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13. Viaje a Cartagena: El 4 de julio de 1827 Bolívar sale por última vez de Caracas,
se embarca en La Guaira en una fragata inglesa, en compañía de Sir Alejandro Cockburn,
Ministro de Inglaterra y por la vía de Cartagena llega a Bogotá. Allí, el 10 de septiembre,
presta ante el Congreso juramento como Presidente de la República. La Convención
Nacional reunida en Ocaña en 1828 se disuelve sin que los diversos partidos hayan
logrado ponerse de acuerdo. Bolívar, aclamado Dictador, escapa en Bogotá, en
septiembre de aquel año, a un atentado contra su vida; poco después ha de ponerse en
campaña para enfrentarse a las fuerzas del Perú que han penetrado en el Ecuador, en
donde permanece durante casi todo el año de 1829. A pesar de estar enfermo y de
sentirse cansado, lucha por salvar su obra.
14. Asesinato de Sucre: El 4 de junio de 1830, día viernes, muy temprano por la
mañana, toma el camino de su cita final. En el sendero estrecho a Cabuyal, en las
montañas de Berruecos, cuatro asesinos contactados por José María Obando lo
esperaban. Ellos eran: Apolinar Morillo, venezolano, Andrés Rodríguez y Juan Cruz,
peruanos, y Juan Gregorio Rodríguez, de Tolima, Colombia. Cuando pasa la comitiva,
una voz grita: « ¡General Sucre!». El joven General, de apenas 35 años de edad, voltea y
en el acto suenan los disparos. Sólo pudo oírsele decir: « ¡Ay balazo!». Y cayó muerto el
novel General cumanés, víctima de las intrigas y las ambiciones. Los asesinos sabían
muy bien que Sucre era el sucesor legítimo de Bolívar, el único que todavía podía
restaurar la unidad Gran Colombia.
34. Proclama de Guerra a Muerte: fue una declaración hecha por el general Simón
Bolívar el 15 de junio de 1813, en la ciudad venezolana de Trujillo durante el desarrollo de
la Campaña Admirable. La declaración viene precedida, meses antes por el Convenio de
Cartagena de Antonio Nicolás Briceño. Este decreto significaba que los españoles y
canarios que no participasen activamente en favor de la independencia se les daría la
muerte, y que todos los americanos serían perdonados, incluso si cooperaban con las
autoridades españolas. Además, añadía el objetivo de comprometer de forma irreversible
a los individuos con la revolución. Fue redactada bajo la justificación de supuestos
crímenes practicados por Domingo Monteverde y su ejército contra los republicanos
durante la caída de la Primera República. Sin embargo La Guerra a Muerte fue practicada
por ambos bandos.