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PROLEGOMENOS A TODA
METAFISICA DEL PORVENIR
OBSERVACIONES SOBRE EL
SENTIMIENTO DE LO BELLO
Y LO SUBLIME
CRITICA DEL JUICIO*
ESTUDIO INTRODUCTIVO Y
ANÁLISIS DE LAS OBRAS
POR
FRANCISCO LARROYO
Quinta edición
EDITORIAL PORRÚA, S. A.
AV. REPÚBLICA ARGENTINA, 15
MÉXICO, 1991
Primeras ediciones en español:
Prolegómenos a toda metafísica del porvenir, Madrid, 19 12
Obstinaciones sobre el sejitirniento de lo bello y lo sublime, Madrid, 191»2
Críticq del Juicio, Madrid, 1914
Primera edición en la Colección “Sepan cu a n to s...”, 1973
Títulos originales:
Prolegómeno zu einer jeden künftigen Metaphysik} die ais Wissenschaft wird
auftrelen kónnen, Riga, J783
Beobachtungen über das Gefühl des Schónen und Erhabenen) Riga, 1764
Kritik der Urteilskvift, Berlín, 1790
Copyright © 1991
Derechos reservados
ISBN 968-432-616-5
IMPRESO EN MEXICO
PRINTED IN MEXICO
PRIMERA PARTE DE LA CRÍTICA DEL JUICIO
CRÍTICA DEL JUICIO ESTÉTICO
PRIMERA SECCIÓN
PRIMER LIBRO
ANALÍTICA DE LO BELLO
PRIMER MOMENTO
líos que buscan como fin sólo el de ningún modo, trocarse uno por
goce (pues esta es la palabra con la otro. Lo agradable, que, como tal,
cual se expresa lo interior del delei representa el objeto solamente con
te) se dispensan gustosos de todo relación al sentido, tiene que ser co
juicio. locado, mediante el concepto de un
fin, bajo principios de la razón, para
llamarle bueno como objeto de la
§ 4 voluntad. Pero si lo que deleita lo
La satisfacción en lo «bueno» llamo al mismo tiempo bueno, resul
está unida con interés ta entonces una relación totalmente
distinta con la satisfacción; y es fá
Bueno es lo que, por medio de cil verlo, porque en lo bueno viene
la razón y por el simple concepto, siempre la cuestión de saber si es
place. Llamamos a una especie de sólo mediata o inmediatamente bue
bueno, bueno para algo (lo útil), no (útil o bueno en sí), y, en cam
cuando place sólo como medio; a bio, en lo agradable no hay cuestión
otra clase, en cambio, bueno en sí, alguna sobre esto, puesto que la pa
cuando place en sí mismo. En am labra significa siempre algo que pla
bos está encerrado siempre el con ce inmediatamente (del mismo mo
cepto de un fin, por lo tanto, la re do que ocurre también con lo que
lación de la razón con el querer (al llamo bello).
menos posible) y consiguientemen Aun en el hablar más ordinario
te, una satisfacción en la existencia distínguese lo agradable de lo bue
de un objeto o de una acción, es no. De un manjar que excita el gus
decir, un cierto interés. to con especias y otros ingredientes
Para encontrar que algo es bueno dícese, sin titubear, que es agrada
tengo que saber siempre qué clase ble, confesando al mismo tiempo
de cosa deba ser el objeto, es decir, que no es bueno, porque si bien
tener un concepto del mismo; para inmediatamente deleita al gusto, en
encontrar en él belleza no tengo ne cambio, considerado mediatamente,
cesidad de eso. Flores, dibujos, le es decir, por medio de la razón, que
tras, rasgos que se cruzan, sin inten mira más allá a las consecuencias,
ción, lo que llamamos hojarasca, no disgusta. Puede notarse esta diferen
significan nada, no dependen de nin cia aun en el juicio sobre la salud.
gún concepto, y, sin embargo, pla Ésta es inmediatamente agradable
cen. La satisfacción en lo bello tie para todo el que la posee (por lo
ne que depender de la reflexión so menos negativamente, es decir, como
bre un objeto, la cual conduce a ausencia de todo dolor corporal).
cualquier concepto (sin determinar Pero para decir que ella es buena,
cuál), y por esto se distingue tam hay que referirla además, mediante
bién de lo agradable, que descansa la razón, a fines, a saber: que ella
totalmente sobre la sensación. es un estado que nos hace estar dis
Cierto es que lo agradable y lo puestos para todos nuestros asuntos.
bueno parecen, en muchos casos, ser En .lo que toca a la felicidad, cada
lo mismo. Diráse así comúnmente cual cree, sin embargo, finalmente,
que todo deleite (sobre todo, el du poder dar el nombre de verdadero
radero) es bueno en sí mismo, lo bien, más aun, del más elevado bien,
cual significa, próximamente, que lo a la mayor suma (en cantidad, como
agradable duradero y lo bueno son en duración) de agrados en la vida.
lo mismo. Pero puede notarse pron Pero también contra esto se alza la
to que esto es sólo una defectuosa razón. Agrado es goce. Si éste, pues,
confusión de palabras, porque los es sólo lo que importa, sería locura
conceptos característicos que depen ser escrupuloso en lo que toca a los
den de esas expresiones no pueden, medios que nos lo proporcionan, sea
CRÍTICA DEL JUICIO 213
le&; 7 pero lo bueno, para todo ser bre es la mejor cocinera y a los que
razonable en general. Proposición es tienen buen apetito gusta todo con
esta que sólo más adelante puede tal dé que sea comestible. Por lo
recibir su completa justificación y tanto, semejante satisfacción no de
aclaración. Puede decirse aue, en muestra elección alguna según el
tre todos estos tres modos de la sa gusto. Sólo cuando se ha calmado la
tisfacción, la del gusto en lo bello necesidad puede decidirse quién tie
es la única satisfacción desinteresa ne o no tiene gusto entre muchos.
da y libre, pues no hay interés algu También hay costumbres (conduc
no, ni el de los sentidos ni el de la ta) sin virtud, cortesía sin benevo
razón, que arranque el aplauso. Por lencia, decencia sin honorabilidad...,
eso, de la satisfacción puede decir etc. .. Pues donde habla la ley mo
se en los tres casos citados, que se ral, ya no queda objetivamente elec
refiere a inclinación, o a complacen ción libre alguna, en lo que toca a
cia, o a estimación. Pues bien, c o m 'lo que haya de hacerse; y mostrar
p l a c e n c i a es la única satisfacción gusto en su conducta (o en el jui
libre. Un objeto de la inclinación y cio de las de otros) es muy otra cosa
uno que se imponga a nuestro de que mostrar su manera de pensar
seo mediante una ley de la razón moral, pues ésta encierra un manda
no nos dejan libertad alguna para to y produce una exigencia, mien
hacer de algo un objeto de placer tras que,-en cambio, el gusto moral
para nosotros mismos. Todo interés no hace más que jugar con los obje
presupone exigencia o la produce y, tos de la satisfacción, sin adherirse
como fundamento de determinación a ninguno de ellos.
del aplauso, no deja ya que el jui
cio sobre el objeto sea libre.
En lo que concierne al interés de Dejinición de lo bello deducida
la inclinación en lo agradable, re del primer momento
cuérdese que cada cual dice: el ham
Gusto es la facultad de juzgar un
7 Las palabras: «aunque no sólo objeto o una representación median
como tales (verbigracia, espíritus). . . , te una satisfacción o un descontento,
como animales», faltan, en la primera sin interés alguno. El objeto de se
edición. (N. del T.) mejante satisfacción llámase bello.
SEGUNDO MOMENTO
del objeto que es bello, creemos te to y, por lo tanto, digna de toda
ner en nuestro favor un voto gene atención.
ral y exigimos la adhesión de todo Si el placer en el objeto dado fue
el mundo, mientras que toda sensa se lo primero, y sólo la universal
ción privada no decide más que para comunicabilidad del mismo debiera
el contemplador y su satisfacción. ser atribuida, en el juicio de gusto,
Ahora bien, es de notar aquí que a la representación del objeto, seme
en el juicio del gusto no se postula jante proceder estaría en contradic
nada más que un voto universal de ción consigo mismo, pues ese placer
esa clase, concerniente a la satisfac no sería otra cosa que el mero agra
ción sin ayuda de conceptos, por do de la sensación, y, por tanto, se
tanto, a la posibilidad de un juicio gún su naturaleza, no podría tener
estético que pueda al mismo tiempo más que una validez privada, por
ser considerado como valedero para que depende inmediatamente de la
cada cual. El juicio de gusto mismo representación por la cual el objeto
no postula la aprobación de cada es dado.
cual (pues esto sólo lo puede hacer Así, pues, la capacidad universal
uno lógico universal, porque puede de comunicación del estado de espí
presentar fundamentos); sólo exige ritu, en la representación dada, es la
a cada cual esa aprobación como un que tiene que estar a la base del jui
caso de la regla, cuya confirmación cio de gusto, como subjetiva condi
espera, no por conceptos, sino por ción del mismo, y tener, como con
adhesión de los demás. El voto uni^ secuencia, el placer en el objeto.
versal es, pues, sólo una idea (aquí Pero nada puede ser universalmente
no se investiga aún sobre qué des comunicado más que el conocimien
canse) . Que el que cree enunciar un to y la representación, en cuanto
juicio de gusto, juzga en realidad a pertenece al conocimiento, pues sólo
medida de esa idea, es cosa que pue en este caso es ella objetiva, y sólo
de ser incierta; pero que él lo re mediante él tiene un punto de rela
fiere a ella, y, por lo tanto, aue ha ción universal con el cual la facul
de ser un juicio de gusto, lo aeclara tad de representación de todos está
él mismo, mediante la expresión de obligada a concordar. Ahora bien,
belleza. Pero para sí mismo, median si la base de determinación del jui
te la mera consciencia de la priva cio sobre esa comunicabilidad gene
ción de todo aquello que pertenece ral de la representación hay que pen
a lo agradable y al bien, puede él sarla sólo subjetivamente; que es, a
llegar a estar seguro de la satisfac saber, sin un concepto del objeto*
ción que aun le queda; y esto es entonces no puede ser otra más que
todo en lo que él se promete la apro el estado del espíritu, que se da en
bación de cada cual, pretensión a la la relación de las facultades de re
cual tendrá derecho, bajo esas con presentar unas con otras, en cuanto
diciones, si no faltase a menudo con éstas -refieren una representación
tra ellas, y, por tanto, no enunciase dada al conocimiento en general.
un juicio de gusto erróneo. Las facultades de conocer, pues
tas en juego mediante esa represen
tación, están aquí en un juego libre,
§9 porque ningún concepto determina
Investigación de la cuestión de si, do las restringe a una regla particu
en el juicio de gusto, el sentimiento lar de conocimiento. Tiene, pues,
de placer precede al juicio del objeto que ser el estado de espíritu, en esta
o éste precede a aquél representación, el de un sentimiento
del libre juego de las facultades de
La solución de este problema representar, en una representación
es la clave para la crítica del gus dada para un conocimiento en gene
CRÍTICA DEL JUICIO 219
TERCER MOMENTO
§ 11
§ 12
El juicio de gusto no tiene a su base El juicio de gusto descansa en
nada más que la «forma de la fina fundamentos «a priori»
lidad» de un objeto (o del modo de
representación del mismo) Constituir a priori el enlace del
sentimiento de placer o dolor, como
Todo fin, cuando se le considera un efecto, con alguna representa
como base de la satisfacción, lleva ción (sensación o concepto), como
consigo siempre un interés, como su causa, es absolutamente imposi
motivo de determinación del juicio ble, pues esto sería una relación cau
sobre el objeto del placer. Así, pues, sal,14 la cual (entre objetos de la ex
no puede ningún fin subjetivo estar periencia) no puede ser conocida
a la base del juicio de gusto. Pero nunca más que a posteriori y por
tampoco puede determinar el juicio medio de la experiencia misma. Es
de gusto representación alguna de cierto que en la Crítica de la razón
un fin objetivo, es decir, de.la posi práctica, el sentimiento del respeto
bilidad del objeto mismo, según (como una modificación particular
principios del enlace final y, por lo y característica de aquel sentimien
tanto, concepto alguno del bien, por to, que no quiere coincidir bien, ni
que este es un juicio estético y no con el placer, ni con el dolor que
un juicio de conocimiento, y no se recibimos de objetos empíricos), fue
lefiere, pues, a ningún concepto de deducido por nosotros a priori de
la propiedad y de la interior o exte conceptos universales morales. Pero
rior posibilidad del objeto, mediante allí podíamos pasar los límites de
esta o aquella causa, sino sólo a la la experiencia y apelar a una causa
relación mutua de las facultades de lidad que descansaba en una cuali-
representación, en cuanto son deter
minadas por una representación. 14 En la primera edición dice «rela
Ahora bien, esa relación en la de ción causal particular». (N. del T.)
222 MANUEL KANT
noce en ella el órgano de reproduc fuera porque debe ser una iglesia;
ción de la planta, no hace referen podría embellecerse una figura con
cia alguna a ese fin natural cuando toda clase de rayas y rasgos ligeros,
la juzga mediante el gusto. Así, pues, si bien regulares, como hacen los
a la base de este juicio, no hay ni neozelandeses con sus tatuajes, si no
perfección de ninguna especie, ni fi tuviera que ser humana, y ésta po
nalidad interna a que se refiera la dría tener rasgos más finos y un
reunión de lo diverso. Muchos pá contorno de las formas de la cosa
jaros (el loro, el colibrí, el ave del más bonita y dulce, si no fuera por
paraíso), multitud de peces del mar, que debe representar un hombre o
son bellezas en sí que no perteno- un guerrero.
cen a ningún objeto determinado Ahora bien: la satisfacción en lo
por conceptos en consideración de diverso de una cosa, en relación con
su fin, sino que placen libremente el fin interno que determina su po
y por sí. Así, los dibujos a la grec- sibilidad, es una satisfacción funda
que, la hojarasca para marcos o pa da en un concepto; pero la de la
peles pintados, etc. . no significan belleza es de tal suerte que no pre
nada por sí, no representan nada, supone concepto alguno, sino que
ningún objeto, bajo un concepto de está inmediatamente unida con la
terminado, y son bellezas libres. representación mediante la cual el
Puede contarse entre la misma espe objeto es dado (no mediante la cual
cie lo que en música se llama fan es pensado). Pero si el juicio de
tasía (sin tema), e incluso toda la gusto, en consideración al objeto, se
música sin texto. hace dependiente del fin en el con
En el juicio de una belleza libre cepto, como juicio de razón, y, por
(según la mera forma), el juicio de tanto, es limitado, entonces no es ya
gusto es puro. No hay presupuesto un libre y puro juicio de gusto.
concepto alguno de un fin para el Ciertamente, mediante ese enlace
cual lo diverso del objeto dado deba de la satisfacción estética con la in
servir y que éste, pues, deba repre telectual, gana el juicio de gusto, en
sentar, y por el cual la libertad de que es fijado, y, si bien no es uni
la imaginación, que, por decirlo así, versal, sin embargo, en considera
juega en la observación de la figu ción de algunos objetos determina
ra, vendría a ser sólo limitada. dos, conformes a un fin, pueden
Pero la belleza humana (y en esta prescribírsele reglas. Estas no son,
especie, la de un hombre, una mu sin émbargo, entonces, reglas del
jer, un niño), la belleza de un caba gusto sino solamente de la unión del
llo. de un edificio (como iglesia, pa gusto con la razón, es decir, de lo
lacio, arsenal, quinta), presupone bello con el bien, mediante la cual
un concepto de fin que determina lo aquél viene a servir de instrumen
que deba ser la cosa; por tanto, un to para el propósito, en considera
concepto de su perfección: así, pues, ción de este último, de poner aque
es belleza adherente. Así como el lla situación de espíritu que se con
enlace de lo agradable (de la- sen serva a sí misma y tiene un valor
sación) con la belleza, que propia subjetivo universal, bajo aquel modo
mente sólo concierne la forma, im de pensar, que sólo mediante peno
pide la pureza del juicio de gusto, sa resolución puede conservarse,
así el enlace del bien (para el cual pero tiene un valor objetivo univer
lo diverso es bueno a la cosa misma, sal. Pero, propiamente, ni la perfec
según su fin) con la belleza daña a ción gana por la belleza ni la belle
la pureza de ésta. za por la perfección; mas como,
Podrían añadirse inmediatamente cuando comparamos la representa
en la intuición de un edificio mu ción mediante la cual un objeto nos
chas cosas que nos pluguieran, si no es dado con el objeto en considera
2 28 MANUEL KANT
ción de lo que debe ser, mediante que tenga lugar, sin concepto y la
un concepto, no puede evitarse el unanimidad, en lo posible, de todos
que la juntemos también con la sen los tiempos y de todos los pueblos,
sación en el sujeto, resulta que la en lo que toca a ese sentimiento en
facultad total de la representación la representación de ciertos objetos,
gana cuando están de acuerdo am tal es el criterio empírico, aunque
bos estados del espíritu. débil, y que alcanza apenas a poder
Un juicio de gusto en lo que se conjeturar que un gusto conserva
refiere a un objeto de fin interno do así, por medio de ejemplos, pro
determinado, sería puro sólo en viene de la base profundamente es
cuanto el que juzga no tuviera con condida, y común a todos los hom
cepto alguno de ese fin o hiciera en bres, de la unanimidad en el juicio
su juicio abstracción! de él. Pero des de las formas bajo las cuales un ob
pués, aunque, habiendo juzgado el jeto es dado.
objeto como belleza libre, hubiera De aquí que se consideren algu
enunciado un juicio de gusto exacto, nos productos del gusto como ejem
vendría a ser criticado por otro que plares, no, sin embargo, como, si el
hubiera considerado su belleza como gusto pudiera adquirirse imitando a
belleza adherente (mirando al fin otros, pues el gusto ha de ser una
del objeto) y acusado de gusto fal propia peculiar facultad; pero el que
so, habiendo ambos,, cada uno a su imita un modelo, si bien muestra
modo, juzgado exactamente: el uno, habilidad en cuanto lo consigue,
según lo que tiene ante los sentidos; muestra gusto sólo en cuanto puede
el otro, según lo que tiene en el pen juzgar el modelo mismo.21 De aquí
samiento. Por medio de esta distin se sigue, pues, que el modelo más
ción puédense arreglar algunos di elevado, el prototipo del gusto, es
sentimientos de los jueces de gusto una mera idea que cada uno debe
sobre belleza, mostrándoles que el producir en sí mismo, y según la
uno se atiene a la belleza libre y el cual debe juzgar todo lo que sea ob
otro a la dependiente, que el uno jeto del gusto, ejemplo del juicio del
enuncia un juicio de gusto puro, y gusto y hasta él gusto de cada cual.
el otro, uno aplicado. Idea significa propiamente un con
cepto de la razón, e ideal, la repre
sentación de un ser individual como
§ 17 adecuado a una idea. De aquí que
aquel prototipo del gusto que des
Del ideal de la belleza cansa, desde luego, sobre la idea in
determinada de la razón de un má
No puede haber reglé objetiva al ximum, pero que no puede ser re
guna del gusto que determine, por presentada por concepto sino en una
medio de conceptos, lo que sea be exposición individual, pueda mejor
llo, pues todo juicio emanado de llamarse el ideal de lo bello, que
aquella fuente es estética, es decir,
que su fundamento de determina 2t Los modelos del gusto, en lo que
ción es el sentimiento del sujeto, y se refiere a arte oratorio, deben estar
compuestos en un lenguaje muerto y
no un concepto del objeto. Buscar sábio: lo primero, para no tener que
un principio del gusto, que ofrezca sufrir de los cambios que se dan in
el criterio universal de lo bello, por evitablemente en las lenguas vivas, don
medio de determinados conceptos, de las expresiones nobles se tornan
es una tarea infructuosa, porque lo adocenadas, las usuales envejecen y en
que se busca es imposible y contra tran para sólo poco tiempo las nuevas;
lo segundo, para que tenga una gramá
dictorio en sí. La comunicabilidad tica que no esté sometida a un cambio
general de la sensación (de la satis arbitrario de la moda y mantenga así
facción o disgusto), de tal índole su inmutable regla.
CRÍTICA DEL JUICIO 229
CUARTO MOMENTO
todos lados, y, por tanto, tienen para las reglas musicales, porque este úl
él ya poco atractivo; en cambio, en timo más bien hastía cuando se re
contrando, en medio de un bosque, pite muchas veces y durante largc
un huerto de pimienta, en donde las tiempo. Pero en esto probablemente
estacas alrededor de las cuales cre confundimos nuestra simpatía por la
ce esa planta formaban avenidas en alegría de un pequeño animalito
líneas-paralelas, experimentó en ello amable con la belleza de su canto,
un gran encanto: de aquí saca la que, cuando es imitado exactamente
conclusión de que la belleza salva por el hombre (como ocurre a veces
je, al parecer, sin regla alguna, no con el canto del uiiseñor), parece
place, por el cambio, más que a a nuestros oídos totalmente despro
quien está ya saciado de belleza re visto de gusto.
gular. Pero con que hubiera hecho Hay que distinguir aún los obje
la prueba de estarse un día en su tos bellos de los aspectos bellos de
huerto de pimienta se hubiera aper los objetos (que a menudo, por el
cibido de que cuando el entendi alejamiento, no pueden ser conoci
miento se ha sumido, mediante la dos claramente) En estos últimos
regularidad, en la disposición para parece el gusto fijarse no tanto en
el orden que necesita por todas par lo que la imaginación aprehende en
tes, el objeto no le distrae, y, a largo ese campo, como en lo que sobre él
tiempo, más bien-hace una violen tiene ocasión de figurar, es decir,
cia incómoda a la imaginación, y de propiamente en las fantasías con
que, en cambio, la naturaleza, que que se entretiene el espíritu cuando
allí es pródiga en diversidades hasta la diversidad con que el ojo tropieza
la exuberancia, y que no está so lo despierta continuamente; así, por
metida a la violencia de reglas arti ejemplo, ocurre cuando se miran las
ficiales, podría dar a su gusto un figuras cambiantes de un fuego de
alimento constante. El canto mismo chimenea o de un arroyo que corre,
de los pájaros, que no podemos re los cuales, sin ser ninguno de los
ducir a reglas musicales, parece en dos bellezas, llevan consigo, sin em
cerrar más libertad y, por tanto, más bargo, un encanto para la imagina
alimento para el gusto que el canto ción, porque mantienen su libre
humano mismo dirigido según todas juego.