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¿Por qué todos critican a Bogotá?


POR PABLO SANABRIA ENERO 30 DE 2013

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Un hijo pródigo vuelve a casa. 10 años después de salir de la ciudad, el
acádemico Pablo Sanabria regresa a una Bogotá en la que nadie parece vivir feliz.
En su columna intenta develar porqué.

Es difícil escribir sobre esta ciudad que siento mía (tanto como otras en las
que he vivido y crecido) sin caer en la subjetividad. Hace apenas un mes
que volví a trabajar en ella, despues de diez años de ires y venires en los
que he habitado otras tres ciudades en tres países diferentes. Al volver me
he puesto a verla con cuidado. Me he dado cuenta de que tengo el mal del
viajero eterno, nunca he vuelto por completo, a ningún lado, ni siquiera a
esta ciudad donde nací.
Y ese ir y volver me ha permitido ver las cosas desde cierta perspectiva,
lejos de la de buena parte de los habitantes de esta ciudad, que están
convencidos de que sus problemas son tan únicos y tan terribles que no
paran de mirarse su ombligo bogotano y gritar a los cuatro vientos que su
ombligo es diferente. Arranco por una definición: bogotano no es solo el
que nace aquí, bogotano incluye nacidos e hijos adoptados (bogoteños, en
buen caleño o paisa) recibidos con los brazos abiertos por esta ciudad, que
es como una de esas matronas que siempre tiene lugar y comida para todos
en su casa. Una madre a la que pocos, nacidos y no nacidos, parecen
agradecerle su afecto.

Voy a concentrarme en describir unos problemas básicos que desde mi


punto de vista afectan la vida de Bogotá y la forma en que los ciudadanos
interactuan con la ciudad.
La criticadera. El deporte oficial de los habitantes de Bogotá. Lo que los
paisas tienen en exceso, a los bogotanos se los negó la vida y con creces: la
capacidad para ver lo bueno de la ciudad. No hay habitante de esta ciudad
con el que me encuentre que no pierda la oportunidad desde el primer
minuto, de mostrarme y resaltar todos los problemas que tiene desde los
huecos, la inseguridad, el tráfico etc…que al final incluye un culpable de
una lista de muchos, casi siempre “los demás” o “los otros”.
Si la persona es de derecha, la culpa lo tienen los gobiernos de izquierda
que han desbaratado la ciudad. Si la persona es de izquierda son los ricos y
los godos que han hecho todo para beneficio propio y no han dejado
gobernar. Hay una evidente polarización de la ciudad en la que todos tienen
derecho a criticar y donde nadie hace las cosas bien. Lo cual sin duda tiene
implicaciones serias, no solo para el ánimo de la ciudad, sino para el escaso
sentido de pertenencia que tienen los bogotanos por lo suyo.

Todas las otras ciudades son mejores. Desde Leticia hasta Titiribí o la
caótica Nueva York (que parece encantarles a tantos bogotanos que allá no
pelean por el tráfico, la suciedad o la agresividad de sus habitantes…todo
eso les parece chic allá) son más deseables que este destierro horrible en
esta ciudad gótica. Y también está el eterno homesick de los vinientes de
otras regiones para quienes cuyos pueblos o ciudades son un pedazo del
cielo en el planeta tierra, mientras esta, la ciudad que les da trabajo o
educación, nada más ni nada menos, que el infierno mismo. Todas las
ciudades y pueblos son mil veces mejores que Bogotá, y en eso los mas
acérrimos muchas veces son los mismos nacidos aquí. Parece que todos
asumieran que haber nacido o vivir en Bogotá es un karma que están
pagando por un pecado que no cometieron.
Es una convicción colectiva de que este es el peor vividero del mundo en el
cual se sufre y se vive estoicamente, “porque aquí está el trabajo y la plata”.
Hace poco conocí una joven de Manizales que me decía que nunca había
estado en Bogotá pero que le sorprendía por qué nunca se había encontrado
con nadie que le dijera algo bueno de la ciudad. A mi no me sorprendió, de
hecho me hizo pensar que los bogotanos, nacidos y no nacidos, le dan palo
a la ciudad y no se detienen un segundo a evaluar si lo malo que “reciben”
es mas grande que las cosas buenas que les da la ciudad.
Cualquiera que haya vivido en otra ciudad de Colombia sabe que la oferta
cultural, urbana, de servicios, parques, bibliotecas de Bogotá es superior
(per cápita) a la ofrecida por cualquier otra ciudad en el país. Días atrás
llegó a mis manos una revista chilena, donde les preguntaban a ejecutivos
de la región aspectos de todas las capitales latinoamericanas (desarrollo,
cultura, calidez, oferta educativa, seguridad). En todos los aspectos, Bogotá,
entre mas de veinte ciudades, aparecía siempre en el segundo, tercer o
cuarto lugar y en algunos en el primer lugar (oferta cultural), por debajo
únicamente o por encima, de Buenos Aires y Mexico D.F. . Bogotá tiene
dos de las diez mejores universidades de Latinoamérica, tiene los mejores
colegios del país, tiene un sistema de bibliotecas que ciudades de países
desarrollados envidian, tiene la ciclovía como uno de los modos mas
democraticos de recreacion que se han inventado; cuenta con una de las
redes de ciclorutas más largas del mundo. Hay tanto que mencionar, pero
tan poco que ven los habitantes, que es como una mujer que hace lo que sea
para verse bonita, pero su marido siempre le va a decir que está inmunda y
que hay otras mejores que ella.

Eso me dejó ver que hay cosas que algunas personas de afuera
(especialmente de fuera del país) pueden ver que los bogotanos no pueden o
no quieren ver, y esto incluye a muchos amigos que he oido ilustrar a
visitantes sobre problemas de la ciudad mientras los visitantes insisten en
hablar de lo bueno que han visto.

La neurosis colectiva. Dos amigos porteños me decían que en Bogotá la


gente tiene el mismo problema de Buenos Aires: todo e
l mundo tiene afán. El
problema, es que así sepan para dónde van fisicamente, en realidad no es
claro si la gente misma sabe qué quiere de la vida.Me da la impresión de
que la gente en Bogotá se cree la vida más de lo necesario y pelean en las
calles, se echan los carros encima, los peatones luchan por la vía con los
otros peatones y con los carros. Un aparato de neurosis colectiva donde
nadie gana absolutamente nada. Y una neurosis innecesaria, cualquiera que
haya vivido en ciudades como Washington DC, Sao Paulo o el DF sabe que
los atascos de tráfico de Bogotá son un juego de niños.
Seguro esto de la neurosis tiene matices. Hay gente que tiene reuniones,
citas médicas, problemas personales y muchas razones para ir de afan, pero
eso no requiere pasar por encima de los demás. En un mes he visto peleas
en el tráfico, en los buses, entre peatones, entre conductores. Todos,
simbólicamente, se creen más importantes que el otro y viven tratando de
demostrarle eso al resto de la ciudad.Entendí que esta es una ciudad donde
la gente llega a abrirse paso a los codazos, y eso se refleja en la movilidad y
en la forma en que bogotanos nacidos y no nacidos interactuan. Una
competencia bárbara que viene desde el principio, desde cuando muchos
campesinos y gentes de la mal llamada provincia (mis padres) llegaron a
esta urbe, a pelear con ella. Eso ha generado un territorialismo sin límites
donde nadie quiere la ciudad pero todos quieren todo de ella.
He vivido en otros
lugares que quiero y
he aprendido a
respetar y a valorar
mucho, pero también
me acuerdo donde
empezó todo y fue en
esta ciudad en la que
aprendí de diversidad,
de crecer con gente de
muchas regiones y
culturas. Un lugar
increíblemente urbana, la de Rock al parque, del Festival de teatro, de la
Feria del libro, de las bicicletas, de la “Luis Ángel”, de monserrate, de las
flores de la sabana, una ciudad para todos. Se que tenemos problemas, un
sistema de transporte detestable y anárquico, unos gobernantes a los que
muy seguido les queda grande la ciudad, pero con trabajo se logrará. Como
decía un fabuloso exjefe caleño mío: “Bogotá va a quedar bonita cuando la
acaben”. Yo realmente creo que si…ojalá sea pronto (risas)….Yo cada vez
que vuelvo a Bogotá le veo algo hermoso, algo que solo ella tiene, se que
mi ojo es el del hijo pródigo que después de diez años volvió, pero que no
se cansa de agradecer todo lo que empezó aquí. Feliz cumpleaños
Bogotá….y pidele a tus hijos que algun día se monten en un avión que
aterrice en El Dorado, y así puedan ver lo bella que te ves desde el aire, a
ver si con la distancia tus hijos propios y adoptivos aprenden a valorarte.

*Las opiniones del autor solo lo comprometen a él. No están ligadas con la
empresa que representa.

Tomado del blog Servicio Público Ruta


121A www.sanabriapublico.blogspot.com
Imágenes tomadas de: www.bogotaturismo.gov.co, www.colombia.travel,
estrategiasdelturismo.blogspot.com

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