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Quizás se debe considerar de nuevo el Salmo 22:3: “Pero tú eres santo, tú que habitas
entre las alabanzas de Israel.” A base de este versículo, algunos han pensado que la
alabanza da acceso a la presencia de Dios. Se han expresado así: “Sabemos producir la
presencia de Dios.” Ciertos cristianos bien intencionados enseñan que se puede tener la
presencia de Dios en las iglesias si tan sólo se le alaba. Cuando no se percibe la
presencia de Dios, si tan sólo se le alaba, Él descenderá y se unirá al culto. Si todavía no
se percibe su presencia, hay que alabar con más intensidad, volumen y sinceridad. (Eso
casi se parece a la actitud de los sacerdotes de Baal que se cortaban en su esfumo por
invocar la buena voluntad de su dios.) Ellos interpretan que este versículo dice que Dios
vendrá y morará con los que le alaben.
Hay que tener en cuenta otra interpretación de ese versículo. Es cierto que Dios habita
en la alabanza de los creyentes, en el sentido de que le agradan sus alabanzas y se rodea
de ellas, se deleita en ellas y las disfruta. Se le declara como Rey en la alabanza que
proclama su reinado y señorío a un mundo que no lo reconoce como Señor. Al cantar, se
les da testimonio a los paganos (y a los santos, también) de su señorío, y así se le
entroniza con la alabanza.
Esta última interpretación vería ese versículo como condicional: “Si alabamos, podemos
estar seguros de la presencia de Dios.” Sin embargo, no se puede obligar ni inducir la
presencia de Dios. Es una idea pagana creer que sí. La alabanza no halaga a Dios para
obtener sus favores.
Curso Liderazgo de AlabanzaPágina 2
El Salmo 132:13-14 da una explicación más precisa de la manera como Dios habita en
las alabanzas de su pueblo: “Porque Jehová ha elegido a Sión; la quiso por habitación
para sí. Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré, porque la he
querido.” Aquí el Señor dice que ha decidido manifestar su presencia en Sión, y mora
allí ahora y para siempre. No habita en Sión sólo cuando se le alaba; Sión es su
residencia permanente. Ya está en la congregación, y siempre será entronizado en Sión
cuando se le alaba. No es una condición, sino un hecho.