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PROCEDIMIENTOS
DECLARATIVOS EN LA
TEMA 25
LEY DE
-Pº de la Mina 15---50001 Zaragoza---976211437-
www.ceap.es ENJUICIAMIENTO
CIVIL 1/2000
1. INTRODUCCIÓN
2. DILIGENCIAS PREPARATORIAS
3. DILIGENCIAS PRELIMINARES
4. CONCILIACIÓN
1. INTRODUCCIÓN
Posteriormente, ha sido objeto de numerosas modificaciones, llevadas a cabo, entre otras, por
la Ley 39/2002, de 28 de octubre, de transposición al ordenamiento jurídico español
de diversas directivas comunitarias en materia de protección de los intereses de los
consumidores y usuarios; por la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal; por la Ley
23/2003, de 10 de julio, de Garantías en la Venta de Bienes de Consumo; por la
Disposición Adicional Segunda de la Ley 15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la
Competencia; por la Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de reforma de la legislación
procesal para la implantación de la nueva Oficina Judicial; o por la Ley 3/2014, de 27
de marzo, por la que se modifica el Texto Refundido de la Ley General para la
Defensa de los Consumidores y Usuarios.
La nueva Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000 ha venido a derogar y sustituir a la antigua Ley
de 3 de febrero de 1881, aunque no en su totalidad, pues han quedado vigentes las
siguientes normas
• El derecho Concursal, hasta que entró en vigor la nueva regulación llevada a cabo por la
Ley Concursal, el día 1 de septiembre de 2004.
Lo que vamos a estudiar en los temas 25 a 30 son los procesos declarativos contenciosos,
regulados en la Ley 1/2000, pues la jurisdicción voluntaria será objeto de estudio en el tema
31.
En el tema 17 vimos una serie de principios referentes al proceso civil, pero con relación a las
partes intervinientes en el proceso. No obstante, la jurisdicción procesal civil está sometida a
otra serie de principios generales, que son en los que se inspira la nueva Ley Procesal para
dictar las consecuentes normas de procedimiento. Son los siguientes:
1) Principio de la inmediación Significa que el juez debe estar presente en todos los actos
o actuaciones judiciales: vistas, juicios, práctica de pruebas, etc.; igualmente, este principio
resulta aplicable a los Secretarios judiciales respecto de aquellas actuaciones que hayan de
realizarse únicamente ante ellos. Este principio se recoge en el artículo 137 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, y su infracción conlleva la nulidad de todo lo actuado.
Estudiaremos seguidamente dos puntos importantes antes de entrar en la materia propia del
tema: todo lo referente a las reglas para determinar la clase y cuantía del procedimiento, y las
clases de procedimientos declarativos en la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000.
Vienen recogidas en los artículos 249 y 250 de la Ley. El primero de ellos decide cuándo un
proceso es ordinario; el segundo decide cuándo un proceso es verbal. Los artículos 251 y
252 contienen las reglas propiamente dichas para determinar la cuantía del proceso.
La cuantía de la demanda deberá ser expresada con claridad y precisión. No obstante, podrá
indicarse en forma relativa, si el actor justifica debidamente que el interés económico del litigio
al menos iguala la cuantía mínima correspondiente al juicio ordinario, o que no rebasa la
máxima del juicio verbal. En ningún caso podrá el actor limitarse a indicar la clase de
juicio a seguir, ni hacer recaer en el demandado la carga de determinar la cuantía.
Cuando el actor no pueda determinar la cuantía ni siquiera en forma relativa, por carecer el
objeto de interés económico, por no poderse calcular dicho interés conforme a ninguna de las
reglas legales de determinación de la cuantía, o porque, aun existiendo regla de cálculo
aplicable, no se pudiera determinar aquélla al momento de interponer la demanda, ésta se
sustanciará conforme a los cauces del juicio ordinario.
La clasificación más importante que podemos hacer en el proceso civil es la que distingue entre
el procedimiento de cognición o de conocimiento y el proceso de ejecución,
clasificación que también sigue nuestra actual Ley de Enjuiciamiento Civil.
Además, cuando no haya proceso específico según la materia, y sea imposible determinar la
cuantía, o sea de cuantía indeterminada, y no exista un supuesto procesal de los llamados
especiales, ya hemos visto que el proceso al que deberemos acudir será el ordinario.
Los procesos plenarios son aquéllos en los que no existe ninguna restricción ni en cuanto a
las alegaciones que las partes pueden hacer, ni en cuanto a las pruebas que se pueden
proponer y practicar, por lo que el tribunal no encuentra limitación alguna en cuanto al
conocimiento que adquiere. La Sentencia que se dicta en estos juicios tiene fuerza de cosa
juzgada, por lo que las mismas partes que han intervenido en el pleito ya no pueden volver a
reproducirlo posteriormente, si versa sobre el mismo objeto.
Los procesos ordinarios son todos plenarios. Los procesos verbales pueden ser plenarios o
sumarios, según los casos, por razón de la materia, como veremos en el tema
correspondiente.
Tanto los procesos declarativos como los de ejecución pueden ser singulares o
universales. En los primeros se pretende la declaración o el ejercicio del derecho entre
personas determinadas. Los segundos tienen por objeto la declaración de derechos que
afectan bien a personas no determinadas “ab initio”, bien a un objeto considerado como un
todo (procesos sobre declaración de herederos y partición de bienes hereditarios); o la
realización material del derecho en los casos en que el número de acreedores no sea
exactamente conocido al comienzo del proceso y la cuantía de los créditos exceda de la cuantía
del patrimonio que ha de responder de ellos (procesos de ejecución general o concursales).
2. PROCESOS ESPECIALES
Filiación, paternidad
y maternidad Artículos 764 a 768
Matrimoniales y
menores Artículos 769 a 781
Liquidación régimen
económico
patrimonial Artículos 806 a 811
3. PROCESOS DE EJECUCIÓN
LIBRO III
2. DILIGENCIAS PREPARATORIAS
Las Diligencias Preparatorias que pueden darse en el proceso civil español son una serie de
actos previos al mismo que, unas veces, tienden a evitar el propio proceso, como sucede con
el intento de conciliación entre las partes en discordia, a los efectos de evitar tiempo y costes
innecesarios. Otras veces, el proceso contencioso puede verse sustituido caso de acudir a la
vía del arbitraje.
En general, suele tratarse de actos llevados a cabo por la parte demandante, tendentes a
preparar el futuro proceso. Son actos de carácter privado, y pueden consistir en recopilación
de información por parte de los Letrados y/o Procuradores, preparar la documentación
necesaria y pertinente al derecho y a la acción que van a ejercitar en juicio, buscar testigos de
los hechos, encargar informes periciales de parte, y cualesquiera otros actos relacionados con
la prueba que, en su caso, se vaya a instar del Tribunal conforme a sus intereses materiales.
De todos estos actos que hemos llamado preparatorios, como actos previos al proceso, sólo
dos de ellos tienen carácter jurisdiccional, la conciliación y las diligencias preliminares.
Estas son las que a continuación, en este tema, vamos a estudiar.
No haremos referencia, dado su carácter privado, a todo el resto de actos que hemos citado
anteriormente. Ni tampoco a la vía del arbitraje, por carecer igualmente de carácter
jurisdiccional.
Finalmente, hay que hacer notar que existen otras actuaciones de parte que tienen carácter
previo, como la solicitud de medidas cautelares, o la solicitud de medidas provisionales previas
a la presentación de la demanda de nulidad, separación o divorcio. No obstante, pese a su
indudable carácter previo y jurisdiccional, las primeras son objeto de estudio en su tema
correspondiente y las segundas carecen del elemento que caracteriza tanto a la conciliación
como a las diligencias preliminares, que es su aplicabilidad a toda clase de procesos civiles.
3. DILIGENCIAS PRELIMINARES
a. Concepto
Las Diligencias Preliminares son una clase de lo que se denominan actos previos al proceso. Ya
hemos visto antes que se llaman actos previos porque se practican antes de la incoación de
aquél, bien para prepararlo, como en el caso de las diligencias preliminares o de aquellas
actuaciones de investigación de titularidades, legitimaciones, competencia, jurisdicción, etc.,
bien para intentar evitar llegar a él, como en el caso del acto de conciliación.
También sabemos que sólo las diligencias preliminares y el acto de conciliación van a ser
objeto de este tema, por ser precisamente las únicas actuaciones que tienen carácter
jurisdiccional, es decir, se realizan ante o por un órgano judicial, con todas las garantías
procesales a ello inherentes.
El artículo 256 nos da la idea de lo que son: “todo juicio se podrá preparar...”. Es decir,
se trata de un procedimiento jurisdiccional que tiene por finalidad preparar el proceso, dando a
conocer al futuro actor determinados extremos de gran importancia antes de formular la
demanda. La forma de hacerlo es a través de los supuestos que vamos inmediatamente a
estudiar.
b. Supuestos
1. Por petición de que la persona a quien se dirigiría la demanda declare, bajo juramento o
promesa de decir verdad, sobre algún hecho relativo a su capacidad, representación o
legitimación, cuyo conocimiento sea necesario para el pleito, o exhiba los documentos en
los que conste dicha capacidad, representación o legitimación.
2. Mediante solicitud de que la persona a la que se pretenda demandar exhiba la cosa que
tenga en su poder ya la que se haya de referir el juicio.
3. Por petición del que se considere heredero, coheredero o legatario, de exhibición, por
quien lo tenga en su poder, del acto de última voluntad del causante de la herencia o
legado.
4. Por petición de un socio o comunero para que se le exhiban los documentos y cuentas de
la sociedad o comunidad, dirigida a éstas o al consocio o condueño que los tenga en su
poder.
5. Por petición del que se considere perjudicado por un hecho que pudiera estar cubierto por
seguro de responsabilidad civil. de que se exhiba el contrato de seguro por quien lo tenga
en su poder.
5 bis. Por la petición de la historia clínica al centro sanitario o profesional que la custodie, en
las condiciones y con el contenido que establece la Ley.
6. Por petición de quien pretenda iniciar un proceso para la defensa de los intereses
colectivos de consumidores y usuarios al objeto de concretar a los integrantes del grupo
de afectados cuando, no estando determinados, sean fácilmente determinables. A tal
efecto el Tribunal adoptará las medidas oportunas para la averiguación de los integrantes
del grupo, de acuerdo a las circunstancias del caso y conforme a los datos suministrados
por el solicitante, incluyendo el requerimiento al demandado para que colabore en dicha
determinación.
7. Mediante la solicitud, formulada por quien pretenda ejercitar una acción por infracción de
un derecho de propiedad industrial o de un derecho de propiedad intelectual cometida
mediante actos que no puedan considerarse realizados por meros consumidores finales de
buena fe y sin ánimo de obtención de beneficios económicos o comerciales, de diligencias
de obtención de datos sobre el posible infractor, el origen y redes de distribución de las
8. Por petición de quien pretenda ejercitar una acción por infracción de un derecho de
propiedad industrial o de un derecho de propiedad intelectual cometida mediante actos
desarrollados a escala comercial, de la exhibición de los documentos bancarios,
financieros, comerciales o aduaneros, producidos en un determinado tiempo y que se
presuman en poder de quien sería demandado como responsable. La solicitud deberá
acompañarse de un principio de prueba de la realidad de la infracción que podrá consistir
en la presentación de una muestra de los ejemplares, mercancías o productos en los que
materialice aquella infracción. El solicitante podrá pedir que el Secretario extienda
testimonio de los documentos exhibidos si el requerido no estuviera dispuesto a
desprenderse del documento para su incorporación a la diligencia practicada. Igual
solicitud podrá formular en relación con lo establecido en el último párrafo del número
anterior.
A los efectos de los números 7 y 8 de este apartado, se entiende por actos desarrollados a
escala comercial aquellos que son realizados para obtener beneficios económicos o
comerciales directos o indirectos.
10. Por petición, de quien pretenda ejercitar una acción por infracción de un derecho de
propiedad industrial o de un derecho de propiedad intelectual, para que se identifique al
prestador de un servicio de la sociedad de la información sobre el que concurran indicios
razonables de que está poniendo a disposición o difundiendo de forma directa o indirecta,
contenidos, obras o prestaciones objeto de tal derecho sin que se cumplan los requisitos
establecidos por la legislación de propiedad industrial o de propiedad intelectual,
considerando la existencia de un nivel apreciable de audiencia en España de dicho
prestador o un volumen, asimismo apreciable, de obras y prestaciones protegidas no
autorizadas puestas a disposición o difundidas.
La solicitud estará referida a la obtención de los datos necesarios para llevar a cabo la
identificación y podrá dirigirse a los prestadores de servicios de la sociedad de la
información, de pagos electrónicos y de publicidad que mantengan o hayan mantenido en
los últimos doce meses relaciones de prestación de un servicio con el prestador de
servicios de la sociedad de la información que se desee identificar. Los citados prestadores
proporcionarán la información solicitada, siempre que ésta pueda extraerse de los datos de
que dispongan o conserven como resultado de la relación de servicio que mantengan o
hayan mantenido con el prestador de servicios objeto de identificación, salvo los datos que
exclusivamente estuvieran siendo objeto de tratamiento por un proveedor de servicios de
Internet en cumplimiento de lo dispuesto en la Ley 25/2007, de 18 de octubre, de
conservación de datos relativos a las comunicaciones electrónicas y a las redes
públicas de comunicaciones.
11. Mediante la solicitud, formulada por el titular de un derecho de propiedad intelectual que
pretenda ejercitar una acción por infracción del mismo, de que un prestador de servicios
de la sociedad de la información aporte los datos necesarios para llevar a cabo la
identificación de un usuario de sus servicios, con el que mantengan o hayan mantenido en
los últimos doce meses relaciones de prestación de un servicio, sobre el que concurran
indicios razonables de que está poniendo a disposición o difundiendo de forma directa o
indirecta, contenidos, obras o prestaciones objeto de tal derecho sin que se cumplan los
requisitos establecidos por la legislación de propiedad intelectual, y mediante actos que no
puedan considerarse realizados por meros consumidores finales de buena fe y sin ánimo
de obtención de beneficios económicos o comerciales, teniendo en cuenta el volumen
apreciable de obras y prestaciones protegidas no autorizadas puestas a disposición o
difundidas.
Como claramente se aprecia, la mayoría de los supuestos del artículo 256 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil son supuestos de exhibición. El párrafo 2º del artículo 256 se refiere
a la obligatoriedad de que las Diligencias Preliminares deben ser fundadas; en caso contrario,
el juez debe de denegarlas, estimando justa la causa en que se funde la pretensión.
c. Competencia
En los casos de los números 6º, 7º, 8º y 9º del artículo 256, será competente el Tribunal
ante el que haya de presentarse la demanda determinada.
d. Tramitación
La solicitud deberá resolverse en los cinco días siguientes a su presentación. Contra el auto
que acuerde las diligencias no se dará recurso alguno. Contra el que las deniegue, cabrá
recurso de apelación. Si la caución ordenada por el Tribunal no se prestare en tres días,
contados desde que se dicte el auto en que conceda las diligencias, se procederá por el
Secretario judicial, mediante Decreto dictado al efecto, el archivo definitivo de las
actuaciones.
Una vez acordadas las diligencias y notificado al requerido el Auto puede suceder
• En primer lugar, puede que el requerido acepte el cumplimiento de las mismas, por lo
que, tras ser citado para su práctica, la diligencia que haya sido solicitada y acordada se
llevará a cabo dentro de los diez días siguientes, bien en la sede de la Oficina judicial,
bien en el lugar y del modo que se consideren oportunos
Los gastos que se ocasionen a las personas que hubieren de intervenir en las diligencias
serán a cargo del solicitante de las diligencias preliminares. Al pedir éstas, dicho solicitante
ofrecerá caución para responder tanto de tales gastos como de los daños y perjuicios que
se les pudieren irrogar. La caución podrá prestarse en la forma prevista en el párrafo
segundo del apartado 2 del artículo 64 de la Ley Procesal Civil.
Cuando se hayan practicado las diligencias acordadas o el Tribunal las deniegue por
considerar justificada la oposición, éste resolverá mediante Auto, en el plazo de cinco días,
sobre la aplicación de la caución a la vista de la petición de indemnización y de la
justificación de gastos que se le presente, oído el solicitante. La decisión sobre aplicación
de la caución será apelable sin efectos suspensivos. Cuando, aplicada la caución, quedare
remanente, no se devolverá al solicitante de las diligencias hasta que transcurra el plazo
de un mes antes citado.
4. CONCILIACIÓN
El acto de conciliación y las Diligencias Preliminares son lo que podríamos llamar “actos previos
al proceso”, si bien tienen carácter jurisdiccional. La Disposición Derogatoria Única de la
vigente Ley de Enjuiciamiento Civil declara exceptuada de derogación la regulación del acto de
conciliación de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881, artículos 460 a 480, hasta la
entrada en vigor de la Ley sobre jurisdicción voluntaria. Asimismo, quedan vigentes los
artículos 4.1º, 10.1º y 11 del citado Cuerpo Legal.
El acto de conciliación es un intento de acuerdo amistoso entre partes en sede judicial. Antes
de la reforma sufrida por la antigua Ley de Enjuiciamiento Civil en 1984, el acto de
conciliación tenía carácter obligatorio, como exigencia para entablar cualquier demanda.
El todavía vigente artículo 460 permite la conciliación, cuando señala “Antes de promover un
juicio, podrá intentarse la conciliación ante el Secretario judicial del Juzgado de Primera
Instancia o ante el Juez de Paz competentes”, lo cual le confiere carácter facultativo. No se
admitirán a trámite las peticiones de conciliación que se soliciten en relación con
• Los juicios en que estén interesados los menores o incapacitados para la libre
administración de sus bienes.
a. Competencia
Desde el punto de vista de la competencia objetiva, los únicos competentes para que ante
ellos se tramiten los actos de conciliación son los Juzgados de Primera Instancia o el de Paz. En
cuanto a la competencia territorial, la regla general es que se atribuye a los juzgados de 1ª
Instancia o de Paz del domicilio del demandado.
Si el demandado fuere persona jurídica, serán asimismo competentes los jueces del lugar del
domicilio del demandante, siempre que en éste radique delegación, sucursal u oficina abierta
al público y sin perjuicio de la adecuada competencia que resulte para caso de posterior litigio.
b. Preparación de la conciliación
El procedimiento se inicia mediante solicitud por escrito, en la que se consignarán los datos
y circunstancias de identificación del actor y del demandado y el domicilio o los domicilios
en que puedan ser citados, y se fijará con claridad y precisión lo que se pida. El
demandante podrá igualmente formular su solicitud de conciliación cumplimentando unos
impresos normalizados que, a tal efecto, se hallarán a su disposición en el Tribunal
correspondiente. La solicitud se presentará con tantas copias como fueren los demandados
y una más.
Los ausentes del pueblo en que se solicite la conciliación, serán llamados por medio de
oficio dirigido al Juzgado de 1ª Instancia o de Paz del lugar en que residan. Al oficio se
acompañarán la solicitud o solicitudes presentadas por el demandante, que han de ser
entregadas a los demandados. El Secretario del Juzgado de 1ª Instancia o de Paz del
pueblo de la residencia de los demandados cuidará, bajo su responsabilidad, de que la
citación se haga en la forma prevenida en los artículos anteriores, el primer día hábil
después de aquél en que se haya recibido el oficio, y devolverá esta diligencia en el mismo
día de la citación, o lo más tarde en el siguiente. Este oficio se archivará con la solicitud,
en los términos que previene el artículo anterior.
c. Celebración
Si las partes alcanzaran la avenencia, el Secretario judicial dictará decreto o el Juez de Paz
auto aprobándola y acordando, además, el archivo de las actuaciones.
d. Documentación
Del resultado de la conciliación se levantará por el Secretario Acta, la cual será firmada por
todos los concurrentes, y por los que no supieren o no pudieren firmar, lo hará un testigo a su
ruego. El acta extendida que refleje lo convenido en el acto de conciliación será firmada por
todos los concurrentes.
En el mismo libro se hará constar haberse dado por intentado el acto de conciliación cuando no
hayan concurrido los demandados. Si éstos fueren varios y concurriese alguno de ellos, se
celebrará con él el acto y se tendrá por intentado sin efecto respecto a los demás. Del Acta o
de la Diligencia correspondiente se dará certificación a los interesados que la pidieran.
e. Resultado
Sin avenencia entre los interesados A ello se equipara cuando no comparecen todos
o alguno de los interesados, o se propone cuestión de competencia o la recusación del
juez. La razón es que cualquiera de estos comportamientos pone de manifiesto la escasa
predisposición a llegar a un acuerdo.
f. Efectos
Lo convenido por las partes en acto de conciliación se llevará a efecto en el mismo Juzgado en
que se tramitó la conciliación, cuando se trate de asuntos de la competencia del propio
Juzgado.
En los demás casos será competente para la ejecución del Juzgado a quien hubiere
correspondido conocer de la demanda.
g. Impugnación
Para lograr tal objetivo, la parte debe hacer un ejercicio de intentar convencer al juez, como
acabamos de decir, de la veracidad de lo hechos por ella alegados. Y la forma procesal de
hacerlo no es otra que la de intentar probar los mismos.
En definitiva, podemos definir la prueba como el elemento o el medio que la parte utiliza, o
debe utilizar en juicio, para acreditar el hecho invocado en defensa de sus pretensiones. Una
definición de esta clase no puede entenderse sin relacionarla con lo que constituye su objeto.
La prueba en el proceso civil aparece regulada en los Capítulos V y VI del Título I del Libro
II de la Ley de Enjuiciamiento Civil, artículos 281 a 386, dentro de los cuales aparecen
reguladas en los dos últimos las denominadas “presunciones”. No hay que olvidar otros
artículos relativos a la misma e íntimamente relacionados con los citados, como son los
artículos 216 y 217, como veremos.
La razón de que la parte deba de utilizar tales medios para acreditar los hechos alegados no es
otra que el imperio en nuestro ordenamiento jurídico procesal civil del principio de justicia
rogada o principio dispositivo, a tenor del cual los tribunales están limitados por las
aportaciones de hechos, pruebas y pretensiones de las partes, tal y como claramente establece
el artículo 216 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
En este mismo sentido se pronuncia el artículo 282 de la misma Ley, cuando dice que las
pruebas se practicarán a instancia de parte, recogiendo expresamente tal principio; no
obstante, permite la actuación de oficio en determinados supuestos, cuando la ley lo permita o
establezca: pensemos en los procesos de incapacitación, filiación, matrimonio, o de menores.
Dicha doctrina señala que incumbe al actor la prueba de los hechos normalmente constitutivos
de su pretensión procesal y al demandado en general, la de los impeditivos o extintivos que
alegue, siempre que no se limite única y exclusivamente a negar los hechos alegados por la
parte contraria, sin que pueda admitirse como norma absoluta que los hechos negativos no
pueden ser probados, pues pueden serlo por hechos positivos contrarios, y sin olvidar
finalmente que la norma distributiva de la carga de la prueba no responde a unos principios
inflexibles, sino que se deben adaptar a cada caso concreto, según la naturaleza de los hechos
afirmados o negados y la disponibilidad o facilidad para probar que tenga cada parte.
En el mismo sentido habla el artículo 281 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, cuando dice
que la prueba tendrá como objeto los hechos que guarden relación con la tutela judicial que se
pretenda obtener en el proceso. En consecuencia, no son objeto de prueba las normas
jurídicas, salvo excepciones, como sucede con el derecho extranjero, al que el propio artículo
citado alude en el párrafo 2º, junto con la costumbre. Y ello, lógicamente, por aplicación del
principio “iura novit curia”. Respecto de la costumbre, decir que se exime de prueba si las
partes estuviesen de acuerdo en su existencia y contenido, salvo que afecte al orden público. Y
respecto al derecho extranjero, puede conocerse utilizando cuantos medios de averiguación
estime necesarios el tribunal.
No todos los hechos deben ser probados, como sucede con aquellos que gocen de notoriedad
absoluta y general. Para que sean notorios de forma absoluta y general, no basta con que sean
conocidos por el juez, sino que tienen que tener conocimiento de ellos un grupo más o menos
amplio de personas. También estará exento de prueba el hecho sobre el que exista plena
conformidad de las partes, salvo en los casos en que la materia objeto del proceso esté fuera
del poder de disposición de los litigantes; en estos casos, se hace totalmente innecesaria la
prueba de aquellos hechos que ya han sido admitidos, por ejemplo, por la demandada en su
escrito de contestación.
La fijación de los hechos controvertidos en los procesos civiles no tiene otra finalidad que la de
servir de base para decidir el juez qué pruebas admite y cuáles no. El artículo 283 de la Ley
de Enjuiciamiento Civil dirige ésta decisión del juez, al decir que no se deben admitir
aquellas pruebas que sean impertinentes o inútiles, dando seguidamente una definición legal
de lo que son:
Las impertinentes son las que no guardan relación con lo que sea objeto del proceso, es decir,
con los hechos que no se han fijado como controvertidos; las inútiles son aquéllas que,
guardando relación con los hechos controvertidos, sin embargo no pueden servir nunca para
esclarecerlos. Nunca se admitirá como prueba cualquier actividad prohibida por la ley, es decir,
aquéllas que se han obtenido con vulneración de derechos fundamentales, y las denominadas
pruebas ilícitas, a las que se refiere el artículo 287 de la Ley Procesal.
c. Medios de prueba
Bien en la Audiencia Previa al juicio ordinario, bien en la vista del verbal, se fijan con precisión
los hechos que van a ser objeto de prueba, pues sólo sobre tales hechos el juez va a admitir
las pruebas. Los medios de prueba de que se podrá hacer uso en juicio son los que aparecen
en el artículo 299 de la Ley de Enjuiciamiento Civil:
No existe juramento previo de decir verdad, como sucede con los testigos, debiéndose
hacer las preguntas de forma clara y precisa, en sentido afirmativo o negativo, pudiendo
ser admitidas o no por el juez o tribunal por inútiles o impertinentes. En caso de
incomparecencia de la parte cuyo interrogatorio se hubiese solicitado, el juez o tribunal
podrá considerar como reconocidos los hechos en que dicha parte hubiese intervenido y le
pudieran resultar perjudiciales.
Las respuestas deberán ser claras, concretas y precisas, pues la ambigüedad podrá
perjudicarle en el momento de valorar por el juez esta prueba, de forma afirmativa o
negativa. Si el interrogado es una persona jurídica, el interrogatorio se llevará a cabo
sobre la persona de su representante legal, si bien en este caso, cuando no hubiese
intervenido en los hechos objeto de debate, facilitará la identidad de la persona que sí
hubiese intervenido, y si en ese momento no ostentase representatividad alguna respecto
de la personal jurídica, podrá ser citada para declarar en calidad de testigo.
La Ley de Enjuiciamiento Civil distingue los documentos públicos de los privados aplicando
el principio de la exclusión. Es decir, el artículo 317 enumera, a efectos de prueba, qué
documentos se entienden públicos. Y el artículo 324 entiende por privados todos aquéllos
que no se encuentran enumerados en el artículo 317.
original o por copia o certificación fehaciente, ya sean presentados éstos en soporte papel
o mediante documento electrónico, o si habiendo sido aportado por copia simple, en
soporte papel o imagen digitalizada, conforme a lo previsto en el artículo 267, no se
hubiese impugnado su autenticidad.
Como regla general, no se admitirá la petición de que por el órgano judicial se expida oficio
dirigido a entidades públicas a fin de que remitan documentos o certificaciones con la
finalidad de aportarlos al proceso, pues en estos casos, al tratarse de oficinas públicas y de
acceso libre a cualquier ciudadano, deben de aportarlos la parte a quien interese.
Los dictámenes que los litigantes aporten, por haber sido elaborados por peritos por ellos
designados, habrán de hacerlo con la demanda o con la contestación, salvo que no les
fuese posible aportarlos en esos momentos, en cuyo caso habrán de anunciar dicha
imposibilidad y aportarlos para su traslado a la parte contraria en cuanto dispongan de
ellos, y en todo caso cinco días antes de iniciarse la audiencia previa al juicio ordinario o de
la vista en el verbal.
La parte solicitante señalará los extremos del reconocimiento, concretando los puntos a
determinar por dicha prueba, pudiendo el juez o tribunal ampliar o reducir tales extremos.
Las partes pueden acudir a la diligencia de prueba acompañados de persona o personas
técnicas o prácticas en la materia.
Pueden ser testigos todas las personas, salvo las que se hallen permanentemente privadas
de razón o del uso de sentidos respecto de hechos sobre los que únicamente quepa tener
conocimiento por dichos sentidos. Los menores de catorce años podrán declarar como
testigos si, a juicio del tribunal, poseen el discernimiento necesario para conocer y para
declarar verazmente. Si por enfermedad, por razón de la distancia, dificultad del
desplazamiento, circunstancias personales del testigo, o por cualquier otra causa de
análogas características resulte imposible o muy gravosa la comparecencia de éste en la
sede del Juzgado o tribunal, el tribunal podrá considerare o decidir que se le tome
declaración en su domicilio bien directamente, bien a través de auxilio judicial, según que
dicho domicilio se halle o no en la demarcación del tribunal.
El tribunal podrá limitar el número de testigos a 3 respecto de cada uno de los hechos
objeto de controversia. Antes de preguntar al testigo por las generales de la Ley, y entrar
así en el interrogatorio propiamente dicho, se recibirá al testigo juramento o promesa de
decir verdad, con los apercibimientos legales en caso de falso testimonio en causa civil: a
diferencia de las partes, los testigos no tienen “derecho” a mentir, estando castigado por el
Código Penal el falso testimonio.
Las preguntas que se planteen al testigo deberán formularse oralmente y con la debida
claridad y precisión. No habrán de incluir valoraciones ni calificaciones, y si éstas se
incorporaran, se tendrán por no realizadas.
Los testigos tendrán derecho a una indemnización por parte de quien le hubiere propuesto,
sin perjuicio de lo que pudiere acordarse en materia de costas. El importe de la
indemnización lo fijará el Secretario judicial mediante decreto, que tendrá en cuenta los
datos u circunstancias que se hubiesen aportado. Dicho decreto se dictará una vez
finalizado el juicio o vista. Si la parte o partes que hayan de indemnizar no lo hiciesen en el
plazo de 10 días desde la firmeza de la resolución mencionada, el testigo podrá acudir
directamente al procedimiento de apremio.
La valoración que de la declaración testifical haga el juez o tribunal está sometida a la sana
crítica, lo que es lo mismo que decir que su apreciación es discrecional y atribuida al
tribunal de instancia.
d. Las presunciones
Vienen recogidas en los artículos 385 y 386 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, referidas
respectivamente a las denominas legales y judiciales. Realmente, las presunciones, aunque
estén incluidas junto con la regulación de la prueba, no son una auténtica prueba, pues lo que
hacen o para lo que sirven es, precisamente, para eximir de prueba a determinados hechos en
los dos casos que vamos a examinar brevemente.
Respecto de las primeras, las presunciones que la ley establece dispensan de la prueba del
hecho presunto a la parte a la que este hecho favorezca. Tales presunciones sólo serán
admisibles cuando la certeza del hecho indicio del que parte la presunción haya quedado
establecida mediante admisión o prueba.
Cuando la ley establezca una presunción salvo prueba en contrario, ésta podrá dirigirse tanto a
probar la inexistencia del hecho presunto como a demostrar que no existe, en el caso de que
se trate, el enlace que ha de haber entre el hecho que se presume y el hecho probado o
admitido que fundamenta la presunción.
Las presunciones establecidas por la ley admitirán la prueba en contrario, salvo en los casos en
que aquélla expresamente lo prohíba.
Respecto a las segundas, la Ley dice que a partir de un hecho admitido o probado, el tribunal
podrá presumir la certeza, a los efectos del proceso, de otro hecho, si entre el admitido o
demostrado y el presunto existe un enlace preciso y directo según las reglas del criterio
humano. La sentencia en la que esto se aplique deberá incluir el razonamiento en virtud del
cual el tribunal ha establecido la presunción.
b. Documental
c. Dictamen de peritos
• Momento de la aportación
e intervención en la vista Artículos 336 a 338 y 345 a 348
• Pericial judicial
Excepciones a la instancia de parte (punto 5) Artículo 339
• Condiciones de los peritos Artículo 340
• Procedimiento de designación Artículos 341 y 342
• Tachas y recusaciones Artículos 343 y 344
• Especial referencia al cotejo de letras Artículo 351
e. Testifical
La Sección 4ª del Capítulo V del Título I del Libro II de la Ley de Enjuiciamiento Civil
lleva por rúbrica “De la anticipación y aseguramiento de la prueba”, y se compone de los
artículos 293 a 298.
Si bien pudiera parecer que tanto el aseguramiento de la prueba como la práctica anticipada
de la misma obedecen a una misma razón, lo cierto es que tienen fundamentos muy distintos
y la adopción de medidas también distintas. No obstante, sí es cierto que en ambos casos la
finalidad perseguida en la misma: asegurar la práctica de la prueba, bien de forma anticipada,
bien adoptando las medidas que se consideren necesarias para asegurar que aquélla se podrá
practicar en su momento procesal oportuno.
Se concede un plazo de dos meses para presentar la demanda, caso de haberse solicitado la
práctica anticipada antes de iniciarse el proceso.
La Ley de Enjuiciamiento Civil exige el cumplimiento de una serie de requisitos para que pueda
tomarse la decisión de conceder la adopción de la medida instada, citados en el artículo
298
1. Que la prueba que se pretende asegurar sea posible, pertinente y útil al tiempo de
proponer su aseguramiento. Es decir, el mismo requisito que se establece en las reglas
generales para la admisión de medios de prueba: que sea pertinente y útil.
2. Que haya razones o motivos para temer que, de no adoptarse las medidas de
aseguramiento, puede resultar imposible en el futuro la práctica de dicha prueba. Coincide
con el fundamento del aseguramiento de la prueba.
3. Que la medida de aseguramiento que se propone, u otra distinta que con la misma
finalidad estime preferible el tribunal, pueda reputarse conducente y llevarse a cabo
dentro de un tiempo breve y sin causar perjuicios graves y desproporcionados a las
personas implicadas o a terceros.
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