiccional a plantear la pretensión, los
presupuestos procesales de la acción son simplemente que la persona tenga capacidad procesal, es decir, que sea mayor de edad y que
postule la demanda ante el juez competente. Parta que exista la acción, no se requiere que exista el derecho material que sustenta la
pretensión, no tiene que fundamentarse en la existencia del derecho material, sino simplemente en el derecho a la tutela judicial efectiva,
a tener poder jurídico de acudir al órgano jurisdiccional a plantear una determinada pretensión con razón o sin ella, con buena
o mala fe, etc.
7.5.4. Presupuestos procesales de la pretensión. Son presupuestos para declarar existente la pretensión. Cuando
hablamos de pretensión hay que distinguir entre pretensión afirmada simplemente en el libelo, como el acto de pedir del demandado
contra el demandante. Este acto de pedir se queda justamente en pedir, el demandante pide que el demandado, sujeto pasivo
de la pretensión, someta a su interés el interés del mismo. En otras palabras, es el acto donde el demandante pide, pero esa pretensión
es simplemente afirmada en el libelo de la demanda, que va ser discutida, posiblemente, en toda la fase de cognición y que se va a declarar
existente en la sentencia definitiva.
7.5.5. Presupuestos de validez en el proceso. Para que la demanda se pueda declarar existente se tienen que
dar los presupuestos procesales, es decir, debe ser una relación procesal válida. Las partes tienen que ser capaces; el juez
competente; no puede haber en la sustanciación del proceso ningún vicio que de alguna manera invalide la relación procesal. Si todo esto
se da, el juez debe sentenciar, resolver el fondo de la controversia. Si están probados los hechos alegados, que son fundamento de la
pretensión; si están probados los supuestos fácticos que sirven de soporte a la pretensión; si efectivamente existe legitimación en la
causa, es decir, que quien demande sea el legitimado en la causa, o sea, que sea el titular de la relación jurídica de fondo, etc.; el
juez declara con lugar la demanda, lo que es igual, a declarar existente la pretensión.

Artículo 254. Los Jueces no podrán declarar con lugar la demanda sino cuando, a su juicio, exista plena
prueba de los hechos alegados en ella. En caso de duda, sentenciarán a favor del demandado, y, en
igualdad de circunstancias, favorecerán la condición del poseedor, prescindiendo en sus decisiones de
sutilezas y de puntos de mera forma.
Los requisitos para declarar existente la pretensión, para declarar con lugar la demanda son:
a) Coincidencia del supuesto real con el supuesto básico de la norma: el juez valora las pruebas, establece qué
hechos quedaron probados y hace la calificación jurídica, que justamente es la subsunción del hecho en la norma.
b) Legitimación en la causa: el juez analiza quién reclamó, el demandante o legitimado activo y al demandado o
legitimado pasivo. Según Luis Loreto, cuando coinciden los sujetos procesales con los sujetos de la relación jurídica de
fondo, se da el supuesto de la legitimación en la causa, bien sea activa o pasiva; debe ser activa o pasiva, no activa y pasiva. Aquí estamos
frente a lo que se denomina cualidad de interés: el demandante tiene cualidad, el demandado tiene cualidad.
c) Interés procesal: este interés surge en los casos de pretensión de condena cuando hay una infracción del precepto;
justamente la sentencia tiende a que el juez declare la voluntad concreta de ley, es decir, transforma la voluntad abstracta de ley en
voluntad concreta de ley. En el caso de las pretensiones constitutivas, la única manera de obtener el cambio es acudiendo al órgano
jurisdiccional; la mero declarativa es la falta de certeza.
7.5.6. La excepción como medio legal de denunciar la falta de un presupuesto procesal. Cuando nos ubicamos en
las cuestiones previas, estamos en presencia de la negación de un presupuesto procesal. A través de la interposición de la cuestión
previa se va a depurar el proceso, pero algunas de estas cuestiones previas pueden ser resueltas de oficio por el juez. Si se encuentra
que el juez es incompetente, en razón de materia o cuantía, en determinados sujetos el juez puede esperar, sin que se oponga la
correspondiente cuestión previa o defesa procesal o excepción procesal, puede declararla de oficio.

Artículo 346. Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá el demandado en vez de
contestarla promover las siguientes gestiones previas:
1º La falta de jurisdicción del Juez, o la incompetencia de éste, o la litispendencia, o que el asunto deba
acumularse a otro proceso por razones de accesoriedad, de conexión o de continencia.
2º La legitimidad de la persona del actor por carecer de la capacidad necesaria para comparecer en juicio.
3º La ilegitimidad de la persona que se presente como apoderado o representante del actor, por no tener
capacidad necesaria para ejercer poderes en juicio, por no tener la representación que se atribuya, o
porque el poder no esté otorgado en forma legal o sea insuficiente.
4º La ilegitimidad de la persona citada como representante del demandado, por no tener el carácter que se le
atribuye. La ilegitimidad podrá proponerla tanto la persona citada como el demandado mismo, o su apoderado.
5º La falta de caución o fianza para proceder al juicio.
6º El defecto de forma de la demanda, por no haberse llenado en libelo los requisitos que índica el artículo 340,
o por haberse hecho la acumulación prohibida en el artículo 78.
7º La existencia de una condición o plazo pendientes.
8º La existencia de una cuestión prejudicial que deba resolverse en un proceso distinto.
9º La cosa juzgada.
10. La caducidad de la acción establecida en la Ley.
11. La prohibición de la ley de admitir la acción propuesta, o cuando sólo permite admitirla por
determinadas causales que no sean de las alegadas en la demanda.
Si fueren varios los demandados y uno cualquiera de ellos alegare cuestiones previas, no podrá admitirse la
contestación a los demás y se procederá como se índica en los artículos siguientes.

TEMA 8: EL PROCESO.

8.0. Definición del proceso. Junto con la jurisdicción y la acción conforma el trinomio sistemático fundamental del Derecho Procesal
Civil. El concepto de proceso conlleva a la existencia de una litis; también conduce a la posición contradictoria de dos partes, posiciones
contrapuestas: quien ejerce la acción y quien se defiende con la excepción; quien plantea la pretensión y contra quien se plantea ésta; el
acusador en el proceso penal y el imputado. Es decir, que siempre en el proceso va a haber dos partes dialécticamente opuestas más la figura de un
tercero imparcial, que es el juez.
8.2. Proceso y procedimiento. Actualmente ya se distingue entre procedimiento y proceso y se afirma que si bien todo proceso requiere para su
desarrollo un procedimiento, no todo procedimiento es un proceso. El procedimiento se refiere al aspecto exterior del fenómeno procesal;
en el curso de un mismo proceso se puede cambiar el procedimiento. El proceso se caracteriza por su finalidad jurisdiccional compositiva del
litigio. En el proceso se atiende a lo interno, en cambio, el procedimiento se refiere a las formas externas, a cómo se manifiesta el proceso. El
procedimiento es el modo como se desenvuelve el proceso, los trámites a que está sujeto, la manera de sustanciarlo y así sucesivamente. El
proceso es un todo. Algunos autores consideran que procedimiento y proceso están en una relación de continente a contenido. El procedimiento es
el conjunto de reglas que regulan el proceso, mientras que este último es el conjunto de actos procesales tendientes a la sentencia definitiva.
Para Couture, el procedimiento es el método o estilo propios para la actuación ante los tribunales, y el proceso es el conjunto de
relaciones jurídicas entre las partes, los agentes de la jurisdicción y sus auxiliares, regulado por la ley y dirigido a la solución de un conflicto
susceptible de ser dirimido por una decisión pasada en autoridad de cosa juzgada. Carnelutti dice que “proceso” es la suma de los actos que se
realizan para la composición del litigio y “procedimiento” es el orden y sucesión de su realización.
8.3. Las formas procesales. Son el conjunto de requisitos, es decir, los modos en los cuales deben realizarse los actos que componen el proceso;
variadas actividades que deben realizarse en el proceso para que éste avance hacia su meta, que es la sentencia; por ejemplo, modo de expresión,
lugar y tiempo en que deben cumplirse. La importancia de las formas en el proceso es tal, que muchas veces su inobservancia produce la pérdida
del derecho; a pesar de sus inconvenientes inevitables, las formas son necesarias.
En Venezuela rige el principio de la disciplina legal de las formas procesales, es decir, la necesidad de realizar los actos siguiendo
las reglas previamente establecidas en la ley, que fijan las condiciones de lugar, tiempo y modo de expresión de los actos. A favor de la legalidad
de las formas se invoca la exigencia de certeza que debe rodear al proceso para que la función jurisdiccional pueda cumplir su cometido; el proceso
no escapa a esa exigencia de certeza. El Código de Procedimiento Civil consagra la legalidad de las formas procesales, y cuando la ley no
señale la forma para la realización de algún acto, son admitidas todas aquellas que el juez considere idóneas para lograr los fines del mismo.

Artículo 7. Los actos procesales se realizarán en la forma prevista en este Código y en las leyes especiales. Cuando la ley no señale
la forma para la realización de algún acto, serán admitidas todas aquellas que el Juez considere idóneas para lograr los fines del
mismo.

8.4. Estructura del proceso. Carnelutti divide la estructura del proceso en dos partes: la estática y la dinámica, según se observe el
proceso detenido en el tiempo para estudiar su composición, o bien se le observe en movimiento, para tratar de su desenvolvimiento. La
parte estática estudia el proceso como situación, y trata del conjunto de situaciones en que se descompone el proceso; la parte dinámica estudia el
proceso como hecho, y trata del conjunto de hechos que lo forman.
La estructura del proceso atiende a definir una serie de principios de carácter procesal que definen un proceso determinado; dichos
principios son:
a) Principio de la oralidad y escritura. Un sistema procesal es oral, cuando el material de la causa: las alegaciones, las pruebas y
las conclusiones, son objeto de la consideración judicial sólo si se presentan de palabra; y es escrito cuando la escritura es la forma ordinaria
de las actuaciones. No se debe confundir el principio de escritura con el de protocolización, puesto que éste se da aún en los procesos orales,
cuando existe el requisito de que las alegaciones y pruebas orales se reduzcan a escrito, con el fin de conservar un memorial del procedimiento. El
proceso civil venezolano es un proceso escrito, porque la escritura domina casi absolutamente en la forma de los actos, tanto de las partes
como del juez.

Artículo 25. Los actos del Tribunal y de las partes, se realizarán por escrito. De todo asunto se formará expediente separado con
un número de orden, la fecha de su iniciación, el nombre de las partes y su objeto. Las actuaciones deben observar el orden
cronológico, según la fecha de su realización y la foliatura del expediente se llevarán al día y con letras, pudiéndose formar piezas
distintas para el más fácil manejo, cuando sea necesario.

Cuando se habla del principio de oralidad, es que se le da valor, al inicio, a la exposición oral y luego se lleva a un acta. Hay
excepciones, por ejemplo, el procedimiento oral y las preguntas a los testigos. El principio de escritura está conectado con el principio de
fraccionamiento, con el principio del secreto.

Artículo 24. Los actos del proceso serán públicos, pero se procederá a puertas cerradas cuando así lo determine el Tribunal, por
motivo de decencia pública, según la naturaleza de la causa. En tal caso, ni las partes ni los terceros podrán publicar los actos que se
hayan verificado, ni dar cuenta o relación de ellos al público, bajo multa de un mil a cinco mil bolívares, o arresto hasta por ocho
días, penas que impondrá el Juez por cada falta. El estudio de expedientes y solicitudes, la conferencia que tengan los jueces para
sentenciar y la redacción del fallo, se harán en privado, sin perjuicio de la publicación de las sentencias que se dictaren.

b) Concentración y fraccionamiento. En un proceso domina el principio de la concentración procesal cuando todos los actos se
examinan; cuando el examen de la causa se realiza en un período único, que se desarrolla en una audiencia o en pocas audiencias próximas, de
modo que los actos procesales se aproximan en el espacio y en el tiempo y se suceden ininterrumpidamente; en una sola audiencia o en audiencias
contiguas se realizan actos de distinta naturaleza: se hacen alegatos, se evacúan pruebas, se reciben informes, etc. En cambio, domina el principio de
fraccionamiento cuando entre un acto procesal y otro o entre grupos de ellos, pueden pasar largos intervalos de tiempo, de modo que el proceso
parezca discontinuo. El fraccionamiento nos da la idea de lapso o término. Cuando el fraccionamiento está establecido en la ley, se
dice que impera el principio de orden consecutivo legal, y cuando rige además la regla de que cada acto particular debe realizarse dentro del
término que le corresponde o no puede realizarse ya en absoluto. Se dice que impera el principio de preclusión, según el cual la parte que deje de
actuar en el tiempo prescrito, queda impedida o precluida de hacerlo después. La combinación de estos principios en un sistema procesal
determinado, caracterizan un tipo de proceso contrario al proceso concentrado, rigiendo entonces el principio de orden consecutivo legal con
fases de preclusión, el cual establece la división vertical de la causa en fases, en cada una de las cuales corresponde adoptar determinadas
medidas, de tal modo que, si no se cumplen dentro del término que les corresponde, no pueden ya volverse a realizar.
El proceso civil venezolano está regido por este principio de orden consecutivo legal con fases de preclusión, conformado por las
siguientes fases:
1ª) Fase inicial para la contestación de la demanda, 2ª) Promoción de las cuestiones previas, 3ª) Contestación de la demanda, 4ª) Fase
probatoria, 5ª) Fase de informes; concluidos éstos, comienza el plazo para pronunciar la sentencia.

c) Mediación e inmediación. El principio de inmediación caracteriza un proceso en el que el Tribunal actúa en contacto directo con las partes
y con los testigos; el juez ha asistido al desarrollo de las pruebas de las cuales debe derivar su ningún intermediario entre el juez y las partes. Es un
solo juez quien recibe la causa, quien instruye las pruebas y quien decide. Este principio se puede romper en el procedimiento ordinario,
con la llamada comisión judicial, cuando para determinados actos del proceso, un juez le da comisión a otro para que realice determinados actos de
sustanciación, pero se vuelve a recuperar.

Artículo 234. Todo Juez puede dar comisión para la práctica de cualesquiera diligencias de sustanciación o de ejecución a los
que le sean inferiores, aunque residan en el mismo lugar.
Esta facultad no podrá ejercerse cuando se trate de inspecciones judiciales, posiciones juradas, interrogatorios de menores y
casos de interdicción e inhabilitación.
Por el contrario, el principio de mediación rige en juicios en los que este contacto tiene lugar a través de un agente intermediario,
de modo que la opinión del Tribunal se forma bajo el influjo de comunicaciones preparadas por un tercero. Hay diversos jueces en la
sustanciación del proceso; hay un juez que recibe la demanda, que declara válidamente constituida la relación procesal y un juez
que decide. Mediación e inmediación. Inmediación: contacto directo con los testigos y las partes; sería lo ideal. Mediación:
caracteriza al proceso venezolano.
El proceso civil venezolano, siendo un proceso escrito, con documentación o protocolización de las actuaciones en el expediente, está
regido por el principio de mediación; hay un juez que recibe la demanda, otro juez que decide en primera instancia y otro juez que
decide en segunda instancia.

d) Principio dispositivo e inquisitorio. En un proceso rige el “principio dispositivo” o de “presentación por las partes”, cuando
corresponde exclusivamente a éstas determinar el alcance y contenido de la disputa judicial y queda el tribunal limitado a la consideración de lo
que los litigantes han planteado, quedando librada al poder de disposición de los particulares la materia o el interés cuya tutela procuran en el
proceso. Este principio supone que es a las partes a quienes corresponde la iniciación de la instancia, es decir, que el juez no puede actuar sin
que un sujeto lo pida, que el órgano jurisdiccional no puede proceder de oficio sino a pedido de parte. Es a las partes a quienes les corresponde fijar
el ámbito de la controversia. En cambio, rige el “principio inquisitorio” cuando el juez, aun teniendo ante sí a dos partes, está
desvinculado, para la investigación de la verdad, de la iniciativa y de los acuerdos de ellas; la iniciación y el ejercicio de la acción
procesal están encomendadas al juez, quien debe proceder de oficio sin esperar que las partes inicien el proceso y lo impulsen.
El proceso civil venezolano está regido por el principio dispositivo, según el cual en materia civil el juez no puede iniciar el proceso
sino a instancia de parte, salvo el caso en que la ley lo autorice para obrar de oficio, o cuando en resguardo del orden público o de las buenas
costumbres sea necesario dictar alguna providencia judicial aunque no la soliciten las partes; debiendo los jueces atenerse a lo alegado y probado en
autos, sin poder sacar elementos de convicción fuera de éstos, ni suplir excepciones o argumentos de hechos no alegados ni probados; debiendo la
sentencia contener decisión expresa, positiva y precisa, con arreglo a la pretensión deducida y a las excepciones o defensas opuestas nombrando a la
persona condenada o absuelta y la cosa sobre que recae la condenación o absolución; sin que en ningún caso se pueda absolver la
instancia.

Artículo 11. En materia civil el Juez no puede iniciar el proceso sino previa demanda de parte, pero puede proceder de oficio
cuando la ley lo autorice, o cuando en resguardo del orden público o de las buenas costumbres, sea necesario dictar alguna providencia
legal aunque no la soliciten las partes.
En los asuntos no contenciosos, en los cuales se pida alguna resolución, los jueces obrarán con conocimiento de causa, y , al
efecto, podrán exigir que se amplíe la prueba sobre los puntos en que la encontraren deficiente, y aún requerir otras pruebas que juzgaren
indispensables; todo sin necesidad de las formalidades del juicio. La resolución que dictaren dejará siempre a salvo los derechos de
terceros y se mantendrá en vigencia mientras no cambien las circunstancias y no sea solicitada su modificación o revocatoria por el
interesado, caso en el cual, el Juez obrará también con conocimiento de causa.

Artículo 12. Los jueces tendrán por parte de sus actos la verdad, que procurarán conocer en los límites de su oficio. En sus
decisiones el Juez debe atenerse a las normas del derecho a menos que la Ley lo faculte para decidir con arreglo a la equidad. Debe
atenerse a lo alegado y probado en autos, sin poder sacar elementos de convicción fuera de éstos ni suplir excepciones o argumentos
de hecho no alegados ni probados, El Juez puede fundar su decisión en los conocimientos de hecho que se encuentren comprendidos en
la experiencia común o máximas de experiencia.
En la interpretación de contratos o actos que presenten oscuridad, ambigüedad o deficiencia, los jueces se atendrán al propósito y a
la intención de las partes o de los otorgantes, teniendo en mira las exigencias de la ley, de la verdad y de la buena fe.

Artículo 243. Toda sentencia debe contener:


1º La indicación del Tribunal que la pronuncia.
2º La indicación de las partes y de sus apoderados.
3º Una síntesis clara, precisa y lacónica de los términos en que ha quedado planteada la controversia, sin transcribir en ella los actos
del proceso que constan de autos.
4º Los motivos de hecho y de derecho de la decisión.
5º Decisión expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión deducida y a las excepciones o defensas opuestas, sin que en
ningún caso pueda absolverse de la instancia.
6º La determinación de la cosa u objeto sobre que recaiga la decisión.

e) Principio de contradicción. Este principio es esencial para que se provoque la controversia; se basa en el principio de que todos
tienen que ser oídos en la Corte, se conecta con el principio del derecho al debido proceso. Éste se va a manifestar, de manera eventual, con la
contestación de demanda; tiene también sus excepciones como el caso de las medidas cautelares, esto es que no se oye a la otra parte. Sin embargo,
son revisables por la parte afectada por dicha medida.

f) Principio de igualdad. Los tribunales deben mantener a las partes en los derechos y facultades comunes a ellos, sin preferencias
ni desigualdades; y en los privativos de cada una, que las mantengan respectivamente, sin que puedan permitir ni permitirse extralimitaciones de
ningún tipo. Se trata de una igualdad jurídica de las partes.

Artículo 15. Los Jueces garantizarán el derecho de defensa, y mantendrán a las partes en los derechos y facultades comunes a
ellas, sin preferencia ni desigualdades y en los privativos de cada una, las mantendrán respectivamente, según lo acuerde la ley a
la diversa condición que tengan en el juicio, sin que puedan permitir ni permitirse ellos extralimitaciones de ningún género.

g) Principio de publicidad. Asegura el desenvolvimiento del proceso en tal forma que cualquier persona, bien sea parte o extraño a la
causa, pueda imponerse de las actuaciones que se realicen o existan en los tribunales, estableciéndose la publicidad de los actos, salvo que por
causa de decencia se ordene proceder a puertas cerradas; y pudiendo cualquier persona tomar los datos y copias simples que requiera, de
autos existentes en el tribunal sin previo decreto o autorización del juez. La justicia se encuentra sometida así al control directo y examen tanto
de las partes como del público en general.

Artículo 24. Los actos del proceso serán públicos, pero se procederá a puertas cerradas cuando así lo determine el Tribunal, por
motivo de decencia pública, según la naturaleza de la causa. En tal caso, ni las partes ni los terceros podrán publicar los actos que se
hayan verificado, ni dar cuenta o relación de ellos al público, bajo multa de un mil a cinco mil bolívares, o arresto hasta por ocho
días, penas que impondrá el Juez por cada falta. El estudio de expedientes y solicitudes, la conferencia que tengan los jueces para
sentenciar y la redacción del fallo, se harán en privado, sin perjuicio de la publicación de las sentencias que se dictaren.

Artículo 190. Cualquier persona puede imponerse de los actos que se realicen en los Tribunales y tomar de ellos las copias simples
que quiera, sin necesidad de autorización del Juez, a menos que se hayan mandado reservar por algún motivo legal.

h) Principio de responsabilidad. Los funcionarios judiciales son también responsables de las faltas y delitos que cometan en el
ejercicio de sus funciones, pudiendo además las partes o sus causahabientes intentar el recurso de queja para hacer efectiva la responsabilidad de
los jueces en materia civil.

i) Principio de economía. Consiste en el ahorro de tiempo y de dinero en la actividad procesal, o más propiamente, en la obtención
de la finalidad del proceso, que es realizar el derecho, con el mínimo de gasto y esfuerzo.

j) Principio de probidad. Este principio, llamado también “de lealtad” abarca tanto al juez como a las partes y a sus apoderados, de modo
que se impida la mala fe procesal

Artículo 17. El Juez deberá tomar de oficio o a petición de parte, todas las medidas necesarias establecidas en la ley, tendentes a
prevenir o a solucionar las faltas a la lealtad y probidad en el proceso, las contrarias a la ética profesional, la colusión y el fraude
procesales, o cualquier acto contrario a la majestad de la justicia y al respeto que se deben los litigantes.

Artículo 170. Las partes, sus apoderados y abogados asistentes deben actuar en el proceso con lealtad y prioridad. En tal virtud,
deberán:
1º Exponer los hechos de acuerdo a la verdad;
2º No interponer pretensiones ni alegar defensas, ni promover incidentes, cuando tengan conciencia de su manifiesta falta de
fundamentos;
3º No promover pruebas, ni realizar, ni hacer realizar, actos inútiles o innecesarios a la defensa del derecho que sostengan.
Parágrafo Único.- Las partes y los terceros que actúen en el proceso con temeridad o mala fe son responsables por los daños y
perjuicios que causaren.
Se presume, salvo prueba en contrario, que la parte o el tercero han actuado en el proceso con temeridad o mala fe cuando:
1º Deduzcan en el proceso pretensiones o defensas, principales o incidentales, manifiestamente infundadas;
2º Maliciosamente alteren u omitan hechos esenciales a la causa;
3º Obstaculicen de una manera ostensible y reiterada el desenvolvimiento normal del proceso.
Además del deber de lealtad y probidad en el proceso, el artículo 17 sanciona la colusión y el fraude procesal y cualquier acto
contrario a la majestad de la justicia y al respeto que se deben los litigantes. La colusión procesal es la confabulación de un litigante contra otro o con
terceros, dirigido a producir perjuicio a su adversario en el proceso o a terceros a quienes alcanza la cosa juzgada. El fraude procesal es la
conducta consistente en una maquinación insidiosa tendiente a la obtención de un provecho ilícito, dando lugar a un proceso fraudulento,
desviado de su curso. Distinto del proceso fraudulento son el proceso aparente y el proceso simulado. El proceso aparente, figura meramente
histórica, es el empleo de formas procesales con el fin de constituir negocios jurídicos, como medio de suplir las imperfecciones del derecho
(Derecho romano). El proceso simulado es el empleo del juicio para obtener el resultado práctico correspondiente a un negocio que
no se puede constituir válidamente (donación entre cónyuges), o para hacer creer que existe un estado urídico inexistente (convenio en daño de
deudores).

k) Principio de preclusión. La preclusión es la pérdida, extinción o consumación de una facultad procesal. El legislador regula el
orden procesal, permitiendo constituir la relación procesal con la demanda. Después fija oportunidad para la contestación. Señala lapsos para
promover y evacuar las pruebas, para el acto de informes, la sentencia y los recursos contra ésta. Todos esos actos deben ejecutarse en su
oportunidad y en el orden establecido por la ley. La preclusión regula la actividad de las partes conforme a un orden y evita que el proceso se
disperse, se disgregue, retroceda o se interrumpa indefinidamente.
Este principio presupone que transcurrido un lapso procesal o un término, y no es ejercida la determinada carga procesal o el
determinado acto, precluye la oportunidad, es decir, que no se puede realizar nuevamente el acto. También hay preclusión cuando se
contradicen los actos procesales.
l) Principio de impulso del proceso por el juez. El impulso del proceso por el juez rige en cuanto a la marcha y dirección del mismo.
Según este principio, el juez es el director del proceso y debe impulsarlo de oficio hasta su conclusión, a menos que la causa esté en suspenso
por algún motivo legal. Cuando esté paralizada, el juez debe fijar un término para su reanudación, que no podrá ser menor de 10 días después de
notificadas las partes o sus apoderados. En el proceso civil el juez debe tener a su alcance los poderes indispensables para administrar la justicia
de manera activa, rápida y eficaz, para que el proceso no se paralice ni se desvíe; corresponde al juez regular los medios y el ritmo para decidir
rápidamente y bien la cuestión planteada.

Artículo 14. El Juez es el director del proceso y debe impulsarlo de oficio hasta su conclusión a menos que la causa esté en
suspenso por algún motivo legal. Cuando esté paralizada, el Juez debe fijar un término para su reanudación
m) Principio de que las partes están a derecho. Este principio rige en el proceso civil venezolano y es de tal importancia que
caracteriza a nuestro sistema.

Artículo 26. Hecha la citación para la contestación de la demanda las partes quedan a derecho, y no habrá necesidad de nueva
citación para ningún otro acto del juicio, a menos que resulte lo contrario de alguna disposición especial de la ley.

8.18. Naturaleza jurídica del proceso. Se trata de saber qué es el proceso y determinar si éste forma parte de alguna de las figuras
conocidas del derecho; es decir, se trata de ubicar, dentro de la teoría general del derecho, alguna categoría donde pueda encajar el proceso civil.
Diversas teorías existen para explicar la naturaleza jurídica del proceso, entre ellas las siguientes:
8.18.1. El proceso como contrato. Es la más remota imagen jurídica del proceso, de origen romano; la litis
contestatio en el Derecho Romano era un contrato celebrado por las partes para someter la decisión de sus conflictos a un juez
privado. Esta concepción contractualista del proceso ha sido muy criticada dado que en el proceso moderno no existe ninguna
semejanza con aquel viejo contrato judicial. Aunque el demandado no quiera contestar la demanda y no comparezca a dicho acto, el
proceso sigue su curso, en ausencia del demandado, quien tiene sólo la carga de comparecer para evitar los efectos
dañosos que su ausencia le produciría en el proceso. Es un imperativo de su propio interés el que lo impulsa a comparecer, más
no una obligación procesal, ni mucho menos la necesidad de una convención con la otra parte. En el derecho moderno,
los individuos están sujetos al derecho y a los efectos del proceso, aun en contra de su voluntad.
8.18.2. El proceso como cuasicontrato. Esta ha sido la teoría acogida tradicionalmente tanto por la doctrina
como por la jurisprudencia, debido a que el juicio se constituye por virtud de la contestación, la cual crea entre las partes
una situación jurídica especial, ligándolas por un vínculo voluntariamente contraído, que no les permite cambiar ni modificar, sin su
mutuo acuerdo, los extremos de la controversia, ni el actor retirar su demanda y desistir del procedimiento sin anuencia del demandado. Sin
embargo, como dice Couture, no se ha considerado que las fuentes de las obligaciones son cinco; la doctrina no ha tomado en cuenta a la ley;
el proceso es una relación jurídica específica, regida por la ley.
8.18.3. El proceso como relación jurídica. Esta teoría fue expuesta en Alemania, por Oskar von Bülow en 1.868.
La doctrina dominante concibe al proceso como una relación jurídica, debido a que varios sujetos, investidos de poderes
determinados por la ley, actúan en vista a la obtención de un fin. En derecho procesal, la relación jurídica se refiere al vínculo que une a los
dos sujetos del proceso, sus poderes y varios actos procesales. La relación jurídica procesal liga a las partes con los órganos de la
jurisdicción y con ellos entre sí. Se acostumbra a hablar tan sólo de relaciones de derecho privado, pero desde que los derechos y
las obligaciones procesales se dan entre los funcionarios del Estado y los ciudadanos; desde que se trata en el proceso de la función
de los oficiales públicos y desde que también a las partes se les toma en cuenta únicamente en el aspecto de su vinculación
y cooperación con la actividad judicial, esa relación pertenece con toda evidencia al derecho público y el proceso resulta, por lo tanto,
una relación jurídica pública.
8.18.4. El proceso como situación jurídica. Esta teoría fue esbozada por Goldsmith James, en 1.925, como
crítica a la teoría de la relación jurídica. Goldsmith señala que la naturaleza jurídica del proceso se encuentra dentro del
mismo proceso, a través de las cargas. En el desenvolvimiento, en la naturaleza misma de las conductas procesales, más que
deberes o derechos, lo que hay son cargas procesales, las cuales se definen como imperativos que cumple la parte procesal en su
propio provecho. El que cumple con un deber jurídico, lo está haciendo en beneficio de la parte contraria; esta situación escasamente
se da en el proceso. El proceso se desenvuelve a través de imposición de cargas procesales, de distribución de cargas procesales, de
liberación de cargas procesales, lo que hace presentar el proceso como una expectativa del cumplimiento de las cargas; es
decir, si el demandado no cumple con la carga de contestar la demanda, eso puede desfavorecerlo en la sentencia
definitiva. El demandado tiene la carga de comparecer y contestar a la demanda en su propio interés; el demandante tiene las cargas
de afirmar los hechos en la demanda, la de aportar pruebas, etc. Estas cargas son imperativos que deben cumplirse si se quiere obtener una
ventaja procesal o prevenir un perjuicio en su situación procesal. De acuerdo con Goldsmith, el proceso es una situación jurídica, es decir,
el estado de una persona desde el punto de vista de la sentencia judicial que se espera con arreglo a las normas jurídicas.

 Situación Jurídica: Es la agrupación de situaciones o normas para una determinada parte de los actores de una
relación jurídica. Pretende agrupar los deberes y derechos de las partes en la relación jurídica: matrimonio, sufragio, compra-
venta, etc. Conjunto de normas que establecen relaciones jurídicas válidas, como las relaciones entre cónyuges, comprador y vendedor,
elector y elegido. Conjunto de de derechos y deberes determinados o eventuales que el Derecho atribuye a una persona colocada en
ciertas condiciones, como por ejemplo, el caso de un deudor a quien se le atribuye el deber especifico de pagar al acreedor, así como
una serie de deberes y derechos frente al mismo acreedor y a las demás personas que tienen que respetar su situación de deudor. El
sujeto colocado como centro de una situación jurídica se convierte en el eje activo de una serie de derechos y
obligaciones, por ejemplo, la situación jurídica del padre de familia quien se convierte en vértice de un conjunto de
relaciones jurídicas por las cuales tiene derechos (obediencia) y obligaciones (educación y manutención). En la situación jurídica el
individuo se coloca no sólo como sujeto de una serie de deberes y obligaciones inmediatas, sino al propio tiempo como sujeto
eventual de relaciones jurídicas que se refieren a su particular situación, y que pueden producirse o no.

8.19. Función del proceso. A través del proceso se persigue hacer valer la garantía constitucional del debido
proceso, de garantizar que las partes, dentro de la igualdad procesal, puedan organizarse y tener un juicio justo. A través de
él se le dan garantías a las partes para que ejerzan su defensa, de acuerdo con la posición que tengan en el proceso (demandante o
demandado). Hay autores que dicen que tiene una función pública y otros una privada. Como función pública, regula el ejercicio de la
función jurisdiccional, a fin de obtener una sentencia que resuelva la controversia entre las partes y a través de él se preserva el orden
público, eliminando la autodefensa y asegurando la paz social. Como función privada, trata de satisfacer un derecho, una
pretensión. Cuenca opina que el proceso tiene primordialmente la función de satisfacer un interés público y accesoriamente
resolver el conflicto de intereses entre particulares.

TEMA 9: LA PRETENSIÓN PROCESAL.

9.0. Introducción. No se trata de averiguar cómo es el proceso (estructura); ni qué es (naturaleza); ni para qué sirve (función; sino de
averiguar la materia sobre la qué versan las conductas que intervienen en el proceso, esto es, de qué se trata en el proceso civil.

9.1. La pretensión como objeto del proceso. Desde que se llegó a la diferenciación entre la acción, la pretensión y la demanda, se
admite que el objeto del proceso es la pretensión procesal. De lo que se trata en el proceso es de la pretensión que hace valer el demandante
contra el demandado, porque el conjunto de conductas que intervienen organizadamente en el proceso, giran todas en torno a la pretensión:
a) La conducta principal del demandante: plantear y hacer valer la pretensión;
b) La conducta del demandado: oponerse a la pretensión o satisfacerla, el demandado puede resistirse a la pretensión o convenir;
convenir o contradecirla.
c) La conducta del juez: examinar la pretensión en su mérito, para acogerla o rechazarla.
Por lo tanto, la delimitación objetiva del proceso está dada por la pretensión, que es la materia de que se trata en el mismo y constituye
por ello su objeto. La satisfacción de las pretensiones es el objeto del proceso y, más propiamente, el objeto de lo que va a ser resuelto en la
sentencia. Los autores dicen que el proceso civil está montado para satisfacer pretensiones, pero no sólo el proceso civil sino todo tipo de proceso,
dentro del cual se relacionan los conceptos de acción, pretensión y demanda.

9.2. Concepto de pretensión. Acto por el cual un sujeto se afirma titular de un interés jurídico frente a otro y pide al juez que dicte
una resolución con autoridad de cosa juzgada que lo reconozca. La pretensión es un acto de satisfacción que persigue el demandante contra
el demandado; es una petición para que se satisfaga un interés, que tiene su origen en un derecho sustantivo o material. Por ejemplo, si se
plantea una demanda reivindicatoria (que se devuelva la posesión de un fundo que detenta un tercero que no es propietario), el fundamento de la
pretensión radica en los artículos del Código Civil que regulan el derecho de propiedad y su objeto es reivindicar la posesión en el propietario
legítimo.
9.2.0. Naturaleza. La naturaleza de la pretensión es el derecho mismo que se reclama; el derecho subjetivo tutelado.
9.2.1. La afirmación. En la pretensión hay una afirmación; la pretensión en sí misma desde el punto de vista de su
planteamiento en el proceso, es una afirmación. Cuando el demandante ejerce su derecho de acción acudiendo a la
jurisdicción, lo que está haciendo es afirmar ante el juez la existencia de unos hechos, en los cuales tiene su fundamento la pretensión. La
afirmación ha de consistir, esencialmente, en la participación del conocimiento de hechos o de derechos que se hace al juez para apoyar
la resolución solicitada. En el proceso, la afirmación de los hechos o estado de cosas es una carga importantísima, que pesa sobre
las partes, la cual es correlativa a la carga de la prueba de los mismos. Quien afirma un hecho tiene la carga de probarlo, y no puede
probarse un hecho que no haya sido afirmado por la parte.
9.2.2. La petición. En la pretensión hay una petición; el sujeto pide al juez una resolución con autoridad de
cosa juzgada que reconozca la consecuencia jurídica solicitada; el que pretende la tutela del derecho debe precisar lo que pide.
Junto con la afirmación de hecho contenida en la pretensión, ésta debe contener también la petición, que no es otra cosa que el
requerimiento dirigido al juez para que dicte una sentencia reconociendo la consecuencia jurídica que el sujeto atribuye, en conformidad
con la ley, a los hechos afirmados. Por lo tanto, la petición ha de ser conforme a derecho, es decir, que no esté prohibida por la ley,
sino amparada por ella.
9.2.3. Pretensión y objeto litigioso. Aunque la pretensión comprende los dos aspectos: uno de hecho (afirmación) y otro de
derecho (petición), lo determinante para individualizar el objeto litigioso es la petición y no la relación de hechos contenida en la
afirmación. Schwab define el objeto litigioso como la petición de la resolución judicial señalada en la solicitud. El objeto litigioso es
justamente la satisfacción de la pretensión, el objeto de lo que se persigue en el juicio. El objeto litigioso está integrado por factores
puramente procesales, es decir, el estado de cosas que el actor debe exponer y la solicitud que presenta.

Artículo 340. El libelo de la demanda deberá expresar:


4º El objeto de la pretensión, el cual deberá determinarse con precisión, indicando su situación y linderos, si fuere inmueble; las
marcas, colores o distintivos, si fuere semoviente; los signos, señales y particularidades que puedan determinar su identidad, si fuere
mueble; y los datos, títulos y explicaciones necesarios si se tratare de derechos u objetos incorporales.

9.2.4. Acción y pretensión. La acción es el derecho que tiene el demandante para hacer valer su pretensión; poder jurídico
concedido a todo ciudadano, de solicitar del juez la composición de la litis mediante la actuación de la pretensión que hace valer el
demandante contra el demandado.
9.2.5. Pretensión y demanda. La demanda es el acto procesal por excelencia del actor o demandante, introductivo de la
instancia y que, a la vez, contiene la acción y la pretensión. En la demanda se ejercita y se hace valer la pretensión; en ella se interpone
la pretensión. Es el acto de parte que, en el procedimiento ordinario es necesariamente escrito; en otros procedimientos
especiales puede ser verbal.

Artículo 339. El procedimiento ordinario comenzará por demanda, que se propondrá por escrito en
cualquier día y hora ante el Secretario del Tribunal o ante el Juez.

9.3. Elementos de la pretensión. Toda pretensión procesal se compone de tres elementos principales: los sujetos, el objeto y el
título.
a) Los sujetos:
(1) Sujeto activo: la persona que pretende, que se afirma titular de un interés jurídico (demandante).
(2) Sujeto pasivo: la persona contra o de quien se pretende algo (demandado). En el proceso, estos sujetos son
llamados partes; el juez no es parte en la causa.

Artículo 340. El libelo de la demanda deberá expresar:


2º El nombre, apellido y domicilio del demandante y del demandado y el carácter que tiene.
3º Si el demandante o el demandado fuere una persona jurídica, la demanda deberá contener la
denominación o razón social y los datos relativos a su creación o registro.
4º El nombre y apellido del mandatario y la consignación del poder.

b) El objeto: es el interés jurídico que se hace valer en la pretensión; es lo que se pide o lo que se persigue que haga el
demandado. Es el contenido de la pretensión.

Artículo 340. El libelo de la demanda deberá expresar:


El objeto de la pretensión, el cual deberá determinarse con precisión, indicando su situación y linderos,
si fuere inmueble; las marcas, colores o distintivos, si fuere semoviente; los signos, señales y
particularidades que puedan determinar su identidad, si fuere mueble; y los datos, títulos y explicaciones necesarios si se
tratare de derechos u objetos incorporales.

c) El título (causa petendi): es la razón, fundamento o motivo de la pretensión aducida en juicio; el título nos dice
por qué se pide. La causa consistirá siempre en un hecho o acto jurídico del cual se derivan consecuencias a favor del sujeto
activo de la pretensión y a cargo del sujeto pasivo de la misma, como el contrato, la gestión de negocios, el hecho ilícito, etc.

Artículo 340. El libelo de la demanda deberá expresar:


La relación de los hechos y los fundamentos de derecho en que se base la pretensión, con las pertinentes
conclusiones.
6º Los instrumentos en que se fundamente la pretensión, esto es, aquellos de los cuales se derive
inmediatamente el derecho deducido, los cuales deberán producirse con el libelo.

9.3.0. Identificación de las pretensiones. La identificación de la pretensión es necesaria en el proceso, porque la relación de
identidad (litispendencia), de continencia o de conexión que pueda existir entre varias pretensiones propuestas
simultáneamente en un mismo tribunal o tribunales distintos, puede dar origen a la acumulación de los procesos, o a un
desplazamiento de la competencia de uno de los jueces a favor del otro, para que todas sean resueltas en un proceso simultáneo que
evite el riesgo de sentencias contrarias o contradictorias en un mismo asunto o en asuntos entre sí conexos.

9.4. Requisitos de la pretensión.


a) Debe estar afirmada en la demanda.
b) Debe ser interpuesta por una persona capaz.
c) Debe ser formulada ante el juez de la causa.
d) La legitimación ad causa, lo que el Código denomina cualidad; es decir, el sujeto que aparece planteando la
pretensión debe coincidir con el titular del derecho subjetivo de la relación jurídica de fondo y que la persona que aparece
como sujeto pasivo (demandado) debe coincidir con el obligado en la relación jurídica de fondo
e) La coincidencia de un supuesto de la vida real con un supuesto fáctico establecido en la norma.
f) Que esté presente el interés procesal.

9.5. Clasificación de las pretensiones.


A) Atendiendo al tipo de resolución que se pide al juez: de condena, de mera declaración y constitutivas.
Pretensiones de condena: aquélla en que se pide al juez la condena del demandado, a una prestación positiva o
negativa (omisión). En toda pretensión de condena se pide al tribunal la declaración oficial sobre la existencia del derecho
reclamado y de la obligación insatisfecha, y también la condena del deudor a la prestación debida.
Pretensión de mera declaración o declarativa: aquélla en la cual no se pide al juez una resolución de condena a
una prestación, sino la mera declaración de la existencia o inexistencia de una relación jurídica. No se trata del incumplimiento de
una obligación o transgresión del derecho, sino de la declaración de una relación jurídica que existe con anterioridad a la sentencia, pero
que se encuentra en estado de incertidumbre.

Artículo 16. Para proponer la demanda el actor debe tener interés jurídico actual. Además de los casos
previstos en la Ley, el interés puede estar limitado a la mera declaración de la existencia o inexistencia de un derecho o de
una relación jurídica. No es admisible la demanda de mera declaración cuando el demandante puede obtener la
satisfacción completa de su interés mediante una acción diferente.

Pretensión constitutiva: aquélla en que se pide al juez una resolución mediante la cual se crea, se modifica o se
extingue una relación jurídica, por ejemplo, nulidad del matrimonio, divorcio, interdicción, etc.
(pretensiones constitutivas necesarias). Se trata de pretensiones constitutivas no necesarias cuando los sujetos interesados
pueden lograr la modificación de mutuo acuerdo, por ejemplo, resolución de contratos por mutuo disenso.

B) Atendiendo al derecho que se hace valer en la pretensión: real o personal, mobiliaria o inmobiliaria.
Real: se hace valer un derecho real (propiedad, usufructo, habitación, servidumbre, etc.).
Personal: se hace valer un derecho personal (cumplimiento de una prestación por parte del obligado).
Mobiliaria: si versa sobre un objeto mueble.
Inmobiliaria: si versa sobre un objeto inmueble.

C) Atendiendo al derecho material que sirve de objeto a la pretensión: en esta clasificación está incluida la
clasificación anterior, real, personal o personalísima; de cognición y ejecutivas; prescriptibles y no prescriptibles; mobiliarias
e inmobiliarias; civiles, penales, laborales, y contencioso administrativo.

9.6. La resistencia a la pretensión. Llamada también “contradicción a la pretensión” es la negativa del sujeto pasivo de la
misma a subordinar su propio interés al del actor afirmado en la pretensión. La diferencia entre la pretensión y la
resistencia está, según Carnelutti, en que mientras quien pretende opera como si tuviese un derecho, quien resiste o contradice la
pretensión se atiene a su libertad. La resistencia a la pretensión debe expresar las razones, defensas o excepciones perentorias que el
demandado creyere conveniente alegar. La excepción o defensa del demandado (resistencia u oposición a la pretensión) no es una nueva
pretensión, ni integra el objeto litigioso.

Artículo 361. En la contestación de la demanda el demandado deberá expresar con claridad si la contradice en todo o en parte, o si conviene
en ella absolutamente o con alguna limitación, y las razones, defensas o excepciones perentorias que creyere conveniente alegar.
Junto con las defensas invocadas por el demandado en la contestación podrá éste hacer valer la falta de cualidad o la falta de interés en el
actor o en el demandado para intentar o sostener el juicio, y las cuestiones a que se refieren los ordinales 9°, 10 y 11 del artículo 346,
cuando estas últimas no las hubiese propuesto como cuestiones previas.
Si el demandado quisiere proponer la reconvención o mutua petición o llamar a un tercero a la causa, deberá hacerlo en la misma
contestación.

 Conexión genérica: cuando uno o dos elementos de la pretensión coinciden; esto origina la llamada acumulación.

Artículo 52. Se entenderá también que existe conexión entre varias causas a los efectos de la primera parte del artículo precedente:
1º Cuando haya identidad de personas y objeto, aunque el título sea diferente.
2º Cuando haya identidad de personas y título, aunque el objeto sea distinto.
3º Cuando haya identidad de título y de objeto, aunque las personas sean diferentes.
4º Cuando las demandas provengan del mismo título, aunque sean diferentes las personas y el objeto.

Artículo 81. No procede la acumulación de autos o procesos:


1º Cuando no estuvieren en una misma instancia los procesos.
2º Cuando se trate de procesos que cursen en tribunales civiles o mercantiles ordinarios a otros procesos que cursen en tribunales
especiales.
3º Cuando se trate de asuntos que tengan procedimientos incompatibles.
4º Cuando en uno de los procesos que deban acumularse estuviere vencido el lapso de promoción de pruebas.
5º Cuando no estuvieren citadas las partes para la contestación de la demanda en ambos procesos.

 Conexión específica: cuando haya identidad entre personas o entre causas; de igual modo cuando haya identidad de objeto o de causa.

Artículo 48. En materia de fiadores o garantía y en cualquier demanda accesoria, conocerá el Tribunal donde esté pendiente la causa
principal.

Artículo 49. La demanda contra varias personas a quienes por domicilio o residencia debería demandarse ante distintas autoridades
judiciales, podrá proponerse ante la del domicilio o residencia de cualquiera de ellas, si hubiere conexión por el objeto de la demanda o
por el título o hecho de que dependa, salvo disposiciones especiales.

 Continencia: cuando una controversia tenga conexión con otra pendiente ante otra autoridad judicial.
Artículo 51. Cuando una controversia tenga conexión con una causa ya pendiente ante otra autoridad judicial, la decisión competerá a la
que haya prevenido.
La citación determinará la prevención.
En el caso de continencia de causas, conocerá de ambas controversias el Juez ante el cual estuviere pendiente la causa continente, a la cual
se acumulará la causa contenida.

 Reconvención: es una acción autónoma, mediante la cual las partes llegan a tener doble condición de demandante y demandado a un mismo tiempo.
Se considera una contrademanda.

Artículo 50. Cuando por virtud de las solas pretensiones del demandado, como en los casos de oponer compensación o de intentar
reconvención, el Tribunal haya de decidir sobre una cosa que por su valor corresponda al conocimiento de un Tribunal Superior, será éste
el competente para conocer de todo el asunto, aunque el Tribunal ante quien se le haya propuesto lo fuese para conocer de la demanda
sola.

 Litispendencia: si los tres elementos coinciden en la misma pretensión planteada en un mismo o distinto tribunal. Los efectos de ésta es la extinción
del proceso posterior.

Artículo 61.Cuando una misma causa se haya promovido ante dos autoridades judiciales igualmente competentes, el Tribunal que haya
citado posteriormente, a solicitud de parte y aún de oficio, en cualquier estado y grado de la causa, declarará la litispendencia y ordenará
el archivo del expediente, quedando extinguida la causa.
Si las causas idénticas han sido promovidas ante el mismo Tribunal, la declaratoria de litispendencia pronunciada por éste, producirá la
extinción de la causa en la cual no se haya citado al demandado o haya sido citado con posteridad.
TEMA 10: ACUMULACIÓN DE PRETENSIONES.

10.0. Introducción. Lo usual es que el objeto del proceso contenga una pretensión, pero también puede haber pluralidad de pretensiones en el proceso;
entonces, tenemos un proceso con objetos múltiples. Esas pretensiones pueden haber sido actuadas por separado inicialmente, pero al ser conexas, se
impone realizar la acumulación de pretensiones, es decir, la unión de varias pretensiones conexas para que sean actuadas y satisfechas en un solo
proceso y resueltas con una sola sentencia.

10.1. La acumulación en general. Acto o serie de actos en virtud de los cuales se reúnen en un mismo proceso dos o más pretensiones conexas, con
el fin de que sean examinadas y decididas dentro de aquel único proceso. Acumular es reunir en un solo proceso diversas pretensiones para que sean
substanciadas y decididas en uno solo.
a) Por su naturaleza, es un acto procesal: puede ser de parte (esta misma realiza la acumulación), o del juez (la decreta en los casos permitidos por
la ley).
b) Opera mediante la unión de varias pretensiones en un solo proceso: ésta es su nota característica, porque produce la consecuencia del proceso
con pluralidad de objetos o de pretensiones.
c) Las pretensiones acumuladas deben ser conexas: por la comunidad de uno o varios de los elementos que las integran (objeto, sujeto y título)
tengan una relación de conexidad entre sí.
d) Tiene doble fundamento: (1) Armonía procesal: se trata de evitar el peligro de que se dicten sentencias contrarias o contradictorias si se deciden
en procesos separados las diversas pretensiones; (2) Economía procesal: se trata de realizar un proceso con el mínimo de esfuerzo personal, con el
mínimo de esfuerzo de las partes, con el mínimo de esfuerzo del tribunal y con el mínimo costo económico.
e) Las pretensiones acumuladas han de seguirse en un solo proceso y decidirse con una misma sentencia: se unifica el tratamiento procesal de
todas y se comprenden al final en el mismo fallo.
La acumulación de pretensiones tiene como efecto el desplazamiento de la competencia original. Por ejemplo, si un tribunal ha sido competente en
razón de la materia y la cuantía y hay otro que es igualmente competente, pero que ha citado primero en una pretensión conexa, el efecto sería imponer
que se acumulen esas pretensiones y que la decida el juez que haya citado primero.

10.2. Clases de acumulación.


a) Atendiendo al tiempo en que se realiza: inicial y sucesiva.
Inicial: se realiza desde el comienzo o inicio del proceso; el actor reúne en el libelo varias pretensiones contra el mismo demandado. Ésta se vence
en el mismo momento de presentar la demanda, es decir, se realiza en el libelo.

Artículo 77. El demandante podrá acumular en el libelo cuantas pretensiones le competan contra el demandado, aunque deriven de
diferentes títulos.

Sucesiva: se produce después de haberse iniciado el proceso. Se le conoce con el nombre de acumulación de autos
o procesos.

Artículo 79. En los casos de los artículos 48 y 51, habiendo quedado firme la declaratoria de accesoriedad, de conexión, o de continencia,
las causas se acumularán y se seguirán en un solo proceso ante el Juez declarado competente, y se suspenderá el curso de la causa que
estuviere más adelantada hasta que la otra se halle en el mismo estado, terminándolas con una misma sentencia.

Artículo 80. Si un mismo tribunal conociere de ambas causas, la acumulación podrá acordarse a solicitud de parte, con examen de ambos
autos, en el plazo de cinco días a contar de la solicitud. La decisión que se dicte será impugnable mediante la solicitud de la regulación de
la competencia.

En la acumulación sucesiva pueden distinguirse a su vez dos clases:


a. La acumulación sucesiva por reunión de procesos: corresponde a la típica acumulación de autos ya mencionada. El demandante presenta
su demanda primitiva y luego la reforma incluyendo unas pretensiones no planteadas originalmente.
b. La acumulación sucesiva por inserción: iniciado y pendiente un proceso, el actor modifica su demanda antes del acto de la contestación
para agregar otra pretensión, o el demandado hace valer, junto con la contestación, una nueva pretensión contra el actor (reconvención).

Artículo 343. El demandante podrá reformar la demanda, por una sola vez, antes que el demandado haya dado la contestación a la demanda,
pero en este caso se concederán al demandado otros veinte días para la contestación, sin necesidad de nueva citación.

Artículo 361 (in fine). Si el demandado quisiere proponer la reconvención o mutua petición o llamar a un tercero a la causa, deberá hacerlo
en la misma contestación.

b) Atendiendo a la forma en que se realiza la acumulación: simple y eventual o subsidiaria.


Simple: el actor plantea varias pretensiones contra el demandado para que el juez las examine y actúe simultáneamente. Es la forma más común de
acumulación y por el tiempo en que se realiza es siempre inicial. Por ejemplo, “A” ha celebrado con “B” un contrato de compraventa y otro de depósito.
Se trata de una demanda con dos pretensiones: la primera tiene como objeto el pago del precio y como causa el contrato de compraventa; la segunda
tiene como objeto la entrega de la cosa depositada y como causa un contrato de depósito. Los sujetos son los mismos, pero son diferentes los objetos y
las causas. Estas son pretensiones perfectamente acumulables en un proceso y el juez debe actuarlas y debe pronunciarse de resultar fundadas, es decir,
si están probados los fundamentos de hecho y de derecho de cada una de ellas. Ésta es una acumulación simple porque el juez tiene que actuarlas
simultáneamente, de acuerdo con el principio de congruencia procesal.
Eventual o subsidiaria: el actor hace valer en primer término una sola pretensión, pero subsidiariamente para el caso de que sea acogida o desechada,
se formula otra pretensión. En otras palabras, se demanda para hacer valer una pretensión, pero si no procede, se busca probar la existencia de otra
pretensión para que subsidiariamente sea otorgada.
c) Atendiendo a los sujetos que tiene la iniciativa de realizarla: facultativa e imperativa.
Facultativa: se realiza por voluntad o iniciativa de las partes. La acumulación inicial es siempre facultativa; la acumulación
sucesiva sólo puede ser acordada a solicitud de parte en ciertos casos.

Artículo 79. En los casos de los artículos 48 y 51, habiendo quedado firme la declaratoria de accesoriedad, de conexión, o de continencia,
las causas se acumularán y se seguirán en un solo proceso ante el Juez declarado competente, y se suspenderá el curso de la causa que
estuviere más adelantada hasta que la otra se halle en el mismo estado, terminándolas con una misma sentencia.

Artículo 80. Si un mismo tribunal conociere de ambas causas, la acumulación podrá acordarse a solicitud de parte, con examen de ambos
autos, en el plazo de cinco días a contar de la solicitud. La decisión que se dicte será impugnable mediante la solicitud de la regulación de
la competencia.

Imperativa: no depende de la petición de parte, sino que el juez debe acordarla de oficio, en los casos expresamente establecidos
por la ley; la abre el juez. Por ejemplo, el caso de quiebra; juicios universales: quiebra, sucesión de bienes, etc. Este tipo de acumulación es siempre
de autos o sucesiva (Artículos 937 a 942 del Código de Comercio y 792 del Código de Procedimiento Civil.

10.3. La acumulación de pretensiones. La acumulación inicial de pretensiones se produce cuando uno o varios actores reúnen en una misma demanda
diversas pretensiones conexas, contra uno o varios demandados, para que se sigan en un mismo proceso y las abrace una misma sentencia.
a) El actor puede plantear diversas pretensiones contra el mismo demandado, con la condición de que exista conexidad subjetiva entre las pretensiones.
Artículo 77. El demandante podrá acumular en el libelo cuantas pretensiones le competan contra el demandado, aunque deriven de
diferentes títulos.

Artículo 78. No podrán acumularse en el mismo libelo pretensiones que se excluyan mutuamente o que sean contrarias entre sí; ni las que
por razón de la materia no correspondan al conocimiento del mismo Tribunal; ni aquellas cuyos procedimientos sean incompatibles entre
sí.
Sin embargo, podrán acumularse en un mismo libelo dos o más pretensiones incompatibles para que sean resueltas una como subsidiaria
de otra siempre que sus respectivos procedimientos no sean incompatibles entre sí.

b) Aunque no haya identidad de partes, varios actores pueden plantear contra uno o varios demandados, diversas pretensiones en el mismo proceso,
siempre que haya entre ellas conexidad por el título; por ejemplo, cuando varias personas demandan en un mismo proceso, la parte que tengan en un
crédito.

Artículo 34. Cuando varias personas demanden de una o más, en un mismo juicio, el pago de la parte que las demandantes tengan en un
mismo crédito, el valor de la causa se determinará por la suma total de las partes reclamadas.

c) Es característica de la acumulación de pretensiones la unidad del procedimiento, pues aunque las pretensiones conservan su individualidad y pueden
correr suertes distintas, no se origina sino una sola relación procesal y no hay por tanto diversos juicios paralelos.
d) Todas las pretensiones acumuladas en la misma demanda han de ser decididas en una sola sentencia.
10.3.0. La inepta acumulación de pretensiones. La ley prohíbe la acumulación de pretensiones en tres casos: (Esto es materia de examen).
1º) Cuando se excluyan mutuamente o sean contrarias entre sí. Dos pretensiones se excluyen mutuamente cuando los efectos
jurídicos que tienden a producir no pueden subsistir simultáneamente, sino que se oponen entre sí. Por ejemplo, se demanda para pedir el
cumplimiento del contrato o su resolución; no se pueden pedir ambas cosas. Se demanda primero por la resolución del contrato de
arrendamiento y luego se demanda por el pago de las cuotas insolutas.
2º) Cuando por razón de la materia, son de conocimiento de tribunales distintos. Por ejemplo, no se puede acumular una
pretensión cuyo fundamento sea civil con una pretensión cuyo fundamento sea laboral. Si se acumulan, se declara la demanda inadmisible.
3º) Cuando tengan procedimientos legales incompatibles. La unidad de procedimiento es una característica de la acumulación; no se puede
acumular una pretensión que originalmente deba tramitarse por un procedimiento especial, a una pretensión cuyo procedimiento sea el ordinario.
Por ejemplo, una pretensión de reivindicación de un inmueble (procedimiento ordinario) no puede acumularse con otra de ejecución de hipoteca
(procedimiento especial).

Artículo 78. No podrán acumularse en el mismo libelo pretensiones que se excluyan mutuamente o que sean contrarias entre sí; ni las que
por razón de la materia no correspondan al conocimiento del mismo Tribunal; ni aquellas cuyos procedimientos sean incompatibles entre
sí. Sin embargo, podrán acumularse en un mismo libelo dos o más pretensiones incompatibles para que sean resueltas una como subsidiaria
de otra siempre que sus respectivos procedimientos no sean incompatibles entre sí.

La acumulación realizada en contravención a esta prohibición es lo que se denomina inepta acumulación, y constituye un defecto de forma
de la demanda que se hace valer mediante la alegación de la cuestión previa prevista en el Código de Procedimiento Civil.
10.4. La acumulación de autos. Acumulación sucesiva de pretensiones que se produce cuando se reúnen dos o más procesos en curso con el objeto
de que constituyan un solo juicio y sean terminados por una sola sentencia.
a) Es una acumulación sucesiva de pretensiones porque al reunirse los procesos que se venían tramitando separadamente, quedan acumuladas las
pretensiones que formaban su objeto en un solo juicio.
b) Los diversos procesos acumulados forman ahora un solo juicio, con pluralidad de objetos, unificados en una sola relación procesal.
c) Los autos o procesos acumulados son decididos en una sola sentencia.

10.4.0. Clases de acumulación de autos.


10.4.0.0. Imperativa. Es aquélla que está obligado a decretar el juez, aunque no se lo pidan las partes, en los casos de abrirse juicio de
quiebra, de cesión de bienes, de liquidación de herencia y en cualquier otro en que la ley lo ordene expresamente. A estos juicios universales deben
acumularse los particulares que cursan en el mismo tribunal o en otro, siempre que sean de carácter patrimonial. No deben acumularse aquéllos que
versan sobre el estado y capacidad de las personas, la nulidad del matrimonio, el divorcio y la separación de cuerpos, los cuales continuarán su curso
legal ante el tribunal competente.
10.4.0.1. Facultativa. La acumulación sólo puede decretarse a solicitud de parte, y el juez queda en libertad de acordarla o no según la
facultad de apreciación que le concede la ley.
10.4.2. Improcedencia de la acumulación de autos.

Artículo 81. No procede la acumulación de autos o procesos:


1º. Cuando no estuvieren en una misma instancia los procesos.
2º. Cuando se trate de procesos que cursen en tribunales civiles o mercantiles ordinarios a otros procesos que cursen en tribunales
especiales.
3º. Cuando se trate de asuntos que tengan procedimientos incompatibles.
4º. Cuando en uno de los procesos que deban acumularse estuviere vencido el lapso de promoción de pruebas.
5º. Cuando no estuvieren citadas las partes para la contestación de la demanda en ambos procesos.

1º. Significa que el proceso civil, juicio generalmente ordinario, tiene una primera y una segunda instancia (donde se ejerce el recurso de apelación).
Para que exista acumulación tienen que estar los dos procesos en una misma instancia.
2º. Aquí priva el criterio de competencia en razón de la materia.
3º. Se refiere a juicios con procedimientos ordinarios y juicios con procedimientos especiales. Pero aquí se puede hacer una salvedad; nosotros tenemos
el procedimiento ordinario y el breve, ambos se aplican a cualquier materia pero dependiendo de la cuantía. Las diferencias que existen entre el
procedimiento ordinario y el breve tienen que ver con las oportunidades procesales y con la extensión de los lapsos. El procedimiento breve es igual al
civil, pero con un acortamiento en los lapsos, con un trámite distinto para resolver las cuestiones previas, donde se aplica el principio de economía
procesal, pero las materias que pueden conocerse son las mismas. Existe jurisprudencia de la extinta Corte Suprema de Justicia, que dice que puede
acumularse al juicio ordinario un asunto que está tramitándose por un juicio breve, porque las garantías procesales que da el juicio ordinario son
mayores que este último.
4º. y 5º. En estos casos estamos frente al procedimiento especial de acumulación en los llamados juicios universales de quiebra, de liquidación de
herencia. En estos juicios un solo juez va a conocer de todas las causas.

TEMA 11: EL ÓRGANO JURISDICCIONAL.

11.0. La organización judicial. El Estado ejerce la función jurisdiccional a través de ciertos entes, cuyas atribuciones están establecidas en la
Constitución y las leyes. Los entes que obran en nombre del Estado para administrar la justicia son los órganos jurisdiccionales.

11.1. Definición. Del órgano jurisdiccional se puede hablar en dos sentidos: objetivo y subjetivo.
a) Sentido objetivo: el órgano es la esfera de poderes y deberes objetivamente preestablecida por la ley para el ejercicio de la función jurisdiccional.
Son así órganos jurisdiccionales el Tribunal Supremo de Justicia y los demás tribunales que determina la Ley.
b) Sentido subjetivo: el órgano es la persona física que obra en nombre del tribunal para el ejercicio de la función jurisdiccional. En este sentido, los
jueces son los órganos jurisdiccionales por excelencia.

Artículo 1. La Jurisdicción civil, salvo disposiciones especiales de la Ley, se ejerce por los Jueces ordinarios de conformidad con las
disposiciones de este Código. Los Jueces tienen la obligación de administrar justicia tanto a los venezolanos como a los extranjeros, en la
medida en que las leyes determinen su competencia para conocer del respectivo asunto.

11.2. Clases de órganos. En el derecho venezolano se pueden distinguir varias clases de órganos jurisdiccionales, objetivos y subjetivos, es decir,
varias clases de tribunales y jueces.
a) Atendiendo a su número: el tribunal puede ser único, de un cierto tipo existente (Tribunal Supremo de Justicia), o bien uno de los diversos órganos
del mismo tipo (el Tribunal 1º de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Distrito Capital y Estado
Miranda). Correlativamente, los jueces del T.S.J. son únicos y son múltiples en el caso de los jueces civiles, mercantiles y del tránsito de Primera
Instancia.
b) Atendiendo a la duración del órgano: los tribunales son permanentes o temporales.
Permanentes: aquellos tribunales que forman parte constante del ordenamiento judicial creado por la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Temporales: no tienen carácter estable sino ocasional. Son los Tribunales Accidentales, que cesan cuando se han decidido las causas o incidencias
para cuyo conocimiento fueron constituidos.
Correlativamente, los jueces que encarnan esos tribunales son permanentes en el primer caso y accidentales en el segundo.

c) Atendiendo a la estructura interna del tribunal: unipersonales y colegiados.


Unipersonales: integrados o encarnados por un solo juez.
Colegiados: integrados por varios jueces.
Correlativamente, los jueces que encarnan aquellos tribunales son jueces singulares o plurales, según los casos.
d) Atendiendo al grado de jurisdicción que ejerzan: los tribunales son superiores o de alzada e inferiores o de primer grado, según que conozcan
en primera instancia los asuntos que le son atribuidos o en apelación. Esta distinción es relativa, porque en virtud de la competencia funcional, un
mismo tribunal puede tener ambas funciones. Por ejemplo, el Tribunal 1º de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Distrito Capital y Estado Miranda, que es un tribunal inferior o de primer grado respecto del Juzgado Superior 1º en lo Civil, Mercantil y
del Tránsito en la misma circunscripción, es a la vez tribunal de alzada o de segundo grado de jurisdicción respecto del Juzgado 1º de Distrito del
Distrito Capital del Circuito Nº 1 de la Circunscripción Judicial del Distrito Capital. Y este Juzgado, que es inferior o de primer grado respecto del
Tribunal 1º de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito, es a su vez tribunal de alzada o de segundo grado respecto del Juzgado 1º de
Parroquia del Distrito Capital del Circuito Judicial Nº 1 de la mencionada Circunscripción, que conoce en primera instancia o primer grado de las
causas que le están atribuidas. Correlativamente, se tienen jueces de primer grado y jueces de alzada o de apelación; según que encarnen un tribunal de
primero o de segundo grado.

e) Atendiendo a la medida del poder que ejercen: los tribunales se distinguen en ordinarios y especiales.
Ordinarios: aquéllos a los que está atribuida la jurisdicción en forma general y pueden potencialmente conocer de todas las
causas. Por ejemplo, el Tribunal de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito. El tribunal ordinario es el tribunal de la
unidad de la jurisdicción.
Especiales: aquéllos cuya jurisdicción está limitada al conocimiento de cierto tipo de controversias, y por tanto su jurisdicción
coincide con su competencia. Por ejemplo, los Tribunales de la LOPNA, hacienda, impuesto sobre la renta, etc.. El tribunal
especial rompe la unidad de la jurisdicción y la fracciona en tantas partes cuantas son las materias atribuidas especialmente a
diversos órganos.
f) Atendiendo al cometido o facultad reservada al juez dentro del tribunal: se distinguen los jueces de sustanciación y los jueces
comisionados.
De sustanciación: pueden ser creados por el Consejo de la Judicatura, temporal o permanentemente, en los Tribunales, para
sustanciar el proceso.
Comisionados: reciben de un juez superior en grado o de uno de igual categoría (comitente), el cometido o encargo (comisión)
de practicar cualquier diligencia de sustanciación o de ejecución.
1.3. Concepto de juez y caracteres. El juez es el funcionario público investido de autoridad para ejercer la función jurisdiccional atribuida por la
Constitución y las leyes a los tribunales de la República.
a) El juez es un funcionario público; sus facultades y deberes le vienen dadas en virtud de la relación de derecho público entre el funcionario y el Estado
que provee el cargo, de la cual nacen obligaciones del juez frente al Estado y frente a los ciudadanos. Las consecuencias más importantes de esta
relación de derecho público son:
a.1) La infracción de las obligaciones (denegación de justicia, faltas y delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones) originan una responsabilidad
de índole pública criminal o civil exigible por el Estado y por los particulares.

Artículo 255 (in fine) de la C.R.B.V. Los jueces o juezas son personalmente responsables, en los términos que determine la ley, por error,
retardo u omisiones injustificados, por la inobservancia sustancial de las normas procesales, por denegación, parcialidad y por los delitos
de cohecho y prevaricación en que incurran en el desempeño de sus funciones.

Artículo 18. Los funcionarios judiciales son responsables conforme a la ley de las faltas y delitos que cometan en el ejercicio de sus
funciones.
11.8. Los poderes del juez. Los diversos poderes que ejercita el juez en el proceso constituyen la individualización o especificación de aquella función
y son en cierto modo poderes-deberes, porque siendo la jurisdicción una función pública que se ejercita en interés de la colectividad, el Estado no sólo
puede ejercitarla, sino que debe ejercitarla. Estos poderes se distinguen en poderes jurisdiccionales propiamente dichos y poderes procesales.
11.8.0. Poderes jurisdiccionales.
a) El principal y más importante poder del juez es el de decisión de la controversia. La decisión satisface el derecho de acción y
acoge o niega la pretensión que se hace valer en la demanda. Esta decisión se refiere al fondo de la causa (mérito de la causa). El poder de decisión
del juez no es libre o discrecional, sino vinculado. Al momento de dictar su sentencia, el juez se encuentra frente a dos cuestiones fundamentales: la
quaestio iuris y la quaestio facti.
11.8.0.1. La quaestio iuris. Se refiere al derecho aplicable. La primera vinculación que tiene el juez en su poder de
decisión, se refiere al derecho; al decidir la causa, el juez debe ajustarse a las disposiciones de derecho. La obligación del juez de
fundar su decisión en el derecho se refiere a las fuentes formales de derecho, no a la jurisprudencia.

Artículo 12. Los jueces tendrán por parte de sus actos la verdad, que procurarán conocer en los límites de su
oficio. En sus decisiones el Juez debe atenerse a las normas del derecho a menos que la Ley lo faculte para
decidir con arreglo a la equidad.

11.8.0.2. La quaestio facti. Se refiere a la certeza de los hechos. Para dictar su fallo, el juez tiene que conocer la certeza de
los hechos, porque las consecuencias jurídicas previstas en las normas generales y abstractas, están ligadas a la realización de
ciertos hechos. Para el conocimiento de los hechos, el poder del juez se encuentra limitado de la siguiente manera:
1º) Debe atenerse a los hechos que han alegado una y otra parte como jurídicamente relevantes. El juez no puede tomar en
cuenta sino los hechos y las diversas pretensiones que las partes hacen valer; le está prohibido suplir excepciones o argumentos de hecho,
resolver cuestiones que no le han sido expresamente sometidas a su consideración y estudio, o alterar el verdadero sentido del problema planteado,
ni plantearlo de modo diferente a como lo han hecho los litigantes. Debe así darse una exacta correspondencia entre lo solicitado en la demanda y lo
resuelto por el juez en la sentencia.
2º) Debe servirse de las pruebas aportadas por las partes. El juez sólo puede utilizar aquellas pruebas aportadas por las partes y
evacuadas en el proceso. No puede elegir caprichosamente las pruebas, debe analizar y juzgar cuantas pruebas se hayan producido, aún
aquéllas que, a su juicio, no sean idóneas ni aptas ni convincentes. En caso de considerar estéril alguna prueba, no puede ser ignorada por el juez,
sino que éste debe expresar el motivo de su determinación.
3º) Las alegaciones y pruebas de los hechos deben aparecer y constar en los autos. El poder de decisión del juez sobre los hechos
está vinculado a lo que consta de autos, es decir, a lo alegado y probado en las actas escritas o expediente de la causa; no puede sacar
elementos de convicción fuera de éstos. Ésta es una manifestación del principio de escritura, que se adopta en la estructura del proceso civil
venezolano.

11.8.2. Poderes procesales.


a) El juez tiene el poder de dirección y gobierno del proceso, desde que éste se inicia hasta su conclusión final, dado el interés
eminentemente público en la justa y solícita aplicación de la ley al caso concreto. Éste es el principio de que la dirección del proceso está
confiada al juez y éste puede adoptar todas las medidas necesarias para evitar que el proceso se paralice y obtener así la mayor celeridad y
economía en su desarrollo.

b) Otra facultad procesal conferida al juez durante la marcha del proceso es la de sustanciación o instrucción, que consiste en tramitar el juicio
desde la demanda, oír alternativamente a ambas partes, recibir sus alegaciones de hecho y de derecho, admitir y evacuar las pruebas
promovidas o rechazar las que considere ilegales o impertinentes y, en general, poner el juicio en estado de dictar sentencia.
c) La facultad de llamar a las partes a conciliación es uno de los poderes dejado por la ley al arbitrio del juez de la primera instancia,
en cualquier estado del juicio. Esta facultad sólo la puede ejercer el juez en aquellas materias en las cuales no estén prohibidas las
transacciones; sin embargo, en ningún caso, la falta de llamada a la conciliación es causa de paralización del proceso, ni de nulidad o
reposición de la causa.
d) Antes de dictar el fallo, el juez tiene la facultad de dictar auto para mejor proveer, por lo cual el juez puede acordar la
comparecencia de cualquiera de las partes para interrogarle sobre algún punto de hecho importante que aparezca dudoso; la
presentación de algún documento que se juzgue necesario; practicar la inspección judicial en alguna localidad; practicar alguna experticia
sobre los puntos que determine el tribunal o se amplíe o se aclare lo que exista en autos.
1. Además de la facultad que tiene el juez en la materia probatoria para mejor proveer, existen en el proceso venezolano otros
poderes concretos del juez que le permiten intervenir, bien sea en la iniciativa de la prueba, o bien en su ejecución, tales como: Deferir el
juramento de oficio, al demandante, en los juicios sobre obligaciones civiles, procedentes de hecho ilícito, culpa o dolo, Modificar la
fórmula del juramento cuando la parte a quien se defiere la objetare, Promover de oficio la prueba de experticia, La de inspección
judicial, Hacer al testigo las preguntas que crea convenientes para ilustrar su propio juicio.
11.8.3. Otros poderes del juez. Otro poder o facultad muy importante que tiene el juez en el proceso, es el de la apreciación de los hechos y de las
pruebas aportadas al proceso por las partes. Los jueces de instancia son libres y soberanos en la apreciación de los hechos y de las pruebas, a tal punto,
que la censura que la Casación ejerce sobre las decisiones de las instancias, no se extiende al establecimiento y apreciación de los hechos por los jueces
sentenciadores, salvo que se alegue infracción de regla legal expresa para valorar el mérito de la prueba. También se incluye entre los poderes del juez
al momento del pronunciamiento del fallo, la facultad que la ley deja a la prudencia del juez, de establecer o admitir las presunciones hominis, que son
aquéllas que no están establecidas por la ley, pero que el juez puede admitir cuando sean graves, precisas y concordantes, y sólo en los casos
en que la ley admite la prueba testimonial.

TEMA 12: LA COMPETENCIA.

12.0. Concepto. Medida de la jurisdicción que puede ejercer cada juez en concreto, en razón de la materia, del valor de la demanda y del territorio; es
la medida de la jurisdicción. Como la jurisdicción que corresponde al Estado no puede ejercerse mediante un solo tribunal o un solo juez, son necesarios
cientos de tribunales y jueces para asegurar a los ciudadanos la justicia que garantiza la Constitución; imponiéndose así una división o reparto de este
trabajo entre los numerosos tribunales y jueces de la República. Los criterios usados para hacer este reparto o división del trabajo entre los jueces, son:
la materia, el valor de la demanda y el territorio.

12.1. Incompetencia y falta de jurisdicción. Cada vez que se propone la demanda ante un juez a quien no le corresponde conocerla según las reglas
de la competencia, se dice que dicho juez es incompetente.
La incompetencia es una determinación de signo negativo porque excluye al juez del conocimiento de la causa, pero al mismo tiempo es positivo,
porque determina cual es el competente. Así, al declararse la incompetencia del juez para conocer de la causa, se declara también cuál es el competente
para ello entre los demás órganos del Poder Judicial. El juez incompetente tiene jurisdicción, pues al ser elegido, queda investido del poder orgánico
de administrar justicia, y sólo le falta la competencia en cuanto al asunto concreto sometido a su conocimiento.
Hay falta de jurisdicción, cuando el asunto sometido a la consideración del juez, no corresponde en absoluto a la esfera de poderes y deberes que
idealmente están comprendidos en la función genérica de administrar justicia, atribuida a los órganos del Poder Judicial, sino a la esfera de atribuciones
que asignan la Constitución y las leyes a otros órganos del Poder Público, como son los órganos administrativos o los legislativos. En estos casos, no
sólo el juez sino cualquier otro órgano del Poder Judicial tiene poder para conocer de la causa. Hay casos en que la solución de la controversia no está
en manos de un órgano jurisdiccional, sino de un órgano de la Administración Pública. Por ejemplo, (a) la demanda en la cual se le pide al juez que
niegue el registro de una marca comercial, ya que esta facultad le está atribuida al Registrador de la Propiedad Industrial, que es un órgano de la
Administración; (b) cuando se le pide a un juez del Trabajo la calificación de despido de un trabajador, tal facultad está atribuida por la Ley del Trabajo
a un órgano administrativo, que es el Inspector del Trabajo; (c) cuando el juez ante el cual se propone la demanda no puede conocer de ella, por
corresponderle la jurisdicción a un juez extranjero; etc.
En resumen, se puede afirmar que estamos en presencia de problemas de jurisdicción, cuando se discute sobre los límites de los poderes de los jueces
en contraposición con los órganos de la Administración Pública; y cuando se discute de los límites de los poderes del juez venezolano frente a un juez
extranjero. Y estamos en presencia de problemas de competencia, cuando se discute sobre los límites de los poderes de los jueces venezolanos entre sí.
12.2. Clasificación de la competencia.
12.2.0. Competencia en razón del territorio. Esta clasificación tiene como objetivo facilitar a las partes el acceso a los tribunales. El
territorio nacional está dividido, conforme a un criterio horizontal, en circuitos y circunscripciones judiciales; a su vez, en cada
circunscripción hay una división de tipo vertical: Juez Superior, Juez de Primera Instancia, Juez de Municipio, y Juez de Parroquia. Esta
división vertical atiende también al criterio de la cuantía.
12.2.1. Competencia material (ratio materiae). La regulación va a estar dada por las leyes sustantivas que regulan el caso concreto;
para determinar la materia hay que referirse a la ley reguladora, desde el punto de vista sustantivo, y a la ley especial. Por ejemplo, si se va a
determinar la competencia de los Tribunales Laborales, habrá que recurrir a la Ley Orgánica del Trabajo; igual sucede en lo mercantil, se tendrá
que recurrir al Código de Comercio.

12.2.2. Competencia en razón de la cuantía (ratio cuantitatis). Los tribunales están organizados de manera tal que se conoce en Primera
Instancia de asuntos de menor cuantía; otros conocen de asuntos de mayor cuantía. Otro elemento que se debe tomar en cuenta es el valor de
la demanda.

Artículo 29. La competencia por el valor de la demanda se rige por las disposiciones de este Código, y por la Ley Orgánica del Poder
Judicial.

Artículo 30. El valor de la causa, a los fines de la competencia, se determina en base a la demanda.

12.3. Caracteres de la competencia.


12.3.0. Improrrogabilidad. Excepción. La competencia es improrrogable en razón de la materia y de la cuantía porque éstas son de
orden público; no pueden ser prorrogadas o derogadas por convención entre las partes. Esto significa que el juez puede declararla de oficio, es
decir, que puede en cualquier momento e incidentalmente declarar la competencia. La competencia se caracteriza, en general, por su inderogabilidad
convencional, salvo en aquellos casos establecidos por el Código y las leyes especiales.

Artículo 5. La competencia no puede derogarse por convenio de las partes, sino en los casos establecidos en este Código y en las leyes
especiales.

Con respecto a la competencia por razón del territorio es la llamada excepción a la improrrogabilidad, es decir, su fuero puede ser
prorrogado. Los casos de competencia territorial no derogable, por la intervención del Ministerio Público son los siguientes:

Artículo 131. El Ministerio Público debe intervenir:


1º En las causas que él mismo habría podido promover.
2º En las causas de divorcio y en las de separación de cuerpos contenciosa.
3º En las causas relativas a la rectificación de los actos del estado civil y a la filiación.
4º En la tacha de los instrumentos.
5º En los demás casos previstos por la ley.

12.3.1. Indelegabilidad. La competencia es indelegable por los jueces. Significa que un juez competente que está conociendo de un
asunto, no puede delegar la decisión del mismo a otro juez igualmente competente; no procede una delegación directa en el mismo grado, ni
delegación de un juez superior a un juez inferior. Los jueces sólo pueden comisionar a otros jueces de inferior o igual categoría a la suya para la
práctica de determinadas diligencias de sustanciación o de ejecución, pero no se trata de una delegación de la función, ni el juez comisionado
actúa por delegación del comitente, pues ejerce su propia competencia para el asunto, consagrada expresamente en la ley procesal y tiene la obligación
de cumplir estrictamente la comisión, sin diferirla por ningún pretexto. La indelegabilidad es de orden público, por lo tanto, no puede
relajarse; no puede la parte relajar la organización misma del proceso.

Artículo 238. El Juez comisionado debe limitarse a cumplir estrictamente su comisión, sin diferirla so pretexto de consultar al comitente
sobre la inteligencia de dicha comisión.

12.4. Momento determinante de la competencia. En la práctica del proceso se plantea la cuestión de averiguar cuál es el momento
determinante de la competencia: al inicio del proceso o cuando se decide el mérito de la causa. Es posible que las circunstancias que
determinan la competencia (valor, domicilio, etc.) existentes al momento de proponer la demanda, hayan variado o no existan, al momento
del pronunciamiento del fallo. El valor de la cosa objeto de la demanda puede haber aumentado o disminuido para el momento de la sentencia; el
domicilio del demandado puede haber cambiado también. El Código de Procedimiento Civil establece la regla al respecto:

Artículo 3. La jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la situación de hecho existente para el momento de la presentación
de la demanda y no tienen efecto respecto de ellas los cambios posteriores de dicha situación, salvo que la ley disponga otra cosa.

El sistema venezolano aplica el principio de la perpetua jurisdicción, según el cual la competencia del juez después de iniciada la
causa, queda insensible a cualquier cambio sobrevenido de las circunstancias que la habían determinado. En otras palabras, la competencia
del juez se determina por la situación de hecho existente para el momento de la presentación de la demanda y no tiene efectos respecto de ella
los cambios posteriores a dicha situación; el cambio sobrevenido sólo tiene que ver con la situación de hecho narrada en la demanda. Este
principio no significa que la competencia no pueda modificarse en el curso del proceso (incompetencia sobrevenida) por efectos de las excepciones
del demandado o de la reconvención, que justifican un desplazamiento de la competencia basado en la conexión.
TEMA 13: DETERMINACIÓN DE LA COMPETENCIA POR LA MATERIA Y POR EL VALOR.

13.0. Competencia por la materia. En la determinación de la competencia por la materia se atiende a la naturaleza de la relación jurídica objeto de la
controversia, y sólo en consideración a ella se distribuye el conocimiento de las causas entre diversos jueces. Se determina por la naturaleza de la
cuestión que se discute y por las disposiciones legales que la regulan, es decir, las leyes dirán el tipo de materia: civil, mercantil, laboral, etc. Es de
orden público, por tanto no puede basarse en un convenio procesal prorrogando esta competencia. La determinación de la competencia por la materia
da lugar a la distribución de las causas entre jueces de diferentes tipos; la atribución de ciertas clases de relaciones jurídicas al conocimiento de
determinado tipo de jueces, origina las jurisdicciones especiales y la distinción entre jueces ordinarios y especiales. La incompetencia por materia se
declarará de oficio en cualquier estado o instancia del proceso.

Artículo 28. La competencia por la materia se determina por la naturaleza de la cuestión que se discute, y por las disposiciones legales
que la regulan.

13.1. Competencia por el valor. En la determinación de la competencia por el valor se atiende al aspecto cuantitativo de la relación controvertida, y
en base al valor se distribuye el conocimiento de las causas entre diversos tipos de jueces ordinarios. Por el valor de la demanda se entiende el interés
económico que se persigue con la demanda, el valor económico de la pretensión. La incompetencia por el valor puede declararse de oficio en cualquier
momento del juicio, pero en primera instancia. A este respecto, es necesario estudiar dos cuestiones: (a) cuáles son los límites de competencia por el
valor de la demanda de los diversos tipos de jueces ordinarios, (b) cómo se determina o estima el valor de la demanda, para saber cuál de aquellos
jueces es el competente para conocer de ella.

13.2. Límites de la competencia derivados del valor. En el sistema venezolano los asuntos se distribuyen, por su valor, en tres categorías de juzgados:
(1) Los Juzgados de Parroquia o Municipio; (2) Los Juzgados de Distrito; (3) Los Juzgados de Primera Instancia.
La Resolución Nº 619 emanada del extinto Consejo de la Judicatura de fecha 30 de enero de 1996, publicada en la Gaceta Oficial Nº 35.890, de la
misma fecha (actualmente derogada por la Resolución N° 2009-0006 del 18 de marzo de 2009, del Tribunal Supremo de Justicia), modifica la
competencia por la cuantía de los Tribunales: dispone que los Juzgados de Parroquia, así como los de Municipio categoría D, conocerán de las causas
civiles, mercantiles y del tránsito cuya cuantía no exceda de dos millones quinientos mil bolívares; la cual, producto del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley de Reconversión Monetaria, se convierte en equivalente de DOS MIL QUINIENTOS BOLÍVARES FUERTES (Bs.F. 2.500,oo). Así,
los artículos 1º y 4º de dicha Resolución Nº 619 expresan:

TEMA 14: DETERMINACIÓN DE LA COMPETENCIA POR EL TERRITORIO.

14.0 Competencia territorial. El territorio es otro de los criterios para determinar la competencia del juez; atiende a la sede del órgano y a la relación
que las partes o el objeto de la controversia tienen con el territorio en que el juez actúa. La determinación de la competencia por el territorio da lugar a
la distribución horizontal de las causas entre jueces del mismo tipo, pero que actúan en territorios diferentes.

14.1. Fundamentos de esta competencia. El fundamento de esta competencia es de orden privado, el cual consiste en hacer menos oneroso para
aquéllos que necesariamente deben participar en el proceso, el obrar o contradecir en juicio, facilitándoles el acceso a los tribunales más próximos a su
domicilio o donde puedan ser más fácilmente aportadas las pruebas relativas a una determinada relación controvertida. La distribución horizontal de
las causas entre jueces del mismo tipo está fundada pues, en un principio de comodidad de las partes, para facilitar y hacer más cómoda su defensa,
especialmente la del demandado.

14.2. Regla general de la competencia territorial. “Es competente para conocer de todas las demandas que se propongan contra una persona, el
tribunal del lugar donde la misma tenga su domicilio, a menos que el conocimiento de la causa haya sido diferido exclusivamente a otro tribunal”. Lo
que determina esta regla es la vinculación personal del demandado con dicha circunscripción.
14.2.0. Fuero general: tribunal ante el cual puede ser demandada una persona en relación con toda especie de causas cuyo
conocimiento no haya sido diferido especialmente a otro tribunal.
14.2.1. Fuero especial: tribunal ante el cual el demandado puede ser llamado para responder sólo de ciertas causas deferidas a ese tribunal. El
demandante va al domicilio, residencia o lugar donde se encuentre el demandado, lugar donde se encuentra la obligación o donde se encuentra la
cosa mueble.

14.2.2. Fuero personal: tribunal competente para conocer en virtud de la relación de domicilio que tiene el demandado con la
circunscripción territorial de dicho tribunal; sigue el fuero del demandado: su domicilio, residencia o lugar donde se encuentre.
14.2.3. Fuero real: tribunal competente para conocer de determinadas causas por la vinculación de la acción o del objeto de la relación
controvertida con la circunscripción territorial de dicho tribunal.
14.2.4. Fuero concurrente: puede interponerse la demanda dentro de un abanico de opciones que concurren simultáneamente; existen varios
tribunales competentes por el territorio.
14.2.5. Fuero exclusivo o necesario: sólo un tribunal es competente para el conocimiento de una causa, excluyendo a todos los demás.

14.3. Aspectos que comprende:


14.3.0. Fuero de las demandas sobre los derechos personales y reales mobiliarios: el fuero general del demandado para todos los
derechos personales y reales sobre bienes muebles, que constituye igualmente su fuero personal, porque está determinado por la vinculación
subjetiva o personal del demandado con el tribunal donde tiene su domicilio.
14.3.1. Fueros personales efectivamente concurrentes: el Artículo 40 establece una concurrencia de fueros, dado que varios tribunales
son competentes por el territorio para conocer de una misma causa: el del domicilio, el de la residencia y del lugar donde se encuentre el
demandado. Esta concurrencia no es electiva, sino sucesiva o subsidiaria, porque el actor sólo puede elegir el fuero de la residencia en defecto
del domicilio y el del lugar donde el demandado se encuentren a falta de los dos anteriores.

 Domicilio: lugar donde la persona tiene el asiento principal de sus negocios e intereses; no obstante, puede elegir un domicilio contractual.
 Residencia: el lugar donde la persona habita habitualmente.
 Morada: el simple hecho de encontrarse en un lugar determinado, no habitual ni estable, sino ocasional y temporal.
14.3.2. Fuero de las demandas sobre los derechos reales inmobiliarios: la competencia de la autoridad judicial se determina en razón del
lugar donde esté situado el inmueble, o la del domicilio del demandado, o la del lugar donde se haya celebrado el contrato. Se establece así una
relación de concurrencia, que permite al demandante elegir uno de ellos para proponer su demanda.

14.4. Fuero de apertura de la sucesión. Establecido el último domicilio del de cujus. Es allí donde se conoce las pretensiones sobre
participación y división de la herencia, de las demandas contra los albaceas, demandas sobre legado y rescisión de partición; la ley ha
investido al lugar de la apertura de la sucesión con el carácter de fuero especial
14.5. Fuero de las demandas entre socios. La demanda se puede proponer ante la autoridad judicial del lugar donde se halle el domicilio de la
sociedad (lugar donde está situada su dirección o administración), o en el lugar que señalen los estatutos de la sociedad.
14.6. Fuero de la demanda de rendición de cuentas. Demandas contra el tutor, curador o administrador; se trata de una concurrencia electiva,
ya que el demandante puede elegir entre la autoridad judicial del lugar donde se hayan conferido o ejercido la tutela o la administración o
ante el Tribunal del domicilio del demandado.

14.7. Renuncia de domicilio. Releva al actor de la obligación de seguir el fuero del demandado; es un acto unilateral que no sustituye el domicilio
renunciado por otro determinado, sino que cuando el demandado haya renunciado a su domicilio, se le demandará donde se encuentre.

14.8. Prorrogabilidad de la competencia territorial. Esta competencia no es de orden público, en principio, por lo que es derogable por
convenio entre las partes; sólo excepcionalmente, es de orden público e inderogable: cuando se trata de acciones de estado, como el divorcio y la
separación de cuerpos, en las cuales interviene el representante del Ministerio Público.
TEMA 15: MODIFICACIÓN DE LA COMPETENCIA POR RAZÓN DE CONEXIÓN Y CONTINENCIA.
Causas modificadoras de las reglas ordinarias de competencia, en tanto dan lugar al desplazamiento de la competencia de un juez
que conoce legítimamente de una causa en razón de la materia, del valor y del territorio, a favor de otro igualmente competente que conoce de una
causa continente o conexa con ella.

15.1. Fundamentos de esta modificación. Es de orden privado y se encuentra esencialmente en las relaciones que pueden darse entre dos o
más causas y en la economía procesal. Ante la posibilidad de que varios jueces, igualmente competentes, puedan entrar a conocer de causas
distintas pero conexas entre sí, la ley quiere, por economía procesal y para evitar el riesgo de sentencias contrarias o contradictorias, que la
competencia de uno de dichos jueces se desplace en beneficio del otro, para que sea un solo juez, en un solo proceso, el que decida
contemporáneamente ambas causas.

15.2. Relaciones entre causas. En toda causa pueden distinguirse tres elementos: los sujetos, el objeto y el título. Entre dos o más causas,
pueden darse relaciones más o menos estrechas, según tengan en común la totalidad de dichos elementos o sólo algunos de ellos. Cuando una de
las causas ya ha sido decidida por sentencia firme al momento de proponerse la otra, el problema se reduce a la procedencia de la excepción de cosa
juzgada; pero cuando ninguna de las causas ha sido decidida y se encuentran simplemente propuestas ante jueces diferentes, entran en función
las modificaciones de la competencia por conexión o por continencia de las causas.

15.3. Litispendencia. La relación más estrecha que puede darse entre dos o más causas, es una relación de identidad absoluta, que se da cuando las
causas tienen en común los tres elementos (los sujetos, el objeto y el título); tratándose en este caso de una misma causa propuesta ante dos
jueces igualmente competentes. Por ejemplo, el caso de divorcio donde la mujer pide la pensión de alimentos. En estos casos, la ley no quiere
que sean decididas ambas causas por jueces distintos, porque se corre el riesgo de decisiones contrarias en un mismo asunto y por ello establece
la extinción de la causa en la cual se haya citado al demandado posteriormente.
15.4. Continencia. Llamada también litispendencia parcial. Se da esta relación cuando una causa más amplia, llamada causa continente,
comprende y absorbe en sí a otra menos amplia, llamada causa contenida. Por ejemplo, el acreedor pide al deudor el pago de los intereses de un
préstamo ante el juez del domicilio del deudor y después demanda el cobro del capital y de los mismos intereses, ante el juez del lugar donde
debe ejecutarse la obligación. El objeto de la causa relativa a los intereses está comprendido en el objeto de la causa más amplia (capital más
intereses), y esta última causa (continente) comprende y absorbe en sí a la primera (contenida). La causa contenida es absorbida en la causa
continente y decididas ambas, en un solo proceso, por el juez que conoce de la causa continente.
15.5. Conexión genérica. Entre dos o más causas existe la relación de conexión, cuando ellas tienen en común uno o dos de sus elementos.

Artículo 52. Se entenderá también que existe conexión entre varias causas a los efectos de la primera parte del artículo precedente:
1º. Cuando haya identidad de personas y objeto, aunque el título sea diferente.
2º. Cuando haya identidad de personas y título, aunque el objeto sea distinto.
3º. Cuando haya identidad de título y de objeto, aunque las personas sean diferentes.
4º. Cuando las demandas provengan del mismo título, aunque sean diferentes las personas y el objeto.

15.5.0. Por identidad de personas y objetos aunque el título sea diferente: “A” demanda a “B” en reivindicación de un fundo,
basando su propiedad en el contrato de compraventa; posteriormente invoca como título de propiedad la adjudicación en remate judicial.
15.5.1. Por identidad de personas y título aunque el objeto sea distinto: “A” demanda a “B” para que le pague el precio del inmueble
que le vendió, y luego “B” demanda a “A” para que le entregue el inmueble que le compró.
15.5.2. Por identidad de título y objeto aunque las personas sean diferentes: en los casos de obligaciones solidarias e indivisibles, en que
puede reclamarse en juicios separados, a dos personas distintas (deudores solidarios) el mismo objeto debido.
15.5.3. Por identidad de título aunque las demandas tengan diferentes objetos y personas: hay varios fiadores de una obligación,
por montos distintos, y se reclama por el acreedor contra los fiadores, en juicios separados, la parte afianzada. También en el caso del reclamo
hecho por cada pasajero contra una Compañía de Transporte, por los daños ocasionados en el accidente sufrido en uno de sus vehículos; las
personas son distintas, el objeto reclamado (daño) también es distinto; sólo el título (hecho ilícito) es común.
15.6. Conexión específica. Se produce también el desplazamiento de la competencia de uno o varios jueces en beneficio de otro, como son
los casos de conexión objetiva, aceesoriedad, garantía, compensación y reconvención.

a) Conexión objetiva: entre dos o más causas, por el objeto de la demanda o por el título o hecho de que dependa, en el cual se
autoriza la proposición de una sola demanda (acumulación subjetiva) contra varias personas a quienes por su domicilio o residencia debería
demandarse ante distintas autoridades judiciales, ante el juez del domicilio o residencia de cualquiera de ellas

b) Accesoriedad: relación de conexión que se da entre dos causas, una de las cuales, llamada causa accesoria, aparece como subordinada y
dependiente por el título de la otra, llamada causa principal. Por ejemplo, la demanda de resolución de contrato por incumplimiento y la
demanda de resarcimiento de los daños ocasionados por el incumplimiento.

c) Fiadores o garantía: se demanda al fiador en el mismo lugar del deudor.

d) Compensación: modo de extinción de las obligaciones; cuando dos personas son recíprocamente deudoras, se verifica entre ellas una
compensación que extingue las dos deudas por las cantidades concurrentes.

e) Reconvención: acción autónoma mediante la cual las partes llegan a tener doble condición de demandante y demandado a un
mismo tiempo; se considera una contrademanda, donde el demandado asume el papel de contrademandante.
e) Prejudicialidad: relación de conexión que se da entre la causa principal y la causa prejudicial. Se origina cuando para la decisión de una
causa es necesario decidir también, con efecto de cosa juzgada, una cuestión prejudicial que surge en el seno del proceso como antecedente
lógico y necesario de la decisión final. Tiene que darse una decisión primero para que pueda darse la otra. Por ejemplo, en el caso de un
accidente, se demanda a una Compañía; primero hay que decidir la cuestión penal para reclamar lo relativo a tránsito

TEMA 16: LA COMPETENCIA PROCESAL INTERNACIONAL.

16.0. Concepto de competencia procesal internacional. La competencia procesal internacional va a determinar cuál de los Estados con los cuales
tiene conexión una determinada relación jurídica, es competente para solucionar jurisdiccionalmente la controversia; y no a determinar cuál es la ley
aplicable al fondo de la controversia o a la relación procesal pendiente en uno de dichos Estados. Las normas de competencia procesal internacional
son de Derecho Estatal Externo, dictadas por cada Estado en consideración de la existencia de otros Estados soberanos, para delimitar la propia
jurisdicción y determinar las controversias sobre las cuales puede ejercerla. Pertenece al Derecho Procesal Civil Internacional, el sistema de normas
que delimitan la jurisdicción del Estado en orden a la jurisdicción de los Estados extranjeros.

16.1. Sistemas para delimitar el ámbito de la competencia internacional.


a) El sistema francés: hace depender de la nacionalidad francesa del demandante y/o del demandado la competencia internacional de los
tribunales franceses, independientemente de que esté involucrado un extranjero. Este sistema se guía por el fuero general; lo que importa es el
domicilio, residencia o ubicación del demandado o la ubicación de los bienes.
b) El sistema anglosajón: no encuentra límites en el factor nacionalidad; la jurisdicción tiene un carácter eminentemente territorial, y las reglas
aplicables para afirmarla existente en una controversia, son de origen netamente procedimental. Es un sistema por notificación o abocamiento, es
decir, a través de la notificación que realiza el tribunal, es como queda determinada la competencia; incluso, tratándose de una citación a
cualquier persona que se encuentre transitoriamente en el territorio de la República.
c) Sistemas mixtos: aunque el ámbito de la jurisdicción está establecido en relación a la nacionalidad, se extiende, sin embargo, al
demandado extranjero, cuando se dan ciertos vínculos de conexión subjetivos expresamente previstos en la ley.

16.2. Sistema venezolano. No hace distinción entre venezolanos o extranjeros y extiende la jurisdicción venezolana a todas las personas,
aunque no tengan domicilio en la República ni se encuentren en su territorio, en los siguientes casos:
1º. Si se trata de demandas sobre bienes situados en el territorio de la República.
2º. Si se trata de obligaciones provenientes de contratos o hechos verificados en el territorio de la República o que deban ejecutarse en ella.
3º. Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a la jurisdicción de los Tribunales de la República.
Según este sistema, la competencia procesal internacional de los tribunales venezolanos está fundada en varios criterios:
a) Criterios objetivos: naturaleza de la pretensión y sus vinculaciones con el territorio de Venezuela: situación de los bienes, el lugar de
ejecución de la obligación o de la verificación de los contratos o hechos que las originan.
b) Criterio subjetivo general: el hecho de que el demandado tenga su domicilio en la República.
c) Criterio complementario: la simple presencia del demandado en el territorio de la República y su citación personal.
Más que todo, no es la nacionalidad, sino el libre acceso de los extranjeros a la jurisdicción de los tribunales venezolanos, según lo
cual, las personas extranjeras gozan en Venezuela de los mismos derechos civiles que las venezolanas y los tribunales civiles de la Nación están
obligados a administrar justicia tanto a los nacionales como a los extranjeros, en la medida en que las leyes determinen su competencia.

16.3. Competencia internacional y competencia interna. La competencia procesal internacional se encuentra con respecto a la competencia interna,
en la relación que existe entre lo preliminar y lo sucesivo; de lo general a lo especial, porque la delimitación de la competencia interna de los jueces de
un Estado determinado, sólo tiene sentido en un segundo momento, después que haya sido delimitada la competencia externa que indica que el Estado
al que pertenece aquel juez, es competente en la esfera internacional para conocer de la controversia. En otras palabras, determinada la competencia
del tribunal nacional, se aplican las reglas de la competencia interna.

16.4. Competencia de los tribunales venezolanos en materia de medidas cautelares. Todo lo que tenga que ver con medidas cautelares en materia
de protección de personas, derechos humanos, son competentes los tribunales nacionales aunque no conozcan del fondo del asunto. Significa que la
cautela queda como una medida provisoria, pero no se resuelve el fondo del asunto.
TEMA 19: LA COMPETENCIA SUBJETIVA (INHIBICIÓN Y RECUSACIÓN).
19.0. Concepto. Límites que encuentra el juez para el ejercicio de la jurisdicción en un caso concreto; aquéllos que dependen de su especial posición
o vinculación subjetiva del juez con los sujetos o con el objeto de la causa que le corresponde decidir. Se define la competencia subjetiva como “la
absoluta idoneidad personal del juez para conocer de una causa concreta, por la ausencia de toda vinculación suya con los sujetos o con el objeto de
dicha causa”. La exclusión del juez del conocimiento de una causa determinada, por encontrarse en una especial posición o vinculación subjetiva con
las partes o con el objeto de la controversia, se realiza mediante dos institutos paralelos y específicamente procesales que pone la ley: uno a disposición
del juez (inhibición) y otro a disposición de las partes (recusación).
19.2. Fundamento. Para que la jurisdicción pueda cumplir su finalidad jurídica y social de la justa composición de la litis, es indispensable asegurarse
de que el tribunal sea imparcial, por no estar interesado en la causa; el ejercicio de la jurisdicción del juez, en un caso concreto, debe quedar excluido
cuando su imparcialidad se vea comprometida por las especiales relaciones en que éste se encuentre con las partes o con el objeto de la causa concreta
que le corresponde decidir.
19.3. La Inhibición. Deber del juez; la ley impone al funcionario judicial que conozca que en su persona existe alguna causa de recusación, la obligación
de declararla, sin aguardar a que se le recuse.
Características de la Inhibición
a) Es un acto judicial: la realiza el juez y produce su efecto en el proceso (separación del juez del conocimiento del asunto).
b) Las partes no tienen facultad de requerirla: la ley no da a las partes esta gestión procesal.
c) Origina un incidente en la causa concreta: su finalidad es resolver la crisis subjetiva del proceso creada con la separación del juez
del conocimiento de la causa.
d) Las causas que la originan son taxativas: son las mismas causas de recusación previstas en la ley.
19.3.0. Causales de inhibición y de recusación.
Artículo 82. Los funcionarios judiciales, sean ordinarios, accidentales o especiales, incluso en asuntos de jurisdicción
voluntaria, pueden ser recusados por alguna de las causas siguientes:
1º Por parentesco de consanguinidad con alguna de las partes, en cualquier grado en la línea recta, y en la colateral hasta cuarto
grado inclusive; o de afinidad hasta el segundo, también inclusive. Procede también la recusación por ser cónyuge del recusado
el apoderado o asistente de una de las partes.
2º Por parentesco de afinidad del cónyuge del recusado con cualquiera de las partes, dentro del segundo grado, si vive el cónyuge
y no está divorciado o separado de cuerpos, o si, habiendo muerto o declarándose el divorcio o la separación de cuerpos, existen hijos
de él con el recusado.
3º Por parentesco de afinidad del recusado con el cónyuge de cualquiera de las partes, hasta el segundo grado inclusive, en
caso de vivir el cónyuge que cause la afinidad sin estar divorciado o separado de cuerpos, o en caso de haber hijos del mismo
con la parte aunque el cónyuge haya muerto o se halle divorciado o separado de cuerpos.
4º Por tener el recusado, su cónyuge o alguno de sus consanguíneos o afines, dentro de los grados indicados, interés directo
en el pleito.
5º Por existir una cuestión idéntica que deba decidirse en otro pleito en el cual tengan interés las mismas personas indicadas en el número
anterior.
6º Si el recusado o su cónyuge fueren deudores de plazo vencido de alguno de los litigantes o de su cónyuge.
7º Si el recusado o su cónyuge y sus hijos tuvieren pleito pendiente ante el Tribunal en el cual el litigante sea el Juez.
8º Si en los cinco años precedentes se ha seguido juicio criminal entre una de las mismas personas y uno de los litigantes, su cónyuge o
hijos.
9º Por haber dado el recusado, recomendación, o prestado su patrocinio en favor de alguno de los litigantes, sobre el pleito en que se le
recusa.
10. Por existir pleito civil entre el recusado o alguno de sus parientes dentro de los grados indicados, y el recusante, si se ha principiado
antes de la instancia en que ocurre la recusación, y si no han transcurrido doce meses a partir del término del pleito entre los mismos.
19.3.1. Clasificación de las causales.
A) Aquéllas que se refieren a la relación del juez con las partes: vinculación personal del juez con las partes, que hace presumir
una decisión sin preocuparse de la justicia o injusticia de la solución. Dentro de este grupo se distinguen dos subgrupos:
1) Unión del juez con alguna de las partes: se teme una decisión favorable a la parte, aunque no sea justa. Se dividen, a
su vez, según que el motivo de la unión sea de índole jurídica o de índole social
2) Excesiva distancia entre el juez y una de las partes: se teme una resolución desfavorable

B) Aquéllas que se refieren a las relaciones del juez con el objeto de la causa:
Artículo 82. Los funcionarios judiciales, sean ordinarios, accidentales o especiales, incluso en asuntos de jurisdicción voluntaria,
pueden ser recusados por alguna de las causas siguientes:
4º. Por tener el recusado, su cónyuge o alguno de sus consanguíneos o afines, dentro de los grados indicados, interés directo
en el pleito. (Interés directo en el pleito).
5º. Por existir una cuestión idéntica que deba decidirse en otro pleito en el cual tengan interés las mismas personas indicadas en el
número anterior. (Interés en pleito idéntico).
9º. Por haber dado el recusado recomendación, o prestado su patrocinio en favor de alguno de los litigantes, sobre el pleito en que
se le recusa. (Intervención en el pleito como defensor).
14. Por ser el recusado administrador de cualquier establecimiento público o particular relacionado directamente con el pleito.
(Administrador de establecimiento relacionado con el pleito).
15. Por haber el recusado manifestado su opinión sobre lo principal del pleito o sobre la incidencia pendiente, antes de la sentencia
correspondiente, siempre que el recusado sea el Juez de la causa. (Intervención en el pleito dando opinión).
16. Por haber sido el recusado testigo o experto en el pleito, siempre que sea Juez en el mismo. (Intervención en el pleito como
testigo o experto).

19.3.2. Sujetos de la inhibición. La inhibición se extiende a todos los funcionarios judiciales, sean ordinarios, accidentales o
especiales, así como también a los secretarios y a los funcionarios ocasionales, tales como asociados, jueces comisionados, asesores, peritos,
prácticos, intérpretes y, en general, a toda persona auxiliar de la justicia, que desempeñe en el proceso una función capaz de producir, debido a su
parcialidad, un daño a las partes interesadas. No se limita a los jueces solamente. Por lo tanto, la inhibición, igual que la recusación, es
eminentemente personal; se refiere a la persona del funcionario u órgano judicial en sentido subjetivo y no al tribunal en sentido objetivo.
19.3.3. Oportunidad. Por tener el funcionario judicial conocimiento de que se encuentra en una especial posición o vinculación subjetiva
con las partes o con el objeto de la controversia.
19.3.4. Forma de la inhibición. Por ser un acto procesal del juez, debe ser presentada por escrito, en un acta debidamente
fundamentada o sustanciada, en la que se especifiquen las circunstancias de tiempo, lugar, y lo hechos que motiven el impedimento; es decir, las
circunstancias de hecho que estén tipificados como causales de inhibición. También debe mencionar la persona contra quien obra el impedimento,
pues ella es la parte que puede allanar al funcionario inhibido.
19.3.5. Requerimientos de las partes. Las partes no pueden requerir la inhibición debido a que éste es un poder que le da la ley al juez
exclusivamente. Las partes afectadas por la imparcialidad del juez sólo pueden pedir el allanamiento después de que el juez haya declarado su
inhibición.

19.3.6. El allanamiento. Acto de la parte a quien podría perjudicar la parcialidad del funcionario inhibido, por medio del cual conviene que éste siga
conociendo del asunto, no obstante estar incurso en la causal declarada por el mismo funcionario. Por lo tanto, el juez o funcionario inhibido podrá
continuar en sus funciones, conociendo de la causa aunque se haya producido el allanamiento, si convienen en ello las partes o aquélla contra quien
obrara el impedimento, con la siguiente excepción:

Artículo 85. El Juez u otro funcionario impedidos podrán continuar en sus funciones, si convinieren en ello las partes o aquella contra quien obrare el
impedimento, excepto si este fuere el de ser recusado cónyuge, ascendiente, descendiente o hermano de alguna de las partes, o el de tener interés
directo en el pleito, siendo el recusado Juez o Conjuez.

El allanamiento está sometido también a requisitos de forma:


a) Debe formularse dentro de los dos días siguientes a la declaración de inhibición del funcionario.
b) En acta firmada ante el secretario del tribunal.
c) Por la parte misma o por su apoderado en el juicio.
19.3.7. La incidencia de inhibición.
a) La inhibición nace con la declaración que hace el funcionario, en cualquier estado de la causa, de encontrarse incurso en alguna de
las causales de recusación (Art.84).
b) Su objeto es resolver la crisis subjetiva del proceso creada con la separación del juez o funcionario del conocimiento de la causa.
c) Su efecto es el de pasar inmediatamente, mientras se decide la incidencia, el conocimiento de la causa a otro tribunal de la misma
categoría y, a falta de éste, a quien deba suplirlo conforme a la ley, porque ni la inhibición ni la recusación suspenden la causa.
d) Termina no sólo con la decisión de la misma, sino también cuando allanado el funcionario, éste exprese su voluntad de seguir conociendo, o
desde que se presume su voluntad. Igual ocurre cuando el funcionario allanado no manifiesta su deseo de no estar dispuesto a seguir conociendo, y
no tiene impedimento para continuar en sus funciones (ser cónyuge, ascendiente, descendiente o hermano de alguna de las partes, o el de tener interés
directo en el pleito)

e) El juez o funcionario a quien corresponda decidirla, resolverá en tres días, sin pruebas, ni alegatos, ni relación, con vista sólo de las actas
correspondientes y sin oír apelación.

f) La presunción de que son verdaderos los hechos expuestos por el funcionario inhibido es una presunción iuris tantum (admite
prueba en contrario); por consiguiente, se admite que las partes presenten pruebas para desvirtuarla, y si estas pruebas requieren la apertura de
una articulación, así debe acordarlo el juez que debe resolver la inhibición.

19.4. La recusación. Es un poder de las partes para provocar la exclusión del juez cuando éste no haya cumplido con el deber de inhibición; este poder
se concreta en el acto de recusación. Se define la recusación como el acto de la parte por el cual exige la exclusión del juez del conocimiento de la
causa, por encontrarse en una especial posición o vinculación con las partes o con el objeto de ella y no haber dado cumplimiento a su deber de
inhibición.

Características de la Recusación
a) Al igual que la inhibición, origina un incidente en la causa concreta sometida al conocimiento del juez recusado, con la finalidad de
resolver la crisis subjetiva del proceso causada por la presunta falta de competencia subjetiva del juez para conocer de dicha causa.
b) Tiene los mismos límites subjetivos y objetivos que la inhibición, y sus causales están taxativamente previstas en la ley (Artículos
82 y 84).
c) Tiene el mismo efecto: excluir al juez o funcionario del conocimiento de la causa, por las especiales relaciones en que se encuentra
con los sujetos o con el objeto de la misma.

19.4.0. Legitimación para recusar: la recusación es un acto procesal de parte, se inicia a instancia de parte, mediante un
acto de la misma, que tiene su eficacia en el proceso y está sometido a requisitos establecidos en la ley.
19.4.1. Quiénes pueden ser recusados: son los mismos sujetos de la inhibición.
19.4.2. Oportunidad de la recusación: igual que la inhibición.
19.4.3. Tiempo de la recusación: está sometida también a requisitos de tiempo para su promoción, distinguiéndose
entre la recusación de los jueces y secretarios y la de los demás funcionarios.
a) La recusación de los jueces y secretarios: se intentará bajo pena de caducidad, hasta 1 día antes del fijado para la
contestación de la demanda, cuando se trate de causales existentes con anterioridad a dicho acto; si la causa o motivo de la
recusación sobreviene con posterioridad al acto de contestación de la demanda, o se trata de los impedimentos previstos en el Artículo 85, se
podrá proponer hasta el día en que concluya el lapso probatorio. Concluido éste, en caso de que intervenga otro juez o secretario, las partes
podrán recusarlo, dentro de los 3 días siguientes a su aceptación, y cuando no haya lugar al lapso probatorio, se podrá proponer dentro de los primeros
5 días del lapso legal previsto para el acto de informes.
b) La recusación de los demás funcionarios: en los tres días siguientes a su nombramiento, en el caso de los jueces comisionados, o a la
aceptación en el caso de los demás funcionarios.
19.4.4. Forma de la recusación: se propone por diligencia ante el juez. Por lo tanto, no puede hacerse mediante escrito dirigido al tribunal, ni
por diligencia ante el secretario, sino por diligencia ante el juez en presencia del funcionario recusado; esto para evitar exageraciones en la
expresión de los motivos de sospecha, mentiras descaradas y hasta calumnias.

19.4.6. La incidencia de recusación: nace con su interposición por la parte, y en el tiempo permitido para hacerlo. Su interposición obliga al
juez recusado a informar ante el secretario, en el día siguiente, todo lo conveniente para la averiguación de la verdad. Se origina así (efecto)
una crisis del proceso, por la pretendida falta de competencia subjetiva del juez o funcionario para intervenir en la causa, crisis que debe ser
resuelta en la incidencia correspondiente,
19.4.10. Número de recusaciones: las partes no podrán intentar más de dos recusaciones en una misma instancia, sea que versen
sobre el asunto principal, o sobre alguna incidencia, y que se entiende por una recusación la que no necesite más de un mismo término
probatorio, aunque comprenda a varios funcionarios.
TEMA 21: LAS PARTES
21.0. Concepto de parte. Este concepto no es exclusivo del proceso; se habla de partes en el contrato, en el Derecho Internacional, en los
conflictos económicos y políticos, en una competencia deportiva; en general, en todos los casos donde haya contraposición de intereses o de
adversarios. Sin embargo, en el proceso civil adquiere un significado específico, designando el atributo o condición del actor, del demandado
o del tercero interviniente que comparecen ante los órganos jurisdiccionales en materia contenciosa, requiriendo una sentencia favorable a su
pretensión. Por lo tanto, las partes pueden definirse como el sujeto activo y el sujeto pasivo de la pretensión que se hace valer en la demanda judicial.

21.1. La legitimación de las partes. La legitimación es la cualidad necesaria de las partes. El proceso debe instaurarse entre
aquéllos que se encuentran frente a la relación material o interés jurídico controvertido en la posición subjetiva de legítimos contradictores, por
afirmarse titulares activos y pasivos de dicha relación. La persona que se afirma titular de un interés jurídico propio, tiene legitimación para
hacerlo valer en juicio (legitimación activa), y la persona contra quien se afirma la existencia de ese interés, en nombre propio, tiene a su vez
legitimación para sostener el juicio (legitimación pasiva). La legitimación es un requisito o cualidad de las partes, porque éstas son el sujeto
activo y el sujeto pasivo de la pretensión que se hace valer en la demanda, y por tanto, como tales sujetos de la pretensión, es necesario que
tengan legitimación, esto es, que se afirmen titulares activos y pasivos de la relación controvertida, independientemente de que la
pretensión resulte fundada o infundada. La legitimación funciona así como un requisito de legitimidad del contradictorio entre las partes, cuya falta
provoca desestimación de la demanda por falta de cualidad o legitimación.
21.2. La capacidad de ser parte. Capacidad es la idoneidad para adquirir y asumir derechos y obligaciones; la capacidad jurídica es
la regla: la tienen todas las personas, naturales y jurídicas por el solo hecho de existir. La personalidad o capacidad jurídica la adquieren las
personas naturales por el simple hecho de nacer vivas, y las personas jurídicas o morales, públicas o privadas, mediante su reconocimiento por
la ley o la protocolización o registro de su acta constitutiva. Pueden ser parte, es decir, sujetos de una relación jurídica procesal, todas las personas
físicas y jurídicas, que pueden ser sujetos de relaciones jurídicas en general, es decir, todos aquellos (hombres o entes) que tienen la capacidad
jurídica. En pocas palabras, la capacidad de ser parte es la capacidad para ser sujeto de una relación procesal. La capacidad de ser parte
coincide por regla general con la capacidad jurídica o de goce del Derecho Civil, no obstante, existen casos en los cuales la ley atribuye capacidad
de ser parte a ciertos entes o patrimonios autónomos que no tienen reconocida la capacidad jurídica en el Derecho Civil; ellos son:
a) La quiebra: la masa de acreedores, representada por el Síndico, puede demandar y ser demandada.
b) La herencia yacente: el curador puede hacer valer los derechos de ésta y seguir los juicios que se le promuevan.
c) Las sociedades irregulares, las asociaciones y los comités que no tienen personalidad jurídica.
21.3. La capacidad procesal. Corresponde sólo a las personas que tienen el libre ejercicio de sus derechos, es decir, la capacidad de obrar o
de ejercicio del Derecho Civil; es diferente a la capacidad de ser parte. Son incapaces para obrar en juicio, por sí mismos, los menores de edad, los
entredichos y los inhabilitados, quienes deben ser representados o asistidos según las leyes que regulen su estado o capacidad. El menor de edad
debe ser representado por los padres, el entredicho por un tutor (representación legal); el menor emancipado y el inhabilitado deben estar
asistidos del curador (asistencia). En cuanto a las personas jurídicas, la necesidad de un representante legal que obre en juicio por ellas, no
deriva de una incapacidad del representado, sino de su naturaleza propia, en cuanto son entes ficticios, creaciones de la ley, que no pueden
actuar sino a través de las personas que están encargadas de su dirección o administración. En el ordenamiento jurídico venezolano, la capacidad
procesal constituye un presupuesto necesario para que el proceso tenga existencia jurídica y validez formal, y su falta concreta se hace valer
alegando la cuestión previa de ilegitimidad de la persona del actor, por carecer de las cualidades necesarias para comparecer en juicio, o de
ilegitimidad de la persona del demandado, por no tener el carácter de representante de otro.
21.5. La capacidad de postulación. La capacidad de postulación puede definirse como la facultad que corresponde a los abogados para realizar
actos procesales con eficacia jurídica, en calidad de partes, representantes o asistentes de las partes. Esta capacidad es meramente profesional y
técnica y corresponde exclusivamente a los abogados, referida sólo a la realización o expresión de los actos procesales y no a la facultad de
disposición de los derechos materiales o procesales involucrados en el proceso, a menos que les sea concedida esta facultad.
21.6. La pluralidad de las partes (Litisconsorcio). En todo proceso debe haber al menos dos partes: la que hace valer la pretensión (parte
actora) y aquélla contra quien se hace valer (parte demandada); no se concibe un proceso con una sola parte. Sin embargo, no es raro encontrar
procesos con más de dos partes, teniéndose el fenómeno del proceso con pluralidad de partes, lo cual origina la figura procesal del litisconsorcio.
Si bien en todo litisconsorcio existe pluralidad de partes, no toda pluralidad de partes constituye un litisconsorcio; para que exista el
litisconsorcio en sentido técnico, es necesario que haya un interés común de varios sujetos, determinado por la comunidad de derechos respecto del
objeto de la relación sustancial controvertida, o por la identidad de fundamento jurídico o de hecho de dicha relación.
21.6.0. Concepto y clasificación: situación jurídica en que se hallan diversas personas vinculadas por una relación sustancial común o
por varias relaciones sustanciales conexas, que actúan conjuntamente en un proceso, voluntaria o forzosamente, como actores o como demandados o
como actores de un lado y como demandados del otro. Las diversas clases de litisconsorcio son:
a) Litisconsorcio activo: varios demandantes y un solo demandado.
b) Litisconsorcio pasivo: un solo demandante y varios demandados.
c) Litisconsorcio mixto: varios demandantes y varios demandados.
d) Litisconsorcio necesario o forzoso: relación sustancial o estado jurídico único para varios sujetos, de modo que las
modificaciones de dicha relación, para ser eficaces, deben operar frente a todos sus integrantes y, por tanto, la pretensión debe
hacerse valer por uno o por varios de los integrantes de la relación frente a todos los demás. Por ejemplo, la demanda de partición de una herencia ab
intestato; la demanda de impugnación de la paternidad, intentada por el padre contra el hijo y contra la madre.
e) Litisconsorcio facultativo o voluntario: a la pluralidad de partes corresponde también una pluralidad de relaciones sustanciales que se
hacen valer en el mismo proceso por cada interesado. Por ejemplo, la demanda en que varias personas piden en un mismo juicio contra uno o
varios obligados, la parte que les corresponde en un crédito; la demanda intentada por el acreedor contra varios deudores solidarios; la intentada
por varios acreedores solidarios contra el deudor común, etc.
f) Litisconsorcio impropio: la pluralidad activa o pasiva de partes no se encuentran vinculadas por una relación jurídica sustancial,
existe sólo una simple afinidad, consistente en que tienen un mismo punto de hecho o de derecho a decidirse. Por ejemplo, la demanda de
varios inquilinos contra el arrendador por haber disminuido el goce de los locales arrendados por el mismo hecho o siniestro; la del propietario del
fundo contra varios propietarios de animales que se han introducido en su fundo perjudicándolo, etc.
g) Inicial y sucesivo: es inicial cuando se produce desde el comienzo del juicio, como consecuencia de una acumulación de
pretensiones en la misma demanda; y sucesivo cuando se produce en el curso de un proceso originalmente iniciado entre dos partes
solamente.
21.6.1. Efectos del litisconsorcio: la unidad de la relación jurídica procesal y la autonomía de los sujetos que la constituyen, en tal
forma que los actos de uno no aprovechan ni perjudican a los otros.
21.7. Modificaciones de la parte. En el curso del proceso puede sufrir modificaciones las partes que originalmente lo iniciaron,
las cuales pueden tener relación con el derecho sustancial controvertido que las partes hacen valer en el proceso (sucesión a título universal), o
pueden ser independientes de él (sustitución procesal).

TEMA 22: LA REPRESENTACIÓN DE LAS PARTES.

22.0. Concepto de representación. El concepto de representación en el Derecho Procesal Civil no es diferente del de Derecho
Civil, el cual consiste en que el representante obra en nombre de otro y la voluntad propia del representante, manifestada en tal forma, es
tratada por la ley como voluntad del representado, de modo que no sólo los efectos de la declaración se producen inmediatamente en cabeza
del representado, sino que además, el representante no resulta vinculado por ella. En el Derecho Civil se distinguen la representación necesaria
o legal (personas jurídicas, menores de edad y entredichos), y voluntaria. En el Derecho Procesal Civil encontramos la representación
judicial, que es conferida por el juez, por ejemplo, cuando designa un defensor ad-litem al demandado para que lo represente en la gestión del proceso.
Artículo 223. Si el Alguacil no encontrare a la persona del citado para practicar la citación personal, y la parte no hubiere pedido su citación por correo
con aviso de recibo, o cuando pedida ésta, tampoco fuere posible la citación del demandado, ésta se practicará por Carteles, a petición del interesado.
Artículo 224. Cuando se compruebe que el demandado no está en la República, se le citará en la persona de su apoderado, si lo tuviere. Si no lo tuviere,
o si el que tenga se negare a representarlo, se convocará al demandado por Carteles, para que dentro de un término que fijará el Juez, el cual no
podrá ser menor de treinta días ni mayor de cuarenta y cinco, según las circunstancias, comparezca personalmente o por medio de apoderado.
22.0.0. Representación desde el punto de vista procesal: relación jurídica de origen legal, judicial, o voluntario, en cuya virtud una persona
llamada representante, actuando dentro de los límites de su poder, realiza los actos procesales a nombre de la parte llamada representada, haciendo
recaer sobre ésta los efectos jurídicos de su gestión. La representación desde el punto de vista procesal se caracteriza por su objeto, ya que está referida
a la realización en nombre de las partes de los actos de gestión en el proceso, es decir, a seguir el juicio en todas sus instancias.

Artículo 173. El apoderado o el sustituto estarán obligados a seguir el juicio en todas las instancias, siempre que los Tribunales que
deban conocer del asunto existan en el mismo lugar; en caso contrario, deben hacer las sustituciones convenientes, con arreglo a lo
dispuesto en este Código o avisar al poderdante por la vía más rápida.

a) Es una relación jurídica, un vínculo obligatorio entre la parte y su representante, nacido de la voluntad de la parte que la confiere;
es una declaración unilateral de voluntad, un acto jurídico unilateral.
b) El representante realiza los actos procesales en nombre de su representado y no en nombre propio.
c) Los efectos jurídicos de los actos realizados por el representante recaen sobre la parte representada.
d) El representante actúa dentro de los límites del poder que le confiere la parte; sin poder no hay representación, aunque exista la
relación de mandato.

22.1. El poder.
22.1.0. Concepto: consentimiento para obrar en representación, y su declaración es una declaración unilateral de consentimiento.
22.1.1. El otorgamiento del poder, forma del poder y ante quién se otorga: el poder para actos judiciales debe constar en forma auténtica
(forma pública); por instrumento público o auténtico, debe otorgarse mediante escritura ante un registrador, notario, juez, o ante el secretario
del Tribunal.
Artículo 1.357 del Código Civil. Instrumento público o auténtico es el que ha sido autorizado con las solemnidades legales por
un Registrador, por un Juez u otro funcionario o empleado público que tenga facultad para darle fe pública, en el lugar donde el instrumento
se haya autorizado.

Artículo 151. El poder para actos judiciales debe otorgarse en forma pública o auténtica. Si el otorgante no supiere o no
pudiere firmar, lo hará por él un tercero, expresándose esta circunstancia en el poder. No será válido el poder simplemente
reconocido, aunque sea registrado con posterioridad.

22.1.1.1. Otorgamiento apud acta: el poder puede otorgarse también apud acta para el juicio contenido en el expediente correspondiente
ante el secretario; la forma de otorgamiento de este poder exige la inserción de la diligencia respectiva en el Registro de Poderes, la cual debe ser hecha
por el funcionario y suscrita tanto por éste como por el otorgante.
22.1.1.2. Otorgamiento del poder en el extranjero: cuando el poder es otorgado en el extranjero para ser ejercido en Venezuela, se
admiten las formas de otorgamiento establecidas en dicho país, pero si la ley venezolana exige instrumento público o privado para su prueba, deberá
cumplirse tal requisito.
22.1.1.3. Poder en nombre de otro: en muchas ocasiones puede ser necesario que una persona otorgue un poder a nombre de otra; por ejemplo, el
apoderado general que otorga un poder especial para un asunto determinado de su mandante; el tutor que confiere poder para la defensa de un interés
del pupilo; el síndico de la quiebra que otorga poder para reivindicar bienes de la masa; el presidente de una Compañía Anónima que otorga
poder en nombre de la sociedad para la defensa de sus derechos en juicio, etc. En estos casos, el otorgante deberá presentar al juez o funcionario que
autorice el acto, el instrumento que legitima su representación y el funcionario hará constar los datos indicados. Si la parte pide la exhibición de dichos
documentos, ésta se realizará en la oportunidad que fije el tribunal
22.1.3. Aceptación del poder: el abogado a quien se le confiere un poder judicial no está obligado a aceptarlo; el abogado tiene libertad de aceptar o
no los poderes que se le otorgan. Si no lo acepta, debe avisar inmediatamente al poderdante dicha no aceptación. Como el poder de
representación constituye una declaración unilateral de voluntad, no requiere la aceptación expresa, pero se presumirá de derecho que lo acepta
desde que se presenta con él en el juicio (presunción iuris et de iure).
22.1.4. La sustitución del poder: la sustitución es el acto de delegar en otro el poder aceptado, transmitiendo al sustituto todas o parte de las facultades
conferidas al sustituyente.
a) Es una delegación: se transfiere al sustituto el ejercicio del poder y el uso de las facultades delegadas.
b) Supone la aceptación previa del poder.
c) Puede delegar todas o sólo algunas de las facultades que tiene el sustituyente y puede ser especial, aunque el poder sea general.
22.1.5. Deberes de los apoderados y sustitutos: están contenidos en la Ley de Abogados, en el Código de Procedimiento Civil y en el Código
Civil; entre ellos tenemos:
a) Los que emanan de la condición profesional de abogado:
1. Ofrecer al cliente el concurso de la cultura y de la técnica que posee; aplicarlas con rectitud de conciencia y esmero en la defensa, ser prudente
en el consejo, sereno en la acción, y proceder con lealtad, colaborando con el juez en el triunfo de la justicia.
2. Defensa gratuita de aquéllos declarados pobres, cuya representación le haya sido encomendada, obligación moral y social, antes que jurídica,
fundada en los lazos de solidaridad humana y de caridad que deben unir a todos los hombres.
b) Los que emanan de la gestión procesal:
1. Seguir el juicio en todas las instancias, siempre que los tribunales que deben conocer del asunto existan en el mismo lugar; en caso contrario,
podrán hacer las sustituciones convenientes.
2. Intervenir en las incidencias previas, en la discusión de fondo, la reconvención y las citas de saneamiento y de garantía que son actividades
propias del juicio ordinario, ateniéndose siempre a las facultades que le otorga el poder.
3. Asistir a los actos del proceso, estar debidamente informado de la marcha del juicio, hacer valer oportunamente los derechos y defensas del
mandante, interponer recursos y desembarazarse de las cargas procesales que pesan sobre la parte representada.
4. Ejercer el recurso de casación en los casos en que éste proceda.
c) Los que derivan de la relación de mandato:
1. Ejecutar el mandato con la diligencia de un buen padre de familia.
2. Dar cuenta al mandante de las gestiones realizadas y abonarle cuanto haya recibido en virtud del mandato, aunque lo recibido no se le deba
al mandante.
3. Ejecutar el mandato dentro de los límites del mismo, ateniéndose a las instrucciones que le comunique el mandante en privado.
22.1.6. Deberes de las partes frente a los apoderados:
1. Suministrar a sus representantes lo suficiente para las expensas.
2. Abonar al apoderado sus honorarios.
3. Indicar una sede o dirección en su domicilio o en el lugar del asiento del tribunal.
22.1.7. Extinción del poder: el poder puede extinguirse por diversas razones; unas dependen de la voluntad del poderdante o del
apoderado y otras dependen de acontecimientos extraños a ellos.
a) Por actos de voluntad:
1. Por revocación: declaración unilateral de voluntad del poderdante, que priva de eficacia la representación conferida en el poder en cualquier
estado del juicio.
2. Por renuncia: declaración unilateral de voluntad por parte del apoderado, que surte efectos desde que se hace constar en el expediente.
3. Por el nombramiento de un nuevo apoderado: desde que éste se presente ejerciendo el poder en juicio.

b) Por causas extrañas a la voluntad:


1. Por la muerte de la parte: en este caso se suspende el curso de la causa, mientras se cita a la persona o personas en quienes haya recaído el
derecho.
2. Por la muerte del apoderado: no se suspende el curso de la causa.
3. Por la caducidad de la personalidad con que obraba la parte: ocurre cuando el litigante pierde su capacidad procesal por caer en
interdicción o bien porque adquiera dicha capacidad, como cuando el menor llega a la mayoría de edad; no se suspende el curso de la causa.
4. Por cesión o transmisión: el litigante traspasa a terceras personas los derechos litigiosos, por acto entre vivos y por causa de muerte; produce
efectos desde que se haga constar en autos. No se suspende el curso de la causa.
5. Por cumplimiento del objeto: cumplido el mandato, el poder se extingue.
Artículo 165. La representación de los apoderados y sustitutos cesa:
1º. Por la revocación del poder, desde que ésta se introduzca en cualquier estado del juicio, aun cuando no se presente la parte ni otro
apoderado por ella. No se entenderá revocado el sustituto si así no se expresare en la revocación.
2º. Por la renuncia del apoderado o la del sustituto; pero la renuncia no producirá efecto respecto de las demás partes, sino desde que se
haga constar en el expediente la notificación de ella al poderdante.
3º. Por la muerte, interdicción, quiebra o cesión de bienes del mandante o del apoderado o sustituto.
4º. Por la cesión o transmisión a otra persona de los derechos deducidos por el litigante, o por la caducidad de la personalidad con que
obraba.
5º. Por la presentación de otro apoderado para el mismo juicio, a menos que se haga constar lo contrario.
La sola presentación personal de la parte en el juicio no causará la revocatoria del poder ni de la sustitución, a menos que se haga constar
lo contrario.
22.1.8. La representación sin poder: emana de la ley, fundada en la existencia de un estado de copropiedad o de comunidad en alguna
cosa, que establece una estrecha relación entre el derecho individual y el derecho de todos, que habilita a cada uno para actuar por los demás en
cuanto al interés del conjunto. Surte efectos desde el momento en que es invocada ante el Tribunal en la incidencia que surja con tal motivo. Los
abogados son los que pueden presentarse sin poder, pero deben acreditar ante el Tribunal la condición de profesional que ostentan a fin de derivar el
beneficio que la ley le otorga.
Artículo 168. Podrán presentarse en juicio como actores sin poder: El heredero por su coheredero, en las causas originadas por
la herencia, y el comunero por su condueño, en lo relativo a la comunidad.
Por la parte demandada podrá presentarse además sin poder, cualquiera que reúna las cualidades necesarias para ser apoderado judicial;
pero quedará sometido a observar las disposiciones pertinentes establecidas en la Ley de Abogados.

TEMA 23: LOS TERCEROS EN EL PROCESO.

23.0. Concepto. Se entiende por intervención en la causa, o intervención de terceros, los diferentes institutos jurídicos que ampliando
la controversia, permiten admitir en la misma a otras personas (terceros) distintas de aquéllas entre las cuales se ha originado el proceso.

Artículo 370. Los terceros podrán intervenir, o ser llamados a la causa pendiente entre otras personas, en los casos siguientes:
1°. Cuando el tercero pretenda tener un derecho preferente al del demandante, o concurrir con éste en el derecho alegado,
fundándose en el mismo título; o que son suyos los bienes demandados o embargados, o sometidos a secuestro o a una prohibición de
enajenar y gravar, o que tiene derecho a ellos.
2°. Cuando practicado el embargo sobre bienes que sean propiedad de un tercero, éste se opusiere al mismo de acuerdo a lo
previsto en el artículo 546.
Si el tercero sólo es un poseedor precario, a nombre del ejecutado, o si sólo tiene un derecho exigible sobre la cosa embargada,
podrá también hacer la oposición, a los fines previstos en el aparte único del artículo 546.
3º. Cuando el tercero tenga un interés jurídico actual en sostener las razones de alguna de las partes y pretenda ayudarla a
vencer en el proceso.
4º. Cuando alguna de las partes pida la intervención del tercero por ser común a éste la causa pendiente.
5º. Cuando alguna de las partes pretenda un derecho de saneamiento o de garantía respecto del tercero y pida su intervención en
la causa.
6º. Para apelar de una sentencia definitiva, en los casos permitidos en el artículo 297.

23.1. Clasificación. Se distinguen dos clases de intervención voluntaria: (1ª) la principal (tercería y oposición al embargo) y la
adhesiva; (2ª) intervención forzada. La característica común de estas distintas formas de intervención, se encuentra en que mediante ella, un tercero
se hace presente voluntariamente o por requerimiento de alguna de las partes, en un proceso ya iniciado, para oponerse a la pretensión de los
litigantes o para sostener las razones de alguno de ellos y ayudarle a vencer en el proceso.

23.2. Diversas formas de intervención de terceros en el proceso venezolano.


23.2.0. Intervención voluntaria: tercería, oposición al embargo y adhesiva.
a) La tercería: es la intervención voluntaria y principal de un tercero contra ambas partes de un proceso
pendiente, bien para excluir la pretensión del demandante, invocando un derecho preferente, o el dominio sobre los bienes
objeto del proceso; o bien para concurrir con él en el derecho alegado, fundándose en el mismo título.
b) La oposición al embargo: es otra forma de intervención voluntaria y principal; se tratas de bienes de la propiedad del demandado. Se
hace valer mediante diligencia o escrito ante el Tribunal que haya decretado el embargo, que se suspende cuando el opositor
presenta prueba fehaciente de la propiedad de la cosa por un acto jurídico válido. La propiedad constituye un criterio seguro, ampliamente
protector de los intereses de las partes y de los terceros

c) La intervención adhesiva: es la otra forma de intervención voluntaria de terceros, llamada también accesoria,
porque tiene lugar cuando el tercero alega un interés jurídico actual en sostener las razones de algunas de las partes y
pretende ayudarla a vencer en el proceso.

TEMA 26: LOS ACTOS PROCESALES.

26.0 Concepto: El acto procesal es una especie de acto jurídico, caracterizado porque la modificación producida afecta a un proceso;
que un acto sea procesal no depende de que se verifique en el proceso, sino a que valga para el proceso. Un acto realizado fuera del proceso, puede ser
procesal (el compromiso, el acuerdo sobre la competencia); igualmente un acto realizado durante el proceso puede no ser un acto procesal, en el
sentido de que no produce una modificación del mismo (la petición de una copia certificada). Puede definirse, entonces, el acto procesal como la
conducta realizada por un sujeto procesal susceptible de constituir, modificar o extinguir el proceso. Para que un acto de la voluntad humana sea
considerado un acto procesal, es indispensable que de manera directa produzca efectos en el proceso: impulsándolo, modificándolo o
extinguiéndolo.
a) Es conducta humana: el proceso se hace mediante las conductas que realizan en él los sujetos que intervienen.
b) Es un acto voluntario: la voluntad es un elemento subjetivo del acto y el requisito que de manera más radical lo individualiza porque
la conducta supone la voluntad, no es sino su manifestación y nada significa sin ella.
c) Es realizado por un sujeto procesal: no sólo las partes y el juez, sino los auxiliares de éste: secretarios, alguaciles, asesores,
peritos, intérpretes, tasadores, relatores, etc.
d) Supone la legitimación: relación con la aptitud o cualidad de la persona para realizar el acto; indica quién puede actuar concretamente.
e) Trascendencia jurídica: el acto debe ser susceptible de constituir, modificar o extinguir el proceso
El acto procesal tiene una serie de requisitos de validez:
a) Debe ser ejecutado por una persona que tenga capacidad procesal.
b) La persona ha de estar legitimada para realizar el acto.
c) El acto ha de celebrarse con las formalidades externas previstas en la ley.
d) Debe ser voluntario.
e) Esta voluntad no ha de estar viciada por la coacción ni la violencia.
f) Tampoco ha de estar viciado el consentimiento por el dolo o la mala fe.
g) El acto no debe ser contrario a las leyes ni al orden público.

26.1. Hechos y actos procesales: Se entiende por hecho cualquier acontecimiento, cualquier suceso ajeno a la voluntad del hombre.
Una clase de hechos son los hechos jurídicos, que se caracterizan porque al hecho material le acompaña una modificación o cambio jurídico;
hechos de la naturaleza o realizados por el individuo a los que el ordenamiento jurídico le asigna consecuencias jurídicas; por ejemplo, el
nacimiento, la muerte, desastres naturales, actos jurídicos y hechos ilícitos. Otra clase de hechos son los hechos procesales, que se caracterizan porque
producen una modificación jurídica en el proceso. Una clase de hechos son los actos, que se caracterizan porque son acaecimientos que dependen de
la voluntad humana; son voluntarios. El acto jurídico es una especie de hecho jurídico que se caracteriza porque la modificación jurídica
que se produce depende de la voluntad humana.

26.2. Clasificación de los actos procesales.


A) Según los sujetos que los realizan: actos de las partes, actos del juez y de sus auxiliares.
A.1) Actos de las partes: conductas realizadas en el proceso por el demandante y el demandado, y eventualmente por los terceros
intervinientes que se hacen parte en la causa.
a.1.1) Relativos a la constitución del proceso: el principal acto relativo a la constitución del proceso es la
demanda, la cual se propone por escrito; tiene así la función de ser el acto iniciador del proceso.
a.1.2) Relativos a la modificación o desarrollo del proceso:
a.1.2.1) Actos de impulso procesal: realizados por las partes con el fin de llevar adelante el proceso hacia su
meta definitiva, que es la sentencia; y también por el juez, quien como director del proceso, tiene el deber de impulsarlo
de oficio hasta su conclusión.

a.1.2.2) Alegación de la falta de presupuestos procesales: planteado por la parte como cuestión previa, o también un
acto del juez, en razón del carácter de orden público.

Artículo 346. Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá el demandado en vez de contestarla promover las siguientes
gestiones previas:
a.1.2.3) Actos de defensa: realizados fundamentalmente por la parte demandada en el acto de contestación de la demanda.
a.1.2.4) Actos de proposición o promoción de pruebas: corresponden al período de desarrollo del proceso llamado de sustanciación o
instrucción del proceso, que consiste en la incorporación de objetos (documentos) o relatos (testimonios), hasta ponerlo en estado de
dictar sentencia.la promoción de pruebas es un acto de la parte que ofrece al juez probar un hecho valiéndose de determinado medio de
prueba. El acto de producción o evacuación de la prueba es un acto del juez, por el cual éste recibe la prueba y la hace eficaz, constatando
los hechos que demuestran la verdad o falsedad de una afirmación.
a.1.3) Relativos a la terminación o extinción del proceso: mediante los cuales las partes componen la litis y ponen fin al proceso,
con efectos de cosa juzgada.
a.1.3.1) El desistimiento de la demanda (renuncia): acto del demandante por el cual se separa expresamente del
juicio, renunciando a la acción intentada.
a.1.3.2) El convenimiento de la demanda (allanamiento): acto del demandado por el cual se aviene a la pretensión
del demandante y la satisface.
a.1.3.3) La transacción: contrato por el cual las partes, mediante recíprocas concesiones, terminan el litigio
pendiente o precaven un litigio eventual.
a.1.3.4) La conciliación: acto de las partes provocado por la mediación del juez; composición justa del litigio que pone fin al juicio y
tiene los mismos efectos que la sentencia ejecutoria.
A.2) Actos del juez y de sus auxiliares: son aquellas conductas realizadas en el proceso por los agentes de la jurisdicción: no sólo los jueces,
sino también sus auxiliares o colaboradores, ya sean permanentes u ocasionales. Es necesario que la conducta del funcionario tenga lugar en el
proceso, después de iniciado el juicio con la presentación del libelo de la demanda al tribunal. Pueden distinguirse dos grandes categorías: actos
de decisión o resoluciones y actos de sustanciación o instrucción del proceso.
a.2.1) Actos de decisión o resoluciones: providencias dictadas por el juez para resolver una cuestión controvertida
entre las partes: sentencias, autos y decretos. De estas tres categorías sólo las sentencias corresponden a actos de
decisión o resoluciones.
a.2.2) Actos de sustanciación o instrucción: los autos y decretos.

B) Según la función que cumplen en el proceso: actos relativos a la constitución del proceso; actos relativos a la modificación o desarrollo
del proceso y actos relativos a la extinción de los actos procesales.

C) Otra clasificación de los actos procesales: válidos, nulos e irregulares


c.1) Actos procesales válidos: son aquéllos que cumplen con los requisitos de validez mencionados.
c.2) Actos procesales nulos: aquéllos que carecen de alguno o algunos de los requisitos que la ley considera esenciales para otorgarles
validez.
c.3) Actos procesales irregulares: no cumplen con los requisitos de ley, pero si producen los efectos jurídicos que les son propios.

26.3. Deber, obligación y carga para realizar actos procesales: desde el punto de vista de la relación jurídica, las partes tienen
deberes y cargas.
a) Deberes de las partes:

Artículo 170. Las partes, sus apoderados y abogados asistentes deben actuar en el proceso con lealtad y prioridad. En tal virtud, deberán:
1º Exponer los hechos de acuerdo a la verdad;
2º No interponer pretensiones ni alegar defensas, ni promover incidentes, cuando tengan conciencia de su manifiesta falta de fundamentos;
3º No promover pruebas, ni realizar, ni hacer realizar, actos inútiles o innecesarios a la defensa del derecho que sostengan.
Parágrafo Único.- Las partes y los terceros que actúen en el proceso con temeridad o mala fe son responsables por los daños y perjuicios
que causaren.
Se presume, salvo prueba en contrario, que la parte o el tercero han actuado en el proceso con temeridad o mala fe cuando:
1º Deduzcan en el proceso pretensiones o defensas, principales o incidentales, manifiestamente infundadas;
2º Maliciosamente alteren u omitan hechos esenciales a la causa;
3º Obstaculicen de una manera ostensible y reiterada el desenvolvimiento normal del proceso.

Artículo 171. Las partes y sus apoderados deberán abstenerse de emplear en sus diligencias y escritos expresiones o conceptos injuriosos
o indecentes. El Juez ordenará testar tales conceptos si no se hubiesen notado antes, apercibiendo a la parte o al apoderado infractor, para
que se abstenga en lo sucesivo de repetir la falta, con una multa de dos mil bolívares por cada caso de reincidencia.

b) Deberes de los apoderados:

Artículo 173. El apoderado o el sustituto estarán obligados a seguir el juicio en todas las instancias, siempre que los Tribunales que deban
conocer del asunto existan en el mismo lugar; en caso contrario, deben hacer las sustituciones convenientes, con arreglo a lo dispuesto en
este Código o avisar al poderdante por la vía más rápida.

Artículo 174. Las partes y sus apoderados deberán indicar una sede o dirección en su domicilio o en el lugar del asiento del Tribunal,
declarando formalmente en el libelo de la demandada y en el escrito o acta de la contestación, la dirección exacta. Dicho domicilio subsistirá
para todos los efectos legales ulteriores mientras no se constituya otro en el juicio, y en él se practicarán todas las notificaciones, citaciones
o intimaciones a que haya lugar. A falta de indicación de la sede o dirección exigida en al primera parte de este artículo, se tendrá como
tal la sede del Tribunal.

c) El juez no es sujeto de cargas procesales; sólo tiene deberes.

26.4. Forma de los actos procesales: aquellos requisitos que deben llenar las conductas de los sujetos del proceso, en relación al modo de
expresión de las mismas¨.
a) Uso del idioma legal: el castellano.

b) La escritura: dado que el proceso civil venezolano está dominado por el principio de la escritura, los actos de las partes y del
tribunal deben realizarse por escrito. La realización de los diversos actos da origen al expediente de la causa
c) La publicidad: los actos procesales deben realizarse en forma pública; la publicidad rige tanto entre las partes interesadas en la causa, como
respecto de los terceros o extraños a ella.
26.5. Lugar de los actos procesales: es el ámbito espacial dentro del cual los actos deben cumplirse; la determinación de este ámbito espacial está
dada por la circunscripción en que el acto se realiza, por la sede del órgano jurisdiccional y por el local u oficina en que funciona el tribunal. El lugar
de los actos procesales se define entonces, como el local u oficina destinada para oír y despachar, en la sede del tribunal de una circunscripción
determinada. La fijación del lugar de realización de los actos procesales, se fundamenta en la necesidad de asegurar a las partes la certeza jurídica, la
igualdad de tratamiento en el proceso y la publicidad de las actuaciones.
26.6. Tiempo de los actos procesales: el curso del proceso está regulado, de manera muy importante, por el tiempo. La actividad de las partes
y de los órganos jurisdiccionales se desenvuelve dentro de una regulación cronológica cuya omisión puede causar a las partes preclusión y a los
órganos jurisdiccionales denegación de justicia.

26.7. Teoría de los términos procesales.


26.7.0. Concepto: estudio de las condiciones temporales de realización de cada acto procesal en particular.
26.7.0.0. Término o lapso procesal: el término es una fecha específica para cumplir con un determinado acto
procesal; es la fecha fija, hora, día, mes y año en que un acto debe realizarse. El lapso es el espacio de tiempo dentro del
cual la parte debe ejercer alguna actividad; es la unidad de tiempo dentro de la cual se puede cumplir un acto procesal. Es la medida
de tiempo para realizar dentro de ella un acto determinado del proceso.

26.7.1. Clasificaciones: los términos y lapsos procesales se clasifican en:


a) Legal: son la mayoría.
b) Judicial: establecido por el juez.
c) Convencional: lo fijan las partes, pero sólo pueden fijar un lapso de suspensión del proceso, mas no de paralización.
d) Comunes y particulares: común cuando está establecido en beneficio de ambas partes, y particular, cuando es privativo de sólo una
de ellas.
e) Perentorios y no perentorios: son perentorios aquéllos que una vez cumplidos, se produce una preclusión absoluta, son
llamados también preclusivos. Los no perentorios o conminatorios son los establecidos por la ley para la regularidad del procedimiento y cuya
inobservancia no produce preclusión.
f) Plazo o término de distancia: período de tiempo concedido para el traslado de las personas o de los autos de un sitio a otro,
cuando el lugar del Tribunal en que debe efectuarse el acto es diferente de aquél donde se encuentra la persona o autos requeridos. Su fijación no
podrá exceder de 1 día por cada 200 kms, ni ser menor de 1 día por cada 100.

26.7.2. Características de los lapsos procesales:


a) No son prorrogables: para garantizar el derecho a la defensa e igualdad procesal de las partes.
b) Debe existir igualdad de términos para las partes.
c) Son comunes a las partes en aplicación del principio de igualdad procesal.
26.7.3. Clasificación de los días procesales:
a) Días feriados: domingos, jueves y viernes santos, días de fiesta nacional, más los días especialmente declarados en cada caso
por las autoridades nacionales, estadales y municipales.
b) Días de vacaciones: desde el 15 de agosto hasta el 15 de septiembre del mismo año, y desde el 24 de diciembre de un año hasta el
6 de enero del otro, todas fechas inclusive.
c) Días hábiles: días comunes de labor ordinaria; se caracterizan por la actividad en secretaría, haya o no audiencia. La mayoría de
nuestros cómputos se hacen por días hábiles.
d) Días de audiencia: el tribunal actúa en pleno: secretaría y Sala de Audiencias. Los recursos y pruebas se computan por audiencias.
e) Días consecutivos: lapsos sin interrupción.
26.7.5. Interrupción de los lapsos: cesación del decurso del lapso por la ocurrencia de un evento al cual la ley le atribuye el efecto de anular el
tiempo corrido del lapso y recomenzar de nuevo su decurso. El lapso comienza de nuevo a computarse a partir del acto interrumpido, como si el
tiempo anterior no hubiese corrido. Por ejemplo, cuando el demandante reforma la demanda antes de la contestación.
26.7.6. Abreviación: reducción del lapso a un número menor de días de los señalados en la ley para la realización de un acto procesal.
Por regla general se prohíbe la abreviación, se posibilita excepcionalmente. La abreviación sólo puede acordarse por voluntad de las partes y no
de oficio por el juez; debe expresarse ante el tribunal en las actas del expediente y ser aprobada por el juez. Los lapsos que interesan no sólo
a las partes sino al orden público no pueden ser abreviados en ningún caso (apelación, casación, divorcio, etc.).
26.7.9. Cómputo de los lapsos procesales: la manera o modo de contar el tiempo establecido en el lapso para la realización de un acto
procesal. Para hacer el cómputo de los lapsos se requiere una unidad de medida: la hora, el día, el mes o el año; la mayoría de los lapsos procesales
están establecidos tomando el día como unidad de tiempo, pero no se excluyen los lapsos fijados por horas, meses o años.

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