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Con casi 3000 años de historia, la ciudad es un buen ejemplo del desarrollo
cíclico que puede tener una entidad urbana: un desarrollo geográfico y
demográfico hasta el límite de lo posible (Roma Antigua), el estancamiento y el
declive hasta casi desaparecer (Edad Media), y un nuevo desarrollo
(Edades Moderna y Contemporánea). Pocas ciudades han tenido tal evolución y
jugado a la vez un rol tan importante en la Historia universal, ya sea como crisol
de civilizaciones o sede de importantes movimientos artísticos y de instituciones,
tanto civiles como religiosas. La persistencia de esta ciudad y de su población,
en medio de tantos avatares históricos, constituye un hecho destacado.
ARQUITECTURA ROMANA:
El mundo griego fue fundamental para el desarrollo del arte romano junto a las
aportaciones de la cultura etrusca. Sin embargo, también tuvo una indiscutible
personalidad, manifestada principalmente en la arquitectura.
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CARACTERÍSTICAS DE LA ARQUITECTURA ROMANA:
ORDEN COMPUESTO
El orden compuesto es un orden clásico mixto que
no pertenece al grupo de los órdenes
arquitectónicos griegos (dórico, jónico y corintio),
sino que, con el toscano, es una de las aportaciones
romanas a los órdenes clásicos.
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La arquitectura romana adoptó con frecuencia la superposición de un orden
arquitectónico a otro diferente en un mismo edificio, quedando el más sencillo y
robusto debajo del más elegante y delicado, según es de notar en el
grandioso Coliseo romano.
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Principales diferencias entre la Arquitectura Romana y la griega
Pese a estas diferencias, existen muchas semejanzas con el arte griego ya que
Roma asimiló numerosos elementos artísticos y arquitectónicos de los países
que incorporaba a su imperio. También fue frecuente emplear artistas nacidos y
formados en otros territorios, siendo los principales originarios de Grecia.
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Los Templos Romanos
El templo romano se levanta sobre un podio y para acceder a la cella existía una
escalinata en la parte delantera. En los templos se utilizaban especialmente los
órdenes compuesto y corintio. Los frontones solían ser lisos con inscripciones en
la parte delantera del entablamento.
Próstilo
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Pseudoperiptero
Dístilo
Tetrástilo
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Templo Maison Carrge
Se encuentra en Nimes,
(Francia). Se encuentra
muy bien conservado. Es ya
de época imperial,
probablemente de tiempos
de Augusto. Es un templo
próstilo, hexástilo y
pseudoperíptero. Tiene una
única cella. El orden
utilizado es el corintio. En la
parte frontal una inscripción
hoy desaparecida indica
que el edificio estaba
dedicado a Cayo y Lucio César, hijos de Marco Vipsanio Agripa y nietos del
emperador Augusto
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El Panteón
Tiene una planta centralizada que se corresponde con el alzado. Está realizado
en hormigón y ladrillo y está recubierto al interior por placas de mármol y al
exterior con estucado (pasta de grano fino compuesta de cal apagada) y pintura.
El hormigón se utilizó para los arcos de descarga que son los que permiten
sostener la gran cúpula que cubre toda la cella.
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fragmentado y se reconstruyó tal y como se pensaba que era. Ahora se
encuentra junto al mausoleo de Augusto, en Roma.
El altar está cercado por una construcción ligeramente rectangular de unos 10 u
11 metros. Todo ello está realizado en mármol. No hay techo. Tiene una puerta
principal en la parte delantera y otra secundaria en la parte de atrás. El muro está
decorado con relieves narrativos e historiados, tanto en la parte interior como en
la exterior. El altar está situado sobre unos escalones y también hay en él
decoración en relieve en relación al sacrificio que se realizaba.
En el exterior hay dos frisos: en la parte baja hay decoración floral con roleos
entre los que hay minúsculos animalillos. En la parte superior donde aparece una
magnífica procesión, en la que se encuentra Augusto con su familia, cortesanos,
etc., con una gran riqueza en actitudes, posiciones y vestimentas. Hay hombres,
mujeres y niños en distintos planos, que dan profundidad y crean un excelente
espacio. Una cenefa clásica separa los frisos.
Las Tumbas
En líneas generales, las tumbas romanas derivan de las etruscas, aunque con el
tiempo fueron adquiriendo una mayor libertad y complejidad. Todas las tumbas
se encontraban fuera de la ciudad. El rito funerario podía ser por inhumación o
por incineración.
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Hubo tumbas colectivas, llamadas columbarios, que podían estar en una roca o
en construcciones con nichos donde se colocaban las urnas.
Mausoleo de Augusto
Es del siglo I d.C. y hoy apenas quedan restos. Estaba formado por un anillo
circular coronado por un túmulo de tierra con cipreses y coronado por una
escultura del emperador. En su interior había tres cámaras: una para el cuerpo
de Augusto, otra para el de su esposa, Livia, y otro para su familia. Ya en la Edad
Media fue reutilizado como fortaleza y en el siglo XIX como circo y teatro. Es
posible que sobre el túmulo hubiese un templete circular coronado por una
estatua.
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Enterramiento de Cayo Sexto
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El desarrollo del urbanismo en Roma fue un
proceso ininterrumpido. Todos los
emperadores de Roma, en especial del siglo
I se preocupaban mucho por urbanizar la
ciudad, y con mayor ímpetu Claudio y
Augusto. La llamada Pax Augusta traída por
el triunfo de Augusto en el plano económico
llevó a la posibilidad de un desarrollo mayor
en la reconstrucción del imperio.
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INCIDENTE EN EL VALLE DEL PO
El trigo y la uva que cultivaban las pequeñas aglomeraciones humanas que se
extendían a lo largo del valle del Po se enviaban a Roma para su consumo. Pero
en el año 26 A.C. una gigantesca riada destruyó no sólo todos los poblados que
se alineaban a lo largo de las orillas del Po, sino también un puente que era
imprescindible para las comunicaciones entre el Norte y el resto de Italia.
Cuando el Emperador Augusto recibió la noticia, mandó que le trasladaran
inmediatamente a las zonas siniestras 45 ingenieros militares, entre urbanistas,
arquitectos e ingenieros de caminos, a fin de que procedieran a la construcción
inmediata de un nuevo puente, de una nueva carretera y de una nueva ciudad
que sustituyera a todos los poblados que habían sido destruidos.
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Igual que los griegos, los urbanistas romanos tomaron como unidad para
estructurar las calles la insulae, manzana de casas (viviendas colectivas de
varios pisos, organizadas en torno a un pequeño patio central, como nuestros
bloques de pisos o apartamentos, vaya). Este tipo de plano tiene la ventaja de
que su parcelamiento es más fácil por la regularidad de la forma de sus
manzanas
Inmediatamente después de su llegada, los soldados, auxiliados por los esclavos
que les acompañaban, se aprestaron a alzar un campo militar, el castrum, que
reproducía a escala reducida la planta de la ciudad y que se construía con arreglo
a un método idéntico.
Este trazado urbano tenía tres finalidades: podría ser el desarrollo de poblados
indígenas, como Numancia, que luego fueron ampliados o magnificados; tal vez
erigirse como ciudades helenísticas romanizadas que habían continuado la
tradición hipodámica; o podían ser en último caso, ciudades de nueva
implantación, como las que provenían de antiguos campamentos militares como
León y Timgad.
Sea como fuere, estas tres finalidades pueden estar relacionadas, y la fórmula
ortogonal se remonta a un pasado mucho más antiguo: la encontramos en el
Medio Imperio egipcio (hacia el 2000 antes de nuestra era). Las necrópolis del
Antiguo Imperio que rodean las grandes pirámides (hacia el 2600 a. C.) indican
ya, que la ciudad de los vivos también se podía organizar según un trazado
perpendicular.
HIPPODAMOS DE MILETO
Con su organización perpendicular, este trazado es a la vez heredero del
urbanismo «hipodamiano» -del griego Hippodamos de Mileto que, en el siglo V
antes de nuestra era, reconstruyó su ciudad, trazó el plan del Pireo, y pasa por
ser el creador de la ciudad lineal-, y de la ciudad Etrusca. Estas dos influencias
se conjugan posiblemente en la disposición adoptada por los campamentos
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dividir y repartir las tierras), determinaba el decumanus maximus y el lugar en
donde sería cortado perpendicularmente por el cardo maximus: este cruce era el
centro de la ciudad donde se situará el foro.
Los agrimensores cuadriculaban la ciudad trazando decumani y cardines
secundarios, paralelos al decumanus maximus (que iba de Este a Oeste, “vía
sagrada”) y al cardo maximus (de Norte a Sur, constituido por el Argileto y la calle
de los etruscos), dividiendo así la ciudad en islotes y preveían las calles
principales.
Después se hacía la limitatio (línea de fortificaciones que bordeaban la frontera
exterior de una provincia). Luego, lo que hicieron fue excavar una trinchera de
protección de forma rectangular y levantar en torno a ella por la parte interior una
empalizada. Se proyectó una elevada muralla que debía rodear toda la cuidad,
con cuatro puertas fortificadas con torreones que se abrían en cada uno de los
extremos de las dos calles principales de la ciudad. A lo largo del interior de las
murallas se dejaban una franja de terreno de 9 metros de anchura, que constituía
el confín sagrado de la ciudad y que se encontraba bajo la protección de los
dioses.
Finalmente el último momento era el de la consecratio, acto religioso que
consistía en sacrificios y oraciones. Toda la superficie quedó dividida por las
calles dispuestas paralela y equidistantemente unas de otras, formado por
manzanas de 70 metros de lado cada una. Cuando el terreno era accidentado,
preexistía un pueblo y había crecido irregularmente o estaba situado sobre las
pendientes de una colina, los romanos se contentaban con adaptar más o menos
bien sus técnicas a las condiciones locales.
Una vez realizado todo lo anterior, se fijaban los emplazamientos donde se
elevarían los diferentes monumentos necesarios para la vida de la ciudad: se
escogía una altura sobre la cual se construiría el templo de tres capillas
consagrado a Júpiter, Juno y Minerva; si no existía una altura se construía una
elevación. Los emplazamientos de los monumentos se determinaban tomando
como referencia el foro (plaza en donde se celebraban reuniones políticas y
juicios además de ser el punto en que cardo y decumanus se cruzan).
Ademas se ordenó que ninguna edificación privada tuviera una altura superior a
dos veces la anchura de la calle, a fin de que ni las casas ni la propia calle se
viera privadas de la luz del sol. Los propietarios de los edificios que se alineaban
a lo largo de las calles principales estaban además obligados a construir una
marquesina sobre la acera que protegiera del sol y la lluvia a los viandantes.
No obstante, aun cuando ya habían sido fijadas anteriormente las normas a la
que debía atenerse la construcción privada, se dejó bastante libertad a los
habitantes a la hora de elegir la forma y la distribución de sus casas según las
posibilidades económicas de cada uno.
Gracias a estos sistemas racionales de urbanización, que dejan su huella en la
geografía, Roma “humaniza” el entorno y afirma su obra, que pretende inspirar
seguridad y favorecer el desarrollo humano. La ciudad de crecimiento anárquico
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pasó por ser una maldición a los ojos de los censores republicanos. A partir de
ahora, la ciudad, gracias a su esmerada urbanización, será considerada como
una panacea, capaz de aportar bienestar y riqueza a los ciudadanos romanos.
Además de la herencia griega, la ciudad romana desarrolla su propia morfología.
Los romanos tratarán de hacer del entorno urbano un lugar digno para vivir, por
lo que son necesarios el alcantarillado, la traída de aguas (acueductos), las
fuentes, los puentes, las termas, los baños, el pavimento, el servicio de incendios
y de policía, los mercados y todo aquello que es necesario para que viva la gente
lejos del campo y con todos los refinamientos posibles para mejorar la salud
pública.
La técnica
Materiales y sistemas de construcción
Los romanos asimilaron los modelos etruscos, los estilos arquitectónicos de
Grecia y el arco, la bóveda, la cúpula y el uso del ladrillo cocido de los pueblos
de Oriente.
Los patios y espacios abiertos con pórticos de columnas, arcadas y
fuentes.
El suelo, en algunas villas además de pavimentarse se decora con
mosaicos de motivos geométricos, vegetales o humanos.
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Suministro de agua y evacuación de residuos
ACUEDUCTOS ROMANOS
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libro fue de gran ayuda para Frontino, un general que fue nombrado, a finales
del siglo I, para administrar los muchos acueductos de Roma. Descubrió una
clara diferencia entre la toma de agua y la suministrada, que era causada por las
tuberías ilegales insertadas en los canales para distraer el agua; dio cuenta al
emperador Nerva, en su obra De aquae ductu Urbis Romae (que recoge a los
nueve acueductos existentes por aquel entonces) de finales del siglo I, de sus
esfuerzos para mejorar y regular el sistema.
PROCESO DE DISTRIBUCION
Un acueducto arrancaba en un sistema de captación del agua. El agua pasaba,
de forma controlada, a la conducción desde un depósito de cabecera (caput
aquae). La construcción de un acueducto exigía el estudio minucioso del terreno
que permitiría escoger el trazado más económico para permitir una pendiente
suave y sostenida, sin alargar demasiado el recorrido de la obra. Se usaban
canales abiertos (riui) siempre que resultaba posible y únicamente en contadas
ocasiones se recurría a la conducción bajo presión.
Luego, mediante unos tuneles escalonados se controlaba la velocidad con la que
bajaba el agua, además permitia utilizar óptimamente la pendiente. También
contaban con depósitos de decantación, los cuales retenían los materiales
sólidos.
Cuando se encontraba en el recorrido con depresiones geológicas, se podían
optar por dos alternativas, la construcción de puentes o sifones, que permitían
superar este obstáculo.
• Sifón.- El objetivo de estas construcciones era hacer descender el agua
aprovechando la depresión para que, luego esta pueda ascender.
• Puentes.- Eran construidos para atravesar de manera directa las
depresiones, manteniendo el ritmo de la pendiente establecida.
Finalmente se llegaba a una dársena de distribución, encargada de almacenar
el agua y distribuirla en la ciudad romana
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El canal se acomodaba al terreno por distintos procedimientos. Cuando era
posible, transcurría sobre el suelo apoyado en un muro (substructio) en el que
se practicaban alcantarillas para facilitar el tránsito normal de las aguas de
superficie. Si el terreno se elevaba, el canal quedaba enterrado (riuus
subterraneus) y formaba una galería subterránea (specus) excavada
directamente en la roca o construida dentro de una zanja. Cuando había que
vencer una fuerte depresión, se recurría a la construcción de complicados
sistemas de arcos (arcuationes) que sostenían el canal y lo mantenían al nivel
adecuado.
En todo caso, siempre que el agua se destinaba al consumo humano, el canal
estaba cubierto por bóvedas, falsas bóvedas, placas de piedra o tégulas.
Según Isabel Rodà, catedrática de Arqueología de la Universidad Autónoma de
Barcelona, se construyeron 507 kilómetros de acueductos, de los cuales 434 km
eran subterráneos, 15 km de superficie y solo 59 km, es decir, el 12 %, discurría
por arquerías.
EL CANAL DE SEGOVIA
Traía el agua dese la sierra, a unos 18 kilómetros.
La parte conservada tiene 728 metros de largo por 30 en la parte más
alta.
Son dos arquerías superpuestas sobre pilares de base rectangular, con
44 arcos en la parte baja y 119 en el alta.
Cinco tramos de arquería, cuyos vanos tienen una luz de 4,5 metros.
El material es granito, en sillares y concreto en la parte superior para
canalizar el agua
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PUENTES ROMANOS
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- Las pilas y estribos
- La plataforma
Construida sobre los arcos y era la
continuación de la calzada, es decir, sobre ella
se iba a circular.
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EL PUENTE DE ALCÁNTARA
Posiblemente estemos ante el puente romano más relevante de los que quedan
en el mundo. De hecho, su nombre, Alcántara (Al Qantarat), quiere decir "el
puente" en árabe, suficiente para comprender la importancia de esta obra. Fue
construido entre los años 105 y 106 por el arquitecto romano Cayo Iulio
Lacer en la Vía que comunicaba Norba -actual Cáceres- con Conimbriga - hoy
Condeixa-a-Velha-, por lo que no es un acceso a ninguna ciudad.
Está compuesto por seis arcos que salvan una distancia de 214 m. sobre el río
Tajo y que se apoyan en cinco pilares y dos estribos en sus extremos.
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En su centro, y sobre la calzada, tiene un Arco de Triunfo de un vano que ha
sido modificado en sucesivas ocasiones. Mide 13,15 m. de altura, con una planta
rectangular de 11,5 m. por 2,60 m. y descansa sobre el pilar central de la
construcción. En él se observan dos placas de mármol, una por lado, donde
aparece la inscripción con la fecha de su construcción y la dedicación al
emperador Trajano.
En otras placas que flanquean el arco en su lado norte posiblemente aparecerían
los municipios que contribuyeron a su construcción. Actualmente en su lugar
aparecen otras inscripciones que referencian otras actuaciones. Una en época
de Carlos V que consistió en la colocación de un Águila bicéfala
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Ha sido varias veces cortado en las guerras uno de los arcos y reconstruido
luego, debido a su situación fronteriza. Por primera vez en 1213, fue
parcialmente destruido por los musulmanes. En 1475, en las luchas
de Castilla y Portugal, cuando pensaban derruirlo para evitar que Alfonso V lo
cruzara, se salvó por la gallardía del rey portugués que mandó decir a su
enemigo, el duque de Villahermosa, que él daría un rodeo, pues «no quería el
reino de Castilla con aquel edificio menos».
En septiembre de 1969, para construir el embalse de Alcántara, cuya presa se
encuentra 600 metros aguas arriba del puente y cuya capacidad es de 3137
hectómetros cúbicos, se desvió el caudal del río a través de unos túneles y el
lecho del río cauce abajo quedó completamente seco en varios kilómetros. Se
observó entonces que una de las pilas estaba descalzándose, y se procedió a
su reparación. El puente romano quedó por primera vez en su historia sin río.
El puente romano de Alcántara es una obra de ingeniería única en el mundo por
sus dimensiones, estado de conservación y su uso continuado durante casi 2000
años. Sin embargo, desde la restauración realizada en tiempos de Isabel II, hace
más de 150 años, no se ha realizado ninguna obra importante de conservación,
salvo la ya mencionada de 1969, y existen algunas partes que necesitan urgente
atención. Los romanos expresaron claramente su mentalidad en la realización
de obras públicas.
Existen en la actualidad muchas asociaciones que solicitan una intervención
urgente, así como su declaración como Patrimonio de la Humanidad.3 Fue
declarado Monumento Nacional el 13 de agosto de 1924.
EL PUENTE DE SEGURA
Piedras Albas es una localidad cacereña
situada en el Oeste de la provincia. En su
término, a unos 8 kilómetros siguiendo la
carretera Ex-207, se alza el denominado
Puente del Segura o Puente Internacional,
puente tendido para superar el rio Erjas,
sobre el que en la actualidad se ubica la
frontera entre España y Portugal. El puente
del Segura fue realizado por el imperio
romano, entre los siglo I y II d. C., de su obra
original conserva el primer arco de cada
extremo y los pilares. Se realizó la obra mediante sillares de granito labrados y
presenta un almohadillado en éstos a modo de decoración semejante a otros
puentes romanos coetáneos en Extremadura, como pueden ser los de Alcántara,
Alconétar y Mérida. El puente tiene cinco arcos con cinco bóvedas de luces
comprendidas entre 10,50 y 7,50 m., dos de ellas, las únicas que son originales
y situadas en ambos extremos, de medio punto perfecto, y ligeramente
peraltadas las tres restantes, el arco central está elevado en altura.
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La rasante del puente es horizontal en la actualidad. Las pilas de sillería
almohadillada, con huellas de grapas en forma de cola de milano para unir los
bloques, tienen un ancho casi constante de 2,85 - 3,00 m., cimentadas todas
ellas en el afloramiento rocoso del lecho del río. Los pilares poseen tajamares de
planta triangular, característicos de los puentes romanos, coronados por
sombreretes piramidales de época moderna. Su remate se produce a 1,20 m.
por encima de los arranques de las bóvedas romanas. Dentro de la evolución de
esta obra arquitectónica, tal y como ahora se encuentra, nay que destacar que
se aprecian tres momentos cronológicos clarísimamente definidos, no sólo por
técnica, sino también por forma y hasta por material; La construcción original es
la romana pero posteriormente, en época medieval, y probablemente debido a
su destrucción, se procedió a su reconstrucción, obra que se aprecia en los tres
arcos centrales, que apoyan sobre los pilares romanos. Las diferencias están
marcadas por la pátina, que es ligeramente más clara, y por las marcas de los
canteros que se pueden apreciar en Puente Romano del Segura Departamento
de Griego del ies Vegas Bajas Ángel Luis Gallego Real la labra de los sillares.
Los arcos ya no son de medio punto perfectos, son peraltados, siendo el central
más alto, lo que propiciaría una rasante a dos vertientes, quizás para evitar una
sobrecarga en el centro, logrando así una mayor sección de desagüe. Por último,
en época moderna, se realizó una tercera remodelación que se aprecia en la
parte superior del puente, marcada por el cambio de material a pizarra, los
sombreretes piramidales que coronan los tajamares y la adecuación de la
rasante superior, otra vez en horizontal, adaptándose para el tráfico rodado
actual.
CALZADAS ROMANAS
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El Imperio Romano se preocupó de construir una extensa red de carreteras, la
mayoría de las cuales siguieron en uso durante el siguiente milenio, o más.; esta
red de transportes abarcaba un enorme recorrido desde el Océano Atlántico al
Mar Rojo, pasando por las Islas Británicas o el Mar Negro.
Moverse por ellas no era sencillo, ni barato. Se construyeron originalmente para
el transporte de soldados y contribuyeron al auge del comercio y al esplendor del
Imperio. Esta gran red viaria fue utilizada por el ejército ya que les permitía una
ágil y rápida movilidad, también era la red comercial por donde discurrían las
mercancías por todo el Imperio. Gracias a las calzadas, las tropas podían
trasladarse de un extremo al otro del imperio con una velocidad insólita para la
época. La red de caminos del Imperio llegó a tener nada menos que
cuatrocientos mil kilómetros de longitud en el siglo III de nuestra era.
Las calzadas eran sólidas construcciones que unían las principales ciudades y
puestos más avanzados del Imperio.
Las calzadas romanas más importantes, las pavimentadas, eran construidas y
mantenidas por el Estado, con la colaboración de las ciudades y propietarios de
los terrenos que atravesaban. Son las llamadas Viae Publicae, las vías
públicas. Podían tener anchuras de hasta 12 metros. La gestión de las calzadas
estaba dirigida por el curator viarum, un funcionario del Estado encargado que
la ejecución de la obra se llevara a cabo según el proyecto y también de la
conservación y reparación de la misma. Estas vías recibían también el nombre
de Vías Pretorianas, Consulares o Militares. Una de las Vías Públicas más
conocidas es la Vía Apia que unía Roma con Brindisi.
Las calzadas tienen un sistema de construcción que fue descrito por Vitrubio en
su obra De arquitectura: se abría una fosa que se rellenaba de piedras y
cascotes; luego se aplanaban. El espesor de esta fosa dependía de la calidad
del suelo base. Luego ese lecho se cubría con una capa morterada de cal y
guijarros; y sobre ella se ponía una capa de argamasa más fina que podía ser
de grava o de cal, y por último se colocaban bloques de piedra tallada. El borde
se indicaba con una cinta de piedras...
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Técnicas de construcción:
Lo primero que se tenía que determinar era el trazado de la ruta, estando
asignado este trabajo los mensores romanos, personas que tenía la función
que actualmente desempeña los topógrafos. Estos mensores se valían de
diversos instrumentos, entre ellos la groma, que les permitían el replanteo de
las calzadas y su alineamiento ya que se procuraba que el trazado fuera lo más
recto posible.
Una vez tomadas todas las medidas, los mensores señalaban la ruta por medio
de hitos y se comenzaba la construcción de la mismas preparando el trazado
con la tala de aquellos árboles que entorpecieran el camino.
La elección del material para construir las calzadas dependía en los elementos
disponibles localmente.
Pequeñas colinas fueron cortadas, y la tierra mojada cubierta por calzadas o
terraplenes de madera.
Los caminos fueron construidos para mantenerlos por mucho tiempo en buen
estado. Se cavaban fosas de tres metros de profundidad y veinte y tres pies de
ancho y se llenaron con balasto (o piedra cortada en trozos medianos) en primer
lugar. Cubrían con una segunda capa de grava grande y arena y piedras grandes
para la fundación.
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Construían marcadores de millas a lo largo de las vias o calzadas para saber
cuanto se había recorrido.
Los laterales estaban llenas de bloques y piedras talladas a mano. Las piedras
eran a menudo de forma pentagonal (cinco lados) y bien ubicadas una pegada
a la otra para construir la capa superior de la carretera. Los caminos se
construían en pendiente desde el centro para que el agua de lluvia se escurra en
las zanjas a los lados de las carreteras.
Las calzadas romanas que han quedado casi intactas en la actualidad son:
calzada de Wheeldale Moor, al norte de York, Inglaterra
las calzadas de Pompeya
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- Capas intermedias: Sobre la capa de cimentación se extendían un relleno de
arena o grava, en una o varias capas que iban disminuyendo su grosor según se
ascendía hasta la más superficial. Después de cada relleno se procedía al
apisonado de cada una de las capas de relleno de arena o grava.
- Capa de rodadura: Era el revestimiento final de la superficie de la calzada
preferiblemente utilizando cantos rodados apisonados mezclados con arenas,
para forma la capa de rodadura. Se utilizaban también materiales de grano fino
como zahorras (áridos no triturados) o jabre (arena natural de granito). Este tipo
de rodadura permitía una suave circulación lo que suponía un ahorro al evitar
perjuicios o daños en las ruedas de carros de mercancías o en los herrajes de
los caballos y carros de combate utilizados por el ejército. En las ciudades o vías
importantes, las calzadas se adoquinaban o se disponían piedras talladas de
forma irregular.
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Caupona, eran como postas donde el viajero podía descansar, dormir, comer y
esparcirse para relajarse después del agotamiento del viaje. Estos alojamientos
estaban destinados a personas de pocos recursos económicos, aunque había
cauponas de lujo (como las de la antigua Grecia), pero eran los menos. La
caupona estaba regentada por el Caupo.
Mansio, las mansio, nombre que deriva del latín manere, significa “lugar donde
pasar la noche durante un viaje", eran paradas obligatorias para personas de
grandes recursos económicos que hacían sus viajes a las principales ciudades
del Imperio, por tanto, estaban ubicadas en las vías públicas. Eran mantenidas
por el Estado romano. Con el tiempo, estas mansio también alojaron a todo tipo
de viajeros.
Las mansió disponían de espacios para recepción, baños termales,
habitaciones, comedor, la cocina con su horno y su fragua, así como el granero
y los establos.
Tabernas, ubicadas en las calzadas eran alojamientos de algo más calidad que
las Cauponas, y servían como alojamiento a los viajeros que tenían mayores
recursos económicos.
Además de peligroso, viajar en la antigua Roma era también caro. Sólo viajaba
quien tenía buenos motivos para hacerlo, ya fueran económicos o, más a
menudo, militares. Un viaje largo por tierra en carruaje podía llegar a costar del
orden de un denario por kilómetro, equivalente a un sueldo de un día de trabajo.
En torno a las calzadas romanas estaba el servicio postal del Imperio romano,
denominado Cursus Publicus y por todo el trayecto de la calzada había
capillas, templos denominados fanum.
Otro de los grandes avances surgidos en torno a las calzadas romanas fue la
publicación de itinerarios que servían para tener un control de las rutas del
Imperio.
La importancia de cada ciudad dependía del nivel de accesibilidad, o sea el
grado de centralidad dentro de la red respecto al resto de ciudades.
Los condicionantes que confluían en la construcción de una determinada
infraestructura de transportes era:
- Localización de las poblaciones.
- El tamaño de las poblaciones.
- La geografía y topografía de la región a atravesar.
- Productos transportados.
- Consideración política y cultural.
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La ingeniería romana ha sido admirada durante generaciones a lo largo de los
siglos. Algunas de sus invenciones son, en realidad mejoras basadas en ideas o
inventos más antiguos.
La tecnología para llevar agua corriente en las ciudades fue desarrollada en la
zona oriente, pero los romanos la transformaron de una manera inconcebible
para Grecia.
En la arquitectura romana tuvo influencias de griegos y etruscos.
Aunque las vías eran comunes, los romanos mejoraron su diseño y
perfeccionaron su construcción de manera que duraron muchos siglos y algunos
tramos aún se encuentran al día de hoy en perfecto estado.
La arqueología submarina y los antiguos manuscritos de la antigüedad
clásica muestran evidencias de extensas flotas comerciales romanas. Los restos
más importantes de este comercio es la infraestructura como puertos,
rompeolas, almacenes y faros conservados
en Civitavecchia, Ostia, Portus, Leptis Magna, Caesarea Palestina y otros
enclaves portuarios. En la propia Roma el monte Testaccio es un tributo a la
magnitud de este comercio en el Mare nostrum. Como con la mayoría de
la tecnología romana, los buques marítimos romanos no mostraron mejora
importante alguna sobre las naves griegas de los siglos anteriores, aunque el
recubrimiento de plomo de los cascos como protección parece haber sido más
frecuente. Los romanos usaron barcos de vela de casco redondo. La continua
protección «policíaca» del Mediterráneo durante varios siglos fue uno de los
factores principales del éxito del comercio romano, dado que las calzadas
romanas fueron construidas más para los pies o los cascos de los caballos que
para las ruedas, y no podían soportar el transporte comercial de bienes a largas
distancias. Las naves romanas usadas habrían sido presa fácil para los piratas
de no ser por las flotas de galeras liburnasy trirremes de la armada romana.
Las materias primas, como el grano y los materiales de construcción se
negociaban solamente por las rutas marítimas, puesto que el coste del transporte
por mar era 60 veces menos que por tierra. Los alimentos y productos básicos
como cereales para hacer pan y los rollos de papiro para la fabricación de libros
fueron importados del Egipto ptolemaico a Italia de forma continua.
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PUERTOS
FUENTE:
El tratado escrito por Vitruvio, es el único que ha llegado a nosotros y habla sobre
la construcción de puertos. El capítulo 13 del libro V lo dedica a la construcción
en el mar y en los capítulos 4º y 7º del libro I hay alguna referencia sobre puertos.
El resto de las reseñas son de geógrafos como Estrabón, Mela, o Plinio el Viejo;
o de historiadores como Herodoto, Polibio, Quinto C. Rufo, Flavio Josefo, o Tito
Livio que dan pequeños datos sobre puertos y actividades en la costa que pasan
casi desapercibidos.
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La ingeniería portuaria romana ponía a disposición de los ingenieros diferentes
formas constructivas para un mismo tipo de estructura de acuerdo con los
condicionantes de la obra, entre los que podemos destacar: las solicitaciones del
oleaje de los temporales dominantes en la zona, la calidad geotécnica de los
fondos, el tipo de materiales disponibles para llevar a realizar la construcción.
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ESPOLONES. Estas estructuras, formadas por entramados de pilotes clavados
mediante maquinaria de hinca, constituían la infraestructura de todo tipo de obras
portuarias.
El espolón fue inventado por los fenicios en el siglo VIII a. C. Fue usado durante
la antigüedad y era una parte importante de las galeras fenicias, griegas y
romanas. En las naves romanas se denominaba rostrum e iba sólidamente fijado
a la roda a mayor o menor altura de la línea de flotación, aunque casi siempre a
la altura de ésta.
Sus formas eran la de una pirámide, de un cono, de un cuerno o de una lanza.
El material era de bronce o de hierro. Su empleo perduró a través de los siglos,
ya que las contiendas navales, debido a la escasa eficacia de las armas
arrojadizas, tenían por fase decisiva la lucha cuerpo a cuerpo, a la que se llegaba
mediante un abordaje previo. El abordaje era buscado por ambos enemigos y el
espolón jugaba un papel importantísimo. Al aumentar la potencia de la artillería
naval y al distribuirse los cañones en las portas de los costados, el combate
naval se redujo durante mucho tiempo (siglo XVII) a un duelo de artillería, en que
sólo accidentalmente podía caber el abordaje. En consecuencia el espolón
desapareció de aquellos navíos y fragatas que evolucionaron lentamente, dado
que los abordajes en buenas condiciones eran difíciles de lograr. Sin embargo,
el espolón no estaba definitivamente abandonado: el perfeccionamiento de
los motores a vapor marinos, el empleo de hélices como propulsores y, como
consecuencia las grandes velocidades que los buques adquirieron, hicieron
concebir grandes esperanzas de que el abordaje pudiera ser fácilmente
realizado, no para llegar a la lucha cuerpo a cuerpo en que el espolón era un
arma secundaria, quizá útil en la maniobra que necesariamente había que
realizar, sino como un arma aprovechable en un abordaje, al ser el «arma
motriz».
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ESCOLLERAS. Realizando vertidos
de piedras de diferentes tamaños se
construían estructuras de escollera en
talud similares a los actuales.
En los diques verticales romanos, la
superestructura formada por bloques
alcanzaba una profundidad máxima
de 4 ó 5 metros, colocándose en
pequeñas profundidades, sobre una
cama de escollera o directamente
sobre el fondo.
ESPIGÓN
Un espigón, rompeolas o escollera es una estructura no lineal construida con
bloques de roca de dimensiones considerables, o con elementos prefabricados
de hormigón, (cubos, paralelepípedos, dolos y tetrápodos o quadrípodos), son
colocados dentro del agua, en ríos, arroyos o próximos a la costa marítima, con
la intención de aumentar el flujo en varias direcciones determinadas, reducir el
oleaje o evitar la decantación de arena.
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Espigones en los puertos
Se ponen espigones en los puertos para la
preservación de los sargos y que no sean arrastrados.
DIQUE:
Un dique es una construcción para
evitar el paso del agua. Puede
ser natural o construido por el
hombre; de tierra, mampostería de
piedra, u hormigón; y
tanto paralelo como perpendicular al
curso de un río o al borde del mar.
Diques rompeolas
Son estructuras artificiales creadas
mediante superposición de capas de
elementos de diferentes granulometrías y materiales encaminada a reducir la
cantidad de energía proveniente del oleaje que entra en un lugar que se quiere
abrigar, por ejemplo un puerto. Contrariamente a los diques de contención, no
tienen una función de impedir la filtración del agua.
Existen diferentes tipologías de diques, también llamados espigones:
En talud
Vertical
Flotante
etc
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OBRAS INTERIORES Y AUXILIARES
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LOS ALMACENES. Se construían en la ciudad y en el puerto, y servían de
depósito para las mercancías que esperaban su redistribución por la zona de
influencia comercial, o su estiba en los barcos.
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SISTEMAS DE AGUADA. El servicio de aguada era esencial en los puertos, en
algunos el agua potable se traía mediante acueductos y solían disponer de
depósito de regulación de caudal.
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SEÑALIZACIÓN.
Desde muy antiguo se distinguía entre baliza portuaria y faro. La baliza indicaba
la situación de la bocana del puerto y se ubicaba a la derecha de la entrada en
la ruta de acceso a él, y solía constituir una seña de identidad que lo diferenciaba
de cualquier otro puerto. Al otro lado de la bocana se construía, si bien no
siempre, un monumento que daba carácter de identidad, no solo al puerto, sino
también a la ciudad, ejemplo de ello lo tenemos en el famoso Coloso de Rodas.
PUERTO DE OSTIA
Ostia Antica fue una ciudad antigua en la costa del mar Tirreno, en el
antiguo Latium, Italia, que funcionó como puerto de la antigua Roma y quizás su
primera colonia. Estaba ubicada en la boca del río Tíber. Según la leyenda, fue
fundada por Anco Marcio, uno de los reyes de Roma, en el siglo VII a. C. Los
hallazgos arqueológicos, en cambio, sugieren que su pasado remonta hasta
el siglo IV a. C. La mayoría de los edificios visibles más antiguos que se pueden
apreciar hoy día, datan del siglo III a. C., el llamado Castrum(campamento
militar) y el Capitolium de una fecha más tardía, el (templo del
dios Júpiter, Juno y Minerva).
Aunque Ostia quizás fue fundada con el único propósito de defensa militar, ya
que los ejércitos invasores podían entrar por la boca del Tíber y llegar a Roma
por él, con el tiempo, Ostia se convirtió en un puerto comercial y muchas de las
mercancías que Roma recibía de sus colonias y provincias pasaban por Ostia.
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FAROS ROMANOS
Hay muchas referencias a este tipo de faros con la existencia confirmada de más
de veinte. Las fuentes de información son variadas: monedas, grabados,
mosaicos, citas y los restos de los que aún existen. En ellos aparecen torres de
faros de diferentes formas, alimentados con fuegos de leña e incluso lámparas
de aceite.
Las estructuras de las torres no responden a un modelo específico, sino que
varían según un criterio de estabilidad en función a la zona de emplazamiento,
altura y dimensiones.
El sistema de iluminación más corriente era el fuego de leña o lámparas de aceite
de oliva, normalmente usadas en los países meridionales. Los principales
emplazamientos son: España, Italia, Francia, Inglaterra, Grecia y las costas de
Asia y el Norte de África.
De todos los faros romanos, el más famoso es el de la Torre de Hércules en La
Coruña que todavía sigue en funcionamiento. Se le atribuye una antigüedad de
casi dos mil años y ha sido protagonista de numerosas leyendas: galeses e
irlandeses conservan referencias a la luz del faro de Brigancia y los escoceses
hablan del robo de la piedra del faro por el Rey de Escocia. Alfonso X hablaba
en una de sus obras de la fundación de la ciudad y de la torre por Hércules y de
cómo tras la victoria sobre el gigante Gerión enterró su cabeza en los cimientos
de la torre. Además, mandó colocar un espejo de cobre en lo alto de la torre, en
el que se divisaba todo el horizonte con lo que ningún barco podía pasar sin ser
visto.
A medida que el comercio fue creciendo se hacía necesario aventurarse a
mayores distancias, por lo que las marcas ya existentes se hicieron insuficientes.
Para ello, se utilizaban hogueras en puntos de fácil localización nocturna, para
las cuales se construían estructuras, ganando así en elevación al mismo tiempo
que las preservaban de los temporales. Estas estructuras fueron mejoraron
conforme lo hacía la navegación. Más tarde se colocarían superficies reflectoras
para amplificar la luz, lo que permitiría que esta fuera localizable a mayor
distancia, disminuyendo así el riesgo de encallar para las embarcaciones. Esta
mejora llevó consigo la necesidad de que alguien cuidara del funcionamiento de
las instalaciones para asegurar que el navegante estuviera protegido, por lo que
la figura del farero–alimentador de fuegos siglos atrás, técnico de mantenimiento
de sistemas electrónicos más tarde, se nos ha quedado en nuestra retina–,
gracias al Romanticismo, como la de aquel hombre luchando contra la tormenta.
Hoy en día los avances tecnológicos han hecho innecesaria la presencia
permanente de los fareros, que antaño tenían su residencia en la misma
edificación.
Tal era la relevancia de estas señales marítimas, que a veces los marineros les
rendían culto edificando templos en su honor. Numerosas leyendas y
costumbres antiquísimas rememoran la existencia de estos fuegos: los griegos
se basan en su mitología y en la lucha de Hércules con Nexos, Homero los cita
en su Iliada y otras nos hablan de los faros de los árabes o de los celtas galaicos.
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TORRE DE HÉRCULES EN LA CORUÑA
EL COLOSO DE RODAS
El Coloso de Rodas fue una gigantesca estatua que representaba al dios griego
del sol Helios, erigida en la isla de Rodas –Grecia– en el siglo III a.C. por el
escultor Cares de Lindos. Con esta obra llegaron a ser cinco las maravillas del
mundo –de las siete que se conocen– que se encontraban en la faz de la tierra
al mismo tiempo.
Los rodios tomaron la decisión de fundir esta estatua de su dios protector,
después de su victoria sobre el rey macedonio Demetrio Poliorcetes en el siglo
IV a.c. Hay varias hipótesis sobre su situación: una de ellas en el centro de la
ciudad de Rodas y otra en la escollera, que parece la más acertada por ser una
situación estratégica.
Todo lo que se conoce sobre El Coloso es debido a manuscritos dejados por los
escritores antiguos y a las crónicas bizantinas, por lo que no se sabe
exactamente si fue utilizado como faro. La leyenda se justifica porque junto a él
tenían que pasar los barcos que entraban al puerto y además era visible en todo
el horizonte. El Coloso –figura de bronce desnuda– posaba con las piernas
abiertas a la entrada del puerto de Rodas, alzando en su brazo derecho una
copa, donde se colocaba la hoguera, a la que se accedía por medio de unas
escaleras en su interior. Esta monumental obra hecha con placas de bronce
sobre un armazón de hierro, tenía un tamaño de unos 32 metros de altura y un
peso de unas 70 toneladas. Uno de los mayores problemas para su construcción
fue lograr la estabilidad con un centro de gravedad lo más bajo posible.
Cares de Lindos, quién se suicidó por agotar el presupuesto a la mitad de la obra
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–suplantándole Lachus–, comenzó con los primeros bocetos en 291 a.c., que
terminaría doce años más tarde. Se mantuvo en su lugar solamente 56 años, ya
que en el 223 a.c., un terremoto asoló Rodas derribando El Coloso al mar.
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