Reflexión acerca del libro “Erase una vez una fábrica”

Presentado por: Diego Toloza Mendoza

Código: 2134702

Ing. William Hoyos Torres

Escuela de estudios industriales y empresariales

Universidad Industrial de Santander
2018
Para triunfar en los negocios, siempre ha sido necesario ser un gran estratega, pero llega un
momento en que es difícil entender como una empresa dirigida por personas reconocidas
por su talento en el ámbito empresarial y administrativo, puede llegar a decaer tanto,
cuando estaba en el punto más alto de su trayecto o incluso a extinguirse pues es simple,
cuando no alcanzan el verdadero éxito.
Las compañías no se excluyen de esta generalidad, por lo tanto, es de conocerse que para
que una empresa tenga lugar en el mercado como tal es necesario que cumpla con unos
requisitos preestablecidos, luego de esto, si desea mantenerse en este mismo es necesario
que tome determinadas decisiones para así optar por la prevalencia de la compañía. Es
evidente entonces que estaba siempre buscando la innovación para lograr crear un idioma
menos aburrido. Esta empresa logró mantenerse por mucho tiempo en los primeros
lugares, al contrario de nuevas empresas que no lograban captar el interés del público y
desaparecían rápidamente.

El gerente de dicha empresa era un hombre muy confiado y pensaba que la originalidad de
sus productos podía permitirle ser la primera en el mercado y así se lo hacían creer sus
empleados de confianza puesto que le destacaban que las estadísticas le certificaban la
primera posición en el mercado.,pero existen pequeñas situaciones que se escapan de este
proceso, situaciones que comparadas con la fábula a la cual nos estamos refiriendo, son
riesgos por los cuales toda compañía debe estar preparada a afrontar debe llegar al punto
en que su competencia, otra empresa que tiene su mismo objeto social, Procesos S.A., lo
alcance con respecto a su incidencia en el mercado para darse cuenta lo que en realidad
ocurre en su entorno.

Muchas empresas hoy en día se rigen muy bien por las normas que les exige la ley además
de las cuales son planteadas dentro de su gremio para supuestamente prestar un buen
servicio u ofrecer un excelente producto al mercado, y de hecho viven encerrados en un
éxito pasajero, uno que se encuentra justo en lo alto de la montaña tan pero tan arriba que
no se dan cuenta que en realidad la empresa tambalea, que en realidad su éxito es falso.
Las empresas constantemente se encuentran estableciendo objetivos de corto y largo
plazo, de esta forma pueden alcanzar poco a poco sus metas además de ir estableciendo
paso a paso sus estrategias, logran alcanzar un nivel de producción aun mayor al indicado,
sus ventas incrementan y su producto en el mercado adquiere tal reputación que pronto se
convierte en una marca reconocida y establecida; de acuerdo a los estándares de calidad,
son los mejores, cumplen con todos los requisitos y características establecidas con
respecto a estándares de calidad; se encuentran tan posicionados en el mercado que se
sienten titanes e invencibles. Pero la realidad es otra, y entonces cuando se enfrentan a una
microempresa, reciente y apenas reconocida por la sociedad, y pierden es justo el momento
en empiezan a preocuparse y cuestionarse cuales pueden haber sido sus errores.

Si se brinda una opinión particular respecto a la solución de un problema en específico, las

personas la escucharán y aceptarán, pero si se escuchan las opiniones de las demás
personas y se aplican a la solución de este problema, las personas lo admirarán, respetarán
y siempre lo tendrán presente de una u otra forma. Al igual que en la vida diaria, esto
también se vive en el ambiente empresarial.

Por tanto, Procesos S.A. entra al mercado escuchando y con opiniones de sus clientes, entra
basado en lo que pide y necesita el mercado al cual le vende, además de las normas y
requisitos que debe cumplir. Entonces como una microempresa que acaba de entrar al
mercado pudo poner a “sudar” a una multinacional posicionada durante ya varios años,
simple, el cliente.