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LIN - lingüística aplicada a la Educación

EDUBP | PSICOP | primer cuatrimestre

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 1


í ndice

 presentación 3

 programa 6
contenido módulos

 mapa conceptual 7

 macroobjetivos 8

 agenda 8

 material 9
material básico
material complementario

 glosario 10

 módulos *
m1 | 24
m2 | 62
m3 | 118
m4 | 163

* cada módulo contiene:
microobjetivos
contenidos
mapa conceptual
material
actividades
glosario

 evaluación 217

impresión total del documento 217 páginas !

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p r e s e n t ación

Bienvenido a LINGÜÍSTICA

Usted inicia en este momento un recorrido


por la asignatura Lingüística. Esta materia
integra la formación básica de una Licen-
ciatura, en la cual se integran las Huma-
nidades con las Ciencias sociales. Por
ello, en función del perfil del egresado de
Psicopedagogía, procuramos acercarlo a
los contenidos principales de esta disci-
plina científica que constituye la Lingüística
General, con el objetivo de que reflexionen
acerca de las relaciones entre este campo,
el de la Lingüística Aplicada y aspectos
educativos.

En el sentido de lo señalado, partimos de


considerar la presencia del lenguaje en
toda práctica humana, social, atravesando
las instituciones y, por supuesto, aquellas
en las que el proceso de enseñanza-apren-
dizaje ocupa un lugar esencial. En cuanto a
esto último, destacamos a la lengua como
el instrumento para comunicar el conoci-
miento y, por ende, su papel central en la
transposición didáctica de las disciplinas y
en la comunicación escolar del saber, así
como en la interacción entre los sujetos
que se relacionan a través de esa trans-
misión. Siendo así, resulta fundamental el
desentrañamiento científico de esa maqui-
naria lingüística.

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Iniciaremos el recorrido por la clarificación de
algunos conceptos troncales de la materia, con
el objetivo de adquirir un lenguaje técnico que
nos permita precisar la referencia a sus proble-
mas. Luego, nuestro derrotero continuará por
la historia de la disciplina como tal, tomando
como partida el planteo fundacional de Ferdi-
nad de Saussure, desde donde mencionaremos
las principales teorías lingüísticas del siglo XX.
Esta presentación nos dará pie para centrarnos
en algunas de las teorías que han impreso su
sello en la educación en lengua de la escuela
actual, así como subdisciplinas que vinculan el
estudio de la sociedad y las variedades lingüís-
ticas, ya que ello nos permitirá cerrar con el
planteo de algunas de las problemáticas princi-
pales que vinculan lengua, política lingüística,
educación y escolarización.

Asimismo, no podemos dejar de mencionar la trascendencia de la Lingüística


como ciencia básica en la cual otras disciplinas encuentran tanto respuestas
como apertura a nuevos problemas en sus conceptos y método de análisis.
Unos y otros nos permiten pensar al hombre y la sociedad. Nos anticipamos a
anunciar en este sentido, la importancia del Estructuralismo en relación con la
Antropología, la Sociología, la Semiótica y el Análisis del Discurso, la Psicolo-
gía. Del mismo modo, el método cualitativo de la etnografía del habla vincula a
ésta con la observación para las prácticas dentro de instituciones educativas.
Como última incumbencia, pero no menor, señalaremos la importancia de
conocer conceptos teóricos vinculados con los discursos en general, ya que
ellos integran nuestro hacer como sujetos sociales. Resulta valioso reforzar
todas aquellas nociones tendientes a su comprensión y producción, como
habilidades claves a optimizar por todo alumno universitario.
El carácter teórico-práctico que se le imprime al dictado de la cátedra se
vincula con la necesidad de trabajar con nociones abstractas propias de la
Lingüística, pero también operativas a la hora de interpretar o producir un
discurso. Con lo anterior, se estaría dotando a los futuros profesionales en Psi-
copedagogía de instrumentos para el análisis y creación de mensajes lingüís-
ticos y no lingüísticos. Del mismo modo, se estarían concretando relaciones
interdisciplinarias, indispensables en las concepciones científicas actuales. La
incorporación de saberes lingüísticos, en este sentido, resulta un aporte valioso
en tanto una simple reflexión nos basta para ponderar que ya sea que inter-
pretamos o formulemos el mundo, a los demás o las instituciones sociales, lo
haremos mediante el lenguaje.
Asistimos, desde Saussure, a un despertar de esta disciplina, a un desarrollo
inusitado de investigaciones, de congresos, de bibliografía, de preocupacio-
nes epistemológicas, todas ellas referidas a la relación entre lenguaje y el
pensamiento, la psicología y el lenguaje, los problemas de la comunicación
lingüística en ámbitos formales y personales, los medios masivos de comunica-
ción y el lenguaje, sin mencionar las falencias en la expresión oral y escrita de
nuestros educandos.
Por otra parte, como leeremos en el módulo dedicado a la Sociolingüística,
la conversación cotidiana abunda en referencias a la lengua del otro: a veces
juzgamos a un tercero por “cómo habla”, así también lo hacen los docentes
respecto de niños y adolescentes, e incluso adultos, en etapas de escolariza-
ción. Dada esta actitud, es pertinente que el psicopedagogo, como agente de
intervención, adopte una mirada profesional frente a estos problemas, frente al

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otro como sujeto lingüístico, portador de una lengua arraigada en su cultura.
De este modo, profundizar sobre el conocimiento del lenguaje en sí mismo y en
su funcionamiento supone ser coherentes con lo plateado anteriormente, al
tiempo que se vincula con la necesidad de dar respuesta a algunos interrogan-
tes que surgen –o deberían surgir- en aquellos que se hallan relacionados con
el lenguaje en el ámbito profesional. Para estos últimos, resulta indispensable
la reflexión y actualización sistemática sobre el lenguaje en sí mismo -como una
abstracción- , y como uso, desde una perspectiva interdisciplinaria.
Como usted sabrá, el lenguaje no es el único legado que proporciona el
entorno cultural al individuo, pero sí constituye la herramienta más importante
y elemental. El lenguaje, al tiempo que fenómeno mental y físico, es un instru-
mento que sirve a los procesos intersubjetivos de los individuos, posibilita la
comunicación, fomenta los procesos intrasubjetivos, contribuye a codificar la
realidad y estructura la información favoreciendo los procesos de compren-
sión.
Desde un punto de vista más estricto, la lingüística contemporánea ha tornado
la tarea de constituirse como ciencia en uno de sus tareas fundamentales. De
allí, podremos encontrar teorías centradas en el lenguaje en sí mismo, delimi-
tándolo y asignándole propiedades específicas. Sin embargo, en la segunda
mitad del siglo, hemos podido asistir al surgimiento de tendencias que, supues-
tos los rasgos fundamentales del lenguaje, indagan en su uso, en su poder
comunicativo e identificativo de los sujetos, de su ideología y del rol “social”.
Se trata de líneas teórico-metodológicas orientadas hacia el lenguaje en uso o
trascendentes.
De este modo, los contenidos se organizan sobre la base de un criterio que
parte de lo general relativo a la disciplina, como lo son las delimitaciones termi-
nológicas, acepciones, partes de la Lingüística, su historia y las subdisciplinas
que contiene.
Otro punto le corresponde al examen de aquellas tendencias que abordan el
lenguaje en sí mismo o perspectivas inmanentes, de las que seleccionamos
las propuestas de Saussure como fundacional, en tanto otras teorías serán
abordadas en materias complementarias1.
Al enfatizar en la necesaria “puesta en perspectiva”, que se toma como funda-
mental en un egresado universitario, las dos últimas unidades se concentran
en aquellas vertientes preocupadas por el lenguaje en uso o trascendentes,
de las que hemos seleccionado la Pragmática, la Sociolingüística, la Etnografía
del Habla y la Pragmática.
El lenguaje humano es el medio de comunicación que atraviesa todas nuestras
prácticas cotidianas, desde las familiares hasta las profesionales. Además, lo
compartimos niños, jóvenes y adultos, hombres y mujeres. Así, el lenguaje
aparece como un factor de constitución y expresión de nuestra personalidad
individual y social, ya que, por otra parte, es el instrumento pedagógico princi-
pal en el proceso de enseñanza-aprendizaje, tanto informal en la familia, como
formal en la escuela.
Por todo esto, consideramos que el estudio de los fenómenos lingüísticos es
una pieza fundamental en la formación del Licenciado en Psicopedagogía, ya
que este abordaje nos permite conocer más acerca del sujeto, sus procesos de
aprehensión del mundo y de posicionamiento ante él y las demás personas.
Lo invitamos a que comparta nuestro entusiasmo por el lenguaje, con la certeza
de que esta nueva disciplina le aportará sustento y bagaje teórico a su mirada

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y desempeño profesional, así como una nueva perspectiva, científicamente sos-
tenida, a los problemas vinculados con las instituciones, los procesos escola-
res y el aprendizaje.

(Endnotes)
1 Nos referimos de modo específico al abordaje de la Gramática
Generativa de Noam Chomsky dentro de la asignatura Psicolingüística.

p r o g rama

Módulo 1: El lenguaje: características y propiedades


Lenguaje humano, distinción de otros sistemas comunicativos. Delimitación ter-
minológica: diferencia entre lengua y lenguaje, acepciones del término lengua.
Características del lenguaje humano, versatilidad y flexibilidad. Propiedades:
arbitrariedad, doble articulación, discreción y productividad.
Delimitación disciplinaria: la Lingüística General. Ramas y subdisciplinas. Para-
digmas epistemológicos en los estudios de la lengua y el lenguaje.

Módulo 2: La ciencia lingüística y la lengua como sistema


Surgimiento histórico de la Lingüística, el planteo de Ferdinand de Saussure.
Conceptos básicos de la lingüística saussureana. Delimitación del objeto y
método de estudio. Lingüística y semiología. El signo lingüístico: características
y propiedades, sus relaciones dentro del sistema de la lengua, paradigma y
sintagma.
El sistema de la lengua: niveles de análisis.

Módulo 3: La lengua en uso y la variación discursiva


El paradigma de la Pragmática. El contexto en la comunicación. Teoría de los
actos de habla: niveles; clasificación; actos de habla indirectos.
Principios y máximas en la conversación. Implicaturas conversacionales: presu-
puestos y sobreentendidos.
Las variedades de la lengua en el discurso, la perspectiva de la Lingüística Crí-
tica. Lenguaje, ideología y poder: estructuras lingüísticas y visiones de mundo.

Módulo 4: La lengua en su variedad social


Variedades de la lengua a través de los espacios sociales, la perspectiva socio-
lingüística.
Delimitación teórica: dialectos, sociolectos, registros. Delimitación disciplinar:
sociología de la lengua, sociolingüística, dialectología, etnografía del habla.
Niveles de análisis del fenómeno sociolingüístico.
La noción de lengua estándar y su incidencia en la educación. Basil Berstein y
la teoría del déficit lingüístico, proyección en el análisis del “fracaso escolar”.
Planificación lingüística y política educativa.

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m a p a c o n c eptual

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m a c r o o b j etivos

• Iniciarse en la reflexión sistemática y crítica sobre el lenguaje mediante


la aprehensión de conceptos específicos de la Ciencia Lingüística.
• Ponderar el papel del lenguaje en la relación sujeto de aprendizaje,
enseñante, conocimiento y contexto escolar a fin de complementar la
mirada psicopedagógica sobre esos componentes.
• Perfeccionar la competencia lingüística personal mediante la reflexión
metalingüística sobre la propia praxis comunicativa.

a genda

a. Porcentaje estimado de tiempo por módulo

MÓDULOS PORCENTAJES ESTIMADOS


1 22%
2 26%
3 26%
4 26%

b. Cantidad de semanas estimadas por módulo

SEMANAS MÓDULOS
1 2 3 4
1
2
3
4
5
6
7 Primer Parcial
8
9
10
11
12
13
14
15 Segundo parcial

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m a terial

Material básico
CACCIAVILLANI, Clara: Apuntes sobre Lingüística. Córdoba, Universidad Blas
Pascal, 2006-2010, (inédito).
CACCIAVILLANI, Clara: “Acerca de Basil Bernstein y la teoría de los códigos”,
evaluación realizada en el marco de la Carrera de Especialización en Ense-
ñanza de la Lengua y la Literatura, Módulo I: Sociolingüística, FFyH. Córdoba,
Universidad Nacional de Córdoba, 2005, (inédito).
CACCIAVILLANI, Clara: “Contexto de surgimiento de la Ciencia Lingüística”
en Curso de Nivelación Letras 2004-2008: Cuadernillo Introductorio, Córdoba,
Facultad de filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, 2004,
(inédito).
CACCIAVILLANI, Clara: “Presupuestos y sobrentendidos”, Clase para la Cáte-
dra de Gramática II, Escuela de Letras, Córdoba, Facultad de Filosofía y Huma-
nidades, Universidad Nacional de Córdoba, 1999 (inédito).
SUPISICHE, Patricia: Notas sobre Lingüística. Córdoba, Universidad Blas
Pascal, 2006, (inédito).

Material complementario
ALCARAZ – VALÓ, E.: Tres paradigmas de la investigación lingüística. Alcoy,
Marfil, 1990.
AUSTIN, J.: Cómo hacer cosas con palabras. Barcelona, Paidós, 1982.
BENVENISTE, E.: Problemas de Lingüística General, II tomos. Siglo XXI,
México. Cap. V, XV, tomo I. Cap. II, 4 y 5, tomo II,1971-1978.
BERNSTEIN, B.: La estructura del discurso pedagógico. Madrid, Morata, 1993.
BERNSTEIN, B: Pedagogía, control simbólico e identidad. Teoría, investigación
y crítica. Madrid, Morata, 1998.
BOURDIEU, P.: ¿Qué significa hablar? Madrid, AKAL, 1985.
BRONCKART, J.P.: Teorías del lenguaje. Barcelona, Herder, 1980.
CARON, J.: Las regulaciones del discurso. Barcelona, Gredos, 1986.
CASADO VELARDE, M: Lenguaje y Cultura. La Etnolingüística. Madrid, Síntesis,
1988.
CEREZO ARRIAZA, M.: Texto, contexto y situación. Barcelona, Octaedro, 1994.
COOK-GUMPERZ, J.: (comp.) El control social y la socialización: estudio de las
diferencias de clase social en el control del lenguaje materno. Londres, Rout-
ledge y Kegan Paul, 1973.
COOK-GUMPERZ, J.: La construcción social de la alfabetización. Barcelona.
Paidós, 1988.
COSERIU, E.: Sincronía, diacronía e historia. Madrid, Gredos, 1958.
COSERIU, E.: Teoría del lenguaje y lingüística general. Madrid, Gredos, 1962.
CRYSTAL, D.: Enciclopedia del Lenguaje. Madrid, Taurus, 1994.
DUCROT, O.: Decir y no decir. Barcelona, Anagrama, 1982.
DUCROT, O.: El decir y lo dicho. Bs. As., Hachette, 1984.
DUCROT, O. y TODOROV, T.: Diccionario enciclopédico de las ciencias del
lenguaje. México. Siglo XXI, 1996.
FERNÁNDEZ PÉREZ, M.: Introducción a la lingüística. Barcelona, Ariel, 1999.
FOWLER, R. – KRESS, G.: “Lingüística crítica” en Lenguaje y control. México,
FCE. Caps. I, X, 1983.
HALLIDAY, M.A.K.: El lenguaje como Semiótica Social. México, FCE, 1982.
HODGE, R. y KRESS, G.:”Language as ideology” (Traducción de Cátedra) en
Cuadernos de Sociolingüística y lingüística crítica Nº 1, Buenos Aires, FFyL,
UBA, 1996.

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LÓPEZ MORALES, H.: Sociolingüística. Madrid, Gredos, 1989.
LYONS, J.: Introducción a la Lingüística teórica. Barcelona. Teide, 1983.
MAINGUENEAU, D.: Introducción a los métodos de análisis del discurso.
Buenos Aires, Hachette, 1989.
MARTINET, A.: Elementos de Lingüística general. Madrid, Gredos, 1978.
RAITER, A.: Lenguaje en uso. Enfoque sociolingüístico. Bs. As., A-Z, 1995.
RAITER, A.: Lingüística y Política. Buenos Aires, Biblos, 1999.
RAITER, A. y ZULLO, Julia: Sujetos de la lengua. Introducción a la lingüística del
uso. Barcelona, Gedisa, 2004.
ROCA-PONS, J.: El lenguaje. Barcelona, Teide, 1983.
ROBINS, R.H.: Breve historia de la Lingüística, Madrid, Cátedra, 1987.
ROMAINE, S.: El lenguaje en la sociedad. Barcelona. Ariel, 1988.
SAUSSURE, F.: Curso de Lingüística General. Bs. As., C.E.A.L., 1976.
SASBÓN, J.: Saussure y los fundamentos de la Lingüística. Bs. As., C.E.A.L.,
19876.
SZEMERÉNY, O.: Direcciones de la Lingüística moderna, Madrid, Gredos, 1979.
VAN DIJK, T.: Estructura y funciones del discurso. Madrid, Siglo XXI. Conferen-
cia 1 y 3, 1986.
VAN DIJK, T.: Ideología. Una aproximación multidisciplinaria. Barcelona. Gedisa,
1988.
VAN DIJK, T.: et. al. El discurso como interacción social. Barcelona, Gedisa,
2000.

g l osario

Acto de habla: puesta en uso de la lengua. Enunciado lingüístico emitido


intencionalmente por un hablante dentro de una situación comunicativa, el cual
produce efectos en el contexto y sobre el oyente. Acto implica “acción”. Por
ende, es más amplio que la simple enunciación lingüística y excede el carácter
representacional del lenguaje. En tal sentido, la noción de “acto de habla” cen-
tral en la Pragmática, opone la idea de acto “performativo” o “realizativo” a los
actos “representativos” o “asertivos”. Un acto performativo implica un “hacer”
en el mundo, la transformación o creación de un estado de cosas y/o un efecto
sobre el interlocutor o el propio emisor.
Análisis Crítico del Discurso (ACD): perspectiva desarrollada a partir de la
Lingüística Critica por Norman Fairclough, Ruth Woday y Teun Van Dijk, entre
otros, que parte del supuesto de que la lengua no sólo refleja la visión de
mundo dominante sino que también la construye. A través del análisis del com-
ponente lingüístico de los discursos que circulan socialmente procuran desen-
mascarar esa ideología. Por ejemplo, Van Dijk analiza la presencia de racismo
en los medios periodísticos y diferentes textos de circulación masiva.
Arbitrariedad: propiedad del lenguaje humano y del signo lingüístico que
implica que no existe una relación natural entre el signo escogido y aquello que
representa. Específicamente, en el caso del signo lingüístico significa que la
relación entre significante y significado es inmotivada.

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Austin, John: filósofo británico, uno de los iniciadores de la Pragmática con su
obra Cómo hacer cosas con palabras, de 1962. Desarrolla la noción de “acto
de habla”.
Bernstein, Basil: sociólogo de la educación británico, que estudia las relacio-
nes entre lenguaje, división de clases y aprendizaje escolar. La primera formu-
lación de su teoría fue malinterpretada por sus detractores y llamada “teoría
del déficit”, alegando que afirmaba que el lenguaje de la clase trabajadora era
deficiente. Bernstein rechazó tal interpretación y argumentó que los códigos
restringidos no son deficientes, sino sólo más dependientes del contexto, en
tanto se utiliza en el marco de la producción.
Bilingüismo: posibilidad de un hablante de desenvolverse de manera com-
petente en dos o más lenguas, alternadamente. En tal sentido, se habla de
bilingüismo individual. Puede ocurrir también que en un mismo territorio coexis-
tan dos lenguas diferentes, en cuyo caso se habla de bilingüismo social. Este
último puede dar lugar a fenómenos de diglosia, es decir, de uso alternado de
cada lengua, funcionalmente diferente.
Chomsky, Noam: lingüista norteamericano que inicia el paradigma del Genera-
tivismo con su teoría del innatismo en la adquisición del lenguaje, su distinción
entre “competencia” y “actuación” y su hipótesis de la Gramática Universal.
El hablante posee para Chomsky una competencia innata, es decir de índole
biológica y no cultural, general, común a todos los seres humanos e integrada
por los principios de una Gramática Universal, que es la que posibilita adquirir
los parámetros de una lengua concreta.
Código: reflejo del conjunto de normas y reglas que posibilitan la construcción
de mensajes por parte del emisor -proceso de codificación- y su comprensión
por parte del receptor -proceso de decodificación-. Según el abarque y exten-
sión de las agrupaciones de normas para construir normas se hallarán códigos
intraidiomáticos e interidiomáticos.
Código restringido / código elaborado: según Bernstein, código se refiere
a los principios que regulan los sistemas de significado. El autor distingue
entre código restringido y elaborado. Esta distinción se la puede calificar de
“determinista”, ya que ubica a los individuos dentro de una clase, grupo o
comunidad. De este modo, si un hablante pertenece a una clase de habla des-
prestigiada, es decir posee un código restringido, va a estar limitado totalmente
a los usos ‘modelos’ manejados dentro de una comunidad; mientras que un
hablante que pertenezca a una clase de habla con prestigio, con un código
elaborado, según Bernstein, tendrá posibilidades más fluidas de comprender
un código establecido en determinada situación. El primero se caracteriza por
su menor riqueza de vocabulario, con léxico limitado a denominar objetos con-
cretos, es particularista, y dispone de una sintaxis simplificada con estructuras
oracionales coordinadas. En cambio, el código elaborado posee un vocabulario
más extenso, sintaxis compleja con estructuras subordinadas, discursos que
permiten la posibilidad de abstracción coneceptual, en tanto es universalista. El
código elaborado es propio de las clases medias y supone cambios funciona-
les, en tanto el código restringido es propio de la clase trabajadora y se vincula
con la producción.
Competencia comunicativa: está determinada por un conjunto de capacida-
des, conocimientos y habilidades que un hablante necesita para comunicarse,
es decir para comprender mensajes y producirlos. Esta competencia conlleva
un carácter dinámico que va potenciando nuestra capacidad para pensar,
comprender -descifrar- mensajes y producirlos. Así se acrecienta la ‘eficacia
comunicativa’. Abarca pero excede la competencia lingüística, ya que implica,
además del conocimiento del código, el de las normas culturales de la comuni-
dad, la capacidad de captar el contexto, interpretar el discurso y reconocer las
intenciones de los interlocutores, en tal sentido, la competencia comunicativa
consiste en el dominio de las reglas culturales, sociales y psicológicas que

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rigen los intercambios lingüísticos en una comunidad de habla y dentro de un
contexto situacional.
Competencia lingüística: implica el conocimiento de la lengua, sus reglas, su
vocabulario básico, su gramática. Es necesaria para la codificación y le deco-
dificación de mensajes, pero puede que no resulte suficiente para la interpreta-
ción dentro de una contexto. En un sentido más estricto, implica el dominio de
las estructuras gramaticales de una lengua.
Comunidad de habla: grupo de individuos que difieren de otros grupos por el
distinto uso de las unidades lingüísticas.
Comunidad idiomática: grupo de individuos que comparten la misma lengua y
que tienden a la estandarización de ésta a pesar de las variedades por distan-
cia.
Comunidad lingüística: totalidad de los individuos que interactúan social-
mente y que revelan cierta identidad con sus propias características lingüísti-
cas.
Contexto: la noción de contexto, tan comprensible intuitivamente, es sin
embargo difícil de definir. Proponemos, entre otras, estas definiciones y senti-
dos posibles. Para Graciela Reyes -en El abecé de la pragmática. Cuadernos
de Lengua española, Madrid, 1995- “Se entiende por contexto en lingüística, el
conjunto de conocimientos y creencias compartidos por interlocutores de un
intercambio verbal y que son pertinentes para producir e interpretar sus enun-
ciados”.
Contexto lingüístico: es el entorno propiamente lingüístico de un enunciado,
es decir, el material lingüístico que lo precede y lo sigue; también recibe el
nombre de cotexto. Suele utilizarse este sentido cuando hablamos de signifi-
cado contextual de una palabra.
Contexto situacional: es el conjunto de datos accesibles a los participantes de
una conversación, que se encuentran en el entorno físico inmediato. Para deli-
mitarlo, acudimos a observar el espacio-tiempo en que ocurre un acto comu-
nicativo, los participantes de la conversación, el asunto tratado y el registro
utilizado. Todos estos elementos permiten tener una comprensión más acabada
del texto, es decir, del intercambio propiamente lingüístico.
Contexto sociocultural: es la configuración de datos que proceden de condi-
cionamientos sociales y culturales sobre el comportamiento verbal y su ade-
cuación a diferentes circunstancias. Hay regulaciones sociales sobre cómo
saludar, por ejemplo, o sobre qué registro lingüístico usar en cada tipo de situa-
ción. -G. Reyes, op. cit.-
Cronolecto: variedad de lengua determinada por la variable de la edad, es
decir, el sociolecto de un grupo que posee características similares según la
edad o pertenencia generacional.
Déficit, Teoría del: nombre que recibe la teoría de Bernstein al ser malinter-
pretada por sus detractores quienes ven en su formulación una afirmación de
que el lenguaje y la cultura de la clase trabajadora son deficitarios. Bernstein
corrige tal interpretación mediante las nociones de código elaborado y código
restringido. Señala que el hecho de que el éxito escolar requiera un código
elaborado implica que los hijos de la clase trabajadora están en inferioridad de
condiciones con respecto al código dominante de la escuela, no que su len-
guaje sea deficiente. En tal sentido, la importancia de considerar la producción
lingüística ligada funcionalmente a diferentes contextos.
Diacronía / Sincronía: elaboraciones metodológicas abstractas que permiten
descripciones estructurales de la variación lingüística, llevando a cabo aborda-
jes historicistas -diacronía- en términos de evolución y abordajes no historicis-
tas -sincronía- que reflejan un estadio determinado de una lengua, un momento
específico para un mejor enfoque temporal.
Dialecto: es un código en cuya constitución intervienen idiolectos altamente
condicionantes que se suelen vincular a la variación espacial. Si consideramos

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como un conjunto la variedad de habla de una región frente a otra pertene-
ciente a la misma lengua, es decir, ambas de la misma comunidad idiomática,
podemos hablar de dialecto. La realización de una lengua considerada ideal-
mente como homogénea se realiza en las variedades dialectales concretas de
cada comunidad lingüística.
Dialectología: rama de la Lingüística que estudia la variación regional. Uno de
sus primeros desarrollos metodológicos constituye la Geografía Lingüística,
que permite el trazado de isoglosas (líneas que unen puntos de igual variedad
lingüística) sobre mapas, lo que permite la confección de atlas lingüísticos que
dan cuenta de los dialectos de una zona amplia.
Dialectología urbana: denominación que suele aplicarse a la Sociolingüística
variacionista. A pesar de que luego amplía sus fronteras, la dialectología inicia
sus estudios de las variedades geográficas investigando el habla de zonas
rurales. Por ello, la vertiente que estudia la variedad dentro de las propias
ciudades, a través de sus estratos sociales y grupos, fue llamada dialectología
(por el estudio de una variedad regional) urbana (dentro de la propia ciudad).
Ciertamente, respecto de algunos estudios resulta difícil indicar si son dialec-
tológicos o sociolingüísticos en tanto ambas estudian variedades de habla,
comparten algunos supuestos e intercambian métodos.
Diferencia, Teoría de la: la denominación suele aplicarse a la teoría de Berns-
tein, frente a la de Déficit. El autor señalaba que existían diferencias debidas a
la clase social en los códigos de comunicación de los hijos de la clase trabaja-
dora y los de la clase media. Tales diferencias reflejaban las relaciones de clase
y de poder en la división social del trabajo, la familia y las escuelas. Así, definió
que los códigos restringidos dependen del contexto y son particularistas, mien-
tras que los códigos elaborados no dependen del contexto y son universalistas.
Malinterpretado, Bernstein se esforzó en aclarar que su teoría de los códigos
no eran ni del déficit ni de la diferencia sino que sólo implicaba sostener que
existe una distribución desigual, regulada por la clase social, de los principios
de comunicación y que al ser el código elaborado transmitido por la escuela,
se facilitaba y perpetuaba desigual adquisición. En tal sentido, la diferencia se
convierte en déficit en el contexto de las relaciones de poder, determinada por
la división de clases.
Diglosia: situación de convivencia en un mismo territorio o comunidad de
dos variedades de una misma lengua, cada una de las cuales se utiliza en
contextos o para funciones diferentes. En tal sentido se habla de diglosia en
sentido estricto; en cambio, en sentido amplio, la diglosia puede presentarse
cuando se se utilizan dos lenguas diferentes en el mismo espacio geográ-
fico. Es común que una de las variedades o una de las lenguas que conviven
posea más prestigio y se presente como dominante frente a la otra, que queda
reservada sólo para el uso doméstico y relaciones familiares. Por ejemplo, en
los casos en que existe una lengua oficial, esta se emplea en los ámbitos aca-
démico, legal, administrativo, es decir, ámbitos formales, mientras que la otra,
posiblemente aprendida por el sujeto como lengua materna, pero reservada
para relaciones informales.
Dijk, Teun van: lingüista originario de los Países Bajos. Se desempeñó en
Amsterdam y Barcelona. Es reconocida su obra sobre Gramática del texto, que
marca los estudios de la Lingüística desde los años ´60. Su carrera ha abar-
cado amplios campos entre los que se incluyen la teoría literaria, la gramática
y pragmática del texto, análisis ideológicos sobre una amplia categoría de dis-
cursos como la publicidad y la prensa. En esta última línea, podemos atribuirle
ser uno de los iniciadores del Análisis Crítico del Discurso (ACD). Dentro de
esta perspectiva interdisciplinaria, van Dijk incluye la relación entre lenguaje,
sociedad y cognición.
Discreción: las unidades que componen la lengua son diferenciales, es
decir que se oponen unas a otras sin gradación. Esta propiedad del lenguaje

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humano permite oponerlo al sonido continuo. La lengua posibilita recorta la
masa amorfa del sonido. Por ejemplo, afirmar que las unidades de la lengua
son discretas implica que los fonemas son finitos y en la lengua se distinguen
y oponen unos a otros, sin términos medios. Por ejemplo, [g] es [g], si no, el
fonema no es [g], ya que no puede ser más o menos [g].
Discurso: cada una de las formas convencionales de comunicar mensajes o
de producción de textos, por lo general, vinculados con un área de la actividad
humana. Así, tenemos el discurso periodístico, científico, literario, comercial,
los que convencionalmente se caracterizan por determinados rasgos lingüísti-
cos, regidos estos por la finalidad de cada tipo de escrito, el canal, la temática
abordada, etc. En un sentido amplio se habla de discursos sociales.
Distancia lingüística: divergencia o cercanía tipológica entre dos lenguas dife-
rentes. Podemos ampliar esta noción a la diferencia entre variedades dentro de
una misma lengua.
Distancia comunicativa: concepto útil para comprender el problema sociolin-
güístico de la heterogeneidad interna de las comunidades lingüísticas. Dada
la presencia de variedades de una misma lengua hablada dentro del mismo
territorio, si un hablante posee un repertorio lingüístico restringido, también se
restringen sus posibilidades de intercambio con los demás, por ejemplo, en
situaciones que exigen mayor nivel de formalidad o especificidad, como los
contextos educativos, y un claro reconocimiento de la necesidad de cambiar
de código. La distancia comunicativa implicaría, entonces, la diferencia entre
ambas variedades o códigos pero no calculada sólo de manera lingüística
pura, sino también en función de la diferencia social entre los grupos de usua-
rios, el prestigio, la extensión del uso de una variedad sobre otra.
Doble articulación: propiedad que parece distinguir específicamente las
lenguas naturales humanas de todos los demás sistemas de comunicación. La
primera articulación es la que se compone de unidades mínimas que tienen a la
vez una forma y un sentido: los monemas. Estas unidades están compuestas a
su vez de unidades más pequeñas, que se pueden aislar también y que tienen
una forma fónica, pero no significado; son las unidades de la segunda articula-
ción, unidades mínimas distintivas sucesivas denominadas fonemas. La doble
articulación se vincula directamente con la economía y flexibilidad del lenguaje
humano. Esta propiedad también es llamada “dualidad de patrones” o se habla
del lenguaje humano como un sistema “con-combinatorio”.
Dualidad de patrones: equivale a la propiedad de la doble articulación (ver).
Ducrot, Oswald: lingüista francés miembro de la Escuela de Altos Estudios a
la cual han pertenecido prestigiosos investigadores y teóricos de la Lingüís-
tica y la Semiótica. Desarrolla estudios sobre el discurso en vinculación con la
Pragmática y el Estructuralismo en tanto, a diferencia de los pragmáticos anglo-
sajones, le interesa más estudiar el contexto lingüístico y la propia estructura
discursiva que la situación externa. Así ocurre con su teoría de las implicaturas
y las nociones de presupuestos y sobreentendidos y con la teoría de la argu-
mentación.
Economía: la lengua posee unidades mínimas finitas como son los fonemas.
A pesar de su número limitado, podemos producir infinidad de mensajes ya
que reutilizamos las mimas unidades, incluso dentro de un mismo monema,
para producir unidades mayores. Asimismo, algunas unidades mínimas con
significado (monemas) puede reutilizarse para combinarse dentro de diferentes
lexemas, por ejemplo, pensemos en el monema “ -s” con valor de plural que
podemos adherir a diferentes bases léxicas, siempre aportando ese significado
estable. La economía implica que no es necesario disponer de una unidad
diferente para cada idea que deseemos expresar ni para cada vez que la emita-
mos.
Enunciación: es la puesta en funcionamiento de la lengua por un acto indivi-
dual de uso. Para Anscombre y Ducrot, se trata de actividades lingüísticas del

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que habla en el momento que habla. Para Kerbrat-Orecchioni, constituyen un
conjunto de fenómenos observables cuando se ponen en movimiento el con-
junto de los elementos anteriores.
Enunciado: el enunciado es una unidad comunicativa que equivale a la inter-
vención o contribución de un hablante en una conversación y que puede con-
sistir en una oración completa o en un fragmento de oración. Los enunciados
se pueden definir como unidades lingüísticas -habladas o escritas- que están
inherentemente contextualizadas. Aunque no siempre tengan forma de oración,
suele decirse, para simplificar, que los enunciados son oraciones puestas en
uso, es decir, puestas en contexto. -Graciela Reyes. El abecé de la Pragmática.
Cuadernos de Lengua Española, Madrid, 1995-. También se lo define como
objeto, producto en el que el sujeto hablante se inscribe en su propio discurso.
Estructuralismo: recibe este nombre la totalidad de estudios elaborados
sobre la hipótesis de que es científicamente legítimo describir el lenguaje en
sí mismo, como estructura. El estructuralismo engloba diferentes tendencias
como lo son la Glosemática con Hejmslev (abstracción), Escuela de Praga con
Jakobson (funcionalismo) y el descriptivismo americano con Bloomfield. El
punto común en las diferentes tendencias consiste en la percepción del objeto
en una relación sistemática opositiva que determina su estructura. En tal sen-
tido, el estructuralismo, si bien no con esta denominación, es iniciado a partir
de los desarrollos teóricos de Saussure y sus discípulos.
Etnografía del Habla o Etnografía de la Comunicación: enfoque macrosocio-
lingüístico que aplica los métodos de investigación de la Antropología al estu-
dio de los intercambios comunicativos dentro de una comunidad de habla. Así,
continuadora de la tradición americanista de Franz Boas y Edward Sapir, surge
como una aproximación al lenguaje y el habla en su contexto. Tal perspectiva
se presenta por primera vez en el trabajo de Dell Hymes, que da el nombre a la
disciplina quien apuntaba a crear un ámbito interdisciplinario que se centrara
en el estudio del habla entendida como “los usos de la lengua en el desarrollo
de la vida social”. El objetivo final —y fundacional— de la etnografía del habla
es profundizar la reflexión sobre la relación entre lengua, cultura, sociedad e
individuo. En tanto constituye un enfoque de investigación cualitativa, incluyen
los aportes de teorías del análisis del discurso para el estudio e interpretación
de la variación. Gumperz y Hymes sostienen que el hablante maneja varios
códigos y selecciona el más adecuado a una situación en función de sus
representaciones culturales. En tal sentido, la Etnografía del Habla estudia las
normas socioculturales que rigen las interacciones comunicativas.
Evento de habla: dentro de la Etnografía del Habla y según Hymes, la interac-
ción lingüística se desenvuelve tres niveles: la situación de habla, que engloba
a los restante, el evento de habla y el acto de habla. El evento de habla cons-
tituye una actividad generada dentro de una situación o marco contextual, que
implica al lenguaje en su desarrollo y que se rige por normas convencionales,
por ejemplo: una conversación familiar, una entrevista, una clase.
Flexibilidad: una serie de elementos finitos permiten múltiples combinaciones
nunca antes oídas o pensadas. La flexibilidad depende de la doble articulación
y se relaciona directamente con la productividad.
Fonema: unidad mínima de la lengua carente de significado pero distintiva.
Integrados constituyen monemas con significado y permiten distinguir un
monema de otro. En tal sentido, si bien el fonema carece de significado pre-
senta la propiedad de ser distintivo. Pertenecen a la segunda articulación de la
lengua. Más allá del fonema no existen más subdivisiones de una unidad léxica.
Por ejemplo, “amigas” se forma con cinco fonemas, los que corresponden a
[a], [m], [i], [g] y [s]. no debe confundirse el fonema con el grafema o letra ni
con el sonido puro, ya que cada lengua recorta la masa amorfa y continua del
sonido es una serie de fonemas finita, que puede variar entre 20 y 30 aproxi-
madamente. A pesar de ser finitos, los fonemas permiten una combinación

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ilimitada, según las reglas de la lengua. Es la unidad del sonido en la lengua
(abstracta), por ello decimos que es la representación mental del sonido y no lo
que efectivamente se pronuncia en el habla.
Fonética: estudio de los sonidos del lenguaje en su realización concreta.
Estudio del aspecto material de los sonidos, independientemente de su función
lingüística. Unidad: el fono o sonido.
Fono: unidad de sonido en el habla concreta que permite segmentar una
secuencia sonora. No es objeto de la Lingüística de manera directa.
Fonología: estudia los sonidos del lenguaje desde el punto de vista de su
funcionamiento en el sistema de comunicación, es decir, en la lengua. Unidad:
el fonema.
Fowler, Robert: lingüista inglés, desarrolla junto con Kress el enfoque de la
Lingüística Crítica. Una de las obras analíticas más representativas es Lenguaje
y Control, de 1979, publicación colectiva en la cual Fowler, junto con Kress y
discípulos describe e interpreta la manera en que la ideología dominante se
filtra a través de las estructuras lingüísticas de los discursos más diversos: el
editorial en la prensa, la entrevista, las participaciones sociales, los reglamen-
tos institucionales.
Frase: enunciado lingüístico que carece de verbo personal, es decir, conju-
gado, y por ende falta en ella la predicación propia de la oración. Puede poseer
un núcleo nominal (sustantivo o adjetivo) o adverbial.
Geolecto: dialecto que se constituye a través de la variable geográfica. Repre-
sentación de lo unitario en la realidad heterogénea de los usos lingüísticos
según las coordenadas geográficas.
Grafema o grafía: unidad mínima de representación gráfica de la lengua
escrita. No se confunde con el fonema, ya que, por ejemplo, en español tene-
mos tres grafemas para representa un único fonema [s]: “s”, “z” y “c” delante
de “e” o “i”. A la inversa, el grafema “h” no representa a ningún fonema o más
bien, representa al fonema cero o cero fónico.
Gramática: disciplina de la Lingüística que aborda la sintaxis y la morfología,
es decir que se aboca al estudio de estos niveles de la lengua.
Gramática Generativa (GG): teoría lingüística actual que sostiene que el len-
guaje es una propiedad de la especie, componente innato de la mente- cerebro
que se alcanza en contacto con la experiencia.
Grice, Paul: filósofo del lenguaje, de origen británico, es uno de los represen-
tantes de la Pragmática con su formulación del “principio de la cooperación”
que rige los intercambios comunicativos.
Habla: instrumento y producto concreto de la lengua, y comprende: a- combi-
naciones individuales, dependientes de la voluntad de los hablantes; b- actos
de fonación igualmente voluntarios, necesarios para ejecutar tales combinacio-
nes. Es decir que el habla es cada mensaje concreto que un hablante elabora y
transmite, tomando de la lengua los signos que necesita, combinándolos según
reglas apropiadas para lograr comunicación. Es la realización individual de la
lengua colectiva.
Idiolecto: es la totalidad de los hábitos de habla de una persona en un
momento dado, los cuales han sido observados en el comportamiento comuni-
cativo. El idiolecto es el punto de partida para establecer en diferentes niveles
de unicidad los códigos resultantes de la intersección de diversos idiolectos.
Implicatura: como lo sugiere la palabra, se refiere a los contenidos y sentidos
no explicitados, no “puestos” en el enunciado pero sí sugeridos retóricamente
para ser inferidos por el receptor o implicados lingüísticamente. Según la Teoría
de las Implicaturas, adopta dos formas posibles: el presupuesto o el sobreen-
tendido.
Kress, Gunther: lingüista inglés, desarrolla junto con Fowler el enfoque de la
Lingüística Crítica. Una de las obras analíticas más representativas es Lenguaje

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y Control, de 1979, publicación colectiva en la cual Kress, junto con Fowler y
discípulos describe e interpreta la manera en que la ideología dominante se
filtra a través de las estructuras lingüísticas de los discursos más diversos: el
editorial en la prensa, la entrevista, las participaciones sociales, los reglamen-
tos institucionales.
Lengua: según un enfoque estructuralista, la lengua es un sistema de signos
en el que sólo es esencial la unión del sentido y la imagen acústica, y donde
las dos partes del signo son igualmente psíquicas. Es inmaterial y es, además,
un sistema social y colectivo, ya que pertenece a todos los hablantes. Saussure
la expone como objeto de la lingüística porque representa lo unitario y homo-
géneo, siendo de esta manera el mejor ámbito para abordar el conocimiento
del lenguaje en un corte sincrónico y para así extraer teorías de ese estudio.
Más allá de este paradigma, posee diferentes acepciones:
Lengua estándar: por sobre la variedad de normas lingüísticas presentes en el
uso de una comunidad, una de ellas predomina por sobre las otras por atri-
buirles diversos grupos de hablantes rasgos de “corrección” que favorecen su
difusión a través de los medios de comunicación, la escuela, etc. Vale decir que
la lengua estándar surge como una variedad de lengua que, siendo compren-
dida y aceptada por la mayoría de los usuarios, más allá de sus otras normas
de uso, resulta estabilizada, estandarizada y ampliamente difundida mediante
diferentes medios: publicaciones de gramáticas, diccionarios y reglas ortográ-
ficas, uso en la escuela, en la administración pública y en la prensa, literatura
reconocida escrita en esa lengua, academias lingüísticas que la estudian y
respaldan.
Lengua funcional: siguiendo el estudio de E. Coseriu, es el objeto propio de
la descripción lingüística entendida como descripción estructural y funcional,
puesto que sólo en el ámbito de la lengua, y no en toda una lengua histórica,
valen de manera no ambigua las oposiciones, estructuras y funciones que se
comprueban en una tradición idiomática, así como sus condiciones sistemáti-
cas (Coseriu, 1973: 308-309).
Lengua histórica -diasistema-: es un conjunto más o menos complejo de
“dialectos”, “niveles” y “estilos de lengua”, es decir un diasistema. Cada lengua
histórica está conformada por una multiplicidad de sistemas, y por ende es
heterogénea. El término más cercano del sentido común a esta acepción es
el de “idioma”, en el sentido de que reconocemos en el “idioma” un momento
de formación histórica común, rasgos lingüísticos compartidos por un amplio
número de hablantes que excede límites de fronteras nacionales y regionales.
En tal sentido, le atribuimos a la lengua histórica un carácter de unidad ideal, a
pesar de que en su realización concreta el tiempo y la difusión espacial deter-
minan esas variaciones regionales y nacionales.
Lengua materna: es la adquirida durante la primera infancia por ser aquella
que hablan los adultos que forman nuestro entorno inmediato es decir, nuestra
comunidad de habla.
Lengua nacional: determinada por su función simbólica y comunicativa -una
lengua nacional no es necesariamente coincidente con la lengua -o lenguas-
oficial/es de un lugar-.
Lengua oficial: una lengua es oficial desde el momento en que interviene un
criterio político para su designación.
Lengua por distancia y lengua por elaboración: las lenguas se definen por
las variedades que las integran. Estas variedades definen y dan estatuto a estas
lenguas tanto escrito como oralmente. Teniendo en cuenta la exigencia de la
inteligibilidad entre las variedades, es importante destacar la noción de ‘distan-
cia’, ya que ella radica la importancia de reconocer una variedad estándar que
acorte distancias y diferencias entre variedades. En los casos prototípicos de
lenguas maduras, con estándares fuertes asumidos, nos hallamos ante lenguas
por distancia, mientras que en las variedades en donde el criterio de distancia

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no funciona resulta imprescindible el proceso de elaboración. Las lenguas por
elaboración sirven de símbolo de identidad a los hablantes y facilita su comu-
nicación una vez estandarizada y normalizadas las variedades en sus usos y
funciones.
Lenguaje humano / lenguaje natural: instrumento de comunicación que
implica un aspecto intrínseco de nuestra herencia humana. No sólo es gene-
ral a la especie sino también específico de la especie. Al hablar de lenguaje
humano lo oponemos a medios de comunicación propios de otras especies.
Asimismo, lo llamamos natural por oposición a otros sistemas de codificación
de mensajes artificialmente creados por el hombre.
Lexema: unidad léxica, palabra, elemento del vocabulario.
Lexicología: estudio científico del vocabulario. Unidad: el lexema.
Lingüística: estudio científico del lenguaje humano.
Lingüística Aplicada: transfiere a ámbitos de la enseñanza, por ejemplo, los
resultados de los estudios generales o descriptivos acerca del lenguaje.
Lingüística Crítica (LC): tendencia lingüística sustentada, entre otros, por R.
Fowler y G. Kress quienes formulan la hipótesis de la existencia de fuertes
lazos entre la estructura lingüística y la social. Más precisamente, señalan que
los agrupamientos y las relaciones sociales influyen en los comportamientos
lingüísticos de los hablantes y escritores. Como desarrollo analítico indagan
rastros de las ideologías y del discurso dominante en las estructuras lingüísti-
cas de los discursos sociales.
Lingüística Descriptiva: examen de las características de una o varias len-
guas.
Lingüística General: es la lingüística de los tipos en las lenguas, la lingüística
de la diversidad comprendida en términos de moldes empíricos con sistematici-
dad en las lenguas. “Según el punto de vista en que uno se sitúe, la lingüística
ha nacido hacia el Siglo V antes de nuestra era, o en 1926 con Trubetzkoy, o en
1956 con Chomsky. Muchos autores franceses tenderían -...- a hacerla con-
temporánea de las lecturas de Lévi-Strauss, Merleau-Ponty, Barthes, Foucault,
Lacan, a través de los cuales han descubierto que esta ciencia del lenguaje -...-
se ha convertido en una ciencia piloto o en una ciencia vedette. Sin embargo,
fue Ferdinand de Saussure -lingüista ginebrino, 1857-1913- quien, después de
su muerte, transforma por completo la lingüística. Saussure pone el acento en
la noción de sistema. La palabra es muy antigua en lingüística, ya que data por
lo menos del Siglo XVIII, pero Saussure le da un rigor que hace ya de ella un
sinónimo de código”. Georges Mounin, 1976. La Lingüística es la ciencia del
lenguaje y la ciencia de las lenguas. A pesar de que los estudios del lenguaje
son muy antiguos, no obstante se considera que la lingüística como ciencia se
inicia en 1916 con la publicación póstuma del Curso de Lingüística General de
Ferdinand de Saussure.
Lingüística Histórica: estudio de la evolución histórica del lenguaje.
Lingüística Externa: (ver Macrolingüística) Saussure incluye en esta deno-
minación todos aquellos fenómenos que pueden influir en el desarrollo de una
lengua pero que propiamente son ajenos a ella, es decir, no son propiamente
lingüísticos, por ejemplo, acontecimientos políticos, culturales, relación de la
lengua con instituciones sociales. Por este motivo, quedan fuera del objeto de
estudio de la Lingüística General saussureana. Diferentes ramas de la Lingüís-
tica posterior se abocarán a su estudio.
Lingüística Interna: (ver Microlingüística) así llama Saussure al objeto propio
de la Lingüística en tanto debe abocarse al estudio del sistema de la lengua en
sí mismo, dejando de lado todos los aspectos externos al lenguaje que pueden
influir en su origen, desarrollo, mutación, etc.
Macrolingüística: se ocupa de estudios interdisciplinarios o aquellos ámbitos
en los que el lenguaje intersecta con otros dominios, por ejemplo, Neurolin-
güística, Sociolingüística, Psicolingüística, Estilística, etc.

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Máximas de la conversación o conversacionales: cada una de las reglas
que rige de manera los intercambios comunicativos y que de manera implícita
aceptan los interlocutores. Según Grice, son los diversos aspectos que toma
un principio general que llama principio de cooperación. Las máximas son
cuatro: de cantidad: “que tu contribución sea tan informativa como sea nece-
sario”; de calidad: “que tu contribución a la conversación sea verdadera”; de
relevancia: “que tu contribución sea pertinente”; de manera: “que tu contribu-
ción sea clara y ordenada, evita la ambigüedad”.
Microfunciones del lenguaje: determinadas en términos de usos concretos y
reales; se dan en número infinito y son diferenciables según contextos cultura-
les y situacionales.
1.- MiF. Instrumental: El lenguaje es un instrumento para obtener algo; es la
más primitiva. La frase típica sería “yo quiero”.
2.- MiF. Reguladora: El lenguaje se emplea para que otro haga: “hacé esto”.
Bernstein establece diferentes formas de regulación:
- Control por la prohibición: no robes...
- Control por categorización en términos de aprobado/no aprobado: eso es una
maldad.
- Control por amenazas: te voy a pegar.
- Control por chantaje: mamá se pone triste.
- Control por conducta regida por ley: eso está prohibido.
3.- MiF. Interaccional: El niño se integra a la familia y después lo usará para
integrarse o excluirse: yo y mamá, yo y vos.
4.- MiF. Personal: mediante las palabras afirma su personalidad; por el len-
guaje manda y es mandado. Este soy yo, yo soy así.
5.- MiF. Heurística: El lenguaje sirve para designar cosas, para aprender, para
descubrir el mundo. Conoce la realidad por el lenguaje: ¿Por qué?
6.- MiF. Imaginativa: se crea un mundo propio con la palabra. Inventa, dialoga
con personajes imaginarios. Finjamos que.... ¿Querés que yo era el héroe de la
película?
7.- MiF. Referencial: El lenguaje permite el desarrollo conceptual; por esta vía
representa hechos de la realidad interna o externa: tengo que decirte...
8.- MiF. Ritual: A través de la presión de adultos, el niño comienza a usar fórmu-
las convencionales de saludo y cortesía.
9.- MiF. de Enfoque: hablante enfoca una parte de lo que dice como tema (lo
conocido) y un tema (nuevo). Recurre al orden sintáctico y al énfasis prosódico.

Microlingüística: estudio de la estructura de los sistemas lingüísticos. En este


sentido, el estudio se realiza en diferentes niveles según las unidades conside-
radas: Fonética; unidad: el sonido; Fonología: fonema; Morfología: morfema o
monema; Sintaxis: palabra, sintagma y oración; Lexicología: lexema; Semán-
tica: lexema, sema y semema.
Monema: unidad mínima de la lengua con significado. Es el elemento que
compone la primera articulación del lenguaje del lenguaje humano. Una unidad
léxica puede estar compuesta por varios monemas en tanto integra unidades
mínimas significativas. Por ejemplo, “amigas”, reúne: el monema “amig-“ , que
aporta el sentido base de la palabra y que es común a todas las palabras del
mismo campo léxico; el monema gramaticale “-a-”, que le aporta la categoría
de adjetivo y el género femenino; y el “monema “-s-” que le aporta el número
plural.
Morfología: estudio de las formas de las palabras. Descripción de las reglas
que rigen la estructura interna de las palabras. Unidad: el morfema o el
monema. También podemos definirla como la parte de la Gramática que estu-
dia las variaciones en la forma de las palabras -género y número en sustantivo
y adjetivo; accidentes en el verbo-, como así también sus reglas de asociación.

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Neurolingüística: estudio de los fenómenos neurológicos involucrados en la
adquisición y uso del lenguaje.
Niveles de la lengua: cada uno de los estratos en que se organiza el sistema
de la lengua, de manera jerárquica. Tenemos: el Nivel Fónico, el Nivel Fonoló-
gico, el Nivel Léxico; el Nivel Morfológico, el Nivel Sintáctico; el Nivel Textual o
Discursivo (ver Microlingüística).
Norma: regularidad en el habla en uso. Las normas son generalizaciones esta-
blecidas a partir del habla y posteriormente clasificadas a partir de las coorde-
nadas que envuelven los hechos lingüísticos -hechos sociales-. Las normas o
variedades -temporales, geográficas, sociales e individuales- son códigos inme-
diatos al habla. En cualquier circunstancia comunicativa se muestra siempre
sobresaliendo una norma específica -estándar, geográfica, de grupo, etc.-; es
decir que en cada acto de habla se prima una variedad por determinadas razo-
nes -formalidad, interacción, procedencia, etc.-.
Oración: enunciado que constituye una unidad completa y dotada de signifi-
cado pleno por poseer un núcleo verbal que se articula en dos unidades meno-
res, también significativas: el sujeto y el predicado. A diferencia de la frase, la
relación de predicación es esencial y definitoria de la oración. Tradicionalmente
se reconoce al verbo como núcleo de toda la oración y se considera a la ora-
ción como la unidad gramatical superior. Su integración en el párrafo o texto
implica pasar del nivel gramatical al nivel discursivo.
Pragmática: Mientras la gramática es la disciplina lingüística que estudia las
estructuras convencionales de sonidos, combinaciones de morfemas y sig-
nificados -se incluye en ella la fonología, morfosintaxis y semántica-, la prag-
mática, a su vez, estudia la función de significado que no es convencional o
gramatical, es decir, que no está codificado por reglas. -Graciela Reyes, 1995-.
Hay distintas opiniones respecto del campo que abarcaría la pragmática, del
hecho de considerarla una subdisciplina dentro de la lingüística, si es otra
lingüística o si es una ciencia social distinta de la lingüística como quieren
algunos investigadores europeos. Graciela Reyes sostiene: “... la pragmática es
una subdisciplina lingüística y su objeto es el significado del lenguaje en uso”.
Para autores como Georgia Green, la pragmática está en la intersección de
una cantidad de campos, dentro y fuera de la ciencia de la cognición: contribu-
yen a su dominio no sólo la lingüística, la psicología cognitiva, la antropología
cultural y la filosofía -lógica, semántica, teoría de la acción-, sino también la
sociología -dinámica interpersonal y convención social- y la retórica. -G. Reyes.
op. cit. pág. 24- Por último, esta definición de Jacob Mey -Pragmatics, p. 42
trad. Graciela Reyes-: “El lenguaje es el medio principal por el cual la gente se
comunica. El uso del lenguaje para diferentes propósitos está gobernado por
las condiciones de la sociedad, en la medida que esas condiciones determinan
el acceso del usuario a ese medio de comunicación, y el dominio que tiene de
él. Por lo tanto, la pragmática es el estudio de las condiciones del uso humano
del lenguaje en cuanto determinado por el contexto de la sociedad”.
Presupuesto: indicaciones proporcionadas en segundo plano, como si
dependiesen de enunciaciones a la vez anteriores a la enunciación actual y
le sirvieran de fundamento. De ahí su nombre (pre .antes y sup .debajo). Una
especie de jerarquía se establece así entre las informaciones que proporciona
un enunciado: lo puesto sólo es valorizado al ser nuevo o al suponerse que lo
es. Permite al destinatario enriquecer los conocimientos de que dispone. En
cambio, el presupuesto implica información vieja. Está contenido, implicado,
en la lengua y, por ende, compromete al oyente junto con el hablante en su
conocimiento.
Principio de la cooperación: se llama así al principio general implícito que rige
los intercambios comunicativos. Grice lo define así: “Contribuid a la conversa-
ción conforme a lo exigido, en el momento de vuestra intervención, con la fina-
lidad o la dirección aceptada del intercambio dialogal en el que os encontráis”.

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Por el principio de la cooperación los interlocutores pueden lograr el éxito en la
realización de un acto de habla, produciendo éste sus efectos plenos.
Productividad: directamente vinculada con la flexibilidad y dependiente de la
doble articulación. Es característica del lenguaje humano la posibilidad de pro-
ducir enunciados infinitos, con recursos finitos. Desde la perspectiva choms-
kiana, que el lenguaje es productivo implica la independencia del estímulo
para producir frases. La productividad es reglada: no producimos enunciados
caprichosamente, sino que éstos responden a las reglas de cada lengua.
Psicolingüística: interdisciplina que estudia los procesos psicológicos de pro-
ducción y comprensión del lenguaje.
Registro: variedad lingüística utilizada en una situación concreta y, por ende,
determinada por los elementos del contexto inmediato. En tal sentido, el
hablante, del repertorio lingüístico del que dispone, selecciona los recursos
pertinentes al uso lingüístico en un contexto comunicativo de manera funcional,
según los interlocutores, el tema y el marco social, el medio de transmisión.
Estas variables influyen en la formalidad o informalidad del mensaje, en la
especificidad o no del léxico, en la planificación discursiva, entre otros factores.
Relaciones: vínculo entre elementos o unidades.
Relaciones asociativas o paradigmáticas: relaciones entre unidades que
pueden aparecer en un mismo e idéntico contexto y se excluyen mutuamente
en dicho contexto. Se las llama también in absentia (en ausencia).
Relaciones sintagmáticas: relaciones que se apoyan en el carácter lineal del
mensaje, las relaciones de sucesión. En una sucesión o cadena, el valor de
cada miembro viene dado por la oposición al miembro anterior y subsiguiente,
por eso también son llamadas in praesentia (en presencia).
Repertorio lingüístico: conjunto de habilidades que un hablante desarrolla
respecto del uso de una o más lenguas y de las distintas variedades de cada
una de ellas. La homogeneidad de una comunidad de habla, ciertamente ideal,
dependería de la semejanza entre los repertorio lingüístico o verbal de sus
integrantes.
Saussure, Ferdinand de: estudioso del lenguaje nacido en Ginebra, es con-
siderado el padre o fundador de la Lingüística científica moderna. Inicia sus
estudios dentro del grupo de los neogramáticos pero pronto inaugura un
paradigma revolucionario al definir el objeto y el método de una Lingüística
que empieza a considera al fenómeno lingüístico de manera inmanente, frente
a otros campos que disputaban su estudio, y la descripción de un estado de
lengua por oposición a los estudios históricos. Estos planteos son desarrolla-
dos en el Curso de Lingüística General, obra mediante la cual sus discípulos
reúnen y publican los apuntes de las clases dictadas por Saussure.
Searle, John: filósofo del lenguaje, nacido en Estados Unidos. Se adscribe a la
perspectiva de la Pragmática con su obra de 1962 Actos de habla, con el cual
acompaña las formulaciones de Austin pero divide al acto de habla en tres nive-
les diferentes: el locucionario, el ilocucionario y el perlocucionario, los cuales
permiten comprender la noción de “actos de habla indirectos”.
Semántica: estudio del significado. Unidad: lexema, sema y semema. Estudia
el significado convencional, a veces llamado literal, que es el que las expresio-
nes poseen por convención, el que comparte toda la comunidad de hablan-
tes y suele estar registrado en gramáticas y diccionarios. Problemas como la
ambigüedad y la polisemia de ciertas expresiones corresponden al campo de
estudio de la semántica. -Graciela Reyes Op. Cit.-
Significado: uno de los dos componentes del signo binario según la teoría de
Saussure. Corresponde al plano del concepto.
Significante: uno de los dos componentes del signo binario en la teoría saus-
sureana. Corresponde al plano de la imagen acústica.

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Signo Lingüístico: desde el punto de vista saussureano, unidad compuesta
por dos caras interdependiente: el significante o imagen acústica y el signifi-
cado o imagen mental, conceptual.
Sincronía: (ver Diacronía / Sincronía)
Sintagma: sucesión de unidades lingüísticas que adquieren relaciones de con-
tigüidad, es decir, que contraen relaciones por pertenecer a la misma cadena
de habla. La frase y la oración constituyen sintagmas que, a su vez, pueden
contener otros sintagmas menores.
Sintaxis: estudio de las reglas por las que las unidades significativas se com-
binan en oraciones. Unidades: la palabra, el sintagma y la oración.
Sistema: conjunto de elementos que adquieren su valor en relación de fun-
cional-opositiva a otros elementos; y la lengua es un conjunto de elementos
-signos- que dependen unos de otros sintagmática y paradigmáticamente. El
sistema de la lengua es el resultado de la interacción e interrelación de estos
signos.
Sobreentendido: junto con el presupuesto, completan la teoría de las impli-
caturas. A diferencia del primero, el sobrentendido constituye un componente
retórico y no lingüístico. La forma en que es construido el enunciado por parte
del hablante conduce al oyente a comprender un sentido que propiamente
no ha sido dicho, pero, seguramente ha sido pensado por el emisor. De este
modo, como lo indica el término, el oyente entiende, infiere, “por encima” de lo
enunciado. Así, queda comprometido con ese nuevo sentido, no explicitado en
el mensaje.
Sociolecto: variedad de habla determinada por las normas de cada comuni-
dad, las cuales están ligadas a parámetros sociales. Representa las variedades
lingüísticas generadas por las variables sociales tales como el sexo, la edad,
las situación comunicativa, etc.
Sociolingúística: el objeto de la sociolingüística no es otro que la comparación
entre el habla de los diferentes estratos de la sociedad. El objetivo fundamental
de la sociolingüística sería la “diversidad lingüística”.
“La sociolingüística se centra en el problema de una variedad lingüística
particular por una clase particular de hablantes en situaciones particulares de
enunciación”. -Willy Bal, en Manuel Alvar Lope Blanch, 1978-
“El objetivo de estudio de la sociolingüística es la diversidad lingüística, enten-
dida ésta en su más amplio sentido”. -W. Brigth, en Alvar L. B., 1978-
Sociología del Lenguaje: si la Sociolingüística atiende a las relaciones entre
lengua y sociedad para prestar principal atención a las variedades lingüísticas
en uso, la Sociología del lenguaje se centra en el estudio de los grupos y su
vinculación con el lenguaje, enfatizando el contexto social como objeto. Por
ejemplo, estudia la actitud de los hablantes frente al habla de otros, la composi-
ción de comunidades de habla en zona de frontera, los fenómenos macrosocio-
lógicos de la diglosia y el bilingüismo, y los factores sociales que determinan la
alternancia de código.
Teoría de la Diferencia: ver Diferencia.
Teoría de las Implicaturas: desarrollada por Osvald Ducrot, integra el enfoque
de la Pragmática para el análisis de los sentidos comprendidos en los enuncia-
dos emitidos en un contexto, aunque no hayan sido explicitados en ese men-
saje.
Teoría del Déficit: ver Déficit.
Teoría de los Actos de Habla: tiene su apogeo en la década del 60. El pri-
mero, entre los filósofos del lenguaje fue John Austin a quien suele consi-
derarse el iniciador de la pragmática moderna. Su teoría fue consolidada y
perfeccionada por un discípulo suyo, John Searle. La idea central de la teoría
de los actos de habla es que el lenguaje no solamente sirve para describir
el mundo sino para hacer cosas. A manera de ejemplo: las lenguas poseen
ciertos verbos que nombran la acción que se hace precisamente cuando se la

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nombra y solamente mediante la palabra: juro, prometo, pido, ordeno, declaro,
bautizo, niego, etc. El acto por el que se produce significado es locucionario;
la fuerza, en cambio, es el poder de hacer y proviene del acto ilocucionario. A
esto se agrega un tercer acto posible pero no simplemente identificable, el per-
locucionario, por el cual se producen efectos en el interlocutor -convencerlo,
sorprenderlo, asustarlo-.
Texto: todo enunciado cifrado en uno o varios códigos que aparece como
unidad de comunicación concluida y autónoma. Unidad mínima de información,
de comunicación y de interacción social. Los mensajes y los actos de habla se
ejecutan por textos.
Transformaciones: cambio que opera sobre una estructura sintáctica. Por
ejemplo, de la estructura profunda canónica que ordena las funciones Sujeto
agente-verbo-objeto afectado o paciente, la voz pasiva superficialmente
manifiesta una transformación de la que resulta Sujeto paciente-verbo pasivo-
agente. La noción de transformación sirve a la Lingüística Crítica o Análisis
Crítico del Discurso en tanto en esa variación discursiva se observa un efecto
ideológico.
Valor: concepto que Saussure utiliza para definir la calidad relacional del signo
lingüístico: todo en la lengua son oposiciones y cada signo vale por lo que no
es. Para definir el valor de un signo lingüístico es necesario ver sus relaciones
opositivas con otras signos, ya sea en el paradigma o en el sintagma.
Variedad de Lengua: en sus manifestaciones concretas -el habla-, el sistema
abstracto –lengua- puede ser objeto de modificaciones o alteraciones produci-
das por distintas causas. Las causas principales de estas variaciones lingüísti-
cas son las siguientes:
a- Variedades diacrónicas: las lenguas son como seres vivos y, como tales
nacen, crecen, se reproducen y, en algunos casos, acaban desapareciendo.
Este proceso vital explica las diferentes variedades que una lengua puede pre-
sentar en el discurrir de los años.
b- Variedades diafásicas: la situación de cada acto comunicativo hace que el
hablante seleccione un determinado nivel de lengua con el objetivo de ade-
cuarse a sus interlocutores. Este hecho explica la existencia de un nivel formal
y de un nivel informal o coloquial, así como la existencia de niveles de lengua
especiales, como las jergas y el argot.
c- Variedades diastráticas: por último, el nivel cultural del hablante justifica
también el nivel de lengua empleado, distinguiéndose, por ejemplo, un nivel
culto de un nivel vulgar de una lengua.
d- Variedades diatópicas: las lenguas también aparecen condicionadas por
el lugar geográfico en el que se hablen. Este hecho explica la diversidad de
dialectos y hablas locales.

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m ó dulos

m1

m1 microobjetivos

• Introducirse en los conceptos de la Ciencia Lingüística e identificar


su objeto de estudio a fin de ponderar su especificidad e importan-
cia dentro de los estudios sociales.
• Manejar términos técnicos de la disciplina para adquirir precisión
en la delimitación de problemas lingüísticos vinculados con el
aprendizaje.
• Conocer las diferentes características del lenguaje y la/s lengua/s a
fin de complementar la propia competencia profesional.
• Distinguir las diferentes dimensiones del lenguaje humano, ramas
de estudio y áreas de interés de la Lingüística teórica y aplicada,
para identificar aquellas vinculadas de manera directa con la Psico-
pedagogía.
• Delimitar los principales paradigmas de estudio dentro del campo
lingüístico a partir del siglo XX a fin de reconocer qué concepcio-
nes subyacen a diferentes definiciones del problema lingüístico.

m1 contenidos

¿Qué comenzamos a estudiar?


El futuro Licenciado en Psicopedagogía des-
empeñará sus tareas en instituciones atravesa-
das por el lenguaje, entendido este como un
sistema constituido por signos y, por tal razón,
es una de las vías o medios que posibilita el
intercambio de información entre sujetos.
Ahora bien, el usuario ingenuo del lenguaje
quizás no necesite reflexionar sistemáticamente
acerca de esta herramienta como aquellos para
quienes su empleo es parte constitutiva de su
actividad profesional.

Sabemos también que hay distintos tipos de “usos del lenguaje” –académico,
publicitario, político, literario, coloquial-. Sin embargo, todos ellos son posibles
gracias a la existencia de una unidad definida de modo diferente según diferen-
tes autores. Esa unidad que subyace a todas estas prácticas recibe diferentes
denominaciones: el lenguaje, la lengua, lengua estándar, entre otras. En el
presente módulo comenzaremos por definir los diferentes términos vinculados
con el objeto lingüístico para poder delimitar ese objeto y e ir adquiriendo un
vocabulario técnico específico.
Intentaremos responder a los siguientes interrogantes: ¿Qué significa decir que
es portador de información, de significado o de sentido? Y continuamos con las

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preguntas: ¿El lenguaje puede ser definido de una sola vez y para siempre? ¿El
término siempre significa lo mismo en diferentes autores? ¿Es posible anali-
zar cómo se usa el lenguaje sin antes haber precisado su naturaleza? ¿Cómo
funcionan el lenguaje y la lengua? ¿Desde qué perspectivas y qué aspectos de
ellos pueden ser estudiados? Estos son los ejes temáticos que abordamos en
este módulo.
Esto es, nos adentramos en el camino de una ciencia que estudia todas esas
entidades, la cual recibe el nombre de Lingüística, cuyos diferentes paradigmas
y perspectivas también forman parte de este módulo a modo de presentación.
Frente al avance inusitado de los estudios lingüísticos, nos encontramos tam-
bién con diferentes subdisciplinas, que son mencionadas en esta sección.
Abordamos luego los diferentes niveles de estudio dentro de la maquinaria
misma de la lengua, que permiten hablar de partes de la Lingüística. Como
destacamos el carácter esencialmente comunicativo del lenguaje, nos concen-
tramos en un nivel de estudio que se vincula con esa función: la Semántica,
entendida –provisoriamente-, como el estudio del significado.
Asimismo, cerramos el módulo con la presentación de los tres grandes para-
digmas que han marcado las posibles maneras de delimitar y abordar el objeto
de estudio lengua/lenguaje. Dos de estos paradigmas, el Estructuralismo y la
Pragmática, serán objeto de estudio de los módulos subsiguientes.

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El lenguaje natural humano y su estudio científico, la Lingüística
El Lenguaje1

Cuando necesitamos hablar, el lenguaje acude a nosotros por lo general


fácilmente y sin pensarlo; sólo en situaciones socialmente embarazosas o de
incomprensión intelectual, o cuando tenemos un fuerte acceso de tos, nos que-
damos en silencio, aunque queramos hablar. Tales inhibiciones, como poder-
nos ver, están muy lejos del lenguaje en sí: la palabra bloqueada que tenemos
en la punta de la lengua parece ser un caso raro de fracaso puramente lingüís-
tico; en general, el habla fluye libremente.
El lenguaje es un aspecto intrínseco de nues-
tra herencia humana. Difiere, por lo tanto, de
otras habilidades adquiridas trabajosamente
y no esenciales tales como jugar al ajedrez,
andar en bicicleta o hacer cálculos.

Esta afirmación debe equilibrarse con la argumentación que sigue: Muchos


adultos intentan aprender una lengua extranjera. Es probable que la mayoría
encuentre en este aprendizaje algunas dificultades; lo que resulta interesante
en estos casos que sólo cuando luchamos con una lengua que no nos sea
familiar tomamos conciencia, por primera vez, de la sutileza, profundidad y
extensión de la forma lingüística.
Normalmente, no nos damos cuenta de este hecho, porque en el curso normal
de nuestras actividades diarias no nos vemos obligados a tomar conciencia de
la estructura del lenguaje. Esta toma de conciencia le incumbe al lingüista (y
a muchos especialistas de disciplinas relacionadas): a él le concierne exponer
la estructura de las lenguas particulares y del lenguaje en general.
Su visión de la complejidad del lenguaje
debe ser consistente con otra observa-
ción: los bebés empiezan adquirir esta
complicada capacidad de hablar alrededor
del primer año de vida, y al cabo de unos
meses logran hacerlo en forma asombrosa-
mente articulada: los niños parecen estar
naturalmente predispuestos a hablar.

En cambio, cuando hablamos de adultos decimos que estos aprenden una


lengua; esta distinción terminológica apunta a que los niños llegan a poseer el
conocimiento lingüístico sin una instrucción formal y hasta donde podemos ver,
sin el esfuerzo consciente de la memorización y ejercitación que van asociados
con el aprendizaje de una segunda lengua. El verse expuestos a una lengua
que se utiliza a su alrededor parece ser el simple prerrequisito que pone en
movimiento un cierto “dispositivo innato de adquisición del lenguaje.
Además, se apropian del lenguaje a pesar de muchas dificultades: los niños
ciegos de nacimiento lo adquieren rápidamente, aquellos que son sordos o
que oyen muy poco, lo hacen con gran dificultad; pero tan pronto como se les
1 Supisiche, Patricia: “El lenguaje y la Lingüística” en Notas sobre
Lingüística, Córdoba, Universidad Blas Pascal, 2006, (inédito).

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enseña, desarrollan un conocimiento que puede ser perfecto, excepto en su
manifestación fonética. Las condiciones de retardo, tales como el mongolismo,
a menudo sólo demoran la velocidad de adquisición y provocan más tarde
deficiencias como pronunciación defectuosa, errores gramaticales ocasionales.
Sólo desventajas psicológicas muy serias -por ejemplo, el autismo- inhiben
totalmente el lenguaje. A 1
La regla parece ser la siguiente: cualquier ser humano se convertirá rápida-
mente en usuario del lenguaje en el transcurso normal de los acontecimientos,
independientemente de su raza o cultura, El lenguaje es natural porque es
general a la especie.
Cuando decimos lenguaje nos referimos al “lenguaje humano”: no sólo es
general a la especie sino también específico de la especie. Ningún otro animal
posee lenguaje, por lo menos en el sentido que en que se utiliza “lenguaje” en
Lingüística. Esto no significa negar que otros animales posean sistemas comu-
nicativos; por supuesto que todos los organismos sociales que se reproducen
se comunican con los otros individuos de su especie. Lo que se niega es que
cualquier especie no humana posea naturalmente un sistema comunicativo,
que sea cualitativamente equiparable al lenguaje humano y parece que tam-
poco puede enseñárselo a otra especie.

Delimitación terminológica

Lo primero que hay que distinguir, cuando se habla de “lenguaje” es la posibi-


lidad de entender esta palabra en un sentido más o menos general o amplio:
como capacidad para la comunicación, es la capacidad propia de la especie
humana para comunicarse por medio de signos vocales, que pone en juego
una técnica corporal compleja y supone la existencia do una función simbólica
y de centros nerviosos genéticamente especializados; o bien en un sentido
más restringido, como sistema concreto o lengua natural.
En inglés, por ejemplo, existe una sola expresión “language” para ambos
sentidos, pero pueden distinguirse entre sí por el artículo: “¿What is language?”
-¿Qué es el lenguaje?- frente a ¿What is a language?” -¿Qué es la lengua?-
Ciertas lenguas, como el español, disponen de dos términos: lenguaje y
lengua. Con la primera de estas expresiones se alude al sentido amplio, con la
segunda, al restringido.
La palabra “lengua’ no sólo se aplica al español, chino, francés, etc. (es decir, a
los sistemas propiamente admitidos como lenguas) sino también a una diversi-
dad de sistemas distintos de comunicación, acerca de los cuales hay opiniones
bastante controvertidas. Por ejemplo, lo matemáticos, lógicos y técnicos en
informática construyen con frecuencia, y para usos determinados, sistemas
de notación que son artificiales y no naturales, al margen de que se los llame
correctamente lenguas o no. Lo mismo sucede con el esperanto inventado a
fines del siglo pasado, para facilitar la comunicación internacional, aun cuando
se funde en lenguas naturales existentes y sea indudablemente una lengua. A
2
Existen además otros sistemas de comunicación humanos y no humanos
incontrovertiblemente naturales y no artificiales, pero que no parecen lenguas
en el sentido estricto del término, aunque se aluda a ellos mediante la pala-
bra “lenguaje: “lenguaje de las señales”, “lenguaje corporal”, “lenguaje de las
flores”, “lenguaje de las abejas”. La mayoría de la gente diría que se trata de un
uso metafórico o figurativo de la palabra “lenguaje”. El lingüista se ocupa pri-
mordialmente de las lenguas naturales. Así las preguntas ¿Qué es el lenguaje?
¿Qué es la lengua?” parten del supuesto de que los varios millares de lenguas
naturales que cabe distinguir en el mundo son, en cada caso, una muestra
concreta da algo más general. El lingüista entonces, desea saber si todas esas

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lenguas naturales tienen algo en común que al propio tiempo no está presente
en los demás sistemas de de comunicación humanos o no.
Como decíamos, la palabra “lenguaje” se refiere a la capacidad para la comuni-
cación, mientras que la palabra “lengua” tiene diversas acepciones. Veamos:
a) Por una parte, existe una infinidad de lenguas diversas cuya tipología puede
ser estudiada. Por otra, se comprueba que en el seno de una comunidad lin-
güística determinada, todos los miembros de esta comunidad -todos lo hispa-
nohablantes por ejemplo- producen enunciados que a pesar de las variaciones
individuales, sociales y regionales, permiten comunicarse y comprenderse y
que se basan en un mismo sistema de reglas y de relaciones, susceptible de
ser descrito. A este sistema abstracto subyacente al hablar concreto Ferdinand
de Saussure le dio el nombre de “lengua”. En este sentido “lengua” en sinó-
nimo de código lingüístico.
b) “Lengua Histórica”: lengua que se ha constituido históricamente como
unidad ideal e identificada como tal por los sujetos hablantes, comúnmente
mediante un adjetivo: lengua española, lengua inglesa, lengua francesa Se
trata de la lengua concreta tal como se manifiesta en el hablar, en cuanto deter-
minación histórica del lenguaje: “el hablar español, “el hablar francés”. A este
hablar concreto subyace un sistema de signos abstracto: lengua en la acepción
anterior-
c) “Lengua materna”: la lengua adquirida en la primera infancia -que no precisa
ser la de la madre-
d) “Lengua estándar”: También lengua nacional. La lengua de intercambio de
una comunidad lingüística, legitimada e institucionalizada históricamente, con
carácter suprarregional. Está normalizada y transmitida de acuerdo con las
normas del uso oral y escrito correcto.
e) “Lengua escrita / hablada”: Uno de los principios cardinales de la lingüística
moderna afirma que la lengua hablada es más básica que la lengua escrita.
Esto no significa que la lengua deba identificarse con el habla, ¿en qué sentido
ha de entenderse que la lengua hablada es más básica que la escrita? Hasta
hace poco los gramáticos se han ocupado casi exclusivamente de la lengua
literaria y apenas han atendido a la lengua coloquial, y demasiado a menudo
han tratado el uso literario como si fuese la norma de corrección para la lengua
y han condenado el uso coloquial, en la medida que difiere del literario como
algo no gramatical y descuidado.
A lo largo del siglo pasado hubo un gran proceso de investigación sobre la
evolución histórica de las lenguas. Los estudiosos llegaron a comprender mejor
que nunca que los cambios producidos en la lengua de los textos escritos en
sus distintos períodos —como por ejemplo, aquellos que con los siglos trans-
formaron el latín en francés, italiano, español, etc.,— podían explicarse a base
de cambios ocurridos en la lengua hablada.
Todas las grandes lenguas literarias del mundo derivan de la lengua hablada
por una determinada comunidad. La fuerza de los prejuicios tradicionales en
favor de la lengua estándar en su forma escrita es tan potente que los lingüistas
apenas pueden convencer a los profanos de que los dialectos no reconocidos
resultan, por lo general, no menos regulares y sistemáticos que las lenguas
literarias más encumbradas y que tienen sus propias normas de corrección
inmanentes al uso propio de sus hablantes nativos.
Una de las primeras y mas difíciles tareas que deben emprender los estudian-
tes de lingüística consiste en considerar la lengua hablada en sus propios
términos, como si dijéramos, sin pensar que la pronunciación de una palabra o
frase esté o deba estar determinada por su forma ortográfica.
La lengua hablada es más básica que la lengua escrita porque tiene sobre ésta
determinadas prioridades. La prioridad histórica del habla sobre la escritura
no ofrece dudas, no existe ni ha existido en el pasado, que se sepa, ninguna
sociedad humana conocida sin la capacidad de hablar. Y aunque las lenguas

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naturales tal como las encontramos hoy en la mayor parte del mundo pueden
ser escritas, muchas sociedades han sido hasta hace poco total o casi analfa-
betas. Analicemos:
• La prioridad funcional: Aún hoy, en la más culta de las sociedades
industrializadas la lengua hablada se emplea para una serie de come-
tidos más numerosos que la lengua escrita, mientras que esta sirve
de sustituto funcional del habla sólo en situaciones que hacen impo-
sible, poco fiable o ineficaz la comunicación vocal—auditiva. También
la invención del teléfono y del magnetófono ha facilitado el uso de la
lengua hablada en circunstancias en que antes se hubiese empleado la
escrita.
Las razones que dieron lugar a la invención de la escritura estaban
relacionadas con asegurar la comunicación fidedigna a distancia y
conservar documentación importante de tipo legal, religioso o comer-
cial. El hecho de que a lo largo de la historia se hayan empleado textos
escritos para esta clase de altos designios y de que sean más fidedig-
nos y duraderos que los enunciados hablados -al menos mientras no
se han instaurado métodos modernos pura la grabación del sonido-
han contribuido a conferir en muchas culturas una mayor solemnidad y
prestigio a la escritura.
• La prioridad biológica: Hay muchos indicios que sugieren que los
seres humanos están genéticamente programados no sólo para adqui-
rir el lenguaje, sino también, y como parte del mismo proceso, para
producir y reconocer sonidos de habla. A menudo se ha señalado que
los llamados órganos del habla - cuerdas vocales, dientes, lenguas,
etc.- cumplan ante todo una función más básica que la de producir
señales fónicas.
Y así es, en efecto los pulmones se usan para respirar, los dientes y
las muelas para masticar la comida, etc. No obstante, todos los niños
empiezan a barbotear cuando alcanzan los pocos meses de edad y el
gorjeo, que comprende la producción de una gama amplia de soni-
dos, no puede explicarse satisfactoriamente por la simple imitación de
papagayo por parte del niño, de los sonidos que oye a su alrededor.
Además, ya se ha demostrado experimentalmente que los niños son
capaces, a partir de las primeras semanas de vida, de distinguir soni-
dos del habla y que se hallan predispuestos para prestarles atención.
Los más cercanos parientes del hombre entre los primates superiores,
aun poseyendo un aparato fisiológico similar, no muestran la misma
predisposición para producir o distinguir los sonidos característicos del
habla humana.
Esta puede ser la razón principal por la que han fracasado los intentos
de enseñar la lengua hablada a chimpancés, aun cuando se ha alcan-
zado un cierto éxito al enseñar lenguas o sistemas comunicativos con
señales que se producen manualmente y se interpretan visualmente.
Hoy ya es sabido que los chimpancés, en su hábitat natural, se comuni-
can entre sí, mediante gestos acompañados de gritos y que las señales
gesticulares parecen estar mucho más copiosamente diferenciadas que
las llamadas vocales.
Finalmente, ocurre que los dos hemisferios del cerebro humano son
funcionalmente asimétricos a partir de la niñez, pues cada uno de ellos
se vuelve dominante. Con respecto a la ejecución de determinadas
operaciones, en la mayoría de la gente domina el hemisferio izquierdo,
el cual lleva a cabo gran parte de la interpretación de las señales lin-
güísticas y responde mejor al tratamiento de los sonidos del habla.

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Por otro lado, cuando se habla de lengua hablada y escrita conviene distinguir
entre:
• Grafía: Se designa grafía a toda representación escrita de una palabra
o un enunciado.
• Letra: El término general de letra se emplea para designar a cada uno
de los elementos gráficos que componen un alfabeto y que se utili-
zan en las escrituras alfabéticas. Las letras pueden no corresponder
a ningún sonido emitido -por ejemplo, la “h” española de “hacer”- o
a varias letras puede corresponder un solo sonido; así a las letras “c”
-grupos “c”, “co”, “cu”. - “q” -“que”, “qui - y “ka” -“ka”, “ko”, “ku”, “ke”,
“ki”,- corresponde un solo fonema k. A las letras se las llamas grafe-
mas.
• Fonemas: El fonema es la unidad mínima de significado que se puede
delimitar en la cadena hablada. Cada Lengua presenta, en su código,
un número limitado y restringido de fonemas que se combinan a lo
largo de la cadena hablada.

Características del lenguaje humano

Tal vez la característica más destacada de la lengua en comparación con otros


códigos o sistemas comunicativos sea su flexibilidad, su versatilidad: podemos
utilizar la lengua para desahogar nuestra emociones y sentimientos, para pedir
ayuda a los compañeros, para amenazar, para prometer, para dar órdenes,
formular preguntas o emitir opiniones; podemos referirnos al pasado, al pre-
sente o al futuro, a cosas muy remotas del lugar de la enunciación, inclusive a
cosas que pueden no existir. Ningún otro sistema de comunicación, humano o
no, parece contar con un grado comparable de flexibilidad y versatilidad. Entre
las propiedades que contribuyen a dar flexibilidad y versatilidad a la lengua, a
menudo se reservan cuatro para una mención más detallada: la arbitrariedad,
la dualidad, la discreción y la productividad.

1- Arbitrariedad: Se dice desde Ferdinand


de Saussure que el signo lingüístico es
arbitrario; lo que quiere decir, no que cada
hablante pueda emplearlo o incluso inven-
tarlo a gusto, sino que la relación entre
significante y significado no es motivada,
no existe relación natural entre ambos. Así
no se percibe, en castellano, ningún lazo
natural entre la serie de sonidos ”piedra” y
el concepto de piedra; por eso, en principio
sería posible cualquier otro nombre para los
significados.

La lengua es arbitraria en la medida en que es una convención implícita entre


los miembros que la utilizan. Se habla de convención cuando se plantea que la
comunicación lingüística se basa sobre una especie de acuerdo o de contrato
implícito no formulado, incluso inconsciente, sobre el que reposa el código.
La noción de convención desarrollada por F. de Saussure con el concepto de
arbitrariedad del signo, siempre se ha opuesto, y sobre todo entre los griegos,
a las teorías del origen natural del lenguaje, según las cuales el punto de ‘par-
tida de la relación entre significante y significado estaría en las cosas mismas.
Se dirá entonces que la lengua es convencional si se considera que es una
institución social, resultado de la costumbre y de la tradición, por lo tanto de un
contrato tácito entre los hombres.
La arbitrariedad no es una propiedad privativa de las lenguas humanas, aunque

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contribuye a darle flexibilidad y versatilidad. En el código de circulación, la utili-
zación del rojo y el verde, es puramente arbitraria.

2- La doble articulación: El término mismo de “lenguaje articulado” es muy


antiguo, pero es una expresión que ha sido intuitiva y ambigua durante mucho
tiempo. Es la lingüística moderna la que aclara esta antigua confusión. Ya
Saussure había ya señalado, a propósito de la arbitrariedad del signo “que en
latín articulus significas miembro, parte, subdivisión en una sucesión de cosas”
y que, en cuestión de lenguaje, la articulación puede designar o bien la subdi-
visión de la cadena hablada en silabas o bien, la subdivisión de la cadena de
significaciones en unidades significativas. Finalmente, Martinet (1972; capítulo
1) es quien esclarece para toda la lingüística posterior, qué significa “lenguaje
articulado”. Por doble articulación del lenguaje se entiende no su carácter
oral, es decir, el hecho de que los signos lingüísticos sean emitidos por unos
movimientos musculares llamados articulatorios. La noción de articulación del
lenguaje se manifiesta en dos planos diferentes, cada una de las unidades que
resultan de una primera articulación es a su vez articulada en unidades de otro
tipo.
La primera articulación del lenguaje es aquella con arreglo a la cual todo hecho
de experiencia que se vaya a transmitir, toda necesidad que se desee hacer
conocer a otra persona, se analiza en una sucesión de unidades, dotadas cada
una de una forma vocal y de un significado.
Si sufro dolores de cabeza, puedo manifestarlo por gritos. Estos pueden ser
involuntarios; en este caso dependen de la fisiología. También pueden ser más
o menos voluntarios y destinados a hacer conocer mis sufrimientos a los que
me rodean, pero esto no basta para hacer una comunicación lingüística, cada
grito es inanalizable y corresponde al conjunto inanalizable de la sensación
dolorosa. La situación es distinta si pronunció la frase “me duele la cabeza”.
Aquí ninguna de las cuatro unidades sucesivas, “me”, “duele”, “la”, “cabeza”
corresponde a lo que tiene de específico mi dolor. Cada una de ellas puede
encontrarse en cualquier otro contexto para comunicar otros hechos de expe-
riencia: “duele”, por ejemplo, en “duele la ingratitud”, y “cabeza”, en “se ha
puesto a la cabeza”. Es manifiesta la economía que representa esta primera
articulación, se podría imaginar un sistema de comunicación en el que a una
situación determinada, a un hecho de experiencia dado correspondiera un grito
particular. Pero basta pensar en la infinidad de estas situaciones y de esos
hechos de experiencia para comprender que se requerirían una cantidad de
signos distintos tan considerables que la memoria del hombre no podría alma-
cenarlos. Algunos millares de unidades, como “cabeza”, “duele”, “me”, “la”,
ampliamente combinadas nos permiten hacer más comunicaciones que las que
se podrían conseguir con millones de gritos inarticulados diferentes.
La primera articulación del lenguaje consiste, entonces, en unidades significa-
tivas mínimas -esto es, dotadas de forma fónica y significado- llamadas mone-
mas. A su vez, la forma vocal es analizable en una sucesión de unidades, cada
una de las cuales contribuye a distinguir “cabeza” de otras unidades como
“cabete”, “mabeza’ o “careza”. Esto es lo que se designará como la segunda
articulación del lenguaje: el monema “cabeza” puede dividirse en seis unidades
distintivas mínimas -esto es, dotadas sólo de forma fónica- llamadas fonemas
.Gracias a la segunda articulación, las lenguas pueden limitarse a un número
restringido de fonemas que combinados producen millares de monemas. Este
es el fundamento en función del cual Martinet (1972) define la lengua:
“Una lengua es un instrumento de comunicación con arreglo al
cual la experiencia humana se analiza, de modo diferente, en
cada comunidad, en unidades dotadas de un contenido semán-
tico y de una expresión fónica, los monemas. Esta expresión

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fónica se articula a su vez en unidades distintivas y sucesivas,
los fonemas, en número, determinado en cada lengua”

3- La discreción: Se opone a la continuidad o variación continua. Es también


Saussure quien tomó conciencia de este importante carácter del lenguaje:
el carácter “discreto” de las unidades mediante las cuales se compone el
lenguaje. Saussure decía que las unidades lingüísticas son “diferenciales”.
Entendía por ello que éstas se oponen unas a otras sin gradación. Un fonema
será /p/ o /no—p/, nunca será más o menos /p/. “Cal” y ‘col” difieren tanto en
la lengua escrita como hablada. No hay por lo demás, dificultad en producir un
sonido vocálico que se encuentre a mitad de camino de las vocales que apare-
cen en estas dos palabras -esto es, un sonido intermedio entre la “a” y la “o”-.
Ahora bien, si en el mismo contexto sustituirnos las vocales de ‘cal” y “col” por
este sonido vocálico intermedio, no por ello habremos pronunciado una tercera
palabra distinta de aquellas dos o que reúna las cualidades de ambas. En rigor,
habremos pronunciado algo que no puede reconocerse en absoluto como una
palabra o bien que cabe entender a lo sumo, como una mala pronunciación de
cualquiera de aquellas otras dos. La identidad de la forma de la lengua es, en
general, un asunto de todo o nada, no de más o menos.

4- La productividad de un sistema comunicativo es la propiedad que posibilita


la construcción e interpretación de nuevas señales con las cuales no ha habido
contacto previo y que no se encuentran en ninguna lista de señales prefabri-
cadas a la que tenga acceso el usuario. La mayoría de los sistemas comuni-
cativos en animales parecen muy restringidos en cuanto al número de señales
diferentes que sus usuarios pueden emitir y recibir El lenguaje humano permite
construir y recibir un número indefinidamente grande de enunciados inéditos,
esto es, no oídos ni leídos con anterioridad. En la más reciente bibliografía
lingüística, en especial la de Chomsky, la importancia de la productividad ha
cobrado gran interés, sobro todo, con relación al problema de la adquisición
del lenguaje por los niños. El hecho de que los niños, a edad muy temprana,
sean capaces de producir enunciados que nunca han oído antes, es prueba de
que la lengua no se aprende tan sólo por memorización e imitación.
Las cuatro propiedades que acabamos de enumerar, se relacionan entre sí de
diversas maneras. Además, se presentan en todas las lenguas. Si se encuen-
tran o no en cualquier otro sistema comunicativo es asunto discutible, claro
que, de ser así, no parecen tener la misma eficiencia ni cooperar del mismo
modo.
Merece la pena notar que los enunciados no sólo se componen de secuencias
de palabras. Superpuestos a la cadena verbal, en toda enunciación habrá dos
tipos más o menos distinguibles de fenómenos fónicos: los prosódicos y los
paralingüísticos. Los rasgos prosódicos comprenden, por ejemplo, el acento y
la entonación; y los paralingüísticos, fenómenos talen como el ritmo, la inten-
sidad, etc. También aparecerán, junto a la enunciación hablada, una serie de
fenómenos no fónicos -movimientos de ojos, inclinaciones de cabeza, expre-
siones faciales, ademanes, posturas corporales, etc.- que determinan ulterior-
mente la estructura o el significado del enunciado resultante y que pueden
considerarse también paralingüísticos.

La lingüística

El desarrollo de la lingüística, la ciencia del lenguaje, ha cobrado auge especial


en las últimas décadas. El interés popular por el papel del lenguaje en relación
con las creencias y la conducta humana ha aumentado y se ha desarrollado de
modo concomitante la conciencia de la necesidad de una disciplina académica
independiente que aborde de modo adecuado la diversidad y complejidad de

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los fenómenos lingüísticos. La enseñanza universitaria de la lingüística surgió
en la década de 1960 y desde entonces se han establecido varias ramas de
investigación.
Esta área ha desarrollado ahora una identidad clara, a pesar de la ocasional
incertidumbre en cuanto a su nombre y alcance; lingüística es la designación
habitual y a menudo se utiliza ciencia lingüística como paráfrasis. En ocasio-
nes, se considera que el campo de la fonética es una disciplina separada,
debido a su énfasis en los aspectos prelingüísticos del análisis del habla, pero
es más frecuente incluirla en el campo de la lingüística, pues muchos consi-
deran que constituye un fundamento indispensable para la investigación del
lenguaje.
El nombre para la persona que practica la lingüística general ha causado
además cierta inquietud: a veces se ha empleado el término lingüístico, pero no
es popular entre los estudiantes de la materia, que normalmente se refieren a
sí mismos como lingüistas. Así, existe una ambigüedad ocasional con respecto
al uso general del término lingüista y el significado de conocer con fluidez
muchas lenguas.
Es posible distinguir diferentes dimensiones en esta materia, de acuerdo con
el enfoque y los intereses del lingüista. La lingüística diacrónica o histórica y
la sincrónica se han desarrollado como resultado de la distinción introducida
por Saussure: la primera es el estudio del cambio lingüístico; la segunda, el
estudio de los estados de la lengua con independencia de su historia. Cuando
los lingüistas tratan de establecer principios generales para el estudio de todas
las lenguas, se dice que practican lingüística teórica o general, y cuando se
ocupan de establecer los hechos de un sistema de lenguaje particular, se
afirma que realizan lingüística descriptiva. Si su trabajo se centró en las similitu-
des y diferencias entre lenguas, se suele hablar de lingüística comparativa.
La lingüística comparte con otras ciencias una preocupación por ser objetiva,
sistemática, consistente y explícita en su explicación del lenguaje. Al igual que
otras ciencias, intenta recoger datos, comprobar hipótesis, diseñar modelos y
construir teorías. Sin embargo, su objeto de estudio es único: en un extremo,
se solapa con ciencias “duras”, como la física y la anatomía; en el otro, implica
materias tradicionales de letras, como la filosofía y la crítica literaria. El campo
de la lingüística incluye tanto la ciencia como las humanidades y ofrece uno
amplitud de alcance que constituye la fuente primaria de atractivo para muchos
de los que aspiran a estudiarla.
La Lingüística es el estudio científico del lenguaje
humano. Suele tomarse como punto de partida de la
Lingüística, en cuanto estudio científico del lenguaje, la
publicación del “Curso de lingüística general” (disponi-
ble en: http://old.liccom.edu.uy/bedelia/cursos/semio-
tica/textos/saussure_linguistica.pdf) de Ferdinand De
Saussure en 1916. A partir de esa fecha, todo estudio
lingüístico se definirá como aparecido “antes” o “des-
pués” de Saussure.
Sin embargo, desde la antigüedad, los hombres han considerado el lenguaje
y han reunido una serie de observaciones y de explicaciones nada desdeña-
bles. Se remonta por lo menos a los gramáticos que estudiaron el sánscrito
varios siglos antes de Cristo. Esos lingüistas dedicados a la preservación de
los textos religiosos védicos de la última parte del segundo milenio a.C. se
ocuparon principalmente de cuestiones teóricas y descriptivas, y en el curso de
sus trabajos sobre el sánscrito ofrecen modelos muy completos e inteligentes
de descripción gramatical. El más conocido e influyente de esos escritores,
así como también el primero que conoció el mundo occidental fue Panini, cuya
notable gramática puede ser que se remonte a 600 a.C. A 3

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Desde la antigüedad aparecen tres preocupaciones principales que originan
tres tipos de estudios. La preocupación religiosa por la interpretación correcta
de los textos antiguos, textos revelados o depositarios de los ritos (los Vedas,
los textos homéricos), pone de manifiesto la evolución de la lengua, y al lai-
cizarse da origen a la filología. Paralelamente, en la épocas de apogeo de la
filosofía, se ve en el lenguaje una institución humana y su estudio se integra en
la filosofía -cfr. las reflexiones sobre la naturaleza del lenguaje en Platón-.
A lo largo de la historia de la gramática vuelven a aparecer estos tres puntos
de vista, más o menos desarrollados según las épocas. El resultado de estas
investigaciones en considerable: formación de las nociones de oración, sujeto,
objeto, partes de la oración, descubrimiento de las relaciones de parentesco
entre las lenguas, etc.; la lingüística actual trabaja sobre estas adquisiciones y
ha de volver sobre ellas ya sea para ratificarlas o rechazarlas.
El siglo XIX fue rico en estudios gramaticales, se estudió la historia de las
lenguas y las relaciones que estas mantienen entre sí. Sin embargo no se
planteó el problema de la lengua como objeto de estudio. Fue Saussure quien
por primera vez planteó el problema del objeto de la lingüística al dedicar los
primeros capítulos del “Curso de Lingüística General” a su definición, propor-
cionando al mismo tiempo, las bases de la disciplina en su forma moderna.
También Saussure señaló que la lingüística debía ser una rama de una ciencia
más general: la Semiología:
“La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y, por
lo tanto, comparable a la escritura, el alfabeto de los sordo-
mudos, los ritos simbólicos, las formas de cortesía las señales
militaren, etc. Es posible concebir así una ciencia que estudie
la vida de los signos en el seno de la vida social; tal ciencia
formaría parte de la psicología social y por consiguiente, de
la psicología general. La llamaremos semiología -del griego
“semeion”, signo-. Esta ciencia nos enseñaría en qué consisten
los signos, qué leyes los rigen. Puesto que todavía no existe, no
podemos decir cómo será; pero tiene derecho a la existencia y
su lugar está determinado de antemano”.
Desde Saussure aparecieron numerosas escuelas dentro de la lingüística,
algunas relacionadas con él, otras no. También y junto a estos desarrollos, se
fueron incorporando diferentes aspectos y niveles del lenguaje. Actualmente,
los estudios sobre el lenguaje conforman un campo de estudio amplio y com-
plejo.

Las ramas de la Lingüística

El ámbito general de la Lingüística puede dividirse en distintos compartimentos


según el punto de vista que se adopte o según el interés especial que quiera
concederse a un determinado conjunto de fenómenos.
La primera distinción separa la Lingüística General de la Lingüística Descriptiva
y corresponde a la diferencia que hay entre el lenguaje en general y describir
lenguas en concreto. En efecto, la Lingüística General o teórica estudia las
características esenciales, recurrentes y definitorias del lenguaje humano como
fenómeno universal. La frase Lingüística General se usa menudo como caja
de sastre para incluir todas las investigaciones particulares que conforman la
totalidad de las ciencias lingüísticas, pero se utiliza especialmente para la más
abstracta de todas las ciencias dedicadas al lenguaje: la investigación del len-
guaje en sí mismo. Por supuesto que el éxito de esta investigación depende no
sólo de la especulación y el razonamiento abstracto, sino también de la gene-
ralización inductiva de los hechos revelados por las descripciones de lenguas
particulares es decir, depende de los resultados de la Lingüística Descriptiva.

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Hay, por supuesto, toda suerte de razones para describir una de terminada
lengua. Muchos de los que trabajan en la Lingüística descriptiva no lo hacen
con el propósito de facilitar datos al lingüista general ni de comprobar teorías
e hipótesis en conflicto, sino por intereses puramente prácticos y particulares.
Pero ello no tiene por qué afectar la interdependencia entre los campos com-
plementarios de la Lingüística general y descriptiva.
A lo largo del siglo pasado, los lingüistas se preocuparon mucho por investigar
los detalles de la evolución histórica de determinadas lenguas y por formular
hipótesis generales acerca del cambio lingüístico. La rama de la disciplina que
trata de estos temas se conoce con el nombre de Lingüística Histórica.
Es evidente que en la Lingüística Histórica, como en la no Histórica, uno tam-
bién puede interesarse por el lenguaje en general y las lenguas en particular.
Conviene mencionar a este propósito los términos técnicos “diacrónico” y
“sincrónico”, acuñados por Saussure. La descripción diacrónica de una lengua
analiza el cambio histórico de la misma y registra los cambios que sufrido en
sucesivos puntos del tiempo. La descripción sincrónica estudia un estado de
lengua tal como se encuentra en un determinado punto del tiempo.
La Lingüística Aplicada se propone el aprovechamiento de los conceptos y
hallazgos de la lingüística en una variedad de tareas prácticas, entre las que se
incluye la enseñanza de las lenguas. La Lingüística Aplicada se basa tanto en la
general como en la descriptiva.
La última dicotomía distingue entre una visión más estricta y otra más amplia
del campo de investigación. No hay una distinción terminológica generalmente
aceptada para ello. Lyons propone los términos Microlingüística y Macrolin-
güística. En un sentido muy estricto, la primera se ocupa del estudio de la
estructura de los sistemas lingüísticos. En este sentido, el estudio se realiza en
diferentes niveles según las unidades consideradas:
• Fonética: Estudio de los sonidos del lenguaje en su realización con-
creta. Estudio del aspecto material de los sonidos, independiente-
mente de su función lingüística. UNIDAD: SONIDO.
• Fonología: Estudia los sonidos del lenguaje desde el punto de vista de
su funcionamiento en el sistema de comunicación. UNIDAD: FONEMA.
• Morfología: Estudio de las formas de las palabras. Descripción de las
reglas que rigen la estructura interna de las palabras. UNIDAD: MOR-
FEMA O MONEMA.
• Sintaxis: Estudio de las reglas por las que las unidades significativas
se combinan en oraciones. UNIDAD: PALABRA, SINTAGMA.
• Lexicología: Estudio científico del vocabulario. UNIDAD: LEXEMA.
• Semántica: Estudio del significado. UNIDAD: LEXEMA, SEMA,
SEMEMA.

Como existen muchas otras disciplinas además de la lingüística que se aplican


al estudio del lenguaje, existen zonas interdisciplinarias que pueden ubicarse
dentro de la Macrolingüística y que han recibido una denominación específica:
Neurolingüística, Sociolingüística, Psicolingüística, Estilística, etc.
Veamos algunas de ellas:
• Lingüística antropológica: Estudio de la variación y uso del lenguaje
en relación con los patrones culturales y las creencias de la raza
humana investigados mediante las teorías y métodos de la antropología
• Lingüística aplicada: Aplicación de teorías, métodos y hallazgos
lingüísticos a la elucidación de problemas de lenguaje surgidos en
otros dominios. Se usa el término de manera específica en referencia al
campo del aprendizaje y la enseñanza de lenguas extranjeras pero se
aplica por igual a varios otros campos, como la estilística, la lexicogra-
fía, la traducción y la planificación del lenguaje, así como a los campos
clínico y educativo.

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• Lingüística biológica: Estudio de las condiciones biológicas para el
desarrollo y uso del lenguaje en seres humanos; hace referencia a la
historia del lenguaje en la raza humana y al desarrollo del niño.
• Lingüística clínica: Aplicación de las teorías y métodos lingüísticos al
análisis de los desórdenes del lenguaje hablado, escrito o sígnico.
• Lingüística computacional: Estudio del lenguaje empleando las téc-
nicas y tos conceptos de la ciencia de los computadores, con especial
referencia a los problemas que plantean los campos de la traducción
mecánica, la recuperación de información y la inteligencia artificial.
• Lingüística educativa: Aplicación de las teorías y métodos lingüísticos
al estudio de la enseñanza y el aprendizaje de una lengua -especial-
mente, de la primera- en escuelas y otros entornos educativos.
• Etnolingüística: Estudio del lenguaje en relación con los tipos y la con-
ducta étnicos, con especial referencia a la forma de interacción social.
• Geolingüística: Estudio de la distribución regional de lenguas y dialec-
tos, considerados atendiendo a los factores geográficos en el ambiente
• Lingüística matemática: Estudio de las propiedades matemáticas del
lenguaje mediante conceptos de campos como el álgebra, la ciencia de
computadores y la estadística.
• Neurolingüística: Estudio de las bases neurológicas del desarrollo del
lenguaje en humanos, en especial, del control del cerebro sobre de la
producción y comprensión del habla.
• Lingüística filosófica: Estudio del papel de en el esclarecimiento de
los conceptos filosóficos y de la categoría filosófica de teorías, métodos
y observaciones lingüísticas.
• Psicolingüística: Estudio de la relación conducta lingüística y los pro-
cesos psicológicos, por ejemplo, memoria, atención, que se consideran
subyacentes a ella.
• Sociolingüística: Estudio de la interacción entre el lenguaje y la estruc-
tura y funcionamiento de la sociedad.
• Lingüística estadística: Estudio de las propiedades estadísticas o
cuantitativas del lenguaje.

Las partes de la Lingüística. Conceptos fundamentales2

Cuando nos referimos a “partes” de la Lingüística, nos ubicamos dentro de


la microlingüística, es decir, el estudio de los niveles que forman la estructura
interna de una lengua. En este apartado consideramos como esenciales la pre-
sentación de la Gramática y de la Semántica.

Gramática

Es difícil mostrar el papel central que la gramática representa dentro del len-
guaje, si no es utilizando metáforas como marco o esqueleto. Pero ninguna
metáfora física puede expresar de un modo satisfactorio la gran variedad de
esquemas formales y relaciones abstractas que salen a la luz en un análisis
gramatical.
Generalmente, en el estudio de la gramática se distinguen dos estadios dis-
tintos. El primero es el de la identificación en la cadena hablada —o escrita,
o de signos— de diferentes unidades, como palabra y oración. El segundo es
el del análisis de los esquemas en los que estas unidades se insertan y de las
relaciones de significado que tales esquemas transmiten. Según cuáles sean

2 Supisiche, Patricia: “Las parte de la Lingüística” en Notas sobre


Lingüística, Córdoba, Universidad Blas Pascal, 2006, (inédito).

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las unidades que reconozcamos al principio, así se verá modificada nuestra
definición de gramática.
La mayoría de los planteamientos empiezan reconociendo la oración, y así la
gramática se define generalmente como el estudio de la estructura de la ora-
ción. La gramática de una lengua, desde este punto de vista, es una relación
de todas las posibles estructuras oracionales, organizada de acuerdo con cier-
tos principios generales. Por ejemplo, en las primeras páginas del tratado de
gramática más influyente de los últimos tiempos, el lingüista americano Noam
Chomsky (1928- 1, afirma que la gramática es una especie de ingenio para pro-
ducir las oraciones de la lengua que se trata de analizar (1957:261), a lo que se
añade que estas oraciones deben ser oraciones gramaticales, aceptables para
un hablante nativo.
Dentro de esta perspectiva general, hay espacio para diferentes posturas. En
particular existen dos aplicaciones completamente distintas del término gramá-
tica; una, con un sentido específico, y otra, con un sentido general. El sentido
específico es el más tradicional: la gramática se presenta simplemente como
una rama de la estructura del lenguaje, distinta de la fonología y de la semántica.

La acepción general del término, popularizada


por Chomsky, subsume todos los aspectos de
estructuración de las oraciones, incluyendo
la fonología y la semántica, e introduciendo
el término «sintaxis» como para referirse a la
noción más específica de gramática.

Semántica
a. Delimitación
Básicamente y sin ingresar en las discusiones teóricas que suscita, Semántica
es el estudio del significado en el lenguaje. El problema es qué es el signifi-
cado, ya que el término puede tener diferentes valores:
a) querer decir.
b) “tener la intención de manifestar”.
c) “ser equivalente a”.

Para Bréal, la Semántica se ocupa del conjunto de leyes que regulan trans-
formaciones del sentido y la elección de expresiones nuevas. Otros autores
aluden al nivel o aspecto del análisis donde se estudian relaciones entre
unidades lingüísticas con los objetos o procesos que representan (Semántica
Lógica: referencia; semántica referencial). En tal sentido, implica el abordaje de

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cómo las secuencias lingüísticas se refieren al mundo comunicable.
También aparece como el estudio empírico del significado o contenidos de
significados lingüísticos y sus combinaciones y el módulo de la Lingüística que
estudia recursos léxicos en el sistema. Del mismo modo, es el estudio de estra-
tegias del hablante para organizar la información en secuencias lingüísticas y
los mecanismos de descodificación que usan los receptores para actualizar
información explícita e implícita. Dentro de esta línea, se hace especial hincapié
en las categorías de información implícita (implicación semántica, presuposi-
ción semántica y pragmáticas).
La Semántica, incluida en el ámbito científico, intenta ser una teoría del signifi-
cado. Se incluye dentro de la teoría lingüística general junto con la fonología y
la gramática.
Este es un componente prácticamente ausente en los contenidos descriptivos
en enseñanza, a pesar de que se estudio se justifica porque:
1.- Es el campo del análisis lingüístico más cercano a las intuiciones
del hablante, mientras que las herramientas gramaticales y fonológicas
se aprenden.
2.- Campo en que el análisis del lenguaje se prolonga con naturalidad
en el análisis de otros medios de comunicación lingüística
3.- Campo que permite llegar al texto.
4.- Si bien el análisis semántico no es análisis del texto, constituye un
fundamento del análisis textual.

b. Semántica, Lexicología y Pragmática


Entendiendo por Semántica el estudio del significado del léxico, debemos
distinguir la primera disciplina de la Lexicología, que se ocupa del estudio del
léxico de una lengua, su procedencia, estructura y formación. Las nuevas ten-
dencias distinguen:
• Competencia Semántica del hablante: consiste en el reconocimiento
del significado de las palabras, su análisis y abstracción, la capacidad
para distinguir ambigüedades, etc.
• Competencia Léxica del hablante: cuando reconoce una palabra, si la
vincula al contexto, si crea nuevas palabras a partir de ella, si distingue
sus constituyentes morfemáticos.

Acerca de la relación entre el análisis semántico y pragmático, seguimos a


Núñez- Del Teso, quienes señalan que son dominios contiguos y complementa-
rios porque buscan comprender la condiciones de interpretabilidad y adecua-
ción de los mensajes al contexto a los interlocutores.
Las diferencias entre Semántica y Pragmática resultan del énfasis de cada una
en sus enfoques: la primera busca establecer las condiciones de interpretación
de los mensajes lingüísticos y explicar cómo los mensajes se refieren al mundo
o establecer sus condiciones de verdad. Por esto, se propone:
1. Establecer los tipos semánticos básicos: una secuencia lingüística
puede hacer referencia a un individuo, propiedad o hecho del mundo.
2. Delimitar los principios y procedimientos del análisis componencial o el
análisis de los componentes léxicos, donde se fija su estructura semán-
tica y la representación formal del significado.
3. Determinar y clasificar las relaciones semánticas en base al análisis
anterior.
4. Estudio de las condiciones de interpretación y condiciones de anoma-
lía semántica de los mensajes dado que todo mensaje se refiere a un
mundo posible o estado de cosas. La semántica procura establecer las
posibilidades interpretativas de secuencias complejas en funciones de
significados más simples.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.38


En cuanto a las diferencias entre Semántica y Pragmática, se trata de dominios
contiguos, pero se distinguen por la relevancia del contexto de enunciación y
conocimiento, creencias y expectativas de interlocutores. Por ejemplo, en una
frase como “Los elefantes no tienen plumas”,

• La Semántica estudia cómo se relaciona la secuencia con el


mundo del que se habla.
• La Pragmática indaga las relaciones con el estado de conoci-
miento del interlocutor.

La primera no será anómala ya que se pueden describir sus condiciones de


verdad y sus posibilidades interpretativas. Pero desde el punto de vista prag-
mático, puede ser un acto fallido en virtud de que, en situaciones comunicati-
vas concretas, una oración aseverativa tiene éxito si cumple con el principio de
que la información no sea evidente para el interlocutor.
Así, la Pragmática estudia los mensajes lingüísticos como actos que rea-
lizan con el lenguaje: no lo que dicen los enunciados, sino lo que se hace
con ellos.

Conceptos
Significación
Según Prieto, la significación de una unidad lingüística es un significado, que
definiremos más adelante. Su sentido es el valor preciso que adquiere ese
significado abstracto en un contexto único: las cuatro unidades que forman la
frase: “Vendré el jueves próximo” tienen cada una un significado estable en
español. Pero el conjunto de estos significados toma, en este ejemplo, un sen-
tido diferente en cada nueva utilización, según quién sea el sujeto y según la
fecha. Pronunciada el 19 de agosto por Pedro y el 6 de septiembre por Antonia,
esta frase de significado idéntico constituye dos enunciados de sentido dife-
rente.

Significado
Para Saussure, el significado es el correlato de la imagen acústica, el concepto.
Sin embargo y en algunas ocasiones, cuando define el signo lingüístico, iden-
tifica significado y concepto, y en otros casos, significado y cosa. Lógicos y
lingüistas posteriores han intentado precisar más sus alcances.
Ogden y Richards hablan de “símbolo” (significante), “concepto o significado”
y de “referente” (o cosa); Charles Morris, de “símbolo”, “significatum” (sig-
nificado), y de “denotatum” (cosa). De este modo, completan la concepción
saussureana mediante una concepción triádica (significante + significado +
referente).
Ullmann engloba dos grandes tipos de definiciones del significado desarrolla-
das fuera de la Lingüística: la aproximación analítica y la operacional.
En primer término, la definición analítica del significado se caracteriza por
descomponer las palabras en sus elementos constitutivos. Dentro de esta pro-
puesta incluye el modelo triangular de CHOMSKY. OGDEN e I. RICHARDS:

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sentido o referencia

correcto adecuado

símbolo referente

verdadero

Los componentes de triángulo se vinculan con la terminología de Saussure en


lo siguiente:
 
• símbolo corresponde a significante
• concepto o referencia corresponde a significado.
• referente corresponde a cosa.
Sin embargo, la relación que establece Saussure entre los términos es dife-
rente:

SIGNIFICADO O CONCEPTO
SIGNO LINGÜÍSTICO:
SIGNIFICANTE O IMAGEN ACÚSTICA

Por ejemplo:

Por su parte, Ullmann propone un modelo triangular aunque adopta una termi-
nología sencilla:

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.40


concepto

nombre cosa

 
El autor sostiene que la perspectiva lingüística sólo debe detenerse en la parte
izquierda; es decir, en la relación reversible y recíproca entre nombre y sen-
tido, excluyendo al referente. Sintetizando, para Ullmann, el significado es sólo
relación recíproca entre una forma fónica o nombre y el sentido, mientras que
la relación entre sentido y referencia corresponde a la Psicología.
En segundo término, las definiciones operacionales del significado también
reciben la denominación de contextual, funcional o instrumental. Ullmann
define esta propuesta como un modo de aproximación que estudia las palabras
en acción y se interesa más por cómo opera el significado que por lo que es en
sí. El autor cita especialmente a Wittgenstein que se manifiesta en el énfasis del
uso frente al significado.
Según este autor, no hay que buscar el significado de una palabra, hay que
buscar su uso, con lo cual se vinculan Pragmatismo y behaviorismo o conduc-
tismo. El uso es el único control empírico ya que la expresión “significado de
una palabra” es equívoca: nos encamina a identificar los significados con enti-
dades, con conceptos de la mente. El significado de una palabra no es lo que
ella significa sino que deben establecerse relaciones con respecto al uso en
términos de referencia/sentido. La objeción que se realiza a esta propuesta es
que el término uso continúa provocando tanta confusión y ambigüedad como el
de significado.

Sentido
Se define por el lugar que palabra ocupa en el sistema de relaciones que ella
contrae con otra palabra del vocabulario; no se preocupa por algo exterior o
por el problema de la existencia de los objetos.

Semas
Concepto semántico fundamental, idéntico a rasgo semántico. Elementos
mínimos distintivos en el análisis de contenido. Son rasgos que constituyen a
lexemas o sememas como haces de rasgos. Según Greimas, tienen estatuto
universal.

Lexema
Unidad léxica, palabra, elemento del vocabulario que puede estar compuesta
por uno o más morfemas libres. Elemento del léxico, interpretables en el nivel
semántico con significado relativamente cerrado. Unidad léxica de sentido
expresada en términos lingüísticos. Para Greimas, unidad del habla. El conte-
nido del lexema está constituido por la suma de nudos sémicos y contextuales.

Rasgos Semánticos
La consideración de los rasgos semánticos corresponde a una Teoría universal,
binarista (en fonología y pasa a semántica). Átomo de significado, elemento
del contenido que es elemento de base y constructo de una teoría semántica,
semejante al gen, al átomo. Para Bierwisch, los rasgos semánticos son cier-
tas propiedades innatas, profundamente arraigadas, que determinan cómo se

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concibe, adapta y estudia el universo. En Katz, un rasgo semántico es lo que es
común a ideas individuales con referencia a un significado léxico.

Tipos de significado
En este apartado, desarrollaremos distintas clasificaciones y posiciones acerca
del significado:
• Significado connotativo: junto con el significado denotativo, constitu-
yen el significado. Rasgos semánticos adicionales, emotivos.
• Significado Denotativo: En Aristóteles, las palabras no designan obje-
tos sino ideas. Núcleo racional, conceptual, cognoscitivo. El denotado
es el objeto de la realidad.
• Significado Estructural: Significado gramatical o sintáctico, expresado
por relaciones sintagmáticas, sintácticas y morfológicas. El significado
gramatical puede expresarse con palabras sin sentido: los lolos lololan
con lolos.
• Significado Léxico: aspectos de contenido interno de la palabra. Sig-
nificado abstraído a partir de diferentes formas de uso contextual de las
palabras. Para Schippan, el Significado Léxico es:
- categoría lingüística del nivel de la lengua y del habla.
- Una invariante supraindividual y social, determinada por la rela-
ción sociedad/realidad.
- Es un complejo porque está construido a partir de elementos
menores en un haz de rasgos semánticos.
El Significado Léxico no es unidad elemental sino que es un haz o
grupo de componentes (semas o noemas). El Significado Léxico es
vago y plástico. Es el básico para el significado de la frase, lugar donde
toma explicitud. Parece ser el primer objeto de la lingüística. Para Fries,
es el significado material que, junto con el significado gramatical, forma
toda la significación lingüística. Constituye el contenido conceptual
de un lexema fuera de sus relaciones en la frase; es el significado en
potencia y recae en el morfema gramatical y radical. Para Hejmslev,
ninguna unidad léxica posee existencia independiente como para asig-
narle significado Léxico.
• Significado Proposicional: El significado de una unidad léxica en una
oración real (significado Textual). Según Schmidt, es un complejo de
instrucciones en cuyo análisis hay que tener en cuenta el concepto
proposicional, la estructura tema-comentario y la estructura superficial
y las informaciones adicionales del contexto. De acuerdo con Enge-
lkamp, surge de la interacción de significado léxico, especialmente de
la determinación de la secuencia del verbum y sus argumentos.
• Significado Textual: Es el significado de los lexemas en el texto, la
actualización comunicativa de una unidad léxica en un texto concreto.
El significado léxico es producto de la abstracción del significado tex-
tual.
• Significado Relacional: (significado estructural): Significado Gramati-
cal que determina o modifica al Significado Léxico (categorías gramati-
cales).

Relaciones de sentido
El Vocabulario de una lengua está organizado en base a una determinada can-
tidad de sistemas léxicos, cuya estructura semántica puede describirse en base
a relaciones de sentido paradigmáticas y sintagmáticas.
Una relación de sentido es paradigmática cuando todos los miembros que
pertenecen a los grupos de términos semánticamente relacionados pueden
aparecer en el mismo contexto. Relaciones de este tipo contraen lexemas tales
como marido/mujer; bueno/ malo; golpear/chocar; pegar/abofetear. Los térmi-

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nos pueden relacionarse sintagmáticamente -en la cadena-; por ejemplo rubio/
cabello,perro/ladrido.
Los tipos de relaciones de sentido paradigmáticas más importantes son: sino-
nimia, hiponimia, incompatibilidad, antonimia, complementariedad, inversión,
polisemia, homonimia.
La sinonimia es la relación semántica de identidad (en sentido estricto o
amplio) o similitud de significados. Dos elementos son sinónimos si tienen el
mismo sentido. Es un tipo de relación de implicación o de equivalencia bilate-
ral. Fenómeno tratado o sistematizado bajo el nombre de campos semánticos.
La hipótesis general que subyace es que la estructura semántica de una
lengua está constituida por microestructuras; en el interior de las mismas
(campos semánticos), los elementos constitutivos tienen relaciones precisas y
formalizables. Una vez estudiados algunos campos, se sigue la operación con
todo el léxico.
Debe distinguirse de la correferencialidad, la coincidencia de referencia no
implica coincidencia de significado. La correferencialidad depende de hecho
del mundo. Así, Madrid y capital de España coinciden en el referente -en este
momento- pero puede modificarse. Debe tenerse en cuenta que la sinonimia
(comenzar, empezar) no dependen de la realidad.
Hiponimia/hiperonimia es una relación semántica de inclusión entre unidades
léxicas. Un término más general incluye a otro más específico. Es de naturaleza
paradigmática y determinante de la estructura del vocabulario. Este tipo de
relación ha sido formalizado por la lógica de clases: la clase de entidades refe-
rida por la palabra flor es más amplia que la clase de entidades referida por la
palabra tulipán a la que incluye. Así, la extensión de flor es mayor que la de tuli-
pán. Sin embargo, cabe aclarar que, desde otra perspectiva y desde un punto
de vista de su intensión: tulipán es más específico que flor puesto que contiene
más componentes de significado o atributos que lo definan. La diferencia en el
punto de vista corresponde a la diferencia, típica de la lógica tradicional y de
ciertas teorías semánticas entre extensión e intensión.
La extensión de un término es la clase de entidades (significados, denotados,
designados) a los que se aplica o refiere el término. La extensión del término
vaca incluye a todos los seres vaca a los que se lo aplica. Por el otro lado, la
Intensión de un término es el conjunto de atributos que caracteriza a la entidad
a la cual se aplica el término. Intensión y extensión se hallan en relación inver-
samente proporcional: cuanto mayor es la extensión de un término, menor es
su intensión. Cabe aclarar aquí que la extensión de un término depende de su
intensión: hasta que no se determinan sus rasgos esenciales, no puede defi-
nirse su extensión.
La antonimia se trata de una relación de contrariedad de significado. Lyons
distingue entre:
• Complementariedad: relación que se mantiene entre términos tales
como soltero/casado, macho/hembra. La característica definitoria de
esta relación es que la negación de uno implica la aserción del otro y
viceversa.
• Antonimia: relación en la que la negación de un término no implica la
afirmación del otro. Se trata de relaciones graduales: no grande no sig-
nifica pequeño. Está ligada a la presencia de rasgos cualitativos que se
puedan graduar u oponer: claro¬/oscuro, pobre-rico, grande-pequeño.
• Inversión: la tercera relación que se describe en términos de contrarie-
dad es la que es establece entre comprar/vender, tomar/dar: el término
vender es el inverso de comprar.
La polisemia hace referencia a aquellos casos en que un lexema tiene más de
un significado; por ejemplo, casco puede referirse a la pieza de armadura, la
uña de un caballo, la parte central de una nave, de una botella.
La homonimia, se aplica a los casos en que dos o más lexemas diferentes

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tienen la misma forma: haya / haya (árbol y verbo, respectivamente). Dentro de
la homonimia se dan dos fenómenos diferentes:
• Homofonía: palabras con la misma pronunciación pero distinta forma
gráfica: hojear y ojear.
• Homografía: palabras con la misma forma gráfica y diferente pronuncia-
ción, que no existen en español, pero sí en otras lenguas: wind /uind//
wind / uáind

Paradigmas de estudio de la Lingüística del siglo XX


La noción de paradigma científico3
Etimológicamente, el término paradigma procede del griego paradeigma, que
significa “ejemplo” o “modelo”. Actualmente el vocablo posee varias acepcio-
nes (por ejemplo, en el sentido que lo utiliza Ferdinand de Saussure al hablar
de “relaciones paradigmáticas”-ver módulo 2). Sin embargo, a los fines del
presente módulo nos interesa la noción de paradigma desde el punto de vista
filosófico y, más específicamente, epistemológico, es decir, según lo defina la
“filosofía de las ciencias”.
Así, en un sentido amplio, el paradigma implica un modelo de pensamiento: en
ciencias sociales coincidiría con la noción de cosmovisión, es decir, un con-
junto de ideas, pensamientos, que delimitan la manera del hombre de consi-
derar al mundo, a la sociedad y a sí mismo. En otras palabras, el paradigma
implicaría una ideología dominante que guía la comprensión y, por ende, la
posibilita, pero a la vez la recorta, en tanto resulta difícil pensar fuera de él.
En un sentido estricto, el paradigma funciona como un modelo o patrón para
una o varias disciplinas científicas. De estos dos sentidos posibles, en el marco
de la presente asignatura utilizaremos ambos. Así, en el módulo 2 hablaremos
del positivismo como una cosmovisión y como un paradigma científico, mien-
tras que en este módulo introductorio sólo nos referiremos al paradigma como
un modelo para la disciplina propiamente lingüística. En esta última dirección
presentaremos tres grandes concepciones de los estudios sobre el lenguaje, lo
que equivale a decir que durante el siglo XX se inauguran tres modelos o líneas
de trabajo sobre los objetos lengua y lenguaje que constituyen paradigma en
tanto establecen las bases de cómo delimitar esos objetos, su naturaleza, su
caracterización y el método más adecuado para estudiarlos en consecuencia
de esa concepción.

Paradigmas de la Lingüística
Estructuralismo4
Recibe este nombre la totalidad de estudios elaborados sobre la hipótesis de
que es científicamente legítimo describir el lenguaje como estructura. Se trata
de una corriente posterior al idealismo en lingüística que enfocaba sus estudios
hacia historia de la cultura, crítica literaria, biografía espiritual del hablante.
La noción de modelo es usada en distintas ciencias, por ejemplo, el modelo
matemático. En ellas, la progresión de determinados fenómenos se representa
por ecuaciones. Otro modelo es el físico, en el que determinadas condiciones
aparecen reproducidas en el laboratorio. En lingüística, el modelo representa
las funciones sintácticas por fórmulas. Cuando se intenta reconstruir en el
laboratorio un modelo de hablante u oyente, aparece un uso heurístico de los
modelo para la descripción de los hechos lingüísticos.
Recurrir al modelo implica suponer una analogía entre el modelo y determina-
3 Cacciavillani, Clara: “Breve introducción a los paradigmas de la
Lingüística” en Apuntes sobre Lingüística, Córdoba, Universidad Blas Pascal,
2010, (inédito).
4 Supisiche, Patricia: “Estructuralismo y Gramática Generativa (GG)” en
Notas sobre Lingüística, Córdoba, Universidad Blas Pascal, 2006, (inédito).

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dos aspectos del fenómeno, se abstrae sólo lo pertinente. Y lo pertinente es lo
general, supuesto diferente a los de la lingüística, anterior a Saussure que estu-
diaba lo particular. Lepschy da un ejemplo para justificar la generalidad: si un
constructor hace una casa, necesitará tener en cuenta condiciones específicas,
pero además leyes de la ciencia y no las rechazará por generales. Así, señala
que no hay conocimiento científico si no es por la analogía entre elementos
diferentes por medio de la abstracción.
La noción de pertinencia resulta indispensable para identificar elementos abs-
tractos manifestados por las diferentes repeticiones de un mismo enunciado
(noción de estructura). La lengua realiza su función de comunicación porque
está constituida por elementos que guardan entre sí determinadas relaciones.
Para Bierwisch, el estructuralismo es una ciencia experimental fundada teóri-
camente; convierte a la lengua misma (una y todas) en objeto de una teoría
sistemática y comprobable empíricamente.
El estructuralismo engloba diferentes tendencias como lo son la Glosemática
con Hejmslev (abstracción), Escuela de Praga con Jakobson (funcionalismo) y
el descriptivismo americano con Bloomfield. El punto común en las diferentes
tendencias consiste en la percepción del objeto en una relación sistemática
que determina su estructura. En tal sentido, aunque podemos señalar una
fuerte diversidad interna en las diferentes tendencias, el estructuralismo es un
conjunto de principios sobre el método general de los niveles de lengua.
En cuanto a los principios básicos del estructuralismo, especialmente delimi-
tados por su oposición a los rasgos de tradiciones lingüísticas anteriores, los
más importantes son:
Estructuralismo Tradiciones anteriores
Integralismo. Concepción holista. Len- Atomicismo: estudio de las unida-
guaje concebido como conforme y des aisladas.
sistemático. Está constituido por la
totalidad de leyes específicas que rigen
las combinaciones y comportamientos.
Relacionismo (formal): análisis de las Sustancialismo (sustancia): estudio
relaciones entre las formas. de la sustancia semántica o foné-
tica.
Sincronía/ pancronía: estudio de las Historicismo: evolución de las uni-
unidades en un tiempo o en todo dades.
tiempo. Descripción de lo invariable
y constante, indiferente al paso del
tiempo.
Racionalismo: Elaboración de teoría Empirismo: Examen de las seme-
general de gramática; esto es, defini- janzas materiales entre las lenguas.
ción de conceptos, clases de relacio-
nes y operaciones. Alejado del dato
concreto.
Autonomía: División de lo lingüístico y Integración: lenguaje y lengua
lo extralingüístico. como manifestaciones de otras
capacidades o instituciones. Los
estudios lingüísticos dependen de
otras motivaciones.

El desarrollo del pensamiento saussureano que origina la perspectiva estructu-


ralista será desarrollado ampliamente en el módulo 2.

Generativismo o Gramática Generativa (GG)

Aspectos generales
El planteo inicial de Noam Chomsky, investigador norteamericano, revolucionó

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el panorama de la Lingüística de la segunda mitad del siglo XX en el marco
general de las ciencias y en el marco de la Lingüística, ya que propone dar el
salto de la descripción a la explicación. Su teoría se inicia en su interés por el
conocimiento y dos problemas relacionados:
• ¿Cómo conocemos tan poco en base a las evidencias que tenemos?
Problema de Orwell.
• ¿Cómo conocemos tanto a partir de una experiencia tan limitada?
Problema de Platón.
Los problemas de Platón y Orwell son de naturaleza diferentes. El primero
pertenece a la ciencia, es decir, descubrimiento de principios explicativos (abs-
tractos y ocultos) sobre datos. El de Orwell consiste en la acumulación datos y
ejemplos sobre el uso pervertido del lenguaje
El llamado problema de Platón se vincula con la pobreza de estímulos. Sólo
hace falta la experiencia en un período crucial pero no hace falta instrucción
sistemática. Cuando se refiere a pobreza de estímulos, lo hace en dos sentidos:
• Lapsus, oraciones incompletas, simplificadas. El niño actúa como el lin-
güista: a partir de unos datos, tiene que resolver el problema y formula
hipótesis.
• Los datos de los niños son finitos y las expresiones que producen o
interpretan son infinitos, permitido esto por la gramática inconsciente-
mente construida.

Los sistemas cognitivos son resultado de la interacción de la experiencia y el


método usado por el organismo para construir y tratar con ella que incluye los
mecanismos analíticos y condiciones determinantes intrínsecas de la madu-
ración y el desarrollo cognitivo. El problema radica en determinar la dotación
genética que permite saltar de la experiencia al conocimiento conseguido o los
sistemas cognitivos alcanzados.
Así, define lenguaje como una propiedad de la especie. Es un componente
innato de la mente- cerebro que se alcanza en contacto con la experiencia.
Le atribuye propiedades como ser central para la comprensión y pensamiento
humanos. Y justifica la indagación lingüística: si es posible descubrir principios
que operan en la construcción de sistemas cognitivo determinado, la facultad
del lenguaje permite ingresar en el problema de Platón e inferir algo acerca de
otros dominios cognitivos. El objetivo fundamental consiste en el estudio del
programa genético ingénito del cerebro humano para contribuir a una teoría de
la mente humana.
El entorno o ambiente no tienen estructura o no tienen una estructura direc-
tamente asimilable por el organismo. Todos los principios -biológicos o cog-
nitivos- vienen de adentro y son impuestos sobre el mundo de la percepción.
Por otra parte, los principios son específicos de la especie. De estas consi-
deraciones surge su programa de estudio: caracterizar la estructura interna
del hablante ideal por medio de abstracciones adecuadas que, junto con la
experiencia, permitan derivar la proliferación de datos empíricos. Sin embargo,
la herencia biológica no explicaría las lenguas particulares; hay necesidad de
incluir la experiencia lingüística, que determina una estructura del órgano deter-
minada.
Por otra parte, para Chomsky, la mente tiene una estructura modular y con
capacidad de desarrollarse de modo específico. El objetivo de Chomsky es la
descripción de LA GRAMÁTICA. En tal sentido, critica al empirismo ya que sos-
tiene que los principios no se obtendrán nunca por el análisis de las locuciones
(inductivo) sino por deducción. Se destacan dos premisas básicas en la tarea:
• Estudio autónomo del lenguaje de otras Ciencias Cognitivas.
• Estudio autónomo de la sintaxis puesto que el lenguaje no es sólo
medio de comunicación.
Precisa también que el núcleo del lenguaje constituido por propiedades de

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la sintaxis, entendida como la capacidad del hombre para combinar signos y
recombinar signos verbales en un orden, con el fin de crear un conjunto infinito
de oraciones gramaticales.
En las primeras formulaciones de Chomsky, se destaca la primacía de la sin-
taxis, lo que posteriormente revisará, incluyendo la información léxica o semán-
tica. En cuanto al lenguaje, se ocupa de él en la medida en que da pie para
otras dimensiones de la mente. Así, se erige en modelo para el estudio de los
procesos de pensamiento, por lo que formará parte de una nueva Psicología.
Con relación a la mente, es concebida en módulos relativamente indepen-
dientes entre sí, cada uno con reglas de operación y de interacción. También
postula autonomía del lenguaje como órgano y objeto de la lingüística. Adhiere
explícitamente al mentalismo al postular la existencia en la mente de estructu-
ras abstractas que posibilitan el conocimiento. También adhiere al innatismo ya
que considera que gran parte del conocimiento universal es innato.

La Gramática Universal (GU)


Es una teoría cuyo objeto es la forma y el significado de las expresiones de una
lengua. Es una teoría general de la estructura lingüística que busca estudiar la
facultad del lenguaje para descubrir sistemas de principios comunes a todas
las leguas. Es una caracterización de la facultad lingüística genéticamente
determinada.
La facultad del lenguaje se constituye en instrumento de adquisición del
Lenguaje, componente innato de la mente humana que permite acceder a una
lengua en interacción con la experiencia. Sostener una GU supone desplazar
el objeto de estudio de la conducta a los estados de la mente - cerebro que
entran en la conducta. El objeto de estudio es el conocimiento del lenguaje que
incluye tres preguntas:
• ¿Qué es lo que constituye el conocimiento del Lenguaje?
• ¿Cómo se adquiere el conocimiento del lenguaje?
• ¿Cómo se usa el conocimiento del Lenguaje?

La GU responde a la primera pregunta como una teoría que trata del estado de
la mente - cerebro de la persona que conoce una lengua.

Aportes de la GG
Señalamos algunos de los principales aportes:
Provocó el avance de ciencias cognitivas; comparte con otros enfoques que
ciertos aspectos de la mente - cerebro se pueden captar por medio de sistema
de reglas. Se pensó que con este estudio se podría avanzar en el estudio de la
naturaleza y orígenes de los sistemas de conocimiento.
Superó a otras gramáticas como la estructural y la tradicional que no pueden
explicar la diferencias entre la pobreza de estímulos y diferencias entre Juan es
muy terco como para hablar a Luis / Juan es muy terco como para hablarle.
Se critica a la GG su idealización; pero no se considera que esta es necesaria
porque no se podría sostener que se aprende en la diversidad. Vale destacar
que la abstracción o idealización no implica rechazo de lengua como producto
social. Se apunta a estudiar las propiedades de la mente que forma parte de
la adquisición de la lengua, de las propiedades del estado inicial de la facultad
lingüística, caracterizada por la GU.
El estudio del Lenguaje y GU se realiza en el marco de la Psicología. Sólo des-
pués se podrán hacer afirmaciones sobre el producto social de la lengua.
La facultad lingüística constituye un sistema bien diferenciado de la mente -
cerebro con un estado inicial común a la especie. Con una experiencia ade-
cuada, la facultad pasa a un estado relativamente estable y los cambios sólo
son periféricos, como es el caso del léxico.
El paradigma del generativismo, si bien revoluciona los estudios acerca del

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lenguaje, no será objeto propio de estudio de esta asignatura abocada la Lin-
güística. Sin embargo, el enfoque acerca de la naturaleza innata del lenguaje,
la relación de la GU con la competencia lingüística y los procesos psicológicos
implicados en la generación del lenguaje serán retomados en la materia Psico-
lingüística, durante el tercer año de la carrera.

La Pragmática5

A partir de la década de los 60 del siglo pasado, un grupo de filósofos del


lenguaje de origen británico provocan un nuevo giro frente a los paradigmas
dominantes del estructuralismo y el generativismo. Si estos dos paradigmas
enfrentados entre sí coinciden en estudiar al lenguaje o a la lengua en sí
mismos, es decir, desde una consideración inmanente del objeto, los pragmá-
ticos tomarán al lenguaje como objeto trascendente: no lo estudiarán “en sí
mismo” sino en función de uso y, por ende, vinculado con una finalidad evi-
dente al ser puesto en acto en un contexto. El lenguaje no es un simple vehí-
culo del pensamiento sino un instrumento para la interacción con los demás.
A veces se habla de la Pragmática como de una rama de la Lingüística, sin
embargo, insistimos en considerarla como un nuevo modelo debido a su
concepción radicalmente del objeto al poner énfasis en el uso. Así, podemos
señalar como principal diferencia ante el estructuralismo que a la pragmática
no les interesará estudiar el sistema de la lengua abstracto sino su realización
concreta en actos de habla, mientras que a diferencia del generativismo no les
interesará la competencia innata de un hablante ideal sino la actuación en con-
texto social determinado y su funcionamiento intencional dentro de él.
El paradigma pragmático surge, en realidad, no por oposición a aquellos dos
paradigmas propiamente lingüísticos sino a uno dominante en la filosofía al
que se llamó “giro lingüístico” porque, precisamente, consideraron como
objeto y finalidad de la filosofía el estudio del lenguaje para asistir a la ciencia
en la construcción de uno que pudiera dar cuenta cabal de sus enunciados.
Si la ciencia procura llegar a la verdad debe construir enunciados “veritativos”
acerca de los cuales pueda decirse si son verdaderos o son falsos. Un enun-
ciado no construido sobre esa lógica por contener, por ejemplo, nombres de
entidades metafísicas, no contribuía al avance científico, en tanto no podían ni
comprobarse ni ser refutados por carecer de sentido.
Austin, Searle y Grice, entre los principales representantes, observarán que
en el lenguaje común se presentan enunciados que no pueden someterse a
condiciones de verificabilidad en tanto no sólo les interesa enunciar estados
de cosas del mundo sino que, por encima de ello, incluso crean esos estados
debido a que en el mismo momento en que son pronunciados ocurre lo que
en ellos es dicho, y ocurre porque en ellos es dicho. Así ocurre cuando un juez
de paz pronuncia “Los declaro marido y mujer”, en ese mismo momento y por
ese mismo acto de habla las personas indicadas pasan a ser marido y mujer.
Los autores de esta nueva tendencia hablarán de enunciados “performativos”
o “realizativos” en la traducción, es decir, enunciados que “realizan” más que
“enuncian” hechos, por ende, verdaderos “actos” de habla, en tanto hacen.
Así, mediante la teoría de los actos de habla pasarán a estudiar el lenguaje en
uso, puesto en acción por los hablantes, quienes se guían para la interacción
por otros por convenciones implícitas que orientan su actuación lingüística
dentro de un contexto. Ya no se intentará, entonces, formular leyes generales
sobre la lengua ni enunciar la reglas que conforman la una gramática universal
sino que hablarán en un sentido más laxo de máximas y principios que guían la
conversación, cultural y contextualmente establecidas.
Las teorías que constituyen el paradigma de la Pragmática serán objeto de
5 Cacciavillani, Clara: “Breve introducción a la Pragmática” en Apuntes
de Lingüística, Córdoba, Universidad Blas Pascal, 2010, (inédito).

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desarrollo del módulo 3. Sin embargo, para cerrar la presente exposición
mencionaremos que si bien quizás la perspectiva de la pragmática no erigió un
corpus teórico al modo del estructuralismo o del generativismo, de tanto peso
en tendencias posteriores del siglo XX y del XXI, y quizás por ese mismo motivo
se la considera una rama que se desprende de la Lingüística General, es impor-
tante revalorizar el enfoque como una concepción radicalmente diferente del
objeto lingüístico que se conecta con nuevas líneas de investigación, permite la
incorporación la conexión con otras disciplinas y ramas, como por ejemplo, el
Análisis del discurso incluso, así como también modificó la forma de estudiarlo
escolarmente en tanto se recuperó, por sobre el estudio de la Gramática de
raíz estructuralista, la mirada sobre el lenguaje como medio para la interacción
comunicativa.

A modo de cierre
Acabamos de iniciar el camino hacia el estudio del lenguaje, la lengua, sus
propiedades constitutivas y sus componentes principales. En tal sentido,
una cuestión esencial ha sido la delimitación del lenguaje natural humano de
otros sistemas comunicativos artificiales o ajenos a nuestra especie. Para ello,
definimos sus rasgos fundamentales, tales como la arbitrariedad y la doble
articulación, de la cual se desprende su flexibilidad y productividad. Asimismo,
consideramos que estos objetos lingüísticos son complejos y abarcan dimen-
siones diversas, características que han llevado a estudiarlos desde múltiples
interdisciplinas y, dentro de la misma Lingüística, desde ramas y organizados
según diferentes niveles. Del mismo modo, la evolución de la propia disciplina
nos llevó a considerar los paradigmas que han modificado la mirada sobre la
propia naturaleza del lenguaje y la lengua.
En los próximos módulos iremos profundizando algunos de los contenidos
anticipados aquí. Por ejemplo, en el siguiente nos detendremos de modo
específico en el paradigma estructuralista, cuya comprensión exige un domi-
nio preciso de los conceptos técnicos de la disciplina. Por ello, lo invitamos
a profundizar en esta introducción a la disciplina realizando las actividades
propuestas con el objetivo de que Ud. acceda, poco a poco, al conocimiento
lingüístico.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 49


m1 |contenidos | AA

asistente académico 1

Si desea ampliar sus conocimientos acerca de la perspectiva psicológica de


adquisición del lenguaje, lo invitamos a observar la serie “El Lenguaje”, produ-
cida por la UBA. El primer video, “Introducción al Lenguaje. Un recorrido por su
génesis y los cuatro dimensiones a tener en cuenta para abordar su estudio”,
está disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=XnV_dKbgGhY&playnext
=1&list=PL401C4035BE2D7263
Desde allí podrá acceder al resto de los capítulos de la serie.

m1 |contenidos | AA

asistente académico 2

Para más información sobre


el esperanto, consulte http://
es.wikipedia.org/wiki/Esperanto

m1 |contenidos | AA

asistente académico 3

El sánscrito se utiliza principalmente como lenguaje ceremonial en los rituales


hindúes, en la forma de himnos y mantras. Su forma preclásica, el sánscrito
védico (el lenguaje ritual de la religión védica) es uno de los miembros más
antiguos de la familia indoeuropea. En este idioma fueron escritos todos los
textos clásicos del hinduismo. Su texto más antiguo conocido es el Rig-veda
(‘conocimiento sagrado sobre himnos’, que contiene 1028 himnos en alabanza
a los dioses). También es el lenguaje del yoga.

Por su importancia religiosa, los primeros gramáticos indios, como Pánini (520-
460 a. C.), lo analizaron exhaustivamente.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%A1nscrito

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m1 material

Material básico
Contenidos desarrollados en el módulo a partir de: CACCIAVILLANI, Clara:
Apuntes sobre Lingüística, Córdoba, Universidad Blas Pascal, 2006-2010,
(inédito); y SUPISICHE, Patricia: Notas sobre Lingüística. Córdoba, Universidad
Blas Pascal, 2006, (inédito).

Material complementario
ALCARAZ – VALÓ, E.: Tres paradigmas de la investigación lingüística. Alcoy,
Marfil,1990.
BENVENISTE, E.: Problemas de Lingüística General, II tomos. Siglo XXI,
México. Cap. V, XV, tomo I. Cap. II, 4 y 5, tomo II, 1971-1978.
BRONCKART, J.P.: Teorías del lenguaje. Herder, Barcelona, 1980.
COSERIU, E.: Sincronía, diacronía e historia. Madrid, Gredos, 1958.
COSERIU, E.: Teoría del lenguaje y lingüística general. Madrid, Gredos, 1962.
CRYSTAL, D. Enciclopedia del Lenguaje. Madrid, Taurus, 1994.
DUCROT, O. y T. TODOROV: Diccionario enciclopédico de las ciencias del len-
guaje. México. Siglo XXI, 1996.
FERNÁNDEZ PÉREZ, M.: Introducción a la lingüística. Barcelona, Ariel, 1999.
LYONS, J.: Introducción a la Lingüística teórica. Barcelona. Teide, 1983.
MARTINET, A.: Elementos de Lingüística general. Madrid, Gredos, 1978.
ROCA-PONS, J.: El lenguaje. Barcelona, Teide, 1983.
ROBINS, R.H.: Breve historia de la Lingüística, Madrid, Cátedra, 1987.
SZEMERÉNY, O.: Direcciones de la Lingüística moderna, Madrid, Gredos, 1979.

m1 actividades

m1 | actividad 1

¡Es hora de delimitar!

Teniendo en cuenta las delimitaciones terminológicas referidas a lenguaje y


lengua, en esta tarea le solicitamos que:

1. Dé su opinión acerca de la relación lenguaje-ser humano, conside-


rando que el primero es “específico y universal” a la especie. En tal
sentido, deberá señalar qué aporta a los humanos la dotación lingüís-
tica. Recuerde que lo estamos tomando como un rasgo constitutivo y
distintivo.
2. Enumere las diferentes acepciones del término “lengua”. Dé ejemplos
de cada una de ellas.
3. Continuando con las acepciones del término “lengua”, indique cuál de
ellas es más básica.

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m1 | actividad 2

Seguimos delimitando….

Esta actividad contiene distintos ejercicios que apuntan a que Ud. delimite y
fundamente sus enunciados. En tal sentido, le solicitamos que lleve a cabo las
tareas siguientes:

1. ¿Qué significa que el lenguaje es versátil y flexible?


2. Enumere, defina y explique cada una de las características del len-
guaje.
3. Justifique en qué medida la arbitrariedad, la discreción, la doble articu-
lación y la productividad contribuyen a la versatilidad y flexibilidad del
lenguaje.
4. ¿Qué quiere decir que lingüística es el estudio científico del lenguaje?
Fundamente su respuesta.
5. ¿Cuáles son sus partes o ramas? Dé un ejemplo de cada rama.
6. ¿Qué diferencia puede establecerse entre micro y macrolingüística?
7. Enumere, defina y delimite el objeto de estudio de la Fonética, Morfolo-
gía, Sintaxis, Semántica y Lexicología.
8. Dé un ejemplo de estudio fonético, fonológico, sintáctico, morfológico,
semántico y léxico.
9. Defina y explique cuatro disciplinas de la macrolingüística

m1 | actividad 3

“Desarticulando” el lenguaje humano

1. Analice las siguientes palabras en función de la propiedad de la doble


articulación. Para ello, marque y cuente fonemas y monemas.

reconocimiento
conocidas
movimiento
Inamovibles
institucionalizado
águila
examen
examinadores
anteponer
anterior
antiguo
carrera
recorrer
lluvia
descompuesto
psicopedagogía

2. Mencione el significado atribuible a los monemas reconocidos en el


ejercicio anterior.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.52


3. Indique qué monemas se han reiterado con un significado estable en
las diferentes palabras del ejercicio 1.

4. En el caso de los monemas no reutilizados en otra palabra de la lista,


mencionar otras palabras en los que sí se presenten con el mismo valor
en cuanto a su significado.

m1 | actividad 4

¿Qué supone la significación?

1. Formule tres (3) definiciones de Semántica.


2. ¿Considera que las delimitaciones son compatibles entre sí o que, al
contrario, son heterogéneas? Justifique su respuesta.
3. .Señale cuál de las definiciones de Semántica le resulta, según su opi-
nión, más valiosa.
4. Elabore un cuadro comparativo en el que explique las tendencias en
los estudios semánticos. Recuerde incluir autores representativos y
principales características de cada tendencia.
5. Delimite las aproximaciones analíticas y operacionales del significado.
Mencione autor y argumentos de cada línea.
6. Defina significado, sentido, sema y lexema. Ofrezca ejemplos de cada
uno de ellos.
7. Defina cada una de las relaciones de sentido paradigmáticas y ejempli-
fique en cada caso.

m1 | actividad 5

Recorriendo los paradigmas de la Lingüística

Las reflexiones acerca del lenguaje se han ido modificando de acuerdo a la


concepción sobre el lenguaje imperante. En esta primera aproximación, le soli-
citamos que elabore un cuadro en el que deberá:

a. Denominar los tres paradigmas que marcan tendencias en el siglo XX.


b. Asignarle, al menos, dos (2) características al lenguaje humano según
esa concepción.
c. Caracterizar el método de abordaje propio.
d. Nombrar representantes.
e. Relacionar esa tendencia con alguna otra línea o rama o subdivisión de
la Lingüística.

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m1 glosario

Arbitrariedad: propiedad del lenguaje humano y del signo lingüístico que


implica que no existe una relación natural entre el signo escogido y aquello que
representa. Específicamente, en el caso del signo lingüístico significa que la
relación entre significante y significado es inmotivada.
Austin, John: filósofo británico, uno de los iniciadores de la Pragmática con su
obra Cómo hacer cosas con palabras, de 1962. Desarrolla la noción de “acto
de habla”.
Chomsky, Noam: inicia el paradigma del Generativismo, con su teoría del
innatismo en la adquisición del lenguaje, su distinción entre “competencia” y
“actuación” y su hi0ótesis de la Gramática Universal. El hablante posee para
Chomsky una competencia innata, es decir de índole biológica y no cultural,
general, común a todos los seres humanos e integrada por los principios de
una Gramática Universal, que es la que posibilita adquirir los parámetros de
una lengua concreta.
Código: reflejo del conjunto de normas y reglas que posibilitan la construcción
de mensajes por parte del emisor -proceso de codificación- y su comprensión
por parte del receptor -proceso de decodificación-. Según el abarque y exten-
sión de las agrupaciones de normas para construir normas se hallarán códigos
intraidiomáticos e interidiomáticos.
Comunidad de habla: grupo de individuos que difieren de otros grupos por el
distinto uso de las unidades lingüísticas.
Comunidad idiomática: grupo de individuos que comparten la misma lengua y
que tienden a la estandarización de ésta a pesar de las variedades por distan-
cia.
Comunidad lingüística: totalidad de los individuos que interactúan social-
mente y que revelan cierta identidad con sus propias características lingüísti-
cas.
Contexto: la noción de contexto, tan comprensible intuitivamente, es sin
embargo difícil de definir. Proponemos, entre otras, estas definiciones y senti-
dos posibles. Para Graciela Reyes -en El abecé de la pragmática. Cuadernos
de Lengua española, Madrid, 1995- “Se entiende por contexto en lingüística, el
conjunto de conocimientos y creencias compartidos por interlocutores de un
intercambio verbal y que son pertinentes para producir e interpretar sus enun-
ciados”.
Contexto lingüístico: es el entorno propiamente lingüístico de un enunciado,
es decir, el material lingüístico que lo precede y lo sigue; también recibe el
nombre de cotexto. Suele utilizarse este sentido cuando hablamos de signifi-
cado contextual de una palabra.
Dialectología: rama de la Lingüística que estudia la variación regional. Uno de
sus primeros desarrollos metodológicos constituye la Geografía Lingüística,
que permite el trazado de isoglosas (líneas que unen puntos de igual variedad
lingüística) sobre mapas, lo que permite la confección de atlas lingüísticos que
dan cuenta de los dialectos de una zona amplia.
Discreción: las unidades que componen la lengua son diferenciales, es
decir que se oponen unas a otras sin gradación. Esta propiedad del lenguaje
humano permite oponerlo al sonido continuo. La lengua posibilita recorta la
masa amorfa del sonido. Por ejemplo, afirmar que las unidades de la lengua
son discretas implica que los fonemas son finitos y en la lengua se distinguen
y oponen unos a otros, sin términos medios. Por ejemplo, [g] es [g], si no, el
fonema no es [g], ya que no puede ser más o menos [g].

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Discurso: cada una de las formas convencionales de comunicar mensajes o
de producción de textos, por lo general, vinculados con un área de la actividad
humana. Así, tenemos el discurso periodístico, científico, literario, comercial,
los que convencionalmente se caracterizan por determinados rasgos lingüísti-
cos, regidos estos por la finalidad de cada tipo de escrito, el canal, la temática
abordada, etc. En un sentido amplio se habla de discursos sociales.
Doble articulación: propiedad que parece distinguir específicamente las
lenguas naturales humanas de todos los demás sistemas de comunicación. La
primera articulación es la que se compone de unidades mínimas que tienen a la
vez una forma y un sentido: los monemas. Estas unidades están compuestas a
su vez de unidades más pequeñas, que se pueden aislar también y que tienen
una forma fónica, pero no significado; son las unidades de la segunda articula-
ción, unidades mínimas distintivas sucesivas denominadas fonemas. La doble
articulación se vincula directamente con la economía y flexibilidad del lenguaje
humano. Esta propiedad también es llamada “dualidad de patrones” o se habla
del lenguaje humano como un sistema “con-combinatorio”.
Dualidad de patrones: equivale a la propiedad de la doble articulación (ver).
Ducrot, Oswald: lingüista francés miembro de la Escuela de Altos Estudios a
la cual han pertenecido prestigiosos investigadores y teóricos de la Lingüís-
tica y la Semiótica. Desarrolla estudios sobre el discurso en vinculación con la
Pragmática y el Estructuralismo en tanto, a diferencia de los pragmáticos anglo-
sajones, le interesa más estudiar el contexto lingüístico y la propia estructura
discursiva que la situación externa. Así ocurre con su teoría de las implicaturas
y las nociones de presupuestos y sobreentendidos y con la teoría de la argu-
mentación.
Economía: la lengua posee unidades mínimas finitas como son los fonemas.
A pesar de su número limitado, podemos producir infinidad de mensajes ya
que reutilizamos las mimas unidades, incluso dentro de un mismo monema,
para producir unidades mayores. Asimismo, algunas unidades mínimas con
significado (monemas) puede reutilizarse para combinarse dentro de diferentes
lexemas, por ejemplo, pensemos en el monema “ -s” con valor de plural que
podemos adherir a diferentes bases léxicas, siempre aportando ese significado
estable. La economía implica que no es necesario disponer de una unidad
diferente para cada idea que deseemos expresar ni para cada vez que la emita-
mos.
Enunciación: es la puesta en funcionamiento de la lengua por un acto indivi-
dual de uso. Para Anscombre y Ducrot, se trata de actividades lingüísticas del
que habla en el momento que habla. Para Kerbrat-Orecchioni, constituyen un
conjunto de fenómenos observables cuando se ponen en movimiento el con-
junto de los elementos anteriores.
Enunciado: el enunciado es una unidad comunicativa que equivale a la inter-
vención o contribución de un hablante en una conversación y que puede con-
sistir en una oración completa o en un fragmento de oración. Los enunciados
se pueden definir como unidades lingüísticas -habladas o escritas- que están
inherentemente contextualizadas. Aunque no siempre tengan forma de oración,
suele decirse, para simplificar, que los enunciados son oraciones puestas en
uso, es decir, puestas en contexto. -Graciela Reyes. El abecé de la Pragmática.
Cuadernos de Lengua Española, Madrid, 1995-. También se lo define como
objeto, producto en el que el sujeto hablante se inscribe en su propio discurso.
Estructuralismo: recibe este nombre la totalidad de estudios elaborados
sobre la hipótesis de que es científicamente legítimo describir el lenguaje en
sí mismo, como estructura. El estructuralismo engloba diferentes tendencias
como lo son la Glosemática con Hejmslev (abstracción), Escuela de Praga con
Jakobson (funcionalismo) y el descriptivismo americano con Bloomfield. El
punto común en las diferentes tendencias consiste en la percepción del objeto

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en una relación sistemática opositiva que determina su estructura. En tal sen-
tido, el estructuralismo, si bien no con esta denominación, es iniciado a partir
de los desarrollos teóricos de Saussure y sus discípulos.
Etnografía del habla o Etnografía de la comunicación: enfoque macrosocio-
lingüístico que aplica los métodos de investigación de la Antropología al estu-
dio de los intercambios comunicativos dentro de una comunidad de habla. Así,
continuadora de la tradición americanista de Franz Boas y Edward Sapir, surge
como una aproximación al lenguaje y el habla en su contexto. Tal perspectiva
se presenta por primera vez en el trabajo de Dell Hymes, que da el nombre a la
disciplina quien apuntaba a crear un ámbito interdisciplinario que se centrara
en el estudio del habla entendida como “los usos de la lengua en el desarrollo
de la vida social”. El objetivo final —y fundacional— de la etnografía del habla
es profundizar la reflexión sobre la relación entre lengua, cultura, sociedad e
individuo. En tanto constituye un enfoque de investigación cualitativa, incluyen
los aportes de teorías del análisis del discurso para el estudio e interpretación
de la variación. Gumperz y Hymes sostienen que el hablante maneja varios
códigos y selecciona el más adecuado a una situación en función de sus
representaciones culturales. En tal sentido, la Etnografía del Habla estudia las
normas socioculturales que rigen las interacciones comunicativas.
Flexibilidad: una serie de elementos finitos permiten múltiples combinaciones
nunca antes oídas o pensadas. La flexibilidad depende de la doble articulación
y se relaciona directamente con la productividad.
Fonema: unidad mínima de la lengua carente de significado pero distintiva.
Integrados constituyen monemas con significado y permiten distinguir un
monema de otro. En tal sentido, si bien el fonema carece de significado pre-
senta la propiedad de ser distintivo. Pertenecen a la segunda articulación de la
lengua. Más allá del fonema no existen más subdivisiones de una unidad léxica.
Por ejemplo, “amigas” se forma con cinco fonemas, los que corresponden a
[a], [m], [i], [g] y [s]. no debe confundirse el fonema con el grafema o letra ni
con el sonido puro, ya que cada lengua recorta la masa amorfa y continua del
sonido es una serie de fonemas finita, que puede variar entre 20 y 30 aproxi-
madamente. A pesar de ser finitos, los fonemas permiten una combinación
ilimitada, según las reglas de la lengua. Es la unidad del sonido en la lengua
(abstracta), por ello decimos que es la representación mental del sonido y no lo
que efectivamente se pronuncia en el habla.
Fonética: estudio de los sonidos del lenguaje en su realización concreta.
Estudio del aspecto material de los sonidos, independientemente de su función
lingüística. Unidad: el fono o sonido.
Fono: unidad de sonido en el habla concreta que permite segmentar una
secuencia sonora. No es objeto de la Lingüística de manera directa.
Fonología: estudia los sonidos del lenguaje desde el punto de vista de su
funcionamiento en el sistema de comunicación, es decir, en la lengua. Unidad:
el fonema.
Frase: enunciado lingüístico que carece de verbo personal, es decir, conju-
gado, y por ende falta en ella la predicación propia de la oración. Puede poseer
un núcleo nominal (sustantivo o adjetivo) o adverbial.
Geolecto: dialecto que se constituye a través de la variable geográfica. Repre-
sentación de lo unitario en la realidad heterogénea de los usos lingüísticos
según las coordenadas geográficas.
Grafema o grafía: unidad mínima de representación gráfica de la lengua
escrita. No se confunde con el fonema, ya que, por ejemplo, en español tene-
mos tres grafemas para representa un único fonema [s]: “s”, “z” y “c” delante
de “e” o “i”. A la inversa, el grafema “h” no representa a ningún fonema o más
bien, representa al fonema cero o cero fónico.
Gramática: disciplina de la Lingüística que aborda la sintaxis y la morfología,
es decir que se aboca al estudio de estos niveles de la lengua.

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Gramática Generativa (GG): teoría lingüística actual que sostiene que el len-
guaje es una propiedad de la especie, componente innato de la mente- cerebro
que se alcanza en contacto con la experiencia.
Grice, Paul: filósofo del lenguaje, de origen británico, es uno de los represen-
tantes de la Pragmática con su formulación del “principio de la cooperación”
que rige los intercambios comunicativos.
Habla: instrumento y producto concreto de la lengua, y comprende: a- combi-
naciones individuales, dependientes de la voluntad de los hablantes; b- actos
de fonación igualmente voluntarios, necesarios para ejecutar tales combinacio-
nes. Es decir que el habla es cada mensaje concreto que un hablante elabora y
transmite, tomando de la lengua los signos que necesita, combinándolos según
reglas apropiadas para lograr comunicación. Es la realización individual de la
lengua colectiva.
Idiolecto: es la totalidad de los hábitos de habla de una persona en un
momento dado, los cuales han sido observados en el comportamiento comuni-
cativo. El idiolecto es el punto de partida para establecer en diferentes niveles
de unicidad los códigos resultantes de la intersección de diversos idiolectos.
Lengua: según un enfoque estructuralista, la lengua es un sistema de signos
en el que sólo es esencial la unión del sentido y la imagen acústica, y donde
las dos partes del signo son igualmente psíquicas. Es inmaterial y es, además,
un sistema social y colectivo, ya que pertenece a todos los hablantes. Saussure
la expone como objeto de la lingüística porque representa lo unitario y homo-
géneo, siendo de esta manera el mejor ámbito para abordar el conocimiento
del lenguaje en un corte sincrónico y para así extraer teorías de ese estudio.
Más allá de este paradigma, posee diferentes acepciones:
Lengua estándar: por sobre la variedad de normas lingüísticas presentes en el
uso de una comunidad, una de ellas predomina por sobre las otras por atri-
buirles diversos grupos de hablantes rasgos de “corrección” que favorecen su
difusión a través de los medios de comunicación, la escuela, etc. Vale decir que
la lengua estándar surge como una variedad de lengua que, siendo compren-
dida y aceptada por la mayoría de los usuarios, más allá de sus otras normas
de uso, resulta estabilizada, estandarizada y ampliamente difundida mediante
diferentes medios: publicaciones de gramáticas, diccionarios y reglas ortográ-
ficas, uso en la escuela, en la administración pública y en la prensa, literatura
reconocida escrita en esa lengua, academias lingüísticas que la estudian y
respaldan.
Lengua funcional: siguiendo el estudio de E. Coseriu, es el objeto propio de
la descripción lingüística entendida como descripción estructural y funcional,
puesto que sólo en el ámbito de la lengua, y no en toda una lengua histórica,
valen de manera no ambigua las oposiciones, estructuras y funciones que se
comprueban en una tradición idiomática, así como sus condiciones sistemáti-
cas (Coseriu, 1973: 308-309).
Lengua histórica -diasistema-: es un conjunto más o menos complejo de
“dialectos”, “niveles” y “estilos de lengua”, es decir un diasistema. Cada lengua
histórica está conformada por una multiplicidad de sistemas, y por ende es
heterogénea. El término más cercano del sentido común a esta acepción es
el de “idioma”, en el sentido de que reconocemos en el “idioma” un momento
de formación histórica común, rasgos lingüísticos compartidos por un amplio
número de hablantes que excede límites de fronteras nacionales y regionales.
En tal sentido, le atribuimos a la lengua histórica un carácter de unidad ideal, a
pesar de que en su realización concreta el tiempo y la difusión espacial deter-
minan esas variaciones regionales y nacionales.
Lengua materna: es la adquirida durante la primera infancia por ser aquella
que hablan los adultos que forman nuestro entorno inmediato es decir, nuestra
comunidad de habla.

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Lengua nacional: determinada por su función simbólica y comunicativa -una
lengua nacional no es necesariamente coincidente con la lengua -o lenguas-
oficial/es de un lugar-.
Lengua oficial: una lengua es oficial desde el momento en que interviene un
criterio político para su designación.
Lengua por distancia y lengua por elaboración: las lenguas se definen por
las variedades que las integran. Estas variedades definen y dan estatuto a estas
lenguas tanto escrito como oralmente. Teniendo en cuenta la exigencia de la
inteligibilidad entre las variedades, es importante destacar la noción de ‘distan-
cia’, ya que ella radica la importancia de reconocer una variedad estándar que
acorte distancias y diferencias entre variedades. En los casos prototípicos de
lenguas maduras, con estándares fuertes asumidos, nos hallamos ante lenguas
por distancia, mientras que en las variedades en donde el criterio de distancia
no funciona resulta imprescindible el proceso de elaboración. Las lenguas por
elaboración sirven de símbolo de identidad a los hablantes y facilita su comu-
nicación una vez estandarizada y normalizadas las variedades en sus usos y
funciones.
Lenguaje humano / lenguaje natural: instrumento de comunicación que
implica un aspecto intrínseco de nuestra herencia humana. No sólo es gene-
ral a la especie sino también específico de la especie. Al hablar de lenguaje
humano lo oponemos a medios de comunicación propios de otras especies.
Asimismo, lo llamamos natural por oposición a otros sistemas de codificación
de mensajes artificialmente creados por el hombre.
Lexema: unidad léxica, palabra, elemento del vocabulario.
Lexicología: estudio científico del vocabulario. Unidad: el lexema.
Lingüística: estudio científico del lenguaje humano.
Lingüística Aplicada: transfiere a ámbitos de la enseñanza, por ejemplo, los
resultados de los estudios generales o descriptivos acerca del lenguaje.
Lingüística Crítica: tendencia lingüística sustentada, entre otros, por R. Fowler
y G. Kress quienes formulan la hipótesis de la existencia de fuertes lazos entre
la estructura lingüística y la social. Más precisamente, señalan que los agrupa-
mientos y las relaciones sociales influyen en los comportamientos lingüísticos
de los hablantes y escritores. Como desarrollo analítico indagan rastros de
las ideologías y del discurso dominante en las estructuras lingüísticas de los
discursos sociales.
Lingüística Descriptiva: examen de las características de una o varias len-
guas.
Lingüística General: es la lingüística de los tipos en las lenguas, la lingüística
de la diversidad comprendida en términos de moldes empíricos con sistematici-
dad en las lenguas. “Según el punto de vista en que uno se sitúe, la lingüística
ha nacido hacia el Siglo V antes de nuestra era, o en 1926 con Trubetzkoy, o en
1956 con Chomsky. Muchos autores franceses tenderían -...- a hacerla con-
temporánea de las lecturas de Lévi-Strauss, Merleau-Ponty, Barthes, Foucault,
Lacan, a través de los cuales han descubierto que esta ciencia del lenguaje -...-
se ha convertido en una ciencia piloto o en una ciencia vedette. Sin embargo,
fue Ferdinand de Saussure -lingüista ginebrino, 1857-1913- quien, después de
su muerte, transforma por completo la lingüística. Saussure pone el acento en
la noción de sistema. La palabra es muy antigua en lingüística, ya que data por
lo menos del Siglo XVIII, pero Saussure le da un rigor que hace ya de ella un
sinónimo de código”. Georges Mounin, 1976. La Lingüística es la ciencia del
lenguaje y la ciencia de las lenguas. A pesar de que los estudios del lenguaje
son muy antiguos, no obstante se considera que la lingüística como ciencia se
inicia en 1916 con la publicación póstuma del Curso de Lingüística General de
Ferdinand de Saussure.
Lingüística Histórica: estudio de la evolución histórica del lenguaje.

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Lingüística Externa: (ver Macrolingüística) Saussure incluye en esta deno-
minación todos aquellos fenómenos que pueden influir en el desarrollo de una
lengua pero que propiamente son ajenos a ella, es decir, no son propiamente
lingüísticos, por ejemplo, acontecimientos políticos, culturales, relación de la
lengua con instituciones sociales. Por este motivo, quedan fuera del objeto de
estudio de la Lingüística General saussureana. Diferentes ramas de la Lingüís-
tica posterior se abocarán a su estudio.
Lingüística Interna: (ver Microlingüística) así llama Saussure al objeto propio
de la Lingüística en tanto debe abocarse al estudio del sistema de la lengua en
sí mismo, dejando de lado todos los aspectos externos al lenguaje que pueden
influir en su origen, desarrollo, mutación, etc.
Macrolingüística: se ocupa de estudios interdisciplinarios o aquellos ámbitos
en los que el lenguaje intersecta con otros dominios, por ejemplo, Neurolin-
güística, Sociolingüística, Psicolingüística, Estilística, etc.
Microlingüística: estudio de la estructura de los sistemas lingüísticos. En este
sentido, el estudio se realiza en diferentes niveles según las unidades conside-
radas: Fonética; unidad: el sonido; Fonología: fonema; Morfología: morfema o
monema; Sintaxis: palabra, sintagma y oración; Lexicología: lexema; Semán-
tica: lexema, sema y semema.
Monema: unidad mínima de la lengua con significado. Es el elemento que
compone la primera articulación del lenguaje del lenguaje humano. Una unidad
léxica puede estar compuesta por varios monemas en tanto integra unidades
mínimas significativas. Por ejemplo, “amigas”, reúne: el monema “amig-“ , que
aporta el sentido base de la palabra y que es común a todas las palabras del
mismo campo léxico; el monema gramaticale “-a-”, que le aporta la categoría
de adjetivo y el género femenino; y el “monema “-s-” que le aporta el número
plural.
Morfología: estudio de las formas de las palabras. Descripción de las reglas
que rigen la estructura interna de las palabras. Unidad: el morfema o el
monema. También podemos definirla como la parte de la Gramática que estu-
dia las variaciones en la forma de las palabras -género y número en sustantivo
y adjetivo; accidentes en el verbo-, como así también sus reglas de asociación.
Neurolingüística: estudio de los fenómenos neurológicos involucrados en la
adquisición y uso del lenguaje.
Niveles de la lengua: cada uno de los estratos en que se organiza el sistema
de la lengua, de manera jerárquica. Tenemos: el Nivel Fónico, el Nivel Fonoló-
gico, el Nivel Léxico; el Nivel Morfológico, el Nivel Sintáctico; el Nivel Textual o
Discursivo (ver Microlingüística).
Norma: regularidad en el habla en uso. Las normas son generalizaciones esta-
blecidas a partir del habla y posteriormente clasificadas a partir de las coorde-
nadas que envuelven los hechos lingüísticos -hechos sociales-. Las normas o
variedades -temporales, geográficas, sociales e individuales- son códigos inme-
diatos al habla. En cualquier circunstancia comunicativa se muestra siempre
sobresaliendo una norma específica -estándar, geográfica, de grupo, etc.-; es
decir que en cada acto de habla se prima una variedad por determinadas razo-
nes -formalidad, interacción, procedencia, etc.-.
Oración: enunciado que constituye una unidad completa y dotada de signifi-
cado pleno por poseer un núcleo verbal que se articula en dos unidades meno-
res, también significativas: el sujeto y el predicado. A diferencia de la frase, la
relación de predicación es esencial y definitoria de la oración. Tradicionalmente
se reconoce al verbo como núcleo de toda la oración y se considera a la ora-
ción como la unidad gramatical superior. Su integración en el párrafo o texto
implica pasar del nivel gramatical al nivel discursivo.
Pragmática: Mientras la gramática es la disciplina lingüística que estudia las
estructuras convencionales de sonidos, combinaciones de morfemas y sig-

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nificados -se incluye en ella la fonología, morfosintaxis y semántica-, la prag-
mática, a su vez, estudia la función de significado que no es convencional o
gramatical, es decir, que no está codificado por reglas. -Graciela Reyes, 1995-.
Hay distintas opiniones respecto del campo que abarcaría la pragmática, del
hecho de considerarla una subdisciplina dentro de la lingüística, si es otra
lingüística o si es una ciencia social distinta de la lingüística como quieren
algunos investigadores europeos. Graciela Reyes sostiene: “... la pragmática es
una subdisciplina lingüística y su objeto es el significado del lenguaje en uso”.
Para autores como Georgia Green, la pragmática está en la intersección de
una cantidad de campos, dentro y fuera de la ciencia de la cognición: contribu-
yen a su dominio no sólo la lingüística, la psicología cognitiva, la antropología
cultural y la filosofía -lógica, semántica, teoría de la acción-, sino también la
sociología -dinámica interpersonal y convención social- y la retórica. -G. Reyes.
op. cit. pág. 24- Por último, esta definición de Jacob Mey -Pragmatics, p. 42
trad. Graciela Reyes-: “El lenguaje es el medio principal por el cual la gente se
comunica. El uso del lenguaje para diferentes propósitos está gobernado por
las condiciones de la sociedad, en la medida que esas condiciones determinan
el acceso del usuario a ese medio de comunicación, y el dominio que tiene de
él. Por lo tanto, la pragmática es el estudio de las condiciones del uso humano
del lenguaje en cuanto determinado por el contexto de la sociedad”.
Productividad: directamente vinculada con la flexibilidad y dependiente de la
doble articulación. Es característica del lenguaje humano la posibilidad de pro-
ducir enunciados infinitos, con recursos finitos. Desde la perspectiva choms-
kiana, que el lenguaje es productivo implica la independencia del estímulo
para producir frases. La productividad es reglada: no producimos enunciados
caprichosamente, sino que éstos responden a las reglas de cada lengua.
Psicolingüística: interdisciplina que estudia los procesos psicológicos de pro-
ducción y comprensión del lenguaje.
Registro: variedad lingüística utilizada en una situación concreta y, por ende,
determinada por los elementos del contexto inmediato. En tal sentido, el
hablante, del repertorio lingüístico del que dispone, selecciona los recursos
pertinentes al uso lingüístico en un contexto comunicativo de manera funcional,
según los interlocutores, el tema y el marco social, el medio de transmisión.
Estas variables influyen en la formalidad o informalidad del mensaje, en la
especificidad o no del léxico, en la planificación discursiva, entre otros factores.
Relaciones: vínculo entre elementos o unidades.
Saussure, Ferdinand de: estudioso del lenguaje nacido en Ginebra, es con-
siderado el padre o fundador de la Lingüística científica moderna. Inicia sus
estudios dentro del grupo de los neogramáticos pero pronto inaugura un
paradigma revolucionario al definir el objeto y el método de una Lingüística
que empieza a considera al fenómeno lingüístico de manera inmanente, frente
a otros campos que disputaban su estudio, y la descripción de un estado de
lengua por oposición a los estudios históricos. Estos planteos son desarrolla-
dos en el Curso de Lingüística General, obra mediante la cual sus discípulos
reúnen y publican los apuntes de las clases dictadas por Saussure.
Searle, John: filósofo del lenguaje, nacido en Estados Unidos. Se adscribe a la
perspectiva de la Pragmática con su obra de 1962 Actos de habla, con el cual
acompaña las formulaciones de Austin pero divide al acto de habla en tres nive-
les diferentes: el locucionario, el ilocucionario y el perlocucionario, los cuales
permiten comprender la noción de “actos de habla indirectos”.
Semántica: estudio del significado. Unidad: lexema, sema y semema. Estudia
el significado convencional, a veces llamado literal, que es el que las expresio-
nes poseen por convención, el que comparte toda la comunidad de hablan-
tes y suele estar registrado en gramáticas y diccionarios. Problemas como la
ambigüedad y la polisemia de ciertas expresiones corresponden al campo de
estudio de la semántica. -Graciela Reyes Op. Cit.-

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Significado: uno de los dos componentes del signo binario según la teoría de
Saussure. Corresponde al plano del concepto.
Significante: uno de los dos componentes del signo binario en la teoría saus-
sureana. Corresponde al plano de la imagen acústica.
Signo lingüístico: desde el punto de vista saussureano, unidad compuesta por
dos caras interdependiente: el significante o imagen acústica y el significado o
imagen mental, conceptual.
Sintaxis: estudio de las reglas por las que las unidades significativas se com-
binan en oraciones. Unidades: la palabra, el sintagma y la oración.
Sistema: conjunto de elementos que adquieren su valor en relación de fun-
cional-opositiva a otros elementos; y la lengua es un conjunto de elementos
-signos- que dependen unos de otros sintagmática y paradigmáticamente. El
sistema de la lengua es el resultado de la interacción e interrelación de estos
signos.
Sociolingúística: el objeto de la sociolingüística no es otro que la comparación
entre el habla de los diferentes estratos de la sociedad. El objetivo fundamental
de la sociolingüística sería la “diversidad lingüística”.
“La sociolingüística se centra en el problema de una variedad lingüística
particular por una clase particular de hablantes en situaciones particulares de
enunciación”. -Willy Bal, en Manuel Alvar Lope Blanch, 1978-
“El objetivo de estudio de la sociolingüística es la diversidad lingüística, enten-
dida ésta en su más amplio sentido”. -W. Brigth, en Alvar L. B., 1978-
Sociología del lenguaje: si la Sociolingüística atiende a las relaciones entre
lengua y sociedad para prestar principal atención a las variedades lingüísticas
en uso, la Sociología del lenguaje se centra en el estudio de los grupos y su
vinculación con el lenguaje, enfatizando el contexto social como objeto. Por
ejemplo, estudia la actitud de los hablantes frente al habla de otros, la composi-
ción de comunidades de habla en zona de frontera, los fenómenos macrosocio-
lógicos de la diglosia y el bilingüismo, y los factores sociales que determinan la
alternancia de código.
Texto: todo enunciado cifrado en uno o varios códigos que aparece como
unidad de comunicación concluida y autónoma. Unidad mínima de información,
de comunicación y de interacción social. Los mensajes y los actos de habla se
ejecutan por textos.

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m2

m2 microobjetivos

• Situar históricamente el surgimiento de la Lingüística científica para


valorar la teoría de Ferdinand de Saussure como una revolución episte-
mológica frente al paradigma dominante del positivismo.
• Revisar los contenidos principales del Curso de Lingüística General
para adquirir precisión en la teoría saussureana y sus conceptos funda-
mentales.
• Proyectar las nociones lingüísticas del estructuralismo hacia otras dis-
ciplinas científicas para ponderar su influencia en las ciencias sociales
y acceder a una visión fundada e interdisciplinaria de los conceptos
seleccionados.

m2 contenidos

¿Qué necesitamos saber sobre los comienzos de la Lingüística?


Un aspecto esencial para completar el panorama de una disciplina es conocer
los aspectos más relevantes de su origen y desarrollo, ya que ello nos permite
obtener una comprensión más cabal de su identidad y proyectar sus orientacio-
nes actuales.
El primer punto que se aborda es el de la evolución del pensamiento lingüís-
tico. Con esta visión, procuramos que Ud. considere, por un lado, que la
reflexión acerca del lenguaje estuvo prácticamente presente desde los inicios
de la historia humana; y por el otro, que tanto las ideas sobre el lenguaje como
su manera de abordarlo, han variado de modo casi permanente; es decir, se
apunta a destacar el carácter, de alguna manera provisorio, de las afirmaciones
en las Ciencias Sociales.
La segunda presenta el origen preciso de la Lingüística Científica, contextuali-
zando el planteo de Ferdinand de Saussure como bisagra en el momento histó-
rico en que imperaba el positivismo científico. Observaremos en qué sentido el
autor establece una ruptura respecto de la filología y gramática comparada.
Finalmente, al abordar el propio pensamiento del autor, profundizaremos en
las bases del paradigma del estructuralismo, presentado en el módulo 1. En tal
sentido, nos detendremos con especificidad en el primero de los paradigmas
que se concentran en el lenguaje en sí mismo, y no en función de finalidades
externas o su puesta en uso. Tal como lo expone el propio Saussure, ingre-
saremos a la construcción de una Lingüística interna, es decir, lo que hemos
llamado en el primer módulo un enfoque propiamente inmanente. Asimismo,
sintetizaremos los conceptos fundamentales de su Curso de Lingüística Gene-
ral destacando la importancia de esa construcción teórica, que también ha
sido señera en la constitución de otras disciplinas sociales y humanas como la
Semiología, la Semiótica, la Antropología, por nombrar sólo algunas, incluso
aunque ese no haya sido el objetivo original del propio Saussure.

Breve historia de los estudios lingüísticos1

La preocupación por el lenguaje se remonta a las primeras reflexiones del

1 Supisiche, Patricia: “Breve historia de la Lingüística” en Notas sobre


Lingüística, Córdoba, Universidad Blas Pascal, 2006, (inédito).

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hombre sobre sí y sobre la naturaleza. Hasta el siglo XIX la gramática formó
parte de una reflexión filosófica en general, en la que el Lenguaje no era visto
desde una perspectiva autónoma sino siempre en relación con otros intereses.
En este material se verán someramente las grandes líneas que se señalan en
la historia de la gramática hasta la aparición de Ferdinand de Saussure, inme-
diatamente posterior a lo que se conoce como lingüística comparativa del siglo
XIX.

La gramática tradicional

La tradición griega
Lamentablemente, muchos documentos valiosos para la historia antigua del
pensamiento lingüístico permanece oscura debido, principalmente a que
muchas de las fuentes originales han desaparecido. Los primeros textos
pueden ubicarse alrededor del siglo V a.C. en Grecia que se caracteriza por el
particular florecimiento en la cultura y el arte bajo el gobierno de Pericles. Allí
comenzó lo que conocemos como “gramática tradicional.
En ese contexto se estableció la gramática como una parte de la filosofía, es
decir, una parte de la problemática general sobre la naturaleza del mundo que
rodeaba al hombre y sobre sus propias instituciones sociales.
La primera clasificación de dis-
tintas categorías en el lenguaje
corresponde a los griegos: Pro-
tágoras distinguió tres géneros
-masculino, femenino, neutro-. Se
cree que Platón realizó la distin-
ción entre “nombre” y “verbo”,
aunque su definición no coincide
Protágoras plenamente con lo que después Platón
se entiende por estas categorías,
pues la realizó desde la lógica
y por eso las entendió como
constituyentes de una proposi-
ción. Posteriormente, la postura
platónica fue modificada en parte:
la bipartición se mantuvo, pero
dentro de la categoría “nombre’
se reconoció a los adjetivos.

Por otra parte, Aristóteles agregó otra clase a


las ya mencionadas: las conjunciones, en las que
incluyó a todas las palabras que no entraban en
las otras dos. Pero al gran aporte de este filósofo
fue el reconocimiento de la categoría tiempo en el
verbo.

La escuela filosófica de los estoicos fue la que más se preocupó específica-


mente por el lenguaje. Los estoicos introdujeron la separación entre forma y
significado -lo que significa y lo que es significado Al principio, distinguieron
cuatro clases de palabras: nombre, verbo, conjunción, artículo; luego separa-
ron además los nombres en comunes y propios. Desarrollaron el problema de
la flexión y del caso, y clasificaron los verbos en activos y pasivos y en transiti-
vos e intransitivos.

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La escuela gramatical alejandrina
floreció alrededor de la formación de
la famosa biblioteca de Alejandría.
Allí comenzó la preocupación por
establecer una versión definitiva de los
manuscritos de autores antiguos -prin-
cipalmente de los textos homéricos-.
Como el lenguaje que éstos contenían
era muy diferente al que circulaba en
Biblioteca de Alejandría.
esa época, empezaron a escribirse
Para más información, observe
comentarios y tratados gramaticales
http://www.youtube.com/watch
que intentaban salvar las dificultades de
?v=pTIU56XAPwI&feature=pla
lectura que se suscitaba. La admiración
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que ya se tenía por los textos clásicos
derivó en el convencimiento de que la
lengua que usaban era más “pura y
correcta’ que el habla cotidiana que les
era contemporánea.

Por eso, la escuela alejandrina se planteaba implícitamente un doble propósito


establecer la lengua de los autores clásicos y la vez preservar el griego de la
corrupción de los ignorantes y los analfabetos, lo cual implicaba dos grave
errores: uno, en lo que concierne a la relación entre lenguaje escrito y lenguaje
hablado; el otro, al modo en que las lenguas evolucionan.
Los alejandrinos terminaron de establecer la gramática griega. El más impor-
tante de ellos fue Dionicio Tracio siglo I a.C. quien a la división en cuatro clases
de palabras agregó el adverbio, el participio, el pronombre y la preposición.
También dentro de esta escuela se clasificó a todas las palabras griegas en tér-
minos de caso, género, número, tiempo, voz, etc. En cuanto a la sintaxis, quien
comenzó a desarrollarla explícitamente fue Apolonio Discolo en el siglo II d. C.
Dos grandes polémicas marcaron el análisis del lenguaje entre los griegos. La
primera gran polémica tuvo jugar entre quienes entendían que el lenguaje, así
cono otras instituciones ya establecidas, era natural y quienes propugnaban
que era convencional. Esta discusión ponía en escena un problema fundamen-
tal: si una institución era “natural”, significaba que tenía su origen en principios
inmutables ajenos al hombre y, por tanto, era inviolable; si, cambio, implicaba
que se trataba de tradición, de un “contrato” entre los hombres, y por ello pasi-
ble de ser roto por los hombres.
La discusión se centraba en si había algún vínculo necesario entre el signifi-
cado de una palabra y su forma. Los naturalistas, como Cratilo, sostenían que
las palabras eran naturalmente apropiadas a las cosas que significaban y que
el filósofo, al ser capaz de captar la realidad que se oculta tras las apariencias
de las cosas, podía demostrarlo. Con este fin, comenzó la práctica consciente
de la Etimología: llegando al origen de una palabra, a su “verdadero” signifi-
cado”, se podía alcanzar a revelar una de las verdades de la “naturaleza”.
Entre los que defendían la tesis naturalista se encontraban los estoicos, quie-
nes apelaron a distintos métodos para apoyar sus razonamientos. Uno de
ellos se encontraba en las palabras onomatopéyicas, a las que consideraron
constituyentes del núcleo básico a partir del cual el lenguaje desarrolló su
vocabulario. Otro método implicaba el estudio de los sonidos constitutivos de
las palabras; según esta doctrina, los sonidos sugerían o “imitaban” ciertas
cualidades físicas o actividades y así se los clasificaba en “suaves”, “ásperos”,
“líquidos”, “masculinos”. Entonces se podía llegar a afirmar que los sonidos de
las palabras correspondían naturalmente a las características del objeto que
designaban. Por último, completaban sus métodos por medio de principios de

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derivación y relación entre palabras. Usando muy liberalmente estos últimos,
lograron primar en parte sobre los convencionalistas.
La importancia de de esta polémica, que fue endureciéndose con el paso de
tiempo, radica en la particular atención que se le dio al lenguaje y en el acre-
centamiento de las investigaciones. Cerca del siglo II a. C. esta discusión
derivó en una disputa acerca de en qué medida el lenguaje era “regular”. Las
palabras griegas correspondientes a lo que entendemos cuando hablamos de
regularidad o irregularidad eran, respectivamente, “analogía” y “anomalía”. Los
analogistas sostenían que la lengua era esencialmente sistemática y regular e
intentaban establecer los modelos en los que podían ser clasificadas las pala-
bras de una lengua. Los anomalistas no negaban la existencia de regularida-
des, pero señalaron muchos ejemplos de palabras irregulares que no entraban
en ningún modelo; por ejemplo, algunos casos de género, la homonimia, etc.
La cuestión nunca terminó de resolverse –tampoco las posiciones eran tan
encontradas como quisieron aparentar algunos historiadores-, pero también
contribuyó en gran medida a la sistematización de la gramática. Los estoicos,
generalmente catalogados como anomalistas, sentaron los fundamentos de
la gramática tradicional a través de su labor etimológica; sobre estos estudios
avanzaron los analogistas alejandrinos.
Las diferencias entre estoicos y alejandrinos se debían más que nada a que
perseguían fines distintos mientras que los primeros se interesaron en el
problema filosófico del origen del lenguaje, en lógica y en retórica -por lo cual
prestaron mucha atención al uso-, los alejandrinos lo hicieron en crítica literaria
-y por lo tanto, sólo se basaron en textos literarios del pasado, ya establecidos
y de cuidada elaboración-. Los gramáticos posteriores, responsables del rótulo
que hoy conocemos como “gramática tradicional”, adopta ron como principios
teóricos tanto la “analogía” como la “anomalía”.

Edad Media
En Roma no hubo ningún desarrollo gramatical
nuevo. El lenguaje fue, objeto de muchos análi-
sis intrascendentes de personalidades que nada
tenían que ver con él; Julio César, por ejemplo,
escribió un tratado de gramática. Las grandes
polémicas establecidas entre los griegos también
se suscitaron, pero en gran parte como un tema Varrón
de discusión general y no como una preocupa-
ción más consistente. Entre quienes se dedicaron
seriamente a su estudio, entre los que se destaca
figura de Varrón, se atuvieron estrictamente a lo
ya expuesto por los griegos o adaptándolo a su
propio idioma, el latín.

El latín adquiere en la Edad Media, ciertas peculiaridades. Por un lado, el


latín que se estudiaba era aquél que servía para el progreso social de una
persona, es decir el clásico, pues el vulgar -el que hablaba el pueblo- se fue
contaminando paulatinamente con los dialectos regionales hasta formar lo
que conocemos como lenguas romances. El latín clásico era el que se usaba
en la educación, en la liturgia, en la diplomacia, pero no en la comunicación
cotidiana; era entonces una lengua eminentemente escrita, y por lo tanto “no
contaminada”. Fue este el objeto de estudio de los gramáticos medievales.
Si bien el peso de la influencia grecorromana paralizó toda innovación en lo
estrictamente gramatical, fue importante en la historia de la lingüística la intro-
ducción de determinados presupuestos filosóficos para el estudio del lenguaje.

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El período más rico en esta etapa fue el del siglo XIII, dominado por los esco-
lásticos, que seguían a Aristóteles cuyas obras comenzaron entonces a cono-
cerse en Europa Occidental. Al igual que los estoicos, los escolásticos veían en
el lenguaje una herramienta para analizar la estructura de la realidad: conce-
bían el lenguaje como representación del pensamiento, y por eso concedieron
mayor importancia a la significación.
Propugnaban el ideal de la ciencia como búsqueda de las causas universales
e invariantes, por lo que intentaron derivar las categorías de la gramática, así
como las de la lógica, epistemología y la metafísica, de los mismos principios
generales. Aceptaban las categorizaciones ya establecidas pero querían justifi-
carlas a partir de la deducción de las causas.
La gramática científica medieval se orientó al descubrimiento de los principios
en virtud de los cuales la palabra como signo se relaciona por un lado con
el intelecto humano y por otro, con la cosa que representaba o “significaba”,
según una manera o “modo” particular – como una sustancia, una acción, una
cualidad, etc.-, que se asocia con las categorías apropiadas. Se supuso que
estos principios eran constantes y universales. Así, la gramática se convirtió en
una teoría filosófica de las partes del discurso y sus “modos de significar”.
La proposición de que los modos son universales y de que las diferencias
entre las lenguas son accidentales. Al decir de Roger Bacon: “La gramática es
sustancialmente la misma en todas las lenguas, aunque pueda llegar a variar
accidentalmente”. Puede parecer absurdo, pero es un presupuesto retomado
en el Renacimiento, y muy posteriormente -a través reformulación renacentista
— en el siglo XX por la gramática generativa chomskyana.

Los desarrollos renacentistas


Con el Renacimiento comenzó el estudio interesado de las nuevas lenguas
vernáculas de Europa, aunque manteniendo la concepción clásica: se siguió
asociando lenguaje con literatura y considerando ésta sólo como la de los
mejores autores que cultivaban los géneros convencionales.
Los ideales medievales fueron reavivados en Francia en el siglo XVII por la
Escuela de Port Royal. En 1660, estos gramáticos publicaron una Gramática
general y razonada cuyo propósito era demostrar que la estructura del lenguaje
es un producto de la razón y que, concomitantemente, la organización de las
palabras en el enunciado tiene un poder representativo. En este sentido, las
distintas lenguas son sólo variantes de un sistema racional y lógico más gene-
ral. La gramática de Port Royal tuvo una gran influencia en Francia y en otros
países de Europa. Pero, como se ve, no se produjo ninguna lingüística nueva,
sino que siguieron vigentes los estudios tradicionales.

Gramática india

Entre las gramáticas no occidentales, se destacan los estudios sobre el len-


guaje que se desarrollaron en la India, los cuales tuvieron una influencia
notable en la lingüística moderna. La tradición gramatical india se desarrolló
independientemente de la tradición grecorromana; es anterior a ella, más rica
en manifestaciones escritas y, en algunos aspectos, superior en sus resultados.

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El nombre fundamental aquí es el de
Panini -aproximadamente siglo IV a.C,-.
Se supone que hubo muchos antes
de él por el alto grado de desarrollo al
que llegaron sus propios estudios; y
por los numerosos fragmentos encon-
trados, se calcula la existencia de alre-
Panini
dedor de doce escuelas gramaticales,
todas ellas, en alguna medida, depen-
dientes de las teorías de Panini.

Hay aspectos similares a la tradición grecorromana: la controversia entre


naturalidad y convencionalidad, el estudio de los textos clásicos -en este caso,
sagrados: los himnos védicos-, entre otros. Además, la distinción entre nombre
y verbo en sánscrito -la lengua hindú- procedimiento similar al de Platón.
Pero en otros aspectos se nota una clara supremacía respecto de los desarro-
llos greco—romanos, principalmente en fonética y el estudio de la estructura
interna de la palabra. En el primer caso, se debió a la necesidad de mantener
intacta –con fines religiosos—, además de la escritura, la pronunciación de los
textos antiguos. La clasificación india de los sonidos del habla es más deta-
llada, más detallada, observación.
Otro aspecto importante es que los gramáticos no se detuvieron en el estudio
de los himnos védicos; hay varios fragmentos de Panini que denotan investiga-
ciones de lenguas de su propia época.

Filología comparativa
Hubo dos importantes acontecimientos que marcaron el pensamiento del siglo
XIX e influyeron, como en otras disciplinas, en la gramática: la teoría darviniana
y el positivismo. Si bien ya en la escuela gramática científica -por el hecho de
buscar las causas y los fundamentos de los resultados a los que se llegaba,
en el siglo XIX se avanzó al considerar lo científico de vista de un tratamiento
más cuidadoso y una mayor exactitud en la observación y recopilación de los
mismos, motivados por la desconfianza ante los argumentos “a priori” y la pre-
dilección por el razonamiento.
La mayor importancia otorgada a lo un movimiento general en el pensamiento
decimonónico que abarcó también a las ciencias naturales y al estudio de las
instituciones humanas en general. Se dejó de lado la teoría “providencial” y
cristiana de la Historia y se impuso una teoría evolutiva y laica sobre el desarro-
llo humano.
También fue importante el aporte del Romanticismo, que a fines del siglo XVIII
protagonizó una reacción contra el clasicismo y el racionalismo, y propició el
rechazo de los cánones de belleza literaria clásicos. En Alemania esto llevó al
interés por lo antiguo nacional y al estudio de textos de las primitivas lenguas
germánicas.
Otro factor que influyó fue el hecho de empezar a conocer de cerca y estu-
diarse un mayor número de lenguas, ya no sólo de Europa sino también de
otros lugares. Fue en el siglo XIX cuando comenzó el estudio exhaustivo de
distintas lenguas con el objeto de establecer relaciones pertinentes entre ellas.
Este estudio se basó, principalmente, en semejanzas de vocabulario y de
estructura gramatical
De esta manera, se logró observar la existencia de “parentescos” entre deter-

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minadas lenguas, lo que supuso que éstas habrían evolucionado a partir de una
misma lengua más primitiva. Los parentescos permitieron establecer “familias de
lenguas”. La familia indoeuropea comprende la mayoría de las lenguas europeas
y muchas asiáticas, y se subdivide en ramas distintas: germánica, románica –las
que derivan del latín-, griega, indo—irania -sánscrito, persa-, céltica. Otras gran-
des familias -establecidas en investigaciones posteriores son la semítica -hebreo,
árabe, etc.-, bantú.
La filología comparativa -o gramática
comparativa del siglo XIX estableció los
principios y métodos que permitieron
reconstruir éstas y otras familias de len-
guas, además de desarrollar una teoría
general sobre la evolución las lenguas
y el parentesco lingüístico. Entre los
representantes más importantes de esta J. Grimm
tendencia hay que mencionar a F. Bopp y
a los hermanos Schiegel, y J. Grimm.

Cómo se desarrolló esta teoría


A fines del siglo XVIII se descubrió el parentesco entre el sánscrito, por un lado,
y la mayoría de las lenguas europeas antiguas y modernas, por el otro. En un
principio se creyó que las últimas derivaban del sánscrito, pero luego se llegó a la
conclusión de que todas derivaban de una lengua madre hipotética, de la cual no
hay registros: el indoeuropeo.
El logro de estos resultados implicó dedicarse al estudio de cada lengua en par-
ticular y a la comparación entre ellas, por lo que el método por excelencia que se
estableció en esas investigaciones el método comparativo.
Los mayores avances se lograron en el campo de la fonología. A principios del
siglo XIX, Grima logró establecer determinadas semejanzas fonológicas en la
evolución de algunas palabras del latín, griego y sánscrito. Medio siglo después, el
grupo de los “neogramáticos”, también alemanes, fueron más adelante al conside-
rar que la lingüística histórica tiene que ser explicativa: no sirve la mera descripción
de los hechos sino que hay que encontrar “causas; la explicación, además, debe
ser positiva: no basada en abstracciones filosóficas, sino mediante la verificación.
Mediante la investigación de los cambios fonéticos llegaron a la conclusión de que
estos se rigen por las mismas leyes para distintas lenguas, lo cual permitió obtener
una idea muchos más clara sobre la cronología relativa de la evolución de las dis-
tintas ramas del indoeuropeo. Las excepciones a las leyes se debían, según estos
estudios, a préstamos y a analogías.
El inmenso aporte de la lingüística comparativa fue el de dar cuenta de que los
cambios en las lenguas se deben una necesidad interna de las mismas y no
dependen mayormente de factores sociales; pero además pudieron mostrar que el
cambio lingüístico es regular y respeta la organización interna de las lenguas. Fue
la primera vez en la historia de la lingüística que se impuso el estudio del lenguaje
en forma autónoma,
También permitió notar que los dialectos no son versiones bastardas de una
lengua, sino que a lo largo de la historia determinados dialectos se convirtieron en
lenguas, como fue el caso del español, por ejemplo. Lo demás es historia cono-
cida; apareció en escena Ferdinand de Saussure y con él, en forma latente, los
desarrollos de la lingüística moderna.

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Contexto de surgimiento de la Ciencia Lingüística2

La importancia de la historia de una ciencia radica en que ayuda a situar el presente en


perspectiva. Los lingüistas hoy no están solos en sus logros, sus disputas, sus problemas. Son los
herederos de más de dos milenios de asombro, porque “la extrañeza, la belleza y el significado del
lenguaje humano” nunca han dejado de surgir en las mentes sensibles y curiosas.

ROBINS, R.H., en Breve Historia de la Lingüística, Madrid, Cátedra,1997. (La cita interna es de
L. Bloomfield, Language, Londres, 1935).

Como citamos en el epígrafe y hemos observado en el apartado anterior, el interés por los
estudios acerca del lenguaje ha estado presente a lo largo de toda la historia de la humanidad
(AA), desde la antigüedad grecolatina, durante toda la Edad Media y la Moderna, en una línea de
continuidad que no sólo abarca al mundo occidental sino que también reconoce los aportes de
otras civilizaciones, principalmente la India. Ahora bien, cuando hablamos de continuidad en esos
estudios cuyo centro son los fenómenos lingüísticos, no desconocemos la presencia del cambio de
teorías, de rupturas epistemológicas, de ampliación de las perspectivas de abordaje, de
redefinición de métodos, de bifurcación en diversas ramas disciplinarias. Es precisamente, una de
esas rupturas epistemológicas o giros en el punto de vista para definir el objeto de estudio de lo
que actualmente entendemos como Lingüística o Ciencia Lingüística lo que nos proponemos
indagar ahora.

Los estudios lingüísticos en el siglo XIX: el positivismo

En virtud del objetivo citado, nos acercaremos en el tiempo para situarnos en el siglo XIX. Este
momento histórico, sin lugar a dudas, constituyó una época de levantamiento de paradigmas
filosóficos, sociológicos, cognoscitivos, que provocaron cambios profundos en la manera del
hombre de entender el mundo, la ciencia, la sociedad y a sí mismo. En este sentido, y a los fines
de delimitar en qué consiste la Ciencia Lingüística, según nos hemos propuesto, es necesario
hacer referencia a la corriente de pensamiento positivista, que erigió al saber científico por encima
de toda otra forma de conocer posible: no resulta legítimo más que aquel conocimiento que

                                                            
2
Cacciavillani, Clara: “Contexto de surgimiento de la Ciencia Lingüística” en Curso de Nivelación Letras 2004-
2008: Cuadernillo Introductorio, Córdoba, Facultad de filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de
Córdoba, 2004, (inédito).
Elaborado sobre la siguiente bibliografía:
CASADO VELARDE, Manuel (1988) Lenguaje y cultura. La etnolingüística, Madrid, Síntesis.
ROBINS, R.H. (1997) Breve historia de la lingüística, Madrid, Cátedra.
SAZBÓN, José (1990) Saussure y los fundamentos de la lingüística, CEAL, Bs. As.
SZEMERÉNY, Oswald (1979) Direcciones de la lingüística moderna, Madrid, Gredos.
 

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procede de la observación de los hechos, es decir, de la experiencia, única a partir de la cual,
mediante generalizaciones por aplicación del método inductivo, se puede llegar a un saber válido
en tanto verificable. Este se formula en leyes que no son independientes de la realidad empírica
sino que se desprenden de ella. Por esta vía, se descarta la posibilidad de que existan nociones
apriorísticas o conceptos universales y absolutos independientes de los hechos, es decir, de los
datos empíricos, lo que está “puesto” frente al sujeto.

El positivismo, que reconoce algunos antecedentes (el racionalismo, el materialismo, el empirismo)


y tiene origen en un ámbito propicio para su surgimiento (los progresos de las ciencias físicas y
matemáticas), es formulado por Augusto Comte (1798- 1857), quien “inaugura” también la
Sociología como una “Física Social”. Se observa, entonces, que incluso los estudios sociales, si
querían ser considerados científicos, debían copiar el modelo ofrecido por las Ciencias Naturales,
que eran las más desarrolladas, y definir claramente su objeto de estudio y método de abordaje.
En el mismo contexto, otros autores hablarán de una “Fisiología Social” (Saint- Simon) encaminada
a estudiar la evolución de las comunidades humanas hacia un estadio superior de progreso. En
esta expresión se reconoce la concepción de la sociedad como un “organismo” (Spencer) en el que
cada miembro cumple una función, al igual que las partes de un ser biológico.

Es necesario tener en cuenta que el hombre decimonónico habita un mundo convulsionado (por la
Revolución francesa, la industrialización, el surgimiento de una nueva economía que da origen a la
burguesía y a la movilidad social) y necesita restaurar el orden, reacomodar el horizonte,
reorganizar los fenómenos que está observando y viviendo, reencaminar a la humanidad hacia la
meta del progreso. De aquí también la importancia, durante esta época, de los estudios históricos.

Para relacionar estas cuestiones con el campo disciplinar del lenguaje, seguiremos a Manuel
Casado Velarde (1988), quien plantea que la ideología positivista caracterizó, durante la segunda
mitad del siglo XIX, a la escuela lingüística de los “neogramáticos” (Alemania, 1870). Según este
autor, quien sigue en su exposición a Eugenio Coseriu, el positivismo se caracterizó por cuatro
principios:

1. Del individuo o del hecho individual (“atomismo” científico): es decir, el


estudioso se concentra en cada hecho particular y sólo sobre la base de
muchos casos singulares considera posible, por una operación de abstracción
(método inductivo), establecer generalizaciones. Así, los lingüistas positivistas
apenas se plantean problemas teóricos preocupándose por estudiar muchas
lenguas y muchos aspectos de éstas.
2. Principio de la sustancia: cada hecho se considera en sí mismo, por lo que
es y no desde el punto de vista de su función. Por ejemplo, en la historia de
una lengua, si un término ha evolucionado en otro, es decir, tienen continuidad

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material, ambos se consideran idénticos, por más que su significado (y por lo
tanto su valor en el nuevo sistema) haya variado.
3. Principio del evolucionismo: las clases de hechos deben considerarse en su
desarrollo dinámico y como fases de una evolución, de aquí que se privilegie el
estudio de la historia de las lenguas.
4. Principio del naturalismo: todos los hechos se reducen al tipo de los hechos
naturales (de naturaleza física), por ello se considera que incluso los hechos
propiamente humanos, como el lenguaje, se encuentran sujetos a los
principios de causalidad material y necesidad. La ciencia natural es modelo de
toda ciencia y, según una idea que ya presentamos, las lenguas también se
consideran, en términos generales, como si fueran objetos u organismos
naturales, que nacen, crecen, se desarrollan e incluso mueren.

En el siglo XVIII, el conocimiento del sánscrito por Occidente revolucionó los estudios lingüísticos,
que ya estaban orientados hacia un enfoque histórico. A lo largo del siglo XIX, se privilegió aun
más este tipo de abordaje de los fenómenos del lenguaje en su devenir temporal, unido al método
comparativo de las lenguas, sobre todo de las indoeuropeas: la opinión que prevalecía era la de la
lingüística como un estudio histórico.

En este momento la lingüística histórico- comparada se consolida y se plantean sus vínculos con
las ciencias en general. Es entonces cuando surgen las analogías con el estudio de las
estructuras y fenómenos de los cuerpos vivos y la teoría de la evolución natural (darwinismo). Por
ejemplo, la división que plantea Schleicher entre lenguas aislantes, aglutinantes y flexivas implica
la concepción de estadios en el camino de las lenguas hacia el punto más elevado de su
organización (el que habían alcanzado las del último tipo).

Este autor basó sus estudios lingüísticos, particularmente, en la biología. Por un camino no muy
diferente, los neogramáticos (H.Osthoff, K. Brugmann) se orientaron hacia la física para establecer
que todos los cambios (específicamente los fonéticos - es decir, en los sonidos, de una estadio de
lengua a otro-) constituyen procesos mecánicos que obedecen a leyes que no tienen excepciones:
los cambios tienen lugar en todos los casos en que se cumplen las mismas condiciones (principio
de la regularidad en la evolución lingüística).

Por supuesto, para ellos nada de esto surge de un planteo teórico a priori sino de hechos
comprobables en la realidad. No obstante, a diferencia de Schleicher, el lenguaje no constituye en
el enfoque neogramático una entidad orgánica y supraindividual sino que existe en los individuos
que componen una comunidad de habla y, por ello, los cambios lingüísticos surgen de
transformaciones en los hábitos individuales de habla. El interés está en los datos, en las leyes que

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los gobiernan, y estas se inspiran en la ciencia de la fisiología, la fonética y la psicología para
estudiar los esos mecanismos de la reforma o resistencia analógica3.

Sintetizando, para la mentalidad positivista de los neogramáticos, el objetivo de la lingüística es,


entonces, investigar cómo se han formado las estructuras lingüísticas y esto se consigue sólo a
partir del estudio de su historia; el instrumento es el concepto de ley fonética, que actúa en forma
mecánica; y, como complemento, se añade el principio de la creación analógica por el hablante,
que da valor también a las “fuerzas psíquicas” en los hechos de habla.

Limitaciones del positivismo: el “antipositivismo”

Retomando a Casado Velarde, hacia el año 1900 surgirá un nuevo enfoque para las ciencias, que
se presentará como paralelo frente a los principios de la ideología positivista:

1. El antiatomismo: según este principio, ningún individuo es sólo un individuo, sino que
manifiesta en sí mismo su propia universalidad. El principio “atomista” se sustituye
por el de sistema de hechos. Esto quiere decir que un hecho sólo cobra pleno
sentido dentro del sistema de relaciones del que forma parte.
2. Relacionado con lo anterior, al principio de la sustancia se opone el de la función y el
de la forma. Los objetos no pueden definirse en sí mismos sino por el papel que
cumplen frente a otros elementos y por ser lo que otros no son.
3. Al principio del evolucionismo se contrapone el del estado de cosas o esencialidad
estática. Esto resulta en la preferencia por los estudios sincrónicos o descriptivos (de
una lengua, en un momento determinado) frente a los abordajes genéticos o
diacrónicos.
4. Al principio del naturalismo se opone la distinción entre objetos naturales y
culturales. El lenguaje forma parte de estos últimos y no admite, por lo tanto,
planteos causales sino finalistas.

Ferdinand de Saussure: el objeto de estudio de la Lingüística

                                                            
3
La analogía es el procedimiento por el cual el hablante crea nuevos formas o paradigmas a partir
del parecido formal que encuentra con signos ya existentes.

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Dentro del contexto de desarrollo de estas corrientes enfrentadas debemos enmarcar el
pensamiento de Ferdinand de Saussure (1859- 1913), ya que constituye una bisagra en el
desarrollo de los estudios acerca del lenguaje al sentar las bases de una “Ciencia Lingüística” tal
como podemos conocerla en la actualidad. Este autor dictó tres cursos en Ginebra, que fueron
recopilados por sus discípulos después de su muerte en el Curso de Lingüística General (1916).
Se considera a Saussure con su Curso como el “padre de la Lingüística”.

Este título no resulta en vano ya que él fue el primero en abocarse a una reflexión teórica respecto
de cuál es la naturaleza del objeto integral y concreto de la Lingüística y cuál debe ser el método
para abordarlo. En el interés de Saussure por definir los estudios lingüísticos como “ciencia”, por
distinguir su objeto y su método, observamos su formación de raigambre positivista. De hecho, el
autor estuvo ligado en el origen de su pensamiento al grupo de los neogramáticos y él mismo
realizó importantes estudios sobre historia comparada de lenguas. Pero debemos reconocer en
Saussure un planteo innovador en el que se manifiesta como individualidad emblemática que
supera ese marco epistemológico y a sus antecesores.

Sin desconocer los aportes de los neogramáticos, sobre todo en el campo de la fonética y en los
estudios de la historia de las lenguas, el papel de Saussure resulta fundamental en tanto formaliza
y hace explícitas las dos dimensiones del estudio lingüístico, que habían sido confundidas o no
reconocidas como tales por los estudiosos anteriores. Nos referimos a: a)la sincrónica, en la que
cada lengua se trata como sistema autosuficiente en una época determinada (dimensión
descriptiva de un estado de lengua); y b) la diacrónica, en la que se estudian en su devenir los
cambios a los cuales están sometidas las lenguas en el transcurso del tiempo (dimensión
histórica). De este modo, encontramos un principio básico para el autor que se expresa en una
frase que después ha sido repetida a coro: "Lejos de que el objeto preceda al punto de vista, se
diría que es el punto de vista el que crea al objeto… "4.

De formación positivista es el interés tanto por conformar una ciencia autónoma, definir su objeto y
su método; pero la búsqueda llevará a Saussure a hacerse eco de los tres primeros principios que
hemos rotulado bajo el título de “antipositivismo”5.

                                                            
4
SAZBÓN, José: Saussure y los fundamentos de la lingüística, CEAL, Bs. As. 1990, p.61. La cita del autor
remite a la edición francesa del Curso: Ferdinad de Saussure, Cours de linguistique générale, París, Payot,
1968. 
5
Excluimos el cuarto de aquellos principios pues el autor también distinguirá entre una “lingüística interna” y
otra “externa”. Esta última tocaría los problemas de la relación entre una lengua y la civilización en la que
surge; mientras que el primero abordaría la lengua como sistema que no conoce más que su orden propio y
peculiar, independiente de las circunstancias en las que se ha formado. Si bien reconoce Saussure a la
lengua como un objeto cultural, para él debe prestarse atención a la lingüística interna de modo específico.

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Hemos hablado ya del método, pero entonces, ¿cuál es, pues, el objeto de la Lingüística si quiere
ser considerada como ciencia? Ya lo hemos mencionado pero aclarémoslo en términos
saussureanos: dentro de los hechos del lenguaje, el autor distinguió entre el saber común a todos
los hablantes de una comunidad lingüística, ese “tesoro” depositado en los cerebros, y los datos o
fenómenos lingüísticos reales (las expresiones concretas de cada hablante), nombrando a una y
otros como lengua y habla respectivamente.

Ambas dimensiones forman el lenguaje. Este último, en sí mismo, no puede ser objeto de estudio
de la ciencia lingüística porque, como vemos en esa división entre lengua y habla, constituye una
realidad heteróclita y multiforme. El lenguaje es el terreno de la Lingüística pero no puede ser su
objeto específico ya que la búsqueda científica está orientada a la unidad y homogeneidad, a
obtener un principio ordenador, clasificador de los fenómenos. El lenguaje es un campo vasto,
complejo e integrado por aspectos muy diversos entre sí. Como medio de comunicación
interindividual intervienen en él fenómenos físicos (los sonidos que se transmiten del emisor al
receptor), fisiológicos (la actividad de los órganos fonadores y auditivos) y psíquicos (en la
elaboración e interpretación de los mensajes).

Por otra parte, como ya lo anticipamos en su bipartición, es individual y social a la vez (cada
hablante de una comunidad tiene un modo particular de utilizar el lenguaje –habla-; pero hay un
aspecto compartido que es el que posibilita la comunicación misma, la intercomprensión dentro de
esa sociedad –lengua-).

Es esa última dicotomía (lengua y habla) de la que Saussure toma como objeto de estudio de la
Lingüística el primer componente: la lengua. Esta última constituye la parte general, común a todos
los hablantes, que es por tanto esencial, frente a lo accesorio y más menos accidental del habla.
Vemos que no está ya en el autor la preocupación neogramática por “el hecho” como
manifestación individual, sino por el sistema, que es a partir del cual los hablantes pueden
comunicarse. En el habla quedarán relegados los aspectos no sistematizables ni generalizables, la
expresiones concretas, lo variable, que, como tal, no puede constituir objeto científico.

Así, Saussure ubica como objeto específico de la lingüística la descripción sincrónica de los
elementos interrelacionados (léxicos, morfosintácticos, fonológicos) de la lengua, elementos que no
constituyen una simple suma sino que se definen en relación unos con otros. Si esos elementos
(los signos lingüísticos) pueden ser definidos por la función que cumplen dentro del sistema, por el
valor que tienen frente a otros dentro del sistema, la lingüística ha encontrado un objeto propio,

                                                                                                                                                                                     

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independiente del interés y las derivaciones que el lenguaje pueda implicar para otras ramas
disciplinarias con las cuales antes debatía su objeto.

La lengua puede estudiarse en su evolución y pueden abordarse los aspectos psíquicos de las
manifestaciones lingüísticas. También existe un interés filosófico y antropológico en la definición
misma del lenguaje y otro por estudiarlo en vinculación con la cultura y cada sociedad, grupo o
contexto particular. De hecho actualmente encontramos la manifestación de esos intereses en
diversas disciplinas científicas que son lingüísticas y se complementan. Pero fue necesario que,
cuando esos campos estaban entremezclados y confundidos, se constituyera una ciencia
lingüística general que aclarara primero qué es la lengua, cuáles sus unidades y cuáles las vías
para abordarlas. Ese camino fue trazado por Saussure. Su teoría ha sido superada en muchos
aspectos, pero sin ella los estudios en esta área habrían seguido confusos. Por eso la
consideramos como el planteo fundacional de la Lingüística.

Ferdinand de Saussure y el desarrollo de la Lingüística moderna6

Saussure

El autor ginebrino supone, con sus formulaciones, la ruptura con tendencias lingüísticas del siglo
XIX: corriente filológica que basó su estudio de los textos, en la literatura: apuntaban,
especialmente, a estudiar el lenguaje como vía de acceso al análisis de las costumbres, desde el
punto de vista descriptivo.

F. de Saussure en su Curso de Lingüística General, entre otros temas, se detiene en las


exigencias previas que conciernen a la formulación de una teoría del lenguaje. Esta aspiración a
principios de siglo XX, se explica en el marco del desarrollo histórico de la Lingüística. Y es en el
marco anterior donde la teoría saussureana se explica y se justifica.

El aporte fundamental de Saussure residió en su reflexión teórica sobre la naturaleza del objeto y
método. No recolecta datos sino que elabora un punto de vista sobre el objeto. Además, rechaza el
estudio histórico y de la realidad objetiva. La lengua es forma.

El objeto de estudio

Se ha señalado que Saussure opera con pensamiento dicotómico –o tricotómico en algunos casos,
Tal método supone dividir un tema o entidad en dos miembros, definir cada de ellas y optar por
alguna. El método dicotómico es esencialmente opositivo. En tal sentido, vale reconocer las
principales: LENGUA/ HABLA:

                                                            
6
Supisiche, Patricia: “Estructuralismo y Saussure” en Notas sobre Lingüística, Córdoba, Universidad Blas
Pascal, 2006, (inédito). 

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El habla es concebida como:

• actividad lingüística, concreta.

• fonación, ejecución de imágenes acústicas.

• toda la actividad lingüística. Del sujeto.

• parte individual del lenguaje

• accesoria y accidental.

• realidad psicofísica.

• suma de todo lo que la gente dice.

• comprende combinaciones individuales dependientes de la voluntad del individuo y actos


de fonación individual.

• no es colectiva; es manifestación individual y momentánea.

• concepto unilateral e insuficiente.

El concepto de Lengua incluye tres nociones como acervo lingüístico, institución social y sistema
funcional.

A) como acervo lingüístico:

• realidad psíquica que comprende significados e imágenes acústicas.

• sistema gramatical virtualmente existente en cada cerebro.

• suma de acuñaciones acústicas depositadas en cada cerebro, como un diccionario.

• conjunto de hábitos lingüísticos que permiten a un sujeto comprender y hacerse


comprender.

• asociaciones ratificadas por consenso colectivo.

• realidades que tienen su asiento en el cerebro.

B) como institución social:

• realidad síquica y social.

• producto o institución social que sólo existe completa en la masa.

• producto social de la facultad del lenguaje y conjunto de convenciones necesarias


adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de la facultad de los individuos.

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• producto social depositado en el cerebro de cada uno.

• parte social del lenguaje, exterior al individuo que no puede crearla ni modificarla

C) como sistema funcional:

• sistemática y funcional

• sistema de signos diferentes que corresponden a ideas diferentes.

• es un código.

• es forma, no sustancia: juego de relaciones, de oposiciones; en ella sólo diferencias.

Por un lado, abordar la materia de la Lingüística; por el otro, delimitar su objeto de estudio, con la
finalidad de "...hacer teoría del lenguaje". En este último sentido, su tarea se centra en la distinción
de un objeto de estudio homogéneo.

A partir de aquí surgen las primeras limitaciones: el fenómeno lingüístico presenta


permanentemente dos caras (social, individual, síquica, física, fisiológica, histórica, estado). Es
decir, nunca aparece un objeto íntegro, sino una masa confusa de hechos, en la cual se advierten
diferentes aspectos.

En virtud de esta limitación y a través de dos procedimientos, se aboca a la tarea de hallar, en la


diversidad del fenómeno lingüístico, algún aspecto homogéneo. Los procedimientos empleados
son:

• La adopción del punto de vista: en Lingüística, es la perspectiva o el punto de vista el que


crea el objeto.

• La distinción y clasificación de la diversidad. En este sentido, opone lo físico y lo psíquico,


lo fisiológico, lo social, lo individual.

De la adopción de los dos criterios mencionados, surge la lengua como objeto de estudio de la
Lingüística propiamente dicha, como norma de todas las manifestaciones -la diversidad- del
lenguaje.

A modo de síntesis: de hecho Saussure reconoce la existencia de un aspecto ejecutivo, individual,


psicofísico, del lenguaje, que puede constituir la Lingüística del habla. Pero desde el punto de vista
teórico, luego de distinguir la heterogeneidad del lenguaje, adopta un punto de vista: elige la
lengua como objeto de estudio. Es decir, asigna a ésta un lugar prioritario en los aspectos del
fenómeno lingüística.

Agreguemos que Lengua y Habla son dos objetos de estudio correspondientes a dos Lingüística: la
propiamente dicha y la del Habla. Si bien el habla puede constituir la Lingüística del Habla, el
objeto de estudio de la Lingüística propiamente dicha es la lengua. Es decir, desde el punto de
vista teórico el habla está subordinada a la lengua: la Teoría del Lenguaje, en vistas a delimitar su

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objeto, separa lo que no es posible conocer por su heterogeneidad, aunque no lo excluye de la
Lingüística.

El objeto de la Lingüística es hallado en el aspecto social del lenguaje, lo común y regular en todos
los individuos; en la parte síquica donde se unen un concepto y una imagen acústica. Y esas
asociaciones son regulares en todos los individuos. Su objeto de estudio es la fonología y la
gramática -en términos de relaciones sintagmáticas y paradigmáticas-.

Por su parte, el habla constituye el aspecto individual, ejecutivo del lenguaje; incluye la fonética -los
mecanismos que permiten exteriorizar el código-. Varias aclaraciones de Saussure sirven en este
aspecto:

o De hecho, puede existir una Lingüística del habla, pero subordinada teóricamente
a la de la lengua.

o Desde el punto de vista histórico, Saussure reconoce la anterioridad del habla con
respecto a la lengua.

o De hecho, lengua y habla se presuponen. La dicotomía Lengua/Habla y la


subordinación de la segunda respecto de la primera opera desde el punto de vista
teórico: para hacer teoría del Lenguaje, debe buscarse aquel aspecto del
fenómeno lingüística común a todos los hablantes.

En este sentido, la noción de lengua funciona como principio de clasificación en la diversidad que
manifiesta el fenómeno lingüística. Para evaluar el pensamiento saussureano, debemos tener en
cuenta:

1- Las reflexiones acerca de la tarea de la Lingüística., como así también de su objeto, fueron
aportes valiosos en el marco de la historia de la Lingüística y de la teoría del lenguaje en sí.

2- La formulación de la dualidad Lengua/Habla en términos de dicotomía, y la subordinación de la


segunda con respecto a la primera resultó fecunda al inaugurar una línea de pensamiento.

3- La observación de la existencia del habla, aunque con valores diferentes a los atribuidos por
Saussure, abrió nuevos caminos de investigación.

Algo más sobre la lengua como sistema de signos. Saussure define la lengua como un «tesoro
depositado por la práctica de la palabra en los sujetos que pertenecen a una misma comunidad» y
que constituye un «sistema gramatical existente natural mente en cada cerebro» (p. 30). La lengua
se opone al habla, «acto individual de voluntad e inteligencia» teóricamente menos importante que
la lengua. Sin dejar de afirmar esta jerarquía teórica, Saussure propone instaurar una lingüística
del habla al lado de la lingüística de la lengua. Entre ambas, se establecerían relaciones de
interdependencia; histórica y ontogenéticamente, el habla precedería siempre a la lengua y ésta,
en realidad, no sería sino el resultado de la evolución del habla. De hecho, los términos más
generales de la lingüística saussureana se organizan en una tricotomía: lenguaje, lengua, habla.

El lenguaje es una facultad de que disponen todos los hombres dotados de órganos fonatorios y
que los saben utilizar: se apoya en un substrato biológico indudablemente universal y es
comparable, por ejemplo, a la facultad de cantar de que disponen los pájaros. La noción de
lenguaje es de naturaleza puramente teórica; en la medida en que todos los humanos hablan y se
observan profundas semejanzas en sus modos de expresión, podemos afirmar que existe una
facultad humana de lenguaje.

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La lengua es un fenómeno esencialmente institucional, es «un conjunto de convenciones
necesarias, adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de la facultad de lenguaje en
los individuos» (p. 25). Por tanto, la lengua es la realización de la facultad humana de lenguaje en
el marco de una comunidad particular. Es el producto de «asociaciones ratificadas por el
consentimiento colectivo» (p. 32). El Cours abunda en fórmulas y definiciones de la lengua. La
mayoría de ellas son célebres; la lengua es «un tesoro depositado por la práctica de la palabra en
los sujetos que pertenecen a una misma comunidad» (p. 30); es «una suma de huellas impresas
en cada cerebro» o también «la suma de las imágenes verbales almacenadas en todos los
individuos» (p. 30). Todas estas formulaciones convergen en algunos puntos esenciales; bajo el
efecto de la sociedad, se forma en el cerebro de cada sujeto hablante una especie de depósito,
una suma de huellas (imágenes) que llegan a ser sensiblemente las mismas para todos. Este
depósito se constituye, de hecho, por relaciones entre unas formas recibidas y los conceptos a que
se refieren.

El habla es «el acto del individuo que realiza su facultad (de lenguaje) por medio de la convención
social que es la lengua» (Engler, 1968, 160). Por tanto, el habla es un comportamiento concreto,
de producción o de interpretación de vocablos o enuncia dos, asumido por un individuo.

En resumen, diríamos que el lenguaje es la facultad de la especie humana, la lengua es la forma


particular que adquiere el len guaje en una comunidad social determinada, y el habla es el
comportamiento del individuo que pone en práctica su lengua. De otro modo, podemos concebir
que el lenguaje es una construcción teórica a la que corresponden dos realizaciones, una de
naturaleza social que es la lengua, la otra, individual, el habla.

De los tres conceptos, el primero (el lenguaje) escapa en realidad al campo de la lingüística; es de
naturaleza filosófica o psicológica. El habla, por su parte, se considera secundaria y debe constituir
el objeto de una disciplina particular, la fonética. Sin embargo, debemos observar que el concepto
saussureano de habla — como luego, la noción de actuación o performance en Chomsky — se
refiere a dos realidades que nos parece útil distinguir. Efectivamente, puede considerarse desde la
perspectiva del resultado, del producto del acto de fonación, y, entonces, designa las secuencias
sonoras real mente producidas por los individuos, con sus características de tono, acento, ritmo,
etc. Sin embargo, el concepto de habla se refiere al «mecanismo psico-fisiológico que permite
exteriorizar las combinaciones del código» (C.L.G., p. 31), es decir, el substrato neurofisiológico, el
equipamiento sensorial y fonatorio, así como los mecanismos psicológicos (percepción,
memorización) que están en juego en toda producción y comprensión de secuencias de lenguaje.

La lengua es el concepto central y es el que tiene que describir la lingüística general. Como
demuestra el análisis de la evolución histórica, las unidades e identidades de la lengua son
esencialmente relaciones: una suma de correspondencias entre las secuencias sonoras y las
significaciones. En cuanto sistema de relaciones, la lengua es, por tanto, de naturaleza formal; es
de orden mental y psíquico y «tiene como sede solamente el cerebro, que la ha recogido» (Engler,
1968, 223-240). En relación con las producciones individuales del habla, esta forma es un sistema
de límites en el interior de los cuales pueden establecerse las correspondencias entre las
significaciones y los actos de habla particulares. Dicho sistema de límites, que rige las diferencias e
identidades entre un concepto y otro, entre una unidad sonora y otra, no depende de ninguna
causa inherente a la naturaleza del mundo de las ideas ni a la del mundo de los sonidos; es de
naturaleza histórica y social, y, por ello, absolutamente arbitraria. El sistema constituido por la
lengua rige el habla y existe’ por encima de ella es una especie de molde que hace posibles a la
vez las producciones sonoras y la transmisión de las ideas.

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En las formulaciones saussureanas a veces aparece una concepción muy estática de la lengua; la
lengua es «un depósito de formas recibidas», es una suma «de huellas» sensiblemente iguales
para todos. Estas formulaciones pueden parecer extrañas en una época en que la lingüística pone
de relieve el aspecto activo, «creativo», de la lengua. En realidad, no son más que la consecuencia
lógica de la concepción a la vez formal y sincrónica de la lengua. En efecto, como hemos advertido
varias veces, para Saussure lo que es esencial en la lengua es el establecimiento de una relación
entre un con junto de sonidos (todas las variaciones de pronunciaciones del verbo conduire, por
ejemplo) y un conjunto de significaciones. Dicha correspondencia sólo puede ser captada en un
momento dado en el marco de una comunidad de lenguaje particular; es, por tanto, un fenómeno
esencialmente sincrónico. Poseer una lengua es compartir con otros cierta manera de designar, de
hacer signos. Antes de abordar el análisis de estos signos, nos parece útil hacer tres
observaciones.

La oposición lengua-habla está orgánicamente vinculada, para Saussure, con la dicotomía


sincronía-diacronía; los fenómenos de lengua son, como acabamos de ver, esencialmente
sincrónicos, mientras que los cambios diacrónicos son la consecuencia de fenómenos de habla:
«Todo lo que es diacrónico en la lengua, lo es sólo por el habla» (C.L.G., p. 138). Toda innovación
es, en primer lugar, individual, y, por tanto, del terreno del habla; luego, es eventualmente ratificada
por la comunidad y adquiere entonces el estatuto de hecho de lengua. Así pasa con los
neologismos; las creaciones de Moliére, Brillat-Savarin o Frederic Darc son actos de habla; las que
la comunidad acepta, hechos de lengua. Sin embargo, la innovación individual no se realiza por
azar. Como advierte el mismo Saussure, toda creación se efectúa por analogía y «debe ir
precedida de una comparación inconsciente de los materiales depositados en el tesoro de la
lengua, donde las formas generadoras se disponen según sus relaciones sintagmáticas y
asociativas» (p. 227). Por tanto, el acto individual de habla se inscribe en el marco de un sistema
de lengua, sin el cual no podría producirse. Sin embargo, dicho sistema sólo fija límites, y las
formas producidas conforme a sus leyes no serán necesariamente aceptadas por la comunidad.
Este breve análisis hace ver claramente la naturaleza esencialmente dialéctica de la oposición
lengua-habla.

La definición que Saussure da de la lengua está exclusivamente centrada en el signo. No se hace


mención alguna de unidades morfológicas o sintácticas, y los ejemplos propuestos se refieren o
bien a unidades léxicas (árbol, caballo) o bien a formas que combinan una raíz léxica y una flexión,
lo cual ha provocado que algunos digan que la lingüística saussureana está centrada en el
vocablo. En realidad, la distinción entre unidades léxicas (nombres, verbos, adjetivos) y
morfemáticas (pronombres, conjugaciones, etcétera) es posterior a Saussure, y para éste, el
término de signo no es equivalente al de unidad léxica. El signo es una unidad que se define por
oposición a las demás unidades del enunciado, y, por tanto, está formado tanto por lexemas como
por morfemas, Sin embargo, debido a los mismos ejemplos sobre los que se realizaron los análisis
saussureanos, podemos considerar que ciertos aspectos específicos de las estructuras
morfosintácticas no se tuvieron en consideración.

Las pocas líneas que Saussure dedica a la adquisición del lenguaje por el niño revelan también
que se centró en la relación de designación. Lo que el niño tiene que almacenar progresivamente
son las correspondencias entre sonidos y sentidos. El análisis saussureano del signo empieza por
una crítica de la concepción de la lengua como nomenclatura. Las unidades de lenguaje no son
etiquetas atribuidas a las cosas y a las ideas, lo cual supondría que cada cosa y cada idea
preexisten a las palabras, y que a cada idea corresponde una palabra precisa y única. Por el
contrario, como ha demostrado el análisis de la evolución histórica (cf. p. 82), la lengua es
esencialmente un sistema de relaciones entre unidades sonoras y unidades de sentido.

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Estas unidades de sonido y de sentido no son ni preexistentes ni fijas, como lo demostró el ejemplo
de conduite, identificado a pesar de las diferencias de pronunciación, y de brun y brin, diferentes a
pesar de su semejanza en el habla parisina. Las unidades sonoras constituyen el resultado de una
operación psicológica de identificación o diferenciación; lo mismo sucede en el plano del sentido; el
sujeto se construye unos conceptos en su interacción con el mundo físico y social por medio de
una serie de operaciones psicológicas necesarias (cf. especialmente Piaget, al respecto).

«El signo lingüístico une (por tanto) no una cosa y un nombre (como creían los convencionalistas),
sino un concepto y una imagen acústica» (p. 98), o también un concepto y la representación que el
sujeto elabora a partir de las señales sonoras físicas que percibe. Por consiguiente, este signo es
de naturaleza formal o psíquica; es «una entidad psíquica con dos caras» (p. 99), y es
«comparable a una hoja de papel: el pensamiento es el anverso y el sonido es el reverso;
igualmente, en la lengua no se puede aislar ni el sonido del pensamiento, ni el pensamiento del
sonido; sólo se lograría por medio de una abstracción cuyo resultado sería practicar la psicología
pura o la fonología pura» (p. 157).

El signo posee, según Saussure, dos características primordiales, la arbitrariedad y la linealidad. El


término de arbitrariedad significa, como advertimos antes, que no hay ninguna relación interna
entre el concepto representado (la idea de pie en un sujeto) y la cadena fónica que lo representa
(la secuencia p-i-e). En otros términos, no hay relación intrínseca unívoca entre los diversos
componentes fonéticos del vocablo (p-i-e) y las unidades de sentido que forman el concepto
(miembro, inferior, etc.).

En un sistema no arbitrario, el fonema p podría representar la idea de miembro, i la idea de inferior,


etcétera. Hay que advertir que este tipo de relación se halla en algunos fenómenos morfológicos.
Por ejemplo, el sufijo -able añadido a una raíz verbal significa generalmente «digno de» o
«merecedor de» (dese-able, conden-able, detest-able), con algunas excepciones (formidable). De
modo más general, el término de arbitrariedad significa que los conceptos pueden representarse
por cualquier secuencia sonora, lo cual explica que la idea de píe se traduzca por bat en inglés,
fuss en alemán, etc. Cada comunidad ha «escogido» una secuencia sonora para designar un
concepto dado. Esta «elección» es el fruto de una convención social sin la cual la comunicación no
sería posible. La elección de una secuencia correspondiente a un concepto no depende del
individuo; es necesario que esté de acuerdo con el sistema o ratificado por él.

Observemos que esta noción de convencionalidad no implica la de arbitrariedad: una sociedad


podría adoptar — por convención — un sistema de símbolos, es decir, de señales que mantienen
una relación precisa, motivada, con el concepto que representan (como la balanza con la justicia) y
utilizarlo para comunicar. Lo que llamamos lengua es un sistema, establecido por una convención
social, de relaciones arbitrarias, o sea, totalmente inmotivadas, entre e sonido y la significación que
re presenta.

Según Saussure, a principios de siglo XX el principio de la arbitrariedad del signo era admitido por
todos. Aunque esta afirmación sea exacta, los desarrollos posteriores de la lingüística y de las
ciencias sociales en general han hecho aparecer corrientes que niegan o «amenazan» dicha
característica fundamental. Así sucede con la concepción conductista del lenguaje (cf cap. i), que
nos parece basada por entero en el rechazo de lo arbitrario. Igualmente, ciertas corrientes
psicoanalíticas contemporáneas que apelan a Saussure rechazan implícitamente dicha noción. Por
otra parte, ésta ha sido criticada por lingüistas tan eminentes como Jakobson (1963) y Benveniste
(1966).

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Tales rechazos o críticas se explican, por un lado, por presupuestos epistemológicos (cf., sobre
todo, Skinner), y, por el otro, por el hecho de que, hasta los trabajos de Godel, Engler, De Mauro y
Aniacker, el mismo principio de arbitrariedad sólo fue comprendido parcialmente. En efecto, los
sucesores de Saussure, incluso los más próximos, descuidaron en general el fundamento social e
histórico de la arbitrariedad del signo, la arbitrariedad radical, que intentaremos presentar utilizando
un vocabulario psicológico contemporáneo, el del constructivismo piagetiano.

El signo de lenguaje se apoya en dos actividades psicológicas. La primera se aplica a las cosas y a
las ideas que hay que transmitir — que llamaremos en adelante la realidad que hay que referir—, y
la segunda se refiere a los sonidos utilizados para comunicar a los demás dicha realidad. Como
demostraron los trabajos de Piaget, la realidad exterior al sujeto — aunque se considere en el
plano filosófico que es preexistente— tiene que ser construida, o más exactamente, reconstruida
por éste. Puesto en presencia del objeto «manzana», por ejemplo, el sujeto descubre cierto
número de índices perceptivos que le servirán para construir una imagen mental, una
representación. Es esta representación la que constituye el conocimiento que el sujeto tiene del
objeto «manzana». A lo largo del desarrollo, con la multiplicación de experiencias, es decir, de
interacciones entre el sujeto y el objeto, este conocimiento se irá afinando e insertando en las
redes de clases, de jerarquía, etc.

Hay que advertir que lo que Saussure califica de concepto es esa elaboración psíquica, que puede
adoptar formas diversas y que, por ello, calificaremos de imagen mental, al haber tomado el
término de concepto en la psicología contemporánea un sentido más preciso y restringido. En lo
que se refiere a las secuencias de sonidos que sirven para la comunicación, el sujeto tiene que
efectuar una serie de operaciones psicológicas análogas; basándose en las características físicas
y materiales del sonido, elabora cierto número de índices perceptivos, que le sirven para constituir
lo que Saussure llama muy acertadamente una imagen acústica, es decir, una representación de
las unidades sonoras basada en algunas de las características que el sujeto ha podido descubrir.

A este nivel del análisis, estamos en presencia de dos imágenes distintas, una elaborada sobre
cierto contenido «objetivo» sin que haya sonido que le corresponda, la otra sobre una secuencia
sonora sin que haya sentido que le corresponda: imaginemos, en el primer caso, una realidad (o un
objeto) totalmente nueva, concebida por un sabio, sin que exista todavía palabra alguna para
designarla, y, en el segundo, la imagen que tenemos del canto de un pájaro o de una melodía
desconocida.

La operación esencial de la lengua, la designación (o creación de signo), consiste en poner en


relación ambas imágenes, unirlas de tal manera que una evoque naturalmente la otra, que se
correspondan como el anverso y el reverso de una hoja de papel. Ese poner en correspondencia
no puede efectuarse a nivel individual. En efecto, por una parte las imágenes que un sujeto
construye sobre la realidad que hay que referir o sobre las secuencias sonoras son — por lo
menos parcialmente — imágenes «personales»: la historia de las interacciones entre sujeto y
objeto presenta siempre características «únicas» y nada nos puede probar que la imagen que un
sujeto ha construido partiendo de muestras de manzanas sea idéntica a la construida por otro
sujeto.

Por otra parte y sobre todo, ningún mecanismo individual puede fundamentar que se ponga en
correspondencia una imagen x de la realidad conceptual con una imagen y de la realidad sonora:
cada sujeto podría escoger los sonidos que quisiera para hacerlos corresponder con un sentido
dado. Por tanto, no hay nada en la elaboración de imágenes conceptuales o acústicas que permita
explicar el hecho de que los hombres se hablen y se comprendan.

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Para explicar este fenómeno de comunicación, hay que abandonar el plano individual pata pasar al
de la sociedad. No es posible ningún intercambio sin una convención, un acuerdo que se establece
entre los miembros de una comunidad y que se renueva al modificarse insensiblemente a lo largo
del tiempo. La convención particular que fundamentó el lenguaje humano consistió en establecer
un vínculo arbitrario entre las unidades sonoras y las unidades de sentido; recordemos que las
unidades expresivas hubieran podido ser mímicas o gestuales (cf. el «lenguaje de los sordos»), y
que el vínculo hubiera podido ser motivado. Sin embargo, este vínculo arbitrario y convencional es
implícito, inconsciente y susceptible de modificarse con el tiempo. Como muestra el análisis
histórico, las correspondencias entre sonido y sentido se desplazan continuamente, lo cual implica
que las fronteras de las imágenes conceptuales y acústicas también se modifiquen con el tiempo.
La puesta en relación del sonido y el sentido, así como la evolución y las transformaciones de
dicha correspondencia, «escapa» al sujeto individual.

Es absolutamente necesario, por consiguiente, distinguir el nivel de la imagen, producto del trabajo
psicológico individual del sujeto (cf. las nociones de concepto e imagen acústica), del de
«reclasificación» realizado por la sociedad a la vez sobre las imágenes mentales y sus
correspondientes acústicas. Esta reclasificación, hecha a base de desgloses y/o adición de
imágenes individuales, es el proceso de designación, y el producto de este trabajo en la faceta
sonora se llamará significante y en la faceta de la imagen- contenido se llamará significado.

Por tanto no hay, como dejaron creer los redactores del Cours de Lingüistique Generale,
equivalencia entre el concepto y el significado, por un lado, ni entre la imagen acústica y el
significante, por el otro. La introducción de estos dos términos es, como advierte De Mauro, «el
sello, en el plano terminológico, de la plena conciencia de la autonomía de la lengua, como sistema
formal, en relación con la naturaleza auditiva o acústica, conceptual, psicológica o de objeto de
sustancias que organiza. “Significante y significado son los “organizadores” los “discriminantes” de
la sustancia comunicada y de la sustancia comunicante” (De Mauro, 1972, nota 128, p. 438).

En razón de su continuo «deslizamiento» en el tiempo, los signos sólo pueden ser aprehendidos,
en un estado de lengua determinado (en sincronía), negativamente, es decir, en oposición a los
demás signos. Tomemos el ejemplo del adjetivo asombroso. En un estado anterior de la lengua
castellana, este significante servía para designar unos acontecimientos que se apartaban de lo
común hasta el punto que los que los presenciaban se hallaban como heridos por un rayo.

Este adjetivo formaba parte de una clase de ítems que servían para describir los acontecimientos u
objetos insólitos (extraño, raro, sorprendente, etc.) y verosímilmente era el más «fuerte», el más
expresivo de todos. La situación de un ítem léxico en una jerarquía de vocablos que tienen una
significación análoga define el valor lingüístico. Volviendo a nuestro ejemplo, comprobamos que en
el estado actual del castellano, otros adjetivos como fenomenal, sensacional, fantástico se han
introducido en la jerarquía. El lugar de asombroso ha cambiado; su fuerza expresiva, de fuerte ha
pasado a ser media. En tal caso, diremos que su valor se ha modificado. Por tanto, el signo sólo
adquiere su sentido en relación con los demás signos de la lengua, en un momento dado de su
desarrollo. Este estatuto de valor de los signos es lo que hace tan compleja la operación de
traducir; traducir de una lengua X a una lengua Y es transponer un sistema de valores a otro, que
no se corresponde necesariamente con él. El signo buey del castellano tiene un valor que no
corresponde ni a ox ni a beef del inglés, sino más bien a la suma de ambos. Las buenas
traducciones no pueden ser literales, sino que se esfuerzan por captar lo mejor posible el sentido
de un texto para verterlo en otro sistema de valores.

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La segunda característica del signo es la linealidad. Gracias a su naturaleza sonora, los
significantes se desarrollan en el tiempo, en el eje de lo sucesivo; constituyen la cadena hablada.
Esta segunda característica puede parecer trivial, pero es de una gran importancia teórica.
Mientras los diversos aspectos de un acontecimiento pueden percibirse simultáneamente, su
representación de lenguaje tiene que hacerse, en cambio, dentro de una sucesión; dos unidades
no pueden hallarse en el mismo punto de la cadena hablada, y su valor depende en parte de su
posición en la cadena. Toda lengua supone una organización en la sucesión, en el eje del tiempo.
Volveremos a hablar de este aspecto cuando analicemos la noción de sintagma.

El método saussureano

La presentación más corriente de los temas saussureanos se efectúa por referencia al estado
anterior de la lingüística. Como dijimos antes, los filósofos de la antigüedad y del renacimiento se
plantearon numerosas cuestiones relativas al lenguaje, pero siempre partiendo de un saber
constituido, la lógica de la lengua. A partir del siglo XIX, la actitud filosófica es sustituida por
métodos «científicos» de recopilación y análisis de los datos. Esta revolución metodológica va
acompañada, sin embargo, de un desplazamiento muy sensible de la problemática; mientras que el
objetivo de los antiguos era dar cuenta de lo que es la esencia del lenguaje, y analizar las
relaciones entre éste y un sistema lógico y racional más general, la lingüística histórica y
comparada planteó el problema de la evolución de ciertas familias de lenguas a partir de una
fuente común, e intentó explicar los cambios lingüística y los fenómenos de parentesco que de
ellos derivan. La originalidad de Saussure consistió en aplicar el método científico a la lengua
considerada en un momento dado en el tiempo, independientemente de toda evolución histórica.
Saussure es, por tanto, el fundador de una nueva lingüística, la lingüística sincrónica o interna, que
tiene como único y verdadero objeto la lengua considerada en sí misma y por sí misma, lo cual ha
hecho decir a algunos que Saussure es el primero de los estructuralistas, o también un
«estructuralista sin saberlo» (Mounin, 1972), e incluso el fundador de «la escuela estructuralista de
Ginebra» (Malmberg, 1968).

Además de que la frase que acabamos de citar nunca fue verosímilmente pronunciada por
Saussure (cf. Godel, 1957, p. 119 y 181), la inserción de su autor en la corriente estructuralista
(que por otra parte lo reivindica como uno de sus padres espirituales) es no sólo simplista sino
incorrecta. El C.L.G., aunque ponga, entre otras cosas, los fundamentos de una distinción
metodológica necesaria entre lingüística sincrónica y diacrónica, es el fruto de una reflexión sobre
el cambio lingüística y las explicaciones que hay que darle. La lingüística interna de Saussure está
orgánicamente vinculada con la problemática histórica y el pensamiento saussureano superó y
transcendió ampliamente el estructuralismo antes de que éste viera la luz del día; toda la reflexión
saussureana fue un vaivén continuo de la lingüística de las lenguas a la lingüística de la lengua.

De la lingüística de las lenguas a la lingüística de la lengua

Como dijimos, Saussure tenía el único objetivo de fundar una ciencia del lenguaje rigurosa,
coherente y, por tanto, general; sin embargo, como su contemporáneo Sapir, el punto de partida de
sus reflexiones será la puesta en evidencia del carácter individual y radicalmente único de toda
producción verbal, de todo acto expresivo. Su método consistirá en mostrar en qué aspecto todo
acto de palabra, concreto e individual, está gobernado por el sistema social y formal que constituye
la lengua.

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Saussure intentará, por tanto, estudiar el mecanismo fijo de la lengua adoptando explícitamente
algunos principios epistemológicos. Se sitúa, de entrada, en el debate «idealismo-materialismo»:

«Lejos de decir que e] objeto precede al punto de vista, se diría que es el punto de vista el que
crea el objeto, y, por otro lado, nada nos dice de antemano que una de estas maneras de
considerar este hecho sea anterior o superior a las demás» (p. 23).

Luego coloca la lengua entre las instituciones sociales, distintas tanto de la realidad material como
del sujeto. La lengua no «se basa en una relación mutua de las cosas», como tampoco es una
simple manifestación de la inteligencia o de la lógica. Este organismo social no puede analizarse
por referencia o por analogía con otra institución; es totalmente original.

Los cambios lingüísticos

Todas las lenguas están sometidas al cambio; que, en momento dado, el cambio sea rápido o
profundo, y en otro, poco importante, es secundario: «El río de la lengua corre sin interrupción.».
La lengua literaria se superpone a la lengua vulgar o natural; es ésta la que se transforma tanto en
el plano fonético (desaparición o aparición de nuevos sonidos), como en el plano de las categorías
gramaticales (tiempos del verbo, declinaciones) o en el del mismo sentido dado a las palabras.

Los cambios presentan, según Saussure, la característica de ser «regulares»: cuando un sonido se
transforma, tiene como consecuencia «alterar de nodo idéntico todas las palabras en que figura
dicho fenómeno» (C.L.G., p. 198). El cambio se efectúa, sin embargo, en ciertas condiciones
contextuales. Filósofos y lingüistas han intentado explicarlos apelando a factores extralingüísticos:
posición de la raza, adaptación al suelo y al clima, ley del menor esfuerzo, educación fonética,
situación política, «substrato lingüístico anterior» o, incluso, influencia de la moda.

Saussure considera demasiado generales: el clima, las razas, las variaciones políticas y la ley del
mínimo esfuerzo ejercen sus efectos sobre todas las sociedades en su nacimiento, y las lenguas
sólo cambian en ciertos puntos, en ciertas épocas, con ritmos variables. Por tanto, no hay ninguna
correspondencia estable entre la acción de uno o varios factores y el cambio lingüístico. Para
Saussure, debe buscarse no en factores exteriores al lenguaje, sino en los mismos fundamentos
del sistema y en sus relaciones con la sociedad en que se inserta. Los sonidos evolucionan de
manera ciega, porque no están guiados sal ni determinados por ningún contenido. Por tanto, del
estudio de las transformaciones de la lengua deriva la hipótesis del carácter arbitrario de la relación
entre la secuencia sonora y su significación.

El carácter ciego, imprevisible y no sistemático de los cambios fonéticos afecta a los sistemas de
lenguaje en que tienen lugar. Las transformaciones fonéticas alteran ciertos vínculos gramaticales
aparentes (ej.; decem-undecim se convierte diez-once), borran u oscurecen las regularidades de
composición de las palabras (ej.: amicus-inimicus se convierte en amigo-enemigo) y puede a veces
hacer surgir falsos parentescos entre unidades (ej.: solum-consolatio se convierte en suelo-
consuelo). Las evoluciones históricas son, por tanto, nefastas para la coherencia del sistema, lo
oscurecen y lo complican inútilmente.

No obstante, afirma Saussure, el efecto de las transformaciones, imputable al carácter arbitrario del
signo, se ve compensado por la intervención de otro mecanismo, la analogía, del que «dependen
todas las modificaciones normales del aspecto exterior de los vocablos que no son de naturaleza

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fonética. Una forma analógica es una forma hecha a imagen de otra u otras según una regla
determinada» (p. 22,1).

Hay algunos fenómenos que Saussure califica de «psicológicos», al implicar la conciencia y la


comprensión de una relación que une las «formas entre sí» y tiene como objeto introducir una
mayor regularidad en los procedimientos de flexión. La analogía contrapesa el efecto de cambios
fonéticos y establece cierto equilibrio en el sistema; además, constituye el mismo principio de la
creatividad del lenguaje. En efecto, de parte del sujeto hablante implica una actividad previa —
consciente o inconsciente — de investigación de las posibilidades del sistema de lenguaje, lo que
Saussure llama «la comparación inconsciente de los materiales depositados en el tesoro de la
lengua, donde las formas generadoras se disponen según sus relaciones sintagmáticas y
asociativas» (p. 227).

Esta actividad es calificada por Saussure de «proceso generador», que se pone en acción mucho
antes de la producción concreta de una forma nueva; dicho proceso compara, identifica y distingue
las unidades de la lengua para poder utilizarlas en seguida en el habla. «Un vocablo improvisado
por mí, como in-decor-able, existe ya en potencia en la lengua; hallamos todos sus elementos en
los sintagmas decor-ar, decor-ación; perdon-able, manej-able; in-solito, in-sensato, etc., y su
realización en el habla es un hecho insignificante en comparación de la posibilidad de formarlo»
(o.c., p. 227).

El proceso descrito por Saussure abarca la noción de creación tal como es presentada por Von
Humboldt, por ejemplo, y aceptada por Chomsky (1969); permite, a partir de una comparación de
formas de superficie y de una inducción de leyes de generalidad, generar un conjunto infinito de
frases, algunas de las cuales se realizan efectivamente en los actos del habla. El éxito de la
introducción por analogía d una forma nueva en la lengua no está garantizado de antemano:
«Nada entra en la lengua sin haber sido ensayado en el habla, y todos los fenómenos evolutivos
tienen su raíz en la esfera del individuo» (p. 231). Para que una forma nueva como honor sustituya
a una forma antigua como bonos, es necesario que la innovación, «propuesta» en un momento
determinado por un sujeto hablante, sea repetida, imitada y finalmente adoptada por la comunidad
lingüística entera.

Las sobregeneralizaciones de reglas gramaticales, estos errores infantiles que divierten a los
adultos: «ha rompido un espejo», «no cabo aquí dentro», etc., son analogías que la lengua
generalmente no admite. Por tanto, se ve que ciertas unidades pueden, en un momento dado de la
evolución, dar origen a formas análogas, y ello, según Saussure, en la medida en que se
experimentan como «vivas» por los sujetos hablantes. Evidentemente, estas unidades difieren
según las épocas, pero los principios y el objeto de la analogía son los mismos: «sustituir antiguas
formaciones, irregulares y caducas por otras más normales, compuestas de elementos vivos» (p.
234).

Sin embargo, estos elementos vivos no son radicalmente nuevos: se trata muy a menudo de
formas utilizadas anteriormente en un contexto distinto y que se revisten de una nueva función:
«En la masa enorme de los fenómenos analógicos que representan algunos siglos de evolución,
casi todos los elementos se conservan; lo único que pasa es que se distribuyen de otro modo... La
lengua es un vestido cubierto de retazos hechos con su propia tela» (p. 235). La lengua utiliza y
vuelve a utilizar los materiales fónicos de que dispone en la medida en que se inscriben en las
redes de analogías, o sea, de semejanzas y oposiciones que se modifican continuamente:

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El estudio de los cambios lingüísticos ofrece dos indicaciones esenciales sobre la función de la
lengua. En primer lugar, el material fonético no es más que un material, susceptible de modificarse
de manera ilimitada y ciega, porque no mantiene ninguna relación necesaria con un contenido que
lo conservara en una relación significativa precisa y permanente. En razón de su misma
neutralidad intrínseca, este material se modifica naturalmente bajo el influjo de múltiples factores
exteriores. Dichas modificaciones son regulares, en el sentido de que tienen que ser aceptadas por
la comunidad hablante, pero perturban unas redes de analogías y oposiciones que existían en el
estado anterior de la lengua. Para evitar un desequilibrio demasiado grande, la comunidad
hablante volverá a crear nuevas oposiciones, utilizando otra vez formas eventualmente
abandonadas en el estado anterior de la lengua. Esta reconstitución se realiza teniendo en cuenta
reglas ya en vigor en el estado actual de la lengua; por tanto, supone, en el sujeto hablante, la
toma en consideración de las leyes actuales (sincrónicas) de su lengua, el inventario de las
posibilidades, y la realización efectiva de una de ellas. Este análisis muestra que los ingredientes
básicos de la lengua, las unidades o identidades, no son de naturaleza material (los sonidos y sus
características físicas) sino de naturaleza relacional, sólo se pueden establecer en relación con las
analogías y oposiciones del sistema de la lengua, en un momento dado de su evolución.

De las unidades diacrónicas a las unidades sincrónicas

El estudio de las modificaciones históricas o diacrónicas no ha permitido aislar unos elementos


delimitados una vez por todas y que se transmitirían por proyección simple de un estado de lengua
a otro. «Por el contrario, de un momento al otro se distribuyen de manera distinta, en virtud de los
acontecimientos de que la lengua es teatro» (p. 246). Lo importante de la cita anterior está en que
indica que los cambios consisten en un reparto nuevo de las unidades; no son los sonidos (la
sustancia sonora) los que se modifican, sino que son las redes de analogías y oposiciones que
hacen de un sonido una unidad significativa, las que se desplazan, Esta naturaleza relacional del
cambio lingüístico plantea dos problemas: el de las unidades y el de las identidades.

La noción de identidad diacrónica constituye un problema en sí mismo; cuando una lengua se


modifica, siempre podemos preguntarnos qué elemento se somete realmente a la acción
transformadora: ¿la secuencia sonora, el mismo vocablo, o una unidad más amplia? ¿El cambio es
puramente fonético o procede de una voluntad analógica del sujeto hablante? Para hablar de una
unidad a través del tiempo (por ej., hippos-equus-caballo) hay que afirmar su identidad; ya sea que
la unidad permanezca totalmente idéntica (cosa que no sucede en nuestro ejemplo), ya sea que
bajo ciertas modificaciones (de forma o de sentido) se perpetúe algo que permite hablar de una
unidad. ¿Dónde basarnos para afirmar esta identidad? Una primera respuesta es fonética: por
ejemplo el latín mare se convierte en mer en francés porque bajo determinadas condiciones en una
época toda a se convirtió en e y la e final átona desapareció. Tal solución es rechazada por
Saussure, que invoca dos argumentos: en primer lugar, el sonido en sí mismo no puede constituir
una unidad; la entidad lingüística se define por medio de una relación entre el campo del sonido y
el del sentido. Por otra parte... «es, por el contrario, en nombre de la correspondencia mare-mer
como juzgo que a se convirtió en e y que la e final desapareció, etc.» (oc., p. 249). En segundo
lugar, las unidades de lenguaje se fundamentan en relaciones complejas, que permiten que un
locutor, en un momento dado, identifique formas fónicas tan diferentes como se fácher o se fócher.

La identidad diacrónica de mare y mer implica en realidad que se «pase de uno a otro a través de
una serie de identidades sin crónicas en el habla», es decir, que el vínculo que une la forma sonora
con su contenido permanezca estable a lo largo del proceso de las transformaciones fonéticas

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sucesivas. El análisis de las identidades diacrónicas nos lleva en último término al de las
identidades sincrónicas, de las que no son más que una forma más compleja. Identidades
diacrónicas y sincrónicas son únicamente dos facetas distintas de la misma entidad, la unidad en la
lengua.

La oposición sincronía-diacronía constituye la primera de las dicotomías saussureanas. Como


dijimos antes, la lingüística sincrónica estudia la lengua, con abstracción de la acción del tiempo
sobre ella. El sistema de la lengua, que se modifica naturalmente, es captado durante el período de
tiempo más breve posible, de suerte que parezca sustraído a la evolución y al movimiento. La
lingüística sincrónica estudia la lengua sobre el eje de las simultaneidades, no sobre el de las
sucesiones; toma en consideración unos estados de lengua, calificados a veces de estados de
equilibrio, es decir, movimientos inmóviles, o considerados como tales, fechados y circunscritos en
el tiempo, y trata de «las relaciones psicológicas entre los términos que coexisten y forman
sistema, tal como son percibidos por la misma conciencia colectiva» (p. 140).

La lingüística diacrónica o evolutiva tiene como objeto el eje de sucesiones, es decir, «las
relaciones que vinculan términos sucesivos no percibidos por una misma conciencia colectiva, y
que se sustituyen unos a otros sin formar sistema entre sí» (p. 140).

La distinción diacronía-sincronía, como todas las oposiciones saussureanas, corresponde a un


doble punto de vista posible por parte del lingüista. Entre la evolución de la lengua en el tiempo, y
las relaciones que forman un sistema en un momento dado, existe una proporción constante; a
menudo son los mis hechos de lengua, las mismas unidades las que se toman en consideración,
pero en un caso, la luz escogida es la de la historia, y en el otro, la de la estructura fuera del
tiempo. Contemplados desde el ángulo de la diacronía o desde el de la sincronía, los hechos
aparecen distintos. El análisis de los fenómenos históricos no aclara nada de lo que sucede en un
momento dado en un sistema de lengua. El hecho que dépit (despecho) significó mépris
(desprecio) en un estado anterior de la lengua francesa, no impide que hoy tenga un sentido muy
diferente, sentido que sólo se puede analizar en relación con los demás niveles del sistema actual.
«Verdades diacrónicas» y «verdades sincrónicas» son completamente distintas.

Saussure concede una importancia mayor al punto de vista sincrónico, no sólo porque éste ha sido
descuidado por la mayoría de las corrientes lingüísticas anteriores, sino, sobre todo, porque es el
único que tiene realidad en la conciencia de los sujetos hablantes; los cambios que se producen a
lo largo de la evolución no pueden ser captados por la masa hablante; es el lingüista el que,
comparando estados de lengua distintos en el tiempo o en el espacio, puede juzgar a posteriori
acerca de las identidades y diferencias diacrónicas. En un momento preciso de la evolución de la
lengua, por el contrario, todo locutor puede y debe emitir juicios de identidad sincrónica. Una de las
consecuencias principales de la distinción de ambas perspectivas afecta a las leyes de la
lingüística. Las leyes diacrónicas son leyes imperativas, es decir, afectan a todos los vocablos que
tienen una misma estructura fonética, y sus efectos son irreversibles, puesto que son históricos.
Por el contrario, las leyes sincrónicas sólo pueden registrar los juicios de identidad y diferencia
realizados por los locutores; no son más que los testigos de equilibrios precarios, existentes hic c
nunc peto constantemente amenazados por la intrusión siempre posible de una modificación, por
los peligros del tiempo, por la irrupción de la historia.

Forma y sustancia

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Las nociones de forma y sustancia han sido introducidas incidentalmente a lo largo de las páginas
precedentes, en la medida en que están orgánicamente vinculadas con los conceptos de
arbitrariedad y valor. Por esta razón, sólo haremos de ellas una breve presentación.

Aunque los sonidos y la significación particular de cada acto de habla sean — estrictamente
hablando — únicos y no reproducibles, el sujeto hablante identifica un mismo significante bajo las
diferentes pronunciaciones, y un mismo significado a pesar de las variaciones de contexto o de
connotación. Significantes y significa do no son, por tanto, unos elementos materiales, de
naturaleza acústica o psicológica, sino que son unas puras formas elaboradas socialmente para
organizar los contenidos. El signo lingüístico no es más que un valor oposicional, y en este sentido
calificamos la lengua, sistema de signos, de forma.

La sustancia sólo se puede definir como el material a que se aplica la forma que es la lengua. Se
compone, por un lado, de la materia fónica y, por el otro, del contenido que hay que transmitir. Se
trata de dos polos de sustancia, que se clasifican, se desglosan, en una palabra, se organizan por
el tercer término constituido por los signos o valores. Además, en cada uno de ambos polos
podemos distinguir dos niveles de sustancia: uno, físico o material, constituido por los sonidos y
por la realidad objetiva que hay que referir, y el otro, de orden psicológico, constituido por las
imágenes que el sujeto ha construido sobre ambas realidades.

Asociaciones y sintagmas

En los apartados anteriores hemos descrito la lengua como un sistema de signos, y analizado su
característica principal: la arbitrariedad radical. Sin embargo, como vimos, la lengua presenta una
segunda característica también muy importante, que la distingue de los demás sistemas
semióticos; tiene que realizarse en la cadena hablada y, por tanto, está organizada en la sucesión.
Cuando intentamos definir y delimitar unidades de la lengua, tenemos que considerar a la vez la
faceta significante y la faceta significada, y determinar el valor del signo por referencia a los demás
signos del sistema. Esta delimitación de las unidades o valores, compleja en sí misma, todavía se
complica más cuando consideramos el aspecto lineal de la lengua, es decir, la organización
sintáctica. Ésta hubiera podido ser totalmente simple y rígida, si cada posición tuviera una
significación unívoca y cada operador o functor un sentido preciso e invariable, como pasa en
lógica o en matemáticas.

(p > q)

Pero los elementos sintácticos, como el orden de las palabras, las flexiones y morfemas libres, no
están intrínsecamente vinculados a un contenido, es decir, a una función semántica (indicar el
agente de..., la determinación, la relación temporal, etc.). La organización sintáctica también es un
fenómeno histórico y social, que se des- plaza insensiblemente a lo largo del tiempo, sin ninguna
motivación intrínseca y, por tanto, sin vínculo permanente con una función o significación. Por lo
mismo que podemos hablar de arbitrariedad de designación, introduciremos, en el aspecto
sintáctico de la lengua, la noción de arbitrariedad de disposición.

Arbitrariedad de designación y arbitrariedad de disposición caracterizan dos órdenes de fenómenos


que conviene distinguir: el orden del sistema de la lengua, de las unidades asociativas, dispuestas
en el cerebro de los miembros de la comunidad, y el orden del discurso, o sea, de la concatenación
lineal de las unidades significantes, que forman grupos o sintagmas. Existen, pues, dos tipos de

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relación entre los vocablos, dos maneras para una palabra de estar en contacto con otra, la esfera
asociativa y la esfera sintagmática.

Asociaciones y sintagmas son, en primer lugar, dos campos; en el caso del sintagma, el campo de
lo que está antes o después en una frase, es decir, el contexto lingüístico; en el caso de las
asociaciones, el campo de lo que está cerca en la conciencia del sujeto hablante. Tomemos como
ejemplo la secuencia «un temible aguafiestas». El estudio de las relaciones entre agua y fiestas,
entre temible y aguafiestas, entre un y temible pertenecen al campo sintagmático, mientras que las
asociaciones que se podrían hacer a partir de aguafiestas) como embrollón) perturbador,
derramaplaceres, etc., o a partir de temible) pertenecen al campo de la asociación. En ambas
esferas se constituyen dos tipos de grupos. El grupo asociativo -lo que hoy se llama paradigma o
clase paradigmática-, pertenecen al grupo todas las unidades de lenguaje que un sujeto hablante
puede asociar con un signo determinado, sea cual fuere la naturaleza del vínculo escogido por la
asociación: un «vocablo traerá, de manera inconsciente para el espíritu, la idea de una similitud de
otros vocablos que por un lado o por otro tienen algo común con él. Puede darse por lados muy
diferentes» (Engler, 19 p. 173). La noción saussureana de sintagma es también más general que
algunas acepciones recientes del término. Es sintagmático todo grupo «indeterminado en su
amplitud» (p. 172) de unidades sucesivas en la cadena hablada.

El sistema de la lengua produce grupos asociativos, mientras que el discurso y su linealidad


engendran sintagmas. ¿La asociación pertenece al campo de la lengua y el sintagma al campo del
habla, o sea, de la realización de enunciados concretos? No parece ser éste el caso. En efecto,
conviene distinguir el sintagma como resultado de un acto de habla, del sintagma como modelo a
seguir en las combinaciones lineales de signos. Para Saussure, habría unos tipos sintagmáticos
del campo de la lengua, en los que el sujeto se inspiraría en el momento de realizar su enunciado,
por tanto, de hacer un acto de habla. La existencia de un modelo se atribuye a la presencia de
múltiples realizaciones en las que la adjunción de las unidades lingüísticas produce el mismo
sentido. Así, hay un mismo tipo sintagmático para:

re-hacer re-bautizar

re-velar re-sucitar

pero no para las secuencias rezar, remar, etc.

Para terminar advertiremos que la noción de valor, que hemos analizado a nivel del sistema y, por
tanto, de las asociaciones, tiene su correspondiente en el plano del discurso y los sintagmas. Así
como una unidad de sistema sólo se puede definir por oposición a las demás unidades, así
también, en la secuencia lineal, la unidad sólo adquiere su valor por referencia a lo precede y a lo
que sigue. Arbitrariedad de designación y arbitrariedad de disposición producen dos valores, los
valores en asociación y los valores en sintagma, y toda la mecánica de la lengua descansa sobre
estos dos ejes que se cruzan e interaccionan continuamente.

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El Curso de Lingüística General, de Ferdinand de Saussure: síntesis7

Introducción

Capítulo II: Materia y tarea de la Lingüística. Relaciones con las ciencias conexas

Como punto de partida, la materia de la lingüística está constituida en primer lugar por todas las
manifestaciones del lenguaje humano, sean “correctas” o no, ya que lo que interesa es hacer una
descripción y no prescribir formas de expresión.

En virtud de esta materia, la lingüística se conecta con varias ciencias. Por ejemplo, en la etnografía y la
prehistoria las fuentes se manifiestan a través del lenguaje, aunque este, entonces, solo tendrá valor
documental. También a la antropología le interesa el lenguaje, aunque desde el punto de vista de la
especie humana, mientras que el lenguaje es un hecho social; por esto, se relaciona también con la
sociología. Tiene vínculos con la psicología y con la fisiología, ya que la lengua presenta entidades
psicológicas y la manifestación del habla implica un aspecto fisiológico; incluso, se relaciona con la
física por el plano material de los sonidos. Del mismo modo, las cuestiones lingüísticas interesan a
todos cuantos —historiadores, filólogos, etc.— tienen que manejar textos. A pesar de esta importancia e
interés, no hay una ciencia propia que se dedique a desterrar todo los prejuicios y falsedades dichas en
torno del lenguaje. Por ello, la lingüística deberá:

a) hacer la descripción y la historia de todas las lenguas,

b) formular las leyes generales que intervienen de manera permanente y universal en todas las lenguas,

c) deslindarse y definirse ella misma, delimitando su objeto y método.

Capítulo III: Objeto de la Lingüística

La lengua, su definición
Es necesario, entonces, delimitar el objeto a la vez integral y concreto de la lingüística. Otras ciencias
operan con objetos dados de antemano. Ello no ocurre en la lingüística, debido a que ante una palabra,
podemos observar diferentes aspectos: el sonido, la idea que expresa, su equivalente en otra lengua,
su etimología, etc. Por ello, lejos de preceder el objeto al punto de vista, se diría que es el punto de vista

                                                            
7
Selección, síntesis y adaptación realizada por Cacciavillani, Clara: “Ferdinand de Saussure y el Curso de
Lingüística General”, Córdoba, Universidad Blas Pascal, 2011 (inédito). Se respeta el titulado de los apartados
del Curso, según la traducción de Amado Alonso: Saussure, F. Curso de Lingüística General, Buenos Aires,
Losada, 1945.
 

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el que crea el objeto. Por otro lado, el fenómeno lingüístico presenta perpetuamente dos caras
interdependientes:

1. Las sílabas que se articulan son impresiones acústicas percibidas por el oído, pero los sonidos
no existirían sin los órganos vocales;

2. El sonido, unidad compleja acústico-vocal, forma a su vez con la idea una unidad compleja,
fisiológica y mental.

3. El lenguaje tiene un lado individual y un lado social.

4. En cada instante el lenguaje implica a la vez un sistema establecido y una evolución; en cada
momento es una institución actual y un producto del pasado.

Si estudiamos el lenguaje por muchos lados a la vez, el objeto de la lingüística se nos aparece como un
montón confuso de cosas heterogéneas y sin trabazón. Así es cuando se abre la puerta a muchas
ciencias —psicología, antropología, gramática normativa, filología, etc.—, que a nosotros nos interesa
separar claramente de la lingüística.

No hay más que una solución para todas estas dificultades: hay que colocarse desde el primer
momento en el terreno de la lengua y tomarla como norma de todas las otras manifestaciones del
lenguaje.

Lugar de la lengua en los hechos del lenguaje

La lengua no es sinónimo del lenguaje: ella es sólo una parte determinada parte del lenguaje, aunque
esencial. Es a la vez un producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones
necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos.

Supongamos un acto de habla concreto: dos personas en conversación, A y B. En el cerebro de A se


forman hechos de conciencia, los conceptos, que se asocian con las representaciones de los signos
lingüísticos o imágenes acústicas que sirven a su expresión. Es decir, en el cerebro de A se
desencadena la imagen acústica que corresponde a ese concepto. Este es un fenómeno enteramente
psíquico, seguido a su vez de un proceso fisiológico: el cerebro transmite a los órganos de la fonación
un impulso correlativo a la imagen; luego las ondas sonoras se propagan de la boca de A al oído de B:
proceso puramente físico. A continuación el circuito sigue en B un orden inverso: del oído al cerebro,
transmisión fisiológica de la imagen acústica; en el cerebro, asociación psíquica de esta imagen con el
concepto correspondiente. Si B habla a su vez, este nuevo acto seguirá —de su cerebro al de A—
exactamente la misma marcha que el primero.

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Nuestro esquema permite distinguir en seguida las partes físicas (ondas sonoras) de las fisiológicas
(fonación y audición) y de las psíquicas (imágenes verbales y conceptos). Pues es de capital
importancia advertir que la imagen verbal no se confunde con el sonido mismo, y que es tan
legítimamente psíquica como el concepto que le está asociado.

Por ello, decimos que, tomado en su conjunto, el lenguaje es multiforme y heteróclito; a caballo en
diferentes dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquico, pertenece además al dominio individual y al
dominio social; no se deja clasificar en ninguna de las categorías de los hechos humanos, porque no se
sabe cómo desembrollar su unidad.

La lengua, por el contrario, es una totalidad en sí y un principio de clasificación. En cuanto le damos el


primer lugar entre los hechos de lenguaje, introducimos un orden natural en un conjunto que no se
presta a ninguna otra clasificación. La facultad de articular palabras no se ejerce más que con la ayuda
del instrumento creado y suministrado por la colectividad: es la lengua la que hace la unidad del
lenguaje.

Pero, para comprender bien el papel de la lengua como sistema, hay que salirse del acto individual, que
no es más que el embrión del lenguaje, y encararse con el hecho social. Entre todos los individuos así
ligados por el lenguaje, se establecerá una especie de promedio: todos reproducirán —no exactamente,
sin duda, pero sí aproximadamente— los mismos signos unidos a los mismos conceptos.

Si pudiéramos abarcar la suma de las imágenes verbales almacenadas en todos los individuos,
entonces toparíamos con el lazo social que constituye la lengua. Es un tesoro depositado por la práctica
del habla en los sujetos que pertenecen a una misma comunidad, un sistema gramatical virtualmente
existente en cada cerebro, o, más exactamente, en los cerebros de un conjunto de individuos, pues la
lengua no está completa en ninguno, no existe perfectamente más que en la masa.

Al separar la lengua del habla (langue et parole), se separa a la vez: 1° lo que es social de lo que es
individual; 2° lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental. La lengua no es una
función del sujeto hablante, es el producto que el individuo registra pasivamente. El habla es, por el
contrario, un acto individual de voluntad y de inteligencia, en el cual conviene distinguir: 1° las

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combinaciones por las que el sujeto hablante utiliza el código de la lengua con miras a expresar su
pensamiento personal; 2° el mecanismo psicofísico que le permita exteriorizar esas combinaciones.

Caracteres de la lengua

1. Es un objeto bien definido en el conjunto heteróclito de los hechos de lenguaje. Se la puede


localizar en la porción determinada del circuito donde una imagen acústica viene a asociarse
con un concepto. La lengua es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que por sí solo
no puede ni crearla ni modificarla; no existe más que en virtud de una especie de contrato
establecido entre los miembros de la comunidad. Por otra parte, el individuo tiene necesidad de
un aprendizaje para conocer su funcionamiento; el niño se la va asimilando poco a poco. Hasta
tal punto es la lengua una cosa distinta, que un hombre privado del uso del habla conserva la
lengua con tal que comprenda los signos vocales que oye.

2. La lengua, distinta del habla, es un objeto que se puede estudiar separadamente. Ya no


hablamos las lenguas muertas, pero podemos muy bien asimilarnos su organismo lingüístico.

3. Mientras que el lenguaje es heterogéneo, la lengua así delimitada es de naturaleza homogénea:


es un sistema de signos en el que sólo es esencial la unión del sentido y de la imagen acústica,
y donde las dos partes del signo son igualmente psíquicas.

4. La lengua, no menos que el habla, es un objeto de naturaleza concreta, y esto es gran ventaja
para su estudio. Los signos lingüísticos no por ser esencialmente psíquicos son abstracciones;
las asociaciones ratificadas por el consenso colectivo, y cuyo conjunto constituye la lengua, son
realidades que tienen su asiento en el cerebro. Además, los signos de la lengua son, por decirlo
así, tangibles; la escritura puede fijarlos en imágenes convencionales, mientras que sería
imposible fotografiar en todos sus detalles los actos del habla; la fonación de una palabra, por
pequeña que sea, representa una infinidad de movimientos musculares extremadamente
difíciles de conocer y de imaginar. En la lengua, por el contrario, no hay más que la imagen
acústica, y ésta se puede traducir en una imagen visual constante. Pues si se hace abstracción
de esta multitud de movimientos necesarios para realizarla en el habla, cada imagen acústica
no es, como luego veremos, más que la suma de un número limitado de elementos o fonemas,
susceptibles a su vez de ser evocados en la escritura por un número correspondiente de
signos. Esta posibilidad de fijar las cosas relativas a la lengua es la que hace que un diccionario
y una gramática puedan ser su representación fiel, pues la lengua es el depósito de las
imágenes acústicas.

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Capítulo IV: Lingüística de la lengua y lingüística del habla

Al dar a la ciencia de la lengua su verdadero lugar en el conjunto del estudio del lenguaje, hemos
situado al mismo tiempo la lingüística entera. Todos los demás elementos del lenguaje, que son los que
constituyen el habla, vienen por sí mismos a subordinarse a esta ciencia primera, y gracias a tal
subordinación todas las partes de la lingüística encuentran su lugar natural.

La actividad del sujeto hablante debe estudiarse en un conjunto de disciplinas que no tienen cabida en
la lingüística más que por su relación con la lengua. El estudio del lenguaje comporta, pues, dos partes:
la una, esencial, tiene por objeto la lengua, que es social en su esencia e independiente del individuo;
este estudio es únicamente psíquico; la otra, secundaria, tiene por objeto la parte individual del
lenguaje, es decir, el habla, incluida la fonación, y es psicofísica.

Sin duda, ambos objetos están estrechamente ligados y se suponen recíprocamente: la lengua es
necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos; pero el habla es necesaria
para que la lengua se establezca; históricamente, el hecho de habla precede siempre. Oyendo a los
otros es como cada uno aprende su lengua materna, que no llega a depositarse en nuestro cerebro más
que al cabo de innumerables experiencias.

Por último, el habla es la que hace evolucionar a la lengua: las impresiones recibidas oyendo a los
demás son las que modifican nuestros hábitos lingüísticos. Hay, pues, interdependencia de lengua y
habla: aquélla es a la vez el instrumento y el producto de ésta. Pero eso no les impide ser dos cosas
absolutamente distintas. La lengua existe en la colectividad en la forma de una suma de acuñaciones
depositadas en cada cerebro, más o menos como un diccionario cuyos ejemplares, idénticos, fueran
repartidos entre los individuos Es, pues, algo que está en cada uno de ellos, aunque común a todos y
situado fuera de la voluntad de los depositarios. Este modo de existencia de la lengua puede quedar
representado por la fórmula:

1 + 1 + 1 + 1... = I (modelo colectivo).

¿De qué modo está presente el habla en esta misma colectividad? El habla es la suma de todo lo que
las gentes dicen, y comprende: a) combinaciones individuales, dependientes de la voluntad de los
hablantes; b) actos de fonación igualmente voluntarios, necesarios para ejecutar tales combinaciones.

No hay, pues, nada de colectivo en el habla; sus manifestaciones son individuales y momentáneas. En
ella no hay nada más que la suma de los casos particulares según la fórmula:

(1 + 1' + 1" + 1'"...)

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Por todas estas razones sería quimérico reunir en un mismo punto de vista la lengua y el habla. El
conjunto global del lenguaje es incognoscible porque no es homogéneo, mientras que la distinción y la
subordinación propuestas lo aclaran todo.

Tal es la primera bifurcación con que topamos en cuanto se intenta hacer la teoría del lenguaje. Hay
que elegir entre dos caminos que es imposible tomar a la vez; tienen que ser recorridos por separado.

Se puede en rigor conservar el nombre de lingüística para cada una de estas dos disciplinas y hablar de
una lingüística del habla; pero con cuidado de no confundirla con la lingüística propiamente dicha, ésa
cuyo objeto único es la lengua.

Capítulo V: Elementos internos y elementos externos de la lengua

Nuestra definición de la lengua supone que descartamos de ella todo lo que sea extraño a su
organismo, a su sistema, en una palabra, todo lo que se designa con el término de «lingüística
externa». Esta lingüística externa se ocupa, sin embargo, de cosas importantes, y en ella se piensa
sobre todo cuando se aborda el estudio del lenguaje.

Son, en primer lugar, todos los puntos en que la lingüística toca a la etnología, todas las relaciones que
pueden existir entre la historia de una lengua y la de una raza o de una civilización. Las dos historias se
mezclan y guardan relaciones recíprocas.

En segundo lugar hay que mencionar las relaciones entre la lengua y la historia política. Grandes
hechos históricos, como la conquista romana, han tenido una importancia incalculable para un montón
de hechos lingüísticos.

Esto nos lleva a un tercer punto: las conexiones de la lengua con las instituciones de toda especie, la
Iglesia, la escuela, etc. Éstas, a su vez, están íntimamente ligadas con el desarrollo literario de una
lengua, fenómeno tanto más general cuanto que él mismo es inseparable de la historia política. Por
último, todo cuanto se refiere a la extensión geográfica de las lenguas y a su fraccionamiento dialectal
cae en la lingüística externa.

Se ha pretendido que es absolutamente imposible separar todas estas cuestiones del estudio de la
lengua propiamente dicha. Es un punto de vista que ha prevalecido, sin embargo, creemos que el
estudio de los fenómenos lingüísticos externos es muy fructífero; pero es falso decir que sin ellos no se
pueda conocer el organismo lingüístico interno. Tomemos como ejemplo los préstamos de palabras
extranjeras: lo primero que se puede comprobar es que de ningún modo son un elemento constante en
la vida de una lengua. De un modo general, nunca es indispensable conocer las circunstancias en que
una lengua se ha desarrollado. Esta ignorancia en nada nos impide estudiarla interiormente ni darnos

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cuenta de las transformaciones que ha sufrido. En todo caso, la separación de los dos puntos de vista
se impone, y cuanto con mayor rigor se observe mejor será. La mejor prueba es que cada uno de ellos
crea un método distinto.

La lingüística interna no admite una disposición cualquiera; la lengua es un sistema que no conoce más
que su orden propio y peculiar. Una comparación con el ajedrez lo hará comprender mejor. Aquí es
relativamente fácil distinguir lo que es interno de lo que es externo: el que haya pasado de Persia a
Europa es de orden externo; interno, en cambio, es todo cuanto concierne al sistema y sus reglas. Si
reemplazo unas piezas de madera por otras de marfil, el cambio es indiferente para el sistema; pero si
disminuyo o aumento el número de las piezas tal cambio afecta profundamente a la «gramática» del
juego. Es verdad que para hacer distinciones de esta clase hace falta cierta atención. Así en cada caso
se planteará la cuestión de la naturaleza del fenómeno, y para resolverlo se observará esta regla: es
interno todo cuanto hace variar el sistema en un grado cualquiera.

Primera parte

Principios generales

Capítulo I: Naturaleza del signo lingüístico

Signo, significado, significante


Para ciertas personas, la lengua, reducida a su principio esencial, es una nomenclatura, esto es, una
lista de términos que corresponden a otras tantas cosas. Esta concepción es criticable por muchos
conceptos. Supone ideas completamente hechas preexistentes a las palabras; no nos dice si el nombre
es de naturaleza vocal o psíquica; por último, hace suponer que el vínculo que une un nombre a una
cosa es una operación muy simple, lo cual está bien lejos de ser verdad. Sin embargo, esta perspectiva
simplista puede acercarnos a la verdad al mostrarnos que la unidad lingüística es una cosa doble,
hecha con la unión de dos términos. Hemos visto a propósito del circuito del habla, que los términos
implicados en el signo lingüístico son ambos psíquicos y están unidos en nuestro cerebro por un vínculo
de asociación. Insistimos en este punto.

Lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica1.
La imagen acústica no es el sonido material, cosa puramente física, sino su huella psíquica, la
representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es sensorial, y si
llegamos a llamarla «material» es solamente en este sentido y por oposición al otro término de la
asociación, el concepto, generalmente más abstracto.

El carácter psíquico de nuestras imágenes acústicas aparece claramente cuando observamos nuestra
lengua materna. Sin mover los labios ni la lengua, podemos hablarnos a nosotros mismos o recitarnos

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mentalmente un poema. El signo lingüístico es, pues, una entidad psíquica de dos caras, que puede
representarse por la siguiente figura:

Estos dos elementos están íntimamente unidos y se reclaman recíprocamente.

Ya sea que busquemos el sentido de la palabra latina ´arbor´ o la palabra con que el latín designa el
concepto de 'árbol', es evidente que las vinculaciones consagradas por la lengua son las únicas que nos
aparecen conformes con la realidad, y descartamos cualquier otra que se pudiera imaginar.

Esta definición plantea una importante cuestión de terminología. Llamamos signo a la combinación del
concepto y de la imagen acústica: pero en el uso corriente este término designa generalmente la
imagen acústica sola, por ejemplo una palabra (árbol, etc.). Se olvida que si llamamos signo a árbol no
es más que gracias a que conlleva el concepto 'árbol', de tal manera que la idea de la parte sensorial
implica la del conjunto.

La ambigüedad desaparecería si designáramos las tres nociones aquí presentes por medio de nombres
que se relacionen recíprocamente al mismo tiempo que se opongan. Y proponemos conservar la
palabra signo para designar el conjunto, y reemplazar concepto e imagen acústica respectivamente con
significado y significante; estos dos últimos términos tienen la ventaja de señalar la oposición que los
separa, sea entre ellos dos, sea del total de que forman parte. En cuanto al término signo, si nos
contentamos con él es porque, no sugiriéndonos la lengua usual cualquier otro, no sabemos con qué
reemplazarlo. El signo lingüístico así definido posee dos caracteres primordiales. Al enunciarlos vamos
a proponer los principios mismos de todo estudio de este orden.

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Primer principio: lo arbitrario del signo
El lazo que une el significante al significado es arbitrario; o bien, puesto que entendemos por signo el
total resultante de la asociación de un significante con un significado, podemos decir más simplemente:
el signo lingüístico es arbitrario.

Así, la idea de sur no está ligada por relación alguna interior con la secuencia de sonidos s-u-r que le
sirve de significante; podría estar representada tan perfectamente por cualquier otra secuencia de
sonidos. Sirvan de prueba las diferencias entre las lenguas y la existencia misma de lenguas diferentes.

Todo medio de expresión recibido de una sociedad se apoya en principio en un hábito colectivo o, lo
que viene a ser lo mismo, en la convención. Están fijados por una regla; esa regla es la que obliga a
emplearlos, no su valor intrínseco. Se puede, pues, decir que los signos enteramente arbitrarios son los
que mejor realizan el ideal del procedimiento semiológico; por eso la lengua, el más complejo y el más
extendido de los sistemas de expresión, es también el más característico de todos; en este sentido la
lingüística puede erigirse en el modelo general de toda semiología, aunque la lengua no sea más que
un sistema particular.

La palabra arbitrario necesita también una observación. No debe dar idea de que el significante
depende de la libre elección del hablante (ya veremos luego que no está en manos del individuo el
cambiar nada en un signo una vez establecido por un grupo lingüístico); queremos decir que es
inmotivado, es decir, arbitrario con relación al significado, con el cual no guarda en la realidad ningún
lazo natural.

Segundo principio: el carácter lineal del significante

El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve en el tiempo únicamente y tiene los
caracteres que toma del tiempo: a) representa una extensión, y b) esa extensión es mensurable en una
sola dimensión; es una línea.

Este principio es evidente, pero parece que siempre se ha desdeñado el enunciarlo, sin duda porque se
le ha encontrado demasiado simple; sin embargo, es fundamental y sus consecuencias son
incalculables: su importancia es igual a la de la primera ley. Todo el mecanismo de la lengua depende
de ese hecho. Por oposición a los significantes visuales (señales marítimas, por ejemplo), que pueden
ofrecer complicaciones simultáneas en varias dimensiones, los significantes acústicos no disponen más
que de la línea del tiempo; sus elementos se presentan uno tras otro; forman una cadena. Este carácter
se destaca inmediatamente cuando los representamos por medio de la escritura, en donde la sucesión
en el tiempo es sustituida por la línea espacial de los signos gráficos.

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Capítulo II

Inmutabilidad y mutabilidad del signo

1. Inmutabilidad
Si, con relación a la idea que representa, aparece el significante como elegido libremente, en cambio,
con relación a la comunidad lingüística que lo emplea, no es libre, es impuesto. A la masa social no se
le consulta ni el significante elegido por la lengua podría tampoco ser reemplazado por otro. Se dice a la
lengua «elige», pero añadiendo: «será ese signo y no otro alguno». Un individuo sería incapaz de
modificar en un ápice la elección ya hecha, sino que la masa misma no puede ejercer su soberanía
sobre una sola palabra; la masa está atada a la lengua tal cual es.

La lengua no puede, pues, equipararse a un contrato puro y simple, y justamente en este aspecto
muestra el signo lingüístico su máximo interés de estudio; pues si se quiere demostrar que la ley
admitida en una colectividad es una cosa que se sufre y no una regla libremente consentida, la lengua
es la que ofrece la prueba más concluyente de ello.

El signo lingüístico está fuera del alcance de nuestra voluntad. En cualquier época que elijamos, por
antiquísima que sea, ya aparece la lengua como una herencia de la época precedente. De hecho,
ninguna sociedad conoce ni jamás ha conocido la lengua de otro modo que como un producto heredado
de las generaciones precedentes y que hay que tomar tal cual es. Ésta es la razón de que la cuestión
del origen del lenguaje no tenga la importancia que se le atribuye generalmente.

Un estado de lengua dado siempre es el producto de factores históricos, y esos factores son los que
explican por qué el signo es inmutable, es decir, por qué resiste toda sustitución arbitraria. Tenemos,
primero, que apreciar el más o el menos de libertad de que disfrutan las otras instituciones, y veremos
entonces que para cada una de ellas hay un balanceo diferente entre la tradición impuesta y la acción
libre de la sociedad. En el caso de la lengua, varios factores contribuyen con la inmutabilidad:

1. El carácter arbitrario del signo: la masa, aunque fuera más consciente de lo que es, no podría
discutirla.

2. La multitud de signos necesarios para constituir cualquier lengua: un sistema de escritura


compuesto de veinte a cuarenta letras puede en rigor reemplazarse por otro. Lo mismo
sucedería con la lengua si encerrara un número limitado de elementos; pero los signos
lingüísticos son innumerables.

3. El carácter demasiado complejo del sistema.: una lengua constituye un sistema. Si, como luego
veremos, éste es el lado por el cual la lengua no es completamente arbitraria y donde impera

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una razón relativa, también es éste el punto donde se manifiesta la incompetencia de la masa
para transformarla. Pues este sistema es un mecanismo complejo, y no se le puede
comprender más que por la reflexión; hasta los que hacen de él un uso cotidiano lo ignoran
profundamente. No se podría concebir un cambio semejante más que con la intervención de
especialistas, gramáticos, lógicos, etc.; pero la experiencia demuestra que hasta ahora las
injerencias de esta índole no han tenido éxito alguno.

4. La resistencia de la inercia colectiva a toda innovación lingüística: la lengua —y esta


consideración prevalece sobre todas las de más— es en cada instante tarea de todo el mundo;
extendida por una masa y manejada por ella, la lengua es una cosa de que todos los individuos
se sirven a lo largo del día entero. En este punto no se puede establecer ninguna comparación
entre ella y las otras instituciones.

Este hecho capital basta para mostrar la imposibilidad de una revolución. La lengua forma cuerpo con la
vida de la masa social, y la masa, siendo naturalmente inerte, aparece ante todo como un factor de
conservación.

Sin embargo, no basta con decir que la lengua es un producto de fuerzas sociales para que se vea
claramente que no es libre; acordándonos de que siempre es herencia de una época precedente, hay
que añadir que esas fuerzas sociales actúan en función del tiempo. Si la lengua tiene carácter de fijeza,
no es sólo porque esté ligada a la gravitación de la colectividad, sino también porque está situada en el
tiempo. Estos dos hechos son inseparables. En todo instante la solidaridad con el pasado pone en
jaque a la libertad de elegir. Decimos hombre y perro porque antes que nosotros se ha dicho hombre y
perro. Eso no impide que haya en el fenómeno total un vínculo entre esos dos factores antinómicos: la
convención arbitraria, en virtud de la cual es libre la elección, y el tiempo, gracias al cual la elección se
halla ya fijada. Precisamente porque el signo es arbitrario no conoce otra ley que la de la tradición, y
precisamente por fundarse en la tradición puede ser arbitrario.

2. Mutabilidad
El tiempo, que asegura la continuidad de la lengua, tiene otro efecto, en apariencia contradictorio con el
primero: el de alterar más o menos rápidamente los signos lingüísticos, de modo que, en cierto sentido,
se puede hablar a la vez de la inmutabilidad y de la mutabilidad del signo.

En último análisis, ambos hechos son solidarios: el signo está en condiciones de alterarse porque se
continúa. Lo que domina en toda alteración es la persistencia de la materia vieja; la infidelidad al pasado
sólo es relativa. Por eso el principio de alteración se funda en el principio de continuidad.

La alteración en el tiempo adquiere formas diversas, cada una de las cuales daría materia para un
importante capítulo de lingüística. Sin entrar en detalles, he aquí lo más importante de destacar: sean

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cuales fueren los factores de alteración, ya obren aisladamente o combinados, siempre conducen a un
desplazamiento de la relación entre el significado y el significante.

Veamos algunos ejemplos. El latín necāre 'matar' se ha hecho en francés noyer 'ahogar' y en español
anegar. Han cambiado tanto la imagen acústica como el concepto; pero es inútil distinguir las dos partes
del fenómeno; basta con consignar globalmente que el vínculo entre la idea y el signo se ha relajado y
que ha habido un desplazamiento en su relación: han surgido otra correspondencia entre la materia
fónica y la idea.

Una lengua es radicalmente incapaz de defenderse contra los factores que desplazan minuto tras
minuto la relación entre significado y significante. Es una de las consecuencias de lo arbitrario del signo.

Se ve bien por la manera en que la lengua evoluciona; nada tan complejo: situada a la vez en la masa
social y en el tiempo, nadie puede cambiar nada en ella; y, por otra parte, lo arbitrario de sus signos
implica teóricamente la libertad de establecer cualquier posible relación entre la materia fónica y las
ideas.

Capítulo III

La lingüística estática y la lingüística evolutiva

1. Dualidad interna de las ciencias que operan con valores


La intervención del factor tiempo es capaz de crear a la lingüística dificultades particulares y la ubica
como ciencia ante dos rutas absolutamente divergentes. La mayoría de las otras ciencias ignoran esta
dualidad radical; el tiempo no produce en ellas efectos particulares. Esto es propio de las ciencias que
operan con valores. Habría que distinguir en todas según la figura siguiente:

El 1° eje de simultaneidades (AB), concierne a las relaciones entre cosas coexistentes, de donde está
excluida toda intervención del tiempo, y 2° eje de sucesiones (CD), en el cual nunca se puede
considerar más que una cosa cada vez, pero donde están situadas todas las cosas del primer eje con
sus cambios respectivos.

Para las ciencias que trabajan con valores esta distinción es una necesidad práctica y, en ciertos casos,
una necesidad absoluta. En este terreno se puede desafiar a los científicos a que no podrán organizar

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sus investigaciones de una manera rigurosa si no tienen en cuenta los dos ejes, si no distinguen entre el
sistema de valores considerados en sí y esos mismos valores considerados en función del tiempo.

Al lingüista es a quien se impone esta distinción más imperiosamente, pues la lengua es un sistema de
puros valores que nada determina fuera del estado momentáneo de sus términos. He ahí la razón de
que distingamos dos lingüísticas. ¿Cómo las llamaremos? Los términos evolución y lingüística evolutiva
son precisos, y nosotros los emplearemos con frecuencia; por oposición se puede hablar de la ciencia
de los estados de lengua o de lingüística estática.

Pero para señalar mejor esta oposición y este cruzamiento de dos órdenes de fenómenos relativos al
mismo objeto, preferimos hablar de lingüística sincrónica y de lingüística diacrónica. Es sincrónico todo
lo que se refiere al aspecto estático de nuestra ciencia, y diacrónico todo lo que se relaciona con las
evoluciones. Del mismo modo sincronía y diacronía designarán respectivamente un estado de lengua y
una fase de evolución.

Conclusiones

Así es como la lingüística se encuentra aquí ante su segunda bifurcación. Ha sido primero necesario
elegir entre la lengua y el habla; ahora estamos en la encrucijada de rutas que llevan la una a la
diacronía, la otra a la sincronía.

Una vez en posesión de este doble principio de clasificación, se puede añadir que todo cuanto es
diacrónico en la lengua solamente lo es por el habla, en el habla es donde se halla el germen de todos
los cambios. Un hecho de evolución siempre está precedido de un hecho, o mejor, de una multitud de
hechos similares en la esfera del habla. El cuadro siguiente indica la forma racional que debe adoptar el
estudio lingüístico:

Las dos partes de la lingüística, así deslindada, serán sucesivamente objeto de nuestro estudio. La
lingüística sincrónica se ocupará de las relaciones lógicas y psicológicas que unen términos
coexistentes y que forman sistema, tal como aparecen a la conciencia colectiva.

La lingüística diacrónica estudiará por el contrario las relaciones que unen términos sucesivos no
percibidos por una misma conciencia colectiva, y que se reemplazan unos a otros sin formar sistema
entre sí.

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Ciertamente, por la necesidad de establecer las leyes generales del sistema de la lengua como objeto
propio, el sincrónico resulta el método más adecuado para la lingüística general y el que permitirá
distinguirla de otras diciplinas.

Segunda parte

Lingüística sincrónica

Capítulo IV

El valor lingüístico

1. La lengua como pensamiento organizado en la materia fónica


Para darse cuenta de que la lengua no puede ser otra cosa que un sistema de valores puros, basta
considerar los dos elementos que entran en juego en su funcionamiento: las ideas y los sonidos.
Psicológicamente, hecha abstracción de su expresión por medio de palabras, nuestro pensamiento no
es más que una masa amorfa e indistinta.

Filósofos y lingüistas han estado siempre de acuerdo en reconocer que, sin la ayuda de los signos,
seríamos incapaces de distinguir dos ideas de manera clara y constante. Considerado en sí mismo, el
pensamiento es como una nebulosa donde nada está necesariamente delimitado. No hay ideas
preestablecidas, y nada es distinto antes de la aparición de la lengua.

Frente a este reino flotante, ¿ofrecen los sonidos por sí mismos entidades circunscriptas de antemano?
Tampoco. La substancia fónica no es más fija ni más rígida; no es un molde a cuya forma el
pensamiento deba acomodarse necesariamente, sino una materia plástica que se divide a su vez en
partes distintas para suministrar los significantes que el pensamiento necesita. Podemos, pues,
representar el hecho lingüístico en su conjunto, es decir, la lengua, como una serie de subdivisiones
contiguas marcadas a la vez sobre el plano indefinido de las ideas confusas (A) y sobre el no menos
indeterminado de los sonidos (B). Es lo que aproximadamente podríamos representar en este esquema:

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El papel característico de la lengua frente al pensamiento no es el de crear un medio fónico material
para la expresión de las ideas, sino el de servir de intermediaria entre el pensamiento y el sonido, en
condiciones tales que su unión lleva necesariamente a deslindamientos recíprocos de unidades. El
pensamiento, caótico por naturaleza, se ve forzado a precisarse al descomponerse. No hay, pues, ni
materialización de los pensamientos, ni espiritualización de los sonidos, sino que se trata de ese hecho
en cierta manera misterioso: que el «pensamiento-sonido» implica divisiones y que la lengua elabora
sus unidades al constituirse entre dos masas amorfas.

Se podrá llamar a la lengua el dominio de las articulaciones: cada término lingüístico es un miembro, un
articulus donde se fija una idea en un sonido y donde un sonido se hace el signo de una idea. La lengua
es también comparable a una hoja de papel: el pensamiento es el anverso y el sonido el reverso: no se
puede cortar uno sin cortar el otro; así tampoco en la lengua se podría aislar el sonido del pensamiento,
ni el pensamiento del sonido; a tal separación sólo se llegaría por una abstracción y el resultado sería
hacer psicología pura o fonología pura.

La lingüística trabaja, pues, en el terreno limítrofe donde los elementos de dos órdenes se combinan;
esta combinación produce una forma, no una sustancia. No solamente son confusos y amorfos los dos
dominios enlazados por el hecho lingüístico, sino que la elección que se decide por tal porción acústica
para tal idea es perfectamente arbitraria.

Si no fuera éste el caso, la noción de valor perdería algo de su carácter, ya que contendría un elemento
impuesto desde fuera. Pero de hecho los valores siguen siendo enteramente relativos, y por eso el lazo
entre la idea y el sonido es radicalmente arbitrario. Además, la idea de valor, así determinada, nos
muestra cuán ilusorio es considerar un término sencillamente como la unión de cierto sonido con cierto
concepto. Definirlo así sería aislarlo del sistema de qué forma par te; sería creer que se puede
comenzar por los términos y construir el sistema haciendo la suma, mientras que, por el contrario, hay
que partir de la totalidad solidaria para obtener por análisis los elementos que encierra.

Valor y significación

Para desarrollar esta tesis nos pondremos sucesivamente en el punto de vista del significado o
concepto, en el del significante y en el del signo total.

No pudiendo captar directamente las entidades concretas o unidades de la lengua, operamos sobre las
palabras. Las palabras, sin recubrir exactamente la definición de la unidad lingüística, por lo menos dan
de ella una idea aproximada que tiene la ventaja de ser concreta; las tomaremos, pues, como muestras
equivalentes de los términos reales de un sistema sincrónico, y los principios obtenidos a propósito de
las palabras serán válidos para las entidades en general.

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2. El valor lingüístico considerado en su aspecto conceptual
Cuando se habla del valor de una palabra, se piensa generalmente, y sobre todo, en la propiedad que
tiene la palabra de representar una idea, y, en efecto, ése es uno de los aspectos del valor lingüístico.
Pero si fuera así, ¿en qué se diferenciaría el valor de lo que se llama significación? ¿Serían sinónimas
estas dos palabras? No lo creemos, aunque sea fácil la confusión, sobre todo porque está provocada
menos por la analogía de los términos que por la delicadeza de la distinción que señalan.

El valor, tomado en su aspecto conceptual, es sin duda un elemento de la significación, y es muy difícil
saber cómo se distingue la significación a pesar de estar bajo su dependencia. Sin embargo, es
necesario poner en claro esta cuestión so pena de reducir la lengua a una simple nomenclatura.
Tomemos primero la significación tal como se suele presentar y tal como la hemos imaginado
anteriormente.

No es, como ya lo indican las flechas de la figura, más que la contraparte de la imagen auditiva. Todo
queda entre la imagen auditiva y el concepto, en los límites de la palabra considerada como un dominio
cerrado, existente por sí mismo.

Pero véase el aspecto paradójico de la cuestión: de un lado, el concepto se nos aparece como la
contraparte de la imagen auditiva en el interior del signo, y, de otro, el signo mismo, es decir, la relación
que une esos dos elementos es también, y de igual modo, la contraparte de los otros signos de la
lengua.

Puesto que la lengua es un sistema en donde todos los términos son solidarios y donde el valor de cada
uno no resulta más que de la presencia simultánea de los otros, según este esquema:

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¿Cómo es que el valor, así definido, se confundirá con la significación, es decir, con la contraparte de la
imagen auditiva? Parece imposible equiparar las relaciones figuradas aquí por las flechas horizontales
con las que están representadas en la figura anterior por las flechas verticales.

Como una moneda, una palabra puede trocarse por algo desemejante: una idea; además, puede
compararse con otra cosa de la misma naturaleza: otra palabra. Su valor, pues, no estará fijado
mientras nos limitemos a consignar que se puede «trocar» por tal o cual concepto, es decir, que tiene
tal o cual significación; hace falta además compararla con los valores similares, con las otras palabras
que se le pueden oponer. Su contenido no está verdaderamente determinado más que por el concurso
de lo que existe fuera de ella. Como la palabra forma parte de un sistema, está revestida, no sólo de
una significación, sino también, y sobre todo, de un valor, lo cual es cosa muy diferente.

Dentro de una misma lengua, todas las palabras que expresan ideas vecinas se limitan recíprocamente:
sinónimos como recelar, temer, tener miedo, no tienen valor propio más que por su oposición; si recelar
no existiera, todo su contenido iría a sus concurrentes. Al revés, hay términos que se enriquecen por
contacto con otros; por ejemplo, el elemento nuevo introducido en décrépit («un vieillard décrépit»),
resulta de su coexistencia con décrépi («un mur décrépi») 1. Así el valor de todo término está
determinado por lo que lo rodea; ni siquiera de la palabra que significa 'sol' se puede fijar
inmediatamente el valor si no se considera lo que la rodea; lenguas hay en las que es imposible decir
«sentarse al sol».

Lo que hemos dicho de las palabras se aplica a todo término de la lengua, por ejemplo, a las entidades
gramaticales. Así, el valor de un plural español o francés no coincide del todo con el de un plural
sánscrito, aunque la mayoría de las veces la significación sea idéntica: es que el sánscrito posee tres
números en lugar de dos (mis ojos, mis orejas, mis brazos, mis piernas, etc., estarían en dual); sería
inexacto atribuir el mismo valor al plural en sánscrito y en español o francés, porque el sánscrito no
puede emplear el plural en todos los casos donde es regular en español o en francés; su valor depende,
pues, verdaderamente de lo que está fuera y alrededor de él.

En los casos, pues, encontramos, en lugar de ideas dadas de antemano, valores que emanan del
sistema. Cuando se dice que los valores corresponden a conceptos, se sobreentiende que son
puramente diferenciales, definidos no positivamente por su contenido, sino negativamente por sus
relaciones con los otros términos del sistema. Su más exacta característica es la de ser lo que los otros
no son.

Cuando afirmo simplemente que una palabra significa tal cosa, cuando me atengo a la asociación de la
imagen acústica con el concepto, hago una operación que puede en cierta medida ser exacta y dar una
idea de la realidad; pero de ningún modo expreso el hecho lingüístico en su esencia y en su amplitud.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 107


3. El signo considerado en su totalidad

Todo lo precedente viene a decir que en la lengua no hay más que diferencias. Todavía más: una
diferencia supone, en general, términos positivos entre los cuales se establece; pero en la lengua sólo
hay diferencias sin términos positivos. Ya se considere el significante, ya el significado, la lengua no
comporta ni ideas ni sonidos preexistentes al sistema lingüístico, sino solamente diferencias
conceptuales y diferencias fónicas resultantes de ese sistema. Lo que de idea o de materia fónica hay
en un signo importa menos que lo que hay a su alrededor en los otros signos.

La prueba está en que el valor de un término puede modificarse sin tocar ni a su sentido ni a su sonido,
con sólo el hecho de que tal otro término vecino haya sufrido una modificación.

Capítulo V

Relaciones sintagmáticas y relaciones asociativas

1. Definiciones
Así, pues, en un estado de lengua todo se basa en relaciones; ¿y cómo funcionan esas relaciones?

Las relaciones y las diferencias entre términos se despliegan en dos esferas distintas, cada una
generadora de cierto orden de valores; la oposición entre esos dos órdenes nos hace comprender mejor
la naturaleza de cada uno. Ellos corresponden a dos formas de nuestra actividad mental, ambos
indispensables a la vida de la lengua.

De un lado, en el discurso, las palabras contraen entre sí, en virtud de su encadenamiento, relaciones
fundadas en el carácter lineal de la lengua, que excluye la posibilidad de pronunciar dos elementos a la
vez. Los elementos se alinean uno tras otro en la cadena del habla.

Estas combinaciones que se apoyan en la extensión se pueden llamar sintagmas. El sintagma se


compone siempre, pues, de dos o más unidades consecutivas (por ejemplo: re-leer; contra todos; la
vida humana; Dios es bueno; si hace buen tiempo, saldremos, etc.). Colocado en un sintagma, un
término sólo adquiere su valor porque se opone al que le precede o al que le sigue o a ambos.

Por otra parte, fuera del discurso, las palabras que ofrecen algo de común se asocian en la memoria, y
así se forman grupos en el seno de los cuales reinan relaciones muy diversas. Así la palabra francesa
enseignement, o la española enseñanza, hará surgir inconscientemente en el espíritu un montón de

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.108


otras palabras (enseigner, renseigner, etc., o bien armement, changement, etc., o bien éducation,
apprentisage); por un lado o por otro, todas tienen algo de común.

Ya se ve que estas coordinaciones son de muy distinta especie que las primeras. Ya no se basan en la
extensión; su sede está en el cerebro, y forman parte de ese tesoro interior que constituye la lengua de
cada individuo. Las llamaremos relaciones asociativas.

La conexión sintagmática es in praesentia; se apoya en dos o más términos igualmente presentes en


una serie efectiva. Por el contrario, la conexión asociativa une términos in absentia en una serie
mnemónica virtual.

A modo de cierre

Hemos realizado un sintético recorrido por la historia de la disciplina. Mencionamos los orígenes del
estudio del lenguaje y las lenguas, los principales hitos en su desarrollo y nos detuvimos en el planteo
teórico propiamente fundacional de la Ciencia Lingüística, es decir, el de Ferdinand de Sausurre, ya a
comienzos del siglo XX. Recordamos que dicha teoría fue contextualizada en el presente módulo dentro
de una época de predominio del paradigma positivista.

De todo este camino esperamos se haya comprendido el interés del lenguaje como objeto de
investigación y elucubración teórica desde Antigüedad. Asimismo, destacamos la importancia del
estructuralismo saussureano como paradigma que produce una revolución en el pensamiento acerca de
la materia puesto que quebró con la única mirada que posibilitaba el positivismo sobre las ciencias
humanas a fines del siglo XIX. Por ello, nos hemos detenido en los conceptos fundamentales del Curso
de Lingüística General. De este material Ud. deberá revisar y procurar claridad en: la distinción entre
lenguaje, lengua y habla; la definición de lengua como objeto propio de la disciplina; la noción de
sistema para definirla; el concepto de signo lingüístico con sus propiedades principales, entre ellas, la
arbitrariedad; la idea de valor y de relaciones sintagmáticas y paradigmáticas. Para dicha revisión, le
sugerimos realizar las actividades propuestas, ya que en ellas encontrará una serie de guías que
ordenan la comprensión del presente módulo. En tal sentido, lo invitamos a trabajar para profundizar su
lectura.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 109


m2 material

Material básico
Contenidos desarrollados en el módulo a partir de: CACCIAVILLANI, Clara
Apuntes sobre Lingüística, Córdoba, Universidad Blas Pascal, 2006-2010,
(inédito). “Contexto de surgimiento de la Ciencia Lingüística” en Curso de
Nivelación Letras 2004-2008: Cuadernillo Introductorio, Córdoba, Facultad de
filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, 2004, (inédito), y
SUPISICHE, Patricia Notas sobre Lingüística. Córdoba, Universidad Blas Pascal,
2006, (inédito).

Material complementario
ALCARAZ – VALÓ, E. Tres paradigmas de la investigación lingüística. Alcoy,
Marfil,1990.
BENVENISTE, E. Problemas de Lingüística General, II tomos. Siglo XXI, México.
Cap. V, XV, tomo I. Cap. II, 4 y 5, tomo II,1971-1978.
BRONCKART, J.P. Teorías del lenguaje. Herder, Barcelona, 1980.
COSERIU, E.: Sincronía, diacronía e historia. Madrid, Gredos, 1958.
COSERIU, E.: Teoría del lenguaje y lingüística general. Madrid, Gredos, 1962.
CRYSTAL, D. Enciclopedia del Lenguaje. Madrid, Taurus, 1994.
DUCROT, O. y T. TODOROV Diccionario enciclopédico de las ciencias del len-
guaje. México. Siglo XXI, 1996.
FERNÁNDEZ PÉREZ, M. Introducción a la lingüística. Barcelona, Ariel, 1999.
LYONS, J. Introducción a la Lingüística teórica. Barcelona. Teide, 1983.
MARTINET, A. Elementos de Lingüística general. Madrid, Gredos, 1978.
ROCA-PONS, J. El lenguaje. Barcelona, Teide, 1983.
ROBINS, R.H. Breve historia de la Lingüística, Madrid, Cátedra, 1987.
SAUSSURE, F. Curso de Lingüística General. Bs. As., C.E.A.L., 1976.
SASBÓN, J. Saussure y los fundamentos de la Lingüística. Bs. As., C.E.A.L.,
19876.
SZEMERÉNY, O. Direcciones de la Lingüística moderna, Madrid, Gredos, 1979.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.110


m2 actividades

m2 | actividad 1

Recorriendo la historia de la Lingüística

Las reflexiones acerca del lenguaje han atravesado la historia de la humanidad.


En esta primera aproximación, le solicitamos que:

1. Seleccione dos (2) líneas o tendencias de estudios lingüísticos.


Debe justificar la elección realizada.
2. Elabore un cuadro en el que deberá:
a. Denominar las tendencias seleccionadas.
b. Asignarle, al menos, dos (2) características.
c. Relacionar esa tendencia con alguna otra línea o paradigma de
los estudiados en el módulo 1.

m2 | actividad 2

La primera revolución científica en Lingüística

1- Busque información acerca del positivismo que complete el pano-


rama introductorio a la conformación de la Ciencia Lingüística.
Luego, elabore una síntesis en la que responda: ¿Qué connotacio-
nes tiene el término científico en la época de constitución de este
paradigma?
2- ¿Por qué podemos decir que el pensamiento saussureano respecto
de la Ciencia del lenguaje constituye una bisagra dentro del con-
texto epistemológico de comienzos del siglo XX?
3- ¿Cómo delimita el objeto y método de estudio de la Lingüística?;
¿qué descarta?, ¿por qué?; ¿qué elige?, ¿por qué?

A 1

m1 |actividad 2 | AA

asistente académico 1

Para realizar la siguiente actividad, deberá leer previamente el apartado “Con-


texto de surgimiento de la Ciencia Lingüística”, de Clara Cacciavillani, dentro
de los contenidos del módulo.
Puede buscar información en un diccionario de filosofía. Algunos de ellos cir-
culan gratuitamente en la Red Mundial. Asimismo, puede ingresar en su bus-
cador la entrada “Augusto Comte”, quien formula el paradigma del Positivismo
científico.

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m2 | actividad 3

Decodificando el Curso de Lingüística General (primera parte)

Responda a las siguientes preguntas:

1. ¿Qué implicaba para F. de Saussure que la Lingüística se distinguiera


como ciencia frente a otras disciplinas?

2. ¿Qué quiere decir Saussure con la frase “es el punto de vista el que
crea el objeto”?
3. ¿Por qué caracteriza al lenguaje como “heteróclito (o heterogéneo) y
multiforme”? Señale los aspectos que abarca.
4. ¿Cómo define a la lengua? ¿Por qué constituye el objeto de estudio
apropiado para constituir una “ciencia lingüística”?
5. Describa el circuito de la comunicación según Saussure y los proce-
sos que involucra.
6. Compare “habla” y “lengua”. Caracterícelas.
7. ¿Qué plantea Saussure acerca del estudio de una y otra?

A 1

m2 |actividad 3 | AA

asistente académico 1

Para realizar la actividad 3, además de la síntesis general sobre lingüística


saussureana de Patricia Supisiche “Ferdinand de Saussure y el desarrollo de la
Lingüística moderna”, lea la síntesis específica del Curso de Lingüística General
elaborada por Clara Cacciavillani, según la siguiente orientación de apartados:

• Introducción
• Capítulo II: Materia y tarea de la Lingüística. Relaciones con las cien-
cias conexas
• Capítulo III: Objeto de la Lingüística: La lengua, su definición - Lugar de
la lengua en los hechos del lenguaje - Caracteres de la lengua
• Capítulo IV: Lingüística de la lengua y lingüística del habla

Al finalizar la actividad, deben haber quedado claros los conceptos lenguaje,


lengua y habla, así como los de método sincrónico y diacrónico. Para orien-
tarse, regrese a leer el mapa conceptual de la asignatura.

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m2 | actividad 4

Decodificando el Curso de Lingüística General (segunda parte)

Responda las siguientes preguntas:


1. ¿Qué significa decir que la lengua no es una nomenclatura?

2. Defina “signo lingüístico” e identifique sus elementos constitutivos.

3. Explique los rasgos del signo lingüístico: principio de la arbitrariedad;


principio del carácter lineal del significante.

4. Explique las propiedades de la inmutabilidad y mutabilidad del signo.


¿Cómo podemos completar la oposición entre lengua y habla según
este carácter dual?

5. ¿Qué posibles métodos de abordaje del lenguaje se desprenden de lo


anterior? ¿Cuál es el método apropiado para abordar la lengua?

A 1

m2 |actividad 4 | AA

asistente académico 1

Para realizar la actividad 4, además de la síntesis general sobre lingüística


saussureana de Patricia Supisiche “Ferdinand de Saussure y el desarrollo de la
Lingüística moderna”, lea la síntesis específica del Curso de Lingüística General
elaborada por Clara Cacciavillani, según la siguiente orientación de apartados:

• Primera parte: Principios generales


o Capítulo I: Naturaleza del signo lingüístico: Signo, significado,
significante - Primer principio: lo arbitrario del signo - Segundo
principio: el carácter lineal del significante
o Capítulo II: Inmutabilidad y mutabilidad del signo: Inmutabilidad
- Mutabilidad
o Capítulo III: La lingüística estática y la lingüística evolutiva:
Dualidad interna de las ciencias que operan con valores - Con-
clusiones

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m2 | actividad 5

Decodificando el Curso de Lingüística General (tercera parte)

Responda las siguientes preguntas:

1. Saussure afirma que “la lengua no puede ser sino un sistema de


valores puros” y que “esta combinación [de sonido y pensamiento]
produce una forma, no una sustancia”. ¿Cómo se pueden explicar tales
enunciados?

2. Explique los tipos de relaciones, sintagmáticas y paradigmáticas, que


se dan entre los signos lingüísticos. Ilustre cada una mediante un
ejemplo del español.

A 1


m2 |actividad 5 | AA

asistente académico 1

Para realizar la actividad 5, además de la síntesis general sobre lingüística


saussureana de Patricia Supisiche “Ferdinand de Saussure y el desarrollo de la
Lingüística moderna”, lea la síntesis específica del Curso de Lingüística General
elaborada por Clara Cacciavillani, según la siguiente orientación de apartados:

• Segunda parte: Lingüística sincrónica


o Capítulo IV: El valor lingüístico - La lengua como pensamiento
organizado en la materia fónica - Valor y significación - El valor
lingüístico considerado en su aspecto conceptual - El signo
considerado en su totalidad
o Capítulo V: Relaciones sintagmáticas y relaciones asociativas -
Definiciones

m2 | actividad 6

Ahora, retomamos el Estructuralismo

En el módulo anterior, presentamos sintéticamente los tres paradigmas posi-


bles en la denominada Lingüística Moderna, correspondiente al siglo XX. Gran
parte de ese período ha sido marcado por el estructuralismo, que, incluso, se
proyecta a otras disciplinas. Le planteamos así una serie de actividades que
tienen que ver con retomar lo estudiado en ese primer módulo y completar los
rasgos de esta corriente fundacional de la indagación científica del lenguaje.
Para resolverlas deberá incorporar los aportes del presente módulo en el estu-
dio de Saussure.

1. Defina Estructuralismo, considerando sus rasgos característicos.


2. Valore los principios del Estructuralismo, teniendo en cuenta las
tendencias lingüísticas anteriores a él.
3. Fundamente en qué sentido la visión estructural ingresa e impregna
otros campos disciplinares. En esta ocasión puede pensar, por

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.114


ejemplo, en las diferentes teorías sociológicas, antropológicas o
semióticas.
4. Frente al siguiente enunciado: “Una aproximación científica a un
objeto de estudio debe ser estructural”, tome posición y funda-
mente.

m2 glosario

Arbitrariedad: propiedad del signo lingüístico que implica que la relación entre
significante y significado es necesaria, por su interdependencia, pero inmoti-
vada: no existe una relación natural entre uno y otro sino sólo en virtud de una
convención.

Diacronía / Sincronía: elaboraciones metodológicas abstractas que permiten


descripciones estructurales de la variación lingüística, llevando a cabo aborda-
jes historicistas -diacronía- en términos de evolución y abordajes no historicis-
tas -sincronía- que reflejan un estadio determinado de una lengua, un momento
específico para un mejor enfoque temporal.

Habla: instrumento y producto concreto de la lengua, y comprende: a- combi-


naciones individuales, dependientes de la voluntad de los hablantes; b- actos
de fonación igualmente voluntarios, necesarios para ejecutar tales combinacio-
nes. Es decir que el habla es cada mensaje concreto que un hablante elabora y
transmite, tomando de la lengua los signos que necesita, combinándolos según
reglas apropiadas para lograr comunicación. Es la realización individual de la
lengua colectiva.

Lengua: según un enfoque estructuralista, la lengua es un sistema de signos


en el que sólo es esencial la unión del sentido y la imagen acústica, y donde
las dos partes del signo son igualmente psíquicas. Es inmaterial y es, además,
un sistema social y colectivo, ya que pertenece a todos los hablantes. Saussure
la expone como objeto de la lingüística porque representa lo unitario y homo-
géneo, siendo de esta manera el mejor ámbito para abordar el conocimiento
del lenguaje en un corte sincrónico y para así extraer teorías de ese estudio.

Lenguaje: instrumento de comunicación y terreno de los estudios lingüísti-


cos. Para Saussure es esencialmente heteróclito y multiforme en tanto en el
acto comunicativo encontramos diferentes dimensiones: físicas (ondas sono-
ras), psíquicas (codificación y decodificación de los conceptos) y fisiológicas
(actividad de los órganos de fonación y de recepción acústica). A su vez, reúne
dos componentes: el habla (parte individual) y la lengua (parte social). Por este
motivo, el lenguaje no puede ser objeto de la Lingüística científica, ya que esta
necesita la homogeneidad para establecer leyes generales. Sobre él, pues,
Saussure realiza un recorte del que aparta a la lengua como objeto íntegro y
específico de la Lingüística.

Lingüística: es la ciencia del lenguaje y la ciencia de las lenguas. A pesar de


que los estudios del lenguaje son muy antiguos, no obstante se considera que
la lingüística como ciencia se inicia en 1916 con la publicación póstuma del
Curso de Lingüística General de Ferdinand de Saussure. Este autor define el

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 115


objeto y fines de la Lingüística, así como también establece su método. Así,
desarrolla una ciencia cuyo objeto es la lengua y su método el sincrónico: la
Lingüística estudiará un estado de lengua.

Lingüística Externa: Saussure incluye en esta denominación todos aquellos


fenómenos que pueden influir en el desarrollo de una lengua pero que propia-
mente son ajenos a ella, es decir, no son propiamente lingüísticos, por ejemplo,
acontecimientos políticos, culturales, relación de la lengua con instituciones
sociales. Por este motivo, quedan fuera del objeto de estudio de la Lingüística
General saussureana. Diferentes ramas de la Lingüística posterior se abocarán
a su estudio.

Lingüística Interna: así llama Saussure al objeto propio de la Lingüística en


tanto debe abocarse al estudio del sistema de la lengua en sí mismo, dejando
de lado todos los aspectos externos al lenguaje que pueden influir en su
origen, desarrollo, mutación, etc.

Relaciones: vínculo entre elementos o unidades.

Relaciones asociativas o paradigmáticas: relaciones entre unidades que


pueden aparecer en un mismo e idéntico contexto y se excluyen mutuamente
en dicho contexto. Se las llama también in absentia (en ausencia).

Relaciones sintagmáticas: relaciones que se apoyan en el carácter lineal del


mensaje, las relaciones de sucesión. En una sucesión o cadena, el valor de
cada miembro viene dado por la oposición al miembro anterior y subsiguiente,
por eso también son llamadas in praesentia (en presencia).

Saussure, Ferdinand de: estudioso del lenguaje nacido en Ginebra, es con-


siderado el padre o fundador de la Lingüística científica moderna. Inicia sus
estudios dentro del grupo de los neogramáticos pero pronto inaugura un
paradigma revolucionario al definir el objeto y el método de una Lingüística
que empieza a considera al fenómeno lingüístico de manera inmanente, frente
a otros campos que disputaban su estudio, y la descripción de un estado de
lengua por oposición a los estudios históricos. Estos planteos son desarrolla-
dos en el Curso de Lingüística General, obra mediante la cual sus discípulos
reúnen y publican los apuntes de las clases dictadas por Saussure.

Significado: uno de los dos componentes del signo binario según la teoría de
Saussure. Corresponde al plano del concepto.

Significante: uno de los dos componentes del signo binario en la teoría saus-
sureana. Corresponde al plano de la imagen acústica.

Signo lingüístico: desde el punto de vista saussureano, unidad compuesta por


dos caras interdependiente: el significante o imagen acústica y el significado o
imagen mental, conceptual.

Sincronía: (ver Diacronía / Sincronía)

Sintagma: sucesión de unidades lingüísticas que adquieren relaciones de con-


tigüidad, es decir, que contraen relaciones por pertenecer a la misma cadena
de habla. La frase y la oración constituyen sintagmas que, a su vez, pueden
contener otros sintagmas menores.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.116


Sistema: conjunto de elementos que adquieren su valor en relación de fun-
cional-opositiva a otros elementos; y la lengua es un conjunto de elementos
-signos- que dependen unos de otros sintagmática y paradigmáticamente. El
sistema de la lengua es el resultado de la interacción e interrelación de estos
signos.

Valor: concepto que Saussure utiliza para definir la calidad relacional del signo
lingüístico: todo en la lengua son oposiciones y cada signo vale por lo que no
es. Para definir el valor de un signo lingüístico es necesario ver sus relaciones
opositivas con otras signos, ya sea en el paradigma o en el sintagma.

m3

m3 microobjetivos

• Introducirse en el paradigma de la pragmática y sus conceptos funda-


mentales de lengua en uso y acto de habla e implicaturas.

• Confrontar la concepción del lenguaje como acción en contexto con


la de lengua como sistema, a fin de reconocer la diferente proyección
ideológica de las teorías.

• Distinguir métodos de análisis de interacciones comunicativas a través


de diversas concepciones sobre el lenguaje.

• Reconocer la proyección de la Pragmática a las didácticas actuales de


enseñanza de la lengua.

• Distinguir las modalidades y sentidos de los actos de habla, a fin de


reconocerlos y aplicarlos durante su actividad profesional.

• Transferir las nociones teóricas de la teoría las implicaturas al análisis e


interpretación de enunciados de circulación social actual.

• Valorar el manejo de herramientas de análisis de la comunicación


intersubjetiva para el propio desarrollo profesional del psicopedagogo,
tanto en su orientación clínica como institucional.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 117


m3 contenidos

¿Qué otro paradigma nos interesa conocer?


A diferencia de los módulos anteriores, donde el énfasis se hallaba, inicial-
mente, en la delimitación y asignación de las características fundamentales de
entidades lingüísticas en sí mismas y de la delimitación de la propia ciencia
del lenguaje y la lengua, en este apartado nos adentraremos en el examen de
teorías lingüísticas más recientes que se concentran en el examen del lenguaje
en uso.
Estas temáticas son abordadas por una amplísima disciplina, la Pragmática,
de la que tomamos sólo algunos temas y problemas, como lo son los
presupuestos, actos de habla y rasgos generales de la conversación. Respecto
de la importancia de su estudio, destacamos varios aspectos: por un lado,
la transformación que implicó la perspectiva pragmática en los contenidos
escolares de enseñanza de la lengua, al transferirse como “enfoque
comunicativo”; por otro, la vinculación de la teoría de las implicaturas con
el análisis del discurso, objetivo del último módulo; por último, la relación
de conceptos centrales de este paradigma, como el de acto de habla, con
enfoques que se vuelcan al estudio de la sociedad y la lengua, que también
resultan aplicables a la observación de instituciones como la escuela, y con ello
nos referimos a la etnografía de la comunicación, que también se abordará en
el módulo final.

El último contenido del presente módulo es el de variación discursiva, de la


cual analizaremos sus efectos en la reproducción de la ideología dominante.
Esta última tendencia abordada corresponde a la “Lingüística Crítica”, pro-
puesta que, sobre la base de una perspectiva funcional, sostienen la hipótesis
de la existencia de fuertes lazos entre la estructura lingüística y la social. Más
precisamente, señalan que los agrupamientos y las relaciones sociales influyen
en los comportamientos lingüísticos de los hablantes y escritores. Esas pautas
socialmente determinadas del lenguaje inciden en el comportamiento lingüís-
tico, especialmente en la actividad cognitiva, es decir, en cómo se representan
aspectos de la realidad extralingüística. Así por ejemplo, la sintaxis codifica una
visión del mundo sin ninguna elección consciente. La visión del mundo apa-
rece en los hablantes por la relación entre lenguaje, instituciones y estructura
económico-social. Del mismo modo, la ideología está lingüísticamente media-
tizada. Las estructuras lingüísticas se usan de modo sistemático y mantienen
estrechas relaciones con el sistema socioeconómico.
Los elementos que aporta este módulo resultan valiosos a la hora de analiza
el discurso de los sujetos, aspecto esencial en la labor del Psicopedagogo, en
tanto los individuos y los grupos manifiestan a través del lenguaje sus pensa-
mientos, sus intereses, sus conflictos, su ideología. Los elementos metodoló-
gicos propios del análisis discursivo permiten dar cuenta de ellos tanto cuando
son explícitos como cuando quedan implícitos o ambiguos.

Pragmática1

El problema del objeto


1. El uso del lenguaje
La pragmática es la disciplina lingüística que estudia cómo los seres hablantes
interpretamos enunciados en contexto. La pragmática estudia el lenguaje en
función de la comunicación, lo que equivale a decir que se ocupa de la relación

1 Supisiche, Patricia: “Pragmática” en Notas sobre Lingüística, Córdoba,


Universidad Blas Pascal, 2006 (inédito).

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.118


entre el lenguaje y el hablante, o por lo menos de algunos aspectos de esta
relación.
El lenguaje natural puede definirse de maneras profundamente distintas: ya sea
como un objeto exterior —la totalidad de las enunciaciones que pueden produ-
cirse en una comunidad de habla, como propuso Bloomfield («A set of postu-
lates for the scien ce of language», 1926, p. 156)—, ya sea como un sistema
grama tical virtualmente existente en los cerebros de un grupo de individuos,
según la famosa descripción de Saussure (Curso de Lingüística General, 1945,
p. 57), ya sea como un sistema de conocimiento, el conjunto de representa-
ciones mentales internalizadas por el individuo, de acuerdo con la definición
de Chomsky, aceptada actualmente por un sector importante de lingüistas
(Chomsky, Knowledge of language, 1986, p. 26).
Si estas definiciones delimitan un objeto de estudio, es evidente que dejan
fuera de ese estudio los principios que guían el uso del lenguaje. Sin embargo,
cualquiera que sea la importancia teórica que cada ideología lingüística con-
ceda o niegue al estudio del uso del lenguaje, según abstraiga el lenguaje más
o menos, para sus análisis, de las realidades de su manifestación social, el uso
lingüístico es un fenómeno tan insistente y fascinante en su aparente trivialidad,
que ya se hacía pragmática mucho antes de que se concibiera una disciplina
dedicada a descubrir los principios que guían la comunicación verbal. En
efecto: todas las sociedades han reflexionado sobre el lenguaje ha reflexionado
sobre su uso y su relación con intérpretes y contextos: Platón y Aristóteles, los
retóricos, los sofistas, San Agustín, Bacon, Locke y Pierce, Monis, Wittgenstein,
Habermas, Austin, Searle... Pero la lingüística ha emprendido hace sólo pocos
años el estudio sistemático del uso lingüístico, y no sin retrocesos, dudas y con
variedades, quizá porque el dominio de estudio es demasiado amplio y com-
partido por otras ciencias, porque no es fácil delimitar un conjunto de proble-
mas —es decir, un objeto— que sean exclusivamente lingüísticos, y también
porque la lingüística científica de nuestro siglo, para constituirse como tal, ha
tratado de mantener a raya los entusiasmos filosóficos, sociológicos, psicológi-
cos y literarios que despierta el lenguaje en uso.
El tema central del estudio del uso lingüístico es el de los principios que guían
la interpretación de las enunciaciones: relación con los participantes, con el
co-texto lingüístico inmediato, con el contexto (noción más abstracta, en la que
se incluye la serie de textos posibles en que puede ocurrir una expresión de
terminada), y con el entorno o situación de comunicación, incluidas las creen-
cias de los hablantes, su conocimiento de sí mismos, del lenguaje que usan
y del mundo. El significado se produce al usarse el lenguaje, lo que supone
mucho más que el contenido de las proposiciones enunciadas. Gesto, postura,
tono de voz, entonación, longitud de las pausas, frases cortadas, todo significa,
y muchos de estos materiales pueden integrarse en una descripción lingüística
(como se hace por ejemplo en los estudios recientes sobre la estructura de la
conversación). El silencio también produce significado, porque es un hecho lin-
güístico, en la medida en que consiste en no decir —omitir, ocultar— o en dar
algo por ya dicho —dar a entender, presuponer—: como veremos, la pragmá-
tica estudia el silencio que comunica algo voluntariamente.
Los significados que producimos al hablar/no hablar son de muy diversa
naturaleza, pero todos tienden a modificar una situación. Se ha dicho que
comunicarse es reclamar la atención de alguien, dándole información que
tenga «relevancia> es decir interés o pertinencia (Sperber y Wilson, Relevance,
1986). Tal información, si llega —si el acto se cumple, si es un acto de habla
«afortunado»— modificará el mundo del destinatario, e incluso su conducta.
Lo comunicado puede afectar también al que comunica: nos afecta lo que
oímos pero también lo que decimos, ya que al expresarnos moldeamos nuestra
realidad y reflexionamos sobre nuestras propias experiencias. Este proceso
tiene lugar de manera muy notoria en el tratamiento psicoanalítico, en el cual el

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 119


terapeuta hace hablar al paciente y luego le hace analizar su propio discurso,
para conocer, mediante lo que el mismo paciente ha dicho, lo que no sabía de
sí (con suerte, la causa de su neurosis). Esta es una situación extrema de uso
del discurso propio para llamar la atención de uno mismo, pero el fenómeno es
más general: todo acto lingüístico incluye reflexiones metadiscursivas, que son
indispensables para su eficacia, y todo hablante habla con varias voces, sin
contar la del inconsciente. Discutiremos esos fenómenos en el último capítulo.
La diferencia más elemental entre los significados que generamos al hablar
o escribir es que algunos son intencionales y otros no. La pragmática se ha
concentrado, hasta el momento, en el análisis de cómo producimos significado
intencional, es decir, en el análisis de cómo decimos lo que queremos decir, y
cómo lo comprendemos cuando nos lo dicen. Hay una lógica de los intercam-
bios comunicativos, una intencionalidad dirigida a un fin, un deseo sistemático
de los hablantes de preservar el sentido del discurso, su coherencia, su efecti-
vidad.
Sin embargo, el estudio del uso del lenguaje debe incluir los usos discordantes
o más o menos limitados, y está apuntando en los últimos años una tendencia
nueva: el interés por cómo los hablantes, más que hablantes y oyentes, son
participantes, es decir, participan en una actividad que consiste en producir
significados mediante el lenguaje, incluso cuando la expresión es incoherente,
e incluso en el caso extremo de que el lenguaje de que se vale un hablante no
le sea conocido del todo.
Quizás el estudio a fondo del uso del lenguaje revele alguna vez que éste —
entendido como sistema de signos autónomo— es menos importante de lo
que creíamos para intercambiar información, porque podemos comunicarnos
con un lenguaje a medias, siempre y cuando seamos capaces de participar
con cierta fortuna en los intercambios sociales de los cuales el lenguaje es uno
de los componentes. La falta de lenguaje (que se manifiesta por ejemplo en el
silencio, los falsos comienzos, las interrupciones, las torpezas, las hesitaciones
e incluso las confesiones de impotencia comunicativa) sigue siendo lenguaje,
es parte de su uso, en una dimensión puramente afectiva, expresiva, tan impor-
tante como la función representativa que hace del lenguaje, en la visión tradi-
cional, el vehículo óptimo del pensamiento.

2. ¿Lingüística o filología?
La pragmática estudia nuestra manera intencional de producir significado
mediante el lenguaje y los principios que regulan los comportamientos lingüís-
ticos dedicados a la comunicación. Los fenómenos que, hasta ahora, se han
considerado exclusivos de la pragmática son la estructura lógica de los actos
de habla, los tipos de implicación, la deixis, ciertas estructuras discursivas, y,
en general, la relación entre hablantes, discurso y contexto. Tal relación está
más o menos codificada por la gramática y el vocabulario de cada lengua, pero
su estudio exige siempre salirse de esa gramática (entendida como abstracción
y sistema) y observar el lenguaje en funcionamiento.
Pero el lenguaje en funcionamiento es un complejo de fenómenos del que
resulta difícil aislar objetos puramente lingüísticos, y mucho menos unidades.
No hay unidades mínimas pragmáticas del lenguaje, como hay unidades fono-
lógicas, morfológicas, sintácticas, creadas por la fonología, la morfología, la sin
taxis. La fonología, por ejemplo, aísla los sonidos del lenguaje y luego abstrae
ciertos sonidos tipo, los fonemas, que no tienen realidad material alguna, sino
que se manifiestan en realizaciones siempre diferentes y son, por lo tanto,
objetos idóneos para la manipulación analítica. Del mismo modo la sintaxis
trabaja con morfemas y con oraciones, objetos ideales, aislados del resto de
los fenómenos lingüísticos que aparecen simultáneamente a la experiencia. En
principio, quien quiera estudiar el lenguaje en uso no debería aislarlo de nada,
tendría que estudiarlo mezclado con su entorno, atendiendo a lo particular de

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cada emisión, de cada emisor, de cada situación de habla, de cada comuni-
dad... Sin contar las dificultades metodológicas, esta propuesta suscita una
objeción teórica grave: el estudio de lo particular no es científico. Precisamente
la lingüística se hizo ciencia cuando se desprendió de la filología, que estu-
diaba lo particular, cada texto en su contexto (en su contexto lingüístico, en su
contexto lingüístico y retórico, en su historia, en su relación con autor, lectores
y circunstancias).

3. Los fenómenos pragmáticos


El dilema que pone de manifiesto la pragmática (y que quizá resuelva) proviene
de sus orígenes Los conceptos fundamentales de pragmática proceden de la
filosofía: actos de habla, presuposición, in Peto junto a estos fenómenos se
estudian otros, como la deixis y la estructura de la conversación, que original-
mente no se consideraban pragmáticos, pero que no pueden ignorarse al estu-
diar el uso del lenguaje. Para hacer estos estudios se trabaja con un corpus
semejante al utilizado en análisis sociolingüísticos. La ampliación del campo de
estudios y la tendencia creciente hacia estudios empíricos en lugar de estudios
formalistas, hacen de la pragmática una disciplina clave de la lingüística actual,
donde se puede ver una nueva concepción del lenguaje y de su estudio. Pero,
a la vez, la transición teórica y metodológica y la inestabilidad de sus límites
debilitan el estatus científico de la pragmática, que todavía es incierto.
La legitimidad científica de la pragmática ha sido puesta en cuestión sobre
todo dentro de la lingüística. La tradición estructuralista inaugurada por Saus-
sure, que ha sido continuada con extraordinario éxito por la teoría generativa
y transformacional, se funda en el estudio de lo sistemático, de lo abstracto
y lo general. Cada ciencia crea su objeto, postuló Saussure. La pragmática
aparece como una disciplina en busca de objeto, sobre todo de un objeto fijo,
homogéneo, bien acotado, semejante, por ejemplo, al de la sintaxis. La sintaxis
—disciplina estelar en los últimos treinta años— estudia las oraciones, que son
las abstracciones con que se delimita para el análisis lo que, en la realidad del
uso, son enunciados no siempre provistos de la estructura lógica del juicio (que
la sintaxis restaura en la estructura profunda). La sintaxis crea la «oración bien
formada» para estudiar las reglas que la hacen posible. La pragmática, que no
intenta reconstruir reglas, sino, mayormente, principios, no ha creado, como
queda dicho, unidades, salvo, quizá, la noción de acto de habla, que muchos
consideran la unidad comunicativa por excelencia.
Pero la teoría de los actos de habla (cuya formulación clásica se encuentra en
Searle, Speech Acts, 1969) no agota el estudio del uso del lenguaje, ni explica
muchas cosas notables que debe ría explicar. Un ejemplo de esta deficiencia
son los actos de habla indirectos: no que existan, ya que la teoría puede dar
cuenta de eso, sino su extraordinaria frecuencia en el lenguaje cotidiano, que
convierte los actos de habla directos en una minoría y les quita por lo tanto
su valor de norma. Sucede, por ejemplo, que para cumplir el acto de pedir
usamos la mayor parte de las veces no una expresión que exprese directa-
mente pedido (Dame el libro, o Te pido que me des el libro), sino preguntas
(“¿Me Darías el libro?”, “¿Tenés un libro sobre pragmática?”) afirmaciones
(“Necesito el libro”, “Tengo que leer algo sobre pragmática”), promesas (“Si me
das el libro te lo devuelvo mañana”), amenazas (“O me das el libro o no te dirijo
más la palabra”), etc.
Si hablar es hacer, como sostienen los filósofos del lenguaje que echaron las
bases de la pragmática, entonces la correspondencia entre lo que hacemos
con lenguaje y cómo lo hacemos debería ser sistemática y previsible, como
presupone la teoría de Searle. Sin embargo, hay mucha discrepancia y la hay
frecuentemente entre la forma de las oraciones y los actos que les hacemos
cumplir.

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Para explicar esta discrepancia, y, en general, para reinterpretar muchos aspec-
tos de la comunicación verbal que todavía no se conocen bien, se hace entrar
ahora en los análisis pragmáticos la noción de cortesía. La cortesía no es un
ornamento en la comunicación, sino que incide de manera muy importante en
su eficacia y por lo tanto determina en gran parte fenómenos aparente mente
desconectados entre sí, como la entonación, la elección de tiempos verbales,
las formas de tratamiento, ciertas técnicas narrativas... Al parecer, cuanto más
indirecto es un acto de habla —sobre todo si se trata de actos de habla como
pedir, ordenar, etc., que buscan el provecho del hablante a costa del interlocu-
tor— más cortés y más «afortunado», o sea, más eficiente, resulta.
La estructura de los actos de habla depende también de las exigencias de su
lugar y su papel en la conversación. En general, la evolución de la pragmática
hacia estudios de índole empírica tiende a dejar atrás la teoría de los actos de
habla formulada por Searle. Levinson, después de una extensa crítica, acaba
expresando su escepticismo sobre la viabilidad de cualquier revisión de la
teoría de Searle: para Levinson, las teorías formalizantes van a ser reemplaza-
das por las nuevas corrientes de análisis ocupadas en el estudio empírico del
uso del lenguaje (Pragmatics, p. 279). Austin previó, en cierto sentido, esta
evolución de la pragmática, al imaginar una nueva ciencia del len guaje des-
prendida de la filosofía como un planeta del sol.
En todo caso, la pragmática no es solamente el estudio de los actos de habla,
sino también de fenómenos como la deixis o la presuposición, fenómenos que
también puede explicar, como lo ha hecho tradicionalmente, la semántica. Los
límites entre pragmática y semántica, y aun entre pragmática y sintaxis, no
están claros, pero el problema no es meramente judicial —qué territorio corres-
ponde a quién—: el problema consiste en alcanzar un acuerdo sobre la mejor
definición de los fenómenos relacionados con el significado lingüístico y sobre
la mejor manera de estudiarlos.

4. Sintaxis, semántica y pragmática


Roman Jakobson, según nos dice Umberto Eco (en «Semantics, Pragmatics,
and Text Semiotics», 1987), observó una vez que estudiar el lenguaje desde
una perspectiva sintáctica es lo mismo que definir el coche-cama de un tren
diciendo que por lo general se encuentra entre dos coches de pasajeros. Por
supuesto, con tal definición (que es estrictamente distribucional), nadie sabrá
realmente qué es un coche-cama. Estudiar el lenguaje sólo desde una pers-
pectiva semántica, agrega Eco, sería para muchos autores decir que un coche-
cama es un vehículo que transita sobre vías y donde la gente duerme en literas.
Según Eco, la definición sería aceptable, pero de dudoso valor para un pasa-
jero, por lo cual habría que añadir a la definición que el coche es caro. Pero
mientras “todos los coches-cama son vehículo” es una verdad analítica, “todos
los coches-cama son caros” es una información que depende de nuestro cono-
cimiento del mundo, y por lo tanto, continúa Eco, los semanticistas objetarían
que no debe formar parte de la definición, ya que es asunto de pragmática, no
de semántica. Y objetarían más, siempre 5 Eco, si uno quisiera agregar a la
definición que en Europa coche-cama es un símbolo de «estatus». Dirían que
es verdad pero que ése es un asunto de sociología.
Es difícil distinguir la información semántica de la información pragmática
(como saben los redactores de diccionarios). Si la información semántica está
compuesta solamente de verdades analíticas, todo el resto del significado (de
un coche-cama, de un tigre, de un enunciado) e tema de la pragmática. Si
preferimos una semántica «liberal», “en el significado dado por la semántica
significados pragmáticos, y diremos también, por ejemplo, que un coche-cama
es caro, con lo cual lograremos una definición más útil.
Siempre quedarán, de todos modos, significados que dependan exclusiva-
mente de factores relacionados con el proceso comunicativo. Supongamos

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que dos vagabundos se meten en un vagón de carga para echar un sueño: los
vagabundos pueden decir, sin duda, que están en el coche-cama del tren, pero
ahora coche-cama tendrá un significado extra no previsto por las definiciones.
Hay siempre un margen, permitido por la estupenda adaptabilidad del lenguaje
a las diferentes situaciones de comunicación, intenciones de los hablantes
historias conversacionales. En ese margen, lo previsto en los códigos puede
alterarse o contradecirse o anularse. Ese margen no es un mar gen, quizá, sino
el centro: es el lugar en donde el hablante elige, juega, crea significados. Ese
margen es territorio de una disciplina que en un tiempo se llamó poética, y que
también estudia el uso lingüístico, sólo que dentro de la institución llamada lite-
ratura. En todo caso, el margen, el plus de significado es territorio impredecible
hasta cierto punto, y cambiante, y sujeto a la historia y la manipulación, por lo
cual la lingüística científica lo mira con recelo, y la pragmática, al menos la más
estricta (la de tradición anglosajona, salida de la filosofía del lenguaje), quiere
labrarlo con surcos rectos, según principios estrictos.
Suele considerarse que el lenguaje está constituido por una serie de subsiste-
mas relativamente autónomos a cargo de disciplinas lingüísticas relativamente
autónomas. Para estudiar las estructuras de significado podemos recurrir a la
sintaxis, a la semántica y a la pragmática. La sintaxis estudia las reglas de for-
mación de oraciones. La semántica estudia la naturaleza y el significado de las
palabras y de las oraciones sus relaciones sistemáticas (sinonimia, implicación,
contradicción, etc.), y predice las ambigüedades en palabras y oraciones. La
semántica lógica se pregunta cuáles son las condiciones de verdad de una ora-
ción, que considera equivalentes a su significado (cada oración tiene un valor
de verdad: puede ser verdadera o falsa. Una parte importante del contenido de
una oración está constituida por las condiciones que debe cumplir el mundo
para que la frase adquiera sentido pleno.
En Lazarillo de Tormes, cuando Lázaro vive con su tercer amo, el escudero, un
noble empobrecido, éste le dice: “…de mañana, yo había almorzado, y, cuando
ansí como algo, hágote saber que hasta la noche me estoy ansí [sin comer].
Por eso, pásate como pudieres, que después cenaremos”. A Lázaro, su expe-
riencia pasada con otros amos, y lo que ha podido ver de su comportamiento y
de su casa, lo autorizan a creer que el escudero miente, que ni ha desayunado
ni tiene con qué cenar esa noche, y que el «hágote saber» con que anuncia su
sobriedad es máscara retórica de la «negra que llaman honra», y no un anuncio
real.
El significado semántico de las palabras del escudero —el significado literal,
convencional, de «almorzar», de «hacer saber», de la expresión «después cena-
remos>— constituye solamente una parte (cómicamente mínima) de lo que el
escudero quiere decir. Si sólo fuera capaz de comprender ese significado (si
sólo supiera castellano, digamos), Lázaro no podría interpretar el enunciado
que tan bien interpreta, para desdicha suya: «¡Bien te he entendido! —dije yo
entre mí—. ¡Maldita tanta medicina y bondad como aquestos mis amos que yo
hallo hallan en la hambre!»
Cuando se usa el lenguaje, el salto entre lo que se deja interpretar semánti-
camente y lo que hay que interpretar pragmáticamente es a veces enorme. La
pragmática, como teoría de la interpretación, debe ser una teoría del texto. El
significado de la frase «después cenaremos», aislada de contexto, significado
que depende del cumplimiento de ciertas condiciones de verdad y es objeto de
estudio de la semántica lógica, difiere bastante del significado del enunciado
«después cenaremos» dicho por el escudero a su criado en este hecho de
habla particular. El problema es distinguir esos significados y elaborar técnicas
para estudiarlos.
Pero no es necesario pensar en un desfasaje tan grande como el que se pro-
duce entre la cena semántica y la cena pragmática del escudero. Para juzgar el
valor veritativo, o sea para determinar el significado, de enunciados corrientes

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como En este país no se puede vivir tenemos que comprender a qué entidad
del mundo se refiere este país. Y luego debemos saber quién lo dice, cuándo,
y cómo. La expresión este país tiene un significado virtual, que todos compren-
demos fuera de cualquier contexto (o buscan do este y país en el diccionario,
digamos), pero, puesta en uso, puede significar muchas cosas. El significado
literal o convencional (el que tienen las expresiones por convención lingüística,
el del diccionario) puede coincidir o no con el significado pragmático, que es
aquel que resulta de la intención del hablante y del contexto de uso.
En el caso de los deícticos, el significado literal es, por necesidad, incompleto:
fuera de contexto, este, ahora, yo, solamente apuntan en cierta dirección (de
lugar, de tiempo, de persona), pero no se sabe a qué apuntan, no tienen refe-
rentes. De ahí que una ciencia dedicada al estudio de los significados en uso
tenga que estudiar los deícticos, formas lingüísticas que sirven para señalar
elementos del contexto, Aquí, como en otros casos, la pragmática se super-
pone a la semántica. ¿Qué es lo semántico y qué es lo pragmático?

5. La pragmática como «cesto de desperdicios»


Según algunos lingüistas, es pragmático todo lo que sobra, es decir, lo que la
semántica no puede estudiar. De ahí la metáfora poco propiciadora de que la
pragmática es el cesto de los desperdicios de la lingüística. En la introducción
a las Actas del Primer Congreso Internacional de Pragmática, que acaban de
publicarse (Verschueren y Bertucelli-Papi, Tite Pragmatic Perspective, 1987),
uno de los editores denuncia todavía la práctica de relegar todos los proble-
mas «pegajosos» de la lingüística a la pragmática: pegajosos porque no se les
puede quitar, al explicarlos, lo extralingüístico que tienen pegado. Al referirse al
«cesto de desperdicios de la pragmática», dice que esta disciplina es aún hoy
«una amplia, difusa y desorganizada colección de investigaciones» (ibid., pp.
3-4).
Discutiendo la relación entre semántica, pragmática y semiótica textual, Eco
observa que hay dos acercamientos pragmáticos al problema del significado
—o, lo que es lo mismo, que hay dos pragmáticas posibles. Un acercamiento
consiste en ampliar la semántica y construir una «pragmática del significado»,
en la que se incluyan elementos pragmáticos (la definición de coche-cama
con todos los datos necesarios, y no sólo lo que es verdad analítica; es decir,
fenómenos como la deixis, la presuposición, condiciones de adecuabilidad al
contexto, etc.). El otro acercamiento es una «pragmática de la comunicación»,
donde entrarían sola mente los fenómenos pragmáticos que tienen lugar en el
curso del proceso comunicativo, como por ejemplo las implicaturas o la cohe-
rencia textual. Este segundo aspecto integraría la pragmática y la semiótica
textual (Eco, «Semantics, Pragmatics and Text Semiotics», 1987, p. 704).
Para los que propugnan una pragmática «radical», muchos fenómenos lingüís-
ticos considerados semánticos son en realidad pragmáticos. Los «radicales»
dan prioridad al valor de uso de una forma y consideran que si no se conoce
este valor no puede estudiarse adecuadamente esa forma, Intentan demostrar,
además, que muchos aspectos del significado considerados como partes del
sentido literal de una expresión no son realmente semánticos, sino pragmáti-
cos.
Tomemos el caso del artículo definido en español. Puede proponerse que el
significado del artículo “el” es básicamente metacomunicativo: el se usa para
referirse a entidades que ya han sido mencionadas en el discurso, o que están
dentro del contexto, o que se dan por consabidas. Cuando digo “Compré el
libro” me refiero a un libro conocido. Según una interpretación «radical», la
expresión definida “el libro” no apunta a un objeto del mundo, sino que apunta
a la expresión misma, instruye al interlocutor sobre cómo ha de entenderla en
un discurso.
Los principios que guían el uso del lenguaje quedan fuera del campo de

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estudio de la semántica, pero la gramática contiene elementos que dan instruc-
ciones pragmáticas, como los artículos: ¿es necesario ampliar la semántica,
o reducirla, según proponen los «radicales», para dar mayor campo de acción
a la pragmática? El problema está en disputa. Se puede llegar, como en casi
todo, a una solución pacífica. Se observan en los análisis actuales dos tenden-
cias bastante claras, y hay una tercera posible —la pragmática como «perspec-
tiva»— que veremos al final de este capítulo.
La tendencia menos comprometida consiste en considerar la pragmática como
una dimensión (más o menos importante, según los casos) de la descripción
completa de una expresión. Así, algunos lingüistas hablan de «la sintaxis, la
semántica y la pragmática» de una categoría, con lo que quieren decir que
estudian sus reglas combinatorias, sus significados, y sus usos, respectiva
mente. Para estos lingüistas, los aspectos pragmáticos son aquellos que
explican actitudes comunicativas, la relación, en la medida en que sea sistema-
tizable, entre el significado de la forma y el usuario. (Nótese, de paso, que aquí
«pragmática» significa tanto una disciplina como un aspecto del fenómeno que
se estudia; es la misma ambigüedad que encontramos cuando oímos hablar de
«la sintaxis del verbo» o «la semántica del verbo».)
La segunda tendencia es la más difundida entre los estudiosos de pragmática,
y consiste en considerar que la pragmática y la gramática son complemen-
tarias. Por gramática se debe entender el sistema abstracto, formal, de una
lengua, y por pragmática los principios del uso de esa lengua. Ambos estudios
son relativa mente autónomos, pero se propone o se sobreentiende que una
descripción completa del lenguaje debe tener en cuenta ambos aspectos. Esta
posición pone en pie de igualdad y pretende aso ciar dos nociones que la
lingüística científica de nuestro siglo intentó separar cuidadosamente: sistema
lingüístico y uso de ese sistema, langue y parole, competence y performance.
La pragmática es sin duda el estudio de la performance, estudio que durante
mucho tiempo se consideró acientífico, o, por lo menos, se excluyó tajante-
mente de la lingüística.
La distinción entre gramática y pragmática nunca es del todo clara, sin
embargo; el hablante tiene, dentro de la gramática de su lengua, un margen de
repetición y creación, y que hay reglas gramaticales cuya motivad pragmática
es evidente. En todo caso, todavía no se ha llegad a una teoría aceptable sobre
la relación entre forma y función, entre lo que una lengua codifica en su gramá-
tica y las funciones comunicativas que los hablantes cumplen. La cortesía, por
ejemplo que es un fenómeno comunicativo, no está enteramente codificada por
el lenguaje: podemos expresar más matices de cortesía que lo que la «gramá-
tica”, estrictamente, parece permitirnos.
Puede decirse que, en general, la pragmática estudia dos tipos de fenómenos:
aspectos de la estructura del lenguaje dependientes del contexto (como la
deixis), y aspectos que no tienen nada que ver con la estructura del lenguaje
(como la implicatura). Los primeros pertenecen con mayor o menor derecho
a la semántica; los segundos son exclusivamente pragmáticos, pero menos
«lingüísticos». El campo de estudio de la pragmática no está unificado, y,
consecuentemente, los análisis pragmáticos muestran una diversidad descon-
certante, Pero todos acuden a ciertas nociones básicas: hablante, contexto,
significado, y todos presentan una actitud persistente, la de encarar el análisis
lingüístico como un análisis de la comunicación humana, y no de sistemas de
signos abstraídos de su función comunicativa,

6. La pragmática como «perspectiva»


Hay, según hemos dicho, unas nociones básicas que todos los estudios prag-
máticos tienen en cuenta: hablante, contexto, significado. Hay también una
manera de mirar el lenguaje que distingue a la pragmática de otras disciplinas
lingüísticas y no lingüísticas.

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Podemos pensar en la lingüística como en un foco que cada vez ilumina
espacios más amplios: no necesariamente que ilumina mejor, sino que ilumina
más, con el objetivo de ver mejor nuevos problemas. La pragmática es una
lingüística más difusa, más extendida: considérese la distancia que hay entre
la noción saussureana del lenguaje como código y la noción pragmática del
lenguaje como acción, inseparable de otros fenómenos sociales.
La lingüística de Saussure tenía como objeto de estudio un conjunto de proble-
mas que pertenecían al campo, bien acotado, de la langue. Saussure declaró la
ilegalidad lingüística del habla:
“... el habla, uso individual del sistema lingüístico poseído por toda la comuni-
dad, queda fuera de la lingüística porque, por su índole asistemática y variable,
no se la puede estudiar científicamente”.
La lingüística científica sólo considera válido el estudio de lo sistemático y lo
invariable, de lo que no se desarrolla en el tiempo sino que permanece relati-
vamente fijo y por lo tanto se puede describir por medio de reglas. Desde este
punto de vista, el discurso —que es la única «realidad» lingüística exterior, dada
a la experiencia— es un producto teóricamente secundario de los mecanismos
mentales que hacen posible el lenguaje, y no el lugar donde se estudia el len-
guaje o donde valdría la pena estudiarlo.
Recuérdense los principios básicos de la lingüística generativa, cuya ideología
ha predominado en los últimos treinta años. En primer lugar, el lenguaje que
estudia el generativismo es el lenguaje internalizado por un individuo ideal: el
lenguaje no existe ni tiene propiedades independientemente de nuestras creen-
cias acerca de él, que son casi todas inconscientes. Estudiar ese lenguaje es
reconstruir esas creencias: la lingüística es una rama de la psicología.
Esto significa que, en segundo lugar, los usuarios del lenguaje saben la gra-
mática (sistema de reglas) de su lengua. Como el esclavo de Sócrates en el
Menón, que sabe geometría sin que nadie se la haya enseñado, sabemos de
nuestra lengua muchísimo más de lo que nos han enseñado. Nadie nos ha
enseñado que se dice Dan una manzana y no se dice Da manzana una me.
Sobre todo, nadie nos ha enseñado que no se dice Da manzana una me: es
inverosímil que un niño pronuncie esa frase y necesite corrección. Como e
esclavo de Sócrates, el niño sabe de antema no. Su conocimiento «negativo»
del lenguaje es asombrosamente amplio y prueba —quizá más claramente que
su conocimiento positivo— que viene equipado para hablar y entender (véase
McCawley, reseña a N. Chomsky, 1988).
La lingüística de los últimos treinta años está fundada en el reconocimiento de
ese fenómeno. Así corno la lingüística estructural iniciada por Saussure quería
reconstruir el sistema de la langue, la lingüística generativa quiere reconstruir
la competencia: el conocimiento subjetivo del lenguaje que posee el hablante.
Para ello, la lingüística de Chomsky deja a un lado todos los aspectos contex-
tuales e interactivos.
En el ámbito de la lingüística norteamericana, el estudio de esos aspectos fue
asumido por la sociolingüística. En Europa, junto a movimientos divergentes
como las «gramáticas funcionales» que ponían en tela de juicio los postulados
del generativismo, surgieron a fines de la década del 60 las lingüísticas del
discurso: la pragmalingüística, la teoría del texto, el análisis del discurso. Estas
corrientes intentan superar dos etapas del desarrollo de la ciencia lingüística:
1. el análisis del sistema abstracto de la langue, y
2. el análisis del sistema de reglas implícitas del hablante/oyente ideal, reglas
que ligan los signos a la interpretación semántica de esos signos, según la
gramática generativa.
Se podría resumir esta evolución de la lingüística en una especie de silogismo:
la lingüística ha sido considerada, tradicionalmente, el estudio de la lengua
natural; lo que define (primordialmente) a la lengua natural es su función
comunicativa; por lo tanto la lingüística debe llegar a explicar esa función, en la

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medida en que es posible gracias al sistema (langue) o al conocimiento ideal
de las reglas de la formación de frases (competence) y en la medida en que es
analizable sólo en la realización de esas virtualidades (parole, performance),
realización que no ocurre en el vacío, sino en situaciones concretas estructura-
das por una serie de variables no propiamente «lingüísticas».

7. Transparencia y opacidad del signo lingüístico


«Hay muchas palabras especialmente desconcertantes», decía Austin. Las
palabras que Austin llamaba desconcertantes aparecen en enunciados nor-
males, que, aparentemente, afirman algo de la realidad. Sin embargo, estas
palabras no dicen nada de la realidad. Lo que hacen es indicar «las circuns-
tancias en que se formula el enunciado o las restricciones a que está some-
tido, o la manera en que debe ser tomado» (Austin: 1971, p. 43). Las palabras
desconcertantes a las que se refiere Austin —desconcertantes para la filosofía
de su tiempo— convierten lo que parece ser un enunciado fáctico, una simple
constatación que debería ser verificable en la realidad, en un sinsentido. El
casamiento se cumple cuando a la pregunta ritual y legal “¿Quieres recibir por
mujer/marido a...?” se contesta “Sí, quiero”, una afirmación cuya verdad o false-
dad no es verificable. Del mismo modo, no es verificable el enunciado Juan, yo
te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Para el posi-
tivismo lógico de los años 30 expresiones como éstas, cuya verdad o falsedad
no pueden verificarse, carecían de significado.
La teoría de los actos de habla no proviene de la lingüística, sino de la filosofía,
y surgió como reacción contra el positivismo lógico. Por la misma época Witt-
genstein, en sus Investigaciones filosóficas, proclamó que «el significado es el
uso), es decir, que los enunciados lingüísticos sólo tienen sentido en el tipo de
actividad («juego») en que se usan.

8. Decir, querer decir y decir sin querer


La pragmática estudia los factores que regulan el uso del lenguaje en la inte-
racción social, y los efectos que este uso produce en los demás. Es verdad que
en teoría podemos decir siempre lo que queramos: pero en la práctica observa-
mos —casi siempre de manera inconsciente— una gran cantidad de convencio-
nes sociales que condicionan nuestro modo de hablar. No hay ninguna ley que
prohíba contar chistes durante un entierro, pero esto es algo que, en general,
no se hace. Hemos ido asimilando, de manera intuitiva, ciertos formalismos y
ciertas normas de cortesía que seguimos cuando hablamos con gente mayor o
del otro sexo; los gestos y el lenguaje escrito se hallan también sujetos a condi-
cionamientos similares.
Nuestra manera de pronunciar, las construcciones gramaticales que usamos,
o el vocabulario que elegimos están fuertemente influidos por factores de
tipo pragmático. Algunas de las convenciones las aprendemos desde muy
pequeños, como la de pedir las cosas por favor o dar las gracias. En muchas
lenguas, las distinciones pragmáticas propias de la etiqueta, la cortesía o la
intimidad aparecen en todos los sistemas de la lengua (gramática, léxico y
fonología), y en el fondo son reflejo de las relaciones de clase, estatus o fun-
ción social. Uno de los ejemplos mejor estudiados es el de los sistemas prono-
minales, que con frecuencia expresan distinciones con fuerza pragmática: es el
caso, entre otros, de la elección entre tú y usted.
Pero las lenguas difieren extraordinariamente en este sentido. Las expresiones
que indican cortesía, por ejemplo, pueden variar en frecuencia de uso y en
significado. Muchas lenguas europeas no usan el equivalente a por favor con
tanta asiduidad come el inglés; y la función y la fuerza de gracias puede variar
notablemente: ante la pregunta ¿Un poco más de pastel?, la respuesta “Thank
you” (“gracias”) para un inglés significa “sí”, mientras que para un francés
Merci (“gracias”) implica “no”; y los españoles nunca sabemos exactamente

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cuál de las interpretaciones darle. Las convenciones relativas a los saludos y
despedidas difieren también considerablemente de una lengua a otra. En algu-
nos países resulta cortés alabar la comida ante la persona que invita; en otros,
lo cortés es quedarse callado. Una vez, estando en una comunidad árabe, este
autor cometió el error de cantar las excelencias de la cena ante el anfitrión.
Este se excusó inmediatamente, y dispuso todo para que retiraran la comida y
sirvieran otra distinta.
En el sentido de todo lo explicado, podemos afirmar que los errores pragmá-
ticos no violan ninguna regla de la fonología, la sintaxis o la semántica, sino
reglas contextuales, insertas en una cultura.

9. La identidad de la Pragmática
En la actualidad, la pragmática no es un terreno de estudio homogéneo.
Nuestra elección del lenguaje en la interacción social está determinada por un
amplio número de factores, pero todavía no sabemos con claridad cuáles son,
cuál es la mejor manera de interrelacionarlos, o cómo distinguirlos de otras par-
celas de investigación lingüística. Hay varias áreas de intersección:
Semántica: Tanto la pragmática como la semántica tienen en cuenta nociones
como la intención del hablante, los efectos de un enunciado en los oyentes,
las implicaciones que se siguen de expresar algo de una determinada manera,
y los conocimientos del mundo, creencias y presuposiciones sobre los que
hablante y oyente se basan al comunicarse,
Estilística y sociolingüística: Estas disciplinas y la pragmática se solapan en
su estudio de las relaciones sociales que existen entre los participantes y en
el modo en que la posición extralingüística, la actividad o la materia de que se
ti-ate pueden restringir la selección de rasgos lingüísticos o variantes.
Psicolingüística: La pragmática y la psicolingüística investigan aquellos
estados psicológicos y capacidades de los participantes (atención, memoria,
personalidad) que tienen una intervención decisiva en su comportamiento.
Análisis del discurso: El análisis de la conversación es un aspecto central
tanto de la pragmática como del análisis del discurso. Ambos comparten tam-
bién muchas de las nociones filosóficas y lingüísticas que se han desarrollado
pata dar cuenta de aspectos como la distribución de la información en las ora-
ciones, las formas deícticas o la noción de «máximas conversacionales».
Como consecuencia de estas intersecciones en las áreas de interés, han
surgido diferentes caracterizaciones del ámbito de la pragmática. Uno de los
enfoques se centra en los factores formalmente codificados -en la estructura de
la lengua (formas honoríficas, elección entre tú y usted, etc.); otro se relaciona
con una cierta clase de semántica, y la pragmática se ve como el estudio de
todos los factores del significado que no encajan en el análisis de las oracio-
nes en términos de condiciones de verdad; algunos adoptan una perspectiva
mucho más amplia, según la cual la pragmática es el estudio de los principios
que subyacen a la actuación lingüística interactiva, incluyendo todos los aspec-
tos del uso lingüístico, la comprensión y la adecuación.
Los manuales de pragmática existentes hasta ahora tratan una gran diversi-
dad de materias y una amplia gama de orientaciones y metodologías en parte
contra puestas, que precisan una unificación. Pero si consideramos que la
diversidad de opiniones es signo del desarrollo saludable de una materia,
entonces hay que concluir que pocas áreas del estudio del lenguaje tienen un
futuro tan prometedor como el de la pragmática.

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Algunos temas centrales de la Pragmática
Actos de Habla

El filósofo británico L. Austin fue el primero en notar la variedad de funciones


realizadas por los enunciados como parte de la comunicación interpersonal.
En particular, señaló que muchos enunciados no comunican información, sino
que equivalen a acciones: cuando alguien dice «Lo siento», o «Prometo», o «Sí
(en una boda) o «Bautizo este barco», su enunciado inmediatamente comporta
una nueva realidad social o psicológica. Una disculpa tiene efecto cuando uno
se ha disculpado, no antes; y un barco tiene nombre sólo después de que lo
hayan bautizado. En estos casos, decir algo es realizar algo. Por ello, Austin
llamó realizativos a estos enunciados, que se diferencian notablemente de la
clase de los que transmiten información, denominados constatativos. Los rea-
lizativos no son ni verdaderos ni falsos: si A dice “Bautizo este barco...”, B no
puede decir “no es verdad”.
En el análisis de los actos de habla, estudiamos el efecto de los enunciados
sobre el comportamiento del hablante y el oyente por medio de una distinción
de tres elementos. En primer lugar, reconocemos el simple hecho de acto
comunicativo tenga lugar, y lo llamamos acto locutivo. En segundo lugar,
vemos el acto realizado como resultado del enunciado del emisor (aquellos
casos en los que decir es «realizar», como apostar, prometer, dar la bienvenida,
advertir): estos actos, conocidos como actos ilocutivos, constituyen el núcleo
de cualquier teoría de los actos de habla. Finalmente, nos fijamos en el efecto
particular que el enunciado del emisor ha tenido sobre el oyente, quien, como
resultado, puede estar divertido, convencido, advertido...; la consecución de
estos efectos se conoce corno acto perlocutivo. Es importante tener en cuenta
de que la fuerza ilocutiva de un enunciado y su efecto perlocutivo pueden no
coincidir: si advierto a alguien de algo, mi interlocutor puede seguir mi adver-
tencia o hacer caso omiso de ella.
Existen miles de actos ilocutivos posibles, y se ha intentado clasificarlos en un
número de tipos más reducido. Tal clasificación es difícil porque los significa-
dos de los verbos no son siempre fáciles de distinguir y las intenciones de los
hablantes no siempre están claras. Uno de los enfoques más influyentes (el de
J. R Searle, 1976) distingue cinco tipos básicos:
• Representativos. El hablante está comprometido, en grados diversos,
con la verdad de una proposición: por ejemplo, afirmar, creer, sacar en
conclusión, denegar, informar.
• Directivos. El hablante trata de conseguir que el oyente haga algo: por
ejemplo, pedir, preguntar, desafiar, ordenar, insistir.
• Compromisivos. El hablante se compromete, en grados diversos, a
realizar determinada acción: por ejemplo, garantizar, prometer, jurar,
alegrarse.
• Expresivos. El hablante expresa su actitud ante un determinado estado
de cosas: por ejemplo, disculparse, deplorar, alegrarse, agradecer, dar
la bienvenida.
• Declarativos. El hablante altera el estado externo o las características
de un objeto o situación simplemente emitiendo su enunciado: por
ejemplo, Me rindo, yo te bautizo, Está despedido, Declaro la guerra.

Condiciones de Éxito
Los actos de habla son apropiados sólo si cumplen ciertos requisitos, conoci-
dos como «condiciones de éxito». Por ejemplo, las «condiciones preparatorias»
deben ser las adecuadas: la persona que realiza el acto de habla debe reunir
las facultades necesarias para hacerlo. Esto es difícil de comprobar con verbos
como prometer o agradecer, pero resulta imprescindible pata el uso de verbos

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 129


como arrestar o declarar la guerra, para los que sólo ciertas personas están
cualificadas.
Además, el acto de habla debe llevarse a cabo de la manera prescrita: en
algunas ocasiones existe un procedimiento que debe seguirse exacta y rigu-
rosamente (por ejemplo, en el caso de bautizar); en otras, deben satisfacerse
ciertas expectativas (uno sólo puede dar la bienvenida con una actitud cordial).
También deben reunirse «condiciones de sinceridad»: el acto de habla debe
realizarse sinceramente. Verbos como disculparse garantizar y expresar los
mejores deseos son efectivos sólo si el hablante siente lo que dice; y creer y
afirmar sólo son válidos si el emisor no está mintiendo.
Normalmente todos aceptamos automáticamente estas condiciones cuando
nos comunicamos, y sólo si hay razones especiales no aparramos de su cum-
plimiento. Por ejemplo, la petición ¿Quieres cerrar la puerta? es apropiada sólo
si:
a) la puerta está abierta,
b) el hablante tiene una razón pata pedirlo, y
c) el oyente puede realizar la acción.
Si falla alguno de estos requisitos, el acto de habla deberá recibir algún tipo
de interpretación especial: puede entenderse como una broma o como una
observación sarcástica. Si no, puede provocar serias dudas sobre la capacidad
visual del hablante... o incluso sobre el estado de sus facultades mentales.

Actos de habla indirectos


Algunos actos de habla se dirigen expresamente a un destinatario, pero la
mayoría de los que forman la conversación diaria son indirectos. Por ejemplo
hay muchas maneras de pedirle a alguien que lleve a cabo una determinada
acción. La forma más directa consiste en usar una construcción en imperativo
(Cierra la puerta), pero es fácil darse cuenta de que en muchas situaciones este
procedimiento podría resultar descortés o demasiado brusco. Los otros medios
ponen de relieve ciertos factores, como la capacidad o el deseo del oyente de
realizar la acción, o las razones por las que el hablante quiere que se realice.
Entre éstos pueden señalarse:
Te agradecería que cerraras la puerta
¿Podrías cerrar la puerta? ¿No te importaría cerrar la puerta?
Se estaría mejor con la puerta cerrada
Está entrando frío ¡Brrrr!

En la situación adecuada, cualquiera de estos enunciados podría funcionar


como una petición de acción, a pesar de que ninguno es imperativo desde el
punto da vista formal. Pero, corno es lógico, siempre cabe la posibilidad de que
el oyente no lo entienda... o no quiera entenderlo:
Juan: —¿Tienes hora?
Luis: —Si (y no la dice)

O de que el hablante introduzca una implicación que luego no continúe...


Juan: — ¿Bailas?
Rosa: —Sí.
Juan: —Pues yo no...

Lo no dicho y (re)construcción del sentido


Cuando el destinatario recibe enunciados performativos en los que la performa-
tividad está expresada de diversas maneras, al menos existen sólidos indicios
que le dejan suponer una intención performativa. No le pasa lo mismo con los
enunciados de los que no dispone de ayuda aparente, puesto que la perfor-
matividad no está expresada. Tampoco estas enunciaciones presentan ningún
interés.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.130


Sucede evidentemente que los usuarios suelen comprender cosas que no se
les han dicho o no comprenden otras que se les dicen. Estas adjunciones que
aportan los destinatarios al sentido dicho son, al menos, de tres clases. La pri-
mera está formada por indicaciones que el emisor tenía la intención de trasmitir
de una manera no explícita, es decir, sin decirlas formalmente, y que han sido
reconstituidas por el destinatario.
Una segunda categoría se añade a la primera. Se refiere a las disfunciones de
la comunicación. Son aquellas en que el destinatario atribuye al enunciado
percibido un sentido no dicho que cree intencional, pero en el cual el emisor no
había pensado. Por fin, la tercera categoría conlleva los datos, a menudo exac-
tos, que deduce el destinatario de lo que ha sido dicho o de la manera como
se ha dicho, pero que el emisor no tenía intención de darle o que incluso podía
haber querido disimular. Pertenece al campo del índice, opuesto al de la señal,
y no propiamente a los intercambios intencionales de sentido. Por ejemplo, el
destinatario puede, con razón o sin ella, deducir del lenguaje de su interlocutor
informaciones sobre el estado psicológico de este (impaciencia, irritación, falta
de interés por el asunto, etc.) que, sin embargo, este no pensaba transmitirle;
o incluso puede observar contradicciones invo1untarias, que denoten azora-
miento o desmaña.
Con los actos llamados indirectos o incluso derivados, la performatividad
suministra claros ejemplos de datos significados sin ser dichos. Pero sucede
igual con las enunciaciones descriptivas, que, de hecho, de alguna manera son
también actos: actos de descripción. En los sectores de realidad evocados, los
datos dados y recibidos suelen ir más allá de lo que es explícitamente signifi-
cado. Si la expresión romper una copa es romper un recipiente hecho de mate-
rial só1ido y transparente, beberse una copa, tener una copa de más, tornados
en sentido literal, deberían provocar dificultades, pero nadie las comprende en
ese sentido, y eso que se trata de ejemplos de lo más elementales. Puesto que
el lenguaje está hecho para significar lo que dice y lo que no dice.
En la elipsis por ejemplo, se integran las inferencias no expresadas. Dependen
del entimema en la medida en que el razonamiento puede tomar una forma
silogística, en cuyo caso se trata de un silogismo desprovisto de conclusión.
Pero esto es raro. En general, las inferencias llevan consigo conclusiones intui-
tivas que los usuarios del lenguaje sacan en función de su competencia lógica,
es decir, de su capacidad de llevar a cabo razonamientos no formalizados. Si
la radio anuncia: Mañana habrá una huelga de metro y de autobuses en Madrid,
no es necesario añadir que los habitantes de la región tendrán dificultades para
ir al trabajo. Asimismo, el empleado de garaje a quien el cliente le hace saber
que le han robado el coche deduce que éste no tiene otro y no le propone
hacer las reparaciones que habían convenido antes del robo. Nos hemos cen-
trado en ejemplos muy sencillos que tienen la ventaja de mostrar que la elipsis
de las inferencias es un fenómeno perfectamente banal.
Debemos preguntamos por qué procedemos así constantemente con enuncia-
dos incompletos. Se nos ocurren algunas razones. Así, sería imposible decirlo
todo de un razonamiento un poco complejo o de un acontecimiento al que
acabamos de asistir sin alargar desmesuradamente el enunciado, y simples
razones prácticas de economía y del buen funcionamiento de la comunicación
incitan a sobreentender la que el oyente reconstituirá sin problemas. No obs-
tante, un motivo así no explica por qué se escoge decir una cosa y no otra.

Leyes del discurso y Máximas de Grice


En numerosas ocasiones el sentido que debe ser reconstituido para compren-
der se halla al menos parcialmente implícito. Este adjetivo necesita ser preci-
sado: existe sentido implícito (o no dicho) cuando no basta, para comprender,
con haber identificado cada palabra; reconocido su sentido léxico tal como se

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desprende de las convenciones constitutivas de la lengua, en principio cono-
cidas por los usuarios, ya que la memoria léxica de la que hacen uso ha sido a
menudo comparada con un diccionario interiorizado en sus mentes; procedido
a un análisis sintáctico que establece las relaciones gramaticales entre las pala-
bras; efectuado una combinación semántica con vistas a llegar a un sentido
global.
Todo esto no es tan sencillo. Así, estas fases no son sucesivas, sino que están
imbricadas entre sí y se llevan a cabo simultáneamente apoyándose las unas
en las otras. Una vez realizadas estas operaciones o, con mas razón, si se
constata que no pueden llevarse a cabo, como a veces sucede, es preciso ir
más lejos, buscar sentido en otra parte, practicando lo que se llama derivación
(hacia una de las significaciones de la palabra, que tiene otras).
Incluso si suponemos que el sentido descifrado en un primer intento es satis-
factorio, sucede que, como el lenguaje es una actividad finalizada, el desti-
natario puede preguntarse por que el locutor ha querido transmitirlo y si su
intención no forma parte del sentido total. Bastará un ejemplo. Un pasajero le
dice a un conductor que se ha parado en un semáforo: “Tiene usted una rueda
pinchada.” Se trata de una información sobre la realidad, pero las razones por
las cuales la ha dado importan en primer lugar. Aparte de una descripción,
estamos ante una advertencia destinada a llamar la atención sobre las con-
secuencias desagradables que podría tener la situación y sobre la necesidad
de poner remedio. De ahí la posibilidad de una respuesta como: “Ahora me
ocupo”, el locutor puede también tener la intención de ayudar, y el conductor lo
toma como tal al responder dando las gracias.
No basta con enumerar ejemplos. Como solo existe ciencia de lo general, es
preciso, siempre que sea posible, dar testimonio de los principales mecanis-
mos psicológicos que son puestos en marcha en casos así. ¿De qué manera
el destinatario comprende otra cosa o más de lo que se ha dicho? ¿De qué
manera el enunciador, al adoptar la posición razonable de no decir todo (ya
que casi nunca disponemos del tiempo necesario para decirlo todo) puede
prever que su mensaje será comprendido como él desea? El uno y el otro se
apoyarán en el conocimiento de las reglas comunicativas que guían la cons-
trucción del sentido más allá de la simple equivalencia entre expresión y conte-
nido.
Estas reglas, cuya existencia resulta razonable postular, tienen nombres
diversos según los autores. Así, Ducrot habla de leyes del discurso y Grice de
máximas conversacionales. Para Ducrot, existe en primer lugar una ley de la
sinceridad, en virtud de la cual decimos sólo lo que creemos verdad. Cada uno
es libre de inventar y de exponer los productos de su imaginación: nadie repro-
chará a un cuentista o a un novelista el que lo haga. Pero el destinatario debe
estar prevenido. Pero es algo distinto cuando hablamos de una sentencia o un
libro de historia. No basta sólo con ser sincero, ya que podemos ser acusados
de hablar a la ligera. Tenemos derecho a hablar en broma, a no ser serios, pero
hace falta, para no dar lugar a malentendidos, que el interlocutor lo sepa, lo
cual incita a la prudencia. Pensándolo bien, la mentira sólo es posible porque
existe una ley de la sinceridad. En la comunicación normal, equivale a un con-
trato de confianza, en virtud del cual el destinatario considera como fundadas
las aserciones que se le dirigen.
El funcionamiento del lenguaje es luego sometido a una ley del interés: no se
debe hablar a nadie más de la que es susceptible de interesarle. Dirigirse a otro
es involucrarlo en un proceso de interacción en el que debe sacar alguna ven-
taja, que puede ser un beneficio material podemos también advertirle de algún
peligro o un placer.
Un autor estadounidense, Grice ha intentado enumerar, bajo el nombre de
máximas conversacionales, las reglas que deben aceptar los actores de un
diálogo. Según él, son los diversos aspectos que toma un principio general que

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llama principio de cooperación y que define así: “Contribuid a la conversación
conforme a lo exigido, en el momento de vuestra intervención, con la finalidad o
la dirección aceptada del intercambio dialogal en el que os encontráis”. Al ini-
ciar una conversación, los interlocutores ponen en marcha una actividad colec-
tiva en la que cada uno de ellos debe poder contar con el otro para llevarla a
buen puerto. Consienten, pues, de manera implícita, en respetar reglas sin las
cuales el fin no sería alcanzado y que forman parte de la lógica del lenguaje.

Categorías y Máximas
Categoría de la cantidad
Máximas:
1. Haced que vuestra contribución sea tan informativa como sea requerido
(para las finalidades presentes del intercambio).
2. No hagáis que vuestra contribución sea más informativa de lo que se
requiere.

Categoría de la calidad
Máxima suprema:
Tratad de que vuestra contribución sea verdadera.
Dos máximas más específicas:
1. No digáis lo que creéis fa1so.
2. No digáis aquello sobre lo que no poseéis información adecuada.

Categoría de la relación
Máxima:
Sed pertinentes,
Categoría de la modalidad
Máxima suprema:
Sed claros.
Máximas variadas:
1. No os expreséis con oscuridad.
2. Evitad la ambigüedad.
3. Sed concisos (evitad toda prolijidad que no sea necesaria).
4. Expresaos con orden.

Grice acepta que sus máximas sólo se aplican con propiedad al intercambio
de información. Por otra parte, son de una precisión bastante desigual. Según
los temperamentos y según las civilizaciones, la misma expresión será juzgada
demasiado breve, suficiente o exageradamente larga.
Grice cita el ejemplo de un profesor al que se le pide un comentario sobre un
estudiante y que se contenta con alabar su puntualidad, lo que deja entender
que tiene de el un juicio general negativo. Es verdad que una convención que
no figura en las máximas anteriores se opone a que se hable mal de nadie. Por
ejemplo, la ley francesa prohíbe a todo empresario dar informes desfavorables
sobre los antiguos asalariados.

Revisión de la noción de competencia


Hemos visto cómo el concepto de competencia, desarrollado por N. Chomsky,
recupera algunos de las consideraciones fundamentales de Saussure. Sin
embargo y tomando este término, diferentes autores ubicados en el Paradigma
Pragmático, sugieren la necesidad de ampliar el campo de aplicación de la
competencia.
A continuación, revisaremos los tipos de competencia propuestos, los que
en general comparten el hecho de asignarle características como abstracta,
universal, condicionante de la ejecución. Ahora bien, la competencia implica
conocimiento. Para Saussure (Lengua) y Chomsky, la actuación lingüística es

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 133


posible gracias al conocimiento previo de las estructuras en términos de reglas
o sistema de relaciones del lenguaje. Otros autores consideran insuficiente este
conocimiento y suponen que la realización lingüística requiere de otros aspec-
tos. De allí surge la necesidad de distinguir la competencia en sentido estricto
de la competencia comunicativa en sentido amplio:
Competencia: Supuesto de una teoría de la lengua que se refiere al hablante
ideal. Se trata de la hipótesis básica de la Gramática Generativa, la que con-
sidera que el hablante tiene un conocimiento interior e inconsciente de su
lengua. Es lo que Chomsky llama el sistema internalizado o la gramática univer-
sal. Es el sistema cognoscitivo y abstracto de conocimientos que subyace a la
actuación y determina los modos de comportamiento observables.
J.J. Katz indica que toda teoría lingüística idealiza. El comportamiento lingüís-
tico real se puede explicar como la acción combinada de la competencia y
factores psicológicos especiales.
Competencia comunicativa: Capacidad de dominar situaciones de habla y de
utilizar adecuadamente subcódigos.
Habermas cuestiona la diferenciación de Chomsky entre competencia y actua-
ción; esta distinción no toma en consideración que “las mismas estructuras
generales de las situaciones posibles de habla son producidas por actos
lingüísticos. Esas estructuras sirven para situar pragmáticamente expresiones
lingüísticas que se generan en virtud de la competencia lingüística”. En toda
situación de habla se repiten estructuras generales como universales pragmáti-
cos. Estos son objeto de una teoría de la competencia comunicativa, teoría que
ha de reconstruir un sistema de reglas según el cual se generan situaciones de
habla o se transforman frases en enunciados.
Los enunciados de la actuación tienen un componente lingüístico y otro ins-
titucional, es decir, un componente que establece el sentido pragmático. Las
unidades básicas de una teoría de la competencia comunicativa o pragmática
universal son los enunciados elementales abstraídos de los componentes varia-
bles de las situaciones concretas.
Los universales pragmáticos son considerados condiciones del diálogo o cons-
tituyentes del diálogo. Entre ellos se cuentan:
• los pronombres personales (hablante y oyente)
• Vocativos (hablante y oyente)
• Expresiones deícticas (espacio, tiempo) (tiempo del enunciado, espacio
y tiempo de la enunciación)
• Verbos performativos (que realizan acciones) (relación del hablante con
lo que habla y del hablante con el oyente)
• Verbos subjetivos; algunos adverbios (intenciones y actitudes del
hablante)

Para Badura, la competencia comunicativa es una condición y un producto de


los procesos de comunicación.
Asimismo, podemos distinguir un tercer aspecto de la competencia, que
Badura incluye como componenete de la competencia comunicativa: la com-
petencia Táctico-Retórica es visible en el grado de efectividad de las acciones
lingüísticas o de la realización de las intencionalidades, de la que forman parte
la adecuación a la situación y la capacidad de cambio, así como la utilización
correcta de las informaciones.

La Presuposición: Teoría de las Implicaturas


Primero, incluso entre lo que se dice, no todo se encuentra en el mismo plano.
Hay lo más y lo menos dicho, dicho de tal forma que el enunciador parece no
hacerse responsable o bien hacerlo muy poco. De esta manera se puede distin-
guir, junto con la lingüística contemporánea, entre lo puesto y lo presupuesto.

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“Una indicación presupuesta es presentada como un dato a partir del
cual se habla, pero que no entra directamente en juego en la palabra.
[...] Gracias al fenómeno de la presuposición, se puede decir algo
como si no hubiese sido dicho, posibilidad que nos conduce a colocar
a la presuposición entre las formas de lo implícito”. (Ducrot, 1972: 23).

Los presupuestos son, si se quiere, indicaciones proporcionadas en segundo


plano, como si dependiesen de enunciaciones a la vez anteriores a la enuncia-
ción actual y le sirvieran de fundamento, de ahí su nombre (pre .antes y sup
.debajo). Una especie de jerarquía se establece así entre las informaciones
que proporciona un enunciado: lo puesto sólo es valorizado al ser nuevo o al
suponerse que lo es. Permite al destinatario enriquecer los conocimientos de
que dispone.
He aquí algunos ejemplos de un tipo hoy día clásico. En Juan ha dejado de
fumar se presupone que Juan fumaba, lo cual no existe en Juan no fuma, mien-
tras que los dos enunciados afirman que, actualmente, Juan no fuma. Veamos
ahora las dos frases siguientes: .Juan ha bebido poco vino y .Juan ha bebido
un poco de vino. Intuitivamente, dan la impresión de poseer el mismo sentido,
de describir la misma situación, pero con una ligera diferencia de presentación
que veremos al precisar lo que depende de lo puesto y de lo presupuesto. El
enunciado Juan ha bebido poco vino presupone que Juan ha bebido vino y
pone que ha sido en pequeña cantidad.
Sucede de otra manera en Juan ha bebido un poco de vino, en donde es al
contrario: se presupone la poca cantidad y se pone la ingestión de vino. En
cuanto a Lucas sabe que Juan está enfermo, la opinión de Lucas constituye lo
puesto y la exactitud de esta opinión, lo presupuesto. Existe toda una familia
de verbos o de expresiones verbales, como saber, que conllevan una opinión
a título de puesto y que además precisan, como presupuesto, si esta opinión
es, para el enunciador, verdadera o falsa: saber forma parte de los verbos de
opinión verdadera (en los que la opinión es tenida por verdadera), imaginar, de
los verbos de opinión falsa (en los que la opinión es tenida por falsa): Lucas se
imagina que Juan está enfermo. Los verbos como pensar o estimar, por el con-
trario, no presuponen nada de la opinión que ayudan a poner y no forman parte
de esta familia: del enunciado Lucas piensa que Juan está enfermo el oyente no
puede inferir un juicio del locutor sobre la opinión de Lucas.
Es posible que estos ejemplos sorprendan, aunque sea sólo por su diversidad,
y el lector estará esperando una definición de lo que es un presupuesto. Pero
cuando nos ocupamos de hechos lingüísticos, es casi siempre muy difícil dar
una definición en la que todos sean englobados. La presuposición no escapa a
esta regla.
Además, cuando tratamos de caracterizarla sobre una base lógica, relacionán-
dola, por ejemplo, con la implicación material según una práctica extendida,
nos enfrentamos a graves dificultades, que no expondremos aquí, dado su
carácter extremadamente técnico. Otras tentativas de formalización han sido
hechas, pero en los mejores casos, son válidas solamente para una parte de
los hechos que se reúne bajo el nombre de presupuestos. Seguramente es
todavía posible, según diversos lingüistas, caracterizar la presuposición de
otra manera. Por ejemplo, un enunciado “p” presupone pragmáticamente un
sentido “q” si, cuando un locutor se dispone a pronunciar p sinceramente en
un contexto dado, admite q y admite que los oyentes admiten q. Pero a esta
definición le falta eficacia discriminatoria y nosotros no conocemos otras más
convincentes.
Si las definiciones son decepcionantes, incluso cuando recurren a los medios
más elaborados de la formalización, disponemos al menos de un criterio prác-
tico de reconocimiento, si bien sólo funciona en la mayoría de los casos, no en

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 135


todos. Contrariamente al puesto, el presupuesto de un enunciado se conserva
cuando este pasa de la forma positiva a la negativa o a la interrogativa.
Veamos la tríada de frases: Juan ha dejado de fumar, Juan no ha dejado de
fumar y ¿Ha dejado Juan de fumar? Bajo sus tres formas, las tres presuponen
que, antes, Juan fumaba, pero está claro que no dicen lo mismo. Pero sólo se
diferencian en el orden de lo puesto, sobre lo que trata la negación y la inte-
rrogación debido a que se encuentra en primer plano. Naturalmente, el presu-
puesto posee su importancia semántica. Si el destinatario sabe que Juan no
ha fumado nunca y piensa que el enunciador lo ignora, posee una razón válida
para pedir una rectificación del enunciado. Pero como resulta descortés llamar
la atención sobre los errores que comete involuntariamente, es posible que el
destinatario se abstenga de pedirla. Si sabe también que el enunciador está al
corriente del pasado de Juan, el enunciado le parecerá más anormal y tratará
de pedir la rectificación.
El puesto y el presupuesto, incluso si deben ser distinguidos, no dejan de estar
relacionados. Una frase como “Yo no sé que Juan bebe demasiado” no es
aceptable ya que contiene una contradicción interna entre el puesto, es decir,
la ausencia de información que se atribuye el locutor sobre la intemperancia
de Juan, y el presupuesto: que se trata de una intemperancia probada: resulta
ilegítimo presuponer lo que se proclama incapaz de poner. Por el contrario, no
hay nada que prohíba decir: yo no sabía que Juan bebe demasiado. Puesto
y presupuesto conciernen épocas diferentes, lo que elimina la contradicción:
podemos poner y presuponer hoy lo que antes no podíamos poner. Basta con
que, entre tanto, hayamos adquirido nuevos conocimientos.
La distinción entre puesto y presupuesto permite resolver sin problemas una de
las mas famosas paradojas de la Antigüedad, conocida como el argumento de
los cuernos. Se presenta bajo la forma clásica de un silogismo en tres puntos:
Tenemos lo que no hemos perdido. Tú no has perdido unos cuernos. Luego, tú
tienes cuernos. En un silogismo, la conclusión es válida si las premisas, las dos
primeras proposiciones, lo son también. Pero al poner que alguien ha perdido
o no ha perdido algo se presupone que antes lo tenía. La premisa Tú no has
perdido unos cuernos conlleva, pues, una presuposición sin fundamento, lo
cual la invalida e invalida también la conclusión. La legitimidad del presupuesto
forma, pues, parte de las condiciones de verdad de un enunciado. No obstante,
el silogismo de los cuernos produce la ilusión a primera vista porque, como
ha señalado Ducrot, el encadenamiento de los argumentos se apoya habitual-
mente en los puestos y deja de lado los presupuestos.
Esta noción de presupuesto es antigua: si la denominación no parece ante-
rior a la segunda guerra mundial, la noción en cambio se remonta a Gottlob
Frege (1892), es decir, a finales del siglo XIX. Pero desde que, recientemente,
la atención se ha centrado en ella, se ha mostrado extensible. Así, un mismo
enunciado conllevaría corrientemente varios presupuestos y, entre ellos, los
de existencia. ¿Qué debemos entender con esto? En las enunciaciones y, en
particular, las que son descriptivas o conllevan elementos referenciales, está
claro, es decir, se presupone, que todo objeto o todo ser nombrado forma parte
del mundo descrito, que, al menos a falta de indicación contraria, coincide con
el mundo real o tomado por tal.
Es lo que pasa con Juan en el ejemplo precedente: Juan es el objeto de una
presuposición que lo califica corno personaje existente. Pero en ¿Existe una
persona llamada Juan?, la realidad de este se encuentra explícitamente puesta
en entredicho, tenemos un enunciado en el que no se puede hablar de presu-
puesto de existencia: la persona y su denominación son ambas incluidas en el
puesto.
Los presupuestos de existencia permiten aligerar el discurso añadiendo infor-
maciones que no han sido puestas. El enunciador podrá basarse en la igno-
rancia a veces natural de su interlocutor para hacerle admitir subrepticiamente,

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.136


bajo forma de presupuesto, una información desprovista de fundamento.
Veamos el enunciado: Según el secretario de Estado para el Consumo, los
consumidores argentinos están cada vez mejor defendidos, pronunciado en
mayo de 2005 en el momento en que XX se pone al frente del nuevo gobierno.
Al atribuir una declaración a una personalidad puramente ficticia (puesto que
no existe en el gobierno argentino el puesto de secretario de Estado para el
Consumo, el enunciador apela al presupuesto de existencia para garantizar de
manera ilusoria lo que dice. Dado que, con relación al puesto, el presupuesto
no llama casi la atención, la diferencia de estatuto favorece la superchería.
Lo único que podemos es aconsejar a los usuarios del lenguaje, en los casos
conflictivos donde los interlocutores argumentan uno contra el otro, que se fijen
tanto en los presupuestos como en los puestos. Es ahí donde un conversador
aguerrido suele deslizar los elementos más discutibles de su razonamiento.

Desarrollo de la Teoría de las Implicaturas: Presupuestos y sobrentendi-


dos2
Presupuestos
Ducrot considera que para llevar a cabo la descripción semántica de una gran
cantidad de enunciados es necesario yuxtaponer las descripciones de otros
enunciados más simples. Por ejemplo:

1- Pedro siguió trabajando el viernes.

Debe incluir la descripción de


2- Pedro trabajó antes del viernes

y de
3- Pedro trabajó el viernes.

Los dos últimos elementos constituyen la significación del enunciado complejo


pero en distintos niveles.
Hay que distinguir en dos tipos de componentes. Algunos son afirmados (3)
otros son presupuestos (2).
Más que una definición propiamente dicha Ducrot propone un criterio operacio-
nal para distinguirlos diciendo que:
El enunciado complejo A presupone la significación expresada por el enunciado
B si, por un lado, A contiene todas las afirmaciones transmitidas por B y si, por
otro lado, la oración interrogativa ¿A? comprende también las mismas afirmacio-
nes.

Si preguntamos:

4- ¿Pedro siguió trabajando el viernes?


Se pone en duda la afirmación
3- Pedro trabajó el viernes
pero sigue sosteniendo el presupuesto

2- Pedro trabajó antes del viernes.

Una segunda operación para distinguir lo presupuesto además de la transfor-


mación interrogativa es la negación del enunciado complejo.
2 Cacciavillani, Clara: “Presupuestos y sobrentendidos”, Clase para la
Cátedra de Gramática II, Escuela de Letras, Córdoba, Facultad de Filosofía y
Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, 1999 (inédito).
Elaborado sobre DUCROT, O. El decir y lo dicho. Bs. As., Hachette, 1984.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 137


La regla de la negación exige que la negación del enunciado complejo implique
los mismos presupuestos que el enunciado afirmativo que le corresponde. Para
aplicarla introducimos el enunciado como subordinada de la principal Es falso
que... En el ejemplo ya analizado:

5- Es falso que Pedro siguió trabajando el viernes


sigue presuponiendo que

2- Pedro trabajó antes del viernes.

Si los presupuestos de un enunciado son informaciones que éste contiene y


que siguen siendo transmitidas en el caso de que el enunciado se ponga en
tela de juicio (o sea negado), los presupuestos deben constituir indicaciones
que el hablante presenta como incuestionables y como si estuvieran más allá
de toda refutación. Son los que el hablante dice como si no hubiera necesidad
de decirlo.
Otos ejemplos de presupuestos que resisten ambas operaciones (transforma-
ción interrogativa y negación del enunciado complejo):
a- verbos que implican un cambio de estado:
El niño ha empezado a caminar >> El niño no caminaba

b- proposiciones temporales:
Las cosas han cambiado desde que José se marchó >> José se marchó

c- expresiones iterativas:
Marcos ha telefoneado otra vez >> Marcos ya había telefoneado
d- frases dislocadas:
Es Lucas quien me ha ayudado >> Alguien me ha ayudado

e- proposiciones contrafactuales:
Si me hubiera pedido perdón, la habría perdonado >> No me ha pedido perdón

f- verbos factivos (echar de menos, darse cuenta, lamentarse, estar contento


de, triste, orgulloso por):
María echa de menos África >> María ha dejado África

g- descripciones definidas:
Susana está en el jardín recogiendo las flores estropeadas >> En el jardín hay
flores estropeadas

Es necesario aclarar que en este análisis de los presupuestos no se tienen en


cuenta presupuestos de orden muy general que según Ducrot con buena razón
pueden parecer no tener cabida en una descripción lingüística. Por ejemplo,
que Pedro vino presupone que Pedro existe, que a su vez presupone que El
mundo existe, que mi interlocutor me comprende, que se interesa, tal vez, por
lo que hablo....

Por otra parte vale aclarar que el criterio de la transformación interrogativa no


llega a resolver enunciados muy complejos que la interrogación trata como un
todo. Por ejemplo:

6- Pedro compró una heladera el sábado en Bs. As.


No es analizable preguntando
7- ¿Pedro compró una heladera el sábado en Bs. As.?

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.138


Porque no permite saber ni si Pedro compró una heladera, ni si hizo compras el
sábado, ni siquiera si fue a Bs. As.

No obstante tales observaciones Ducrot legitima la noción de presuposición


desde una perspectiva lingüística:

Legitimación lingüística de la noción de presuposición

Desde este punto de vista la distinción entre lo afirmado y lo presupuesto


permite definir con facilidad ciertos matices de sentido que se experimentan
intuitivamente pero que son difíciles de expresar si disponemos solamente de
los conceptos habituales de la lingüística. Por ejemplo, en los casos en que
tenemos diferentes formalizaciones lingüísticas de una misma realidad física.
También la descripción lexicológica, además de la gramatical, podría extraer
algún provecho. Veamos el siguiente enunciado:

8- Eres tú quien vendrá.

La aplicación del criterio interrogativo revela la existencia del presupuesto


Alguien vendrá. Por lo tanto lo que hace es tomar como convenido y como
fuera de todo cuestionamiento el hecho de que alguien va a venir. No ocurre
que sólo esté insistiendo en la segunda persona, es decir, reforzando el sujeto.
Esta última descripción sería insuficiente ya que no permitiría distinguir aquel
enunciado de

9- Tú vendrás
que no presupone que alguien vaya a venir.

Algunas implicaciones de la noción de presuposición

Ducrot toma el concepto de isotopía de Greimas como elemento semántico que


permite en un texto la unidad transoracional. Según este último autor lo que
garantiza la existencia de esa isotopía es la repetición de algunos elementos
semánticos de un enunciado a otro. Los elementos que para Greimas se encar-
gan de unificar las unidades del discurso son ciertos elementos semánticos
que describe dentro de la categoría de los sememas, a los que llama “clase-
mas”.
Ducrot sugiere que debe considerarse como un factor importante de isotopía,
para un fragmento de discurso, que ciertos presupuestos se repiten en ella de
un enunciado a otro.
Los sujetos hablantes no perciben la repetición de los presupuestos como una
redundancia o anomalía. Comparemos, por ejemplo, los diálogos siguientes:

10- -Pedro vino.


-Sí, y Juan lo sospecha.

11- -Se le ocurre a Juan que Pedro vino.


- Sí, y lo sospecha.

El primero (10) resulta bastante natural, mientras que el segundo (11) parece
imposible a causa de una redundancia flagrante.
En los dos casos la réplica aporta una información: sobre las opiniones de
Juan en 10, y sobre la realidad de la venida de Pedro en 11. Y en ambos hay
una repetición de información: en 10 se afirma dos veces la realidad de la

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 139


venida; en 11 se afirma dos veces la realidad de la opinión de Juan. La única
diferencia es que el elemento repetido se presenta como presupuesto sola-
mente en la segunda réplica de 10, mientras que en 11 se lo afirma dos veces.
La repetición de los presupuestos es vivida como condición normal del dis-
curso y por esta razón es apenas sentida, mientras que, en cambio, nos
sentimos casi inmediatamente contrariados frente a la repetición de las indica-
ciones afirmadas.

Por otra parte, la noción de presupuesto (y esto era previsible desde su defi-
nición misma) se encuentra en la base de un tipo de discurso particular, que
es el par pregunta-respuesta. Un enunciado, afirmativo o negativo, B, puede
ser considerado como capaz de responder a una pregunta A solamente si B
conserva los presupuestos de A. Los dos diálogos siguientes, que no respetan
esta condición, no podrán vivirse como un intercambio natural de preguntas y
respuestas:

12- -¿Pedro sabe que Juan vino?


- Se lo imagina.

(Este caso nos parece interesante porque la réplica contiene de hecho toda
la información reclamada por la pregunta; sin embargo esta réplica reviste tan
poco el carácter de una respuesta que no se sabe si hay que introducirla con
un sí o con un no.)

13- -¿Pedro fue a París en avión?


- No, no fue a París.

En cambio nos será menos dificultoso admitir el diálogo

14- - ¿Pedro fue a París ayer?


- No, no se ha movido de Córdoba en dos meses.

Ya que a diferencia del anterior no presupone en absoluto que Pedro haya ido
a París.
En cambio, en los dos primeros diálogos la pregunta implica un presupuesto
negado por el interlocutor.

El mantenimiento de los presupuestos reviste hasta tal punto un carácter regla-


mentario en el juego de la pregunta y la repuesta que una réplica no podría ser
considerada como una respuesta verdadera si se limita a afirmar lo que presu-
pone la pregunta (que de hecho no es lo que la misma cuestiona):

15- - ¿Quién vino?


- Alguien.
16- - ¿Vendrá con gusto?
- Vendrá.

No es posible que una pregunta ponga en duda sus propios presupuestos ya


que ella presenta los presupuestos como evidencia.
Los presupuestos de la pregunta poseen el mismo tipo de evidencia de la aser-
ción.

Sobrentendidos

Ducrot considera que una semántica lingüística debería comprender dos


componentes. En primer lugar, la descripción semántica de la lengua (una

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.140


lengua determinada), es decir de su componente lingüístico, que asignaría a
cada enunciado, independientemente de todo contexto, cierta significación. Un
segundo componente, el componente retórico, tendría como tarea la de prever
la significación efectiva de un enunciado determinado en una situación también
determinada teniendo en cuenta la significación previa conferida a ese enun-
ciado y las circunstancias en que el mismo se profirió.

La hipótesis es que las circunstancias de elocución, si queremos explicar el


sentido real de una ocurrencia particular de un enunciado, entran en juego
solamente después de haber atribuido una significación al enunciado mismo
independiente de cualquier contexto.

Tenemos por lo tanto, dos tipos particulares de sentido. Uno de ellos puede ser
comprendido desde el nivel del componente lingüístico, mientras que el otro
exige hacer intervenir el componente retórico. Los presupuestos, ya estudia-
dos, corresponden al primer tipo de efectos de sentido, mientras que en al
segundo caso pertenecen los sobrentendidos, que estudiaremos a continua-
ción. Consideremos los siguientes ejemplos:

17- Si Pedro viene, Juan se irá.

En la mayoría de contextos imaginables, la persona que oye este enunciado


deduce no sólo que la llegada de Pedro acarrea la partida de Juan, que es la
condición suficiente de esta última, sino que es además su condición nece-
saria, es decir, que la partida de Juan está supeditada a la llegada de Pedro.
Consideraríamos como poco normal y hasta como mentiroso enunciar 17si no
pensamos que:

18- Si Pedro no viene, Juan no se irá.

De lo contrario habría que precisar de modo explícito que de todos modos


puede llegar a irse. Otro ejemplo tenemos en:

19- A Juan no le disgusta el vino.


es muy difícil no encontrar en él la afirmación:

20- A Juan le gusta mucho el vino.

Para evitar que el oyente saque esta conclusión, el hablante se verá obligado a
tomar precauciones molestas, que acarrearán como resultado sistemático, en
razón de su pesadez, una acentuación del efecto de sentido que se proponen
suprimir.
Hay una diferencia de naturaleza entre los sobrentendidos y los presupuestos.
Los presupuestos de un enunciado siguen siendo afirmados en la negación de
ese enunciado como también en su transformación en pregunta.
Buscaríamos en vano estas características en los sobrentendidos que presenta-
mos como ejemplo. El fenómeno de la presuposición parece relacionarse estre-
chamente con construcciones sintácticas muy generales; esto proporciona una
primera razón para tratarlo dentro del componente lingüístico donde se inscribe
su valor semántico. No ocurre lo mismo con el sobrentendido.
El enunciado con sobrentendidos posee siempre un “sentido literal” del que
los sobrentendidos están excluidos. Éstos se nos aparecen como agregados.
El sobrentendido permite anticipar algo “sin decirlo y al mismo tiempo dicién-
dolo”.

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La situación es muy diferente en lo que hace al presupuesto. Éste corresponde
al sentido literal. Si bien no pertenece al enunciado del mismo modo que lo
afirmado, no obstante también le pertenece.

Al presupuesto se lo presenta como una evidencia, como un marco incues-


tionable adonde debe inscribirse necesariamente la conversación, como un
elemento del universo del discurso. Cuando introduzco una idea bajo la forma
de un presupuesto, actúo como si mi interlocutor y yo mismo no pudiéramos
hacer otra cosa que aceptarlo. Mientras que lo afirmado es lo que sostengo
como hablante, y lo sobrentendido lo que dejo que mi oyente deduzca, lo
presupuesto es lo que presento como si fuera común a los dos personajes del
diálogo, como el objeto de una complicidad fundamental que liga entre sí a los
participantes del acto de la comunicación. El presupuesto se presenta como si
perteneciera al nosotros, mientras que lo afirmado es reivindicado por el yo y el
sobrentendido se deja librado al tú.

Lo afirmado se presenta como simultáneo al acto de comunicación, como


si pareciera por primera vez en el universo del discurso en ese momento. El
sobrentendido se presenta como posterior a ese acto, como si la interpretación
del oyente lo agregara después. Lo presupuesto, aunque nunca se introduzca
antes del acto de comunicación, trata de situarse en un pasado del conoci-
miento al que el hablante finge referise.

Lo sobrentendido reivindica su ausencia del enunciado, y sólo se manifiesta


cuando un oyente reflexiona a posteriori acerca del enunciado. Para descu-
brirlo el oyente debe hacer intervenir un procedimiento discursivo, una especie
de razonamiento.

La base de este procedimiento no es sólo el enunciado en sí mismo sino su


enunciación, el hecho de que se lo utilice en tal momento y en tales circunstan-
cias. El razonamiento del oyente podría ser el siguiente:

Si tal persona cree que resulta adecuado decirme eso, ello se debe sin duda a
que piensa que es así.

El oyente busca una lítote3 cuando la utilización de un enunciado más fuerte


resultaría fuera de lugar, inconveniente o reprensible. Entonces cuando oye
que:

21- A Juan no le disgusta el vino


considera que ese enunciado es el sustituto válido de

22- A Juan le gusta mucho el vino.


El razonamiento del oyente se reconstruye del siguiente modo:

Mi interlocutor no tenía derecho a decir que “A Juan le gusta mucho el vino”;


por lo tanto, si dijo “A Juan no le disgusta el vino”, que es el enunciado lícito
más cercano al anterior, hay posibilidad de que haya pensado en realidad que
“A Juan le gusta mucho el vino”.

Esto ocurre porque el oyente tiene tendencia a suponer que todas las precisio-
3 Lítote o litote: Figura consistente en no expresar adrede todo lo que se quiere
dar a entender, dejando, no obstante, que se perciba claramente la intención. Gener-
almente se realiza negando lo contrario de lo que se quiere afirmar. Ej.: “no estás en lo
cierto”, “no soy tan malo”, “en esto no te alabo”.

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nes contenidas en los mensajes que le son dirigidos son útiles. Supone que el
hablante observa una especie de ley de economía cuando elige su enunciado.

Presupuestos, sobrentendidos y subjetividad

Para finalizar, lo analizado permite a Ducrot obtener las siguientes conclusio-


nes: la repartición del contenido de los enunciados en elementos semánticos
afirmados, cuya responsabilidad es asumida por el hablante, y en elementos
semánticos presupuestos, cuya responsabilidad el hablante hace compartir al
oyente, posee una función polémica. Como vimos, la presuposición aprisiona
al oyente en un universo intelectual que no ha elegido, pero que se presenta
como coextensivo al diálogo mismo, universo que no puede ser negado ni
puesto en cuestión, ya que ello implicaría rechazar en bloque el diálogo. De
esta manera, si lo presupuesto, a diferencia de lo sobrentendido, no es un
fenómeno de retórica vinculado solamente con la enunciación sino que se ins-
cribe en la lengua, nos es forzoso concluir que la lengua, independientemente
de las utilizaciones que podamos hacer de ella, se presenta fundamentalmente
como el lugar del debate y de las confrontaciones de las subjetividades.

La variación en el Discurso
El Análisis discursivo

“Describir el discurso corno práctica social implica una relación dialé-


ctica entre un evento discursivo particular y la situación, la institución
y la estructura social que lo configuran. Una relación dialéctica es una
relación en dos direcciones: las situaciones, las instituciones y las
estructuras sociales dan forma al evento discursivo, pero también el
evento les da forma a ellas, dicho de otra manera; el discurso es social-
mente constitutivo así como está socialmente constituido: constituye
situaciones, objetos de conocimiento, identidades sociales y relaciones
entre personas y grupos de personas. Es constitutivo tanto en el sentido
de que ayuda a mantener y a reproducir el estatus social, como en el
sentido de que contribuye a transformarlo” (Fairclough y Wodak, 1997;
258).

1. La noción de discurso
Hablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social, de una forma
de acción entre las personas que se articula a partir del uso lingüístico con-
textualizado, ya sea oral o escrito. El discurso es parte de la vida social ya la
vez un instrumento que crea la vida social. Desde el punto de vista discursivo,
hablar o escribir no esotra cosa que construir piezas textuales orientadas a
unos fines y que se dan en interdependencia con el contexto (lingüístico, local,
cognitivo y sociocultural). Nos referimos, pues, a cómo las formas lingüísticas
se ponen en funcionamiento para construir formas de comunicación y de repre-
sentación del mundo —real o imaginario—.
Ahora bien, los usos lingüísticas son variados. Las personas tienen a su dis-
posición un repertorio comunicativo, que puede estar formado por una o más
lenguas, por diferentes variedades lingüísticas y por otros instrumentos de
comunicación. La lengua, como materia primera del discurso, ofrece a quienes
la usan una serie de opciones -fónicas, gráficas, morfosintácticas y léxicas- de
entre las cuales hay que elegir en el momento de (inter)actuar discursivamente.
Esa elección, sujeta o no a un control consciente, se realiza de acuerdo con
unos parámetros contextuales que incluyen la situación, los propósitos de
quien la realiza y las características de los destinatarios, entre otros. Estos

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 143


parámetros son de tipo cognitivo y sociocultural, son dinámicos y pueden estar
sujetos a revisión, negociación y cambio.
Como práctica social, el discurso es complejo y heterogéneo, pero no caótico
en cuanto a los diversos modos de organización; también, en cuanto a los
diversos niveles que entran en su construcción —desde las formas lingüísticas
más pequeñas hasta los elementos contextuales extralingüísticos o histórico-
culturales—; complejo en cuanto a las modalidades en que se concreta ——
oral, escrita, icónico-verbal.
La heterogeneidad lingüístico-discursiva no sólo no es caótica, sino que está
regulada, más allá del plano gramatical, por una serte de normas, reglas, prin-
cipios o máximas de carácter textual y sociocultural que orientan a las perso-
nas en la tarea de construir piezas discursivas coherentes y apropiadas a cada
ocasión de comunicación. Comunicación que se entiende como un proceso
interactivo mucho más complejo que incluye la continua interpretación de
intenciones expresadas verbal y no verbalmente, de forma directa o velada.
Esto implica tomar en consideración a las personas que usan esas formas, y
que tienen una ideología, una visión del mundo, así como unas intenciones,
metas o finalidades concretas en cada situación; unas personas que desplie-
gan estrategias encaminadas a la consecución de esos fines. Como miem-
bros de grupos socioculturales, los usuarios de las lenguas forman parte de
la compleja red de relaciones de poder y de solidaridad, de dominación y de
resistencia, que configuran las estructuras sociales siempre en tensión entre la
igualdad y la desigualdad, la identidad y la diferencia, Las identidades sociales
de las personas -complejas, variadas e incluso contradictorias— se constru-
yen, se mantienen y se cambian a través de los usos discursivos. Porque es
en ellos donde se activan y se materializan esas caras que se eligen para cada
ocasión.
Todos los ámbitos de la vida social, tanto los públicos como los privados, gene-
ran prácticas discursivas que, a la vez, los hacen posible. La vida académica,
la sanidad, las relaciones laborales, los medios de comunicación de masas, la
vida familiar, la justicia, el comercio, la administración - por poner sólo algunos
ejemplos-, son ámbitos que difícilmente se pueden imaginar sin el uso de la
palabra: la conversación, el libro, la instancia, la receta, el prospecto, la entre-
vista, las negociaciones, la conferencia, el examen, el juicio, las facturas, las
transacciones comerciales...
Así pues, abordar un tema como el discurso significa adentrarse en el entra-
mado de las relaciones sociales, de las identidades y de los conflictos, intentar
entender cómo se expresan los diferentes grupos culturales en un momento
histórico, con unas características socioculturales determinadas. Entender, en
fin, esa conversación que arranca desde los inicios de la humanidad y que va
desarrollándose a través de los tiempos, dejando huellas de dialogicidad en
todas las manifestaciones discursivas, desde las más espontáneas y menos
elaboradas hasta las formas monologales, monogestionadas y más elaboradas.
El material lingüístico se pone pues al servicio de la construcción de la vida
social, de forma variada y compleja, en combinación con otros factores como
los gestos, en el discurso oral, o los elementos iconográficos en la escritura;
los elementos cognitivos, sociales y lingüísticos se articulan en la formación del
discurso. Las lenguas viven en el discurso y a través de él. Y el discurso —los
discursos— nos convierten en seres sociales y nos caracterizan como tales.

2. Las unidades de análisis


Uno de los aspectos que caracterizan los estudios discursivos es que se toman
como objeto de análisis datos empíricos, ya que se parte del principio de que
el uso lingüístico se da en un contexto, es parte del contexto y crea contexto,
Por ello es fundamental obtener los datos que se van a analizar en su entorno
natural de aparición: un editorial, en un periódico de una orientación determi-

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.144


nada; un informe clínico, en un hospital: una explicación, en un libro de texto;
una clase expositiva, en un aula; un interrogatorio, en un juicio; un artículo, en
una revista de unas características con cretas, etc.
Tener en cuenta el contexto exige observar el marco en el que se elaboran y se
manifiestan las piezas discursivas. De entre los métodos, técnicas y procedi-
mientos de observación para recoger, describir y analizar el discurso destacan
los que proporcionan disciplinas como la antropología o las diferentes orienta-
ciones que se pueden asociar con la sociología de la interacción (la observa-
ción participante, las historias de vida, las grabaciones, los diarios de campo,
las entrevistas, las discusiones de grupo, entre otros) disciplinas todas ellas,
implicadas en entender las prácticas socioculturales como conglomerados
complejos de elementos de diversa índole pero que se presentan estrecha-
mente interrelacionados. El detalle del análisis estrictamente lingüístico se pone
así al servicio de la comprensión de fenómenos en los que los usos lingüísticos
se imbrican y entrelazan con otras actividades de las que también hay que dar
cuenta.
En lo que se refiere a los a más concretos del estudio discursivo, es evidente
que para abordarlo es necesario establecer un unidades que permitan ordenar
el análisis, La unidad básica es el enunciado entendido como el producto con-
creta y tangible de un proceso de enunciación realizado por un Enunciador y
destinado a un Enunciatario. Este enunciado puede tener o no la forma de una
oración. Un intercambio posible en el que una persona dice a otra: ¿Quieres
comer conmigo? y la otra responde: Sí, pero más tarde, nos permite compren-
der que la expresión formada por la secuencia de cuatro elementos lingüísticos
«si» «pero» + «más» + «tarde», que no responde al modelo oracional, responde
al modelo de enunciado como unidad mínima de comunicación, También nos
permite comprender que el enunciado emitido no es posible entenderlo si no
tenemos en cuenta el contexto en que se emite, que en este caso viene deter-
minado por el enuncia do anterior y por el escenario en que este intercambio
tiene lugar.
Los enunciados se combinan entre sí para formar relatos, orales o escritos, El
texto, así, está constituido por elementos verbales combinados, que forman
una unidad comunicativa, intencional y completa. La particularidad del análisis
discursivo reside en un principio general que asigna sentido al texto teniendo
en cuenta los factores del contexto cognitivo y social que, sin que necesaria-
mente verbalizados, orientan, sitúan y determinan su significación. Los textos
pueden ser muy breves o muy extensos: consideramos texto tanto «Se vende
piso», como una carta personal, una conversación amistosa, un artículo de
periódico, una sentencia judicial o un tratado de geología.
Todo texto debe ser entendido como un hecho (acontecimiento o evento)
comunicativo que se da en el transcurso de un devenir espacio-temporal. Por
eso partimos de considerar que la unidad fundamental del análisis se ha de
basar en la descripción del hecho comunicativo, como un tipo de interacción
que integra lo verbal y lo no verbal en una situación socio-culturalmente defi-
nida. El conjunto de elementos que intervienen en cualquier acontecimiento o
evento comunicativo lo organizó Hymes (1972) en lo que se conoce como el
modelo speaking, haciendo alusión al acróstico que se forma con las inicia-
les de los ocho componentes en inglés: (situación, participantes, finalidades,
secuencia de actos, clave, instrumentos, normas y género).
Lo que define al evento es que es imprescindible el uso de la palabra para que
se realice y, también, que se suele asociar a un tiempo y a un espacio apro-
piado o que se pueden constituir como tales al celebrarse en ellos tal aconte-
cimiento. Además, para cada hecho comunicativo quienes participan en él se
supone que lo hacen a partir de unos estatus y papeles característicos, utilizan
instrumentos verbales y no verbales apropiados y actúan en el tono o clave
también apropiados para los fines que pretenden, respe tan unas normas de

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interacción que regulan cómo se toma la palabra, si se puede interrumpir o no,
etc., y unas normas de interpretación que les guían a la hora de dar sentido a
lo que se dice aunque sea de forma indirecta o implícita, normas que, desde
luego, se pueden transgredir o aplicar de forma equivocada, dando lugar a mal-
entendidos o a equívocos —deseados o no—. Este conjunto de componentes
no se dispone arbitrariamente en cada ocasión sino que a través de las prác-
ticas sociales se va constituyendo en géneros identificables por unas pautas y
unas convenciones que los hablantes siguen según el evento comunicativo de
que se trate. Ejemplos de géneros son la conferencia, el sermón, la entrevista
radiofónica o el debate televisivo (sobre los componentes del hecho, aconteci-
miento o evento comunicativo, puede consultarse Tusón, 1991, 1995).
Sí bien un texto proporciona un material valioso para la interpretación del
significado en la comunicación, ese material, para ser interpretado cabalmente
necesita la contribución de los elementos aportados por el contexto. Los ele-
mentos gramaticales se contemplan como marcadores e indicadores que, en
su presencia o en su ausencia, orientan el discurso en sus múltiples facetas,
de modo que, en su conjunto, el texto se puede considerar como un haz de
instrucciones dadas por el Enunciador a su Destinatario. Los elementos del
contexto, tanto si pertenecen a otros códigos semióticos como si pertenecen
a sobreentendidos e implícitos, constituyen el fondo de interpretación de los
elementos verbales, a través de las pistas e indicios aportados por los propios
hablantes y que contribuyen a construir el contexto adecuado.
Dada la complejidad de un texto, se puede abordar desde el punto de vista
global o local. La perspectiva global tiene en cuenta la unidad comunicativa
en su conjunto, su estructura, su contenido general, su anclaje pragmático. La
perspectiva local tiene en cuenta los elementos lingüísticos que lo constituyen,
la forma de los enunciados, las relaciones establecidas en ellos para formar
secuencias. Tanto las unidades macrotextuales como las microtextuales son
interdependientes.

Lingüística Crítica (Robert Fowler y Gunther Kress)

1. Introducción
En la conclusión del libro Lenguaje y Control, los autores sostienen la hipótesis
de la existencia de fuertes lazos entre la estructura lingüística y la social. Más
precisamente, señalan que los agrupamientos y las relaciones sociales influyen
en los comportamientos lingüísticos de los hablantes y escritores. Esas pautas
socialmente determinadas del lenguaje inciden en el comportamiento lingüís-
tico, especialmente en la actividad cognitiva, es decir, en cómo se representan
aspectos de la realidad extralingüística. Así por ejemplo, la sintaxis codifica una
visión del mundo sin ninguna elección consciente.
La visión del mundo aparece en los hablantes por la relación entre lenguaje,
instituciones y estructura económico-social. Del mismo modo, la ideología está
lingüísticamente mediatizada. Las estructuras lingüísticas se usan de modo
sistemático y mantienen estrechas relaciones con el sistema socioeconómico.
Un aspecto que puede destacarse es que las elecciones léxicas, sintácticas,
morfológicas del hablante y del receptor son inconscientes; de allí que tengan
significación social y que puedan ejercer algún tipo de influencia. Si fueran
evidentes perderían gran parte de su efectividad.
Los autores están situados dentro de la línea del funcionalismo, línea que pos-
tula que en la descripción gramatical debe ingresar el análisis de los significa-
dos sociales de las formas lingüísticas. El hecho de que el lenguaje se aprenda
en la interacción constituye el fundamento de la anterior consideración; así, la
estructura del lenguaje se adecua a esas interacciones, lo que determina que

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.146


deba considerárselo como respuesta a una actividad. Fowler y Kress también
justifican el enunciado anterior en base a:
1. El lenguaje siempre supone funciones específicas, expresadas por
medio de formas lingüísticas.
2. Los hablantes realizan elecciones lingüísticas, siempre sistemáticas.
3. La relación forma/contenido no es arbitraria o convencional; al contra-
rio, la forma significa el contenido.

Los dos primeros enunciados justificatorios pertenecen a MK Halliday, quien


destaca tres funciones básicas en el lenguaje -las que, obviamente, deben
ocupar el centro de interés de toda investigación lingüística-:

• Función ideacional: consiste en comunicar sucesos y procesos del


mundo real o imaginario.
• Función interpersonal: el lenguaje se utiliza para expresar la posición
del hablante a un receptor y respecto de lo expresado.
• Función textual: debe evidenciar la función ideacional de modo cohe-
rente y adecuado -construir un texto-.

El tercer enunciado es propio de los autores estudiados y supone que la forma


lingüística es la realización de una significación social. En este sentido, se dis-
tancian de Saussure, quien consideraba que el valor de un signo derivaba de
su oposición con otros y que carecía de contenido. Al contrario, F y K conser-
van la noción de oposición pero agregan que cada término tiene un contenido,
ya no sólo es forma.

2. Los principios de la Lingüística Crítica


Muy brevemente se enumerarán los supuestos de la metodología -¿teoría?- de
la lingüística crítica, los que fundamentan, a su vez, las características analíti-
cas de la propuesta.

1. Las formas de organización influyen en la estructura y uso lingüísticos.


2. El lenguaje actúa de manera determinada: tal estructura social exige la
variedad X.
3. Generalmente el proceso es inconsciente.
4. La estructura actúa sobre todos los componentes lingüísticos -léxico,
morfología, sintaxis-.
5. Las formas lingüísticas diferentes son también distinciones cognitivas.

Un aspecto innovador de la propuesta estriba en la consideración de una com-


pleja red de relaciones entre lenguaje y sociedad: el lenguaje codifica las dife-
rencias de poder pero también es prácticamente su único medio de realización.
Los autores sugieren que la actividad lingüística deberá centrarse en el análisis
de los discursos o textos, tomados como la parte lingüística de complejas
interacciones comunicativas. Estas actividades están insertas en procesos
sociales y los discursos los reflejan en los propósitos, la delimitación de los
roles de los participantes, etc.
Pero el lenguaje es algo más que un espejo: es el instrumento privilegiado
para la afirmación y consolidación de los procesos sociales. Y puesto que los
significados sociales están implícitos, el análisis lingüístico debe ser exhaustivo
y profundo.
Los autores no se proponen dictar un recetario de pasos para la concreción del
análisis, sino plantear una serie de pasos -método- posible, los que deben ser
compatibles con la hipótesis de base de que el texto tiene una significación
específica en la estructura social.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 147


A continuación y muy someramente se expondrán algunas categorías operati-
vas e instrumentales que, coherentes con la hipótesis enunciada, podrían ser
efectivas a la hora de una tarea analítica que procure establecer los lazos entre
lenguaje y sociedad.

Gramática de la transitividad
Se trata de examinar los tipos de predicados en los enunciados; es decir,
se clasifican según indiquen acciones (hacer), estados (dormir), o procesos
mentales (recordar, pensar). Es importante su distinción en función de que son
los predicados los que representan y especifican a los sustantivos (agentes).
También resultan fundamentales los adjetivos calificativos.
Del mismo modo, es posible rastrear en los enunciados el responsable del
inicio de la acción, quiénes realizan las acciones en términos de humano,
animal o sustantivos abstractos. También resulta operativo el estudio de la rela-
ción entre los participantes de la oración; es decir, diferenciar el agente, acción
y afectado y sus respectivos estatutos.

Gramática de la Modalidad
En este nivel se analizan las construcciones pragmáticas o interpersonales. El
estudio se detiene en las actitudes del hablante ante el interlocutor y el tema
abordado, las relaciones entre los participantes de la comunicación y las accio-
nes -lingüísticas- realizadas por el emisor tales como ordenar, acusar, rogar.
Más precisamente, las categorías analíticas son:
a. Las diferentes maneras de denominación: Juan; Juan Pérez; Pérez,
Juan; Juancito; etc. También se incluyen las construcciones: El alumno
más brillante de Teoría del Lenguaje.
b. Los pronombres: especialmente las opciones de la 3º y la 1º plural.
Esta última puede asumir diferentes valores: el plural corporativo: En
la Universidad consideramos que la enseñanza..... Esta primera per-
sona incluye al yo y ustedes, razón por la cual se la designa inclusiva.
También aparece un valor exclusivo -yo más ellos- en, por ejemplo, En
Pascal firmamos el libro de temas; en este caso un profesor habla con
sus alumnos y utiliza un nosotros que incluye a los docentes y no a los
estudiantes.
c. Actos de habla: concepto correspondiente a la teoría Pragmática, la
que supone que decir también es un hacer (ver unidad correspon-
diente). Las posibles acciones lingüísticas son ordenar, informar, pro-
meter, juzgar, interrogar, pedir, rogar, lamentarse, etc. El listado anterior
debe ser vinculado con diferentes relaciones de poder. Más explícita-
mente, equivale a significar que la acción de ordenar supone un tipo de
relación socio-económica entre emisor/receptor.
d. Actitud del que habla: en este nivel, la indagación se orienta a detectar
la modalidad o cómo se ubica el hablante frente a lo enunciado en tér-
minos de Verdadero, Falso, Posible, Imposible, Bueno, Malo, Certeza,
Duda. La modalidad se expresa a través de
• adverbios (posiblemente, seguramente, obviamente, lamenta-
blemente; quizás, tal vez).
• construcciones: es cierto que, es falso que, es posible, podría
ser.
• verbos: saber, querer, deber, poder. Algunos tienen efecto dis-
tanciador; por ejemplo, pensar, parecer, entender indican falta
de certeza.

Transformaciones
El análisis se orienta hacia el estudio de las estructuras sintácticas o morfológi-
cas. Los autores destacan dos tipos fundamentales:

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.148


Nominalización: la transformación actúa sobre adjetivos y verbos que pasan
a tener función sintáctica de sustantivos; por ejemplo, de La profesora está
cansada de los alumnos este martes vs. El cansancio de la profesora (¿de
los alumnos?), (¿este martes?). Juan podó los árboles ayer a la mañana vs. La
poda de los árboles (¿ayer?), (¿a la mañana?). Se observan diversos efectos de
sentido en el cambio:
• No es posible incorporar el agente del cansancio en el primer caso y se
atenúa la actividad en el segundo.
• Se suprime el agente, con lo cual se torna más impersonal y objetiva la
construcción; por ejemplo:
• Desaparecen espacio y tiempo.

Pasivización: Esta modificación permite suprimir el agente de modo obligatorio


o facultativo y así evitar compromisos respecto del responsable de la acción.
Del mismo modo hace posible desplazar elementos para enfatizar o destacar
algún aspecto de la acción.

Clasificación
En esta etapa el análisis se detiene en los rasgos léxicos, especialmente en lo
referente a la relexicalización. Esta operación consiste en incorporar o agregar
nuevos campos significativos, como por ejemplo marginal/marginado y el uso
de comillas para indicar alejamiento del empleo habitual del término.

A modo de conclusión
En esta tercera parte de la signatura nos hemos dedicado a diferentes discipli-
nas y marcos teóricos que comparten la concepción del lenguaje como uso.
Según analizamos en el módulo 1, la diferente naturaleza atribuida a la materia
lingüística implica el desarrollo de paradigmas radicalmente diferentes. En este
caso, partimos del paradigma de la Pragmática, que constituye, incluso, una
subdisciplina dentro de la Lingüística. La teoría de los actos de habla abre la
lengua, cerrada sobre sí misma en el estructuralismo saussureano, al contexto,
las pautas culturales, las intenciones del individuo y sus realizaciones lingüís-
ticas destinadas a otros. Comprender estas dimensiones permitirá al futuro
psicopedagogo repensar los diagnósticos institucionales, grupales e indivi-
duales en tanto dentro de la praxis humana ingresa la comunicación, el uso
del lenguaje como componente principal. Asimismo, se redimensiona ese uso
como un hacer, es decir, más que como un simple comunicar, como un produ-
cir efectos sobre otro/s o procurar hacerlo. Tener en cuenta esta presencia en
todo intercambio pedagógico es fundamental para el profesional del área.
Por último, vinculado con lo anteriormente indicado, nos interesa que el psico-
pedagogo sume los aportes de la Teoría de las Implicaturas y el marco de la
Lingüística Crítica, en tanto su tarea se vincula con el análisis de la palabra de
otros, puesto que las instituciones y sujetos están atravesados en su hacer y
pensamiento por el discurso, tanto propio como social.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 149


m3 material

Material básico
Contenidos desarrollados en el módulo

Material complementario no obligatorio
ALCARAZ – VALÓ, E.: Tres paradigmas de la investigación lingüística. Alcoy,
Marfil,1990.
AUSTIN, J.: Cómo hacer cosas con palabras. Barcelona, Paidós, 1982.
BRONCKART, J.P.: Teorías del lenguaje. Herder, Barcelona, 1980.
CEREZO ARRIAZA, M.: Texto, contexto y situación. Barcelona, Octaedro, 1994.
CRYSTAL, D.: Enciclopedia del Lenguaje. Madrid, Taurus, 1994.
DUCROT, O.: Decir y no decir. Barcelona, Anagrama, 1982.
DUCROT, O.: El decir y lo dicho. Bs. As., Hachette, 1984.
DUCROT, O. y T. TODOROV Diccionario enciclopédico de las ciencias del len-
guaje. México. Siglo XXI, 1996.
FERNÁNDEZ PÉREZ, M.: Introducción a la lingüística. Barcelona, Ariel, 1999.
LYONS, J. Introducción a la Lingüística teórica. Barcelona. Teide, 1983.
ROCA-PONS, J.: El lenguaje. Barcelona, Teide, 1983.
SZEMERÉNY, O.: Direcciones de la Lingüística moderna, Madrid, Gredos, 1979.
VAN DIJK, T. et. al.: El discurso como interacción social. Barcelona. Gedisa,
2000.

m3 actividades

m3 | actividad 1

Despejando la Pragmática

A fin de delimitar claramente el enfoque pragmática, línea de estudios lingüís-


ticos vigente en la actualidad, le requeriremos la sistematización de algunos
aspectos de esta disciplina, tales como:

a) Delimite el objeto de estudio de la Pragmática.


b) ¿Qué y cuáles son los fenómenos pragmáticos?
c) Mencione 3 autores representativos de la línea pragmática y explique sus
principales aportes.
d) ¿Qué son los actos de habla? ¿Quién formuló la teoría? ¿Qué clasificaciones
establece?
e) Señale las diferencias entre actos de habla directos e indirectos.
f) ¿Qué son las máximas y categorías? ¿Quién formuló la propuesta?
g) ¿Qué son los presupuestos? ¿Cómo funcionan? ¿Qué aportan a la comuni-
cación?

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.150


m3 | actividad 2

Analizamos actos de habla

1. Clasifique los siguientes enunciados según el tipo de acto de habla que


constituyan en la situación indicada:

a. Juan recibe un telegrama de su jefe que indica:

“Está despedido a partir del día de la fecha”

b. María ha roto una antigua pieza de cerámica de su madre y le dice:

“Disculpame, admito que fui una torpe”

c. En el ómnibus , un cartel señala:

“Prohibido asomar los brazos por las ventanillas”

d. En la radio transmiten que:


“Más de dos mil trabajadores asisten hoy a la marcha por reclamo
salarial”

2. Marcar qué condiciones son necesarias para que se cumplan con éxito los
siguientes actos de habla:

a. Disculparse:

o El hablante debe ser responsable por el hecho que motiva


la disculpa

o El hablante debe ser inferior al oyente en jerarquía.

o El hecho por el cual se disculpa debe moralmente


reprochable por parte de la sociedad.

o El hecho por el cual se disculpa debe haber afectado al


oyente.

b. Saludar:

o El hablante debe sentir afecto hacia el oyente.

o El hablante y el oyente deben ser de la misma jerarquía


social.

o El hablante debe sentir que lo une algún tipo de vínculo


con el oyente.

o El hablante y el oyente no deben encontrarse a mitad de


una conversación.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 151


c. Prometer:

o El hablante debe ser inferior al oyente en jerarquía.

o El objeto de la promesa debe ser algo deseado o deseable


por el oyente.

o El objeto de la promesa debe ser algo moralmente


aceptable.

o El hablante debe tener intención de llevar a cabo lo


prometido.

3. Imagine que los enunciados del punto 1 se enuncian en las diferentes


siguientes condiciones. Indique qué máxima o principio general se estaría
transgrediendo. ¿Tendría “éxito” el acto de habla?

a. El telegrama es enviado por el hijo de diez años del jefe de Juan.

b. María se ríe mientras pronuncia su disculpa.

c. El ómnibus posee ventanillas blindadas, sin apertura.

d. Ese día no hubo ninguna manifestación.

m3 | actividad 3

Cuando somos indirectos

1. Lea atentamente los siguientes actos locutivos y reflexione acerca de su


posible fuerza respondiendo las preguntas que se ubican abajo:

Te prohíbo que llegues tarde

Te ordeno que vengas temprano

Te pido que vengas temprano

Sería bueno si vinieras temprano

¿Podés venir temprano?

¿Podrías venir temprano?

Mañana la reunión es a las 8:00

Nos vemos mañana 7:45

a. ¿Podríamos decir que cada uno de estos actos tiene diferentes modos
de conseguir el mismo objetivo? Compare la diferente fuerza ilocutiva de
cada uno de ellos.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.152


b. ¿En qué casos estamos ante actos de habla directo y en cuáles son indi-
rectos? Justifique en cada caso indicando qué se manifiesta explícitamente
en el nivel locutivo y qué está implícito en el nivel ilocutivo.

2. Los siguientes actos de habla pueden tener un sentido como actos de


habla directo y otro como acto de habla indirecto. Imagine en qué situaciones
comunicativas cambiaría esa orientación del enunciado y cómo se vería
afectado el nivel elocutivo.

a. ¿Te gusta el café con leche?

b. Te aconsejo que no intentes pegarme

c. Te felicito: no es tan fácil ser un caradura

d. ¿Me preguntás a mí? Pero,….si vos sabés siempre todo.

e. ¡Qué bonito…! ¿Desde cuándo dibujás sobre las paredes?

f. ¿Ud. sería capaz de mover ese ropero hacia el otro extremo de


la habitación?

A 1

m3 |actividad 3 | AA

asistente académico 1

Recuerde que en los actos de habla distinguimos tres niveles. El segundo nivel,
el ilocutivo, es esencial para la clasificación del propio acto de habla, ya que
marca la intención con la que es emitido.
Ahora bien, que esa intención puede reflejarse o no de manera directa en el
primer nivel, el locutivo, que es el de la misma enunciación o puesta en acto
verbal.
Cuando le solicitamos que analice este nivel locutivo, le sugerimos que atienda
a elementos expresados en la propia forma lingüística, por ejemplo: los verbos
en primera persona, la forma de pregunta, el tiempo o modo verbal, la exclama-
ción.
Cuando el acto ilocutivo que correspondería a esa forma externa no coincide
con la intención que presumimos correcta,- vale decir que el acto ilocutivo es
realmente otro y no el esperado-, estamos ante un acto de habla indirecto. Para
la cabal comprensión de esa intención es necesario considerar algún elemento
de la situación comunicativa en que es emitido.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 153


m3 | actividad 4

Presuponemos y sobrentendemos

1. En los enunciados siguientes, similares a los de la actividad 2 del


presente módulo, analice lo expuesto y lo presupuesto.

a. A partir del día de la fecha Juan no continuará trabajando en esta


oficina.

b. Disculpá que haya roto tu bailarina de cerámica por segunda vez.

c. Más de dos mil trabajadores asisten a la marcha que se realiza por


sus compañeros despedidos.

d. Prohibido asomar los brazos por las ventanillas que se encuentran


abiertas.

2. Los siguientes enunciados han sido extraídos de periódicos de


circulación masiva en nuestro país. Se indica en cada caso el emisor y
la fuente. Distinga en ellos lo puesto de los presupuestos. Se destacan
con itálica los fragmentos que permiten recuperarlos:

a. Cortocircuito diplomático / Las consecuencias del caso del


avión militar

Anticipa EE.UU. una relación aún más fría con la Argentina

Tras el reclamo de Barack Obama, advierten que Washington


retaceará apoyo internacional al país

(La Nación, viernes 25 de marzo de 2011, obtenido de la Red Mundial


en http://www.lanacion.com.ar/1360190-anticipa-eeuu-una-relacion-
aun-mas-fria-con-la-argentina)

b. Distintas entidades locales e internacionales vinculadas a la


actividad de los medios de comunicación se expresaron ayer
en rechazo del bloqueo que impidió la salida del diario Clarín el
domingo pasado.

La Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación -en


un comunicado- planteó: “Repudiamos el atropello a la libertad de
expresión, a la libertad de acceso a la información y a la libertad
de trabajo cometido por grupos que no importando qué derechos
invoquen, jamás debieron haber sitiado los diarios La Nación y
Clarín…”

En el mismo sentido se pronunció ayer el Comité Mundial de Libertad


de Prensa de Freedom House (www.wpfc.org). “Se trata de una medida
inaceptable de censura previa contra dos medios de comunicación que
con demasiada frecuencia han sufrido el acoso del gobierno debido a
sus críticas contra la Presidenta Fernández”, dijo Javier Sierra, director
de proyectos del Comité.

(Clarín, miércoles 30 de marzo de 2011, obtenido de la red Mundial


en http://www.clarin.com/politica/Rechazo-entidades-locales-
internacionales-medios_0_453554699.html)

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.154


c. La otra cara de la historia

En Estados Unidos, como en la Argentina, la libertad de expresión de


la que hablan las corporaciones tiene características muy particulares.
Desde allá llegan quejas cada vez que se concreta alguna supuesta
“amenaza” contra el “periodismo independiente”, pero cuando las
empresas de cable y los operadores satelitales norteamericanos se
ponen de acuerdo para excluir de sus grillas a una cadena de noticias
como Al Jazeera, el dato se toma como si fuera una casualidad.

(Página / 12, miércoles 30 de marzo de 2011, obtenido de la


Red Mundial en http://m.pagina12.com.ar/diario/suplementos/
espectaculos/8-21214-2011-03-30.html)

3. Al igual que en el ejercicio anterior, los siguientes enunciados han


sido extraídos de periódicos de circulación masiva en nuestro
país. Se indica en cada caso el emisor y la fuente. Explicite los
sobreentendidos. Se destacan con itálica los fragmentos que permiten
recuperarlos:

a. Entrevista con Lionel Messi

“Es un error comparar a la Selección con el Barcelona”

El mejor jugador del mundo señaló que aprendió de la amargura del


mundial, que se siente cómodo en esta etapa con Batista y que falta
trabajo para asemejarse a los catalanes.

(La Nación, viernes 25 de marzo de 2011, obtenido de la Red Mundial


en http://www.lanacion.com.ar/1360243-es-un-error-comparar-a-la-
seleccion-con-el-barcelonaes-un-error-comparar-a-la-seleccion-con-el-
barcelona)

b. 5.000 contratados, herencia de Schiaretti

El gobernador decidió que la posible efectivización la resuelva su


sucesor. Arguye que no tiene tiempo para nuevos concursos.

La estrategia de los gremios será presionar al Gobierno provincial


después de los comicios para conseguir una solución para los
“precarizados”, antes de que Schiaretti termine su mandato.

Como lo admiten los propios sindicalistas, el resultado de las urnas


incidirá en esta cuestión. Si el peronismo sigue en el poder, será más
fácil buscar una salida.

(La voz del interior, lunes 28 de marzo de 2011, obtenido de la Red


Mundial en http://www.lavoz.com.ar/noticias/politica/5000-contratados-
herencia-schiaretti)

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 155


c. La ministra de Seguridad, Nilda Garré, no se presentará esta
mañana en la Cámara de Diputados para hablar sobre la actuación
de las fuerzas de seguridad durante el bloqueo a la planta
impresora del diario Clarín ocurrido el pasado domingo.

Garré fundamentó su decisión en que “hay que tomar las cosas con
seriedad y no para provocar un show o un espectáculo”.

(Tiempo Argentino, miércoles 30 de marzo de 2011, obtenido de la


Red Mundial en http://www.elargentino.com/nota-132240-Nilda-Garre-
no-se-presenta-en-Diputados.html)

4. Al igual que los ejercicios anteriores, los siguientes enunciados han


sido extraídos de periódicos de circulación masiva en nuestro país. Se
indica en cada caso el emisor y la fuente. Explicite los presupuestos y
los sobreentendidos. Aclare en cada caso si se trata de uno u otro. Se
destacan con itálica los fragmentos que permiten recuperarlos:

a. “Convoco a toda la oposición a generar un espacio que devuelva la


esperanza”, proclamó el líder PRO. Así Macri hizo lo que se podría
considerar su primer discurso de su campaña presidencial: pintó
un país asediado por “la agresión, la intolerancia, la prepotencia”
del Gobierno y se presentó como su pacificador. En favor de esta
visión del país, presentó desde el conflicto sindical en Clarín, que
juntó con la disputa con el gobierno nacional por la ocupación de
tierras, hasta que “cada vez se viaja peor”. Todo esto lo llevó a
concluir que “estamos viviendo el peor momento de la democracia
desde 1983”. Esto es: peor que los alzamientos carapintadas, peor
que la represión de diciembre de 2001 (Nota de Werner Pertot).

(Página / 12, miércoles 30 de marzo de 2011, obtenido de la Red


Mundial en http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-165193-2011-
03-30.html)

b. Haití: se realizan las elecciones sin incidentes graves

Casi cinco millones de haitianos votaron ayer en el balotaje para


elegir presidente en una jornada sin incidentes graves, pero marcada
por el regreso del ex presidente Jean Bertrand Aristide y algunas
irregularidades en las oficinas de votación.

(Clarín, lunes 21 de marzo de 2011, obtenido de la Red Mundial


en http://www.clarin.com/mundo/america_latina/Haiti-elecciones-
presidenciales-incidentes-graves_0_448155193.html)

c. Junto a Chávez, Cristina criticó el ataque aliado a Libia

No defendió abiertamente a Muammar Kadafi como sí lo viene haciendo


Hugo Chávez pero la presidenta Cristina Fernández encontró la manera
de sintonizar con su par venezolano, con críticas a la intervención de
las potencias occidentales en la guerra de Libia, en momentos en que
la OTAN se hará cargo de las operaciones militares.

“Presuntos centros de civilización”, arremetió Cristina en alusión a los


Estados Unidos y otras naciones europeas, “que siguen resolviendo
sus cuestiones a los bombazos y con violencia”, completó.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.156


En su encuentro de ayer en Buenos Aires, Cristina y Chávez
aprovecharon para contrastar lo que ocurre en el país árabe con la
región sudamericana, una “zona de paz” donde varios conflictos fueron
resueltos por la Unasur.

“Si somos vistos desde los grandes centros económicos como


subdesarrollados y países de segunda categoría, hemos demostrado
que los presuntos bárbaros, que éramos nosotros, pudimos resolver
con marcos institucionales y de derecho internacional situaciones de
gran conflictividad”, destacó Cristina.

(Los Andes, miércoles 30 de marzo de 2011, obtenido de la Red


Mundial en http://www.losandes.com.ar/notas/2011/3/30/junto-chavez-
cristina-critico-ataque-aliado-libia-559259.asp)

m3 | actividad 5

El análisis de fenómenos pragmáticos en contexto

Para esta actividad, le solicitamos que se sitúe como profesional que se des-
empeña en una institución escolar. Como Ud. ha recibido formación disciplinar
específica, cree indispensable transferir tal competencia en su ámbito laboral.
Por tal razón, emprende una tarea que no le han requerido, pero la consi-
dera fundamental: analizar un documento institucional en el que analizará los
siguientes aspectos:

a) Sistematización de los Actos de Habla.


b) Puestos – o expuestos- y presupuestos.

A 1

m3 |actividad 5 | AA

asistente académico 1

La institución puede ser elegida por Ud. En caso de que necesite ayuda, su
tutor/a lo orientará en tal sentido.

Respecto de documentos institucionales, pueden ser todos aquellos en los que


el enunciador sea la organización seleccionada, aunque se recomiendan muy
especialmente los escritos fundacionales –los que refieren a la misión, la visión
y los objetivos institucionales- y aquellos que circulan con afán “aclaratorio”,
“rectificatorio”, etc.

También puede elegir analizar una serie más extensa pero integrada por
varios documentos breves de circulación diaria, por ejemplo: cartelera, notas
a padres, notificaciones a docentes. Incluso, puede incluir la transcripción de

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 157


textos orales que poseen valor documental, por ejemplo: sanciones verbales,
advertencias o aclaraciones de procedimientos, saludos de bienvenida, etc.

En todos los casos, deberá identificar claramente la institución, indicar el tipo


de documento analizado y explicitar la manera en que accedió a él. En todos
los casos, deberá solicitar autorización a los directivos de la institución para
realizar la actividad en ella.

m3 | actividad 6

El mismo corpus, pero desde otra perspectiva


Para la realización de esta actividad, Ud. deberá trabajar con el mismo corpus
que en la actividad 5 del presente módulo.
Pero ahora lo invitamos a que lo lea desde otra perspectiva teórica, sobre la
base de una selección de los textos analizados. Como Ud. habrá notado, la
“lingüística crítica” opera con otras categorías de análisis para el abordaje de
los discursos. En esta oportunidad, requerimos que:
a) Seleccione un discurso y que analice en él las categorías operativas tales
como:
• Gramática de la transitividad.
• Gramática de la modalidad.
• Transformaciones.
• Clasificación.

b) Elabore una breve conclusión en la que establezca relaciones posibles entre


las categorías examinadas y la ideología que sostiene la institución o alguno de
sus miembros representativos.

A 1

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.158


m3 |actividad 6 | AA

asistente académico 1

Recuerde que se trata de un análisis que apunta a analizar la subjetividad en el


discurso y, desde ese punto, comparar los mensajes en términos de mayor o
menor subjetividad. Por tal razón, más allá del análisis de un discurso puntual,
no olvide reflexionar acerca de las estructuras profundas de las cuales la super-
ficie de ese discurso ofrece una variación. Algunas pautas para el análisis:
1. Desde el punto de la presentación, resulta conveniente que Ud. elabore
cuadros, asentando expresiones marcadas y representativas de cada
fenómeno lingüístico, como por ejemplo:

Gramática de la transitividad
Expresión mar- Clasificación Valor de la expresión e interpretación
cada lingüística del ideológica
fenómeno: tipo
de oración


Gramática de la modalidad
Expresión mar- Clasificación Valor de la expresión e interpretación
cada lingüística del ideológica
fenómeno: tipo
de modalidad

Transformación
Expresión mar- Clasificación de Valor de la transformación sobre la
cada la transformación estructura profunda e interpretación
ideológica

Clasificación
Expresión mar- Tipo de clasifi- Valor de la transformación sobre la
cada cación estructura profunda e interpretación
ideológica

2. Recuerde que no siempre podrá encontrar ejemplos representativos


para cada tipo de fenómeno discursivo.

3. Al terminar cada nivel de análisis, que quedará patentizado en un


cuadro, es deseable que realice síntesis de lo analizado.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 159


m3 glosario

Acto de habla: puesta en uso de la lengua. Enunciado lingüístico emitido


intencionalmente por un hablante dentro de una situación comunicativa, el cual
produce efectos en el contexto y sobre el oyente. Acto implica “acción”. Por
ende, es más amplio que la simple enunciación lingüística y excede el carácter
representacional del lenguaje. En tal sentido, la noción de “acto de habla” cen-
tral en la Pragmática, opone la idea de acto “performativo” o “realizativo” a los
actos “representativos” o “asertivos”. Un acto performativo implica un “hacer”
en el mundo, la transformación o creación de un estado de cosas y/o un efecto
sobre el interlocutor o el propio emisor.

Austin, John: filósofo británico, uno de los iniciadores de la Pragmática con su


obra Cómo hacer cosas con palabras, de 1962. Desarrolla la noción de “acto
de habla”.

Contexto: la noción de contexto, tan comprensible intuitivamente, es sin


embargo difícil de definir. Proponemos, entre otras, estas definiciones y senti-
dos posibles. Para Graciela Reyes -en El abecé de la pragmática. Cuadernos
de Lengua española, Madrid, 1995- “Se entiende por contexto en lingüística, el
conjunto de conocimientos y creencias compartidos por interlocutores de un
intercambio verbal y que son pertinentes para producir e interpretar sus enun-
ciados”.

Contexto lingüístico: es el entorno propiamente lingüístico de un enunciado,


es decir, el material lingüístico que lo precede y lo sigue; también recibe el
nombre de cotexto. Suele utilizarse este sentido cuando hablamos de signifi-
cado contextual de una palabra.

Contexto situacional: es el conjunto de datos accesibles a los participantes de


una conversación, que se encuentran en el entorno físico inmediato. Para deli-
mitarlo, acudimos a observar el espacio-tiempo en que ocurre un acto comu-
nicativo, los participantes de la conversación, el asunto tratado y el registro
utilizado. Todos estos elementos permiten tener una comprensión más acabada
del texto, es decir, del intercambio propiamente lingüístico.

Contexto sociocultural: es la configuración de datos que proceden de condi-


cionamientos sociales y culturales sobre el comportamiento verbal y su ade-
cuación a diferentes circunstancias. Hay regulaciones sociales sobre cómo
saludar, por ejemplo, o sobre qué registro lingüístico usar en cada tipo de situa-
ción. -G. Reyes, op. cit.-

Discurso: cada una de las formas convencionales de comunicar mensajes o


de producción de textos, por lo general, vinculados con un área de la actividad
humana. Así, tenemos el discurso periodístico, científico, literario, comercial,
los que convencionalmente se caracterizan por determinados rasgos lingüísti-
cos, regidos estos por la finalidad de cada tipo de escrito, el canal, la temática
abordada, etc. En un sentido amplio se habla de discursos sociales.

Ducrot, Oswald: lingüista francés miembro de la Escuela de Altos Estudios a


la cual han pertenecido prestigiosos investigadores y teóricos de la Lingüís-
tica y la Semiótica. Desarrolla estudios sobre el discurso en vinculación con la
Pragmática y el Estructuralismo en tanto, a diferencia de los pragmáticos anglo-
sajones, le interesa más estudiar el contexto lingüístico y la propia estructura

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.160


discursiva que la situación externa. Así ocurre con su teoría de las implicaturas
y las nociones de presupuestos y sobreentendidos y con la teoría de la argu-
mentación.

Enunciación: es la puesta en funcionamiento de la lengua por un acto indivi-


dual de uso. Para Anscombre y Ducrot, se trata de actividades lingüísticas del
que habla en el momento que habla. Para Kerbrat-Orecchioni, constituyen un
conjunto de fenómenos observables cuando se ponen en movimiento el con-
junto de los elementos anteriores.

Enunciado: el enunciado es una unidad comunicativa que equivale a la inter-


vención o contribución de un hablante en una conversación y que puede con-
sistir en una oración completa o en un fragmento de oración. Los enunciados
se pueden definir como unidades lingüísticas -habladas o escritas- que están
inherentemente contextualizadas. Aunque no siempre tengan forma de oración,
suele decirse, para simplificar, que los enunciados son oraciones puestas en
uso, es decir, puestas en contexto. -Graciela Reyes. El abecé de la Pragmática.
Cuadernos de Lengua Española, Madrid, 1995-. También se lo define como
objeto, producto en el que el sujeto hablante se inscribe en su propio discurso.

Grice, Paul: filósofo del lenguaje, de origen británico, es uno de los represen-
tantes de la Pragmática con su formulación del “principio de la cooperación”
que rige los intercambios comunicativos.

Implicatura: como lo sugiere la palabra, se refiere a los contenidos y sentidos


no explicitados, no “puestos” en el enunciado pero sí sugeridos retóricamente
para ser inferidos por el receptor o implicados lingüísticamente. Según la Teoría
de las Implicaturas, adopta dos formas posibles: el presupuesto o el sobreen-
tendido.

Máximas de la conversación o conversacionales: cada una de las reglas


que rige de manera los intercambios comunicativos y que de manera implícita
aceptan los interlocutores. Según Grice, son los diversos aspectos que toma
un principio general que llama principio de cooperación. Las máximas son
cuatro: de cantidad: “que tu contribución sea tan informativa como sea nece-
sario”; de calidad: “que tu contribución a la conversación sea verdadera”; de
relevancia: “que tu contribución sea pertinente”; de manera: “que tu contribu-
ción sea clara y ordenada, evita la ambigüedad”.

Pragmática: Mientras la gramática es la disciplina lingüística que estudia las


estructuras convencionales de sonidos, combinaciones de morfemas y sig-
nificados -se incluye en ella la fonología, morfosintaxis y semántica-, la prag-
mática, a su vez, estudia la función de significado que no es convencional o
gramatical, es decir, que no está codificado por reglas. -Graciela Reyes, 1995-.
Hay distintas opiniones respecto del campo que abarcaría la pragmática, del
hecho de considerarla una subdisciplina dentro de la lingüística, si es otra
lingüística o si es una ciencia social distinta de la lingüística como quieren
algunos investigadores europeos. Graciela Reyes sostiene: “... la pragmática es
una subdisciplina lingüística y su objeto es el significado del lenguaje en uso”.
Para autores como Georgia Green, la pragmática está en la intersección de
una cantidad de campos, dentro y fuera de la ciencia de la cognición: contribu-
yen a su dominio no sólo la lingüística, la psicología cognitiva, la antropología
cultural y la filosofía -lógica, semántica, teoría de la acción-, sino también la
sociología -dinámica interpersonal y convención social- y la retórica. -G. Reyes.
op. cit. pág. 24- Por último, esta definición de Jacob Mey -Pragmatics, p. 42
trad. Graciela Reyes-: “El lenguaje es el medio principal por el cual la gente se

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comunica. El uso del lenguaje para diferentes propósitos está gobernado por
las condiciones de la sociedad, en la medida que esas condiciones determinan
el acceso del usuario a ese medio de comunicación, y el dominio que tiene de
él. Por lo tanto, la pragmática es el estudio de las condiciones del uso humano
del lenguaje en cuanto determinado por el contexto de la sociedad”.

Presupuesto: indicaciones proporcionadas en segundo plano, como si


dependiesen de enunciaciones a la vez anteriores a la enunciación actual y
le sirvieran de fundamento. De ahí su nombre (pre .antes y sup .debajo). Una
especie de jerarquía se establece así entre las informaciones que proporciona
un enunciado: lo puesto sólo es valorizado al ser nuevo o al suponerse que lo
es. Permite al destinatario enriquecer los conocimientos de que dispone. En
cambio, el presupuesto implica información vieja. Está contenido, implicado,
en la lengua y, por ende, compromete al oyente junto con el hablante en su
conocimiento.

Principio de la cooperación: se llama así al principio general implícito que rige


los intercambios comunicativos. Grice lo define así: “Contribuid a la conversa-
ción conforme a lo exigido, en el momento de vuestra intervención, con la fina-
lidad o la dirección aceptada del intercambio dialogal en el que os encontráis”.
Por el principio de la cooperación los interlocutores pueden lograr el éxito en la
realización de un acto de habla, produciendo éste sus efectos plenos.

Searle, John: filósofo del lenguaje, nacido en Estados Unidos. Se adscribe a la


perspectiva de la Pragmática con su obra de 1962 Actos de habla, con el cual
acompaña las formulaciones de Austin pero divide al acto de habla en tres nive-
les diferentes: el locucionario, el ilocucionario y el perlocucionario, los cuales
permiten comprender la noción de “actos de habla indirectos”.

Sobreentendido: junto con el presupuesto, completan la teoría de las impli-


caturas. A diferencia del primero, el sobrentendido constituye un componente
retórico y no lingüístico. La forma en que es construido el enunciado por parte
del hablante conduce al oyente a comprender un sentido que propiamente
no ha sido dicho, pero, seguramente ha sido pensado por el emisor. De este
modo, como lo indica el término, el oyente entiende, infiere, “por encima” de lo
enunciado. Así, queda comprometido con ese nuevo sentido, no explicitado en
el mensaje.

Teoría de las implicaturas: desarrollada por Osvald Ducrot, integra el enfoque


de la Pragmática para el análisis de los sentidos comprendidos en los enuncia-
dos emitidos en un contexto, aunque no hayan sido explicitados en ese men-
saje.

Teoría de los Actos de Habla: tiene su apogeo en la década del 60. El primero,
entre los filósofos del lenguaje fue John Austin a quien suele considerarse el
iniciador de la pragmática moderna. Su teoría fue consolidada y perfeccionada
por un discípulo suyo, John Searle. La idea central de la teoría de los actos
de habla es que el lenguaje no solamente sirve para describir el mundo sino
para hacer cosas. A manera de ejemplo: las lenguas poseen ciertos verbos
que nombran la acción que se hace precisamente cuando se la nombra y
solamente mediante la palabra: juro, prometo, pido, ordeno, declaro, bautizo,
niego, etc. El acto por el que se produce significado es locucionario; la fuerza,
en cambio, es el poder de hacer y proviene del acto ilocucionario. A esto se
agrega un tercer acto posible pero no simplemente identificable, el perlocucio-
nario, por el cual se producen efectos en el interlocutor -convencerlo, sorpren-
derlo, asustarlo-.

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Texto: todo enunciado cifrado en uno o varios códigos que aparece como
unidad de comunicación concluida y autónoma. Unidad mínima de información,
de comunicación y de interacción social. Los mensajes y los actos de habla se
ejecutan por textos.

m4

m4 microobjetivos

• Comprender el valor de la noción de variación para diferenciar


la descripción objetiva de la lengua en su uso social de las
perspectivas prescriptivas.

• Aprehender el método de la Etnografía del habla para


complementar la observación áulica y el diagnóstico institucional
escolar.

• Transferir las nociones de lengua estándar, norma de uso, norma


de prestigio y sociolectos a la descripción de grupos diversos
dentro del espacio escolar a fines de indagar acerca de la
presencia de problemas sociolingüísticos en la educación.

• Reconocer en la perspectiva sociolingüística dentro de la


enseñanza un marco teórico fundamental para comprender la
complejidad del problema del fracaso escolar.

• Realizar un análisis técnico y crítico de textos de circulación


masiva de manera tal de arribar a conclusiones fundadas teórica y
metodológicamente a fin de interpretar el sentido ideológico de la
variación lingüística en los discursos sociales.

m4 contenidos

¿Qué perspectivas lingüísticas relacionaremos con las instituciones socia-


les y con la educación?

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Este módulo continúa centrándose, desde una perspectiva general, en el
lenguaje en uso. Pero ahora, se sistematizan nociones tales como “efectos del
lenguaje”, “significados”, contextos”, “participantes” en diferentes interacciones
comunicativas. Si el módulo anterior planteaba la relación lenguaje-sociedad,
este sugiere los vínculos entre uso del lenguaje y contextos, con todo lo que
ellos supone, y, de modo más preciso, el uso discusivo del lenguaje con las
connotaciones ideológicas que ello tiene dentro de una sociedad.

Partimos de presentar la noción de variedad, ya que frente a la noción de sis-


tema saussureana, en la cual la lengua es percibida como una abstracción y en
su homogeneidad, aquí el uso a través del habla provoca cambios.

La variación puede ser percibida de diferentes maneras. En un primer lugar,


observaremos su presencia a través de los grupos, tema de interés para la
Sociolingüística. Asimismo, veremos la proyección que esta variación tiene
en las instituciones, de modo más preciso, en las escolares, en tanto el presu-
puesto de la homogeneidad en la transmisión del saber entra en tensión con
los grupos diversos que asisten a las aulas. Para ello, tomaremos la perspectiva
sociolingüística en la enseñanza, de Halliday, y las teorías de Bernstein vincu-

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ladas con la noción de fracaso escolar. Observaremos conexión son un tema
propio de la Sociología del lenguaje, como es el de la actitud lingüística.

En tal sentido, todos los enfoques brindan aportes valiosos a la hora de ana-
lizar las relaciones que se establecen entre los sujetos que participan de las
instituciones escolares en tanto en la transmisión del saber media el lenguaje,
así como entre los grupos vinculados por la relación enseñanza-aprendizaje.
Comprender esa mediación lingüística amplía a su vez la comprensión acerca
del sujeto portador de una lenguaje y de una cultura. De este modo se posi-
bilita la percepción más plena de los conflictos que surgen en torno de esa
relación, para su solución por parte del Psicopedagogo.

Las variedades de la lengua: delimitaciones teóricas y panorama general


del español1

Diversidad de situaciones en el acto de comunicación

La lengua puede presentar en sus manifestaciones concretas -el habla- diferen-


tes variedades producidas por distintas causas que se producen en el proceso
de comunicación. Las causas principales de estas variaciones lingüísticas son
las siguientes:

a- Variedades diacrónicas. Las lenguas son como seres vivos y como


tales nacen, crecen, se reproducen y, en algunos casos, acaban des-
apareciendo. Este proceso vital explica las diferentes variedades que
una lengua puede presentar en el discurrir de los años.
b- Variedades diatópicas. Las lenguas también aparecen condicionadas
por el lugar geográfico en el que se hablen. Este hecho explica la diver-
sidad de dialectos y hablas locales.
c- Variedades diafásicas. La situación de cada acto comunicativo hace
que el hablante seleccione un determinado nivel de lengua con el obje-
tivo de adecuarse a sus interlocutores. Este hecho explica la existencia
de un nivel formal y de un nivel informal o coloquial, así como la exis-
tencia de niveles de lengua especiales, como las jergas y el argot.
d- Variedades diastráticas. Por último, el nivel cultural del hablante justi-
fica también el nivel de lengua empleado, distinguiéndose, por ejemplo,
un nivel culto de un nivel vulgar de una lengua.

Todos los condicionamientos antes citados suelen concurrir simultáneamente, y


no de forma independiente, en la producción de cada tipo de texto. Por ejem-
plo, un texto perteneciente a la modalidad andaluza puede ser a la vez, según
los casos, culto y formal, culto y coloquial, etc.

Variedades diacrónicas

Con este término nos queremos referir a las variantes que ha ido sufriendo
nuestra lengua a lo largo de la historia. Vamos a intentar hacer un rápido
1 Supisiche, Patricia: “Las variedades de la Lengua” en Notas sobre
Lingüística, Córdoba, Universidad Blas Pascal, 2006, (inédito).

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repaso de algunos acontecimientos fundamentales. En primer lugar, debemos
referirnos al origen del español. Nuestro idioma es una lengua romance, es
decir, heredera del latín.

Cuando cayó el Imperio Romano de Occidente


-siglo V d.C.- desaparecieron con él las comu-
nicaciones, la enseñanza común y buena parte
del comercio que lo mantenía cohesionado.
Este hecho explica que en cada zona del anti-
guo Imperio el latín hablado evolucionase hacia
otras formas lingüísticas. También influyó en esa
diversificación el sustrato lingüístico de cada
región, es decir, el resto de las antiguas lenguas
habladas antes de la imposición del latín. Estos
dos hechos provocaron la fragmentación lingüís-
tica en dos grandes zonas, Romania oriental y
Romania Occidental, divididas por una línea ima-
ginaria trazada entre las localidades italianas de
La Spezia y Rímini. Esas dos áreas lingüísticas
presentaban similitudes entre las lenguas que se
hablan en ellas y, a su vez, se diferenciaban en
algunos rasgos de las que se hablaban en la otra
zona.

Centrémonos ahora en el caso concreto de la Península Ibérica. Como ya


hemos dicho, al desaparecer el Imperio Romano de Occidente -s. V d.C.-, en
la Península se hablaba una evolución del latín clásico diferente a la de otras
zonas del Imperio debido a los efectos de sustrato prerromano, principalmente.
Después de la desaparición del Imperio Romano, la Península fue invadida por
los visigodos, un pueblo romanizado desde tiempo antes, pero que todavía
mantenía su lengua. Esta lengua visigoda nunca llegó a convertirse en lengua
de comunicación general, pero sí dejó algunos rastros por efecto de superes-
trato.

En el año 711, la Península es invadida por los árabes. Este pueblo poseía una
lengua muy prestigiosa culturalmente, por lo que fue adoptada como lengua
de comunicación en muchas zonas de la Península. Los pueblos no conquis-
tados por los árabes se redujeron a una pequeña zona en el norte que siguió
manteniendo sus lenguas de origen romance. En las zonas que quedaron bajo
dominio islámico, la lengua hablada fue el árabe, aunque algunas comunidades
mantuvieron durante algunos siglos su dialecto romance, denominado mozá-
rabe.

Con el paso de los siglos, los reinos cristianos del norte fueron organizándose
y reconquistando territorios. Esta situación lingüística era muy inestable debido
a la pujanza que tomaba el reino de Castilla y, por tanto, la lengua que en él
se hablaba: el castellano. Hacia el final de la Edad Media -s. XV- la situación
cambió drásticamente:

a- El gallego se escindió en dos lenguas, gallego y portugués, como con-


secuencia de la secesión del condado de Guimaraes que dio origen al
reino de Portugal.
b- El castellano se extendió hacia el sur -fruto de la labor reconquista-
dora del reino de Castilla-, implantándose en lo que hoy es Castilla-La
Mancha, Extremadura, Murcia y Andalucía, además de imponerse en

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Canarias después de la conquista del Archipiélago en el siglo XIV.
c- Las lenguas leonesa y aragonesa frenaron su evolución y diferencia-
ción, siendo absorbidas por el castellano, que las dejó convertidas en
dialectos. La lengua de comunicación en esos territorios fue, al final de
la Edad Media, mayoritariamente castellana. Las razones de esta impo-
sición del castellano pueden deberse a:
• En el caso del leonés, la unión de los antiguos reinos de
Castilla y León.
• En el caso del aragonés, hay que explicarlo por la importan-
cia política de Castilla en el conjunto de la Península Ibérica,
pero, sobre todo, por el prestigio cultural de la lengua caste-
llana.

d- El catalán es otra lengua, junto con el portugués, que resiste el empuje


castellano. No sólo resiste, sino que se extenderá por nuevos territo-
rios, Valencia, Baleares y Rosellón, como consecuencia de la recon-
quista llevada a cabo por el reino de Aragón, donde se convierte en la
lengua más importante.
e- El árabe ve reducido su espacio lingüístico al ir perdiendo territorios.
f- Mención aparte merece el vasco, hablado en territorios de las actuales
provincias de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra. Esta lengua existía
ya antes de la implantación del latín y consiguió permanecer durante
toda la Edad Media y hasta la actualidad.

Cuando terminó la Edad Media y comenzó el Renacimiento -siglo XVI-, el pano-


rama político y lingüístico de la Península se redujo significativamente:
• Sólo existían dos estados, Portugal y España.
• En Portugal la lengua hablada era el portugués.
• En España, en cambio, se hablaban las cuatro lenguas que
permanecen en la actualidad: catalán en Cataluña, Valencia
y Baleares; vasco en Vizcaya, Guipúzcoa y norte de Navarra;
gallego en Galicia y castellano en el resto. Cada una de estas
lenguas presenta diferentes dialectos y modalidades regiona-
les.

Pero más allá de lo que ocurría en Europa con esas lenguas, quizás lo más
significativo de este momento fue la expansión fuera de las fronteras europeas,
tanto del portugués – hacia Brasil y diferentes enclaves africanos y asiáticos-
como del castellano – hacia América y Filipinas- . El castellano, como dijo Elio
Antonio de Nebrija, se convierte en “compañera del Imperio”.
Desde el siglo XVI nos encontraremos con una paulatina imposición del caste-
llano como lengua general del reino de España. Este proceso culminará en el
siglo XVIII con la imposición del uso exclusivo del castellano en la enseñanza,
así como con la regularización del idioma llevada a cabo por la Real Academia
de la Lengua con su tres obras principales de este período: Ortografía, Diccio-
nario de Autoridades y Gramática.

Variedades diatópicas
Lenguas en contacto

Decíamos más arriba que las lenguas se comportan como seres vivos. Este
hecho explica que entren en contacto frecuentemente y que, cuando esto se
produce, se desarrollen algunos fenómenos interesantes. Veamos algunos de
ellos.

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Bilingüismo y Diglosia
Se entiende por bilingüismo la situación de un individuo o de una población
que emplea dos lenguas sin especial aptitud hacia una u otra. El bilingüismo
es un fenómeno de especial importancia en ciertos países: en la antigua URSS
se hablaban 130 lenguas distintas; en EE.UU. hay “minorías” hispanoparlan-
tes -más de 20 millones-, italianas, suecas, francesas... En España coexisten
vasco, catalán, gallego y español.
Diglosia es un concepto de reciente aplicación y que poco a poco va siendo
aceptado mayoritariamente. Con diglosia hacemos referencia a una situación
en la que los miembros de una comunidad son conscientes de que las moda-
lidades lingüísticas que usan están jerarquizadas y, además, tienen conciencia
de que ninguna de las modalidades, por sí sola, es suficiente para integrar
socialmente a todos los miembros de tal comunidad. De una forma más simple,
podemos definir la diglosia como la utilización habitual de dos lenguas o dos
variedades de una lengua con intenciones diferentes o en situaciones sociales
diversas. Etimológicamente, significa lo mismo que bilingüismo -este es cul-
tismo latino; aquel, griego-; pero, como podemos apreciar, no son términos
sinónimos.

Consecuencias del contacto entre lenguas

El contacto entre lenguas en un mismo país, región o territorio puede traer una
serie de consecuencias lingüísticas importantes:

a- Alternancia de códigos. Se suele dar en hablantes que tienen un alto


conocimiento y dominio de las lenguas que están en contacto. El fenómeno
consiste en el paso de una lengua a otra por parte del hablante según la
situación de comunicación o la intención que demuestre:

1. “Apaguemos la luz, darling, hasta mañana, sep web, corderito atrás de


otro, ya pasó” -Julio Cortázar-.
2. “Give me the power!
3. ¡Give me todo el poder!
4. Dame todo, todo el power” -Molotov-.

b- Creación de nuevas lenguas. En algunas ocasiones, el contacto entre


lenguas en un determinado territorio provoca el nacimiento de una nueva
lengua. Esta nueva lengua puede ser de dos tipos:
b.1. Lengua pidgin. Se trata de un código lingüístico creado para la comu-
nicación de dos o más grupos de hablantes que poseen sus propias
lenguas maternas. Estas lenguas se han originado principalmente en zonas
del mundo donde se produce o ha producido un alto grado de intercam-
bios comerciales, de esclavismo o de colonialismo. Estos hechos justifican
la existencia de numerosos grupos de hablantes con lenguas diferentes y la
necesidad de encontrar un código lingüístico que les permita comunicarse.
Lingüísticamente, las lenguas pidgin se caracterizan por los siguientes
rasgos:
• Simplificación de las estructuras morfológicas y sintácticas.
• Vocabulario reducido y específico de la actividad en la que se
emplea la lengua.
• Empleo exclusivo en situaciones comunicativas concretas.
• Algunas lenguas pidgin las encontramos en la actualidad en
Nueva Guinea y Nigeria -sobre la base del inglés- y en Came-
rún -sobre la base del francés-.

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b.2. Criollo. Es una lengua que se origina como consecuencia del desa-
rrollo de una lengua pidgin, que al evolucionar se convierte en una lengua
estable, adquiere nuevas formas, amplía su vocabulario, se generalizan las
situaciones comunicativas y acaba convirtiéndose en lengua materna de
una determinada comunidad.
Algunas lenguas criollas existentes en la actualidad son: Papiamento
-mezcla de portugués y español, hablado en Aruba, Bonaire y Curaçao-,
criollo español de Filipinas, Criollo haitiano -en Haití; sobre la base del fran-
cés-, criollo inglés de Jamaica, criollo portugués de Macao, criollo francés
de Luisiana -EE.UU.-.

La situación lingüística actual

En la actualidad en el mundo se hablan miles de lenguas y como consecuencia


existen numerosos casos de contacto entre las mismas, ya que las fronteras
políticas no son iguales a las fronteras Lingüísticas. Las principales lenguas
habladas en el mundo actual, bien por la extensión de su territorio o bien por el
número de hablantes son el chino, el inglés, el indostaní, el español, el francés,
el ruso y el portugués. En el mapa puedes ver una distribución geográfica de
algunas de las principales lenguas del mundo de hoy.

El español de América
Normalmente hablamos de “español
de América”, pero Rafael Lapesa nos
advierte que no es una sola la forma
del español en el continente ameri-
cano: “no es igual el habla cubana
que la argentina, ni la de un mejicano
o guatemalteco que la de un peruano
o chileno”. Sí es verdad, sin embargo,
que las variedades dialectales son
menos importantes que las que se
dan en la península y poseen menor
arraigo histórico. Por eso, hablaremos
del “español de América” en general,
aunque debamos hacer menciones a
rasgos exclusivos de algunas regio-
nes.

Estamos ante la expansión más trascendente de la lengua española, la que


proporciona al idioma su enorme extensión. Se inicia a finales del siglo XV; tuvo
como prólogo la ocupación de las islas Canarias -descubiertas a finales del
XIV-, que se incorporaron a la Corona castellana entre 1479 y 1496. La colo-
nización lingüística se hace por hablantes andaluces, pues eran la mayoría.
Similares circunstancias se dieron con posterioridad en América.

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El periodo de conquista y colonización de
América fue bastante rápido. Hacia 1540 ya se
puede dar por concluida -Imperio azteca, inca,
México, Lima, Centroamérica, Bogotá, Vene-
zuela, Chile y Río de la Plata, por este orden-.
Muchas de las lenguas autóctonas desapare-
cieron ante el avance del castellano; motivos
religiosos en su mayoría contrarrestaron algu-
nos intentos expansionistas y salvaron alguna
lengua originaria, como el nahua, quechua,
guaraní. Permanecieron, además, algunas
lenguas aisladas, de aquellos pueblos que
no tuvieron contactos con los colonizadores.
Las lenguas indígenas aportaron elementos al
léxico español; sobre todo, voces de realida-
des exclusivas del nuevo continente. También
se ha hablado del influjo en la fonética, pero no
hay pruebas claras. Sí se admite la presencia
de caracteres prehispánicos en la entonación
hispanoamericana.

Extensión actual
El español es la lengua oficial de dieciocho repúblicas hispanoamericanas:
Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Vene-
zuela, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala,
México, Cuba y República Dominicana. También se habla español -conviviendo
con el inglés- en numerosas islas de las Antillas, en EE.UU. -en los estados de
Nuevo México, Arizona, Texas, California y Florida- y en Puerto Rico, donde ha
sido lengua oficial en diversos momentos.

Rasgos del español de América


A- Nivel fónico
• Seseo/ceceo, yeísmo -con rehilamiento en Argentina y Uruguay-, aspi-
ración de -s implosiva, neutralización de l/r... es decir, rasgos propios
de las hablas meridionales.
• Vacilaciones en las vocales protónicas: “i” por “e”: siguro; “u” por “o”:
gurrión; “o” por “u”: josticia; “e” por “i”: vesita...
• Cambio de “e” a “i” en los hiatos: tiatro.
• Alto grado de analogía: bacalado, apreta -por “aprieta”-.
• Pérdida, en algunas zonas, de las vocales átonas: orita -”ahorita”-.

B- Nivel morfosintáctico
• Tendencia a construir femeninos analógicos: mayordoma, tigra. Tam-
bién al revés: bromisto.
• Adverbializaciones del adjetivo: “canta lindo”; “camina lento”.
• Abundante uso del diminutivo, incluso en adjetivos y adverbios: chiqui-
tito, ahorita, todito.
• Sustitución de posesivos sintéticos por analíticos: “el hijo de nosotros”.
• Predominio del pretérito perfecto simple sobre el compuesto: canté por
he cantado.
• Tendencia a hacer recíprocos ciertos verbos: enfermarse, saludarse
con.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.170


• Galicismos: “es entonces que”, “miren no más”, “cada quien”, “recién
llegó”.
• Abundancia del sufijo “-ada”: muchachada.
• El subjuntivo en “-ra” adquiere múltiples valores: pluscuamperfecto,
pretérito o imperfecto de indicativo: “Desde que se marchara no apare-
ció huella alguna” -habitual en estilo periodístico-.
• Uso de “-n” enclítica con los pronombres me, te, se, para percibir mejor
el plural: siéntensen.
• Sin duda, uno de los rasgos más significativos es el voseo. Se produce
en Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile. Consiste en el empleo de
la forma vos para el tratamiento familiar, sustituyendo a “tú” o “te”. El
paradigma de los pronombres personales tónicos es “yo, vos, él/ella,
nosotros/as, ustedes, ellos/as”. Las formas verbales que acompañan
al voseo son diferentes en cada lugar. La forma rioplatense es “vos
cantás” -=tú cantas-, “ustedes se toman” -=vosotros os tomáis-.

C- Nivel léxico
• Destacamos la variedad y riqueza del léxico americano.
• Se encuentran múltiples ejemplos de indigenismos: coyote, zapilote,
ñandú, mucama -=criada-...
• Habituales arcaísmos: pollera -falda-, prieto -moreno-.
• Neologismos: ruletero -taxista-.

El español en las Filipinas

En el proceso colonizador de Filipinas hay que destacar que los predicadores


pronto aprendieron las lenguas indígenas y apenas se preocuparon de ense-
ñar el castellano. Esta fue la lengua de los dirigentes, de los tribunales y de la
clase culta en general: una minoría reducida. A principios de siglo sólo un 10%
hablaba español.

Hasta hace poco, las islas tenían tres


idiomas cooficiales: el tagalo -desde
1937-, el inglés y el español -desde
1935-, pero nuestra lengua ha dejado
de ser lengua oficial recientemente.
Sin embargo, el español sigue siendo
lengua de la minoría culta. Es lengua
de prestigio, pero en retirada. Sus
rasgos son similares a los del español
de América.

El español en Estados Unidos

La minoría hispana es una de las más importantes en EE.UU: 22 millones a


principios de los 90 -y con el índice de natalidad más elevado-. Su considera-
ción social depende de los lugares y del origen de sus hablantes:
La colonia cubana de Miami, llegados a allí tras la revolución de 1959, está
formada por profesionales y miembros de la alta burguesía que han logrado

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 171


imponer el español en la vida diaria y en el sistema escolar.
Los chicanos - méjico-norteamericanos de Texas o California principalmente-
son en general trabajadores manuales o agrícolas con escasa formación; se
ven discriminados por desconocer la lengua dominante.
Ante el empuje de esta minoría, hay ya varios estados del suroeste americano
que prevén la enseñanza del español en los primeros años de educación
básica. Sin embargo, otros estados llegan a prohibir el uso del castellano a los
trabajadores incluso en sus horas de descanso. El conflicto -ya se han produ-
cido casos de despidos- ha llegado al Tribunal Constitucional.

Variedades diafásicas

Las variedades diafásicas se refieren a los usos lingüísticos exigidos por cada
situación, en la que el hablante o bien mide el alcance de sus palabras, como
en una entrevista, un discurso, una conferencia, o bien hace un uso relajado
y espontáneo del lenguaje, como ocurre al hablar con la familia o con los
amigos. Las situaciones del primer grupo pertenecerían a un registro formal,
mientras que las del segundo pertenecerían a un registro informal o coloquial.
Los límites entre ambos registros no son tajantes, por lo que se puede hablar
de situaciones intermedias.

El lenguaje coloquial. Características generales

El lenguaje coloquial es eminentemente afectivo, proyección del emisor del


mensaje, que transmite a través de la lengua sus sentimientos, opiniones y
expresividad. Es un lenguaje centrado en el emisor, lo que explica el predo-
minio de la función emotiva. Esta caracterización genera la aparición de los
siguientes mecanismos:

1. Abundancia de palabras con valores simplemente expresivos, tales


como interjecciones, formas verbales lexicalizadas, etc.: ¡Dale!, ¡Eso!,
¡Vamos!
2. Empleo impersonal de ‘vos’, ‘uno’... en vez de la primera persona
gramatical: ‘uno no sabe qué decir....’ ‘Cuando te demorás en cruzar la
calle, te pasan por encima’.
3. Uso de ‘que’ enfático, ‘pero’, ‘y’ y otros nexos con valores semejantes:
‘¡Que te digo la verdad!’ ‘¡Pero, bueno!’, ‘¡Y que lo digas!’.
4. Repeticiones, para transmitir así mayor intensidad: ‘Es tonta, tonta’,
‘Que no, que no y que no. Que no puede ser’.
5. Ordenación subjetiva: ‘Manías, eso es lo que tienes, manías’.
6. Adjetivos y adverbios valorativos: ‘A mí me parece horrible, muy feo,
que no queda bien’, ‘Lo hizo estupendamente, de maravilla’.
7. Los diminutivos y aumentativos, así como muchos prefijos, adquieren
valores apreciativos, afectivos, irónicos, etc.: ‘Es fierito, pero cariñoso
el perrito’, ‘Es mansita… hasta cuando ella quiere”, ‘Medio pajarón el
hermano, ¿no?”.
8. Afirmación y negación afectiva y categórica: ‘Pues yo eso ni loca’, ‘¡Uy,
sí, sí, por supuestísimo!’.
9. Expresiones afectuosas e insultos ficticios: ‘¡Qué burro sos, mirá si le
vas a decir eso’, ‘No sea gallina, amigo’.
10. Metáforas e hipérboles coloquiales: “Ando muerta de frío”, ‘Ese tipo es
un zorro’, ‘Tengo más hambre que un león’, ‘Estás más perdido que
perro en cancha de bochas”, ‘Me costó un ojo de la cara’.
11. Recursos autoformativos: la argumentación se basa en la propia auto-

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ridad o en el consenso general: ‘Es lo que digo yo, que no se puede
soportar’, ‘A perro flaco todo se le vuelven pulgas’.
12. Frecuente aparición de verbos de valoración subjetiva: ‘Me encanta el
cine’.
13. A la función emotiva se unen con frecuencia otras funciones, como la
conativa y la fática: ‘Mira, Álvaro, andá a la cocina’, ‘Me dijo lo que te
conté ayer, ¿sabes?, y parecía raro, ¿no?’.

Es un lenguaje eminentemente práctico, que persigue fines concretos e inme-


diatos y, por ello, es bastante económico. Esto genera:
1. Elipsis, dado el alto conocimiento del contexto y la situación por parte
de los interlocutores: ‘Y que sí, y que no, viste como es él, ya sabés
que para eso ni..., en fin, un desastre’.
2. Escasa subordinación con nexos polivalentes: ‘A ese le dices eso y no
viene’, ‘No vengas, que no voy a estar’.

Es un lenguaje espontáneo y con poca elaboración y cuidado. Se puede apre-


ciar en los siguientes rasgos:
1. Ruptura de la construcción sintáctica provocada, bien por la rapidez,
bien por la interferencia de asociaciones: ‘Sí, María, esa que le dijimos
que no viniera’, ‘Pero no quiero hacerlo por eso, por cierto, ¿qué le
pasó a tu madre ayer?’.
2. Empleo de muletillas -frases o palabras que se repiten continuamente
y que suelen estar desprovistas de significado-: ‘Bueno’, ‘Tipo que’,
‘Obvio’, ‘Este,…este…”, “como te venía diciendo…”.
3. Empleo de palabras “cajón de sastre”, válidas para cualquier contexto:
‘¡Y hace unas cosas!’, ‘Alcanzame el coso’, “Vemos hechos así todos
los días”.

Jergas y Argot

Los miembros de ciertos grupos profesionales o los aficionados a determina-


dos temas emplean a menudo unas variantes lingüísticas para comunicarse
entre ellos que son difícilmente comprensibles para todos aquellos que no
compartan esa profesión o afición. Esas variedades especiales es lo que se
denomina jerga -jerga profesional de los médicos, de los abogados, de los
aficionados a los toros, etc.

Con el término argot nos solemos referir


a las jergas específicas que emplean los
miembros de algunos grupos marginales
y que tienen la finalidad de no ser enten-
dida por todo aquel que no pertenezca al
grupo: argot carcelario, del mundo de la
droga, de la delincuencia, etc.

Variedades diastráticas

Las variedades diastráticas hacen referencia a las diferencias de expresión


observadas en los hablantes pertenecientes a distintos niveles culturales. En
los estudios de sociolingüística se suelen establecer varios estratos: culto,
medio, popular. Los límites entre ellos nunca pueden ser claros y precisos.

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No sólo el nivel cultural del hablante determina la modalidad de uso del len-
guaje; también puede venir determinada por otros factores sociológicos como
la edad y el sexo, así como por la situación comunicativa. Un hablante culto
tendrá la capacidad suficiente para adaptarse a las diferentes situaciones en
que emite su mensaje.

El nivel vulgar. Vulgarismos

Llamamos “vulgarismo” a un uso de la lengua producido por el deficiente


conocimiento de las normas que regulan su utilización. Algunas incorrecciones
están tan extendidas que no se restringen a un ámbito puramente vulgar. Entre
los más habituales podemos citar:

• Vulgarismos fónicos: Metátesis, o cambio de posición de los fonemas:


‘cocreta’, ‘Grabiel’, vacilación en la pronunciación de las vocales no
acentuadas: ‘tiniente’; tendencia a la reducción de los diptongos: ‘con-
cencia’, ‘pacencia’; formación de diptongos con dos vocales en hiato:
‘Juaquín’; Adición a principio de palabra de fonemas vocálicos: ‘arra-
dio’, ‘amoto’, ‘afoto’; pérdida de consonantes intervocálicas como /n/ o
/r/: ‘quies’, ‘paece’.

• Vulgarismos morfosintácticos: Empleo del género incorrecto: ‘las alfi-


leres’, ‘el afoto’, Desviaciones morfológicas de los tiempos verbales:
‘tuvistes’, ‘predecido’, ‘andó’, abandono de la construcción sintáctica
exigida, olvidando la coherencia gramatical: Ýo me parece que sí’, con-
cordancias incorrectas, como el empleo del verbo impersonal ‘haber’
concertando con el Complemento u Directo: ‘Habían muchos coches
en la calle’; anteposición de los pronombres ‘me’ y ‘te’ en oraciones
como: ‘me se ha perdido un libro’, ‘te se ha caído’; utilización de
laísmo, loísmo y leísmo: ‘la dije que viniera’, ‘lo di un puñetazo’, ‘el libro
le puse sobre la mesa’; uso del “dequeísmo”: tendencia a anteponer la
preposición ‘de’ a las subordinadas sustantivas introducidas por ‘que’:
‘me dijo de que vendría’, ‘resulta de que no tenía trabajo’.

• Vulgarismos léxico-semánticos: Empleo de palabras con un significado


impropio: ‘me aprendió a conducir’; presencia de arcaísmos: ‘naide’,
‘mesmo’; uso de la etimología popular -una palabra que no se entiende
muy bien se la relaciona con otra que sí se conoce-: ‘destrornillarse de
risa’ -por ‘desternillarse’-, ‘dolores asiáticos’ -por ‘dolores ciáticos’-,
‘naranjas mondarinas’ -por ‘mandarinas’-; uo de palabras tabúes -tacos
e insultos, preferentemente- o sustituciones eufemísticas: ‘¡coño!’,
‘¡córcholis!’, ‘¡ostras!’.

Para finalizar ya, conviene tener en cuenta que hay rasgos dialectales, propios
de una zona geográfica, que no tienen que ser considerados vulgarismos,
como por ejemplo, la aspiración de la /s/ final de palabra o de sílaba en Andalu-
cía e Hispanoamérica.

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Sociolingüística

Algunas definiciones

Para Cedergren, H. en “Sociolingüística” (SL), señala que esta se distingue


radicalmente de otras orientaciones lingüísticas en el rol que le asigna a la
variabilidad no-social en el lenguaje. Donde otros modelos teóricos eliminan
la variación bajo la etiqueta de “variación libre”, la SL tiene como postulado
básico que la variación es inherente a la estructura del lenguaje.

La variación a todo nivel de la organización del sistema lingüístico es lo que


constituye el campo predilecto de la investigación. Por medio de la variación se
manifiestan los parámetros de diferenciación social, los procesos dinámicos de
variación estilística y la interacción de factores del sistema lingüística.

El análisis variacionista presupone la existencia de un modelo teórico que pro-


ponga los grandes rasgos de organización del sistema lingüística Se apoya en
los descubrimientos de la teoría lingüística abstracta.

Consideran que la variación observada en los datos de la actuación es una


característica inherente del sistema lingüística subyacente a los datos actualiza-
dos y no un mero accidente del comportamiento de los individuos.

Por su parte, Lavandera, B. () señala que “... al enseñar Sociolingüística se


enseña Lingüística: no constituye un área que esté precisamente determinada
y elaborada, cuyos conceptos sean indiscutibles y cuyas técnicas sean muy
precisas. Es mas bien un campo problemático que surge como resultado de
planteos en diversas áreas y en el que confluyen distintas corrientes de la Lin-
güística, lo que hace necesario abordar toda una serie de problemas de esta
disciplina” (P. 11).

Sostiene, más adelante, que la variación no es accidental sino que es una


característica constitutiva de las lenguas naturales. No es posible hacer abs-
tracción porque la variación es una de las propiedades que definen a una
lengua. Y este es el punto de partida para intentar desarrollar una teoría, una
metodología que permita estudiar la variación, presente en todas las lenguas.
La Sociolingüística antes de 19642

En 1952 el término sociolingüística aparece por primera vez en el título de un


trabajo (Currie, 1952). La sociolingüística en un principio es la disciplina que
estudia “las relaciones entre lengua y sociedad”. Posteriormente se entenderá
como “lengua y contexto sociocultural”.
En 1964 W. Bright reúne en Los ángeles a doce especialistas para examinar los
objetivos de la disciplina. Esta actitud abierta propiciará el comienzo de una
actividad incesante y un continuo ascenso en el estudio de la sociolingüística.
No debemos olvidar, no obstante, que uno de los antecedentes modernos más
importantes, en el estudio de las relaciones entre lengua y sociedad, lo ofrece
Saussure en su Curso de Lingüística General. En él nos plantea Saussure que
“la lengua es un producto social de la facultad del lenguaje”. Es decir, lo social
aparece como clave dentro del ámbito de la lengua.

2 Extracto de: Sánchez García, F. J. Sociolingüística y sociología del


lenguaje. En Promotora Española de Lingüística. Obtenido de la Red Mundial el
20 de diciembre de 2010 en http://www.proel.org/index.php?pagina=articulos/
sociolin.

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Es a partir de 1964 cuando realmente comienza a haber una gran expansión
de la sociolingüística. No obstante, debemos reconocer que la sociolingüística
de los años sesenta no se extiende como escuela unitaria sino que debajo de
su nombre, sociolingüística, se incluyen escuelas diferentes. Distinguiremos,
entonces, la Sociolingüística urbana o variacionista, propulsada por Labov, en
la que se ubica la revista Language Variation and Change; hay que hablar tam-
bién de la Etnografía de la comunicación de D.H. Hymes, y de la revista Lan-
guage in Society; y por último no podemos olvidar la Sociología del lenguaje
de J. Fishman, y su revista correspondiente International Journal of Sociology
of Language.

Labov dirá que la sociolingüística es la disciplina que estudia las lenguas,


tanto diacrónica como sincrónicamente, pero en su contexto social. La soci-
olingüística, pues, se presenta como la única lingüística que merece la pena.
Hudson, por su parte, insiste en que el estudio del lenguaje desde el punto
de vista asocial casi no merece la pena. Los máximos defensores de una
lingüística asocial serán los generativistas.

Un aspecto más que incide sobre el carácter tan heterogéneo de la soci-


olingüística es el que se refiere a la concepción que se tiene y uso que se da
a la disciplina en Estados Unidos o en los países mediterráneos. Es decir, en
Estados Unidos la sociolingüística ha sustituido a los estudios dialectales,
mientras que en España, Italia o Francia la sociolingüística no ha venido a susti-
tuir plenamente a la dialectología. 

Pero lo que realmente nos interesa abordar ahora aquí es la exposición del
pensamiento de unos cuantos estudiosos que se preocupan por marcar las
diferencias o semejanzas entre la sociolingüística y la sociología de lenguaje. 


Sociolingüística y Sociología del Lenguaje

Sobre las diferencias y similitudes entre la sociología del lenguaje y la soci-


olingüística se han escrito ríos de tinta. Humberto López Morales señala: 

“Las distinciones entre sociolingüística y sociología del


lenguaje han sido muy discutidas. Las posturas están aquí
encontradas: las más extremas las ven como disciplinas
totalmente diferenciadas o, por el contrario, como dos
caras de la misma moneda, si es que no las funden del
todo. Hay una gama de posiciones intermedias, algunas
conciliadoras, y no faltan los defensores de la interdisci-
plinariedad. […] Para Hudson, que se ha ocupado con
algún detalle del asunto, la sociolingüística es “el estudio
del lenguaje en relación con la sociedad”, mientras que
la sociología del lenguaje es “el estudio de la sociedad
en relación con el lenguaje”.[Entonces, para él] la soci-
olingüística estudia la sociedad para conocer lo mejor
posible lo que es el lenguaje, y viceversa, es decir, la inves-
tigación de las relaciones entre lengua y sociedad tendrán
para la sociolingüística el objetivo de llegar a comprender
mejor la estructura de las lenguas y su funcionamiento
comunicativo; la sociología del lenguaje perseguirá un
mejor entendimiento de la estructura social a través del
estudio del lenguaje. Hudson concluye, sin embargo, que
la diferencia entre sociolingüística y sociología del lenguaje
es sobre todo, una diferencia de énfasis, según el investi-

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gador esté más interesado por el lenguaje o por la socie-
dad, y también su mayor experiencia en el análisis de los
hechos sociales.”
Por otra parte, Fishman, importante ideólogo en el marco de la sociología del
lenguaje, afirmará que:
“El hombre en cuanto usuario normal de la lengua está
constantemente ligado a los demás mediante normas de
conducta compartidas. La sociología del lenguaje examina
la interacción entre estos dos aspectos de la conducta
humana. Dicho brevemente, la sociología del lenguaje
se ocupa del espectro total de temas relacionados con
la organización social del comportamiento lingüístico,
incluyendo no sólo el uso lingüístico per se sino también
las mismas actitudes lingüísticas y los comportamientos
explícitos hacia la lengua y hacia sus usuarios.”.
Para Fishman dirá la sociología del lenguaje es:
“el estudio de las características de las variedades de
lengua, las de sus funciones y las de sus hablantes en la
medida en que estas tres se interrelacionan, cambian y
modifican mutua y constantemente en y entre las comuni-
dades lingüísticas”.

Por su parte, Rona distingue entre sociolingüística lingüística -es decir, la parte
de la sociolingüística más preocupada por la lingüística- y sociolingüística
alingüística -es decir, la sociología del lenguaje: la parte de la sociolingüística
más preocupada por lo social.

Niveles de análisis sociolingüístico 

Francisco Moreno Fernández piensa que la sociolingüística y la sociología del


lenguaje son dos ciencias distintas que tienen caminos, o puntos, comunes. El
autor ofrece una buena distinción de los distintos niveles que podemos encon-
trar a la hora de emprender un análisis sociolingüístico. Así, hablará de:

a) Nivel macrosociológico, o nivel sociológico, que se encargará


del estudio sociológico de las lenguas, Por lo tanto, es el nivel
en que se ubica la sociología del lenguaje, y todo lo que ella
conlleva.

b) Nivel microsociológico, o etnográfico. Comprende el estudio


etnográfico de las lenguas en las comunidades de habla y en
los grupos sociales.
Continúa diciendo Francisco Moreno Fernández que sería
necesario añadir un tercer nivel más para completar del todo el
análisis sociolingüístico. Este nivel sería:

c) Nivel lingüístico, o de la sociolingüística estricta, que anali-


zaría la variación en su contexto social.

a) Nivel macrosociológico

En el nivel macrosociológico se daría, pues, el interés por las situaciones de


bilingüismo, plurilingüismo, la planificación lingüística y política lingüística,

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las actitudes lingüísticas, la influencia de la economía, el sexo, la edad en la
lengua, es decir, cómo influyen ciertos fenómenos sociales sobre la lengua.
Estamos, entonces, en una sociología del lenguaje.
Fishman, como ya dijimos, opina que la
sociología del lenguaje es más importante
que la sociolingüística. Para él no existen
dos disciplinas distintas e independientes.
Sólo hay una disciplina, la sociología del
lenguaje, y dentro de ésta hay una parte
dedicada a la sociolingüística. Entiende
que la lengua es un aspecto más de la
sociedad, y no al revés.

Fishman distingue dos tipos de problemas


dentro de la sociología del lenguaje:
macroproblemas y microproblemas.
Los primeros son los que tienen que ver
con la diversidad lingüística y el modo Joshua Fishman
en que ésta se refleja en la diversidad
social, es decir, la preocupación por el
plurilingüismo, la diglosia, las actitudes
lingüísticas o la adquisición social de la
lengua, por ejemplo. Los microproblemas
son los que tienen que ver con la interac-
ción lingüística dentro de grupos sociales
pequeños, es decir, cómo se organiza la
conversación o cómo funciona la cortesía,
por ejemplo.

Nos parece necesario, por el carácter teórico del presente trabajo, exponer
algunas definiciones de conceptos importantes que se tratan en la microso-
ciología:

Diglosia: situación lingüística relativamente estable en la cual, además 


de los dialectos primarios de la lengua (que puede incluir una lengua están-
dar o estándares regionales), hay una variedad superpuesta, muy divergente,
altamente codificada (a menudo gramaticalmente más compleja), vehículo de
una considerable parte de la literatura escrita ya sea de un período anterior o
perteneciente a otra comunidad lingüística, que se aprende en su mayor parte
a través de una enseñanza formal y se usa en forma oral o escrita para muchos
fines formales, pero que no es empleada por ningún sector de la comunidad
para la conversación ordinaria (Ch. Ferguson)

Bilingüismo: dominio pleno, simultáneo y alternante de dos lenguas. Dominio


nativo de dos lenguas (L. Bloomfield). Uso de expresiones completas y con
significado en otras lenguas (E. Haugen). Práctica de dos lenguas usadas alter-
nativamente (U. Weinreich). 

Actitud lingüística: manifestación de la actitud social del individuo centrada y


referida específicamente tanto a la lengua como al uso que de ella se hace en
sociedad.

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b) Nivel microsociológico

En este nivel, se abordan los temas relacio-


nados con la etnografía de la comunicación.
Esta es “una línea de investigación sociológica,
etnográfica y lingüística creada por Dell Hymes
en 1962”.
Los objetivos de Hymes, como bien recoge
Francisco Moreno, son dos:
Dell H. Hymes
1) Crear un método válido para
la descripción y análisis de los
acontecimientos del hablar en
las comunidades de habla.
2) Descubrir la economía de habla
de las sociedades.

La corriente de Hymes se encuentra con algunos problemas metodológicos.


Por ejemplo la ausencia de análisis estadísticos de las formas de interacción
cotidianas, o también, la interacción social posee numerosos procesos tácitos.

El primer manual introductorio sobre etnografía de la comunicación lo publica


Muriel Saville-Troike.
Algunas de las características principales de la etnografía de la comunicación
son las siguientes:

1. Concibe la lengua desde una perspectiva etnográfica, es decir, lengua


como un sistema de comunicación social que debe interpretarse dentro
de contextos específicos. 
2. Trabaja principalmente con grupos sociales o comunidades de peque-
ñas dimensiones.
Utiliza una metodología típicamente etnográfica, es decir, la observa-
ción y la anotación directa de la realidad.
3. Utiliza técnicas cualitativas a la hora de hacer los análisis y las interpre-
taciones.

Como en el nivel anterior, en éste también resulta necesario exponer algunas


definiciones importantes:

Situación comunicativa: contexto en que se produce una comunicación; lugar


y momento en que interactúan dos o más individuos o participantes.

Comunidad de habla: conjunto de hablantes que comparten al menos una


variedad lingüística, unas reglas de uso, una interpretación de ese uso, unas
actitudes y una misma valoración de las formas lingüísticas.

c) Nivel lingüístico
En este nivel tendríamos que hablar del trabajo de estudiosos como W. Labov,
N. Bailey, R.W. Shuy, Cedergren, David Sankoff o Humberto López Morales. Sus
grandes aportaciones aparecen muy bien recogidas en el libro de Francisco
Moreno Sociolingüística en EE.UU. (1975-1985).
Según Labov el cambio es variación, y todo cambio implica la existencia de
variación. El cambio lingüístico es un complejísimo proceso que implica facto-

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res sociales, geográficos, psicológicos y pragmáticos. Cinco son los problemas
principales con los que se enfrenta el cambio lingüístico:

1) Las restricciones: determinar los factores que hacen posibles


unos cambios e imposibles otros.
2) La transición: explicar cómo se desarrolla el cambio lingüístico.
3) La adaptación o inserción: determinar cómo un cambio en
curso se adapta al sistema lingüístico y social que lo rodea.
4) Actitud: qué actitud despierta el cambio en los hablantes.
5) Consumación o actualización: explicar por qué un cambio
lingüístico se ha producido en unas coordenadas espacio-tem-
porales concretas.

Los conceptos que son centro de interés en este apartado son:

Variación lingüística: alternancia de dos o más expresiones de un mismo


elemento que no supone ningún tipo de alteración o de cambio de naturaleza
semántica.

Variación sociolingüística: alternancia de dos o más expresiones de un mismo


elemento que no supone ningún tipo de alteración o de cambio de naturaleza
semántica y que está condicionada por factores lingüísticos y sociales.

Regla variable: regla que incluye información lingüística y sociolingüística


sobre un fenómeno de variación, indicando las probabilidades de que el fenó-
meno se manifieste de una forma determinada en unas condiciones sociolin-
güísticas y estilísticas determinadas.

Cambio lingüístico: proceso de modificación de una característica lingüística.

Etnografía del Habla o de la comunicación3

El objeto de estudio
Golluscio (2002) señala que la Etnografía del Habla—también llamada etno-
grafía de la comunicación—continuadora de la tradición americanista de Franz
Boas y Edward Sapir, surge como una aproximación al lenguaje y el habla en
su contexto. Tal perspectiva se presenta por primera vez en el trabajo de Dell
Hymes, que da el nombre a la disciplina
Buscaba crear un ámbito interdisciplinario que se centrara en el estudio del
habla entendida como “los usos de la lengua en el desarrollo de la vida social”.
La misma selección del nombre para este nuevo campo de investigación
resulta transgresora tanto de las corrientes lingüísticas como de las antropoló-
gicas hegemónicas de la época. Históricamente, a la Etnografía y al Habla se
les ha otorgado un lugar secundario: la etnografía, por considerársela “mera
descripción”; el habla, porque su multiplicidad de manifestaciones y su depen-
dencia del contexto la convertían en la parte de la lengua imposible de sistema-
tizar.
A pesar de surgir en el marco del desarrollo de la antropología lingüística,
la Etnografía del habla no nace como un apéndice de aquella, sino como un
3 Extraído y adaptado de Golluscio, Lucía (comp.) Etnografía del habla.
Textos fundacionales. Bs. As., Eudeba. 2002.

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“modelo distintivo y complementario que se define por una serie de intereses
básicos y bien reconocidos” (Bauman y Sherzer, 1975: 46). Los citados auto-
res definen la especificidad de esta nueva perspectiva en torno a los ejes que
sintetizamos a continuación. Mientras la antropología lingüística había centrado
tradicionalmente sus estudios en: (a) la descripción del sistema de las lenguas
exóticas del inundo, (b) sus reglas gramaticales, (c) las relaciones genéticas
y areales entre las lenguas, (d) los sistemas semánticos de parentesco, color,
espacio y tiempo, por ejemplo), y (e) los textos como producto, sin conside-
ración de las condiciones y procesos de su ejecución), la etnografía orientó
desde el principio sus investigaciones al abordaje de esos mismos tópicos,
pero incorporando el estudio de: (a) la dimensión del uso social de las lenguas
, (h) las reglas culturales que organizan esos usos, (c) las condiciones comuni-
cativas necesarias para que hablantes de lenguas no relacionadas seleccionen
ciertos rasgos de una lengua, y no otros, (d) los usos sociales de las distintas
formas que coexisten en un mismo sistema semántico y, finalmente, (e) los
textos como proceso, como ejecución, actualización o puesta en uso de las
formas discursivas en una cultura y sus usos comunicativos en la interacción
social.
El objetivo final —y fundacional— de la etnografía del habla es profundizar la
reflexión sobre la relación entre lengua, cultura, sociedad e individuo (Sherzer,
1982, 1983, 1987).

Campo y tópicos
Con respecto a los tópicos seleccionados, los etnógrafos del habla estudian,
entonces, la gramática de la lengua más los usos y pautas comunicativas y
cognitivas vigentes en una comunidad de habla determinada, incluyendo la
consideración de más de un código lingüístico en juego y de las funciones
directivas, expresivas y estilísticas de la lengua, además de la función referen-
cial. Incorporan, en ese marco, los usos estilísticos y expresivos de tos mar-
cadores gramaticales y de los ítems léxicos. Otorgan especial importancia no
sólo a los medios del habla, sino a los significados sociales de los hechos de
habla del grupo, y a la relación entre unos y otros. Analizan, así, cuáles son los
valores y acritudes sociales asociados con la/s lengua/s o variedad/es en uso
en esa comunidad; qué hacen sus miembros con estos medios de habla dispo-
nibles; cómo se organizan tales medios como parte integrante de la vida social;
qué situaciones y actos comunicativos son socialmente reconocidos; cuáles
son las formas discursivas y los modos de hablar propios de esa comunidad y
la evaluación que de tales armas y sus ejecutantes hacen sus miembros; cuáles
son considerados socialmente como arte verbal.

Postulados epistemológicos
La Etnografía del habla tiene una base epistemológica empirista, inductivista,
transcultural y relativista. En la década del sesenta, y en el marco de su pro-
puesta Dell Hymes (1964) define los pilares epistemológicos de la lingüística
antropológica en los siguientes términos:
“Las lenguas del mundo son equivalentes en adecuación
social, iguales en complejidad y casi infinitamente diversas en
estructura (...); igualdad en el sentido de igualdad de conside-
ración científica y relevancia potencial; diversidad y relativismo
en sentido del respeto por la integridad de los fenómenos;
apertura para el descubrimiento de la diferencia...”(75).

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Aspectos metodológicos
Para el relevamiento conviene considerar las “Pautas para el relevamiento etno-
lingüístico” de la investigadora argentina Emma Gregores (1967). Estas pautas
tienen como destinatario al investigador y están concebidas como guías orien-
tadoras para la recolección de información (por observación, charlas informa-
les y aun como insumo para entrevistas); a pesar de que muchas veces están
formuladas como preguntas, son preguntas para manejo del investigador; de
ningún modo responden al formato del cuestionario o la entrevista estructu-
rada, y en ese formato libre reside uno de sus mayores logros, sobre todo en el
trabajo con grupos minorizados.
A continuación se sintetizan algunos puntos centrales:
1. Límites y características del grupo: Límites externos (geográficos, tem-
porales) e internos (étnicos, lingüísticos, otros); características (habita-
cionales, u ocupacionales, de interacción).
2. Identificación del grupo: Autoidentificación; cómo se sigue siendo
miembro; cómo se deja de serlo.
3. Afiliación con otros grupos4 similares: Situación de amistad, de enfren-
tamiento, otros.
4. Afiliación con otros grupos: Asistencia a escuelas, servicio militar, docu-
mentación, aceptación de la autoridad provincial y nacional.
5. Abandono del lugar: Motivos, duración, épocas, destino, volumen de la
migración.
6. Roles que provee la comunidad: Identificación (roles indígenas, roles
no indígenas, el investigador). Sexo y edad. Transmisión.
7. Funcionamiento del lenguaje dentro del grupo: Este eje es el de mayor
desarrollo; a continuación se sintetizan sus puntos más importantes.
• Variedades lingüísticas (lenguas distintas, dialectos y estilos) que
se usan en el grupo; roles fundamentales; grado de conciencia de
los miembros del grupo sobre la identidad y relaciones de esas
variedades lingüísticas; prestigio; códigos derivados del lenguaje,
verbales o no.
• Tiempo y lugares que sirven de límites y contextos de los hechos
de habla; actos públicos y privados; eventos en los que el hecho
de habla es lo central, adjunto o instrumental la acción; contextos o
situaciones en las que no se habla.
• Participantes de los hechos de habla: Los parámetros a tener en
cuenta están vinculados con la calidad de la relación social entre
los participantes (simetría o asimetría) y los tipos resultantes:
padre-hijo; número; lengua o variedades que hablan; cantidad de
habla; tipos de relación social; reglas para el uso del habla según
los roles de los participantes.
• Temas de los hechos de habla.
• Medios, tonos y fines de los modos de habla.
• Roles lingüísticos que provee la comunidad (tipos; adjudicación
según edad, sexo, ocupación y estatus económico-social).
4 Gregores hace referencia a “grupos indígenas”; hemos realizados
modificaciones al esquema original para adaptarlo a nuestras necesidades.

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• Interrelaciones del comportamiento lingüísticos con otros aspectos
de la cultura
• Papel del habla dentro de la interacción social; comportamientos
y propiedades que acompañan los usos lingüísticos. El lenguaje y
el habla en el control social: importancia del “qué dirán”, la repri-
menda, la exposición verbal y pública de la falta, otros. Etapas de
la vida. Papel del habla en la definición de cada una.
• El papel del lenguaje en la educación: Educación lingüística según
sexo, estatus social; creencias sobre propiedades especiales del
habla infantil o que vinculen circunstancias del nacimiento de un
niño o características físicas con su habilidad verbal; existencia,
valoración, estímulo o desaprobación de la ‘media lengua”, reglas
de uso.
• Las formas literarias (criterios, literatura escrita).
• Actitudes evaluativas frente a los hechos lingüísticos.
- Evaluación de las variedades lingüísticos y los hechos de
habla (según el rol social, el sexo, la edad, la ocupación de los
hablantes, otros); los participantes (tipos según la cantidad o
calidad del habla); las habilidades verbales (bilingüismo, habla
figurada y alusiva, expresión elegante, cambios de timbre y/o
tono de voz y otros recursos expresivos en general, vocabula-
rio abundante, fluidez, habilidad para persuadir u obtener un
resultado positivo, creatividad, capacidad de invención); los
toles lingüísticos.
- Diferencias de criterios según las distintas culturas. Concepto
de corrección.
- ¿Hay valorización estética del habla más que del aspecto ins-
trumental o viceversa
- Exhibiciones públicas de competencia lingüística o discursiva.
• Creencias o categorizaciones locales respecto de la naturaleza y
origen del lenguaje y el habla.

Unidades lingüísticas
A partir del reconocimiento de que el habla es sistemática y, por lo tanto, se
puede estudiar, el objeto de la etnografía del habla, “consistente con su pers-
pectiva sociolingüística” (Bauman, Shetzer, 1975: 104), es el estudio del reper-
torio lingüístico de un grupo, en términos de sus usos y funciones en la vida
sociocultural.
Ya en los años setenta, Dell Hymes había afirmado que “en la búsqueda de la
estructura, de Saussure está interesado en la palabra; Chomsky, en la oración;
la etnografía del habla, en el acto de habla” (Hymes, 1971). El acto de habla es,
entonces, la unidad mínima de análisis de la etnografía del habla.
Los actos de habla (preguntar, responder, ordenar, afirmar, hacer un chiste,
entre otros) se van articular en un evento de habla, definido en términos de
Hymes como ‘aquellas actividades o aspectos de actividades directamente
gobernadas por reglas o normas para el uso del habla”. Eventos de habla son
una conversación, una conferencia, una pieza de oratoria, una narración. La

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unidad mayor es la situación de habla o situación comunicativa, que puede
estar constituida por eventos de habla distintos y por componentes comunica-
tivos lingüísticos. Son situaciones de habla una clase, una reunión familiar, una
ceremonia religiosa, una visita.
Dell Hymes identificó y definió los componentes del evento de habla»
• Escenario (tiempo y lugar —setting— y escenario psicológico —
scene—);
• Participantes (hablante, oyente, audiencia);
• fines (propósitos —end—, como resultados y como metas);
• forma y contenido del mensaje (act sequence);
• clave o tono (manera o espíritu como se ejecuta el acto de habla —
key—);
• canal (oral o escrito, telegráfico, etc.);
• formas de habla (lenguas o dialectos; códigos; variedades y registros);
• normas de interacción e interpretación, género.

Algunos conceptos claves del estudio etnográfico


Comunidad de habla. El habla es considerada aquí como un subrogado de toda
forma de lenguaje, incluyendo la escritura, la canción y el silbido, el tañido de
tambores, el toque de cuerno y otros similares. El concepto de comunidad de
habla es necesario y primordial porque postula como base de la descripción
una entidad más social que lingüística. Se comienza con lo social y se conside-
ran todas las variedades lingüísticas en ella presentes, antes de comenzar con
alguna de esas variedades.
De manera tentativa, una comunidad de habla se define como una comunidad
que comparte reglas para el manejo y la interpretación del habla y reglas de
interpretación de por lo menos una variedad lingüística. Ambas condiciones
son necesarias.
No basta con compartir las reglas gramaticales de la variedad. Puede haber
personas que hablan un inglés con una gramática que puedo identificar pero
cuyos mensajes se me escapan. Puedo desconocer lo que cuenta como
secuencia coherente, pedido, aserción que requiere una respuesta, tópico
requerido o prohibido, énfasis o ironía, duración normal del silencio.
El campo de la lengua y el campo del habla (emparentados con la noción de
campo social) pueden ser definidos como el espectro total de las comunidades
dentro de las cuales el conocimiento por parte de una persona de variedades
y reglas de habla lo capacita potencialmente para actuar comunicativamente.
Dentro del campo de habla debe distinguirse la red de habla, que comprende
los lazos específicos entre las personas a través de variedades y reglas de
habla compartidas.
En suma, la comunidad de habla de una persona puede ser, efectivamente una
única localidad o una porción de la misma; el campo de la lengua de una per-
sona estará delimitado por su repertorio de variedades; su campo de habla, por
su repertorio de modelos de habla. La red de habla de una persona es la unión
efectiva de los dos últimos.

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Situación de habla. Dentro de una comunidad se detectan rápidamente muchas
situaciones asociadas con el habla (o marcadas por la ausencia de ella). Tales
contextos de situación se describirán a menudo, naturalmente como cere-
monias, caza, comidas, hacer el amor y otras semejantes. A diferencia de los
eventos de habla, en sí no son gobernados por reglas. Una cacería, por ejem-
plo, puede abarcar tanto eventos verbales corno no verbales, y los eventos
verbales pueden ser de más de un tipo.
En una descripción sociolingüística, es necesario entonces abordar actividades
que de algún modo reconocible son vinculadas o integrales. Desde el punto de
vista de una descripción social general se las puede registrar como ceremo-
nias, viajes de pesca y otras análogas; desde los puntos de vista particulares
pueden considerarse como situaciones políticas, estéticas, etc., que sirven
como contexto para la manifestación de actividades políticas, estéticas, etc.
Desde el punto de vista sociolingüístico, pueden considerarse como situacio-
nes de habla.
Evento de habla El término evento de habla está restringido a aquella actividad
o aspectos de actividades directamente gobernadas por reglas o normas para
el uso del habla. Un evento puede consistir en un solo acto de habla, pero a
menudo comprenderá varios de ellos. Así como una ocurrencia de un sustan-
tivo puede ser a su vez el total de un sintagma nominal y el total de una oración
(por ejemplo, “¡Fuego!”), del mismo modo un acto de habla puede ser el total
de un evento de habla y de una comunicación de habla. Sin embargo, es más
frecuente encontrar una diferencia de magnitud: una fiesta (situación de habla),
una conversación durante la fiesta (evento de habla), un chiste dentro de la
conversación (acto de habla). Sobre los eventos y los actas de habla se suelen
escribir reglas formales de sus ocurrencias y características. Pero obsérvese
que un mismo tipo de acto de habla puede tener lugar en diferentes tipos de
eventos de habla, y un mismo tipo de evento de habla, en diferentes contextos
de situación. Así, un chiste (acto de habla) puede estar incrustado en una con-
versación privada, una conferencia. Una conversación privada puede darse en
el contexto de una fiesta, un servicio fúnebre o una pausa al cambiar de lado
en un partido de tenis.
Acto de habla Es el término mínimo del conjunto recién discutido, como lo indi-
can las observaciones hechas arriba sobre las eventos de habla. Representa
un nivel distinto de la oración, y no identificable con ninguna parte aislada u
otro nivel gramatical, como tampoco con segmentos de ningún tamaño parti-
cular definidos en términos de otros niveles de la gramática. El hecho de que
una emisión tenga el estatus de una orden puede depender de una fórmula
convencional (“Por este acto ordeno a Ud. que abandone este edificio”), de
la entonación (“¡Te vas!”, ¿Te vas?”), de la posición dentro de un intercambia
conversacional (‘‘Hola”) o de la relación social entre las dos partes.
Estilo de habla El estilo se ha enfocado a menudo como cuestión de frecuencia
estadística de elementos ya dados en la descripción lingüística o como des-
viación de alguna norma dada por esta descripción. Pero los estilos también
dependen de juicios cualitativos de pertinencia, y, a menudo, deben describirse
en términos de selecciones que se aplican al discurso en su globalidad, como
es el caso del uso honorífico en japonés (Cawley, 1968: 136); es decir, existen
patrones de habla consistentes que atraviesan los componentes gramaticales
(fonología, sintaxis, semántica) o que operan dentro de uno de ellos indepen-
dientemente de las restricciones que normalmente se describen para él. Whorf
prefigura esto en su concepto “maneras (fashions) de hablar’’.
Modos de hablar. Se emplea modos de hablar como una suerte de término
primitivo, como el término más general. El meollo de este concepto es la idea

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regulativa de que el comportamiento comunicativo dentro de una comunidad es
analizable en términos de determinados modos de hablar, que la competencia
comprende en parte un conocimiento de determinados modos de hablar. Pro-
bablemente las comunidades difieran ampliamente en los rasgos en términos
de los cuales se organizan básicamente sus modos de hablar.

La variación sociolingüística y los procesos de escolarización

Lenguaje en uso5

La sociolingüística estudia las variaciones


que sufre el lenguaje en cada uno de los
contextos en que es utilizado. A menudo,
escuchamos de usuarios comunes del
lenguaje expresiones acerca del habla de
otros. Por ejemplo: “X tiene un lenguaje
muy poco cuidado”; “por favor, ¿podés
cuidar un poco tu lenguaje (o la boca)”;
“ese lenguaje no es adecuado para el aula,
esto no es una cancha”; X vive diciendo
malas palabras, es muy malhablado”; “es
muy difícil entender el lenguaje de los
adolescentes”.

Todas estas ideas resultan parciales, cuando no prejuiciosas, en tanto parten


de una idea de la lengua prescriptiva y no científica. No nos escandalizamos
ante ellas pero es necesario aclararlas desde una perspectiva sociolingüística.

Es frecuente que cuando pensamos en la enseñanza escolar de la lengua


materna partamos de una idea de homogeneidad de la propia lengua, en nues-
tro caso, el español. Es decir, tendemos a pensarlo “lo suficientemente homo-
géneo” como para poder intercomunicarnos con hablantes de otros países
hispanohablantes. Del mismo modo, en general, las ramas de la lingüística y
los estudios sobre el lenguaje (gramática, semántica, psicolingüística, etc.)
construyen un objeto a partir de lo homogéneo, es decir, trabajan con lo regular
y constante en el lenguaje y las lenguas. Frente a ellas, la sociolingüística tra-
baja con las diferencias y explicar su porqué.

¿Qué es lo que varía en las lenguas?

Para comprenderlo, debemos retomar una definición de lenguaje. Citaremos


en esta oportunidad a Sapir, lingüista y antropólogo norteamericano, quien lo
define como “un método exclusivamente humano, y no instintivo, de comunicar
ideas, emociones y deseos por medio de una sistema de símbolos producido
de manera deliberada”. Por supuesto, la definición se opone radicalmente a
pensar el lenguaje y las lenguas como producto de una capacidad innata y
natural de la especie. Lo que rescata es su valor como producto de una cul-
tura determinada y relativo a ella. Si pensamos en una comunidad hablante,
se supone que el “método” de comunicación es el mismo para todos los seres
5 Extracto y adaptación realizados por Clara Cacciavillani sobre la
siguiente fuente: Raiter, A. “Capítulo 1: Presentación y definición” en Lenguaje
en uso, Bs. As., A-Z, 1995.

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humanos. Salvando las diferencias entre idiomas, tendemos a suponer en
nuestra vida diaria la uniformidad esencial de las formas utilizadas en el len-
guaje. Por ello, lo habitual de expresiones como las que inician este capítulo,
en las cuales los hablantes expresan su actitud ante la diferencia, problema
de la Sociología del lenguaje. A pesar de esa creencia común, es un hecho
fácilmente comprobable que los diferentes usuarios de un idioma como el
español por ejemplo, no usamos todos y en todo momento las mismas formas:
el lenguaje utilizado varía de un hablante a otro y en función de las diversas
situaciones.

Desde la sociolingüística, existe un interés teórico y uno práctico por el estu-


dio de las diferencias. El primero se relaciona con comprender qué es y cómo
funciona el lenguaje; el segundo implica poder actuar cuando las diferencias
constituyen un problema, cuando esto deba ser abordado y comprendido lin-
güísticamente.

Revisión de la definición de lengua

Cuando Ferdinand de Saussure delimita el objeto de la Lingüística, se pre-


ocupa por tomar a la lengua como norma de todas las demás manifestaciones
lingüísticas, en tanto ella constituye la parte homogénea del lenguaje. Precisa-
mente, descarta del conjunto heteróclito de hechos que componen el lenguaje,
todo lo que no sea homogéneo, como el habla. La lengua, como sistema de
signos, implica definir ese aspecto invariable y abstracto, antes de estudiar la
puesta en acto. Delimitada como el componente social del lenguaje, la lengua
se forma con la sumatoria de todas las acuñaciones cerebrales de cada uno de
los miembros de una comunidad. Así pensada, parece funcionar como un todo
uniforme y único. Las expresiones individuales y originales pertenecen al habla
y no integran el objeto lengua.

El acto fundacional de la lingüística científica parece haber condicionada esa


mirada sobre el fenómeno lingüístico como un todo homogéneo. El estructura-
lismo tomó como punto de partida las regularidades y las uniformidades y esa
perspectiva impregnó toda la primera mitad del siglo XX.

La sociolingüística parte de un principio diferente: no solo toma al habla como


objeto de estudio principal sino que considera que la variación está contenida
en el propio sistema de la lengua. Si hay algo realmente constante en todas las
lenguas es que ellas varían. Varían de un individuo a otro, de un grupo a otro,
de una generación a otra, de una situación a otra. El estudio de esta variación
es la que completa la comprensión sobre el lenguaje y su funcionamiento
social.

Lengua, dialecto y sociolecto

La lengua es un objeto definido a los fines de construir una ciencia teórica. En


tal sentido, constituye una abstracción que no tiene existencia real en el uso
de los hablantes. Por eso, no diremos tanto que los habitantes de Argentina
hablamos una lengua sino un dialecto. Como plantean algunos autores, dia-
lecto y lengua son conceptos relativos (Coseriu, 1962). Pensemos que aunque
compartamos el español como idioma, basta con desplazarnos por el territorio
de nuestro país para comenzar a notar diferencias. Estas se profundizan si
nos trasladamos a otro país hispanohablante. Se conoce nuestra manera de

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hablar como variedad del español rioplatense. Aunque en la línea que venimos
planteando, profundizamos más, de una región a otra, o de una provincia a otra
encontramos diferencias que exceden la manera de hablar propia del español
de Buenos Aires. Por ello, debemos operar con una serie de definiciones:

Dialecto: llamamos así al conjunto ordenado de formas lingüísticas que utili-


zan, en forma más o menos ideal (menos ideal que la lengua pero más ideal
que lo real), todos los miembros de una comunidad lingüística para la comuni-
cación recíproca.

Comunidad lingüística: conjunto de hablantes de un mismo dialecto, que


ocupan una determinada región geográfica.

Sociolecto: conjunto ordenado de formas que parte de una comunidad lingüís-


tica, diferenciada socialmente del resto (por su edad, formación, profesión),
utiliza para comunicarse entre sí, y que mantiene diferencias identificables con
el dialecto general de la comunidad.

Dialecto, norma y lengua estándar

Lengua estándar o dialecto estándar es un dialecto que ha sido elegido por


cuestiones políticas como la lengua oficial de una nación o como una de las
lenguas oficiales. No existe ningún motivo lingüístico para preferir un dialecto a
otro: son cuestiones socio-históricas, culturales o políticas las que determinan
la elección de uno u otro. En tal sentido, no existen formas de hablar mejores
o peores, ningún dialecto es inferior a otro. Todos son aptos para su principal
función: ser el instrumento de comunicación de una comunidad. Un dialecto
puede estar más difundido que otro, ser el instrumento de las leyes y la ense-
ñanza o sólo de la comunicación familiar, poseer una literatura reconocida o no
haberla desarrollado, pero el predominio de uno sobre otro no es una cuestión
interna a las formas lingüísticas que forman su conjunto, sino que dependerá
de esos factores externos.

Asociado con esta noción de estándar encontramos la de norma lingüística,


que constituye un intento de fijar las formas que se consideran regulares en
un dialecto. En un sentido amplio, podemos decir que cada grupo social posee
su propia norma de uso: las formas regulares o ”normales” para ese grupo. En
un sentido estricto, la norma lingüística se basa en las formas regulares para
la comunidad en general y para ello se basan en la norma de uso del grupo
predominante, considerado culto o dirigente. Se intenta fijarla en el tiempo y
difundirla en el espacio. En este sentido, la norma sirve de base para la con-
formación de la lengua o dialecto estándar. Fuera de esa norma quedan las
formas que se consideran “vulgares” o “extrañas”. Si bien la noción de norma
es un concepto descriptivo, de algún modo se constituye sobre las formas
elegida como el “buen hablar” o “buen escribir”. Es necesario distinguir dos
conceptos aledaños a los de norma:

Norma culta: pautas utilizadas por determinado grupo social que ha adqui-
rido determinado nivel de educación, las que prefieren los escritores u otros
referentes culturales. La comunidad las reconoce como válida, pero no nece-
sariamente coincide con la norma general, la difundida por la escuela y la
administración pública.

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Norma de prestigio: remonta a las formas que una importante porción de
hablantes de una comunidad reconoce como correctas, independientemente
de que las use o sean las oficialmente reconocidas o las consideradas cultas.

Variación

Este concepto central en la sociolingüística se refiere a una diferencia de


formas frente a las estándar o de prestigio. La variación puede afectar a cual-
quiera de los niveles de la lengua:

1- El fonológico: la pronunciación de determinado fonema o grupo


de fonemas, por ejemplo, la caída de –s al final de la palabra, o la
pronunciación incompleta de un grupo consonántico (do´tor).

2- El morfológico: se prefiere una forma a otra, por ejemplo, la conju-


gación tendría frente a tuviera, o vos frente a tú.

3- Léxico: se utiliza una palabra en vez de otra sinónima: manta/fra-


zada; auto/coche/carro.

4- Sintáctico: se prefiere una orden diferente en la oración: ¿qué


opinás (vos) del gobierno?/¿qué tú opinas del gobierno?

La sociolingüística tiene por objetivo el estudio sistemático de la variación.

Escolarización: la norma y la uniformidad6

Hemos mencionado arriba que tendemos a pensar como homogéneas a las


comunidades lingüísticas. Probablemente esto ocurra porque nosotros mismos,
como hablantes de escolaridad avanzada, podemos comprender sin dificultad
la mayoría de las formas empleadas dentro de nuestra comunidad y sabemos
utilizar diferentes formas en nuestra producción en función de la exigencia de
diversas situaciones. Por otra parte, al comprender formas que consideramos
como extrañas a nosotros y no utilizarlas, reafirmamos que las formas usuales
y correctas son las propias. Con esta misma actitud la escuela plantea muchas
veces la enseñanza de un dialecto único.

Analizar el dialecto que se emplea en la educación supone analizar diferentes


problemas.

Gran parte del discurso pedagógico, en especial el que pertenece a las asig-
naturas “científicas” y en los textos escritos, se acerca al discurso científico.
Encontramos algunas marcas de él: una redacción en tercera persona que
procura borrar las marcas gramaticales del emisor y del receptor (1ª y 2ª per-
sona respectivamente), presentando un texto sin lugar a fisuras, que no permite
la discusión ni para una opinión que no sea la del autor: es el género que se
pretende como el único verdadero.

Cuando estas características se presentan también en los textos de Lengua,

6 Extracto y adaptación realizados por Clara Cacciavillani sobre la


siguiente fuente: Raiter, A. “Capítulo IV: Estudios macrosociales del lenguaje”
en Op. Cit.

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pueden resultar molestas para los alumnos quienes seguramente tienen una
opinión respecto de su propia manera de hablar.

A su vez, las diferentes maneras de hablar de los docentes crean señales


contradictorias para los alumnos dentro del discurso pedagógico, sobre todo
cuando algunos docentes, como los que proceden de humanidades, cuidan
celosamente las formas de hablar y escribir, corrigiendo en función a sus alum-
nos, y otros no lo hacen.

Los textos de Lengua pretenden seguir las normas de la Real Academia Espa-
ñola, adaptadas a las características del dialecto propio de la comunidad, o
siguen norman que consideran “correctas” aunque no estén consagradas por
la Academia.

El problema principal es que no tenemos acuerdo generalizado acerca de


las formas de nuestro dialecto: como dijimos, cada hablante entiende que su
propio dialecto es suficientemente representativo, por lo que en general los
docentes enseñamos con él y en él. No sólo no coinciden entre sí los diferentes
textos escolares, sino que los ejemplos de selección de lecturas presentadas,
ejemplos de autoridad y prestigio en el uso tampoco lo comparten.

Las formas lingüística sutilizadas en los textos escritos no son ni del todo
ajenas ni del todo afines a los grupos en proceso de escolarización. Una
observación es segura: esas formas serán más cercanas para los alumno que
provengan de hogares con padres con mayor nivel de escolaridad y del mismo
grupo generacional que los docentes o los autores; será a su vez más distante
para los alumnos provenientes de hogares de las clases económica y social-
mente menos favorecidas y/o con interferencias de dialectos no derivados vin-
culados con el español: para estos grupos de alumnos, el dialecto de los textos
puede resultar muy extraño y ajeno.

Pretendemos que el proceso educativo se oriente a grupos de educandos que


manejan y/o son competentes en un único dialecto, lo que es falso, como es
falso también que los docentes en conjunto e individualmente emplean una
sola forma de hablar y que esta coincide con los libros de textos. Por otro lado,
pretendemos ignorar que los alumnos manejan sociolectos diferentes, entre
ellos, frente a la institución y frente a los docentes utilizan formas muy distintas.

Así pues, el problema principal en los procesos educativos, en lo que al uso


de la lengua se refiere, es suponer que emplea un único dialecto y que este
es homogéneo. Tampoco se prevén dificultades diferentes para alumnos que
inician su entrenamiento en el código lectoescrito español, si se quiere, en el
dialecto rioplatense, y provienen de hogares bilingües o con fuertes interferen-
cias dialectales, no propias de nuestra región.

Escuela y políticas lingüísticas

Queda a cargo del Estado fijar una o varias políticas lingüísticas paralelas a las
políticas educativas, para ofrecer solución a los problemas citados.

Política lingüística alude a un conjunto de leyes, disposiciones, decretos y


medidas que toma normalmente el Estado o instituciones anexas a él en este
sentido, en relación con el o los dialectos presentes en su territorio y con la
enseñanza de la o las lenguas oficiales o reconocidas. La política lingüística se
basa en el conocimiento lingüístico pero implica actuar conscientemente sobre

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el dialecto para alcanzar algún objetivo, por ejemplo, nacional.

Por ejemplo, históricamente, en América Hispana cada Nación hizo de la


unidad lingüística una identificación con la unidad nacional y se utilizó para ello
el español. La gran inmigración en Argentina a comienzos del siglo XX movilizó
bastante ese panorama. El español siguió siendo la lengua oficial, aunque se
renovó el dialecto estándar. Pero una cuestión es segura: mantener la “lengua
nacional” ya había implicado proscribir las lenguas autóctonas.

La implementación de una política lingüística


implica adoptar normas de buen decir y escri-
bir, elegir formas correctas frente a las defini-
das como incorrectas e implica un esfuerzo
desesperado para evitar el cambio lingüístico.
En tal sentido, las gramáticas normativas,
como la de la Real Academia Española (RAE),
son expresión de una política lingüística. Si el
Estado las adopta, se rechaza lo extranjero y
lo vulgar, en tanto son clasistas o elitistas. Esta
actitud excesivamente conservadora le valió a
la RAE el rechazo y la crítica en América. Por
ello ha debido adoptar una actitud más abierta
a la “norma panhispánica”.
Una observación se hace necesaria: la lingüística estudia el lenguaje; el trabajo
del lingüista debe ser juzgado por su calidad científica; una política lingüística
es política y, como tal, se juzga por sus resultado: la ejecución de una política
dialectal no es responsabilidad del científico quien solo describe y explica un
estado de lengua o dialectal.

Los investigadores deberían ser asesores de los organismos y personas que


están en condiciones de tomar decisiones pero la responsabilidad de la política
adoptada es responsabilidad de esos organismos del Estado. El lingüista será
responsable de la propia investigación lingüística y de las instancias acadé-
mico-científicas de evaluación.

Es de observar que las políticas lingüísticas existen por acción u omisión. No


actuar es permitir que otros actúen libremente. En nuestro país, tradicional-
mente el Estado se ha dedicado teóricamente a la definición del español como
lengua oficial y a supervisar los textos de estudio de los niveles primario y
secundario.

Sin embargo, si bien organismos como el


COMFER intervienen de manera esporádica para
definir qué formas son aptas para el uso de radio
y televisión, o el ente de Calificación Cinemato-
gráfica lo hace para las películas, la mayoría de
las veces son los particulares quienes definen
las formas correctas e incorrectas, adecuadas e
inadecuadas.

En los medios masivos la inacción del Estado ha hecho que las políticas
lingüísticas sean definidas y ejecutadas sin acuerdo entre los miembros de la
comunidad y sin conocimientos específicos, por responsables de las áreas
comerciales u otras.

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Entonces, tenernos una política contradictoria que norma sobre las únicas
formas correctas dentro del sistema educativo elemental y medio, mientras per-
mite otras para otro tipo de eventos comunicativos y otros niveles educativos
que también están bajo su supervisión. Y la normativa de la escuela insiste en
formas en desuso, extrañas tanto a docentes como a alumnos.

Basil Bernstein y la teoría de los códigos7

Códigos, contextos y base semántica

“Cuanto más sencilla sea la división social del


trabajo, más específica y local sea la relación
entre un agente y su base material, más directa
será la relación entre los significados y una base
material específica y mayor la probabilidad de
un código restringido. Cuanto más compleja sea
la división social del trabajo y menos específica
y local sea la relación entre un agente y su base
material, más indirecta será la relación entre los
significados y una base material específica y
mayor la probabilidad de un código elaborado”
(BERNSTEIN: 1993,114)

La sentencia de Basil Bernstein resulta simple si ignoramos el recorrido que


abarca previamente. Ese camino se inicia luego de la observación de que
algunos niños “fracasan” en la escuela debido a la falta de continuidad, la
“discrepancia” entre sus prácticas comunicativas espontáneas y las prácticas
especializadas exigidas por la escuela. La pregunta por la causa de tal fracaso
no se resuelve en la falta de coeficiente intelectual, como podría pensarse, sino
que encuentra respuesta en la estructura social.

En este sentido, Bernstein aplica el término de “código”- que no es equiparable


a la categoría lingüística de dialecto ni a la de registro- a sistemas reguladores
de las prácticas de conducta, de los significados y de los mensajes legítimos,
que establecen un orden de relevancia de los significados. Entonces, regre-
sando a nuestro punto de partida, se observa que los alumnos de clase traba-
7 Cacciavillani, Clara: “Acerca de Basil Bernstein y la teoría de los
códigos”, evaluación realizada en el marco de la Carrera de Especialización
en Enseñanza de la Lengua y la Literatura, Módulo I: Sociolingüística, FFyH,
Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 2005, (inédito). Se elaboró sobre
la siguiente bibliografía:
Bernstein, B. La estructura del discurso pedagógico. Madrid. Morata. 1993.
-------------------- Pedagogía, control simbólico e identidad. Teoría, investigación y
crítica. Madrid. Morata. 1998.
Bourdieu, P.¿Qué significa hablar? Madrid. AKAL. 1985.
------------------- . “Lo que quiere decir hablar” en Sociología y cultura (Interven-
ción durante el congreso de la AFEF). Limoges. 1977.
Cook-Gumperz, J. La construcción social de la alfabetización. Barcelona.
Paidós. 1988.
Halliday, M.A.K. El lenguaje como semiótica social. México. F.C.E. 1982.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.192


jadora, en el contexto de la sociedad británica de los años sesenta, fracasan en
el sistema educativo porque sólo dispondrían de un código restringido, frente
a la situación de los alumnos de clase media, que tienen la posibilidad de
ascender, incluso a niveles de educación superior, pues poseerían un código
elaborado.

En qué consiste cada código ameritó sucesivas redefiniciones por parte del
autor ya que, en principio, no resultó suficiente una caracterización lingüística
de los mismos8. La dificultosa búsqueda de indicadores léxicos, morfológicos y
sintácticos inmediatos no era pasible de investigación y no tenía en cuenta un
elemento que sí contemplará la redefinición que Bernstein realiza, vinculando
los códigos con la base semántica.

Esta base no es sino aquella que configura la división social del trabajo y las
relaciones entre agentes que dependen de ella. De este modo, en una primera
reformulación, se incorporó la noción de contexto: la base semántica de los
códigos consiste en significados que se relacionan con el contexto (Bernstein,
1993: 102); en el caso de los códigos restringidos, los significados son de
tipo particular y son más dependientes de un contexto local, mientras que en
el caso de los códigos elaborados, los significados son de tipo universal y se
independizan más del contexto.

En los sucesivos replanteos de la tipificación de los códigos, la teoría de


Bernstein, al igual que la de Halliday, identifica cuatro contextos críticos para
la socialización del niño dentro de la familia, contextos que se proyectan a la
escuela (ver en Glosario: Microfunciones del lenguaje): el regulador, por el
cual el niño aprende las normas morales; el instructivo, por el cual se aprende
acerca de los objetos del mundo; el interpersonal, por el cual se interiorizan
las relaciones con el otro; y el imaginativo, que invita a quien aprende a crear
mundos posibles. Un código se configuran como elaborado o restringido por la
regulación que realiza sobre estos cuatro contextos o, por lo menos, de los dos
primeros.

Así, en los albores de la tesis del código se diferenciaba entre orientaciones


restringidas y elaboradas en términos de significados implícitos o explícitos,
dependientes e independientes del contexto, respectivamente. A la vez, la
teoría superó el primer intento de definir los códigos en términos de índices
lingüísticos exclusivamente - ya que estos resultaban difíciles de operativizar y
apartaban los códigos del contexto - y se acercó a una definición semántica,
contextual.

Finalmente, Bernstein (1993) dirá que “código es un principio regulador, adqui-


rido en forma tácita que selecciona e integra significados, formas de realiza-
ción y contextos evocadores relevantes” (p. 107). El remarcado es nuestro y
con él queremos destacar la función del código como regulador de las rela-
ciones entre contextos y, a través de esas relaciones, como regulador de las
relaciones que ocurren dentro de los contextos.

El planteo anterior nos conduce a dos categorías de la tesis de Bernstein,

8 En un principio, se definía el código elaborado como aquel que pre-


sentaba combinaciones sintácticas imprevisibles, una posibilidad más amplia
en este nivel. Luego queda claro que el código no es sencillamente un “manera
de hablar” diferente, como podría serlo el dialecto (según lo que el sujeto es)
o el registro (según lo que el sujeto hace). La evolución de esta categoría se
explica avanzando en nuestro texto.

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acerca de las cuales reflexionaremos también más adelante: la clasificación
y el enmarcamiento. Puesto que el código regula las relaciones entre contex-
tos, debe generar los principios para diferenciar uno de otros. A esto llamare-
mos “clasificación”. Además, por otra parte, el código también debe generar
los principios para la creación y producción de las relaciones especializadas
dentro de cada contexto. A esto llamaremos “enmarcamiento”.

En otros términos, la clasificación establece reglas de reconocimiento que


permiten distinguir y reconocer el carácter especial que constituye un contexto,
mientras que el enmarcamiento brinda reglas de realización que regulan la
creación y producción de las relaciones internas especializadas de ese con-
texto determinado. Que un sujeto posea diferente código implica que posee
diferentes reglas de reconocimiento y realización. De modo que un código
elaborado es el que permite distinguir claramente entre contextos relevantes.
Además, las reglas que regulan la comunicación dentro del contexto recono-
cido, le permitirán al sujeto producir una comunicación legítima: él sabrá qué
decir (la “voz” de la clasificación”) y cómo decirlo (la “forma del mensaje” del
enmarcamiento) en ese contexto, podrá integrar significados relevantes con
contextos relevantes, y producirá, en consecuencia, textos relevantes.

En esta instancia de los replanteos del autor, una serie de estudios sociolin-
güísticos demostraron que, más allá de producir textos con diferencias lin-
güísticas - más pausas, y menos redundancia en niños de clase media; menos
pausas y más repeticiones en niños de clase trabajadora - era de observar que
los primeros eran, en definitiva, más sensibles a las diferencias de contexto y
a las reglas de reconocimiento y producción. A partir de allí, podían orientar
los significados dependiendo de lo que el contexto exigiera, es decir, pensar y
hablar con una orientación elaborada o restringida.

Clasificación y enmarcamiento: categorías para traducir las relaciones de


poder y control al interior de las agencias de transmisión cultural

Para aclarar la última cuestión planteada, es necesario observar que, si uno


distingue a los alumnos como portadores de un código elaborado o restringido,
ello no implica que pueda hablarse de formas de comunicación eficientes o
ineficientes en sí, sino que la escuela, como agencia cultural, traslada hacia
adentro las relaciones de poder externas a ella, legitimando o deslegitimando
conductas, entre otras, las comunicativas.

De manera más específica, los principios de la sociedad de clases actúan


sobre la escuela y ésta validará o invalidará, guiada por esos mismos princi-
pios, la forma de hablar de los agentes al interior de ella. Específicamente,
Bernstein se preocupó por analizar cómo la escuela, en tanto agencia de trans-
misión cultural, traduce las relaciones de poder a relaciones estructurales y los
procedimientos de control, a principios de comunicación. Finalmente, llegará
a la conclusión de que la distribución del poder mantiene, reproduce y legi-
tima las posiciones de cualquier división del trabajo, ya sea tanto la modalidad
de educación como la de producción, la organización familiar o la división de
géneros (Bernstein, 1993: 104). Señala el autor:

“Cualquier posición, en una división del trabajo, es función


de las relaciones entre posiciones que vienen dadas por el
grado de aislamiento que define y regula el grado de espe-
cialización (diferencia) de una posición. Así, si se produce
un aislamiento fuerte, las posiciones tendrán identidades no

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.194


ambiguas, límites definidos, prácticas especializadas. A la
inversa, si el aislamiento es débil, las identidades serán más
generalizadas, los límites menos claros y la prácticas más
integradas (Bernstein, 1993: 105).”

Ese principio de división del trabajo que aísla posiciones Bernstein lo llama,
precisamente, “clasificación”. De ella depende que la distribución del poder
se sostenga, que el orden social dentro de la agencia se mantenga y que las
contradicciones en el nivel del agente se supriman. La clasificación establece,
como ya mencionamos, la voz, los límites del potencial comunicativo legítimo,
ocultando, a la vez, el carácter arbitrario de la división y esas relaciones de
poder, al otorgarles una apariencia de naturalidad (Bernstein, 1998:39).

Por otra parte, las relaciones sociales están sujetas a principio de control que
regulan las relaciones sociales. Específicamente, en la escuela, los principios
de control regularán las relaciones pedagógicas entre transmisor y adquiriente.
Será la categoría de “enmarcamiento” en la cual se localizará el control sobre
las reglas de comunicación, en otros términos, la regulación de la forma del
mensaje legítimo.

Por ejemplo, en los sistemas escolares que Bernstein bautiza como “peda-
gogías visibles” la división entre asignaturas es clara (con un curriculum tipo
colección), los roles y posiciones de docentes y alumnos fijos, aislados, iden-
tificados (la clasificación es fuerte). A la vez, los ritmos y secuencias están cla-
ramente preestablecidos (sistema de reglas del orden discursivo), a la vez que
también son claras la apariencia y posición de los agentes (sistema de reglas
del orden social dentro del enmarcamiento) (Bernstein, 1998: 45). A la inversa,
en las pedagogías invisibles la clasificación y el enmarcamiento son débiles.
No obstante, es importante destacar que tanto en un caso como en otro está
presente la traducción de los principios de la división del trabajo externa a la
escuela:

“El poder y el control se transforman en reglas de comunica-


ción e interpretación legítimas, a través de la adquisición de
valores de clasificación y enmarcamiento. También se adquie-
ren el desafío y la oposición (Bernstein, 1993: 105).”

Por ello, cualquier transformación en la estructura externa modifica la interna


de la agencia. Si cambia la distribución del poder, se modifica el grado de
aislamiento entre las categorías (profesores, alumnos, asignaturas, discursos,
contextos, práctica), así como también el grado de aislamiento de la propia
agencia de otras (escuela/comunidad, escuela/Estado, escuela/trabajo), lo que
determina un valor externo de la clasificación. Si cambian los procedimientos
de control, varían las relaciones sociales de la práctica pedagógica, es decir, la
localización del control sobre la selección, secuencia, ritmo y principio comu-
nicativos. A decir de Bernstein (1993) “las variaciones en o cambios de poder y
procedimientos de control se traduce en el fortalecimiento o debilitamiento del
principio de clasificación ( + ) y de enmarcamiento ( + )” (p. 106).

Código, clasificación y enmarcamiento


Una vez explicadas las categorías de clasificación y enmarcamiento y la rela-
ción entre ellas, exponemos nuevamente la redefinición del código que hace
el autor: el código regula las relaciones entre contextos (clasificación) y las
relaciones dentro de los mismos (enmarcamiento).

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 195


La distinción entre códigos elaborado y restringido no será ya sólo lingüística ni
semántica en un sentido sencillo (es decir, no en el sentido de mayor o menor
independencia del contexto inmediato, pero sí entendiendo que la semántica
siempre regula la realización lingüística y en términos de relación específica
con la base material).

Por un lado, poseen un código elaborado aquellos que son sensibles a la


clasificación y enmarcamiento de los contextos; por otro, poseen uno restrin-
gido aquellos que no son sensibles a tales reglas de reconocimiento entre y
de realización dentro. De modo más ilustrativo, en una serie de experimentos y
pruebas a niños se observó que su diferencia no consistía en una diferencia de
facilidad o capacidad cognitiva, sino de reglas de reconocimiento y realización
utilizadas por ellos para leer el contexto, seleccionar su práctica interactiva y
producir sus textos de acuerdo a lo que ese contexto demandaba, según se
percibiera como más o menos clasificado y enmarcado.

En general, los niños de clase media apreciaban como de una clasificación


y enmarcamiento fuertes contextos que en apariencia no lo eran (que se le
presentaban como “libres”). Sus pares de clase trabajadora no eran sensibles a
tales reglas y escogían la opción ofrecida localmente, no especializada, de -C
y –E, que es la más cercana a las prácticas cotidianas.

La escuela se caracteriza, en general, por unos C y E fuertes - por lo menos,


así es su clasificación externa-. Ésta regula las reglas de reconocimientos que
requiere su código, lo cual actúa de forma selectiva sobre los significados, las
realizaciones y las prácticas de los niños que ella legitima (Bernstein, 1993:
112), incluso cuando C y E se debilitan (este es el caso de las pedagogías
invisibles que también consagran el fracaso de la clase trabajadora ya que ni el
niño ni el adulto pueden saber qué le falta al alumno para lograr los objetivos
que la escuela propone o, de todas formas, él se encontrará con un esquema
totalmente diferente en el nivel superior, y éste le resultará más difícil de soste-
ner).

Códigos, clases sociales y escuela


En un apartado especial, Bernstein se dedica a describir la especial vincula-
ción entre las relaciones de clase y la distribución de los códigos. En el caso
de la escuela, ya hemos anticipado que, como agencia de transmisión cultural,
traduce las relaciones de poder y control externas en relaciones internas y ente
agencias. Ahora bien, si la escuela regula el discurso legítimo, reproduce un
orden de significados relevantes, es decir, privilegia significados que confieren
privilegios a lo hablantes (Bernstein (1993) habla de relaciones referenciales
privilegiadas y privilegiantes (p.108)).

Ello se deriva de la distinción entre órdenes de significado directamente vin-


culados con una base material específica y aquellos en los que la relación es
más indirecta y menos específica. Tal formulación le permite al autor vincular
más claramente la distribución de los códigos con las clases sociales y, de esa
manera, plantea lo que citamos en nuestro epígrafe: “cuanto más sencilla sea
la división social del trabajo y más específica y local sea la relación entre un
agente y su base material, más directa será la relación entre los significados y
una base material específica y mayor la probabilidad de un código restringido”.

A la vez, “cuanto más compleja sea la división social del trabajo y menos
específica y local la relación entre un agente y su base material, más indirecta

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.196


será la relación entre los significados y una base material específica y mayor
la probabilidad de un código elaborado” (Bernstein, 1993: 104). El grupo que
domina el principio de la división social del trabajo determina la medida en que
las posiciones dentro de esa división dan acceso a orientaciones de código
especializadas (Bernstein, 1993).

Dentro del esquema de sociedad de clases, es probable que las posiciones


sean fijas y no transferibles. Así, los trabajadores manuales, por su vinculación
directa con la producción de bienes, serán acreedores de un código restrin-
gido, mientras que los planificadores acreditarán un código elaborado debido a
su vinculación con el control de la producción de bienes simbólicos.

La base económica social determina la conciencia a través de sistemas semió-


ticos que los agentes adquieren en sus prácticas sociales y que, a su vez,
generan nuevas prácticas de conducta. Pero, en definitiva, es esa localización
fija la que hace de un código restringido y de otro, elaborado. Vale decir que
no puede afirmarse que el código restringido sea ineficiente en sí, sino que las
relaciones de macropoder que ubican al sujeto en una posición lo hacen ser de
tal manera. En tanto la escuela traduce ese orden de la división del trabajo y de
la distribución del poder y el control, reproduce la desigualdad legitimando o
deslegitimando a los sujetos según su posición social previa.

La sociolingüística y sus aportes para la revisión crítica de la ecuación


fracaso lingüístico = fracaso escolar

Debemos dirigir nuestra atención más allá de las


formas del lenguaje […] hacia el significado y
la función social […] es necesario pensar en el
lenguaje como significado y no como estructura.
[…] Pero, del mismo modo en que el elemento
lingüístico en el fracaso no puede reducirse a una
cuestión de formas lingüísticas, tampoco puede
reducirse a una cuestión de actitudes hacia esas
formas y hacia los estereotipos que de ellas resul-
tan; ese fracaso no puede reducirse de ninguna
manera a un concepto de fracaso lingüístico.
(Halliday, 1985: 142).

La Sociolingüística instala la atención sobre el significado y la función social


del lenguaje. En este sentido, este objeto no es estudiado intraorgánicamente
como una forma, sino en su aspecto de conducta desempeñada por los hom-
bres en un medio social (perspectiva interorgánica).

Cuando indagamos acerca de la relación lenguaje- sociedad y nos ubicamos


dentro de este paradigma teórico, podemos revisar críticamente el planteo de
aquellos que consideran que existe una relación directa entre fracaso lingüís-
tico y fracaso escolar, es decir, que atribuyen a las “deficiencias” lingüísticas la
responsabilidad de este último.

Una perspectiva sociolingüística permite disolver tal vínculo causal (o tal rela-
ción de identidad) puesto que, si bien el lenguaje es un factor fundamental en

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 197


la socialización del niño, las causas del fracaso escolar deben ser buscadas en
su raíz social.

Por otra parte, con respecto al lenguaje, no resulta suficiente analizarlo en su


estructura externa, sino que es necesario profundizar en su aspecto socio- fun-
cional y significativo para descubrir qué lugar ocupa en ese proceso particu-
lar de socialización que se da en los contextos escolares. Señala al respecto
Halliday:

“El fracaso educativo es en realidad un problema social, no


lingüístico, pero tiene un aspecto lingüístico [...]. Lo que
importa no es tanto el entorno lingüístico, en el sentido de
qué lenguaje o dialecto aprende a hablar el niño, sino el
entorno cultural o subcultural, pues éste queda encerrado
en el lenguaje y es transmitido por él. En otras palabras, la
“diferencia de lenguaje” puede ser importante, pero, de serlo,
sería una diferencia de función más que de forma.”

En una línea similar se encuentra el plan-


teo de Bourdieu, quien, desde un abordaje
sociológico de las prácticas humanas,
considera que las “estructuras mentales” de
los individuos son en realidad “estructuras
sociales interiorizadas”. De allí que este
autor aclare que cuando el individuo habla
no sólo manifiesta una competencia lingüís-
tica sino su competencia social. Ésta viene
configurada previamente por posiciones
sociales, económicas, etarias, sexuales con-
cretas, y por lo tanto, responde a la “lógica
de la distinción” dentro de los intercambios
sociales en el mercado, en este caso, lin-
güístico (Bourdieu, 1985: 29).

También la interrelación que existe entre lenguaje, escuela y sociedad puede


ser iluminada con la idea que expone Cook-Gumperz (1985) acerca de la
importancia simbólica que adquiere la cuestión de la alfabetización, consi-
derada como indicador del estado de “salud” de la sociedad, y de la lecto-
escritura, como un fenómeno construido socialmente y no como un hecho que
sólo ocurriría y quedaría dentro de la escuela. Es decir, el leer y escribir son
vistos como actos en los cuales se involucran talentos sociales (“aprobados y
aprobables”) que el sujeto pose previa o simultáneamente. Por un lado está la
alfabetización escolar, pero también se pueden estudiar, desde una perspectiva
social, “los procesos mediante los cuales se construye la alfabetización en la
vida cotidiana a través de intercambios interaccionales y de la discusión del
significado en muchos contextos distintos” (p. 16).

Desde la perspectiva de estos autores, entonces, podemos revisar críticamente


el planteo isomórfico de fracaso lingüístico / fracaso escolar. Podemos empezar
por cuestionar la idea de competencia lingüística ligada a una capacidad mera-
mente psicológica, es decir, como patrimonio biológico exclusivamente. Pensar,
más bien, en una competencia socialmente adquirida hace que reflexionemos
acerca de la raíz social del problema del fracaso, ya que los aprendizajes se

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.198


realizan sobre condiciones sociales diferentes y la escuela tiende a actuar con-
sagrando esas diferencias. Si sólo consideramos la capacidad de hablar desde
lo psicológico, el presupuesto sería que todos estaríamos dotados de una
misma competencia universal. Si en la escuela se pone en juego esa compe-
tencia y un sujeto fracasa, será porque no la posee en suficiente medida (como
si sólo consistiera en un acervo lingüístico personal).

Al percibirlo de tal manera, estaríamos descuidando esa otra faceta de la


dimensión de construcción social que se liga con tal competencia. En términos
de Bourdieu, no seríamos simplemente propietarios de un tesoro depositado
en nuestras mentes, el cual sería común a todos, ni de una capacidad cerebral
cada ser humano, sino de una mercancía que circula en un mercado que se
desenvuelve según reglas sociales y que será valiosa o no según las condi-
ciones sociales en las que se haya desarrollado el sujeto. Esas condiciones,
además, lo habrán hecho propietario, o no, de a competencia para rivalizar
dentro de la lógica de ese mercado que es lingüístico pero, principalmente,
social.

En tanto que mercado lingüístico estrictamente sometido


a los veredictos de los guardianes de la cultura legítima,
el mercado escolar está estrictamente dominado por los
productos lingüísticos de la clase dominante y tiende a
sancionar las diferencias de capital preexistentes: el efecto
acumulado de un débil capital cultural y de la correlativa
débil propensión a aumentarlo por la inversión escolar
condena a las clases más desprovistas a las sanciones
negativas del mercado escolar […]. Las diferencias inicia-
les tienden , pues, a reproducirse debido a que la duración
de la inculcación tiende a variar paralelamente a su rendi-
miento; los menos inclinados y menos aptos para aceptar
y adoptar el lenguaje escolar son también los que menos
tiempo están expuestos a ese lenguaje y a los controles,
correcciones y sanciones escolares. (Bourdieu, 1985: 36)

Tal como plantea Gumperz (1985), desde un enfoque similar, “la perspectiva
social sobre la alfabetización mira este aprendizaje no sólo como la adquisición
de conocimiento psicológicos, sino como un proceso social de demostración
de la “capacidad de saber” (p.17; el remarcado es nuestro).En consecuencia,
las teorías psicológicas y lingüísticas no bastan para explicar cómo se apren-
den ciertas aptitudes.

El uso del lenguaje es esencial en los procesos de enseñanza-aprendizaje,


pero así como en el propio aprendizaje de la lengua materna confluyen pro-
cesos sociales, si hablamos de fracaso en la escuela el fracaso no puede
atribuirse simplemente a la dimensión lingüística en tanto forma del lenguaje
particular, sino que involucra al entorno cultural del cual la lengua es una parte.

El fracaso educativo es en realidad un problema social, no lingüístico,


que nosotros podemos empezar a comprender si consideramos el medio
cultural [en tanto éste conforma nuestros patrones de comportamiento].
[…] Lo que importa no es tanto el entorno lingüístico, en el sentido de
qué lenguaje o dialecto aprende a hablar el niño, sino el entorno cultural o
subcultural […]. La “diferencia de lenguaje” puede ser importante, pero,
de serlo, sería una diferencia de función más que de forma. (Halliday,
1982: 37).

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 199


Así, para el éxito escolar no será relevante cierta forma de hablar particular
frente a otra sino, por debajo de ese aspecto formal, los modos en que el
sujeto haya aprendido a organizar la experiencia mediante el lenguaje en cier-
tos contextos de socialización críticos.

Déficit, diferencia y compensación: una interpretación parcial de la teoría


de los códigos

La teoría del déficit considera que ciertos individuos, provenientes de sectores


sociales inferiores, habrían adquirido en grado insuficiente una lengua y posee-
rían, pues, un dialecto deficiente, carente de ciertos elementos estructurales
esenciales. En el ámbito pedagógico esto generó la realización de prácticas
“compensatorias” tendientes a salvar esa supuesta deficiencia.

Consecuencias semejantes aparejó la teoría de la diferencia, que plantea que


ciertos individuos poseerían un dialecto diferente al de otros. Si bien no se
habla directamente de deficiencia, tal diferencia presupone que algunos niños
se encuentran en situación de desventaja dentro de los procesos educativos
por poseer el dialecto marcado, o sea, diferente con respecto a la lengua están-
dar, que es la exigida en el desarrollo de tal proceso, si se desea concluirlo con
“éxito”. Este planteo encierra la idea de que existe un prejuicio social frente a
la variedad sociodialectal que se distancia de la norma: la sociedad considera
inferior al portador de la variedad y, en consecuencia, como los contextos esco-
lares requieren el uso de la variedad estándar, el niño que habla el “dialecto” se
encuentra en desventaja.

Estas teorías estaban vinculadas a una visión de la escuela como paliativo de


diferencias que tienen una raíz social, como si sólo bastara con una práctica
escolar para “reparar” lo que venía determinado por condiciones sociocul-
turales previas. Gumperz señala al respecto que bien puede pensarse en un
objetivo de la enseñanza que sea, como otra autora dijo, “identificable, popu-
lar, definible y justo” (Graham, 1980: 127, citada en Gumperz, 1985: 20). Pero
tal meta no puede descuidar en su optimismo el estudio del funcionamiento
del proceso social por el cual se llega a la misma (esto se une a lo dicho en el
apartado anterior). En este sentido, citamos al propio Halliday (1985):

“La culpa no es ni del lenguaje como sistema (la versión de


la diferencia), ni del lenguaje como institución (la versión
de la diferencia); la explicación es social (y, en palabras de
Bernstein, “la educación no puede ser compensación de la
sociedad”) (p.140).”

Bernstein había hablado de código elaborado y código restringido y, de manera


errada, sus contemporáneos los asimilaron, respectivamente, a lengua están-
dar y dialecto o lengua no estándar. Algunos sujetos hablarían el primero y
otro, el segundo, que era considerado una forma de habla inferior. Así, pode-
mos afirmar que, tanto la versión del déficit como la de la diferencia, surgen de
una tergiversación de la teoría de los códigos de Bernstein, ya que se consi-
deró que el rasgo de elaborado o restringido aplicable a los códigos sólo hacía
referencia a formas de habla estructuralmente diversas, es decir, observadas en
el aspecto puramente lingüístico.

En realidad, al hablarnos este autor de diferentes códigos, según ya hemos


tenido oportunidad de desarrollar, se refería a “distintas estrategias de uti-

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.200


lización del lenguaje”. Como bien explica Halliday (1985): “todos los seres
humanos dan al lenguaje ciertos tipos de uso y todos aprenden un sistema
lingüístico que ha evolucionado en ese contexto, pero los aspectos del sistema
que se despliegan y se enfatizan de manera típica en uno u otro tipo de uso
son determinados en gran medida por la cultura, por los sistemas de relaciones
sociales en que crece el niño” (p.41).

Más que por un modo de hablar determinado, los niños pueden diferir “porque
los grupos sociales difieren, en su interpretación de lo que exige la situación”,
más allá de que todos tengan acceso al mismo potencial de significado del sis-
tema. Ocurre que las diferencias aparecen, como dice Halliday, bajo el “disfraz”
de las formas lingüísticas (la sintaxis, el vocabulario), pero por debajo de ellas
hay que percibir que las diferencias están en la interpretación, evaluación y
orientación que hace el sujeto (los niños y sus madres) de las diversas funcio-
nes del lenguaje en contextos dados (los “contextos socializadores críticos”).
De allí que el remedio al “fracaso” no consiste en brindar al alumno “dosis” de
estructura lingüística, sino en percibir el significado que subyace a la forma y a
partir de allí intentar ampliar el potencial funcional, conciliando una orientación
(la del sistema que el niño ya posee) con otra (la de los usos que son habitua-
les en la escuela) (Halliday, 1985: 142).

A modo de cierre: la noción de variación y sus aportes a la enseñanza de la


Lengua

La noción de variación permite salir de aquellas teorías del déficit y la diferencia


revelando que ciertos resultados de la escolarización atribuidos tradicional-
mente a la forma externa del lenguaje dependen más bien de elementos de la
estructura social que subyacen a aquella. Según ya hemos señalado, específi-
camente, desde el concepto de variación se plantea que puede haber diferen-
cia en la orientación relativa de grupos sociales hacia las diversas funciones
del lenguaje en contextos dados y hacia las diferentes áreas del significado que
pueden explorarse en una función dada (Halliday, 1985).

De este modo, se procura salir de los estereotipos que ubicarían a ciertos


“dialectos” como marcados y a quienes lo poseen como predispuestos (o
fatalmente, “predestinados”) al fracaso y se pone el acento en esas funciones
y potencial significativo del lenguaje que son variables. Mediante esta idea nos
mantenemos atentos a las consecuencias que esas diferencias pueden gene-
rar al manifestarse en contextos socializadores críticos como el de la escuela,
midiendo los grados de continuidad- discontinuidad de la cultura escolar con
respecto a la cultura que los niños traen consigo, para poder conciliar ambas
sin que el beneficio sea sólo para aquellos pocos en quienes ambas culturas
“coinciden”, es decir, a quienes las prácticas de los contextos escolares les
resultan más familiares.

Dice Bernstein: “...Los diferentes enfoques de la experiencia...crean un pro-


blema importante de educación sólo cuando la escuela produce discontinuidad
entre sus órdenes simbólicos y los del niño...”. “No hay nada...en el dialecto
como tal, que impida a un niño interiorizar y aprender a utilizar significados uni-
versales”, y agrega a esto Halliday: “El dialecto sólo constituye un problema si
artificialmente se hace de él un problema mediante el prejuicio y la ignorancia
de los demás, es mucho más difícil tener conciencia de las diferencias signi-
ficativas que oculta la variación dialectal (que de ningún modo corresponden
siempre a las diferencias de dialecto), y que no parecen en la forma obvia de
diferencias de vocabulario o de estructura gramatical...”.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 201


Vale decir, hablar de variación, especialmente en una sociedad fragmentada
como la actual, nos permite visualizar a la lengua como una institución, más
que como un sistema homogéneo (Halliday, 1985: 211). Así también percibire-
mos que la escuela ha elegido una de las posibles variedades, la más “pres-
tigiosa”, pero no porque lo sea de manera “esencial” mejor que otras, sino
porque ciertas condiciones sociales ampliaron su potencial funcional, su posi-
bilidad de uso en ciertos contextos especializados, generalmente los ligados a
la escritura (Halliday, 1985: 205).

Ahora bien, como señala Bourdieu, nos encontramos en un momento de crisis


y de redefiniciones acerca de qué cultura y qué lenguaje enseñar. Si la noción
de variación y la búsqueda de continuidad cultural abrirán el camino a una
aceptación de lo que los niños traen tal como lo traen, es necesario pensar y
decidir adecuadamente cómo se le da lugar a ese acervo que en un contexto
escolar amplio puede resultar una contracultura porque lo es también en la
sociedad.

La solución no es fácil. Se trata de la vieja cuestión acerca de si la escuela


debe enseñar para favorecer una mejor distribución de oportunidades cayendo,
quizás, en una homogeneización reproductora del orden social existente, o es
preferible que respete la heterogeneidad, a pesar de que con ello puede estar
negando, sin querer, los recursos necesarios que los sujetos necesitan apren-
der para desempeñarse competentemente en el “mercado” social.

La respuesta no se encuentra fácilmente. Así, se pregunta este sociólogo:


“¿Es posible cambiar la lengua dentro del sistema escolar, sin cambiar todas
las leyes que definen el valor de los productos lingüísticos de las diferentes
clases que están en el mercado, sin cambiar las relaciones de dominación en
el ámbito lingüístico, es decir sin cambiar las relaciones de dominación?”. No
obstante la dificultad de la solución a este planteo, la pregunta misma nos hace
tomar conciencia de un hecho ya mencionado: las soluciones a las desigual-
dades sociales no pueden venir sólo de la escuela pues presentan un origen
externo y más profundo.

La sugerencia que Bourdieu realiza puede ser un tanto desalentadora, pero nos
pone alerta de los peligros que acarrean ciertas propuestas que pueden estar
minimizando la cuestión o descuidando aspectos importantes: “La idea de
producir un espacio autónomo arrancado a las leyes del mercado es una utopía
peligrosa mientras no se plantee al mismo tiempo la cuestión de las condicio-
nes de posibilidad políticas para la generalización de dicha utopía” (Bourdieu,
1977).

No obstante, es necesario que por lo menos partamos, en nuestra tarea de


enseñantes o de profesionales vinculados con la escuela y la enseñanza,
desprovistos del prejuicio que consagra como natural el éxito de algunos y el
fracaso de otros, porque así tampoco estaríamos contribuyendo a cambiar las
diferencias que surgen de condiciones sociales no equitativas. Trabajaremos
partiendo de la variedad para ampliar las posibilidades lingüísticas, significati-
vas y sociales de los que aprenden.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.202


m4 material

Material básico
Contenidos desarrollados en el módulo.

Material complementario

BERNSTEIN, B.: La estructura del discurso pedagógico. Madrid. Morata, 1993.


BERNSTEIN, B.: Pedagogía, control simbólico e identidad. Teoría, investigación
y crítica. Madrid. Morata, 1998.
BOURDIEU, P.: ¿Qué significa hablar? Madrid. AKAL, 1985.
BRONCKART, J.P.: Teorías del lenguaje. Herder, Barcelona, 1980.
CARON, J.: Las regulaciones del discurso. Barcelona, Gredos, 1986.
CASADO VELARDE, M.: Lenguaje y Cultura. La Etnolingüística. Madrid, Síntesis,
1988.
CEREZO ARRIAZA, M.: Texto, contexto y situación. Barcelona, Octaedro, 1994.
COOK-GUMPERZ, J.: (comp.) El control social y la socialización: estudio de las
diferencias de clase social en el control del lenguaje materno. Londres, Rout-
ledge y Kegan Paul, 1973.
COOK-GUMPERZ, J.: La construcción social de la alfabetización. Barcelona.
Paidós, 1988.
CRYSTAL, D.: Enciclopedia del Lenguaje. Madrid, Taurus, 1994.
DUCROT, O. y T. TODOROV: Diccionario enciclopédico de las ciencias del len-
guaje. México. Siglo XXI, 1996.
FERNÁNDEZ PÉREZ, M.: Introducción a la lingüística. Barcelona, Ariel, 1999.
FOWLER, R. – KRESS, G.: “Lingüística crítica” en Lenguaje y control. México,
FCE. Caps. I, X, 1983.
HALLIDAY, M.A.K.: El lenguaje como Semiótica Social. México, FCE, 1982.
HODGE, R. y KRESS, G.”Language as ideology” (Traducción de Cátedra) en
Cuadernos de Sociolingüística y lingüística crítica Nº 1, Buenos Aires, FFyL,
UBA, 1996.
LÓPEZ MORALES, H.: Sociolingüística. Madrid, Gredos, 1989.
LYONS, J.: Introducción a la Lingüística teórica. Barcelona. Teide, 1983.
MAINGUENEAU, D.: Introducción a los métodos de análisis del discurso.
Buenos Aires, Hachette, 1989.
RAITER, A.: Lenguaje en uso. Enfoque sociolingüístico. Bs. As., A-Z, 1995.
RAITER, A.: Lingüística y Política. Buenos Aires, Biblos, 1999.
RAITER, A. y ZULLO, Julia: Sujetos de la lengua. Introducción a la lingüística del
uso. Barcelona, Gedisa, 2004.
ROMAINE, S. El lenguaje en la sociedad. Barcelona. Ariel, 1988.
VAN DIJK, T.: Estructura y funciones del discurso. Madrid, Siglo XXI. Conferen-
cia 1 y 3, 1986.
VAN DIJK, T.: Ideología. Una aproximación multidisciplinaria. Barcelona. Gedisa,
1988.
VAN DIJK, T. et. al. El discurso como interacción social. Barcelona. Gedisa,
2000.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 203


m4 actividades

m4 | actividad 1

Sistema y uso, sistema y variación


Considerando los conceptos expuestos referidos a lenguaje, lengua estándar y
variedades, le requerimos que realice las tareas siguientes:
1) ¿Qué son las variedades lingüísticas?
2) ¿Cuál es su clasificación?
3) ¿Qué factor/es incide/n en cada una de las variedades?
4) ¿Qué rasgos distintivos presentan las variedades diacrónicas, diatópicas,
diafásicas, diastráticas?
5) ¿En dónde se “habla mejor”? ¿Hay algunas formas –frases, palabras, mane-
ras de pronunciar- más correctas que otras? Fundamente su respuesta.
6) ¿Qué implica decir que el lenguaje en uso –el habla- está plagado de varieda-
des? Justifique su posición.

m4 | actividad 2

Preparando el terreno
En esta oportunidad, lo invitamos a que realice un trabajo de campo grupal en
el que analice un “evento de habla”. Tal situación deberá corresponder a inter-
cambios comunicativos que tengan lugar en una institución educativa.
Considere que la presente actividad constituye parte de un entrenamiento que
le resultará útil en los cursos superiores cuando deba realizar el diagnóstico de
una institución, educativa o clínica. Asimismo piense que cuando Ud. mismo
sea actor de esos espacios sociales, la incorporación de una mirada etnográ-
fica le facilitará la comprensión de los procesos sociales en los que participan
los sujetos a los que deberá asistir profesionalmente.
En esta ocasión, Ud. se desempeñará como investigador no participante.
Deberá preparar el terreno de estudio, para lo que necesitará:
a) Solicitar autorización para grabar la conversación que se lleva a
cabo.
b) Realizar la grabación correspondiente según se orienta en el A 1.

m4 |actividad 2 | AA

asistente académico 1

1. Ud. trabajará en grupos de no más de dos integrantes. Su tutor/a es el


encargado de organizar los grupos.

2. Recuerde que un evento de habla puede estar compuesto de varios


“actos de habla”. Considere también que podría tomar algún evento
como “saludo inicial”, “clase”, “reprimenda”, etc.

3. No olvide de que deberá observar aspectos espaciales o del escenario.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.204


m4 | actividad 3

Eventos de habla

Para la realización de esta actividad, Ud. deberá trabajar con el mismo corpus
recolectado en la actividades 3 de este módulo. En esta oportunidad, Ud.
a) Realizará el análisis del evento de habla, considerando las categorías de
análisis que contiene. Deberá precisar:
Escenario (tiempo y lugar —setting— y escenario psicológico —scene—);
Participantes (hablante, oyente, audiencia);
fines (propósitos —end—, como resultados y como metas);
forma y contenido del mensaje (act sequence);
clave o tono (manera o espíritu como se ejecuta el acto de habla —key—);
canal (oral o escrito, telegráfico, etc.);
formas de habla (lenguas o dialectos; códigos; variedades y registros);
normas de interacción e interpretación, género.

b) Elaborará una breve conclusión en la que establezca relaciones posibles


entre las categorías examinadas y la meta del estudio de la Etnografía del habla
e inferencias respecto de la institución examinada.

m4 | actividad 4

Registro de corpus de habla


La siguiente actividad consiste en la preparación de una tarea que realizarán
luego con el objetivo de analizar comparativamente los rasgos sociolingüísticos
presentes en hablantes adolescentes, jóvenes-adultos y adultos. Esta instancia
constituye la recolección del corpus, esto es, de seleccionar el material discur-
sivo que será objeto de análisis posterior.
Esta tarea, grupal, consistirá en la entrevista grabada a tres pares de hablantes
con los rasgos que se indican a A 1.
En esta ocasión, deberá tomar las entrevistas y transcribirlas para que luego
sea posible comenzar con el análisis.

m4 |actividad 4 | AA

asistente académico 1

Pautas de Trabajo:
1. Ud. trabajará en grupos de no más de dos integrantes. Su tutor/a es el
encargado de organizar los grupos.
2. Cada grupo trabajará con pares de hablantes de las mismas caracterís-
ticas. Podrán elegir entre las siguientes alternativas:
• Dos adolescentes de entre 13 y 18 años (en etapa de escolari-
zación secundaria).
• Dos jóvenes adultos de entre 25 y 35 años.
• Dos adultos de entre 50 y 65 años.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 205


3. El análisis deberá realizarse sobre discurso espontáneo en entrevista
abierta de aproximadamente 30 minutos de duración.
Para que la muestra resulte parcialmente comparable, deberán asig-
narles un tema de conversación común, por ejemplo, “opinión sobre el
funcionamiento de algún servicio público de su ciudad”.
4. El relevamiento o estudio debe concretarse durante un período aco-
tado; por ejemplo, la semana del 21 al 23 de agosto, acerca de un tema
de actualidad. En tal sentido, el tema debe resultar de interés a todos
los entrevistados, por su cercanía. De este modo se logrará mayor
espontaneidad en la muestra, al involucrarse el hablante con el tema.
5. En ningún caso pueden manifestarles que la entrevista es “acerca de la
manera en que hablan”, ya que de lo contrario se sesgaría la muestra
al corregir el hablante sus expresiones.
6. El corpus consiste en la trascripción de los textos de las entrevistas. Se
deberá procurar indicar en expresiones que sean recurrentes la manera
en que es pronunciada, por ejemplo, si se conversa acerca de servicio
de transporte y aparece la palabra “ómnibus” en todos los hablantes,
indicar si pronuncia [ó´nibu´], [ómnibu´], [ómnibus]. Pueden elegirse
palabras de otras categorías gramaticales más recurrentes, como los
artículos [lo´ amigos], [los amigos], [loh amigoh]”.
7. Obsérvese arriba cómo hemos anotado:
• Con una comilla simple [´] la caída o ausencia total de la [s],
es decir, que el hablante no la pronuncia.
• Con la [s] la pronunciación plena de la misma.
• Con [h] la aspiración, es decir, una pronunciación suave,
menos marcada de la [s], que más bien se acerca a la de una
[j].
8. En todos los casos, encabezar la transcripción de la entrevista con
los siguientes datos del hablante: edad, nivel de escolarización, sexo,
ciudad y provincia. Respecto de esto último, deberá asegurarse de que
todos los hablantes sean nativos y residentes permanentes de la misma
localidad.
9. El estudio apunta a la determinación de rasgos lingüísticos diferen-
ciales en las maneras de hablar de los grupos de pertenencia de los
entrevistados. En este caso, podemos tomar la edad como variable
determinante de ciertas diferencias.
10. Se recomienda tomar para el análisis sólo la transcripción que se
realice posteriormente a los diez primeros minutos de conversación,
ya que es cuando el hablante empieza a “relajar” más su habla. Para
ello, antes de entrar en el tema específico de la entrevista, se sugiere
conversar de otro tema común con el entrevistado, para que este se
“suelte” antes de comenzar la entrevista propiamente dicha.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.206


m4 | actividad 5

Analizo el corpus

1. A los fines de analizar el corpus obtenido mediante entrevista, Ud. deberá


realizar anotaciones concretas de datos sobre cada hablante, que resulten
comparables entre sí y que abarquen los diversos niveles de la lengua. El A 1
le sugiere la organización mediante una tabla o cuadro.

2. De manera sintética, extraiga algunas conclusiones acerca de recurrencias


encontradas en cada hablante o grupo de hablantes, en tanto ello permita
observar una apreciable diferencia respecto de los demás o puntos de
semejanza.

m4 |actividad 5| AA

asistente académico 1

A los fines de analizar los datos, le sugerimos realizar una tabla ordenada por
hablante y por nivel lingüístico, sobre la cual anotará algunas observaciones
sobre las formas de habla empleadas por el entrevistado.
Observe el modelo, donde anotamos un ejemplo de cada nivel, tomando algún
aspecto comparable entre hablantes:
Nivel lin- Hablante Hablante Hablante 3: … Hablante …
güístico 1: 2: Edad:30 4:
anali- Edad: 14 … Sexo: f Edad: 60
zado Sexo: f … Escolari- Sexo: m
Escola- dad: Escola-
ridad: 2° universitario ridad:
año Nivel nivel
Medio primario
incom-
pleto
Fonoló- Loh Los ómni- Loh
gico colectivo´ bus Ó´nibu´
Léxico colectivo ómnibus ómnibus

morfoló- La remi- A veces …


gico sería llamo a la
empresa de
remises
Sintác- … Escuché Escuché
tico en la tele en la
que… radio de
que…

Anotar algunas conclusiones respecto de diferencias y similitudes encontradas.


Tenga en cuenta que el trabajo no pretende la generalización de resultados,
sino que constituye un ejercicio simple para agudizar el oído ante el habla.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 207


m4 | actividad 6

Reflexionemos sobre “la” lengua escolar

1. Luego de leer la síntesis de Lenguaje en uso, de Alejandro Raiter, piense y


reflexione acerca del sentido de la siguiente frase:

“El problema principal en los procesos educativos, en lo que al uso de la


lengua se refiere, es suponer que emplea un único dialecto y que este es
homogéneo”.

2. Elabore por escrito un borrador de un texto explicativo-argumentativo que


dé cuenta del problema al cual se refiere el autor y asiente su postura personal
como futuro psicopedagogo ante él.

Esta actividad deberá sumarse a la actividad 5: deberá reunir ambas en un


escrito final bajo la forma de un ensayo (Actividad 6) y según se indicará en el
respectivo A 1.

m4 |actividad 6| AA

asistente académico 1

El primer texto borrador que debe realizar tiene que ubicarse entre el polo
explicativo-argumentativo. Por ello, le sugerimos respetar una mínima estruc-
tura básica que contenga: introducción, desarrollo y conclusión. En esta última
ingrese su postura personal, reflexionando acerca de la importancia para un
psicopedagogo de los temas trabajados, su posición como futuro profesional,
etc.
Entonces, primero presente el problema, enmárquelo dentro de la perspectiva
sociolingüística; arme el desarrollo incorporando definiciones teóricas a la
explicación; cierre con una reflexión acerca de las proyecciones de este pro-
blema en la escolarización. A las dos últimas partes (desarrollo y conclusiones)
deberá agregar luego los aportes escritos en la actividad 5.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.208


m4 | actividad 7

Cuestionando la ecuación “fracaso lingüístico=fracaso escolar”

1. Lea y reflexione atentamente acerca de la siguiente cita de Bernstein:

“Si la escuela regula el discurso legítimo, reproduce un orden de


significados relevantes, es decir, privilegia significados que confieren
privilegios a los hablantes”.1

2. Escriba una explicación de la afirmación del autor.

3. Sume este escrito al de la actividad anterior y relacione conceptos y


posiciones de los autores.

4. Aporte su propia opinión ante el problema del discurso pedagógico y


fundaméntela desde la perspectiva sociolingüística.

1 Bernstein, B.: La estructura del discurso pedagógico. Madrid. Morata.


1993.

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m4 | actividad 8

Escritura de ensayo

Reúna los borradores de las actividades 4 y 5 y componga un texto único bajo


la forma de un ensayo en el que justifique una postura acerca de la relación
lenguaje y escolarización. Guíese por las indicaciones del A 1.

m4 |actividad 8| AA

asistente académico 1

Un ensayo, como lo indica la palabra, implica “ensayar” por escrito la propia


hipótesis, opinión o mirada original sobre un asunto. Es un género de escritura
que se encuentra a medio camino de los documentos científicos y los textos
literarios. En tal sentido, aunque abordemos temas socialmente conflictivos y
que pueden suscitar perspectivas enfrentadas, debe haber un sostén científico
para la propia postura. El marco conceptual del módulo brinda ese apoyo.
Manifestar la propia opinión no basta sino justificarla teniendo siempre presente
lo que ha sido dicho por los especialistas al respecto.
El aspecto literario se reserva a la originalidad en la organización del texto y al
uso de algunas figuras retóricas que pueden hacer más atractiva la temática
para un potencial lector, incluso hasta persuadirlo hacia la propia posición.
En función de estas consideraciones:
1. Integre los textos trabajados en las actividades 4 y 5.

2. Asegúrese de que los aspectos principales del problema expuesto


queden claros, incluidos los aportes teóricos y su reflexión personal.
Para ello, respete una estructura mínima: introducción, desarrollo,
conclusión (no utilizarlos como subtítulos, ya que se escribe en un
bloque textual).

3. Como se trata de un ensayo, una vez planteada la propia hipótesis o


postura, se puede ir intercalando en el resto del texto la justificación
personal con el marco teórico. Otra alternativa es cerrar con la propia
mirada al respecto, siempre que ella haya quedado sostenida con lo
expuesto antes en el resto del texto.

4. Si utiliza citas textuales de autores, debe entrecomillarlas y anotar


las referencias de la fuente en nota al pie, ordenando los datos en el
siguiente orden:

Apellido del autor, inicial del nombre (año) “Título del capítulo” en Título
del libro, Lugar Editorial. (También puede ir el año al final).

5. El texto puede organizarse con algunos subtítulos s sugestivos y


orientativos del tema.

6. El escrito final debe tener una extensión de entre dos y tres páginas,
con letra Arial o Times New Roman 12, márgenes predeterminados por
Word, interlineado 1,25.

7. Recuerde titularlo de manera original pero anticipatoria del tema.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.210


m4 glosario

Análisis Crítico del Discurso (ACD): perspectiva desarrollada a partir de la


Lingüística Critica por Norman Fairclough, Ruth Woday y Teun Van Dijk, entre
otros, que parte del supuesto de que la lengua no sólo refleja la visión de
mundo dominante sino que también la construye. A través del análisis del com-
ponente lingüístico de los discursos que circulan socialmente procuran desen-
mascarar esa ideología. Por ejemplo, Van Dijk analiza la presencia de racismo
en los medios periodísticos y diferentes textos de circulación masiva.
Bernstein, Basil: sociólogo de la educación británico, que estudia las relacio-
nes entre lenguaje, división de clases y aprendizaje escolar. La primera formu-
lación de su teoría fue malinterpretada por sus detractores y llamada “teoría
del déficit”, alegando que afirmaba que el lenguaje de la clase trabajadora era
deficiente. Bernstein rechazó tal interpretación y argumentó que los códigos
restringidos no son deficientes, sino sólo más dependientes del contexto, en
tanto se utiliza en el marco de la producción.
Bilingüismo: posibilidad de un hablante de desenvolverse de manera com-
petente en dos o más lenguas, alternadamente. En tal sentido, se habla de
bilingüismo individual. Puede ocurrir también que en un mismo territorio coexis-
tan dos lenguas diferentes, en cuyo caso se habla de bilingüismo social. Este
último puede dar lugar a fenómenos de diglosia, es decir, de uso alternado de
cada lengua, funcionalmente diferente.
Código: reflejo del conjunto de normas y reglas que posibilitan la construcción
de mensajes por parte del emisor -proceso de codificación- y su comprensión
por parte del receptor -proceso de decodificación-. Según el abarque y exten-
sión de las agrupaciones de normas para construir normas se hallarán códigos
intraidiomáticos e interidiomáticos.
Código restringido / código elaborado: según Bernstein, código se refiere
a los principios que regulan los sistemas de significado. El autor distingue
entre código restringido y elaborado. Esta distinción se la puede calificar de
“determinista”, ya que ubica a los individuos dentro de una clase, grupo o
comunidad. De este modo, si un hablante pertenece a una clase de habla des-
prestigiada, es decir posee un código restringido, va a estar limitado totalmente
a los usos ‘modelos’ manejados dentro de una comunidad; mientras que un
hablante que pertenezca a una clase de habla con prestigio, con un código
elaborado, según Bernstein, tendrá posibilidades más fluidas de comprender
un código establecido en determinada situación. El primero se caracteriza por
su menor riqueza de vocabulario, con léxico limitado a denominar objetos con-
cretos, es particularista, y dispone de una sintaxis simplificada con estructuras
oracionales coordinadas. En cambio, el código elaborado posee un vocabulario
más extenso, sintaxis compleja con estructuras subordinadas, discursos que
permiten la posibilidad de abstracción coneceptual, en tanto es universalista. El
código elaborado es propio de las clases medias y supone cambios funciona-
les, en tanto el código restringido es propio de la clase trabajadora y se vincula
con la producción.
Competencia comunicativa: está determinada por un conjunto de capacida-
des, conocimientos y habilidades que un hablante necesita para comunicarse,
es decir para comprender mensajes y producirlos. Esta competencia conlleva
un carácter dinámico que va potenciando nuestra capacidad para pensar,
comprender -descifrar- mensajes y producirlos. Así se acrecienta la ‘eficacia
comunicativa’. Abarca pero excede la competencia lingüística, ya que implica,
además del conocimiento del código, el de las normas culturales de la comuni-
dad, la capacidad de captar el contexto, interpretar el discurso y reconocer las
intenciones de los interlocutores, en tal sentido, la competencia comunicativa

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 211


consiste en el dominio de las reglas culturales, sociales y psicológicas que
rigen los intercambios lingüísticos en una comunidad de habla y dentro de un
contexto situacional.
Competencia lingüística: implica el conocimiento de la lengua, sus reglas, su
vocabulario básico, su gramática. Es necesaria para la codificación y le deco-
dificación de mensajes, pero puede que no resulte suficiente para la interpreta-
ción dentro de una contexto. En un sentido más estricto, implica el dominio de
las estructuras gramaticales de una lengua.
Comunidad de habla: grupo de individuos que difieren de otros grupos por el
distinto uso de las unidades lingüísticas.
Comunidad idiomática: grupo de individuos que comparten la misma lengua y
que tienden a la estandarización de ésta a pesar de las variedades por distan-
cia.
Comunidad lingüística: totalidad de los individuos que interactúan socialmente
y que revelan cierta identidad con sus propias características lingüísticas.
Contexto: la noción de contexto, tan comprensible intuitivamente, es sin
embargo difícil de definir. Proponemos, entre otras, estas definiciones y senti-
dos posibles. Para Graciela Reyes -en El abecé de la pragmática. Cuadernos
de Lengua española, Madrid, 1995- “Se entiende por contexto en lingüística, el
conjunto de conocimientos y creencias compartidos por interlocutores de un
intercambio verbal y que son pertinentes para producir e interpretar sus enun-
ciados”.
Contexto lingüístico: es el entorno propiamente lingüístico de un enunciado,
es decir, el material lingüístico que lo precede y lo sigue; también recibe el
nombre de cotexto. Suele utilizarse este sentido cuando hablamos de signifi-
cado contextual de una palabra.
Contexto situacional: es el conjunto de datos accesibles a los participantes de
una conversación, que se encuentran en el entorno físico inmediato. Para deli-
mitarlo, acudimos a observar el espacio-tiempo en que ocurre un acto comu-
nicativo, los participantes de la conversación, el asunto tratado y el registro
utilizado. Todos estos elementos permiten tener una comprensión más acabada
del texto, es decir, del intercambio propiamente lingüístico.
Contexto sociocultural: es la configuración de datos que proceden de condi-
cionamientos sociales y culturales sobre el comportamiento verbal y su ade-
cuación a diferentes circunstancias. Hay regulaciones sociales sobre cómo
saludar, por ejemplo, o sobre qué registro lingüístico usar en cada tipo de situa-
ción. -G. Reyes, op. cit.-
Cronolecto: variedad de lengua determinada por la variable de la edad, es
decir, el sociolecto de un grupo que posee características similares según la
edad o pertenencia generacional.
Déficit, Teoría del: nombre que recibe la teoría de Bernstein al ser malinter-
pretada por sus detractores quienes ven en su formulación una afirmación de
que el lenguaje y la cultura de la clase trabajadora son deficitarios. Bernstein
corrige tal interpretación mediante las nociones de código elaborado y código
restringido. Señala que el hecho de que el éxito escolar requiera un código
elaborado implica que los hijos de la clase trabajadora están en inferioridad de
condiciones con respecto al código dominante de la escuela, no que su len-
guaje sea deficiente. En tal sentido, la importancia de considerar la producción
lingüística ligada funcionalmente a diferentes contextos.
Dialecto: es un código en cuya constitución intervienen idiolectos altamente
condicionantes que se suelen vincular a la variación espacial. Si consideramos
como un conjunto la variedad de habla de una región frente a otra pertene-
ciente a la misma lengua, es decir, ambas de la misma comunidad idiomática,
podemos hablar de dialecto. La realización de una lengua considerada ideal-
mente como homogénea se realiza en las variedades dialectales concretas de
cada comunidad lingüística.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.212


Dialectología: rama de la Lingüística que estudia la variación regional. Uno de
sus primeros desarrollos metodológicos constituye la Geografía Lingüística,
que permite el trazado de isoglosas (líneas que unen puntos de igual variedad
lingüística) sobre mapas, lo que permite la confección de atlas lingüísticos que
dan cuenta de los dialectos de una zona amplia.
Dialectología urbana: denominación que suele aplicarse a la Sociolingüística
variacionista. A pesar de que luego amplía sus fronteras, la dialectología inicia
sus estudios de las variedades geográficas investigando el habla de zonas
rurales. Por ello, la vertiente que estudia la variedad dentro de las propias
ciudades, a través de sus estratos sociales y grupos, fue llamada dialectología
(por el estudio de una variedad regional) urbana (dentro de la propia ciudad).
Ciertamente, respecto de algunos estudios resulta difícil indicar si son dialec-
tológicos o sociolingüísticos en tanto ambas estudian variedades de habla,
comparten algunos supuestos e intercambian métodos.
Diferencia, Teoría de la: la denominación suele aplicarse a la teoría de Berns-
tein, frente a la de Déficit. El autor señalaba que existían diferencias debidas a
la clase social en los códigos de comunicación de los hijos de la clase trabaja-
dora y los de la clase media. Tales diferencias reflejaban las relaciones de clase
y de poder en la división social del trabajo, la familia y las escuelas. Así, definió
que los códigos restringidos dependen del contexto y son particularistas, mien-
tras que los códigos elaborados no dependen del contexto y son universalistas.
Malinterpretado, Bernstein se esforzó en aclarar que su teoría de los códigos
no eran ni del déficit ni de la diferencia sino que sólo implicaba sostener que
existe una distribución desigual, regulada por la clase social, de los principios
de comunicación y que al ser el código elaborado transmitido por la escuela,
se facilitaba y perpetuaba desigual adquisición. En tal sentido, la diferencia se
convierte en déficit en el contexto de las relaciones de poder, determinada por
la división de clases.
Diglosia: situación de convivencia en un mismo territorio o comunidad de
dos variedades de una misma lengua, cada una de las cuales se utiliza en
contextos o para funciones diferentes. En tal sentido se habla de diglosia en
sentido estricto; en cambio, en sentido amplio, la diglosia puede presentarse
cuando se se utilizan dos lenguas diferentes en el mismo espacio geográ-
fico. Es común que una de las variedades o una de las lenguas que conviven
posea más prestigio y se presente como dominante frente a la otra, que queda
reservada sólo para el uso doméstico y relaciones familiares. Por ejemplo, en
los casos en que existe una lengua oficial, esta se emplea en los ámbitos aca-
démico, legal, administrativo, es decir, ámbitos formales, mientras que la otra,
posiblemente aprendida por el sujeto como lengua materna, pero reservada
para relaciones informales.
Dijk, Teun Van: lingüista originario de los Países Bajos. Se desempeñó en
Amsterdam y Barcelona. Es reconocida su obra sobre Gramática del texto, que
marca los estudios de la Lingüística desde los años ´60. Su carrera ha abar-
cado amplios campos entre los que se incluyen la teoría literaria, la gramática
y pragmática del texto, análisis ideológicos sobre una amplia categoría de dis-
cursos como la publicidad y la prensa. En esta última línea, podemos atribuirle
ser uno de los iniciadores del Análisis Crítico del Discurso (ACD). Dentro de
esta perspectiva interdisciplinaria, van Dijk incluye la relación entre lenguaje,
sociedad y cognición.
Discurso: cada una de las formas convencionales de comunicar mensajes o
de producción de textos, por lo general, vinculados con un área de la actividad
humana. Así, tenemos el discurso periodístico, científico, literario, comercial,
los que convencionalmente se caracterizan por determinados rasgos lingüísti-
cos, regidos estos por la finalidad de cada tipo de escrito, el canal, la temática
abordada, etc. En un sentido amplio se habla de discursos sociales.

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la Educación - pag. 213


Distancia lingüística: divergencia o cercanía tipológica entre dos lenguas dife-
rentes. Podemos ampliar esta noción a la diferencia entre variedades dentro de
una misma lengua.
Distancia comunicativa: concepto útil para comprender el problema sociolin-
güístico de la heterogeneidad interna de las comunidades lingüísticas. Dada
la presencia de variedades de una misma lengua hablada dentro del mismo
territorio, si un hablante posee un repertorio lingüístico restringido, también se
restringen sus posibilidades de intercambio con los demás, por ejemplo, en
situaciones que exigen mayor nivel de formalidad o especificidad, como los
contextos educativos, y un claro reconocimiento de la necesidad de cambiar
de código. La distancia comunicativa implicaría, entonces, la diferencia entre
ambas variedades o códigos pero no calculada sólo de manera lingüística
pura, sino también en función de la diferencia social entre los grupos de usua-
rios, el prestigio, la extensión del uso de una variedad sobre otra.
Etnografía del Habla o Etnografía de la Comunicación: enfoque macrosocio-
lingüístico que aplica los métodos de investigación de la Antropología al estu-
dio de los intercambios comunicativos dentro de una comunidad de habla. Así,
continuadora de la tradición americanista de Franz Boas y Edward Sapir, surge
como una aproximación al lenguaje y el habla en su contexto. Tal perspectiva
se presenta por primera vez en el trabajo de Dell Hymes, que da el nombre a la
disciplina quien apuntaba a crear un ámbito interdisciplinario que se centrara
en el estudio del habla entendida como “los usos de la lengua en el desarrollo
de la vida social”. El objetivo final —y fundacional— de la etnografía del habla
es profundizar la reflexión sobre la relación entre lengua, cultura, sociedad e
individuo. En tanto constituye un enfoque de investigación cualitativa, incluyen
los aportes de teorías del análisis del discurso para el estudio e interpretación
de la variación. Gumperz y Hymes sostienen que el hablante maneja varios
códigos y selecciona el más adecuado a una situación en función de sus
representaciones culturales. En tal sentido, la Etnografía del Habla estudia las
normas socioculturales que rigen las interacciones comunicativas.
Evento de habla: dentro de la Etnografía del Habla y según Hymes, la interac-
ción lingüística se desenvuelve tres niveles: la situación de habla, que engloba
a los restante, el evento de habla y el acto de habla. El evento de habla cons-
tituye una actividad generada dentro de una situación o marco contextual, que
implica al lenguaje en su desarrollo y que se rige por normas convencionales,
por ejemplo: una conversación familiar, una entrevista, una clase.
Fowler, Robert: lingüista inglés, desarrolla junto con Kress el enfoque de la
Lingüística Crítica. Una de las obras analíticas más representativas es Lenguaje
y Control, de 1979, publicación colectiva en la cual Fowler, junto con Kress y
discípulos describe e interpreta la manera en que la ideología dominante se
filtra a través de las estructuras lingüísticas de los discursos más diversos: el
editorial en la prensa, la entrevista, las participaciones sociales, los reglamen-
tos institucionales.
Idiolecto: es la totalidad de los hábitos de habla de una persona en un
momento dado, los cuales han sido observados en el comportamiento comuni-
cativo. El idiolecto es el punto de partida para establecer en diferentes niveles
de unicidad los códigos resultantes de la intersección de diversos idiolectos.
Kress, Gunther: lingüista inglés, desarrolla junto con Fowler el enfoque de la
Lingüística Crítica. Una de las obras analíticas más representativas es Lenguaje
y Control, de 1979, publicación colectiva en la cual Kress, junto con Fowler y
discípulos describe e interpreta la manera en que la ideología dominante se
filtra a través de las estructuras lingüísticas de los discursos más diversos: el
editorial en la prensa, la entrevista, las participaciones sociales, los reglamen-
tos institucionales.
Lingüística Crítica (LC): tendencia lingüística sustentada, entre otros, por R.
Fowler y G. Kress quienes formulan la hipótesis de la existencia de fuertes

EDUBP | PSICOPEDAGOGÍA | Lingüística aplicada a la educación - pag.214


lazos entre la estructura lingüística y la social. Más precisamente, señalan que
los agrupamientos y las relaciones sociales influyen en los comportamientos
lingüísticos de los hablantes y escritores. Como desarrollo analítico indagan
rastros de las ideologías y del discurso dominante en las estructuras lingüísti-
cas de los discursos sociales.
Microfunciones del lenguaje: determinadas en términos de usos concretos y
reales; se dan en número infinito y son diferenciables según contextos cultura-
les y situacionales.
1.- MiF. Instrumental: El lenguaje es un instrumento para obtener algo; es la
más primitiva. La frase típica sería “yo quiero”.
2.- MiF. Reguladora: El lenguaje se emplea para que otro haga: “hacé esto”.
Bernstein establece diferentes formas de regulación:
- Control por la prohibición: no robes...
- Control por categorización en términos de aprobado/no aprobado: eso es una
maldad.
- Control por amenazas: te voy a pegar.
- Control por chantaje: mamá se pone triste.
- Control por conducta regida por ley: eso está prohibido.
3.- MiF. Interaccional: El niño se integra a la familia y después lo usará para
integrarse o excluirse: yo y mamá, yo y vos.
4.- MiF. Personal: mediante las palabras afirma su personalidad; por el len-
guaje manda y es mandado. Este soy yo, yo soy así.
5.- MiF. Heurística: El lenguaje sirve para designar cosas, para aprender, para
descubrir el mundo. Conoce la realidad por el lenguaje: ¿Por qué?
6.- MiF. Imaginativa: se crea un mundo propio con la palabra. Inventa, dialoga
con personajes imaginarios. Finjamos que.... ¿Querés que yo era el héroe de la
película?
7.- MiF. Referencial: El lenguaje permite el desarrollo conceptual; por esta vía
representa hechos de la realidad interna o externa: tengo que decirte...
8.- MiF. Ritual: A través de la presión de adultos, el niño comienza a usar fórmu-
las convencionales de saludo y cortesía.
9.- MiF. de Enfoque: hablante enfoca una parte de lo que dice como tema (lo
conocido) y un tema (nuevo). Recurre al orden sintáctico y al énfasis prosódico.
Norma: regularidad en el habla en uso. Las normas son generalizaciones esta-
blecidas a partir del habla y posteriormente clasificadas a partir de las coorde-
nadas que envuelven los hechos lingüísticos -hechos sociales-. Las normas o
variedades -temporales, geográficas, sociales e individuales- son códigos inme-
diatos al habla. En cualquier circunstancia comunicativa se muestra siempre
sobresaliendo una norma específica -estándar, geográfica, de grupo, etc.-; es
decir que en cada acto de habla se prima una variedad por determinadas razo-
nes -formalidad, interacción, procedencia, etc.-.
Registro: variedad lingüística utilizada en una situación concreta y, por ende,
determinada por los elementos del contexto inmediato. En tal sentido, el
hablante, del repertorio lingüístico del que dispone, selecciona los recursos
pertinentes al uso lingüístico en un contexto comunicativo de manera funcional,
según los interlocutores, el tema y el marco social, el medio de transmisión.
Estas variables influyen en la formalidad o informalidad del mensaje, en la
especificidad o no del léxico, en la planificación discursiva, entre otros factores.
Repertorio lingüístico: conjunto de habilidades que un hablante desarrolla
respecto del uso de una o más lenguas y de las distintas variedades de cada
una de ellas. La homogeneidad de una comunidad de habla, ciertamente ideal,
dependería de la semejanza entre los repertorio lingüístico o verbal de sus
integrantes.
Sociolecto: variedad de habla determinada por las normas de cada comuni-
dad, las cuales están ligadas a parámetros sociales. Representa las variedades

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lingüísticas generadas por las variables sociales tales como el sexo, la edad,
las situación comunicativa, etc.
Sociolingúística: el objeto de la sociolingüística no es otro que la comparación
entre el habla de los diferentes estratos de la sociedad. El objetivo fundamental
de la sociolingüística sería la “diversidad lingüística”.
“La sociolingüística se centra en el problema de una variedad lingüística
particular por una clase particular de hablantes en situaciones particulares de
enunciación”. -Willy Bal, en Manuel Alvar Lope Blanch, 1978-
“El objetivo de estudio de la sociolingüística es la diversidad lingüística, enten-
dida ésta en su más amplio sentido”. -W. Brigth, en Alvar L. B., 1978-
Sociología del lenguaje: si la Sociolingüística atiende a las relaciones entre
lengua y sociedad para prestar principal atención a las variedades lingüísticas
en uso, la Sociología del lenguaje se centra en el estudio de los grupos y su
vinculación con el lenguaje, enfatizando el contexto social como objeto. Por
ejemplo, estudia la actitud de los hablantes frente al habla de otros, la composi-
ción de comunidades de habla en zona de frontera, los fenómenos macrosocio-
lógicos de la diglosia y el bilingüismo, y los factores sociales que determinan la
alternancia de código.
Teoría de la Diferencia: ver Diferencia.
Teoría del Déficit: ver Déficit.
Teoría de los Actos de Habla: tiene su apogeo en la década del 60. El primero,
entre los filósofos del lenguaje fue John Austin a quien suele considerarse el
iniciador de la pragmática moderna. Su teoría fue consolidada y perfeccionada
por un discípulo suyo, John Searle. La idea central de la teoría de los actos
de habla es que el lenguaje no solamente sirve para describir el mundo sino
para hacer cosas. A manera de ejemplo: las lenguas poseen ciertos verbos
que nombran la acción que se hace precisamente cuando se la nombra y
solamente mediante la palabra: juro, prometo, pido, ordeno, declaro, bautizo,
niego, etc. El acto por el que se produce significado es locucionario; la fuerza,
en cambio, es el poder de hacer y proviene del acto ilocucionario. A esto se
agrega un tercer acto posible pero no simplemente identificable, el perlocucio-
nario, por el cual se producen efectos en el interlocutor -convencerlo, sorpren-
derlo, asustarlo-.
Texto: todo enunciado cifrado en uno o varios códigos que aparece como
unidad de comunicación concluida y autónoma. Unidad mínima de información,
de comunicación y de interacción social. Los mensajes y los actos de habla se
ejecutan por textos.
Transformaciones: cambio que opera sobre una estructura sintáctica. Por
ejemplo, de la estructura profunda canónica que ordena las funciones Sujeto
agente-verbo-objeto afectado o paciente, la voz pasiva superficialmente
manifiesta una transformación de la que resulta Sujeto paciente-verbo pasivo-
agente. La noción de transformación sirve a la Lingüística Crítica o Análisis
Crítico del Discurso en tanto en esa variación discursiva se observa un efecto
ideológico.
Variedad de Lengua: en sus manifestaciones concretas -el habla-, el sistema
abstracto –lengua- puede ser objeto de modificaciones o alteraciones produci-
das por distintas causas. Las causas principales de estas variaciones lingüísti-
cas son las siguientes:
a- Variedades diacrónicas: las lenguas son como seres vivos y, como tales
nacen, crecen, se reproducen y, en algunos casos, acaban desapareciendo.
Este proceso vital explica las diferentes variedades que una lengua puede pre-
sentar en el discurrir de los años.
b- Variedades diafásicas: la situación de cada acto comunicativo hace que el
hablante seleccione un determinado nivel de lengua con el objetivo de ade-
cuarse a sus interlocutores. Este hecho explica la existencia de un nivel formal

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y de un nivel informal o coloquial, así como la existencia de niveles de lengua
especiales, como las jergas y el argot.
c- Variedades diastráticas: por último, el nivel cultural del hablante justifica
también el nivel de lengua empleado, distinguiéndose, por ejemplo, un nivel
culto de un nivel vulgar de una lengua.
d- Variedades diatópicas: las lenguas también aparecen condicionadas por
el lugar geográfico en el que se hablen. Este hecho explica la diversidad de
dialectos y hablas locales.

e v a l u ación

La versión impresa no incluye las actividades obligatorias. Las mismas se


encuentran disponibles directamente en plataforma.

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