Sei sulla pagina 1di 4

JORGE MANRIQUE: Coplas por la muerte de su padre

I IV VII X
Recuerde el alma dormida, INVOCACIÓN Si fuese en nuestro poder Pues la sangre de los godos,
avive el seso y despierte hacer la cara hermosa y el linaje y la nobleza
contemplando Dejo las invocaciones corporal, tan crecida,
cómo se pasa la vida, de los famosos poetas como podemos hacer ¡por cuántas vías y inodos
cómo se viene la muerte y oradores; el alma tan gloriosa, se pierde su gran alteza
tan callando, no curo de sus ficciones, angelical, en esta vida!
cuán presto se va el placer, que traen yerbas secretas ¡qué diligencia tan viva Unos, por poco valer,
cómo, después de acordado, sus sabores; tuviéramos toda hora, ¡por cuán bajos y abatidos
da dolor; aquel sólo invoco yo y tan presta, que los tienen!;
cómo, a nuestro parecer, de verdad, en componer la cautiva, otros que, por no tener,
cualquiera tiempo pasado que en este mundo viviendo dejándonos la señora con oficios no debidos
fue mejor. el mundo no conoció descompuesta! se mantienen.
su deidad.
II VIII XI
Pues si vemos lo presente V Ved de cuán poco valor Los estados y riqueza,
cómo en un punto se es ido Este mundo es el camino son las cosas tras que andamos que nos dejen a deshora
y acabado, para el otro, que es morada y corremos, ¿quién lo duda?
si juzgamos sabiamente, sin pesar; que, en este mundo traidor No les pidamos firmeza,
daremos lo no venido mas cumple tener buen tino aun primero que muramos pues son de una señora
por pasado. para andar esta jornada las perdemos: que se muda.
No se engañe nadie, no, sin errar. de ellas deshace la edad, Que bienes son de Fortuna
pensando que ha de durar Partimos cuando nacemos de ellas casos desastrados que revuelven con su rueda
lo que espera andamos mientras vivimos, que acaecen, presurosa,
más que duró lo que vio, y llegamos de ellas, por su calidad, la cual no puede ser una
pues que todo ha de pasar al tiempo que fenecemos; en los más altos estados ni estar estable ni queda
por tal manera. así que cuando morimos desfallecen. en una cosa.
descansamos.
III IX XII
Nuestras vidas son los ríos VI Decidme: La hermosura, Pero digo que acompañen
que van a dar en la mar, Este mundo bueno fue la gentil frescura y tez y lleguen hasta la huesa
que es el morir, si bien usásemos dél de la cara, con su dueño:
allí van los señoríos como debemos, la color y la blancura, por eso no nos engañen,
derechos a se acabar porque, según nuestra fe, cuando viene la vejez, pues se va la vida apriesa
y consumir; es para ganar aquel ¿cuál se para? como sueño;
allí los ríos caudales, que atendemos. Las mañas y ligereza y los deleites de acá
allí los otros medianos Aun aquel Hijo de Dios, y la fuerza corporal son, en que nos deleitamos,
y más chicos, para subirnos al cielo, de juventud, temporales,
y llegados, son iguales descendió todo se torna graveza y los tormentos de allá,
los que viven por sus manos a nacer acá entre nos, cuando llega al arrabal que por ellos esperamos,
y los ricos. y a morir en este suelo de senectud. eternales.
do murió.

1
JORGE MANRIQUE: Coplas por la muerte de su padre

XIII XVI XIX XXII


Los placeres y dulzores ¿Qué se hizo el rey don Juan? Las dádivas desmedidas, Y los otros dos hermanos,
de esta vida trabajada Los Infantes de Aragón los edificios reales maestres tan prosperados
que tenemos, ¿qué se hicieron? llenos de oro, como reyes,
no son sino corredores, ¿Qué fue de tanto galán, las vajillas tan fabridas, que a los grandes y medianos
y la muerte, la celada qué de tanta invención los enriques y reales trajeron tan sojuzgados
en que caemos. que trajeron? del tesoro; a sus leyes;
No mirando a nuestro daño, ¿Fueron sino devaneos, los jaeces, los caballos aquella prosperidad
corremos a rienda suelta qué fueron sino verduras de sus gentes y atavíos que en tan alto fue subida
sin parar; de las eras, tan sobrados, y ensalzada,
desque vemos el engaño las justas y los torneos, ¿dónde iremos a buscallos? ¿qué fue sino claridad
y queremos dar la vuelta, paramentos, bordaduras ¿qué fueron sino rocíos que cuando más encendida
no hay lugar. y cimeras? de los prados? fue matada?

XIV XVII XX XXIII


Esos reyes poderosos ¿Qué se hicieron las damas, Pues su hermano el inocente, Tantos duques excelentes,
que vemos por escrituras sus tocados y vestidos, que en su vida sucesor tantos marqueses y condes
ya pasadas, sus olores? le hicieron, y varones
con casos tristes, llorosos, ¿Qué se hicieron las llamas ¡qué corte tan excelente como vimos tan potentes,
fueron sus buenas venturas de los fuegos encendidos tuvo y cuánto gran señor di, Muerte, ¿dó los escondes
trastornadas; de amadores? le siguieron! y traspones?
así que no hay cosa fuerte, ¿Qué se hizo aquel trovar, Mas, como fuese mortal, Y las sus claras hazañas
que a papas y emperadores las músicas acordadas metiole la Muerte luego que hicieron en las guerras
y prelados, que tañían? en su fragua. y en las paces,
así los trata la Muerte ¿Qué se hizo aquel danzar, ¡Oh, juicio divinal, cuando tú, cruda, te ensañas,
como a los pobres pastores aquellas ropas chapadas cuando más ardía el fuego, con tu fuerza las aterras
de ganados. que traían? echaste agua! y deshaces.

XV XVIII XXI XXIV


Dejemos a los troyanos, Pues el otro, su heredero, Pues aquel gran Condestable, Las huestes innumerables,
que sus males no los vimos, Don Enrique, ¡qué poderes maestre que conocimos los pendones, estandartes
ni sus glorias; alcanzaba! tan privado, y banderas,
dejemos a los romanos, ¡Cuán blando, cuán halaguero no cumple que de él se hable, los castillos impugnables,
aunque oímos y leímos el mundo con sus placeres mas sólo cómo lo vimos los muros y baluartes
sus historias; se le daba! degollado. y barreras,
no curemos de saber Mas verás cuán enemigo, Sus infinitos tesoros, la cava honda, chapada,
lo de aquel siglo pasado cuán contrario, cuán cruel sus villas y sus lugares, o cualquier otro reparo,
qué fue de ello; se le mostró; su mandar, ¿qué aprovecha?
vengamos a lo de ayer, habiéndole sido amigo, ¿qué le fueron sino lloros? Cuando tú vienes airada,
que también es olvidado ¡cuán poco duro con él ¿Qué fueron sino pesares todo lo pasas de claro
como aquello. lo que le dio! al dejar? con tu flecha.

2
JORGE MANRIQUE: Coplas por la muerte de su padre

XXV XXVIII XXXI XXXIV


Aquel de buenos abrigo, Antonio Pío en clemencia; Estas sus viejas historias diciendo: «Buen caballero
amado por virtuoso Marco Aurelio en igualdad que con su brazo pintó dejad el mundo engañoso
de la gente, del semblante; en juventud, y su halago;
el maestre Don Rodrigo Adriano en elocuencia, con otras nuevas victorias vuestro corazón de acero
Manrique, tanto famoso Teodosio en humanidad ahora las renovó muestre su esfuerzo famoso
y tan valiente; y buen talante; en senectud. en este trago;
sus hechos grandes y claros Aurelio Alejandro fue Por su grande habilidad, y pues de vida y salud
no cumple que los alabe, en disciplina y rigor por méritos y ancianía hicisteis tan poca cuenta
pues los vieron, de la guerra; bien gastada, por la fama,
ni los quiero hacer caros un Constantino en la fe, alcanzó la dignidad esfuércese la virtud
pues que el mundo todo sabe Camilo en el gran amor de la gran Caballería para sufrir esta afrenta
cuáles fueron. de su tierra. de la Espada. que os llama.

XXVI XXIX XXXII XXXV


Amigos de sus amigos, No dejó grandes tesoros, Y sus villas y sus tierras »No se os haga tan amarga
¡qué señor para criados ni alcanzó muchas riquezas ocupadas de tiranos la batalla temerosa
y parientes! ni vajillas; las halló; que esperáis,
¡Qué enemigo de enemigos! mas hizo guerra a los moros, mas por cercos y por guerras pues otra vida más larga
¡Qué maestro de esforzados ganando sus fortalezas y por fuerza de sus manos de la fama gloriosa
y valientes! y sus villas; las cobró. acá dejáis,
¡Que seso para discretos! y en las lides que venció, Pues nuestro rey natural, (aunque esta vida de honor
¡Qué gracia para donosos! cuántos moros y caballos si de las obras que obró tampoco no es eternal
¡Qué razón! se perdieron; fue servido, ni verdadera);
¡Qué benigno a los sujetos! y en este oficio ganó dígalo el de Portugal mas, con todo, es muy mejor
¡A los bravos y dañosos, las rentas y los vasallos y en Castilla quien siguió que la otra temporal
qué león! que le dieron. su partido. perecedera.

XXVII XXX XXXIII XXXVI


En ventura Octaviano; Pues por su honra y estado, Después de puesta la vida »El vivir que es perdurable
Julio César en vencer en otros tiempos pasados, tantas veces por su ley no se gana con estados
y batallar; ¿cómo se hubo? al tablero; mundanales,
en la virtud, Africano; Quedando desamparado, después de tan bien servida ni con vida delectable
Aníbal en el saber con hermanos y criados la corona de su rey donde moran los pecados
y trabajar; se sostuvo. verdadero; infernales;
en la bondad, un Trajano; Después que hechos famosos después de tanta hazaña mas los buenos religiosos
Tito en liberalidad hizo en esta misma guerra a que no puede bastar gánanlo con oraciones
con alegría; que hacía, cuenta cierta, y con lloros;
en su brazo, Aureliano; hizo tratos tan honrosos en la su villa de Ocaña los caballeros famosos,
Marco Atilio en la verdad que le dieron aun más tierra vino la Muerte a llamar con trabajos y aflicciones
que prometía. que tenía. a su puerta, contra moros.

3
JORGE MANRIQUE: Coplas por la muerte de su padre

XXXVII XL
»Y pues vos, claro varón, FIN
tanta sangre derramasteis
de paganos, Así, con tal entender,
esperad el galardón todos sentidos humanos
que en este mundo ganasteis conservados,
por las manos; cercado de su mujer
y con esta confianza, y de sus hijos y hermanos
y con la fe tan entera y criados,
que tenéis, dio el alma a quien se la dio
partid con buena esperanza, (el cual la dio en el cielo
que esta otra vida tercera en su gloria),
ganaréis.» que aunque la vida perdió,
dejonos harto consuelo
XXXVIII su memoria.
[RESPONDE EL MAESTRE]

«No tengamos tiempo ya


en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo;
y consiento en mi morir
con voluntad placentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera,
es locura.

XXXIX
[ORACIÓN]

»Tú, que, por nuestra maldad,


tomaste forma servil
y bajo nombre;
tú, que a tu divinidad
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;
tú, que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona,
no por mis merecimientos,
mas por tu sola clemencia
me perdona.»
4

Potrebbero piacerti anche