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40 | IDEAS & DEBATES

A propósito de Can neuroscience


change our minds? de Steven y
Hilary Rose

Crítica de la
neuromanía Ilustración: Juan Atacho

Juan Duarte
Comité de redacción.

“Conceptualizar el cerebro como capital, asiduamente los programas de radio y televi- pueda ser leído por un público amplio, a to-
un recurso a ser expandido, transforma a sión, llenan teatros y salones a lo largo del no con el alcance de masas del discurso de las
quién –o qué– en algo a ser expandido. Se- país, están al tope de ventas de libros, y co- neurociencias. Y si bien situado en el medio
para la parte del todo: ahora, en vez de ser mienzan a tener injerencia directa en el dise- inglés, al tratarse de un fenómeno mundial,
el niño que aprende, el estudiante, el ancia- ño de políticas públicas. resulta completamente relevante para pensar
no temiendo demencia (…) aparece el cere- Pero, ¿de qué se trata la neurociencia? concretamente desde nuestra geografía.
bro que aprende, el cerebro social, el cerebro ¿Cuál es su origen social y científico? ¿Qué El título del libro, ¿Puede la neurociencia
emocional, el cerebro ético o el cerebro indi- discursos y prácticas sociales promueve y có- cambiar nuestra mente?, sirve de disparador
cador, el que debe ser mejorado.” mo los fundamenta? Desde estos interrogan- para el análisis posterior. Si bien reconocen
Steven Rose y Hillary Rose, tes, y otros, claves para un análisis desde el que la neurociencia se apoya en importantes
Can neuroscience change our minds? marxismo, resulta provechosa la lectura del avances en el conocimiento del cerebro, par-
nuevo libro de Steven y Hilary Rose, Can ten de afirmar que “ciencia y sociedad se mol-
Hace no mucho tiempo, hubiera resultado neuroscience change our minds?3. Desde sus dean una a la otra –se coproducen–”, y señalan
extraño encontrar una vitrina principal de la campos disciplinares (neurobiología y socio- que el objetivo será “separar la esperanza del
sección psicología o autoayuda poblada de tí- logía respectivamente) son parte de una ge- marketing de esos neuroprefijos, que surgen
tulos como Las neuronas de dios, Usar el ce- neración de científicos y académicos (en su como parte de la economía política neoliberal
rebro, El cerebro de los argentinos, Cerebro, caso, ingleses) que, impactados por la revo- actual” (2). A diferencia de la genómica, pero
corazón y psicología de la mujer, e incluso lución cubana, el uso de la ciencia con fi- compartiendo su reduccionismo, el imagina-
Atletismo mental (con la imagen de un cere- nes bélicos por parte de Estados imperialistas rio de la neurociencia “pretende que su cono-
bro con pies y brazos corriendo en una cinta). (Vietnam), así como por la invasión soviéti- cimiento nos puede empoderar para rehacer
También la creación de una asesoría “en capi- ca a Hungría y la Guerra Fría, se acercaron nuestro cerebro, nuestras mentes y a nosotros
tal mental”, especializada en educación en la a la crítica anticapitalista y a las luchas obre- mismos” (3). El esfuerzo personal y la plastici-
provincia de Buenos Aires, a cargo de un neu- ras y populares, participando de ellas al tiem- dad, ligados a términos neoliberales extrapo-
rólogo, o que el reconocido Instituto Balseiro po que cuestionando el rol de la ciencia en el lados como el de “capital mental”, se vuelven
tenga cursos permanentes en neurociencias. capitalismo. En coautoría, publicaron Cien- términos omnipotentes para dar el salto y re-
Hoy, parece natural. cia y sociedad (1969), seguido de La radica- solver cuestiones sociales y políticas como la
Es que en los últimos años venimos asis- lización de la ciencia (1976), y en los últimos desigualdad y la educación.
tiendo en nuestro país, (y en el mundo, como años Alas, poor Darwin (2005), y Genes, cells La neurociencia moderna es definida co-
veremos), a un auge de las llamadas neuro- and brains (2012). mo una tecnociencia: fusión de ciencia y tec-
ciencias. Autores como Facundo Manes1, En este caso, intentan brindar un análi- nología, inseparable de la matriz neoliberal,
Diego Golombek2 o Andrés Rieznik, recorren sis que, sin perder profundidad y filo crítico, que ya había dado lugar a otros proyectos
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reduccionistas como la sociobiología en los A lo que podríamos agregar el fuerte cues- ratones. La escala es monstruosa: 113 equi-
‘70 y la psicología evolucionista en los ‘90, tionamiento recién recibido por el software pos de 20 países diferentes.
ambas de sesgo social conservador, indivi- estadístico que utilizan5. En el caso de EE. UU., el proyecto se de-
dualista y patriarcal. Aunque esta vez con un nominó Investigación Cerebral para el Avan-
apoyo financiero y político mucho mayor. La neurociencias como megaproyecto ce en Neurotecnologías Innovativas (BRAIN
Pero el gran auge de la disciplina es mucho en inglés), apuntando a realizar “un mapeo
Genealogía de la neurociencia más reciente. En 2013, con la llegada de los neural de todas las vías y conexiones (el así
Los autores trazan un recorrido del discur- primeros megaproyectos científicos destina- llamado conectoma), entre las 70 millones de
so neurocientífico que comienza con el plan- dos para las neurociencias: el proyecto BRA- neuronas del ratón, como subrogado del cere-
teo cartesiano de la glándula pineal como IN en EE. UU., y el Human Brain Proyect bro humano”, que en seis años solo avanzó en
juntura entre mente y cuerpo, y sigue por el (Proyecto Cerebro Humano, HBP en inglés) una ínfima porción. Los fondos son titánicos:
materialismo reduccionista de la frenología en la UE, con el antecedente del Proyecto en 2014 se aumentaron a 4,5 billones de dóla-
y los avances de la neuroanatomía en el si- Genoma Humano. res, y las intenciones comerciales son claras:
glo XIX, que definía un cerebro “moldeado Los autores desmenuzan la génesis y obje- desde nanopartículas a optoelectrónica de
por el imperialismo y las relaciones patriar- tivos de ambos, señalando el lugar de cien- amplio potencial industrial. Significativamen-
cales decimonónicas” (13). Desde allí, ubican tíficos, Estados, capitales y público. El HBP te, parte del financiamiento proviene de la
el surgimiento del Programa de Investigación consiguió 1,2 billones de euros en el concurso Agencia de Investigación de Proyectos Avan-
en Neurociencia del MIT a principios de los de Flagship Future and Emerging Technolo- zados de Defensa (DARPA), interesada en el
años ‘60 como el primer gran proyecto apun- gies Programme, provenientes del Directorio desarrollo de neuroprótesis para soldados.
tado al estudio del cerebro y el comporta- de Información y Tecnología de Computa- Los autores subrayan el potencial comer-
miento, con fines principalmente científicos, ción de la UE, según los autores en respues- cial detrás de estas mega iniciativas, replica-
concitando gran interés y financiamiento: el ta a la crisis de 2008, y designados mediante das a su vez en Japón (2014), China (2015),
nacimiento de la neurociencia moderna. Ya una pantomima de “consulta popular”. Su ini- y por capitales privados, como el mega pro-
en los ‘90, el nuevo impulso va a provenir de ciador y coordinador, Henry Makram, plan- yecto Big Neuron, de Paul Allen (cofundador
una agenda “aplicada” motorizada por la in- teó que su objetivo es de Microsoft). Pero, señalan también el cre-
dustria farmacéutica en búsqueda de nuevas ciente escepticismo de la comunidad cientí-
drogas psicotrópicas y desarrollos neurotec- construir una infraestructura tecnológica de fica ante el carácter aporético del objetivo de
nológicos. Será denominada la “década del computación de información para investiga- fondo, que llevó a que “unos 700 neurocien-
cerebro”. ción relacionada a neurociencia y cerebro en tíficos elevaran una carta a la UE criticando
La neurociencia molecular y su búsqueda medicina y computación, catalizando un es- tanto la ciencia como el manejo del proyec-
de neurotransmisores será clave para el ne- fuerzo colaborativo global para entender el to” (54). Mientras que construir una bomba
gocio de la medicalización de la vida cotidia- cerebro humano y finalmente emular sus ca- atómica o descifrar el genoma eran promesas
na de la industria farmacéutica, asociada a pacidades computacionales (45). alcanzables, “¿Qué querría decir ‘resolver el
manuales psiquiátricos como el DSM4, aun- cerebro humano’?”. El escepticismo, señalan,
que con resultados similares a generaciones La intención es la creación de un modelo se hace oír cada vez más entre los participan-
anteriores de psicotrópicos, ya que el víncu- computacional del cerebro para 2023. tes, en tanto “las neurociencias simplemen-
lo neurotransmisor/trastorno mental tampo- En definitiva, y esto es llamativamente de- te no tienen equivalente para la física teórica
co se sostiene, por lo que compañías líderes jado de lado por los Rose, se trata, desde la detrás del Proyecto Manhattan, ni para la bio-
ya cerraron sus laboratorios de neurocien- psicología, de retomar el conocido reduc- logía molecular del Proyecto Genoma Huma-
cia enfocándose en otros mercados. Mien- cionismo de la psicología cognitiva, con su no” (52).
tras, esa crisis en la psiquiatría biológica se metáfora de la mente como procesador de in- El diagnóstico a nivel científico es lapida-
ha intentado superar mediante la nueva tec- formación, a su vez –irónicamente– motivada rio: “no hay forma de integrar las variadas
nología de la resonancia magnética funcional por los avances tecnológicos en cibernética y neurodisciplinas, desde la molecular hasta
(fMRI), cuyas dramáticas imágenes en colo- teoría de la información en el período de en- los sistemas, y menos de proyectarlas hacia el
res son “deducidas por una cadena de ma- treguerras6. Aunque ese procesador es identi- misterioso terreno de la ‘mente’”. Es que “las
nipulaciones y asunciones estadísticas”, pero ficado ahora con el cerebro: el reduccionismo neurociencias son ricas en datos y pobres en
“son tomadas como reales, y no solo por neu- se recuesta en la biología, pero la matriz teóri- teoría” (57). Lo notable es que aún así, sus
rocientíficos” (34). La crítica en este punto es ca del procesamiento de información (ahora ambiciones proliferan, e ingresan creciente-
muy aguda: neuronal), se mantiene7. Los autores señalan mente en las políticas públicas del desarrollo
la injerencia en el proyecto y el aprovecha- infantil y la educación.
... tales imágenes pueden ocultar tanto co- miento privado de fondos públicos, de IBM,
mo revelan. Para empezar su escala temporal con la cual Makran puso en pie su proyec- Las neurociencias como fundamento para
de torrente sanguíneo medida en segundos es to Blue Brain. De hecho, en los últimos días políticas públicas neoliberales
demasiado amplia, en tanto el cerebro opera IBM anunció con pompa que había creado A continuación, los autores abordan el desa-
en milisegundos. Y también su resolución es- las “primeras neuronas artificiales”8. La base rrollo de políticas públicas en hacia la niñez
pacial (36). de investigación son estudios con cerebros de y la educación en Inglaterra, ensayando una »
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crítica de los conceptos que permite develar El capítulo final está destinado a las pres- se sirve (cognitiva, en sentido amplio), así co-
la razón neoliberal detrás del pretendido fun- cripciones que desde la neurociencia se ha- mo alguna referencia a opciones superadoras
damento científico. Entramos en un terreno cen sobre la educación y el aprendizaje, (en otro libro, Steven Rose señala los desarro-
que comienza a ser familiar en la Argentina, mostrando el mecanismo mediante el cual un llos de Vigotsky como posible vía superadora
donde el gobierno macrista ensaya la aplica- organismo imperialista como la OECD plan- a concepciones reduccionistas). Así también,
ción de políticas similares de la mano de Fa- tea directivas de aprendizaje que institucio- aunque encontramos un análisis de la econo-
cundo Manes. nes científicas como la Royal Society apoyan, mía política de la neurociencia, incluido el
El foco estará puesto en dos ejes. El prime- y a las cuales revistas especializadas aportan carácter cada vez más precarizado de los in-
ro, centrado en la crítica de un informe gu- “fundamentos”: vestigadores, a diferencia de trabajos previos,
bernamental publicado en 2008, centrado la está ausente el horizonte socialista como vía
idea de que “los países deben aprender a ca- Estamos en tiempos excitantes para la neu- superadora a las contradicciones analizadas.
pitalizar a sus propios ciudadanos”9 mediante rociencia –dice una editorial de Nature–, Empero, se trata de una crítica balanceada, agu-
la intervención temprana y sus tres conceptos donde la unión de neurociencia con educa- da y bien fundamentada, que resulta de un gran
centrales: capital mental, bienestar mental y ción nos lleva desde un conocimiento mole- aporte tanto para analizar el auge de las neuro-
recursos cognitivos. La idea de capital men- cular y celular de la función cerebral, hasta ciencias, en Argentina y en el mundo, y desnudar
tal, apuntan los autores, es correlativa con la el aula (104). los intereses sociales detrás del mismo.
redefinición de la pobreza en términos ya no
de ingresos sino de logros educativos, falta A continuación, analizan críticamente las
de empleo y adicción a drogas, o sea, un re- pretensiones de “mejoramiento cerebral”, li- 1. Ver Duarte, Juan, “Reseña de Usar el cerebro de
greso a una política moral sobre los pobres. gada al marketing de drogas “inteligentes” Facundo Manes”, IdZ 9, mayo 2014.
Para esto, los informes citados se apoyan en (Ritalin, por ejemplo) y dispositivos eléctricos 2. Ver Duarte, Juan, “Reseña de Las neuronas de
estudios sobre análisis de imágenes de reso- (estimulación por corriente transcraneal di- dios de Diego Golombek”, IdZ 17, marzo 2015.
nancia magnética funcional sobre niños, que recta). También se critican las prescripciones 3. Cambridge, Polity Press, 2016. Los números de
demostrarían la necesidad de actuar sobre los derivadas de esta concepción, y su aplicación páginas se indican entre paréntesis.
primeros “1.001 días críticos” (título de otro concreta a fenómenos como la discalculia o 4. Ver Duarte, Juan, “Reseña de Todos somos en-
reporte). Al respecto, se señala que “en esta la dislexia, mostrando los límites de la misma, fermos mentales de Frances Allen”, IdZ 16, diciem-
bre 2014.
narrativa biológica, la niñez y la adolescencia y el intento de estigmatizar y normalizar la
5. “Cluster failure: Why fMRI inferences for spa-
son entidades biológicas, categorías indepen- adolescencia. Resulta muy valioso el análisis
tial extent have inflated false-positive rates”, Pro-
diente de clase, género, etnicidad y geografía” de cómo estas concepciones apuntan a nor- ceedings of the National Academy of Sciences of
(79). Y se desmonta su supuesto fundamen- malizar la subjetividad y actuar directamen- the United States of America (PNAS), 05/2016.
to neurocientífico y psicológico: relación en- te sobre la visión de los propios adolescentes 6. Heims, Steve Joshua. Constructing a Social
tre sinapsis y desarrollo, los conceptos de sobre sí mismos, y también las referencias a Science for Postwar America: The Cybernetics
“ambientes enriquecidos y empobrecidos”, trabajos críticos, como el de la neurocientí- Group, 1946-1953. MIT Press, 1993.
períodos sensitivos, relaciones entre stress e fica Suparna Choudhury, que demuestra có- 7. Para algunas críticas al reduccionismo de la psi-
indicadores hormonales (cortisol), y la teoría mo los adolescentes perciben el intento de los cología cognitiva, ver Bruner, Jerome, Actos de Sig-
nificado, Madrid, Alianza, 1991, Cap. 1.
del apego. En cada uno la crítica aporta va- trabajos neurocientíficos “mainstream” de
liosas referencias, como por ejemplo, la críti- estereotiparlos11. 8. “Unsupervised learning with artificial neurons”,
en IBM.com, 3/6/2016.
ca de la primatóloga Susan Hrdy desarmando
9. The Government Office for Science, Mental ca-
la teoría del apego de Bowlby y su conteni- Un aporte valioso para la crítica del furor pital y wellbeing: making the most of ourselves in
do ideológico patriarcal10. Como conclusión, neuro the 21st century, Londres, 2008.
resaltan el carácter de vigilancia moral de la Tratándose de un libro tan condensado, que- 10. Hrdy, Susan. Mothers and Others: The Evolu-
“intervención dirigida”: “Las desigualdades dan necesariamente muchos desarrollos fuera tionary Origins of Mutual Understanding, Cam-
solo pueden atacarse mediante reformas es- de esta reseña. Acaso se podría criticar el no bridge, Harvard University Press, 2009.
tructurales, sobre las cuales la neurociencia tomar en cuenta las relaciones entre las neu- 11. Choudhury, Suparna y Slaby, Jan, Critical Neu-
no tiene nada que decir” (103). rociencias y las teorías psicológicas de las que roscience, Sussex, Wiley-Blackwell, 2012.

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