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En su definición más simple, la “marina mer- Sin embargo, las necesidades locales esti-
cante” es el conjunto de personas y buques des- mularon el inicio de un tráfico comercial, que ori-
tinados al comercio de un país. ginariamente se orientó hacia Brasil. Se lleva-
ban harinas, vinos, sebos, telillas, frazadas, sa-
Aunque útil para aproximarse al concepto, yales. Se traían paños, sedas, hierro y también
este breve enunciado requiere de algunas expli- esclavos, que luego se trasladaban al norte. Da-
caciones adicionales para una mejor compren- da la oposición de los comerciantes limeños, es-
sión. Antes de abordarlas, repasemos muy sin- tos tráficos con Brasil se vieron limitados y a ve-
téticamente los orígenes y evolución de nuestra ces prohibidos por las autoridades de España, lo
Marina Mercante. que dio origen a una gran variedad de modalida-
des para ejercer el contrabando.
LOS INICIOS
Hacia finales del siglo XVII, la Corona es-
No existen indicios que permitan suponer pañola – advertida del interés de ingleses,
que los habitantes primitivos americanos efec- franceses y portugueses por asentarse en el
tuaran navegaciones en aguas oceánicas. Utili- Río de la Plata – decidió poner fin a los mu-
zaron en cambio los canales costeros, los gran- chos años de abandono de la región, y creó el
des ríos y lagos para desplazarse y alimentarse, Virreinato del Río de la Plata. El 1° de agosto
en prácticas embarcaciones a remo. de 1776, nombró Virrey a Pedro de Cevallos,
a quien despachó desde Cádiz a cargo de una
Los primeros intentos de comercio marítimo flota nunca antes vista en estas costas, de
desde el Río de la Plata se efectuaron a fines más de un centenar de buques mercantes y
del siglo XVI. Por entonces, el puerto de Buenos de guerra.
Aires estaba muy restringido en su libertad de
comerciar, en virtud de las políticas fijadas por la
Corona española, que concentraban el tráfico PERIODO VIRREINAL (1781 / 1810)
con el Nuevo Mundo a través de México y Lima.
Desde allí debían llegar las mercancías a través En 1778 se promulgó en España, un Regla-
de prolongados viajes que incluían largos tra- mento para el comercio libre con las Indias, lo
mos terrestres. que produjo un notable cambio en el comercio
marítimo de la región.
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tos en el progreso del Río de la Plata.
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marino se instalaba en 1859 sobre el 1916, contaba con más
Río Santa Cruz, para desarrollar con de 300 barcos, incluidos
su propia goleta una actividad co- 45 vapores de pasajeros
mercial y exploratoria tan valiosa pa- y 27 de carga.
ra la consolidación de la soberanía
argentina sobre aquellos territorios, El tráfico de pasaje-
como rica en aventuras. Nuestra Es- ros, comienza por su par-
cuela Nacional de Pesca, ubicada en te a tomar en 1880 una
Mar del Plata y responsable básica gran dimensión, al influjo
de la formación de profesionales de de grandes corrientes
la pesca, lleva precisamente el nom- migratorias. Dadas las
bre del Comandante Luis Piedra escasas facilidades por-
Buena, en honor a su memoria. tuarias de Buenos Aires,
un importante número de
1861 / 1930 barcos arribaba a Monte-
video, desde donde los
Argentina comienza a consolidar- pasajeros se trasladaban
se como país exportador de carnes y por vía fluvial en buques
cereales, favorecida por diversas cir- más pequeños. Este
Comandante Luis Piedra Buena
cunstancias de orden internacional. problema, comenzó a
(1833-1883) resolverse parcialmente
El avance tecnológico de los buques
agiliza la actividad y reduce los pre- con la construcción de
cios del transporte de carga, o flete marítimo, fa- Puerto Madero, inaugurado en 1897. El grueso de
cilitando por su parte, el posicionamiento nacio- las líneas de pasajeros, eran explotadas por em-
nal como exportador de materias primas e im- presas europeas. En 1889, se forma la empresa
portador de manufacturas y bienes de capital. La naviera argentina Sud Atlántica, que navega hacia
llegada de los primeros buques con bodegas fri - Carmen de Patagones.
goríficas a partir de 1876, constituye un buen
ejemplo de dichos avances, que contribuyeron al 1931 / 1960. APOGEO Y DECLINACIÓN
auge de los envíos de carnes congeladas bovi-
nas y ovinas de principios del siglo XX. Durante este período, y merced a diferentes
circunstancias de orden internacional y nacional,
Sin embargo, el grueso del transporte maríti- la Marina Mercante argentina adquiere un impor-
mo de ultramar, hacia los destinos más distan- tante desarrollo, que alcanza su máximo esplen-
tes, continuaba realizándose con buques y em- dor hacia principios de la década del 50.
presas extranjeras, sin que se desarrollaran ca-
pitales privados del país para la construcción na- A fines de 1951, ocupaba el segundo lugar en
val oceánica. América en cantidad de toneladas- una forma de
medir el tamaño de las flotas - detrás de Esta-
Es en el ámbito del transporte fluvial y de ca- dos Unidos, y el primer lugar entre los países
botaje, en donde comienzan a consolidarse al- iberoamericanos, por delante de Brasil. Casi
gunos emprendimientos locales importantes. En cuatro quintas partes de dicho tonelaje pertene-
particular, a partir de 1910 cuando se establecen cían a empresas y organismos del Estado.
las primeras normas para asegurar el cabotaje a
naves nacionales y con tripulantes argentinos. Desafortunadamente, por complejas y múlti-
ples razones que son aún motivo de debate, este
Nicolás Mihanovich, inmigrante yugoslavo lle- crecimiento no pudo sostenerse. Por el contrario,
gado al país – y uno de los pioneros de la marina la participación de buques de bandera argentina
mercante nacional - inicia en 1867 un servicio de en el comercio nacional e internacional experi-
embarcaciones menores. La empresa, familiar en mentó una progresiva disminución, que con algu-
sus inicios, adquiere un importante desarrollo. En nas alternativas, se extiende hasta nuestros días.
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LA COMPOSICIÓN DE UNA MARINA MERCANTE
La sencilla definición de “marina mercante” enunciada en el inicio de este capítulo, suele admitir
distintas interpretaciones. En efecto, una primera lectura parece sugerir que se trata, exclusivamente,
del conjunto de buques destinados al transporte de personas o mercaderías, y sus respectivos tripu-
lantes. Sin embargo, en distintas tradiciones y opiniones, la marina mercante incluye a un conjunto de
buques y personas más amplio que el estrictamente indicado en el párrafo anterior.
Al hablar de los “buques” por ejemplo, suele considerarse una diversidad de embarcaciones, que
difieren en tamaños y características, según el propósito y el ámbito a las que serán destinadas. Tal
como veremos enseguida, podemos diferenciar distintos tipos de buques según la actividad específi-
ca para la que son diseñados: el transporte de cargas o de pasajeros, el remolque de otros buques,
el dragado, la investigación científica, la extracción comercial de arenas y canto rodado, o la prestación
de servicios específicos, tales como el tendido de cables submarinos, el apoyo y asistencia a platafor-
mas petroleras, la asistencia médica en el mar, y muchos otros.
Los diferentes ambientes de operación – el océano abierto, las regiones polares, las zonas
costeras más protegidas, o los ríos – también imponen sus condiciones al diseño de los buques. Así,
por ejemplo, el práctico y económico transporte de cargas por barcazas, intensamente utilizado en los
ríos, no puede extenderse al mar abierto, donde las condiciones de navegación resultan mucho más
rigurosas, y por tanto de alto riesgo para ese tipo de embarcaciones.
BUQUES MERCANTES
Buques Tanque
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en tamaño. Oscilan entre las 7.000 y 200.000 toneladas
en general, pero los hay aún mayores, alcanzando hasta
500.000 toneladas.
Las bodegas de estos buques son básicamente tan-
ques, donde se estiba el producto a transportar, y tienen
un sistema de tuberías y bombas para embarcar, dis-
tribuir y desembarcar su carga.
Buques Graneleros
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especiales, que permiten operar con gran rapidez y prac-
ticidad, reduciendo así tiempos y por ende, costos.
Buques Portacontenedores
Buques RORO
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Buques de Transporte de Pasajeros
Buques Remolcadores
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Remolcadores de Empuje
Dragas
Balizadores
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Embarcaciones de Arena y Piedra
Buques Pesqueros
Buques Pesqueros
EL PERSONAL EMBARCADO
DE LA
MARINA MERCANTE
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El Sistema Nacional de Formación y Capacitación del Personal Embarcado de la Marina Mercante,
se sustenta en un conjunto de instituciones de formación específica: la Escuela Nacional de Náutica
“Manuel Belgrano”, la Escuela Nacional Fluvial “Comodoro Antonio Somellera”, la Escuela Nacional de
Pesca “Comandante Luis Piedra Buena”, y varias escuelas de Marinería.
En dichos institutos educativos se forma a la “gente de mar” que en las distintas especialidades de
Máquinas y Cubierta, se capacita para desempeñarse como Tripulantes en los buques de nuestra ban-
dera. Como consecuencia de la alta calidad de esta formación, los títulos emitidos por el sistema
nacional gozan de amplio reconocimiento internacional, lo que posibilita el desempeño de nuestra
gente de mar en buques de otras banderas.
LA MARINA MERCANTE
NACIONAL en la actualidad
En la apretada síntesis histórica del comienzo go, un fuerte crecimiento del turismo interna-
de este capítulo, hicimos referencia a una “decli- cional, reanimó al transporte marítimo de
nación”, experimentada por la Marina Mercante pasajeros en los últimos años, tal como podemos
Nacional durante las últimas décadas. Esto no comprobar con el número creciente de cruceros
implica que haya disminuido la importancia del que visitan nuestras costas cada temporada.
transporte marítimo y fluvial. Muy por el contrario,
la actividad naviera mundial ha seguido una
curva de constante crecimiento, y continúa
proveyendo hoy el principal modo de transporte
global de cargas, incluido el correspondiente a
nuestro propio comercio de exportación e
importación. En efecto, más del 80% del volumen
total de cargas salen e ingresan al país por vía
marítima.
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¿Cómo podemos “medir” la ya apuntada de- Luego de la Segunda Guerra Mundial, se
clinación de nuestra Marina Mercante? produjo un incremento mundial de los costos del
transporte por agua. Esto dio lugar al fomento de
Uno de los indicadores – entre varios otros - los llamados “Registros de Conveniencia” o
es el que muestra la progresiva disminución del “Registros Abiertos”. En forma muy simplificada,
número (y dimensiones) de naves mercantes estos registros ofrecen una considerable reduc-
matriculadas en nuestro Registro Nacional de ción de los requisitos – y consecuentemente de
Buques. Veamos de qué se trata. los costos – a todos los buques que se inscriben
en ellos. Las aparentes “ventajas”, pueden sig-
Un buque es, desde el punto de vista jurídico, nificar menores exigencias en cuanto a la
un “bien registrable”, que debe ser matriculado antigüedad de los buques y al rigor en sus
en un “Registro Nacional”. Algo similar, aunque inspecciones técnicas, flexibilización de las nor-
bastante más complejo, al proceso de inscrip- mas laborales aplicables, desgravaciones
ción y “patentamiento” de los vehículos terres- impositivas, y - fundamentalmente – la inexis-
tres en un “registro automotor”. tencia de un “vínculo genuino” entre el armador
o el propietario de un buque, y la bandera que
Al hacerlo, el armador, es decir el propietario enarbola. Dicho de otro modo, el registro de con-
o la persona responsable de la tenencia y veniencia permite el ingreso a su bandera, de
explotación del buque, se obliga a enarbolar el buques cuya propiedad y control se encuentren
pabellón del país del registro (la “bandera en otro país.
argentina” en nuestro caso). Se obliga también a
dar cumplimiento a la legislación y Estos registros resultaron más atractivos
reglamentación específicas impuestas por tal para los armadores, por lo que miles de embar-
Estado. Dicha normativa, regula en general caciones de todo el mundo adoptaron algunas
diversos aspectos que hacen a la operación de de estas “banderas de conveniencia”, en lugar
los buques: exigencias técnicas sobre el estado de las de sus “registros nacionales”. Por su
de mantenimiento de las embarcaciones, parte, los países que establecieron estos
fijación de pautas sobre la cantidad y nacionali- “Registros Abiertos”, recibían importantes ingre-
dad de sus tripulantes, régimen laboral a sos por la cantidad de buques que se registra-
cumplir, obligaciones impositivas, etc. ban, no obstante los bajos valores que imponía
su inscripción.
Por su parte, el armador recibe la protección
legal de tal Estado, sin la cual, recordemos, no La expansión de este tipo de registros abier-
podría navegar en ningún lugar del mundo. En tos, afectó como es de imaginar a los registros
muchos países, incluido el nuestro, se priorizan nacionales tradicionales. Paralelamente, y por
o reservan cierto tipo de actividades navieras, efecto de la reducción o pérdida de control sobre
para los buques del propio Registro Nacional, lo los buques, se produjeron accidentes graves
que puede constituir un incentivo adicional para con consecuencia para la seguridad de la vida
el armador. Es el caso por ejemplo, del movimiento humana en el mar, pérdida de cargas y daños
de cargas entre puertos argentinos, que debe ambientales, que han dado origen a un profundo
realizarse con buques de bandera argentina. y aún vigente debate internacional.
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Parece en cambio útil destacar, que crece entre los varios actores de este sector, que incluyen
entre otros a los armadores nacionales, los representantes de los sectores del trabajo a bordo, y las
autoridades nacionales, la convicción de que resulta necesario encontrar y recorrer un camino que
lleve a la recuperación de la Marina Mercante Argentina. Algunos pasos iniciales encaminados en esa
dirección, ya han sido adoptados.
A modo de síntesis, y pensando en los esfuerzos necesarios en este sentido, es legítimo pregun-
tarnos porqué debiéramos bregar por el crecimiento de nuestra Marina Mercante.
Las contribuciones son múltiples. Se trata de una actividad de alto valor agregado, generadora de
fuentes de trabajo directas e indirectas. Por otra parte, es un instrumento útil para mejorar la balanza
de pagos nacional, por ser el flete un bien de exportación que genera divisas.
La existencia de una Marina Mercante de bandera mejora los grados de libertad de acción de un
país para mantener sus distantes mercados tradicionales, y para abrir y consolidar los nuevos, espe-
cialmente ante picos cíclicos de demanda, o imprevistos en el mercado mundial. Por otra parte, la influ-
encia que cada país marítimo puede ejercer en la adopción de decisiones en los foros internacionales
del quehacer, guarda con frecuencia, directa relación con el potencial de su flota mercante.
A través de distintas páginas de este manual, habremos podido advertir la vital importancia que los
distintos usos del mar revisten para un país de la dimensión marítima de la Argentina. La Marina
Mercante es un pilar básico dentro de esa conjunción de organizaciones privadas y públicas que
denominamos la “comunidad marítima” nacional. Contribuye decisivamente a mantener el conocimien-
to y la habilidad necesarios para sostener nuestra presencia en el mar, y participar de sus beneficios.
Constituye además, una capacidad susceptible de ser movilizada ante situaciones extraordinarias de
diferente índole, como desastres naturales o aún conflictos bélicos, que demanden de su esencial
aporte específico.
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