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Universidad de Valencia

Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación

ECOLOGÍA SOCIAL Y DEFENSA DE LOS POBRES


LEONARDO BOFF

ECOLOGÍA. GRITO DE LA TIERRA,


GRITO DE LOS POBRES
CAP 5: TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y ECOLOGÍA:
ALTERNATIVA, CONFRONTACIÓN O
COMPLEMENTARIEDAD

PRESENTADO COMO TRABAJO FINAL DE LA


ASIGNATURA DE “ÉTICA ECOLÓGICA” DEL
MÁSTER INTERUNIVERSITARIO EN ÉTICA Y
DEMOCRACIA 2017/2018

YVETTE M. CARRILLO S.
ENERO 2018
Introducción

El tema a tratar, tomado del capítulo 5 del libro Ecología. Grito de la tierra,
Grito de los pobres, de Leonard Boff, nos introduce dentro de dos pensamientos,
uno de los cuales es el de la Teología de la Liberación, del cual es considerado
uno de sus fundadores y el otro, el ecológico (como nuevo paradigma de la
humanidad), al que el autor le otorga un matiz sagrado. Se realiza una exposición
de ambas líneas de pensamiento y después de un análisis entre ambos nos
presenta un camino a seguir, nos alienta para hacer un cambio en nuestros
hábitos cotidianos frente al planeta, a buscar un sentido de vivir en y con la
naturaleza, a través de la liberación integral, ofreciendo este comportamiento
como una guía de vida en la que el ganador somos todos.
Antes de introducirnos en el estudio de este tema nos pareció oportuno
introducir al autor, para entender mejor el contexto en el que se desarrolla su
obra. Nacido en Brasil en 1938, nieto de italiano, Leonardo Boff es un teólogo,
exsacerdote franciscano, filósofo, escritor, profesor y ecologista. Doctorado en
Teología y Filosofía en la Universidad de Múnich, en Política, por la Universidad
de Turín y en Teología por la Universidad de Lund (Suecia).
Profesor de Teología Sistemática y Ecuménica en el Instituto Teológico
Franciscano de Petrópolis, profesor de Teología y Espiritualidad en varios
centros de estudio y universidades de Brasil y del exterior, y profesor visitante en
las universidades de Lisboa (Portugal), Salamanca (España), Harvard (EUA),
Basilea (Suiza) y Heidelberg (Alemania). Suficientes credenciales como para
darse una idea del bagaje de conocimientos y experiencias que puede transmitir
y que debemos considerar, desde un punto de vista personal, ya sea para
coincidir, rechazar o criticar, pero insisto: considerar, puesto que pensamos que
un estudioso tan prominente tiene sin duda mucho que aportar en el tema.
Antes de entrar de lleno en la primera parte que él llama la era ecológica
sería oportuno que nos coloquemos en contexto. Esta obra de Boff fue escrita
en el año 1995 y ya desde 1972 se había dado la alarmante voz sobre las tazas
de extinción global, cada vez más devastadoras. Hasta ese momento, nadie se
había planteado el papel del ser humano, quien actuaba como un ser por encima
de todos los demás seres de la creación. Es decir, que hasta entonces, el hombre
había tratado a todo su entorno como algo que estaba a su entero y exclusivo
servicio. Incluyendo a otros hombres. Es interesante reflexionar, que en ese
entonces, y ya por muchos años, la esclavitud había sido abolida. Sin embargo,
el hombre seguía siendo (y aún sigue, en muchas partes del mundo) víctima de
otros hombres, que lo esclaviza y doblega para mantenerlo a su servicio. De este
modo el hombre que tiene medios avasalla todo lo que encuentra a su paso para
lograr sus objetivos, que en gran parte tienen que ver con la riqueza económica
y el poder. Mientras que el hombre desprovisto de ellos, el hombre sin medios
no tiene más alternativa que aguantar y soportar la humillación. Este poder Boff
también lo ve en la Iglesia y en su organización jerárquica. Es ante esta situación
que Boff se revela y formula diferentes tesis ligadas a la teología de la liberación
que coloca en un libro llamado “Iglesia: Carisma y Poder“ (1982), por el cual fue
sometido a un proceso por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe
siendo condenado a un año de silencio y destituido de todas sus funciones
editoriales y académicas en el campo religioso en 1985. En 1992 estuvo a punto
de ser silenciado de nuevo por Roma que no quería que participara en el Eco-92
de Río de Janeiro. Este hecho fue lo que finalmente le movió a dejar la orden
franciscana, y el ministerio presbiteral. Posteriormente, fue aprobado como
profesor de ética, filosofía de la religión y ecología en la Universidad del Estado
de Río de Janeiro (UERJ) y a partir de allí escribe más de 60 libros en las áreas
de teología, espiritualidad, filosofía, antropología y mística. El capítulo a analizar,
Teología de la Liberación y Ecología: Alternativa, Confrontación o
Complementariedad, consta de cinco partes a través de las cuales el autor nos
insta a pensar sobre la ecología como un nuevo patrón de comportamiento
tomando como punto de partida al pobre y humillado. En el presente trabajo, la
obra se ha divido en tres partes. La primera abarca la parte 1 -sobre la era
ecológica; la segunda abarca las partes 2 y 3 -la escucha del clamor del oprimido
y el pobre, el ser más amenazado de la creación; por último, la tercera parte
abarca las partes 4 y 5 -liberación y ecología y la alianza final, con los hijos y las
hijas del arco iris.
Sobre la era ecológica o la nueva alianza con la Tierra

Desde que Ernst Haeckel en 1866 creó el término "ecología", en su trabajo


"Morfología General del Organismo" partiendo de las palabras griegas "oikos"
(casa, vivienda, hogar) y "logos" (estudio)1 muchas han sido las variaciones,
aportaciones y estudios que han dado lugar a una ampliación en el significado
del término.
Nos encontramos ante una nueva paradoja de la ecología. Y Boff, en este
contexto, hace un pequeño histórico hasta llegar a describir lo que él llama la era
ecológica.
En sus comienzos, la ecología se preocupaba por problemas puntuales
como la desaparición de especies o la creación de reservas naturales. Pero, a
medida que pasa el tiempo, se es consciente que el tipo de desarrollo establecido
tiene consecuencias nocivas a largo plazo y que éstas han enfermado a la Tierra.
Lo cual, en el discurso de Boff, interpretamos como el grito (de dolor) de la tierra
por los efectos causados por las heridas que le hemos producido.
Es así como partir de los años 50, se empieza un pensar diferente sobre la
relación de la Tierra y el ser humano. Se inicia una perspectiva nueva sobre la
funcionalidad del ser humano dentro del proceso evolutivo. Se percibe, por
primera vez, la Tierra desde la luna y quizás es en ese momento que el hombre
se empieza a dar cuenta de su infinita pequeñez. Y con este descubrimiento,
percibe también que forma parte de una minúscula pieza de polvo. Percibe que
él está ligado ineludiblemente a la Tierra y que hasta ese momento, dentro de
todo lo que él había hecho, dentro de todo lo que él había descubierto, dentro de
todo lo que él se había proyectado, nunca se había planteado que él es parte de
la Tierra como un todo. Y lo que es peor, en el año 1972 se elabora un estudio 2
con el propósito de fomentar la comprensión de los diversos componentes del
sistema global en el que se vivía, cuyo resultado fue bastante devastador:

1 El término logos es uno de las más importantes en la actitud racional ante el mundo. Puede
traducirse como pensamiento, razón, habla, discurso, concepto, palabra, conocimiento.
(Echegoyen, J. 2017)
2 Los límites al crecimiento (en inglés The Limits to Growth) es un informe encargado al MIT por

el Club de Roma que fue publicado en 1972, poco antes de la primera crisis del petróleo.
[…] si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la
contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos
naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de
crecimiento en la Tierra durante los próximos cien años. (Club de Roma, 1972)
Esto es, que no solo el ser humano formaba parte de la Tierra, como un
todo, sino que también estaba siendo partícipe de su destrucción, obrando como
un ser que estaba por encima del resto. Y es entonces cuando empieza a
preguntarse si realmente ha estado obrando bien. Ese es el momento del
descubrimiento da la Mama Pacha (Madre Tierra de los Incas), la Gaia de la
mitología griega, el superorganismo vivo que nos entrelaza a todos con todos,
constituyendo un todo.
Aquí debemos de hacer una pausa en nuestras deliberaciones, y pensar
que este era el sentimiento del hombre occidental, pues en otras culturas, como
la Inca por ejemplo, el respeto a la tierra era infinito. Y aun actualmente, en tribus
como la de los Awá en Brasil, el respeto y amor por la naturaleza es enorme.
Aunque desgraciadamente, esto se va perdiendo poco a poco con la
desaparición de estos grupos. Pero, tratándose de los que tienen medios, los
que poseen el poder y los que dirigen el mundo en estos momentos, es así como
se ven las cosas.
Es a partir de todo ese abuso que Boff elabora una enorme crítica social
pues constata a su alrededor que el ser humano se interpreta como un ser
superior a los demás seres de la Tierra, que se siente capaz de determinar de la
vida y de la muerte de otros seres (inclusive, tratándose de seres con medios, él
determina de la vida y de la muerte de sus semejantes). Quizás sea fuerte esta
afirmación, pero no tenemos más que pensar en las multinacionales que se
instalan en zonas ecológicamente frágiles en las cuales viven personas que
deciden arbitrariamente contaminar ríos, lagos y tierras, quitando así el sustento
de comunidades que viven alrededor condenándolas a la contaminación, al
éxodo y en ocasiones directamente a la muerte. Pero no solo eso, sino que
también, la indiferencia ante las guerras, los genocidios, los abusos de poder
frente a los cuales cerramos muchas veces los ojos. Porque es más simple y
cómodo poner un programa en la TV que enterarnos de la triste realidad de
nuestro planeta. Sentimos que lo que ocurre está lejos y no nos afecta. Pero la
realidad es que si bien es cierto que no nos afecta directamente, a largo plazo lo
que está ocurriendo es una degradación del ser humano y una degradación de
nuestro medio biótico.
Es así como a partir de la crítica de Boff, nace lo que él llama la era
ecológica que viene a ser la toma de consciencia del ser humano para con la
Tierra y anuncia una nueva alianza con ella basada en el respeto y en la
fraternidad.

Sobre el clamor del oprimido y el pobre, el ser más amenazado de la


creación.
De la misma manera como la Tierra se queja de los abusos que son
cometidos contra ella. El oprimido también levanta la voz. En este caso, Boff
llama al clamor del oprimido: el grito de los pobres, y nos habla de la Teología
de la Liberación en la que el Evangelio exige la opción preferencial por los
pobres3.
La conciencia cristiana revive en el rostro del pobre la pasión del
Crucificado que sufre y quiere resucitar. Un marginado que clama por su libertad.
La opción a favor de la liberación de los pobres es el eje de la Teología de
la Liberación donde el pobre constituye el lugar a partir del cual no solo se intenta
pensar el concepto de Dios y de Cristo sino también el de todo lo que atañe al
ser humano. Se intenta construir la teología a partir de las víctimas, por un lado
para desvelar los mecanismos que las convirtieron en tales y por otro para
ayudar, con el cristianismo, a su superación y así lograr una sociedad más justa.
La teología de la liberación introduce una nueva reflexión teológica
partiendo esta vez de la antirealidad, que consiste en hacer honor a la realidad
en su lado más dramático y problemático. Esto es algo totalmente nuevo puesto
que la iglesia siempre se había preocupado por los pobres, pero nunca desde
este punto de vista.

3 Esta noción aparece explícitamente en el documento final de la III Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano realizado en Puebla en 1979, a pesar de que la idea general de la
importancia de los pobres se encuentra presente desde el inicio de la teología de la liberación a
fines de la década de 1960
De esta manera, la teología de la liberación, da a los pobres una
importancia que nunca antes había tenido: la de ser artífice de una fuerza
transformadora, ya que son ellos mismos, los mismos pobres, los que deben
llevar a cabo su propia liberación.
Boff denuncia aquí el asistencialismo y paternalismo históricos, que
consideraron al pobre siempre como alguien que no tiene, sin considerar sus
aptitudes ni capacidades. Sin embargo, en la teología de la liberación es
resaltado lo que sí tiene, entre otros: cultura, capacidad de trabajo, de
colaboración, de organización, de lucha. El ser consciente de estos, sus
atributos, dará al pobre confianza en su potencial y en el potencial de aquellos
que son como él. Llevándolos así a optar por ellos mismos y sus semejantes. Es
un abrirles los ojos a lo que ellos son y pueden hacer y construir por ellos mismos.
Es darles instrumentos para su lucha por la liberación. Es convertirlos en actores
de su propio destino: su auténtica liberación.
En esta lucha, serán ellos mismos, y no la Iglesia, ni el Estado, ni las clases
que lo asisten quienes tendrán el protagonismo, lo cual no impide la ayuda o
apoyo de los mismos.
La nueva reflexión teológica de la iglesia tiene tres momentos. El primero,
es la experiencia de choque con la realidad, el momento de ver, sentir y sufrir.
El momento de experimentar la voluntad de acción liberadora. Sin la experiencia
de choque existencial, difícilmente se desencadena el proceso de liberación cuya
meta es la transformación social.
En el segundo momento se encuentran la mediación analítica (en el
sentido del conocimiento crítico) y la mediación hermenéutica (en el de la
iluminación a partir de la propia fe). Es momento del juzgar analítico. ¿cuáles
son las causas que provocan el sufrimiento? ¿cuáles sus raíces culturales en el
juego del poder económico, político e ideológico? La pobreza se produce con
nuestros actos. Por extensión, los pobres son una consecuencia de nuestra
manera de actuar. Son seres explotados y empobrecidos. Son oprimidos y
deshumanizados por el propio ser humano. Esta práctica es vista por la iglesia
como pecado, pues es contraria a principios como la justicia, el afecto para con
el pobre, la participación y la comunión, que la iglesia predica. El pobre así se
convierte en una fuerza inesperada al ser degradado, pues provoca la
intervención de Dios.
El momento más importante, sin embargo, es el tercero. Es el momento
del actuar transformador, donde todo debe culminar. La fe cristiana debe
contribuir a la transformación de las relaciones de injusticia existentes. Debe
trabajar para que esas relaciones sean participativas y logren un mejor nivel de
vida para todos.
La idea de transformación aquí descrita no proviene únicamente de la
iglesia, sino que ella se constituye en un brazo más que trabaja por la causa. Ella
no se centra en lo económico, ni en lo político, sino más bien en lo cultural y lo
simbólico. Organizando celebraciones y transmitiendo poderosos mensajes que
pueden generar movimientos de solidaridad, proyectar valores de resistencia, de
protesta y compromiso por la liberación de los oprimidos. La iglesia puede crear
instrumentos para luchar contra la situación opresora y dar esperanza de otra
posible y nueva que ha de irse concretando en el tiempo.
Por último, la celebración. La alabanza a Dios por el reconocimiento de
los avances alcanzados. Los signos anticipadores del reino. La fe que identifica
al Espíritu actuando en los procesos de liberación. La resurrección reflejada en
la recuperación de una vida mínimamente digna.
Cuando la teología de la liberación analiza las causas del empobrecimiento
concluye que la lógica del sistema dominante de acumulación y organización
social que lleva explotar a los trabajadores, lleva también a expoliar naciones
enteras y a depredar la naturaleza. Pero la Tierra es un patrimonio común, no un
mostrador de autoservicio y por lo tanto no puede ser expoliado
desmesuradamente por intereses de una minoría. Por lo tanto, es importante
superar esa lógica así como el sentido de ser que los humanos se han dado a sí
mismos en los últimos siglos. El hombre está llamado a convertir el satán
presente que lleva dentro en ángel de la guarda para proteger la Tierra. Vemos
así que teología de la liberación parte de la ecología social, de la forma cómo se
relacionan entre sí los seres humanos y de cómo se organizan en su relación
con los demás seres de la naturaleza. Actualmente Todo sucede bajo un régimen
de gran explotación y de cruel exclusión. Lo que más urgentemente se busca es
la justicia social mínima que garantice la vida y su dignidad elemental. A partir
de la justicia social (relación social entre los seres humanos) se puede llegar a
tener una justicia ecológica (relación de los seres humanos con la naturaleza).
La teología de la liberación presupone una nueva alianza de los humanos con
los demás seres y la gestación de una ética y mística de fraternidad/sororidad
hacia la comunidad cósmica entera. Realizar la liberación integral es atender a
esos dos aspectos de forma organizada, guiándose por la causa y raíz que los
produce.
El marco sociopolítico de esa liberación integral es la democracia
sociocósmica (biocracia). Es decir, una democracia que esté centrada en la vida,
que parta de la vida humana más humillada e incluya a todos los elementos de
la naturaleza. Sólo entonces habrá justicia ecológica y societaria con una paz
asegurada en el planeta Tierra. Así pues, la teología de la liberación ha de asumir
la visión que entiende a la Tierra como un superorganismo vivo articulado con el
universo entero en cosmogénesis; ha de comprender la misión del ser humano
(hombre y mujer) como expresiones de la misma Tierra y; debe comprender que
el ser humano representa la etapa más avanzada del proceso evolutivo cósmico
en su nivel consciente y de copilotaje con los principios directores del universo.
En este aspecto, las cuestiones más importantes son:
1. Todos los seres humanos deben de ser liberados porque todos están
oprimidos por un paradigma que los esclaviza a todos, el del maltrato a que se
somete a la Tierra, el del consumismo etc. (se sugiere un nuevo paradigma que
consiga la paz entre los humanos y la Tierra.)
2. Redefinir el punto de partida: los pobres – los humillados (los seres más
amenazados de la creación, del cual es parte el planeta tierra)
3, Reafirmar una opción por los pobres del mundo: inmensas mayorías de
la especie humana que son explotadas y diezmadas por una pequeña minoría
de la misma especie.
El reto está en conseguir que los humanos redescubran su camino de
vuelta a la comunidad de los demás vivientes, la comunidad planetaria y
cósmica, para garantizar la sustentabilidad del planeta Tierra a corto, medio y
largo plazo.
Sobre el puente entre el Norte y el Sur y la liberación integral

Boff nos describe aquí la tensión generada por las diferencias entre los
ricos -los más favorecidos- a quienes llama «los satisfechos» y los pobres -los
más humillados- a quienes llama «los nuevos bárbaros». Tanto al Norte y Sur
del planeta les preocupa el riesgo que supone que la «cultura de los satisfechos»
se cierre en su egoísmo consumista e ignore la devastación de los pobres del
mundo y por otra parte que la de los «nuevos bárbaros» no acepte ese veredicto
de muerte y se lance a una lucha por su supervivencia, amenazando todo y
destruyendo todo. En ambos casos. la humanidad tendría que enfrentarse a
niveles de destrucción y violencia nunca vistos sobre la faz de la Tierra. Para
evitarlo, nos dice el autor, debemos cambiar el curso y desplazar de su eje la
lógica de los medios al servicio de la acumulación excluyente y trasladarlo hacia
una lógica de los fines, que trabaja para el bienestar común del planeta Tierra.
Estas dos cuestiones constituyen el contenido central de la teología de la
liberación y de la reflexión ecológica. Ellas deben ser una mediación
indispensable en la salvaguarda de todo lo creado y en la recuperación de la
dignidad de las mayorías pobres del mundo. Por eso la teología de la liberación
y el discurso ecológico se exigen y se complementan mutuamente.
A pesar de que la teología de la Liberación no nace de la preocupación
ecológica, sino más bien de una preocupación social por los seres explotados,
pobres y oprimidos, Boff construye un puente afirmando que el pobre y el
oprimido son miembros de la naturaleza y su situación supone objetivamente
una agresión ecológica. Por lo tanto, su actitud para con todo lo creado debe
cambiar. El ser humano fue creado para el universo y no viceversa, y está
llamado a realizar una etapa más alta y compleja de la evolución universal.
Boff utiliza una parte del Génesis para mostrar el pacto que tenemos con
Dios «pondré mi arco iris en la nube y él se convertirá en una señal de la alianza
entre mí y la Tierra... alianza eterna entre Dios y los seres vivos, con toda la
carne que existe sobre la Tierra» (Gn 9,13-16)
Con el objetivo de encontrar la liberación que tanto preocupa a Boff, éste
ofrece un camino diferente del que hasta ahora teníamos: el ser hijos e hijas del
arco iris, es decir, el pensar en esa alianza con Dios. Establecer nuevas
relaciones con nuestro entorno, relaciones que sean generosas, compasivas,
solidarias, etc. y además, de profunda veneración por el misterio que cada cual
porta y revela. ¿A qué misterio se estaría refiriendo?, pues quizás a aquellas
características únicas que tiene cada especie. Aquellas que nos hacen diferentes
y muchas de las cuales no podemos entender y no por eso debemos ignorar.
Aquellas que no sabemos por qué privilegiaron a unos más que a otros y que
permiten que unos puedan dominar a otros. Pero que, venerando, utilizando sus
palabras, el misterio de cada cual, se puede llegar a la liberación integral.

[...] y en lugar del grito del pobre y del grito de la Tierra, habrá la
celebración común de los redimidos y de los libertos, los seres humanos
en su casa de origen, en la buena, en la grande, en la generosa Madre
Tierra. [...] (Boff, 2004, p. 159)
REFLEXIONES / COMENTARIOS

La Teología de la Liberación defendida por Leonardo Boff incorpora al


pobre como lugar teológico, es decir, como un elemento a ser tenido en cuenta
a la hora de hacer teología situándolo como centro de la reflexión teológica. La
teología tradicionalmente ha apoyado su formulación doctrinal en la Sagrada
Escritura –la Biblia–, el ministerio eclesiástico –el catecismo–, y la tradición –lo
que dicen los concilios–, por lo que esta nueva definición del pobre, como motor
principal del cambio hace que sus seguidores, como Boff, se enfrenten con el
magisterio eclesiástico quien la aparta de su organización. Sin embargo, Boff,
fiel a sus convicciones sigue luchando por una justicia social a la que incorpora,
como se acaba de ver, una justicia ecológica para lograr la paz entre todos los
seres del planeta.
Por su forma de entrelazar los conceptos de ecología, justicia social y
espiritualidad en este libro, a Boff le fue otorgado en diciembre de 2001 en
Estocolmo el Right Livelihood Award4, conocido también como el Nobel
Alternativo, como premio a su aporte en la búsqueda de soluciones para los
cambios que necesita el mundo para mejorar.
Como hemos podido apreciar, su reflexión teológica abarca los campos de
la ética, la ecología y la espiritualidad, utilizando la observación y la reflexión
para comprender la realidad y descubrir los mecanismos de opresión que
amenazan la vida de los pobres, incluyendo en este grupo los seres indefensos
(naturaleza). Boff tiene el propósito de detectar los mecanismos que generan
opresión sobre estos seres, y lo hace a través de lo que él llama “la escucha del
clamor del oprimido”, donde hace detectar los mecanismos de opresión
proponiendo una alternativa de transformación, una llamada Alianza, con una
visión cosmológica del hombre, que trata de conducir, de la manera más

4Llamado también Premio Nobel Alternativo (en inglés Right Livelihood Award o RLA), se entrega
desde 1980 y se presenta anualmente en el Parlamento Sueco, para homenajear y apoyar a
aquellas personas que trabajan en la búsqueda y aplicación de soluciones para los cambios más
urgentes que necesita el mundo actual. Un jurado internacional decide el premio en ámbitos
como protección medioambiental, derechos humanos, desarrollo sostenible, salud, educación,
paz, etc.
adecuada, a las exigencias libertadoras de la fe. En todo lo largo de su obra Boff
trata de probar que la teología de la liberación y el discurso ecológico van de la
mano, que ambos se exigen y se complementan mutuamente.
Boff destaca la necesidad de un nuevo pacto ético que tome en cuenta
tanto los aspectos ecológicos como sociales, es decir, los seres humanos y todo
lo que contiene la Tierra. Un pacto que tendría como objetivo preservar el futuro
común del planeta y de la humanidad, que está siendo amenazada por la
degradación ambiental y la injusticia. Ese pacto, la nueva Alianza, sería
necesario pensar no sólo en presente sino también en las generaciones futuras.
Así como su pensamiento ha tenido muchos seguidores, también hay
quienes no están de acuerdo con su punto de vista. Uno de ellos es su propio
hermano Clodovis Boff5, quien en su artículo llamado "Teologia da Libertação e
volta ao fundamento" (Teología de la Liberación y regreso al fundamento), afirma
su desacuerdo con el hecho de colocar como primer principio de la teología, a
los pobres, sustituyendo, de esta manera a Dios y a Jesucristo. Clodovis asegura
que este error de principio solo puede acarrear efectos nefastos pues al pobre
no se le puede situar en un lugar tan importante. El resultado inevitable, asegura,
es la politización de la fe, su reducción a instrumento de liberación social. A este
artículo, Boff dio una respuesta en 2008 por medio de su artículo "Pelos pobres
contra a estreiteza do método" (Por los pobres contra la estrechez del método),
donde le recordó que fue Jesús mismo, quien se identificó directamente con los
pobres: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos
más pequeños, a mí me lo hicisteis." Mateo 25:31-46. De este modo Leonard se
defiende asegurando que no es él quien pone al pobre por delante, sino que fue
Jesus mismo quien pide que se obre por ÉL a través de ellos, y es lo que Leonard
trata de explicar en su obra. Así, la tan ansiada Liberación de Boff se encuentra
en el contexto del misterio de Cristo, pues ella solo puede ocurrir al continuar con
su obra, que significará, si conseguida, alcanzar la plenitud.
De acuerdo o no con el punto de vista de Boff sobre el lugar del pobre en
el cristianismo no se puede negar que desde esta ética ambiental cristiana se

5 Clodovis Boff (Concórdia, Santa Catarina, Brasil, 1944) teólogo, filósofo, escritor y profesor
brasileño.
puede evitar el maltrato a la naturaleza y mitigar la velocidad de deterioro de la
Tierra que es, al fin y al cabo, nuestro hogar.
Siendo todos criaturas de Dios, se puede reconocer el valor de cada ser
que vive en ella y cuidarlo y protegerlo. El hecho de valorizar todas las criaturas
no desvaloriza al ser humano, ni el hecho de valorizar al ser humano desvaloriza
al resto de las criaturas. La nueva cosmología humaniza la naturaleza,
mostrándola como un ente que interactúa con el hombre y el resto de la creación.
Consecuente con su preocupación por la justicia social y ecológica
Leonardo Boff redacta en el 2010 una DECLARACIÓN UNIVERSAL DE BIEN
COMÚN DE LA TIERRA Y DE LA HUMANIDAD, la cual puede leerse en el anexo
del presente documento.
Referencias y bibliografía

Boff, Clodovis (2007). Teologia da Libertação e volta ao fundamento. Revista


Eclesiástica Brasileira, N. 268, Vol. 67, pgs. 1001-1022

Boff, Leonardo (1995). Ecología: grito de la tierra, grito de los pobres. São Paulo,
Brasil: Editorial Ática. Boff, Leonardo (1995). Ecología: gritó de la tierra, grito
de los pobres. São Paulo, Brasil: Editorial Ática.

Boff, Leonardo (2004). Ecologia: grito da terra, grito dos pobres. Rio de Janeiro,
Brasil: Sextante.

Boff, Leonardo (1982). Igreja Carisma e Poder. Rio de Janeiro, Brasil: Editora
Vozes Ltda.

Boff, Leonardo (2008). Pelos pobres contra a estreiteza do método. Revista


eclesiástica brasileira, Vol. 68, Fasc. 271, 2008, págs. 701-710

Echegoyen, J. (s.f.). Origen de la Filosofía-presocráticos-Sofistas y Sócrates.


Recuperado de: http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-
filosofia/Filosofiagriega /Presocraticos/Logos.htm

Meadows, Donella (1972). Los Límites del crecimiento: informe al Club de Roma
sobre el predicamento de la humanidad. México DF, México: Fondo de
Cultura Económica.

Right Livelihood Award (s.f). Recuperado de:


https://en.wikipedia.org/wiki/Right_Livelihood_Award

Universidad de Navarra (2016). La Sagrada Biblia. Navarra, España: Editor


EUNSA; Edición: 1.
APENDICE
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE BIEN COMÚN DE
LA TIERRA Y DE LA HUMANIDAD
M. D'Escoto y L. Boff (2010)

Artículo 1 El Bien Común supremo y universal, condición para todos los demás bienes, es la misma
Tierra que, por ser nuestra Gran Madre, debe ser amada, cuidada, regenerada y venerada como a
nuestras madres.
I. El BCTH pide que entendamos la Tierra como viva y sujeto de dignidad. No puede ser apropiada de
forma individual por nadie, ni hecha mercancía, ni sufrir agresión sistemática por ningún modo de
producción. Pertenece comunitariamente a todos los que la habitan y al conjunto de los
ecosistemas.
II. El BCMTH exige proteger y restaurar la integridad de los ecosistemas, con especial preocupación
por la diversidad biológica y por todos los procesos naturales que sustentan la vida.
III. El BCMTH es fortalecido cuando todos los seres son vistos como interconectados y con valor
intrínseco, independientemente de su uso humano.
Artículo 2 Para asegurar el BCMTH es necesario reducir, reutilizar y reciclar materiales usados en la
producción y en consumo, garantizar que los residuos puedan ser asimilados por los sistemas ecológicos
y buscar el bien vivir a partir de la soportabilidad de los ecosistemas, en cooperación con los otros y en
armonía con los ritmos de la naturaleza.
I. El BCTH resulta de la utilización sostenible de los bienes renovables como agua, suelos, productos
forestales y vida marina de forma que puedan ser repuestos y garantizados para las actuales y las
futuras generaciones.
II. El manejo de los bienes no renovables, como minerales y combustibles fósiles, debe ser realizado
de tal forma que disminuya su extinción y no dañe gravemente el BCTH.
Artículo 3 Adoptar patrones de producción y consumo que garanticen la vitalidad y la integridad de la
Madre Tierra, la equidad social en la Humanidad, el consumo responsable y solidario y el bien vivir
comunitario.
I. El BCMTH requiere la utilización sostenible de las energías disponibles, privilegiando las matrices
renovables y otras fuentes alternativas como la energía del sol, del viento, de las mareas y la
agroenergía.
II. El BCMTH es potenciado cuando se disminuye al máximo la polución de cualquier parte del
ambiente de forma a evitar los efectos perversos del calentamiento global y no permitir el aumento
de sustancias radioactivas, tóxicas…
III. El BCMTH no es compatible con la existencia de armas nucleares, biológicas y químicas y otras
armas de destrucción masiva que deben ser eliminadas totalmente.
Artículo 4 La biosfera es un BCTH y es patrimonio compartido por todas las formas de vida, de la cual
los seres humanos son tutores.
Artículo 5 Pertenecen al BCMTH los recursos naturales, como el aire, los suelos, la fertilidad, la flora,
la fauna, los genes, los microorganismos y las muestras representativas de los ecosistemas naturales y el
espacio exterior.
I. El agua pertenece al BCTH porque es un bien natural, común, vital e insustituible para todos los
seres vivos, especialmente para los humanos que tienen derecho a su acceso, independientemente
de los costos de su captación, reserva, purificación y distribución que serán asumidos por el poder
público y por la sociedad.
II. Los océanos son un BCMTH porque constituyen los grandes repositorios de vida, los reguladores de
los climas y de la base física y química de la Tierra.
III. Los bosques pertenecen al BCMTH, contienen la mayor biodiversidad del planeta, la humedad
necesaria para el régimen de lluvias y son los grandes secuestradores de dióxido de carbono.
IV. Los climas pertenecen al BCMTH porque son la condición esencial de la manutención de la vida y
los cambios climáticos deben ser tratados globalmente y con una responsabilidad compartida.
Artículo 6 Pertenecen al BCMTH los alimentos en su diversidad y los recursos genéticos filogenéticos
necesarios para su producción sobre los cuales se prohíbe todo tipo de especulación mercantil.
Artículo 7 Son Bienes Públicos de la Humanidad las energías necesarias a la vida, la salud y la
educación, los medios de comunicación, la Internet, los correos y los transportes colectivos. Las
medicinas producidas por laboratorios privados, después de cinco años pasan a pertenecer al Bien
Común de la Humanidad y en emergencias hacerlas inmediatamente públicas.
Artículo 8 Las actividades petroleras y mineras y los agrocarburantes deben estar sometidos a un
control estatal y social en razón de los efectos dañinos que pueden tener sobre el BCMTH.
Artículo 9 El gran BCTH son los seres humanos, hombres y mujeres, portadores de dignidad,
conciencia, inteligencia, amor, solidaridad y responsabilidad.
I. Hay que afirmar la dignidad inherente de todos los seres humanos y su potencial intelectual,
artístico, ético y espiritual.
II. La misión de los seres humanos es de cuidar y proteger la Tierra y la Humanidad como herencias
recibidas del universo.
III. Las comunidades en todos los niveles tienen la obligación de garantizar la realización de los
derechos y de las libertades fundamentales, creando las condiciones para que cada persona realice
su pleno potencial y aporte al BCMTH.
Artículo 10 Pertenecen al BCTH todos los saberes, artes y técnicas acumuladas a lo largo de la
historia.
I. El BCTH requiere reconocer y preservar los saberes tradicionales y la sabiduría espiritual de todas
las culturas que contribuyen a cuidar de la Tierra, a desarrollar el potencial de la Humanidad y a
favorecer el Bien Común.
II. El Bien Común de la Humanidad pide incrementar con recursos financieros, técnicos, sociales e
intelectuales a los pueblos pobres y vulnerables para que alcancen un modo de vivir sostenible y
colaboren con el Bien Común.
III. El BCMTH cobra la erradicación de la pobreza como un imperativo humanitario, ético, social,
ambiental y espiritual.
IV. La justicia social y ecológica no pueden ser disociadas porque ambas sirven al BCTH.
V. Pertenece al BCTH la equidad de género, la superación de todo tipo de discriminación, la
protección de los niños y niñas contra toda violencia y la seguridad social de todos aquellos que no
pueden mantenerse por su propia cuenta.
Artículo 11 Pertenecen al BCTH todas las formas de gobierno que respetan los derechos de cada ser
humano y de la Madre Tierra y propician la participación activa e inclusiva de los ciudadanos en la toma
de decisiones, favorecen el acceso irrestricto a la justicia y cuidan del entorno ecológico.
Artículo 12 El BCTH demanda que se protejan las reservas naturales incluyendo tierras salvajes y áreas
marinas, los sistemas de sustento de la vida en la Tierra, las semillas, la biodiversidad y se rescaten
especies amenazadas y ecosistemas devastados.
I. Controlar la introducción de especies exógenas y someter rigurosamente al principio de prevención
a todos los organismos genéticamente modificados para que no causen daños a las especies nativas y
a la salud de la Madre Tierra y de la Humanidad.
II. Garantizar que los conocimientos de los varios campos del saber que son de vital importancia para
el BCTH sean considerados de dominio público.
III. Es vedado patentar recursos genéticos fundamentales para la alimentación y la agricultura y los
descubrimientos técnicos patentados deben guardar siempre su destinación social.

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