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Texto: Gregoria Hernández

El primer día de diciembre de 1898, en Grosvenor House,


tuvo lugar un acto emotivo y de reconocimiento: se presentaba
el retrato pintado por John Singer Sargení, hoy en la National
Portrait Gallery de Londres, ante un auditorio de amigos y admi-
radores. Ella agradeció ei gesto, en unas palabras con sabor de
despedida, a sus sesenta años.
“Cuando yo me haya ido, espero que mis amigos no inten-
ten proseguir un camino determinado, continuar ciegamente las
rodaduras que yo marqué en mi vida. Nuevas circunstancias re-
querirán renovados esfuerzos: es el espíritu, no la forma muer-
ta, lo que ha de perpetuarse. Cuando llegue el tiempo de aban-
donar nuestro sitio y otros sean llamados como guías hacia el
frente de la batalla, ¿qué habrán heredado de nosotros? No un
sistema, no una asociación, no fórmulas muedas. Les habremos
podido dejar unas pocas casas, limpias y mejoradas, otras nue-
vas y mejor construidas, algunos parques y espacios libres y
abiertos, que serán más bellos de lo que hubieran sido sin nues-
tro trabajo. Pero lo que más ansiamos dejarles no es algo tangi-
ble, ni siquiera un recuerdo, por bueno que sea. ..s¡no una mira-
da atenta para observar, un espíritu veraz para medir, una gran
esperanza para agarrar las grandes cuestiones que los nuevos
y mejores días que están por venir les traerán”.
Este era el autorretrato espiritual y el testamento de

OCTAVIA HILL¿Qué calificativo atribuirle? Queda para el lector la elección.


Porque, si el tiempo pudiera ser un camino de dos direcciones,
indudablemente esta entrevista habría tenido lugar y verosímil-
mente, a un tenor muy semejante. Cualquier trabajador social
hubiera sido feliz de entrar en el 190 de Marylebone Road para
conocer a una de esas “mujeres que cambiaron su mundo” vic-
toriano.

cuademos de Trabajo social 0.0 8 (1995). Págs. 273-285


Servicio de Publicaciones, universidad Complutense. Madrid, 1995 273
Gregoria HERNÁNDEZ

—Octavia Hill, cuando mira hacia —Si, déjeme. La segunda y tercera in-
atrás su Vida tan llena de acanteci- fluencia las atribuyo a ella y a mi padre,
mientas y personas, ¿de quién se por diferentes razones. Mientras el
siente deudora? ¿Cómo nace esa abuelo Thomas se ocupaba de la refor-
fuerza en una mujer de su época? ma sanitaria, su hija Caroline —mi ma-
Dígame algo de sus primeros re- dre— escribía sobre teorías de la edu-
cuerdas. cación, siguiendo la escuela de
—Reconozco en mi carácter tres gran- Pestalozzi, aquel pedagogo suizo del
des influencias. La primera, la de mi siglo XVIII que sostenía que la obser-
abuelo materno, Thomas Southwood vación era la base más segura del
Smith, nacido en 1788. Becario del aprendizaje y que el desarrollo del niño
Bristol Baptist College fue expulsado debia seguir su curso natural. Un viu-
por sus ideas, lo que le impidió llegar a do, James Hill, comerciante de maíz y
ser un predicador baptista. Rechazado banquero, admirador de sus artículos,
por su familia, fundó la suya. Ahí nació le pidió que fuera el ama de llaves de
mi madre, Caroline, en isog. Mi abue- su casa y la preceptora de sus hijos
la moría en 1812 y entonces mi abue- (cinco chicas y un chico> resultado de
lo, a sus veinticuatro años, dejó a mi sus dos matrimonios anteriores. El
madre y a su otra hija con la familia de compromiso de mi madre acabó en
su mujer, marchando a Edimburgo a matrimonio con el viudo James. La pa-
estudiar medicina. Como no soportaba reja se estableció en Wisbech, en una
la separación, al poco tiempo volvió a casa de estilo georgiano de noble apa-
Bristol a recoger a mi madre (tenía cua- riencia. Mi madre me recordaría, años
tro años). Fue un experimento maravi- más tarde, la fortuna del que sería mi
lIoso entre padre e hija, un legado que padre, su talento para los negocios,
yo he recibido de simpatía humana y sus aventuras en la política, sus inicia-
de la firme convicción de que la volun- tivas de periodista y publicista (el pe-
tad puede mover montañas. El abuelo riódico “The Star in the East”>. Se am-
Thomas combinó los estudios con la plió la familia: mi hermana Miranda
predicación. Ya entonces decía que la nació en 1836, Gertrude en 1837 y mi
doble capacitación de médico del cuer- madre seguía acompañando a su mari-
PO y del alma no es incompatible y el do en todas sus batallas. El periódico
éxito solo puede demostrarse por la ex- era la empresa familiar y el barómetro
periencia. Se casó de nuevo, empe- de las actividades de los Hill.
zando a practicar en Londres, en el —¿Y usted?
East End. Practicar la medicina no era —Nací en un momento financiero de-
suficiente y sus cualidades de predica- sastroso para mis padres. Era el 3 de
dor las empleó en una reforma de la diciembre de 1838. Y mi nombre no fue
sanídad pública y una adecuada legis- muy original: al ser la octave hija de Ja-
lación sanitaria, convirtiéndose en líder mes Hill me pusieron Octavia. Con el
de la reforma social y sanitaria. prestigio de mi padre por tierra, tuvi-
—Hermosa experiencia de hija la que mos que establecernos en Essex y ahí
disfrutó su madre. ¿Algo más de ella? nació mi hermana Emilia. Seguimos el

274 Cuadernos de Trabajo Social


Entrevista: OCTAVIA HILL

éxodo: Hampstead, Gloucesterhire, antes, pero ya se lo contaré. iAh, si, la


Leeds. Aquí nació la décima hija de mi Escuelal En 1861 muere el abuelo;
padre, Florence, en 1843, y por este tuvimos que dedicarnos a lo que sabía-
tiempo mi padre tuvo un serio ataque mos y a mi madre le apasionaba, la
nervioso y mental que condujo, por ra- enseñanza. Emily (Minnie, la llamába-
zones médicas, a la separación de su mos> tenía las cualificaciones necesa-
fam¡lia. Por cierto, mi padre pertenecía rias por el Queens College; Florence
desde hacía tiempo a la escuela de hablaba italiano perfectamente y había
Owen, el reformador social. estudiado música en Italia; Miranda es-
Mi madre, con nosotros, se estableció taba enseñando desde los 13 años y
en Finchley (norte de Londres) apoya- yo ya enseñaba dibujo en el Working
da financieramente por su padre, cuya Women College. No nos fue difícil en-
casa —en Highgate, Fitzroy Park— fue contrar alumnos. Y así, en otoño de
como un segundo hogar para nosotras 1862, empezó la escuela con ocho
y la mejor educación posible. Por aque- alumnas externas. Se les entrenaba en
lla casa pasaban figuras como E D. hábitos de pulcritud, puntualidad, con-
Maurice, John Ruskin, Dickens, Hans fianza en si mismas y un sentido prác-
Christian Andersen... Unitarios, Cuá- tico que les fuera útil para sus hogares.
queros, Radicales no conformistas: Tenían que descubrir su puesto en la
ése era el círculo de Highgate, la inspi- sociedad sirviendo a los demás. Se les
ración para nosotras. animó a interesarse por las condicio-
Octavia reconoce haber heredado nes sociales, a aprender de primera
de su padre su extraordinaria capa- mano algo sobre sus vecinos más po-
cidad de pensamiento y su instinto bres y a ayudarles cuanto les fuera po-
para los negocios, aunque final- sible. Yo ya les decía: “Espero que al-
mente fracasá. De su madre, la sim- guna de ustedes, las mayores,
patía y la imaginación. De su abue- emplearán su tiempo libre en enseñar
lo, la constancia en perseguir sus a los más pequeños, los domingos u
fines, en contraste con los ideales otro día”.
utópicos de su padre, siempre sos- Octavia sonríe al recordar aquella
tenidos por la fuerza y el carácter de escuela familiar.
la madre ante los reveses de la for- —Desde un punto de vista moderno
tuna. Esos antecedentes familiares aquello no era una escuela. El edificio
le llevaron prontamente a la edad era inadecuado. No había “aulas’.
adulta. Cuando se adecentaron los establos
—Comenzar la vida adulta en tempra- de detrás de la casa olía horriblemente
na edad significa enfrentarse a las a caballerías, las ventanas eran dema-
dificultades por sobrevivir, comen- siado altas para mirar. Era una vida es-
zando por el trabajo. ¿Es entonces, partana. Mi madre y yo dormiamos jun-
Sra. Hill, cuando empieza la primera tas en el espacio reservado para la
aventura social en el campo de la clase de dibujo.
enseñanza? Por cieno, yo no estaba titulada pero
—Había empezado a trabajar mucho encontré tiempo para graduarme en el

Cuadernos de Trabajo Social 275


Gregoria HERNÁNDEZ

Queens College, en marzo de 1864. Place, no era ciertamente una aven-


Tenía que hacer un gran esfuerzo para tura para una joven que a los diez y
preparar mis lecciones cada semana. siete años había escrito a su herma-
En la escuela había invitados famosos na Emily que no le interesaba un tra-
a cenar, hombres y mujeres que esta- bajo, por muy bien remunerado que
ban en el trabajo público, en la reforma estuviera, si le impedía el trabajar
social, en todas las cuestiones canden- por los demás. ¿Qué había en aque-
tes de su tiempo. La conversación es- lla clase media de la época victoria-
taba llena de interés y era una valiosa na? Era la clase de las Brontés,
parte de la educación de los alumnos Elliot, Darwin, Dickens... La clase
que escuchaban, igual que Miranda y media victoriana, desde 1850 mos-
yo habíamos vivido de niñas, en la ca- traba una variedad, versatilidad, ar-
sa del abuelo. dor espiritual, el sentido de lo públi-
—¿Qué calidad tenía entonces la en- co, ímpetu literario y artístico propio
señanza que daban? ¿Qué tipo de de aquellas familias que ni eran te-
control estatal ante una empresa fa- rratenientes ni tenían que trabajar
miliar de ese estilo? con sus manos. Las cuestiones so-
—La primera vez que tuvimos que llevar ciales estaban en el ambiente y em-
a nuestros alumnos a examinarse fue- pezaron a agitar los sueños, si no
ra obtuvimos muy buenos resultados. las conciencias, de aquella clase
Recuerdo mi impresión de entonces. El media a la que pertenecían. En el ca-
efecto en nuestros alumnos fue extra- so de Octavia ese aprendizaje de la
ordinariamente agradable, ganando miseria y degradación de la vida del
seguridad gracias a los exámenes y a Londres pobre comenzó a los 14
la relación con estudiantes de otras es- años, adquiriendo una visión muy
cuelas. Tenían la sensación de no estar objetiva, aunque personal: no era el
aislados, de trabajar al mismo tiempo momento de discursear, sino hacer
que un numeroso grupo de jóvenes de trabajo práctico. Entramos en este
toda Inglaterra. Pero, cuidado con los tema que abraza sus intervenciones
exámenes y los testl Los exámenes en la vivienda de los pobres, su filo-
requieren un cuidadoso y noble uso. sofía de la ayuda, su capacidad para
Hay que mirar siempre más allá de transmitir y entusiasmar.
ellos o no se los podrá considerar rec- —Señora Hill, haber llegado a ser una
tamente. Porque hay otras cosas mejo- experta en el problema de la vivien-
res que deben ser enseñadas y, sin da, hasta el punto de considerla
embargo, no son materia de controles. como inspiradora de la Artisan’s
Estudiar pensando en los exámenes es Dwelling Bilí (1875), ser conocida
peligroso; aprender, por el afán de fuera de Inglaterra por el ‘método
aprender y conocer, es el único motivo Hill” de viviendas para los pobres,
legítimo. Y eso es algo que escapa a ¿es la construcción benéfica de vi-
toda valoración. viendas de realojamiento. o hay al-
Esta experiencia académica de Oc- go más?
tavia a sus 23 años, en Nottingham —Mire: destierre toda idea contemporá-

276 Cuadernos de Trabajo Social


Entrevista: OCTAVIA HILL

nea suya en torno al tema. Yo conocía Si le entiendo bien —y así se lo hago


bien las casas de los pobres, y no en su ver—, Octavia es una eficaz recauda-
aspecto de equipamientos sino en los dora de capitales para invertir en el
hábitos que perpetuaban en sus inquili- sector inmobiliario, en un intento
nos. Lo había discutido muchas veces por canalizar de modo eficaz la sen-
con Ruskin y, gracias a su generosidad, sibilidad de su época ante las degra-
pude pasar de una “mera visión” a la dantes condiciones de vida. Pero
acción. ¿Objetivo para los inversores? no; no la he entendido apenas. Por
Un rendimiento del 50/o del capital inver- ello insiste:
tido. O sea, rentas que el inquilino po- —Creo que el éxito de la vivienda para
bre tenía que pagar escrupulosamente. los pobres no está en los ladrillos y el
Ahí hacia falta ayuda educativa, porque mortero, sino en unos gestores forma-
sólo proporcionar techo era perjudicial, dos y bien preparados. Desde el primer
Como una inversión del dinero que me momento yo nunca tuve que esperar
prestó Ruskin compré tres casas en por falta de capital. Siempre he llevado
Paradise Place: esa fue la primera pro- un cuaderno con una larga lista de
piedad que gestioné. Las tres casas de gente que da dinero para invertir. Y so-
aquel sucio patio tenian 192 paños de lamente cuando tengo trabajadores pa-
cristal en sus ventanas, de los que so- ra ocuparse de las viviendas, entonces
lamente 8 estaban intactos. Cada habi- -y solamente entonces—recorren mis
tación era el domicilio de una familia. ojos la lista y pienso quién será el me-
No se puede imaginar cómo vivían y la jor para trabajar y dónde. Nunca, des-
persistencia de la degradación a que se de 1864, tuve que esperar un solo día
sometían. Las casas estaban ocupa- por falta de dinero para las viviendas.
das: inquilinos que se conformaban con —Es decir, que su creciente reputa-
un pequeño trabajo y mal pagado, pero ción le trajo muchos recursos. Este
que sabían sobradamente cómo obte- incremento estaba limitado no por la
ner lo que necesitaban. Una moneda la cantidad de capital disponible sino
conseguia un niño con su trabajo o por el número de trabajadores que
pillería, otro conseguía algo más men- podía gestionar. Necesité entrenarlos
digando. Eran el resultado de un gigan- y esto le llevó a ocuparse menos de
tesco montaje de caridades entrecruza- los inquilinos. ¿Una decisión difícil?
das que quitaban al hombre la mitad de —Tuve que escoger deliberadamente,
sus responsabilidades como persona, para el bien de la mayoría de los po-
no de una vez y por todas, clara y defi- bres, al menos por un tiempo, dejar a
nitivamente. Obteniendo ayudas aquí y otros el trabajo cara a cara con las per-
allá no hay seguridad, no hay orden en sonas. Yo no podía atender a los po-
esta manera de sobrevivir. Obtienen bres en las viviendas que atendíamos.
nuestros donativos sin agradecimiento Anhelaba, sin embargo, el tiempo en
y nosotros les maldecimos por su cam- que esa necesidad se superase y yo
biante servilismo e ingratitud. Pero lue- pudiera volver a mi pequeño y conoci-
go vendrían más casas, más pianes, do grupo de pobres. Pero la formación
más inversiones. de mis compañeros en el trabajo social

Cuadernos de Trabajo Social 277


Gregoria HERNÁNDEZ __

dentro de las viviendas se había con- viendas que nosotros gestionábamos,


vertido en una tarea urgente. acompañándoles con un trabajo social.
Octavia había sido una polemista —¿Quiénes podrían ser educados en
peligrosa en el debate de su tiempo estos principios? ¿Qué “plan de for-
sobre la ayuda a los pobres. Más tar- mación” tenía que ser el más ade-
de se enfrentaría vigorosamente al cuado?
estilo del Ejército de Salvación del —Necesitaba reclutar visitadores expe-
Gral. Booth. En sus principios tenía rirnentados, cuya función era conocer a
que preparar a sus ayudantes, para las familias a su cargo, entender sus di-
no desvirtuar el sentido de la acción ficultades y angustias, alegrarse de sus
social, incluso frente a las tenden- éxitos. Creí profundamente en los vo-
cias que empezaban a difundirse. luntarios, aunque fuera a tiempo par-
Fue tajante. cial: cualquier chica o mujer, con una
—Para mí el significado más profundo vida familiar normal, con sus proble-
del ser humano es su espíritu, más que mas domésticos y responsabilidades,
su prosperidad material. Por mucho con sus compromisos sociales estaba
que hoy se diga desde el pensamiento inicialmente capacitada para entrar en
oficial, me parece una blasfemia contra la vida familiar de otras personas.
la dignidad humana la afirmación de Todos tienen una responsabilidad per-
que “hasta que no se han satisfecho sonal hacia los pobres, pero nunca hay
las necesidades corporales, tienen que que presionar más de lo que volunta-
aguardar las necesidades del espíritu”. riamente cada uno podía dar. Es el in-
Ningún hombre debe recibir un donati- calculable e inmenso valor del “tiempo”
vo que no le ayude a ser mejor, más dedicado a los demás. Pienso que los
fuerte y más independiente. Pido al ri- regalos de tiempo, más que los regalos
co una cosa mucho más arriesgada de dinero, son esas cosas buenas que
que dar su dinero: que promueva la re- producen alegría al dador, y eso no su-
lación natural entre sus vecinos más cede cuando se presiona de forma in-
pobres, el conocimiento mutuo, la ayu- conveniente.
da benévola; que tiene que mirar al po- También hay que preparar personas a
bre primeramente como marido, como tiempo completo. El entrenamiento pa-
mujer, como hijo o hija...antes que con- ra estos trabajadores era fundamental-
siderario como miembro de una clase mente el mismo: tenían que aprender a
separada y diferente; que use su dine- tratar con la gente, a entender las con-
ro de tal manera que el pobre, tan diciones en que vivían y los caminos
pronto como pueda, se independice de por lo que podían mejorar; tenían que
él. No es posible una relación social familiarizarse con todas las organiza-
completa cuando uno siempre da y otro ciones de ayuda, estar preparados pa-
siempre toma. Hay una tarea mucho ra trabajar al servicio de los Comités de
más atractiva que dar dinero. Y mi prin- ayuda, Comités de Escuelas y Guar-
cipal argumento fue siempre mostrar la dianes de los Pobres. Los que se ocu-
prosperidad, comparativamente, de los paban de los inquilinos tenían que re-
inquilinos que estaban dentro de las vi- coger los alquileres, vigilar la limpieza,

278 Cuadernos de Trabajo Social


Entrevista: OCTAVIA HILL

guardar las cuentas y advertir sobre las atrás, se obligaba así misma a no in-
reparaciones. Además, los que eran terferir, sabiendo que sus alumnas
completamente responsables de las tenían que aprender de sus propias
casas necesitaban un conocimiento equivocaciones. Sin embargo, su
técnico de las ciencias sanitarias y de material de trabajo eran las vidas hu-
las leyes relativas a los propietarios e manas, no resultando fácil observar
inquilinos. Aunque los trabajadores a desde las filas de atrás. Perseveró:
tiempo parcial necesitaban saber me- —Es un principio de la vida moderna en
nos que los otros, nunca pensé en di- los países libres que no somos dirigi-
ferencias en su actitud hacia el trabajo. dos desde arriba, como una herramien-
Todos eran necesarios. ¿Entiende mi ta, sino que cada uno tiene que pensar
“plan de estudios”? qué es lo mejor que hay que hacer, ca-
Afortunadamente, Octavia Hill no tu- da uno en su propio trabajo. El trabajo
yo que estar en nuestras actuales con la pobreza, tomado invididualmen-
batallas universitarias, nuestras te (es decir, con “cada” pobre> es lento,
pugnas interdepartamentales o pero es el único camino. Algunos hom-
nuestros curricula y diplomas. En su bres se sientan en sus mesas e imagi-
empresa formativa Octavia se mira- nan un mundo completamente diferen-
ba a sí misma. Su objetivo era hacer te o especulan si, en caso de que ellos
a sus ayudantes independientes de pusieran todo al revés, la confianza en
ella, y eso sólo podía lograrse otor- sí mismos no podría desaparecer ante
gándoles una responsabilidad real la llegada del confort. Nosotros no sa-
sobre el terreno- Cada trabajador te- bemos lo que sería este mundo si fue-
nía que tomar sus propias decisio- ra puesto del revés, lo que sí sabemos
nes y enfrentarse a sus propios erro- es que Dios nos lo ha dado a nosotros,
res. No había reglas inflexibles para a los que Él ha puesto cerca de noso-
ser mecánicamente aplicadas, algo tros, donde Él nos ha llamado, la fuer-
que pudiera parecerse a un sistema. za que Él nos ha concedido.
En su propio distrito cada trabajador Yo le hablaba desde el futuro. Le ex-
era soberano. Decía: “Tomad voso- ponía las obligaciones del Estado de
tros la iniciativa, fijad los detalles por Bienestar en la garantía de los dere-
vosotros mismos, pensad en los chos de los ciudadanos, en la prose-
problemas por vosotros mismos, cución de mayores niveles de igual-
porque vosotros solos podéis. Cuan- dad, el compromiso público con las
do os hayáis hecho tolerablemente necesidades de los ciudadanos, las
independientes de nosotros, enton- obligaciones de solidaridad manifes-
ces —y solamente entonces— voso- tadas en los sistemas fiscales, la fi-
tros o nosotros podremos ampliar losofía del ‘servidor público” al ser-
nuestro campo de acción, pero no vicio del ciudadano. Octavia seguia
hasta ese momento”. en su discurso. ¿Solamente porque
La educación femenina no contem- era otra época? ¿Ninguna observa-
plaba entonces la asunción de res- ción válida para hoy? Adivinando
ponsabilidades. Octavia, desde mis pensamientos, comienza:

Cuadernos de Trabajo Social 27g


Gregoria HERNÁNDEZ

—Me preocupa muchísimo la creciente narse por sí mismo, ignorando el hecho


tendencia de la legislación a ampliar de vivir entre vecinos frugales o que
las ayudas respondiendo fácilmente a trabajaban duramente. Toda mi vida he
las demandas, sin una atención seria a luchado contra la ignorancia de los vo-
las circunstancias de cada solicitante. tantes en lo referente a las finanzas lo-
Este esfuerzo por librarse de la caridad cales o estatales que hacen posible
y sustituida por una prestación econó- esa “peligrosa’ generosidad.
mica, tasa obtenida como un impuesto —¿Estado? ¿Sociedad? ¿Mercado?
y luego distribuida como un derecho, A finales de este siglo demasiadas
me parece doblemente peligrosa: no cosas han cambiado como para no
solamente destruye la independencia plantear estas formas de provisión.
de la persona, sino que se lo oculta. No —Mi opinión del Gobierno central es
puedo comprender el rechazo actual a bastante baja, porque en este terreno
que el Estado interrogue al necesitado, muestra ser marcadamente ineficaz.
antes de darle el dinero. Quiero evitar Creo, en la hipótesis de lo público, que
la pauperización subjetiva, que es un los temas de bienestar social se tratan
insulto al trabajador Quiero otorgarle mejor a nivel local.
los sentimientos que a mí me animan. Añado personalmente una explica-
Valoro el dinero, por supuesto, y lo que ción de esas posturas. Para ella, y
con él se puede comprar.. pero mucho en su época, el Gobierno central no
menos de lo que lo hacen ustedes. La atraía el interés de las mujeres, en
pobreza en si misma no es un peligro parte porque las excluía del voto,
serio. Y esto se lo dice quien ha senti- pero también porque se considera-
do la dureza de la pobreza real, quien ba como una ocupación masculina
a veces no ha tenido lo suficiente para (asuntos internacionales, defensa,
poder comer y se ha tenido que negar presupuesto nacional), que no ac-
cosas que hoy se consideran necesa- tuaba en las áreas de la politica so-
rias. Creo que la independencia es mu- cial, el bienestar, la vivienda, la edu-
cho más importante para la felicidad cación o la salud. Las mujeres
que la abundancia. estaban empezando a sentarse, pre-
Insisto: estoy en contra del uso de la cisamente, en las Comisiones Rea-
palabra “gratis’ (comidas gratis, servi- les. Y sigue:
cios médicos gratuitos, etc.). IDe hecho, —Creo en la autoayuda, mientras mi
nunca estas cosas pueden ser gratui- amigo Ruskin, por ejemplo, confía en la
tas, hay que pagarlas, con impuestos o ayuda estatal. Si usted quiere, soy indi-
por donaciones. Van a animar al bene- vidualista porque desconfío del oficia-
ficiario (usen, si quieren la palabra lismo y de las teorías políticas sobre
‘cliente” o “ciudadano”> a pensar que el los problemas sociales. Para encontrar
Estado es una gran organización que un trabajo conveniente a la gente se
atiende a todas las necesidades, sin necesita emprender imaginativamente
gasto para nadie. Esto conduce in- actividades que se adapten a los tipos
conscientemente a aceptar prestacio- de personas en necesidad y a sus cir-
nes que uno podría y tendría que ga- cunstancias. Ese es un terreno en el

280 Cuadernos de Trabajo Social


Entrevista: OCTAVIA HILL

que solamente se puede entrar por la cias oficiales y voluntarias que tratan
dulzura, una sutil simpatía humana y el los casos de las leyes de pobres. Mi
poder del amor humano. Nada de esto objetivo último era más amplio: cam-
tiene que ver con la interferencia buro- biar la población pobre de Londres en
crática en la vida de los pobres, sino una población, cuando fuera posible,
que es lo característico del trabajo indi- de trabajadores autónomos, partiendo
vidual, preferentemente de los volunta- de una masa de pobres totales o semi-
nos que puedan aportar tanto pacien- pobres.
cia y conocimientos como firmeza. Comenzamos con la supresión de los
—Dejemos de lado, Sra. Mill, al Esta- vales para carbón, las comidas gratui-
do y a sus burócratas. Considero tas y cualquier forma de asistencia en
—usted misma lo ha insinuado en dinero. Toda situación de necesidad
nuestra conversación— un grave pe- fue cuidadosamente investigada a tra-
ligro la falta de coordinación de todo vés de los recursos de la familia, ofre-
el sistema de ayuda que una socie- ciendo trabajo y retirando cualquier
dad puede poner en marcha para ayuda financiera, si el trabajo no se ha-
responder a las necesidades de la cia. ¿Resultados iniciales? Me ganó la
población. Incluso, ¿no podría coor- hostilidad de aquellos a los que quería
dinar mejor el Estado? Más aún, ayudar. Lo que buscaba era un poquito
¿acaso no es posible que aparezcan de educación de adultos, un trabajo
diferencias, perjudiciales para los reformador para una población corrom-
pobres, entre las organizaciones pida por los donativos indiscriminados.
que se ocupan de la acción social? Más todavía, me encontré con la amar-
Por motivos religiosos, por diferen- ga oposición de las actitudes conserva-
cias políticas, por estilo de las pro- doras: entendían la caridad como una
pias organizaciones...¿no nos en- emoción gratificante y no como un prin-
contraríamos con un desperdicio de cipio racional. Los que deseaban reci-
energías y recursos? bir el agradecimiento de las clases ba-
—Cierto. Déjeme contarle alguna expe- jas encontraron perturbadora la
riencia significativa, aunque altere el actividad de una organización que pe-
orden cronológico de los acontecimien- día ideas claras y no solamente dinero.
tos. Esto fue lo que condujo, en 1868, a
La puesta en práctica de las lecciones fundar la London Association for the
aprendidas en la mejora de las vivien- Prevention of Pauperization and Crime,
das de los pobres se me ofreció en el posteriormente Charity Organization
vecindario más pobre de St. Mary’s Society (COS>.
Church en Marylebone. Preparé un Octavia había podido extender su
cuerpo de voluntarios para conocer experimento a otras parroquias de
personalmente las necesidades de los Londres. Conté con el apoyo de los
solicitantes. Este procedimiento funcio- obispos, aunque el clero fue más re-
nó. El memorandum que escribiría en ticente. Iban a su aire y no les gus-
1874 ya describió ese sistema como taba que su gente fuera investigada
una perfecta combinación de las agen- por un cuerpo ajeno. Se quejaban de

Cuadernos de Trabajo Social 281


Gregoria HERNÁNDEZ

que en la Sociedad todo era organi- ron nuevos flujos de dinero hacia su
zación y no caridad. Y la Sociedad institución. Protesté contra la indiscri-
se defendía acusándoles de senti- minada distribución de recursos, ceo-
mentalismo y de obstruccionismo. trándome en dos críticas principales al
Octavia era tajante: “La COS tiene Ejército de Salvación y su modo de
que asegurar ayuda abundante atender a los necesitados.
cuando sea necesaria y detenerla Respecto a esto último, niego la afir-
cuando resulte injuriosa. Para ello mación de que todo podía ser solucio-
tiene que ganarse la confianza tanto nado con dinero. Esto llevaba a los ri-
de los donantes como da las agen- cos a decir: “Nosotros damos el dinero
cias asistenciales. No se puede en- y el Ejército de Salvación da los conse-
señar cómo ayudar a una persona ni ¡os y la ayuda”. Pero reducir la respon-
siquiera preguntarle qué espera sabilidad de los ricos a un problema de
hasta que no te has hecho cargo de caja era una herejía condenable. Res-
él. Los voluntarios de la COS tienen pecto a lo primero, rechacé la adminis-
que evitar convertirla en algo frío, tración autocrática del General, con-
necesitan ganarse el apoyo del clero vencida como estaba de que el dinero
local y ayudarles en la reforma de solamente podía ser dado y recibido
sus caridades”. sin degradación cuando el donante se
—Señora Hill, ¿algún problema con cuida y entiende la necesidad del que
otras instituciones asistenciales de recibe.
su época? —Hay dos espaldarazos públicos e
—Evidentemente, supongo que se refie- su actividad. Uno, su nombramiento
re a mis discusiones con los métodos en 1875 para formar parte del Conse-
del General Booth. Era aquél un mo- jo Central de la Charity Organization
mento de preocupación. Las pródigas Society. Otro, su designación, en
ayudas distribuidas por la Mansion 1905, para pertenecer a la Comisión
House no solucionaron las angustias Real sobre “Las Leyes de Pobres y el
del invierno del 67-68. Todos los que Auxilio en las Necesidades”. ¿Pode-
trabajaban socialmente en Londres es- mos saber algo respecto a sus reac-
taban profundamente afectados por el ciones? Porque, a nadie hoy se le
pauperismo creciente. Los salarios oculta que sus puntos de vista sobre
eran bajos, el desempleo aumentaba, el papel de la mujer distan mucho de
los ricos eran cada vez más conscien- lo que hoy se entiende por el más
tes de la pobreza que les rodeaba. Pe- elemental feminismo.
ro los ríos de dinero que corrían hacia —Dejemos por un momento el tema de
cualquier llamada no eran —ya se lo he la mujer, y hablemos de esas dos ex-
dicho— una medida inteligente. La pu- periencias mías de vida pública. Sí, Tue
blicación del libro “In Darkest London”, en 1875 cuando me pidieron que acep-
del Gral. W. Booth, fundador de la ‘Sal- tase ser miembro del Consejo Central
vation Army” (Ejército de Salvación), de la COS. ¡Cómo podía negarme,
con sus descripciones de la suciedad, después de tantos años de trabajol Yo
la pobreza y la sórdida miseria motiva- desconfiaba de la centralización, prefe-

282 Cuadernos da Trabajo Social


Entrevista: OCTAVIA HILL

ría las organizaciones locales más pe- hombres y mujeres llenos de fe a los
queñas y más dependientes del apoyo que Inglaterra pueda inspirar como ser-
de los vecinos más próximos. Pero no vidores convencidos, en medio de sus
podía negar otra evidencia a favor de múltiples actividades”. Tuve más de
la centralización: no era justo que los 200 reuniones, 1.300 testigos, visitas a
distritos más ricos tuvieran que soste- las casas de trabajo (work-houses).
ner solamente a lo pocos pobres de su Los materiales ocuparon cuarenta vo-
vecindario, ni era posible que los distri- lúmenes y el Informe fue el más amplio
tos pobres produjeran bastante para que jamás salió de una Comisión Real.
sus necesidades. Solamente le digo que el resumen de
—Pertenecer a una Royal Commis- prensa tenía tres páginas completas
sion fue un gran honor. ¿Lo sintió del “Times”.
así? El informe tenía dos partes: la adminis-
—Me resistí un poco. Tenía ya sesenta tración de las leyes de pobres y el tra-
y siete años y me había dedicado a los bajo de las agencias de ayuda de los
pobres desde los primeros años de mi voluntarios. Por primera vez se trató el
vida pública. Había fraguado mi estilo, tema del desempleo. Firmé el informe
había asentado mis convicciones. Yo de la mayoría, diferenciándose en algu-
estaba interesada en las personas, no nos puntos. Más que municipalizar las
en las categorías. La organización te- leyes de pobres, añadiendo nuevas
nía un lugar, pero una organización no cargas a gente ya ocupada, prefería un
puede funcionar sin manos humanas. grupo específico de personas elegido
El contacto personal con los pobres en para este propósito. Eso atraería el ser-
sus casas, por voluntarios y por traba- vicio de los interesados en los pobres,
jadores preparados puede, por sí solo, los que fueran capaces de hacer un es-
afectar a la miseria real y previsible. Te- fuerzo indivisible hacia ellos, libres del
nía que mantener principios que hoy peso de los asuntos municipales y no
son lugar común, pero no todos, insis- deseosos de ganancias políticas”.
tir -para la reforma—en el contacto per- —Señora Hill, me admira el tesón que
sonal con los pobres como personas, mostraron las sufragistas de su
prefiriendo los esfuerzos locales a las tiempo, luchando por al voto femeni-
grandes organizaciones centralizadas. no. Usted estuvo en contra de esa
Mi lema era: “Trabajo para los capaces presencia de la mujer en la vida pú-
y pensiones para los viejos, pero nun- blica, y sin embargo nadie como us-
ca pequeños e irregulares donativos”. ted abrió caminos nuevos a las mu-
—¿Cómo trabajaba una Comisión jeres de su tiempo. ¿Sirve la mujer
Real? Mejor, ¿cuál fue su trabajo? solamente para la acción asistencial
—La Comisión todavía buscaba eviden- pública y para la vida privada? En
cias en 1907. Entonces escribí: “La so- unos tiempos de lucha por las igual-
lución no depende de la maquinaria or- dades y contra la discriminación,
ganizativa que la Royal Commission ¿qué se puede aprender de Octavia
pueda recomendar y el Parlamento es- Hill?
tablecer, sino en la muchedumbre de —Octavia Hill tiene una visión de la

Cuadernos de Trabajo Social 283


Gregoria HERNÁNDEZ

mujer que no es ciertamente la del unos adecuados valores morales se


tiempo de usted. Por supuesto. Yo dan por supuestos.
pensaba que ahora que las mujeres —En resumen, que no le gustaban
habian encontrado una amplia aveni- las mujeres en la vida pública, co-
da para sus energías y capacidades, a mo tampoco los políticos en gene-
través del trabajo social con los po- ral. Necesitaba entrenar mujeres
bres y en el campo educativo, el asun- para el trabajo social. Pensaba que
to del voto era una especie de pista su eficiencia seria deteriorada por
falsa trazada en el camino de sus tra- la actividad política. Su interés es-
bajadores, que les impedía tomarse el taba en el servicio directo a los po-
interés necesario en aquellas mate- bres. ¿Serviría de algo ante los po-
rias para las que los considero espe- líticos? Así era su convicción, bien
cialmente adecuados”. lejos de la adscripción partidista.
—Realmente, el tema del sufragio fe- —Se lo diré con otras palabras, que
menino era desaprobado por mu- expresan los objetivos que creo que
chos. Octavia Hill no explicó, al final deben perseguirse por parte de las
de sus días, por qué el sufragio fe- mujeres: mantener la independencia
menino tenía que impedir a las mu- política y personal, ser libre para tra-
jeres su trabajo en el bienestar. Des- bajar con hombres y mujeres de to-
de la reina Victoria hasta Beatriz dos los partidos, arrastrar a los que
Webb en su juventud, muchas muje- están en alianzas políticas opuestas
res activas y, por lo demás, ilustra- dentro de una relación común, traba-
das, estaban en contra. En parte, co- jar para ese público no articulado —el
mo fruto de la cultura política del que no es laborista, o liberal o con-
período en la que estaba extendida servador, de la izquierda o de la dere-
una amplia desafección hacia la co- cha-y cuya voz raramente es oída,
rriente principal de la política. Una salvo en tiempos de emergencia. So-
carta al Standard, en 1910, expone lamente entonces nuestra voz será
sus puntos de vista en una forma reconocida como la voz de Inglaterra.
muy reaccionaria. Y así, de esa forma tan patriótica y
—Mi fe está puesta en la persona, el ho- victoriana, acabó la conversación
gar y la familia. Estoy profundamente entre ella y todas los que, conmi-
convencida que la vida de casa prepa- go, encontramos en su grandeza
ra para otro trabajo.. Creo que el hogar las raíces de nuestro Trabajo So-
está lleno de las más profundas bendi- cial. El ejemplo sigue válido. Las
ciones. Estamos trabajando por el bien palabras con cuya cita comencé,
de los hogares y es tarea nuestra que las que explican su herencia, vale
nuestro trabajo lo demuestre cada día la pena no olvidarlas y volverlas a
más intensamente. Hay una dilerencia releer.
entre la familia trabajadora, necesitada
de un respaldo para hacer frente a la
adversidad, y la familia de clase media, Gregoria Hernández
EuTs-ucM
en la que la seguridad financiera y

284 Cuadernos de Trabajo Social


Entrevista: OCTAVIA HILL

Cronología de Octavia Hill instrucciones, en Crockham Hill,


Kent.
1838 Nace en Wisbech, el 3 de di-
ciembre. Nota:
1852 Comienza su trabajo en Londres Las palabras puestas en boca de Octa-
en la cooperativa Ladies’ Guild via Hill, en esta entrevista-ficción, son
que dirige su madre, promovida prácticamente palabras textuales su-
por los Socialistas Cristianos, yas, obtenidas en las cuatro biografias
1853 Primer encuentro con John siguientes, pero que por el tipo de tex-
Ruskin, que le ayuda en su for- to no incorpora las referencias (episto-
mación artística. lario, folletos, conferencias, etc). Tengo
1856 Secretaria en las clases para que agradecer a la Srta. Mary A. Peters
mujeres del Working Men’s su amabilidad al facilitarme el présta-
College, en Great Ormond Street. mo bibliográfico de la biblioteca de la
1861 Funda con su familia una es- Universidad de Bristol. Ésta es la bi-
cuela para niños, en el 14 de bliografia utilizada:
Nottingham Place.
E. MOE3ERLY BELL (1942) Octavia Hill. A dio-
1864 Consigue interesar a Ruskin en graphy London, conslable,297 págs.
su proyecto de rehabilitación de William THOMSON HILL (1986) Octavia Hill. Pie-
viviendas. r?eer of tl,e National Trust aná Heusing Retor-
mor, London, Hutohisen, 206 págs.
1865 Compra las tres casas de Paradise Nancy BOYO (1982> Josepáine B~tler OctaL-yá
Place. Hill, riorence Nighttingale: Three Victorian Wo-
1873 Coopere con la “Charity men 14’ho changad Their World, London, Mac-
Organization Society’. Millan, págs. 95-166
Gihlian DAHLEY (4990> Octavia Hill, London,
1877 Se toma un período de descanso constahle, 399 págs.
viajando por el Continente.
1877 Se une a la Kyrle Society, funda-
da por su hermana Miranda.
1884 Los Comisarios eclesiásticos le
encargan la gestión de gran
parte de sus propiedades en
Southwark.
1889 Renuncia a entrar en la “Royal
Commission on Housing’.
1895 Colabora en la Fundación de la
“Commons Preservation Society”
y funda el “National Trust for
places of historic interest or
natural beauty”.
1905 Miembro de la “Royal Commission
on Poor Laws -

1912 Muere en el 190 de Marylebone


Road y es enterrada, según sus

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