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Reflexiona sobre la
Descubre las representaciones sociales y las relaciones de
Comprende forma, contenido y
poder de los textos que escucha para construir su postura
textos orales contexto de los textos
propia.
orales.
DIDÁCTICA
RECURSOS Y
MOMENTO TIEMP
ACTIVIDADES DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE
S O
MATERIALES
El docente establece las normas de convivencia según el propósito
de la sesión. Dispone las ubicaciones de los estudiantes en forma 15’
de “ U”.
Recuerde que los pasos de la tertulia literaria que se llevará
a cabo considera lo siguiente:
Los textos que se van a abordar en la tertulia son El sueño
del pongo y Gallinazo sin plumas
Los estudiantes utilizarán como insumos para la interacción Aula de
su diario de lectura (apuntes, comentarios, preguntas que innovación
han surgido durante la lectura, etc.) 3. Cada estudiante debe
INICIO
escoger el párrafo que más le haya gustado por la forma
literaria y los sentidos. El estudiante debe llevar sus párrafos
elegidos a la tertulia para compartirlo, comentar por qué lo
hemos elegido (motivos literarios y personales).
- TITULO
- PERSONAJES
- TIEMPO
- LUGAR
- Ambientación:Coloca lemas y decora el ambiente de la
¿Cómo las resolví?
IV. EVALUACIÓN
INSTRUMENTO
CAPACIDADES INDICADOR
DE EVALUACIÓN
Participa periódicamente en actividades literarias
Se vincula con tradiciones intercambiando sus interpretaciones, creaciones y
literarias mediante el recopilaciones para vincularse con las tradiciones Lista de cotejo
diálogo intercultural literarias.
TAREA PARA LA CASA
Crear tres cuenta cuentos Tema: La puntualidad, Solidaridad y aniversario para el portafolio teniendo en cuenta las
características.
LISTA DE COTEJO
He utilizado la
estructura: Acompañé mi
Demostré
inicio, nudo y expresión oral Memoricé el
seguridad durante
desenlace para con gestos y texto de la
su
enfatizar los ademanes historia en su
presentación(título,
pasajes más (desplazamiento totalidad.
autor)
significativos adecuado).
del texto.
SÍ NO SÍ NO SÍ NO SÍ NO
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DIDÁCTICA
RECURSOS Y
MOMENTO TIEMP
ACTIVIDADES DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE
S O
MATERIALES
El docente establece las normas de convivencia del
aula. 20’
El docente recuerda a los estudiantes los acuerdos
establecidos al inicio de la Unidad I
Les invita y motiva a los estudiantes a no perder de vista las
acciones que se han propuesto tomar para superar las
dificultades presentadas para lograr sus metas.
El docente presenta a los estudiantes la situación significativa Módulo de
: biblioteca
El Perú es un país diverso en culturas, geografía, recursos,
tradiciones, lenguas, entre otros.
La lectura de diversos textos, especialmente los literarios
permitirá abordar la gestión de la identidad, la diversidad
cultural y la interculturalidad.
¿Qué retos y oportunidades nos presenta la diversidad
cultural, geográfica y lingüística de nuestro país? Realizan un
comentario sobre qué temática desarrollarán en la unidad y
el propósito que tendrá hacerlas. Nuestra diversidad cultural,
geográfica y lingüística nos ofrece muchos retos. Uno de ellos
es ver en estas diferencias una oportunidad para
reconocernos iguales en condición humana, en derechos, en
INICIO deberes, en dignidad, pero distintos en valores, en creencias,
en prácticas culturales, formas de ver el mundo y la vida.
Desde una mirada intercultural, si miramos y valoramos lo
nuestro, también valoraremos y apreciaremos lo demás. Al
revisar otras expresiones diferentes a las nuestras,
encontraremos elementos distintos, pero también comunes
entre las culturas, sean de otras regiones o países. Estas
diferencias son una riqueza que debemos potenciar. Dentro
de la gama de textos que leeremos, podremos apreciar a
escritores peruanos, pero también a otros que no lo son.
Ambos nos permitirán reconocernos en la otredad. Antes de
la lectura:
El docente coloca el título del texto en la pizarra: Los
gallinazos sin plumas.
Luego de ello, realiza predicciones con las siguientes
preguntas:
¿qué son los gallinazos?, ¿dónde habitan?
Responde a las siguientes preguntas
¿Qué ocurrió al inicio?
¿Qué paso después?
¿Qué sucedió al final?
NUDO
Efraín se corta el pie con un vidrio y a causa de ello se le
infecta el pie y no puede caminar. Solo va Enrique a recoger
alimento para el cerdo Pascual y a su regreso lleva a Pedro,
un perro callejero. Enrique se resfría y le da fiebre. Ambos
niños dejan de ir al basural para recoger la comida del cerdo.
Don Santos, encolerizado los amenaza con dejarlos sin comer
y va en busca del alimento para Pascual. Fracasa. A su regreso
obliga a los niños a realizar nuevamente la tarea. Sólo lo hace
Enrique, pues Efraín está muy mal
DESENLACE
Al regresar del basurero, Enrique discute con su abuelo
porque echo a Pedro al chiquero para que se lo coma
Pascual. Enrique lucha con su abuelo y lo golpea con una
varilla en la cabeza. El abuelo cae al chiquero donde lucha
con el chancho Pascual, mientras tanto los niños escapan del
lugar.
Ficha de
autoevaluación
VIII. EVALUACIÓN
IX. TAREA PARA LA CASA
Busca información de cuentos peruanos y hispanoamericanos, elige uno que narrarán en grupo de dos.
En el portafolio información de un mito y una leyenda.
Pasaje 1 “A las seis de la mañana la ciudad se levanta de los pórticos de las iglesias. Los noctámbulos, macerados
puntillas y comienza a dar sus primeros pasos.(…)Las por la noche, regresan a sus casas envueltos en sus
beatas se arrastran penosamente hasta desaparecer en bufandas y en su melancolía. Los basureros inician por la
avenida Pardo su paseo siniestro, armados de escobas y la noche y la mañana lo sorprendió temblando, quemado
de carretas. A esta hora se ve también obreros por la fiebre. -¿Tú también? -preguntó el abuelo. Enrique
caminando hacia el tranvía, policías bostezando contra señaló su pecho, que roncaba. El abuelo salió furioso del
los árboles, canillitas morados de frío, sirvientas sacando cuarto. Cinco minutos después regresó. -¡Está muy mal
los cubos de basura. A esta hora, por último, como a una engañarme de esta manera! -plañía-. Abusan de mí
especie de misteriosa consigna, aparecen los gallinazos porque no puedo caminar. Saben bien que soy viejo, que
sin plumas” soy cojo. ¡De otra manera los mandaría al diablo y me
ocuparía yo solo de Pascual! Efraín se despertó
Pasaje 2 “Efraín y Enrique, después de un breve quejándose y Enrique comenzó a toser.
descanso, empiezan su trabajo. Cada uno escoge una
acera de la calle. Los cubos de basura están alineados Pasaje 5 ¡Arriba, arriba, arriba! -los golpes comenzaron a
delante de las puertas. Hay que vaciarlos íntegramente y llover-. ¡A levantarse haraganes! ¿Hasta cuándo vamos a
luego comenzar la exploración. Un cubo de basura es estar así? ¡Esto se acabó! ¡De pie!... Efraín se echó a
siempre una caja de sorpresas. Se encuentran latas de llorar, Enrique se levantó, aplastándose contra la pared.
sardinas, zapatos viejos, pedazos de pan, pericotes Los ojos del abuelo parecían fascinarlo hasta volverlo
muertos, algodones inmundos. A ellos sólo les interesan insensible a los golpes. Veía la vara alzarse y abatirse
los restos de comida. (...). La pequeña lata de cada uno sobre su cabeza como si fuera una vara de cartón. Al fin
se va llenando de tomates podridos, pedazos de sebo, pudo reaccionar. -¡A Efraín no! ¡Él no tiene la culpa!
extrañas salsas que no figuran en ningún manual de ¡Déjame a mí solo, yo saldré, yo iré al muladar! El abuelo
cocina. No es raro, sin embargo, hacer un hallazgo se contuvo jadeante. Tardó mucho en recuperar el aliento.
valioso. Un día Efraín encontró unos tirantes con los que -Ahora mismo... Al muladar... Lleva los dos cubos, cuatro
fabricó una honda. Otra vez una pera casi buena que cubos...
devoró en el acto. Enrique, en cambio, tiene suerte para
las cajitas de remedios, los pomos brillantes, las Luego de la representación, los estudiantes comparten de
escobillas de dientes usadas y otras cosas semejantes manera oral cómo se han sentido realizando la actividad y
que colecciona con avidez” para qué les ha servido. El docente ayuda a la
comprensión a través de las siguientes preguntas:
Pasaje 3 Fue al regresar de una de esas excursiones que
Efraín sintió un dolor en la planta del pie. Un vidrio le Motivaciones Don Santos Efraín Enrique
había causado una pequeña herida. Al día siguiente tenía
¿Cuáles son los intereses, propósitos o motivaciones que tienen
el pie hinchado, no obstante prosiguió su trabajo. Cuando
regresaron no podía casi caminar, pero Don Santos no se los personajes?
percató de ello, pues tenía visita. Acompañado de un
¿Por qué creen que actúan así?
hombre gordo que tenía las manos manchadas de
sangre, observaba el chiquero.-Dentro de veinte o treinta ¿Qué consecuencias les trae a los personajes tener esas
días vendré por acá -decía el hombre-. Para esa fecha actitudes?
creo que podrá estar a punto. Cuando partió, Don Santos
echaba fuego por los ojos. -¡A trabajar! ¡A trabajar! ¡De
ahora en adelante habrá que aumentar la ración de
Pascual! El negocio anda sobre rieles. A la mañana
siguiente, sin embargo, cuando Don Santos despertó a
sus nietos, Efraín no se pudo levantar. -Tiene una herida
en el pie -explicó Enrique-. Ayer se cortó con un vidrio.
Don Santos examinó el pie de su nieto. La infección había EL SUEÑO DEL PONGO Autor: José María Arguedas Un
comenzado. -¡Esas son patrañas! Que se lave el pie en la hombrecito se encaminó a la casa hacienda de su patrón.
acequia y que se envuelva con un trapo. Como era siervo iba a cumplir el turno de pongo, de
sirviente de la gran residencia. Era pequeño, de cuerpo
Pasaje 4 A la mañana siguiente Enrique amaneció
resfriado. El viejo, que lo sintió estornudar en la miserable, de ánimo débil, todo lamentable, sus ropas
madrugada, no dijo nada. En el fondo, sin embargo, viejas. El gran señor, patrón de la hacienda, no pudo
presentía una catástrofe. Al segundo día sucedió lo contener la risa cuando el hombrecito lo saludó en el
inevitable: Enrique no se pudo levantar. Había tosido toda
corredor de la residencia. −¿Eres gente u otra cosa? −le hombrecito−. Siéntate en dos patas empalma las manos.
preguntó delante de todos los hombres y mujeres que Como si el vientre de su madre hubiera sufrido la
estaban de servicio. Humillándose, el pongo no contestó, influencia modelante de alguna vizcacha, el pongo
atemorizado, con los ojos helados, se quedó de pie. −¡A imitaba exactamente la figura de uno de esos animalitos,
ver! −dijo el patrón– por lo menos sabrá lavar ollas, cuando permanecen quietos, como orando sobre las
siquiera podrá manejar la escoba, con esas manos que rocas. Pero no podía alzar las orejas. Entonces algunos de
parece que no son nada. ¡Llévate esta inmundicia! los siervos de la hacienda se echaban a reír. Golpeándolo
−ordenó al mandón de la hacienda. Arrodillándose, el con la bota, sin patearlo fuerte, el patrón derribaba al
pongo le besó las manos al patrón y, todo agachado, hombrecito sobre el piso de ladrillos del corredor.
siguió al mandón hasta la cocina. El hombrecito tenía el Recemos el padrenuestro −decía luego el patrón a sus
cuerpo pequeño, sus fuerzas eran sin embargo como las indios, que esperaban en fila. El pongo se levantaba de a
de un hombre común. Todo cuanto le ordenaban hacer lo pocos, y no podía rezar porque no estaba en el lugar que
hacía bien. Pero había un poco como de espanto en su le correspondía ni ese lugar correspondía a nadie. En el
rostro; algunos siervos se reían de verlo así, otros lo oscurecer los siervos bajaban del corredor al patio y se
compadecían. “Huérfano de huérfanos, hijo del viento de dirigían al caserío de la hacienda. −¡Vete, pancita! −solía
la luna debe ser el frío de sus ojos, el corazón pura ordenar, después el patrón al pongo. Y así, todos los días,
tristeza”, había dicho la mestiza cocinera viéndolo. El el patrón hacia revolcarse a su nuevo pongo, delante de la
hombrecito no hablaba con nadie, trabajaba callado, servidumbre. Lo obligaba a reírse, a fingir llanto. Lo
comía en silencio. Todo cuanto le ordenaban cumplía. “Si entregó a la mofa de sus iguales, los colones. Pero… una
papacito; si mamacita, era cuanto solía decir”. Quizá a tarde, a la hora del Ave María, cuando el corredor estaba
causa de tener una cierta expresión de espanto, y por su colmado de toda la gente de la hacienda, cuando el
ropa tan harapatosa y acaso, también, porque no quería patrón empezó a mirar al pongo con sus densos ojos, ese,
hablar, el patrón sintió un especial desprecio por el ese hombrecito, habló muy claramente. Su rostro seguía
hombrecito. Al anochecer, cuando los siervos se reunían un poco espantado. −Gran señor, dame tu licencia;
para rezar el Ave María, en el corredor de la padrecito mío, quiero hablarte –dijo. El patrón no oyó lo
casahacienda, a esa hora, el patrón martirizaba siempre al que oía. −¿Qué? ¿Tú eres quien ha hablado u otro?
pongo delante de toda la servidumbre, lo sacudía como a -preguntó. −Tu licencia, padrecito, para hablarte. Es a ti a
un trozo de pellejo. Lo empujaba de la cabeza y lo quien quiero hablarte −repitió el pongo. −Habla…si
obligaba a que se arrodillara y, así, cuando ya estaba puedes −contestó el hacendado. −Padre mío, señor mío,
hincado, le daba golpes en la cara. -Creo que eres perro. corazón mío −empezó a hablar el hombrecito−. Soñé
¡Ladra! −le decía. El hombrecito no podía ladrar. −Ponte anoche que habíamos muerto los dos, juntos; juntos
de cuatro patas −le ordenaba entonces. El pongo habíamos muerto. −¿Conmigo? ¿Tú? Cuenta todo, indio –
obedecía, y daba unos pasos en cuatro pies. −Trota de le dijo el gran patrón. −¿Qué? ¿Qué dices? −interrogó el
costado, como un perro −seguía ordenándole el hacendado. −Como éramos hombres muertos, señor mío,
hacendado. El hombrecito sabía correr imitando a los aparecimos desnudos, los dos, juntos; desnudos ante
perros pequeños de la puna. El patrón reía de muy buena nuestro gran padre San Francisco. −¿Y después? ¡Habla –
gana; la risa le sacudía todo el cuerpo. −¡Regresa! −le ordenó el patrón, entre enojado e inquieto por la
gritaba cuando el sirviente alcanzaba trotando el extremo curiosidad. −Viéndonos muertos, desnudos, juntos,
del gran corredor. El pongo volvía, corriendo de costadito. nuestro gran padre San Francisco nos examinó con sus
Llegaba fatigado. Algunos de sus semejantes siervos, ojos que alcanzaban y miden no sé hasta qué distancia. Y
rezaban mientras el Ave María, despacio rezaban, como a ti y a mí nos examinaba, pesando, creo, el corazón de
viento interior en el corazón. −¡Alza las orejas ahora, cada uno y lo que éramos y lo que somos. Como hombre
vizcacha! ¡Vizcacha eres! −manda el señor al cansado rico y grande, tú enfrentabas esos ojos, padre mío. −¿Y
tú? −No pude saber cómo estuve, gran señor, o no puedo padrecito mío, señor mío. Cuando nuevamente, aunque
saber lo que valgo. −Bueno sigue contando. −Entonces ya de otro modo, nos vimos juntos, los dos, ante nuestro
después, nuestro padre dijo de su boca: “De los ángeles, gran padre San Francisco, él volvió a mirarnos, también
el más hermoso que venga. A ese incomparable que lo nuevamente, ya a ti, ya a mí, largo rato. Con sus ojos que
acompañe otro ángel pequeño, que sea también el más colmaban el cielo, no sé hasta que honduras nos alcanzó,
hermoso. Que el ángel pequeño traiga una copa de oro, juntando la noche con el día, el olvido con la memoria. Y
ya la copa de oro llena de miel de chancaca más luego dijo: “Todo cuanto los Ángeles debían hacer con
transparente”. −¿Y entonces? −preguntaba el patrón. Los ustedes ya está hecho. Ahora ¡lámanse uno a otro!
indios siervos oían, oían al pongo, con atención, sin Despacio, por mucho tiempo. El viejo ángel rejuveneció a
cuenta, pero temerosos. −Dueño mío; apenas nuestro esa misma hora; sus alas recuperaron su color negro, su
gran padre San Francisco dio la orden, apareció un ángel gran fuerza. Nuestro padre le encomendó vigilar que su
brillando, alto como el sol; vino hasta llegar delante de voluntad se cumpliera.
nuestro padre, caminando despacito. Detrás del ángel
mayor marchaba otro pequeño, bello, de suave luz como
el resplandor de las flores. Traía en las manos una copa
de oro. −¿Y entonces? −repitió el patrón. −Al ángel mayor
le dijo: cubre a este caballero con la miel que estaba en la
copa de oro; que tus manos sean como plumas cuando
pasen sobre el cuerpo del hombre”, diciendo, ordenó
nuestro gran padre. Y así, el ángel excelso, levantando la
miel con sus manos, enlució tu cuerpecito, todo, desde la
cabeza hasta las uñas de los pies. Y te erguiste, solo; en el
resplandor del cielo la luz de tu cuerpo sobresalía, como
si estuviera de oro, transparente. −Así tenía que ser –dijo
el patrón, y luego preguntó: −¿Y a ti? −Cuando tu brillabas
en el cielo, nuestro padre San Francisco volvió a ordenar:
“Que de todos los Ángeles del cielo venga el de menos
valer, el más ordinario. Que ese ángel traiga un tarro de
gasolina con excremento humano”. −¿Y entonces? −Un
ángel que ya no valía, de patas escamosas, al que no
alcanzaban las fuerzas para mantener las alas en su sitio,
llegó ante nuestro gran padre; llegó bien cansado con las
alas chorreadas, trayendo en las manos un tarro grande.
−“Oye viejo –ordenó nuestro gran padre a ese pobre
ángel− embadurna el cuerpo de ese hombrecito con el
excremento que hay en esa lata que has traído, todo el
cuerpo, de cualquier manera; cúbrela como puedas,
¡rápido!”. Entonces con sus manos nudosas, el ángel
viejo, sacando el excremento de la lata, me cubrió,
desigual, el cuerpo, así como se echa barro en la pared de
una casa ordinaria, sin cuidado. Y, aparecía avergonzado,
en la luz del cielo, apestando… −Asimismo tenía que ser –
afirmó el patrón− ¡continúa! o ¿todo concluye allí? −No,