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En una economía de mercado todo producto o servicio tiene un precio. No obstante, las
organizaciones no siempre saben con precisión cuál es el valor que el consumidor realmente
está dispuesto a pagar por su producto.
En función de ello, es importante advertir que poner precio al producto no es una decisión
que pueda manejarse sin tener en cuenta las demás estrategias de Marketing. En primer lugar,
la política de precios debe ser coherente y homogénea con los objetivos y estrategias generales
de la empresa, pero al mismo tiempo debe adecuarse a las características del Producto-Mercado
Genérico en que compite.
Coherencia interna
Esto es decir, que debe contemplar por un lado los límites fijados por los costos del producto
y atender a las exigencias de rentabilidad de la organización, mientras que por el otro
compatibiliza sus políticas con la estrategia global de inserción de la empresa y sus productos en
el mercado. Esto último requiere la compatibilización de la estrategia de precios con la de
comunicaciones, canales de distribución, productos, etc.
Coherencia externa
Sin embargo, en los mercados reales se observa una política de precios elaborada
solamente en función de las restricciones de costos y los objetivos de rentabilidad.
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A pesar de ello, es evidente que la política de precios se ha transformado, en la vida
empresaria moderna, en una de las decisiones estratégicas más delicadas, dada la turbulencia
económica generada por la inflación, los controles de precios, la mayor competencia, y los
movimientos consumeristas.
A partir de las convulsiones mundiales generadas en la década del 70, los precios asumieron
un papel más activo en las decisiones estratégicas que el que detentaban en el pasado,
incorporando una mayor flexibilización en su fijación.
En enfoque que pretendemos dar a este capítulo apunta a profundizar en todos los aspectos
derivados de la fijación de precios en un mercado competitivo, incluyendo no sólo la mera
determinación de los mismos, sino también las implicancias de una y otra alternativa. En este
campo, analizaremos en particular la situación de las pequeñas y medias estructuras
empresarias, las que cuentan con ventajas y desventajas precisamente de esta condición.
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transparencia en el mercado y total libertad de entrada y salida, tanto para compradores como
para consumidores.
También es cierto que existe una tendencia a que los grupos sociales, los movimientos
consumeristas, ligas de consumidores, etc., tomen cada vez mayor participación y opinión
directa o indirectamente en la definición de esta variable. De esta forma se transforma en una
estrategia muy difícil de manejar, excepción hecha de los casos en que, a través de un manejo
coordinado del conjunto de la estrategia de Marketing, se logra una buena política de
diferenciación de productos, que permita equilibrar el poder de mercado.
b) Mercados monopólicos
En esencia, la característica de estos mercados es que no tienen más que un solo proveedor,
y existen grandes barreras de entrada al mismo.
Puede darse casos de monopolios gubernamentales, monopolios privados, controlados y no
controlados.
En los casos de monopolios no controlados, la organización fija sus precios según sus
criterios y necesidades, independientemente de los usuarios, y como consecuencia es uno de
los sistemas más resistidos por la sociedad. No obstante no siempre en estos casos se
desatienden los intereses de los usuarios, ante el temor de las sanciones oficiales por tal motivo,
o simplemente para desalentar eventuales competencias, o para lograr una penetración más
amplia del mercado, etc.
c) Mercado oligopólicos
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dadas las grandes posibilidades de que los participantes lleguen a acuerdos entre ellos. De
todas formas, cada una de las empresas está muy atenta a las estrategias y tácticas de las
competidoras.
De acuerdo con lo expresado precedentemente, la fijación del nivel de precios está altamente
influenciada por el tipo de mercado. No obstante, no pretendemos profundizar el análisis desde
este enfoque. Por el contrario, la idea es considerar el tema desde el ángulo de la problemática
decisional y en todo aquello que hace a la gestión concreta de las organizaciones.
CONCEPTO DE PRECIOS
Determinados productos o insumos se vuelven escasos a través del tiempo, como por
ejemplo los metales o el petróleo.
El desarrollo tecnológico hace bajar costos y precios al generar sistemas de producción
masiva.
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Cuando la empresa decide modificar su política de precios;
Cuando la competencia inicia una política de cambio de precios;
Cuando se amplía la línea de productos con demandas interrelacionadas.
Paralelamente podemos remarcar ciertos factores que actúan como condicionantes que
deben ser tenidos en cuenta y sirven de guía en la toma de decisiones en materia de precios (2):
Con relación a la función que le cabe a la estrategia de precios dentro del conjunto de la
estrategia empresaria, en numerosas oportunidades se ha esbozado la teoría de la escasa
posibilidad de control individual en virtud de la creciente indiferenciación de los productos y la
escasa posibilidad de utilización independiente de esta variable.
El problema fundamental en estos casos es que no debe considerarse a esta variable como
una mera forma de mensurar la posibilidad de recupero de los costos y de medición de la
rentabilidad de los productos, lo cual de por sí ya es importante.
Esta es una estrategia importante desde el punto de vista de su utilización como estímulo
para la demanda, y como uno de los elementos integrantes de producto. El precio contribuye a
otorgar una determinada imagen, un valor perceptual a ojos de los compradores.
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Desde este punto de vista, una estrategia de precios exige para su correcta definición, el
seguimiento de pautas entre las cuales mencionamos a continuación las más importantes:
Todos estos elementos de alguna manera constituyen el marco y acotan los rangos de
variación dentro de los cuales es conveniente flexibilizar la estrategia de precios.
Los objetivos de la fijación de precios pueden ser múltiples, pero en general debe tenerse
en cuenta que no pueden existir por sí solos, sino que, en última instancia, son parte de un
objetivo central definido globalmente en la estrategia integrada de marketing. Dentro de ella los
precios tienen un rol más o menos activo según la estrategia que quiera seguirse.
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En general, se toma como finalidad de las organizaciones hacer rentable la actividad,
generando un beneficio económico lo más elevado posible. En términos globales los
fundamentos en los cuales se asienta la selección de objetivos se agrupan en torno de grandes
ideas centrales como el beneficio, el volumen de ventas y la competencia.
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FLEXIBILIDAD EN LA ESTRATEGIA DE PRECIOS
Naturalmente toda organización trata de contar con la mayor flexibilidad posible en esta
decisión, a pesar de los diversos factores que intentan restringirla.
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INCIDENCIA DE OTRAS VARIABLES EN LA ESTRATEGIA DE PRECIOS
Las decisiones de precios deben ser compatibles con los otros componentes de la
estrategia de marketing. Por un lado el precio debe permitir financiar el programa
comunicacional, al mismo tiempo que respeta los criterios y políticas asignadas a la distribución
y el posicionamiento del producto.
Por ejemplo en el caso de productos de consumo masivo, una imagen de alta calidad
admite un precio elevado, el que a su vez debe ser coherente con un mensaje publicitario acorde
con este nivel, así como también el canal de distribución que se utilice debe tener características
coherentes con el Producto-Mercado de que se trate.
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Lanzamiento de un producto nuevo.
Cambios en la situación del Mercado.
Estrategias de la Competencia.
Comportamientos insatisfactorios de los productos, etc.
De todas formas, ante cada circunstancia se hace necesario considerar no sólo las
causas y consecuencias directas sino también todos aquellos factores colaterales de los cuales
depende y a quienes influye.
Es necesario tener siempre presente como principio general, la óptica de las características
específicas del producto y de los consumidores destinatarios del mismo. De esta manera se
estaría respetando el criterio de atender a la relación recíproca que se entabla o se pretende
iniciar, entre el producto-satisfactor con el consumidor-necesidad, de forma tal que el precio se
integre como una de las cualidades ofrecidas y al mismo tiempo buscadas, tal como la calidad,
imagen, punto de venta, etc.
b) Análisis de costos
Los costos variables están constituidos fundamentalmente por los costos de materias
primas, mano de obra directa y otros gastos directos. Varían con las unidades producidas.
Los costos fijos están compuestos fundamentalmente por la mano de obra indirecta,
gastos generales o otros gastos no relacionados con las unidades producidas o comercializadas.
Como su denominación lo indica, es muy difícil modificarlos en el corto plazo.
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El costo del valor agregado es el costo total menos el costo de materias primas, o lo
que es equivalente, el precio de venta menos beneficios y costo de materias primas, y el valor
agregado total es el costo del valor agregado más beneficios.
El costo marginal es el costo de producir y vender una unidad adicional del producto. Es
el costo de la última unidad producida.
c) Análisis de la competencia
Cuáles son, en el mercado objetivo, las empresas que representan la competencia más
directa, actual y potencial.
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todas estas alternativas dependerán básicamente de la capacidad de interpretar correctamente
el potencial de “acción y reacción de la competencia”.
Cuando los competidores tienen costos superiores y una baja de precios daña
considerablemente su rentabilidad, en cuyo caso dicha baja les provocará una pérdida de
porción de mercado. La contra-estrategia sería neutralizar los efectos de esta baja vía
diferenciación de producto.
En esta estrategia hay que tener en cuenta un aspecto de riesgo, como sería el costo que
implica una reducción de precios.
La incidencia de este factor es, en genera, más elevada que lo que parece a simple vista.
En la Gráfica 9,5, se establece una relación del incremento de ventas necesario para conservar
un margen bruto del 25% ante la eventualidad de instrumentar diferentes políticas de reducción
de precios, dada una determinada estructura de costos.
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Gráfica 9.5. Costos de las estrategias de reducción de precios
Desde el punto de vista estratégico, es demostrable que las empresas con una mayor
proporción de costos variables se ven más perjudicadas ante la implementación de medidas de
este tipo.
Siendo:
X = Porcentaje de reducción de precios deseado.
MB = Margen bruto sobre ventas antes de la disminución.
Por ejemplo, si el análisis estratégico considera aconsejable una baja del 10% en el
precio, y el margen está en el 40%, el aumento de ventas necesario para mantener este margen
será:
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Desde el punto de vista de la estrategia de precios, la empresa con costos variables más
bajos tiene ventajas competitivas respecto del resto, siendo precisamente quienes están en
aquella situación las que menos se resisten o tienen mayor interés en iniciar una reducción
importante de precios. La clarificación de la situación estratégica de los costos propios y de la
competencia es, en consecuencia, muy importante. Una eventual guerra de precios en posición
competitiva desventajosa puede tener derivaciones ruinosas.
Esto presupone una elasticidad precio muy elevada, es decir una demanda muy sensible
al precio, con lo cual cabe esperar una reacción importante del mercado ante una baja en los
mismos.
Este caso, inverso al anterior, requiere de circunstancias muy especiales como son la
seguridad de que existe un determinado nivel de lealtad de los consumidores ante el producto.
Por otra parte, deben darse ciertas condiciones de oportunidad en el mercado, como ser
demandas en crecimiento combinadas con alguna estrategia de diferenciación del producto, ya
sea en las características intrínsecas del mismo o a través de la incorporación de algunos
atributos intangibles vía campañas publicitarias o promocionales.
Tomando el mismo ejemplo numérico anterior, en este caso su aumento del 10% en una
situación de margen bruto del 40%, tenemos:
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Reducción equiparable = 10% x 100 = 20
40% + 10%
Esto quiere decir que para que el aumento de precios mantenga el beneficio, es
necesario que la demanda del mercado sea menos elástica que la elasticidad precio calculada
en –2. Por otra parte, suba de precios de un 10% en el caso del ejemplo, admite, sin reducir
margen bruto, hasta un 20% de disminución en el monto de ventas.
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Utilización de una segmentación geográfica que permita desarrollar una acción
promocional intensa en pos del logro de lealtades a la marca y obtener al mismo
tiempo la aceptación de mayores precios.
Restricción en las políticas de discriminación de precios, sobre todo en los casos en que
se discrimina sin sustentación suficiente en circunstancias de costos diferenciales.
Fijación de precios o controles de los mismos en alguna de las etapas de los canales de
comercialización.
La definición de una estrategia de precios pretende algo más que decidir entre una
opción y otra. Teniendo en cuenta la secuencia de análisis efectuada en los párrafos
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precedentes, resalta el hecho de que si existe la posibilidad de alternativas, las mismas estarán
siempre condicionadas a una decisión precia que se refiere a la importancia que se quiere
asignar, a la estrategia de precios dentro del programa global de marketing y, en definitiva, cómo
se desea posicionar estratégicamente el precio en función del mercado y de los competidores.
Ya hemos visto en este mismo capítulo, que la elección de una estrategia de precios
depende de la forma en que se decida hacer jugar al precio en relación con la competencia,
dada una determinada situación del mercado y las participaciones que en el mismo se verifican.
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c) Precios bajos y activos
No es una estrategia muy usada. Se utiliza en aquellos casos en que la calidad del producto
es muy inferior a la competencia, y no se quiere destacar el bajo precio para no resaltar aún más
la imagen de baja calidad que generalmente se asocia al precio bajo.
Existe diversas metodologías para decidir concretamente el valor a asignar como precio
de un determinado producto. El hecho de tomar en cuenta, previamente a la definición de un
precio, las circunstancias del mercado, las condiciones particulares de la empresa, sus objetivos,
y las realidades de la economía del país, hace que no siempre se sigan similares pautas para la
fijación de precios. Aunque esto es útil para definir el marco dentro del cual deben moverse los
valores entre los que se tomará la decisión
Es el método más antiguo, el de más fácil aplicación, pero también es el más obsoleto desde
el punto de vista de la óptica moderna de Marketing.
b) Margen flexible
Básicamente es un sistema similar al anterior, pero con un margen que se adecua a las
cambiantes condiciones del mercado o necesidades de la empresa. No es muy utilizado, por
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cuanto requiere de frecuentes estudios de demanda con los consiguientes esfuerzos y gastos
que ello irroga.
Como su nombre lo indica, consiste en fijar el valor de venta de los productos en función de
los precios de la competencia. Es un sistema muy usado cuando existe un líder en el mercado
que fija las pautas en este sentido. No obstante, el riesgo es cometer los mismos errores de la
competencia.
d) Precios experimentales
Es una metodología que está siendo usada especialmente en los últimos años y para
productos de consumo masivo. Se utilizan técnicas de experimentos controlados. Usado en
especial para establecer de productos nuevos.
e) Precios de mercado
Más que una metodología de fijación de precios se trata de una política de seguimiento de
las distintas etapas del ciclo de vid del producto, en las cuales la aceptación de determinados
precios o de cambios en los mismos es diferente.
Los grupos sociales, las comunidades en general luego de años de experiencia, de vivir
incorporados en una sociedad de consumo, van generando en su seno una cultura de los
valores de bienes y servicios.
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Existe en el grupo social un “conocimiento”, una “idea”, cuanto menos aproximada, de los
valores que deberían tener los productos o servicios.
Por otra parte, en muchos países, y muy especialmente en la Argentina, en virtud de las
distorsiones derivadas de la inflación y de las dificultades estructurales y coyunturales de la
economía, se han desarrollado sistemas más o menos estrictos y sofisticados, tendientes a
controlar los precios.
El control de precios por parte del Estado, desde los tiempos del emperador romano
Diocleciano hasta nuestros días, ha obtenido similar cantidad de aprobaciones y críticas.
Pero, y cada vez en mayor medida, el mercado, los grupos sociales de consumidores, el
Estado, las ligas de amas de casa, las organizaciones defensoras de la familia, los sindicatos, la
competitividad existente, todo ello en forma individual o en conjunto, relativizan la posibilidad real
para una empresa individual (independiente de su situación de liderazgo o no) de manejar en
forma totalmente libre su política de precios.
Es interesante ver cómo una variable aparentemente tan controlable como el precio, va
transformándose en una decisión de cada vez más difícil control por parte de las
organizaciones, para transformarse en un arma de control social. Esto nos lleva a pensar en el
objetivo de la empresa. ¿Será el consumidor analizado individualmente? ¿La sociedad vista en
su conjunto?.
A raíz de ello, aumenta la importancia estratégica del control y dominio sobre los costos, y
la flexibilidad para obtener una rápida diferenciación de los productos. A través del juego de
estas dos herramientas, es posible contrarrestar estas tendencias, permitiendo obtener
nuevamente un margen de libertad más alto en la fijación de precios a través de una mayor
fidelidad de los consumidores. En definitiva, el aumento de la “masificación” o indiferenciación de
productos conduce a una pérdida de control de la política de precios.
Por el contrario, el fortalecimiento de la imagen del producto, por ejemplo a través de una
diferenciación del mismo, apuntala la posibilidad de uso de la estrategia de precios.
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Si observamos el mundo en perspectiva, podemos apreciar dos importantes tendencias
en el uso de los precios como variable estratégica.
En primer término, las empresas tratarán de contar con la posibilidad de dar una
flexibilidad mucho mayor a sus estrategias de precios, para enfrentar los cada vez más rápidos
cambios de los mercados.
La variable precios se entiende no sólo como una variable que fija un valor a algo, sino
que también es una forma de crear una imagen a ese “algo”.
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