No hay relación entre las necesidades y nuestra capacidad. Somos pequeños frente a los gigantes que se nos presentan, contando sólo con una honda y piedritas. Al igual que David, tal vez hayamos podido matar a Goliat, pero no sabemos cómo enfrentar a Saúl.
Los líderes de hoy en día suelen sentir una culpa muy
profunda. Las demandas constantes e insistentes hacen que uno se sienta aplastado por tareas, visitas y demás responsabilidades, las que llegan a aturdir el alma. Uno termina cansado con la sensación de que sólo ha realizado las cosas triviales sin haber hecho lo significativo. Parecería que cuanto más se sirve al Señor, más uno se siente endeudado con las grandes necesidades y más aturdido con los problemas del día.
Tal vez el sentido de culpa sea una de las luchas más
grandes que he experimentado en el transcurso de los últimos años. Años atrás la obra era pequeña; con facilidad podía atender a las personas y los problemas que se suscitaban, teniendo tiempo de sobra. Gracias a Dios la obra ha crecido, pero las bendiciones de ese crecimiento han llegado también las nuevas exigencias. Lamentablemente algunos no lo entienden. Como pastor quiero, pero no puedo. Justamente por eso es que hay lucha. Si no me importara, no me molestaría. Me duele hasta lo profundo del alma no poder hacer más. Me importa lo que está pasando; quiero ayudar, ser amigo, pero tengo responsabilidades y estoy limitado.
No hay relación entre las necesidades y nuestra capacidad.
Somos pequeños frente a los gigantes que se nos presentan, contando sólo con una honda y piedritas. Al igual que David, tal vez hayamos podido matar a Goliat, pero no sabemos cómo enfrentar a Saúl. Muchas veces respondemos endureciendo nuestros corazones, cerrando los ojos, o simplemente tratando de olvidar, pero las personas, como bebés tienen la habilidad innata de despertamos la culpa.
¡Cuánto bien nos hace no sólo leer, sino también creer y
hacer lo de: " Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga" (Mt. 11.28-30). Estas palabras de Jesús si no fueran ciertas serían una burla grosera a sus mejores amigos, sus siervos, Necesitamos creer y aprender.
Hay cosas que causan confusión, ante las cuales debemos
saber que:
Toda necesidad no es un llamado para que seamos
nosotros en persona quienes la satisfagamos. Esta es una verdad que necesitamos aprender en el yugo de Jesús. El no predicó a todos, no ayudo a todos, no sanó a todos ni viajó a más de 100 km. de su casa. Aun cuando sintió compasión por las multitudes, su respuesta fue la de orar al Padre para que enviara más obreros. Tal vez olvidamos que el yugo casi siempre es colocado sobre dos o más, y no sobre uno solo.
La perfección es imposible en nuestra historia. Solo puedo
hacer las cosas lo mejor posible y hasta eso está sujeto a la corrupción (Ro. 8.20-25). No hay perfección en las obras del hombre, ni aun una. Siempre debemos hacer las cosas lo mejor posible, pero aun habiendo hecho eso necesitamos reconocer que somos «siervos inútiles». A mi orgullo no le gusta eso, sin embargo es cierto. ¿No es nuestro orgullo el que nos azota en tantas situaciones, empujándonos a tratar de ser perfectos? En esta vida vemos "por un espejo, oscuramente"; la reprovisión (mirando hacia atrás) siempre nos muestra que las cosas podrían haber sido hechas mejor, que hubo detalles del prolijos. Sin embargo, es en el proceso mismo cuando aprendemos y crecemos. A nuestro orgullo, en realidad, no le gusta aceptar esto. Pero..., ¡ay del que no acepta sus limitaciones, su corrupción y la corrupción general de todas las cosas! Lamentablemente, la tribu de los que pretenden el papado de la infalibilidad aún existe entre nosotros.
Generalmente es una cuestión de elegir alternativas. En el
ministerio rara vez hay decisiones que son fáciles, blancas o negras, sí no que más bien son alternativas más o menos enredadas. Tenemos que escoger las mejores alternativas y aceptar las consecuencias de y Caída. Parece pesimismo, sin embargo, tal tendencia de mistificar y no ser realistas va a la desilusión. Siempre en nosotros y alrededor de nuestro encontramos la imperfección. jOh, qué grande es el amor y la paciencia de Dios para con nosotros! En esto necesitamos gloriamos.
Somos siervos de todos pero esclavos únicamente de
Jesucristo. ¡Cuánta presión pueden poner las personas, especialmente nuestros hermanos, en querer conformamos a sus deseos (y caprichos). Cuántas veces me rendí ante el pedido de algún hermano, sólo para quedar bien, y quedé mal con Dios y mi familia. Hemos sido llamados a servir, pero como esclavos de Jesucristo, El da las órdenes indicándonos cómo y cuándo realizar alguna cosa. Algunos usan esto como excusa para no hacer nada y escaparse de la obligación de «estar sujetos los unos a los otros», sin embargo, el entender eso me ha ayudado a decir «sí» a lo que Dios desea y «no» a un sin fin de demandas de otros.
Satisfecho en Cristo aunque esté insatisfecho. Dios obra en
y a través de los que tienen fe en El. Hay una diferencia profunda entre el que en fe está insatisfecho y el que está insatisfecho sin fe. Cuando conocemos a Jesucristo estamos satisfechos en El, pero insatisfechos con nosotros mismos, con otros y con el mundo, pero por la satisfacción que encontramos en Cristo tendemos el perdón, la humildad y la comprensión para perseverar en amor y confianza. Mientras más nos gloriamos en Cristo y conocemos su persona, más insatisfechos estaremos con nosotros mismos y con otros, y más desearemos poder ser transformados por El y participar en la transformación de otros.
¡Ay de la persona que esta insatisfecha sin la satisfacción
en Cristo. Ella será crítica, cínica y destructiva. Hace poco un hombre visitó nuestra iglesia. Al concluir el culto donde participamos de la Cena del Señor, se me acercó y comenzó a criticar severamente la forma en cómo lo habíamos hecho. Otra persona se acercó después y me dijo: «No te preocupes; siempre está insatisfecho. Es un erudito en la Biblia, pero ha tenido problemas en todas las iglesias donde ha ido». Es un pobre hombre; tiene pocos amigos porque siempre está criticando la nación, la gente, el sistema, etcétera. Una mente brillante, entenebrecida por su propia insatisfacción.
¡Oh qué diferente es el hombre que en la luz radiante del
evangelio mira la gloria del Señor y va siendo transformado a su propia imagen! Es sólo allí que podemos recargar nuestras pilas con nuestro glorioso Salvador. Sólo su gracia es suficiente para tomar nuestras debilidades y ayudarnos a cumplir el ministerio que El nos ha dado. ¡Adelante!
El Poder De La Gratitud: Agradecimiento A Dios, La Herramienta Para Dejar De Preocuparte, Enfrentar La Angustia, Combatir El Pecado, Ver Lo Mejor En Los DemáS Y Resolver Conflictos Interpersonales
No Te Escondas de Dios: Vivir La Aceptación Y Amor Divinos. Enfrentar El Caos Emocional, El Enojo, La Culpa Y La Vergüenza. La Intimidad Con Dios Como Propósito De Nuestra existencia.